Ensayo Acadèmico Cultura

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MAESTRÍA DE INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN, MENCIÓN


COMUNICACIÓN EDUCATIVA, COHORTE 4

Cultura en Comunicación Latinoamericana

La importancia del idioma español en la unidad cultural de los pueblos


latinoamericanos.

Bexy Palma Ávila.

Trabajo Asistido # 1

Dra. Oneida Sanz Martínez

17 de noviembre de 2021.
La importancia del idioma español en la unidad cultural de los pueblos
latinoamericanos.
El lenguaje es una parte esencial de la interacción humana, ya que es el
principal medio a través del cual las personas se comunican. En las
interacciones interculturales, el uso de la lengua se vuelve aún más complicado
e importante debido a la forma en que el lenguaje refleja la cultura.

El autor Norton, (2018) centrándose principalmente en las culturas


latinoamericana. Afirmaba que usar el idioma preferido de una persona es
crucial porque el lenguaje es más que solo las palabras utilizadas para
comunicarse. Tiene connotaciones emocionales, culturales importancias, e
incluso significado espiritual. Por lo tanto, incluso cuando las personas pueden
comunicarse de manera competente en un segundo idioma u otro idioma.
Antes de sentar las bases para la conexión de la lengua y la cultura,
particularmente dentro de la cultura latinoamericana, será beneficioso definir el
término idioma preferido. (pp.4-5)

Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La


solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura
americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica
sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista
española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la
fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. (Isaacs, 2004)

Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus


colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su
religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se
crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades.
Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El
proceso de formación de los pueblos indo españoles tuvo, en suma, una
trayectoria uniforme.(pp. 6)

Una de las cosas que a menudo sorprende a observadores externos respecto a


América Latina es la aparente unidad cultural de la docena y media de países
en donde el español es idioma oficial. De hecho, exceptuando quizás el área
cultural árabe, hay pocas regiones en el mundo en donde un número tan
amplio de estados independientes compartan un idioma común y, hasta cierto
punto, una historia, una religión y un conjunto de valores y un etnos común.
Además, y con razón, a Brasil se le incluye a veces en la lista, a pesar de que
son muchas sus diferencias con las naciones hispanoamericanas.

Desde hace más de un siglo, los intelectuales latinoamericanos han intentado


conscientemente construir una cultura e identidad propias para América Latina.
Por cierto, este esfuerzo colectivo no ha sido ajeno a los intereses políticos
tendientes a forjar la unidad económica y política de Latinoamérica; sin
embargo, ambas tendencias no deberán ser confundidas porque representan,
de hecho, dos dinámicas distintas. Podría incluso afirmarse que hemos tenido
éxito en lo que respecta al nivel cultural que en los niveles económico y político.

El concepto mismo de "*América Latina"' no tuvo su origen en el subcontinente.


Fue acuñado por un apologista francés de la corte de Napoleón III, quien vio en
"La Latinité" un argumento ideológico apropiado para contrarrestar el
expansionismo anglo-americano en el continente, favoreciendo a la vez sus
propias intenciones imperialistas.

En un principio, nuestros intelectuales liberales no aceptaron de buena gana


esta "latinidad' de inspiración francesa; muchos de ellos.

https://www.jstor.org/stable/40419901

Podemos preguntarnos ahora si existe una cultura latinoamericana dentro de lo que hoy son
tantos pueblos como el cubano, argentino, mexicano, nicaragüense, brasileño, etc. ¿Existen
rasgos comunes que nos den una identidad que pueda convivir con la identidad particular de
los distintos grupos, comunidades y naciones? Y añadimos una segunda pregunta
fundamental: ¿Puede la cultura convertirse en un eje fundamental del proyecto de proyecto
de integración latinoamericano?

¿Cómo definir la identidad y la cultura en nuestra región? Estos son los rasgos comunes que
nos heredan en una mezcla de lo indígena, lo español y la negritud. Y todo se expresa en la
lengua común lengua del español y del portugués. Es cierto que hay características muy
diferentes en cada región y nación, pero la identidad se puede sentir tanto por lo que decimos
desde dentro como por la forma en que los de fuera nos reconocen. Hablamos de una
identidad que proviene de un tronco común como fue el ser todos propiedad de España y
Portugal y que se sigue manifestando en rasgos generales a pesar de la diferencia entre las
naciones independientes. Y esta base común es la que puede recoger el concepto de cultura
para un proyecto autonómico.
Si las lenguas europeas se exportaron al mundo entero durante la gran expansión de Europa
entre los siglos XVI y XIX, en el XX las grandes migraciones causadas por las guerras, la
represión política y el subdesarrollo económico, están trasladando las lenguas de las ex-
colonias europeas a los países metropolitanos. De modo que a la ya de por sí considerable
diversidad idiomática nativa, debe agregarse ahora la proveniente del traslado de lenguas
resultante de las grandes migraciones del siglo XX. Cabe hacer notar que en Argentina,
Uruguay, Canadá y los EE. UU. la población nativa prácticamente ha desaparecido, y la mayoría
de su población es de origen extranjero, principalmente europeo. También existe una cada vez
más considerable presencia de comunidades asiáticas en varios países de Sudamérica. Algo
similar ocurre en los países ibéricos, donde la población migrante de países africanos es cada
vez más significativa. Sin embargo, aquí me ocuparé solamente de la problemática de las
poblaciones nativas, aunque mucho de lo que aquí se dice vale también para las poblaciones
inmigradas, especialmente si se encuentran estigmatizadas. La diversidad lingüística nativa en
Latinoamérica es de naturaleza distinta a la existente en la Península Ibérica. En tanto en ella el
número de lenguas distintas es más bien reducido (catalán, vasco, aranés, castellano, gallego y
portugués, más algunas variantes de estas lenguas), están cercanamente emparentadas (todas
descienden del latín) con excepción del vasco, el número de hablantes de la mayoría de ellas
se cuenta en millones (excepto el aranés) y son poblaciones mayoritariamente urbanas, con
índices elevados de alfabetización y bilingüismo. En cambio, en Latinoamérica las lenguas
nativas se cuentan por cientos, repartidas en numerosos troncos y familias lingüísticas sin
relación genética entre sí o con un parentesco muy lejano, la mayoría de las comunidades de
lenguas amerindias son usualmente pequeñas (entre 500 y 50.000 hablantes), muy pocas
lenguas rebasan el millón de hablantes (maya, náhuatl, quiché, quechua, aimara), y se asientan
mayoritariamente en poblaciones rurales dispersas, con índices de bilingüismo muy variables y
muy bajos índices de alfabetización. https://red.pucp.edu.pe/ridei/files/2012/05/120520.pdf

http://ridaa.es/ridaa/index.php/ridaa/article/viewFile/71/70

https://books.google.es/books?
hl=es&lr=&id=ySx0533kneoC&oi=fnd&pg=PA96&dq=idioma+espa
%C3%B1ol+en+la+unidad+cultural+de+los+pueblos+latinoamericanos.&ots=mZ2u758qEK&sig=
hjd8C0J8bNJCVXYDvukJ6t3Ln0c#v=onepage&q&f=false

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