Supremacia Constitucional Cuadernillo de Jurisprudencia
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I. INTRODUCCIÓN.
CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
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No vamos a avanzar más con relación al tema del presupuesto de validez de la norma
fundamental para Kelsen pues excede el motivo de este trabajo.
4
Kelsen, Hans, Teoría General del Derecho y del Estado, México, Imprenta Universitaria,
1949. P. 114 y cc.
5
Podemos agregar también que Kelsen propone un salto desde el concepto de Constitución
jurídicopositivo, que es la norma jurídica positiva suprema, al concepto de Constitución
lógicojurídica que, siendo la norma fundamental hipotética no positiva, es aquella que
instituye un órgano creador del derecho no determinado por ninguna norma superior de
derecho positivo.
6
“La norma fundamental de un orden jurídico es la regla suprema de acuerdo con la cual
los preceptos de tal orden son establecidos y anulados, es decir, adquieren y pierden su
validez”; “es la regla básica de acuerdo con la cual las diversas normas del propio orden
tienen que ser creadas”. Kelsen, Hans, Teoría General del Derecho y del Estado, México,
Imprenta Universitaria, 1949. P. 117 y cc.
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Duverger, Maurice, Instituciones Políticas y Derecho Constitucional, 6ª edición española,
3ª reimpresión, Barcelona, Ariel, 1984, p. 175.
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Esta manifestación no resulta uniforme. Manili sostiene que el principio de supremacía
constitucional “ha sido extraído por la doctrina de las normas constitucionales que
establecen su superioridad jerárquica respecto de las leyes (art. 28), respecto de los tratados
(art. 27) y respecto del derecho local (art. 31). La Constitución textual en ninguna de sus
normas establece dicho principio con carácter absoluto ni dogmático, es simplemente una
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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
del tratado internacional en los términos del citado art. 27” (la negrita nos
pertenece).21
Otro caso para destacar por haber sido dictado con anterioridad a la
reforma constitucional del año 1994 y que transita el mismo camino que
“Ekmekdjian, Miguel Ángel c. Sofovich, Gerardo y otro” es el Fallo
“Fibraca Constructora S.C.A. c/ Comisión Técnica Mixta de Salto
Grande”22 del año 1993. En él la Corte sostuvo que: “La necesaria
aplicación de este artículo (el art. 27 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados) impone a los órganos del Estado Argentino -una
vez asegurados los principios de derecho público constitucionales- asignar
primacía a los tratados ante un eventual conflicto con cualquier norma
interna contraria”.
21
En esta cuestión agregó que, “en el mismo orden de ideas, debe tenerse presente que
cuando la Nación ratifica un tratado que firmó con otro Estado, se obliga
internacionalmente a que sus órganos administrativos y jurisdiccionales lo apliquen a los
supuestos que ese tratado contemple, siempre que contenga descripciones lo
suficientemente concretas de tales supuestos de hechos que hagan posible su aplicación
inmediata. Una norma es operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad en la
que puede operar inmediatamente, sin necesidad de instituciones que deba establecer el
Congreso”.
22
“Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Fibraca Constructor SCA v.
Comisión Técnica Mixta de Salto Grande”, Fallos 316:1669.
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Considerando 4º.
24
Fallos 312:626.
25
Fallos 316:2624.
26
Fallos 317:1282.
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Con respecto al tema de la supremacía constitucional y el derecho interno, y en contra de
lo que sostenemos, Bidart Campos se ha interrogado: “¿Se ha extraviado o dejado de existir
la supremacía de la constitución? Más bien cabría sostener que hay un reacomodamiento de
la misma… Por eso, en el retoque de “aggiornamiento” que hacemos hoy a la doctrina de la
supremacía de la constitución, decimos que esa doctrina subsiste y que la constitución sigue
siendo suprema en cuanto siempre es fuente primaria y fundante del orden jurídico estatal y
decide su prelación, aunque ella misma –al establecer la gradación jerárquica de ese orden-
cede acaso el primer nivel al derecho internacional o al derecho de integración. Lo que no
podemos omitir es el siguiente punto de vista personal: teniendo presente que en el derecho
internacional hay un principio básico que es el de su prelación sobre el derecho interno,
juzgamos incoherente que el estado que da recepción al derecho internacional en su
ordenamiento interno lo coloque por debajo de la constitución y no por encima –o, al
menos, a su mismo nivel-. En efecto, parece elemental decir que si el Estado consiente el
ingreso del derecho internacional, es de muy escasa congruencia que no lo haga aceptando
aquel principio de su primacía sobre el derecho interno”, Bidart Campos, Germán, op. cit.,
p. 340.
28
¿Podría haberlo hecho? Es una pregunta difícil de responder. En principio creemos que
no. El limitante interpuesto en la etapa de iniciativa por el Congreso en el dictado de la
declaración de necesidad de reforma (Ley N° 24.309) en cuanto a la imposibilidad de
reformar los primeros artículos de la Constitución (art. 7 de la mencionada Ley), no hubiera
permitido la modificación del artículo 31 y, por lo tanto, la supervivencia del artículo en
cuestión habría determinado que cualquier solución que se hubiera intentado en ese camino
no hubiese sido lo suficientemente determinante.
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Son: La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Declaración
Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional
de Derechos civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, la Convención sobre la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, la convención contra
la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, la Convención sobre
los Derechos del Niño.
30
Hasta el momento adquirieron jerarquía constitucional por este mecanismo la
Convención Interamericana sobre Desaparición de Personas en el año 1997 y la
Convención sobre Imprescriptibilidad de Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa
Humanidad en 2003.
31
Bidart Campos, Germán, Manual de la Constitución Reformada, t. 1, Buenos Aires,
Ediar, 2001, p. 347.
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32
Bidart Campos, Germán, Manual de la Constitución Reformada, t. 1, Buenos Aires,
Ediar, 2001, p. 347.
33
García de Enterría, Eduardo, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional,
Madrid, Civitas, 1994, p. 123.
34
García de Enterría, Eduardo, op. cit., p. 95.
35
Conf. "Monges, Analía c. Universidad de Buenos Aires", CS (1996); "Chocobar, Sixto"
Fallos 321:885 (1998), y "Petric" Fallos 321:885 (1998), LA LEY, 1997-C, 143; 1998-C,
284; 1998-D, 335; 1998-F, 58; DJ, 1998-2-377; LLC, 1998-911.
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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
II. FALLOS.
1.a. Fallo.
La apelante en aquella instancia, fundó sus agravios en la violación a las garantías del
debido proceso y la defensa en juicio (art. 18, Constitución Nacional) en que había
incurrido el Tribunal Oral en lo Criminal, al no observar las formas sustanciales del juicio
relativas a la acusación, defensa y sentencia, lesionando, además, las disposiciones
concernientes a la insistencia y representación del imputado (art. 167. Incs. 2º y 3º, Cód.
Procesal Penal de la Nación). Defectos que, a su criterio, conllevan la nulidad de la
sentencia y que consideró enmarcados de las previsiones de los dos incisos del art. 456 de
Código adjetivo para la habilitación de la vía casatoria.
En cuanto a la procedencia formal de aquel recurso, sostuvo que el limite establecido en el
inc. 2º del art. 459 del Cód. Procesal Penal, no resulta aplicable en situaciones en las que,
como en el caso, se encuentra gravemente afectada a la garantía de defensa en juicio y
donde se han conculcado principios básicos del debido proceso referidos a la necesaria
intervención del acusador y la defensa.
Subsidiariamente, planteó la inconstitucionalidad de la referida norma procesal, ya que, a
su criterio, el limite que establece lesiona el principio de igualdad ante la ley (art. 16,
Constitución Nacional), argumentando a este respecto que un condenado a 7 meses de
prisión por un delito correccional puede recurrir en casación, en tanto que a otro condenado
a igual pena por un tribunal en lo criminal, le está vedado acceder a aquella vía recursiva.
Sostuvo, por último, que el limite del art, 459, inc. 2º del Cód. adjetivo, restringe la plena
vigencia de las normas constitucionales que hacen a la garantía del debido proceso y a la
defensa en juicio (art 18, Constitución Nacional), al impedir la Cámara Nacional de
Casación Penal examinar cuestiones que afectan derechos de raigambre constitucional por
razones de montos de penas, máxime cuando el art. 8, inc. 2º, apart. H) del Pacto de San
José de Costa Rica, garantiza a todo imputado al derecho de recurrir ampliamente el fallo
ante un tribunal superior.
II. La Cámara Nacional de Casación Penal resolvió, con fecha 22 de septiembre de 1993,
rechazar el planteo de inconstitucionalidad del art. 459, inc 2º del Cód. Procesal Penal de la
Nación y declaró inadmisible el recurso de casación que fuera concebido por el tribunal
Oral en lo Criminal Nº 6.
Contra dicho pronunciamiento el Defensor Oficial ante la Cámara de Casación, interpuso
recurso extraordinario, cuya denegatoria dio origen a la articulación de esta queja.
Sustancialmente, la cuestión se presenta análoga a la planteada en la causa "Martini, Simón
A. s/ robo y atentado a la autoridad" (M. 820, XXIV) en la que tuve oportunidad de
dictaminar con fecha 1 de febrero del corriente año, y donde propicié la declaración de
inconstitucionalidad del art. 459, inc. 2 del Cód. de Proced. en Materia Penal, en cuanto
limita la posibilidad de recurrir en casación de la sentencia del tribunal oral en lo criminal,
que impone una pena inferior a los 3 años de prisión; a lo que debo añadir que, en dicho
dictamen, fueron tenidos en cuenta los argumentos esgrimidos por la Cámara Nacional de
Casación Penal en la sentencia que aquí se recurre.
Ello así, corresponde, en honor a la brevedad que me remita, en lo pertinente, a los
fundamentos de aquel dictamen, evitando incurrir en inneceserarias repeticiones.
III. Por lo expuesto, opino que V.E. debe hacer lugar a la queja revocando la sentencia
apelada y que, en consecuencia, corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 459,
inc. 2º del Código de Procedimiento en materia penal, a fin de que la Cámara Nacional de
Casación Penal trate los agravios respectivos de acuerdo con lo expuesto.
Marzo 20 de 1995 .- ANGEL N. AGÜERO ITURBE.
Considerando:
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Sostuvo, en cuanto al fondo del litigio, que la sentencia del tribunal oral
violaba la garantía de la defensa en juicio. Consideró, además, a fin de
fundar la admisibilidad del mencionado recurso, que era inconstitucional el
limite impuesto por el art. 459, inc. 2º del Cód. Procesal Penal de la
Nación41, por contrariar lo dispuesto en el art. 8º inc. 2º, apart. h) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, que otorga a todas
persona inculpada de delito el derecho "...de recurrir del fallo ante el juez o
tribunal superior".
4. Que el a quo sostuvo que: "Por virtud de los limites objetivos fijados en
los arts. 458 a 462 del Cód. Procesal Penal no hay posibilidad de recursos de
casación ni inconstitucionalidad... y la causa ha fenecido en instancia única,
por lo que su sentencia es final y contra ella cabe el recurso extraordinario
de apelación".
41
Este inciso señala que solo podrán recurrirse las sentencias del tribunal en lo criminal que
condenen a más de tres años de prisión.
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9. Que, asimismo, las reformas introducidas por las leyes 23.984 y 24.050
respecto de los distintos órganos judiciales que conforman los "tribunales
inferiores de la Justicia nacional (art. 75.inc.20, Ley Fundamental).
incluyeron la creación de la Cámara Nacional de Casación Penal.
10. Que lo expuesto determina que la forma más adecuada para asegurar la
garantía de la doble instancia en materia penal prevista en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (art. 8°, inc. 2°, apart. H), es declarar
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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
13. Que síguese de lo expresado, que la solución que aquí se adopta permite,
desde el punto de vista de las garantías del proceso penal, cumplir
acabadamente los compromisos asumidos en materia de derechos humanos
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2.a. Fallo.
Por su parte la ley 24.390, que se autodefine como reglamentaria del art. 7°,
inc. 5° de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 9°)
determina un plazo fijo de dos años, con una prórroga de un año y otra de
seis meses para los procesados que habiendo cumplido aquel lapso de
detención en prisión preventiva no hubiesen sido juzgados en forma
definitiva (arts. 1° y 2°). Además dispone que transcurrido el plazo
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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
Concluyó expresando que "si bien cuatro años no sería un plazo razonable,
en el presente caso por las circunstancias propias del mismo y por la
complejidad de las causas envueltas en su desarrollo, ello no constituiría un
retardo injustificado en la administración de justicia" (el Ministerio Público
había solicitado la pena de reclusión perpetua, accesorias legales y costas).
11. Que en tales condiciones, cabe tener presente que el espíritu que
determinó la sanción de la ley 24.390 y el fin último por ella perseguido,
surge del debate parlamentario, el que puede sintetizarse en la necesidad de
resolver la situación de los detenidos en prisión preventiva sin haber sido
juzgados, los cuales, no obstante gozar de la presunción de inocencia por no
haber sido condenados, continúan detenidos sin sentencia definitiva, más
allá de lo que la Convención Americana sobre Derechos Humanos
denomina "plazo razonable de detención". En relación a este último
concepto, en la Cámara de Senadores se expresó que "el origen de la
razonabilidad de este plazo de dos años debe buscarse en el antiguo Código
de Procedimientos en lo Criminal, que establecía que la instrucción debía
durar dos años".
12. Que si bien la ley 24.390 fija plazos para la procedencia de la libertad
caucionada, de ello no se deriva que vulnere lo establecido por el art. 7°,
inc. 5°, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, puesto que
la comisión no prohíbe que cada Estado Parte establezca plazos de duración
de la detención sin juzgamiento, lo que no admite es la aplicación de
aquéllos en forma automática sin valorar otras circunstancias. Así, en el
informe del caso 10.037 de la República Argentina la comisión expresó que
"...el Estado Parte no está obligado (por la convención) a fijar un plazo
válido para todos los casos con independencia de sus circunstancias ...
quedando el concepto de plazo razonable sujeto a la apreciación de la
gravedad de la infracción, en cuanto a los efectos de establecer si la
detención ha dejado de ser razonable".
A ello corresponde agregar que la ley 24.390 no ha derogado las normas que
rigen el instituto de la excarcelación, razón por la cual las disposiciones de
aquélla deben ser interpretadas a la luz de las normas respectivas del Código
de Procedimientos en Materia Penal y del Código Procesal Penal.
13. Que bajo los presupuestos enunciados, este tribunal considera que la
validez del art. 1° de la ley 24.390 se halla supeditada a la circunstancia de
que los plazos fijados en aquella norma no resulten de aplicación automática
por el mero transcurso de los plazos fijados, sino que han de ser valorados
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en relación a las pautas establecidas en los arts. 380 y 319 del Cód. de
Procedimiento en Materia Penal y Cód. Procesal Penal, respectivamente, a
los efectos de establecer si la detención ha dejado de ser razonable.
15. Que por los argumentos expuestos, en el caso sometido a estudio del
tribunal, el examen de las condiciones personales del procesado, la gravedad
de los hechos que se le imputan, la condena anterior que registra --que
eventualmente ha de ser unificada con la que pueda resultar en la presente--
así como la pena solicitada por el fiscal, hacen presumir que en caso de
obtener la libertad intentará burlar la acción de la justicia, razón por la cual
debe revocarse la resolución impugnada, puesto que la interpretación
efectuada por el a quo del art. 1° de la ley 24.390 ha sido incompatible con
la jurisprudencia elaborada por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y la establecida por esta Corte en la causa "Firmenich" (Fallos:
310:1476).
3.a. Fallo.
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4. Que ello es así, pues la reducción del monto de los honorarios fijados por
este Tribunal a favor de los profesionales intervinientes sin darles siquiera la
posibilidad de resistir una eventual petición del interesado en tal sentido
-que en su caso debiera formularse, como es obvio, en el marco de la
ejecución de la decisión de esta Corte- vulneraría elementales garantías
constitucionales de los así afectados. Ello, por cuanto los profesionales
beneficiarios de esos derechos creditorios no han sido parte en el
procedimiento desarrollado ante la instancia internacional. Por lo demás no
corresponde sustanciar el pedido en estudio fuera de una causa judicial,
confundiendo de este modo la intervención que a la Corte en todo caso
podría corresponderle en orden al gobierno del Poder Judicial de la Nación,
con la que resulta de su competencia originaria en materia judicial.
Que en las circunstancias del caso, esta Corte carece de atribuciones para
modificar pronunciamientos jurisdiccionales amparados por el atributo de
cosa juzgada, por lo que el Poder Ejecutivo de la Nación deberá adoptar las
medidas que, en ámbito de sus competencias, considere apropiadas, o -en
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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
Que dicho mandato constitucional tiene una connotación que debe ser
entendida en el sentido más amplio del valor justicia, es decir, como
comprensivo de la justicia conmutativa, distributiva y aun social, así como
de consecuencias lógicas de lo anterior, tales como la garantía de la creación
de un órgano judicial imparcial e independiente que se ocupe de administrar
justicia y de la facultad irrestricta de los individuos de recurrir a ella en base
a un plexo normativo que le brinde suficiente apoyatura.
Que el medio más propicio para asegurar que el servicio de justicia sea
irrestricto para toda y cualquier persona sólo se logra mediante su gratuidad,
cuando menos desde el acceso a él y hasta que el derecho sea decidido; es
decir, hasta el momento en que los jueces se expidan definitivamente en la
causa, dando a cada uno lo suyo. En tal sentido, el principio del acceso a la
jurisdicción sin pago previo alguno, tiene raigambre constitucional, porque
de ese modo se asegura efectivamente a cada persona la posibilidad de
recurrir a los estrados de los tribunales, brindándose, en consecuencia, un
amparo igual para todos en el ejercicio del derecho (confr. Rocco,
"L'Interpreta-zione delle leggi processuali", p. 46, Roma, 1906, citado por
Eduardo Couture, "Protección constitucional de la justicia gratuita en caso
de pobreza", reg. en Estudio de Derecho Procesal Civil, t. I, "La
Constitución y el proceso civil", p. 113, N° 3, texto y nota N° 3, Buenos
Aires, 1948).
CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
De lo expuesto hasta aquí no debe inferirse que deba tenerse por letra
muerta las diversas normas que imponen la obligación a abonar tasas de
justicia o depósitos, sino que solamente implica que, en caso de no haberse
efectuado, esta Corte debe igualmente examinar los planteos traídos a su
conocimiento, y si los desestimare, y el obligado no pagare o garantizare el
mismo, previa intimación para su cancelación bajo apercibimiento de ley, se
proceda a su ejecución por vía de apremio. Todo sin perjuicio de cualquier
acción que pudiera eventualmente corresponder, incluso la concursal del
obligado.
6. Que ello es lo que aconteció en el caso habida cuenta de que esta Corte
analizó, trató y resolvió todos y cada uno de los planteos articulados por el
señor José María Cantos en forma principal o incidental, sin obligarlo
previamente a satisfacer la tasa de justicia y aun cuando el beneficio de
litigar sin gastos ensayado por el actor había sido rechazado.
8. Que ello es así, pues la reducción del monto de los honorarios fijados por
esta Corte en favor de los profesionales intervinientes -mediante
pronunciamientos pasados en autoridad de cosa juzgada- sin darles siquiera
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inhibición general y demás medidas que hayan sido decretadas sobre los
bienes y las actividades comerciales del señor José María Cantos para
garantizar el pago de la tasa de justicia y de los honorarios regulados".
CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
6) Que esta Corte ha reconocido que los tribunales locales deben adoptar las
medidas necesarias para evitar que el Estado incurra en responsabilidad por
incumplimiento de un tratado (Fallos: 315:1492; 316:1669; 317:1282). A la
luz de esa interpretación corresponde, además, tener en cuenta la
importancia de las decisiones de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos dentro del marco del nuevo ordenamiento institucional que resulta
de la Reforma Constitucional del año 1994 que ha conferido jerarquía
constitucional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (conf.
art. 75, inc. 22, Constitución Nacional).
CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
13) Que, por todo lo expresado, corresponde a este Tribunal adoptar -de
inmediato- las medidas necesarias para asegurar los derechos afectados que
han sido puntualizados en la sentencia de la Corte Interamericana y que,
precisamente, se refieren a la cuantía de los honorarios fijados en la causa C.
1099 L. XX., para adecuarlos a las pautas establecidas en dicho
pronunciamiento. La misma Corte Interamericana ha señalado en la
sentencia en el caso Genie Lacayo -dictada el 29 de enero de 1997- que
habiendo encontrado que se ha producido una violación de los derechos
humanos protegidos por la Convención, los Estados nacionales deben poner
todos los medios a su alcance para asegurar jurídicamente el libre y pleno
ejercicio de los derechos humanos y, como consecuencia de esta obligación,
deben procurar el restablecimiento del derecho conculcado y, en su caso,
subsanar la demora objeto de la violación señalada (considerando 96).
CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA Nº 3
3.c. Comentarios.