Los catecismos políticos surgieron durante la Revolución de Occidente para difundir las nuevas ideas de la democracia y la libertad entre los sectores populares. Usaban preguntas y respuestas como método de enseñanza. En la época de la independencia de Hispanoamérica, se publicaron varios catecismos políticos para explicar la Constitución de Cádiz de 1812 o apoyar los nuevos estados independientes, aunque fueron prohibidos por el gobierno español. Los realistas también usaron catecismos
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Los catecismos políticos surgieron durante la Revolución de Occidente para difundir las nuevas ideas de la democracia y la libertad entre los sectores populares. Usaban preguntas y respuestas como método de enseñanza. En la época de la independencia de Hispanoamérica, se publicaron varios catecismos políticos para explicar la Constitución de Cádiz de 1812 o apoyar los nuevos estados independientes, aunque fueron prohibidos por el gobierno español. Los realistas también usaron catecismos
Los catecismos políticos surgieron durante la Revolución de Occidente para difundir las nuevas ideas de la democracia y la libertad entre los sectores populares. Usaban preguntas y respuestas como método de enseñanza. En la época de la independencia de Hispanoamérica, se publicaron varios catecismos políticos para explicar la Constitución de Cádiz de 1812 o apoyar los nuevos estados independientes, aunque fueron prohibidos por el gobierno español. Los realistas también usaron catecismos
Los catecismos políticos surgieron durante la Revolución de Occidente para difundir las nuevas ideas de la democracia y la libertad entre los sectores populares. Usaban preguntas y respuestas como método de enseñanza. En la época de la independencia de Hispanoamérica, se publicaron varios catecismos políticos para explicar la Constitución de Cádiz de 1812 o apoyar los nuevos estados independientes, aunque fueron prohibidos por el gobierno español. Los realistas también usaron catecismos
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ANEXO 2.
Catecismos Políticos en la Independencia. Un recurso de la enseñanza
religiosa al servicio de la libertad. Javier Ocampo López, Fuente: Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 85, enero de 1997
Uno de los problemas que afrontaron las generaciones en los orígenes
de Colombia e Hispanoamérica para conformar y consolidar una nueva mentalidad colectiva con las ideas y los planteamientos revolucionarios de la modernidad, democracia, libertad, independencia, igualdad, justicia social y fraternidad, fue la educación popular y, en especial, la divulgación de doctrinas políticas y constitucionales, para su comprensión sencilla y directa por las gentes de los pueblos y aldeas, y por los niños y jóvenes de las escuelas y colegios.
El método catequístico de preguntas y respuestas fue utilizado como
una técnica de instrucción popular, sencilla y práctica, para transmitir enseñanza a los alumnos. Consiste en la organización de temas, capítulos y partes en forma de preguntas, con sus respectivas respuestas. La palabra catecismo viene de la voz griega kathejismós, que significa "repetición de viva voz".
Catecismos cristianos
Los catecismos religiosos aparecieron por primera vez en el siglo VIII,
en la época de Carlomagno, en forma de "compendio histórico", que parte de la creación del mundo y culmina con la explicación de las oraciones más populares del cristianismo: el padrenuestro y el credo. En el siglo IX apareció el Catecismo cristiano del monje Ottiried, y posteriormente el Concilio de Tortosa, en 1429, ordenó la elaboración del primer catecismo para niños. La instrucción popular con el método catequístico para la enseñanza de la religión católica fue recomendada por el Concilio de Trento en 1546, cuando se propuso como modelo el Catecismo romano en lengua latina y vulgar. Dicho catecismo fue redactado por San Carlos Borromeo y una comisión de teólogos, y recomendado para todos los sacerdotes, por su precisión en las enseñanzas teológicas, filosóficas y religiosas.
En el siglo XVI aparecieron dos catecismos cristianos que tuvieron gran
influencia en España e Hispanoamérica: La Cartilla de la doctrina cristiana, del padre Jerónimo Martínez de Ripalda, impresa en 1591, y la Doctrina cristiana del padre jesuita Gaspar Astete, publicada en el año 1599, la obra que más se ha editado en el mundo, llegando a más de seiscientas ediciones. El Catecismo Astete -muy conocido por los colombianos hasta mediados del siglo XX, como la Urbanidad de Carreño y la Historia de Henao y Arrubla-, se caracterizó por la síntesis de preguntas y respuestas, siguiendo un plan: el saber (Fe), el hacer (Mandamiento), el orar (Oración) y el recibir (Sacramento). El catecismo más antiguo de América fue publicado en México en l539, por mandato del primer obispo, fray Juan de Zumárraga, y lleva como título Breve y más compendiosa doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana, que contiene las cosas más necesarias de nuestra Santa Fe Católica para aprovechamiento de estos indios naturales y salvación de sus almas. Fray Pedro de Gante publicó su célebre Doctrina cristiana en lengua mexicana, publicada en Ambares y reimpresa en 1553. También se redactó el llamado Catecismo mínimo para los rudos o catecismo sinodal. En 1683 apareció el llamado Catecismo histórico, del sacerdote francés Claude Fleury, en el cual se mezclan preguntas y respuestas de Historia sagrada con dogmas de religión. Posteriormente se redactaron en el siglo XVIII varios catecismos cristianos, con preguntas y respuestas para ser aprendidas de memoria; señalamos el Catecismo de Estado escrito por el clérigo español Joaquín Lorenzo Villanueva; y el llamado Catecismo de moral, del mismo autor, reeditado en Lima 1825, en Tunja en 1827 y en Bogotá en 1845.
Los catecismos políticos
Surgidos con la Revolución de Occidente en el siglo comprendido entre
1750 y 1850, su objetivo fue la difusión de las nuevas ideas del demoliberalismo, las libertades, la democracia, la justicia social, la igualdad entre todos los hombres y la fraternidad de todos los pueblos del mundo. Se utilizó el método catequístico para enseñar las nuevas doctrinas políticas a los sectores populares. Algunos catecismos se publicaron para explicar determinadas ideas de los filósofos de la Ilustración. Uno de ellos fue el Catecismo de filósofos o Sistema de la felicidad, que se publicó en Madrid en 1788. Otros se publicaron para la defensa del derecho divino de los monarcas, como fue el caso del llamado Catecismo regio.
En los años de la revolución de Independencia aparecieron varios
catecismos políticos en España e Hispanoamérica. Algunos se preocuparon por divulgar la Constitución de Cádiz de 1812 y las bases de la monarquía constitucional; otros se interesaron por presentar las bases de la independencia y las nuevas formas de gobierno, y otros más intentaron señalar el apoyo de la Iglesia católica a los nuevos Estados Nacionales. Con motivo de las Cortes de Cádiz de 1812 y de la promulgación de la Constitución, con el cambio de sistema de gobierno en España hacia una monarquía constitucional, aparecieron numerosos folletos, hojas volantes, periódicos, discursos, sermones y catecismos relacionados con las ideas, opiniones y actitudes de los españoles ante la nueva situación. Uno de ellos fue el Catecismo político, arreglado a la Constitución de la monarquía española para ilustración del pueblo, instrucciones de la juventud y uso de las escuelas de primeras letras, de un autor identificado como D.J.C. y publicado en Palma, por la imprenta de Miguel Domingo, en 1812. Este catecismo político sirvió de modelo para otros que se publicaron en las colonias americanas: en Guatemala fue reimpreso en la Imprenta Arévalo en 1813 y en Valencia en la Imprenta de Domingo Mompié en 1820.
Tales catecismos políticos y constitucionalistas fueron prohibidos por el
gobierno español. Una circular enviada a los arzobispos u obispos el 8 de junio de 1814 mandó recoger los catecismos y folletos políticos en cada una de las jurisdicciones eclesiásticas. En cumplimiento de esta orden, como lo informó el historiador venezolano Aureo Yepes Castillo, los prelados enviaron los siguientes impresos: Catecismo político de D.J.C.; Catecismo patriótico o breve exposición de las obligaciones naturales, civiles y religiosas de un buen español, compuesto por un párroco del Arzobispado de Toledo, publicado en Madrid en la Imprenta de Ibarra en 1813; Lecciones políticas para el uso de la juventud española, impreso en 1813; Catecismo político español constitucional, escrito por un señor Reinoso y publicado en Málaga en 1814; y el Catecismo político compuesto por un magistrado para la educación de su hijo, y dado a luz por el ayuntamiento de Antequera para uso de sus escuelas, impreso en 1814. Ante el conocimiento de estos catecismos políticos, la Corona española envió una nueva circular a todos los lugares de su dominio, el 22 de marzo de 1816, en la cual expresa su preocupación por la difusión de catecismos políticos, religiosos y otros semejantes que se estaban generalizando en las escuelas de primeras letras de España y de sus provincias de Ultramar; prohibió su lectura y enseñanza en las escuelas y pueblos y ordenó recoger todos los ejemplares. Se consideró que las doctrinas que contenían dichos folletos eran subversivas, sediciosas, destructoras del orden público y diseminadoras de errores teológicos.
Otros catecismos políticos fueron publicados en España y conocidos en
Hispanoamérica, entre ellos, el Catecismo político sentencioso, o doctrina del buen ciudadano, amante de la religión y de su patria, publicado en Madrid en 1814, y el Nuevo vocabulario filosófico y democrático indispensable para todos los que deseen entender la nueva lengua revolucionaria, publicado en Madrid el 9 de febrero de 1816.
El catecismo regio
Surgió en España y se difundió en Hispanoamérica para defender las
ideas del Fidelismo Absolutista, o lealtad a la monarquía española. Esta cartilla real se presentó en forma sencilla, con preguntas y respuestas sobre la sacralidad del rey, los caracteres de la autoridad real, los deberes del súbdito para con su monarca y la obediencia incondicional a los gobernantes.
(.......)
Según los realistas o monarquistas, la Corona española es portadora
del orden, la estabilidad y la paz hispana para todos los pueblos ligados a la metrópoli. La monarquía, de origen divino, se presenta como la mantenedora de un «orden ideal» en las relaciones de la sociedad, en donde las ideas, instituciones e individuos presentan una coherencia lógica en sus mutuas relaciones. Es necesario el orden en la sociedad: un orden político alrededor de la monarquía, un orden familiar, a través del fortalecimiento de la familia cristiana, y un orden social, económico, religioso y cultural.
Otro catecismo monarquista que tuvo influencia en España y en sus
colonias americanas fue el Catecismo de Estado, de Joaquín Lorenzo Villanueva, que tuvo varias reimpresiones americanas, principalmente en Lima, Santafé, Tunja y Caracas. Aparece también con el título de Catecismo de moral. Defiende la unión indisoluble entre Iglesia y Monarquía. Transmite la doctrina del origen divino de los reyes y se opone a las doctrinas populistas y tiranicidas, encabezadas por el padre Francisco Suárez. Defiende el principio de la desigualdad en la sociedad, la subordinación de los súbditos a la autoridad del rey y el amor del pueblo a su monarca. Defiende la tiranía, pues en ella se conserva el bien del Estado y «es menor mal que la anarquía». Niega todo tipo de pacto social, que se considera contrario a la religión, y defiende también el sistema colonial en América.
Catecismos políticos de la Independencia
En el año de 1810 se realizaron movimientos políticos revolucionarios
en la mayor parte de las colonias en América, en contra de las autoridades peninsulares que representaban a Femando VII. Es la Revolución política de 1810, de carácter autonomista, que se realizó en Santafé, Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile y México. Cuando en los años siguientes el movimiento revolucionario se radicalizó, los patriotas hispanoamericanos declararon la independencia absoluta y la ruptura total con el Imperio español. Para explicar la revolución, sus causas e instituciones de acuerdo con el nuevo Estado Nacional, circularon algunos catecismos políticos con destino a las escuelas y al pueblo en general. Estos catecismos, escritos en la tradicional forma dialogada, explicaron las ideas de la libertad, los derechos del hombre, las diversas formas de gobierno y las instituciones políticas adaptadas a la nueva situación.
Entre los catecismos patriotas más destacados señalamos el que se
conoció en Nueva Granada con el nombre de Catecismo o Instrucción popular, del padre Juan Fernández de Sotomayor, escrito en Cartagena de Indias en 1814. Este catecismo revolucionario refuta los derechos o títulos de España sobre América, siguiendo las tesis del padre Francisco de Vitoria; critica la conquista hispánica de América, pues manifiesta el derecho de la fuerza contra el débil; considera que la propagación del cristianismo tampoco da derecho al dominio español y, en síntesis, justifica la independencia y los derechos humanos.
Fernández (1777-1849), natural de Cartagena, se destacó en la Nueva
Granada como uno de los clérigos más revolucionarios y es considerado ahora como precursor e ideólogo de la Independencia en la Costa. Cuando ocupó el curato de Mompós, estimuló al pueblo a declarar la independencia absoluta de la villa, el 6 de agosto de 1810, antes que otros pueblos de América. Su catecismo fue proscrito por la Inquisición de Cartagena, lo cual, con sus actuaciones revolucionarias, le obligaron a ocultarse durante la reconquista española. Después del triunfo de Boyacá, asistió como representante al Congreso de la Gran Colombia entre los años 1823 y 1826, y más tarde fue nombrado obispo de Cartagena (1834), diócesis que gobernó hasta su muerte en 1849.
El Catecismo, en su lección primera, ya rechaza de plano los fundamentos de
la dependencia de la metrópoli:
“P. ¿De quién dependía la América antes de la revolución de España? R.
De sus reyes. P. Esta sumisión o dependencia, ¿tenía algún fundamento en la justicia? R. Ninguno tuvo en su principio. P. ¿Qué títulos se han alegado para mantener esta dependencia? R. Tres, a saber: la donación del Papa, la conquista y la propagación de la religión cristiana".
Algunos planteamientos sobre los títulos legítimos aducidos por España
para su dominio en América ya habían sido cuestionados desde el siglo XVI por grandes teólogos españoles, entre ellos fray Antonio de Montesinos, fray Bartolomé de Las Casas y el padre Francisco de Vitoria en sus conocidas «relecciones»: Del Estado, De los indios y Del derecho de guerra. Las tesis de Vitoria influyeron considerablemente en los criollos que defendieron y justificaron la independencia, y surgen del principio general de que los indios, antes de la llegada de los españoles, eran legítimos señores de sus cosas públicas y privadas. Vitoria rechazó la donación papal, la autoridad universal del emperador español y el derecho de hallazgo o descubrimiento, y otros. Además, encontramos en el catecismo ideas relacionadas con la autoridad y la soberanía popular. Ante el vacío de poder en España con la caída de la monarquía, el pueblo hispanoamericano subyugado reasume su soberanía y se emancipa de España.
Así, el cura cartagenero justifica la independencia y considera que la guerra
contra España es justa y santa, "pues desde que fuimos declarados independientes entramos en el goce de los derechos del hombre libre y, como tales, hemos podido formar una sociedad nueva y colocamos en el rango y número de las demás naciones".
La nueva filosofía de la educación planteó la necesidad de formar
ciudadanos libres en Estados democráticos y necesitados de unidad en sus respectivas naciones, entendidas éstas como conjunto de ciudadanos que viven en un espacio vital determinado y con factores comunes de unidad: raza, lengua, religión, costumbres, tradiciones, sistemas de creencias que imprimen una meta para llegar a una conciencia de unidad. La educación oficial para el bienestar de las mayorías se consideró indispensable para fomentar esa unidad y para la cohesión natural de los hombres que tienen un pasado común y la formación de ciudadanos conocedores de sus derechos y obligaciones.
Entre los catecismos compuestos para la difusión de las instituciones
republicanas, merecen destacarse: el Catecismo político de José Grau, publicado en 1822 y destinado a las escuelas de primeras letras del departamento del Orinoco, en la Gran Colombia; el Manual del colombiano, de Tomás Lander, publicado en 1825; Máximas republicanas, noticias sobre la geografía política de Colombia, proporcionadas para la primera enseñanza, publicado en Nueva York en 1827; el Catecismo del sentido común, escrito en Popayán en 1832; en años posteriores: El catecismo republicano de Cerbeleón Pinzón y el Catecismo del verdadero republicano de Guillermo Michelena. En México se editó el Catecismo de la independencia de Ludovico Lato Monte (Luis de Mendizábal), 1821; en Chile, el Catecismo político cristiano, firmado por un Don José Amor de la Patria (1811); y en Argentina el Despertador patriótico, cristiano y político, dedicado a los Gauchos, y el Catecismo público para la instrucción de los neófitos...; también de 1811.
El hombre debe ganar el pan con el sudor de su rostro, y pagar a la patria
con sus trabajosos bienes que le proporciona. El ciudadano libre y virtuoso es siempre sincero y jamás engaña, da apoyo y consuelo al inocente y es el terror de los malvados. Un verdadero republicano se impone a sí mismo la obligación de partir sus bienes con los hermanos indigentes. Los ciudadanos virtuosos aborrecen el libertinaje, conducto impuro de todos los vicios; siempre están unidos como hermanos y amigos, y no conocen la envidia».
El Manual del Colombiano, de Tomás Lander, expone en forma de
pensamientos sintéticos sus ideas sobre los derechos humanos, la libertad, la igualdad, la propiedad, la seguridad, la justicia, la soberanía nacional, el gobierno, las leyes y otros.
El catecismo político del licenciado Grau, arreglado a la Constitución de
1821, explica la división territorial de Colombia en tres departamentos y 34 provincias y las instituciones políticas que surgieron de esa Constitución. Así, por ejemplo:
"P: ¿Qué es Constitución? R: Una colección ordenada de las
leyes fundamentales o políticas de una nación. P: ¿Qué se entiende por leyes fundamentales? R: Las que establecen la forma de gobierno, es decir, las que fijan las condiciones con que unos han de mandar y otros de obedecer. P: ¿Quién tiene facultad para hacer estas leyes? R: La nación por sí, o por medio de sus representantes. P: ¿Tenemos nosotros Constitución? R: Sí, formada y sancionada en el Primer Congreso General de la República de Colombia el día treinta de agosto del año de mil ochocientos veintiuno, undécimo de la Independencia, en la Villa del Rosario de Cúcuta".