Factores Psicolgicos Determinantes en El Boxeo
Factores Psicolgicos Determinantes en El Boxeo
Factores Psicolgicos Determinantes en El Boxeo
net/publication/279535885
CITATIONS READS
0 9,290
5 authors, including:
All content following this page was uploaded by Iván Sotelo Besada on 03 July 2015.
Sánchez, A1., Valcarce, R1., Sotelo, I1., Varela, J. I1. y Santomé, A1.
1Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
IV Congreso Galego Portugués de Psicología del Deporte y I Encuentro de la SIPD Ibérica
ÍNDICE:
0 Introducción........................................................................................................................... Pág. 2
1 Trastornos alimentarios....................................................................................................... Pág. 5
1.1 Definición de trastornos alimentarios....................................................... Pág. 5
1.2 Estrategias................................................................................................... Pág. 5
1.3 Causas de los trastornos alimentarios...................................................... Pág. 6
1.4 Consecuencias de los trastornos alimentarios......................................... Pág. 7
2 Dolor.................................................................................................................................... Pág. 9
2.1 Perspectiva sobre el dolor...................................................................................... Pág. 9
2.2 Interpretando el dolor............................................................................................ Pág. 10
2.3 El dolor como enemigo.......................................................................................... Pág. 11
2.4 El dolor como aliado.............................................................................................. Pág. 11
3 Miedo................................................................................................................................. Pág. 13
3.1 Miedo al daño físico.............................................................................................. Pág. 13
3.2 Miedo a la lesión por sobreuso............................................................................ Pág. 14
3.3 Miedo al fracaso.................................................................................................... Pág. 14
3.4 Impacto psicológico del miedo............................................................................. Pág. 15
3.5 Impacto físico del miedo...................................................................................... Pág. 15
3.6 Controlando el miedo........................................................................................... Pág. 15
4 Influencia de las decisiones injustas en los boxeadores.................................................... Pág. 18
4.1 La presión ambiental.............................................................................................. Pág. 19
4.2 Influencia sobre la táctica...................................................................................... Pág. 19
4.3 Lesiones................................................................................................................. Pág. 20
5 Aspectos importantes sobre la preparación e intervención psicológica............................ Pág. 21
6 Propuesta de planificación................................................................................................. Pág. 25
7 Bibliografía………………………………………………………………………………………………………………….. Pág. 26
0. INTRODUCCIÓN
La presión psicológica en el boxeo se deja ver en cada uno de los aspectos que lo caracterizan. Aparte
del gran estado de forma física necesaria en el deportista, encontramos una elevada exigencia hacia una
serie de procesos psíquicos como la percepción, memoria, representación, razonamiento, atención, reacción,
sin olvidar lo que supone la amenaza de un golpe fuerte.
Durante el combate, el deportista recibe un gran volumen de información sobre las intenciones y
acciones de su rival. Toda esta información conlleva un proceso muy rápido de valoración de la situación para
elegir la respuesta óptima ante una amplio abanico de acciones posibles. Esto requiere una gran exigencia de
procesos psicológicos tales como la memoria, la percepción, razonamiento y atención. La percepción del
cálculo del tiempo, la distancia, capacidad de hallar el momento adecuado necesita de una gran percepción
exclusivamente fina.
Entre los distintos tipos de percepción, en el boxeo destacan las temporo-espaciales de las
características de los movimientos (propios y del adversario), las especializadas (sentido de la distancia,
tiempo y velocidad) y las miomotoras el existir contacto directo con el contrincante. El deportista no sólo se
enfrenta a una gran cantidad de información, sino que también tendrá que procesar un gran número de
información falsa que el rival tratará de hacerle llegar para confundirle en sus decisiones. El deportista
siempre deberá tener un grado de atención altísimo, ya que el hecho de no estar concentrado al 100% puede
derivar en respuestas no adecuadas para el estímulo al que se enfrenta y eso en el boxeo puede acabar en
nocaut.
Cuando el boxeador entra al combate con un estado de concentración óptimo logra percibir con
mayor precisión todos los cambios de elementos mencionados anteriormente, y tratará de reaccionar a ellos
lo mejor posible. Para Degtiariov (1992), entre los púgiles se suele ver con más frecuencia los siguientes tipos
de reacciones; simple (cuando se sabe de antemano el ataque del rival y se escogerá una defensa o un
contraataque óptimo); compleja, de elección (cuando hay probabilidad de distintos tipos de acciones en
nuestro contrincante y cada una requiere un determinado recurso del púgil); anticipante o reacción a un
objeto en movimiento (la necesidad de reaccionar anticipándose al movimiento de la señal, como por
ejemplo a los desplazamientos del torso del contrincante, o a la mano que conecta).
En la situación de combate, mientas menor sea la distancia entre ambos púgiles, más elevado será el
tiempo de reacción que han de procesar. Para Degtiariov (1992), los tiempos para efectuar un ataque suelen
ser: en distancia de maniobra 300-800 m/seg, en larga 140-300 m/seg, en media 100-140 m/seg y cuerpo a
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte – CCAFYD – Campus de Pontevedra
2
IV Congreso Galego Portugués de Psicología del Deporte y I Encuentro de la SIPD Ibérica
cuerpo menor de 100 m/seg. Comprobamos que en un buen boxeador, la rapidez de reflejo que
encontramos como media es de 200-300 m/seg. Físicamente no tiene tiempo para reaccionar ante diversos
tipos de golpes. En este caso, la reacción se determina por la capacidad de percibir con exactitud las señales
de una ofensiva; ubicación de la punta de los pies, rotación de la cadera, rotación de la cabeza, contracción
de los músculos faciales, expresión de los ojos, etc. Está demostrado que percibir todas estas señales del rival
hace que el tiempo de reacción sea considerablemente más corto y más estable, pero cuando faltan
elementos de información, la rapidez de reacción disminuye y la probabilidad de responder a tiempo
también.
La resolución de los objetivos tácticos que el púgil pueda encontrarse en el ring, se acelera notablemente
cuando los estímulos ya han sido aprendidos anteriormente en los entrenamientos con acciones simuladas.
El grado de representación e imaginación del púgil el exitoso aprendizaje y perfeccionamiento de las
complejas acciones técnico-tácticas, favorece la creación de nuevas tácticas y la selección de originales
métodos de entrenamiento, y permite una mayor predisposición ante el combate al poder tener en cuenta
todas las posibles situaciones.
Si el púgil quiere mantener una toma de decisiones y una velocidad elevada durante el combate,
necesita una gran fuerza de voluntad y tener los objetivos muy claros. Ser rápido en los momentos de
transición de ataque-defensa, iniciativa y decisión, saber conducir la pelea imponiendo su propio ritmo, etc.
Todas estas cualidades psíquicas varían con el aumento de la edad de los púgiles. Así nos
encontramos que la rapidez de reacción simplemente se perfecciona hasta los 15-16 años, permaneciendo
después casi inalterable o teniendo algún descenso a partir de los 22 años. La distribución de la atención
alcanza su mayor punto a los 18-20 años, y su estabilidad a partir de los 20. También la precisión de la
reacción anticipadora se se perfecciona después de esta edad. Estas cualidades también se pueden ver
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte – CCAFYD – Campus de Pontevedra
3
IV Congreso Galego Portugués de Psicología del Deporte y I Encuentro de la SIPD Ibérica
modificadas sobre el ring, por el estrés que la competición genera al púgil creando una tensión psíquica. Esta
tensión puede ser positiva o negativa en el boxeador y depende de la escala del combate, el pronóstico del
probable éxito o fracaso y las particularidades individuales de los boxeadores.
Un estado de tensión psíquica de efecto negativo puede acarrear la disminución temporal de las
funciones psíquicas y motoras, aunque un estado de tensión moderada está comprobado que tiene una
mejora de rendimiento en el atleta.
Este tipo de tensión no sólo la encontraremos en los torneo si no que también estará presente en los
entrenamientos. En los momentos preparatorios los boxeadores se someten a las acciones de los momentos
básicos de estrés; el fisiológico y el psíquico. Este primero lo encontramos en el alto nivel de carga, volumen,
intensidad, entrenamientos sin recuperación completa, etc. Al segundo aspecto pertenecen la preparación
excesivamente prolongada para la participación en un torneo importante, la presión por integrarse en el
equipo, los combates libres y los combates en pareja. La necesidad de disminuir de peso, también puede
considerarse como un factor de estrés físico y psíquico.
El control de las categorías se realiza a través de pesajes, efectuados 24-30 horas antes de la
competición, los cuales determinan en qué categoría competirá cada deportista (FBE, 2014). Dichos
controles producen episodios de estrés en los deportistas, en los que se ven obligados a adoptar una serie de
medidas que les permita reducir su peso y que son consideradas como desórdenes alimenticios.
Según la National Eating Disorders Association (NEDA, 2014) los trastornos alimenticios son
comportamientos, actitudes y emociones extremas en torno a la comida y el peso corporal, que pueden
suponer graves consecuencias para la salud, a nivel fisiológico y a nivel psicológico.
Debido a la breve separación temporal que existe entre los pesajes y los combates, los boxeadores utilizan
una serie de estrategias para reducir rápidamente su peso corporal y conseguir entrar una determinada
categoría de peso. Dosil et al. (2008) realizaron una clasificación de dichas estrategias, utilizadas por
deportistas, cuando su objetivo es reducir rápidamente su peso corporal:
Laxantes y diuréticos.
Vómitos.
Ayunos.
Restricción de líquidos.
Pastillas para adelgazar.
Aumento de la carga de entrenamiento.
La principal causa que provoca los trastornos alimentarios en el boxeo es la necesidad de competir en
una determinada categoría. La clasificación por pesos obliga a los boxeadores a situarse en las categorías que
mejor se ajusten a los factores estratégicos que determinan el rendimiento. En este sentido, existen dos
causas que pueden provocar la aparición de trastornos:
Otro de los factores que puede influir es la auto-percepción del peso corporal. Cuando la concepción de
peso ideal y/o peso deportivo no se corresponden con el peso real, es fácil que aparezcan trastornos
alimentarios en los deportistas. Dosil et al. (2008) explican las diferencias existentes entre estos tres
conceptos (peso real, peso ideal y peso deportivo):
Otras de las causas son explicadas por Guthie (1986) citado por Dosil et al. (2008) quién realizó un
cuestionario a deportistas con el objetivo de conocer las motivaciones para perder peso en un determinado
deporte. Las principales razones fueron:
Además de los factores señalados por parte de los deportistas (Dosil et al., 2008) señalan la importancia
que tienen ciertos aspectos de la personalidad en el desarrollo de trastornos alimenticios:
La tenacidad.
La competitividad.
La búsqueda de la perfección.
La insatisfacción con el propio cuerpo.
La mayor parte de las causas que explican la aparición de trastornos alimentarios han sido abordadas
desde una perspectiva general, que engloba la totalidad del marco deportivo. Son necesarios más estudios
que analicen la aparición, las causas, consecuencias, etc. de los trastornos alimenticios que fácilmente
pueden aparecer en un deporte de combate como el Boxeo.
Si bien no hemos encontrado evidencia científica con respecto al impacto sobre la salud en boxeadores,
podemos extraer conclusiones en base a los estudios de algunos autores (Coksevim et al.,, 1997; Yoshioka et
al.,, 2006; Degoutte et al.,, 2006) citados por Dosil et al. (2008) que fueron realizados en otras disciplinas de
combate. En estos estudios se analizaron las consecuencias de adoptar estrategias para reducir rápidamente
el peso corporal. Los resultados de dichos estudios mostraron graves consecuencias para la salud de los
deportistas:
Pérdida de energía, vitalidad, fuerza, resistencia, flexibilidad y agilidad (Imprevisto et al., 1997).
Cambios de ánimo, depresión, ansiedad y estrés (Yoshioka et al., 2006).
Efecto negativo en aspectos fisiológicos y psicológicos que actúan en detrimento del rendimiento
(Degoutte et al., 2006).
Estas consecuencias tan significativas pueden influir mucho en la confianza del boxeador creando
momentos de inseguridad e incluso de miedo y temor ante el inminente combate (Tema más desarrollado en
el apartado del miedo). Por lo tanto, podemos suponer que el impacto negativo para la salud influye en las
diversas variables, que son objeto de estudio de la psicología, y que son factores clave para el rendimiento de
los boxeadores: motivación, atención, concentración, etc.
Como hemos podido observar, la nutrición es un factor clave para el rendimiento de los deportistas.
Desde el punto de vista de la psicología del deporte, es importante alertar a los deportistas de los peligros
que supone el uso de “estrategias milagro”. La modificación de la composición corporal, con los diferentes
objetivos que se establezcan, debe ser planificada con antelación, a través de profesionales cualificados en
nutrición deportiva. Por lo tanto, entendemos que la alimentación debe garantizar la salud, como respeto de
los principios fundamentales del entrenamiento deportivo.
2. DOLOR
Las situaciones que generan dolor en los deportes, ya sea en los entrenamientos como en la
competición, son muy variadas y serán más o menos intensas en función de la modalidad deportiva. El dolor,
por un lado, se presenta como un indicador interno para el deportista de su nivel de esfuerzo e intensidad.
Por otro lado, también es un persistente y fuerte aviso del cuerpo.
La naturaleza del deporte es tal, que aquellos deportistas que puedan lidiar mejor con el dolor
tendrán mejores resultados (Taylor & Kress, 2006). Entendemos entonces, el dolor como uno de los mayores
factores limitantes del rendimiento en muchas disciplinas deportivas, especialmente en las que suponen
contacto físico, como es el caso del boxeo. Como factor del rendimiento, nos lleva a la necesidad centrar una
importante carga del entrenamiento hacia el control y procesamiento del dolor.
Para Taylor (2002), en el ciclismo, “usar el dolor como una ventaja para el ciclista comienza por ganar
una perspectiva realista de lo que el dolor es en realidad”. Esta afirmación es perfectamente aplicable al
boxeo tanto a nivel de entrenamiento como de competición. Para comenzar a trabajar sobre ello, los
boxeadores, necesitan comprender la diferencia entre malestar físico, dolor y sufrimiento. Taylor y Kress
(2006) indican las siguientes diferencias:
El sufrimiento, por un lado, viene dado por un dolor importante, muy duradero, compromete la vida
y normalmente incontrolable. El dolor, por otro lado, viene de las lesiones. Este dolor es similar al
sufrimiento, pero el dolor por una lesión—aun pudiendo ser grave—no compromete la vida, normalmente
no dura mucho tiempo y puede ser controlado de manera más sencilla. Por último, el malestar físico, muchas
veces llamado dolor, puede molestar o incluso doler e interferir en el rendimiento deportivo, pero no es
grave y tienen control sobre él.
En el boxeo, nos encontramos tanto con situaciones de verdadero dolor como con situaciones de
malestar físico. En primer lugar, tenemos por ejemplo el golpeo en el hígado, bien conocido entre los
practicantes de esta disciplina deportiva como uno de los más dolorosos si el contrincante lo realiza de forma
efectiva. También se puede dar la situación con golpes en la zona de los riñones, el tabique nasal o impactos
que puedan provocar inflamaciones en la zona de los ojos o cortes con hemorragias en cejas o pómulos. En
segundo lugar, nos encontramos con situaciones como cansancio debido al oponente (en piernas por
acumulación de golpes en el abdomen debido al constante trabajo de estabilización ante los impactos) o
cansancio debido a deplección de depósitos energéticos (glucógeno muscular) y sucesiva acumulación de
iones hidrógeno derivados de este proceso, ambas situaciones generadoras de malestar físico. El control del
dolor en estas situaciones, con la capacidad de afrontamiento de éste y de continuar con el combate, nos
lleva a una alta necesidad de desarrollar estrategias cognitivas más potentes y efectivas.
Un golpeo en la cabeza, normalmente lleva al boxeador a una situación de aturdimiento más que de
dolor. En caso de recibir un golpeo muy bien encajado, normalmente en algunos puntos de la cara como
pueden ser la mandíbula o el mentón, lo más común es que el boxeador directamente pierde la consciencia.
Pero además, también nos encontramos con situaciones de incomodidad o malestar físico. La larga duración
de un combate normal (especificar duración) y el constante intercambio de impactos, lleva a un cansancio
generalizado (especificar mecanismos de fatiga en el boxeo).
Generalmente los deportistas no diferencian, cuando indican que sienten dolor, se refieren tanto a
dolor por lesión como a dolor por extenuación física. De ahora en adelante en búsqueda de una mayor
sencillez, utilizaremos el término dolor como ellos normalmente lo utilizan, habiendo dejado claro que
marcar estas diferencias es el primer paso para controlar el dolor.
Interpretando el dolor
puntualmente a unos segundos de mayor “momento físico” o una sensación puntual de mayor energía, pero
que conlleva muchas veces un deterioro técnico (debido a la falta de control de las emociones) y una
pérdida de economía en el combate. Podría tanto, darse la situación de un KO en ese preciso momento,
impulsado por esa “rabia” repentina, como una pérdida total del ritmo o “timing” del combate, cosa que
suele llevar a entrar en el ritmo del rival y consecuentemente, a la derrota.
Los boxeadores deben entender que tienen una oportunidad a la hora de cómo interpretan el dolor.
Si entienden cómo el hacer esto influye directamente en el dolor que sienten, entonces entenderán que
tienen bastante control sobre el dolor.
Conseguir que el dolor sea un aliado del boxeador es un proceso deliberado que supone
compromiso, esfuerzo y práctica. Para Kress (1998), comienza por aceptar que el dolor es una parte normal e
importante del entrenamiento y de la competición. El dolor, como se ha comentado anteriormente, es un
indicador tanto del nivel de fatiga físico como de lesiones corporales. Un boxeador que trabaje la percepción
del dolor y lo entienda como un mero indicador, se verá beneficiado del mismo, pues podrá realizar ajustes
como el control de la intensidad a la que está peleando—si debe dosificarse o, por ejemplo, dar un fuerte
cambio ascendente del “timing”— así como cambios en la técnica derivados de la necesidad de evitar
impactos del contrincante que estén entrando debido a errores o puntos débiles.
Los boxeadores también pueden tomar medidas activas físicas para reducir su dolor. Cuando su
cuerpo empieza a luchar, este intenta protegerse a si mismo del dolor endureciéndose. Sus cuerpos no se
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte – CCAFYD – Campus de Pontevedra
11
IV Congreso Galego Portugués de Psicología del Deporte y I Encuentro de la SIPD Ibérica
dan cuenta de que eso solo lo empeora, pues la tensión muscular lleva a perder energía en la contracción
constante, además de alterar la capacidad de respuesta ante los estímulos del combate, lo que puede volver
al boxeador unas veces más lento y otras veces más precipitado. Es necesario que se aprenda a decirle al
cuerpo que se relaje. Técnicas sencillas durante los entrenamientos y las competiciones como respirar
profundamente, o entre rounds levantar y bajar sus hombros, balancear los brazos o sacudir las manos
dejando la cara relajada puede marcar una gran diferencia en cómo su cuerpo reacciona al dolor.
La sensación del dolor puede ser disminuida mediante lo que los deportistas se digan a si mismos. Un
enfoque positivo pasaría por decirse a si mismo “me estoy haciendo más fuerte con cada golpe”, “este dolor
es normal, lo sienten todos” o “hoy me duele menos que ayer”. Esto, además de disminuir la intensidad
percibida del dolor, conlleva un aumento de otros factores psicológicos del rendimiento como la motivación o
la confianza en si mismo.
Conectar emociones positivas, como la excitación, diversión y realización personal con el dolor que
sienten en entrenamientos y competiciones reduce el dolor y lo hace más tolerable. Psicológicamente, las
emociones positivas liberan endorfinas (neuroquímicos que actúan como nuestros calmantes internos) que
no solo reducen la percepción del dolor, sino que realmente disminuyen el dolor físico (Taylor y Kress, 2006).
En el boxeo, como en otros deportes, el dolor puede producir en el deportista una de las emociones
positivas más útiles cuando entrena o compite; la inspiración. Pueden ver el dolor como una parte de un reto
épico para alcanzar sus objetivos. Les puede indicar que están trabajando duro y progresando. Se considera
que una combinación de generar una auto conversación positiva y emociones positivas es efectivo (Taylor y
Kress, 2006). Sonreír también crea emociones positivas y libera las endorfinas analgésicas.
Finalmente, tal vez la mejor lección que puede aprender un deportista es que el dolor físico durante
los entrenamientos y competición no es nada en comparación con el dolor emocional que supondría no
alcanzar sus objetivos porque no fueron capaces de controlar el dolor.
3. MIEDO
Los miedos. Los peligros, sentimientos de debilidad etc, pueden influenciar de manera muy negativa
el rendimiento del boxeador.
Como comentamos anteriormente, los miedos del boxeador generalmente pueden llevar a un
descenso del rendimiento. Entre ellos, el miedo al daño físico o lesiones que aparten al boxeador de la
competición y, consecuentemente, del estilo de vida que el ha elegido, es uno de los más presentes. Las
lesiones más comunes que podemos encontrar en el boxeo, aparecen reflejadas en la siguiente tabla
(Bledsoe et al., 2005).
Estas lesiones, aún así, no son nada comparado con el peligro de muerte que siempre ha habido en
el boxeo y el consecuente miedo que produce.
El boxeo demanda exigencias en los cuerpos de los deportistas al margen de los impactos que
pueden crear una lesión puntual. La duración del combate, la frecuencia de los golpeos, la duración y la
intensidad de los entrenamientos. Es importante que los boxeadores no lleguen a una lesión por sobreuso,
potenciada por una mala técnica o una inadecuada recuperación.
La aparición de una lesión especialmente cuando es seria puede llevar al deportista a tener miedo a
sus entrenamientos o combates. Los echan atrás de continuar sus esfuerzos o dar su máximo rendimiento.
Pueden estos miedos también reducir la motivación por el entrenamiento y limitar la intensidad que
desarrollan en el entrenamiento.
Miedo al fracaso
Además de los miedos a daño en el cuerpo, los miedos psicológicos también pueden interferir con
los boxeadores de disfrutar su deporte y conseguir sus metas.
El más común es el miedo al fracaso que puede aparecer cuando los esfuerzos son insuficientes o no sirven
para conseguir sus metas. Este miedo suele venir de las creencia de que el fracaso, normalmente, va a
acarrear otro tipo de consecuencias como fallar a otros, perder respeto, sentir vergüenza o subestimarse a
uno mismo (Martín y Marsh, 2003).
Lo que hace el miedo al fracaso tan aceptable es que la gente une sus resultados con si serán
queridos o valorados por si mismos y por otros (Conroy, Poczwardowski y Henschen, 2001). La mayoría de
gente está motivada a tener éxito y ganar afirmación de sí mismos y pedirla de otros, pero aquellos que
tienen miedo al fracaso son más comúnmente llevados a evitar el fracaso y la crítica e impresiones negativas
que suelen venir con ello. Su autoestima se basa en su habilidad para evitar el fracaso y aumentarla mediante
conseguir el éxito (Taylor y Kress, 2006). El miedo al fracaso es una potente y no sana influencia en la gente
que ha sido asociado con muchas dificultades psicológicas incluyendo baja autoestima, motivación reducida,
quejas físicas, trastornos alimentarios, abuso de las drogas, ansiedad y depresión (Conroy, 2001).
Debido al nivel de compromiso que se requiere para el éxito en el boxeo, los boxeadores son
particularmente vulnerables a temer al fracaso. El considerable tiempo y energía que los boxeadores
invierten en sus esfuerzos, y los requerimientos físicos y psicológicos que alcanzan su máximo, pueden causar
a los boxeadores sentir la necesidad de justificar su inversión con éxito. Además, pueden llevar a creer al
boxeador que sus esfuerzos han tenido poco sentido o que el esfuerzo durante la preparación no es tan
importante.
El miedo puede ser un duro obstáculo psicológico para que los boxeadores consigan sus objetivos.
Puede desencadenar una serie de déficits en áreas psicológicas que son esenciales para el éxito en el boxeo.
El miedo reduce la motivación de los boxeadores para entrenar y competir, pues les hace ver esto como algo
no placentero. El miedo también daña la confianza porque, inherente en todo miedo, está la creencia de que
alguna forma de daño—sea físico o mental— va a venir de sus esfuerzos. Esta pérdida de motivación y
confianza llevará a los boxeadores a volverse más cautelosos y tentativos, previniéndolos de esforzarse y
comprometerse al máximo.
El miedo se expresa de manera más profunda en los síntomas físicos que sienten, incluyendo
ansiedad, tensión muscular, respiración poco profunda y rápida, así como pérdida de coordinación (Taylor y
Kress, 2006). La experiencia física del miedo consume energía innecesaria. Interfiere con la efectividad del
movimiento y reduce la eficiencia cardiovascular, dos puntos que siempre han sido considerados como
factores determinantes del rendimiento.
Controlando al miedo
El miedo es una emoción humana esencial que protege a la gente cuando su integridad física está
amenazada (Cannon, 1932). Desafortunadamente, el miedo también puede aflorar en situaciones donde ni
es útil, ni se requiere. La gente suele pensar en el coraje como la ausencia de miedo; el coraje verdadero es
ser capaz de rendir estando cara a cara con el miedo (Taylor y Kress, 2006). El éxito del boxeador no se basa
eliminarlo a fondo, sino controlar el miedo y no dejarle interferir en su persecución de sus objetivos.
Las manifestaciones del miedo, su envergadura o su capacidad de influencia son muy variadas.
Algunos de ellos son racionales—por ejemplo, al simple hecho de recibir un impacto duro que te pueda
noquear— y otros son totalmente irracionales —como tener miedo a que se fracture alguna de las
estructuras óseas de la mano por golpear demasiado fuerte—.
Sean realistas o poco realistas, los miedos existen porque los boxeadores los tienen y estos miedos
los alejarán de que rindan al máximo. Estos, además, no simplemente se van. En su lugar, tienen a continuar
porque se vuelven tan persistentes que se anclan en el pensamiento y emociones de los boxeadores cada ves
que ellos se encuentran con la situación que les provoca el miedo.
Para frenar estos miedos, los boxeadores deben reconocerlos y marcarlos, lidiar con ellos y ponerlos
detrás de ellos. Sólo estar liberado de miedos llevará a los boxeadores a rendir y esforzarse al máximo.
El primer paso para controlar el miedo es entender qué es su miedo. ¿Es la causa de su miedo obvia
(ve el boxeador al contrincante físicamente superior a él), o es menos clara (miedo al palmarés)? Se debe
identificar la causa o causas precisas del miedo para poder tomar medidas para superarlo.
Como parte de entender su miedo, los boxeadores deben hacerse familiares con cuales son las cosas
a las que le tienen miedo. ¿En qué situaciones aflora el miedo?, ¿Qué pensamientos van asociados con el
miedo?, ¿Qué les ayuda a ellos para afrontar su miedo? Tener un claro entendimiento de sus miedos
posibilita a los boxeadores para directamente enmarcar su causa y, como resultado, aliviarla cuanto antes.
El siguiente paso para los boxeadores es adquirir perspectiva sobre su miedo. Si el boxeador tiene
miedo en una situación competitiva, probablemente lo comparta su oponente. Esto debería llevarles a ver
que el miedo es normal. Los miedos solo los hacen humanos, no más tontos o débiles. Reconocer que el
miedo es normal ayudará a los boxeadores a mantenerse en perspectiva y los prevendrá de ser consumidos
por él. Parte de esta ganancia de perspectiva en el miedo incluye ver que éste no tiene que acabar con ellos y
que pueden controlarlo. Hablar con otros acera de su miedo puede ayudarles a normalizar su miedo y darle
opiniones o ayudas de como otros los afrontan o lidian con ellos.
Necesitan controlar su miedo. Como mejor se superan los miedos racionales es encontrando una
solución a la causa del miedo. Al conocer información relevante, ganar experiencia y mejorar sus habilidades,
los boxeadores pueden aliviar la causa de su miedo.
Controlar los miedos irracionales requiere otro acercamiento. Como no tienen soluciones objetivas,
no se pueden solucionar simplemente cambiando la situación que se los causa. Tienen que darse cuenta de
la irracionalidad de su miedo. Realizar charlas con otros boxeadores más veteranos sobre sus experiencias, o
simplemente buscarlas en internet, podría ayudar mucho a que se den cuenta de ello.
Sean racionales o irracionales, pueden usarse otras técnicas. El pensamiento positivo focalizado en
sus fortalezas y su habilidad para sobreponerse al miedo les ayudará a luchar contra la fuerza del mismo. Los
miedos pueden ser un problema porque dominan su pensamiento y hacen que los boxeadores se focalicen
en pensamientos adecuados, sino en pensamientos negativos. Estes, les restan rendimiento. Lo adecuado, es
centrar el pensamiento en las cosas que les ayudarán a lidiar con el miedo, por ejemplo, usar buena técnica o
timing durante el combate. Si están centrados en el proceso de hacer bien la técnica, no estarán centrados
en el miedo.
Finalmente, los boxeadores no deben esperar que sus miedos desaparezcan de la noche a la mañana.
Si son pacientes y trabajan para superarlos, así como ganen experiencia, confianza y comodidad,
normalmente verán como el miedo desaparece.
Después de disputar una competición, los boxeadores experimentan estados psíquicos muy
complejos, que dependen de muchos factores, entre ellos el resultado de fracaso o éxito obtenido y su
significación social. Por ello, se considera imprescindible conocer la influencia de las decisiones injustas en la
motivación e intereses de los boxeadores. Para ello adherimos un estudio realizado con
diferentes competiciones nacionales celebradas en Cuba. Los atletas que conforman la muestra tienen 8
años de promedio de experiencia como atletas de boxeo, entre los que se incluyen Campeones Nacionales,
Mundiales y Olímpicos.
A pesar de las presiones a las que son sometidos los púgiles durante el desarrollo del combate, la
mayoría de los boxeadores son capaces de reconocer cuando ganan o pierden una pelea, así lo afirmaron el
83 % de los atletas; sólo cuando la pelea es muy cerrada un 17 % expresó que no siempre lo puede definir.
Un 85% de los boxeadores fueron perjudicados alguna que otra vez por decisiones injustas de los jueces por
diversas razones. Los estados post-competitivos son variados y ejercen distintos tipos de influencia sobre la
posterior actividad y conducta del deportista, sus actitudes después de la derrota o el fracaso son típicas y se
caracterizan por las emociones de insatisfacción, amargura, descontento. Sin embargo, si se pierde con un
contrario que ha sido mejor y más fuerte, está mucho más preparado y lo supera por su preparación y
maestría, no es un fracaso. Si se pierde “con honor”, se acepta que el rival ha sido mejor y se experimenta la
derrota como un éxito deportivo, con la emoción de satisfacción.
deprimidos, unos más que otros, se desaniman mucho, reflejan tristeza, se alejan de quienes los rodean,
sienten rabia y desconfianza al ver que el esfuerzo de su entrenador y el de ellos mismos no alcanzó el éxito
por causas injustas.
Los propios boxeadores reconocen el importante rol de los entrenadores: el 40 % manifestó que a
veces necesitan del entrenador para recuperar su estado de ánimo; un 5 % confesó ser sus propios
psicólogos, y el 55 % necesita siempre de su entrenador para quitarse "el mundo de encima" y continuar su
preparación posterior a pesar de la derrota injusta a que fueron sometidos.
En definitiva, las decisiones injustas en el boxeo influyen en los motivos e intereses de los boxeadores,
afectándolos en lo personal, en el colectivo y en la sociedad en sentido general, lo cual constituye un
obstáculo para el desarrollo exitoso del proceso de entrenamiento.
La presión ambiental
La presión ambiental viene determinada por la influencia de los factores espacio, tiempo y tolerancia
al fracaso. El análisis de la influencia del tiempo de combate muestra una tendencia a influir en las conductas
que determinan la realización de acciones que buscan el objetivo operativo (golpear). El espacio disponible
(ring) condiciona la frecuencia de acciones y su efectividad. El desequilibrio en el marcador influye en la
efectividad de las acciones realizadas.
Los resultados coinciden con los hallazgos de Gould y Weiss, quienes encontraron que la seguridad
en sí mismo, la concentración de la atención y los pensamientos relacionados con el combate, constituyen la
base para la diferenciación entre los luchadores de altos y bajos rendimientos.
Lesiones
Un mayor o menor nivel en dichas características psicológicas puede conducir al óptimo o deficiente
desempeño del deportista en el entrenamiento y las competiciones, y en consecuencia situarlo en riesgo de
sufrir lesiones ( Pieter, 2009; Caine, Young y Howe, 2009).
Los datos obtenidos en el estudio indican que un mayor control de determinadas variables
psicológicas (concretamente Autoconfianza, Control de Afrontamiento Negativo y Control de Afrontamiento
Positivo) correlacionan negativamente con el número de lesiones. Mayores niveles de autoconfianza y un
eficiente control emocional conllevan una disminución en la incidencia de lesiones. Es por ello que se plantea
la necesidad de entrenamiento psicológico de dichas características como factor de protección.
La preparación del boxeador está formada por un complejo sistémico en constante cambio, dentro
del cual nos encontramos con una parte Física, Técnica, Táctica, Teórica y Psicológica.
Físico Psicológico
Técnico
La Preparación del Táctico
Boxeo Teórico
Competición
Complejo
Sistémico
Esto implica establecer una individualización caracterizada por una diferenciación psicológica del
deportista y así conseguir una intervención eficaz. Según Lorenzo (1994) la intervención psicológica en la
actividad deportiva adquiere determinadas particularidades, derivadas de las especificidades del deporte.
Por ello esto tiene como finalidad:
A todo lo mencionado anteriormente habría que sumarle en mayor o menor proporción los
entrenamientos, las competiciones, la alimentación, las emociones, el comportamiento del público, etc.
Metodología de la Intervención
Búsqueda
Complejo sistémico
entrenamiento-competición
Individualización
Diferenciación psicológica
Directrices para la
Intervención
Palmi (1991) destaca un modelo de intervención psicológica para diferentes demandas deportivas teniendo
en cuenta sus experiencias personales y una visión panorámica de la psicología del deporte. Propone
entonces:
Diversos autores establecen una necesidad de diseñar programas de intervención en las cuales las
interacciones competitivas son más complejas, debido a la interrelación de dos importantes aspectos: los
objetivos individuales y los objetivos de equipo.
Para la mejora sistemática y coherente de las capacidades psíquicas implicada en el rendimiento de este
deporte se deben tener en cuenta:
Como punto de partida para el entrenamiento psicológico, se toma la estructura de las sesiones de trabajo
propuestas por Godo Valera (2009) que no deben faltar en el proceso de intervención, las cuales son:
La relajación.
Biblioterapia.
Técnicas de participación.
Mensajes teóricos.
Video debates.
Consejería.
Imaginería.
6. PROPUESTA DE PLANIFICACIÓN
BIBLIOGRAFÍA:
1. Bledshoe, G. H., LI, G. y LEVY, F. (2005). Injury risk in professional boxing. South Med, 98, 994–998.
2. Caballero, J. La táctica en los combates de lucha. Trabajo de Diploma 125. Instituto Superior de
Cultura Física Manuel Fajardo. La Habana , Cuba, 1990.
3. Degtiariov, I.P. (1992). Boxeo: manual para los institutos de cultura física. Madrid: Ráduga D.L.
4. Del Pino, M. y G. Sabas. Estudio de la táctica en luchadores. Memorias Congreso XXX Aniversario de
Medicina del Deporte. La Habana, 1996.
5. Dosil, J. (2008). Eating Disorders in Athletes. Chichester: Editorial Wiley.
6. Federación Española de Boxeo (2014). Reglamento de Boxeo. Recuperado el 28 de Octubre de 2014
de http://www.feBoxeo.com/r/
7. Godo Valera, E., Cardoso Gómez, A.L., Dopico Pérez, H., (2012). Aspectos teóricos-metodológicos
sobre la preparación básica del escolar boxeador. Consideraciones necesarias para su intervención
desde el desarrollo de habilidades psicológicas. Educación Física y Deportes (Revista Digital), 17
(175), 1-7.
8. Gould, L. y R. Weiss. El atleta élite. Sport Psychology. An Introduction. Editorial Nelson Hall., 1989.
9. National Eating Disorders Association (2014). Types & Symptoms of Eating Disorders. Recuperado el
12 de Noviembre de 2014 de https://www.nationaleatingdisorders.org/general-information
10. Rosendo Berengüí Gil, José M. López Gullón, Enrique J. Garcés de los Fayos Ruiz, Javier Almarcha
Teruel. (2011). Factores Psicológicos y Lesiones Deportivas en Lucha Olímpica y Tirafondo, E-
balonmano: Revista de Ciencias del Deporte, 7, 91-98.
11. Suárez Vatio, S.J ., González Estrada, J.A., García Domínguez, J. (2010). Plan de acción para mejorar
los procesos psicológicos en los boxeadores de la categoría 15-16 años de la EIDE “Mártires de
Barbados” en la estructuración del macrociclo de entrenamiento. Educación Física y Deportes
(Revista Digital), 15 (143), 1-25.
12. Xavier Iglesias, Agustí Gasset, Cristina González y Mª Teresa Anguera. (2011). Interacción Competitiva
y Presión Ambiental en Deportes de Combate: Aplicación de la metodología observacional. Revista de
Iberoamericana de Psicología del Ejercicio y el Deporte, 5(2), 267-282.