Craven Cove Royalty

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Sotelo, gracias K.

Cross
CRAVEN COVE ROYALTY

THE COMPLETE CRAVEN COVE SERIES


ALEXA RILEY

Sotelo, gracias K. Cross


Esta serie está dedicada a todos los chicos buenos.

Sotelo, gracias K. Cross


PROM KING
BY ALEXA RILEY

La madre de Celeste la ha llevado por todo el país a realizar


estafas a gente rica. El primer día en su nueva escuela, se las
arregla para llamar la atención del capitán de remo de la
escuela... solo que de la peor manera posible. Lástima que el tipo
que viene a rescatarla sea la próxima estafa de su madre.

La familia de Apollo es conocida en toda la ciudad, pero él está


listo para salir de la isla de Craven Cove. Para lo que no está
preparado es para que la nueva chica cambie todos sus planes.

Advertencia: Este romance de instituto obtiene un A+ en vapor


y un B- en drama. Cojan sus mochilas porque las clases están en
marcha.

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Capítulo 1
CELESTE

El sonido de la risa de mi madre me hace levantar la cabeza y


subirme las gafas a la nariz para encontrarla. Está haciendo cola para
pedir una bebida, pero no sé por qué. Odia el café, siempre lo ha
odiado. Está tramando algo.
Las tres mujeres que están delante de ella en la fila le prestan
toda su atención. Tienen los ojos muy abiertos y están pendientes de
cada palabra que dice. Si mi madre quiere su atención, la obtendrá de
un modo u otro. Puede controlar la energía de la habitación con unas
pocas palabras o movimientos.
Su pelo rubio brilla con la luz que entra por las ventanas de la
fachada de la pintoresca cafetería. Incluso la luz no tiene más remedio
que hacerle caso. Algunos la consideran mágica o incluso
sobrenatural. Otros la califican de estafadora. Si es que alguna vez
pueden atraparla, claro.
La realidad es que puede leer la habitación incluso con los ojos
cerrados. Cuando era pequeña, lo consideraba un don, pero a medida
que he ido creciendo, no estoy segura de que sea así.
Su cabeza se vuelve hacia mí y entonces su sonrisa cambia a
una genuina. Cuando vuelve a hablar con las mujeres de la cola, todas
sacan sus teléfonos para guardar su número. Llevamos dos días en la
ciudad de Craven Cove y ya está atrayendo a la gente. Incluso yo
puedo decir que las damas con las que habla vienen de dinero. Mamá
no tardará mucho en hacer que se lo viertan en las manos.
Vuelvo a hacer clic en el sitio web de mi nueva escuela
secundaria. Mamá dice que nos quedaremos aquí durante el año, o al
menos hasta que me gradúe. Está muy decidida a que termine mi
último año de instituto en una escuela de verdad.
Personalmente, creo que tiene la idea de un baile de fin de curso
y de que yo camine por un escenario para la graduación. No es un

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sueño nuevo, porque ya hemos pasado por esto antes. Justo cuando
empiezo a echar raíces en algún sitio, me dice que estamos en la
siguiente aventura.
He estado entrando y saliendo de escuelas toda mi vida. A
menudo he podido asistir en línea. Pero eso era más cuando
viajábamos con ese circo durante unos años. Ahora depende de dónde
aterricemos después de despegar de la ciudad anterior. Una parte de
mí está entusiasmada con la idea de quedarse en un lugar durante
todo un año, pero el resto está lleno de una inquietud que no puedo
explicar.
—Todo el mundo aquí es tan encantador. — Mamá se sienta en
la silla frente a la mía y coloca una bebida frente a mí.
—Veo que ya estás haciendo amigos. — Tomo el café que me ha
traído y le doy un buen trago. Puede que a ella no le guste el café, pero
a mí sí. Me aficioné cuando me di cuenta de que el café podía
ayudarme a mantenerme despierta y a seguir leyendo mis libros
durante casi toda la noche.
—Una chica tiene que ganarse la vida. — Me guiña un ojo,
haciéndome reír.
No tengo ni idea de cómo soy su hija. No podríamos ser más
opuestas en personalidad. Ella se roba el protagonismo mientras que
yo nunca quiero estar cerca de él. No suele ser difícil para mí hacer
amigos, pero sigo siendo bastante tímida.
—Creo que estás bien de dinero, mamá. — No estamos forradas,
pero nunca me ha faltado.
Se acerca a la mesa y me quita las gafas de la cara. Limpia los
cristales y mira a su alrededor. — ¿Qué te parece este lugar?
—Es agradable hasta ahora. — Es realmente diferente a
cualquier otro lugar en el que nos hayamos alojado durante mucho
tiempo.
Hay que tomar un ferry para entrar y salir de la isla, lo que no
se parece a ningún otro lugar en el que hayamos estado. La mayoría
de la gente de por aquí se conoce por lo que puedo decir, y parece que
hay una mezcla de clases también. Algunas de las casas son
impresionantes y cuentan con helipuertos para entrar y salir de la isla.

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He visto algunas de ellas, pero también hay lugares modestos como el
que estamos alquilando.
—El cambio está llegando. — dice, entregándome mis gafas.
¿Qué diablos significa eso? Sé que mi madre no es realmente vidente.
— ¿Nos vemos en casa?— pregunta, y asiento.
—Sí, voy a dar una vuelta.
—Sé que lo harás, cariño. — Se levanta y se inclina para darme
un beso en la parte superior de la cabeza. —Aquí oscurece pronto,
tenlo en cuenta...
—Y no te acerques al agua. — Termino sus palabras por ella. —
Estamos en una isla. Eso podría ser difícil de cumplir.
—Iba a decir que apagaras el teléfono en silencio.
—Mentirosa. — le digo. Mamá puede oler una mentira a una
milla de distancia, pero sabe cómo decir una sin delatarse. Lástima
que la conozca mejor que nadie y pueda saber cuándo está mintiendo.
—Bien. — Me da otro beso en la cabeza antes de dirigirse a la
puerta.
Un apuesto hombre mayor con traje le abre la puerta y se detiene
durante un largo rato cuando pasa por delante de él. Se queda
mirando abiertamente tras ella hasta que una versión más joven del
hombre está frente a él.
El tipo va más informal, con vaqueros y camiseta. Comparten
unas palabras antes de que el trajeado vuelva a salir por la puerta. No
tengo ninguna duda de que está persiguiendo a mi madre. Mi madre,
Anna Binx, es una llama azul brillante, y los hombres acuden a ella
como polillas. Sacudo la cabeza ante el pobre infeliz y recojo mis cosas
en el bolso. Quiero ir a la pequeña librería que he visto a unas
manzanas de aquí.
Después de tirar mi taza vacía a la basura y limpiar mi mesa, me
doy la vuelta demasiado rápido.
— ¡Oh!— jadeo cuando tropiezo con alguien. La repostería que
tiene en un platito está presionado en la parte delantera de su camisa.
—Lo siento mucho.

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Me tapo la boca con las manos y entonces me doy cuenta de que
es el tipo que estaba con el hombre del traje. Así de cerca, me doy
cuenta de que es más joven de lo que pensé en un principio. Puede
que tenga más o menos mi edad o algunos años más. Su gran tamaño
me despistó con la distancia, pero así de cerca, puedo ver mucho más.
—Mierda. — refunfuña, sonando enojado. No puedo culparlo. El
glaseado azul y amarillo está manchado en su camisa blanca.
—Lo siento mucho. Te invito a otro. — le ofrezco.
¿Por qué siempre me pasa esto? Y, por supuesto, es con un chico
super guapo. Mi madre siempre es elegante y nunca pierde el ritmo.
Sin embargo, yo siempre me meto en algo y hago un desastre.
—No te molestes. — Levanta la mirada de su camisa para
encontrarse con mis ojos.
Sus ojos verde oscuro se ensanchan y sus labios se separan. No
sale ninguna palabra, y me quedo mirando las motas de oro que se
mezclan con el verde. Nunca había visto unos ojos como los suyos, y
me da cierta vergüenza no poder dejar de mirarlos.
—Lo siento. — vuelvo a soltar antes de salir corriendo de la
cafetería hacia la calle.
— ¡Espera!— grita detrás de mí, pero sigo adelante. Rápidamente
escapo hacia la librería, rezando para no volver a encontrarme con él.
En una ciudad como Craven Cove, eso va a ser casi imposible.

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Capítulo 2
APOLLO

Es el comienzo del primer día de clases y ya lo superé. La


facultad está teniendo una reunión de motivación por la tarde para
dar la bienvenida a los estudiantes y también presentar al equipo de
remo. He estado en el equipo los últimos cuatro años, y este año
tenemos la oportunidad de llegar a los nacionales. Mi beca se anunció
durante el verano, pero está condicionada a los estudios y a la
graduación.
Mientras todo el mundo se amontona en el gimnasio, me quedo
con mi equipo en el pasillo mientras nos preparamos para hacer
nuestra entrada. Craven Cove High es el único de la isla, así que todos
los chicos de mi edad vienen aquí. Incluso hay algunos chicos que
toman el ferry para poder competir en nuestro equipo de remo. Somos
los mejores del estado, y este año sé que nos llevaremos el título.
—Oye, Crew. — me llama Jackson, y me giro para saludarlo con
la cabeza.
Supongo que tener el apellido Crew y estar en el equipo de remo
es irónico, pero la broma ya tiene unos cuantos años. Todo el mundo
me llama por mi apellido y ya no me molesta.
Jackson se acerca a mi lado y cruza los brazos sobre el pecho.
El año pasado los dos éramos asientos centrales porque somos los
más fuertes del equipo. Este año me han ascendido a timonel, así que
estoy al frente mandando.
—Esto es una tontería. — dice y pone los ojos en blanco.
Riendo, sacudo la cabeza y me apoyo en el marco de la puerta.
—Solo unos meses y nos iremos de aquí.
— ¿Hay algún nuevo estudiante de primer año que merezca la
pena ver?— Parece esperanzado, y vuelvo a poner los ojos en blanco.
—Tengo los ojos puestos en el premio.

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Ahora es su turno de resoplar. — ¿Sabes qué, Crew? Vas a llevar
tu tarjeta V hasta la universidad y no vas a saber qué hacer con ella.
— Me mira como si fuera una especie de rompecabezas que no puede
resolver.
—Estoy seguro de que lo resolveré. — Le sonrío, y niega.
—Oye, ¿tu padre sigue haciendo su fiesta anual este fin de
semana?
Todos los años mi padre organiza una gran fiesta para todas las
familias de los chicos del equipo de remo. Invita a todas las empresas
locales y a sus familias para que donen dinero a nuestra escuela.
Mi padre podría extender fácilmente un cheque para cubrir todos
los gastos durante años, pero me dijo que la comunidad tiene que
participar para que se sienta orgullosa de la escuela. Hace una
subasta de artículos donados, y este año dijo que también va a hacer
una subasta de solteros. No tengo ni idea de por qué, porque el hombre
no ha estado con una mujer desde antes de que yo naciera.
—Sí, el tema es el carnaval. No te comas todo el algodón de
azúcar otra vez.
—Si tu padre no quisiera que me divirtiera, no habría
suministrado algodón de azúcar sin fin. — Jackson hace un mohín.
—De acuerdo, pero cuando estés en el suelo de mi habitación
con dolor de estómago, no me hagas llamar a tu madre.
—Eso solo ha pasado dos veces, y lo sabes.
Nos reímos mientras volvemos a prestar atención al público.
La banda comienza a tocar y la directora Nolan sale con un
micrófono.
—Buenas tardes, alumnos de Craven Cove. — dice, y su voz
resuena en el gran espacio.
Habla durante un rato sobre lo que se espera de los estudiantes
este año y cómo espera que los alumnos de último año representen a
la escuela con el mejor comportamiento. En el otro extremo del
gimnasio, veo nuestra mascota escolar, el Águila de Craven Cove. El

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chico que llevaba el traje el año pasado se graduó, así que no tengo ni
idea de quién es ahora.
Veo que el Águila viene corriendo por el gimnasio mientras la
directora Nolan termina su discurso. El público empieza a animar
mientras la banda toca la canción de nuestro colegio. Tiene muchos
tambores y saxofones, así que la música ahoga todo lo demás.
Veo al entrenador del equipo hablando a un lado con la directora
Nolan mientras el Águila anima a la multitud. Está lanzando
camisetas, la banda está actuando, y entonces alguien saca un
trampolín. Corre de un lado a otro del gimnasio mientras rebota en
esa cosa, y la verdad es que me impresiona.
—Santa mierda, es realmente decente. — Jackson dice,
haciéndose eco de mis pensamientos.
—Cualquier cosa era mejor que Aaron. — Lo máximo que hizo
ese tipo fue aplaudir.
Todo el colegio está mirando como el Águila coge una pelota de
baloncesto y empieza a hacer un mate con la ayuda del trampolín.
Poco después, está listo para su siguiente truco cuando sacan una
enorme estatua de papel maché con forma de antorcha. El público
está tan excitado que todos empiezan a abuchear. La antorcha está
pintada para simbolizar nuestra escuela rival East Bend High y su
mascota, el Mustang.
La banda está tocando tan fuerte que apenas puedo oír mis
propias palabras mientras me inclino hacia Jackson. — ¿Qué
demonios está haciendo?
El público estalla cuando se sube a una escalera sobre la llama
de papel llevando un enorme cubo de agua. Supongo que es una forma
de mostrar cómo vamos a apagar la competencia, pero lo que el Águila
no se da cuenta es que la barra de seguridad de la escalera no está del
todo bajada. En cuanto llega a la cima con el pesado cubo, empieza a
tambalearse.
Hay movimiento en el otro lado del gimnasio, junto a las gradas,
y la veo. Es la chica de la cafetería del otro día, la que se me escapó.
Lleva el pelo oscuro trenzado sobre un hombro y lleva una camiseta
blanca y unos pantalones cortos. Ha llegado tarde y no se da cuenta

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de que está a punto de estar en la línea de fuego directa cuando el
Águila empieza a inclinar el cubo.
Mis músculos se flexionan para correr, pero es inútil porque está
demasiado lejos de mí. Lo único que puedo hacer es jadear mientras
la multitud ruge. El Águila se inclina sobre la escalera y pierde el
agarre del cubo al caer. Pierde la llama por completo y todo el
contenido del cubo va directamente a la chica.
Solo he dado dos o tres pasos, pero incluso desde esta distancia
puedo ver que su fina camisa blanca no era rival para los litros de
agua vertidos justo sobre su cabeza. Está completamente ahogada, y
hay un momento en el que todo el gimnasio se queda en silencio.
Es como una pesadilla que sucede a cámara lenta.
El choque del cubo contra el suelo es fuerte y parece sacarme de
mi estado de congelación. Por suerte, el Águila aterriza en las
alfombras de seguridad que alguien tuvo la buena idea de poner.
Todas las miradas están puestas en la chica, y antes de que pueda
pensar en qué otra cosa hacer, corro hacia la directora Nolan, cojo el
micrófono y me arranco la camiseta.
— ¿Quién está listo para patear el culo de East Bend?— grito,
desviando la atención de ella.
Todo el mundo en las gradas entra en erupción y oigo a las chicas
gritar mi nombre. Me siento completamente desnudo mientras hay
silbidos de lobo y chicos gritando por encima de la multitud. Esto es
vergonzoso, pero intento no pensar en ello mientras la banda toma la
delantera y comienza a tocar de nuevo.
Jackson me sigue mientras se quita la camiseta y sale corriendo
del túnel para unirse a mí. La multitud se vuelve aún más ruidosa
cuando el resto del equipo de remo hace lo mismo y se une a nosotros
en el centro del gimnasio.
La directora Nolan me mira con el ceño fruncido y sé que estoy
metido en un buen problema. Ya me ocuparé de las consecuencias
más adelante. Ahora mismo, solo quiero asegurarme de que la chica
sale a salvo, y cuando miro hacia donde estaba, ya no está. Lo único
que queda es un charco de agua, y alguien ya está ahí con toallas para
limpiarlo.

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Bien. También me ocuparé de ella más tarde.
— ¡Permítanme presentarles a su equipo universitario!— Grito
por el micrófono, y el público se olvida de la chica y del agua.
Lo único que la gente dirá ahora sobre la reunión de animación
es que todo el equipo universitario fue suspendido en la escuela el
primer día.

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Capítulo 3
CELESTE

—Chica nueva. — me llama un tipo mientras una mano se cierra


alrededor de mi muñeca.
Me libera del hechizo paralizante en el que me encontraba, pero
mis pies no se mueven. El agua me gotea mientras el tipo empieza a
tirar de mí. ¿Qué demonios ha pasado?
—Vamos, puedo ver tus pezones. — grita por encima de la
multitud que empieza a gritar. Toda su atención se desplaza de mí a
un tipo que se está quitando la camiseta por la cabeza.
Cruzo rápidamente el brazo sobre mis pechos, dejando que el
tipo me saque del auditorio. Esto es malo. Como algo excesivamente
malo. El primer puto día de clase y ya me he puesto en evidencia.
¿Cómo es posible que siempre me pasen cosas así? Toda la emoción
que intenté crear en mí sobre mi nueva escuela se ha esfumado
literalmente. Quiero encontrar un agujero y saltar en él.
— ¿A dónde vamos?— Pregunto mientras el chico alto y
larguirucho me arrastra por el pasillo vacío. Agradezco que todo el
mundo haya vuelto al auditorio, así que al menos no hay nadie que
pueda presenciar mi humillación de cerca.
—Necesitas una camiseta. — Cuando se detiene ante un
casillero, por fin me suelta la muñeca para abrirla. Estoy muy
agradecida cuando saca una camiseta y me la da.
—Gracias. — murmuro.
—Ahí. — Me señala el cuarto de baño que hay detrás de mí y me
meto dentro.
Cuando me miro en el espejo, para mi total mortificación, no
estaba bromeando. Se puede ver a través de mi camiseta. Siempre
llevo un sujetador fino porque no necesito más relleno. Ya tengo
suficiente con el mío, pero está claro que ahora me muerde el culo.

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Cambio mi camisa empapada por la del desconocido, y agradezco
que al menos una persona haya sido lo suficientemente amable como
para intentar ayudarme. Intento escurrirme el pelo lo mejor que puedo
y luego me deshago la trenza. Es un desastre, pero espero que se seque
rápidamente. Todavía no tengo claro lo que ha pasado, porque apenas
he entrado en el auditorio me ha caído el agua encima. Creo que un
pájaro gigante tuvo algo que ver. O eso o estoy perdiendo la cabeza.
Mis zapatillas chirrían a cada paso que doy al salir del baño. El
tipo me está esperando, y por fin me doy cuenta de lo alto que es y de
que tiene el pelo rubio desgreñado.
— ¿Estás bien?— me pregunta, y la preocupación en su rostro
es genuina.
—Para ser sincera, no estoy segura. — Suelto una carcajada sin
humor, preguntándome cómo demonios ha pasado esto. Realmente no
debería sorprenderme con lo propensa que soy a los accidentes, pero
esto es un nivel completamente nuevo, incluso para mí.
—Soy Emerson, por cierto. — dice y se encoge de hombros.
—Yo soy Celeste. — Suspiro mientras miro a mí alrededor. —
Esto es un sueño, ¿no? Me voy a despertar y no será mi primer día en
un colegio nuevo en el que le enseñé las tetas a todo el mundo.
Emerson deja escapar una risa inesperada. —Por tu bien, ojalá
lo fuera. — Gimoteo. No me importa que sea el primer día de clase, me
voy a casa. — Piénsalo de esta manera, hiciste una entrada increíble.
— Lo miro fijamente. ¿Está loco? —O no. — Sonríe mientras aprieta
los labios e intenta luchar contra ello.
—Gracias por entrar en acción.
—Sí, me imaginé que no querías que todo el mundo te mirara.
—Por favor, deja de recordármelo.
—Sinceramente, no creo que mucha gente lo haya visto. Bueno,
tus tetas al menos. Crew se robó el protagonismo, lo cual no es difícil
para él. Especialmente cuando se quitó la camiseta. Eso sí que era un
pecho que me gustaba ver. — Sonríe.
—No estoy segura de sí debería ofenderme o no. — digo
secamente, y esta vez no intenta ocultar su risa.

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—Quiero decir, para ser una chica creo que tus tetas están bien.
Son grandes, y a los hombres heterosexuales les gusta eso. — Resoplo
ante su intento de hacerme sentir mejor.
—Gracias. — Sacudo la cabeza. —Ha sido muy amable por tu
parte. Voy a llamar a mi madre para ver si hay ropa.
—Dame tu número para ver cómo estás más tarde.
Se lo digo de carrera y me pregunto si de todo esto podría hacer
un amigo. Después de que Emerson guarde mi número en su teléfono,
vuelve por donde hemos venido. Voy a mi casillero y saco mi bolso y
mi móvil. Envío un mensaje rápido a mi madre, y dos segundos
después me llama.
— ¿Qué pasa?— pregunta, y oigo cómo coge las llaves.
—Un pájaro me ha empapado de agua. — El teléfono se queda
en silencio por un momento.
—De acuerdoooo. — Arrastra la palabra. —Estoy en camino,
cariño.
Cuando cuelga, me dirijo hacia la fachada del edificio para
esperar afuera, en las escaleras. En cuanto veo a mi madre, me
apresuro a ir a su coche porque quiero salir de aquí antes de que todos
se vayan de la asamblea.
—Voy a necesitar teñirme el pelo. — digo cuando abro la puerta
y entro. Me parece un plan brillante. Nadie me reconocerá como la
chica que se ha empapado.
— ¿Dónde están tus gafas?— pregunta mamá, ignorando mi
comentario.
—Desaparecidas. — Se me deben haber caído cuando me
mojaron con el agua.
—Dime qué ha pasado. ¿Tengo que entrar en ese colegio?— Mi
madre es buena para ocultar sus emociones, excepto cuando se trata
de mí. Respira con dificultad y su apretado agarre del volante delata
su enojo.
—No, fue un accidente. — admito antes de darle un resumen de
lo sucedido. —Por suerte otra persona me robó toda la atención y pude

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escapar. — Dejo escapar un suspiro, esperando que Emerson tenga
razón en lo de que nadie me vio los pezones.
— ¿Crees que el chico que se quitó la camiseta lo hizo a
propósito?— pregunta mientras entra en la entrada de la casita azul
que alquilamos.
—No lo sé. — Trato de recordar, pero todo sucedió tan rápido
que ni siquiera pude verle bien la cara. Emerson lo llamó Crew, pero
no vi mucho. —Todo está borroso.
—Vamos a quitarte esa ropa mojada. — La sigo al interior de la
casa y voy directamente al baño para darme una ducha caliente y
ponerme ropa seca. Meto la camisa de Emerson en la lavadora para
poder llevársela mañana.
—Te he preparado la comida. — Señala el plato en la pequeña
mesa que hay en la cocina. —Y he llamado para ver si te consigo otro
par de gafas. Debería haberte comprado un par de repuesto, cariño.
Lo siento.
—No pasa nada. — intento tranquilizarla. Sé que se está
preocupando por mí, pero no puedo evitar preguntarme si habrá
alguna burla en los próximos días. Por eso me gusta la idea de teñirme
el pelo. Mi madre nunca me dejará hacerlo. Si quisiera teñirme el pelo
porque realmente lo quisiera, ella estaría de acuerdo. Hacerlo para
ocultar mi vergüenza nunca le parecerá bien.
Mamá apoya su cadera en la encimera mientras me mira comer
mi sándwich de mantequilla de maní y plátano. No importa la edad
que tenga, podría comer esto todos los días.
—Nos han invitado a una fiesta este fin de semana. Creo que
deberíamos ir. Conoceremos a más gente de por aquí.
Arrugo la nariz. No estoy segura de lo que me parece una fiesta.
— ¿Estás trabajando?— Pregunto y se encoge de hombros. Lo que
significa que si le cae algo en el regazo no lo va a dejar pasar.
—Aparentemente es un gran negocio por aquí. Al menos eso me
dijo cuando nos invitó. Es su fiesta.
— ¿Él?— Pregunto.

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—Rory. Es el que me siguió fuera de la cafetería. — Realmente
nunca se pierde nada.
— ¿Te pidió una cita?
—Lo intentó. — admite.
Tiene una forma de bailar respondiendo preguntas que siempre
le dan lo que busca. No quiso rechazar directamente a Rory, lo que
significa que va a ser un blanco.
—Era guapo. — señalo, ganándome otro de sus encogimientos
de hombros.
Nunca he visto a mi madre interesada en ningún hombre. Claro,
tuvo algunas citas aquí y allá, pero tenía un motivo con ellos. Siempre
me pregunto si algún día encontrará a alguien. Especialmente ahora
que soy mayor.
—También es extremadamente rico, y ya sabes lo que eso
significa.
— ¿Parecía un imbécil?
—La verdad es que no. — Sus cejas se fruncen mientras lo
considera. —Es difícil de leer. — Puedo notar que está molesta con ese
hecho. —Estoy segura de que tendré una mejor idea de él en la fiesta.
Uh oh. Ha ido y se ha buscado un reto. Ahora no podrá parar
hasta que pueda descifrar qué clase de hombre es. Si no, la molestará
y no lo dejará pasar.
—Come, luego iremos a hacernos las uñas y a buscarnos un
vestido nuevo. Compraremos algo especial para la fiesta. Creo que te
vendría bien un día de chicas después de lo que pasó en la escuela.
Eso suena bien, y puede que me quite de la cabeza lo que pueda
pasar mañana en el colegio.
De repente me doy cuenta de que el chico con el que me encontré
en la cafetería el otro día estaba con Rory. Me pregunto si eso significa
que estará en la fiesta. Una mezcla de pánico y excitación aumenta,
porque si soy sincera, no he podido dejar de pensar en él.
Era una especie de imbécil, pero uno guapo al menos. Fue un
accidente cuando me topé con él, así que no tenía que ser tan grosero.

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Luego me gritó cuando me iba, lo cual fue un poco exagerado en mi
opinión.
Realmente me estoy avergonzando a mí misma por toda Craven
Cove. No hay manera de que pueda ser peor. ¿O sí?

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Capítulo 4
APOLLO

—Señor Crew, ¿en qué puedo ayudarle?— pregunta la profesora


de la sala de estudio, la señora Shaw, mientras me mira por encima
de sus gafas.
—Necesito ir al baño.
Mira el reloj de la pared y luego vuelve a mirarme. —Solo te
quedan quince minutos.
Lo que quiero decirle es que no voy a sobrevivir quince minutos
más sin perder la puta cabeza aquí, pero me lo guardo para mí. Todo
el equipo de remo tuvo que venir a la escuela a las seis de la mañana
como parte de nuestro castigo. La directora Nolan estaba enojada y
quería que nos suspendieran, pero nuestro entrenador pudo llegar a
este acuerdo.
Todos los días de esta semana hemos venido a la escuela dos
horas antes para ayudar a limpiar el gimnasio y luego pasar el resto
de la mañana en la sala de estudio. De esta manera no perderemos
clases, pero hemos tenido que compensar lo que ella llamaba nuestras
travesuras. El único problema de este castigo es estar sentado en esta
sala y esperar a que termine. Habría estado feliz de quedarme en el
gimnasio y fregar los baños si eso significara salir de esto. No me va
bien estar quieto tanto tiempo, y mis músculos se agitan para
moverse.
Inclinándome cerca de la señora Shaw para que parezca que
estoy avergonzado, bajo la voz. —Es el número dos.
—Oh. — mira a su alrededor y luego de nuevo a mí como si de
alguna manera estuviera a punto de soltarme en medio de la clase. —
Bien, coge tu bolsa y vete.
Le dirijo mi mejor mirada de agradecimiento, asiento y cojo mi
mochila. De espaldas a la Sra. Shaw, le guiño un ojo a Jackson, y me
hace un gesto con el dedo corazón. Me apresuro a salir por la puerta

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y sonrío para mis adentros, pero sé que esto solo me salvará por hoy.
No puedo fingir todos los días de esta semana, así que tendré que
pensar en otra cosa.
El aula que han decidido utilizar para nuestra sala de estudio
está en el extremo del campus. Da al estacionamiento de los profesores
y nada más. Aunque la mayoría de los estudiantes están llegando
ahora, la sala de este extremo está vacía. Al llegar al final, giro a la
derecha y casi choco con alguien.
—Mierda. — digo justo antes de alargar la mano y evitar que la
persona se caiga. Mientras la ayudo a ponerse en pie, miro hacia abajo
y me doy cuenta de quién es.
—Tú. — dice, con los ojos entrecerrados.
—Tú. — respondo sorprendido. Miro su cuerpo e
inmediatamente vuelvo a mirarla a los ojos. No necesito la distracción
que ofrecen sus curvas. —La última vez estabas mucho más mojada.
Sus mejillas se sonrojan y parpadea. — ¿Perdón?
—En la reunión de ánimo de ayer. ¿O es que has olvidado que te
mojaron con un cubo de agua y que yo acudí a rescatarte?
— ¿Y cómo te las arreglaste para rescatarme?— Cruza los brazos
sobre el pecho, pero lo único que hace es mostrar su amplio escote en
su camiseta escotada de cuello en V.
Me inclino hacia delante y pongo la palma de mi mano en el
casillero que hay detrás de ella. Apoya su hombro en ella, y ahora
estamos completamente solos. Esta belleza de pelo oscuro ha estado
en mi mente desde la cafetería, y quiero respuestas.
— ¿Cómo te llamas?— Paso la lengua por el borde de mis dientes
superiores y espero mientras me observa.
—Celeste.
No ofrece nada más y levanta la barbilla en señal de desafío. ¿Por
qué su actitud obstinada me calienta el cuerpo?
—Así que explícame cómo me rescataste ayer, porque estoy
bastante segura de que el tipo que me dio esta camisa no está delante

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de mí. — Sostiene una camiseta azul oscuro con el nombre de una
banda en ella.
—Ah, tendré que agradecer a Emerson que piense en sus pies.
— Sus cejas se juntan, y de alguna manera la hace parecer adorable.
—Yo era el que tenía el micrófono y no tenía camisa.
Me mira el pecho como si me imaginara desnudo, y tengo el
impulso de flexionar. Nunca me había dado un golpe en el culo una
chica, pero esta de aquí podría ser la que lo hiciera. No puedo dejar de
pensar en ella.
—Oh. — es todo lo que dice, y mi sonrisa es grande.
— ¿Oh? ¿Es tu forma de decir gracias?
—Gracias. — murmura, como si no quisiera admitirlo. Luego
suspira y se encoge de hombros. —De acuerdo, en serio, gracias. Eso
me ha salvado el culo.
— ¿Qué haces en este extremo del edificio tan temprano?— Echo
un vistazo al pasillo y veo que alguien entra en la sala de profesores
más adelante. No falta mucho para que suene el timbre.
—Creo que me he perdido. — mira a su alrededor y luego hacia
el trozo de papel que no me di cuenta de que tenía en la mano.
—Deja que te ayude. — Se lo quito y me doy cuenta de que se
muerde el labio. —No te preocupes, Celeste, tus secretos están a salvo
conmigo. — Le guiño un ojo, y mete la barbilla y se queda mirando su
Converse. Creo que tal vez está tratando de ocultar su rubor. —Tienes
a Darth a primera hora. En realidad está en el otro lado del campus.
—Oh, no. — Mira su reloj y luego las puertas dobles que llevan
al exterior.
—Está bien, voy en esa dirección. Puedo mostrarte el camino.
—Te lo debo. — dice aliviada, y me enderezo.
—Cuidado a quién le das favores. — Empiezo a caminar, y se
pone a mi lado.
— ¿Qué quieres decir?

Sotelo, gracias K. Cross


Suena el primer timbre, avisando de que tenemos diez minutos
para llegar a clase. Mientras hablamos, me doy cuenta de que hoy
lleva el pelo oscuro recogido en un moño y que parte de él se ha soltado
en la nuca. Parece tan suave, y mis dedos se agitan por tocarlo.
—Creo que deberle a alguien en Craven Cove podría ser el
equivalente a hacer un trato con Rumpelstiltskin. Un minuto le dices
a alguien que puedes hilar oro, y al siguiente regalas a tu primogénito.
— Cuando miro hacia ella, veo que me está observando con atención.
—Lo siento, quizá no tenga sentido. Solo quiero decir que algunas
personas de por aquí toman y toman hasta que no queda nada.
Mira al frente mientras caminamos, pero me doy cuenta de que
se lo está pensando.
—De acuerdo, tal vez eso no sea una gran representación de la
hermosa isla de Craven Cove. — Extiendo las manos como un
presentador de un programa de televisión mientras pasamos por la
cafetería. —Permíteme que te regale el menú del almuerzo de hoy.
—Eres ridículo. — Verla sonreír y sacudir la cabeza me hace
querer hacerlo un millón de veces más.
—En serio, evita el pastel de carne. — Hago una mueca y se
muerde el labio como si intentara evitar reírse.
¿Cuándo fue la última vez que me sentí tan bien? No puedo
recordarlo, y no estoy seguro de querer hacerlo. Después de que
Celeste se cruzara conmigo en la cafetería, estaba enojado, pero con
una sola mirada a sus preciosos ojos oscuros he querido retirar todo
lo malo que ha salido de mi boca. Hay algo en ella que me hace sentir
protector de ella y del espacio que ocupa. Como si pudiera seguirla
todo el día y evitar que la gente se tropiece con ella. O al menos tirar
un cubo de agua aquí y allá. Joder, ¿qué me pasa?
—Creo que esta es la mia. — Señala una puerta con el número
de habitación correcto.
—Sí. — Parpadeo cuando interrumpe mis pensamientos. —Así
que busca al Sr. Darth. Lo tuve el año pasado para cálculo, y es un
dolor de cabeza. Siempre llama a la gente de la última fila, así que
siéntate hacia el frente. Ah, y le encanta hacer exámenes sorpresa el
día después de que hayas terminado de cubrir un capítulo.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ese es un consejo útil. — mira su horario y miro el resto de
sus clases.
—Parece que tenemos gimnasia juntos durante la cuarta hora.
— La comisura de su boca se convierte en una bonita sonrisa. —
¿Crees que puedes encontrar el resto?
—Sí, creo que sí. — Su sonrisa vacila y sacudo la cabeza.
—Nos encontraremos aquí después de clase y te enseñaré dónde
está el siguiente. — Le dedico mi mejor sonrisa arrogante mientras
meto los pulgares en las correas de mi mochila. Empiezo a caminar
hacia atrás porque solo quiero observarla un poco más.
—Oye, no me has dicho tu nombre.
—Apollo. — Cuando le guiño un ojo, se da la vuelta, pero no se
me escapa el rubor de sus mejillas. Maldita sea, es linda cuando se
sonroja.
Suena el segundo timbre, y maldigo porque ahora tengo que
mover el culo. A pesar de lo que le dije, mi primera hora está en la otra
punta del campus. No iba a dejar pasar la oportunidad de pasar más
tiempo con ella, y fue la decisión correcta. Ayer tuve que sacarle a
Emerson cómo se llamaba cuando no pude encontrarla.
Estoy feliz de poder verla de nuevo tan pronto, pero
especialmente feliz de que tengamos gimnasia juntos para el último
período del día. Me pregunto si ha venido en coche a la escuela o si
necesita que la lleven. No puedo explicar esta molesta sensación de
que tengo que cuidar de ella, pero lo único que quiero es estar a su
lado.
Probablemente sea porque ha tenido un primer día difícil y no
porque esté completamente enamorado de ella. ¿Verdad?

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
CELESTE

Tiro mi sándwich a medio comer a la papelera mientras salgo de


la biblioteca. Quiero a mi madre, pero no sabe cocinar para salvar su
vida. Quiero decir, ¿cómo puede alguien empezar a estropear la
preparación de un sándwich? Ni siquiera es técnicamente cocinar. No
puedo evitar reírme de ello. Supongo que no puede ser brillante en
todo lo que hace.
Saco mi horario y compruebo dónde está mi próxima clase. Juro
que esta escuela puede ser un laberinto. Hoy he tenido suerte y nadie
ha dicho nada de lo que pasó ayer. Excepto Apollo, pero estoy bastante
segura de que Emerson me dijo que se llamaba Crew.
Como no quería probar mi suerte, hoy he evitado la cafetería por
si acaso. No quería que alguien sacara el tema, o peor aún, que hiciera
algo que me avergonzara una vez más. Al terminar mi primera clase,
Apollo me esperaba afuera para acompañarme a mi siguiente clase.
Me dijo que estaría en la cafetería después, pero no estaba segura de
si eso era una invitación o no. En lugar de entrometerme en el grupo
del almuerzo, me escondí en la biblioteca. No quería asumir que podía
sentarme con él o sí solo estaba siendo amable.
— ¿Celeste?— Me giro cuando alguien me llama por mi nombre,
y veo a un chico más joven que me mira fijamente. Tiene que ser un
estudiante de primer año ya que todavía tiene una cara de bebé con
las mejillas llenas. Lleva una camiseta de la escuela con el logo del
águila y la palabra remando en su pecho.
—Esa soy yo.
—Anotación. — Sonríe, saca su teléfono y comienza a enviar
mensajes de texto.
— ¿Necesitas algo?— Pregunto, y niega.
—No, te encontré primero. Gracias. — dice antes de darse la
vuelta y marcharse.

Sotelo, gracias K. Cross


¿Qué demonios ha sido eso?
—De acuerdo entonces. — me digo mientras me dirijo a mi
siguiente clase. Esta vez la encuentro yo sola y siento una pequeña
chispa de orgullo.
— ¡Celeste!— Alguien vuelve a gritar mi nombre antes de que
entre en el aula, solo que esta vez no tengo que girarme para saber
quién es. Reconocería la profunda voz de Apollo en cualquier lugar.
—Hola. — Me alejo de la puerta, sin querer impedir que nadie
entre o salga.
—No has venido a comer. — Lo hace sonar como una acusación.
—Hoy empaqué mi almuerzo.
—Todavía puedes comerlo en la cafetería. — Sonríe, acercándose
a mí. —Quería darte algo. Me olvidé antes. — Levanta la mano,
mostrando las gafas que perdí ayer, y jadeo.
—Las has encontrado. — Intento quitárselas de la mano, pero
las retira.
—Quiero un intercambio. — La sonrisa arrogante de sus labios
se agranda y veo que se le forma un hoyuelo en la mejilla.
Oh, qué bien. Cada vez está más bueno. Estoy segura de que es
el Sr. Popular por aquí porque es el mejor estudiante de último año
que he visto. Debería mantener mis oídos abiertos y escuchar
cualquier chisme sobre él. Entonces tal vez pueda aplastar este
enamoramiento del edificio, porque Apollo tiene desamor escrito en su
hermoso rostro.
— ¿Qué quieres?— Me muerdo nerviosamente el labio y sus ojos
se fijan en mi boca.
—Tu número. Así podré mandarte un mensaje cuando no te
encuentre y no tener al equipo de remo de primer año buscándote.
—Espera, ¿qué? ¿Por qué harías eso?— Bueno, eso explica al
tipo de antes. Apollo no me responde, pero saca su teléfono y espera a
que le dé mi número. ¿De verdad quería localizarme tanto para darme
mis gafas?

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué me darás si te doy su número?— Emerson sale de la
nada y me pasa un brazo por el hombro.
Apollo estrecha sus ojos sobre mi amigo, y el ceño fruncido lo
hace de alguna manera más adorable. Maldita sea. Emerson y yo nos
enviamos mensajes de texto anoche y hoy.
— ¿Le diste tu número?— me pregunta, pero sigue mirando a
Emerson.
—Me ayudó. — le recuerdo.
—Yo también lo hice, así que creo que eso significa que también
debería tener tu número. — Apollo extiende la mano y empuja el brazo
de Emerson de mi hombro. Emerson se ríe, y me doy cuenta de que
está disfrutando con esto.
—Bien. — resoplo, y lo digo de corrido. Medio segundo después,
mi teléfono vibra en mi bolsillo.
—Estaré aquí después de clase. Podemos ir juntos al gimnasio.
— dice Apollo y finalmente me entrega las gafas.
—La tengo. — dice Emerson mientras empieza a empujarme
hacia el aula.
—Cuidado. — refunfuña Apollo desde detrás de nosotros. —No
llegues tarde con ella.
Emerson asiente, y vuelvo a mirar por encima del hombro
mientras entramos en el aula.
—Crew tiene la vista puesta en ti, chica. — Ambos tomamos
asiento en una de las filas del medio.
—Creía que se llamaba Apollo.
—Lo es, pero nadie lo llama así. Sinceramente, no creo que nadie
recuerde que tiene un nombre de pila. Todo el mundo lo llama por su
apellido, Crew, los profesores incluidos. Además, su apellido tiene
cierto peso por aquí. Su padre es dueño de casi la mitad de la
propiedad en Craven Cove.
—Oh. — Saco mi cuaderno y luego cojo un lápiz.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Te dijo que lo llamaras Apollo?— Emerson me mira
inquisitivamente y con aire de incredulidad.
—Así es como dijo que se llamaba. — Me encojo de hombros,
pero Emerson sigue mirándome con extrañeza.
— ¿Está Crew en esta clase?— pregunta una guapa rubia de
piernas largas mientras ocupa el asiento frente a Emerson. Se gira en
su silla para mirarlo, sin ahorrarme una mirada. —Lo vi en el pasillo.
—No. — Su sonrisa cae ante la respuesta de Emerson. — ¿En
serio sigues enamorada de él?— le pregunta. —Chica, tienes que dejar
pasar esa mierda en algún momento.
Mi estómago se aprieta, pero ¿no es este el chisme que quería?
Ahora que lo estoy recibiendo, no estoy tan segura de quererlo
realmente. Pensé que Apollo estaba coqueteando conmigo, pero no
quiero adelantarme. Puede que solo se sienta como un imbécil por
cómo se comportó en la cafetería el otro día y esté tratando de
compensarlo.
—Salimos un par de veces durante el verano. — Sonríe.
Emerson empieza a preguntarle algo más, pero el profesor entra
y comienza la clase. Hago lo posible por prestar atención, pero mi
mente no deja de recordar cada una de mis interacciones con Apollo.
Voy pensando que me está coqueteando o que simplemente está
siendo amable. Mi falta de citas a lo largo de los años me hace
cuestionar todo. Paso la mayor parte de mi tiempo rodeada de adultos
en general, así que todo esto es un curso intensivo en los círculos
sociales del instituto.
—Tenemos gimnasia. — Emerson golpea mi codo y me saca de
mis pensamientos.
— ¿Qué hacemos en gimnasia?— Pregunto. Es una asignatura
optativa al azar en la que me han metido. Casi todo lo demás ya estaba
ocupado, así que me tocó educación física. Creo que nunca he estado
en un gimnasio.
— ¿Nunca has tenido clase de gimnasia?— Sacudo la cabeza. —
¿De dónde demonios has salido?
—De todas partes. — Intento no ponerme a la defensiva.

Sotelo, gracias K. Cross


Nunca sé qué decir cuando me preguntan eso. Algunas personas
se han puesto de perfil ante el hecho de que hayamos rebotado mucho.
Utilizan cualquier excusa para despreciar a mi madre. Aunque sueño
con establecerme en un lugar algún día, no me ha molestado. Al
menos mi infancia ha sido interesante, y no es que conozca nada
diferente.
—Está bien. Me gustaría salir de esta roca algún día.
—Se está bien aquí. ¿No te gusta?
—No hay muchos como yo por aquí. Quiero salir y ver más.
—Deberías. — lo animo.
Mientras caminamos hacia el gimnasio, Emerson me acribilla
con unas cuantas preguntas más sobre dónde he vivido. Una vez ahí,
me señala la puerta del vestuario de las chicas.
—Entra ahí y cámbiate. Luego todo el mundo se reúne aquí. —
Señala el centro de la cancha de baloncesto.
Bajo las escaleras hasta los vestuarios, donde les dan a todos un
papel para conseguir un casillero. Me siento en el banco después de
encontrar el mío y empiezo a cambiarme.
—No puedo creer que me hayas convencido de hacer gimnasia.
— grita una chica a unos cuantos casilleros de distancia del mío. La
misma chica rubia de mi última clase está de pie junto a la chica que
se queja. Creo haber oído a la profesora llamarla Amber.
—No seas dramática, Kristen. Es la última clase del día. Además,
Jackson y Crew están aquí. — Mueve las cejas.
Esta chica realmente tiene algo con Apollo. No es que pueda
culparla. Es el chico más guapo de esta escuela, pero guapo a menudo
se traduce en imbécil. La familia de Apollo también es rica. También
tiene esa sonrisa arrogante, y no puedo olvidar su reacción cuando me
lo encontré en la cafetería. Sus acciones hoy dicen otra cosa, pero no
lo sé. Mi madre me diría que tuviera cuidado y que lo único que quiere
es meterse en mis pantalones.
Me sacudo el pensamiento de la cabeza. No creo que a alguien
que se parece a Apollo le cueste meterse en los pantalones de las
chicas. Supongo que puede elegir entre ellas.

Sotelo, gracias K. Cross


Me recojo el pelo en una coleta, me visto y me pongo las
zapatillas. Cuando vuelvo a subir, mis ojos se fijan inmediatamente
en Apollo. Se eleva por encima de todos, incluido el profesor de
gimnasia, así que es difícil no verlo.
A su lado está Amber, y él inclina la cabeza para escuchar lo que
dice. Cuando ella estira la mano y le toca el brazo, me doy la vuelta
para que no me atrapen mirando. ¿Por qué de repente tengo ganas de
llorar?
—Muy bien, hoy vamos a comprobar su coordinación. — dice el
profesor de gimnasia, el señor Rose. —Todos formen parejas.
— ¡Oh! Crew, sé mi pareja. — oigo chillar a Amber.
— ¿Estás conmigo, chica nueva?— pregunta Emerson, y asiento.
—Sí, por favor.
—No está pasando. Es mía. — Apollo me coge de la mano y me
arrastra con él. —Lo siento, Emerson, tienes a Amber.
— ¡Oye!— Amber hincha el labio inferior hacia Apollo, pero él no
le presta atención.
Es casi frío, y me pregunto si es así como trata a las chicas con
las que ha salido en su pasado. Ella dijo que salieron durante el
verano, así que eso solo puede significar una cosa. ¿Verdad? Amber
dirige su mirada hacia mí, y si las miradas pudieran matar, estaría
muerta.
Genial. Estoy haciendo todo tipo de amigos.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 6
APOLLO

Mientras el entrenador Rose coge una bolsa gigante de material


deportivo, todos hacemos dos filas con nuestros compañeros enfrente.
Celeste se sonroja mientras se mira los pies, y no puedo evitar
sonreírle. Es tan bonita cuando está nerviosa. Estamos lo
suficientemente cerca como para tocarnos, y maldita sea, quiero
hacerlo.
—Voy a dar a tu equipo una pelota para que la lance de un lado
a otro. Con cada lanzamiento, quiero que se alejen un paso el uno del
otro. Mientras lo hacen, me acercaré y tomaré notas.
—Esto es una completa mierda. — oigo quejarse a Jackson
después de que le entreguen un balón de voleibol.
Está a mi derecha y ha sido emparejado con Lauren Shamrock.
Es la capitana del equipo de voleibol y va a limpiar el suelo con él.
Intento ocultar mi sonrisa mientras cojo una pelota.
A mi izquierda está Amber, y frente a ella está Emerson Amber
tiene un ceño irritado en su rostro y pone los ojos en blanco cuando
Emerson le lanza la pelota. Los ignoro a ambos mientras me centro en
Celeste.
— ¿Lista?— Pregunto, y asiente mientras planta los pies y parece
decidida. —No pasa nada. No voy a hacerte daño.
—De acuerdo, es que no soy muy buena en los deportes.
Le lanzo la pelota suavemente y la atrapa con facilidad.
—Ves, lo tienes.
—Uf. — Exhala un suspiro de alivio y hace rodar la pelota entre
sus manos. —De acuerdo, lo tengo. — repite mientras intenta
mentalizarse.

Sotelo, gracias K. Cross


Celeste hace lo mismo que yo y la lanza por debajo. Para mí no
es un problema cogerla, y asiento mientras damos un paso más.
Vamos más despacio que la mayoría de los otros equipos, pero no
tengo prisa por poner distancia entre nosotros.
Cuando por fin estamos a unos tres metros de distancia, lanzo
la pelota y tiene que salir para atraparla. La atrapa y sonríe con tanta
fuerza que creo que va a saltar. Es contagiosa, y levanto las manos en
señal de victoria.
Levanta el balón para lanzarlo de nuevo y, justo cuando está a
punto de soltarlo, un balón de baloncesto sale volando delante de mí
y directamente hacia Celeste. Intento salir y bloquearlo, pero es
demasiado tarde, y le da de lleno en la nariz.
— ¡Mierda!— Jura mientras se agarra la cara y cae al suelo.
Me doy la vuelta, lista para enfurecerme con quien haya arrojado
eso, y Amber está parada allí con las manos extendidas y un ¡ups, mi
error! en su cara. No está ni un poco arrepentida.
— ¡Qué demonios, Amber!— Grito mientras me precipito hacia
Celeste.
—Oh mi Dios, está sangrando. — dice Emerson mientras llama
al profesor.
—Estoy bien. — murmura Celeste entre sus manos, pero está
claro que le sangra la nariz. No es lo peor que he visto, pero necesita
ir a la enfermería.
—No pasa nada. Te tengo. — La levanto del suelo y empiezo a
salir de la habitación.
— Crew, ¿qué está pasando?— El entrenador Rose pregunta
mientras corre hacia la salida.
—Amber le rompió la nariz. La voy a llevar a la enfermería. — No
estoy pidiendo permiso, y tampoco lo estoy esperando.
—Buen hombre. — dice el entrenador y me da una palmada en
la espalda.
—Puedo caminar. — dice Celeste, pero es difícil escucharla.

Sotelo, gracias K. Cross


—Será más rápido por aquí.
—Lo dudo. — pone los ojos en blanco y sonrío.
—De acuerdo. — Me detengo y la miro. —Dime, ¿hacia dónde
tengo que girar para llegar a la enfermería?— Levanto una ceja y
espero un momento. —Eso es lo que pensaba.
—Te dije que se me daban mal los deportes.
—Celeste. — Intento mantener la risa en mi voz porque la parte
más grande de mí está preocupado de que no esté bien, y no quiero
asustarla. —Eso no fue un deporte. Eso fue un juego de lanzamiento
en un espacio seguro. No es como si estuvieras escalando el Monte
Rainier.
—También podría haberlo sido. — Se encoge de hombros y la
abrazo mientras me dirijo a la oficina de la enfermera. —Señora Swain,
ha tenido un accidente.
La enfermera echa un vistazo a Celeste y sus ojos se abren de
par en par. — ¿Prueba de coordinación?— pregunta, y asiento. — El
entrenador Rose es un sádico.
— ¿Ves?— Celeste me mira y levanta la ceja esta vez.
—Tráela aquí. — La Sra. Swain se acerca a la larga cama de la
habitación y saca una hoja de papel arrugado nuevo para cruzarla.
La coloco encima de la mesa y doy un paso atrás. Saco mi
teléfono y envío un mensaje de texto al equipo de remo de primer año
para que alguien recoja la bolsa de deporte de Celeste y la mía y las
traiga a la enfermería. El primero que lo haga podrá elegir los puestos
de remo en el equipo junior en el próximo entrenamiento. Después de
enviar el mensaje, me meto el teléfono en el pantalón de gimnasia y
cruzo los brazos sobre el pecho.
—Puedes volver a clase, Crew. — dice la señora Swain, pero
niego.
—El entrenador Rose quiere que me quede con ella para
asegurarse de que no es una conmoción cerebral. — Tanto Celeste
como la señora Swain vuelven sus ojos hacia mí, pero me encojo de
hombros. No voy a ir a ninguna parte.

Sotelo, gracias K. Cross


—Muy bien, veamos qué tenemos aquí. — dice la señora Swain
mientras aparta las manos de Celeste.
Tiene sangre en la nariz, en la boca y en la barbilla, pero no
parece que tenga nada roto.
— ¿Hay sensibilidad aquí?— pregunta la enfermera mientras se
pone los guantes y empieza a tocar la nariz de Celeste.
—No, creo que está bien. Solo me han reventado muy fuerte.
—Amber estaba siendo una perra.
— Crew. — advierte la Sra. Swain, y me encojo de hombros.
—Solo expongo los hechos, señora.
La señora Swain se aparta de mí, pero veo que lucha contra una
sonrisa. —No parece que esté rota, pero si sientes algún dolor más
tarde hoy, una hinchazón importante, lo que sea, ve a urgencias, ¿de
acuerdo?— Acerca un par de vendas limpias a la cama y empieza a
limpiar la sangre. Ya ha dejado de sangrar y solo ha manchado un
poco su camiseta.
— Crew. — oigo desde detrás de mí, y me giro para ver a uno de
los remeros de primer año. Me tiende las bolsas de los dos con
entusiasmo y le hago un gesto con la cabeza.
—Buen trabajo, Callum. Llama a las próximas posiciones. — El
chico sonríe mientras se marcha por el pasillo, y niego. Estudiantes
de primer año.
—Bueno, solo queda media hora de clase. ¿Quieres quedarte
aquí hasta el último timbre?— La señora Swain le pregunta a Celeste.
—Me aseguraré de que llegue a casa sana y salva. — Levanto su
bolsa y la señora Swain vuelve a mirar a Celeste.
— ¿Quieres ir con este pavo o quedarte conmigo?— Me dedica
una sonrisa socarrona. —Tengo una bolsa de chocolate que podría
compartir.
—Me quedo con el pavo. — dice Celeste mientras se baja de la
cama de la mesa.

Sotelo, gracias K. Cross


—No te culpo. — La señora Swain suspira y sacude la cabeza. —
Ten cuidado, Crew, y que no te atrapen.
—Sí, señora. — Le guiño un ojo, y me hace un gesto con la mano
mientras tomo el codo de Celeste y la conduzco fuera de la enfermería.
— ¿Estás bien para caminar?— le pregunto mientras entrelazo mis
dedos con los suyos.
—Sí, estoy bien. Puedo llamar a mi madre para que venga a
buscarme. Está totalmente bien. — Intenta protestar y niego.
—Médicamente hablando, debería asegurarme de que llegas a
casa sana y salva. — Le dedico mi mejor sonrisa arrogante, y se
muerde el labio. —Le dije a la señora Swain que te llevaría a casa sana
y salva, y no soy un mentiroso.
—De acuerdo. — concede, y nos conduzco al estacionamiento.
—Mírate, con un puesto de lujo en primera fila. — dice mientras
doy la vuelta a la puerta del pasajero y se la abro.
—Eso es lo que te da ser capitán. Bueno, una buena plaza de
estacionamiento y la primera opción de cazuela de atún en el comedor.
—Sí, la plaza de estacionamiento es la verdadera ventaja. —
acepta, y oigo su suave risa mientras entra en mi coche. Cuando me
siento en el asiento del conductor, me mira. —También es bonito el
viaje.
—Gracias. No sé qué decir a eso, así que acepto el cumplido. Fue
un regalo de mi padre por hacer de capitán durante el verano. Tú eliges
la música.
Cuando le doy a Celeste mi teléfono, lo mira y luego me mira
como si fuera una bomba. —De acuerdo. — Parece tan nerviosa que
no puedo evitar una sonrisa.
—Toma. — Abro el teléfono y elijo la aplicación de música. —
Desplázate y pon algo que te guste.
—Esto parece una prueba. — Vuelve a morderse el labio, y juro
que cada vez que lo hace me vuelve loco.
—No es una prueba. Solo quiero saber qué te gusta. — Le guiño
un ojo mientras pongo el coche en marcha y salgo del estacionamiento.

Sotelo, gracias K. Cross


La primera canción que pone me sorprende porque también es
una de mis favoritas. No tengo prisa por terminar nuestro tiempo
juntos, así que conduzco por la isla mientras pone canciones y
hablamos. Es fácil con Celeste, tan fácil como respirar, y parece que
estoy llenando mis pulmones por primera vez.
—Estoy justo al final de la calle. — dice y señala la casa azul de
la esquina. Mientras doy la vuelta, me doy cuenta de que el
todoterreno oscuro viene en mi dirección. Por la forma en que el sol
golpea contra el parabrisas, no puedo ver quién es, pero parece el
coche de mi padre.
— ¿Qué pasa?— me pregunta cuando entro en su casa.
—Nada, me ha parecido ver a alguien conocido. — Hay algo que
me hace cosquillas en la mente, y me pregunto por qué mi padre
estaría en esta calle. Tal vez estaba revisando una propiedad alquilada
o algo así. Aparto ese pensamiento y estaciono el coche. Mientras la
música sigue sonando suavemente, me giro para mirar a Celeste.
— ¿Qué tan mal está mi cara?— me pregunta mientras levanta
la vista hacia mí y luego hacia su casa. —Mi madre va a hacer un
millón de preguntas.
—Puede que tengas un moretón, pero nada importante. —
Vuelvo a coger su mano y froto la punta de mis dedos contra los suyos.
¿Cómo es que su piel es tan condenadamente suave?
—Gracias de nuevo por cuidar de mí. Parece que lo has hecho
mucho últimamente. — Me mira a través de sus pestañas, y así parece
tan dulce e inocente.
—Espero volver a hacerlo. — Me inclino hacia ella y deslizo mi
mano por su cuello hasta tocar su nuca. —Quizá la próxima vez no
sea tan dramática. — Sonríe mientras me inclino más hacia ella, con
mis labios a solo un soplo de los suyos. —Pero sí. Quiero cuidarte.
Presiono suavemente mis labios contra los suyos, y cuando
siento que su boca se mueve contra la mía, enredo mis dedos en su
pelo. Su mano se dirige a mi pecho y siento que me agarra de la camisa
mientras me acerca. Sus suaves labios se separan, deslizo la punta de
mi lengua por ellos y gime. El sonido resuena en mí como una
descarga eléctrica, y la acerco más, enojado porque la consola central

Sotelo, gracias K. Cross


nos separa. El beso pasa de pedir permiso a exigir sumisión en un
nanosegundo, y de repente soy un hombre con necesidades.
Hay un fuerte golpe en el cristal, y nos separamos para ver a una
mujer de pie fuera del coche con los brazos cruzados.
—Mierda, es mi madre. — Celeste se sonroja y coge su bolso. —
Lo siento, tengo que irme.
—Oye. — La agarro de la muñeca para que no salte tan rápido.
—Hay una fiesta en mi casa el sábado. ¿Vendrás?
—Um, ya veré. Quizá si no estoy castigada. — Abre la puerta y
vuelve a mirarme.
—Te enviaré un mensaje de texto. — le digo en voz baja, y la
comisura de sus labios se levanta mientras asiente. —Hola, señora
Binx. — digo, y frunce el ceño antes de cerrar la puerta de mi coche.
—Adiós, señora Binx. — digo, pero ninguna de las dos puede oírme
mientras entran en la casa.
Esta no era la forma en que quería que me presentaran a la
madre de Celeste. Pero besarla es exactamente como lo había
imaginado.
Un cambio de vida y perfecto.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 7
CELESTE

— ¿Hay algo que quieras decirme?— pregunta mamá,


siguiéndome al interior de la casa. No puedo ocultar mi rubor. Diablos,
¿a quién quiero engañar? No puedo ocultarle nada. Es el
inconveniente de que mi madre pueda leer a la gente con tanta
facilidad.
Nunca habla mucho de su infancia y siempre evita el tema si lo
menciono. Si tuviera que apostar, supongo que aprendió a leer a la
gente a una edad temprana. No quiero pensar en por qué habría
necesitado esas habilidades de niña.
— ¿Hay algo que quieras decirme?— le digo mientras abro la
puerta para entrar. Se ha arreglado para una tarde entre semana, y
su maquillaje y su peinado son perfectos.
Todavía me hormiguean los labios por el beso que me dio Apollo.
Fue suave y dulce, pero de algún modo también explosivo. No sabía
que los besos se sintieran así. Me pregunto si todos son así. Había
sido tan dulce conmigo todo el día, no solo cuidando de mí cuando me
había hecho daño, sino también en la clase de gimnasia, donde estaba
segura de que iba a hacer el ridículo.
Supongo que lo hice, pero al menos no fue culpa mía. La forma
en que Apollo se abalanzó sobre Amber en mi defensa se sintió bien.
Fue agradable tener a alguien de mi lado porque cuando estoy en la
escuela soy una extraña. Todos los demás ya han formado sus
camarillas o como quieras llamarlos. La mayoría incluso se conocen
desde el jardín de infancia.
También ayudó que apagara a Amber rápidamente y me
enganchara como su compañera. Apollo está resultando demasiado
bueno para ser verdad. Algo tiene que ceder. Todavía me pregunto qué
pasa con Amber y él desde antes. Esto podría ser algo de conquista.
Se lleva a una chica a la cama y luego va por la siguiente... ¡Gah! ¿Por

Sotelo, gracias K. Cross


qué siempre trato de encontrar lo malo cuando se trata de chicos? Oh
sí, porque mi madre me enseñó eso.
— ¿Qué?— Mamá finge inocencia.
—He visto el todoterreno. — ¿Ya está haciendo trabajar a la
gente? No estoy segura de cómo me siento al respecto. Es lo que
siempre ha hecho y nunca me ha molestado. ¿Por qué iba a ser
diferente ahora? Mamá siempre va detrás de la gente con dinero.
Nunca se propone estafar a alguien que ya tiene mala suerte.
En todo caso, les daría una limosna. Realmente tiene este
extraño equilibrio, como si fuera una especie de complejo de Robin
Hood. Robar a los ricos y dar a los pobres. Siempre bromea diciendo
que está nivelando su karma al dar a la gente necesitada. Creo que
simplemente tiene un corazón blando bajo ese exterior duro que ha
construido alrededor de sí misma. Soy la única que puede ver su lado
dulce y suave. La mayoría de las personas a las que da una limosna
ni siquiera saben que viene de ella.
—Este es demasiado fácil para no hacerlo. El hombre
prácticamente me está rogando que acepte su dinero. — Se encoge de
hombros. —Además, es tan rico que no hará mella en su cuenta
bancaria. Podría cubrir tu universidad con este hombre.
—Mamá. — suspiro. —No sé si voy a ir a la universidad, y si lo
hago, puedo conseguir préstamos.
—Entonces cruzaremos ese puente cuando lleguemos a él.
Lo haremos. De alguna manera, mamá siempre resuelve las
cosas. La mujer realmente tiene un montón de talentos. Aun así, hay
algo raro en ella, pero no puedo ubicarlo. La observo mientras se
mueve por la cocina, sin tener idea de lo que está haciendo. La mujer
no puede cocinar para salvar su vida. Incluso mi sándwich de pavo de
hoy era terrible. ¿Cómo puede alguien estropear un sándwich?
— ¿No me vas a interrogar?— Pregunto, porque pensé que
seguramente se me echaría encima.
Este es el momento en el que empezaría su larga lista de
advertencias sobre los chicos adolescentes y todo lo que quieren.
Quedó embarazada de mí cuando apenas tenía dieciséis años y mi

Sotelo, gracias K. Cross


padre se separó. Tampoco creo que su familia la ayudara, por eso
nunca los he conocido. Siempre hemos sido solo nosotras dos.
—Bien. — Se da la vuelta con un rodillo en la mano. De acuerdo,
esto se está poniendo raro. —Hablemos primero de tu nariz.
—Una pelota en la clase de gimnasia. — La meneo.
—Me lo imaginaba. ¿Quieres un poco de hielo o algo?
Sacudo la cabeza. —Ya no me duele. La enfermera y Apollo me
han curado.
— ¿Apollo?— Sus cejas se levantan. — ¿Ese es el chico con el
que te estabas besuqueando?
— ¿Besuqueando?— Resoplo una carcajada. — ¿Quién dice
'besuquearse'?
— ¿Cómo lo llaman los chicos de hoy en día?
—No lo sé. ¿Besarse?— Le ofrezco. —Espera, ¿no te importa?
— ¿Por qué habría de importarme? Te puse un anticonceptivo
hace un año.
Me quedo con la boca abierta. —Eso fue porque mi periodo
estaba mal.
—Claro, cariño. Por eso. — Su sonrisa es condescendiente y
finalmente deja el rodillo en su sitio.
— ¿Qué estás haciendo?
—Iba a hacer la cena.
— ¿Cómo una pizza congelada?— Debería encargarme yo.
También puede arruinar una pizza congelada. Utiliza la alarma de
humo como temporizador.
—Oye, sé cocinar. — protesta, poniendo las manos en las
caderas.
— ¿Quieres ir al pueblo a comprar algo?— Pregunto, y suelta las
manos.
—Supongo que puedo cocinar la cena otro día. — Levanta la
barbilla mientras sale de la cocina. Lucho por sonreír, pero pierdo. De

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un modo u otro, mi madre siempre consigue cambiar mi estado de
ánimo.

El resto de la semana escolar pasa volando. Apollo y yo hemos


caído en una rutina en la que me recoge cada mañana para ir al colegio
y me lleva a casa al final del día. Es una tontería porque a veces me
lleva a casa solo para volver corriendo al entrenamiento de remo.
Intenté una y otra vez decirle que podía conseguir un aventón,
pero él no lo oía. Incluso hoy ha intentado recogerme para la fiesta que
hay en su casa. Como mi madre y yo estábamos invitadas, no había
necesidad de que él condujera hasta aquí y luego de vuelta. Después
de convencerlo, finalmente cedió.
Ha intentado que almuerce con él. No sé por qué el comedor es
un lugar tan aterrador, pero se siente como la boca del lobo. Me
persigue el pánico de no saber dónde sentarme o de hacer algo que me
avergüence frente a la mitad de la escuela. Sigo escabulléndome a la
biblioteca para comer mi almuerzo empacado, pero ahora Apollo
aparece y me empuja su comida.
Es dulce. En realidad, todo lo que hace es dulce. No me ha vuelto
a besar, pero sus ojos siempre se dirigen a mi boca justo antes de que
salga de su coche. Por alguna razón, nunca hace un movimiento, y me
pregunto si hemos pasado de ser algo a ser solo amigos. ¿He sido tan
mala besando? El beso me ha parecido perfecto, excepto la parte en la
que aparece mi madre.
La única desventaja que he experimentado con Apollo y yo
saliendo tanto, son las miradas sucias que recibo de algunas de las
otras chicas. Tiene muchas admiradoras. Puede ser un poco difícil de
manejar porque me hace cuestionarme internamente. También me
hace cuestionar por qué está conmigo, aunque no estemos juntos.
—Oh, me encanta el vestido que llevas. — Mamá viene a
colocarse detrás de mí y me alisa el vestido con las manos.
Es un blanco cremoso con girasoles por todas partes. La parte
superior tiene tirantes gruesos y se ajusta lo suficiente como para que
no tenga que llevar sujetador. Se abre en la cintura, lo que me encanta

Sotelo, gracias K. Cross


porque oculta parte de mis caderas. Puedo estar un poco acomplejada
por esa zona, pero el vestido es realmente bonito y cae unos
centímetros por encima de mis rodillas. Lo combiné con unas
sandalias de tiras porque quería estar guapa. Sé que es un tema de
carnaval, pero no estoy segura de sí se trata de una cita o si me invitó
como amiga. Este atuendo me parecía seguro y no parecía que me
estuviera esforzando demasiado.
—El tuyo tampoco está mal. — Me doy la vuelta y veo que lleva
un vestido de terciopelo morado oscuro ajustado. Le hace resaltar los
ojos y está muy sexy. No es algo que suela llevar, pero está preciosa.
—Pensé que podría mezclarlo.
No sé a quién cree que está engañando, pero sé que le pasa algo.
Ha estado rara toda la semana. No me extraña que siempre tenga su
teléfono cerca. Conozco la sensación porque hago lo mismo cuando
espero un mensaje de Apollo. Siempre me envía mensajes a primera
hora de la mañana y antes de acostarse. Cada vez que mi teléfono
suena, la emoción bulle en mi interior.
—Supongo que deberíamos irnos. — digo porque estoy lista para
ver a Apollo. Estoy tan acostumbrada a verlo todas las mañanas en la
escuela, que al ser sábado no tuve mi dosis normal. Me gusta
demasiado. Si tuviera alguna idea de lo que estoy pensando la mitad
del tiempo, estaría corriendo por las colinas.
No fue hasta anoche que até cabos y me di cuenta de que la fiesta
a la que mi madre hablaba de que íbamos a ir era la misma a la que
Apollo me pidió que asistiera. Tenía sentido cuando lo recordaba.
Apollo había entrado en la cafetería ese día con el hombre que
perseguía a mi madre.
Di vueltas en la cama toda la noche después de darme cuenta.
El tipo del que me estoy enamorando es el hijo de la siguiente marca
de mi madre. No estoy segura de cómo me afectará eso. Estoy tentada
a decirle a mi madre que se aparte de esto, pero ¿estaría poniendo a
alguien más frente a ella? Un chico, de todas las personas.
—Déjame coger mi bolsa. — Veo cómo echa las cartas del tarot,
y mis cejas se fruncen.

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— ¿Estás segura de que es una buena idea traerlas? Quiero
decir, si nos vamos a quedar aquí un tiempo, puede que no sea
inteligente hacer una estafa tan pronto. — Le doy un pequeño
empujón para intentar que se eche atrás.
—Todo va a salir bien. Le daré unas cuantas lecturas y acabaré
con ello. Nunca sabrá que todo fue una mierda. — Se encoge de
hombros como si no fuera gran cosa.
Supongo que estamos a punto de descubrirlo.

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Capítulo 8
APOLLO

El sol se está poniendo y estoy sentado en el muro de piedra que


da al jardín delantero. El equipo de remo de primer año está a cargo
del servicio de valet esta noche, y me divierte ver cómo se pelean para
mantener el ritmo.
Llevo veinte minutos esperando a Celeste cuando dijo que estaba
de camino. Son solo diez minutos de viaje, así que no sé por qué tarda
tanto. Siento la presencia de mi padre detrás de mí, y se confirma
cuando pone su gran y pesada mano en mi hombro.
— ¿Preparado para esta noche?— dice, y me giro para mirarlo.
—Más listo que nunca. ¿Y tú?— Asiente y veo que una sonrisa
se dibuja en la comisura de sus labios.
Mi padre ha estado diferente los últimos días, y me pregunto si
tiene algo que ver con que haya visto su coche saliendo de casa de
Celeste. El tema de la vida amorosa de mi padre está prohibido. No es
que le haya preguntado antes. Pero en todos mis años, nunca lo he
visto llevar a una mujer a su casa o incluso a una función formal. Está
en su esmoquin negro esta noche, pero por alguna razón, parece
relajado. No sé si alguna vez lo he visto tan cómodo cuando da una
fiesta.
A lo lejos, oigo a la multitud de gente decir ooh y ahhh. —Deben
ser las bailarinas del fuego. — dice mi padre y toma asiento junto a mí
en la pared. —Quiero hablar contigo de algo, Lo.
Cuando usa el apodo que solo él me llama, sé que algo es serio.
— ¿Qué?— Giro mi cuerpo para que estemos uno frente al otro
y ya no esté mirando los coches que vienen por la entrada.
—Estoy orgulloso de todo lo que has conseguido.
Una parte de mí se hunde de alivio. —Lo sé, papá.

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—Así que sabes lo mucho que te juegas en este último año. —
Veo que los bordes de sus ojos se tensan mientras me mira fijamente.
—No quiero que te distraigas en la línea de meta, Lo.
Mi estómago se pone nervioso mientras pienso en qué es lo que
está tratando de decir sin decirlo. Cuando no hablo, deja escapar un
rápido suspiro.
—Ya hemos hablado de los pájaros y las abejas. — empieza, y
abro la boca para cortarlo. Levanta una mano para detenerme y
continúa. —Puedes divertirte, pero sea lo que sea lo que has
empezado, tienes que recordar que no puede durar.
—Papá. — Aprieto los labios en una línea dura. ¿Qué demonios?
¿Realmente está haciendo esto ahora?
—Has trabajado toda tu vida para llegar a este punto. No quiero
que lo tires todo por la borda porque haya algo brillante y nuevo en la
ciudad.
—Eso es rico viniendo de ti. — escupo, mi columna se pone
rígida.
—Tienes razón. Viniendo de alguien que se ha dejado la piel para
hacer su fortuna y un nombre para él y para ti. Cuando Craven Cove
escucha nuestro apellido, muestran su respeto. He hecho todo esto
por ti, y con quién me acuesto no es asunto tuyo. — Se inclina hacia
mí y me pone la mano en la nuca. Ahora está más tranquilo, y aunque
estoy enojado, puedo ver el miedo en sus ojos. Es la preocupación de
un padre, y odio verla. —No dejaré que tu futuro lo decida una
vagabunda.
—Ella no es una vagabunda. — digo, pero las palabras tienen un
sabor amargo. Puede que lo sea, pero eso no significa que no sea
importante para mí.
Me aprieta el cuello. —Diviértete y luego termina.
Puedo contar con una mano el número de veces que mi padre
me ha hablado así. La primera vez fue cuando tenía siete años y le
pregunté por mi madre. La segunda fue después de que me atraparan
peleando en la escuela secundaria y me suspendieran. La tercera y
última vez fue el día que firmé los papeles de mi beca para la

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universidad. No es de los que se entrometen en lo que decido hacer, y
sé que mi padre es una buena persona.
No lo dice porque no le guste Celeste, sino porque podría
desbaratar todo por lo que he trabajado. Me quiere y quiere que tenga
lo mejor, pero ahora mismo no entiende lo que Celeste significa para
mí.
Por encima de su hombro, veo a un grupo de personas cerca
esperando para hablar con él. Sé que ahora no es el momento de tener
esta conversación, y nada de lo que diga lo hará cambiar de opinión.
Así que, aunque se está comportando como un imbécil, lo dejo pasar
y asiento.
—Claro, papá.
Se acerca y me toca la cara antes de sonreír. —Te quiero, Lo.
Quiero que tengas las mejores oportunidades posibles.
Le doy una sonrisa apretada antes de que se levante y camine
hacia la fiesta. Enseguida se ve rodeado por los coordinadores del
evento y los compañeros de trabajo, que necesitan un minuto de su
tiempo. Mientras veo cómo desaparece su espalda, siento que una
pesada roca se hunde en mi interior. Mi padre no es un mal tipo, y no
quiero elegir entre él y Celeste.
—Hola, guapo.
Las palabras son como el sonido del verano y de un camión de
helados en la distancia. Inmediatamente, mi corazón se hincha y se
olvida de la piedra que lleva dentro. Cuando me doy la vuelta, veo a
Celeste de pie, guapa y tímida. No puedo ponerme en pie lo
suficientemente rápido, me levanto y la atraigo hacia mis brazos.
—Hola, preciosa. — le digo, abrazándola y apretando mi nariz
contra su pelo.
Esto es exactamente lo que necesitaba.
—Me alegro de volver a verte. — dice Anna, la madre de Celeste,
cuando pasa junto a nosotros y entra en la casa como si ya hubiera
estado aquí antes. Tal vez sí.
— ¿Lista para ver la fiesta?— pregunto mientras tomo a Celeste
de la mano.

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—Umm, creo que podría estar mal vestida. — Su voz es tan suave
que es casi un susurro mientras mira a su alrededor.
La mayoría de la gente va de etiqueta, pero hay muchas mujeres
con todo tipo de vestidos. Sacudo la cabeza. —Estás increíble. —
Levanto la mano y le pongo un mechón de pelo detrás de la oreja. —
Vamos, quiero enseñarte el lugar.
Se muerde el labio inferior y asiente mientras la arrastro a través
de las puertas del jardín. El tema del carnaval es exagerado, como
siempre, y mi padre no ha reparado en gastos. Esta vez incluso ha
alquilado una carpa de circo y hay artistas en todos los lugares
disponibles. Hay un escenario en el centro de la carpa, y en este
momento hay una actuación al estilo del Cirque Du Soleil.
Celeste se ríe después de que pase el respirador de fuego y la
asuste. El sonido es contagioso y también sonrío. Está muy contenta
mientras nos dan palomitas y algodón de azúcar, y luego nos dirigimos
al mago.
Después de ver todas las atracciones principales, la conduzco a
través de la creciente multitud y al interior de la casa.
— ¿Adónde vamos?— pregunta cuando atravesamos la cocina y
vemos a todos los encargados del catering gritando y corriendo.
—Ya lo verás. — Le aprieto la mano mientras subo por la escalera
trasera hasta el tercer piso.
—Este lugar es enorme. — mira el largo pasillo con la alfombra
roja de felpa y los cuadros.
—Está muy bien para el escondite. — Le guiño un ojo y le
muestro la puerta de la izquierda. —Aquí dentro.
Cuando abro la puerta, hay un coro de vítores por encima de la
música alta. Los remeros mayores han estado de fiesta aquí en la sala
de billar desde quién sabe cuánto tiempo. También han traído a sus
parejas, y hay varias que se besan en la sombra. La sala es enorme,
con dos mesas de billar y una larga barra al fondo.
— ¿Un trago?— Pregunto, y Celeste mueve la cabeza solo un
poco.

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—También hay bebidas sin alcohol. — la tranquilizo, apretando
su mano.
—Dama y caballero, ¿qué va a ser?— pregunta Jackson,
agitando una coctelera de metal en su mano y mezclando cócteles
detrás de la barra.
—Tomaré un agua. — Miro a Celeste y asiento.
— ¿Y una Coca-Cola de cereza?— Lo dice como una pregunta, y
Jackson asiente.
—Parece que Crew no será el único cuadrado esta noche. —
bromea Jackson mientras me pasa una botella de agua y le sirve a
Celeste su Coca-Cola. — ¿Qué opinas después de tu primera semana
en Craven Cove High?
—Es algo escandaloso. — mira alrededor de la habitación como
si fuera obvio.
—Ya te acostumbrarás. — Jackson levanta su vaso de chupito
en señal de ánimo y luego lo devuelve de un golpe. —Disfruta de la
fiesta.
— ¿No sueles beber?— pregunta Celeste mientras nos acercamos
a las estanterías laterales.
—No, nunca me ha gustado su sabor. — Me encojo de hombros
y sonríe.
—A mí tampoco. Mi madre me dejó probar el vino cuando tenía
catorce años, y todavía no he superado su olor.
Nos quedamos un buen rato hablando y escuchando música
mientras la gente de la sala sigue bebiendo y bailando. Algunos de los
chicos están jugando al billar, y hay otra pareja en el balcón
quemando un porro, pero no les presto atención. Lo único para lo que
tengo ojos esta noche es para mi chica.
—Así que voy a preguntar. — dice Celeste, como si encontrara
valor y lo utilizara por primera vez. — ¿Solo quieres que seamos
amigos? Quiero decir, no me has besado desde la primera vez, y no sé
si fui mala o...

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— ¿Crees que no estoy interesado?— Coloco mi botella de agua
en la mesa junto a nosotros y pongo su bebida al lado. — ¿Crees que
ya no quiero besarte?— Me muevo para que su espalda se apoye en
las estanterías y pongo mis manos a ambos lados de ella,
aprisionándola. — ¿Tienes idea de lo difícil que es controlarme
contigo?
Traga con fuerza y veo que sus mejillas se vuelven rosas. —No lo
sé.
Me acerco y rozo con mi nariz su mejilla hasta llegar a su oreja.
Dejo que mis labios rocen la concha de la misma antes de susurrarle:
—Es todo lo que puedo hacer para no tocarte. — Trago y suelto un
suspiro. —Como ahora mismo, por ejemplo. Me encantaría
arrodillarme, levantar ese bonito vestido y descubrir lo mojada que
estás.
—Oh, mierda. — dice suavemente.
—Pero no quiero que sea así la primera vez. — Su respiración se
entrecorta y sonrío contra la tierna piel de su cuello.
— ¿La primera vez?
—Tengo planes para ti, Celeste. — Ahora mismo, se siente sucio
decir su nombre en voz alta, y estoy listo para tenerla a solas.
— ¿Dónde está tu habitación?— pregunta, como si leyera mi
mente.
Me inclino hacia atrás, le sonrío con arrogancia y señalo la
puerta con la cabeza. —Salgamos de aquí.
Cuando la cojo de la mano, me doy la vuelta y veo a Amber
ponerse delante de nosotros. Tiene los ojos vidriosos como si hubiera
bebido demasiado, y me pregunto cuánto tiempo lleva bebiendo.
Mierda, ni siquiera son las nueve.
—Vamos, Crew, es mi turno de dardos y no tengo pareja. — Hace
un mohín y me coge la mano libre.
—Lo siento, Amber. Nos vamos. — Retiro la mano y trato de ser
cortés. Voy a rodearla, pero nos esquiva.

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— ¿No hay un código de vestimenta de corbata negra para esta
noche?— pregunta señalando a Celeste y luego a mí.
—Ya está bien. — le advierto, porque sé que está borracha.
—Oh, mierda. — dice sobriamente y se endereza. —Debes ser
parte de la ayuda. Toma, coge mi bebida.
Y antes de que pueda detenerla, Amber lanza su bebida en
dirección a Celeste. Soy lo suficientemente rápido como para moverme
de manera que la mayor parte del contenido de su margarita caiga
sobre mi esmoquin y solo un poco de la salpicadura llegue a Celeste.
— ¡Qué demonios, Amber!— Grito, y todo el mundo se gira en
nuestra dirección.
—Ups. — se ríe borracha mientras Jackson aparece a mi lado.
—Lo siento, Crew, eso estaba destinado a la basura.
—Sáquenla jodidamente de aquí. — siseo entre dientes
apretados, y Jackson asiente mientras la agarra por detrás y la saca
a paso de rana de la habitación.
La música no se detiene, y nadie reacciona realmente al drama
de Amber mientras la fiesta continúa. Típico. Estos imbéciles son unos
aprovechados y ver su reacción ante Celeste me cabrea.
Quiero gritar para que todos se vayan de mi casa, pero sé que
eso no quedaría bien para mi padre. Así que en lugar de eso, nos saco
de esta situación y juro no volver a poner a Celeste en ella. ¿Siempre
han sido imbéciles o está en el aire esta noche?
—Ven conmigo, preciosa. Necesito cambiarme.
Asiente, y no puedo leer la expresión de sus ojos. ¿Es vergüenza,
pena, o se arrepiente de estar aquí conmigo? Joder.
Cuando salimos de la sala de billar, la llevo a otra escalera que
lleva a mi dormitorio. Nunca, nunca traigo a la gente a este lado de la
casa. Sobre todo porque está más lejos de todo, pero en realidad es
porque es privado. No quiero que haya gente al azar en mi espacio. Me
gusta tener un lugar donde pueda ir a relajarme y despejar mi cabeza
si lo necesito.

Sotelo, gracias K. Cross


Cuando entramos, cierro la pesada puerta de madera detrás de
nosotros y echo el cerrojo. Celeste sigue callada mientras la acompaño
al baño adjunto y cojo una toalla.
—Toma, deja que te ayude. — Empiezo a secarle el vestido, pero
lo aparta.
—Está bien, de verdad. De todas formas, su bebida estaba llena
de hielo. — Hay algunas manchas de agua, pero tiene razón. No hay
manchas en ninguna parte. — ¿Qué vas a hacer con tu esmoquin?
—Me pondré otro. — Voy a quitarme la chaqueta y me observa
atentamente.
— ¿Así que tienes varios esmoquin por ahí?— levanta una ceja,
y me alivia ver que no está tan triste.
—Un par. — Le guiño un ojo mientras tiro la chaqueta al cesto y
me desabrocho la pajarita.
—Quizá debería irme. — mira hacia la puerta del baño pero no
hace ningún movimiento para salir.
— ¿Y por qué ibas a hacerlo? El espectáculo acaba de empezar.
— Dejando que mi corbata caiga al suelo, me desabrocho la camisa de
vestir y luego levanto las muñecas delante de ella. — ¿Un poco de
ayuda?
Sonríe mientras se desprende de los gemelos y los coloca en la
encimera del baño. Termino con los botones delanteros y dejo caer la
camisa al suelo. Sus ojos se posan en mi pecho y luego apartan la
mirada rápidamente. La observo, sin apartar la mirada, mientras voy
por el cinturón.
Celeste me mira, luego al suelo y después al techo. A cualquier
sitio menos a mí, mientras me desabrocho el cinturón y lo dejo caer
sobre el montón.
—No estaría haciendo esto delante de ti si no quisiera que
miraras. — le digo, y sus mejillas se ruborizan cuando sus ojos se
encuentran con los míos. —Pero no te voy a obligar a quedarte.
Cuando asiente en señal de comprensión, me lamo el labio
inferior y me quito los zapatos y los calcetines. Los pantalones caen al
suelo y me los quito para quedarme delante de ella en calzoncillos.

Sotelo, gracias K. Cross


—Quizá no fue tan malo que me tiraran una copa. — dice, con
un tono juguetón, mientras me acerco a ella.
—Fue algo malo. — Le paso el dedo por el brazo desnudo. —Pero
estoy sacando lo mejor de ello.
Lleva tacones, pero incluso con esa altura añadida, sobresalgo
por encima de ella. Me encanta lo pequeña que es contra mí y la forma
en que me mira. Como si no supiera si estoy aquí para salvarla o si
soy el lobo que la está cazando. Para ser honesto, yo tampoco.
—Ahora. — digo lentamente mientras aprieto mi cuerpo contra
el suyo hasta que su culo choca con la encimera del baño. Tiene que
estirar el cuello para mirarme a los ojos. — ¿Qué tal si me dejas
limpiarte aquí abajo también?
Me acerco a su sexo por encima del vestido y le froto la palma de
la mano. Está suave y caliente, y el sonido que hace en el fondo de su
garganta es de necesidad. Mi polla se hincha dolorosamente, y es como
un tubo de plomo en mis calzoncillos.
Muy levemente, separa los labios y luego asiente.

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Capítulo 9
CELESTE

Esto está sucediendo realmente. Hace solo unas horas que


estaba tan insegura de lo que Apollo y yo éramos, y ahora tiene su
mano en mi sexo. También está de pie frente a mí en solo sus
calzoncillos bóxer. Me he preguntado varias veces qué aspecto tendría
bajo la ropa, y ahora lo sé. Había asumido que era corpulento, pero
este hombre que tengo delante es algo totalmente distinto.
Todo su cuerpo está lleno de músculos que se flexionan con cada
movimiento. Si no estuviera tan excitada en este momento, podría
sentirme cohibida. Tengo un poco de curvas, algo que nunca me había
molestado. Mi madre también lo es, y ver que siempre abraza y ama
su cuerpo me ha hecho sentirme segura del mío. Estoy segura de que
todas las personas se ponen nerviosas cuando se desnudan delante
de otra persona por primera vez, pero Apollo no parece estarlo.
Por el contorno gigante de la polla de Apollo en su ropa interior,
le gusta lo que ve. ¿Por qué si no iba a ser yo la chica que se llevó a su
dormitorio? No me cabe duda de que cualquiera de las otras chicas de
la fiesta habría subido de buena gana con él.
Hasta ahora, la única desventaja de mi nueva escuela es que las
otras chicas se sienten molestas por la atención de Apollo hacia mí.
Me han mirado mal y he oído algunos comentarios en voz baja sobre
cómo nunca se enrolla ni sale con nadie del colegio. Soy una excepción
especial, y no puedo evitar que eso me encante.
—Tienes que decirlo. — Se lame los labios mientras recorro su
pecho con los dedos. —Dime que puedo probarte.
—Sí. — Apenas termino la palabra, y su boca está sobre la mía.
Me agarra por las caderas con firmeza y siento su excitación
contra mí. Me balanceo contra él, y gime, apartando su boca de la mía.
El calor de sus ojos me deja sin aliento.

Sotelo, gracias K. Cross


—No tienes ni idea de lo mucho que te deseo. — dice antes de
volver a besarme.
Es como si no pudiera dejar de besarme. He abierto las
compuertas y ahora él lo está recibiendo todo.
Su boca se levanta brevemente mientras baja por mi mandíbula
y mi cuello. Siento que me lame ahí como si estuviera probando su
próxima comida. Y eso podría ser exactamente lo que soy. Cierro los
ojos y pienso en él haciendo esto entre mis piernas.
Se suelta de mis caderas y me sube el vestido hasta que me rodea
la cintura. Su dura longitud se frota justo contra mis bragas con solo
nuestra ropa interior separándonos.
—Te sientes tan bien. — dice, con sus dedos recorriendo la parte
superior de mis muslos. Me acaricia lentamente y con mucho control.
—Suave y dulce.
—Apollo. — exhalo. Tiene que saber lo mojada que estoy porque
noto que mis bragas se pegan a mí. Estoy segura de que también se
está mojando.
Cuando se arrodilla frente a mí, me muerdo el labio. Verlo tan
cerca me hace sentir no tan atrevida como antes. Ahora no se puede
perder la gigantesca mancha de humedad porque está justo delante
de su cara. Nunca me había excitado tanto en mi maldita vida
mientras todo mi cuerpo palpita.
—Mira todo esto. — La voz de Apollo está llena de deseo. Arrastra
los nudillos sobre el material húmedo y veo cómo su sonrisa arrogante
le arranca la comisura de los labios. —Solo para mí, preciosa.
Se inclina hacia delante y me da un beso en las bragas. Luego
veo cómo inhala mi aroma y cierra los ojos. Es como si me estuviera
saboreando. Este hombre no puede ser real con la forma en que me
trata. Se diría que soy lo que más desea en el mundo.
Sus dedos agarran el lateral de mis bragas y las aparta
lentamente. Apollo se lame los labios mientras su otra mano se desliza
dentro de sus bóxers. Me contoneo, sin saber cómo voy a aguantar.
—No puedo aguantar mucho más. — gimoteo. Quiero agarrarlo
y hacer que llegue a él antes de morir de necesidad. —Apollo.

Sotelo, gracias K. Cross


—Me encanta cómo dices mi nombre, pero es diez veces mejor
cuando estás excitada y me necesitas.
Está disfrutando de esta lenta tortura, pero finalmente,
finalmente se acerca y su lengua se desliza entre mis pliegues. La
sensación es como un calor líquido que se derrama sobre mi cuerpo,
pero cuando siento que rodea mi clítoris, gimo. Soy incapaz de apartar
los ojos de su cara enterrada entre mis muslos. Ya no puedo ver su
mano en los calzoncillos, pero por la forma en que su brazo se mueve
de un lado a otro, sé que se está masturbando mientras me penetra.
Esto es muy caliente.
Muevo las caderas hacia delante porque no puedo quedarme
quieta. Su ritmo es lento al principio mientras me explora, y es como
si intentara lamer cada gota. Cuanto más grito su nombre, más rápido
va. Cuando se mete mi clítoris en la boca y pasa la lengua de un lado
a otro con rapidez, estoy acabada.
— ¡Apollo!— Grito y mis dedos se dirigen a su pelo. El orgasmo
inunda mi cuerpo, pero no se detiene. —No puedo. — Intento alejarme
porque mi clítoris es demasiado sensible para mí.
Tras otro tortuoso lametón, sonríe contra mí y vuelve a colocar
mis bragas en su sitio. Cuando se levanta, se eleva sobre mí.
— ¿Y tú?— Pregunto, relamiéndome los labios. Deja escapar un
gemido que me hace sentir muy sexy.
—No me tientes. Ya me corrí una vez. De ninguna manera voy a
tener dos orgasmos mientras tú solo tienes uno. — Resoplo, fingiendo
estar molesta. Me besa y me quita el mohín de los labios. —Esta noche
se trataba de ti.
¿No se trata de que se corra? Le sonrío y caigo un poco más. Es
tan diferente a todos los demás chicos de la escuela, o a los que he
conocido, en realidad.
Apoyo la cabeza en su pecho y lo respiro. El zumbido del orgasmo
sigue flotando en mi cuerpo y no quiero que se detenga. Quiero
quedarme aquí para siempre y no volver a la fiesta.
—También voy a tener que cambiarme de ropa interior ahora. —
dice con una risa profunda. Incluso su risa es sexy.

Sotelo, gracias K. Cross


Levanto la cabeza para que se vista y, mientras lo hace, recorro
su habitación. Creo que su habitación podría ser más grande que toda
la casa que alquilamos mamá y yo. Es otro recordatorio de lo fuera de
mi alcance que estoy aquí. Apollo es la realeza de Craven Cove. Yo soy
la chica nueva que probablemente solo está de paso. No tengo planes
para lo que sucederá en mi vida, mientras que la suya está planeada.
Somos tan diferentes.
—Oye, ¿en qué estás pensando?— Me agarra la mano y me atrae
hacia su cuerpo. Vuelve a ponerse otro de sus esmoquin y me recuerda
a un modelo de GQ.
—Nada. — miento. Me doy cuenta de que no se lo cree, pero
antes de que pueda volver a preguntar, suena un golpe en la puerta.
—Pase. — dice Apollo. Intento dar un paso atrás, pero no me
suelta. La puerta se abre y deja ver a su padre, al que todavía no
conozco. Apollo se parece mucho a él, y es aún más evidente cuando
ambos llevan esmoquin.
Sus ojos rebotan entre los dos. Sé que me estoy sonrojando
porque puedo sentir el calor que me quema las mejillas. La cara del
Sr. Crew es ilegible, pero juro que se produce una conversación
silenciosa entre él y Apollo. Sea lo que sea esa conversación, hace que
Apollo mire a su padre con ojos de odio.
—La subasta está a punto de empezar. Tú eres el primero. No
queremos que todas las chicas no pujen porque te están esperando.
—Mierda. — murmura Apollo, pasándose las manos por el pelo.
—No puedo. Estuve de acuerdo con eso antes.
¿Antes de qué? ¿Antes de que se me insinuara? ¿Decirme que
soy suya?
— ¿Te estás echando atrás en un compromiso?— El Sr. Crew
cruza sus brazos sobre su amplio pecho. —Esto es por caridad. —
Enfatiza la última palabra, y realmente deseo no estar aquí ahora
mismo.
—Entonces escribiré un maldito cheque yo mismo.
—Ya hemos hablado de esto. — Mira fijamente a Apollo, que no
parece intimidado, y su abrazo se hace más fuerte.

Sotelo, gracias K. Cross


—No, tú hablaste. — Me muevo de un pie a otro porque esto se
está volviendo incómodo.
Hay un tiempo de silencio entre ellos, y siento que su pecho se
desinfla.
—Lo haré. — dice Apollo.
—Te veo abajo. — El Sr. Crew da un paso atrás y cierra la puerta
tras de sí.
No me pasa desapercibido que no se haya presentado a mí, ni
que Apollo no me haya presentado a él. No sé qué pensar de eso ni de
la conversación que han mantenido.
— ¿Qué subasta?— Pregunto, pero estoy segura de que es
exactamente lo que parece.
—Acepté hace tiempo formar parte de una subasta de solteros.
Solo pueden pujar los estudiantes de secundaria, pero al que gane
tengo que llevarlo al baile. — Su mandíbula hace un tic, y mi estómago
cae.
—Oh. — Intento apartarme de él, pero de nuevo no me deja ir.
—Vas a pujar por mí.
— ¿Qué?— Niego. —Quiero decir, ojalá pudiera, pero no tengo
dinero para eso. — Odio la sensación que tengo por dentro al decirle
eso en voz alta. Creo que Apollo no ha tenido que pensar en el dinero
ni un momento en su vida.
—Voy a cubrirlo.
—No puedo hacer eso. — Sigo negando.
—Celeste, tienes que hacerlo. Por mí, por favor. — Sonríe
tímidamente y sus ojos son suplicantes. —No quiero ir al baile con
nadie más que contigo.
— ¿No es el baile de graduación para siempre?— Es solo la
primera semana del año escolar.
—Siempre estoy pensando en el futuro.
No estoy segura de que se dé cuenta del lujo que es eso, y que
yo no tengo. No sé cómo es posible con lo fuerte que me abraza, pero

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con cada segundo, la distancia crece entre nosotros. Al menos para mí
lo hace.
— ¿Pujarás por mí?— me empuja.
Dudo solo un momento antes de asentir. —Sí. — Aunque no
estoy segura de que Apollo y yo podamos llegar a funcionar, me
mataría verlo en una cita con otra chica. — ¿Y si se vuelve una locura?
¿Hay un límite o algo así?
—No hay límite. No cuando se trata de nosotros.
Me coge la cara con sus grandes manos antes de inclinarse y
besarme. Todavía puedo saborear mi liberación en sus labios, y me
encanta la idea de que baje las escaleras conmigo todavía sobre él. Es
entonces cuando dejo de intentar alejarme de él y me derrito en su
abrazo. Cuando me besa, me olvido de todo lo que nos rodea.
—Tenemos que bajar. Estás demasiado cerca de mi cama. Si no
vamos ahora, no saldremos de mi habitación en el resto de la noche.
—Hagámoslo. — acepto mientras reboto un poco en las puntas
de los pies.
Me coge de la mano y me lleva de vuelta a la planta baja y luego
al exterior. Nos dirigimos a la carpa y al escenario del centro. Intento
no ponerme nerviosa, con todas las miradas que recibimos de la gente.
Apollo me mantiene cerca de él y sé que por eso me miran. Todas esas
estúpidas inseguridades empiezan a surgir dentro de mí. No ayuda el
hecho de que esté mal vestida. Me gustaría ser más como mi madre y
que no me importara una mierda. Me pregunto si eso es algo que viene
con la edad.
Apollo se detiene en una mesa y me trae una paleta para que
pueda pujar. Echa un vistazo a la sala, y yo intento seguir su línea de
visión para ver qué está buscando.
— ¿Qué pasa?— Le pregunto.
—Estoy tratando de encontrar a alguien con quien me parezca
bien dejarte. — Sus cejas se fruncen y una mirada adorablemente
frustrada cruza su rostro.
—Sabes que puedo quedarme sola, ¿verdad?— Me río.

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— ¿Para que alguien pueda venir a coquetear contigo?— Me mira
como si hubiera perdido la cabeza o algo así.
—Nadie...
—Lo harán. Créeme. — dice, interrumpiéndome. —No tienes ni
idea de lo guapa que eres. — Eso me deja sin palabras.
—Iré a pararme con mi madre. — Hago un gesto hacia donde la
veo cerca del escenario.
—Eso podría funcionar.
Lucho contra otra carcajada mientras me lleva hasta ella y se
presenta como es debido. No ha vuelto a cruzarse con ella desde que
nos atrapó besándonos. Después me besa en la mejilla y se va hacia
el escenario. Medio segundo después, su padre se acerca al frente del
escenario con un micrófono en las manos.
— ¿Estás ofertando?— pregunta mamá al ver la paleta en mi
mano. Le cuento la versión abreviada de lo que ocurrió en la
habitación de Apollo, omitiendo obviamente las cosas sucias.
Cuando termino, sus ojos buscan algo en mi cara.
— ¿Su padre lo obliga a hacer la subasta después de decir que
está contigo?— Sus labios se fruncen, algo que hace cuando está
molesta. — ¿Te ha dicho algo?— pregunta.
—Ni una palabra.
—Ya veo.
Oh, mierda.
—Está bien, tenía prisa. — me apresuro a decir, porque conozco
a mi madre. Si hiciera algo que me molestara, ella lo desangraría.
—La subasta está empezando, cariño. — cambia de tema.
Genial.
Las dos observamos cómo el padre de Apollo habla de la
organización benéfica antes de dar un breve resumen de cómo
funcionará la subasta. Cada pocos segundos sus ojos encuentran a
mi madre, y se quedan. Echo un vistazo y veo que se ríe con el hombre
que está a su lado, algo que sé qué hace a propósito.

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—Primero tenemos a mi hijo Apollo.
Todas las chicas empiezan a aplaudir con fuerza cuando Apollo
sube al escenario. Se acerca al centro y se mete las manos en los
bolsillos. Me pregunto cómo esa acción puede ser tan increíblemente
sexy. Todas las chicas siguen gritando. Vaya.
—Apollo es capitán del equipo de remo, tiene un 4,0 y le han
concedido una beca completa para el Estado. — Su padre habla de él,
pero puedo ver el orgullo en él mientras presume de su hijo. —Que
comience la subasta. Empezaremos con mil, así que tengo una oferta
de mil dólares para Apollo Crew.
Las paletas vuelan inmediatamente mientras la puja comienza.
Empieza con mil. ¿En qué demonios me he metido? Veo a algunas de
las chicas ir de un lado a otro, pero los ojos de Apollo se mantienen en
mí todo el tiempo. Todavía no he ofertado porque quería esperar. Al
menos hasta que se reduzca a unas pocas chicas en lugar de a todas
a la vez.
Me doy cuenta de que una de las chicas que puja es Amber, y mi
fastidio vuelve a aparecer. Pensé que la habían echado. Tal vez se coló
de nuevo, pero esta es una forma bastante pública de mostrarse.
Genial. Quién sabe lo que va a soltar si terminamos enfrentándonos,
lo cual estoy bastante segura que va a suceder. He visto el coche de
Amber y su forma de vestir. También viene de dinero.
Como me temía, la puja se reduce a Amber y otra chica. Creo
que su nombre es Cara. La he visto antes en la escuela, pero soy
terrible con los nombres. Cara deja caer su paleta, y Amber tiene una
mirada de satisfacción porque cree que ha ganado.
Levanto mi paleta. —Cinco mil. — anuncio claramente a la
silenciosa sala, y todos vuelven su atención hacia mí.
Ser el centro de atención es mi peor pesadilla, pero cuando siento
el brazo de mi madre rozándome me da valor. Me dice en silencio que
está a mi lado y que me presta atención.
Si las miradas pudieran matar, estaría muerta por la mirada que
me lanza Amber.
—Seis mil. — me responde.

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Oh, Dios. Esto se me está yendo de las manos. Podría conseguir
mi propio coche con esta cantidad de dinero.
—Diez. — me susurra mamá en voz baja. Cuando la miro, me
hace un firme gesto con la cabeza para que lo haga. ¿Qué demonios?
He dicho que me gustaría ser un poco más como ella en lo que respecta
a la confianza, así que esta debe ser mi oportunidad.
Vuelvo a levantar la pala y grito la oferta, sorprendiendo a todos,
incluso a mí misma.

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Capítulo 10
APOLLO

—Tengo diez mil de la señora del frente. ¿Tengo otra oferta?—


pregunta mi padre mientras mira a la multitud.
Esto es ridículo. ¿Por qué pide otra puja cuando está claro que
Celeste es la ganadora? Aprieto los puños en los bolsillos e intento
mantener la calma. Hay una larga pausa y miro hacia el mar de gente
para ver la cara agria de Amber. ¿Cómo demonios ha vuelto a entrar?
Sé que Jackson la habría sacado después de pedírselo.
A lo lejos veo movimiento, y es Jackson que se dirige hacia ella.
Debe estar tan irritado de verla como yo.
—A la una. — dice papá lentamente, pero ya he tenido suficiente.
Caminando a su lado, ofrezco a la multitud mi mayor sonrisa
mientras paso mi brazo por encima de su hombro y le quito el
micrófono de la mano. Se resiste a aflojar el agarre, pero no quiere
avergonzarme a mí ni a él mismo.
—Vendido a Celeste Binx por diez mil dólares. — digo, y el
público aplaude.
Le dedico a mi padre una sonrisa apretada mientras le devuelvo
el micrófono. Lo conozco mejor que nadie, así que sé que lo que todo
el mundo ve es una broma de buen gusto. Pero lo que yo veo es la
irritación de mi padre porque he conseguido salirme con la mía.
También veo que está enojado con la madre de Celeste, pero no sé por
qué.
Mientras me dirijo a las escaleras, veo a Jackson agarrado al
brazo de Amber, pero esta vez tiene seguridad con él. Pone los ojos en
blanco mientras pasan, y aprieto la mandíbula. ¿Por qué tiene que
crear problemas? Nunca le di ninguna indicación de que quisiera ser
su amiga, y mucho menos nada más.

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Inmediatamente me acerco a Celeste y veo sus ojos muy abiertos
y sus manos temblorosas. —No puedo creer que acabe de hacer eso.
— dice suavemente mientras tomo su cara entre mis dos manos y la
beso con fuerza en los labios.
Hay unas cuantas personas que silban hasta que me retiro. —
Gracias. — le digo, y sus mejillas arden de vergüenza mientras agacha
la barbilla.
—De nada. — Se muerde el labio inferior con nerviosismo y noto
un movimiento a mi derecha.
—Felicidades. — dice la madre de Celeste, y luego me dedica una
sonrisa que no llega a sus ojos. —Ha sido una fiesta maravillosa, pero
se hace tarde.
—Por supuesto. — digo, con la decepción subiendo por mi
garganta. Pensando rápidamente, me vuelvo a centrar en Celeste. —
¿Estás libre mañana? Puedo llevarte al agua…
—Mañana iremos a la ciudad para pasar un día de chicas. —
interrumpe Anna Binx una vez más. Coge a Celeste de la mano y veo
el pequeño apretón que le da.
— ¿Y mañana por la noche?— pregunto, y sé que estoy tentando
a la suerte.
Celeste empieza a responder, pero una vez más, su madre la
detiene. —No volveremos hasta tarde.
—Mamá. — sisea Celeste, pero Anna Binx no se inmuta. Ni un
poquito.
—Supongo que entonces te recogeré para ir al colegio el lunes.
— confirmo, y esta vez Celeste se adelanta a su madre.
—Sí. — dice con firmeza, y la mirada que le dirige a su madre no
deja lugar a discusión. —Estaré lista a las ocho.
—Ha sido un placer volver a verte, Apollo. — dice la señora Binx
antes de soltar la mano de Celeste. —Te veré en el coche, cariño.
Antes de que pueda dar un paso, mi padre está ahí delante de
ella. — ¿Adónde vas?— le pregunta, y ella sonríe alegremente mientras
lo esquiva y sigue caminando.

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Vuelve a ponerse delante de ella, pero está demasiado lejos para
que pueda oír nada de lo que dicen. Veo cómo ella le pone la mano en
el brazo y se acerca para susurrarle algo al oído. Mi padre abre los ojos
y le susurra algo antes de meterse la mano en el bolsillo.
Anna Binx lo mira como un gatito inocente mientras le quita la
American Express negra de la mano y se aleja sin ni siquiera mirar
por encima del hombro. ¿Qué demonios?
—Oye, siento lo de mañana. — dice Celeste, atrayendo de nuevo
mi atención hacia ella. —No sabía que mi madre tenía algo planeado.
—No pasa nada. — Me adelanto y le paso el brazo por la cintura.
—Solo sé que esta noche, cuando vuelva a mi habitación, voy a
imaginarte en esa cama, conmigo entre tus piernas.
—Apollo. — sisea, mirando a su alrededor cohibida, pero veo su
sonrisa.
Tomando su mano, camino con ella hasta el valet y veo a su
madre esperando en su coche. No quiero hacer nada que enoje a su
madre ni que le haga tocar el claxon, así que le doy a Celeste un casto
beso y me alejo de ella, aunque solo sea para no agarrarla y echármela
al hombro como un cavernícola.
—Mándame un mensaje para saber que llegas bien a casa. — le
digo, y niega.
—Son como tres kilómetros.
—Bien, entonces envíame un mensaje para que pueda darte las
buenas noches.
Eso hace que intente ocultar su sonrisa, pero asiente
rápidamente. —De acuerdo. — dice suavemente mientras sube al
coche y se alejan.

El domingo, me paso todo el día en el agua haciendo ejercicio y


en mi barco. La semana que viene tenemos una carrera de remo y le
envío un mensaje a Celeste para preguntarle si puede venir a
animarme. Nunca he tenido a nadie en las gradas aparte de mi padre,

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y sé que con ella sería diferente. Tener su apoyo hace que mi pecho se
sienta cálido y suelto. Cada vez que estoy con ella, es como si nunca
hubiera estado más relajado.
Era tarde esa noche antes de tener noticias suyas, y lo único que
recibí fue un rápido mensaje diciéndome que su madre había tenido
su teléfono todo el día, y que estaba a punto de irse a la cama. La
decepción era un eufemismo, pero no podía culparla por pasar tiempo
con su madre. Tal vez sea egoísta, pero su madre la ha tenido toda
para ella durante dieciocho años. ¿No es hora de compartirla un poco?
Además, soy hijo único, así que estoy acostumbrado a salirme con la
mía.
El lunes por la mañana, estoy en la puerta de la casa de Celeste
una hora antes porque estaba muy dispuesto a verla. Ella debe haber
pensado lo mismo, porque cuando abre la puerta, está completamente
vestida y la sonrisa que me dedica hace que todo en mi mundo esté
bien.
— ¿Quieres ir a tomar un café antes de la clase?— le pregunto,
y asiente mientras se pone de puntillas y me besa.
Con ella en las escaleras del porche y yo en el suelo, solo tiene
que subir un poco para alcanzarme. Y es un poco adorable que esta
vez sea ella quien inicie el beso.
— ¿Qué tal el día con tu madre?— Pregunto cuando entramos
en el coche.
—Um, estuvo bien. — duda y parpadea confundida.
— ¿Qué pasó?
—Nada, solo fue un día en el spa juntas. Nunca lo habíamos
hecho antes. Supongo que se podría decir que fue una experiencia. —
Me coge de la mano mientras me dirijo a la cafetería y cambia
rápidamente de tema. — ¿Qué hiciste ayer?
Hablamos un rato del barco en el que estoy trabajando y de mi
encuentro de remo de esta semana. Cuando le pido que venga, acepta
rápidamente y luego me pregunta cómo es. Siempre es tan fácil con
Celeste que cada vez que estamos juntos es como si perdiera horas en
el día. Nuestras conversaciones pasan de una a otra, y para cuando la

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acompaño a clase, ya estoy anticipando la próxima vez que podré
verla.
—Nos vemos después. — le digo y le aprieto la mano antes de
que entre en el aula.
—Lo tienes mal, hermano. — dice Jackson mientras camina a
mi lado y observa a Celeste ir a su pupitre.
—No mires a mi chica. — Lo empujo para que se aparte, y finge
contraatacar mientras caminamos hacia la clase.
— ¿Vas a venir a mi fiesta este fin de semana? Mis padres están
fuera de la ciudad. — Mueve las cejas y me río, poniendo los ojos en
blanco.
—Tal vez.
— ¿Cómo que tal vez? Vamos, voy a invitar a todo el mundo,
vamos a tener un barril.
—Tal vez. — vuelvo a decir, y hace un ruido despectivo.
—Debería ir a preguntarle a Celeste si te va a traer o no.
Me encojo de hombros mientras entramos en clase y tomamos
asiento. —Probablemente. — Le guiño un ojo, y sacude la cabeza con
exasperación.
En ese momento entra el profesor y se acaba la discusión.

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Capítulo 11
CELESTE

— ¿Tienes idea de lo difícil que es acercarse a ti?— pregunta


Emerson mientras se deja caer en el asiento contiguo al mío. Hoy va
vestido con un chándal amarillo y muchas joyas. Es guapo de una
manera suave, pero demasiado bonito para mi gusto. —A Crew le
gusta tenerte bajo llave, pero supongo que no debería esperar menos.
— ¿Perdón?— pregunto, perpleja por sus palabras.
—Y aquí vienen ahora. — dice en voz baja.
Unos cuantos chicos del equipo de remo se dirigen hacia
nosotros. —Esta zona está reservada. — dice uno cuando se acerca.
Estoy bastante segura de que estuvo estacionando coches en el evento
del fin de semana pasado.
Empiezo a levantarme para que podamos pasar a otra zona. Aquí
es donde Apollo me dijo que me sentara, pero creo que le escuché mal.
—Tú no, Celeste. — se apresura a decir el otro chico que está
con él.
—Estoy con ella. — les responde Emerson antes de guiñarme un
ojo. No es coqueto, sino pícaro.
—Sí. Está conmigo. — confirmo y finalmente captan la indirecta.
Los dos novatos no parecen estar contentos con mi respuesta, pero se
revuelven hacia el agua.
—Hay algunas zorras que están enojadas porque Crew está
encima de ti. — Señala casualmente con la cabeza a un grupo de
chicas junto al agua, y veo a qué se refiere. —Es tan raro para la gente.
—No está encima de mí. — me apresuro a decir, pero entonces
dejo caer mi pelo hacia delante para intentar ocultar mi rubor. De
acuerdo, puede que esté encima de mí. —Somos una pareja. No
entiendo por qué es raro. — No somos súper cariñosos en público. De

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hecho, somos mansos comparados con algunas de las parejas que
deambulan por los pasillos de Craven Cove High.
—Es raro porque es Crew. El Sr. Hazlo Todo Perfectamente. Lo
único que le importa es ser el mejor. Supongo que vivir a la sombra de
su padre es duro. Las chicas no estaban en su radar. Bueno, no lo
estaban hasta ahora.
Mis ojos encuentran automáticamente al padre de Apollo entre
la multitud. Está de pie cerca de los botes y esperando que comience
la carrera. Es la primera vez que asisto a una carrera de remo, si es
que se llama así. El Sr. Crew me miró cuando llegó, pero eso fue todo.
No sé qué pensar de él, pero no tengo la sensación de que le importe
mucho. Sin embargo, creo que tiene todo tipo de sentimientos por mi
madre. Unos sentimientos que, como mínimo, me hacen sentir
incómoda. En este punto, “desordenado” podría ser una palabra
mejor.
No sé qué le hice para que me mirara fijamente, pero mi madre
le quitó la tarjeta de crédito de la mano y la usó en el spa. Casi se cayó
de pie para dársela. Puede que me vea como algo que estorba, más
ahora que su hijo y yo nos estamos enredando.
—Realmente no he conocido a su padre. — admito.
Apollo lo menciona aquí o allá. Cuando lo conocí, pensé que
estaban unidos, pero últimamente tengo la sensación de que hay
tensión. Me preocupa ser la causa de eso, y no me gustaría
interponerme entre ellos. Nunca querría que alguien se interpusiera
entre mi madre y yo.
¿Cómo puede estar bien con mi madre pero no conmigo? La
confusión me hace sentir insegura y cuestionar mi relación con Apollo.
Somos de dos mundos muy diferentes, y no es que encajemos en
ninguno de ellos. También me he dado el lujo de escuchar a algunas
personas decir eso.
Entonces, ¿por qué cuando estamos solos nos sentimos tan
bien? He tenido amigos que van y vienen en mi vida, pero ninguno ha
sido consecuente con lo mucho que nos hemos distanciado mamá y
yo. Con Apollo, es fácil cuando estamos juntos. Es cuando el resto del
mundo comienza a empujar a nuestro alrededor que estos

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pensamientos surgen en mí. Me pregunto si Apollo siente lo mismo. Si
siempre intenta ser el Sr. Perfecto, no va a funcionar a largo plazo.
Emerson asiente hacia el padre de Apollo. —Él siempre está
aquí, pero yo soy de los que hablan. También estoy siempre aquí.
Quiero decir, mira a tu alrededor. — Mueve las cejas hacia los
hombres que están junto al agua. Todos están sin camiseta, y algunos
están mojados.
—Supongo que es una bonita vista.
—Mejor que tu hombre no te oiga decir eso. Es del tipo celoso.
—No, no lo es. — Al menos no que yo pueda decir.
—Claro, cara de muñeca.
Suena un silbato, y atrae mi atención de nuevo al agua mientras
todos comienzan. Me sorprende lo mucho que me gustan las carreras
cuando los barcos empiezan a competir. También me sorprenden los
celos que siento cuando las otras chicas gritan el nombre de Apollo
cuando es su turno. Creo que soy la que tiene problemas de celos, y
lo odio.
Antes de que pueda entender lo que está sucediendo, todo ha
terminado. El barco de Apollo entra en el puerto deportivo y decido
alejar los pensamientos de celos cuando se dirige directamente hacia
mí. Se ríe mientras me levanta de los pies y me hace girar en círculo.
Ha ganado, por supuesto, pero no me sorprende.
—Has estado increíble. — le digo cuando por fin me deja en el
suelo.
—No tienes ni idea de lo que ha pasado, ¿verdad?— Sonríe
mientras lo dice.
—Has cruzado la línea primero. Eso es algo. — Su risa es
profunda mientras se inclina y me besa de nuevo.
— ¿Qué pasa, Emerson?— dice Apollo cuando finalmente
levanta su boca de la mía. Por un momento, olvido por completo que
hay gente a nuestro alrededor. La mayoría mira hacia nosotros y hacia
lo cerca que está Apollo de mí. — ¿Qué estaban tramando ahí arriba
en las gradas?

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—No mucho. Celeste aceptó estar en el comité del baile conmigo.
Quiero decir, va a ir contigo, así que es lo más apropiado.
— ¿Qué?— Parpadeo, sabiendo que no he aceptado nada de eso.
— ¿Lo hiciste?— Apollo me mira con confusión, y ambos esperan
a que responda.
—Podría ser divertido. — Me encojo de hombros, pensando que
en realidad podría gustarme. No estoy involucrada en nada más por
aquí, y Emerson es la única persona, además de Apollo, que me ha
pedido que haga algo.
—Lo, te necesito aquí. La gente está esperando para hablar
contigo. — dice el Sr. Crew mientras se acerca a nosotros. Intento
escabullirme del brazo de Apollo para que pueda ir, pero no me deja
apartarme. —Están esperando.
—Tengo a tu chica, Crew. Ve a hacer lo que necesites. Nos
encontraremos en la fiesta, para que no tenga que esperar como una
groupie. — dice Emerson, y miro a Apollo. Vuelve su mirada de su
padre a Emerson, que solo sonríe. —Creo que tú y todos los demás
saben que ella no es mi tipo.
—No es una groupie.
—En eso estamos definitivamente de acuerdo. — Emerson sonríe
y me da un codazo.
— ¿Te parece bien, Celeste? No quiero que te quedes. — pregunta
Apollo.
—Sí, haz lo que necesites. Nos vemos ahí.
—De acuerdo. Iré directamente ahí cuando termine.
—Mmmm… bien. — respondo antes de que se incline y me dé
un rápido beso.
—Mantén tu teléfono cerca. — dice antes de soltarme finalmente
y dirigirse hacia su padre.
Lo veo irse, sintiendo un cosquilleo en los labios ante su
contacto.

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—Va a mirar hacia atrás, lo sé. — se burla Emerson. —Apuesto
veinte a que sí.
No se equivoca. Apollo mira hacia atrás y sus ojos se conectan
con los míos. Solo puedo pensar una cosa mientras mi corazón se agita
y le sonrío: Ese hombre me va a romper el corazón.
Emerson me echa el brazo por encima del hombro. —Primero
necesitamos comida, cara de muñeca. Estoy pensando en papas fritas
y helado.
Mientras me lleva al estacionamiento, me río y acepto. Estamos
casi en el coche de Emerson cuando veo a un tipo apoyado en él.
— ¿Quién es ese?— Pregunto, y Emerson levanta la vista.
—Oh, mierda. — dice en voz baja, y siento que me agarra el
antebrazo. —Solo, um, quédate tranquila.
Seguimos caminando hacia el coche, y el tipo que está apoyado
en su coche se aparta y nos sonríe. Es grande como Apollo, pero más
delgado. Lleva una camiseta ajustada con el logotipo de la escuela de
natación.
—Tú debes ser Celeste. — dice mientras se mete las manos en
los vaqueros. El movimiento pretende parecer casual, pero no hay
nada en él que sea casual. —Soy Shy.
—Irónico, ¿no?— dice Emerson mientras trata de ponerse
delante de mí. —Discúlpanos, llegamos tarde.
—Vamos, Emerson. No estoy aquí para causar problemas.
Emerson hace una pausa y ladea la cabeza. —Díselo al juez. Si
no te bajas de mi coche, voy a llamar a la policía.
Shy levanta las manos y retrocede, pero una sonrisa aún le tensa
los labios. —No te ofendas, solo necesito un momento con la dama.
Emerson parece indeciso y como si estuviera sopesando sus
opciones. Veo lo mismo. Si me deja hablar con él, esto terminará
rápidamente. Si se resiste, la cosa podría ir más allá de lo que él
quiere. Después de un segundo, suspira y retrocede.
—Estaré aquí cuando estés lista para irte. — dice Emerson y
estrecha sus ojos en Shy.

Sotelo, gracias K. Cross


—Camina conmigo. — dice mientras se interpone entre Emerson
y yo. No levanta la vista mientras sigue caminando hacia el patio
cercano a la escuela.
Decido acabar con lo que sea. — ¿Qué puedo hacer por ti, Shy?—
No hace falta hacerse el tonto. No soy de las que se andan con rodeos.
—Directa. Eso me gusta. — Sonríe mientras se detiene y me
mira. —Ya veo por qué a Crew también le gusta.
— ¿Qué quieres?— Digo, más severamente esta vez, cruzando
los brazos sobre el pecho. Es un error porque los ojos de Shy se
centran en mi escote.
—Estoy aquí para ofrecer una advertencia amistosa. — dice, con
voz tranquila y fría.
—Muy bien entonces, vamos a tenerlo. — Por alguna razón, me
siento como si hubiera apelado a la actitud de mi madre de no hacer
tonterías porque estoy mucho más nerviosa de lo que estoy dejando
ver.
—Cuida tu espalda con los Crews. No tienes ni idea de la clase
de familia en la que te estás metiendo. — Lo único que siento es
confusión mientras mira a su alrededor y luego de nuevo a mí. —No
los conoces y no sabes toda la historia.
—Creo que sé lo suficiente para decidir por mí misma. —
Empiezo a dar un paso atrás y me coge el antebrazo.
—Espera. — dice, con voz firme, y mis pies se clavan en el suelo.
Miro hacia donde me sujeta la mano y la suelta. —Tu amigo de ahí
puede decir lo que quiera de mí, pero sé la verdad sobre la familia real
de Craven Cove.
— ¿Cuál es?— Aprieto los labios, odiando que este tipo me dé
motivos para desconfiar de Apollo.
Shy se echa hacia atrás y me dedica una sonrisa despreocupada,
como si no acabara de soltar una bomba entre nosotros. —Eres una
forastera como yo, Celeste. Lo mejor que puedes hacer es agachar la
cabeza y mantenerte alejada de los Crew. Graduarte de este lugar y
largarte de esta isla.

Sotelo, gracias K. Cross


—Gracias, lo haré. — digo antes de darme la vuelta y dirigirme
al coche de Emerson.
—Ah, y Celeste. — llama Shy, y me detengo para mirar por
encima del hombro. —Te veré por ahí.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 12
APOLLO

Es mucho más tarde de lo que había planeado dejar el partido,


gracias a mi padre. No dejaba de presentarme a la gente y a los
donantes de la escuela. Cada vez que intentaba escapar, su mano se
acercaba a mi hombro y me apretaba. Y lo siguiente que sabía era que
alguien nuevo estaba ahí para saludar.
A veces me siento como su puto poni de feria, y estoy harto. Sé
que mi padre se preocupa por mí y que tiene sus razones para
mantener estas apariencias, pero solo tengo unos meses más bajo su
control y luego me iré de aquí. Mi beca se debe a mi trabajo duro y no
a su cartera. Tengo mi propio dinero que me dejó mi abuelo, así que
no es que dependa de él. Tal vez mi padre está viendo esto en el futuro
y está haciendo lo que puede para mantener su control sobre mí.
—Oye, Crew, llegas tarde. — Jackson me ve en la entrada de su
casa y sale a recibirme.
El lugar está lleno, y Jackson está al frente, asegurándose de
que la gente no esté merodeando y haciendo que llamen a la policía
por nosotros. No es que vayan a hacer nada si vienen. Solo sería una
discusión molesta con mi padre sobre la responsabilidad, y no estoy
de humor.
—Lo sé, siento llegar tarde. ¿Dónde está mi chica?
—Está en la piscina con Emerson. — Me tiende una botella de
agua, sabiendo que no voy a beber. —Oye, ¿está todo bien con tu
padre?— Jackson y yo somos amigos desde el preescolar, y él sabe
cómo puede ser mi padre.
—Sí, solo se asegura de que sonría bonito para las cámaras.
—Solo faltan nueve meses. — Extiende su cerveza y le doy un
golpecito a mi botella de agua.

Sotelo, gracias K. Cross


—Nos vemos. — digo por encima del hombro mientras subo las
escaleras.
—Espera. — dice Jackson, y me detengo. —Solo un aviso, he
visto a Shy hablando con Celeste hoy.
— ¿Qué?— Siento que el calor me sube por la nuca.
Probablemente puedo contar con una mano el número de
conversaciones que he tenido con Shy, pero siempre ha estado en mi
periferia. Está en el equipo de natación, así que no necesariamente
corremos en los mismos círculos, pero sé que también consiguió una
beca para el Estado. Hay algo en él que me pone los pelos de punta,
pero no sé qué es. Quizá sea la forma en que me mira de reojo, pero
tengo la sensación de que sabe algo que yo no sé, y lo odio. ¿Ahora
escucho que está hablando con mi chica? No esta pasando.
—Ella estaba saliendo del estacionamiento con Emerson, y lo vi
hablando con ella. No sé lo que dijo, solo pensé que querrías saberlo.
Asiento y aprieto la mandíbula. —Gracias, hombre.
Sin decir nada más, entro en la casa y miro a mi alrededor. Hay
gente por todas partes, y no son solo estudiantes de Craven Cove High.
Jackson tiene primos que están en el instituto fuera de la isla, y debe
haber invitado a todos ellos también. La música está alta, pero
conozco esta casa casi tan bien como la mía, y atravieso la moderna
cocina hasta la parte trasera de la casa. Hay una pared de cristal que
da a la enorme piscina y al patio trasero. Está igual de lleno, con gente
nadando y bailando.
Saco mi teléfono del bolsillo y envío un mensaje rápido a Celeste.
Casi tan pronto como lo envío, veo que aparecen las burbujas que ella
está escribiendo. Me dice que está junto al jacuzzi y me dirijo a él.
Después de oír que Shy se ha acercado a ella, tengo una extraña
necesidad de reclamarla.
Cuando salgo, la música está igual de alta y me doy la vuelta
para ver a la gente.
—Apollo. — Oigo que Celeste me llama por mi nombre y me doy
la vuelta para verla caminando hacia mí.

Sotelo, gracias K. Cross


—Hermosa. — La atraigo entre mis brazos y entierro mi cara en
su cuello. —Maldita sea, te he echado de menos.
—Yo también te he echado de menos. — dice, y puedo oír la
sonrisa en su voz.
—Te he echado mucho, mucho, mucho de menos. — digo y la
aprieto más.
—Me alegro de que estés aquí ahora. — Siento sus dedos en mi
pelo y es tan agradable abrazarla que no la suelto.
Nos quedamos así durante un buen rato, yo sosteniéndola del
suelo con mi cara en su cuello, y ella acariciándome el pelo con una
mano y frotándome la espalda con la otra. Es pacífico y romántico en
un momento que es todo menos eso. La gente que nos rodea, el ruido
de la música, todo se desvanece mientras respiro su dulce aroma a sol
y coco.
Cuando por fin saco mi cara de debajo de su pelo, la miro a los
ojos y sonrío.
— ¿Mejor?— pregunta, y asiento antes de besarla suavemente.
De repente todo está bien en mi mundo, y ni siquiera recuerdo
por qué estaba molesto antes. Cuando estoy con Celeste, todo tiene
sentido. Es como si me hubiera perdido en un laberinto y ella fuera la
luz que me muestra la salida. No sé cómo, pero mi vida y mi corazón
han cambiado para siempre ahora que me he enamorado de ella. Sé
en el fondo de mi alma que nunca seré el mismo, y mientras estoy aquí
entre este caos, sé que ella es para mí. Es mí para siempre.
—Gah, consigan un cuarto. Son asquerosos. — dice Emerson y
le guiña un ojo a Celeste.
—Me encantaría. — digo en voz baja, y veo a Celeste sonrojarse.
— ¿Has comido?— Pregunto, y Celeste asiente. —Bien, ¿estás
lista para salir de aquí?
—No puedes robarla todavía, estábamos a punto de bailar. — se
queja Emerson.

Sotelo, gracias K. Cross


Coloco a Celeste de pie, no queriendo acabar con su buen
momento antes de tiempo, aunque realmente quiero ser egoísta y
tenerla toda para mí.
— ¿Quieres venir a bailar con nosotros?— pregunta y me sonríe.
Se me aprieta el corazón, pero niego. —Me temo que no se me da
bien bailar. Pero estoy encantado de mirar. — Le doy una palmada en
el culo, y chilla mientras se pone de puntillas para recibir un rápido
beso y luego se dirige a la pista de baile con Emerson.
La gente se agolpa alrededor del patio que tiene un DJ a un lado.
No me sorprende en absoluto que Jackson tenga a alguien preparado
para esto. Siempre es tan extra.
Me acerco a un lado y me apoyo en uno de los pilares del patio
cubierto. Observo cómo Celeste baila al son de la música y se pierde
al ritmo. Me encantaría bailar con ella algún día, pero ahora mismo
me basta con mirar. La forma en que mueve las caderas y los brazos
por encima de la cabeza hace que cada centímetro de mí se ponga
duro.
Estoy tan consumido por la observación de su cuerpo que no me
fijo en el grupo de chicas que está a su lado. No hasta que es
demasiado tarde.
Sin previo aviso, una de las chicas se acerca demasiado al borde
de la pista de baile que está justo al lado de la piscina. En su pánico,
extiende la mano para agarrarse a algo, y resulta que es su amiga. Su
amiga empieza a caer, y es como una horrible reacción en cadena
cuando la segunda chica agarra a Celeste por el brazo, y todas entran.
— ¡Celeste!— Grito mientras me precipito hacia el borde. Justo
cuando estoy a punto de saltar, sale a la superficie y tose agua.
Me agacho y la saco rápidamente de la piscina mientras intenta
recuperar el aliento. La música ha cesado y todo el mundo nos mira
mientras sacan a las otras dos chicas. Miro hacia atrás y veo que la
gente las está ayudando y trato de no enojarme. Seguro que ha sido
un accidente, pero qué demonios.
—Bueno, supongo que no podré llevarte cerca del agua nunca
más. — digo, y Celeste me mira como un gatito ahogado.

Sotelo, gracias K. Cross


—No te preocupes. Te culpo. — dice y luego me dedica una
sonrisa triste.
—Vamos a limpiarte.
Al mirar a mí alrededor, veo a Jackson cerca y me lanza una
toalla. La envuelvo alrededor de Celeste y la conduzco al camino de
grava que rodea la propiedad. Así no tendrá que atravesar la casa y
enfrentarse a todas esas miradas. Una vez que llegamos a mi coche,
vacila.
—No puedo entrar. Voy a estropear tus asientos de cuero.
Levanto una ceja y espero. Suelta un resoplido y finalmente se
mete en el lado del pasajero. Cierro la puerta para ella y luego doy la
vuelta.
—Odio que esto haya arruinado nuestra noche. Esperaba que
pudiéramos pasar más tiempo juntos. — dice, sacando el labio.
—Oye, esto no arruinó nuestra noche.
—Mi madre está en casa, y sé que si vuelvo ahora, no hay
manera de que me deje volver a salir.
—Entonces no vayas a casa. — Acelero el coche y le guiño un ojo
mientras salgo del estacionamiento y me dirijo a mi casa.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 13
APOLLO

—No estoy segura de que a tu padre le vaya a gustar esto. — dice


Celeste mientras entro en el garaje.
—No está aquí para averiguarlo. — Cuando le abro la puerta, le
tiendo la mano al espacio vacío junto a mi coche. —Dijo que no llegaría
a casa hasta la noche.
— ¿Entonces esto significa que estamos solos?— Se muerde el
labio inferior, e incluso empapada sigue pareciendo adorable.
—Sí, lo estamos. — Rebota un poco sobre los dedos de los pies y
me inclino y la beso rápidamente. —Venga, vamos a quitarte esta ropa.
Tomando a Celeste de la mano, la conduzco por la cocina y subo
la escalera trasera hasta mi habitación. Cuando estamos adentro,
cierro la puerta con llave porque no quiero que me interrumpan.
Desde que probé a Celeste en mi cuarto de baño, no he podido
entrar ahí sin ponerme duro. Hemos tenido un par de sesiones de
besos desde entonces, y muchas caricias fuertes, pero nada
comparado con ese primer sabor, y estoy ansioso por repetirlo.
—Déjame que te traiga algo de ropa seca. — le ofrezco, y me
acerco a la cómoda y saco unos pantalones cortos y una sudadera con
capucha. —Obviamente no te servirán, pero deberían ser suficientes
para llegar a casa.
— ¿Ya estás intentando deshacerte de mí?— se burla mientras
se quita la toalla y la deja caer sobre la baldosa del baño.
—Nunca. — digo, y lo digo en serio. No estoy preparado para
dejarla marchar, y maldita sea, no debería tener que hacerlo.
Me acerco a ella y le agarro el borde de la camisa. Se estremece,
y no sé si es por el frío o por mi contacto.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sube los brazos. — le digo en voz baja, y hace lo que le pido.
Una vez que se ha quitado eso, le desabrocho los pantalones cortos y
se los bajo por las piernas, junto con sus Converse mojadas. —Sal.
Me arrodillo en el suelo del baño casi en el mismo lugar que la
última vez, y sus mejillas se sonrojan como si también lo recordara.
Solo lleva el sujetador y las bragas blancas y parece un ángel.
—Quiero calentarte antes de que te pongas la ropa seca. — digo,
inclinándome hacia delante y besando su rodilla.
Sus manos rodean su espalda, se desabrocha el sujetador y lo
deja caer al suelo con su montón de ropa. Luego sus manos se dirigen
a las bragas y subo las mías para que se unan a las suyas. Juntos se
las bajamos, dejando al descubierto su coño desnudo, tan rosa y
bonito.
—Ven aquí. — le digo, poniéndome de pie y tendiéndole la mano.
Parece que va a ser tímida y a cubrirse, pero niego. —Eres lo más
bonito que he visto nunca. No te escondas de mí.
—Estoy segura de que has hecho esto innumerables veces, pero
yo nunca...
—Ninguna. — digo mirándola a los ojos. —Nunca he hecho nada
de esto.
—Apollo, no me refiero a eso, hablo de sexo.
Sonrío y la beso suavemente. —Eso es exactamente lo que quiero
decir, preciosa. Nunca he hecho nada de esto, nada, nadie, en ningún
sitio. No hasta ti.
La atraigo contra mí y la llevo a la cama. Cuando la acuesto en
medio, me pongo encima de ella y luego bajo mi peso. Sus labios son
tan ávidos como los míos mientras sus manos se pasean por debajo
de mi camisa y tiran de ella. Rompemos el beso lo suficiente como para
que me la quite, y la sensación de mi piel contra la suya es un
auténtico paraíso.
Está fría por todas partes, pero mi cuerpo está en llamas. Pronto
la tendré tan caliente como yo.
—Quítate esto. — Me empuja los vaqueros y sonrío contra sus
labios.

Sotelo, gracias K. Cross


—Como quieras. — digo y me los quito de una patada.
Cuando solo tengo los calzoncillos, abre las piernas y se mece
contra la dura cresta que se esconde detrás de mis calzoncillos.
—Estos también. — Siento que la banda de mis calzoncillos se
desliza sobre mi culo y entonces sus manos están en la parte delantera
sacando mi polla.
—Joder, Celeste. ¿Quieres que me corra en mis calzoncillos otra
vez?— Agarro su muñeca y la alejo de mi palpitante longitud mientras
tomo aire. —Si sigues haciendo eso, no duraré.
Intenta parecer arrepentida, pero no me engaña.
— ¿Perdón?— se burla, y niego.
—Mujer, me vas a romper.
Se tranquiliza ante mis palabras y siento que sus manos se
acercan a mi cara.
—No, Apollo, me temo que me vas a romper.
—Oye. — La miro a los ojos y le paso los pulgares por las mejillas.
—Eso no va a ocurrir. Te amo, Celeste. Sé que es una locura rápida,
pero nunca he tenido nada parecido a este sentimiento. No soy un
hombre que se estremezca fácilmente, ¿y tú?— Sacudo la cabeza. —
Me has sacudido hasta la médula.
— ¿Me amas?— Sus ojos están llenos de esperanza... y tal vez
incluso algo parecido al miedo.
—Sí, lo hago. — digo, y luego la beso como si fuera la única cosa
en esta tierra que me mantendrá vivo.
Tal vez eso es exactamente lo que hace, porque cuando nuestros
labios se conectan, es como si todo cayera en su lugar. No me
preocupa el futuro, ni el pasado, ni cómo se resolverá todo esto.
Cuando la tengo entre mis brazos sé que todo va a salir exactamente
bien.
Me quito los calzoncillos y la beso por el cuello hasta llegar a sus
pechos. Grita y enreda sus dedos en mi pelo mientras chupo un pezón
y lo rozo con los dientes. Hago lo mismo con el otro, dejando mordiscos
de amor por el camino. Se mece contra mí y es todo lo que puedo hacer

Sotelo, gracias K. Cross


para no correrme en su vientre. Es tan jodidamente suave y dulce que
todo cae sobre mí como un sueño.
Cuando la beso más abajo, sus piernas se abren y engancho mis
brazos bajo la parte trasera de sus rodillas. Las subo y chilla cuando
la beso por debajo del ombligo y luego en la hendidura de su coño. Su
sabor es aún más dulce que la última vez, e inhalo mientras chupo
sus labios inferiores. Ya está tan jodidamente húmeda que mi lengua
no puede lamer su golosina lo suficientemente rápido. Está cálida y
flexible mientras deslizo dos dedos dentro de ella y lamo su clítoris.
Está muy apretada, pero tengo todo el tiempo del mundo para
penetrarla.
—Apollo, voy a...
Antes de que pueda terminar la frase, palpita alrededor de mis
dedos y grita mi nombre. Me agarro a la cama cuando siento su
liberación, y Dios, cómo quiero unirme a ella. Me froto contra el
edredón, tratando de encontrar algún tipo de alivio al dolor entre mis
piernas, pero sé que solo su coño puede dármelo.
Lamo los últimos restos de su clímax y luego muerdo el interior
de sus muslos. Deja escapar un gemido bajo y lo vuelvo a hacer.
Subiendo por su cuerpo, me acomodo entre sus piernas, con la polla
larga y dura entre nosotros.
—Estoy en control. — dice suavemente y coloca sus manos en
mi pecho. —Quiero sentirte. — Ajusta sus caderas para que sus
pliegues húmedos rocen la parte inferior de mi polla. —Aquí.
—Eres tan pequeña. — digo con la misma suavidad mientras
empujo la punta de mi polla contra su entrada. —Tendremos que ir
despacio.
Asiente, y engancho sus piernas alrededor de mi cintura,
hundiéndome un poco. Todavía está muy cremosa por su liberación,
y presiono más, el calor apretado de su coño abrazando mi polla.
—Mierda. — siseo cuando tomo otro centímetro. —Esto es
mucho mejor que mi mano.
Celeste se ríe un poco, y la sensación de su coño apretando
alrededor de mí cuando se ríe es demasiado.

Sotelo, gracias K. Cross


—No lo hagas. — Sujeto sus caderas mientras me hundo un poco
más. —Oh, joder. — Ahora le toca a ella sisear mientras me introduzco
un poco más. —Te amo. — susurro, y me meto hasta el fondo con un
movimiento largo.
Grita, y siento sus uñas clavadas en mi pecho mientras caigo
encima de ella. No tengo palabras para describir lo jodidamente bien
que se siente estar conectado a ella de todas las formas posibles. Es
demasiado a la vez y no es suficiente. Quiero penetrarla
profundamente una y otra vez, pero la parte más grande de mí que
quiere protegerla sabe que debe ir despacio, esperar.
—Apollo, eres demasiado grande. — gime y traga con fuerza.
Girando la cabeza, le beso el cuello y luego hasta la oreja. Le digo
lo hermosa que es y lo perfecta que se siente. Lo húmeda y caliente
que está envuelta en mí y lo jodidamente contento que estoy de haber
esperado para que ella sea la elegida.
—Eres mía. — digo suavemente, besando la concha de su oreja.
Sus caderas se levantan un poco, tímidamente al principio.
Recurro a todo mi control y permanezco quieto como una piedra
mientras se mece contra mí.
—Muévete. — gime, pero no me atrevo. No quiero hacerle más
daño y necesito asegurarme de que está bien. —Por favor, Apollo.
Sus manos se dirigen a mi culo y me clava los dedos en las
mejillas mientras mueve las caderas hacia arriba. Gimo cuando siento
que se aprieta a mi alrededor, y mis instintos se apoderan de ella. Me
separo un poco y vuelvo a meterme en ella, no quiero quedarme sin
su calor. Es así una y otra vez, sacando lo justo para perder su calor
y volviendo a entrar en ella.
—No quiero parar nunca. — gimo mientras lo hago una vez más.
— ¡Más!— grita, y es entonces cuando me rompo.
Sin que mi cerebro le diga a mi cuerpo qué hacer, empiezo a
empujar con fuerza. El sonido de nuestros sexos chocando entre sí
llena la habitación. Es sucio y crudo, y la forma en que mi polla se
desliza dentro de ella es impecable. Encajamos a la perfección, es
como si estuviera hecha para mi polla.

Sotelo, gracias K. Cross


Inclinándome, le chupo los pezones mientras me acuesto encima
de ella. Me araña la espalda y dice mi nombre una y otra vez mientras
noto cómo aumenta su clímax. Es todo lo que puedo hacer para no
correrme con cada golpe, pero quiero que esta primera vez sea juntos.
—Apollo. — grita mientras levanta las caderas, y le doy con gusto
lo que necesita.
Con unos cuantos golpes rápidos de mi pulgar en su clítoris,
detona. Siento que su coño se aprieta, y empujo profundamente
mientras los dos nos liberamos al mismo tiempo. Sé que estoy pesado
encima de ella, pero mientras vierto mi liberación en su bonito coño,
solo puedo pensar en lo perfecto que es esto.
Un buen rato después, me doy la vuelta con ella encima. No estoy
listo para salir, pero no quiero aplastarla.
— ¿Estás bien?— Pregunto, besando la parte superior de su
cabeza.
Pone la palma de la mano en mi pecho y apoya la barbilla en ella.
Sus ojos son pesados, pero cuando sonríe, se ilumina cada parte de
ella.
— Estoy perfecta.
—Sí, lo eres. — Le pongo un mechón de pelo detrás de la oreja
mientras la beso de nuevo. Sigo duro, con ganas de volver a correrme,
pero no hay prisa. —Quédate esta noche conmigo.
—No lo sé. — Se muerde el labio mientras mira el reloj junto a
mi cama. —Le dije a mi madre que me quedaría con Emerson esta
noche.
— ¿Entonces puedes quedarte?
—No me gusta mentirle. — Veo la indecisión en sus ojos y
asiento.
—Escucha, Celeste. — Sostengo su cara entre mis manos. —No
me voy a ninguna parte.
—Me quedaré un rato. — dice, y es suficiente.
La beso suavemente y comienzo a penetrarla lentamente una vez
más.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 14
CELESTE

Me acurruco más cerca de Apollo, sin querer salir de esta cama.


¿Cómo voy a poder volver a dormir sola cuando sé que puedo tener
esto? Cierro los ojos, saboreando este momento. Me ama. La única
persona que me ha dicho esas palabras es mi madre. Con lo mucho
que nos movemos, nunca hay tiempo para establecer una conexión
con nadie.
Con Apollo es diferente. No necesitamos todo el tiempo del
mundo para saber que es algo especial. Hemos conectado a un nivel
más profundo, y ambos lo sentimos. Me preocupaba mucho que
pudiera acabar haciéndome daño de alguna manera y que, como
venimos de dos mundos diferentes, nunca pudiera funcionar entre
nosotros. Eso ya no importa. Es demasiado tarde, porque ya me he
enamorado de él. No hay forma de proteger mi corazón en este
momento, porque él lo tiene en sus manos.
Nunca había tratado a nadie de esta manera, y me da la
esperanza de que esto sea para siempre. Sé que somos jóvenes, pero
quiero tanto esto. Estar enamorada y echar raíces. Pertenecer no solo
a un lugar, sino a alguien.
Giro la cabeza y beso su pecho desnudo. Mi sexo aún está tierno,
pero después de hacer el amor por segunda vez, Apollo me dejó en
remojo en su bañera gigante mientras él iba a buscarnos algo para
comer. Cuando salí, me secó con una toalla y me obligó a ponerme
ropa para que no tuviera la tentación de volver a follarme. Quería
darme tiempo para curarme, y sonrío pensando en que la ropa no
sirvió de nada. Casi le rogué que me tomara la tercera vez. No me
importaba que me doliera, porque merecía mucho la pena. Esta noche
fue perfecta y no cambiaría nada.
Sin embargo, en algún lugar de mi mente, las palabras de Shy
susurran. No se lo comenté a Apollo todavía porque no es el momento,
y es probable que el tipo esté lleno de mierda. La familia Crew es

Sotelo, gracias K. Cross


perfecta, ¿qué clase de esqueletos aterradores podrían tener en su
armario?
Por otra parte, con los sentimientos encontrados que me produce
el padre de Crew, podría causarnos problemas. Odio la idea de
interponerme entre Apollo y él. Me hace preguntarme si soy yo o si él
habría sido así con cualquier chica con la que Apollo hubiera salido.
Después de esta noche, estoy cien por cien segura de que soy la única
chica con la que ha salido, así que esto no ha surgido antes.
Pensar en que alguien o algo se interponga entre nosotros me
hace deslizarme sobre Apollo y ponerme a horcajadas sobre él.
Entierro mi cara en su cuello y aspiro profundamente su aroma. Me
da calor y me reconforta. Siempre huele a aire fresco. Sus brazos me
rodean todo el tiempo que me muevo, sin soltarme. Cuando me
acomodo en su pecho, su abrazo se hace más fuerte.
—Te juro que intentas matarme. — Su polla se sacude contra mí
y sonrío. Creo que su polla no ha bajado desde que entramos en su
habitación. Me meneo encima de él y su agarre se intensifica aún más,
algo que no creía posible. —No podemos volver a hacerlo, preciosa. No
quiero hacerte daño. — Siento que sus manos se mueven hacia mi
culo. — ¿Quieres que te coma el coño?
El calor me sube a la cara. Gah, me encanta cuando habla sucio.
Creo que es porque cuando ves a Apollo, no podrías imaginarlo
hablando de todas las cosas sucias que me hace.
— ¿Y si quiero probarte?— Le beso suavemente el cuello antes
de chuparlo ahí.
—No tienes que hacer eso solo porque estoy duro. Estoy contento
así. — Siempre es el bueno.
—Quiero hacerlo. ¿Vas a decirme que no?— Su pecho se eleva
con su profunda inhalación y luego cae.
—No, mi polla es toda tuya. — Sus brazos caen a ambos lados
en señal de invitación.
Le lamo y chupo más el cuello antes de empezar a descender con
mi boca. Cuando llego a su pezón, lo rodeo con la lengua y lo muerdo,
preguntándome si los hombres tienen la misma sensación que las
mujeres. Gime, haciéndome saber que lo disfruta, así que lo hago con

Sotelo, gracias K. Cross


el otro pezón. Después sigo lamiendo más y más abajo hasta llegar a
su polla.
—No puedo creer que esto quepa dentro de mí. — Rodeé la base
con mi mano, sintiendo la dura seda. Sus caderas se sacuden hacia
arriba y una gota de semen se escapa.
—Eres buena para mi ego, Celeste.
Me relamo los labios, sabiendo que va a ser difícil meterlo todo
en mi boca, si es que es posible. Pero eso no va a impedir que lo
intente. Apollo me ha mostrado tanto placer, que quiero darle lo
mismo.
—No estoy segura de lo que estoy haciendo así que…
Me corta. —No hay nada que puedas hacer que no vaya a
disfrutar. Te lo prometo.
Me inclino y paso la lengua por la cabeza de su polla. Cuando
pruebo por primera vez su semen, suelta un gemido bajo. El sonido
que hace me estimula y lo vuelvo a hacer. Esta vez me meto la cabeza
de su polla en la boca, tomándola poco a poco. Me muevo más hacia
él y oigo sus gritos de ánimo.
—Celeste. — gime con fuerza. —Joder, hermosa.
Relajo mi garganta y lo llevo hasta el fondo. El semen gotea de
su polla y chupo con avidez cada gota, encantada de poder darle este
placer. Muevo las caderas mientras mi clítoris empieza a palpitar de
necesidad.
— ¿Te estás excitando al chuparme la polla?— Gimo un sí
alrededor de su longitud mientras lo llevo hasta el fondo de mi
garganta de nuevo. —Mierda. — sisea Apollo mientras sus dedos se
enredan en mi pelo. —Me voy a correr, nena. Échate atrás.
No voy a ninguna parte. De hecho, ahueco las mejillas y chupo
tan fuerte como puedo. Grita mi nombre mientras se derrama dentro
de mi boca. No dejo de bebérmelo hasta que me alcanza, tirando de mí
hacia su cuerpo.
Se desplaza y me inmoviliza debajo de él, y su boca se posa sobre
la mía para darme un largo y dulce beso. —Estoy tan contento de que
los dos nos hayamos esperado. Eres la única para mí. Siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


—Yo también. — Lo atraigo hacia abajo para darle otro beso y lo
rodeo con las piernas.
—Deja que me ocupe de ti. Tu coño está goteando. Creo que te
ha encantado chupármela. — Asiento. Lo disfruté mucho más de lo
que pensaba.
—Me ha encantado, y te amo. — digo, pronunciando por fin esas
palabras por primera vez.
—Yo también te amo, preciosa.
Me besa de nuevo, pero de repente se detiene. Su cabeza se
vuelve hacia la puerta, y entonces también lo oigo. Alguien está
hablando afuera de su habitación.
—Necesito ropa. — Empujo el pecho de Apollo, pero no se mueve.
—Apollo.
—Está bien. — gime, y se desprende de mí. Voy en busca de la
ropa que me dio al salir del baño. La encuentro en el suelo junto a la
cama y me apresuro a ponérmela. —Es solo mi padre.
— ¿Debo esconderme en el armario o algo así?— Empiezo a
sentir pánico.
—Celeste, no te estoy escondiendo. — Me mira como si hubiera
perdido la cabeza. Se acerca a la puerta, escuchando lo que se dice.
Me pongo de puntillas y hago lo mismo.
—Oh mi Dios, es mi madre. — vocalizo, reconociendo su voz al
instante. Apollo asiente.
—No te hagas la tonta, Anna. Estás lejos de serlo. — dice el señor
Crew. —Tampoco soy estúpido. Sé quién eres.
Apollo parece confundido.
—Bien por ti, Rory. ¿Has aprendido algo interesante?— Mamá
casi suena aburrida, pero sé que está dudando. Su tono está apagado.
— ¿Además del hecho de que Celeste y tú son estafadoras? ¿Las
chicas Binx van por todo el país robando a los tontos y engañando a
los hombres?
—Tú eres uno de esos tontos, Rory.

Sotelo, gracias K. Cross


El rostro de Apollo palidece, y luego se endurece mientras sus
ojos se quedan fijos en los míos. — ¿Es eso cierto?— pregunta, sin
ocultar que estamos fisgoneando. Mi madre y su padre tienen que
oírnos si podemos oírlos.
— ¿Más o menos?— Nunca he sido realmente parte de los juegos
de mi mamá, pero sabía cuándo estaban sucediendo.
— ¿Sabías que tu mamá estaba trabajando a mi padre?—
pregunta, sus ojos se agudizan, y asiento.
—No es lo que piensas. — me apresuro a explicar, pero no lo
acepta.
Levanta la mano para que no le diga más, y se pasa la mano por
el pelo. Se aparta de mí, y la visión de su espalda me quema. Se me
aprieta el estómago y el miedo se apodera de mí.
— ¿Todo esto es una estafa?— murmura antes de volver a girar.
— ¿Acaso estás tomando anticonceptivos? ¿Es eso lo que es? Estás
tratando de atraparme.
Jadeo, sintiendo que podría haberme abofeteado. Estoy tan
sorprendida por su pregunta que no le respondo, y me mira fijamente
durante un largo momento, esperando mi respuesta.
—Jódete. — Por fin me sale cuando puedo formar palabras.
Palabras que no creo haber dicho a nadie en toda mi vida.
—Estoy bastante seguro de que me has jodido. — escupe, y antes
de que me dé cuenta de lo que ocurre, mi mano está en movimiento.
La bofetada es ruidosa en la gran sala, y la palma de mi mano
me escuece al instante.
—Celeste. — llama mi madre, y la puerta tiembla al intentar
abrirla.
—Déjanos solos. — grita Apollo, con la mejilla enrojecida.
—Oh, definitivamente te voy a dejar solo. — siseo, agarrando el
pomo de la puerta para que la cerradura salte.
La puerta se abre y mi madre entra en la habitación. Está
arreglada, pero su vestido está arrugado como si hubiera estado

Sotelo, gracias K. Cross


rodando por él. Mamá nunca cruzó esa línea cuando se trataba de una
estafa.
— ¿Podemos irnos?— suelto rápidamente.
—Sí. — dice mi madre mientras los dos hombres Crew dicen: —
No.
¿Por qué demonios quieren que nos quedemos? Dios, van a
llamar a la policía. Tengo que salir de aquí ahora. Me apresuro a volver
al lado de la cama y busco mi pequeño bolso.
—No hemos terminado. — dice Apollo mientras se pone delante
de mí.
—Hemos más que terminado. — Lucho contra las lágrimas.
Lo empujo para escapar y mi madre me coge de la mano. Rory
parece que va a hacer lo mismo cuando él y Apollo se ponen delante
de nosotras, pero mamá lo fulmina con la mirada y él retrocede.
—Esto no ha terminado. — le dice, pasándose la mano por el
pelo. Vuelvo a mirar a los dos, y en este momento se parecen tanto.
—Tienes razón. — dice mi madre, con la voz cargada de ira. —
Me llevaré tu coche y podrás recogerlo mañana. Así se acabará todo.
— Lo dice con desprecio, pero juro que veo que alguna otra emoción
cruza su rostro antes de ocultarla. La única razón por la que lo capto
es porque la conozco mejor que nadie.
—Celeste, ¿puedes esperar un maldito segundo?— Apollo dice,
sonando aterrado ahora. Probablemente quiere hablar de la píldora
del día después o algo así. No he mentido. Tomo la píldora
anticonceptiva, pero no voy a quedarme aquí defendiéndome.
Mamá ya está tirando de mí, y miro hacia atrás por encima del
hombro para ver a Rory evitando que Apollo me persiga. ¿Para qué?
¿Para qué me lance más insultos? No creo que pueda soportarlo. Cada
uno fue un puñetazo en mi corazón. ¿No había sentido lo que
teníamos? ¿Cómo puede cuestionar esto? Me quito las lágrimas
mientras subo al coche.
—Lo siento mucho, cariño. — dice mamá mientras bajamos por
el largo camino de entrada.

Sotelo, gracias K. Cross


—No importa. Pude ver sus verdaderos colores. — resoplo.
Se acerca y vuelve a cogerme la mano, recordándome que
siempre somos ella y yo contra el mundo.
Debería haberlo sabido. Nunca podría formar parte del mundo
de Apollo. Al menos ahora no quiero serlo.

Sotelo, gracias K. Cross


PROM QUEEN
BY ALEXA RILEY

A Celeste se le ha roto el corazón por el hombre que ama... ¿pero


puede dejarlo ir de verdad? Tal vez haya lugar para el perdón
siempre y cuando se revelen todos sus secretos.

Apollo está dispuesto a hacer cualquier cosa para recuperarla,


incluso a sacrificar todo por lo que ha trabajado. Esperará el
tiempo que haga falta, pero no irá a ninguna parte.

Advertencia: ¿La angustia adolescente siempre se convierte en


un felices para siempre? En Craven Cove sí.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 1
CELESTE

Estoy de pie en la parte trasera del ferry viendo salir el sol sobre
tierra firme. A medida que nos alejamos más y más, intento no pensar
en el viento fresco que me muerde las mejillas. Estamos de camino de
regreso a la isla y mi estómago se aprieta. La semana pasada quería
que Craven Cove fuera un lugar en el que pudiera establecerme y
comenzar un nuevo viaje en la vida. Ahora me da miedo volver ahí. Me
impongo no llorar porque ya he hecho bastante. No voy a derramar
más lágrimas por Apollo. Dejo que sus crueles palabras se repitan
para recordarme que no vale la pena llorar por él. Lástima que mi
corazón no esté de acuerdo con mi cabeza.
Después de que mi madre y yo dejáramos atrás a los dos
hombres Crew, nos fuimos a casa. A mamá se le ocurrió la brillante
idea de escaparnos unos días, así que hicimos las maletas a toda prisa
y cogimos el siguiente ferry que salía de la isla. Nos quedamos en un
hotel de lujo durante toda la semana, pidiendo servicio de
habitaciones y viendo películas.
Aprendí rápidamente que no importaba cuánto espacio pusiera
entre Apollo y yo, la angustia que sentía no disminuía. No podía dejar
de pensar en él, y no ayudaba el hecho de que cada vez que me movía,
todavía podía sentir lo que habíamos hecho entre mis piernas. Incluso
en mis sueños, no se iba. No hay forma de escapar de él.
—Recibí un correo electrónico diciendo que tu nuevo teléfono
será entregado en algún momento de hoy. — Mamá viene a ponerse a
mi lado y me ofrece un café. Lo tomo de su mano y me trago casi la
mitad de un solo trago. No soy una persona madrugadora, y hoy nos
hemos levantado a las seis para poder llegar a tiempo a la escuela. Ya
me he perdido demasiadas cosas, y es demasiado pronto para perder
más.
—Siento haber roto el mío. — Realmente espero que no le haya
costado mucho reemplazarlo.

Sotelo, gracias K. Cross


—No pasa nada. De todos modos, te tocaba una actualización.
— Se encoge de hombros.
Se me había olvidado que mi teléfono estaba en el bolsillo cuando
me caí a la piscina el viernes por la noche. Después de los últimos
días, creo que eso podría haber sido algo bueno. Habría estado
comprobando obsesivamente si Apollo intentaba ponerse en contacto
conmigo o no. Creo que es mejor no saber de ninguna manera.
—No tenemos que volver. — ofrece mamá. Correr es siempre la
respuesta para ella.
—No importa. Seguirá doliendo.
—Cariño. — Deja el café y me abraza. —Todo va a funcionar
como se supone que debe hacerlo. Todos tenemos nuestro primer
desamor.
—Me dijiste que nunca te habías enamorado. — le recuerdo. Fue
hace años cuando lo dijo, pero sabía que era la verdad. Siempre sé
cuándo miente.
—Bueno, en ese momento no lo había hecho.
—Oh. — Exhalo, procesando sus palabras. — ¡Oh!— ¿Está
enamorada de Rory? ¿Qué demonios? Algunos de sus
comportamientos extraños empiezan a encajar, pero ¿cómo está
pasando esto?
—Ven. Vamos a atracar.
No hay tiempo para hablar de eso ahora, así que me apuro el
resto de mi café y la sigo de regreso al auto. Ella había mentido cuando
le dijo a Rory que podía venir a buscar su coche al día siguiente. Estoy
segura de que cuando apareció, todo lo que encontró fue una casa
vacía.
— ¿Quieres parar a desayunar algo?— pregunta mamá mientras
sale del ferry y se dirige al tramo principal de la ciudad.
—Me parece bien. No quiero llegar tarde. — Me limpio las palmas
de las manos contra los vaqueros. Cuanto más nos acercamos al
instituto, más náuseas siento. No puedo evitar preguntarme cómo
será cuando nos encontremos. Tenemos clases juntos, así que no hay
forma de evitar a Apollo, por mucho que lo desee.

Sotelo, gracias K. Cross


—Si en algún momento quieres irte, iré enseguida a recogerte. —
Saber que está a una llamada de distancia me tranquiliza mucho.
—No quiero huir, mamá. Siempre lo hacemos. Nos
comprometimos a terminar mi último año aquí, y eso es lo que voy a
hacer.
—Muy bien entonces. — Se inclina y me da un beso en la mejilla,
diciéndome que me ama antes de salir del coche. Al oírla decir ‘te amo’
mi mente se remonta a cuando Apollo me dijo las mismas palabras.
Era una mentira. No creo que pudiera amarme y decir las cosas
que dijo. Puede que pensara que estaba enamorado de mí, pero no
creo que lo estuviera de verdad. Probablemente ha estado repensando
esas palabras desde que me fui de su casa.
Agacho la cabeza mientras subo las escaleras para entrar.
Siempre se me ha dado bien pasar desapercibida, pero a los pocos
pasos, mi plan fracasa estrepitosamente.
— ¡Celeste!— Alguien grita mi nombre, y mi estómago se
revuelve. — ¡Espera!— Dejo escapar un suspiro cuando me doy cuenta
de que es Emerson quien me llama. — ¿Dónde demonios has
estado?— pregunta cuando llega a mí. Abro la puerta para entrar y me
sigue.
—Pasando el rato con mi madre. Han surgido algunas cosas. —
Me encojo de hombros, tratando de fingir que estoy relajada.
— ¿Y no puedes devolver un mensaje?— Oh, mierda. Había
olvidado que habíamos hablado de quedar para ayudarle a planificar
el baile.
—Lo siento. Mi teléfono se ahogó cuando me caí a la piscina el
viernes por la noche.
—Maldita sea. He estado preocupado. La mierda ha estado rara
por aquí. — Emerson mira a su alrededor como si estuviera buscando
a alguien.
— ¿Raro cómo?— Me acomodo el bolso en el hombro.
—Apollo. — Me mira con una ceja alzada.
—Ya no somos nada. — De nuevo trato de jugar con calma.

Sotelo, gracias K. Cross


—Entonces, ¿por qué ha intentado buscarte estos últimos días?
— ¿Lo ha hecho?— Dejo de caminar, y odio la esperanza que
florece en mi pecho.
—Consiguió mi número y me estuvo llamando para buscarte.
—Como he dicho, Apollo y yo ya no estamos juntos.
—No creo que haya recibido ese memorándum.
—Confía en mí. Lo recibió. — Comienzo a caminar de nuevo. La
única razón por la que me busca es para interrogarme más. No
entiendo el punto; ya dijo lo que tenía que decir.
—Sí, pues todo el mundo está chismeando porque Apollo
tampoco fue ayer al entrenamiento. ¿Vas a contarme qué pasó?
Nos detenemos ante mi casillero y no levanto la vista. Puede que
Apollo haya faltado al entrenamiento por una cita con el médico o algo
así. ¿Por qué asume que es por mí?
— ¿Cómo se veía?— Pregunto en voz baja, e incluso quiero poner
los ojos en blanco. No puedo evitar preguntar.
—Nada bien. — Emerson se apoya en el casillero a mi lado. —
Parece que no ha dormido en un mes.
Me muerdo mi labio inferior entre los dientes. Solo pensé en que
estaba enojado. No pensé en que tuviera el corazón roto por mí.
—Somos demasiado diferentes. Nunca funcionará. — Saco
algunos de mis libros del bolso y los meto en mi casillero para no tener
que cargar con ellos todo el día.
— ¿Tiene esto algo que ver con su padre?
—En realidad no, pero no le importo mucho. — Cierro mi
casillero. — ¿Podemos...?
—Oh, mierda. Viene por el pasillo. — Emerson me interrumpe, y
veo que sus ojos están fijos en algo detrás de mí.
Siento que una sensación de pánico aumenta en mi pecho.
Todavía no estoy preparada para enfrentarme a él. Sé que tengo que
hacerlo en algún momento, pero el miedo se apodera de mí. Tengo

Sotelo, gracias K. Cross


miedo de lo que va a terminar diciéndome. No es que importe en este
momento. Esto no tiene arreglo.
— ¿Biblioteca para comer?— Me apresuro a decir, y Emerson
asiente.
—Sí. —es todo lo que le oigo decir antes de salir corriendo hacia
mi primera clase como una cobarde.
Esto es más difícil de lo que pensaba. Se me forma un nudo en
la garganta mientras tomo asiento. Empiezo a entender por qué a mi
madre le encanta correr.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 2
APOLLO

Suena el timbre y me apresuro a bajar por el pasillo, dispuesto


a encontrarme con Celeste fuera de su aula. Esta mañana me ha
esquivado, pero no voy a permitir que vuelva a ocurrir. Cuando llego
a la puerta, me mira, y en sus ojos pasan tantas emociones. Tantas
que no me da tiempo a procesarlas antes de que alguien entre en mi
campo de visión.
—Hola, Crew. — dice Emerson, y voy a rodearlo.
—Ahora no. — digo con los dientes apretados, pero se mueve de
nuevo para bloquearme. Levanto la vista y lo fulmino con la mirada.
—Muévete.
—No, no lo creo. — Sonríe alegremente, y aprieto los puños a mi
lado.
—Esto no tiene nada que ver contigo, así que apártate de mi
camino.
—Verás, ahora mismo voy a acompañar a mi chica a clase, y tú
vas a dejar que pase.
—Justo después de hablar con ella. — Lo único que quiero hacer
es quitar el obstáculo que tengo delante, pero no quiero hacerle daño.
—Hmmm…— Finge pensarlo y sacude la cabeza. —No.
—Emerson, tienes que moverte o te obligaré a hacerlo.
— ¡No me pegues, Crew!— grita, y mis cejas se juntan con
confusión. — ¡Quítame las manos de encima!
Miro hacia abajo y confirmo que no lo estoy tocando. El sonido
de los profesores llamando me hace girar, y entonces veo a la directora
Nolan con una mirada severa.
—Ven conmigo, Crew. — dice, y me doy cuenta de lo que ha
hecho Emerson.

Sotelo, gracias K. Cross


—Si te metes entre Celeste y yo, te arrepentirás. — le digo en voz
baja mientras doy un paso atrás.
—Ay, mi brazo. — Se lo agarra y finge estar herido.
Pongo los ojos en blanco mientras me enfrento a la directora
Nolan, que parece cabreada. —A mi despacho. Ahora.
Por el rabillo del ojo, veo que Celeste me da la espalda y camina
con Emerson hacia su siguiente clase. Estoy enojado, pero al menos
sé que está aquí. He acampado frente a su casa durante días sin saber
nada de ella. No voy a dejar que desaparezca de nuevo.
Hacemos el largo camino por el pasillo con la directora Nolan
diciendo a la gente que vaya a clase. Su oficina está en la parte
delantera de la escuela, y cuando llegamos ahí, señala una silla frente
a su escritorio.
—Siéntate. — Cierra la puerta detrás de nosotros y toma asiento
con el escritorio entre nosotros. — ¿Quieres decirme qué pasa, Crew?
—No pasa nada. No he tocado a Emerson.
—No estoy ciega, Crew. Sé que no lo hiciste, por eso no está en
la oficina contigo. — Coloca sus dedos frente a ella y me los señala. —
Lo que me gustaría saber es por qué se produjo el enfrentamiento en
primer lugar, y por qué has faltado a todos los entrenamientos desde
el viernes.
—Siento que no vayas a conseguir tu trofeo nacional este año.
Respira profundamente y parece apelar a su fuerza interior. —
¿Crees que se trata de eso? ¿Un trofeo?
— ¿Por qué te importa que falte a los entrenamientos aparte de
que el equipo de remo haya perdido sus dos últimos partidos?
—Me importa porque esto no es propio de ti, Crew. Nunca he
conocido a un estudiante más centrado en mis diecisiete años de
enseñanza.
Miro por la ventana hacia el patio y me pregunto si podré tener
a Celeste a solas en el gimnasio. Es nuestra última clase de la tarde,
así que tengo garantizado estar al menos una hora con ella en la
misma sala.

Sotelo, gracias K. Cross


—Crew. — dice, y eso hace que vuelva a centrar mi atención en
ella. —Tus becas dependen de que te gradúes.
— ¿Y qué?— Sé que la respuesta es inmadura, pero no tengo la
voluntad de preocuparme.
—Mira, no me gusta tu padre. — Se echa hacia atrás en su
asiento y su afirmación me hace reflexionar. A todo el mundo le gusta
mi padre.
— ¿Qué?
—Creo que te ha presionado demasiado desde que eras joven y,
sinceramente, es un imbécil.
Los bordes de mis labios intentan formar una sonrisa, y no
recuerdo la última vez que lo hice. Quizás el viernes antes de que todo
se fuera a la mierda.
—No voy a discutir contigo.
Se echa hacia atrás en su silla y sacude la cabeza. —Tienes un
viaje completo por tu cuenta, Crew, y lo sabes. Tu padre no se lo creyó,
ni siquiera sabía que te habías presentado hasta que recibí la
confirmación.
Tiene razón. Papá planeó que fuera a una Ivy League en el norte,
pero sabía que era porque tenía amigos en el departamento de
admisiones. Cuando acudí a la directora Nolan el año pasado, me dijo
que podía ayudarme a presentar todas mis solicitudes de forma
anónima para que tuviera una oportunidad por mi cuenta. Quería
saber que era lo suficientemente bueno, no por mi apellido, sino por
el duro trabajo que había realizado.
—Has llegado hasta la línea de meta. — dice, con la mirada fija.
—Atraviesa la línea con tu trasero. No pierdas lo que tanto te ha
costado conseguir.
Exhalo un largo suspiro. Tiene razón, pero no quiero admitirlo.
—Solo he tenido un par de días difíciles.
—Dale tiempo a Celeste. — Mis ojos se dirigen a los suyos, y
sonríe mientras sacude la cabeza. —Ustedes actúan como si no
supiéramos lo que pasa por aquí.

Sotelo, gracias K. Cross


—No quiero poner en peligro mi beca. — digo con sinceridad. —
Hablaré con el entrenador.
—He hablado con él esta mañana. Practica esta noche y tus
ausencias serán justificadas. — Levanta una ceja y me señala con el
dedo. —No me hagas lamentar esto, Crew. Y no hagas una escena en
la escuela. Hazlo en tu tiempo libre.
—Sí, señora. — le digo, y me hace un gesto para que me vaya.
—Ve a clase.
Cuando llego a mi siguiente clase, suena el timbre y es hora de
comer. Voy directamente a la biblioteca y miro a través del cristal. A
lo lejos, veo a Celeste con una bolsa de comida sin tocar delante de
ella y a Emerson a su lado, hablando con ella. Me doy cuenta de que
está intentando animarla por la forma en que habla animadamente y
le da un codazo en el brazo. Quiero ir con ella, para hablar de esto y
explicárselo. Pero las palabras de la directora Nolan siguen resonando
en mi mente. Dale tiempo.
Bueno, ella ha tenido días, y no es suficiente. Por mucho que
quiera entrar ahí, no quiero que ninguno de los dos se meta en
problemas. Voy a verla en el gimnasio, y entonces no tendrá más
remedio que hablar conmigo.
Justo cuando me estoy alejando, mira hacia la puerta y sus ojos
se encuentran con los míos. Nunca ha habido más distancia entre
nosotros, y no es solo porque esté al otro lado de la habitación.
Quiero darle lo que necesita, y tal vez eso sea más tiempo lejos
de mí, pero en algún momento, la confrontación va a ocurrir. Celeste
puede correr, pero no puede esconderse.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 3
CELESTE

Han pasado cuatro días y todavía no puedo quitarme de la


cabeza la mirada de Apollo. Cuando entró en la biblioteca, estaba
segura de que mi tiempo había terminado. Hasta que sus ojos se
fijaron en los míos y me di cuenta de que algo había cambiado. Me
miró fijamente durante un largo momento y luego se dio la vuelta y se
fue. Desde entonces, no ha vuelto a intentar hablar conmigo. Bueno,
al menos no en persona.
Desde que tengo mi nuevo teléfono, me envía mensajes de texto
un par de veces al día. Siempre son cosas simples como buenos días y
buenas noches. Unas cuantas veces dijo que me echaba de menos.
—Creo que deberías hablar con él. — dice Emerson, robando una
papa frita de mi plato. Es viernes después de clase, así que decidimos
ir a la cafetería y pasar el rato mientras repasamos los detalles del
baile. No tenía ni idea de todo lo que conlleva la creación de un evento
como este, pero estoy aprendiendo rápidamente.
—No ha intentado hablarme de nuevo.
—Sí, pero siempre está cerca. — Emerson me mira mientras da
un largo trago a su batido.
Es cierto. Puede que no se acerque a mí, pero tampoco ha estado
nunca lejos de mí. Lo que hace imposible que me olvide de él. No es
que pudiera, de todos modos. Ni siquiera puedo ir a una clase sin
cruzarme con él en el pasillo. La gimnasia fue brutal porque podía
sentir sus ojos sobre mí todo el tiempo.
—Te está dando espacio hasta cierto punto. Es lo que querías.
Era lo que quería. Ahora no estoy tan segura. Siento que quiero
salir con él y decirle que es un idiota y que me rompió el corazón.
—Puede que siga adelante.

Sotelo, gracias K. Cross


Emerson pone los ojos en blanco. Le había contado algo de lo
que había pasado entre Apollo y yo. Me sentí bien al desahogarme y
tener la opinión de otra persona. Tampoco me juzgó. De hecho, ahora
piensa que mi madre es bastante genial, lo cual es ridículo.
—Está caminando como un cachorro herido. Creo que
entendiste mal lo que dijo esa noche.
— ¿Cómo voy a malinterpretarlo pensando que intenté atraparlo
con un embarazo?— Digo en voz baja para que nadie más pueda
oírme. No necesito que ese rumor se difunda.
—Fue una estupidez decir eso. No tienes que atrapar a Apollo.
Ya es tuyo.
— ¿Crees que estará en la fiesta esta noche?
—Si sabe que vas a estar ahí, estoy seguro. ¿Quieres ir?
Me encojo de hombros. No debería querer ir, pero quiero verlo.
Aunque sea a distancia. —Atención. — murmura Emerson, haciendo
que me ponga tensa. Sé que no puede ser Apollo porque tiene
entrenamiento y luego una carrera hoy. Parece que ha vuelto a su
rutina normal.
Amber se detiene en nuestra mesa. Encantadora.
—Mira lo que ha arrastrado el gato. — le dice Emerson. Ella lo
ignora mientras dirige su atención hacia mí.
—Si yo fuera tú, no vendría a la fiesta. — Cruza los brazos bajo
el pecho, empujando las tetas hacia arriba. Casi se le caen del top
escotado. Lástima que no sea tan guapa por dentro como por fuera.
No entiendo la absoluta aversión de esta chica hacia mí. Sé que
se trata de Apollo, pero no se lo robé. Nunca fueron algo. Supongo que
está lo suficientemente loca como para haberlo inventado en su
cabeza.
—Iremos a dónde demonios queramos. — dice Emerson,
lanzando una mirada de asco a Amber.
—Si quieres ser patética, entonces claro, ve. Todo el mundo sabe
que tú y Apollo han terminado. Solo estarías ahí para intentar
recuperarlo.

Sotelo, gracias K. Cross


¿Es eso lo que todo el mundo piensa? ¿Que Apollo me dejó?
Supongo que en cierto modo lo hizo. Tenía que saber que las cosas de
las que me acusaba acabarían con todo lo que teníamos.
—Tu obsesión con Apollo es lo que resulta patético por aquí. —
digo antes de apartar mi atención de ella y alcanzar otra papa frita.
Intento despedirla, pero no se va.
En lugar de eso, golpea la mesa con la mano, atrayendo la
atención de todos los comensales.
—Lo que es patético es que pienses que encajas aquí. — se burla.
—Solo eres un juguete para él. Su padre nunca permitiría que Apollo
acabara con alguien como tú. No tienes clase.
Sus golpes verbales caen, pero afortunadamente puedo
mantener mi expresión neutral. No hay forma de hacerle saber que ha
dado en el blanco. Hay una pausa antes de que sonría y se aleje.
—Eso es un montón de mierda. No escuches su desagradable y
celoso culo.
—Sin embargo, tiene razón. No le gusto al padre de Apollo. — No
estoy segura de lo que pasa con él y mi madre en este momento. Nunca
vino a buscar su lujoso coche deportivo de ella. Todavía está sentado
fuera de nuestra casa.
—Entonces es un idiota. No depende de papá Warbucks con
quién sale Apollo.
—Yo no estaría tan segura de eso. — Rory se aseguró de que
Apollo no viniera por mí esa noche. Lo contuvo.
—Lo estoy haciendo. Sé que no lo ves o que te mientes a ti
misma, pero a Apollo le gustas más que a los demás. Sigo diciendo
que deberías dejar que te explique las cosas. De todos los chicos de
Craven Cove High, él siempre ha sido respetuoso.
Mi teléfono vibra sobre la mesa y lo cojo. Cuando deslizo el dedo
por la pantalla, veo que es un mensaje de Apollo.

Apollo: Nunca fuiste un juguete para mí. No se juega con las cosas que se
aman.
Levanto la cabeza y echo un vistazo a la cafetería. ¿Está aquí?

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué?— pregunta Emerson, y le enseño el mensaje. — ¿Has
estado recibiendo todos estos mensajes y no me lo has dicho?— Trata
de hojear mi teléfono, pero lo retiro.
—Concéntrate. ¿Cómo sabe lo que acaba de pasar?— Ante mi
pregunta, Emerson también echa un vistazo a la cafetería. Luego se
detiene en la mesa detrás de él.
— ¿Están informando a Apollo?— dice Emerson.
Los dos novatos se apresuran a negarlo, pero sus rostros se
enrojecen. Culpables.
—Estudiantes de primer año. — Emerson sacude la cabeza. —
Salgamos de aquí. — Los dos nos levantamos y dejamos nuestro
dinero en la mesa antes de salir.
Amber sigue en el estacionamiento. Está apoyada en un Camaro
azul oscuro hablando con el chico Shy de la semana pasada. Debe
notar que lo miro fijamente porque gira la cabeza en mi dirección y me
guiña un ojo.
— ¿Son amigos?— le pregunto a Emerson mientras caminamos
hacia su Jeep.
Si está saliendo con Amber, no me creo nada de lo que ha salido
de su boca. Es probable que ella lo haya puesto en marcha. Aprieto
los dientes ante toda esa gente que cree que puede controlar si Apollo
y yo debemos estar juntos.
—Creo que son amigos para follar. — responde mientras ambos
subimos a su Jeep. — ¿Y ahora qué? Tenemos unas horas hasta la
fiesta. Si es que vamos a ir.
—Podríamos ir a ver la carrera del equipo de remo. — sugiero, y
Emerson levanta una ceja, viendo mis tonterías.
—Estoy más que de acuerdo con eso. ¿Quieres decirme si ese
mensaje es la primera vez que Apollo te dice que te ama?
—No es la primera vez. — murmuro y miro por la ventana.
—Es una gran parte de la historia para dejarla de lado, Celeste.
— ¡No estaba segura de que fuera verdad después de todo lo que
pasó!— Me encuentro poniéndome a la defensiva.

Sotelo, gracias K. Cross


—Debes estar cambiando de opinión si quieres ir a la carrera.
Dejo escapar un largo suspiro. —Lo echo de menos. — digo, y es
la verdad. No he dormido y apenas he comido. Picoteo la comida, pero
no tengo mucho apetito.
— ¿Pero lo amas?
—Sí. — admito. —No es algo que pueda apagar.
—Entonces vamos a ver a tu hombre conseguir esta victoria.
Puede que lo haga si ve que estás ahí. — Emerson sonríe mientras sale
del estacionamiento.
Me digo que solo voy a ver la carrera y me voy. Incluso me
esconderé en la parte de atrás. Lástima que sea más fácil decirlo que
hacerlo.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 4
APOLLO

Ha venido a mi carrera.
Es lo único en lo que puedo pensar mientras bajo del barco e
intento abrirme paso entre las gradas. Justo cuando estábamos a
punto de empezar, miré a la multitud y ahí estaba ella. Intentaba
esconderse en la parte de atrás, pero no hay lugar en esta tierra donde
no la encuentre.
—Apollo.
Pasé junto a mi padre y me dirigí directamente a la multitud que
se dispersaba. En cuanto pasamos la línea de meta, fue todo lo que
pude hacer para no saltar al lago y nadar hasta ella. Debió salir
corriendo en cuanto terminó. Con una última mirada, me doy la vuelta
y voy a mi equipo junto al lago para coger mi teléfono. Los gemelos
Mika y Joseph están de guardia ahora mismo, así que sabrán dónde
está.
—Lo. — dice mi padre mientras se acerca a mí. Como no levanto
la vista, me agarra del brazo para llamar mi atención.
Me enderezo, me vuelvo para mirarlo y veo que su boca está
apretada en una línea dura. — ¿Qué?
—Lo siento. — Deja escapar un suspiro y mira a su alrededor
como si tratara de encontrar las palabras que necesita para hablar.
—Tengo que irme.
—Solo espera.
Ha sido tenso entre mi padre y yo, pero no quiero hacerlo en este
momento. Ha estado muy callado sobre lo que pasaba entre él y Anna,
la madre de Celeste. Cuando me impidió ir tras Celeste, podría haberlo
matado, pero una mirada a sus ojos y pude ver algo que nunca había
visto antes. Dolor.

Sotelo, gracias K. Cross


Algo pasó, pero no dice qué, y no estoy seguro de querer tener
esa conversación ahora... o nunca.
—Por favor. — Sus ojos se suavizan, y aunque una parte de mí
está enojado con él, una parte mayor de mí entiende lo que es ser
rechazado por alguien a quien quieres.
—Sí, papá. — Sostengo mi bolso en una mano y mi teléfono móvil
en la otra, dejando claro que no estoy dando vueltas.
—Solo quería decirte que hoy lo has hecho increíble en el agua.
— Deja escapar un suspiro como si hubiera estado aguantando toda
la carrera. —Estoy muy orgulloso de ti. No sé si he dicho eso lo
suficiente entre presumir de ti y alardear de lo dedicado que eres, pero
realmente lo creo. Eres increíble, y no importa lo que pase después de
la graduación, siempre serás mi increíble niño.
Se me hace un nudo en la garganta que no puedo sortear. Se me
aprieta el pecho como cuando Celeste me dijo que me amaba. En lugar
de intentar hablar, asiento y agacho la barbilla.
—No lo he hecho todo bien y he presionado demasiado. Ahora
tengo miedo de haberte alejado.
—No. — me apresuro a decir mientras mis hombros se desinflan.
—Papá, yo...
—Lo sé, tienes que irte. Está bien, podemos hablar más tarde. —
Sonríe suavemente y me aprieta el hombro. —Diviértete esta noche,
Lo.
Antes de que pueda decir nada más, se va. Hay un músculo en
mi hombro donde me tocó que se relaja, y me pregunto cuánto tiempo
ha estado tenso. Quizás desde la otra noche, quizás desde hace cuatro
años. ¿Quién sabe?
No recuerdo ningún momento de mi vida en el que mi padre haya
admitido su culpa. Tal vez me presionó demasiado cuando era joven,
como dijo la directora Nolan, pero me convirtió en lo que soy. No soy
alguien que se rinde, y no me detendré hasta que gane. Poco a poco y
con constancia, conseguiré lo que quiero.

Sotelo, gracias K. Cross


Al mirar mi teléfono, veo que tengo un mensaje de los gemelos.
Sonrío mientras guardo el teléfono en el bolsillo y me dirijo
directamente al coche.
Parece que esta noche voy a una fiesta.

Cuando giro por el largo camino de entrada a la casa del lago,


veo que alguien ha encendido las luces que indican el camino. Aquí
afuera es muy privado y nadie llama a la policía. Los padres de
Jackson se volvieron locos por la fiesta que organizó en su casa la
última vez, así que, naturalmente, decidió repetirla en la casa del lago.
Al llegar, veo que el lugar está lleno, pero hay un lugar cerca de
la salida. Me doy la vuelta y lo cojo porque me gusta saber que puedo
salir fácilmente si lo necesito.
—Mira quién es. — oigo mientras salgo al porche.
Al mirar a la derecha, veo a Amber caminando hacia mí. En el
frente hay silencio, y miro hacia abajo para ver que debe haber venido
a fumar lo que sea que tenga en la mano. Detrás de ella, veo a un par
de personas hablando y haciendo lo mismo. Cuando no la reconozco
y voy a entrar, se pone delante de mí.
— ¿Cuál es tu problema, Crew?— Frunce el ceño mientras me
mira de arriba abajo. — ¿Crees que eres demasiado bueno para las
chicas de Craven Cove?
—No, ahora apártate de mi camino. — digo, y cuando me muevo
de nuevo, se mueve conmigo.
—Así es, te gusta bucear en el contenedor con la basura local.
— ¿Qué demonios has dicho?
—Nada. — Sonríe dulcemente mientras se lleva a los labios lo
que está fumando e inhala. —Solo ten cuidado, Crew. No querrás
mancharte con nada que no puedas lavar.
—Tú eres la que habla. — Dejo que la sonrisa maliciosa se
extienda mientras ladeo la cabeza hacia un lado. — ¿No te contagió
Alex la clamidia el año pasado?— Incluso a la luz de la luna, puedo

Sotelo, gracias K. Cross


ver su rostro pálido. Me inclino hacia ella para que no se pierdan mis
palabras. —Sí, lo sé. Parece que tu ginecólogo suelta secretos cuando
bebe el cabernet añejo de mi padre.
No dice nada, y estoy bastante seguro de que su corazón ha
dejado de latir.
— ¿También mencionó algo sobre un condón atascado en tu
recto el primer año?— Su boca se abre ligeramente, pero no sale aire.
—Está bien, le puede pasar a cualquiera. Es una pena que haya sido
con el Sr. Whitlock. Su mujer debió cabrearse cuando lo encontró
intentando sacarlo.
—Crew. — dice en voz baja y traga con fuerza. —Yo…
—Esto es lo que vas a hacer, Amber. Vas a dejar a Celeste en paz
de una puta vez, y me vas a dejar en paz. — Me inclino hacia atrás y
meto las manos en mis jeans. —Y luego vas a mantener la boca
cerrada, o voy a lanzar tus trapos sucios a todos los periódicos de
chismes de la ciudad. Este es un año de elecciones para tu padre, así
que sería muy mal momento.
Sin volver a mirarla, abro la puerta principal y la música llena el
silencio. Más adelante, veo a Jackson y, cuando me descubre, me
señala la cubierta trasera. Le doy las gracias con la cabeza y me abro
paso entre el mar de gente. Todavía me sorprende cómo conoce a tanta
gente y consigue que vengan a la isla para las fiestas.
Una vez que estoy en el porche trasero, miro a mí alrededor en
busca de Celeste. Aquí también hay mucha gente, pero no tanto como
dentro. Hay sillas mecedoras en el porche trasero y una terraza que
da al lago. Hay sitios para sentarse por todas partes, así que tengo que
dar un par de vueltas antes de localizarla. Entonces veo a los gemelos
escondidos entre los arbustos detrás de ella, y tengo que ocultar mi
sonrisa. Tengo que acordarme de darles las gracias por un trabajo bien
hecho.
Celeste y Emerson están hablando con alguien que reconozco
pero que no va a nuestro colegio. Craig o algo así, no lo recuerdo. Le
sonríe a Celeste y, antes de que pueda acercarme, extiende la mano
sobre su pierna desnuda.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¡Oye!— grito, y él levanta la vista mientras su mano se retira.
Al mismo tiempo, todos los presentes se vuelven hacia mí. Pero solo
hay una persona cuya atención quiero, la única que importa.
Cuando Celeste me ve, hay una mezcla de duda y alivio en su
rostro. Estoy a su lado en un nanosegundo, y el tipo se pone en pie
retrocediendo.
—Crew, déjame presentarte a mi amigo Craig. Va a Southside.
— dice Emerson mientras desliza un brazo alrededor de la cintura del
tipo. Oh. —Ha venido conmigo a la fiesta de esta noche.
Aprieto los labios y asiento mientras la tensión se alivia. —
Encantado de conocerte. — digo, tratando de calmarme.
—Sabes, si tuviera un hombre tan celoso de mí, no lo dejaría ir.
— dice Craig y le guiña un ojo a Celeste. —Que disfruten de la velada.
Él y Emerson caminan de la mano de vuelta a la fiesta, y me
vuelvo hacia Celeste.
—Lo siento.
—Lo siento.
Los dos lo decimos al mismo tiempo, y entonces se sonroja
mientras le sonrío.
—Viniste a la carrera. — digo, acercándome a donde está.
—Sí. — Se encoge de hombros como si no fuera gran cosa,
cuando sí lo es.
La música vuelve a sonar y todos los que nos rodean deben haber
vuelto a lo que estaban haciendo.
—Gracias. — Es lo que siento más fuerte en este momento.
Gratitud y alivio de que ella siga aquí delante de mí.
—De nada.
Mira a todas partes menos a mí mientras doy otro paso en su
dirección. Solo nos separa un metro y medio, y si quisiera podría
alcanzarla y agarrarla. Y Dios, cómo quiero hacer eso.
—Tenemos que hablar. — digo, y finalmente sus ojos se
encuentran con los míos.

Sotelo, gracias K. Cross


—Quería gritarte. — admite, y entonces un lado de sus labios se
curva. —Realmente, quería gritarte.
— ¿Y ahora no lo haces?— Me acerco un paso más y percibo ese
dulce aroma que solo ella tiene. Es como el sol y los cocos frescos, y
me recuerda que hace demasiado tiempo que no está entre mis brazos.
—No puedo pensar con claridad cuando estás tan cerca. — Miro
hacia abajo y veo que sus dedos se mueven como si se obligara a no
estirar la mano y tocarme.
—Entonces no pienses. — Levanto la mano lentamente para que
vea mi intención, y la pongo en el lado del cuello, rodeando la nuca
con los dedos. —Solo siente.
—Es demasiado. — Sus cejas se juntan como si fuera doloroso,
y sé lo que quiere decir.
—No, preciosa. — Me acerco para que mis labios se posen sobre
los suyos. —Nunca es suficiente.
En ese momento, todo lo que ha pasado antes se ha dejado de
lado. Quizá no para siempre, pero sí por ahora. Cierra los ojos y la
última distancia entre nosotros desaparece. No sé quién de los dos se
movió primero, pero cuando nuestros labios se conectan, es como si
mi corazón roto hubiera sido reparado.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
CELESTE

Presiona su boca contra la mía, haciendo que me derrita en su


contacto. Quiero mucho más cuando sus dedos se clavan en mi pelo
y profundiza el beso. Separo los labios y permito que su lengua recorra
los míos. Su sabor me llena como el más dulce de los postres, y no
puedo saciarme. Por un largo momento, me olvido de todo lo demás y
solo estamos nosotros dos.
He pasado demasiado tiempo sin él, y Apollo gime al mismo
tiempo que yo. Mis manos se mueven hacia su pelo, su cuello y su
pecho. A medida que bajan, aleja su boca de la mía. Un segundo está
ahí, y al siguiente ya no está. Jadeo, intentando recuperar el aliento.
—Aquí no. — Mira alrededor del patio, recordándome que
estamos en medio de una fiesta.
Sus dedos se desenredan de mi pelo y me coge de la mano. Me
lleva por la casa hasta el despacho y, una vez dentro, cierra la puerta
con llave.
— ¿Qué estás haciendo?
—Te necesito. — Me aprieta contra la puerta cerrada y me besa
de nuevo. —Di que puedo tenerte. — Su boca baja y sus labios
encuentran ese lugar suave en mi cuello que me vuelve loca. Está en
todas partes a la vez, y su necesidad me rodea.
—Por favor. — le ruego mientras todo mi cuerpo arde.
En este momento, aceptaría cualquier cosa para mantener su
boca sobre mí. Me levanta y me lleva hasta un largo sofá de terciopelo.
Me acuesta, y cuando voy por mis pantalones cortos, me detiene.
—Déjame, preciosa. Por favor. — Sus ojos están hambrientos y
sus dedos tiemblan. —Necesito esto.
Dejo caer mis manos y observo cómo me desnuda. Es una
tortura la lentitud con la que avanza, pero sus dedos me acarician la

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piel por el camino. Mi deseo se intensifica y me pregunto si está
intentando volverme loca.
—Apollo. — le ruego, levantando las caderas.
— ¿Quieres mi boca?— pregunta, y gimoteo. —Tienes que
decirlo.
—Te necesito. — es todo lo que consigo decir.
—No lo olvides nunca. — dice mientras separa mis piernas y su
boca se dirige a donde más lo necesito. Al primer contacto de su lengua
con mi clítoris, mis caderas vuelven a levantarse. Mi cuerpo está ávido
de más, pero él me agarra de las caderas para mantenerme en su sitio.
Su lengua me acaricia de un lado a otro y todo mi deseo se concentra
en ese punto. Tiene el control total de mi cuerpo, y le permito tenerlo.
—Apollo. — Me agacho, clavando mis dedos en su pelo mientras
el orgasmo empieza a crecer. Mis piernas tiemblan mientras me chupa
el clítoris, dando fuertes tirones mientras su lengua trabaja más
rápido. Un gemido sale de él y vibra a través de mí, enviando ese dulce
placer a mi núcleo.
Es todo lo que hace falta, y me voy. El orgasmo me golpea con
fuerza, y mis caderas se agitan mientras intento luchar contra él.
Apollo aún me tiene inmovilizada en el sofá, así que lo único que puedo
hacer es aguantar. A pesar de que el placer me recorre, todavía quiero
más. Necesito la conexión más profunda de cuando está dentro de mí,
porque nunca me he sentido tan conectada a otra persona como
aquella noche.
Mis ojos se abren cuando Apollo me besa el clítoris. Mi cuerpo
vuelve a sacudirse, aún sensible por el orgasmo. Veo cómo se quita la
camiseta y se levanta, deshaciéndose del resto de la ropa.
Cuando se vuelve a sentar, me agarra y me lleva a su regazo para
que esté a horcajadas sobre él. —Guíala hacia dentro. — me ordena.
El filo de su voz me produce un estremecimiento en el cuerpo.
Me levanto y meto la mano entre nosotros para agarrar su polla. Lo
centro en mi abertura, y estoy tan mojada que la cabeza se desliza
fácilmente.

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—Joder. — gime Apollo al sentir el primer contacto de su polla
conmigo. Sus ojos se cierran con fuerza y, si no lo supiera, pensaría
que le duele. Por la expresión de su cara, es una tortura que está
disfrutando. —Ya quiero correrme otra vez.
— ¿Otra vez?— Me hundo un poco más y sus ojos se abren. Se
fijan en los míos, y la forma en que me mira hace que mi corazón se
hinche de amor.
—Sí, otra vez. No tengo autocontrol contigo. Comerte el coño fue
suficiente para correrme. — Se lame los labios. Oh, Dios. ¿Por qué está
tan caliente? Me encanta que al comerme pueda correrse tan
fácilmente. Me hace sentir sexy y algo mágico.
Me dejo caer sobre él y aprieto mi pecho desnudo contra el suyo.
Absorbo el calor de su cuerpo mientras la mano de Apollo se dirige a
mi nuca para tirar de mí.
—Te amo. — dice antes de reclamar mis labios.
Mi corazón late con fuerza y no tenía ni idea de lo mucho que
necesitaba esas palabras de él. Un alivio inesperado me invade, y
tengo que luchar contra las lágrimas porque no quiero que esto
termine todavía.
Apollo me agarra de las caderas para moverme hacia arriba y
hacia abajo sobre su polla. Me agarro a sus hombros y me muevo con
él. Cada vez que me acerco completamente a él, gimo. Está más dentro
de mí que nunca.
—No tienes ni idea de lo hermosa que eres. — Su mano pasa
entre nosotros y sus dedos encuentran mi clítoris. ¿Cómo puedo estar
lista para un orgasmo tan rápido?
—Apollo. — gimo, apoyando la cabeza en su hombro. Deja de
moverse hasta que lo miro.
—Mira hacia mí, preciosa. Quiero ver cómo te corres y ver lo que
le hago a tu cuerpo.
Le doy lo que pide, y la intensidad y el amor que veo ahí es el
colmo. Mi sexo se aprieta alrededor de su polla mientras me vuelvo a
correr.
—Celeste. — susurra mientras se corre conmigo.

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Su calor se derrama en lo más profundo de mi cuerpo, y caigo
hacia delante, enterrando mi cara en su cuello. Me recorre un zumbido
de placer por todo el cuerpo, y nos quedamos sentados durante un
largo rato recuperando el aliento. Después de un rato, Apollo empieza
a frotar sus manos por mi espalda desnuda.
—Esta última semana sin ti ha sido un infierno. Necesito que
vuelvas a mi vida, Celeste. Te amo más de lo que sabía que era posible.
Levanto la cabeza, incapaz de detener las lágrimas que se
desprenden. —Pensabas que estaba intentando quedarme
embarazada.
Niega. —Ahora mismo sigo dentro de ti sin condón.
Sinceramente, me importa una mierda si te quedas embarazada.
Algún día ocurrirá. — Jadeo. Él no ha dicho eso. —Bueno, es verdad,
¿no? Quieres tener hijos, ¿no?— Me limpia las lágrimas de las mejillas.
—Sí, quiero un par de ellos. Siempre hemos sido solo mi madre
y yo. Quiero una familia grande.
—Te daré eso y todo lo que quieras. Te lo prometo, Celeste. Sé
que lo que dije fue horrible. Entré en pánico pensando que había una
posibilidad de que no me quisieras realmente, y me asusté mucho.
Pensé que lo que más quiero en este mundo se iba a ir y no iba a mirar
atrás. — La tristeza que sentía empieza a desaparecer.
—Sí me fui.
—Cuando vi tú cara supe que la había cagado en ese momento
y quise darme una paliza. He intentado darte algo de espacio, pero ha
sido un absoluto infierno.
—Estoy de acuerdo. ¿Cómo pueden ser tan miserables unos días
sin ti? Ni siquiera nos conocemos desde hace tanto tiempo. — No sabía
que mi corazón podía doler tanto por una persona.
—Celeste. — Deja caer su frente sobre la mía.
Es tan bueno estar aquí en sus brazos. Cuando estoy con él, es
como volver a casa, a un lugar que me pertenece. Pero aun así, sé que
tengo que contarle lo de mi madre.
—Siento lo de mi madre. — Dejo escapar un largo suspiro. —
Sabía lo que estaba haciendo, pero no sabía cómo manejarlo. Por un

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lado está mi madre y por otro tú. No ayuda el hecho de que no me
guste tu padre. Estoy bastante segura de que me odia.
—No me importan nuestros padres. Eso es su propia mierda
para trabajar. No vamos a volver a enredarnos en sus problemas.
¿Cómo terminamos siendo los adultos en esta situación?
Suelto una carcajada porque tiene razón. Su polla se sacude
dentro de mí, haciendo que Apollo gima. Se le pone dura de nuevo, y
por un momento me olvido de que estamos desnudos en el despacho
de otra persona.
—Tenemos que salir de aquí antes de que te folle de nuevo en
este sofá. Te quiero en mi cama. — Me levanta de él y su polla se libera.
Cuando algo de su semen sale de mí, gruñe. —Joder, eso es caliente.
— Me deja a su lado y empezamos a vestirnos.
De repente estoy agotada y lo único que quiero es tumbarme en
sus brazos y desmayarme. Me coloca el pelo detrás de la oreja y sonríe.
—Te vienes a casa conmigo. — No parece una pregunta.
—Eres mandón.
—Te gusta. — Me da una palmada en el culo, haciéndome saltar,
antes de sacarme de la fiesta y llevarme a su coche.
La gente se aparta del camino de Apollo cuando pasamos, pero
no me pierdo las miradas. Pueden mirar todo lo que quieran. Ya no
me importa una mierda. Ya no dejo que la gente intente interponerse
entre nosotros. Cuando solo estamos Apollo y yo, todo es perfecto.
—Mierda. — Apollo me hace retroceder rápidamente cuando un
coche chilla por la entrada como un lunático. —Ya he terminado con
su mierda. — dice Apollo.
— ¿Quién era?
—Amber. — Vaya, sí que está loca. Espero que no haya estado
bebiendo, porque alguien va a salir herido. Me pregunto si nos estaba
apuntando a nosotros, pero me deshago de ese estúpido pensamiento.
Apollo me agarra la mano con más fuerza mientras abre la
puerta del pasajero y me da otro beso en los labios. Cuando sube, me

Sotelo, gracias K. Cross


coge de nuevo la mano antes de bajar por la calzada y salir a la
carretera.
—Yo también te amo. — le digo porque me he olvidado de
decírselo antes.
No tiene oportunidad de responder antes de que el sonido del
metal retorcido siendo aplastado llene mis oídos, y los cristales
exploten alrededor. La puerta de mi coche me empuja y los gritos
llenan el aire. Estoy bastante segura de que son míos, pero todo
sucede tan rápido.
— ¿Apollo?— Llamo, mis palabras salen lentas y suaves.
—Te tengo, cariño. — le oigo decir, pero suena muy lejano. —
Quédate conmigo. — me suplica, pero la oscuridad se impone.

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Capítulo 6
APOLLO

—Necesito estar con ella. — le digo a la enfermera mientras


acerca la bandeja a mi cama. —Por favor, estoy bien. Déjeme ir.
—Lo siento, señor Crew, pero va a tener que quedarse quieto
hasta que el médico vuelva con las radiografías.
—Por favor. — La miro con todo el dolor que tengo en mi corazón
y trato de hacerle entender. —Ella es mi vida.
La enfermera me da un toque de simpatía mientras aprieta los
labios. —Voy a ponerte al día. — Me da unas palmaditas en el brazo
mientras el médico atraviesa la cortina. —Vuelvo enseguida. — me
dice en voz baja y sale por donde ha entrado el médico.
Todo ha sido tan rápido que está borroso. Un segundo Celeste
me decía que me amaba y al siguiente se desató el infierno. La
ambulancia, los bomberos y la policía llegaron en pocos minutos, pero
cada segundo que Celeste estaba inconsciente moría un trocito de mí.
Tuvieron que usar las mordazas para sacarnos, pero trabajaron
tan rápido como pudieron. En un momento dado, vi cómo se llevaban
a Amber en una camilla y lo único que pensé fue: —Si sobrevive, la voy a
matar.
Cuando nos sacaron, Celeste había empezado a recuperar
lentamente la conciencia. No respondía a las preguntas que le hacían
los paramédicos, pero estaba viva. Ni siquiera me di cuenta de que
estaba sangrando hasta que intenté correr tras ella. Hicieron falta tres
bomberos para sujetarme el tiempo suficiente para que se ocuparan
de Celeste y la metieran en una ambulancia. Solo entonces alguien se
dio cuenta del corte en mi pierna y sentí el dolor en mi brazo.
Nos llevaron al hospital en vehículos distintos, así que no tengo
ni idea de lo que le pasa a Celeste. Cuando llegué, intenté levantarme,
así que alguien me ató. Creen que estoy experimentando un episodio

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psicótico, y tal vez sea así. La idea de perderla me ha llevado a la
locura.
—Señor Crew, soy el doctor Agner. — dice el médico mientras
enciende la luz detrás de la pantalla de rayos X. Coloca unas cuantas
diapositivas en ella y luego se vuelve hacia mí. —Me temo que tiene
tres fracturas en el brazo izquierdo, justo aquí. — Señala la pantalla,
pero no me importa.
—Bien, ¿ahora puedo irme?
—Deja que te cosa y te sujete el brazo, luego eres libre de irte.
La cortina se abre y la enfermera vuelve. Antes de que pueda
abrir la boca, ella levanta las manos. —Está bien.
Me dejo caer con alivio sobre la camilla y cierro los ojos. Las
lágrimas se acumulan y luego caen por mis mejillas mientras la
gratitud se agolpa en mi pecho.
—No puedo decirte nada más, pero pregunta por ti.
Me levanto bruscamente y tiro contra mis ataduras. El médico
se acerca y me pone una mano en el pecho. —Cuanto antes dejes que
te cuide, antes te dejaré ir. Y si sigues tirando del brazo así, va a ser
mucho peor de lo que es ahora.
Hay una larga pausa en la que sopeso mis opciones sobre salir
de esta cama, o simplemente dejarlo hacer lo suyo, y finalmente la
sensatez se impone. Asiento y él se pone rápidamente a trabajar.
Tengo un corte profundo en la parte superior del muslo y,
aunque han conseguido detener la hemorragia, es necesario dar
puntos de sutura. Aprieto los dientes mientras el médico me da algo
para adormecer el dolor y empieza a limpiar la herida. Una vez que él
y la enfermera han terminado, cuenta los puntos de sutura.
En total, son doce puntos por dentro y veintidós por fuera. Una
vez curada, la cicatriz va a ser muy fea, pero eso no me importa. Una
vez que ha terminado con mi pierna, se dirige a enyesar mi brazo.
—Las fracturas están demasiado cerca del hombro para poner
una escayola completa. El peso de la escayola tiraría y haría que los
huesos se separaran en lugar de curarse correctamente. Lo que vamos
a hacer es vendar esto, y luego tendrá que estar en un cabestrillo

Sotelo, gracias K. Cross


durante las próximas ocho semanas. Después, puedes volver y dejar
que te hagamos más radiografías para asegurarnos de que los huesos
se han fusionado correctamente.
Asiento, pensando que cuanto menos hable, más rápido será. En
ese momento, la cortina se abre de golpe y veo a mi padre de pie. Lleva
una camiseta vieja, una sudadera descolorida y tiene los ojos rojos
como si hubiera estado llorando. Debe haberse levantado de la cama
para venir aquí.
—Papá. — digo en voz baja, y hay un quiebre en mi voz.
—Lo. — Se precipita a mi lado y me sostiene la cara mientras me
mira. — ¿Estás bien?— Se gira para mirar al médico. — ¿Por qué está
mi hijo atado?
—Intentó salir corriendo de la habitación antes de que
tuviéramos la oportunidad de curarlo. — responde el médico sin
levantar la vista. —En ese momento era un peligro para sí mismo, pero
creo que ahora está lo suficientemente calmado como para
quitárselas.
Afloja las correas y luego presiona un botón para que la cama se
incorpore y así poder ajustar el cabestrillo y colocarlo en su sitio.
—Hijo, ¿qué ha pasado?
—Celeste, necesito llegar a ella. — digo, ignorando su pregunta.
—Bien, te llevaré con ella en cuanto terminen. ¿Cuáles son tus
heridas?
El médico le habla del corte y de mis tres fracturas. Mientras mi
padre escucha, su mano encuentra la mía y la aprieta. Cuando
escucha la parte de estar en cabestrillo con una movilidad mínima
durante ocho semanas, me mira, y sus ojos están muy tristes.
—Es el final de la temporada de remo. — dice con firmeza. No
hay decepción, sino que lamenta tener que ser él quien me lo diga.
Es extraño, porque hace unos meses habría pensado que mi
mundo se acababa, pero ahora ni siquiera era mi primer, o décimo,
pensamiento desde el accidente.

Sotelo, gracias K. Cross


—No importa. — dice, leyendo mis pensamientos. —Lo único que
importa es que tú y Celeste estén bien. — Se dirige a la enfermera. —
¿Puede traerle una silla de ruedas, por favor?
—Papá, estoy bien, puedo caminar.
—Eres mi niño, y acabas de tener un horrible accidente de coche
que podría haberte arrebatado. Si te digo que te pongas en una silla
de ruedas, te pondrás en una maldita silla de ruedas.
La enfermera agacha la barbilla mientras esconde su sonrisa y
luego se da la vuelta para salir por las cortinas.
—De acuerdo. — acepto, viendo que seguirle la corriente va a
hacer que vaya más rápido.
—Te quiero mucho, Lo. — Se inclina y deposita un beso en mi
frente. —No puedo perderte.
—No me voy a ninguna parte. — Levanto el brazo bueno y lo
abrazo con fuerza.
Hay muchas cosas de las que tenemos que hablar, pero verlo así
me recuerda que siempre soy lo primera para él. Eso viene con hilos
enredados de vez en cuando, pero al final del día, él siempre está en
mi esquina.
Una vez que me han vendado el brazo y me han puesto un
cabestrillo, la enfermera viene con la silla de ruedas. —Te llevaré con
ella. — dice, y mi padre me ayuda a bajar de la cama y a subir al
asiento.
Tenemos que subir un nivel en el ascensor hasta el lugar donde
tratan a Celeste. Cuando se abren las puertas, veo que su planta está
marcada como Trauma. Se me revuelve el estómago cuando nos
empuja hacia la segunda puerta de la derecha y veo a mi amor en la
cama del hospital.
—Celeste. — Salto de la silla antes de que alguien pueda
detenerme y voy a su lado.
—Apollo. — llora y se acerca a mí. —Estaba tan asustada.
Cuando me desperté en el hospital y no estabas, oh Dios, pensé...

Sotelo, gracias K. Cross


—Shh, estoy aquí. Estoy aquí, preciosa. — Al otro lado de la
cama está su madre, y se limpia las lágrimas de sus mejillas.
— ¿Quién es su médico?— Oigo a mi padre preguntar, y me giro
para verlo hablando con la madre de Celeste. Ella dice algo y mi padre
niega. —No, yo me encargo. — Justo entonces, otra enfermera entra
en la habitación, y mi padre saca su móvil. —Quiero al Dr. Yadkin en
esto, es el neurocirujano número uno del país.
—Rory, no es necesario...
Corta a Anna levantando la mano. —Ella tendrá al mejor. Fin de
la discusión. — Alguien debe contestar al otro lado del teléfono, porque
empieza a ladrar órdenes. —Sí, que venga enseguida. — Luego hay
una pausa. —No importa lo que cueste, tráelo aquí en una hora o haré
que este hospital se convierta en una gasolinera.
Cuando cuelga el teléfono se acerca al otro lado de Celeste. Se
queda callado mientras le coge suavemente la mano. —Me alegro de
que estés bien.
—Gracias. — responde suavemente antes de girarse para mirar
hacia mí. —Tu brazo. — dice mientras recién se da cuenta. — ¿Qué
ha pasado?
—Nada, solo unos golpes y moretones. Me pondré bien.
—El médico de guardia dijo que Celeste tuvo una conmoción
cerebral de grado tres y quieren descartar una lesión cerebral. — Mi
padre se mueve para ponerse al lado de Anna, y por un momento ella
lo mira antes de romper a llorar y caer en sus brazos.
—Todo va a salir bien. — le dice a Anna y luego me mira. La
suave sonrisa que me dedica me hace saber que se asegurará de que
todo esté bien para cuando acabe con ella.
—Hey. — le digo a Celeste y le rozo la mejilla con el pulgar. —Te
amo.
Sonríe y se acerca para tocar mi mejilla de la misma manera. —
Yo también te amo.

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Capítulo 7
CELESTE

Me estiro lentamente mientras empiezo a despertarme. Puedo


ver el sol asomando a través de las oscuras y pesadas cortinas que
Apollo ha cerrado. Estoy segura de que su plan es bloquear el resto
del mundo. Me secuestró y me llevó a su dormitorio, y creo que no he
salido de esta habitación desde que me dieron el alta del hospital hace
unas semanas.
Sigue arrastrando una carga de culpa sobre sus hombros, y odio
que se esté echando encima todo esto. Fue un accidente. En todo caso,
había sido sobrehumano esa noche. Todas las enfermeras se burlaban
de sus travesuras cuando llegó al hospital. Estaba sangrando por
todas partes pero con la misión de encontrarme. Me encanta ese
hombre. Hizo todo lo que pudo y más.
La mayoría de los moretones y cortes ya se han desvanecido.
Ayuda el hecho de que Rory tenía un loco y caro cirujano plástico que
apareció usando láseres de última generación en mí. El padre de
Apollo no se conformaría con nada más que lo mejor. Sé que lo hace
por el bien de Apollo, y por mucho que él y yo no nos llevemos bien,
respeto lo mucho que quiere a su hijo. Tanto que sabía que ayudarme
ayudaría a Apollo.
—Estás despierta. — Apollo se levanta de su escritorio y cierra
el portátil antes de acercarse al lado de la cama para sentarse a mi
lado. Deslizo mi mano por su camiseta, queriendo tocar su cálida piel.
— ¿Estás ahí haciendo mis deberes otra vez?— Me burlo, pero
se limita a encogerse de hombros.
Todavía tiene el brazo escayolado, pero es capaz de quitárselo y
ponérselo. En todo caso, a él le están durando más los efectos que a
mí. Hubo unos días en los que tuve visión doble y un dolor de cabeza
mortal, pero eso ya ha pasado. También los dolores musculares por
haber sido arrojada dentro de un coche. Tuvimos suerte porque
dijeron que el otro coche que nos golpeó iba a 80 kilómetros por hora.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Tienes hambre?— Me aparta un mechón de pelo de la cara.
—La verdad es que no. — Dejo escapar un bostezo y me contoneo
para incorporarme. No sé por qué me lo ha preguntado. De todos
modos, va a intentar que coma algo.
—Tienes hambre, solo que no lo sabes por los medicamentos
para el dolor. Te traeré algo. — Se levanta de la cama y estiro la mano
para detenerlo.
—Buenos días. — digo, y su cara se suaviza.
—Buenos días. — Se inclina y roza su boca con la mía. —Te
pondré más mantequilla en la tostada.
Gimoteo. —Ya estoy enamorada de ti. No hace falta que me
pongas mantequilla. — Muevo las cejas. Suelta una pequeña
carcajada, pero lo tomo como una victoria por ahora. Lo observo salir
del dormitorio antes de dirigirme al baño para ponerme un poco más
presentable.
Me miro en el espejo durante un largo rato. Aunque todos los
cortes y moretones han desaparecido, todavía hay algo diferente en
mí. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que parece que
también he cambiado.
Me detengo cuando salgo del baño y veo a Rory de pie junto al
escritorio de Apollo. Pone su teléfono en el bolsillo cuando me ve.
— ¿Cómo te sientes?— me pregunta.
—Estoy bien. Muchas gracias por todo. — Creo que nunca podré
agradecerle lo suficiente todo lo que ha hecho. No solo por mí, sino
que ha sido una roca para mi madre.
—No hay necesidad de agradecerme. Pronto formarás parte de
esta familia.
Agacho la cabeza mientras mis mejillas se calientan pensando
en que Apollo y yo algún día nos casaremos y tendremos bebés. No
estoy segura de cómo responder a eso, porque tiene razón.
—Creo que hemos empezado con mal pie. — empieza Rory de
nuevo.

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—Eres protector con tu hijo. Lo entiendo. Mi madre puede ser
un oso cuando se trata de mí. — Deja escapar una risa profunda que
suena muy parecida a la de Apollo.
—No tienes idea de lo que tu madre es capaz de hacer cuando se
trata de ti. Te lo puedo prometer. — No dudo de él. Mi madre puede
ser tan dulce como el azúcar, pero como en la mayoría de las cosas de
la vida, puede ser igualmente cruel si lo necesita. Creo que todo viene
de su infancia.
—Es una buena madre. Creo que a veces se cuestiona a sí
misma, pero no cambiaría nada de ella. Ha hecho lo mejor que ha
podido.
—Siempre han sido ustedes dos. Lo y yo lo entendemos porque
siempre hemos sido nosotros. Yo quería una familia pero nunca pude
encontrar mi pareja y entonces...
— ¿Mi madre?— Me río. —Ella puede igualar cualquier cosa que
alguien le lance.
—Que puede. — Sonríe. —Sinceramente, al principio estaba
preocupado. Eres una chica tan dulce y muy fácil de querer, como ha
demostrado mi hijo.
— ¿Qué te preocupaba?— Enlazo los dedos frente a mí y trato de
no inquietarme.
—Al mismo tiempo que intentaba construir un muro también
intentaba acercar a tu madre. Incluso sabiendo lo que estaba
tramando todo el tiempo, estaba fracasando. Me preocupaba que se
levantara y desapareciera contigo. No solo con ella, sino también
contigo, una chica de la que mi hijo ya se estaba enamorando. Una
chica que sabía que podía ver fácilmente como mi hija si me permitía
dejar que sucediera.
—Vaya. — No lo vi venir. Solo trataba de proteger a Apollo y a sí
mismo también. —Con nuestro pasado, es comprensible. — admito.
—No, no es comprensible. Eres una mujer joven y no debería
haber sido tan frío. Me disculpo. — dice de nuevo. —Quiero que te
quedes todo el tiempo que quieras, si no para siempre. — Se aparta
del escritorio en el que se ha apoyado. —Me he equivocado tanto al
pensar que podías llevarte a Lo, en lugar de darme cuenta de que lo

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has hecho mejor. Le has ayudado a encontrarse a sí mismo, y nunca
he estado más orgulloso de mi hijo.
Se acerca a mí y, antes de que me dé cuenta de lo que ocurre,
me rodea con sus brazos y me da un abrazo. La sensación de su
amabilidad y la bienvenida a su corazón hace que las lágrimas me
escuezan los ojos.
— ¿Qué pasa?— Apollo pregunta, con el filo claro en su voz. Rory
baja los brazos y da un paso atrás. — ¿Qué demonios, por qué está
llorando?— Deja la bandeja de comida y se acerca a mí.
—Estoy bien. — me apresuro a decir. —Estoy más que bien. Tu
padre es un hombre increíble. — Observo cómo la tensión se
desvanece en Apollo.
—Lo es. — asiente. Rory le da a Apollo un abrazo lateral antes
de salir del dormitorio. — ¿Está todo realmente bien?— me pregunta
cuando su padre está fuera del alcance del oído.
—Sí. La verdad es que ha estado bien aclarar las cosas entre
nosotros. — Me acerco y me siento en la cama. —Al principio fue un
poco incómodo estar aquí, pero ahora...— Me encojo de hombros. No
tengo prisa por ir a ninguna parte. Después de dos semanas
compartiendo cama con Apollo, va a ser un asco volver a dormir sola.
Ni siquiera es que hagamos algo más que abrazarnos.
—Entonces podemos meter el resto de tus cosas. — Coge la
bandeja de comida y la acerca a la cama.
—De acuerdo, no nos dejemos llevar. — Me río, pero por la
expresión de Apollo me doy cuenta de que no está bromeando. Está
rígido y nervioso desde que ocurrió todo esto, y apenas se aparta de
mi lado. No estoy segura de cómo voy a conseguir que se relaje nunca
más.
—No creo que me esté dejando llevar. Esta casa es el lugar más
seguro de Craven Cove. — Coge una rebanada de pan tostado con
mantequilla y me la da.
—Eso es ridículo. Lo que pasó fue un accidente. No puedo
quedarme encerrada en esta habitación para siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


Mientras le doy un mordisco a la delicia de mantequilla, la
expresión que cruza la cara de Apollo me hace pensar que no me está
diciendo algo.
— ¿Ya me has trasladado aquí?— Echo un vistazo a la habitación
para ver si me he perdido algo. Creo que mi madre habría dicho algo
anoche cuando estaba aquí viendo una película conmigo. No hay
montones de cajas por ahí.
—Ojalá. — murmura en voz baja. Sonrío mientras doy otro
bocado a mi tostada. —Pero hay algo que no te he contado. Sobre el
coche que nos atropelló.
—Dijiste que estaban bien. — digo mientras se levanta de la
cama. Sabía que la culpa era de la otra persona, pero me dijeron que
estaba bien. —Oh, Dios. ¿Ha muerto alguien?— Sacude la cabeza y
suelto un suspiro. — ¿Qué demonios, Apollo?— Me está dando un
susto de muerte.
—No quería que te alteraras. — Se pasa los dedos por el pelo,
con cara de nerviosismo. ¿Qué puede ser peor que la muerte de
alguien? —Fue Amber. — suelta finalmente.
— ¿Pero ella está bien?— Es una zorra, pero aun así no la quiero
muerta. Recuerdo que se cruzó con nosotros cuando salíamos de la
fiesta y me preocupó que hubiera estado bebiendo. Mierda.
—No estoy seguro de llamarlo bien. — Su tono está cargado de
ira.
—Lo hizo a propósito. — Lo relaciono todo y, al hacerlo, se me
escapa una lágrima. —A veces pienso que el mundo está en contra de
que estemos juntos.
—No. — dice con vehemencia. —Nada impedirá que estemos
juntos. — Apollo se sienta a mi lado. —Ya nos hemos quitado toda la
mierda de encima. Todo lo demás, a partir de ahora, va a ser un
camino de rosas. — Me acaricia el cuello.
—No estoy tan segura de eso. Las mujeres se vuelven locas por
ti. — le digo. — ¿Qué va a pasar? ¿Va a estar en la escuela cuando
volvamos?— Eso sería un poco incómodo.

Sotelo, gracias K. Cross


—No. Estaba bebiendo y la policía investigó el accidente.
Encontraron en las pruebas que ella nos golpeó a propósito. Nunca
intentó frenar. De hecho, aceleró hacia nosotros.
—Intentó matarme. — Todo el cuerpo de Apollo se vuelve sólido.
—Lo último que supe es que la trasladaron de un hospital
psiquiátrico para esperar su audiencia. Es un caso demasiado grande
para nuestra pequeña ciudad isleña. Ha sido transferida.
—De acuerdo. — Me inclino para besarlo.
—No está bien. — Deja caer su frente sobre la mía. —Es mi
culpa.
—Deja de hacer eso. No es tu culpa.
— ¡Lo es!— Se levanta de la cama de un salto. —La amenacé. Le
dije que la arruinaría si no te dejaba en paz.
—Quiero decir, eso no son rosas y chocolate, pero sigue siendo
dulce que hayas hecho eso por mí. — Me mira como si fuera la loca
ahora. —Apollo, claramente ella era inestable antes. Tu amenaza no
era nada para ella. Era solo cuestión de tiempo que esto nos pasara a
ti y a mí o a alguien más. Tienes que verlo. — intento razonar con él.
—No estoy seguro de poder hacerlo. — dice antes de volver a su
escritorio para sentarse. Apollo siempre está cerca, pero de alguna
manera sigue estando lejos de mí.
Puede que Amber no me haya apartado de Apollo, pero creo que
me ha quitado un trozo de Apollo.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 8
APOLLO

Ha pasado una semana desde que volvimos a la escuela. Me


resulta difícil separarme de Celeste, aunque sea por un momento. Ella
cree que estoy siendo sobreprotector, pero cuando se trata de su
seguridad, ¿puedo ser demasiado protector? Tal vez tenga razón y esté
obsesionado con el accidente, pero la idea de perderla me consume.
Esta tarde ha quedado con Emerson para trabajar en la
planificación del baile. Me ha pedido que la recoja después y no me ha
invitado a ir con ella. Tal vez sea una prueba para ver cómo llevo unas
horas de separación. Me sonrió muy dulcemente cuando me informó
de sus planes, así que sé que no estaba intentando herir mis
sentimientos deliberadamente.
Me encanta pasar tiempo con ella. ¿Es eso tan terrible?
—Unas palabras, Sr. Crew.
Cuando me doy la vuelta, veo a la directora Nolan en el pasillo
caminando hacia mí. — ¿Alguna vez es solo una palabra?
Estrecha sus ojos hacia mí, pero veo que está luchando contra
una sonrisa. — ¿Cómo está tu brazo?
—Curando. El médico dijo que debería estar listo para entrenar
de nuevo esta primavera.
—Escuché de tu comité de becas esta mañana.
Se me revuelve el estómago. Me enviaron un correo electrónico a
principios de esta semana, pero lo ignoré. No estaba preparado para
la respuesta, y sigo sin estarlo ahora. Pero conozco a la directora
Nolan, y no habrá forma de librarse de escuchar lo que va a decir.
—Querían que te recordara que tu invitación está supeditada a
la graduación y no a tu última temporada de remo. Todavía puedes
participar en su programa deportivo una vez que el personal médico
te haya dado el visto bueno. — Me dedica una sonrisa comprensiva.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sé que terminar esta temporada con fuerza era importante para ti,
pero hay un premio mayor que te espera más allá de la graduación.
Pienso en Celeste y en nuestro futuro y en cómo será si voy a la
universidad. ¿Estaré bien con ese tipo de separación? Me quedo
pensativo cuando ella se acerca y me pone la mano en el hombro.
—Permíteme darte un consejo de tu simpática directora de
instituto. — dice, y hace que se me levante la comisura de la boca. —
Tu decisión de ir a la universidad no tiene que ser todo o nada. Ir a la
estatal no es el fin de nada.
La miro y me pregunto si puede leer mi mente.
—El hecho de que elijas una cosa no significa que tengas que
dejar otra. — sonríe mientras me aprieta el hombro. —Tienes dos
manos. — Con eso, se da la vuelta y se aleja, dejándome ahí de pie en
mis propios pensamientos.
El resto del día avanza rápidamente, y afortunadamente Celeste
y yo no nos hemos perdido demasiado con nuestras tareas enviadas a
casa. El equipo de remo me sigue llamando capitán aunque no pueda
terminar la temporada. Su apoyo es sorprendentemente reconfortante
cuando los gemelos de primer año preguntan si todavía tienen que
vigilar a Celeste. Saber que mis compañeros de equipo todavía me
cubren la espalda me hace sentir que he hecho algo bien.
—De acuerdo, Emerson me va a dejar cuando terminemos, y te
mandaré un mensaje cuando estemos de camino. — dice Celeste
después de las clases.
Aprieto los labios, sabiendo que no puedo ni debo detenerla, pero
sintiendo que debo protegerla. —De acuerdo. — digo finalmente,
tratando de obligarme a relajarme.
Se pone de puntillas y yo me inclino para encontrar sus labios.
—Estaré bien. — me dice y me da unas palmaditas en el pecho para
tranquilizarme.
Funciona, al menos por ahora. —Diviértete. — le digo, y lo digo
en serio. Quiero que se divierta y sea feliz. Solo necesito saber que está
a salvo.

Sotelo, gracias K. Cross


—No te preocupes, tengo a tu chica. — dice Emerson mientras
pasa el brazo por encima del hombro de Celeste y se dirigen a su jeep.
Durante un largo minuto contemplo la posibilidad de seguirlos y
sentarme fuera de la cafetería hasta que terminen. Pero eso no haría
feliz a Celeste, y esa es siempre mi prioridad.
Cuando miro el estacionamiento, veo que está casi vacío, salvo
por unos pocos coches. El sedán negro que hay unos cuantos espacios
más abajo es el primero que veo, sobre todo porque veo a Shy apoyado
en él. Nunca hemos sido amistosos, pero tampoco diría que somos
hostiles. Él se mantiene en su lado de la escuela y yo en el mío. A veces
lo sorprendo mirándome, y me pregunto qué es lo que ve. Hay algo en
él que me preocupa, pero en lugar de intentar averiguarlo, mantengo
las distancias.
Parece que eso está a punto de cambiar cuando se aleja de su
coche y se acerca al mío. Arrojo mi bolso en el lado del pasajero y me
dirijo a la puerta del conductor. Apoyado en ella, espero a que Shy se
acerque y diga lo que tenga que decir.
— ¿Cómo está Amber?— escupo, intentando y fallando en
mantener el veneno fuera de mi voz.
Hay algo que pasa por los ojos de Shy, y parece tristeza. Tan
rápido como aparece, desaparece, y me mira con seriedad. —Tú más
que nadie deberías creer los rumores que oyes.
— ¿De eso quieres hablar? ¿Has venido a decirme que no te
estabas follando a Amber? Bien, gracias por la información.
—Amber ha tenido problemas con su salud mental durante
mucho tiempo.
—No me digas. — Hay tanta ira en mi voz que hace que Shy se
estremezca. Tengo en la punta de la lengua la idea de disculparme,
pero ella intentó matar a Celeste, y eso es imperdonable.
—Puedes pensar lo que te dé la gana sobre ella, sobre mí, no
importa.
— ¿Qué quieres, Shy?— Esta conversación no va a ninguna
parte.

Sotelo, gracias K. Cross


—He mantenido las distancias contigo, pero no voy a permitir
que arruines a alguien tan inocente como Celeste.
¿Qué demonios? — ¿Por qué me dices esto? Suenas como si
tuvieras algo que decir en mi vida.
—Tengo algo que decir sobre quién escucha la verdad sobre ti.
— La agudeza de sus ojos hace que algo en mi estómago se revuelva.
—No sé qué demonios crees que sabes de mí, pero sea lo que sea,
es una mierda. — Me alejo de mi coche y voy a entrar en él. —Tú y
Amber pueden montarse juntos en el tren de la locura.
Una mano sale y empuja la puerta de mi coche para que no se
pueda abrir. —No mereces conocer los asuntos de Amber, y no me
corresponde ventilar todos sus secretos. Pero lo que sí puedo decirte
es que su vida no fue tan encantadora como la tuya, Crew. — Sus
palabras son venenosas, y siento que mi ira aumenta. —Todo lo que
tienes que hacer es pasar cinco minutos con su padre para entender
por qué se volvió loca.
Rápidamente repaso mis recuerdos de sus padres y si alguna vez
he tenido una conversación con ellos. Por supuesto que los conozco;
su padre es un senador estatal, pero nunca tuvimos ninguna
interacción.
—Fui un amigo para ella cuando no tenía a nadie más, ni más
ni menos. — Aparta la mano de la puerta, pero no hago ningún
movimiento para abrirla de nuevo. —Ella no es la razón por la que
estoy aquí.
—Entonces ve al grano. — le digo bruscamente, ya enojado
conmigo mismo por haberlo dejado pasar tanto tiempo.
—Puede que tu padre dirija esta isla, pero trata a la gente de
aquí como si fuera basura.
Se me levantan los pelos de punta. Mi padre no ha hecho más
que mejorar este lugar y recaudar dinero para la caridad. Siempre se
desvive por ayudar a la gente y crear conciencia de que existe un
problema.
—Muy bien, he terminado. No voy a sentarme aquí a escuchar
cómo destrozas a mi padre solo porque no tienes uno.

Sotelo, gracias K. Cross


El puño que viene hacia mí es tan inesperado, y con mi brazo en
el cabestrillo no puedo bloquearlo. Los nudillos de Shy conectan con
mi mejilla, y me arde mientras mi cabeza se echa hacia atrás. También
debe haberme reventado el labio, porque cuando me enderezo, siento
el sabor de la sangre. Me vuelvo hacia él sintiéndome asesino, y de
repente me importa una mierda cuántos huesos rotos tengo. Voy a
destrozarlo.
— ¡Shy!— llama alguien, y a lo lejos veo al entrenador de
natación saliendo del gimnasio.
—Esto no ha terminado. — gruño mientras doy un paso hacia
él. Shy no se echa atrás y levanta la barbilla en señal de desafío.
—Tu padre ha arruinado a suficientes mujeres en esta ciudad.
No dejaré que le hagas lo mismo a Celeste. — Retrocede mientras el
entrenador se acerca. —La dejas ir, o haré volar todo tu puto mundo.
Todo lo que está diciendo es una mierda, pero hay algo que se
me ha metido en la piel. Shy nunca me había dicho más que un
puñado de palabras, ¿por qué ahora? ¿Por qué no quiere que esté con
Celeste más que porque la quiere? ¿Y qué clase de mierda estaba
diciendo sobre mi padre? Tengo que hablar con él y poner fin a esto,
aunque solo sea por mi propia tranquilidad.
Sé que mi padre no me mentiría, pero ¿me ocultaría algo para
protegerme? El hecho de no tener una respuesta para eso de
inmediato hace que me duela el estómago.
— ¿Sabes qué, Shy? Si tienes algo que decir sobre mi padre, ¿por
qué no se lo dices a él? Estoy seguro de que estará encantado de
explicarte las estupideces que crees saber.
—Quizá lo haga. — dice.
Con eso, su entrenador se acerca y se interpone entre nosotros.
No digo ni una palabra mientras subo a mi coche y salgo del
estacionamiento.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 9
CELESTE

—Entonces, ¿crees que es una buena idea que la banda del


colegio haga la música?
—Se ahorraría dinero, supongo. — respondo, escuchando solo a
medias lo que dice Emerson. No veo el coche de Apollo por ninguna
parte. En realidad, esto no era una prueba. Solo quiero que se
acostumbre a que no estemos juntos todo el tiempo y que sepa que
todo estará bien. No es que no me guste pasar cada segundo con él,
pero no es así como el mundo funcionará siempre para nosotros.
Tampoco es estúpido. Si quisiera espiarme, se iría a casa y
compraría otro coche. Una vez me asomé al garaje de su padre y había
demasiados coches para recordarlos todos. Podría estar en cualquiera
de ellos en el estacionamiento que se oscurece en este momento.
También podría haber contratado a otra persona para que me vigilara
como un guardaespaldas. Aparto mi atención del estacionamiento y la
dirijo a la gente que está dentro del restaurante con nosotros.
—Hey, Celeste. ¿Estás conmigo?— Emerson chasquea los dedos
delante de mi cara.
—La banda de la escuela. — Escupo las últimas palabras que
recuerdo que dijo.
— ¿Crees que la banda de la escuela debería hacer la música
para el baile?
—Espera, no. Es una idea terrible. — Menos mal que me pidió
ayuda para planificar este baile.
—Sé que lo es, pero está claro que no estás prestando atención.
— Cierra un par de carpetas que tiene delante.
—Lo siento. Lo juro, estoy aquí. — Intento abrir las carpetas de
nuevo.

Sotelo, gracias K. Cross


—No pasa nada. Solo te estoy tomando el pelo. Sinceramente,
solo quería un poco de tiempo a solas contigo. Estaba preocupado. —
Emerson se detuvo un par de veces, pero Apollo rondó todo el tiempo.
—Emerson. — Extiendo la mano y la pongo sobre la suya. —
Estoy bien, de verdad. Si acaso estoy más fuerte. Perdí tiempo con
Apollo porque hui de él. La vida es demasiado corta para eso.
—Sé que Amber tiene sus demonios, pero esto no lo vi venir.
— ¿Es terrible que no esté enojada con ella por lo que me hizo?—
Pregunto. Sé que esto es algo que nunca podría decirle a Apollo. Al
menos no en este momento.
—No, no me sorprende oírte decir eso. Eres una persona de
corazón blando. La gente no necesita conocerte para ver eso.
—Es muy dulce por tu parte. — Aprieto su mano antes de
soltarla. —Pero no soy del todo inocente. Tengo mucha rabia al
respecto.
—Déjame adivinar. — me corta. —Por lo que esto le hizo a Apollo.
Sí, me di cuenta de que dijiste que no estabas enojada por lo que te
hizo.
—Lo captaste, ¿verdad?— Ni siquiera lo capté, y lo dije. —Tú y
mi madre en una habitación juntos sería divertido.
—Esa mujer tiene a Rory Crew envuelta en su dedo. Tengo
mucho que aprender de ella. — Me río a carcajadas, lo que me hace
sentir muy bien. —Pero escucha, esta mierda persistente con Apollo
es algo que ustedes dos tienen que arreglar. Lo que hizo Amber está
hecho. Lo que cuenta es lo que le permites seguir haciendo a los dos.
—Vaya. — No sé cómo tuve tanta suerte cuando llegué a Craven
Cove. No solo encontré el mejor novio del mundo, sino que también
conseguí un increíble mejor amigo. —Gracias. Necesitaba escuchar
eso.
—Siempre estoy aquí para decirte la verdad. — Sonríe. —Ahora
dile a tu hombre que venga a buscarte y que saque de la miseria a los
dos.

Sotelo, gracias K. Cross


Saco mi teléfono del bolso y le envío un mensaje a Apollo.
Cuando Emerson y yo pagamos la cuenta y salimos de la cafetería, ya
está entrando en el estacionamiento.
— ¡Apollo!— Jadeo cuando sale del coche para abrirme la puerta.
—No es nada.
— ¿Nada? ¿Cómo puedes decir que no es nada? Tienes el labio
roto. — No parece estar sangrando en este momento, pero debe
haberlo hecho en algún momento.
—Solo fue una estupidez con Shy abriendo la boca. — Me abre
la puerta del coche, pero no entro. Me detengo al darme cuenta de que
me había olvidado completamente de él.
—Déjame adivinar. No vas a decírmelo. — Duda durante un largo
momento, pero lo espero.
—Te lo diré. — acepta finalmente, y me inclino hacia él y le doy
un beso en la boca antes de entrar.
Cuando entra en el coche, me acerco y apoyo mi mano en su
muslo. No me extraña que se le ponga dura. Su polla se perfila
notablemente en sus vaqueros y aprieto las piernas. No me deja hacer
nada al respecto.
Desde el accidente, apenas puedo hacer que pasemos de los
besos y de las caricias fuertes. Eso solo termina con que yo me corra.
Puede meterme las manos en las bragas todo lo que quiera, pero ya
no va por otro lado.
Ninguno de los dos dice nada mientras nos lleva de vuelta a la
finca y entramos en la casa. Me coge de la mano y vamos directamente
a su dormitorio. Me desnuda lentamente y luego a él mismo antes de
abrir la ducha para arrastrarme con él. Suspiro y cierro los ojos
mientras sus manos recorren mi cuerpo y me lavan cada centímetro.
Le quito el paño y hago lo mismo con su cuerpo. Deja escapar
un gemido cuando envuelvo su polla con mi mano. —Celeste. — me
advierte, como si eso fuera a detenerme. No con lo que veo en sus ojos
ahora mismo.
—Necesitas esto. — digo contra su boca mientras empiezo a
acariciarlo de arriba abajo. La cabeza de su polla roza mi estómago.

Sotelo, gracias K. Cross


—Te necesito. — Aprieta su boca contra la mía con fuerza, pero
no me impide acariciarlo.
Debe de estar a punto de explotar, porque después de unos
cuantos golpes rápidos de mi mano, gime cuando empieza a correrse.
Su orgasmo me golpea el estómago y su boca se separa de la mía. Su
pesada respiración llena la ducha como si hubiera corrido una milla.
—Yo también te necesito, Apollo. Todo tu ser. No solo las partes
que quieres que vea. — Me agarra de las caderas y me acerca a él.
—Lo sé. — Me besa de nuevo, esta vez más despacio. —Salgamos
de aquí y sequémonos.
Me he acostumbrado a pasar las mañanas y las noches con
Apollo, y me preocupa que eso pueda cambiar. Ninguno de nuestros
padres ha hablado mucho de que compartamos dormitorio. Sobre todo
con todo lo que ha pasado. No quiero sacar el tema con la esperanza
de que podamos seguir así.
—Me encanta cuando te pones mis camisetas de remo. — dice
mientras me la pongo por la cabeza. La palabra capitán está escrita
en la espalda.
—Deberías empezar a llamarme 'capitán'. — le digo en broma.
Me abraza por detrás. —Lo que empezaste en la ducha no ha
terminado, capitán. — Me pellizca el cuello y me derrito en él. Ese es
mi Apollo.
—Nunca. — acepto, volviéndome hacia él. —Nunca se acabará.
No importa lo que la gente nos eche en cara. Tengo fe en nosotros.
Creo en nosotros y quiero que tú también lo sientas.
—Tienes razón. — Me coge la mano y me lleva a la cama con él.
—Vamos a hablar de lo que ha pasado hoy. — Empieza a contarme
todo lo que pasó en el estacionamiento del colegio con Shy, y escucho
sin interrumpir. Una vez que ha terminado, asiento.
—De acuerdo. — digo y luego me encojo de hombros.
— ¿De acuerdo?

Sotelo, gracias K. Cross


—Sí, de acuerdo. ¿Qué más quieres que te diga? Está claro que
sabes que está lleno de mierda, pero aun así tienes que hablar con tu
padre sobre ello.
—Lo haré. — asiente.
— ¿Todo el asunto de Amber? Shy dijo que hay otro lado de su
historia, y probablemente tenga razón. No puedo imaginar que lo
sepamos todo. Pero sea lo que sea por lo que está enojado contigo, está
claro que cree que tiene razón.
—Eso es justo lo que necesitamos. Otra persona cabreada
conmigo. — Apollo se pasa la mano por la cara.
—No está enojado con nosotros, Apollo. Si tiene algún tipo de
venganza contra ti o Rory, podría haberse encargado de ello antes. En
todo caso, está tratando de salvarme de los hombres Crew. — Deslizo
mi mano por su pecho. —Y de todas las damas que caen a sus pies.
— Me desmayo dramáticamente en su regazo.
—Vas a conseguirlo. — Dejo escapar un pequeño grito cuando
se mueve y me clava en la cama debajo de él.
—Bien, llevo un rato intentando conseguirlo. — Me contoneo
debajo de él. —Tengo necesidades, Apollo. — Le rodeo con las piernas
y sonríe.
—Entonces seré el único que las satisfaga.
Con palabras así, ¿puede alguien culparme por caer a los pies
de Apollo? No es que él me haya dejado. Si algo sé, es que él siempre
me atrapará antes de que caiga al suelo.
Puede que ya nos hayan pasado muchas cosas malas, pero la
realidad es que hemos tenido suerte. Encontrar a tu otra mitad a
nuestra edad es un pequeño milagro. Ahora tengo que pasar el resto
de mi vida enfrentándome a todo con Apollo a mi lado, y sé que estará
ahí en cada paso del camino.
—Entonces, pongámonos a ello. — bromeo, y sonríe.
—En ello, capitán.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 10
APOLLO

Hacía demasiado tiempo que no estaba dentro de ella, y aunque


ya me he corrido en su vientre, estoy más duro que nunca. Con un
rápido movimiento, la pongo de espaldas y me coloco en el borde de la
cama.
Celeste está extendida con solo mi camiseta, y mis manos casi
tiemblan cuando me quito la camiseta que llevo puesta y me bajo los
calzoncillos. Ahora estoy completamente desnudo, y ella también de
cintura para abajo.
—Voy a follarte con eso puesto. — digo mientras separo sus
piernas. Todavía estoy de pie, así que la empujo un poco más abajo
para poder mirarla mientras lo hago.
—No seas suave. — Su voz es suave, pero veo la sonrisa excitada
que intenta ocultar.
—Deja que me asegure de que estás lo suficientemente mojada.
Me arrodillo, empujo sus rodillas hacia arriba y entierro mi cara
en su coño. Oigo su aguda respiración y sonrío contra su clítoris. Hace
demasiado tiempo que no nos conectamos así, y tengo la intención de
disfrutar.
Al principio voy despacio, usando mi lengua para recorrer cada
centímetro de ella, incluso bajando para lamer su culo y luego dentro
de su coño. Está azucarada por todas partes, y ese familiar aroma a
sol me llena el pecho. Dios, cómo he echado de menos comerla.
— ¿Vas a torturarme toda la noche?— Sus dedos se tensan en
mi pelo mientras lamo círculos alrededor de su clítoris. —Eres un
provocador.
Le pellizco los labios, y chilla mientras mueve sus caderas más
cerca. —Paciencia.
—Ha pasado demasiado tiempo. Quiero sentirme llena.

Sotelo, gracias K. Cross


Gruño mientras el semen sale de mí. Maldita sea, no tengo
control cuando se trata de ella. Finalmente decido que ni siquiera yo
puedo aguantar más y me pongo manos a la obra. Con unos cuantos
movimientos rápidos de mi lengua en su clítoris, y una pequeña
succión en el momento adecuado, cae sobre el borde.
El sonido y el sabor de su orgasmo es como una experiencia extra
corporal para mí. Saber que soy yo quien se lo da me hace sentir
poderoso. Mientras el placer sigue cayendo sobre ella, me pongo de
pie.
Mi polla está tan dura que está pegada a mi estómago, y tengo
que inclinarla para poder entrar en ella. Toda la cabeza está blanca
con mi semen, y cuando besa su abertura, aprieta.
—Joder. — gruño, metiéndosela hasta el fondo de una sola vez.
Tarda un momento en adaptarse a la intrusión de mi polla hinchada,
pero el instinto se impone y tengo que moverme. —Lo siento, preciosa.
Ha pasado demasiado tiempo.
Cierra los ojos con fuerza mientras empujo rápidamente dentro
y fuera, tratando de sacar este primero. Con un apretón más en su
coño, me corro, y me aguanto hasta el fondo. Aunque mi polla no se
ablanda, no tengo la abrumadora necesidad de follarla hacia mí y
puedo tomarme mi tiempo.
—Lo siento. — vuelvo a decir mientras entierro mi cara en su
cuello y me muevo más despacio esta vez.
—No te detengas. — Sus labios se mueven hacia mi cuello y mi
polla se sacude dentro de ella.
Han pasado unos segundos y ya necesito correrme otra vez.
Introduzco la mano por debajo de su camiseta, cojo una de sus
tetas y froto el pulgar sobre el pezón. Está duro, y mi mandíbula se
tensa por la necesidad de chuparlo, pero me gusta verla así. Aun
parcialmente vestido y con mi polla enterrada en lo más profundo,
grito mientras me deslizo hacia fuera y luego vuelvo a entrar.
—Justo ahí. — inclina sus caderas hacia arriba, y su cabeza cae
hacia atrás mientras la observo perdida en el placer.

Sotelo, gracias K. Cross


Celeste es realmente la cosa más hermosa que he visto, pero
cuando está así, es casi como mirar al sol.
Se aprieta en torno a mi polla mientras me froto contra su
clítoris, y con unos cuantos bombeos constantes, se corre sobre mí.
El calor que me rodea y llega a la base de mi polla es como
encender una cerilla. Empujo con fuerza una última vez y, por tercera
vez esta noche, me corro. Todos los músculos de mi espalda y mis
piernas se tensan, y se me corta la respiración. Cuando el orgasmo me
engulle, caigo encima de ella, intentando no perder el conocimiento.
—Eso era exactamente lo que necesitaba. — dice suavemente,
besando mi mejilla.
Giro la cabeza para que nuestras bocas se conecten y la beso
como la diosa que es. Le digo con mis labios lo que no soy capaz de
expresar con palabras porque es algo más que amor lo que siento por
ella. Es un amor poderoso, que hace temblar la tierra, y toda mi alma
le pertenece a ella.
Después de limpiarla y abrazarla un rato, Celeste se duerme. Sé
que tengo que hablar con mi padre sobre lo que ha dicho Shy, y tengo
que hacerlo cuanto antes. Sin despertarla, me deslizo fuera de la cama
y la envuelvo con las mantas. Luego me quedo de pie a un lado de la
cama un poco más antes de forzar finalmente mis pies para salir del
dormitorio.
Una parte de mí se pregunta si siempre será así. ¿Siempre tendré
esta necesidad abrumadora de tenerla en mis brazos? No tengo mucho
ejemplo en lo que respecta a las relaciones, porque mi padre nunca
miró a otra mujer hasta que llegó Anna, la madre de Celeste.
Cuando voy en busca de mi padre, primero compruebo su
despacho. Me sorprende que no esté ahí, pero quizá no debería. Le
pasa algo, y me pregunto si está sintiendo lo mismo que yo. ¿Podría
estar enamorado de Anna como estoy enamorado de Celeste? La
respuesta obvia es sí, pero no es que hayamos hablado realmente de
ello. Quiero que sea feliz, pero no importa lo que pase con él y Anna,
Celeste y yo somos para siempre.
Después de comprobar otros lugares, decido probar en el patio
trasero, ya que él no está en la casa, pero su coche está aquí. Cuando

Sotelo, gracias K. Cross


abro las puertas francesas que dan al exterior, los veo a los dos en el
sillón junto a la piscina. No están haciendo nada escandaloso, pero la
forma en que están inclinados el uno hacia el otro parece
completamente íntima.
— ¿Papá?— Digo, y los dos se vuelven hacia mí.
—Hey, Lo, ¿qué pasa?
Anna deja su vaso de vino frente a ella y le da unas palmaditas
en la rodilla. —Tengo que ir a comprobar algo en la cocina. — dice,
entendiendo claramente mi motivo para estar aquí.
Al pasar, me dedica una suave sonrisa, y luego siento que me
toca la mano al pasar. Me da un pequeño apretón antes de entrar en
la casa. Me calienta el pecho y, por alguna razón, una parte de mí se
relaja. No sé de qué se trata, pero no he tenido una figura materna ni
ningún tipo de afecto maternal en mi vida, y no sé cómo procesarlo.
—Ven a sentarte. — dice mi padre, con una sonrisa en la voz,
mientras me acerco y tomo asiento frente a él.
El sol se ha puesto, pero el resplandor de la luna y la piscina
iluminan el exterior y lo hacen sentir relajante. Puedo ver por qué
están sentados aquí disfrutando.
— ¿Qué tienes en mente, hijo?
—Necesito hablar contigo sobre algo que he oído hoy.
—De acuerdo. — Se sienta hacia delante y se pone su proverbial
sombrero de padre. —Déjame escucharlo.
— ¿Conoces a alguien llamado Shy Wells?
Piensa por un segundo mientras su frente se arruga. —No, el
nombre no me resulta familiar. ¿Quiénes son sus padres?
—No lo sé, nunca los he conocido. — Sé que Shy está lleno de
mierda, pero aun así dudo en preguntarle a mi padre al respecto. —
Esta tarde ha hecho unas acusaciones bastante vagas pero serias
sobre ti, y quiero hablar contigo de ello.
—Oye, puedes contarme cualquier cosa. — Alarga la mano y me
aprieta la rodilla.

Sotelo, gracias K. Cross


—Lo sé. — Asiento, y lo creo en mi corazón. —Dijo que has
arruinado a las mujeres en Craven Cove. No entiendo qué quiso decir
con eso.
—Tengo que decir que yo también estoy perdido. — Deja escapar
una risa sin humor. —Anna es la primera mujer de Craven Cove con
la que he tenido una cita.
—Ha dicho que si no dejo a Celeste en paz, va a hacer volar
nuestro mundo, o lo que sea que pretenda hacer. ¿Qué tipo de
suciedad podría tener sobre ti?
Mi padre piensa un momento y parece que está buscando algo
de verdad. —Lo, no tengo nada en mi pasado de lo que me avergüence.
— ¿Y la mujer que me dio a luz?— Nunca la he llamado mamá,
porque cualquiera que esté dispuesto a abandonar a su hijo pequeño
no es un padre y no merece el título.
Suspira y aprieta los labios. —No me avergüenza que haya salido
corriendo; fue su decisión. Me da pena que no haya podido ver lo
maravilloso que es su hijo y que se haya perdido la alegría de criarte.
— Sonríe suavemente. —No, no me avergüenza que me haya dejado,
y hacerlo público tampoco me avergonzaría.
—De acuerdo. — Asiento en señal de comprensión, aun tratando
de descifrar lo que Shy quería decir.
—No hay esqueletos en mi armario, Apollo. No tengo ni un solo
arrepentimiento porque todo eso me ha convertido en la persona y el
padre que soy hoy. Si alguien cree que puede avergonzarme
públicamente por mi pasado, que lo haga. No tengo nada que ocultar.
Lo miro fijamente durante un largo momento y veo la completa
verdad en sus ojos. No es que necesitara que me dijera esas palabras,
pero me reconfortan de todos modos.
—Gracias, papá. — Me pongo de pie y me da un abrazo. Somos
casi del mismo tamaño, pero espero que nunca sea demasiado grande
para esto.
Puede que Shy haya sacudido mi barco hoy, pero no hay
tormenta que no podamos soportar. La próxima vez que intente hacer
esta mierda, lo llamaré farol. Y tal vez me lo devuelva por ese puñetazo.

Sotelo, gracias K. Cross


Después de dar las buenas noches a mi padre y a Anna, subo a
mi habitación. Celeste sigue durmiendo, pero uno de sus brazos se ha
extendido hacia mi lado de la cama. Parece que me estaba buscando
mientras dormía. Me quito la ropa, me meto en la cama junto a ella y
atraigo su cuerpo contra mí.
—Mmmm. — tararea suavemente mientras se acurruca contra
mi pecho.
Le doy un beso en la cabeza y cierro los ojos. —Te amo.
—Te amo. — murmura, y entonces oigo el sonido de su
respiración uniforme, que me hace saber que está profundamente
dormida.
Todavía hay preguntas por delante, pero lo único que importa es
esto de aquí. Nosotros dos y nuestra vida juntos. Eso es lo único en lo
que pienso concentrarme de ahora en adelante.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Uno
APOLLO

Muchos meses después...


— ¿De verdad no has traído una cita?— Le pregunto a Jackson,
y niega.
—Escucha, Crew, quería mantener mis opciones abiertas. Sabes
que algún idiota la va a cagar esta noche y dejará a una chica llorando.
Ahí es cuando me abalanzaré y seré el héroe. — Se ajusta la pajarita
como si fuera el tipo más inteligente del planeta, y miro hacia Celeste
para ver cómo esconde una sonrisa. — ¿Tengo razón, Celeste? Dile a
Apollo que sé lo que estoy haciendo.
—Claro que sí. — dice ella y luego me guiña un ojo cuando él no
mira.
Estamos en la limusina de camino al baile de graduación y
Jackson me ruega ir con nosotros. Normalmente le habría dicho que
no, pero Celeste se ofreció a recogerlo y no puedo decir que no a nada
que ella quiera.
— ¿Hay alguna gran sorpresa planeada para esta noche que
deba conocer?— Le pregunto, y ella se encoge de hombros.
—Emerson lo ha planeado todo. Básicamente asentí a todas sus
sugerencias.
—Dijo que tenías grandes ideas. — Me inclino hacia ella y le doy
un beso en el cuello.
Está increíble esta noche con su vestido verde menta. Es un
vestido sin mangas, y me encanta pasar mi mano por su espalda
desnuda. Me da todo tipo de ideas para la fiesta posterior.
—Debería llevarse todo el mérito, porque sé que esto va a ser
épico. — Sonríe alegremente mientras llegamos a la entrada del lugar
donde se celebra el baile.

Sotelo, gracias K. Cross


Emerson debe haber tenido un gran presupuesto, porque tan
pronto como salimos de la limusina, puedo decir que Celeste tiene
razón. Ha alquilado un salón de baile y en el exterior hay globos
dorados por todas partes, junto con arcos de globos y flores por los
que caminar. Cojo a Celeste de la mano y me despido de Jackson
mientras se adelanta a nosotros.
—Vaya. — es todo lo que dice Celeste mientras deslizo su mano
por mi codo y pasamos por debajo de los arcos.
A lo largo del camino hay lugares donde la gente posa para las
fotos. Algunos incluso se hacen selfies en los lugares indicados, y esto
es tan extra que resulta increíble.
—Exagerado es un eufemismo. — digo, y Celeste asiente.
—Creo que eso describe perfectamente a Emerson. — está de
acuerdo.
—Vamos a hacernos una foto. — digo mientras me dirijo a una
de las zonas vacías frente a una pared de cuentas blancas.
Los fotógrafos nos ponen de pie, uno frente al otro, con las
manos en el centro. Primero miramos a la cámara y ella hace un par
de fotos, pero cuando miro a Celeste, oigo que la cámara sigue
haciendo clic. Cuando se da cuenta de que la estoy mirando, levanta
la vista y me mira a los ojos.
—Si me olvido de decirte lo suficiente esta noche, te amo. — le
digo y me inclino para darle un suave beso.
La cámara vuelve a hacer clic, y Celeste mete la barbilla
tímidamente. —Yo también te amo, Apollo.
Cuando terminamos, la tomo de la mano y entramos en el gran
salón de baile. Me cuesta descifrar el tema y decido que va a ser
"exagerado". Hay mesas a los lados con candelabros dorados y un
buffet cerca. Más adelante está la pista de baile con un DJ a un lado
y una banda en directo en el centro. La música está muy alta, pero
todas las personas que están aquí parecen estar pasándoselo en
grande.
—Bienvenidos. — dice alguien, y me giro para ver a Emerson
acercándose justo antes de que me ponga una corona en la cabeza. —

Sotelo, gracias K. Cross


Lo siento, pero este año no vamos a hacer lo del rey y la reina del baile,
así que todo el mundo va a ser coronado. — Luego pone una en la
cabeza de Celeste y le da un beso en la mejilla. — ¿No les encanta una
buena fiesta de Mardi Gras? Disfruten, los dos. Me voy a coronar a
nuestros invitados.
—Oh, Mardi Gras. — digo mientras miro a mi alrededor, y todo
cobra sentido.
—Está realmente en su elemento. — dice Celeste mientras lo
vemos caminar lanzando abalorios. — ¿Quieres llevarme a dar una
vuelta por la sala?
—Será un honor. — Me quito los cuervos de papel y los coloco
en una mesa cercana. Luego la atraigo hacia mis brazos y la levanto
ligeramente del suelo.
—Apollo, puedo caminar. — finge protestar pero me rodea el
cuello con sus brazos.
— ¿Por qué, si estoy aquí para llevarte?— Se ríe mientras nos
movemos entre la multitud y la música se vuelve más lenta. Bueno,
lenta comparada con lo que era antes.
Puede que parezcamos tontos balanceándonos al ritmo de la
música cuando todos los demás están saltando, pero no me importa.
Todo lo que quiero hacer esta noche es tener a Celeste en mis brazos
y luego llevarla a casa y hacer el amor.
—Vales cada uno de los centavos que me gasté en la subasta. —
bromea mientras me recorre la mejilla con el dedo.
— ¿Te refieres al dinero que te di para comprarme?— Me inclino
y le pellizco la oreja.
—Por supuesto. — Se mueve contra mí y gimo.
—Deja de hacer eso o nos vamos. — le advierto, y me pasa los
dedos por el pelo.
—Podemos aguantar un par de canciones. — Me retira para
mirarme a los ojos. Debe ver el calor que hay ahí porque se lame los
labios. —De acuerdo, quizá una canción.

Sotelo, gracias K. Cross


—La culpa es tuya por estar tan hermosa con este vestido. — Mi
mano se desliza por debajo de su cintura y la atraigo contra mí para
que vea lo mucho que me gusta.
—Apollo. — dice sin aliento, y sus ojos se cierran un poco.
—Te daré una canción y luego te llevaré a casa.
—Puedo vivir con eso. — echa la cabeza hacia atrás y me inclino,
apretando mis labios contra los suyos.
Nos quedamos así durante un largo rato, besándonos
suavemente y bailando lentamente mientras la multitud que nos rodea
se desvanece.
Los últimos meses han sido una absoluta felicidad. Despertarse
con Celeste, acostarse juntos cada noche, todo es un sueño hecho
realidad. Vemos películas, estudiamos juntos e incluso la he llevado a
pasear en uno de mis barcos. Son todas las pequeñas cosas de cada
día las que se suman a esta vida perfecta que tenemos por delante. No
puedo esperar a lo que nos deparará el año que viene cuando estemos
juntos en la universidad, pero estoy muy emocionado de que podamos
hacerlo de la mano.
—Llévame a casa. — dice Celeste mientras se mueve contra mí.
— ¿Estás segura?— Aprieto mi frente contra la suya. —Sabes lo
mucho que te deseo, pero también sé el tiempo que te ha costado
prepararte y lo mucho que te gusta este vestido.
—Apollo. — Se agarra a la parte delantera de mi esmoquin y me
sonríe. —Todo el tiempo que me estaba poniendo este vestido, pensaba
en que me lo quitarías.
—Tus deseos son órdenes. — le digo mientras le doy otro beso
rápido y luego la tomo de la mano.
Tardamos un segundo en abrirnos paso entre la multitud de la
pista de baile, pero cuando lo hacemos, empiezo a caminar hacia la
salida.
—Sé una cosa. — dice Celeste mientras llamo a nuestra
limusina.
— ¿Qué?

Sotelo, gracias K. Cross


—Estoy más que preparada para quitarme estos zapatos.
Antes de que se dé cuenta de lo que estoy haciendo, la cojo en
brazos. Chilla y la hago girar. El sonido de su risa, el hermoso
resplandor de la noche y la sensación de tantas cosas maravillosas por
delante hacen que mi corazón se llene tanto que parece que podría
explotar.
—Te amo. — le digo y la beso como si fuera lo único que necesito
para respirar.
Y estoy muy seguro de que lo es.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Dos
CELESTE

Unos meses después de eso...


Dejo mi bolso junto a la puerta principal al entrar en mi
apartamento y el de Apollo. No está lejos del campus y puedo ir
andando, cosa que hago la mayoría de las veces. Apollo me enseñó a
conducir durante el verano, pero me parecía más trabajo encontrar un
sitio y estacionar que ir andando.
Me quito el pelo de la coleta e intento cambiarme rápidamente
de ropa antes de la carrera. Dejo un rastro de ropa desde el salón
hasta el dormitorio mientras me doy prisa. Mi última clase fue larga y
pensé que tendría tiempo más que suficiente para cambiarme y llegar
al río antes de que empezaran. Ahora soy la que está en una carrera
porque no puedo llegar tarde a la primera competición universitaria
de remo de Apollo.
Se ha recuperado como un profesional del accidente. Volvió al
agua antes de que llegara la primavera. Se había graduado con
honores, asegurando su beca y nuestro futuro. Mientras que él podía
saber en qué dirección iba su futuro, yo todavía no tengo ni puta idea
de lo que quiero. Pero todo el mundo pensó que era mejor que me
metiera en la universidad y viera lo que me interesaba. Así que aquí
estoy, en la misma universidad que Apollo, tomando clases básicas
mientras lo descubro.
Tal vez debería sentirme un poco incómoda sabiendo que
probablemente entré gracias a los Crews, pero me importa una
mierda. Este es el sueño de Apollo, y haré lo que tenga que hacer para
estar a su lado mientras sigue los pasos de su padre.
Robo una de las camisas de Apollo del armario y la ato en la
parte inferior para que no parezca un vestido en mí. Por suerte, puedo
cambiarme rápidamente, pero cuando salgo corriendo por la puerta,
me encuentro con mi madre.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué estás haciendo aquí?— le pregunto, sorprendida.
—Por supuesto que estoy aquí. Es la primera carrera de Apollo.
— Me abraza y me besa en la mejilla.
No me sorprendió en absoluto que Rory nos hablara de un gran
negocio de inversión que había hecho en un edificio cercano a nuestra
nueva universidad y que debíamos quedarnos con una de las
unidades. Ah, y que él y mamá podrían quedarse con la de al lado para
cuando se aventuraran fuera de la isla a venir a vernos.
— ¿Dónde está papá?— Pregunto, esperando que la siga por la
puerta.
—Ya está ahí.
—Claro. — Me río.
—Cuéntame cómo van las clases. — Me coge del brazo mientras
la conduzco fuera del edificio y hacia mi todoterreno para hacer el
corto trayecto hasta el río.
—No hay mucho que contar en realidad. Solo estoy en los cursos
básicos. — Me dedica una sonrisa de complicidad. — ¿Qué?
—Recibir más educación nunca es malo, pero tampoco tiene que
ser el lugar donde encuentres lo que buscas en la vida. — Así es mamá.
Siempre llena de sabiduría.
—Déjame adivinar. ¿Sabes lo que estoy buscando?
—Sí, por eso te llevé a Craven Cove. Querías echar raíces y tener
una familia. Solo porque eso no es algo que busqué en la vida no
significa que no pueda ser lo que tú quieres, cariño. Ser esposa y
madre es algo honorable.
—Oh. — Parpadeo rápidamente, sin querer dejar escapar el
repentino torrente de lágrimas. ¿Ha sido ese el deseo de mi corazón
todo el tiempo? Quiero absolutamente casarme y tener hijos con
Apollo. —Sí. — acepto. —Un día.
—Sí, un día, pero no hoy. Primero disfruten el uno del otro
durante un tiempo.
Un peso que no sabía que había estado sosteniendo se libera de
mi pecho. Cada día sentía que necesitaba encontrar algo propio. Un

Sotelo, gracias K. Cross


día quizás lo haga, pero por ahora voy a disfrutar de estar con Apollo.
Dejaré que todo lo demás caiga en su lugar.
Localizo el todoterreno de Rory y meto el mío en la plaza de
estacionamiento contigua. Cuando aprendí a conducir, no me peleé
con él ni con Apollo por el todoterreno que eligieron para mí. Sabía
que no era una batalla que iba a ganar. Elijo los argumentos
sabiamente cuando se trata de ellos. Con todo lo que pasó en el
pasado, estoy segura de que este tanque que eligieron para mí es el
mejor en cuanto a seguridad.
—Estás muy guapa. — Mamá me guiña un ojo cuando salimos.
Estoy en pantalones cortos de jean y zapatillas de deporte con la
camiseta de Apollo puesta. Puede que me haya puesto un toque de
maquillaje. Cuando se trata de otras chicas, nada ha cambiado ahí
con Apollo. Puedo ver los corazones bailando sobre sus cabezas
cuando lo ven. Uno pensaría que ver cómo está conmigo las disuadiría,
pero creo que lo hace peor. No es que realmente importe. Apollo ni
siquiera las nota. Aun así, quiero estar guapa para mi hombre.
Nos dirigimos hacia donde está Rory justo a tiempo. Me abraza
y me da un beso en la cabeza. Las palabras de mi madre se posan más
sobre mí, y tiene tanta razón. Estas son las cosas que más me gustan.
Estos momentos en los que estamos todos juntos.
Al poco de empezar la carrera, papá y yo gritamos mientras
saltamos y animamos a Apollo. Cuando su barco cruza la línea de
meta en primer lugar, los tres somos los más ruidosos.
—Nunca había visto a una chica tan aficionada al remo. — dice
alguien a mi lado. Giro la cabeza y veo a un hombre de pie, con el pelo
rubio y desgreñado, de mi edad, pero quizá mayor. Creo que no lo he
visto por aquí, pero todavía soy bastante nueva.
—Me emociono. ¿Qué puedo decir?— Me fijo en el logotipo de
Vanderguard que lleva en el pecho, que es la escuela contra la que
competimos hoy. —Ganamos, después de todo. — No puedo evitar
sonreír. Nunca he sido competitiva con un deporte hasta Apollo. ¿Pero
quién no quiere que su hombre gane?
—Lo hicieron. — Extiende la mano. —Mitch.

Sotelo, gracias K. Cross


—Celeste. — La tomo, queriendo ser educada, pero entonces la
sostiene demasiado tiempo. Siento su pulgar intentando acariciar mi
piel, y esta es la razón por la que Apollo prefiere que les responda que
me llamo Tomada. Retiro la mano de un tirón para decirle precisamente
eso, pero antes de que pueda, se inclina más hacia mí.
— ¿Qué tal si vamos a celebrar la victoria de tu equipo, Celeste?
— ¿Y si no lo hacen?— dice Apollo, apareciendo de la nada. Me
pasa el brazo por los hombros, y me sorprende porque creía que no lo
vería hasta dentro de una hora, más o menos. Mitch es audaz. Su
sonrisa se convierte en una arrogante, pero Apollo es al menos un pie
más alto que él y claramente constituido.
—Creo que tienes gente esperándote. — le dice Mitch a Apollo
con desprecio, señalando con la cabeza hacia donde sus compañeros
de equipo están todos celebrando su primera victoria.
—No. — Rodeé con mis brazos el torso de Apollo y miré a Mitch.
—Tiene a alguien esperándolo: yo. — Apoyo mi cabeza en el pecho de
Apollo.
—Así que vete a la mierda, imbécil. — añade Apollo antes de
volver su atención hacia mí, desestimando al imbécil engreído. —No
puedo dejarte sola más de un par de segundos. — Sonríe mientras se
inclina y presiona su boca contra la mía.
— ¿Viniste corriendo porque viste a alguien hablando
conmigo?— Le paso las manos por el pecho mientras niego. Sin
embargo, no puedo decir que esté enojada por sus celos. Disfruto del
hecho de que cualquiera que mire sepa que Apollo es mío.
—He venido corriendo a besar a mi chica. — Vuelve a apretar su
boca contra la mía. Esta vez el beso es más profundo y gimo en su
boca. —Quizá quería recordar a todos que eres mía. — admite cuando
nos separamos.
—Todos sabemos que solo hay una persona con la que voy a
celebrarlo. — En esto y en todo lo que nos depara la vida. Siempre
juntos. Sea donde sea.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Tres
APOLLO

Cuatro años después...


—Toc, toc. — dice mi padre al entrar en la pequeña habitación.
— ¿Estás bien?— Sonríe mientras viene a pararse frente a mí y me
ayuda con la pajarita.
—Estoy listo para verla. — Flexiono un poco las manos a los
lados, y no estoy seguro de por qué estoy nervioso.
—Ella siente exactamente lo mismo.
— ¿Ya la has visto?— La esperanza brota en mi pecho.
—Acabo de salir de su habitación, y a ella le gustaría mucho
verte antes de la ceremonia. — Coloca sus manos sobre mis hombros.
—Creo que eso la tranquilizaría mucho.
—Pero ha insistido tanto en que no vea su vestido. — Una parte
de mí quiere salir corriendo de aquí, y el resto se pregunta si se
arrepentirá de no haber esperado unos momentos más.
—Si quieres, puedes pararte frente a su puerta. Tal vez eso sea
suficiente para ella.
—De acuerdo. — Asiento, ya en movimiento.
—Iré a ver cómo está Anna. — dice mientras se dirige hacia
donde está ella.
Celeste está en el otro lado de la finca, preparándose en la sala
que normalmente se reserva para el té de la tarde. El espacio era lo
suficientemente grande como para albergar a todas las personas que
la miman hoy y lo suficientemente cerca de la terraza exterior donde
celebraremos la ceremonia. Me han empujado a la sala del vino para
que no tenga la tentación de ir tras ella.
Con un ligero golpe en la puerta, pongo la oreja contra ella. —
¿Celeste?— Oigo el chasquido de sus tacones al acercarse a la puerta,

Sotelo, gracias K. Cross


y agarro el pomo antes de que abra la puerta. —Preciosa, estoy aquí,
y sé lo mucho que querías que este vestido fuera una sorpresa.
—Apollo, solo necesito ver tu cara, y entonces estaré bien. —
Siento que se aprieta contra la puerta.
Cerrando los ojos con fuerza, gimo. — ¿Qué pasa?
—No lo sé. Creo que solo tengo miedo de toda esa gente que me
mira.
— ¿Así que mi idea de un fin de semana en Las Vegas está
sonando como si fuera la mejor opción?
—Eres un imbécil. — dice, pero puedo oír la sonrisa en su voz.
—Vamos, sabes que todos me van a mirar de todos modos. —
me burlo, y prácticamente puedo oírla poner los ojos en blanco.
—Eso crees. — Suelta un largo suspiro y me duele el corazón por
abrazarla.
Incluso todos estos años después, no puedo soportar estar
separado. Nos graduamos en la universidad hace dos meses y aceptó
casarse conmigo en cuanto terminamos. También aceptó dejar de
tomar sus anticonceptivos entonces. Mi plan es un bebé de luna de
miel, porque no hay nada más que esté preparado que para ser padre
y formar una familia. Estoy seguro de que algunas personas piensan
que nos estamos precipitando, pero desde el momento en que nos
conocimos supe que ella era para mí. ¿Por qué retrasar lo inevitable
cuando podemos pasar el resto de nuestras vidas viviendo nuestro
sueño?
— ¿Quieres que entre?— Pregunto suavemente.
—No. — hace una pausa. —Sí.
— ¿Qué tal si mantengo los ojos cerrados?— Le ofrezco.
—De acuerdo, creo que eso funcionará.
Cuando suelto el pomo de la puerta, cierro los ojos y siento que
se abre delante de mí. Me coge de la mano y tira de mí hacia delante,
y entonces oigo que la puerta se cierra detrás de nosotros.

Sotelo, gracias K. Cross


—Estás muy guapo. — Oigo el quiebre en su voz, y me preocupa
que vaya a empezar a llorar.
—Celeste. — Alargo la mano, sin saber dónde está, pero viene
directamente a mis brazos. Puedo sentir la seda de su vestido cuando
mis manos rozan su espalda, y también hay algún tipo de pedrería y
encaje. Tiene los hombros desnudos y me inclino para besar uno de
ellos. Se relaja contra mí y respira profundamente.
—Te amo tanto, Apollo. — dice contra mi pecho. —He esperado
este día durante tanto tiempo que no sé por qué estoy tan emocionada.
—Porque ha llegado el momento. — digo, besando de nuevo su
hombro desnudo. —Y no puedo esperar a casarme contigo.
—Siempre sabes lo que tienes que decirme. — Siento que se
inclina hacia atrás mientras me mira. —Abre los ojos.
—Celeste. — le advierto.
—Hablo en serio, Apollo. El vestido es solo un vestido. Es el día
de nuestra boda y necesito mirarte a los ojos.
—De acuerdo. — acepto y los abro.
Me quedo sin palabras al verla. Mi preciosa chica parece sacada
de una revista. Sigue siendo Celeste, pero algo en ella es diferente.
Está radiante de la cabeza a los pies, y verla con el vestido blanco
mirándome como si fuera la chica más afortunada del mundo me pone
literalmente de rodillas. Me tiro al suelo y mis manos se dirigen a su
cintura.
—Mi Dios. — Trago con fuerza y sacudo la cabeza. — ¿Cómo he
tenido tanta suerte?
—Apollo. — Sus ojos se humedecen y empieza a abanicar su
cara. —Mierda, no puedo estropear esta mierda.
Eso me hace reír mientras la atraigo hacia mí y la abrazo más
fuerte. Así, mi cara está a la altura de sus pechos, y entierro mi cara
en ellos. El material de su vestido es fino y delicado, y se siente bien
contra mi mejilla.
—Cásate conmigo. — le ruego, y ahora es ella la que se ríe.
—Estoy segura de que por eso estamos aquí.

Sotelo, gracias K. Cross


—Lo sé, pero necesito asegurarme de que esto es real. — Levanto
la vista y veo que sus lágrimas se han retirado, y no hay ni un pelo
fuera de lugar. —Eres realmente mía para siempre, ¿verdad?
—Para siempre. — acepta y se inclina, depositando un beso en
mis labios.
—Bien, pongamos en marcha este espectáculo para poder
follarte con ese vestido.
Me da una palmada juguetona en el hombro, pero veo el rubor
en sus mejillas. —Bien, pero solo porque tengo hambre y estoy lista
para el pastel.
Me levanto, me inclino y le doy otro beso rápido. —Cuanto antes
hagamos esto oficial, antes nos iremos de luna de miel.
—Vamos, ¿de verdad vas a hacerme esperar para averiguarlo?—
Hace un mohín y pestañea.
—En cuanto digas que sí. — Le guiño un ojo y estrecha los ojos
mientras me dirijo a la puerta. —Por cierto...— Espero y se gira para
mirarme. —Ese vestido es jodidamente sexy.
Sonríe alegremente y da una pequeña vuelta mientras sacudo la
cabeza y salgo de la habitación. En unas pocas horas estaremos en un
avión rumbo a Grecia y luego subiremos a un yate para saltar de isla
en isla. Pienso tener a mi esposa debajo de mí mientras navegamos
por las aguas azules y cristalinas y hacer un bebé por el camino. Me
pongo la mano en el pecho y cierro los ojos.
Soy realmente el hombre más feliz del mundo.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Cuatro
CELESTE

Años después...
Paso mis dedos por el pelo del bebé Lo mientras se alimenta de
mi pecho. Me había escabullido de la recaudación anual de fondos
Crew cuando nuestra niñera, Shelly, me dijo que se había despertado
con hambre. Ha estado durmiendo toda la noche durante el último
mes, así que algo debe haber hecho que se despierte. Creo que echaba
de menos a su mamá, y eso es lo que me voy a decir a mí misma para
poder disfrutar de estos momentos robados a solas con él. Solo son
así de pequeños durante un tiempo.
Nuestras gemelas están profundamente dormidas en su
habitación. Toda la emoción de hoy las ha agotado, y se han
desplomado de su subidón de algodón de azúcar y pasteles de
embudo. Nada podía despertarlas en ese momento.
— ¿Quieres que papá y mamá te den un hermano u otra
hermana?— Le susurro a Lo.
Apollo y yo no hemos estado intentando activamente tener un
cuarto hijo, pero tampoco estábamos usando protección. En el último
año nos hemos quedado más en Craven Cove. Nuestra casa en la
ciudad está vacía la mayor parte del tiempo, porque nuestra familia
quiere estar junta aquí.
Puede sonar raro que nos quedemos en la misma casa con
nuestros padres, pero la finca de los Crew es enorme, y me encanta
tener a Rory y a mi madre cerca. Los niños los adoran, y no tengo
muchas ganas de volver a la ciudad pronto. Estar aquí es acogedor y
hace que nos centremos en la familia y no en todo lo demás.
—Te he estado buscando. — Levanto la vista y veo a Apollo de
pie en la puerta de la guardería. La única luz de la habitación proviene
de la luna que entra por la ventana.

Sotelo, gracias K. Cross


—No creo que hayas tenido que buscar mucho. — Estoy segura
de que sabe a dónde voy antes que yo.
Se aparta del marco de la puerta y se acerca a la mecedora. —
¿Es terrible que esté celoso de mi propio hijo?— Dejo escapar una
pequeña risita.
—Eres terrible. — le digo mientras se inclina y me quita a un Lo
dormido del pecho. Besa la parte superior de su cabecita, y la visión
hace que mi corazón se apriete.
—Me caes fatal. — dice, y lo lleva a su cuna para acostarlo.
Cuando me agacho para volver a ponerme el pecho dentro del
vestido, Apollo sacude la cabeza.
—No lo hagas. — ordena mientras mete a Lo y se acerca a mí. —
Me toca a mí. — Me levanta de la silla y me envuelvo en él mientras
me lleva a nuestro dormitorio, unas puertas más abajo.
—Tenemos que volver a la fiesta. — gimo cuando me aprieta
contra la puerta de nuestro dormitorio.
—Que se joda la fiesta. — gruñe, y su boca recorre mi cuello
hasta llegar a mi pecho.
—Sí, que se joda la fiesta. — jadeo cuando se lleva el pezón a la
boca. Alcanzo su cinturón para liberar rápidamente su polla.
—Me voy a follar a mi esposa.
Su mano me levanta el vestido y me agarra las bragas. De un
fuerte tirón, las destruye antes de levantarme de los pies y empujarme
sobre su dura polla. La mete hasta el fondo de una sola vez, y jadeo
cuando mi coño se aprieta alrededor de él. Deja escapar un gruñido,
y ese sonido nunca pasa de moda.
—Siempre tan mojada y preparada para mí.
—Porque soy una buena esposa. — Aprieto su polla.
—La mejor esposa que un hombre podría soñar con tener. Nunca
seré digno. — dice mientras empieza a entrar y salir de mí. Me agarro
a sus hombros mientras me folla con fuerza contra la puerta. —Mi
esposa. Me dejará hacer lo que quiera con su cuerpo.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sí. — acepto. —Es tuya.
Nadie en esta tierra, incluida yo, conoce mi cuerpo mejor que
Apollo. Ha memorizado cada centímetro de él y sabe exactamente lo
que necesito y cómo conseguirlo.
—Es mío. Todos esos imbécil de abajo te miraban y se
preguntaban a qué sabía tu coño. Todos deseaban tenerlo. Nunca lo
sabrán. Nadie lo sabrá. Puede que no sea digno, pero nunca te dejaré
ir.
— ¡Apollo!— Grito mientras el orgasmo me golpea, y mis uñas se
clavan en su camisa.
—Joder. — gime mientras se corre conmigo, y siento su cálida
liberación. Bombea dentro de mí unas cuantas veces más, arrastrando
mi orgasmo.
Dejo caer la cabeza contra la puerta mientras disfruto de la
sensación de placer que recorre mi cuerpo.
— ¿Cómo te vuelves más hermosa?
— ¿Cómo te vuelves más encantador?— Le contesto, y se inclina
y me da un beso lento y dulce en la boca.
—Te amo. — dice contra mis labios.
—Yo también te amo.
Dejo escapar un gemido cuando saca su polla de mí y me pone
de pie. Mi vestido vuelve a su sitio, y la liberación de Apollo se desliza
por el interior de mis muslos.
—Ni se te ocurra limpiarte. — dice arreglando su ropa.
— ¿De verdad crees que tener tu semen sobre mí te ayudará con
esas tendencias celosas que tienes?— Gruñe su respuesta,
haciéndome reír. Puede que sea una tontería, pero disfruto con su
actuación de cavernícola la mayor parte del tiempo. Me hace sentir
sexy porque realmente cree que todo el mundo me desea.
—Deberíamos dar una hora más a la fiesta. — Me coge de la
mano y me lleva fuera del dormitorio. Nos cruzamos con Shelly en el
pasillo y sonreímos. Con suerte, los niños deberían dormir para el
resto de la noche.

Sotelo, gracias K. Cross


—Seguro que los padres ya se han escabullido. — digo mientras
entramos en el patio trasero.
—Vi a papá arrastrándola cuando fui a buscarte.
Me calienta que Rory y mi madre se hayan encontrado. Encajan.
Por unos momentos no estuve segura de que lo consiguieran, pero
estos hombres Crew no paran hasta conseguir lo que quieren. Rory es
realmente la pareja de mi madre, y ella se merece el tipo de amor que
él le da.
La fiesta está en pleno apogeo ahora, y todo el mundo está riendo
y bailando. Supongo que casi todo el pueblo está aquí, y cuando miro
a mí alrededor, reconozco a casi todos.
—Vamos a quedarnos. — dice Apollo mientras me guía a la pista
de baile y la música cambia a una canción lenta.
— ¿Qué?
—Nos vamos a quedar aquí. Las chicas van a empezar el colegio
pronto y creo que deberían hacerlo aquí.
— ¿De verdad?
—Es lo que quieres, ¿no?— Asiento porque lo deseo más que
nada, pero no quería arrastrar a Apollo de vuelta a la isla hasta que
estuviera listo.
— ¿Y lo que tú quieres?— Pregunto, sintiéndome egoísta.
—Tengo todo lo que podría querer y más, Celeste. Es hora de
volver a nuestro hogar. — Las lágrimas se forman en mis ojos.
—Hogar. — Repito la palabra. —Este es mi hogar.
Durante toda mi vida nunca pensé que encontraría un lugar que
se sintiera como un hogar, pero eso es exactamente lo que Apollo me
dio. No estoy segura de sí es Craven Cove o el hecho de que todos los
que más quiero en el mundo están aquí, pero este es el lugar en el que
me siento más en paz.
No sé por qué mi madre eligió Craven Cove para nosotros hace
tantos años, pero nos llevó directamente a nuestros propios cuentos
de hadas.

Sotelo, gracias K. Cross


Algún día tendré que preguntárselo.
Porque sería una historia increíble para contar...

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross


TAKE IT ALL
BY ALEXA RILEY

Anna empezó su relación con Rory con una mentira, ¿qué pasará
cuando él descubra la verdad?
Desde el principio Rory ha conocido sus secretos, pero ¿conocerá
Anna todos los de él?

Advertencia: Descubre cómo se enamoraron estos dos, y cómo


se las arreglan para seguir juntos.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 1
ANNA

Nada en este mundo me hace sonreír más que cuando veo el


hermoso rostro de mi hija. No importa el estado de ánimo en que me
encuentre; en el momento en que la veo, una sensación de paz me
invade. He cometido muchos errores en mi vida, pero ella es lo único
que he hecho bien en este mundo.
Atravieso la pintoresca cafetería hasta donde está sentada en un
rincón. Está trabajando en su portátil con un aspecto adorable, y me
pregunto si estará nerviosa por empezar un nuevo instituto la semana
que viene. Es su último año, y estoy segura de que está averiguando
todo lo que puede sobre Craven Cove High.
Pensé que debería pasar su último año de secundaria realmente
en la escuela, ya que a lo largo de los años hemos cambiado entre la
educación en casa y en persona. Normalmente dependía de dónde
estuviéramos en ese momento, pero sentía que este último año era
importante.
Quería que pudiera hacer todas las cosas que a tantas chicas de
secundaria les gustan. Desde las citas, hasta las fiestas, pasando por
el baile de graduación. Gran parte de nuestras vidas no eran lo normal
para los demás, pero quería asegurarme de que ella tuviera todas las
experiencias de la vida que otras chicas tuvieron al crecer. Cosas que
yo no tuve.
—Todo el mundo aquí es encantador. — digo, colocando la taza
de café que le he traído en la mesa junto a su portátil antes de tomar
asiento en la pequeña mesa.
No sé de dónde ha sacado el hábito del café porque ni siquiera
me gusta su olor. Celeste puede ser tan diferente a mí a veces y otras
exactamente igual. No sé si eso es bueno o malo. Supongo que malo
ya que soy un poco estafadora.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ya estás haciendo amigos, por lo que veo. — Dirige una mirada
a las señoras que han tomado asiento en una de las mesas de la
esquina. Hace un momento estaba charlando con ellas en la cola.
—Una chica tiene que ganarse la vida. — Le hago un guiño a
Celeste, haciéndola reír.
Las tres mujeres entablan conversación conmigo. Soy nueva en
la ciudad y la mayoría de las mujeres son entrometidas. En realidad,
eso facilita mi trabajo. Cuanto más trata la gente de escarbar en tu
vida con sus preguntas, más se desprende de sus propias piezas. Las
tres me han dado un vistazo a sus vidas tan fácilmente sin darse
cuenta. Hacer una lectura para ellas sería como quitarle un caramelo
a un bebé.
No oculto lo que hago a mi hija. La mayoría me llamaría
estafadora, pero le digo a la gente lo que quiere oír o lo que ya sabe
pero no puede admitir. Quieren que hable con un ser querido que han
perdido o que les diga su futuro. ¿Puedo hacer realmente alguna de
esas cosas? En cierto modo, supongo, pero solo por la información que
me dan o por lo que he captado. Básicamente, la gente me paga para
que las tranquilice sobre su pasado o su futuro.
—Creo que estás bien de dinero, mamá. — Da un sorbo a su
café.
Lo estamos. Nunca he sido frugal con nuestro dinero. Sé lo que
es no tener un techo y acostarse con hambre. Algunas noches los
dolores de estómago eran tan fuertes que hacían casi imposible
dormir. Mi hija nunca tendrá esas experiencias. No me importa a
quién tenga que estafar para que eso ocurra.
Me acerco a la mesa y le quito las gafas manchadas de la cara
para limpiarlas. — ¿Qué te parece este lugar?— Le pregunto.
No sé qué tiene Craven Cove, pero hay algo que me atrae desde
hace tiempo. Me llamó la atención por primera vez cuando leí un
artículo sobre algunos de los hombres más ricos del estado de
Washington. Rory Crew encabezaba la lista y, tras indagar un poco,
descubrí que lo ha hecho durante años.
Los hombres ricos siempre han sido un blanco fácil para mí, y
no me siento culpable por ello después de conseguir lo que quiero de

Sotelo, gracias K. Cross


ellos. Cuanto más investigaba sobre Rory, más me intrigaba. Un padre
soltero muy conocido en el mundo de los negocios y aún más conocido
en la pequeña ciudad isleña de Craven Cove.
Lo siguiente que supe fue que estaba haciendo las maletas y
mudándome a la pequeña ciudad isleña. Sería el lugar perfecto para
que Celeste y yo nos estableciéramos por un tiempo. Tengo la
sensación de que Celeste anhela echar raíces en algún sitio, así que
¿por qué no en uno de los mejores lugares del país?
Si soy sincera conmigo misma, creo que yo también estoy
preparada para asentarme un poco, aunque la idea de hacerlo me
asuste. Por alguna razón, la idea de estar atada en algún lugar me da
la sensación de estar atrapada.
—Es agradable hasta ahora. — Celeste sonríe.
Es tan difícil de creer que mi niña tenga ya dieciocho años.
¿Dónde ha pasado el tiempo?
—El cambio se acerca. — digo mientras le devuelvo las gafas.
Pronto se irá sola y me quedaré sola. ¿Y luego qué? No quiero ni pensar
en eso. Siempre hemos sido ella y yo contra el mundo, y no estoy
dispuesta a dejarla marchar. — ¿Nos vemos en casa?
—Sí, voy a vagar por ahí.
—Sé que lo harás, cariño. — Mi chica puede ser del lado tímido,
pero siempre ha sido curiosa. —Aquí oscurece temprano, tenlo en
cuenta...
—Y aléjate del agua. — termina mis palabras por mí. —Estamos
en una isla. Eso puede ser difícil de cumplir, mamá. — Me sonríe.
—Iba a decir que apagaras el teléfono en silencio.
—Mentirosa. — me dice, pero solo porque me conoce.
Lamentablemente, si hay algo que se me da bien es mentir. Es una
habilidad que adquirí muy joven en la vida y me ha sacado de
bastantes apuros.
—Bien. — Le doy un beso en la cabeza antes de dirigirme a la
puerta para salir.

Sotelo, gracias K. Cross


Al llegar a la entrada, la puerta se abre y se me corta la
respiración. Mis ojos se cruzan brevemente con los de Rory Crew
cuando me abre la puerta. Es mucho más guapo en persona que en
las fotos que he visto en Internet. También es mucho más alto y ancho
de lo que me había imaginado. Paso por la puerta, sin molestarme en
darle las gracias por abrirme la puerta mientras miro al frente.
Entonces hago la única cosa que sé que volverá loco a un
hombre. Especialmente a un hombre rico que está acostumbrado a
conseguir todo lo que quiere. Lo ignoro. No tengo que mirar atrás para
saber que me está siguiendo, y sonrío para mis adentros. Realmente
me lo va a poner muy fácil.
Debería saber mejor que nadie que nada es tan fácil.
Especialmente cuando es tan bueno.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 2
RORY

El tiempo antes de que empiece la escuela es siempre mi


momento favorito del año. Apollo va a estar en el último año la semana
que viene y luego se va a la universidad. Este verano se sintió diferente
porque sabía que el cambio estaba llegando. Este era mi último verano
con él en casa, y he pasado todo el tiempo posible empapándome de
él.
Esta mañana salimos al agua y dimos un paseo en barco. Hoy
tengo que ir a la oficina, pero antes quería tomar un café con Apollo.
Me ha dicho que tiene planes para salir con Jackson esta tarde, así
que nos hemos parado a tomar algo rápido antes de tener que irnos
por caminos distintos. Le hice prometer que cenaría conmigo esta
noche al menos tres veces esta semana, y aceptó sin rechistar. Es un
chico tan bueno. Es todo mi mundo.
He tomado muchas decisiones equivocadas, sobre todo por ser
un padre soltero toda su vida, pero verlo prosperar y convertirse en
una persona increíble ha sido la alegría de mi vida. Cuando era más
joven, algunos de los chicos del club de campo solían intentar
presionarme con las mujeres, diciéndome que debería vivir a tope o
que tenía que encontrarle una madre a Apollo. Después dejé de ir al
club.
Mi vida se ha centrado en mi hijo, y nunca me arrepentiré de
haberle dado prioridad. Ahora que se va a la universidad el año que
viene, siento que lo estoy perdiendo, y no estoy preparado. Siempre ha
sido mi hijito, incluso ahora que es tan alto como yo. Incluso se las ha
arreglado para entrar en la Estatal sin un ápice de ayuda por mi parte,
gracias al trabajo furtivo entre él y la directora Nolan. No me
sorprendió en absoluto que quisiera entrar por sus propios méritos,
solo odio que me lo ocultara hasta que fuera un hecho. Tal vez le
impongo demasiado mi agenda, y tal vez lo asfixio con mi atención,
pero no sé cómo no quererlo así.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué quieres del mostrador? Puedo pedir por nosotros. — me
dice mientras nos dirigimos a la puerta de la cafetería.
—Probablemente un café helado. Lo tomaré y me iré. — Miro el
reloj mientras me dirijo a la puerta. — ¿Vas a conseguir comida?
Al abrir la puerta, veo que viene alguien y me detengo. La mujer
que sale de la cafetería no es de Craven Cove, porque es imposible que
no recuerde haberla visto antes. Su pelo rubio está por encima de un
hombro y parece oro hilado. Lleva un jersey azul oscuro ajustado y
unos vaqueros con botas. Mis ojos recorren sus curvas de arriba abajo
mientras me quedo completamente atónito. Es como si me hubiera
atropellado un puto tren de mercancías.
—Papá, ¿vienes?— pregunta Apollo al entrar en la cafetería.
—Um, no, creo que tengo que ir a trabajar temprano. Te veré esta
noche, ¿no?
—Te mandaré un mensaje. Puede que el entrenador quiera que
el equipo salga esta noche para repasar los partidos antes de que
empiecen las clases.
—De acuerdo, avísame. — digo antes de despedirnos y me dirijo
con paso firme al estacionamiento. Al escudriñar rápidamente el
estacionamiento, veo a la mujer rubia dirigiéndose a su coche. Me
apresuro y me pongo delante de su coche antes de que entre. —
Disculpe.
Cuando dirige sus brillantes ojos verdes hacia mí, me doy cuenta
de que no tengo ni idea de lo que voy a decirle.
—Hola. — dice, y es tan condenadamente dulce.
—Eres nueva en la ciudad. — Odio que salga como una
acusación en lugar de una pregunta. —Lo siento, quiero decir que es
que conozco a todo el mundo aquí.
—Sí, me acabo de mudar aquí. — Se apoya en el coche y no hace
ningún movimiento para acercarse a mí. —Soy Anna Binx.
—Soy Rory Crew. — Me acerco a ella y le tiendo la mano. Cuando
me sonríe, pienso que habría sido más amable si me hubiera dado una
patada en las tripas. Brilla como un ángel y, por un segundo, pierdo
por completo la capacidad de hablar.

Sotelo, gracias K. Cross


Me coge la mano y suelta una pequeña carcajada al ver lo
aturdido que estoy. —Encantada de conocerte. — Veo el hermoso color
rosa de sus mejillas al sonrojarse y luego me suelta. —Bueno, gracias
por la cálida bienvenida.
—Espera. — suelto, aun tratando de ordenar mis pensamientos.
—No suelo ser tan disperso, pero me has tomado por sorpresa.
—Me pasa mucho. — Sonríe, y maldita sea si no se me pone
dura. — ¿Vives por aquí?
—Sí. — respondo, agradecido de que ella navegue por la
conversación. —En el lado este, junto al agua.
—Oh, la parte elegante de la ciudad. — Señala con el pulgar
detrás de ella. —Yo estoy en el lado oeste, en un alquiler de Ivy Avenue.
— ¿La casita azul?
—Sí, ¿la conoces?
—Es una de mis propiedades de inversión. — Me entusiasma la
pequeña conexión, porque puede darme varias razones para volver a
verla. —Tengo una empresa que mantiene los contratos de alquiler.
—Qué pequeño es el mundo. — El brillo de sus ojos me hace
pensar que tiene un secreto.
— ¿Te gustaría un tour por la isla?— Pretendo ser casual cuando
no estoy nada cerca de ello. —Puedo mostrarte toda la gente que hay
que evitar. — La sonrisa en mi voz es genuina, y me sorprende. No
recuerdo la última vez que tuve una conversación con una mujer que
no estuviera relacionada con los negocios o con Apollo.
— Oh, ¿entiendes los chismes de la ciudad?— Cuando sonríe, es
como mirar al sol, y podría dejarme ciego.
—No, pero no tengo problemas en inventar algo para que pases
algo de tiempo conmigo.
—Hmmm. — finge pensarlo, y me doy cuenta de que estoy
nervioso.
¿Cuándo fue la última vez que quise la atención de una mujer?
Jesús, Apollo tiene dieciocho años, así que al menos ese tiempo.
Después de que naciera y su madre se marchara, fue la última vez que

Sotelo, gracias K. Cross


tuve en cuenta a las mujeres en mi vida. Pero aquí estoy de pie fuera
de la cafetería, preguntándome si puedo convencer a esta mujer de
que no huya de mí. Nunca se me dio bien coquetear con las mujeres,
y no era un jugador ni siquiera cuando era joven. Estar
completamente centrado en mi hijo durante los últimos dieciocho años
me ha puesto anteojeras para las relaciones, y ahora parece que estoy
perdido.
—Estaba planeando ir al mercado de agricultores. ¿Tal vez
podrías venir conmigo?
—Sí. — digo demasiado rápido y luego me aclaro la garganta. —
Me gustaría.
—Bien, vamos a dar un paseo.
Se aleja de su coche y me muevo a su lado, igualando sus pasos.
Por primera vez en mi vida, siento que quizás no tengo todo lo que
quiero. Quizá me falta algo, y quizá sea Anna Binx.

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Capítulo 3
ANNA

Siempre me ha resultado fácil conocer a la gente, pero nunca me


ha costado mucho. Para mi sorpresa, Rory Crew no está resultando
tan fácil. Tenía una idea de quién era en mi mente con la poca
información que había reunido sobre él. Resulta que también me
equivoqué con eso, y me encuentro un poco desequilibrada.
— ¿Hay algo en particular que estés buscando en el mercado?—
pregunta, poniendo su mano en la parte baja de mi espalda. El simple
contacto me recorre todo el cuerpo, y no estoy preparada para lo bien
que se siente.
—La verdad es que no. Soy una cocinera terrible, pero podría
coger algo de fruta. — admito. Celeste sabe cocinar, pero yo no tengo
paciencia para ello. Todo lo que hago se quema o no se cocina del todo.
Todos tenemos nuestros talentos en la vida, y la cocina no es el mío.
—Estaré encantado de cocinar para ti cuando quieras. — Me
lanza una sonrisa encantadora mientras se acerca a mi lado.
Cualquiera que nos vea ahora mismo pensaría que somos una pareja.
Lo cual no se parece en nada al Rory Crew del que he leído.
Ni siquiera he podido averiguar quién es la madre de su hijo
Apollo. Cuando se trata de su vida amorosa, no hay nada. Ni siquiera
hay especulaciones. No hay ni una sola foto en la que esté tan cerca
de alguien del sexo opuesto como lo está conmigo ahora mismo.
De hecho, es algo terrible para coquetear. Se tropieza con sus
propias palabras mientras trata de encontrar la manera de pasar más
tiempo conmigo. Es adorable y entrañable, especialmente viniendo de
un hombre que tiene todo el poder que tiene.
— ¿Eres bueno en la cocina?
—Supongo que solo hay una manera de que lo descubras de
verdad. — Su mano se desliza desde mi espalda hasta mi cadera. Me
encuentro apoyada en él y dejando que me guíe por el mercado.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Tu casa o la mía?— Me burlo.
—La que consiga que aceptes.
— ¿Habrá postre?
Hace una pausa, mirándome. —Siempre.
Sus ojos se detienen en mi boca, y por un momento me permito
fantasear con lo que sería besarlo. Muevo la cabeza en otra dirección,
rompiendo el hechizo en el que me ha metido. ¿Qué me pasa? Ni una
sola vez he pensado en besar a alguien a quien estaba pensando en
estafar. Rory Crew es demasiado tentador.
Nos abrimos paso de un stand a otro, y no me pierdo las largas
miradas y las caras de sorpresa de la gente al ver a Rory conmigo.
Camina despacio y se asegura de que lo veamos todo mientras alarga
nuestro tiempo juntos en el mercado. Por alguna razón, lo dejo.
— ¿Vas a dejar que te dé de comer?— Mira el reloj que lleva en
la muñeca y asiente. —Gio's abre ahora para cenar, y es el mejor sitio
de la ciudad.
—De acuerdo. — acepto antes de poder pensar más en ello. Mi
respuesta debería haber sido no y entonces que empiece la
persecución.
— ¿Qué te ha traído a Craven Cove?— pregunta, cogiendo las
bolsas de fruta de mi mano.
—Mi hija. Quería asentarme para que hiciera su último año de
instituto.
—Mi hijo también está en el último año.
— ¿Solo un hijo?— Ya sé la respuesta.
—Sí, él ha sido mi mundo. ¿Y tú?
—Lo mismo. Siempre hemos estado las dos solas. Haría
cualquier cosa por mi Celeste.
—Conozco el sentimiento. — Me abre la puerta del restaurante.
— ¡Sr. Crew!— Un hombre bajito y redondo, vestido de blanco,
se dirige a Rory. —No sabía que vendría esta noche.

Sotelo, gracias K. Cross


Los ojos del hombre se abren de par en par cuando me ve de pie
junto a Rory. Como si fuera una señal, el brazo de Rory me rodea, sus
dedos se hunden en mi cadera. Una emoción recorre mi cuerpo, y una
vez más me doy cuenta de que estoy disfrutando demasiado.
—He traído una cita esta noche. — dice Rory. —Gio, esta es
Anna. Es nueva en la ciudad.
—Un hermoso nombre para una hermosa mujer. — Gio
comienza a extender su mano para que la tome, pero Rory lo
interrumpe.
—La mesa del fondo, por favor. — Me muerdo el interior de la
mejilla para no reírme.
—Por aquí. — Gio coge rápidamente dos menús antes de
llevarnos hacia la parte trasera del restaurante. Rory pide una botella
de vino enseguida, así que volvemos a estar solos.
— ¿Cita?— Me burlo, y se encoge de hombros como si no fuera
gran cosa. El hombre que tropezaba con sus palabras hace una hora
se desvanece rápidamente.
—Debías de ser joven cuando tuviste a tu hija si está en el último
año. — pregunta.
—Lo era. Diecisiete años. — Gio vuelve con la botella de vino y
nos sirve una copa a los dos.
— ¿Puedo pedir por nosotros?— pregunta Rory, y asiento.
Cogiendo mi copa de vino para dar un sorbo, intento calmar mis
nervios. Esto no está saliendo como lo había planeado. Si fuera
cualquier otra persona, me habría parecido arrogante pedir por mí,
pero con Rory, algo es diferente. No está tratando de ser arrogante o
prepotente. Está tratando de cuidar de mí. Una ráfaga de emociones
inesperadas me golpea, y me doy cuenta de que esto es malo. Ese
impulso familiar de correr me golpea, y miro hacia la puerta.
Cuando Rory termina de pedir, tomo aire y alejo la conversación
de mi pasado. Estoy acostumbrada a las caras de sorpresa que recibo
cuando les digo que tengo una hija de dieciocho años o cuando nos
ven a Celeste y a mí juntas. La mayoría no indaga. No cuando les
devuelves todo. A la gente le encanta hablar de sí misma, así que no

Sotelo, gracias K. Cross


es difícil evitar que hagan demasiadas preguntas sobre tu vida. No
estoy segura de que eso vaya a ser fácil con Rory.
— ¿Qué hay de ti? Supongo que eres un padre soltero.
—Lo soy. — Sonríe, claramente orgulloso de ese hecho. —Su
madre ha estado al margen desde el principio. — Lo observo
atentamente, sin ver que se haya perdido el amor. —Supongo que
también eres madre soltera.
—Sí. — es la única respuesta que doy.
Una vez fui la chica tonta que pensaba que un hombre iba a
salvarme de mi terrible vida. Aprendí la lección. Nadie puede salvarte
más que tú misma, y solo puedes depender de ti misma.
Nunca me permitiré olvidar eso. Especialmente cuando se trata
de un hombre como Rory Crew.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 4
RORY

— ¿Así que puedes decirme mi fortuna?— le pregunto mientras


salimos del restaurante.
—Tal vez. — me dice, pero veo la sonrisa que intenta ocultar.
—Nunca he conocido a nadie que use cartas de tarot. — Me
agacho y le cojo la mano mientras caminamos por Main Street hacia
su coche.
Es tarde, y hemos estado en el restaurante el tiempo suficiente
para que salgan las estrellas. Recibí un mensaje de Apollo durante la
cena diciéndome que estaba comiendo con Jaxson y que llegaría tarde
a casa. Luego Anna recibió uno de su hija Celeste diciendo que había
cogido comida de camino a casa y que estaba viendo una película.
Cuando su mano está en la mía, se siente como si hubiéramos
hecho esto durante mucho tiempo. Con Anna es natural y fácil, y
nunca me había sentido tan atraído por una mujer.
Con la madre de Apollo fue una noche de borrachera, y ni
siquiera la conocía antes de esa noche. Cuando Heather me dijo que
estaba embarazada, me quedé como mínimo sorprendido, pero estaba
dispuesto a dar un paso adelante y ser el padre que mi hijo se merecía.
Incluso había hecho una habitación en la finca de mi familia para que
ella viviera con nosotros mientras intentábamos ser padres.
Heather ni siquiera se quedó una noche después de volver del
hospital. Dejó a Apollo en mi casa y dijo que necesitaba un descanso
después de cuidarlo durante nueve meses. Esos primeros días a solas
con él fueron los más aterradores de mi vida, pero de alguna manera
lo superamos.
—Puedes decirme lo que buscas o hacerme una pregunta, y yo
puedo usar las cartas para guiarme. Me han dicho que se me da
bastante bien.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué dirían si te pidiera volver a verte?— Su coche está más
adelante, y estoy desesperado porque este tiempo con ella siga
adelante.
—Hmmm. — finge pensarlo, pero puedo ver la luz en sus ojos.
No me está engañando. —Creo que hay muchas posibilidades de que
acepte.
—Mañana. — digo cuando nos detenemos y ella saca las llaves.
— ¿Tan pronto?
Su pelo rubio brilla a la luz de la luna y me acerco. Me muero
por pasar mis dedos por él, pero me conformo con colocárselo detrás
de las orejas. —No salgo con nadie, Anna. — traga con fuerza cuando
me acerco un poco más y su espalda se aprieta contra el lateral de su
coche. —No he tenido sexo en mucho, mucho tiempo.
Se lame los labios y me mira a través de las pestañas. — ¿Cuánto
tiempo?— La pregunta es tan suave que casi no la capto.
—Diría que unos dieciocho años y diez meses, más o menos.
Observo cómo se mueve su garganta mientras traga
audiblemente. —Es mucho tiempo.
—No soy de los que toman una decisión a la ligera. — Me inclino
más hacia ella y veo que sus ojos se cierran ligeramente cuando acerco
mi boca a su oído. —Y me gustaría mucho hacerte el amor.
Jadea cuando rozo mis labios contra la concha de su oreja e
inhalo su dulce aroma.
—Rory, yo...— traga de nuevo mientras lamo el mismo rastro que
dejaron mis labios.
Hacía tanto tiempo que no estaba tan cerca de una mujer que ni
siquiera sé si lo que estoy haciendo es correcto. Solo sé que esto se
siente tan jodidamente bien, y por el temblor de su cuerpo, ella está
de acuerdo.
—No tienes que responder todavía. — Mis labios se mueven
hacia su cuello y luego lentamente a lo largo de su mandíbula. —No
voy a ninguna parte.

Sotelo, gracias K. Cross


Cuando llego a su mejilla, me inclino hacia atrás para poder
tomar su cara con mis dos manos. Con una larga mirada a sus ojos,
dejo claras mis intenciones. Cuando no me dice que me detenga, me
inclino y aprieto mis labios contra los suyos.
La electricidad caliente se abre paso entre nosotros y, durante
medio segundo, me pregunto si me ha sorprendido. El calor de sus
suaves labios se funde con los míos, y jadea como si también lo
sintiera. Aprovecho la oportunidad para deslizar mi lengua en el
interior y la deslizo contra la suya. Duda durante un instante antes
de devolverme el sabor. Sus manos se acercan a mi pecho y sus dedos
se mueven hacia el interior de mi chaqueta y alrededor de mis
costillas. Parece que está en todas partes y, maldita sea, ojalá lo
estuviera.
Gimo en su boca mientras empujo mi cuerpo contra el suyo, mi
polla frotando contra su vientre. Mis manos sostienen su rostro con
firmeza mientras la beso como si fuera el último que tendría. Es tan
intenso y minucioso que no hay ninguna posibilidad de que la hayan
besado así antes. Estoy desesperado por seguir tomando más y más,
pero temo que me aleje.
—Rory. — gime, y sus uñas se clavan en mis costados.
Joder. Una de mis manos se desliza hasta su muslo y la
engancho para poder acercarme a ese calor entre sus piernas. Sin
tener en cuenta dónde estamos o si alguien nos está mirando, empujo
contra ese dulce calor entre sus piernas.
—Más. — gruño y la beso de nuevo, más fuerte y posesivo.
Suelta un pequeño gemido en el fondo de su garganta, pero lo
único que hace es aferrarse más a mí y chuparme el labio inferior.
Mierda, nunca he sentido nada tan bueno, y me pregunto qué haría
su boca con mi polla.
—Disculpe. — Se oye una voz detrás de mí y me sobresalto ante
la intromisión.
Me molesta tener que dejar de besar a Anna y tener que bajar su
pierna. No puedo darme la vuelta porque mi polla está demasiado dura
para esconderla, así que estiro el cuello para ver al imbécil que nos ha
interrumpido.

Sotelo, gracias K. Cross


—Lo siento, Sr. Crew, pero ha olvidado su tarjeta de crédito. —
dice el camarero de Gio's mientras se acerca nervioso y la extiende
todo lo que puede.
Anna debe sentir mi dilema porque me sonríe y luego le tiende
la mano y se la quita. —Gracias. — dice, y oigo al camarero alejarse
rápidamente.
—Me disculparía, pero no lo siento. — Deslizo mis manos
alrededor de su espalda y luego las bajo para agarrar su trasero. —
Ven a casa conmigo.
Ya estoy pensando en una forma de llevarla a casa antes de que
Apollo entre. La finca es lo suficientemente grande como para tener
múltiples entradas y salidas. Además nuestras habitaciones están en
alas opuestas de la casa.
—Yo, um...— levanta la vista hacia mí, y maldita sea, sé que eso
fue demasiado rápido.
—Oye. — digo, subiendo mis manos por su cuerpo. Las apoyo en
el hueco de su cuello, y puedo sentir su corazón latiendo bajo ellas. —
Ha pasado tanto tiempo que ya no sé cómo hacer esto. — Cuando
sonrío, se ablanda. —Haré esto al ritmo que tú establezcas. Dime lo
que necesitas y te lo daré.
—Así de sencillo, ¿eh?— se burla.
—Sí. — Cuando mi voz es seria, creo que la sorprende. —No soy
un hombre que haga nada a medias. Si quieres el mundo, te lo daré.
Solo tienes que pedirlo.
—No eres para nada lo que esperaba. — dice, más para sí misma
que para mí.
—Mañana. Necesito verte mañana. — No tengo ni idea de lo que
hay en mi calendario, pero acaba de ser borrado.
—Ya veremos. — Coge las llaves del suelo y no me doy cuenta de
que se le han caído.
Doy un paso atrás, dándole espacio para abrir la puerta de su
coche, pero desesperadamente preocupado de que se me escape de las
manos. —Anna.

Sotelo, gracias K. Cross


—Tengo tu número. — dice antes de ponerse de puntillas para
darme otro beso. Me inclino para encontrar sus labios, y es igual de
suave y dulce, pero termina demasiado rápido para mi gusto. —
Buenas noches, Rory.
Veo cómo se sube a su coche y se aleja de mí. Se necesita de todo
en mí para no ir tras ella, pero incluso con solo conocer a Anna hoy,
puedo decir que no es el tipo de mujer que reprimes. Es tan asustadiza
como un gatito, y voy a tener que atraerla más cerca. Cuando decida
entregarse a mí, será demasiado tarde para que huya.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
ANNA

— ¿Qué estoy haciendo?— Murmuro para mí misma, poniendo


mi teléfono de nuevo en la encimera de la cocina. Me dije a mí misma
que iba a esperar para enviarle un mensaje a Rory. Ya han pasado un
puñado de días desde que lo vi, y no puedo dejar de pensar en el
hombre.
Me paso los dedos por los labios, pensando en aquel beso. Fue
algo más. Creo que no me han besado de esa manera en toda mi vida,
pero tampoco es que me hayan dado muchos en estos años. Los
hombres ya no juegan conmigo, juego con ellos.
Hace mucho tiempo, borré mi deseo de tener una pareja en la
vida. ¿Qué sentido tiene realmente? Todo lo que te traen es dolor y
angustia. Puedo cuidar de mí misma; lo he hecho toda mi vida. Rory
me hizo cuestionar eso, y me asusta mucho.
Casi me creí lo que me dijo sobre no haber estado con nadie en
casi dos décadas. No era tan descabellado para mí. Podía relacionarlo,
pero no soy un hombre. Todo el mundo sabe que los hombres solo se
preocupan por una cosa, así que es imposible que un hombre como él
no haya estado con nadie en tanto tiempo. Incluso si no puedo
encontrar pruebas de ello, es una imposibilidad.
Cuando oigo que llaman a la puerta de mi casa, miro el reloj.
Celeste no sale de la escuela hasta dentro de una hora. Cuando miro
por la ventana, no puedo evitar la sonrisa que se extiende por mi cara
al ver quién está ahí esperando.
—Rory. — Le sonrío mientras abro la puerta y me apoyo en ella.
Maldita sea, es aún más guapo de lo que recordaba.
—No has llamado. — me acusa, y alzo las cejas. —Joder. Eso ha
salido mal. — Se pasa la mano por el pelo corto y vuelve a estar
adorablemente nervioso. De acuerdo, quizá no estaba mintiendo
acerca de no haber estado con una mujer en años.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Cómo se supone que iba a salir?— Me burlo.
—Así. — Se precipita hacia delante, me agarra y me atrae hacia
su cuerpo. Su boca cae sobre la mía más rápido de lo que puedo
parpadear, y por mucho que quiera apartarlo, me derrito ante su
contacto.
Es una mala idea. Sé que Rory es peligroso porque me hace
desear cosas que no debería. Y lo peor es que me hace dudar de mí
misma. Incluso con todas esas razones, mis dedos se clavan en su
camisa mientras intento acercarlo.
—Abre para mí, Anna. Necesito esto. — ¿Cómo hace para que
suene como si estuviera rogando y exigiendo a la vez?
Mi cuerpo hace lo que quiere ahora, sin escuchar mi lógica. Su
lengua toca la mía y gime en mi boca. El sonido resuena en mi pecho
y va directo a mi sexo.
Sus manos se dirigen a mi culo mientras me levanta del suelo y
cierra la puerta de una patada tras nosotros. Cuando se cierra, me
lleva hasta el sofá y me tumba sin que su boca abandone la mía.
—Rory. — Me separo del beso, intentando recuperar el aliento.
Su boca desciende por mi cuello y los deseos que había dejado de lado
hace tiempo salen a la superficie con fuerza.
—Me he vuelto loco. — dice entre besos abiertos en mi cuello. —
No has llamado. — repite. — ¿Sabes cuántas veces he pasado por aquí
solo para intentar verte?— Su boca baja hasta la parte superior de mis
pechos.
—Acosador. — gimo. No debería excitarme que pasara tanto por
aquí, pero ahora no puedo hablar con mi cuerpo porque está fuera de
mi control. En lugar de correr hacia las colinas, abro las piernas.
—No tienes ni puta idea. — Sus manos empujan mi vestido hacia
arriba y levanto las caderas en señal de invitación.
Quiero su boca en todas partes a la vez, y empiezo a negociar
con mi determinación. ¿Cuánto podría doler realmente? Podríamos
divertirnos un poco, y podría funcionar algo de esta fascinación que
siento por él. Tal vez esto es exactamente lo que necesito para sacarlo
de mi sistema.

Sotelo, gracias K. Cross


Avanza por mi cuerpo y sus dedos se introducen en mis bragas
y las arrastra por mis piernas. Para mi sorpresa, se las mete en el
bolsillo, pero no tengo tiempo de procesar eso ahora. Sus ojos miran
fijamente mi coño, y hay un hambre apenas contenida en él.
—Hueles tan bien. — Se inclina hacia mí y su cálido aliento me
hace cosquillas al inhalar profundamente.
—Deja de burlarte. — Intento levantar las caderas, pero me
sujeta al sofá.
— ¿Soy yo el que se burla? Podría haber estado comiendo tu
coño durante la última semana. Creo que eres tú la que me toma el
pelo.
—Rory. — gimo, y entonces hago algo que dije que no volvería a
hacer: Suplicar. —Por favor.
—Oh, lo conseguirás, Anna. No me iré de aquí sin tenerte en mi
lengua. — dice antes de que su boca descienda.
Gime con fuerza en el momento en que su boca entra en contacto
con mi clítoris, y jadeo ante la sensación. Su lengua rodea el manojo
de nervios antes de bajar para introducirse en mi interior. Mueve la
lengua hacia dentro y hacia fuera como si me estuviera follando, y
vaya si se siente bien.
Con cada empuje de su lengua, derriba todos los muros que he
construido para mantener alejados los deseos de estar con un hombre.
Ahora todo lo que puedo pensar es en él en celo encima de mí. Tal vez
sea porque ambos hemos estado tanto tiempo sin hacerlo, o por el loco
deseo que hay entre nosotros, pero ahora mismo esta habitación está
cargada de lujuria eléctrica.
Sustituye su lengua por sus dedos y vuelve a chuparme el
clítoris. El primer orgasmo me golpea rápidamente y grito su nombre
mientras me tiemblan las piernas. Luego me inmoviliza con su brazo
mientras sigue comiendo, y creo que voy a morir de tortura erótica.
Cuando engancha su dedo dentro de mí, me llega otro orgasmo. Este
es diferente a cualquier otro que haya sentido en mi vida, y grito su
nombre.

Sotelo, gracias K. Cross


Mis ojos se cierran y disfruto no solo del placer, sino de la paz
de tenerlo tan cerca. Cuando sube por mi cuerpo y empieza a besarme,
le devuelvo el beso, saboreándome en sus labios.
—Nunca he hecho eso antes. — Las palabras salen antes de que
sepa que estoy hablando, y me doy cuenta de que he dicho demasiado.
Se supone que debo guardarme esas cosas para mí.
—Entonces los hombres con los que has salido antes que yo no
te merecían. — Esta vez el beso es duro y posesivo. No le gusta la idea
de que otros hombres hayan estado conmigo, y ahí voy de nuevo,
disfrutando de algo que no debería. Un hombre celoso nunca es algo
bueno, pero al cerebro entre mis piernas le encanta.
—Oh, Dios, mi hija. — Me incorporo rápidamente. —Tengo que
recogerla pronto del colegio.
Asiente en señal de comprensión. —Tengo un evento en mi casa
este fin de semana. Di que vendrás. Puedes traer a tu hija. Me
encantaría conocerla.
—No lo sé. — Me estoy enamorando demasiado rápido de este
hombre.
—Todo el pueblo estará ahí.
Mis dientes se hunden en mi labio inferior. Sería un buen
momento para conocer a todo el mundo. —Creo que solo quieres
exhibirme. — me burlo de él, pero no lo niega.
—Di que vendrás.
—Acabo de hacerlo. — Sonrío, haciéndole soltar una risa
profunda y sexy.
—Quiero tu número. No se puede confiar en que me llames. —
Cuando se levanta, me pican los dedos por agarrarlo y volver a ponerlo
encima de mí.
No me pierdo de vista el contorno de su dura polla, pero no me
empuja para que lo haga correrse. De hecho, todo lo que me está
presionando es por mi número y más tiempo conmigo.

Sotelo, gracias K. Cross


—De acuerdo. — acepto y le digo mi número. Lo pone en su
teléfono y un momento después suena el mío. Me ofrece su mano y me
ayuda a ponerme en pie.
—Hasta entonces. — Me besa una vez más y se va.
Después, me quedo un poco boquiabierta. Rory es mejor para
conquistarme que yo para conquistarlo a él. ¿Cómo es posible?
Unos instantes después, se oye que alguien viene de afuera.
Cuando voy a la puerta, veo un elegante coche deportivo en la entrada.
Cuando salgo para ver quién es, me doy cuenta de que mi hija está en
el coche besándose con un chico. Tengo que reprimir una carcajada
mientras me acerco y golpeo la ventanilla. Se separan, claramente
atrapados, y cuando veo quién es el chico, me sorprende reconocer
sus ojos demasiado bien.
Es el hijo de Rory. Tiene que serlo.
Lo que hace las cosas un poco más complicadas.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 6
RORY

Organizar fiestas en la finca es siempre mucho trabajo, pero es


bueno para la comunidad. Desgraciadamente, como soy el anfitrión,
me veo arrastrado a un montón de direcciones diferentes durante toda
la noche. Por suerte, este año he conseguido mantenerme al margen
de la subasta de solteros, pero en su lugar se ha inscrito Apollo.
Tendré que recordárselo antes de que tenga que subir al escenario.
Por el rabillo del ojo, lo veo esperando a Celeste, y me duele el
corazón.
Después de salir de la casa de Anna, lo vi en el coche con una
mujer joven. Me sorprendió, porque aunque esperaba que Apollo
saliera con alguien, nunca lo había hecho. Así que verlo con alguien
fue un poco impactante. Más aún cuando reduje la velocidad y vi su
coche entrar en el camino de entrada de la casita azul que acababa de
dejar. Estacioné al final de la calle, fuera de la vista, y esperé para
estar seguro. Cuando vi a Anna salir y hablar con la joven del coche,
y luego a las dos entrar, mis sospechas se confirmaron.
No sabía cómo reaccionar ante este descubrimiento, y me
parecía que era demasiada coincidencia. ¿Cómo se las arreglaron
estas dos mujeres para enamorarnos a los dos? Apollo no la llevaría
por ahí a menos que fuera en serio. Después de lo que había hecho
con Anna, me preguntaba hasta qué punto Apollo iba en serio con su
hija.
Apollo tiene mucho todavía por delante. He vivido mi vida y me
he abierto camino en el mundo. Cuando dejé embarazada a su madre,
no nos conocíamos y éramos demasiado jóvenes para pensar en el
futuro. Lo único que nos preocupaba era la gratificación instantánea.
El hecho de tener a mi hijo me llevó a la parte más increíble de mi
vida, pero no le desearía las dificultades que pasé.
La culpa me pesaba mientras volvía a la finca y me encerraba en
mi despacho. Después de pensarlo, me puse en contacto con uno de

Sotelo, gracias K. Cross


mis contactos en seguridad y le pedí que investigara los antecedentes
de Anna. No es que no confiara en ella, solo necesitaba estar seguro
de que, por el bien de Apollo, no había algo o alguien de quien
estuvieran huyendo.
No tardé en tener noticias, y la larga lista de actividades
sospechosas de Anna hizo que mi preocupación se duplicara. No es
que me importara que tuviera un pasado, pero para empezar, ¿por qué
hizo esas cosas? ¿Quién la puso en una situación en la que tuvo que
estafar a través del país? ¿Acaso me importaba que me estuviera
estafando? Me senté en mi silla y lo pensé durante dos segundos. No
importaba si me vaciaba la cuenta bancaria, le extendería un cheque
si me lo pedía.
Tal vez sea ingenuo, pero llevo mucho tiempo en el mundo de los
negocios y he visto el tipo de gente que quería aprovecharse de mí.
Anna no lo hace para mantener un estilo de vida fastuoso ni para
hacer daño a la gente; solo intenta hacer lo que puede para criar a su
hija. Como padre, no la culpo, y probablemente haría lo mismo si
estuviera en su lugar.
Lo que me preocupa es que si Apollo siente por Celeste algo
parecido a lo que yo siento por Anna, le dará la espalda a su futuro.
También hay una parte secreta de mi corazón que anhela tener
más hijos, aunque nunca he permitido que eso se convierta en una
posibilidad. Tener una hija completaría esa pieza que falta, pero me
aterra lo que me costará. ¿Y si se vuelve Apollo contra mí? ¿Y si
invierto mi amor en Celeste y ella rompe el corazón de Apollo? ¿Y si
ella le hace lo que Heather me hizo a mí? no amaba a Heather, pero
me dejó con un hijo que anhelaba una madre que no lo quería. Tuve
que ser yo quien le respondiera cada vez que preguntaba por qué no
tenía una madre. Eso no es algo que le desearía a mi hijo.
Con todo ese peso sobre mis hombros, hablé con él antes de la
fiesta e hice todo lo posible para explicarle que tenía que divertirse y
terminar antes de que fuera demasiado lejos. Soy un hombre adulto y
puedo lidiar con Anna y lo que ella busca. No voy a permitir que Apollo
haga lo mismo.
Por el rabillo del ojo, veo que Apollo se levanta y luego abraza a
una joven. Cuando la suelta, veo que es Celeste, y por un segundo

Sotelo, gracias K. Cross


observo a mi hijo. La forma en que sus ojos se iluminan y la manera
en que la mira no es nada que haya visto antes en él. La preocupación
que tengo se duplica cuando los dos desaparecen entre la multitud.
Cuando miro a la entrada, sigo atónita al ver a Anna entrando,
con la cabeza alta y con aspecto de pertenecer a este lugar. Y así es.
Me excuso del grupo de gente que me habla, pero no espero a que me
respondan. En su lugar, me dirijo a Anna y la cojo de la mano, tirando
de ella detrás de mí.
—Bueno, hola a ti también. — dice, y aprieto los dientes.
La conduzco por un largo pasillo y abro la primera puerta a la
izquierda. Es un almacén, pero me importa un carajo. Necesito estar
a solas con ella.
—Rory, ¿qué estás...?
Su pregunta se interrumpe cuando la aprisiono contra la puerta
y aprieto mi cuerpo contra el suyo. —Basta. — digo mientras miro su
vestido púrpura intenso y cómo se ciñe a sus pesadas curvas. — ¿Te
has puesto esto para atormentarme?
—Sí. — Ni siquiera intenta negarlo.
— ¿Qué quieres?— Es una pregunta cargada, y ni siquiera sé lo
que estoy pidiendo. —Dímelo, y podrás tenerlo.
Sus labios se separan, y sus ojos son inciertos mientras me mira
fijamente. —Rory, no sé qué quieres decir.
— ¿Tienes idea de lo mucho que te deseo?— Mis manos se
mueven hacia sus caderas y alrededor de su culo. —No hay nada que
no haría para hacerte mía.
Jadea cuando aprieto mi polla contra ella y me abalanzo hacia
abajo, robándole el aliento. Cuando mis labios se pegan a los suyos,
grito tan fuerte que retumba entre nosotros. Es suave contra mí, y
nada me apetece más que arrancar la ropa que nos separa para poder
sumergirme en su calor fundido.
El sonido que hace cuando rompo el beso me pone más duro que
nunca. Arrodillándome entre sus piernas, le subo el vestido y le ordeno
que lo sujete. Hace lo que le pido y, en un rápido movimiento, le bajo
las bragas por las rodillas y le meto la cara en el coño.

Sotelo, gracias K. Cross


Tiene una dulce suavidad entre sus muslos, y lamo el interior
para limpiar su desordenado deseo. Mi cuerpo se estremece de
necesidad, pero no es para mi propio placer. Tengo que hacer que se
corra, tengo que marcarla como mía. Mi necesidad de reclamar arde
por todas partes, y si no lo hago ahora, podría morir.
—Rory. — gime, y no sé si sus manos en mi pelo me acercan o
me alejan.
—Mía. — Estoy hambriento mientras me deleito con su miel y
deslizo mis dedos en sus suaves pliegues. Cuando los enrosco de esa
forma tan perfecta, grita de éxtasis.
Los sonidos de su clímax son fuertes, y no hay duda de que si
hay alguien en el pasillo, la ha oído. Demonios, puede que también lo
hayan hecho en el salón de baile. Cuando está saciada y agotada, me
limpio los dedos y le pongo las bragas en su sitio.
—Suelta el vestido. — le digo, y sus manos sueltan el material al
que se aferraba. Sus ojos están entrecerrados cuando me paro y me
acerco a ella. —Eres mía, Anna, y si tengo que follarte delante de toda
la isla de Craven Cove para que lo sepas, lo haré.
Sus ojos se abren de par en par ante mis palabras mientras me
inclino y le acaricio la mejilla.
—Pero no te equivoques, no hay un lugar en este planeta donde
puedas esconderte de mí. — Traga con fuerza cuando rozo mis labios
con los suyos. —Huye todo lo que quieras, pero acabarás exactamente
donde debes estar.
— ¿Dónde es eso?— pregunta suavemente, y sonrío.
—En mi cama, y debajo de mí.

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Capítulo 7
ANNA

Me tiemblan las piernas mientras Rory me mantiene a su lado y


me presenta a una persona tras otra. No sé si debería estar molesta o
no. Por un lado me hace desfilar como un poni de feria, pero al mismo
tiempo solo quiere que todos sepan que le pertenezco. Lo peor es que
quiero pertenecerle.
Me he puesto el vestido para llegar a él, y quizás tenía razón en
que me excitaba hacerle perder la cabeza. Todo el mundo dice siempre
que Rory es tranquilo y calmado, pero de alguna manera, rompo ese
control. Me hace sentir poderosa.
La mayoría de los hombres solo quieren meterse en mis
pantalones o que yo sea un sucio secreto. Ayuda a lavar la culpa de
estafarles dinero. Con Rory, no tengo ese lujo. Todo lo que he visto de
él hasta ahora es bueno. Sigo diciéndome que es un trabajo, pero es
una mentira. Me estoy enamorando de él, y estoy bastante segura de
que mi hija se está enamorando de su hijo.
— ¿Puedo dejarte a solas un momento? Tengo que ir a buscar a
mi hijo. — me susurra Rory al oído.
— ¿Qué se supone que significa eso?— Lo fulmino con la mirada,
disfrutando de este juego que estamos jugando.
—Veo cómo te miran los hombres. — Su abrazo se hace más
fuerte.
—No puedo controlar lo que hacen los demás.
—Debería arrastrarte arriba y atarte a mi cama hasta que se
acabe la noche. — La lujuria me recorre el cuerpo al pensarlo, pero
entrecierro los ojos.
—No te atreverías.
—Pruébame. — Mi cuerpo solo se calienta más ante su
intensidad.

Sotelo, gracias K. Cross


—Seré una buena chica. A menos que me des una razón para no
hacerlo. — No quita los ojos de mi boca mientras me mira lamerme los
labios.
—No estoy seguro de creer eso. — Tengo en la punta de la lengua
decirle que no debería.
—Señor Crew, la subasta está a punto de empezar. — dice una
mujer de mi edad, interrumpiendo nuestra conversación. Sus ojos
rebotan entre los dos y, como todos los de esta noche, siente
curiosidad.
—Ahora mismo voy. — le dice antes de volver a centrar su
atención en mí y acercarme. Sin previo aviso, se inclina y me da un
beso largo y fuerte. —No te metas en problemas. — es todo lo que dice
antes de irse.
Tardo un segundo en encontrar mi equilibrio, pero después de
estabilizarme, decido mezclarme. Me paseo por la sala, saludo y
conozco a algunas personas nuevas. Craven Cove me ha sorprendido
por la dulzura con la que todo el mundo se esfuerza por conocerme.
Me hacen más preguntas de las que puedo responder, pero tienen
buenas intenciones.
Veo a Celeste cuando entra en la zona de tiendas de campaña, y
puedo ver la angustia en su rostro. Si ese pequeño imbécil le ha roto
el corazón, haré que él y su padre se arrepientan. Si hay una forma de
sacarme de la niebla en la que Rory me ha cubierto, es haciendo daño
a mi hija.
Apollo guía a Celeste hacia mí, y veo una de las palas de
licitación en su mano.
—Señora Binx. Es un placer conocerla por fin.
—Llámame Anna. — digo, dejando que me coja la mano. Celeste
se inclina a su lado, lo que me hace pensar que no es él quien la
angustia.
—Me gustaría quedarme más tiempo, pero me necesitan en el
escenario. — Le da a Celeste un beso en la mejilla antes de abrirse
paso entre la multitud. Los ojos de Celeste siguen a Apollo, y no hay
duda de que ya está enamorada de él.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Estás pujando?— pregunto, señalando con la cabeza la
paleta que tiene en la mano y atrayendo su atención de nuevo hacia
mí.
—Sí.
—Díme. — insisto, queriendo saber qué es lo que la molesta.
—Su padre lo obliga a hacerlo. Apollo intentó librarse de ello,
pero su padre no lo aceptó. Creo que no le gusto. — Intento mantener
mi rostro impasible, pero la ira se acumula en mi interior.
La idea de que a Rory no le guste Celeste me congela hasta los
huesos. Pensaba que Rory era uno de los buenos. Ser grosero con una
dulce jovencita es inaceptable, y más cuando se trata de mi pequeña.
— ¿Su padre lo obliga a hacer la subasta después de decir que
está contigo?— Pregunto, queriendo asegurarme de que la estoy
entendiendo bien. Asiente. — ¿Te ha dicho algo?
—Ni una palabra.
—Ya veo. — Los ojos de Celeste se abren de par en par, sin
percatarse de la irritación que intento ocultar.
—Está bien, tenía prisa. — se apresura a decir. Mi dulce chica
intenta cubrirlo y salir en su defensa.
—La subasta está empezando, cariño. — Cambio de tema
cuando Rory sale al escenario con el micrófono. Sus ojos se dirigen
directamente a mí, pero desvío los míos y empiezo a hablar con el
hombre que está a mi lado, sabiendo que eso lo cabreará.
Si Rory quiere empujar a su hijo a esta tonta subasta y ponérselo
difícil a mi hija, yo puedo hacer lo mismo con él. Está atrapado en el
escenario y no puede hacer nada al respecto. Llama a Apollo primero,
enumerando todos los impresionantes logros de su hijo. ¿Cree que su
hijo es mejor que mi hija? Aprieto los dientes.
—Debes de ser nueva en la ciudad. — dice el hombre que está a
mi lado mientras me coge la mano y la besa. Apenas presto atención
a lo que dice. Mi atención se centra en mi hija y en la guerra de ofertas
que se está produciendo por Apollo.

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—Cinco mil. — Celeste levanta su paleta para pujar, luchando
contra su timidez. Bien, va por lo que quiere. Otra chica lanza una
puja desde el otro lado de la habitación, y Celeste se pone en pie.
—Diez. — le susurro para que ponga fin a esto.
Sus ojos se abren de par en par y le hago un gesto con la cabeza
para que haga la oferta. No es que la familia Crew no pueda
permitírselo. Rory se lo buscó. Pagará en más de un sentido por
faltarle el respeto a mi pequeña. Celeste levanta su paleta, haciendo
la oferta.
—Tengo diez mil de la señora del frente, ¿tengo otra oferta?—
Pregunta Rory mientras mira entre la multitud, alargando esto. Miro
fijamente a Rory cuando sus ojos vuelven a mirarme.
Apollo se acerca y le quita el micrófono, llamando a la puja. Mi
respeto por Apollo crece porque está claro que se preocupa por Celeste,
al menos hasta cierto punto.
Cuando baja del escenario, se dirige directamente a Celeste. —
No puedo creer lo que acabo de hacer. — le dice ella. Apollo la besa
delante de todos, dejando claro su reclamo a la sala.
—Gracias. — le dice Apollo. Celeste agacha la cabeza mientras
sus mejillas se sonrojan.
—De nada. — responde Celeste, mordiéndose el labio inferior con
nerviosismo.
—Felicidades. — digo, interrumpiendo. —Ha sido una fiesta
maravillosa, pero se hace tarde. — Quiero sacar a mi hija de aquí y
alejarla de cualquiera que se atreva a intentar hacerle daño.
—Por supuesto. — La decepción de Apollo es evidente. — ¿Estás
libre mañana? Puedo llevarte al agua…
—Mañana iremos a la ciudad para pasar un día de chicas. —
interrumpo de nuevo antes de que Celeste pueda aceptar su oferta.
Tomo la mano de mi hija y le doy un pequeño apretón.
— ¿Y mañana por la noche?— Apollo lo intenta de nuevo.
—No volveremos hasta tarde. — le callo. No estoy segura de lo
que siento por estos hombres Crew. Por muy cabreada que esté con

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Rory ahora mismo, también me duele el corazón. Odio haberme dejado
caer aunque sea un poco por él porque debería saberlo.
—Mamá. — me sisea Celeste, pero no me importa. Intento
protegerla.
—Supongo que entonces te recogeré para ir al colegio el lunes.
— intenta confirmar Apollo, y Celeste se me adelanta.
—Sí. — Celeste me fulmina con la mirada, recordándome la mía.
—Estaré lista a las ocho.
—Ha sido un placer volver a verte, Apollo. — digo antes de soltar
a Celeste. —Nos vemos en el coche, cariño. — le digo cuando veo que
Rory se dirige hacia mí.
Ignorándolo, empiezo a alejarme, pero se pone delante de mí. —
¿Adónde vas?— pregunta, pero lo esquivo y sigo caminando,
queriendo que haya espacio entre Rory y mi hija. Ella no necesita oír
lo que podría decirse. —No huyas de mí. — gruñe Rory, poniéndose de
nuevo delante de mí.
Decidiendo terminar con esto, pongo mi mano en su brazo,
inclinándome hacia él.
—Puedes irte a la mierda, Rory. Si le faltas el respeto a mi hija,
me lo faltas a mí. — siseo, incapaz de contener mis emociones. Mi voz
es lo suficientemente baja como para que nadie más pueda oírnos. En
todo caso, parece que estamos coqueteando.
—No es lo que piensas, Anna. Lo siento...— se apresura a decir.
—Sentirlo no es suficiente. — lo interrumpo.
Se mete la mano en el bolsillo y saca una tarjeta negra de
American Express, y es como una bofetada en la cara. —Deja que te
compense. Te he oído decir que vas a ir a la ciudad a pasar un día de
chicas. Déjame pagarlo.
Sin dudarlo, tomo la tarjeta de su mano. Si quiere tratarme como
una puta, actuaré como tal.
No solo tomaré todo su dinero, sino que también tomaré su
corazón mientras lo hago.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 8
RORY

Desde el final del camino, espero a que Apollo recoja a Celeste


para ir al colegio. Es temprano, pero quería esperar a que Anna
estuviera sola para hablar con ella en persona. Le envié un mensaje
de texto durante el fin de semana, y nunca respondió, no es que pueda
culparla.
Cuando los veo girar en dirección contraria, salgo de mi sitio y
conduzco hasta la casa de Anna. Después de estacionar en su entrada,
me dirijo a la puerta y llamo suavemente. Hoy ni siquiera me he
molestado en vestirme para ir a trabajar. Llevo una camiseta y un
pantalón de chándal gris. Tan pronto como me desperté, estaba listo
para verla.
Se oye un ruido en el interior y la escucho acercarse. —
¿Olvidaste algo, cariño?— Cuando por fin abre la puerta y me mira,
empieza a cerrar la puerta en mi cara.
—Espera. — Pongo la mano sobre ella para detenerla. —Déjame
hablar.
—No quiero escuchar lo que tienes que decir.
Sale y veo que debe haberse despertado hace poco. Lleva el pelo
rubio recogido en la cabeza y lleva una camiseta de tirantes azul pálido
y unos pantalones cortos para dormir. No lleva maquillaje y creo que
nunca la he visto más guapa.
—Lo harás. — Doy un paso hacia ella, pero no cede ni un
centímetro. —Lo haré aquí, en la calle, si quieres, pero de cualquier
manera, lo vas a escuchar. — Duda durante medio segundo antes de
poner los ojos en blanco.
—Bien. — Se hace a un lado y cierra la puerta detrás de mí una
vez que entro. —Date prisa. Tengo cosas que hacer hoy.

Sotelo, gracias K. Cross


Ni siquiera me mira, y aprieto los dientes con frustración. —
Tengo miedo. — admito, y eso llama su atención.
— ¿Qué?
—Lo que me haces sentir es tan poderoso que es casi
insoportable. Si me quisieras fuera de tu vida, me rompería, Anna.
Pero haría todo lo posible por dártelo.
—Bueno, eso es lo que quiero. — dice.
—Escúchame. — Me acerco y ella cruza los brazos sobre el
pecho. —Lo haría por ti porque me estoy enamorando de ti.
Traga con fuerza cuando sus ojos se encuentran con los míos.
No dice nada cuando doy otro paso tentativo para acercarme.
—De alguna manera aprendería a vivir con el hueco que dejarías
en mi corazón, porque tengo que seguir adelante por mi hijo. Pero sé
que Apollo siente lo mismo por Celeste. Puedo verlo en cada parte de
él, y en la forma en que la mira. Tengo miedo de que si ella lo aleja
como tú me estás alejando a mí, él no será lo suficientemente fuerte
para sobrevivir.
—Rory, yo...
—Siento mucho haberte hecho pensar aunque sea por un
segundo que Celeste no me importa, y quiero disculparme con ella
también. Porque en realidad, me importa demasiado, y tengo miedo.
Nunca he hecho esto antes, y ponerlo todo en juego significa que tengo
todo que perder. — Dejo escapar un largo suspiro. —Ya estoy alejando
a mi hijo con la forma en que me he comportado, y eso tiene que
cambiar. Tengo que cambiar.
—Yo tampoco he hecho nunca esto. — Sus brazos caen a los
lados, y veo la honestidad en sus ojos. —Celeste siempre será lo
primero para mí, Rory. Al igual que Apollo será lo primero para ti.
—Lo sé, pero eso no significa que tú no seas una prioridad para
mí. — Esta vez, cuando me acerco, está a mi alcance. Lentamente,
acerco mi mano a su brazo y recorro con mis dedos su piel desnuda.
—Déjame intentar hacer esto bien. Voy a meter la pata y a cometer
errores, pero quiero estar en cualquier parte de tu vida, siempre que
pueda estar contigo.

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—Estoy intentando seguir enojada contigo. — Cuando el borde
de su labio se curva, la esperanza florece dentro de mí.
—Puedes estar enojada conmigo mientras me dejes ponerte las
manos encima. — Extiendo mis dedos y tomo su mano entre las mías.
—Te amo, Anna. Nunca le había dicho eso a otra mujer, y no tienes
que decírmelo hasta que estés preparada. Solo dame la oportunidad
de demostrarte que puedo ser el hombre que necesitas.
—Haces que sea difícil decir que no. — mira nuestras manos
unidas y luego vuelve a mirar hacia mí.
—No tienes que decir nada. — Tomando su cara entre mis dos
manos, me inclino y rozo mis labios con los suyos.
Al principio es tentativo y casi puedo sentir que su cuerpo
tiembla mientras profundizo el beso. Cuando mi lengua se desliza
contra la suya, es como si una bomba estallara dentro de mí. Sin
pensarlo, mis manos se dirigen a su culo y la levanto. Sus piernas me
rodean y me doy la vuelta, caminando hacia la parte trasera de la casa.
— ¿Cuál?— Digo, apenas rompiendo el beso lo suficiente para
preguntar cuál es su habitación.
—La de la derecha. — Cuando me giro en esa dirección, ella
vuelve a romper el beso. —Mierda, mi derecha.
Mi boca vuelve a encontrar la suya mientras entro a trompicones
en su habitación. No me tomo el tiempo de mirar a mi alrededor, voy
directamente a la cama. Hace tanto tiempo que no tengo una mujer,
pero mi cuerpo sabe exactamente qué hacer.
Caigo sobre el colchón y me tumbo encima de ella, con las manos
y la boca por todas partes. Soy como un tigre hambriento que acaba
de encontrar una gacela, y todo lo que quiero hacer es un festín.
Muerdo el punto más sensible de su cuello y luego bajo.
— ¡Oh, Dios mío!— grita cuando le tiro de la parte delantera de
la camiseta y me aferro a su pezón.
Mis dientes rozan la parte inferior de su pecho, y no soy
precisamente suave. Sus dedos se enredan en mi pelo y me acerca
más, suplicando silenciosamente más. Le agarro las muñecas con una
mano y se las inmovilizo por encima de la cabeza mientras me muevo

Sotelo, gracias K. Cross


entre sus tetas, chupándolas y mordiéndolas hasta que se retuerce en
la cama.
—Eres mía, Anna. — Con mi mano libre, me meto entre nosotros
y agarro el borde de sus pantalones cortos de dormir. Son finos y
suaves, y con un fuerte tirón, el material se desgarra y ella queda
desnuda por debajo. —Buena chica.
Respirando profundamente, inhalo su dulce aroma mientras
empujo la parte delantera de mis pantalones de chándal y libero mi
polla. Se abre entre nosotros, dura y gruesa, y su larga longitud se
apoya en su coño. Empujo contra ella y la hago resbalar con sus jugos
antes de agarrar la base y colocar la punta en su abertura.
Levanta las caderas en señal de invitación mientras le chupo con
fuerza el pezón y la introduzco hasta el fondo. Anna grita de placer, y
el sonido me hace palpitar en su apretada vaina.
—Anna. — gruño, cayendo completamente sobre ella. Soy
incapaz de mantenerme en pie mientras me agarra como un tornillo
de banco. —Perfecto.
—Ha pasado tanto tiempo, y eres tan grande. — Sus uñas se
clavan en mi espalda y empiezo a introducirme y salirme lentamente
de ella.
—No puedo parar. — Mi cuerpo se mueve por sí mismo mientras
la penetro. —Oh, joder, estás apretada.
Cada deslizamiento de mi polla es una deliciosa tortura mientras
empujo más y más profundo. Agarro una de sus piernas y la echo por
encima de mi hombro, intentando entrar en ella hasta donde pueda.
Quiero poseer cada centímetro de ella y saber que la he reclamado
como mía.
—Rory. — arquea la espalda, y sostengo sus caderas hacia abajo
para poder arrastrar mi polla a lo largo de su clítoris.
Sus ojos se cierran con fuerza mientras mantengo mi ritmo, y
con solo unas pocas caricias más, se corre. El orgasmo recorre su
cuerpo y su coño se cierra con fuerza. Con un último empujón, la
asiento completamente en mi polla hasta que siento su coño húmedo
alrededor de la base. Entonces, por fin, me dejo llevar por el límite y
me corro dentro de ella. Mi orgasmo se produce en largas y duras

Sotelo, gracias K. Cross


pulsaciones por el eje de mi polla, y se siente como el cielo cuando lo
libero. Nunca había sentido nada tan bueno, y hago todo lo posible
para no volver a desplomarme sobre ella.
—Vaya. — dice después de un largo momento de silencio. Intenta
recuperar el aliento, y todo lo que puedo hacer es asentir mientras
apoyo mi mejilla en sus pechos desnudos.
Todavía estoy casi completamente vestido, pero no puedo
moverme. Todavía no. Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y
saborear la sensación de que me envuelve. No quiero que este
momento termine nunca, y ya estoy pensando en cómo puedo llevarla
de regreso a mi casa sin salir.
—Pasa el día conmigo. — le digo cuando por fin la miro a los
ojos. —Déjame tenerte en la cama todo el día y adorar tu cuerpo.
Sonríe mientras alarga la mano y me aparta el pelo de la cara.
— ¿Cómo voy a decir que no a eso?
Me inclino hacia su suave tacto y cierro los ojos. —No lo harás.
—Entonces supongo que tienes tu respuesta.
Cuando vuelvo a mirarla, está prácticamente radiante. —Bien,
ahora hagámoslo de nuevo. — jadea mientras la empujo, todavía tan
duro como antes.
El día pasa demasiado rápido y me doy cuenta de que mi tiempo
con ella siempre es así. Nunca es suficiente, y ahora solo tengo que
averiguar cómo hacer que dure para siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 9
ANNA

Cuando llaman a la puerta, sonrío al comprobar la hora. Llega


temprano. No me sorprende, pero me ha dicho que quizá llegue tarde
esta noche por la carrera de su hijo. Sé que no hay razón para seguir
con este juego del gato y el ratón cuando se trata de Rory, pero las
viejas costumbres no mueren.
Tomándome mi tiempo, camino lentamente hacia la puerta
principal, haciendo esperar al hombre sin ninguna razón. Para ser
alguien que se ha pasado la última década seduciendo a los hombres,
debería ser mejor en esto de las citas, pero hasta ahora mis
sentimientos no estaban involucrados. Normalmente es solo un
trabajo, y no hay una inversión real en él. Con Rory, estoy metida de
lleno, y eso me asusta. Apenas giro el pomo de la puerta y Rory ya está
abriendo la puerta por su cuenta y entrando a empujones en mi casa.
—Necesito una llave. — dice antes de estar sobre mí y su boca
reclama la mía. Gimo mientras me levanta y me pega a la pared más
cercana. —Joder, te he echado de menos. — dice entre besos. —
Necesito estar dentro de ti. — Sus palabras son entrecortadas, pero
no falta la demanda. Le muerdo el labio, haciéndolo gemir. — ¿Me
estás diciendo que no?
No respondo mientras me sube el vestido y me arranca las
bragas. Me quejaría, pero él las ha comprado. Me ha comprado
docenas de bragas después de que me hiciera la ofendida la última vez
que lo hizo.
Con un fuerte gruñido, me penetra hasta el fondo.
— ¡Rory!— Jadeo, mis uñas se clavan en sus hombros. Por muy
mojada y preparada que esté para él, sigue siendo un maldito ajuste.
—No tengo control cuando se trata de ti. — Se retira y vuelve a
introducirse dentro de mí. —Soy un hombre adulto. — dice mientras
bombea con más fuerza. —No debería estar contando los segundos

Sotelo, gracias K. Cross


para volver a entrar en ti. — Casi parece enojado. —Nunca voy a tener
suficiente.
Mi orgasmo no tiene tiempo de acumularse, simplemente está
ahí. Rory puede arrancarlos directamente de mí como hace con todo
lo demás en su vida. No puedo decir si es la forma en que me folla, las
cosas que dice, o cómo me mira lo que me excita tan rápidamente.
Pero maldita sea si esa combinación no me hace sentir bien cada vez.
Grito su nombre cuando el placer me inunda, pero no se detiene.
Rory nunca lo hace. Sigue empujando y tomando lo que quiere,
arrastrando mi orgasmo. Es un hombre posesivo que siempre está
hambriento de más de mí.
—No he terminado. — gruñe. —Nunca voy a terminar. — Mi
corazón se agita, deseando tanto que eso sea cierto. —Vente conmigo
otra vez. Lo quiero, y me lo vas a dar.
—Sí. — Todo mi cuerpo se aprieta alrededor de él mientras me
corro de nuevo. Murmura algo contra mi cuello y entonces oigo mi
nombre.
—Anna. — Su cálido semen entra en mí y siento cada pulso de
su polla.
Entierra su cara en mi pecho mientras empuja dos veces más, y
me aprieto alrededor de él, ordeñando la última gota. He perdido la
cuenta de cuántas veces se ha corrido dentro de mí esta semana.
Todas las mañanas está en mi puerta, y en cuanto Celeste se va,
se abre paso. No solo en mi casa, sino en mi cuerpo y mi corazón.
Se queda hasta que no tiene más remedio que marcharse, pero
esta semana me he despertado dos veces con él metiéndose en mi
cama en mitad de la noche. Casi pensé que era un sueño. Rory se
aseguraba de irse antes de que saliera el sol, y cada vez que se iba, se
llevaba una parte de mí. Me levantaba y empezaba el día, todavía
oliéndolo en mi piel y sintiéndolo en mi cuerpo.
Se está apoderando de mi mundo, y una parte de mí quiere
dejarlo. Solo que hay otra parte de mí que teme lo que sucederá
cuando un día se vaya. Habrá un momento en que su excitación
empiece a decaer, o peor aún, que descubra quién soy realmente.

Sotelo, gracias K. Cross


—Anna. — Me besa suavemente antes de levantar la cabeza. —
Te he echado de menos. — Dejo escapar una pequeña risa que hace
que su polla se sacuda dentro de mí.
—Yo también te he echado de menos. — Rozo mi boca con la
suya, y deja escapar un gemido mientras me pone de nuevo en pie, y
su polla se desliza libre.
—No me limpies. Quiero llevarte a cenar así.
—Eres un viejo sucio. — me burlo de él mientras me enderezo el
vestido.
—No tienes ni idea de todas las cosas sucias que quiero hacerte.
— Me da un apretón en el culo antes de soltarme del todo.
—Deja que coja mi bolso y me refresque. — Me acerco para
cogerlo de la encimera de la cocina, pero Rory me detiene.
—Haz la maleta. Te quedas conmigo esta noche.
—No lo sé. Celeste...
—Está en una fiesta. — me interrumpe. —Me aseguraré de que
Lo la cuide. Es un buen chico.
Me muerdo el labio inferior, pensándolo bien. Celeste tiene
dieciocho años y pronto se irá a la universidad. Me envió un mensaje
no hace mucho diciéndome que iba a una fiesta y que estaría con
Apollo esta noche. Tengo que aprender a dejarla ir, al menos en
algunos aspectos. Ella nunca ha hecho nada que me haga cuestionar
su juicio, y necesito confiar.
Ayuda el hecho de que Apollo es realmente un gran tipo. Entre
lo que he escuchado de mi hija y Rory, y de la gente del pueblo, la
trata como un caballero. También ayuda que Apollo incluso se
enfrentó a Rory por ella.
— De acuerdo. — cedo, haciendo que toda la cara de Rory se
ilumine con una sonrisa. Calienta cada parte de mí y le hace parecer
un niño con lo feliz que es.
El hombre es tan tentador. Con Celeste sé que me necesita
porque todos los niños necesitan a su madre, pero con Rory es
diferente. Él no tiene una razón para necesitarme, aparte de quererme.

Sotelo, gracias K. Cross


Me estoy enamorando de él. Diablos, él cree que me ama, pero no tiene
ni idea de quién soy realmente.
Me dirijo a mi habitación y hago una bolsa rápida antes de salir
por la puerta. — ¿Vas a darme una llave pronto?— pregunta Rory,
sosteniendo la puerta del coche abierta para mí.
—No te hagas el tímido. Eres el dueño del lugar. Apuesto a que
tienes la llave de mí casa encima ahora mismo. — lo desafío, y no lo
niega. Sus ojos miran las llaves que tiene en la mano y, si no me
equivoco, veo que sus mejillas se tiñen de rosa.
—Estaría bien que te ofrecieras. — Hace un mohín, y yo le pongo
los ojos en blanco.
Rory no solo me lleva a cenar. También me lleva a bailar. No me
extraña que todo el mundo en la ciudad se detenga para vernos juntos
y algunas de mis viejas inseguridades empiezan a arañar mi interior.
Seguro que todos se preguntan qué demonios está haciendo con
alguien como yo.
Intento alejar esos pensamientos negativos, pero la verdad es
que me pregunto lo mismo. ¿Qué hace Rory Crew con alguien como
yo? Solo está conmigo porque cree que sabe quién soy, pero ¿y si
supiera la verdad? ¿Es justo dejar que se enamore de mí, o que me
enamore de él cuando no es la realidad?
Claro, él sabe algo, pero solo las partes que yo quiero que sepa.
Sabe mi historia sobre Celeste y cómo era joven cuando me quedé
embarazada de un tipo mucho mayor. Y cómo se fue en cuanto se
enteró. Incluso le conté sobre mi educación de mierda.
Se ha hecho a la idea de que me saqué a mí y a mi niña del
parque de caravanas y me alejé de mi desastrosa familia. Solo que no
sabe el rastro de mentiras y estafas que dejé para que eso sucediera.
Todo es falso, y ahora mismo ni siquiera estoy segura de saber quién
soy realmente.
— ¿Te he agotado? Te has callado. — me pregunta Rory cuando
llegamos a su preciosa casa.
—Quizá un poco. — Estoy agotada, pero no es por una noche de
baile.

Sotelo, gracias K. Cross


Rory me coge la mano y sus dedos se enredan con los míos
mientras entramos. Cuanto más adentro me lleva, más como una
estafadora me siento. El peso de la misma me presiona y luego la rabia
por toda la culpa que siento también. Me recuerdo a mí misma que he
hecho lo que tenía que hacer para mantener a Celeste y a mí a salvo.
—Si vivieras aquí no tendrías que hacer la maleta, ¿sabes?— dice
Rory, sacándome de mis pensamientos en espiral.
— ¿Hemos pasado de que quieras una llave de mi casa a que los
dos nos mudemos juntos?— Tiro de mi mano, pero no me suelta.
— ¿No crees que sería bonito vivir juntos? No tendríamos que
andar a escondidas.
—No podemos vivir juntos, Rory. — Sacudo la cabeza ante ese
estúpido pensamiento. Entonces la rabia que ya tengo dentro de mí se
acumula. Lo quiero. Pero desear cosas que no puedes tener es peligroso.
Ya no me permito hacer eso, no desde que era una jovencita.
— ¿Por qué?— Rory deja de caminar, parece confundido. Para él
es tan simple. No tiene nada que perder.
Debe ser agradable.
—Ni siquiera me conoces, Rory. No podemos vivir juntos. —
Pongo los ojos en blanco y trato de apartar mi mano de la suya de
nuevo, pero solo se aferra más a mí.
Algo se cruza en su cara, y todo su comportamiento cambia. El
aire que nos rodea se llena de tensión y entonces me doy cuenta. Lo
sabe. Por supuesto que lo sabe.
—No te hagas la tonta, Anna. Estás lejos de serlo. — dice Rory.
—Yo tampoco soy estúpido. Sé quién eres.
Tal vez soy estúpida, porque pensé que podía estafar a un
hombre como Rory Crew y que no indagaría en mi pasado. Con el
tiempo que ha pasado no solo conmigo, sino dentro de mí, por
supuesto que lo hizo. No tengo derecho a sentirme traicionada, pero
me golpea justo entre las costillas. Nunca tuve la ventaja con él. Una
vez más fui una chica tonta que dejó que un hombre mayor nublara
su juicio.

Sotelo, gracias K. Cross


—Bien por ti, Rory. ¿Aprendiste algo interesante?— No es de
extrañar que esa noche me metiera la American Express negra en la
mano tan rápido. Sabía que si me daba dinero, podría retenerme todo
el tiempo que quisiera.
— ¿Además del hecho de que tú y Celeste son estafadoras? ¿Las
chicas Binx van por todo el país robando a los tontos y engañando a
los hombres?
Joder, eso escuece. La mirada en su cara es tan confusa porque
juraría que es como si esas cosas no significaran nada.
—Tú eres uno de esos tontos, Rory. — señalo, queriendo
devolverle el daño.
¿Por qué demonios me pide que me mude, sabiendo esas cosas
sobre mí? Mi cabeza empieza a dar vueltas porque nada de esto tiene
sentido.
— ¿Es eso cierto?— Oigo la voz de Apollo y mis ojos se dirigen a
la puerta junto a la que estamos Rory y yo. Apollo y mi hija están aquí.
— ¿Más o menos?— le responde Celeste, con voz suave.
Ambos deben haber escuchado todo lo que Rory y yo dijimos.
Cierro los ojos mientras la culpa me envuelve, y no capto lo que Apollo
le responde.
—No es lo que piensas. — responde Celeste.
— ¿Todo esto es una estafa?— le contesta Apollo. — ¿Acaso estás
tomando anticonceptivos? ¿Es eso lo que es? Estás tratando de
atraparme. — Mis ojos se abren de golpe y veo rojo. Lo voy a
jodidamente matar.
Cuando vuelvo a sacudir la mano, esta vez Rory es lo
suficientemente inteligente como para soltarla.
El grito ahogado de Celeste se oye desde el otro lado de la puerta,
y Rory sacude la cabeza antes de pasarse la mano por la cara. Incluso
él está decepcionado por la respuesta de su hijo.
—Vete a la mierda. — sisea Celeste.

Sotelo, gracias K. Cross


—Estoy bastante seguro de que me has jodido. — escupe Apollo,
a lo que sigue una fuerte bofetada que sé sin duda que le ha dado mi
pequeña.
—Celeste. — Agarro la puerta, intentando abrirla porque
necesito llegar a ella.
—Déjennos solos. — grita Apollo. Su voz llena de pánico. Debería
estarlo.
—Rory. — Lo fulmino con la mirada, dejándole claro que más
vale que me abra esta maldita puerta ahora mismo.
—Oh, definitivamente los voy a dejar solos. — dice Celeste un
momento antes de que oiga saltar la cerradura y tire de la puerta para
abrirla.
— ¿Podemos irnos?— Celeste suelta cuando ve que soy yo la que
está de pie.
—Sí. — digo sin dudar, pero los dos hombres Crew dicen “no” al
mismo tiempo. Como si pudieran detenerme ahora mismo.
—No hemos terminado. — dice Apollo, intentando ponerse
delante de mi hija. Su mejilla ya empieza a ponerse roja donde ella le
ha dado la bofetada. Bien.
—Hemos más que terminado. — le responde Celeste,
manteniendo la barbilla en alto, luchando contra esas lágrimas. Lo
empuja y la agarro de la mano.
Apollo no oculta sus sentimientos de arrepentimiento y angustia.
Bien. El muy cabrón debería arrepentirse de lo que le dijo a Celeste.
Le vendrá bien revolcarse en ello durante unos días.
Rory casi se pone delante de mí pero lo piensa mejor en el último
momento. —Esto no ha terminado. — dice.
—Tienes razón. — Dejo traslucir toda mi rabia. —Me llevo tu
coche y puedes recogerlo mañana. Entonces se habrá acabado.
Quiero romper, pero no puedo permitirme ese lujo. Tengo que
ser fuerte por mi pequeña. Todo lo que he querido hacer es protegerla
y proteger a la niña que aún vive dentro de mí.
Nos he fallado a las dos.

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Capítulo 10
RORY

—Anna, contesta la maldita puerta o voy a entrar.


He sido miserable sin ella. No solo se llevó mi coche la última vez
que la vi, sino que dejó la isla para pasar un fin de semana en la
ciudad. Lo sé porque seguí recibiendo alertas de los cargos. En un
momento dado, el director del hotel me llamó porque ella estaba
intentando comprar un bolso de tres mil dólares, y le dije que si le
negaba siquiera una taza de hielo, compraría ese hotel y lo despediría
primero.
Después de eso, ella realmente puso mi tarjeta a trabajar, pero
me importó una mierda. Podía soportarlo todo, porque nada de eso
importaba sin ella en mi vida.
He estado vigilando su casa toda la semana y conduciendo en
círculos por la isla, acechándola. Todas las mañanas, cuando lleva a
Celeste al colegio, las sigo. Tal vez debería avergonzarme de lo loco que
me ha vuelto, pero no me importa. No responde a mis llamadas y no
quiero aparecer cuando Celeste está en casa. Tenemos que hacer esto
en privado, y sé que una vez que la tenga en mis manos no la dejaré
ir. Pero ya he tenido suficiente con que me evite. Esto se acaba ahora.
Después de dejar a Celeste en la escuela esta mañana, fue por
toda la ciudad a hacer recados. No me sorprendería que lo hiciera solo
para burlarse de mí. Tuve que dejar de seguirla por un tiempo
mientras iba a la carrera de remo de Apollo.
Tuvimos una buena charla, y dije las cosas que debería haber
dicho hace mucho tiempo. Apollo se ha convertido en un hombre
increíble, y estoy muy orgulloso de él. Tal vez sea Anna la que me ha
cambiado, pero veo las cosas de forma muy diferente a como las veía
antes.
Cuando la carrera termina, no tardo en encontrar a Anna de
nuevo. Es como si hubiera esperado a que volviera para empezar a

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conducir. La sigo de cerca y veo cómo entra en la entrada de su casa
y se mete adentro. Es entonces cuando sé con certeza que me ha visto
observándola.
—Juro por Dios que voy a tirar la puerta abajo.
—Llamaré a la policía. — grita desde el otro lado, y gruño. Pero
una pequeña parte de mí quiere sonreír, porque si me está gritando es
que todavía le importa. Si no fuera así, habría pasado por delante de
mí sin ni siquiera mirarme.
— ¿Quieres que te preste mi teléfono? Los tengo a todos en
marcación rápida.
En ese momento abre la puerta de golpe y me frunce el ceño. —
Eso es ilegal.
—No, no lo es, pero esto sí.
Anna me mira divertida justo antes de que la agarre y la eche
por encima de mi hombro. Empieza a patalear y a gritar de inmediato,
pero me lo esperaba. Me acerco a mi todoterreno, abro la puerta
trasera y la meto adentro. Inmediatamente se abalanza sobre la
puerta, pero tengo puesto el seguro para niños y no va a ir a ninguna
parte.
Me subo al asiento del conductor, arranco el coche y me dirijo a
la finca. Me mira por el espejo retrovisor y esa pequeña parte de mí
que antes sonreía quiere rugir de victoria.
—No puedes hacer esto, Rory. Es un secuestro.
—Lo sé. — respondo con frialdad mientras hago el giro hacia mi
casa. No está muy lejos, así que esto debería ser rápido.
—No quiero hacer esto, y tú deberías respetarme lo suficiente
como para darme mi espacio. — Cruza los brazos sobre el pecho y
niego.
—No.
— ¿No? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?— Se aparta el pelo
de la cara. —Debería haber gastado más de tu dinero. — murmura
para sí misma.
—Deberías haberlo hecho.

Sotelo, gracias K. Cross


Cuando digo eso, vuelve a clavar sus ojos en los míos. —No
puedes hablar en serio.
Me encojo de hombros mientras doy la siguiente vuelta por las
puertas de hierro de la finca. Nos quedamos en silencio durante un
largo rato mientras entro en el camino de entrada hasta la puerta
principal.
— ¿Vas a pelearte conmigo cuando te deje salir?— pregunto, y
aprieta los labios. —Muy bien entonces, otro paseo a caballo será.
— ¡Rory!— grita cuando salgo del todoterreno y abro la puerta
trasera. Empieza a darme una patada, pero le cojo el tobillo con la
mano y la vuelvo a echar por encima del hombro.
—No tenía que ser así. — Siento que sus manos me golpean el
culo y sonrío mientras la llevo por la casa hasta mi dormitorio.
Para cuando llego ahí, se ha quedado flácida en mis brazos, y
eso ayuda a calmar la ansiedad que siento en mi interior. Cuando
estamos en mi habitación, cierro con llave y me dirijo a la cama.
Después de arrojarla en medio de ella, me frunce el ceño.
—Gritaré hasta que alguien venga a salvarme.
—He dado el día libre al personal. — digo, quitándome los
zapatos y los calcetines.
—Hay que recoger a Celeste del colegio. — Busca una razón para
que la deje ir.
Niego. —Lo la va a llevar a casa. — Me mira con atención
mientras me agarro al borde de la camiseta y me la saco por encima
de la cabeza. Cae al suelo en un montón, y mis manos van por mis
vaqueros.
— ¿Qué estás haciendo?
—Vamos a hablar. — Me bajo los vaqueros, dejándome solo en
calzoncillos.
— ¿Entonces por qué te desnudas?— Se esfuerza mucho, pero
sus ojos bajan hasta mi polla durante medio segundo mientras me
acerco a la cama.

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—Porque cuando finalmente escuches lo que tengo que decir, vas
a querer que te folle. Y nena...— Pongo una rodilla en la cama y me
acerco. —Estoy deseando entrar dentro de ti.
Traga con fuerza mientras me arrastro hacia ella, quitando toda
la distancia que nos separa.
—No hay nada que puedas decir, es decir, no necesitamos
hablar. Deberías simplemente, ya sabes. — mira mi polla que se
esfuerza por atravesar mi ropa interior. Cuando se lame los labios, no
creo que se dé cuenta de que lo ha hecho. —Debería irme.
Me muevo sobre ella mientras se tumba en la cama y sacudo la
cabeza. —No te vas a ir. — Le cojo las manos y se las pongo por encima
de la cabeza. —Te acostarás aquí y escucharás lo que tengo que decir.
Luego me dejarás hacerte el amor.
—Rory. — Esta vez su voz se quiebra, y veo la preocupación en
sus ojos que siempre intenta ocultar.
—Quería saber todo lo que pudiera sobre ti. Por eso hice que
alguien investigara tu pasado. Quizá fue demasiado, pero no me
arrepiento. ¿Averiguar lo que habías hecho?— Me encojo de hombros.
—Eso solo selló el trato para mí.
— ¿Por qué?
—Porque sabía que no había nada que pudieras hacer para que
dejara de amarte.
—No quieres decir eso. — Me mira a los ojos, y puedo ver las
lágrimas en los suyos empezando a formarse.
—Lo digo en serio, con cada parte de mi alma. Nunca te dejaré
ir porque te amo, Anna. Te amo aunque hayas hecho cosas en el
pasado de las que no estés orgullosa. Te amo porque hiciste lo que
tenías que hacer para huir de tu horrible vida familiar. Te amo porque
te protegiste a ti y a tu hija, sin importar el costo. Te amo, y nunca,
nunca te dejaré.
Las lágrimas caen de sus ojos y me inclino para besarlas. Intenta
parpadear hasta que desaparecen, pero siguen saliendo.
—Te amo porque cada vez que estoy contigo, me siento completo.
No me importa lo que hayas hecho antes que yo. Sé quién eres por

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dentro. Sé que tu alma pertenece a la mía, y si me dejas, te la llevarás
contigo. No puedo dejar que hagas eso, Anna.
— ¿Por qué?— vuelve a preguntar, pero esta vez no es
curiosidad, es que necesita escuchar las palabras.
—Tú y Celeste forman parte de mi historia, ahora y siempre. —
Rozo mi nariz con la suya y siento que su cuerpo se derrite debajo de
mí. —Siento todas las cosas que hice mal, porque sé que la he jodido.
Nunca he hecho esto antes, y no pienso volver a hacerlo. Solo me
enamoro una vez, y es de ti, cariño.
—Te amo. — dice suavemente, y cierro los ojos, saboreándolo.
— ¿Ahora puedo hacerte el amor?— asiente justo antes de que
baje mis labios hacia ella. El fuego entre nosotros arde mientras le
quito la ropa y me muevo entre sus piernas. —Esta primera vez va a
ser rápida; hace demasiado tiempo que no tengo tu coño.
—Rory. — gime, abriendo los muslos, y me introduzco en su
calor.
—Siempre tan jodidamente apretado. — gimo mientras empiezo
a empujar. —Maldita sea, no aprietes. — Cierro los ojos con fuerza,
los fuegos artificiales brillan en mi visión. Vuelve a apretarse a mi
alrededor, y es todo lo que puedo hacer para no correrme en ese mismo
instante.
—No pares. — Presiona sus pies contra mi culo y empiezo a
bombear dentro de ella.
—Voy a tener que follarte mientras me corro. — Planto mis
rodillas en el colchón y comienzo a moverme. Mi polla se hincha, y es
vergonzoso lo rápido que me corro. Con unas pocas caricias rápidas,
me estoy vaciando dentro de ella, pero no me detengo. —Dime. — le
exijo mientras empujo con más fuerza esta vez, mi descarga se
extiende por todo el lugar donde estamos unidos.
—Te amo. — gime y arquea la espalda.
Me introduzco entre nosotros y su clítoris está resbaladizo
cuando lo rozo con los dedos. No dejo de penetrarla mientras la
acaricio suavemente, sintiendo que su cuerpo se prepara para el

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clímax. Su cabeza se echa hacia atrás y sus ojos se cierran mientras
el color se extiende por su pecho y sus pechos.
Inclinándome, me meto un pezón en la boca justo cuando se
corre a mí alrededor. Las pulsaciones de su coño hacen que me corra
de nuevo, y la lleno con mi segunda carga. La sensación es como el
cielo, pero no es suficiente. Ni mucho menos. Antes de que pueda
terminar su clímax, me doy la vuelta, manteniendo mi polla dentro de
ella mientras la pongo encima. Levanto las rodillas y le agarro las
caderas mientras la hago rebotar sobre mi polla. Su orgasmo
continúa, y el mío también, mientras me veo desaparecer dentro de su
coño.
—Más. — exijo, y es como si su coño me oyera, porque se corre
de nuevo.
Sigo tan duro como cuando entré aquí, pero ahora es menos
urgente. Ralentizo sus caderas y la subo y bajo suavemente,
tomándome mi tiempo mientras me deslizo dentro de ella. Somos un
absoluto desastre donde estamos conectados, pero verla cubierta de
mi crema me tranquiliza y me hace feliz.
Respira con dificultad cuando cae sobre mi pecho, y la rodeo con
mis brazos, abrazándola con fuerza. —Sin ti no soy nada. — Beso su
frente y cierro los ojos. —Por favor, no me hagas perseguirte de nuevo.
Me mira y apoya su barbilla en mi pecho. —Te amo, Rory. No voy
a ir a ninguna parte.
Volvemos a hacer el amor, y esta vez es lento y perezoso. Cuando
finalmente encontramos nuestra liberación, es conjunta y llena de
mucho más que amor. Es una unión de corazones desde ahora hasta
el fin de los tiempos.
Es mucho más tarde, cuando la tengo entre mis brazos y pienso
en cómo puedo convencerla de que se case conmigo este fin de
semana, cuando oigo sonar mi teléfono. Es el tono de llamada que
tengo asignado para Apollo, así que me levanto y saco el móvil de mis
vaqueros.
Cuando contesto, tengo que agarrarme a la cama para no
desplomarme. Con una frase, todo mi mundo se pone al revés.
—Sr. Crew. Su hijo ha tenido un accidente.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 11
ANNA

Me paro frente a la puerta de la habitación de Apollo como una


enredadera. No puedo evitarlo. Celeste ya no es mi niña, así que puedo
colarme en su habitación y sentarme en el extremo de su cama. Ahora
es una mujer y voy a tener que acostumbrarme a ello.
Cuando oigo la risita de mi hija al otro lado de la puerta, cierro
los ojos un largo rato y sonrío. Debería estar muy enojada porque mi
hija está metida en la habitación de su novio, pero las últimas
semanas lo han puesto todo en perspectiva.
La vida puede ser corta.
Nunca había estado más aterrada que cuando Rory recibió la
llamada de que Apollo había tenido un accidente. Un coche se estrelló
contra el lado del pasajero donde estaba sentada Celeste. Tuvieron que
sacarla del coche, pero afortunadamente está bien. Apollo también se
golpeó, pero fue Celeste la que sufrió una lesión importante en la
cabeza. Todos habíamos tenido suerte.
Esa noche puso todo en perspectiva. Por primera vez me solté, y
Rory estaba ahí para atraparme. Los muros de todos se derrumbaron,
y Rory ha estado a mi lado desde entonces, asegurándose de que no
intente reconstruir ninguno.
Incluso había llegado a ver otro lado de Apollo. Goteaba sangre
por todas partes y seguía luchando por llegar a Celeste. Estaba más
claro que nunca que la amaba y que ella era lo primero.
Desde entonces, he dado un paso atrás y he dejado que los dos
encuentren su propio camino juntos. Mi mierda y la de Rory no iban
a interponerse en el camino de Apollo y Celeste. Bastante de nuestras
cosas ya se habían visto afectadas, lo cual es otra razón por la que no
me molesta que ella haya estado en la habitación de Apollo desde que
salimos del hospital.

Sotelo, gracias K. Cross


—Sabes que odio cuando te escapas de nuestra cama. — Rory
me rodea con sus brazos por detrás y me besa el cuello.
—Estaba comprobando cómo están. — digo mientras me hace
girar en sus brazos.
Las noches están contadas para que pueda caminar por el
pasillo y comprobar cómo está. A pesar de lo difícil que ha sido dejarla
ir, me alegro de que mi hija haya encontrado un buen hombre.
—Apollo no va a dejar que un pelo de la cabeza de esa chica se
lastime. — Sonrío, sabiendo que es la verdad. Pensé que podía ser
sobreprotector, pero él lo lleva a un nuevo nivel.
—Lo sé. — Rory habló con Celeste para aclarar las cosas entre
ellos, y sirvió de mucho para que todos fuéramos una familia. —
Siempre será mi niña. Solo estoy tratando de aprender a aflojar mi
agarre.
El rostro de Rory se suaviza en señal de comprensión. No pensé
que hubiera hombres como Rory en el mundo. Hombres que pudieran
preocuparse por sus hijos al mismo nivel que una madre. Está claro
que he conocido a muchos hombres de mierda en mi vida porque Rory
y yo tenemos esta comprensión y vínculo de lo que nuestros hijos
significan para nosotros.
—No vamos a dejar que lleguen demasiado lejos. — Se inclina,
presionando su boca contra la mía, y deslizo mis manos por su pecho
para envolverlo. Volver a la cama podría ser una buena idea.
— ¿No pueden besarse en su lado de la casa?— Celeste se burla
de mí. Tiene una sonrisa brillante en la cara, y agradezco que todos
los moretones y arañazos hayan desaparecido.
—Lo siento. — Mi cara se sonroja porque me ha atrapado mi
propia hija besándonos. Soy demasiado mayor para sonrojarme, ¿no?
Celeste sabía que yo provocaba a los hombres, pero también sabía que
nunca había cruzado una línea y traído hombres a su vida. Nunca
había habido ninguno que traer.
Pensaba que era demasiado mayor para muchas cosas, pero
Rory me está haciendo dudar de ello. Supongo que solo tengo treinta
y cinco años, pero todavía tengo una hija de dieciocho años. Eso le
pone algo de edad a cualquiera.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Por qué no les hago el desayuno, chicas?— ofrece Rory.
—Yo puedo hacer el desayuno a mi chica. — Apollo sale de su
habitación detrás de Celeste. Lleva las mochilas de ambos en la mano.
—Yo puedo hacer el desayuno a mi familia. — Rory empuja hacia
atrás, quitando las bolsas de su mano. —Todavía estás en servicio
ligero, Lo. — le recuerda.
Puede que Celeste haya sido el gran susto inicial del accidente,
pero Apollo ha tenido algunos efectos duraderos con sus heridas que
tardarán unas semanas más en curarse. Celeste está casi curada en
este momento, pero tenemos que asegurarnos de que ambos se lo
toman con calma.
—Bien. — Apollo toma a Celeste de la mano y la lleva por el
pasillo hasta la cocina.
—Pronto seremos solo nosotros. — Rory me besa de nuevo, y de
repente deseo que no haya prometido el desayuno a todos. Quiero tirar
de él de vuelta a nuestro dormitorio y terminar esto. —Será agridulce,
pero no me importará tenerte para mí solo. — Tira del lazo de mi bata
y sé que está pensando en que estemos desnudos por toda la casa.
—Tienes personal de la casa. — le recuerdo mientras nos
dirigimos a la cocina.
—Puedo darles los fines de semana libres. — refunfuña. —
Tenemos que aprovechar el tiempo libre antes de que lleguen los
nietos.
—Tenemos tiempo. — Al menos será mejor que tengamos tiempo.
La familia nunca ha sido importante para mí, ya que la mía era
una mierda. Mis dos padres eran adictos a las drogas y, sinceramente,
no tengo ni idea de dónde están hoy. Ni me importa. Mi madre utilizó
su cuerpo para alimentar sus hábitos, y mi infancia no fue buena, por
no decir otra cosa.
Supongo que la manzana no cayó lejos del árbol. También utilicé
mi cuerpo en mi beneficio, pero no solo me dirigí a los hombres.
Apunté a cualquiera con dinero. Decirle a la gente su fortuna no ha
sido difícil para mí. Todo lo que tienes que hacer es leer una
habitación. La gente regala más de lo que cree con sus propias

Sotelo, gracias K. Cross


preguntas y comentarios. A menudo he dicho a la gente lo que
necesitaba oír. Aprendí a leer a la gente a una edad temprana, y eso
me ayudó a mantenerme a salvo a una edad temprana.
Mi Celeste es diferente. Ella anhela tener una familia y ser
madre. Quiero que tenga eso, pero no hay prisa. Le puse un método
anticonceptivo cuando cumplió dieciséis años y me prometió que
hablaría conmigo si alguna vez pensaba que podría ser el momento de
tener hijos. Nunca he sido una madre tradicional, pero espero que
espere hasta que pruebe todo lo de la universidad y pase por el altar
para casarse. No hay razón para precipitarse.
Pero hay una pequeña parte de mí que sabe que será
emocionante ver qué clase de nietos harán Apollo y Celeste. Será
increíble porque formarán parte de Rory y de mí.
Un pensamiento repentino me golpea, y la idea del desayuno me
revuelve el estómago. ¿Y si me quedo embarazada? Casi me dan ganas
de abofetearme a mí misma porque esa idea nunca se me pasó por la
cabeza. Solo tengo treinta y cinco años.
— ¿Waffles?— pregunta Celeste cuando Rory y yo entramos en
la cocina. Apollo ya le está preparando una taza de café y Rory se dirige
a la nevera para traerme un zumo. El café nunca ha sido lo mío.
—Pues waffles. — dice Rory, entregándome el zumo antes de
empezar el desayuno.
Pienso en mi periodo mientras intento recordar la última vez que
tuve uno. No llevo la cuenta porque nunca ha habido un motivo para
ello.
— ¿Estás bien?— Rory pregunta después de que los niños hayan
comido y salido por la puerta.
—Sí, solo pensando en algunos recados que tengo que hacer.
—Si quieres esperar un poco te acompaño. Tengo que hacer unas
llamadas y una de ellas es a los de la mudanza. — Sonríe por su último
comentario.
— ¿De verdad necesitamos contratar a los de la mudanza? No
tenemos muchas cosas. — Discutir sobre la mudanza es un punto
discutible ahora. Nunca nos iremos. —Casi todo está aquí ya.

Sotelo, gracias K. Cross


—Quiero que todo esté terminado.
—No voy a cambiar de opinión. — Me deslizo de la silla alta y me
da un apretón en el culo.
—Yo no te dejaría. También quiero concertar una cita con el
decorador.
—Rory, este lugar ya es hermoso.
—Pero no grita nuestro. Empieza por nuestro dormitorio. Quiero
que este lugar sea nuestro.
—De acuerdo. — estoy de acuerdo. ¿Cómo puedo decir que no a
eso? Nunca un hombre ha querido arrasar conmigo, así que debería
dejarlo. —Si quieres que gaste más de tu dinero, es lo menos que
puedo hacer. — Solo sonríe y me besa con fuerza. Lo veo salir hacia
su despacho antes de coger las llaves de uno de sus coches y salir.
Cuando salgo de la finca, voy directamente a la farmacia. Ya
empiezo a preocuparme por cómo se tomará esto Rory, si es que hay
algo que tomar. Tal vez sea una falsa alarma. No importa lo que haga,
Rory nunca se enoja conmigo. Estoy segura de que piensa que estoy
tomando algún tipo de anticonceptivo. Nunca me ha preguntado, y
tampoco ha intentado ponerse un condón.
Me asusta que esto pueda ser la única cosa que he hecho que
ha ido demasiado lejos. Todo ha ido tan bien entre nosotros, y no estoy
segura de estar preparada para que el barco se tambalee.
Agachando la cabeza cuando entro, intento pasar desapercibida.
Al fin y al cabo, este es un pueblo pequeño y no quiero provocar
chismes. De pie frente a todas las pruebas, mis emociones se mueven
por doquier.
— ¿Por qué tiene que haber tantos?— pregunta una mujer, que
viene a ponerse a mi lado. Este es el último lugar en el que quiero
llamar la atención. —En serio. Un simple sí o no funciona.
Giro la cabeza hacia ella, sin reconocerla. Soy buena con las
caras, así que si vive en la isla, lo más probable es que la haya visto.
Es una mujer hermosa, con una larga melena oscura y unas piernas
de infarto. Es más alta que mi baja estatura y probablemente tenga al
menos diez años más que yo.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Verdad?— Digo riendo. —Apuesto a que es porque saben que
compraremos más de uno si tenemos opciones.
—Muy cierto. — Me dedica una cálida sonrisa. —Soy Heather.
Soy nueva en la ciudad.
Me ofrece su mano, y en ese segundo, puedo decir que está
mintiendo. Incluso su sonrisa es forzada, y no llega a sus ojos. Todas
mis alarmas internas se disparan, pero lo hago con calma.
—Anna. — digo, ofreciéndole la mano.
No intentes estafar a una estafadora. Algunos hábitos son
difíciles de romper, pero ella quiere mi atención. Qué pena para ella,
ahora la tiene.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 12
RORY

Anna acaba ausentándose la mayor parte del día y, cuando por


fin vuelve, los operarios de la mudanza están en plena faena y la
decoradora se presenta antes de tiempo. Le pedí que viniera al día
siguiente, pero estaba ansiosa por conocer a Anna y empezar. Seguro
que el cheque de la comisión la motivó a venir cuanto antes.
Anna tiene las mejillas sonrojadas mientras corre, pero es tan
bella como siempre mientras indica a la gente la dirección correcta.
Habla con la decoradora sobre el estilo que le gustaría para la casa, y
yo trabajo un poco más hasta la cena. Después acabamos en la
piscina, y justo cuando estoy a punto de preguntarle por su día, Apollo
quiere hablar conmigo.
—Ven a sentarte. — le digo mientras Anna entra en la casa para
darnos un poco de privacidad. — ¿Qué tienes en mente, hijo?
—Necesito hablar contigo de algo que he oído hoy. — Sus cejas
están juntas y parece que lleva el peso del mundo sobre sus hombros.
—Muy bien, déjame escucharlo. — Intento mantener la calma
porque parece que tiene malas noticias que no quiere darme.
— ¿Conoces a alguien llamado Shy Wells?
El nombre no me suena y pienso en toda la gente de la isla. Nadie
se apellida Wells, así que niego. —No, el nombre no me resulta
familiar. ¿Quiénes son sus padres?
—No lo sé, nunca los he conocido. — Hace una pausa y vuelve a
empezar. —Esta tarde ha hecho unas acusaciones bastante vagas
pero graves sobre ti, y quiero hablar contigo de ello.
—Oye, puedes contarme cualquier cosa. — digo mientras
extiendo la mano y aprieto su rodilla.

Sotelo, gracias K. Cross


—Lo sé. — Asiente y respira profundamente. —Ha dicho que has
arruinado a las mujeres de Craven Cove. No entiendo qué quiso decir
con eso.
—Tengo que decir que yo también estoy perdido. — Quiero
reírme porque nunca he estado con nadie en la isla ni fuera de ella en
más de dieciocho años. —Anna es la primera mujer de Craven Cove
con la que he tenido una cita.
—Ha dicho que si no dejo a Celeste en paz va a hacer volar
nuestro mundo, o lo que sea que pretenda hacer. ¿Qué tipo de
suciedad podría tener sobre ti?
Hay todo tipo de negocios que hago, pero nunca he hecho nada
ilegal o incluso moralmente incorrecto. La única razón por la que
alguien podría tener algo sucio sobre mí es si lo inventara. —Lo, no
tengo nada en mi pasado de lo que me avergüence.
— ¿Qué hay de la mujer que me dio a luz?
Me doy cuenta de que no la llama madre, y con razón. Heather
huyó de aquí tan rápido como pudo después de que él naciera. Suspiro
y odio que tengamos que hablar de ella, pero Apollo siempre obtendrá
la verdad de mí.
—No me avergüenzo de que haya salido corriendo; fue su
decisión. Me da pena que no haya podido ver lo maravilloso que es su
hijo y que se haya perdido la alegría de criarte. — Le sonrío y veo que
la comisura de su boca se levanta mientras vuelvo a apretarle la
pierna. —No, no me avergüenza que me haya dejado, y hacerlo público
tampoco me avergonzaría.
—De acuerdo. — Asiente, y parece que se ha quitado algo de peso
de encima.
—No hay esqueletos en mi armario, Apollo. No tengo ni un solo
arrepentimiento porque todo eso me convirtió en la persona y el padre
que soy hoy. Si alguien cree que puede avergonzarme públicamente
con mi pasado, que lo haga. No tengo nada que ocultar.
Sus ojos se encuentran con los míos, y me quedo sentado,
dejando que él decida qué creer. Hay una confianza muy fuerte entre
nosotros, y espero que él la vea. Como si estuviera tomando una

Sotelo, gracias K. Cross


decisión, deja escapar un largo suspiro como si estuviera aliviado y se
levanta.
—Gracias, papá.
Cuando lo rodeo con mis brazos, me tomo un momento para
abrazar a mi hijo, porque estos momentos son demasiado escasos
últimamente. Serán aún menos cuando se vaya a la universidad, así
que intento empaparme de ellos antes de que desaparezcan.
Me da las buenas noches justo cuando Anna vuelve a salir al
patio, y entonces veo algo que me derrite el corazón. Se inclina y le da
un abrazo a Anna, y me pregunto si ha echado de menos tener una
madre. Durante mucho tiempo pensé que podía ser suficiente para los
dos. Esta es otra lección que Anna me está enseñando, y Celeste le
está enseñando a Apollo. Hay espacio para más amor en este hogar y
en nuestros corazones también.
— ¿Qué fue todo eso?— Anna pregunta cuando estamos solos.
—Estaba preguntando por su madre biológica. — digo, dando un
trago a mi vino. Anna se pone rígida a mi lado solo por un segundo, y
pasa tan rápido que no estoy seguro de si realmente estaba ahí. —
¿Estás bien?
—Sí. — dice rápidamente. —Ha sido un día largo. — Sonríe, pero
luego vacila. —Necesito hablar contigo de algo, Rory.
—Supongo que es la noche de las grandes preguntas. — me
burlo mientras me giro hacia ella. —Ponlo en mi boca. — Cuando no
me devuelve la broma, se me cae el estómago y tomo sus manos entre
las mías. —Anna, ¿qué pasa?
—Nunca hemos hablado de los anticonceptivos. — dice
suavemente, y mi estómago baja un poco más. —No me lo había
planteado hasta esta mañana, cuando no recordaba la última vez que
había tenido la regla.
— ¿Qué?— Le grito, más rápido de lo que pretendía. Siento las
manos frías y húmedas mientras la miro de arriba abajo. — ¿Estás...
estás embarazada?

Sotelo, gracias K. Cross


Antes de que pueda responderme, me levanto de mi asiento y
camino por el patio. Me paso los dedos por el pelo, preguntándome
cómo demonios ha pasado esto.
—No. — suelto y me giro hacia ella.
— ¿No?— Sus cejas se juntan en señal de confusión.
—Sé que eres joven, pero no. No voy a compartirte. — Sacudo la
cabeza y empiezo a caminar de nuevo. Esto no puede estar pasando.
— ¿Por qué nunca volví para ese seguimiento? Joder.
—Rory, ¿de qué estás hablando?
Me detengo, y esta vez cuando la miro, es con ojos suplicantes.
—Me hice una vasectomía después de que naciera Apollo. No quería
arriesgarme a que volviera a ocurrir. — Vuelvo a pasarme las manos
por el pelo. —Pero se suponía que tenía que volver para un
seguimiento, pero no lo hice. Pensé que estaba bien y que Apollo era
tan pequeño y que solo era yo. — Ahora estoy divagando, y lo sé. —No
estoy preparado para que nuestra burbuja explote. Quiero tiempo
contigo, Anna. Soy muy egoísta y no estoy listo para esto.
—Rory. — Intenta llamar mi atención, pero no puedo oírla por
encima de mi propia ira.
—Maldita sea. — Recojo el pequeño gnomo de hormigón que hay
junto a la piscina y lo lanzo al agua. Me quedo mirando las olas,
sabiendo que estoy actuando como un niño haciendo una rabieta, pero
joder, acabo de encontrar a Anna. La tengo toda para mí. No estoy
preparado para que un bebé se interponga entre nosotros.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 13
ANNA

Miro fijamente a Rory en estado de shock. No estaba segura de


cuál iba a ser su reacción, pero no es ésta. Está claro que no quiere
más hijos.
—Lo siento. — Vuelve a girar para mirarme, y sus manos están
apretadas a los lados. —Por ti, lo haré. Haría cualquier cosa si te hace
feliz.
—Lo hiciste por...
Me corta antes de que pueda terminar. —No hice una mierda por
la madre de Apollo. Fue una aventura de una noche, y estaba tan
borracho esa noche que ni siquiera lo recuerdo. No quería estar con
ella, pero le tendí una trampa para que se quedara aquí. Quería darle
la oportunidad de criar a nuestro hijo juntos aunque no hubiera forma
de que tuviéramos una relación. No hice nada por ella. Todo lo que
hice fue por mi hijo, que es algo que no dudo que tú mejor que nadie
entenderás.
Asiento porque entiendo lo que dice. Despeja el espacio entre
nosotros y toma mi cara entre sus manos.
—Tendré un bebé contigo si es lo que realmente quieres. Haría
cualquier cosa por ti, Anna. Durante mucho tiempo he cuidado de
Apollo y eso ha sido toda mi vida. Por primera vez en mucho tiempo,
quería ser egoísta contigo. Se supone que eres solo mía, pero si tener
un bebé te hace feliz, entonces es lo que haremos. Siento haber sido
un imbécil. — Cuando las lágrimas empiezan a rodar por mis mejillas,
él parece afectado. —Joder, no llores. — Me besa con ternura y veo el
dolor en sus ojos.
—No estoy embarazada. — le digo. —Me alegré mucho cuando vi
una sola línea en el test, pero luego me asusté pensando que quizá
querías un bebé. Nunca hablamos de métodos anticonceptivos y me
resultaba difícil pensar que te olvidaras de algo así.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿No quieres un bebé?— pregunta, aclarando, y niego.
—He pasado los últimos dieciocho años criando a mi hija. Yo
también quiero ser egoísta. — digo, y en cuanto las palabras salen de
mi boca, sus labios bajan a los míos en un beso posesivo.
—No voy a compartirte con nadie. — Me levanta de los pies y lo
rodeo con las piernas mientras me lleva a algún sitio. Estoy demasiado
perdida en él para prestarle atención, pero consigo gemir.
—Me quiero dentro de ti. — gruñe contra mi boca, y asiento
mientras meto la mano entre nosotros. Me sube el vestido y luego
gime. —Sin bragas. ¿Has dejado la casa así?
—Ups. — Me relamo los labios.
— ¿Tener un bebé?— Niega. — Tengo suficiente en mis manos
contigo.
—Claro que sí. — Mi mano rodea su polla cuando por fin la
libero.
—Quieres eso, ¿verdad? ¿Que me ocupe de ti? ¿Necesitas que
mantenga tu culito alejado de los problemas?
—Lo hago. — acepto, levantando mis caderas para ayudarle a
alinearse en mi entrada.
—No puedes evitarlo. Los hombres siempre intentan llamar tu
atención. — Su voz es cortante mientras me provoca con su polla. —Y
a ti te encanta la atención. — Lo hago, pero solo de él. —Creen que
pueden tenerte.
—No puedo evitarlo. — No puedo, porque me encanta cuando se
pone nervioso por mí. Cuando consigo que su control se rompa, es la
mejor sensación del mundo.
—Pero yo sí puedo. — grita antes de meterse hasta el fondo
dentro de mí.
— ¡Rory!— Grito mientras el dolor y el placer se mezclan dentro
de mí. Siempre me aprieta, pero disfruto de la sensación de que me
estire. Es un recordatorio de que soy suya y de nadie más.
Los hombres han intentado que me enamore de ellos, porque se
enamoran de la mujer que creen que soy. Con Rory, su posesividad

Sotelo, gracias K. Cross


me hace querer acercarme en lugar de huir a las colinas. Me excita lo
mucho que me desea y que me permita salirme con la mía en algunas
cosas. Cuando me paso de la raya, está ahí para recordarme que soy
suya y que solo me salgo con la mía en lo que él permite.
—Tu coño disfruta de la forma en que lo poseo. Por eso soy el
único que puede entrar aquí. Nunca dejas que nadie más se acerque
lo suficiente para atraparte.
Excepto él. Realmente no me había dado mucha opción.
Se mueve cuando comienza a empujar hacia adentro y hacia
afuera y golpea ese punto perfecto en lo profundo de mí. Mis dedos se
clavan en sus hombros a medida que el orgasmo aumenta, y va más
fuerte.
—Toda mía. Dilo.
— ¡Soy toda tuya!— Grito mientras mi clímax alcanza su punto
máximo. Solo quiero ser siempre suya.
—Tómalo todo, Anna. — gime mientras se corre conmigo. Su
calor se derrama dentro de mí y entierra su cara en mi cuello. —Joder.
— sigue corriéndose y me aprieto a su alrededor. —Te amo. No tienes
ni idea de cuánto te amo. — dice cuando levanta la cabeza.
—Yo también te amo. — Su polla se sacude dentro de mí, lista
para correrse de nuevo.
Me inclino hacia él y lo beso. Durante mucho tiempo he tenido
que valerme por mí misma. Es bueno saber que ahora tengo a Rory
para apoyarme. Quiere cuidar de mí y sé que siempre estará aquí para
Celeste y para mí.
— ¿He sido demasiado duro?— me pregunta cuando se retira del
beso.
—No, nunca eres demasiado duro conmigo. — Me baja
lentamente y me ayuda a ponerme el vestido.
—Todavía tenemos que hablar de salir de casa sin bragas. — Me
da un apretón en el culo y sonrío. En realidad, no era mi intención. Ni
siquiera sabía que iba a salir tan rápido cuando me había vestido esta
mañana.

Sotelo, gracias K. Cross


—No eres mi jefe. — me burlo de él, y me da un tirón de pelo.
—Cuidado. — Me coge de la mano y me lleva de nuevo al patio.
—Tienes más cosas en la cabeza.
— ¿Cómo lo haces? ¿Qué te digo?— En toda mi vida solo Rory
ha sido capaz de leerme tan bien como Celeste. Su intuición viene de
años de crecer a mí alrededor. Pero desde el momento en que Roxy me
vio, ha visto dentro de mi alma.
Me pasa mi vaso de vino de antes y espera, queriendo que le
cuente lo que tengo en mente. —Cuando salí a hacerme la prueba, me
encontré con una mujer. Intentó hacerse amiga.
— ¿Intentó?
—Sí, lo intentó. No era genuina, y la forma en que lo forzaba me
hizo saber que buscaba algo.
Algo que no le pertenece.
— ¿No me digas que estaba tratando de hacerte una estafa?—
Toma asiento en el sofá del patio junto a mí. —No tiene ni idea de con
quién está tratando, ¿verdad?— Sonríe como si estuviera presumiendo
de mi habilidad para leer a la gente.
—No, no la tiene. — Le sonrío. A este hombre le encanta todo lo
relacionado conmigo.
—Está detrás de ti. Intentaba conseguir una invitación a la finca.
— ¿De mí?— Sus cejas se juntan en confusión.
— ¿Te suena el nombre de Heather?— Su rostro cae y luego se
endurece mientras veo su mandíbula moverse.
— ¿Debería estar celosa?— Pregunto, burlándome de él, porque
no me gusta la expresión de su cara.
Sé quién es la mujer. Cuanto más la miraba, más piezas se
juntaban para mí.
Es la madre de Apollo.

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Capítulo 14
RORY

Dos días después, estoy sentado en la terraza trasera de The


Blue Marlin, tomando una copa de vino blanco. Hace un día precioso
y quería ver la puesta de sol sobre el agua. Compruebo mi reloj por
tercera vez y bebo otro sorbo.
—Señor, su invitado ha llegado. — dice el maître, y me levanto
de la mesa. Detrás de él, veo a Shy Wells acercarse a la zona que he
reservado para nuestra reunión.
El maître se aleja y le tiendo la mano a Shy. A su favor, no se
inmuta al tomar mi mano y me mira directamente a los ojos mientras
la estrecha.
—Gracias por venir. — le digo mientras tomamos asiento.
—Esperaba tu llamada después de mi enfrentamiento con
Apollo. — Mira hacia el agua y luego vuelve a mirarme. —La mejor
mesa de la isla, supongo.
—De eso me gustaría hablarte hoy, Shy. — Cuando me mira
extrañado, me reclino en mi silla. —Tus suposiciones.
Aprieta los labios y, cuando el camarero empieza a acercarse, le
hago un gesto para que se vaya. Quiero ir al grano de esta reunión, y
estoy seguro de que Shy también.
— ¿Me vas a advertir que me aleje de tu hijo?
—No. — Se sorprende por esta respuesta. —Le has dicho a Apollo
que tienes información sobre mí que no es pública, algo que podría
arruinar mi reputación. Supongo que crees que me avergonzaría a mí
o a Apollo.
Cuando no confirma ni niega, intento una táctica diferente.
— ¿Por qué aceptaste reunirte conmigo aquí hoy?

Sotelo, gracias K. Cross


Se queda en silencio durante un largo momento antes de
responder. —Porque no quiero que nadie más salga herido por culpa
de la familia Crew.
— ¿Y crees que eso es lo que he hecho? ¿He hecho daño a
alguien?
—Sé que lo has hecho. — suelta, con las mejillas sonrojadas.
—Vives con tu tía. — digo, y es una afirmación, no una pregunta.
De nuevo parece sorprendido. —Me empeño en conocer a la gente de
la isla porque hago muchas obras de caridad aquí, y me gusta incluir
a tantas familias como sea posible.
—Sí, te gusta tirar el dinero.
Sus palabras son defensivas y las ignoro. —Cuando Apollo
mencionó tu nombre, al principio no lo reconocí, pero después caí en
la cuenta. Wells es tu apellido, el de tu tía.
— ¿Y qué?— Parece aburrido, pero intento darle algo de gracia.
—Ha pasado tanto tiempo que había olvidado ese nombre. Había
olvidado que era el apellido de Heather. — La mandíbula de Shy se
endurece. —Ella mencionó una vez que era el nombre de su madre,
pero no lo usó.
Parece sorprendido por mi descubrimiento, pero solo por un
segundo antes de que sus emociones se sellen una vez más.
—No necesito una lección sobre el árbol genealógico. — Shy se
sienta ahora hacia delante, con el puño cerrado frente a la mesa.
—Heather era reservada con su pasado y no sabía que tenía una
hermana. — Suspiro mientras miro hacia el agua y luego hacia él. —
Debió de contarle cosas horribles sobre mí. — Como no responde,
asiento. — ¿Te dijo que le pedí que se fuera?
—Me dijo que la echaste. — Está muy enojado conmigo, y parece
que lleva mucho tiempo aguantando esto. —Me contó que la dejaste
sin nada y que tuve que vivir con mi tía mientras ella se iba a trabajar
a la ciudad.
Es una verdad difícil de tragar cuando descubres que alguien no
es tan perfecto cómo crees que es, y ahora mismo, no quiero hacer

Sotelo, gracias K. Cross


daño a Shy. Después de mi charla con Anna, busqué a Shy, y cuando
lo vi supe exactamente quién era.
Tiene los ojos de Heather, y una vez que me di cuenta de eso,
entonces el apellido hizo clic. Conociendo cómo era Heather, estoy
seguro de que no estaba por encima de manipular a su hermana o a
su hijo en su beneficio. Ahora mismo, solo quiero que Shy sepa la
verdad y que se cure.
—Cuando conocí a tu madre fue una aventura de una noche,
pero cuando me dijo que estaba embarazada no la corrí. — Shy intenta
interrumpir, y yo levanto la mano suavemente. —Por favor, déjame
terminar. — Después de un momento, asiente y continúo. —Me
aseguré de que recibiera los mejores cuidados mientras estaba
embarazada y, después de dar a luz, mandé hacer una habitación para
ella en la finca, junto con personal y acceso a todo lo que necesitara.
—Eso es mentira. — dice, pero sigo.
—Le dieron un coche, una asignación y un lugar gratuito para
alojarse. — Sacudo la cabeza. —Supimos inmediatamente que una
relación entre nosotros nunca funcionaría, pero quería hacer lo
posible para criar un hijo juntos. Solo pasaron unos días antes de que
ella viniera a mí y me pidiera irse. — Shy guarda silencio ahora
mientras escucha. —Dijo que no quería tener un bebé y que no estaba
preparada para ser madre. Pensé que tal vez era una depresión
posparto, pero se negó a recibir atención médica. Cuando la presioné,
dijo que no quería el bebé y que si no me lo llevaba, lo daría en
adopción.
— ¿Por qué debería creer en estas tonterías?
—Lo peor que hice fue dejarla ir, no porque la quisiera, sino
porque dejó a Apollo sin madre. Debería haber intentado con más
ahínco que se quedara por él, pero no se doblegó. Todo lo que dijo fue
que quería un cheque y el título de su coche. — Sacudo la cabeza. —
No sabía qué más hacer, así que se lo di.
—Estás mintiendo. — Sus cejas se fruncen, y lucha por escuchar
la verdad.
— ¿Qué gano mintiendo?— Mi pregunta lo hace detenerse.
Extiendo la mano hacia el maletín que hay en el suelo a mi lado y saco

Sotelo, gracias K. Cross


una carpeta con los documentos que hay adentro. —No me conoces,
así que no puedo esperar que creas en mi palabra. No sé si me creería
si estuviera en tu lugar, pero es la verdad.
Coloco el expediente delante de él y duda un momento antes de
que la curiosidad le gane. Lentamente escanea el documento y luego
me mira a través de sus pestañas antes de volver a pasar la página.
Durante mucho tiempo solo hay silencio entre nosotros mientras pasa
las páginas. Una vez que lee la última página, cierra la carpeta y se
echa hacia atrás en la silla. Sus ojos están enrojecidos en los bordes
mientras mira hacia el agua.
Parte de la razón por la que elegí esta mesa es porque es privada
y porque es tranquila. Sabía que si Shy quería salir de aquí, podría
levantarse fácilmente e irse sin causar una escena. Pero si quería
quedarse, esto le daría el espacio para hacerlo sin forzar la
conversación. Se queda callado durante mucho tiempo, pero
finalmente me mira.
— ¿Por qué me mentiría?
—No puedo responder a eso, pero puedo hacer suposiciones. —
Señalo con la cabeza el archivo que está entre nosotros. —Mi equipo
legal se puso en contacto con ella todos los años hasta que Apollo
cumplió los dieciocho. Cada año se negaba a verlo. No tuve ningún
contacto con ella, y pedí que no se me informara de dónde estaba o
qué hacía. Solo que mi abogado le ofreciera la posibilidad de estar en
su vida si cambiaba de opinión. — Hago una pausa mientras espero
que sus ojos se encuentren con los míos. —Nunca lo hizo.
—Mi tía me crió desde bebé. — admite mientras vuelve a mirar
al agua. —Solo vi a mi madre un puñado de veces, pero siempre dijo
que no podía quedarse en Craven Cove por tu culpa. — Se gira para
mirarme y sus ojos vuelven a estar rojos. —Por culpa de los Crews.
—Le di el dinero que me pidió y no volvió. — Vuelvo a inclinarme
hacia delante y le dedico una sonrisa comprensiva. —Por lo que he
averiguado, tu cumpleaños es diez meses después del de Apollo.
Su mandíbula se tensa, y me doy cuenta de que esto no es nuevo
para él.
— ¿Sabías que Apollo era tu hermanastro todo este tiempo?

Sotelo, gracias K. Cross


Asiente con fuerza, pero no me mira a los ojos.
—Qué solo debes haberte sentido.
—No necesito tu compasión. — suelta.
—No es compasión. Parece que te ha ido bien. Eres el capitán del
equipo de natación y tienes una plaza completa el año que viene.
— ¿Cuál es tu punto?
—Me entristece que en todo este tiempo no haya llegado a
conocerte. — Esta frase es la que más le sorprende, ya que me mira
con los ojos muy abiertos. —No importa lo que haya hecho tu madre,
eres parte de mi familia.
—No necesito más familia. — Empuja su silla hacia atrás y se
levanta bruscamente. —Escucha...
—No tienes que decir nada. — lo corto, sin estar dispuesto a
terminar esta conversación, pero sabiendo que tiene que parar por
ahora. —Mi número está en el expediente, y es tuyo para que lo
conserves. Puedes llamarme cuando quieras. — Quiero decirle que si
necesita algo puedo ayudarlo, pero siento que eso podría ser un
insulto y llevar las cosas demasiado lejos.
Su mandíbula se endurece una vez más antes de coger la carpeta
con suavidad, como si pudiera quemarlo. —Gracias. — dice en voz
baja, y me pongo de pie.
Le tiendo la mano y espero a que la ponga sobre la mía. —Shy.
— digo en voz baja y casi nos miramos a los ojos. —No diré una palabra
a nadie sobre esto, ¿de acuerdo? Tus secretos no son míos para
contarlos.
Deja escapar un suspiro y asiente mientras se da la vuelta para
salir del restaurante.
Lo veo marcharse, y me duele el corazón por ir tras él, por
rodearlo con mis brazos y decirle que todo estará bien. Quizá algún
día pueda hacerlo, pero no es hoy. La clase de verdad que acaba de
recibir es una piedra pesada de tragar.
— ¿Conseguiste todo eso?— Pregunto mientras me doy la vuelta.
—Sí. — dice Anna mientras se limpia las lágrimas de los ojos.

Sotelo, gracias K. Cross


Sin hablar, la estrecho entre mis brazos y cierro los ojos. Es
horrible ver a un niño herido por las acciones de sus padres y no poder
hacer nada por él.
La otra noche hicimos un plan, y este era el primer paso. Quería
poner todas las cartas sobre la mesa para Shy antes de ir por Heather.
Incluso ahora no sé de qué es capaz, como si hacer daño a su hijo
para vengarse de mí no fuera lo suficientemente bajo.
Una vez que Anna ha dejado de llorar, la cojo de la mano y
salimos del Blue Marlin.
Ahora es el momento de la segunda parte de nuestro plan.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 15
RORY

La fiesta en el yate es organizada por una de las familias


prominentes de Craven Cove. Es un acto benéfico para la escuela y su
departamento de arte, así que la asistencia será probablemente
bastante numerosa. Menos mal que el yate es el más grande del puerto
deportivo.
Volviéndome hacia Anna, le beso el dorso de la mano y me hace
un gesto con la cabeza. —Nos vemos pronto. — le digo mientras la
suelto. El plan es llegar por separado esta noche, así que le doy tiempo
extra para subir al barco. Una vez que ha pasado el tiempo suficiente,
comienzo el largo paseo por el muelle hasta el yate que me espera.
El personal y la tripulación me saludan y me dan la bienvenida
a bordo. Una vez dentro, tomo una copa de champán de una bandeja
que me espera y me dirijo a la parte de atrás. A lo lejos, veo a mi Anna,
preciosa con un vestido verde esmeralda que prácticamente brilla a la
luz de la luna. Luego miro a su lado, y ahí está Heather.
Hace más de dieciocho años que no la veo, y sigo sin sentir nada
al mirarla. Supongo que ahora hay rabia y dolor por lo que le ha hecho
a Shy. Al menos pude proteger a Apollo de ella, pero no sabía lo de
Shy o habría hecho lo posible por protegerlo a él también. ¿Cómo
puede una madre ser tan cruel?
Cuando Anna me da la señal, empiezo a caminar hacia ella. Casi
estoy a su lado antes de que Heather se gire y me vea. Lentamente
deslizo mi brazo alrededor de Anna, y ella se inclina hacia mí, un frente
unido contra esta horrible humana que no merece el título de madre.
Justo cuando se da cuenta de lo que está pasando, el barco
empieza a alejarse del puerto. Bien, ahora no hay lugar donde pueda
ir.
—Buenas noches, Heather. — digo.
—Rory, hola, um... no sabía que estabas con Anna.

Sotelo, gracias K. Cross


—Claro que sí. — Inclino la cabeza hacia un lado y espero la
mierda de explicación que va a dar a continuación.
—Ya me voy. — Intenta retirarse, pero ya lo habíamos previsto.
Hay seguridad esperando detrás de ella, y se detiene cuando los ve.
— ¿Cuál era tu plan, Heather?— pregunta Anna. — ¿Realmente
pensaste que podrías hacerte amiga mía e ir a la finca? ¿Y luego qué?
—Creo que planeaba llegar a Apollo. — le digo a Anna y luego
levanto la vista. — ¿Estoy cerca, Heather?
—No tengo que responder a ninguna pregunta. — sisea. —Me
han invitado aquí esta noche.
—Lo sé, me aseguré de ello. — le digo mientras señalo con la
cabeza al guardia de seguridad. —Sígueme.
La coge por el brazo superior de forma casual para que no
hagamos una escena. Tomo a Anna de la mano y nos movemos bajo
la cubierta hasta que estamos en la sala de medios. Aquí hay una gran
televisión con sillones y sofás. Una vez que el personal de seguridad la
ha introducido en la sala, la llevan a uno de los sillones y esperan a
que se siente. Hace un gesto de protesta, pero finalmente lo hace.
— ¿Qué demonios es todo esto, Rory? Deja que me vaya, ¿de
acuerdo? Ya te has explicado.
—No, no creo que lo haya hecho. — Tiro de Anna a mi lado
mientras me apoyo en la barra y bebo un largo trago de mi champán.
Intento calmarme cuando lo único que quiero hacer es enfurecerme
con ella. Me meto la mano en el bolsillo, saco el mando del vídeo y le
doy reproducir.
— ¿Qué demonios es esto?— dice mientras ve el vídeo de sí
misma.
—Es un vídeo de seguridad en el que se te ve entrando en la
antigua casa de Anna. — digo despreocupadamente y paso a la
siguiente pantalla. —Esto es una grabación de ti en cuatro bancos
distintos extendiendo cheques fraudulentos en la antigua cuenta que
yo había creado para ti.
Traga saliva pero no dice nada.

Sotelo, gracias K. Cross


—Y estos son los documentos que le di a Shy hace unas horas.
— Hago clic en la pantalla y me detengo en cada uno de ellos para que
ella pueda ver todo lo que le di.
Había pensado en grabar a Shy cuando lo recibiera pero decidí
no hacerlo porque sería una violación de su confianza. En su lugar,
hice que Anna se sentara al otro lado del restaurante con un
dispositivo de escucha para que pudiera oírlo conmigo. No lo grabó,
pero yo no podía hacerlo solo. Me costó mucho no levantarme e ir por
Heather en ese mismo instante, y necesitaba que Anna estuviera ahí
por si lo hacía.
—Esto es una mierda. — Su cara está roja y enojada mientras
me mira fijamente.
—Voy a hacer que te arresten por allanamiento de morada y
luego te enviarán a la prisión federal por fraude de cheques. — Sus
ojos se abren de par en par con sorpresa. —Oh, ¿no sabías que meterte
con una institución financiera del gobierno te enviaría a una prisión
federal? Supongo que deberías haber mirado eso antes de gastar todo
el dinero que te di en cuestión de meses.
—No puedes hacer esto. — Se levanta y me señala con el dedo.
—Te arruinaré.
Siento que las manos de Anna sobre mí se tensan, pero
permanezco sentado y frío. —No puedes hacer una mierda, Heather.
No eres nada para mí, y lo que es peor, no eres nada para Apollo.
Su rostro palidece.
—Me aseguraré de que Shy esté protegido de ti el resto de su
vida.
—No te creerá.
Me encojo de hombros. —Eso ya no depende de ti. Él tiene los
hechos. Ahora es su vida la que tiene que vivir.
—Rory, por favor. — empieza a suplicar, y entonces la rabia
dentro de mí se desborda.
— ¿Por favor qué?— chasqueo. —Te fuiste. Tomaste la decisión
de salir por la puta puerta que por tu bebé. — La mano de Anna se
desliza por mi pecho. —Y no solo con Apollo, sino también con Shy. —

Sotelo, gracias K. Cross


Sacudo la cabeza. —Nunca más te acercarás a mi familia, y eso incluye
a Shy.
Un movimiento por el rabillo del ojo me hace levantar la vista. Y
cuando veo a Shy de pie, se me cae el estómago.
—Shy, ¿oyes cómo me está hablando?— Heather finge romper a
llorar, pero la ignoro mientras doy un paso hacia él.
—Sí, lo he oído todo. — dice, con una cara ilegible mientras nos
mira a todos los que estamos en la habitación.
Cuando Heather ve que no cae en su truco, me dirige una mirada
furiosa. —Pagarás por esto.
—No. — dice Shy simplemente, y Heather se vuelve hacia él. —
Se acabó.
Hago un gesto con la cabeza a los de seguridad que esperan en
la esquina, y se acercan para cogerla del brazo. —Hay un barco al lado
nuestro esperando para llevarte de vuelta a la isla. La policía también
está ahí.
—No puedes hacer esto. — sisea Heather mientras intenta
luchar contra la seguridad. Se vuelve hacia Shy y comienza a suplicar.
—Vamos, Shy, por favor. Diles que me dejen ir.
Él le dirige una última mirada antes de darse la vuelta y darle la
espalda. Es la única respuesta que obtendrá mientras los de seguridad
la sacan de la habitación a patadas y gritos.
Un silencio ensordecedor cae sobre la sala antes de que camine
hacia donde está Shy. —Lo siento, no quería que vieras eso.
—Lo sé. — dice y sus hombros caen. —Seguí a mi madre después
de salir del restaurante. La vi subir al yate y la seguí. Quería
enfrentarme a ella, pero todavía esperaba que...— Exhala un suspiro.
—Supongo que de alguna manera no fuera cierto.
Asiento en señal de comprensión mientras le pongo la mano en
el hombro y le doy un apretón. —Quise decir lo que dije. Ahora eres
parte de nuestra familia.
—No estoy seguro de saber qué significa eso. — dice tan
suavemente que casi no lo capto.

Sotelo, gracias K. Cross


—Lo descubriremos juntos. — Mis palabras son casi tan suaves
como las suyas.
Cuando levanta la vista hacia mí, hay una pizca de esperanza en
sus ojos. Tal vez todo lo que necesita es tiempo, pero por ahora, esto
es suficiente.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 16
ANNA

Sé que estoy locamente enamorada de Rory, pero después de


hoy, no hay vuelta atrás. Estar sin este hombre me mataría, y sé que
no sería capaz de sobrevivir. No sabía que había hombres en el mundo
como él, y no sé cómo he tenido la suerte de que sea mío.
—Eres un buen hombre. ¿Lo sabes?— Le digo cuando entramos
en el garaje unas horas después.
—No dirías eso si supieras las cosas que pensé en hacer cuando
intentabas alejarte de mí. — Presiona el botón para cerrar la puerta
del garaje tras nosotros.
— ¿Estás seguro de eso?— Me desabrocho el cinturón de
seguridad y me arrastro hasta su regazo. —Creo que podría ser
caliente vivir algunas de esas fantasías.
— Podría haber pensado en comprar una isla para poder
secuestrarte.
—Ni siquiera estás bromeando. — Le sacudo la cabeza. Rory es
un buen hombre, pero cuando se trata de mí está más que dispuesto
a ser malo para ponerme las manos encima. Me encanta y adoro que
pueda sacar un lado diferente de él. Lo que está dispuesto a hacer me
demuestra lo mucho que me ama. Nunca lo dudaré.
—De una forma u otra, iba a hacer que te enamorases de mí. —
Me clava los dedos en el pelo y me agarra con fuerza. No voy a ir a
ninguna parte.
—Vine a Craven Cove por ti. — admito, y su cara se paraliza de
sorpresa. —Quería encontrar un lugar donde establecerme para que
Celeste hiciera su último año de instituto. Entonces te vi y empecé a
investigar. Me enteré de que estabas aquí en la isla y necesitaba venir
a verte por mí misma. Para empezar, tú eres la razón por la que vine
aquí. — Sin él no habría sabido que existía.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿En serio?
—Sí, es un poco loco, pero había planeado que fueras una marca
mientras estaba aquí. — Sacudo la cabeza mientras suelto una
pequeña risa. Es un poco loco cómo se desarrolló todo esto en el
camino.
—El destino nos unió.
— ¿De verdad crees eso?— Pregunto, reflexionando sobre la idea.
Nunca creí en las fortunas que he dado, incluso si muchas de
ellas se hicieron realidad. Siempre lo he atribuido a que puedo leer a
las personas y sacarles pequeños datos.
Si la gente busca el amor con el corazón abierto, es probable que
lo encuentre. Puedes dar una lectura que ayude a guiar a la persona
por el camino que ya está recorriendo, pero ya está en el camino. Solo
les doy un empujón para que sigan adelante o, a veces, para que den
la vuelta. A menudo me he sentido más como una consejera que como
otra cosa.
He dicho una y otra vez que vine a Craven Cove por mi hija y
para darle algo de estabilidad, pero ¿y si la realidad es que también lo
hacía por mí? Tenía a Rory Crew en mente todo el tiempo, pero quizás
no estaba dispuesta a admitirlo por miedo. Ahora me estoy haciendo
una lectura.
—Hasta cierto punto creo en el destino. El destino me dio a
Apollo, y también creo que el destino atrajo a Shy hacia nosotros por
una razón. Sin embargo, contigo, no estaba esperando que el destino
hiciera lo suyo después de verte.
No, no lo hizo. Dejó claro desde el principio que venía por mí.
—Necesito eso. Puede que me cabree cuando me presiones, pero
lo necesito.
—Lo sé. Siempre lucharé por ti, por nosotros.
—Por todos nosotros. — estoy de acuerdo.
Cuando se trata de esta familia, Rory hace lo que sea necesario.
Shy es el medio hermano de Apollo, y sin pensarlo Rory está dispuesto

Sotelo, gracias K. Cross


a traerlo a nuestra pequeña familia. Acogerlo para que Apollo tenga la
oportunidad de estar cerca de su medio hermano si así lo decide.
—Haré todo lo que tenga que hacer por esta familia. Y dicho esto,
por mucho que quiera a nuestros hijos, ahora es nuestro momento.
Mi primer pensamiento será cómo te afectará algo, pero en eso sé que
estarás pensando en nuestros hijos. Eres una muy buena madre,
Anna.
Siempre tiene tanta fe en mí, incluso con mis antecedentes.
—Hice lo que pude. Sé que no todo lo que hice fue correcto,
pero...— Me pican los ojos de lágrimas.
—No lo hagas. No voy a escuchar esas tonterías. Nunca hiciste
daño a nadie, al menos a nadie que no se lo buscara. Todo eso está en
el pasado, y cómo te protegiste a ti y a nuestra hija es lo único que
importa.
—Rory. — No hay forma de contener las estúpidas lágrimas
porque me está matando.
—Eres una buena madre, pero me encantaría que también
fueras mi esposa. — Busca en su bolsillo y saca un anillo. —He estado
tratando de encontrar el momento adecuado, pero no puedo esperar
más.
—No esperes. — Levanto la mano para que me ponga el anillo.
— ¡Rory! Voy a hacer daño a alguien con esta cosa. — me río mientras
me lo coloca en el dedo. —Por supuesto que me casaré contigo.
—En realidad no te estaba dando opción. — Su sonrisa es
increíblemente sexy.
—Ni se te ocurra llevarme al juzgado. — me burlo. —Aunque
parezca una locura, quiero hacer esto bien. Quiero una boda. —
Nunca pensé que diría eso en mi vida, pero quiero celebrar este
momento y quiero que mi hija y Apollo estén ahí.
—Yo también quiero eso. — acepta.
—Entonces me vas a enseñar el mundo.
Asiente y me abraza con más fuerza. —Te enseñaré cualquier
cosa mientras esté a tu lado.

Sotelo, gracias K. Cross


—Bien, porque ahí es donde te quiero.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Uno
RORY

Un rato después...
—Piensa en esto como una prueba. — le digo a Apollo mientras
mira por la ventana para encontrar a Celeste.
—Estoy contando los días. — Me devuelve la mirada y me sonríe,
y puedo ver el amor genuino en sus ojos.
—Estoy muy orgulloso de ti. — le digo mientras me acerco y lo
abrazo.
—Oh, papá, no te vas a poner ñoño conmigo, ¿verdad?— bromea
y me devuelve el abrazo.
—Sí. Es el día de mi boda y puedo hacer lo que quiera.
— ¿En qué se diferencia de cualquier otro día?
Cuando me retiro para mirarlo, está sonriendo. —Bueno, para
ser justos, es el día de tu madre, y me permite participar cuando sea
necesario.
—Le encanta. — Me aprieta el hombro y asiento.
—No lo querría de otra manera.
Llaman a la puerta, y cuando me giro, veo a Shy entrando en la
habitación con su esmoquin a juego.
—Hola chicos. — dice suavemente.
Nuestra relación va despacio, pero cuando le pedí que formara
parte de mi boda, no lo dudó. Es un buen chico, y lo único que
necesitaba era alguien con quien pudiera contar.
—Te ves casi tan bien como yo. — se burla Apollo mientras se
acerca al espejo y se peina hacia atrás.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ya quisieras. — Shy sonríe mientras se apoya en la pared y lo
observa.
—Según el horario, llegamos justo a tiempo. — Ojeo la siguiente
página y asiento. —Parece que ustedes dos tienen que estar en la parte
delantera del jardín para recibir a los invitados, y yo voy a buscar a mi
casi esposa para que me dé un apretón a escondidas.
—Demasiada información. — gime Apollo mientras le da una
palmadita en el hombro a Shy. —Salgamos de aquí antes de que nos
haga mirar.
—Estoy justo detrás de ti. — dice Shy, pero justo cuando está a
punto de irse, lo llamo por su nombre. Se da la vuelta y sonrío
mientras me dirijo hacia donde está.
—Significa mucho para mí que formes parte de esto hoy. — digo,
y antes de que pueda protestar, lo atraigo en un abrazo igual que hice
con Apollo. —Gracias.
Se queda en silencio durante un rato, y luego siento que me
palmea la espalda mientras asiente. —Gracias por pedírmelo.
Cuando lo suelto, Apollo está ahí observándonos a los dos. —Yo
también me alegro de que estés aquí. — dice y ofrece su puño para
chocar.
Shy hace lo mismo, y salen hablando en voz baja sobre algo que
no puedo oír. No diría que están cerca todavía, pero están trabajando
en ello. Como la mayoría de las cosas, el tiempo cura todas las heridas.
Una vez que se han ido, me escabullo al pasillo y me pongo de
puntillas por el pasillo. Cuando llego a la puerta decorada en rosa y
blanco, llamo suavemente.
—Rory, más vale que no seas tú. — dice Anna, y sonrío para mis
adentros.
—Cerraré los ojos. — prometo, pero los dos sabemos que es
mentira.
—Mentiroso.
Sin esperar a que diga que sí, abro la puerta y la cierro
rápidamente detrás de mí. En lugar de darme la vuelta, me pongo de

Sotelo, gracias K. Cross


cara a la puerta, haciendo lo posible por no mirarla. — ¿De verdad
creías que podía pasar todo este tiempo sin verte?
— ¡Solo han pasado tres horas!— La oigo pisar fuerte, pero sigo
mirando hacia la puerta.
—Necesito un beso.
—Tendrás tu beso en el altar. — dice.
— ¿Ahora quién es la mentirosa?— La energía cambia en la
habitación y, de repente, parece que hay electricidad entre nosotros.
Me doy la vuelta lentamente, dándole tiempo suficiente para que
me diga que pare. Ambos sabíamos que esto iba a ocurrir, así que es
inútil resistirse.
Me quedo parado un momento, contemplando a mi hermosa
novia antes de acortar la distancia entre nosotros en dos largas
zancadas.
—Anna. — gimo, atrayendo su cuerpo contra mí e inclinándome
para besarla.
Parece un ángel y una zorra a la vez, y no puedo evitar mi
reacción ante ella. Mi necesidad de ella es como el fuego en mi sangre,
solo que cuanto más tomo de ella, más fuerte se vuelve. Es un infierno
que no puedo controlar, y ni siquiera quiero intentarlo.
—Rory. — Sus manos están en mi esmoquin, y tira de mi camisa
y corbata.
—Seré rápido. — le prometo, subiendo su falda y llevándola de
espaldas a la pared. —Muy rápido.
—Oh, Dios. — gime pero no me niega.
Tan pronto como las capas de su vestido se amontonan alrededor
de su cintura, la levanto y me rodea con sus piernas. Mi polla está
libre y se hunde en su pequeño y caliente coño antes de que tenga
tiempo de recuperar el aliento.
Grita, y le tapo la boca con la mano mientras empiezo a empujar.
Entierro mi cara en su cuello y respiro su aroma, bombeando mis
caderas una y otra vez. Me muerde la palma de la mano, pero no la
aparto. En lugar de eso, me pongo más duro y siento que su coño se

Sotelo, gracias K. Cross


aprieta. Está completamente empapada, y mi polla está resbaladiza al
entrar en su apretado coño.
—Córrete alrededor de mi polla mientras estás en tu vestido de
novia. Quiero este coño sobre mí cuando diga ‘acepto’.
Gime contra mi mano, y entonces siento que todo su cuerpo se
tensa mientras su coño empieza a palpitar. Su orgasmo es caliente y
rápido, y no tengo más remedio que seguirla hasta el límite. Mi polla
palpita mientras se flexiona y se vacía dentro de ella.
Cuando los dos estamos agotados, la pongo suavemente de pie,
pero mantengo mi polla dentro de ella. No quiero abandonar su calor,
aunque sé que lo necesito.
—Te amo. — digo mientras trato de limpiar todas las manchas
que hice en su maquillaje.
—Yo también te amo, casi-esposo.
Esta vez, cuando la beso, es más lento y suave. Mi polla sigue
pidiendo más, pero por ahora es suficiente.
— ¿Crees que podemos hacer nuestros votos así?— Pregunto,
empujando un poco más dentro de ella.
Gime y empuja sus caderas hacia delante. —Ojalá.
—No me tientes. — Levanto una ceja y me atrae hacia abajo para
darme otro beso.
—Tentarte es mi pasatiempo favorito.
Llegamos tarde a la ceremonia y a la recepción. Incluso llegamos
tarde a la luna de miel, pero no me importa. Este día ha sido perfecto,
no solo porque he conseguido casarme con el amor de mi vida, sino
porque mi familia ha formado parte de ella.
La vida ha dado un giro diferente al que imaginaba, pero de
alguna manera he acabado exactamente donde tenía que estar.
Ahora lo único que tenemos que hacer es disfrutar para siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo Dos
ANNA

Muchos años después...


— ¿Ya te vas?— le pregunto a Celeste antes de que pueda salir
de la tienda. Me encanta cuando visitan la finca porque las risas de
los nietos llenan nuestra casa. Si de mí dependiera, no se irían nunca,
pero en este momento, la oficina de Apollo sigue en la ciudad. Los echo
mucho de menos cuando no están, pero intento ser paciente.
No hay nada como el amor de una madre, pero el amor de una
abuela es algo totalmente distinto. Tengo el presentimiento de que
pronto volverán a casa de forma permanente, pero Apollo me ha dicho
que no lo diga.
—Lo me necesita para alimentarlo. — Asiento en señal de
comprensión. La niñera podría calentar un biberón de leche materna,
pero Lo duerme mejor cuando se amamanta de su mamá.
— ¿Los gemelos siguen fuera?— Pregunto y luego lucho contra
una sonrisa. Rory y yo los hemos llevado por toda la finca esta noche
durante la feria benéfica anual. La primera parte de la noche ha sido
más bien para los niños, pero la subasta empieza pronto.
—Están fuera por la noche. Tú y Rory deben haber hecho algo
de magia.
—Muy bien, si necesitas algo, solo házmelo saber. — Le doy un
beso en la mejilla antes de que entre, pero estoy bastante segura de
que se ha quedado a dormir. Cuando tienes tres hijos, tienes que
aprovechar tus momentos libres cuando los tienes. Me alegro mucho
por Celeste y Apollo y por lo locamente enamorados que están.
—Ve a ganar a tu hombre. — se burla Celeste antes de
despedirse con la mano y vuelvo a la tienda.

Sotelo, gracias K. Cross


La subasta de solteros está a punto de empezar y mi marido se
ha marchado hace unos minutos. No está tramando nada bueno, y lo
sabe.
—A ese hombre le encanta que me gaste su dinero. — digo
riendo, cogiendo una copa de champán de una de las bandejas.
¿Por qué si no Rory se pondría en la subasta? Está lejos de ser
un soltero, y Craven Cove lo sabe. Ni siquiera era realmente un soltero
cuando tuvo la oportunidad de serlo. El hombre sabe que no voy a
quedarme aquí y dejar que otra mujer puje por él y gane una cita con
mi marido. No me importa si tengo que dejarlo en bancarrota, eso no
va a pasar. Resulta que soy algo celosa cuando se trata de mi hombre.
—Sra. Crew. — llama Sarah, llamando mi atención. Me dirijo
hacia donde está ella con un grupo de mujeres. Algunas de las mujeres
de Craven Cove son encantadoras, y me he hecho amiga de ellas. Otras
son perras de corazón frío. Sarah es una buena, y estoy agradecida
por ello.
—Hola. — Me acerco y me pongo a su lado.
— ¿Esto es real?— Sostiene el papel con la lista de los solteros
que se subastan. Pongo los ojos en blanco.
—Creo que quiere ver cómo me peleo por él o algo así. — Doy un
sorbo a mi bebida. Si lo tuviera, dejaría que otra persona lo ganara. Él
odia tanto como yo que las mujeres intenten manosearlo.
—Algunas de estas víboras se están desahogando al respecto. El
rumor de esta noche es que hay problemas en el paraíso. Realmente
creen que tienen una oportunidad de ganar.
—No me importa lo que susurren. — digo con sinceridad. —
Habría que estar ciego y sordo para pensar que Rory y yo tenemos
problemas matrimoniales.
Rory tiene un gran problema de PDA. El hombre no puede
mantener sus manos fuera de mí, y dejé de luchar contra él hace años.
Por no mencionar que siempre saca a relucir que soy su esposa o que
está casado con cualquiera a menos de un metro. Como si alguien lo
hubiera olvidado.

Sotelo, gracias K. Cross


Miro a mi izquierda y veo a Bianca, Brandi y Bonnie ataviadas
con paletas en las manos. Sarah las llama las Triple Perras. Tienen
ese típico rollo de las esposas de Stepford. O lo hacían hasta que dos
se divorciaron hace unos años. Una está recién separada. Siempre les
he caído mal, pero estoy acostumbrada. No encajo en el molde, y
tampoco dejo que se salgan con la suya con sus comentarios de
espaldas. Las ignoro en su mayor parte, porque su aversión por mí
tiene que ver más con ellas mismas.
Las perras triples se animan cuando empieza la subasta. Este es
el primer año que Rory no es el anfitrión, y supongo que es porque
está en ella.
—Chicas, ¿realmente creen que tienen alguna posibilidad?—
Sarah sale en mi defensa aunque no la necesito.
—Por algo se puso ahí arriba. — dice una de ellas levantando la
barbilla.
—Le excita que me gaste su dinero. Por eso. — Todas fruncen los
labios ante mi comentario. — ¿Qué clase de esposa sería si no lo
gastara? Ha trabajado mucho para conseguirlo y quiero demostrarle
que lo aprecio. Sin embargo, a veces es agotador. Por mucho que lo
intente, nunca puedo hacer mella. — Dejo escapar un resoplido
agotado.
—Pobrecita. — dice Sarah entre risas.
—Eres una esposa terrible. — sisea una de ellas.
—Créeme. Lo sé. — Sonrío. —Lo que más le gusta es que sea
terrible.
— ¡Silencio, se ha levantado!— sisea otra de ellas mientras mi
sexy marido entra en el escenario.
—Cinco millones de dólares. — digo antes de que empiece la
puja. No necesito que el subastador enumere todas las cosas
maravillosas de Rory. Sé que es un buen hombre que vale mucho más
que esa oferta.
La multitud estalla en carcajadas. Craven Cove está
acostumbrado a nuestras payasadas.

Sotelo, gracias K. Cross


—Parece que mi bella esposa me ha vuelto a ganar. — dice Rory
por el micrófono antes de saltar del escenario y dirigirse directamente
hacia mí.
—Estás en problemas. — le digo cuando llega a mí.
En lugar de responder, me agarra y me tira contra él. Su mano
recorre mi culo, y cuando me agarra ahí, se detiene.
—No hay bragas. Creo que eres tú la que tiene problemas. — Lo
de sin bragas se lo merecía, y lo sabe.
— ¡Rory!— Grito cuando me levanta de los pies y me lanza sobre
su hombro.
—Gracias a todos por venir, pero es hora de que me lleve a mi
hermosa esposa a la cama. — anuncia antes de llevarme a nuestro
propio felices para siempre.
Me ofreció todo y me dijo que lo tomara todo.
Lo hice, y nunca dejaré que se vaya.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross


SHY VIRGIN

BY ALEXA RILEY

Shy Wells siempre fue un extraño, pero ahora que la familia Crew
lo ha acogido, está aprendiendo lo que es tener una familia. Una
cosa que está viendo por primera vez es que un felices para
siempre podría ser posible para él también. Eso sí puede
convencer a su vecina Carrie de que le dé una oportunidad.

Carrie Smith vive al final del pasillo de Shy, y sus pensamientos


sobre él se han vuelto menos que puros. Cuando un acosador
pone su apartamento patas arriba, da la casualidad de que Shy
tiene un poco de espacio extra para acercarse a ella.

Advertencia: ¿Hemos dejado la historia más sucia de la serie


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Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 1
CARRIE

Al atravesar el campus, recuerdo lo mucho que me gusta esta


época del año. El crujido de las hojas bajo mis pies, y el aire fresco que
es perfecto para vestidos y botas o suéteres y jeans. El verano se ha
ido oficialmente y el otoño se ha instalado en su lugar.
Por fin ha llegado mi último año de universidad y estoy
preparada para el siguiente capítulo de mi vida. Estaba muy
emocionada por estar aquí en mi primer año, y recuerdo haber tenido
la misma emoción cuando empecé el instituto. Cada vez pienso que el
siguiente paso será diferente, pero siempre acabo estancada en la
misma rutina. Mi vida sigue siendo exactamente la misma; solo es un
cambio de escenario. Voy a necesitar algo más grande, pero no tengo
ni idea de qué. Siempre he oído que la gente se encuentra a sí misma
en la universidad, pero sigo un poco perdida.
Mi teléfono comienza a vibrar en mi bolsillo trasero, haciendo
que mi corazón se desplome. Al comprobar la pantalla, veo que el
número es desconocido y lo ignoro. Desde que han vuelto las clases,
he estado recibiendo estas extrañas llamadas. Al principio eran un par
de veces a la semana y yo contestaba. Nadie respondía, pero siempre
podía oír una fuerte respiración al otro lado.
La frecuencia empezó a aumentar, a veces en mitad de la noche.
Todavía no respondía nadie, pero sabía que había alguien. Dejé de
responder por completo, y ahora la persona llama cada vez más a
diario. Suelo apagar el teléfono por la noche, lo cual es una mierda,
pero ¿qué otra cosa puedo hacer? ¿Conseguir un nuevo número? Odio
la idea, pero tal y como van las cosas puede que no tenga otra opción.
He intentado bloquear las llamadas, pero no es tan fácil. Antes
de que pueda volver a guardar el teléfono en el bolsillo, empieza a
sonar de nuevo. Quiero tirar el aparato porque me está volviendo loca.
No entiendo por qué alguien está haciendo algo tan estúpido, y está
empezando a asustarme de verdad. Empiezo a estar paranoica.

Sotelo, gracias K. Cross


Vuelve a sonar, pero la vibración en mi mano me hace saber que
es un mensaje. Supongo que es Celeste y no contesto de inmediato.
Me ha invitado a cenar muchas veces, pero no soy la mejor en la
cocina. Vivimos en el mismo edificio y hemos tenido algunas clases
juntas en el pasado. Nos hicimos muy amigas en nuestro primer año,
y si no fuera por ella, todas mis comidas serían para llevar.
Su prometido, Apollo, puede quedarse trabajando hasta tarde
algunas noches, así que salimos juntas. Odio volver a mi condominio
vacío porque me da esa misma sensación de vacío que tenía cuando
era niña y estaba sola en casa. Por eso, en mi primer año de
universidad probé con una hermandad. Aunque tenía el apellido y el
dinero necesario para estar ahí, no encajaba bien, y me fui. Después
de eso conseguí mi propia casa.
Sería una mentirosa si no admitiera que siempre digo que sí a
las invitaciones a cenar de Celeste porque espero encontrarme con el
hermanastro de su prometido. Llevo demasiado tiempo enamorada de
Shy.
Celeste siempre lo invita a él también, ya que Shy vive en el
mismo edificio que nosotras. Sé que el padre de Apollo es el dueño de
todo el complejo, pero no es el padre de Shy. Él y Apollo son medios
hermanos por parte de su madre, pero todos parecen algo cercanos
hasta cierto punto. Apollo solo se enteró de que Shy era su medio
hermano hace unos años.
Cuando finalmente miro mi teléfono, sonrío al ver que es Shy
quien me envía un mensaje. Lo abro justo cuando me dirijo al interior
de nuestro edificio.

Shy: Estoy libre ahora, si quieres que revise tu fregadero antes de la cena.

Yo: Eso sería genial.


Siempre encuentro motivos para intentar llamar la atención de
Shy. Cuando vi la pequeña fuga que podría haber sido solo la
condensación bajo mi fregadero, me lancé a enviarle un mensaje de
texto al respecto. Probablemente piense que soy una niña rica
indefensa que no puede hacer nada por sí misma. A veces estoy de
acuerdo con esa apreciación, porque ni siquiera sé cómo coquetear

Sotelo, gracias K. Cross


con él. He recurrido a encontrar cosas malas en mi casa para que
venga.
Él debe encargarse de la mayor parte de las cosas cuando se
trata de arreglarlas, porque esa linda chica, Jamie, tiene la misma idea
que yo. Siempre veo a Shy entrar en su casa al otro lado del pasillo de
mi piso. Al menos espero que sea eso lo que pasa. Por lo que sé,
podrían estar saliendo, y no me gusta pensar en ello.
Mi teléfono vuelve a sonar cuando entro en el ascensor. Presiono
el botón de mi planta una y otra vez, como si eso hiciera que fuera
más rápido. No sé cuándo vendrá Shy, y me gustaría refrescarme o
algo así. Cuando por fin se cierra la puerta, vuelvo a mirar el teléfono.

Desconocido: Me gustas de rosa.


Me quedo mirando el texto durante un largo momento. — ¿Qué
demonios?— susurro, bajando la mirada a mi sudadera rosa de gran
tamaño.

Desconocido: Te vas a arrepentir de no haber contestado a mis llamadas.


El ascensor suena y las puertas se abren, haciéndome saltar. Mi
teléfono empieza a sonar de nuevo, pero pulso el botón de encendido
para que se detenga. Guardo el teléfono en el bolso y me apresuro a
buscar las llaves mientras salgo corriendo del ascensor y me dirijo
directamente a mi casa.
Tardo un segundo en sacar las llaves y, cuando lo hago, me doy
cuenta de que la puerta no está cerrada y se abre fácilmente. Empujo
ligeramente la puerta para asomarme al interior sin intención de
entrar.
Cuando se abre, mi alarma no suena como de costumbre.
Cuando miro adentro, puedo ver desde donde estoy que mi casa no
solo ha sido saqueada sino destruida.
— Santa mierda. — suena desde detrás de mí, haciéndome
gritar. —Soy yo. — dice Shy rápidamente cuando me doy la vuelta y
me topo con su sólido pecho. Me rodea con sus brazos y me acerca. —
Te tengo. — Sus palabras son suaves, pero todo su cuerpo vibra de
rabia.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 2
SHY

—Vamos, ven a mi casa. — digo, rodeando a Carrie con un brazo.


—Voy a llamar a la policía.
De camino a mi apartamento, llamo a la policía y les explico lo
poco que sé. Carrie no dice nada, y cuando la ayudo a sentarse en mi
sofá, está temblando.
—Deja que te prepare un té. — Intento que mis palabras sean
suaves para no asustarla, pero por dentro quiero enfurecerme. ¿Quién
demonios le hizo eso a su apartamento?
—De acuerdo. — Me mira con sus grandes ojos verdes y decido
que el té puede esperar.
—Ven aquí. — Me siento a su lado, la subo a mi regazo y la rodeo
con mis brazos.
Recuerdo que una vez, cuando era niño, mi tía y yo nos
quedamos con uno de sus novios, y él llegó a casa borracho y destrozó
la casa. Estaba temblando igual que Carrie ahora, y recuerdo que
pensé que solo quería que alguien me abrazara.
Es pequeña en mis brazos, y me inclino hacia atrás, encajándola
bajo mi barbilla mientras se hace un ovillo. Agarro la manta que tengo
a mi lado, la cubro con ella e intento emitir sonidos tranquilizadores.
—Todo va a salir bien. — Mi mano recorre su espalda mientras
tarareo en voz baja y, aunque sigue temblando, siento que se derrite
contra mí.
— ¿Qué voy a hacer? No puedo quedarme ahí.
—Te vas a quedar conmigo. — levanta la vista y la miro fijamente.
—Puedes quedarte con mi cama.
—Shy, no puedo...

Sotelo, gracias K. Cross


—Te quedarás aquí, y se acabó. — le digo, y cuando una lágrima
se desliza por sus ojos, quiero asesinar a quien sea que la haya hecho
molestar tanto.
—Gracias. — Se acurruca contra mí una vez más y saco mi
teléfono.
Mientras la abrazo, les envío un mensaje a Apollo y a Rory sobre
lo sucedido y que necesitamos la grabación de la cámara de seguridad.
Ambos envían mensajes de texto de inmediato y están en camino. Tan
pronto como hago eso, alguien golpea mi puerta y Carrie se estremece.
—Está bien, es solo la policía.
Justo en ese momento Celeste irrumpe por la puerta, y veo a los
policías uniformados detrás de ella, sorprendidos de que haya corrido
justo delante de ellos.
— ¡Carrie!— Se dirige directamente hacia donde estamos en el
sofá, y de mala gana la dejo ir.
—Quédate aquí con Celeste. Voy a llevar a los policías a tu casa.
— Asiente en silencio mientras la envuelvo con las mantas y Celeste
se acerca a su lado.
—Por aquí. — les digo a los dos policías mientras les muestro la
puerta de Carrie.
Los dos toman nota de la hora a la que entró en el edificio y les
digo que he solicitado una grabación de seguridad. Luego hacen un
montón de preguntas para las que no tengo respuesta. ¿Tiene algún
enemigo? ¿Hay alguien que crees que podría haber hecho esto? ¿Le falta algo de valor?
Me irrita no saber las respuestas exactas, pero sigo el camino
sabiendo que pueden hablar con ella después de esto.
—No sugiero que se quede aquí esta noche. — dice uno de los
agentes, y asiento.
—Ya se ha encargado de ello.
—Shy. — Me giro para ver a Apollo y a su padre Rory entrando
por la puerta.

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—Santa mierda. — sisea Apollo, y veo el destello de ira en sus
ojos. Sin duda, está pensando en su prometida Celeste y en cómo pudo
pasarle esto. Estuvo sola en su apartamento toda la tarde.
Rory se dirige directamente a los agentes y les habla mientras yo
me acerco a donde está Apollo.
—No lo entiendo. — Apollo sacude la cabeza. —No parece que se
hayan llevado nada. Ni siquiera tenía cosas caras aquí. Su televisión
era probablemente lo más valioso de todo el lugar, y está destrozada.
—Lo sé. — coincido, apretando los dientes. —Parece que alguien
lo hizo por diversión o para enviar un mensaje.
—O ambas cosas. — dice Apollo, y su mirada grave se encuentra
con la mía.
— ¿Cámaras de seguridad?
Sacude la cabeza. —Tenemos problemas para acceder a la
unidad. No sé qué demonios está pasando, pero la última grabación
fue a las diez de la mañana.
—Esa es su primera clase. — digo distraídamente.
— ¿Crees que ella era el único objetivo?— Mira alrededor de la
habitación como si tuviera las respuestas.
—Solo basándome en el hecho de que no entraron en el
apartamento de nadie más, tendría que decir que sí. Vi a Jamie justo
antes de que Carrie llegara a casa. Estaba saliendo de su apartamento
y parecía estar bien.
—Vi a Sam en el primer piso cuando estaba corriendo aquí.
También estaba bien.
— ¿Así que solo fue Carrie?— No quiero ni saber la respuesta a
esa pregunta.
—Solo Carrie. — está de acuerdo Apollo.
—Creo que aquí hay alguna mierda que no conocemos. — Mis
puños se aprietan a los lados con la idea de que está en peligro.
Cuando conocí a Carrie, sabía que había algo dulce e inocente
en ella. También sabía que provenía de dinero antiguo y de un apellido

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que rivaliza con el de los Crews. Rory y Apollo son conocidos no solo
en la isla de Craven Cove, sino en la mayoría de los círculos sociales.
Es algo que me intimidaba al principio, pero ahora mantengo las
distancias.
Nos hemos acercado en los últimos dos años, pero no creo que
nunca me sienta cómodo en el centro de atención. Sabiendo que Carrie
venía de ese mismo tipo de vida, no pude evitar recordar mi pasado y
cómo el olor de ser pobre nunca se me quitará del todo. Es lo que es,
pero crecí en un mundo muy diferente al del resto de mi familia. Uno
en el que puede que te vayas a la cama con hambre, que tengas que
dormir en el coche para estar a salvo o que finjas que los moretones
son de los deportes y no del último ticket de comida de tu tía. Puede
que Celeste sea la que más se acerque a entender mi vida, pero incluso
ella tenía una madre que la protegía. A diferencia de mí.
Justo en ese momento los agentes se acercan y preguntan si
pueden volver a mi casa para interrogar a Carrie. Asiento mientras
todos nos dirigimos a mi apartamento, porque tengo más que unas
cuantas preguntas propias.

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Capítulo 3
CARRIE

— ¿No hay ex-novios? — me pregunta el detective por cuarta vez.


Niego mientras mis ojos se dirigen a donde está sentado Shy. Por
fin ha dejado de pasearse y se ha sentado frente a mí. Me observa todo
el tiempo mientras respondo a las preguntas del agente. Me gustaría
tener el valor de preguntarle si puedo sentarme en su regazo, pero me
acobardo.
— ¿Amiga?— El detective Adams me presiona. — ¿Incluso
alguien de hace unos años? La gente puede guardar rencor.
—A nadie. — Me acomodo el pelo detrás de la oreja. ¿Podría
parecer más patética? Me pregunto qué pensará Shy de mi falta de
vida sentimental. —En realidad no salgo con nadie, a no ser que
cuentes el verano en el que mi madre nos engañó a Justin Moore y a
mí para que nos sentáramos uno al lado del otro en una cena. —
Sinceramente, no creo que ni siquiera cuente como una cita de verdad.
Debería haber sabido que mi madre estaba tramando algo. ¿Por
qué si no habría presionado tanto para que fuera a una estúpida cena
con ella y papá? En realidad nunca me llevan a ninguno de sus
eventos; no es que me interese ir. Estoy a punto de graduarme en la
universidad, y ahora ella ha puesto su mirada en con quién voy a
casarme.
Shy se levanta de su asiento y empieza a pasearse de nuevo. —
¿Cómo fue la cita?— Shy pregunta antes de que Adams pueda
lanzarme otra pregunta.
—Justin y yo nos reímos de ello. — Me encojo de hombros. —Es
simpático y todo eso, pero ninguno de los dos estamos interesados. Es
un jugador. — Me encojo de hombros. —Nuestros padres creen que
fue bien, así que consiguió que me dejaran en paz. — No estaba en el
mismo curso que Justin en Bradford Prep, pero era amiga de su

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hermanastra. Está unos cuantos cursos por delante de mí, pero ir al
mismo colegio es todo lo que teníamos en común.
— ¿No quería más?— Shy me mira con escepticismo. ¿Ahora se
ha hecho cargo de las preguntas o algo así? Justin era el Sr. Popular
en el instituto. Creo que solo se acordaba de quién era yo porque su
hermana y yo nos quedamos a dormir un par de veces cuando éramos
niñas. Nunca estuve en el grupo de los populares.
—No. — resoplo una carcajada. —Quería quitarse a sus padres
de encima.
— ¿Y ustedes dos?— Adams pregunta, sus ojos rebotando entre
Shy y yo. — ¿Están saliendo?
— ¿Nosotros? No. — chillo. ¿Por qué tengo la voz tan alta ahora?
— ¿Estás segura de eso? — vuelve a preguntar. ¿Qué es eso de
preguntarme las mismas tonterías una y otra vez? Miro a Shy y espero
a que le diga al detective que no.
—Todavía no. — Cruza los brazos sobre el pecho. El acto lo hace
parecer aún más grande de lo que ya es, y miro a Shy con sorpresa.
¿Qué significa eso? —Estaba en clase. Hay cien personas más que
pueden dar fe de ello. — Continúa dirigiendo su atención a Adams
ahora.
—De acuerdo. Estaré en contacto. — Adams me entrega su
tarjeta. —Si se le ocurre algo más, hágamelo saber.
Justo en ese momento, mi teléfono empieza a sonar, haciendo
que se me caiga el estómago. — ¡Oh, Dios! ¡Las llamadas y los
mensajes! Soy tan estúpida.
¿Cómo he podido olvidarlo? Una vez que el detective llegó y
comenzó a acribillarme con preguntas sobre mi pasado y mis
enemigos, me sentí abrumada. Mi mente estaba por todas partes y
todavía lo está. No ayuda que Shy esté cerca de mí. Siempre soy una
idiota balbuceante cuando él está cerca.
— ¿Llamadas y mensajes? — preguntan Shy y Adams al mismo
tiempo mientras Shy va por mi teléfono en el bolso. Lo saca y contesta
como si fuera su teléfono. Rápidamente lo pone en el altavoz y luego
lo sostiene frente a mí.

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— ¿Hola?— Contesto.
—Has aprendido a contestar al teléfono cuando te llamo. Buena
chica. — responde una voz profunda y distorsionada a través del
teléfono, y me rodeo con los brazos.
— ¿Quién demonios es?— retumba Shy, haciéndome saltar. La
línea se queda en silencio antes de que llegue la respiración pesada
normal. —Escucha, hijo de puta... — Antes de que Shy pueda terminar
de despotricar contra la persona, la llamada termina.
—Nunca han hablado antes. — No puedo evitar el temblor de mi
voz.
—Dame tu código. — exige Shy mientras se acerca a la mesa de
café y me tiende el teléfono. Introduzco la contraseña de cuatro dígitos
y lo desbloqueo completamente para él.
— ¿Cuándo empezaron las llamadas y los mensajes de texto?—
pregunta Adams. Le hago un breve resumen de cómo empezaron
cuando se reanudaron las clases y cómo se han intensificado.
— ¿Esto ha estado sucediendo durante unos meses y no has
dicho nada?— pregunta Shy, con la voz baja y áspera. Está más que
enojado.
Asiento, sintiéndome de repente tan estúpida por no haber dicho
nada a nadie. Estoy acostumbrada a manejar las cosas por mí misma
en su mayor parte. Cuando pido ayuda, es a la asistente de mi padre.
Ella se encarga de la mayoría de las cosas cuando se trata de mí.
—Pensé que dejaría de hacerlo y que la persona se aburriría.
¿Crees que podría ser la misma persona que hizo esto en mi casa?—
Por supuesto que sí. ¿Quién más podría ser? El cuerpo de Shy se tensa
junto al mío cuando ve el texto. Le entrega mi teléfono al detective
Adams.
Lo siguiente que sé es que me está atrayendo a su regazo de
nuevo, y dejo escapar una respiración calmada.
—Siento haber gritado, bebé. — me susurra al oído. —Voy a
resolver esto.
¿Bebé? ¿Qué está pasando aquí? La habitación se queda en
silencio mientras Adams revisa mi teléfono durante unos minutos.

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Acomodándome contra Shy, siento que sus dedos se deslizan
bajo la parte inferior de mi camiseta mientras los desliza
distraídamente hacia delante y hacia atrás por mi piel desnuda.
¿Cómo es que me estoy excitando ahora mismo? Este no es el
momento.
— ¿Hay algo más que se te olvide?— pregunta Adams.
—No, lo juro. Eso es todo.
—Muy bien entonces. Tienes mi tarjeta y estaremos en contacto.
—Te acompaño a la salida. — dice Rory al salir de la cocina,
recordándome toda la gente que hay aquí.
Giro la cabeza para ver a Celeste, Apollo y Anna, la esposa de
Rory —que también es la madre de Celeste—, merodeando por la
cocina. Todos nos miran a Shy y a mí.
Intento zafarme de su regazo, pero su brazo me rodea con fuerza.
Me hace saber en silencio que no voy a ir a ninguna parte.
Sinceramente, no quiero estar en ningún otro sitio.

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Capítulo 4
SHY

—Se está haciendo tarde. — dice Rory después de levantarse de


su silla y asentir a todos los demás. —Dejemos que Carrie y Shy
descansen un poco.
—Carrie, eres más que bienvenida a quedarte en nuestro lug…
—Celeste, vamos a casa para que podamos ver ese programa que
te gusta. — interrumpe Apollo a su prometida y luego se vuelve hacia
mí y me guiña un ojo.
— ¿Qué programa? — pregunta ella, pero Apollo ya la está
empujando hacia el pasillo.
—Buenas noches. — les digo a todos antes de cerrar la puerta
tras él.
Dejando escapar un largo suspiro, me doy la vuelta y miro hacia
la habitación. Carrie sigue acurrucada en el sofá y me sonríe
suavemente cuando me acerco y tomo asiento a su lado.
— ¿Estás cansada?— Saco sus pies de debajo de ella y los subo
a mi regazo.
—La verdad es que no. —Suelta un pequeño gemido cuando
empiezo a masajearle los dedos de los pies y luego los arcos.
—Estoy seguro de que el choque de adrenalina aún no ha
llegado.
—Tal vez, pero no estoy segura de poder apagar mi cerebro ahora
mismo, aunque lo intente. — Cuando mis ojos se encuentran con los
suyos, asiento en señal de comprensión.
— ¿Qué tal una distracción?— le ofrezco, y su sonrisa crece.
—Me parece una gran idea. ¿Quieres ver una película o algo así?

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Niego mientras me levanto y le tiendo la mano. —Un baño
funcionaría mejor.
—Oh. — emite un pequeño chillido en su garganta mientras
estira lentamente la mano y la pone en la mía.
—Voy a poner el agua en marcha. — Cuando entramos en mi
habitación, miro a mi alrededor y me aseguro de que sigue como la
dejé esta mañana. La cama hecha, la ropa guardada, ningún
lubricante en la mesita de noche, gracias a Dios. —Siéntate. — Asiento
hacia mi cama, y me mira tímidamente mientras se sienta en ella.
Verla aquí es casi demasiado, y tengo que apartar la mirada. En
lugar de pensar en arrastrarme sobre ella, me concentro en la tarea
que tengo entre manos. Entro en el baño y abro el grifo de la antigua
bañera de patas. No la he usado mucho, quizá solo un puñado de
veces, pero cuando me mudé, Anna me dio una cesta con todo tipo de
jabones y aceites para ella. Al revisarlos, elijo el que dice que es para
la relajación. Cuando vierto la lavanda, inmediatamente se empiezan
a formar burbujas. Una vez que he colocado las toallas en la mesita
que hay junto a la bañera, salgo y le hago un gesto con la cabeza a
Carrie.
—Creo que está lista. Puedes cambiarte ahí dentro si quieres, y
yo buscaré algo para que duermas.
—Eso es muy dulce. — mete la barbilla mientras entra al baño,
pero no se me escapa el rubor de sus mejillas.
Después de un momento, la oigo meterse en la bañera y voy en
busca de algo de ropa. Saco una de mis viejas camisetas del equipo de
natación, me aseguro de que huele a limpio y luego cojo unos
pantalones cortos que se atan a la cintura. Le quedarán enormes, pero
al menos no tendrá que dormir desnuda.
Cierro los ojos con fuerza. Pensar en ella desnuda en mi cama
hace que me duela la polla. Cada vez que me toca o se mueve en mi
regazo, es todo lo que puedo hacer para no gemir de necesidad. Pero
me repito a mí mismo que no puedo tocarla, no ahora. Ha pasado por
algo horrible y tengo que darle un poco de espacio.

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Oigo algo y abro los ojos, buscando el sonido. Cuando vuelve a
ocurrir, me acerco a la puerta del baño y escucho atentamente. Carrie
deja escapar un sonido que solo puede ser su llanto.
— ¿Carrie?— llamo a la puerta con suavidad, pero tarda un
segundo en responder.
—Estoy bien. — dice en voz baja, pero puedo decir por el sonido
de su voz que está tratando de fingir que está bien.
—Voy a entrar. — digo, sin pensar realmente en lo que voy a
hacer pero sabiendo que tengo que hacer algo.
Cuando abro la puerta, la veo sentada en la bañera con las
rodillas pegadas al pecho y las burbujas a su alrededor.
—Lo siento, no sé por qué estoy llorando. — se seca las lágrimas
y me pongo en marcha.
Agarrando el taburete de al lado de la bañera, me siento y cojo
una toallita y un poco del jabón para el cuerpo.
—Estás llorando porque has pasado por algo espantoso, y ahora
que la adrenalina está desapareciendo, te vas a derrumbar. —
Sumergiendo el paño en el agua caliente, lo subo y lo froto por su
suave espalda. —No pasa nada por llorar.
Deja escapar una pequeña risa mientras se limpia las lágrimas.
— ¿Cómo es que me siento mejor en cuanto estoy contigo?
—Porque aquí es donde debes estar. — Las palabras salen de mi
boca antes de que pueda pensarlas, pero son la verdad. No hay otro
lugar al que pertenezca más que a mi lado.
—Shy. — Gira su cuerpo para poder mirarme.
—He pensado durante mucho tiempo que no era lo
suficientemente bueno para tenerte. — Sacudo la cabeza. —Pero en
verdad, era más fácil pensar eso que pensar que no querías estar
conmigo.
— ¿Cómo pudiste pensar eso?
Me inclino hacia delante y le acaricio la mejilla, y cierra los ojos
ante mi contacto. —Toda mi vida, nadie me ha querido. — Cuando sus
ojos se abren y se encuentran con los míos, no puedo evitar confesar

Sotelo, gracias K. Cross


lo que hay en mi corazón. — Pero estoy cansado de perderme cosas
por tener miedo de tomar lo que quería.
— ¿Y qué es lo que quieres?— traga con fuerza, y entonces sus
labios se separan.
—Creo que sabes exactamente lo que busco.
Sin dudarlo, me inclino y aprieto mis labios contra los suyos.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 5
CARRIE

Rodeé a Shy con mis brazos y le devolví el beso. ¿Cuántas veces


me he preguntado cómo sería si me besara? Shy puede ser tan difícil
de leer a veces que ha hecho que mis fantasías sobre él sean muy
variadas. Pero sobre todo que tomaría lo que quisiera, dejando su
marca. Dios sabe que ya ha dejado su marca en mí sin siquiera un
beso.
Soñé que sería dulce y suave, que se tomaría su tiempo, y que
su boca exploraría cada centímetro de mi piel hasta que le rogara que
me tomara. Que tocaría partes de mí que no sabía que existían hasta
que él estuviera ahí.
Creo que tiene muchas facetas, y las quiero todas. Con lo que ha
pasado hoy, me encuentro aferrada a él, deseando todo en este
momento.
Cuando su lengua recorre la costura de mis labios, los separo
para él. En cuanto lo hago, no pierde tiempo en profundizar el beso.
Tampoco pierdo el tiempo y encuentro su lengua con la mía y gimo en
su boca. Me da lo que le pido silenciosamente y hace que el beso sea
suave, pero exigente. Los músculos se tensan bajo mis dedos y sé que
está luchando por el control, y me cuesta creer que le esté haciendo
esto.
—Carrie. — gime contra mi boca. Clavo los dedos en su camisa,
asustada de que esté a punto de apartarse. Casi lo hace, pero cambia
de opinión. —A la mierda. — es todo lo que dice antes de que su boca
vuelva a estar sobre la mía, esta vez mucho más salvaje que antes.
El beso es diferente, y quiero llamarlo necesidad porque es todo
lo que puedo sentir ahora mismo. Hay tantas cosas reprimidas dentro
de mí que necesitan ser liberadas. Ha estado atrapado durante
demasiado tiempo, y mi cuerpo está desesperado.

Sotelo, gracias K. Cross


—No pares. — le ruego. Shy y su beso son lo único que me
mantiene unida en este momento.
Todo lo demás se olvida cuando su boca está en la mía y solo
estamos los dos en esta tierra. Cuando intento acercarlo, sus dedos
me agarran por la espalda y de repente recuerdo que sigo en su bañera
completamente desnuda.
—Basta de esto. — me dice, y durante medio segundo creo que
va a parar, pero en lugar de eso me saca de la bañera.
El agua se desliza por los lados y por encima de él mientras le
rodeo la cintura con las piernas y me saca del baño. Cuando me tumba
en la cama, me arqueo contra ella.
—Estoy mojada. — digo, sin querer empapar sus sábanas.
—De eso se trata. — Una burbuja de risa se me escapa cuando
su gran cuerpo se pone encima del mío. —Te imaginaba gimiendo
cuando estuvieras debajo de mí, pero también acepto que te rías.
Mientras no llores.
—Entonces hazme gemir. — No tengo ni idea de dónde viene este
valor, pero Shy me hace sentir poderosa.
He tenido miedo de ir por lo que quería desde el momento en que
lo conocí. Shy también ha tenido alguna razón loca por la que se ha
estado conteniendo conmigo. Ahora que sé que me ha querido todo
este tiempo, voy a ir con él. Por la mañana, mis inseguridades podrían
volver, pero Shy sabrá que lo quiero.
—No hay vuelta atrás, gatita. He intentado alejarme, pero está
claro que necesitas a alguien que te cuide.
Otros podrían encontrar sus palabras condescendientes o
groseras. Soy adulta y debería decirle que puedo cuidar de mí misma,
pero me encantan sus palabras. Si no estuviera tan excitada,
probablemente me echaría a llorar. Mis padres me han cuidado
monetariamente, pero nunca más que eso. Incluso durante mi
infancia, la mayor parte de los cuidados fueron realizados por la
niñera que pagaban.
—No quiero volver. — admito. Algo brilla en los ojos de Shy y sé
que mis palabras han sellado mi destino. Ahora le pertenezco.

Sotelo, gracias K. Cross


La boca de Shy vuelve a caer sobre la mía, devorándome. Rompe
el beso cuando tiro de su camiseta, haciéndole saber que quiero
quitársela. Necesito su piel pegada a mí. Se pone de rodillas entre mis
piernas, me da lo que quiero y se la quita. Cuando se la quita, miro
fijamente su pecho desnudo.
—Vaya. — digo mientras mis dedos recorren las líneas de sus
abdominales. Los ocho.
Shy siempre ha estado en buena forma. Ha conseguido una beca
para estudiar natación en la universidad y es el capitán del equipo. No
tiene ni idea de que voy a todos sus encuentros e incluso volé para
verlo ganar el campeonato el año pasado. Sé cómo es sin camiseta,
pero estar tan cerca es diferente. Odio la repentina inseguridad que
me invade.
—Esto es fruto de años de entrenamiento y natación, gatita. Tu
belleza natural es la perfección. — Sus ojos me devoran y una lenta
sonrisa se dibuja en sus labios. Están un poco hinchados por los
besos, pero eso solo lo pone más caliente. —Y es todo mío.
Cualquier inseguridad que pudiera haber sentido se desvanece
rápidamente. No son solo sus palabras, sino la forma en que me mira.
Realmente cree que soy la cosa más hermosa que ha visto jamás.
— ¿Y tú eres mío? ¿Todo mío?— Dejo que mis piernas se abran,
y la mano que tiene en mi muslo se tensa. Se mete entre nosotros para
acariciar mi sexo, y con su gran mano cubriéndome por completo, sé
que puede sentir lo empapada que estoy.
—Eres la única persona que ha poseído alguna parte de mí,
Carrie. Soy más que tuyo. No hay opción de volver atrás. — La
comprensión me golpea con fuerza, y me pregunto cómo no me había
dado cuenta antes. Me siento y aprieto mi cuerpo contra el suyo,
desesperada por que el espacio entre nosotros desaparezca.
Ambos hemos estado tan solos en este mundo, pero ahora no
tenemos que estarlo.
Ya no.

Sotelo, gracias K. Cross


Capítulo 6
SHY

Mi mano roza entre sus piernas cuando nuestros labios se unen,


y gimo al sentir lo mojada que está. Mis dedos se deslizan por sus
húmedos pliegues y luego introduzco dos dentro de ella, un poco más
bruscamente de lo que pretendía. Jadea contra mi boca, pero levanta
las caderas para acercarse.
—Esa es mi chica. — se aprieta a mi alrededor, y mi polla se
hincha con la idea de tener su pequeño coño en ella.
El gemido que se le escapa hace que un escalofrío recorra mi
espalda. ¿Cuántas veces me he masturbado en esta cama pensando
en los sonidos que ella haría?
—Quiero que te corras así. — Utilizo mi otra mano para sujetar
sus muñecas por encima de su cabeza mientras mantengo mis ojos
fijos en los suyos. Mi pulgar se desplaza hasta su clítoris y lo frota, de
un lado a otro. —Aquí mismo, con las luces encendidas, mientras yo
miro.
—Shy. — Sus mejillas se ruborizan, pero sacudo la cabeza.
—Es demasiado tarde para intentar esconderse. Quiero ver cómo
serás cuando te folle.
—Oh, Dios. — susurra, y si es posible, siento que se moja más.
Mi pulgar presiona un poco más su resbaladizo botón mientras
lo froto hacia adelante y hacia atrás, y esta vez enrosco mis dedos
adentro. Observo cada contracción de sus músculos, cada aleteo de
sus ojos, cada respiración que hace mientras su cuerpo se acerca al
límite. Ni siquiera parpadeo cuando llega al punto de no retorno y sus
ojos se cierran. El aire se me queda en los pulmones mientras veo el
momento en que ocurre.
Su clímax es lo más hermoso que he visto nunca, y no puedo
apartar la mirada. Es como mirar directamente al sol, solo que cuanto

Sotelo, gracias K. Cross


más tiempo miro, más claras se vuelven las cosas. Es todo lo que había
imaginado y más.
—Tan jodidamente hermosa. — susurro mientras su cuerpo se
tensa y grita mi nombre.
Antes de que su orgasmo se detenga, me deslizo por su cuerpo y
sustituyo el pulgar por la lengua. La lamo lentamente al principio, con
el sabor de su dulce liberación en su clítoris. Un orgasmo se convierte
en otro, y esta vez no se limita a gemir mi nombre, sino que lo grita.
Mis dedos se mueven más deprisa, mi lengua lame con más
fuerza y, una vez más, cae al borde del abismo. Gruño mientras me
desabrocho los vaqueros y libero mi polla, masturbándome
rápidamente mientras le como el coño. Está demasiado caliente,
demasiado dulce. No puedo esperar más.
—Dentro de mí. — susurra, y miro por encima de su coño sin
apartar la boca de él. Se agacha y aprieta el brazo que sujeta mi polla.
—Quiero sentirte dentro de mí.
Mi respuesta es un gruñido mientras restriego mi cara en su
coño una última vez y luego me quito los vaqueros y los calzoncillos,
arrastrándome rápidamente entre sus piernas.
—Esto será rápido.
—Está bien. — Se estira entre nosotros, y mis rodillas casi se
doblan cuando su mano envuelve mi polla para guiarla hacia ella.
—Esta primera vez...— Trago con fuerza y trato de tomar aire. —
Solo déjame sacarlo del camino.
Apenas puedo ver bien mientras pasa la cabeza de mi polla por
su humedad. Mi cuerpo toma el control porque, obviamente, mi mente
ha abandonado el edificio y solo puedo confiar en el instinto.
—Lo siento. — es todo lo que consigo decir mientras me sumerjo
hasta el fondo y me derrumbo sobre ella.
Ya me he corrido en el momento en que su coño me envuelve, y
ni siquiera tengo la oportunidad de empujar más que la primera vez.
Debería estar avergonzado, pero de nuevo mi cerebro no aparece por
ningún lado, y todo lo que puedo hacer es tumbarme encima de ella
mientras mi polla late y se vacía.

Sotelo, gracias K. Cross


En algún lugar de mi mente registro que está tensa y trata de
respirar de forma uniforme. Le beso el cuello y la mejilla y luego los
labios mientras le susurro lo perfecta que es.
—Tan jodidamente hermosa. — digo, besando sus pestañas. —
Gracias por darme esto. — Siento sus uñas clavadas en mi espalda y
mi polla está lista para correrse de nuevo. —Te necesito tanto.
—Shy. — dice suavemente, y cuando sus ojos se abren, sus
párpados están entrecerrados. —Despacio.
Asiento y me tomo mi tiempo para besar su cuello y sus pechos.
Chupo sus pezones de uno en uno y entierro mi cara entre ellos.
—No sabes cuántas veces he imaginado esto. — Me retiro un
poco y vuelvo a penetrarla lentamente. Se tensa, pero esta vez no
tanto, y mi semen ayuda a lubricar su entrada. Cuando miro entre
nosotros, veo el tinte rojo alrededor de la base de mi polla y vuelvo a
mirarla. Nuestras miradas se cruzan y asiento. —Ya está hecho.
—Debería habértelo dicho.
—No tenías que hacerlo. — Le aparto el pelo de la cara y le beso
la mandíbula y el cuello. Mis embestidas son lentas y constantes, y
siento que se aprieta a mí alrededor, deseando más. —Quizá sea
porque nos parecemos más de lo que crees.
— ¿Shy?— Sus manos se apoyan en mi pecho y asiento.
—Creo que tal vez en algún lugar de mi corazón, sabía que te
estaba esperando. — Froto mi nariz contra la suya y trago con fuerza.
—Creo que toda mi vida me ha llevado hasta ahora. A estar aquí
contigo, a hacerte el amor. — La beso suavemente una vez más. —
Para protegerte.
—No quiero a nadie más que a ti. — Lo dice como si fuera un
juramento, y me llega al alma. Siento lo mismo. Ahora sé por qué
nunca he querido a otra hasta ella.
—Déjame amarte. — es todo lo que digo antes de inclinarme y
presionar mis labios contra los suyos.
Durante mucho tiempo, una parte de mí se ha preguntado si
podría ser suficiente, si podría darle lo suficiente. Pero todo eso era
una excusa para protegerme. Toda mi vida he guardado mis

Sotelo, gracias K. Cross


sentimientos y nunca he dado a nadie más que pequeños trozos aquí
y allá. Con Carrie, me he abierto el pecho y se lo ofrezco todo. No tiene
que darme lo mismo si no quiere, pero tengo que hacerlo.
Deslizando un brazo detrás de su rodilla, la abro y profundizo.
Jadea cuando le aprieto el clítoris, y lo hago una y otra vez. Cierra los
ojos y arquea la espalda mientras su pecho se enrojece. Inclinándome,
le agarro el pezón justo cuando se corre, y eso la pone en marcha una
vez más.
Mientras se aprieta alrededor de mi polla, la sigo hasta el límite
y apenas evito caer encima de ella. Es tan intenso como la primera
vez, y me siento como si hubiera renacido en sus brazos. Cada célula
de mi cuerpo se regocija mientras la abrazo y la beso como si fuera lo
único que me mantiene vivo.
Más tarde, cuando hemos hecho el amor tantas veces que he
perdido la cuenta, sonrío y me doy cuenta de la razón que tenía. Ella
es mi razón de vivir.

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Capítulo 7
CARRIE

—Vaya. — Echo un vistazo a mi apartamento en estado de shock.


Han pasado unas semanas desde que mi casa fue saqueada. No
he vuelto a poner un pie aquí desde ese día. Cada vez que necesitaba
algo, Shy lo cogía por mí.
Si bien todo está ordenado de nuevo, está aún más vacío que
antes. He notado que cada vez más cosas mías, más allá de las que le
pedía a Shy que me cogiera, aparecen en su casa. Desde mis cosas del
baño, hasta una lámpara, y el otro día todo mi escritorio. Incluso
despejó la mitad de su armario para mí. Si alguien viniera a casa de
Shy, pensaría que vivimos juntos.
— ¿Qué haces aquí?— Dejé escapar un pequeño grito de
sorpresa, dándome la vuelta para ver a Shy de pie en la puerta de mi
casa.
—Me has dado un susto de muerte. — Me pongo la mano sobre
el corazón que late con fuerza. No estoy segura de poder volver a vivir
aquí porque siempre estaré al límite. Cuando estoy en el apartamento
de Shy, sé que estoy a salvo. Él no dejaría que me pasara nada.
—Tú también me asustaste. Dijiste que estabas en casa. —
Bueno, más o menos lo estoy. Después de mi última clase, me dirigí a
casa de Shy y le envié un mensaje de texto como siempre hago cuando
terminan mis clases. Él es capaz de encontrarse conmigo después de
la mayoría de ellas para que podamos caminar juntos.
Shy no está jugando con mi seguridad. Me acompaña a todas
mis clases excepto a una, y Apollo me acompaña a esa porque las
nuestras están cerca. Hay dos de las que Shy no puede acompañarme
a casa, y sé que eso le molesta.
Después de una de las clases, me voy a la biblioteca o a tomar
un café hasta que termine su clase, pero hoy ésta salió una hora antes
que la suya. Se supone que tengo que enviarle un mensaje cuando

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termine y cuando vuelva a su casa. No debía ir a ningún sitio sin que
él lo supiera. Estoy segura de que la mayoría podría pensar que esto
es demasiado, y tal vez lo sea, pero me encanta. Es agradable tener a
alguien que se preocupe por mí, cosa que nunca había hecho antes.
—Quiero decir, ¿técnicamente lo estoy?— Me burlo de él, pero
no se ríe. De hecho, su irritación aumenta. Aunque esté
malhumorado, sigue estando caliente. Me doy cuenta de que está un
poco sin aliento y compruebo la hora en mi reloj, notando que ha
salido pronto de clase. Le envié un mensaje de texto cuando subí al
ascensor para decirle que estaba en casa. — ¿Tu clase terminó
temprano?
—No, pero no me ha llegado la alerta de que has desactivado el
sistema de seguridad de nuestra casa. — Enfatiza las últimas palabras.
—Lo siento. Me preguntaba qué estaba pasando aquí. Nadie ha
dicho mucho. — Me encojo de hombros.
Supongo que todavía no tienen ni idea de quién entró en mi casa.
Los mensajes de texto no han cesado; solo he dejado de verlos. Shy
me ha dado un teléfono y un número nuevo, y tiene el mío antiguo. Si
alguien intenta ponerse en contacto conmigo, me lo hace saber.
Todavía lo controla, pero no estoy segura de lo que hace con él. Sin
embargo, sé que Shy es más que bueno con los ordenadores y el
seguimiento de las cosas. Es una de las muchas cosas que he
aprendido de él.
—Lo estoy manejando. — dice casi con un gruñido.
Me resisto a sonreír porque sé que está haciendo pucheros
porque estoy aquí. O esta es su forma de hacer pucheros. En las
últimas semanas, he llegado a conocer a Shy muy bien. Siempre he
sabido algunas cosas porque a menudo está cerca, y Celeste me contó
toda la loca historia de que él y Apollo son medio hermanos. Sabía que
la educación de Shy no era la mejor, pero no tenía ni idea de lo mala
que había sido realmente. No creo que nadie más lo sepa, excepto yo.
Desde el día en que ambos nos soltamos, se ha abierto a mí.
Quizá fue el miedo a que me hubiera pasado algo peor lo que le llevó
al límite. El hecho de que pudiera haber estado en casa cuando esa
persona destrozó mi casa hizo que ambos dejáramos de fingir. Desde

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entonces, ninguno de los dos se contiene. Shy dice que deberíamos
haber estado juntos durante años, y tiene razón.
—Sé que lo estás manejando. Lo manejas todo cuando se trata
de mí.
Despeja el espacio entre nosotros, cogiéndome por el culo. — ¿Y?

—Sin y. Me encanta cómo me manejas. — Quiero decir también te


amo, pero aprieto mis labios contra los suyos para darle un beso
rápido. Cuando paso mis manos por su pecho, la tensión de sus
músculos se derrite bajo mi tacto.
—Me encanta cuando haces lo que te digo. Me mandas un
mensaje cuando estás en casa, no casi. — Me da un fuerte apretón en
el culo cuando finjo una sonrisa. — ¿Necesitas algo de aquí?
—No.
—Bien. — gruñe, llevándome afuera y de regreso a nuestra casa.
Nos cruzamos con Jamie en el pasillo y me mira fijamente. Puedo ser
mezquina cuando se trata de mi Shy, así que lo beso y la ignoro.
Cuando entramos, me deja en el mostrador y se encarga de
apagar la alarma.
—Tengo que comprobar un par de unidades. ¿Quieres pedir para
cenar o quieres que cocine yo?
—Yo cocinaré. — Me mira con escepticismo. —Oye, no soy tan
mala. — resoplo.
Hay algunos platos que puedo hacer. En casa teníamos un
cocinero, así que nunca aprendí a cocinar, pero descubro que quiero
cocinar para Shy. Quiero hacer muchas cosas por él. No quiero una
vida como la de mis padres. Puede que sea una tontería, pero quiero
hacer las cosas que lo hacen feliz porque él hace lo mismo por mí.
—Gatita, tus habilidades en la cocina son lo último que me
importa. — Viene a colocarse entre mis piernas, y lo envuelvo con
ellas. Su polla presiona mi sexo, y sonrío excitada.
—Déjame cocinar para ti esta noche. Si es terrible, entonces
puedes comerme. — Me agarra de la coleta, dando un tirón para tirar
de mi cabeza hacia atrás, y mi cuerpo se calienta aún más. Esta es la

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oscura dominación que acecha en el interior de Shy, y solo sale a jugar
conmigo.
—Te voy a comer de cualquier manera. — dice antes de reclamar
mi boca en un beso que me deja sin aliento. —Prepárame la cena,
gatita. Ahora es tu cocina ya que vives aquí.
— ¿Vivo aquí?— Gimoteo mi pregunta mientras él empieza a
frotar su polla dentro de mí.
—Vives aquí. Conmigo. Cocina en esta cocina y hazla tuya. Haz
que todo este lugar sea nuestro. Quiero que me toques en todas partes.
— ¿Quieres que hagamos un hogar juntos?
—Sí. Por primera vez, quiero un hogar al que llamar mío.
—Yo también. — admito, besándolo de nuevo.
—Joder, quiero estar dentro de ti. — gime, apartándose del beso.
—Déjame terminar esta mierda para poder volver contigo.
— ¿De quién es el lugar que está actuando?— Pregunto, tratando
de mantener el puchero fuera de mi voz porque sé que tiene que
trabajar. Shy trabaja por todo lo que tiene, y eso lo respeto muchísimo.
—De Jamie. — Se agacha mientras da un paso atrás y se ajusta
la polla en los vaqueros.
—Tiene algo por ti. — resoplo.
Hace unas semanas, me habría vuelto loca saber que iba a su
casa. Ahora me importa una mierda. Si la quisiera, habría estado con
ella. Está claro que no la quiere porque está conmigo y solo ha estado
conmigo.
—Lo sé. — Se encoge de hombros. —Puede seguir teniéndola.
Eso nunca va a pasar.
—Todavía no te envío de aquí así. — Señalo el contorno de su
erección en sus vaqueros mientras me deslizo fuera de la encimera y
caigo de rodillas frente a él.
—Gatita. — gime cuando voy por su botón. Apoya las manos en
la encimera cuando me lo llevo a la boca.

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Le doy a mi hombre lo que me dice que más necesita en este
mundo.
A mí.

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Capítulo 8
SHY

Estoy tan ocupado pensando en la mamada que me acaba de


hacer Carrie que casi me tropiezo con el chico del pasillo.
—Lo siento. — me disculpo, pero en cuanto me doy la vuelta,
oigo mi nombre.
— ¡Shy! ¿Por qué tardas tanto?— Jamie está tan cerca de mí que
tengo que dar un paso atrás.
—Vaya. — Ignora mi sorpresa y mis intentos de poner distancia
entre nosotros mientras se acerca.
—Creo que mi baño se está inundando. — El pánico en sus ojos
es real mientras me agarra del brazo.
—Joder. — murmuro en voz baja, apartando el brazo de su
agarre, pero me apresuro a seguirla. Si el baño se inunda, es probable
que llegue al apartamento de abajo y cause el doble de daños. — ¿No
cerraste el agua?
—No sé cómo. —Entramos a toda prisa en su apartamento y
rápidamente señala el cuarto de baño. — ¡Ahí!
Al oír el sonido del agua corriendo más fuerte, empujo la puerta,
pero me detengo cuando todo lo que veo es su bañera llenándose de
agua. — ¿Qué demonios?
Dándome la vuelta, veo su rostro caer mientras cierra la puerta
del baño detrás de ella y se apoya en ella. El sonido de la cerradura al
encajar es fuerte incluso por encima del agua, y entrecierro los ojos.
— ¿Qué pasa, Jamie?
—Nada. — Se encoge de hombros y me mira a través de las
pestañas.
—No estoy jugando contigo. Apártate y déjame salir de aquí.

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En silencio, sacude la cabeza y levanta la barbilla en señal de
desafío.
—Si no te apartas, lo haré yo por ti.
—Vamos, Shy, no seas así. — arrastra una mano por la parte
delantera de su pecho, y miro hacia otro lado.
—No va a pasar, Jamie. Ni ahora, ni nunca. Ya te he dicho que
no me interesa. — Mis puños se aprietan a los lados, y la ira me
atraviesa. —No quiero hacerte daño, pero voy a pasar por esa puerta.
— Si esto fuera al revés y Carrie estuviera a solas con otro hombre así,
perdería la cabeza. Me voy a la mierda de aquí. Ahora.
—No eres divertido. — Finge hacer un mohín, y no es lindo como
la forma en que Carrie lo hace. Jamie se ve perra y triste.
—Me importa un demonio. — Voy a dar un paso más cerca, y su
sonrisa se extiende. Me da una sensación de hundimiento en el
estómago, y miro más allá de ella, más allá de la puerta, y mi mente
comienza a trabajar. — ¿Eres tú la que acosa a Carrie?
—No exactamente. — Esta vez mira hacia otro lado, sin
encontrar mis ojos.
—Jamie. — Mi voz es fría como el hielo y esta vez, cuando doy
un paso adelante, veo que el miedo real cruza su cara.
—Mira, no ha sido idea mía, ¿de acuerdo? — suelta.
— ¿De qué estás hablando? ¿De quién fue la idea de qué?
—Se suponía que era anónimo. — Cruza los brazos sobre el
pecho y me mira. —No sé quién es, pero fue contratado por su familia.
—Explícate. — Aprieto los dientes, dividido entre la necesidad de
saber las respuestas y hacer un agujero en la pared.
— ¡No lo sé! Lo único que sé es que hace un par de meses alguien
se me acercó con una oferta para coquetear contigo y me dijo que me
pagaría mucho dinero. — Deja escapar un largo suspiro. —Ni siquiera
eres mi tipo. — Hace un gesto hacia mi cuerpo como si fuera la última
cosa en la tierra que le gustaría. —Cuando le pregunté por qué, me
dijo que tenía sus razones. Todo lo que dijo fue que su familia lo
contrató para que te fueras.

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—Jamie, ¿tienes idea de lo que has hecho? Alguien está tras ella.
— ¿Qué?— Sus cejas se juntan en confusión.
—Han entrado en su apartamento. Ha estado recibiendo
mensajes amenazantes, llamadas telefónicas de acoso. Por eso se está
quedando conmigo.
—Oh, Dios. — Se tapa la boca con las manos. — ¿Qué he hecho?
— ¿Qué has hecho?— Se me hiela la sangre.
—Me dijeron hoy que necesito tenerte a solas. — Sus palabras
son tranquilas, pero parece que está gritando mientras todo en mí se
congela. —Lo siento, Shy. No lo sabía.
Sin otra palabra, la empujo lejos de la puerta y salgo corriendo
de su apartamento. Era el chico del pasillo, con el que casi choco.
Estaba tan distraído que ni siquiera lo miré.
— ¡Carrie!— Ya estoy gritando mientras corro a casa. No está
lejos, pero me arden los pulmones mientras grito por ella una y otra
vez.
Cuando llego a nuestro apartamento, la puerta está abierta de
par en par y ella no aparece por ningún lado. Miro el ascensor y veo
que sigue en nuestra planta, así que no lo han tomado. Corro hacia
las escaleras, empujo la puerta y bajo volando lo más rápido que
puedo.
— ¡Shy!— Oigo la voz de Carrie en la distancia, y el alivio y el
miedo se mezclan.
— ¡Carrie!— le grito y miro por encima de la barandilla para ver
cómo se abre la puerta del callejón trasero y se cierra con un fuerte
golpe.
Sin detenerme, salto la última barandilla y me lanzo al exterior.
Hay una furgoneta a lo lejos, y sé sin lugar a dudas que si el tipo que
la arrastra la mete ahí, se habrá ido.
Me duelen las piernas al empujar más rápido, y ver el terror
absoluto en sus ojos me obliga a mantenerme fuerte. No puedo
derrumbarme, y no puedo dejar que ella sepa que también tengo
miedo. Lucha todo lo que puede, pero el tipo que la tiene es grande.

Sotelo, gracias K. Cross


No tengo ni idea de si tiene un arma o no, pero no me importa. Moriré
antes de dejar que se la lleve.
Al llegar a la furgoneta, tiene que soltar uno de sus brazos para
abrir la puerta corredera. Eso es suficiente para que yo recupere algo
de distancia entre nosotros, y para que Carrie luche contra su agarre.
Le da una patada que se estrella contra su cadera y la devuelve a la
furgoneta. Pero su agarre es demasiado fuerte y ambos caen al suelo.
Un instante después, estoy ahí y, sin pensarlo, retiro mi pie y le
doy una patada a este tipo con mis botas de trabajo con punta de
acero. Gruñe mientras se agarra el costado, donde estoy bastante
seguro de que le he roto un par de costillas. Tiene el efecto deseado, y
suelta a Carrie.
—Shy, vamos. — tira de mi brazo, pero sacudo la cabeza.
—Escúchame, gatita. — Tomo su cara entre mis dos manos y la
miro. Tiene los ojos muy abiertos, y sigue asustada a pesar de que
estoy aquí y la tengo. —Quiero que pases por la puerta por la que
salimos y vayas al vestíbulo. Llama a seguridad. No lo voy a dejar aquí
para que se escape.
Traga con fuerza y toma aire antes de volver a correr por el
callejón. Vuelvo los ojos al tipo que está en el suelo, y una rabia como
nunca he sentido me inunda. Si algo he aprendido del pasado de
mierda de mi madre, es a luchar.
Lo agarro por la camisa, lo levanto y lo tiro contra la furgoneta.
— ¿Quién demonios eres?
El tipo intenta lanzar un puñetazo, pero lo bloqueo con facilidad
y le doy un rodillazo en el mismo lugar que antes. Grita y lo vuelvo a
empujar contra la furgoneta, haciéndole la misma pregunta.
—Me lo vas a decir a mí o se lo vas a decir a la policía. Depende
de ti cuántos huesos rotos tengas antes de que lleguen.
—Esto ni siquiera merece la pena. — escupe mientras apoya la
cabeza en la furgoneta. —Su jodida familia dijo que obtendría una
bonificación si la asustaba para que saliera del edificio.
— ¿Por qué?— Gruño, apretando los puños a mi lado.

Sotelo, gracias K. Cross


—Algo sobre que querían que volviera a casa. Querían que
tuviera miedo de vivir aquí.
— ¿Esperas que me crea eso?
—Me importa una mierda lo que creas, hombre. — Escupió en el
suelo y se manchó los labios de sangre. —Me contrataron para
asustarla de regreso a casa. Eso es todo lo que sé. Cuando no se movió,
destrocé su casa. Pero luego se mudó contigo.
— ¿Así que decidiste secuestrarla?
—No dijeron que tenía que quedarse, solo que tenía que llevarla
a casa. — Se encoge de hombros y luego hace una mueca de dolor por
el movimiento. —No hice preguntas, solo cogí el dinero.
Las sirenas en la distancia se hacen más fuertes, y me doy la
vuelta para ver a Carrie y a la seguridad del edificio corriendo hacia
donde estamos. En el otro extremo del callejón, veo luces azules y me
alejo de la furgoneta. Los de seguridad lo sujetan y veo que uno de
ellos saca unas esposas mientras envuelvo a Carrie con mis brazos y
entierro mi cara en su cuello.
— ¿Estás bien?— asiente contra mi pecho, pero puedo sentir el
calor de sus lágrimas picando mi camisa.
—Estoy aquí, gatita. — Beso la parte superior de su cabeza. —
Ahora estás a salvo.

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Capítulo 9
CARRIE

No sé qué tiene Shy, pero siempre que está cerca, estoy más
tranquila. Debería estar asustada, y por un momento lo estuve, pero
ahora estoy bien. El miedo a no volver a ver a Shy y a que no supiera
cómo me sentía era abrumador.
Cuando Shy se fue para ir a ver la casa de Jamie, se me ocurrió
la idea de demostrarle que estoy totalmente de acuerdo. Sé más que
nadie que las acciones hablan más que las palabras.
Lamentablemente, he aprendido esa lección de mis propios padres, y
Shy también. Iba a demostrarle mi amor, y pensé que la mejor manera
de hacerlo sería añadir mis propios toques a su casa y demostrarle
que no quería ir a ninguna parte. Estaba aquí para quedarme, y no
había ningún otro lugar en el que quisiera estar. Iba a hacer de su
casa nuestro hogar.
—Te llama tu mamá. — dice el detective Adams mientras viene
a ponerse a mi lado. Llegó al lugar rápidamente después de que
llamaran a la policía.
— ¿Mi mam te está llamando?— No debería sorprenderme
mientras miro fijamente el teléfono que me ofrece. Mis padres tienen
amigos en las altas esferas.
Mi teléfono había sonado unas cuantas veces con su llamada
después de que todo se fuera al garete, pero no lo he cogido. Ahora
mismo no sé ni por dónde empezar con ella.
Me debato en quitarle el teléfono, pero lo último que quiero es
que mi mamá aparezca por aquí. No le costaría mucho, en realidad.
Podría subirse a un avión privado y estar aquí en unas horas. No es
que ella nunca haga eso. Antes de que pueda decidirme, Shy coge el
teléfono.

Sotelo, gracias K. Cross


— ¿Qué? — dice cuando se lo pone en la oreja. —Me importa una
mierda. — Me quedo con la boca abierta. ¿Cuántas veces he querido
decirle eso a mi madre?
Celeste me da un apretón en la mano. He estado sentada en el
sofá del apartamento de Shy, intercalada entre ella y él. Rory ha
llegado hace unos minutos y ha estado hablando con unos policías en
el pasillo. Su esposa está pegada a su lado, asintiendo y estando de
acuerdo con lo que dice.
Apollo también está con ellos. Tiene los brazos cruzados sobre el
pecho y parece tan enojado como Shy por todo esto. Cada uno de ellos
ha ladrado ya unas cuantas veces sobre la seguridad del edificio. Es
difícil impedir que entre gente al azar cuando son los residentes los
que les dejan entrar. Jamie estaba llorando mientras la escoltaban
fuera no mucho después de que se llevaran al hombre que me agarró.
Todo esto es un poco loco. Todavía me cuesta creer la historia
que intenta vender el hombre que me agarró. Sé que mi madre puede
hacer muchas cosas para tratar de salirse con la suya, pero esto está
realmente fuera de lugar. Ella ha estado presionando para que vuelva
a casa después de la graduación, pero la he estado esquivando. No
tengo planes de volver. No puede soportar que no tenga el control
sobre mí que quiere.
—Consigue tu abogado, pero tú y tu marido se mantendrán
jodidamente alejados de Carrie. — ruge Shy al teléfono mientras se
pone en pie. Todos vuelven su atención hacia él. —Me importa una
mierda quién seas. Carrie es mía. Has perdido cualquier derecho que
pudieras tener. — Le devuelve el teléfono al detective Adams, que lo
coge en el aire.
— ¿Quieres intentar una orden de alejamiento de tus padres?—
pregunta Adams. —Podría ser difícil. Tienen cierta influencia. — Me
frunce el ceño con simpatía.
—Yo tengo más. — dice Rory mientras vuelve a entrar en el
apartamento para ponerse al lado de Shy.
Puedo sentir la ira que desprende Shy. Le agarro de la mano y lo
empujo hacia el sofá para que se siente a mi lado. Se acerca de buena
gana y me subo a su regazo, queriendo calmarlo. No quiero que esté
tan enojado, pero es agradable ver a alguien tan emocionado por mí.

Sotelo, gracias K. Cross


—Te amo. — le digo al oído antes de darle un beso en el cuello.
Siento que mis palabras le hacen perder algo de tensión. Había
planeado decírselo esta noche, pero después de lo ocurrido no voy a
dejar pasar ni un segundo más sin hacerle saber lo que siento de
verdad.
—Yo también te amo. — Me rodea con sus brazos. —Te juro por
Dios que si aparecen por aquí, yo...— Rápidamente pongo mi mano
sobre la boca de Shy antes de que pueda hacer cualquier amenaza
delante de los oficiales de policía y del detective Adams.
—Creo que es suficiente por hoy. Carrie y Shy pueden ir a la
comisaría mañana si lo necesitas. — dice Rory. Me doy cuenta de que
Adams quiere presionar para obtener más información, pero no va a
suceder. Puede que mis padres tengan mucha influencia, pero el
apellido Crew tiene mucho más peso, y todo el mundo lo sabe. Todos
hemos tenido suficiente por hoy.
Me quedo en el regazo de Shy mientras Apollo muestra a todos
los demás la salida.
— ¿Crees lo que ha dicho ese tipo?— pregunta Rory cuando la
puerta se cierra y solo queda la familia. Abro la boca, pero no salen
palabras.
—No tienes que decir nada, gatita. He estado ahí, y odio que tú
también tengas que estarlo. Es una de las peores cosas no saber si
puedes confiar en tu propia madre. — Giro la cabeza para mirarlo a
los ojos. Encuentro fuerzas para afrontar esto sabiendo que está a mi
lado.
—Es posible, supongo. Todo el plan de novio que tenía
claramente no estaba funcionando.
—Nunca iba a funcionar. — Los dedos de Shy me agarran con
más fuerza. Algo cálido se agita en el fondo, y sé que no es el momento,
pero no puedo evitarlo. No con Shy. Sobre todo cuando se pone
posesivo conmigo. Lucho para no contonearme en su regazo y
quedarme quieta.
—Todo esto solo me ha alejado más. El último lugar en el que
quiero estar es con mi familia. No sé por qué mi madre pensó que

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huiría ahí. — En todo caso, correría de regreso a Londres. Es donde
fui al internado. Al menos ahí conozco gente.
— ¿Sabes que no todos los fondos fiduciarios están fijados para
una edad?— dice Rory, desviando mi atención de Shy. —A veces se
basa en lo académico si cumples esos requisitos antes de llegar a la
edad indicada.
— ¿A qué quieres llegar?— Sé que tengo un fondo fiduciario.
Creo que se supone que lo recibiré cuando tenga veinticinco
años. Fue algo que mis abuelos crearon para mí. Nunca he presionado
para saber más al respecto. Mis padres no estaban contentos con mi
elección de la universidad. Pensaban que no era necesario que tuviera
un título cuando lo único que haría sería casarme de todos modos.
Pero, sorprendentemente, me ayudaron con el costo.
Sinceramente, no parece terrible. La idea de ser esposa y madre
es mi principal objetivo e impulso en la vida. Sé que ser esposa y madre
es algo que Celeste quiere más que nada. También quiero eso con
alguien que ame. No tenía eso, así que la universidad era mi camino.
No iba a ser empujada a un matrimonio sin amor por un nombre. Para
criar a los niños para que crezcan de la misma manera que yo.
—Parte de tu fideicomiso tiene cláusulas. Una es que si quieres
ir a la universidad el fideicomiso cubre todos los gastos. Incluso los
gastos extra. Así se pueden hacer algunos sorteos antes. — responde
Rory. Supongo que eso explica por qué han pagado. —Una vez que te
gradúas con un título, obtienes tus acciones en Smith Equity Life.
—Espera, ¡¿qué?!
—Eso es a menos que te cases antes de graduarte. Entonces tu
marido se las quedaría.
—Sexista. — dicen Celeste y Anna al mismo tiempo.
—Tengo acciones en la compañía de seguros. — Ha estado en la
familia durante muchas generaciones en este punto.
—Muchas, ya que eres hija única. De hecho, tendrás más que
tus padres, ya que tu padre vendió algunas de las suyas hace tiempo.
Supongo que las cosas se apretaron en algún momento para que las

Sotelo, gracias K. Cross


hayan vendido. — Sacude la cabeza como si eso fuera claramente una
jugada estúpida por su parte.
—No sé ni qué decir a todo eso.
—No tienes que decir nada, Carrie. — me dice Shy. —Lo único
que significa es que no pueden ir por ti ni intentar controlarte. Tú
tienes el control.
—No lo quiero. — Lo miro a través de las pestañas. Me gusta
cuando Shy tiene el control. Aunque parezca una locura, es la verdad.
Solo me he movido por los movimientos de la vida sin que nada
despertara mi interés. Hasta él.
—Les agradezco mucho que hayan venido, pero necesito estar a
solas con Carrie.
—Claro. — se ríe Apollo. —Cerraré la puerta detrás de nosotros,
hermano. — dice mientras vuelve a despejar la habitación para todos
nosotros.
Una vez que se han ido, Shy me gira en su regazo para poder
sostener mi cara. — ¿Sabes lo que estás pidiendo, gatita?— Coloco
mis manos en su amplio pecho. Sabía que hoy vendría por mí cuando
grité su nombre.
—Sí. — digo. —Sé lo que quiero. — Hundo mis uñas en su pecho.
—Quiero ser tuya para siempre.

Sotelo, gracias K. Cross


Epílogo
SHY

Un mes después…
Ha pasado un mes desde el incidente y han cambiado muchas
cosas. Jamie fue trasladada por su familia y ésta aceptó pagar los
daños en un acuerdo privado. Jamie también aceptó recibir
asesoramiento y realizar servicios comunitarios, que serían
supervisados por los abogados.
El tipo que intentó secuestrar a Carrie fue detenido y acusado
de una larga lista de cargos. También había órdenes de detención
pendientes contra él en otros estados, por lo que fue trasladado al otro
lado del país después de su comparecencia. Por lo que podemos decir,
ha asumido la culpa de toda la familia de Carrie, y han sido
exonerados de cualquier delito.
A Carrie se le concedieron órdenes de alejamiento sobre su
madre y su padre, y su fideicomiso le fue entregado por completo. Por
lo que hemos descubierto en las últimas semanas, sus gastos y deudas
los tenían desesperados por el dinero, y estaban tratando de encontrar
una manera de casarla y tomar el control. Aunque no les queda
mucho, todavía tenían suficientes conexiones para mantener sus
nombres fuera de los tribunales.
El antiguo apartamento de Carrie ha sido renovado y alquilado
a un estudiante de segundo año de la universidad que está aquí en un
programa de intercambio. Todas las pertenencias de Carrie se
trasladaron conmigo y ahora es nuestro hogar. El plan es terminar la
escuela aquí y luego encontrar un lugar propio. Algún lugar cerca de
mi recién adquirida familia, tal vez incluso de regreso en Craven Cove.
Hay muchos recuerdos de esa isla que me gustaría olvidar, pero hay
una parte de mí que no quiere separarse de mi hermano y de lo que
estamos construyendo. Tenemos tiempo para resolverlo, pero
mientras tenga a Carrie a mi lado, eso es todo lo que necesito.
—Hola cariño. — dice al salir de su clase.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ahí estás. — La atraigo hacia mí y le doy un rápido beso en la
frente mientras tomo su mano. — ¿Qué tal la clase?
—No ha estado mal. —Me aprieta la mano y me dedica su mayor
y más brillante sonrisa. —Entonces, cuéntame. ¿Cuál es mi sorpresa?
—Creo que mi mayor error fue contártelo esta mañana. — Pero,
secretamente, ver esa sonrisa de anticipación hace que mis entrañas
den vueltas. —Quizá te haga esperar otro día.
— ¡No te atrevas!— Parece horrorizada y se queda con la boca
abierta.
—Estoy bromeando.
Cuando llegamos a mi camioneta, le abro la puerta y se sube.
Después de esperar a que se despeje el tráfico, salimos de la
universidad y nos dirigimos hacia el agua. Hemos venido muchas
veces con Celeste a ver los partidos de Apollo. Todos los encuentros de
natación se celebran en el campus, pero esta zona de aquí es tan
bonita. Y es perfecta para su sorpresa de hoy.
—Hola, Jim. — le digo al capitán mientras nos espera en el
muelle.
—Me alegro de verte de nuevo, Shy. Está todo listo.
—Gracias. — digo, estrechando su mano, y luego conduzco a
Carrie al barco que la espera.
—Shy, ¿a dónde vamos?— mira a su alrededor mientras subimos
a bordo, y le doy otro beso rápido.
—Ya lo verás. — Señalo la cesta que está cerca y las mantas que
hay junto a ella. —Hay bocadillos para después, y una manta si tienes
frío. También podemos bajar más tarde. — Cuando sus mejillas se
calientan, la atraigo a mi lado. —Ven a sentarte conmigo mientras
dirijo.
Coge una manta y subimos a la cima. Desde ahí, se puede ver el
agua mientras salimos del puerto. Es una tarde preciosa, y la puesta
de sol no estará muy lejos.
— ¿Adónde me llevas?— Está acurrucada contra mi costado, y
sonrío mientras niego.

Sotelo, gracias K. Cross


—Ya verás. — vuelvo a responder, y emite un pequeño gruñido
de frustración.
No está lejos de llegar al lugar al que vamos, sobre todo en el
agua. Se está tan tranquilo aquí afuera, los dos solos, lejos de todo. El
estrés de las últimas dos semanas por fin se desvanece y podemos
respirar mientras empezamos a planear nuestro futuro.
—Hemos llegado. — digo, y Carrie se incorpora, mirando a su
alrededor con emoción.
— ¿Qué es eso?— Señala a lo lejos.
—Eso es Craven Cove. — Cuando sus cejas se fruncen, tomo sus
manos entre las mías. —No estaba seguro de dónde hacer esto, porque
sinceramente no sé cuál es mi sitio, si no es contigo.
—Shy. — dice con dulzura mientras acaricia mi mejilla.
—Toda mi vida he vivido en medio de las cosas. En el agua era
el único lugar que sentía como mío. Así que aquí estamos, entre la isla
donde me encontré y la escuela donde te encontré. En el medio es
donde aprendí a amar, y a ser amado. — Metiendo la mano en el
bolsillo, saco la pequeña caja de terciopelo. —Aquí es donde te pido
que te cases conmigo.
—Oh mi Dios. — susurra en voz baja.
—Quiero amarte a través del océano y del tiempo, sin principio
ni fin. — Saco el anillo de la caja, le tiendo el rubí de corte princesa y
ella lo desliza en su dedo. —Sé que es rápido, pero tenemos toda la
vida para conocernos. Tú lo eres para mí, y yo sé que lo soy para ti. —
sonríe mientras una lágrima resbala de su ojo. —Eres la única ancla
que necesito sin importar a dónde vaya. Cásate conmigo, Carrie.
Cásate conmigo y déjame amarte hasta el fin de los tiempos.
Asiente rápidamente mientras le saltan las lágrimas, y luego se
arroja a mis brazos. —Sí. Te amo tanto, Shy. Por supuesto que me
casaré contigo.
—Yo también te amo, gatita. — digo antes de que nuestros labios
se conecten.
Nuestras manos comienzan a moverse al ritmo de nuestras
bocas y pronto la tengo extendida sobre el banco mientras le subo la

Sotelo, gracias K. Cross


falda por la cintura. Le quito las bragas, me desabrocha los pantalones
y me saca la polla. Su mano agarra mi polla y la aprieta mientras
desliza la cabeza por sus húmedos pliegues. Siseo al sentir su calor y
luego empujo con fuerza, conectándonos de todas las maneras
posibles.
—Mía. — gruño mientras vuelvo a empujar, mi necesidad de ella
se vuelve posesiva y áspera.
—Más fuerte. —levanta las caderas, rogándome que la reclame.
—Esa es mi dulce chica. — Gime cuando la muerdo en el cuello
y luego aprieto contra su coño. —Esa es mi esposa.
Sus gemidos resuenan a nuestro alrededor mientras sigo
penetrando en su coño caliente. Está tan jodidamente mojada que el
sonido de mi polla golpeando dentro de ella es sucio y fuerte.
—Te amo. — Mis palabras son cortadas mientras tiro de la parte
delantera del top y le chupo un pezón. —Me encanta cada puto
centímetro de ti.
—Yo también te amo, Shy. — Sus manos me agarran por el culo
y tiran de mí mientras sus muslos se aprietan y llega al clímax.
Su coño aprieta con fuerza, y casi pierdo el aliento cuando caigo
encima de ella y me corro. Es tan fuerte y rápido que se me nubla la
vista. En algún lugar de mi mente me pregunto si alguna vez me
acostumbraré a lo rápido que me hace correr, pero entonces mi polla
se pone dura de nuevo, y sonrío.
—Gracias. — dice Carrie en voz baja, y me inclino hacia atrás
para mirarla a los ojos.
— ¿Por qué?
—Por amarme y hacerme sentir segura. Por darme un hogar y
una familia. No sabía lo que era eso, y sé que tú tampoco lo sabías.
Pero esta es una oportunidad para que hagamos la nuestra y creemos
el amor que merecemos.
—En cuanto estés lista, haremos todo eso y más. Te lo daré todo.
— La beso de nuevo, y esta vez es lento y constante. —Todo, Carrie.
—Sé que lo harás.

Sotelo, gracias K. Cross


Y eso es lo que hago. Por siempre y para siempre.

Fin…

Sotelo, gracias K. Cross

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