Fasiculo Documentos Historia Moderna
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Département d’Histoire
Licencia bilingüe Francés-Español – L1
UE 101-102
Historia moderna de Europa (s. XVI-XVIII)
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LA RELIGIÓN Y LA FILOSOFÍA ILUSTRADA................................................................................................................ 37
El terremoto de Lisboa (1755) según Voltaire ...................................................................................37
La crítica de la superstición por los enciclopedistas ...........................................................................37
La filosofía moral según Maupertuis ..................................................................................................38
Los derechos naturales de los hombres ..............................................................................................38
9. Gobernar en Europa en la época moderna ..........................................................................................40
Fernando de Aragón visto por Maquiavelo (1513).............................................................................40
El difícil oficio de emperador (1530) .................................................................................................40
Leyes fundamentales de la monarquía francesa .................................................................................41
Bill of Rights (1689) ...........................................................................................................................41
10. Paz y guerra ....................................................................................................................................43
Edicto de Nantes (1598) .....................................................................................................................43
Simplicissimus en la guerra de los Treinta Años (1668) ....................................................................44
La Paz de Wesfalia (1648)..................................................................................................................44
Mapa de Europa en mediados del siglo 17 .........................................................................................45
La guerra de los siete años (1756-1763) .............................................................................................46
11. Imperios y Repúblicas. Despotismo ilustrado ................................................................................47
“Instrucción” de Catalina de Rusia. ....................................................................................................47
Despotismo ilustrado: publicidad y duplicidad ..................................................................................47
12. La Europa revolucionaria y napoleónica (1789-1815) ...................................................................49
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776) ........................................49
Declaración de los Derechos del hombre en sociedad (1789) ............................................................49
José I Bonaparte, Rey de España (1808-1813) ...................................................................................51
Un artículo de José I, Rey de España, publicado en la Gaceta de Madrid .........................................52
Una caricatura anónima del rey José I, apodado « Pepe botella » ......................................................53
Le geai dépouillé de ses plumes empruntées (1813) ..........................................................................54
El continente europeo en 1815, tras el congreso de Viena .................................................................54
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Bibliografía General
Sugestión de lecturas:
Serge Gruzinski, La pensée métisse, Paris, Fayard, 1999
Serge Gruzinski, L’aigle et le dragon, Paris, Fayard, 2012
Carlo Ginzburg, Le fromage et les vers. L’univers d’un meunier du XVIe siècle, Paris, Aubier,
1980
Timothy Brook, Le chapeau de Vermeer. Le XVIIe siècle à l’aube de la mondialisation, Paris,
Payot, 2010.
Claire Judde de Larivière, La révolte des boules de neige. Murano face à Venise, 1511, Paris,
Fayard, 2014.
Romain Bertrand, L’histoire à parts égales, Paris, Seuil, 2011
Romain Bertrand, Le long remords de la Conquête, Paris, Seuil, 2015
Sanjay Subrahmanyam, Vasco de Gama, Paris, Alma, 2013
Simona Cerutti, Etrangers. Etude d’une condition d’incertitude dans une société d’Ancien
Régime, Paris, Bayard, 2012
Edward P. Thompson, La guerre des forêts. Luttes sociales dans l’Angleterre du XVIIIe siècle,
Paris, La Découverte, 2014
Jean-Frédéric Schaub, Oroonoko. Prince et esclave. Roman colonial de l’incertitude, Paris, Seuil,
2008
Thomas Calvo, Vivre dans la Sierra zapotèque du Mexique 1674-1707. Vaincre la défaite, Paris
L’Harmattan, 2009
Roland Mousnier, L’assassinat d’Henri IV, Paris, Gallimard, 1964
Timothy Tackett, Par la volonté du peuple, comment les députés de 1789 sont devenus
révolutionnaires, Paris, Albin Michel, 1997
4
1. Introducción a los mundos modernos
La revolución de la imprenta y sus peligros (1471)
Estimado Francesco, útlimamente no he cesado de alabar la época en la que vivimos debido al gran,
incluso divino regalo que ha supuesto la nueva forma de escritura que recientemente nos ha llegado de
Alemania. De hecho, he visto cómo un solo hombre imprimía en un mes lo que varias personas
necesitarían anos en escribir a mano... Esto me hizo concebir la esperanza de que dentro de poco tiempo
no existiría una sola obra que no pudiéramos conseguir por falta de medios o escasez de ejemplares...
Pero ahora me doy cuenta -!ay de mis pensamientos errados y tan humanos!- de que las cosas han
evoluciando de forma muy diferente a lo que imaginé. Porque ahora que todos son libres de imprimir lo
que venga en gana, con frecuencia se desprecia lo que tiene mÁs valor y en su lugar se escribe, con el
solo af1an de entretener, lo que sería mejor olvidar o incluso borrar de los libros. Y cuando escribren
algo que vale la pena, lo tergiversan y lo corrompen hasta el punto de que sería preferible que esos libros
no existieran, antes que tener miles de ejemplares difundiendo falsedades por el mundo entero.”
Fuente: Carta del humanista Nicollo Perotti a Francesco Guernerio (1471), citada en Robert Darnton, Las
razones del libro, Madrid, Trama editorial, 2010, p.14.
5
El “descubrimiento” de América por Cristóbal Colón (1492)
A las dos oras después de media noche pareçió la tierra, de la cual estarían dos leguas. Amainaron todas
las velas, y quedaron con el treo que es la vela grande, sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando
hasta el día viernes que llegaron a una isleta de lacayos, que se llamava en lengua de indios Guanahaní.
Luego vieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca armada y Martín Alonso Pinço y
Viceinte Anes, su hermano, que era capitán de la Niña. Saco el Almirante la vandera real y los capitanes
con dos vanderas de la Cruz Verde, que llevava el Almirante en todos los navíos por seña, con una F y
una I, ençima de cada letra su corona, una de un cabo de la + y otra de otro. Puestos en tierra vieron
árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes
y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo
Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de
hecho tomó, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones
que se requerían, como más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se
juntó allí mucha gente de la Isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de su
primera navegación y descubrimiento de estas Indias: "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad,
porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con Amor que no por
fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al
pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros
que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando.
Y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban
por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y
daban de aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos
andan todos desnudos como su madre los parió, y tanbién las mujeres, aunque no vide) más de una harto
moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy
bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola
de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos,
que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos,
y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan. Y dellos se pintan las
caras, y dellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la nariz. Ellos no traen armas ni las
conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen
algún hierro. Sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pece, y
otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien
hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hize señas que era aquello, y
ellos me mostraron como allí venían gente de otras islas que estaban cerca y los querían tomar y se
defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser
buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y creo que
ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a Nuestro Señor,
llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar. Ninguna bestia
de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla.
Fuente: Cristóbal Colón, Diario del Primer Viaje, Viernes 12 de octubre de 1492. Copia de fray
Bartolomé de las Casas. In Cristóbal Colón, Textos y documentos completos, Edición de Consuelo Varela,
Madrid, Alianza, 2003, p.109-110
6
2. Poblaciones europeas
Evolución de la población en Europa desde 1500 hasta 1800
Source : Jean-Pierre BARDET, Jacques DUPAQUIER (dir.), Histoire des populations de l’Europe. I.
Des origines aux prémices de la révolution démographique, Paris, Fayard, 1997, p. 251 y 258.
7
Trata negrera
MORALES PADRÓN Francisco, Atlas histórico cultural de América, Las Palmas, 1988, p. 300.
8
Fuente: Pierre-Yves BEAUREPAIRE, L’Europe au siècle des Lumières, Paris, Ellipses, 2011,
p. 161.
El matrimonio (1539)
Las propiedades de la muger casada son que tenga gravedad para salir fuera, cordura para gobernar la
casa, paciencia para sufrir el arido, amor para criar los hijos, afabilidad para con los vecinos, diligencia
para guardar la hacienda, cumplida en cosas de honra, amiga de honesta compañía y muy enemiga
deliviandades de moza. Las propiedades del hombre casado son que sea reposado en el hablar, manso en
la conversación, fiel en lo que se le confiare, prudente en lo que aconsejare, cuidadoso en proveer su
casa, diligente en curar su hacienda, sufrido en las importunidades de la muger celoso en la crianza de los
hijos, recatado en las cosas de honra, y hombre muy cierto con todos los que trata.
Fray Antonio de Guevara, Epístolas Familiares, “Carta 55”, Valladolid, 1539
Fuente: Luis de Mercado (1525-1611), Libro en que se trata con claridad la naturaleza, causas,
providencia, y verdadera orden y modo de curar la enfermedad vulgar, y peste que en estos años ha
divulgado por toda España... traduzido del mismo que antes avía hecho en lengua latina, cosas de grande
importancia añadidas, y un quinto Tratado en esta segunda impressión... Año MDXCIX
9
Un ejemplo de crisis demográfica:
Sacado de Muchembled (coord.), Les XVIe et XVIIe siècles, Paris, Bréal, 1995
10
3. Una sociedad estamental
Los campesinos franceses (1697)
“Todo el llamado pueblo bajo vive de pan de cebada y avena mezcladas…se alimentan también de frutos
desechables, la mayor parte silvestres y de algunas hierbas de olla de sus huertas, cocidas con agua, con
un poco de aceite de nuez…casi siempre sin sal o con muy poca. Sólo los que están mejor comen pan de
centeno mezclado con cebada y trigo…el común del pueblo rara vez bebe, no come carne ni tres veces
por año y usa poca sal…las tres cuartas partes de ellos están cubiertos, invierno y verano, por tela
semipodrida y rota, y calzados con zuecos, dentro de los cuales llevan el pie desnudo todo el año…el
pueblo pobre está abrumado de otra manera por los préstamos de grano y de dinero que por sus
necesidades les hace la gente de posición, por medio de los cuales ejerce una gran usura sobre ellos, bajo
el nombre de presentes que se hacen dar después de los vencimientos de sus créditos para evitar la
sanción…como es difícil llevar la miseria más lejos, ésta no deja de producir los efectos que le son
habituales, que son: primeramente volver a los pueblos débiles y enfermos, especialmente a los niños,
muchos de los cuales mueren por falta de buena alimentación; en segundo lugar, hacer a los hombres
desocupados y desalentados, como gente persuadida de que del fruto de su trabajo no tendrá más que la
parte más mala y exigua”
Vauban, Francia 1697, en P. Goubert, El Antiguo Régimen, vol. 1, p.138-139.
Arturo Morgado
García. Historia
moderna universal,
https://ocw.uca.es/course/view.php?id=22
11
Gestionar a los pobres en Inglaterra (Siglo 17)
Pour le secours des pauvres, il est décrété par l'autorité du présent Parlement que les marguilliers de
chaque paroisse, auxquels s'ajouteront quatre paroissiens aisés désignés chaque année à Pâques, sous la
surveillance de deux juges de paix (Justice of the Peace) du comté ou plus, seront nommés surveillants
des pauvres (overseers of the poor) de la paroisse. Ils, ou la meilleure partie d'entre eux, devront, par
ordre et avec l'accord desdits juges de paix, mettre au travail tous les enfants dont ils estiment que les
parents ne pourront assurer l'entretien ; et aussi tous les adultes, mariés ou célibataires, qui n'auront pas de
moyens réguliers d'existence. A cet effet, ils lèveront sur tous les habitants et occupants des terres de la
paroisse, une contribution du montant qu'ils estimeront nécessaire pour l’achat du lin, chanvre, laine, fil,
fer et autres matériaux nécessaires pour assurer le travail aux pauvres, et pour l'entretien aux frais de la
paroisse des pauvres boiteux, impotents, vieux, aveugles, ou incapables de travailler pour une raison
légitime, et le placement des enfants comme apprentis […]. Lesdits marguilliers et paroissiens devront se
réunir au minimum une fois par mois dans l'église de ladite paroisse, le dimanche après l'office, pour
décider des mesures à prendre ; et rendront compte chaque année aux deux juges de paix de l'argent reçu
et dépensé au titre de la présente loi. […] Lesdits marguilliers et paroissiens qui n'assisteraient pas aux
réunions ou seraient négligents dans l'exécution desdits ordres, devront payer une amende de vingt
shillings. [...]
Les marguilliers et surveillants pourront, avec l'accord d'un des deux juges de paix, placer lesdits enfants
comme apprentis là où ils l'estiment pratique, et y resteront jusqu'à l’âge de vingt-quatre ans et de vingt-
et-un ans pour les filles. […]
Dans une paroisse où il existera des terres incultes ou communes, lesdits marguilliers et surveillants, ou la
meilleure partie d'entre eux, pourront, avec l'accord du ou des propriétaires de ces terres, faire construire
[…] des lieux d'habitation aux frais de la paroisse ou du comté [...] pour les pauvres impotents.
Il est en outre décrété que les parents, les grands-parents, et les enfants de toute personne pauvre, vieille,
infirme, aveugle ou impotente, ou de tout autre pauvre incapable de travailler, auront l'obligation d'assurer
l'entretien de cette personne [...] sous peine d'une amende de vingt shillings par mois. […]
Les peines prévues par la loi pour la punition des vauriens vagabonds et mendiants insoumis ne
s'appliquent pas aux pauvres incapables de travailler et qui auront obtenu des marguilliers de la paroisse
le droit de mendier, à condition qu'ils ne mendient que dans les limites de la paroisse. […]
Toute personne qui refuserait ou négligerait de payer les sommes réclamées d'elle pourra voir ses biens
saisis et vendus par ordre des marguilliers et constables, ou à défaut par ordre des juge de paix ; à défaut
d'un tel recours, les juges de paix pourront l'envoyer en prison jusqu'à ce qu'elle paye le montant. […]
Fuente: Act of the Relief of the Poor, 39 Elizabeth I c. 3, 1598 ; publié dans Statutes of the Realm, vol. 4 :
1547-1624, t. 2, 1819, p. 896-899.
[…] Considérant qu'en raison des défauts contenus dans la loi sur les pauvres, ces derniers ne sont
pas empêchés d'aller d'une paroisse à une autre, et donc tentent de s'installer dans les paroisses disposant
des meilleurs réserves, de vastes communaux ou de terres incultes sur lesquelles il est possible de
construire des cottages et disposant d'une abondance de bois qu'ils peuvent brûler et détruire, et qu'une
fois qu'ils ont épuisé ces réserves, ils se transportent en une autre paroisse, et à la fin deviennent gueux et
vagabonds, décourageant ainsi les paroisses d’entretenir des réserves susceptibles d'être dévorées par des
étrangers, qu'il soit désormais arrêté […] qu'il sera légitime, sur une plainte déposée auprès d'un juge de
paix par les marguilliers ou surveillants des pauvres d'une paroisse, dans le délai de quarante jours après
l’arrivée de telles personnes venues s'établir, comme il a été dit plus haut, sur une tenure d'une valeur
12
inférieure à dix livres par an, que sur cette plainte l'un des deux juges de paix, un seul étant suffisant et
ces juges étant ceux dont relève la paroisse susceptible d'avoir à prendre ces personnes à leur charge, que
ce ou ces juges puissent par mandat faire reconduire de telles personnes dans les paroisses où elles étaient
jusque-là légalement établies, comme natif, propriétaire, locataire, apprenti ou domestique, en l'espace de
quarante jours, à moins que ces personnes ne donnent des assurances suffisantes pour la décharge de
ladite paroisse et à condition que les juges de paix leur en donnent l'autorisation. […]
III. Considérant aussi qu'il pourra et devra être légitime pour quiconque de se rendre en quelque
comté, paroisse ou lieu pour travailler au temps des moissons ou en tout autre temps pour travailler à
toute autre tâche, tout individu dans ces circonstances devra être muni d'un certificat du ministre de sa
paroisse et de l'un des marguilliers et d'un surveillant des pauvres pour ladite année, assurant qu'il dispose
d'une habitation ou d'un lieu où habiter, et qu'il a laissé femmes et enfants ou l'un des deux en cet endroit,
qu'il est déclaré comme habitant de ce lieu. En quel cas, si cette ou ces personnes ne retournent pas en ce
lieu susdit quand son ou leur travail est terminé, ou s'ils tombent malades ou deviennent impotents
pendant qu'ils sont occupés audit travail, ils ne seront pas considérés comme résidents en ces lieux, mais
ils pourront et devront être conduits par deux juges de paix à leur lieu d'habitation, comme il a été dit plus
haut, en encourant les peines et amendes prescrites par cette loi. […]
VI. Il a été en outre arrêté […] que les présidents et gouverneurs desdites corporations1 ou deux
d'entre eux pourront et devront eux-mêmes ou les personnes désignées et appointées par eux arrêter ou
faire arrêter tous vagabonds, errants, gens sans aveu dans les cités et faubourgs, places, endroits et
circonscriptions, et pourront les faire garder et mettre au travail dans les diverses workhouses ; et il sera
légitime pour la majorité des juges de paix, lors de leurs sessions trimestrielles, de faire signifier au
conseil privé de Sa Majesté, les noms de tels coquins, vagabonds, personnes oisives et débauchées et
mendiants obstinés afin qu'elles soient jugées aptes à être transportées dans les plantations anglaises, et
avec l'approbation du conseil privé de Sa Majesté, pour que soient indiquées aux juges de paix quelles
personnes devront y être transportées ; il est désormais légal que deux juges de paix ou plus les
transportent et les fassent transporter, de temps à autre, au cours des trois prochaines années suivant cette
session du Parlement, dans l'une ou l'autre des plantations anglaises d'outre-mer, afin qu'ils y soient
employés suivant la pratique habituelle des serviteurs engagés pour une période n'excédant pas sept ans.
Source : An Act for the better Releife of the Poore of this Kingdom, 13 & 14 Charles II c. 12, 1662 ;
publié dans Statutes of the Realm, vol. 5 : 1628-1680, 1819, p. 401–405.
Bibliographie : Annie ANTOINE, Cédric MICHON (dir.), Les sociétés au 17e siècle, Angleterre,
Espagne, France, Rennes, PUR, 2006, p. 179-195 ; Bernard COTTRET, Éveline CRUICKSHANKS,
Charles GIRY-DELOISON, Histoire des îles britanniques du XVIe au XVIIIe siècle, Paris, Nathan, 1994 ;
Jean Pierre GUTTON, La société et les pauvres en Europe : XVIe-XVIIIe siècles, Paris, Presses
universitaires de France, 1974 ; Élisabeth TUTTLE, Les Îles britanniques à l’âge moderne. 1485-1783,
Paris, Hachette, Carré-histoire, 1996.
Il est indéniable que la richesse de la nation se trouve concentrée en grande partie dans les mains de
ceux de ses habitants qui s’adonnent au négoce. Il existe certes de nombreuses familles qui, en quelques
années, ont accédé à l’honneur d’être comptées parmi la gentry grâce aux postes qu’elles ont occupés
pendant la dernière guerre2ou à leur éclatantes actions sur le champ de bataille, mais dans le même temps,
combien plus nombreuses ont été les familles de marchands qui se sont placées à la tête de fortunes
immenses en participant au bon déroulement de cette guerre, par exemple en étant responsables de
l’approvisionnement de vêtements et en nourriture de l’armée et de la marine. Grâce à qui les impôts si
1
Corporations des pauvres et workhouses dont l'acte IV autorise la création à Londres, Westminster, et
dans les villes du Middlesex et du Surrey.
2
Guerre de succession d’Espagne, 1702-1713.
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vastes sont-ils payés, les emprunts assurés et l’argent avancé en toutes occasions ? Qui donc dirige les
banques et les compagnies ? A qui s’appliquent les taxes des douanes et de l’excise ? Ne sont-ce pas le
commerce et les commerçants qui ont porté le fardeau de la guerre ? […] Le commerce n’est-il pas
l’inépuisable fonds de tous les fonds, celui dont dépend tout le reste ?
Il en est de même du commerce et des marchands ; comme ils sont riches ces marchands qui
habitent Londres et presque toutes les régions d’Angleterre ! Il n’est pas rare de voir un négociant, et
même un simple boutiquier, laisser à sa famille à sa mort un patrimoine de 10 000 à 40 000 livres. En
revanche, lorsqu’on examine le cas de la gentry de notre pays, et plus précisément sa frange inférieure,
c’est-à-dire les familles disposant d’au plus 600-700 livres par an, exceptionnelles sont celles qui ne sont
pas endettées ou quasiment nécessiteuses, à cause d’un train de vie excessif, habitude qui est devenue
dernièrement une véritable plaie, et des dépenses ordinaires de toute famille ; cela est d’ailleurs également
vrai d’un grand nombre de familles ayant un patrimoine plus important […]
[On] s’apercevra alors que les familles de souche ancienne se retrouvent dépossédées par le
passage du temps et les aléas du destin ; leurs propriétés sont maintenant aux mains d’un nouveau genre
de marchands, issus des lignées de la gentry, et qui sont parvenus à pareil niveau grâce à leur fortune
immense, amassée, si je puis dire, derrière leur comptoir, c’est à dire dans une boutique, un atelier ou un
entrepôt. Les fils du négoce comptent à présent parmi la fleur de la gentry. Ses filles voient maintenant
leur front ceint de la couronne ducale et se déplacent dans les carrosses appartenant à l’élite de
l’aristocratie. De surcroît, de nombreux gentlemen commerçants refusent d’être anoblis ou d’être nommés
chevaliers et se contentent de compter parmi les roturiers les plus riches du pays et de savoir qu’un tel fait
est connu autour d’eux ; il est indéniable que, quelles que soient leurs connaissances en matière
d’étiquette et de belles manières, ils n’ont généralement rien à envier à quiconque en ce qui concerne leur
connaissance du monde.
Source : Daniel DEFOE, The Compleat English Tradesmen (1726), cité par Xavier CERVANTES,
L’Angleterre au XVIIIe siècle, Rennes, PUR, 1998, p. 163-164.
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4. Economía y comercio
4. Descripción de Luis Guichardino patricio florentín, de todos los Países Bajos, que por otro nombre
se llaman Alemania la Baja, copia manuscrita conservada en la Bilblioteca Nacional de España,
Mss/786, 1636 [primera edició, Amberes 1568], p.117-172
Aussi l'exercice du trafic, qui fait une grande part de l'action politique, s'est tousjours pratiqué entre tous
les peuples qui ont este fleurissans de gloire et de puissance, et maintenant plus diligemment que jamais
par ceux qui cherchent leur force et agrandissement. C'est aussi le plus court moyen de s'enrichir et par la
richesse monter au comble d'honneur et d'authorité. Nous en avons la Hollande pour preuve et pour
exemple devant nos yeux, comme nos ancestres ont eu la republique de Genes et de Venise.
Sans doute que ce pays est un miracle de l’industrie... jamais estat n'a tant fait en si peu de temps ; jamais
des principes si foibles et obscurs n’ont eu de si hauts, si clairs et si soudains progrès. Rome a esté trois
cens ans sans quasi sortir de son territoire ; et, depuis vingt et cinq, il fait connoistre son nom et ses armes
à la Chine. Le ciel ne couvre peuple si barbare qu’il ne communique. Il n’y a coin du monde si reculé
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qu’il ne reconnoisse, lieu si secret qu’il n’esvente. Toutes terres lui sont ouvertes par la mer. Ceste
merveille accuse nostre paresse ; je ne veux pas dire lascheté : la nation française est trop brave. Ceste
richesse si grande, et si prontement amassée qu’il semble mesme à ceux qui la possèdent qu’elle leur soit
venuë en songe, nous taxe de nonchalance ; j’aurois tort de dire de peu d’industrie ; car nation du monde
ne nous est égale en ce point, soit par mer, soit par terre. Que concluray-je donc, apres avoir recueilli mes
esprits ravis d’admiration ? Qu’estant venu à la fin des siecles, il a fait profit de toute l’experience du
passé, voulant confondre l’esperance de l'advenir en tous autres ; qu’avec le labeur français, il a meslé la
ménagerie anglaise ; que, n'ayant point trouvé de Rome qui peust empescher sa croissance et retarder son
cours, il est demeuré Carthage. Si je voulais laisser à la posterité, un tableau de l'utilité du commerce,... je
décrirois icy, d'un costé les villes d’Anstredam et de Mildebourg en l'estat qu’elles estoient il y a vingt
cinq ou trente ans, et de l’autre celuy auquel elles sont maintenant : grosses de peuple, comblées de
marchandises, plaines d’or et d’argent. Ce changement s’est fait sans que nous nous en soyons quasi
apperceus, comme nous voyons insensiblement un enfant devenir homme [...].
Depuis encor, le trafic de Moscovie leur ayant esté découvert et ouvert, ils en uzerent de mesme et
l’affecterent quasi particulièrement à leur nation. Les holandois long temps apres se sont mis sur les
mesmes brisées, pareillement conduits et encouragez par les nostres ; car auparavant, quand on leur
parloit d'entrer seulement dans le destroit, ils demandoient si on vouloit les mettre entre les mains des
maures. Or, se sont-ils rendus en peu de temps bien plus avantureux, et nous depossedent tous les jours
des lieux ou nous les avons menez. C'est un mot commun entre nos marchands, mais fort véritable : qu'ils
gastent tout par tout où ils hantent ; lequel s’accorde bien avec cest autre qu’ils disent ordinairement eux-
mesmes : que là où le holandois pisse il n’y croist rien. Car, pour attirer à soy le commerce, ils baillent
tousjours de la marchandise au double, ce qu'ils font d’autant premièrement qu'ils se contentent à peu de
gain, leur but principal estant d’employer eux et leurs navires, qu’ils ont en telle quantité que chacun
sçait ; et secondement à cause que, par l’exacte employ de leurs hommes, ils abondent en toutes sortes de
manufactures. C'est par ce moyen qu'ils nous ostent le trafic de la riviere de Senéga, et de toute la coste de
Guinée, où ils ont pris tel pied qu'il ne nous y reste plus rien à faire, et nous soustrayent peu à peu celuy
de Barbarie.
Source : Antoine de MONTCHRESTIEN, L'économie politique patronale, Traicté de l'oeconomie, 1615,
[éd.] par Th. Funck-Brentano, Gallica/bnf, p. 142-144 et 228.
Bibliografía : DENYS Catherine, PARESYS Isabelle, Les anciens Pays-Bas à l'époque moderne, 1404-
1815. Belgique, France du Nord, Pays-Bas, Paris, Ellipses, 2007 ; VOOGD Christophe de, Histoire des
Pays-Bas des origines à nos jours, Paris, Fayard, 2003 ; Simon SCHAMA, L'embarras de richesses : une
interprétation de la culture hollandaise au siècle d'Or, Paris Gallimard, 1991; BRAUDEL, Fernand,
Civilisation matérielle et capitalisme, Paris, 1962, Jeannin, P., Les Marchands au XVIe siècle, Paris,
1957; Timothy BROOK, Le chapeau de Vermeer, Paris, Payot, 2010; Romain BERTRAND, L’histoire à
parts égales, Paris, Seuil, 2011.
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la cumbre de las colinas por todas partes veíamos las mismas cosas: una multitud de casas y tensores
encima de cada unos de los cuales había una pieza de cándida tela”.
Fuente : Daniel DEFOE: Tour through the whole island of Great Britain, 1724, vol, III, pp.98-99. Citado
y traducido en Pedro GARCÍA MARTÍN, La Revolución Industrial, colección Cuadernos. Historia 16.
Madrid, 1985, Apartado de textos, p. II.
Bibliografía : Fabrice BENSIMON, François-Joseph RUGGIU et alii, Histoire des îles britanniques,
Paris, PUF, 2007 ; Elisabeth TUTTLE, Les îles britanniques à l’âge moderne, 1485-1783, Paris,
Hachette, 1996 ; Roderick FLOUND, Paul JOHNSON, The Cambridge Economic History of Modern
Britain, t. 1, 1700-1860, Cambridge, Cambridge University Press, 2004 (consultable en partie sur Google
books), 2004 ; Patrick VERLEY, La première révolution industrielle, 1750-1880, Paris, Armand Colin,
2006.
17
La ciudad portuguesa de Goa
- en 1509
18
Las misiones jesuitas en China
Tres científicos jesuitas trabajan en China. Jean-Baptiste Du Halde, Ausführliche Beschreibung des
Chinesischen Reichs und der Grossen Tartarey (Rostock, 1747-1749)
19
El acta de Navegación (1651)
20
Pintura anónima de 1752, Barcos de la Compañía Neerlandesa de las Indias
Orientales
21
6. Humanismo y Renacimiento(s)
La declaración renacentista de los derechos humanos (1486)
Paréceme, empero, finalmente, haber entendido por qué sea el hombre el más feliz de los seres animados,
y digno por ende de toda admiración, así como cuál sea la suerte que, habiéndole tocado en el concierto
universal, le hace envidiable no tan sólo para los brutos, sino para los astros y aun para los espíritus
ultramundanos. Cosa es admirable e increíble. (…) Escuchad, oh Padres, cuál cosa sea, y prestad oído
benigno a este discurso mío.
Había ya el Sumo Padre, Dios creador, forjado según las leyes de una arcana sabiduría esta
mundanal morada, tal como se muestra a nuestros ojos, templo augustísimo de la divinidad; había
decorado con las inteligencias la región ultraceleste; había poblado con ánimas eternas los etéreos globos;
había henchido con una turba de animales de toda especie las partes vilísimas y torpes del mundo inferior.
Pero llegando a término tal fábrica, deseaba el artífice que hubiese alguien capaz de comprender la razón
de tan magna obra, de amar su belleza, de admirar su grandeza. Por ello, ultimado todo el trabajo, como
atestiguan Moisés y Timeo, pensó postreramente en producir al hombre. Pero no había ya entre los
arquetipos ninguno sobre el cual forjar la nueva criatura; no existía entre los tesoros, ninguno que pudiera
incrementarse como herencia para el nuevo hijo; no quedaba puesto en todo el mundo, donde pudiera
tomar asiento este contemplador del universo. Todos se hallaban llenos, todos habían sido repartidos en
los superiores grados, en los medianos, en los ínfimos. (…) Por ello estableció el óptimo artífice, que
aquel al que nada podía darle en propiedad, le fuere común todo lo que singularmente había asignado a
los demás. De donde acogiendo al hombre como obra de naturaleza indefinida, y colocándolo en el
corazón del mundo, hablóle así: “no un lugar fijo ni un aspecto propio, ni un don que te sea particular te
he dado, oh Adán, porque aquel lugar, aquel aspecto y aquel don que tú deseares, todo ello según tu
voluntad y tu consejo obtengas y conserves. La naturaleza de los demás, está contenida en las leyes
prescritas por mí. Tú te la fijarás sin verte constreñido por ninguna traba, según tu libre arbitrio, a cuya
potestad te confié. Te situé en mitad del mundo, para que desde allí vieras mejor, cuanto en él se contiene.
No te hice celeste ni terrenal, ni mortal ni inmortal, para que por ti mismo, como libre y soberano artífice
te plasmes y fijes en la forma que tú determines. Podrás degenerar al modo de las cosas inferiores, que
son los brutos, o podrás, según tu voluntad, regenerarte al modo de las superiores, que son las divinas”.
¡Oh liberalidad suprema de Dios Padre! ¡Oh suprema y admirable felicidad del hombre, a quien
fue concedido obtener lo que desea, ser lo que quiere! Los brutos, en naciendo, arrastran del seno
materno, como dice Lucilio, todo aquello que habrán. Los espíritus superiores desde su inicio, o poco
después, fueron lo que serán durante la eternidad perpetua. En el hombre naciente depositó el Padre
simiente de toda especie y germen de toda vida, y según cada cual las cultivare, crecerán y darán en sí sus
frutos. Si fuesen vegetales será planta, si sensibles bruto, si racionales será animal celeste, si intelectuales,
alcanzará a ser ángel e hijo de Dios. Pero si no contento con la suerte de ninguna criatura, se recogiere en
el centro de su unidad, hecho un solo espíritu con Dios en la solitaria calígine del Padre, aquel que sobre
todas las cosas fue colocado, estará por cima de todas ellas. ¿Quién dejará de admirar este ser nuestro
camaleón? (…)
De manera que abusando de la libertad indulgentísima del Padre, no volvamos en nociva, y sí en
saludable la libre elección que El nos concediera. Invada nuestro ánimo una sagrada ambición de no
contentarnos con cosas mediocres, anhelemos las más altas, y esforcémonos con todo vigor en
alcanzarlas, desde el momento en que ello nos es posible si así lo queremos.
Desdeñemos las cosas terrenales, despreciemos las celestes, y abandonando todo cuanto en el
mundo existe, volemos a la sede ultraceleste próxima a la excelsitud divina. Allí, como narran los
sagrados misterios, los serafines, los querubines y tronos ocupan los primeros puestos. Emulemos
también nosotros su dignidad y gloria, incapaces desde ahora de ceder y no contentándonos con el
segundo puesto. Pues si verdaderamente lo deseáremos, no les seremos en nada inferiores”.
Fuente: Pico de Mirandola, De hominis dignitate (1486), En: Miguel Artola, Textos fundamentales para
la Historia, Alianza Universidad, Madrid 1982, p.184-186.
22
Bibliografía: MARGOLIN Jean-Claude, “Pic dela Mirandole” dans Encyclopaedia Universalis, 1975;
Eugenio GARIN, L’éducation de l’homme moderne. La pédagogie de la Renaissance, 1968 [Paris :
Hachette littératures, 2003],
Esta misma es la razón por la cual la naturaleza atribuyó a los restantes animales la ligereza, el vuelo, la
vista aguda, la corpulencia y robustez físicas, las escamas, el vello, el pelo, los cuernos, las uñas, el
veneno con que puedan defender su indemnidad y proveerse de alimento y educar y sacar sus crías. Sólo
al hombre lo alumbró débil, desnudo, sin defensa. En compensación de todas estas deficiencias le
infundió una mente capacitada para toda suerte de disciplinas, pues en este don solo están contenidos
todos los otros si se acierta a formarla con ejercicios convenientes. Cuando menos apto es cada animal
para las disciplinas, mejor dotado está de congénita destreza. Las abejas no tienen para qué aprender a
labrar sus celdillas, a libar el polen, a fabricar la miel. A las hormigas nadie les enseña que durante el
verano acarreen a su nido granos de que vivan en el rigor del invierno; todo esto lo hacen guiadas de su
instinto natural. El hombre, por su parte, no sabe ni comer ni andar ni hablar si no es enseñado. (…)
Eficaz es la naturaleza, pero la supera en eficacia la instrucción. Se desazonan los hombres por poseer un
buen perro de caza, por tener un caballo de valiente andadura, y para conseguir este efecto ninguna
impaciencia se les antoja precoz. Y al revés, ¿para tener un hijo que reporte honra y provecho a sus
padres, en quien puedan transferir buena parte de las cargas domésticas para su descanso, cuya piedad sea
báculo amoroso de su gravosa senectud, que sea sostén y ayuda de sus consanguíneos, que para la esposa
sea marido probo, que sea para la república ciudadano animoso y útil, ponen un cuidado nulo o tardío?
¿Para quién siembran. ¿Para quién aran? ¿Para quién construyen? ¿Para quién, por tierra y por mar, van a
caza de riquezas? ¿No es por los hijos? Pero decidme, por favor: ¿Qué utilidad tienen todos estos trabajos
o qué satisfacciones deparan si aquel a quien está destinado todo el fruto de estos esfuerzos no sabe hacer
buen uso de él? Con afán desmedido trabajan por la posesión, mas por el futuro poseedor no se toman
cuidado alguno. (…) Si todo esto lo acumulas para un heredero que posea la debida preparación, le
procuras los instrumentos útiles para la práctica del bien; pero si tiene que ir a parar en manos de un
sucesor rústico e inculto, ¿de qué le proveíste sino de copiosos medios para el mal y la bellaquería? (...)
Digo esto para recordar que no existe medio más eficaz que la honradez y la ilustración para alcanzar
riqueza, dignidad, autoridad, y aun la robustez y la salud que con tales ansias anhelan los padres para sus
hijos. (...)
Los hombres no sólo nacen, sino que son formados. Las primitivas razas de los mortales que, sin ninguna
ley, sin disciplina alguna, vivían su vida en vago concubinato en las selvas, más que hombres eran bestias
montesinas. La razón es la que hace al hombre, y la razón no cabe donde todo se ejecuta al dictado de las
pasiones. (...) Es la más indiscutible de las verdades que el hombre no instruido en filosofía ni en ninguna
otra disciplina es un animal un poco peor que los brutos. Es cosa averiguada que las bestias obedecen los
impulsos de su naturaleza, y el hombre, si no está cimentado en las letras y en los preceptos de la filosofía
moral, se siente arrastrado a pasiones más que bestiales. No existe animal más fiero ni fiera más dañina
que el hombre a quien señorean la ambición, la codicia, la ira, el lujo y la sensualidad.
(La temprana educación liberal de los niños, 1529.)
23
- Retrato de Erasmo, por Albrecht Dürer, 1526. Estampa
24
La educación humanista según Rabelais (1532)
Aquella época era todavía oscura y tenebrosa y aún se hacían sentir las desdichas y calamidades de los
Godos, habiendo éstos destruidos todo rastro de las bellas letras. Mas gracias al favor de la divina bondad
recuperaron éstas en mis años la luz y dignidad que les correspondían, alcanzándose hoy tan gran
restauración que difícil me seria en los tiempos presentes lograr ser aceptado en la clase primaria de los
menores escolares, cuando en mi edad viril yo era reputado (y con razón) como el hombre mas sabio de
mi siglo. Mira que no lo digo por una vana jactancia (…).
Ahora en cambio ha sido restaurada toda clase de disciplina, instaurándose además el estudio de
las lenguas: la Griega, sin poseer la cual es vergüenza que ninguno se titule de sabio, mas la Hebraica, la
Caldea, y la Latina, imprimiéndose obras de tan gran elegancia y corrección que dicho nuevo invento de
esta edad bien parece deberse a la divina inspiración, como a la contra es cosa de sugestión diabólica la
reciente invención de la artillería. Todo el mundo está lleno en estos tiempos de gentes sabias y doctos
preceptores así como de amplias bibliotecas y aún me parece que ni en los días de Platón, ni tampoco de
Cicerón o Paniniano, debió nunca existir tan gran facilidad para el estudio como ahora se advierte (…) y
aún los bandidos, verdugos, soldadotes y palafreneros de hoy me parecen mas doctos que los doctores y
predicadores de mi tiempo. ¿Pero qué digo, si hasta las mujeres y muchachas aspiran ya a este maná
celeste de la buena doctrina? Tanto es así que a mi edad me he visto incluso forzado a aprender letras
griegas, pues aunque nunca las desprecié como Catón, nunca tuve ocasión de comprenderlas en mis anos
de mozo. Así gustoso me deleito en estos días con la lectura de las Morales de Plutarco, los hermosos
Diálogos de Platón, los Monumentos de Pausanias y las Antigüedades de Ateneo, esperando la hora en
que Dios mi Creador quiera llamarme, ordenando que salga de esta tierra.
Es por ello, hijo mió, que tanto te amonesto para que des el debido empleo a tu juventud
progresando en tus estudios y virtudes. Porque estás en Paris, y tienes por preceptor a Epistemón, con lo
cual del uno por sus vivas y orales instrucciones te podrás adoctrinar, recibiendo de la otra ejemplos
encomiables.
Por eso entiendo y quiero que estudies las lenguas con toda perfección, primero la Griega según
lo ordena Quintiliano, segundo la Latina, después de ella la Hebraica, a causa de las sagradas escrituras, y
por fin, con la Caldea, juntamente la Arábiga; en cuanto al griego has de tomar tu estilo a imitación de
Platón, y seguirás a Cicerón en el latín. Que no haya en fin historia que no tengas presente en tu memoria,
ayudándote en esto con la Cosmografía de sus muchos autores.
De las artes liberales, la Geometría, la Aritmética y la Música, algo te hice gustar personalmente
cuando aún eras pequeño; prosigue con el resto, y de la Astronomía aprende bien sus cánones,
abandonando en cambio respecta a la astrología adivinatoria y todo el arte de Lulio, como fruto de engaño
y vanidad.
Del Derecho Civil, te aconsejo que sepas de memoria todos sus bellos textos, comparándolos y
poniéndolos al lado de la Filosofía. Y en cuanto al conocimiento de los hechos de la naturaleza, quiero
que te dediques a su estudio con la mayor curiosidad y aplicación: que no haya mar, ni fuente, ni río
alguno de los que no conozcas los peces que producen, conociendo igualmente todas las aves que vuelan
por los aires y los árboles, arbustos y plantas de los bosques, junto con todas las hierbas de la tierra, y
todos los metales que se ocultan en el vientre del abismo, y aun las piedras preciosas del Sur y del
Oriente, porque nada te debe quedar desconocido.
Luego, con gran cuidado, consulta con los libros de los médicos Griegos, Árabes y Latinos, sin
olvidar los Talmudistas y Cabalistas; y además, frecuentando la practica de la anatomía, adquiridas el mas
perfecto conocimiento de este otro mundo al que llamamos hombre. Comienza también a frecuentar,
como te digo, a cierta hora del día, las santas escrituras; primero el Griego, el Nuevo Testamento, y junto
a él las Epístolas de los Apóstoles; y luego en el Hebreo, el Testamento Viejo. Así he de verte, en suma,
como un pozo de ciencia, mas ahora que te vas haciendo grande y te conviertes en hombre, es preciso que
salgas de la tranquilidad y reposo del estudio, y te ejercites en el uso de las armas y en la caballería, por
defender mi casa, y proteger en todo evento a nuestras gente contra asaltos y ataques de hombres
malhechores.
También quiero que en breve ensayes y des muestra de tus progresos, cosa que no podrás hacer
mejor que contendiendo públicamente los debates de toda clase de saberes, manteniendo tu opinión frente
y contra todos, y frecuentando a los letrados mas insignes de Paris y de fuera.
25
Pero como según el sabio Salomón la sabiduría no penetra en las almas malévolas, y ciencia sin
conciencia solo es ruina del alma, bien conviene servir, amar y temer a Dios, poniendo en él la totalidad
de tus pensamientos y esperanzas (…).
Amén. Desde Utopía, en este día diecisiete de los del mes de marzo.
Tu padre, Gargantúa.
Fuente: François Rabelais, Pantagruel, (primera edición en Lyon, 1532), Ediciones Akal, 2004, capitulo
VIII, p. 69-73
26
conocer con facilidad el proceso de renacimiento del arte, y cómo de aquella perfección ha resurgido en
nuestro tiempo.
Fuente: Giorgio Vasari, Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos (Florencia,
1550), “Proemio”, adaptación de la edición de la UNAM, México, 1996, p.57-69.
27
La perspectiva
Albrecht Dürer (1471–1528), Metropolitan Museum, New York, hacia 1600, xilografía
28
El arte del autorretrato
29
7. Las Reformas
30
Las 95 tesis de Lutero (1517)
1. Nuestro Señor y Maestro Jesucristo, al decir: Haced penitencia etc., quiso que toda la vida de los fieles
fuera penitencia.
2. Este término no puede entenderse de la penitencia sacramental (es decir, de la confesión y la
satisfacción impartidas por el ministerio sacerdotal).
3. Pero no se refiere solamente a la penitencia interior: por el contrario, la interior no existe si no produce
externamente diversas mortificaciones de la carne.
4. Se mantiene, por tanto, el castigo, mientras dura el odio de sí propio (es decir, la verdadera penitencia
interior), esto es, hasta la entrada en el reino de los cielos.
5. El Papa no pretende ni puede perdonar pena alguna, fuera de las por él, o por prescripción canónica,
impuestas.
6. El Papa no puede perdonar culpa alguna si no es declarando y confirmando que ha sido perdonada por
Dios. A no ser en los casos a él reservados, por cuyo desprecio permanecería la culpa.
7. Dios no perdona a ningún hombre sus culpas, sin someterlo al mismo tiempo y humillarlo en todo al
sacerdote, vicario suyo.
20. Por tanto el Papa, por remisión plenaria de todas las penas, no entiende de todas sin más, sino
solamente de las por él impuestas.
21. Yerran por consiguiente aquellos predicadores de indulgencias que dicen que por las indulgencias
papales el hombre queda libre de toda pena y se salva.
22. Ni siquiera a las almas del purgatorio puede perdonar aquellas de las que, en virtud de los cánones,
debieron ser absueltas en esta vida.
23. De poderse otorgar a alguien la remisión de todas sus penas, es seguro que esto se concede sólo a los
muy perfectos, es decir, a muy pocos.
24. Por esto tiene que engañarse la mayor parte del pueblo, por aquella indiscriminada y magnífica
promesa de la remisión de la pena.
30. Nadie puede estar seguro de la autenticidad de su contrición, y mucho menos de haber conseguido la
remisión plenaria.
31. Tan raro como una persona con verdadero arrepentimiento, es una persona que en verdad se lucre de
las indulgencias, es decir, rarísimo.
32. Se condenarán para siempre con sus maestros, quienes por cartas de gracia se creen seguros de su
salvación.
33. Toda precaución es poca ante quienes afirman que las gracias del
Papa constituyen aquel inestimable don divino por el que se reconcilia el hombre
con Dios.
34. En efecto, dichas gracias absolutorias afectan solamente a las penas de la satisfacción sacramental
establecidas por el hombre.
35. No es cristiana la predicación de quienes enseñan que no precisan de contrición quienes tienen
intención de redimir las ánimas del purgatorio y de lucrarse de los privilegios confesionales.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido obtiene la remisión plenaria de pena y culpa que, aun
sin cartas de gracia, se le debe.
39. Es muy difícil aun para los teólogos más doctos exaltar al mismo tiene por ante el pueblo la largueza
de las gracias y la necesidad de contrición sincera.
40. Una contrición sincera busca y ama las penas; la largueza de las indulgencias, por el contrario, las
desvirtúa, e impele a su repulsa.
41. Se han de predicar con cautela las indulgencias apostólicas, para que el pueblo no piense
equivocadamente que se anteponen a las demás buenas obras de la caridad.
42. Se ha de enseñar a los cristianos que la mente del Papa no es que la redención por las indulgencias se
puede comparar bajo ningún respecto con las obras de misericordia.
43. Se ha de enseñar a los cristianos que hacen mejor dando al pobre o prestando al necesitado, que
tratando de redimir mediante indulgencias.
82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no deja vacío el purgatorio en acto de santísima caridad y en atención a
la suma necesidad de las almas —motivos de lo más justificados—, si con el funesto dinero destinado a la
construcción de la Basílica —motivo de lo más banal— redime infinitas almas?
31
83. De igual manera: ¿Por qué se mantienen las exequias y aniversarios de los difuntos, y no devuelve o
permite retirar los beneficios instituidos en sufragio de los mismos, si es que es ilícito orar por los
redimidos?
84. De igual manera: ¿Qué nuevo género de piedad en Dios y en el Papa es la que concede al impío y
enemigo de Dios redimir por dinero su alma y volverla amiga de Dios y no, en cambio, por caridad
gratuita, a la vista de la necesidad de la misma alma piadosa y amada?
92. ¡Fuera, pues, con todos esos profetas que dicen al pueblo de Cristo: Paz, paz y no es paz!
93. ¡Bien hayan todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: Cruz, cruz y no es cruz!
94. Hay que exhortar a los cristianos a que traten de seguir a su cabeza Cristo, por la pena, la muerte y el
infierno.
95. Y así confíen en entrar en el reino de los cielos, más por muchas tribulaciones que por la seguridad de
la paz.
Fuente: Martín LUTERO: Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum (1517). En Miguel Artola,
Textos fundamentales para la Historia, Alianza Universidad, Madrid, 1982, p.254-256
Bibliografía: Lucien FEBVRE, Martin Luther, un destin, Paris, PUF, 1968 (première édition 1921) ;
Emile G. LEONARD, Histoire générale du protestantisme, Paris, PUF, 1961, t. I et II ; Jean
DELUMEAU, Thierry WANEGFFELEN, Naissance et affirmation de la Réforme, Paris, PUF, 1997
(première édition 1965) ; Daniel OLIVIER, Le procès Luther, 1517-1521, Paris, Fayard, 1971 ; Jean
DELUMEAU, Le cas Luther, Paris, Desclée de Brouwer, 1983
32
Fuente: Martín Lutero, “A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca de la reforma de la condición
cristiana” (1520), en Martín Lutero, Escritos políticos, Tecnos, Madrid, 2001, pp. 3-20
33
sea excomulgado.
Can. X. Si alguno dijere, que todos los cristianos tienen potestad de predicar, y de administrar todos los
sacramentos; sea excomulgado.
Can. XI. Si alguno dijere, que no se requiere en los ministros cuando celebran, o confieren los
sacramentos, intención de hacer por lo menos lo mismo
que hace la Iglesia; sea excomulgado.
Can. XII. Si alguno dijere, que el ministro que está en pecado mortal no efectúa sacramento, o no lo
confiere, aunque observe cuantas cosas esenciales pertenecen a efectuarlo, o conferirlo; sea excomulgado.
Can. XIII. Si alguno dijere, que se pueden despreciar u omitir por capricho y sin pecado por los ministros
los ritos recibidos y aprobados por la Iglesia católica, que se acostumbran practicar en la administración
solemne de los sacramentos; o que cualquier pastor de las iglesias puede mudarlos en otros nuevos; sea
excomulgado.
Fuente: El sacrosanto y ecuménico Concilio de Trento (1547), traducido al idioma castellano por Ignacio
Lopez de Ayala. En Miguel Artola, Textos fundamentales para la Historia, Alianza Universidad, Madrid
1982, p.297-298
Fuente: El sacrosanto y ecuménico Concilio de Trento (1563), traducido al idioma castellano por Ignacio
López de Ayala. En Miguel Artola, Textos fundamentales para la Historia, Alianza Universidad, Madrid
1982, p.302-303
34
8. Revolución científica, Clasicismo barroco e Ilustración (siglos 17 y 18)
La revolución newtoniana
He explicado hasta aquí los fenómenos celestes y los del mar por la fuerza de la gravitación, pero no he
asentado en parte alguna la causa de esta gravitación. Esta fuerza viene de alguna causa que penetra hasta
el centro del Sol y de los planetas, sin perder nada de su actividad. No obra según la grandeza de las
superficies (como las causas mecánicas), sino según la cantidad de la materia. Su acción se extiende
desde todas partes, a distancias inmensas, decreciendo siempre en razón doble de las distancias.
La gravedad hacia el Sol se compone de las gravedades hacia cada una de sus partículas, y decrece
exactamente, al alejarse del Sol, en razón doble de las distancias y esto hasta la órbita de Saturno, como lo
prueba el reposo de los afelios de los planetas, y se extiende hasta los últimos afelios de los cometas, si
tales afelios están en reposo.
No he podido lograr todavía el deducir de los fenómenos, la razón de estas propiedades de la gravedad, y
no imagino hipótesis alguna. Pues todo lo que no se deduce de los fenómenos es una hipótesis y las
hipótesis, ya sean metafísicas, físicas o mecánicas o de las cualidades ocultas, no deben ser tomadas en
consideración en la filosofía experimental.
En esta filosofía, las proposiciones han de deducirse de los fenómenos, y hacerse seguidamente generales
por inducción. Así han sido conocidas la impenetrabilidad, la movilidad, la fuerza de los cuerpos, las
leyes del movimiento y las de la gravedad. Y basta, pues, que la gravedad exista, y que obre según las
leyes que hemos expuesto, y que pueda explicar todos los movimientos de los cuerpos celestes y de los
marinos.
35
Immanuel Kant, teórico de la Ilustración (1784)
Fuente: Kant, E. Filosofía de la Historia. Trad. Eugenio Imaz, México, FCE, 1994.
3
Federico II el Grande.
36
La religión y la filosofía ilustrada
Superstición, es cualquier exceso de la religión en general, según la palabra antigua del paganismo:
menester es ser piadoso y guardarse bien de caer en la superstición. Religentem esse oportet, religiosum
nefas (Aul. Gell. Libro IV, cap. IX).
En efecto la superstición es un culto de religión falso, mal dirigido, lleno de vanos terrores, contrario a la
razón y a las sanas ideas que se deben tener del Ser supremo. O si preferís, la superstición es esta especie
de encantamiento o de poder mágico que el temor ejerce sobre nuestra alma; hija desgraciada de la
imaginación, emplea para impresionarnos los espectros, los sueños y visiones.
Ella es, dice Bacon, quien ha forjado los ídolos del vulgo, los genios invisibles, los días faustos o
infaustos, los dardos invencibles del amor o del odio. Abruma el espíritu, principalmente durante la
enfermedad o la desgracia, cambia la buena disciplina y las costumbres venerables en payasadas y
ceremonias superficiales. En cuanto ha echado raíces en cualquier religión, buena o mala, es capaz de
extinguir las luces naturales y turbar las más sanas cabezas. En fin, es el más terrible azote de la
humanidad. El mismo ateísmo —ya es decir— no destruye con todo los sentimientos naturales, ni lesiona
las leyes ni las costumbres del pueblo, pero la superstición es un tirano despótico que hace que todo se
rinda a estas quimeras. Sus prejuicios son superiores a todos los restantes prejuicios. Un ateo desea la
tranquilidad pública, por amor a su propio reposo, pero la superstición fanática, nacida de la turbación de
la imaginación, derroca los imperios. (...)
La ignorancia y la barbarie introducen la superstición, la hipocresía la nutre con vanas ceremonias, el
falso celo la extiende y el interés la perpetúa.
37
La filosofía moral según Maupertuis
Hay en la Naturaleza un principio mucho más universal, que lo que se llama la luz natural, más uniforme
en todos los hombres, y tan presente al más estúpido, como al más sagaz, el cual es el deseo de ser feliz.
¿Será, acaso, una paradoja decir que debemos sacar de este principio las reglas de las acciones, que
debemos hacer, y que por medio de él debemos reconocer las verdades que es menester creer? Diré la
conexión que hay entre estas cosas.
Si yo quiero instruirme acerca de la naturaleza de Dios, de mi propia naturaleza, del origen del mundo, de
su fin, mi razón se confunde, y todas las sectas me dejan en la misma oscuridad. En esta igualdad de
tinieblas, en esta noche profunda, si yo encuentro el sistema único, que pueda cumplir el deseo, que
tengo, de ser feliz, ¿no deberé, por estas señas, reconocerlo por verdadero?
¿No deberé creer que aquel que me conduce a la felicidad es el que no podrá engañarme?
Creer que los medios deben ser opuestos o diferentes, para conseguir un mismo fin, en esta vida y en la
otra, que la ha de seguir; que para ser eternamente feliz, sea menester empezar sumergiéndose en la
tristeza y amargura, esto es un error, un fanatismo. Pensar que la divinidad nos haya apartado de la
verdadera felicidad, ofreciéndonos una felicidad, que le era incompatible, es una impiedad.
Todo lo que es menester hacer en esta vida, para conseguir en ella la mayor felicidad de que es capaz
nuestra naturaleza, es, sin duda, lo mismo que debe llevarnos a la felicidad eterna.
Libertad natural (Derecho natural), derecho que la naturaleza da a todos los hombres para disponer de
sus personas y bienes, de la manera que juzguen más conveniente para su felicidad, con la restricción de
hacerlo dentro de los términos de la ley natural, y sin abusos que perjudiquen a los demás hombres.
Las leyes naturales son por lo tanto la regla y medida de esta libertad, pues aunque los hombres, en el
primitivo estado de naturaleza, sean independientes los unos respecto de los otros, todos dependen de las
leyes naturales, siguiendo las cuales deben dirigir sus acciones.
El primer estado que el hombre adquiere por naturaleza y que se estima por el más precioso bien que
pueda poseer, es el estado de libertad; el hombre no puede ni cambiarse por otro, ni venderse, ni perderse,
ya que, naturalmente, todos los hombres nacen libres, es decir sin sumisión alguna a la potestad de un
amo, y nadie tiene sobre ellos derecho de propiedad.
En virtud de este estado, todos los hombres han recibido de la misma naturaleza el poder de hacer lo que
deseen, disponiendo a su arbitrio de sus acciones y bienes, con tal de no obrar contra las leyes del
gobierno al que se han sometido.
Igualdad natural es la existente entre todos los hombres por la constitución de su naturaleza solamente.
Esta igualdad es el principio y fundamento de la libertad.
La igualdad natural o moral se funda pues sobre la humana constitución común a todos los hombres, que
nacen, crecen, subsisten y mueren de idéntica manera.
Y pues la humana naturaleza es la misma en todos los hombres, es claro que, según el derecho natural,
cada uno debe estimar y tratar a los demás, como a tantos otros seres que le son naturalmente iguales, es
decir, que son tan hombres como él. (…)
El lector sacará otras consecuencias que nacen del principio de igualdad natural de los hombres.
Advertiré únicamente que la violación de este principio ha establecido la esclavitud política y civil. De
aquí ha resultado que, en los países sometidos al poder arbitrario, los príncipes, los cortesanos, los
primeros ministros, los que manejan las finanzas, poseen todas las riquezas de la nación, mientras el resto
de los ciudadanos no tienen más que lo necesario y la gran mayoría del pueblo gime en la pobreza.
Esto no obstante, no se me haga la injuria de suponer que por espíritu de fanatismo, yo apruebe en un
Estado la quimera de la igualdad absoluta, que apenas puede crear una república ideal; yo hablo aquí
solamente de la igualdad natural de los hombres, pero conozco sobradamente la necesidad de sus
38
diferentes condiciones, de grados, de honores, de distinciones, de prerrogativas, de subordinaciones que
deben reinar en todos los gobiernos. Incluido añado que la igualdad natural o moral no se opone a ello.
En estado de naturaleza los hombres nacen evidentemente en la igualdad, pero imposible les sería
permanecer en ella; la sociedad se la hace perder, y solamente vuelven a ser iguales por las leyes. Cuenta
Aristóteles, que Falcas de Calcedonia había imaginado un medio de igualar las fortunas en una república
en que no fueren iguales. Quería que los ricos diesen dotes a los pobres, y que no recibiesen de ellos, y
que los pobres recibiesen dinero para sus hijas y no diesen. "Pero — como dice el autor del Esprit des lois
[Montesquieu] — ¿ha habido jamás república que se haya plegado a tal reglamento? Pues pone a los
ciudadanos bajo condiciones cuyas diferencias son tan aparentes, que ellos mismos odiarían esta igualdad
misma que se intentaba establecer, y que sería necio intentar introducir".
39
9. Gobernar en Europa en la época moderna
40
presto a esos Reynos; por lo cual, aunque teníamos determinado de no tocas el un milion e doscientos mil
ducados del rescate de los hijos del Rey de Francia para ninguna necesidad que se ofrecieses, quisimos
sacar dellos los CC mil escudos, (…) porque de lo de mi eyección quedaron deudas a que yo soy obligado
(…). Ha sido necesario buscar de donde poder las dichas deudas a los Electores, y como que no se han
contentado sino con que se les diese seguridad de mercaderes que se les obligasen en causa propia,
buscando todas las maneras que habemos podido para ello, no ha habido otro medio sino arrendar los
maestradgos por otro cinco año, y se ha hecho con la prisa que ha podido ser y se remató a los Belzares
(…)
Fuente: Carta de Carlos Quinto a Isabel del 6 de diciembre de 1530, in FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M.
(ed.) Corpus de Carlos V. Salamanca : Universidad de Salamanca, 1975, v. I, pp.256-258
Bibliografia : Ernest Belenguer, El imperio de Carlos V : las coronas y sus territorios, Barcelona, Ed.
Península, 2002 (BUC/ CE 21084) ; Alfred Kohler, Cristina García Ohlrich, et Bernado J. García García,
Carlos V : 1500-1558 una biografia, 2a ed., Madrid Barcelona, M. Pons, 2001. Gregorio SALINERO,
Les empires de Charles Quint, Paris, Ellipses, 2006 ; Fanny COSANDEY, Isabelle POUTRIN,
Monarchies espagnole et française, 1550-1714, Neuilly , Atlande, 2001 ; Alain HUGON, L’Espagne du
16e au 18e siècle, Paris, Armand Colin, SEDES, 2000 ; Joseph PEREZ, Histoire de l'Espagne, Paris,
Fayard, 1996 ; Jean-Pierre DEDIEU, L'Espagne de 1492 à 1808, Paris, Belin Sup., 1994 ; Bernard
VINCENT, 1492 : « l'année admirable », Paris, Aubier, 1991 ; Bartolomé BENNASSAR (dir.), Histoire
des Espagnols., t. 1, VIe-XVIIe siècles, Paris, Perrin, 2009 [1992].
Fuente: Miguel Suriano, Relación de la embajada en Francia, siglo XVI, en DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.:
Historia universal. Vol. III. Edad Moderna. Vicens Universidad, Barcelona, 2006, p.244.
Bibliografía: Fanny Cosandey et Isabelle Poutrin, Monarchies espagnole et française: 1550-1714,
Neuilly-sur-Seine, France, Atlande, 2001 ; Fanny COSANDEY et Robert DESCIMON, L’absolutisme en
France: histoire et historiographie, Paris, Seuil, 2002 ; Denis RICHET, La France moderne: l’esprit des
institutions, Paris, Flammarion, 1973.
41
el glorioso instrumento que librara a este Reino del papismo y el poder arbitrario) ha hecho enviar, por
consejo de los Lores espirituales y temporales y de varios miembros destacados de los Comunes, cartas a
los Lores espirituales y temporales protestantes, y a los diferentes condados, ciudades, universidades,
burgos y a los cinco puertos, para que eligieran a las personas que les representarían en el Parlamento que
se debía reunir en Westminster el 22 de enero de 1688, con el objeto de acordar lo necesario para que su
religión, leyes y libertades no volvieran, en lo sucesivo, a correr el peligro de ser destruidas, y habiéndose
celebrado elecciones de acuerdo con las cartas citadas.
En estas circunstancias, los mencionados Lores espirituales y temporales y los Comunes, hoy reunidos en
virtud de sus cartas y elecciones, y constituyendo la plena y libre representación de esta nación,
examinando los mejores medios para alcanzar los fines indicados declaran, en primer lugar, como han
hecho en casos semejantes sus antepasados, para defender y asegurar sus antiguos derechos y libertades:
Que el pretendido poder de suspender las leyes y la aplicación de las mismas, en virtud de la autoridad
real y sin el consentimiento del Parlamento, es ilegal.
II
Que el pretendido poder de dispensar de las leyes o de su aplicación en virtud de la autoridad real, en la
forma en que ha sido usurpado y ejercido en el pasado, es ilegal.
III
Que la comisión para erigir el último Tribunal de causas eclesiásticas y las demás comisiones y tribunales
de la misma naturaleza son ilegales y perniciosos.
IV
Que toda cobranza de impuesto en beneficio de la Corona, o para su uso, so pretexto de la prerrogativa
real, sin consentimiento del Parlamento, por un período de tiempo más largo o en forma distinta de la que
ha sido autorizada. es ilegal.
V
Que es un derecho de los súbditos presentar peticiones al Rey, siendo ilegal toda prisión o procesamiento
de los peticionarios.
VI
Que el reclutamiento o mantenimiento de un ejército, dentro de las fronteras del Reino en tiempo de paz,
sin la autorización del Parlamento, son contrarios a la ley.
VII
Reclaman, piden e insisten en todas y cada una de las peticiones hechas, como libertades indiscutibles, y
solicitan que las declaraciones, juicios, actos o procedimientos, que han sido enumerados y realizados en
perjuicio del pueblo, no puedan, en lo sucesivo, servir de precedente o ejemplo.
VIII. Que las elecciones de los miembros del Parlamento deben ser libres.
IX. Que las libertades de expresión, discusión y actuación en el Parlamento no pueden ser juzgadas ni
investigadas por otro Tribunal que el Parlamento.
XIII
Y que para remediar todas estas quejas, y para conseguir la modificación, aprobación y mantenimiento de
las leyes, el Parlamento debe reunirse con frecuencia.
Hacen esta petición de sus derechos, particularmente animados por la declaración de S. A. R. el príncipe
de Orange, que los considera el único medio de obtener completo conocimiento y garantía de los mismos
respecto de la situación anteriormente existente.
Por todo ello tienen la completa confianza de que S. A. R el príncipe de Orange terminará la liberación
del Reino, ya tan avanzada gracias a él, y que impedirá, en lo sucesivo, la violación de los derechos y
libertades antes enumerados, así como cualquier otro ataque contra la religión, derechos y libertades.
Los mencionados Lores espirituales y temporales y los Comunes, reunidos en Westminster, resuelven que
Guillermo y María, príncipe y princesa de Orange, son y sean declarados, respectivamente, rey y reina de
Inglaterra, Francia.
Fuente: COUTHBERT, George, "The Bill Of Rights (Declaración De Derechos) 13 febrero 1689",
http://jorgemachicado.blogspot.com/2010/07/bor.html Consulta: Jueves, 27 Diciembre de 2012
42
10. Paz y guerra
43
Simplicissimus en la guerra de los Treinta Años (1668)
Lo primero que los jinetes hicieron fue acondicionar los caballos; cada uno tenía su misión
especial que cumplir, todas ellas relacionadas con la destrucción y saqueo. Mientras unos
empezaron a preparar carne, a guisar y a asar como si fuera a tener lugar un divertido banquete,
otros registraron de arriba a abajo la casa. Ni siquiera el aposento privado se vio libre (...)
Destrozaron los cacharros de cobre y estaño y empaquetaron los metales retorcidos y hechos
añicos (...) Al criado lo ataron y tiraron al suelo y le pusieron un embudo en la boca, arrojándole
hasta llenarle el estómago, un cubo de ordeñar lleno de un líquido repugnante que denominaban
leche sueca, con lo que le obligaron a servir de guía en una incursión donde encontraron
escondidos a otros hombres y otro ganado, a los que trajeron a nuestra casa, y entre ellos se
hallaba mi padre, mi madre y Úrsula. Se pusieron después a quitar los pedernales de sus pistolas
y en su lugar pusieron los dedos de los campesinos, atornillándolos y torturando a los pobres
diablos de tal modo que parecía se trataba de brujas en la hoguera. A uno de los prisioneros lo
habían metido ya al horno y habían colocado ya al fuego sin considerar que no había declarado
todavía. A otro le ataron una soga por la frente y con un garrote iban retorciéndola hasta que la
sangre le brotaba por la boca, la nariz y los oídos. En suma, cada uno disponía de invento propio
para torturar a los aldeanos y cada uno de éstos sufría suplicio especial (…). Nada especial puedo
decir de las mujeres, criadas y doncellas apresadas, pues los soldados no me permitieron ver el
traro que les dieron. Solamente recuerdo oír gemir a algunas de vez en cuando, y me imagino
que mi madre y mi hermana Úrsula no correrían mejor suerte que las otras.
Bibliographie : Jérôme HÉLIE, Les relations internationales dans l’Europe moderne 1453-1789, Paris,
Armand Colin, 2008 ; Yves KRUMENACKER, La guerre de Trente ans, Paris, Ellipses, 2008 ; Jean-
Pierre BOIS, Les guerres en Europe 1494-1792, Belin Sup Histoire, 2003 ; 1648 La paix de Westphalie
vers l’Europe moderne, Paris, Imprimerie Nationale, 1998. G. PARKER: La guerra de los Treinta Años.
Barcelona, Crítica, 1988.
44
saber: Haguenauw, Colmar, Schlfeadt, Weisemburg, Landaw, Oberanheim, Rosheim, Munster en el valle
de San Gregorio, Kaiserberg, Turinghaim, y todas las aldeas y demás derechos cualesquiera que dependen
de la dicha Baylia, y los transfieren todos y cada uno de ellos al Rey Cristianísimo y al Reino de Francia,
igualmente que la ciudad de Brisack, con las aldeas de Hocstat, Niederunsing, Hartem y Arrachen,
pertenecientes a la Comunidad de la ciudad de Brisack, con todo el territorio antiguo y Jurisdicción, sin
perjuicio de los privilegios e inmunidades concedidas en otro tiempo a la dicha ciudad por la Casa de
Austria.
Item, el referido Landsgraviato de una y otra Alsacia y Suntgau, como también la Baylia Provincial
de las dichas diez ciudades y sus dependencias, y asimismo todos los vasallos, landsassos, súbditos,
hombres, ciudades, castillos, villas, fortalezas, selvas, florestas, minas de oro y plata y de otros metales,
ríos, arroyos, pastos y todo por los derechos, regalías y pertenencias sin reserva alguna, pertenecerán al
Rey Cristianísimo y a la Corona de Francia; y se entenderán incorporadas a la dicha Corona, con toda
jurisdicción, soberanía y supremo dominio, sin que el Emperador, el Imperio, la Casa de Austria , ni otro
alguno, pueda poner contradicción alguna; de manera que ningún Emperador absolutamente, o príncipe
de la Casa de Austria, podrá, ni deberá jamás pretender o usurpar algún derecho o potestad sobre dichos
países, situados tanto de la parte de acá, como de la de allá del Rhin; pero no obstante, el Rey
Cristianísimo estará obligado a conservar en todos y en cada uno de estos países la religión católica ,
según se mantuvo en tiempos de la Casa de Austria, ya quita r todas las novedades que se han introducido
durante la guerra ".
Fuente: J.A. DE ABREU y BERTODANO, Colección de los tratados de paz de España,
Reynado de Phelipe IV, Parte V, VII (Madrid 1750), págs.444-447.
Fuente : Wikipedia.es
Bibliografía: Arnaud BLIN, 1648, la paix de Westphalie ou La naissance de l’Europe politique moderne,
Bruxelles, Belgique, Éds. Complexe, 2006 ; Claire GANTET, La paix de Westphalie, 1648: une histoire
sociale, XVIIe-XVIIIe siècles, Paris, Belin, 2001. Juan José BREMER, De Westfalia a post-Westfalia.
Hacia un nuevo orden internacional, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2016,
45
http://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/3366-de-westfalia-a-post-westfalia-hacia-un-nuevo-
orden-internacional
46
11. Imperios y Repúblicas. Despotismo ilustrado
“Instrucción” de Catalina de Rusia.
“¿Cuál es el objeto de un gobierno absoluto? Por supuesto, no es privar a los hombres de su libertad
natural, sino al contrario, dirigir todas sus gestiones hacia la consecución del más alto grado de
felicidad...Esto no agradará a los aduladores que todos los días repiten a los soberanos del universo que
sus pueblos han sido creados para ellos. En cuanto a nosotros, pensamos que sólo existimos para servicio
de nuestros pueblos y no alegra decirlo. La libertad general o política no consiste en poder hacer cada uno
en privado lo que le apetezca. En una Estado, en una sociedad en que hay unas leyes, la libertad debe
consistir en poder hacer lo que se debe quererse hacer y en no estar obligado a hacer lo que no debe
quererse hacer...El gobierno debe ser de tal modo, que un ciudadano no tema a otro ciudadano y que
todos juntos teman las leyes”.
Fuente primaria: Catalina “La Grande” de Rusia “Instrucción” presentada para la Gran Comisión, 1767.
Fuente secundaria: Ma Ángeles PÉREZ SAMPER: Las Monarquías del absolutismo ilustrado, Madrid,
Síntesis, 1993, pág. 28
Catherine fit, par ostentation, acheter des bibliothèques et des collections de tableaux ; elle
pensionna des flatteurs, et flatta des hommes célèbres qui pouvaient lui servir de trompettes ; elle
envoya volontiers une médaille, ou une tabatière, à l’écrivain allemand qui lui dédicaçoit quelque
ouvrage flagorneur ; mais il falloit venir de loin pour lui plaire, et avoir déjà une grande
réputation pour mériter ses suffrages et surtout ses récompenses ; le génie seroit né à ses côtés,
qu’elle ne l’eût point aperçu et moins encore encouragé ; cependant, jalouse de toute espèce de
gloire, et surtout de celle que Frédéric l’Unique s’étoit faite par ses écrits, elle voulut aussi
l’obtenir : elle écrivit sa célèbre Instruction pour le Code, plusieurs contes moraux et
allégoriques pour l’éducation de ses petits-fils […] Sa grande et vaine entreprise de rassembler
quelques mots de 300 langues différentes dans un dictionnaire n’a pas été achevée. De tout ce
qu’elle a écrit, ses lettres à Voltaire sont certainement ce qui l’est le mieux : elles sont même
bien plus intéressantes que celles du vieux philosophe courtisan, qui […] lui répéta[it] cent fois
de chasser les Turcs de l’Europe, au lieu de lui conseiller de rendre libres les Russes. Si le Code
de Catherine prouve des vues grandes et sages, dignes d’une souveraine, ses lettres annoncent
l’esprit, les grâces et les talens d’une femme du plus grand mérite, et font regretter qu’elle ait été
aristocrate et sposicide.
Toute l’Europe retentit d’applaudissemens, lorsqu’elle publia cette Instruction pour le Code,
et lui donna d’avance le nom de Législatrice du Nord (* en note : on sait que son instruction pour
le Code fut mise à l’Index et défendue en France : Catherine et Voltaire en railloient
ensemble…). Catherine fit convoquer les députés des différentes nations de son vaste empire ; et
ce ne fut que pour leur en faire entendre la lecture et recevoir leur compliment : car aussitôt
qu’ils eurent rendu cet hommage, on les renvoya chacun chez eux ; les uns disgraciés à cause de
leur fermeté, et les autres décorés de médailles à cause de leur bassesse. Le manuscrit de
Catherine fut enfermé dans une cassette précieuse pour être montré aux curieux étrangers. On
laissa une espèce de comité pour s’occuper de la rédaction des lois ; et lorsque les favoris ou les
ministres eurent quelques protégés dont ils ne savoient que faire, ou un bouffon qu’ils vouloient
entretenir sans qu’il leur en coûtât rien, ils le faisoient nommer membre de ce comité pour lui en
faire tirer les appointemens. Et cependant l’Europe, répétoit que la Russie avoit des lois, parce
47
que Catherine avoit compilé la préface d’un Code, et soumis cent peuples différens au même
régime d’esclavage4 […]
Mais la Révolution française, cette révolution si funeste aux rois, le fut surtout à Catherine.
Les lueurs qui s’élancèrent soudain du sein de la France, comme d’un cratère dévorant, jetèrent
sur la Russie un jour livide comme celui de l’éclair : on y vit l’injustice, le crime et le sang, où
l’on avait vu la grandeur, la gloire et la vertu. Catherine en frémit d’horreur et d’indignation : ces
Français, ces trompettes de la renommée, ces historiens flatteurs et brillans qui devoient
transmettre les merveilles de son règne à la postérité, devinrent soudain pour elle des juges
inexorables qui l’épouvantoient : elle vit alors s’éclipser les fantômes de son imagination : cet
empire de la Grèce qu’elle vouloit relever, ces lois qu’elle vouloit établir, cette philosophie
qu’elle vouloit inspirer, ces arts qu’elle avoit protégés, lui devinrent odieux. Catherine, comme
bien d’autres philosophes couronnés, n’aima les sciences qu’autant qu’elles lui parurent propres
à répandre sa gloire ; elle voulut les tenir dans sa main comme une lanterne sourde, se servir de
leurs lumières pour les distribuer à son gré, et voir sans être vue ; mais tout à coup blessée de
leur éclat, elle voulut les étouffer. (en note : À la Révolution, Catherine fit ôter le buste de
Voltaire de sa galerie, et le jeta dans un coin). L’amie de Voltaire, l’admiratrice de Buffon, la
disciple de Diderot, chercha dès-lors à se replonger dans la barbarie ; mais elle voulut en vain se
refuser au jour : elle s’étoit endormie sur des lauriers, elle se réveilla sur des cadavres : la Gloire
qu’elle avoit cru embrasser se métamorphosa dans ses bras en Furie ; et la législatrice du Nord,
oubliant ses propres maximes et sa philosophie, ne fut plus elle-même qu’une vieille Sibylle. Ses
lâches favoris ne lui montrant partout que des Brutus, des jacobins et des empoisonneurs,
parvinrent à l’environner de terreurs et de soupçons. Son délire alla si loin, que […] les Polonois
furent traités en Jacobins, parce qu’ils n’avoient pas le malheur d’être Russes (en note : Les
Américains mêmes devinrent à cette époque odieux à Catherine : elle condamna une révolution
qu’elle avoit jadis feint d’admirer, titra Washington de rebelle…)
Bibliografía : Léo GERSHOY, L’Europe des princes éclairés, Paris, Fayard, 1966 ; Bela KÖPECZI,
Albert SOBOUL, Eva H. BALẢZS, Domokos KOSẢRY, L’Absolutisme éclairé, Paris Budapest, CNRS-
Akadémiai Kiadó, 1985 ; Isabel DE MADARIAGA, La Russie au temps de la Grande Catherine, Paris,
Fayard, 1987 (1ère éd. 1981).
4
L’instruction pour le code est si fidèlement tirée de Montesquieu et de Beccaria, que M. F… de B…, qui s’étoit
chargé de la traduire, ne crut pouvoir mieux faire, qu’en copiant le texte de ces fameux écrivains. On peut s’en
convaincre par sa traduction imprimée à Lausanne, chez Grasset. C’est de cet homme respectable que l’auteur tient
ce fait.
48
12. La Europa revolucionaria y napoleónica (1789-1815)
Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776)
Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los
vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e
igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio
de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos que estas verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres son creados iguales;
que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los
gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera
que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla
o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la
forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La
prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo
establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a
padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está
acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo
objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber,
derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente
sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de
gobierno (…).
Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General,
apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad
del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias
Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad
a la Corona Británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y
debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para
hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y
providencias a que tienen derecho los Estados independientes.
Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia,
empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor.
Los Representantes del Pueblo Francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la
ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del Hombre son las únicas causas de las calamidades
públicas y de la corrupción de los Gobiernos, han resuelto exponer en una Declaración solemne los
derechos naturales, inalienables y sagrados del Hombre; para que esta declaración, estando continuamente
presente en la mente de los miembros de la corporación social, les recuerde permanentemente sus
derechos y sus deberes; para que los actos de los poderes legislativo y ejecutivo, pudiendo ser
confrontados en todo momento con los fines de toda institución política, puedan ser más respetados; y
para que las reclamaciones de los Ciudadanos, al ser dirigidas por principios sencillos e incontestables,
puedan tender siempre a mantener la Constitución y la felicidad de todos.
Por estas razones, la Asamblea Nacional, en presencia y bajo el auspicio del Ser Supremo, reconoce y
declara los siguientes derechos del Hombre y del Ciudadano:
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I - Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo podrán
fundarse en la utilidad pública.
II - La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e
imprescriptibles del Hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la
opresión.
III - La Nación es esencialmente la fuente de toda Soberanía; ningún individuo ni ninguna corporación
pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane directamente de ella.
IV - La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los demás. El ejercicio de
los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás
Miembros de la Sociedad el disfrute de estos mismos derechos. Estos límites sólo pueden ser
determinados por la Ley.
V - La Ley sólo tiene derecho a prohibir las acciones perjudiciales a la Sociedad. Lo que no está
prohibido por la Ley no puede ser impedido. Nadie puede ser obligado a aquello que la Ley no ordena.
VI - La Ley es expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a colaborar en su
formación, sea personalmente, sea por medio de sus representantes. Debe ser igual para todos, sea para
proteger o para castigar. Siendo todos los Ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles
para todos los honores, colocaciones y empleos públicos, conforme a su capacidad, y sin ninguna otra
distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos.
VII - Ningún hombre puede ser acusado, arrestado ni mantenido en confinamiento excepto en los casos
determinados por la Ley y de acuerdo con las formas por ésta prescritas. Todo aquél que solicite, emita,
ejecute o haga que sean ejecutadas órdenes arbitrarias, debe ser castigado, y todo Ciudadano requerido o
aprehendido en virtud de la Ley debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable si ofrece resistencia.
VIII - La ley no debe imponer otras penas que aquéllas que son estrictamente y evidentemente
necesarias; y nadie debe ser castigado sino en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad
a la ofensa y legalmente aplicada.
IX - Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Siempre que su
detención se haga indispensable, la Ley ha de reprimir con severidad cualquier rigor que no sea
indispensable para asegurar su persona.
X - Nadie debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus ideas religiosas, siempre que al
manifestarlas no se causen trastornos del orden público establecido por la Ley.
XI - Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los más valiosos
derechos del Hombre, todo Ciudadano puede hablar, escribir y publicar libremente, teniendo en cuenta
que es responsable de los abusos de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
XII - Siendo necesaria una fuerza pública para dar protección a los derechos del Hombre y del
Ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de todos, y no para el provecho particular de las
personas a las que ha sido confiada.
XIII - Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de la administración, una
contribución común, ésta debe ser distribuida equitativamente entre todos los Ciudadanos, de acuerdo con
sus facultades.
XIV - Todo Ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por sus representantes, a constatar la necesidad
de la contribución pública, a consentirla libremente, a hacer un seguimiento de su adjudicación y a
determinar su cuantía, modo de amillaramiento y duración.
XV - La Sociedad tiene derecho a pedir a todos sus Agentes públicos cuentas de su administración.
XVI - Toda Sociedad en la que la garantía de los Derechos no esté asegurada, ni la separación de poderes
determinada, no tiene Constitución.
XVII - Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie deberá ser privado de él, excepto en
los casos de necesidad pública evidente, legalmente comprobada, y en condiciones de una indemnización
previa y justa.
Extracto del acta de la ASAMBLEA NACIONAL del jueves 1 de octubre de 1789.
La Asamblea ha decretado que el señor Presidente se presentará ante el Rey, afin de someterle la
Declaración de los Derechos para su aceptación.
50
José I Bonaparte, Rey de España (1808-1813)
51
Un artículo de José I, Rey de España, publicado en la Gaceta de Madrid
(edición del 9 de agosto de 1811)
La prueba más evidente del aprecio que se adquiere por el mérito verdadero es la de ver reunidos los
sentimientos generales de dolor sobre la tumba de un hombre que muere en circunstancias tan
extraordinarias como las actuales.
La pérdida de D. Josef Clari, coronel del regimiento de fusileros de la guardia real, ha demostrado con la
mayor evidencia aquella verdad de que de todo triunfa una virtud acendrada.
Este joven, que ha muerto a los 22 años de edad, ha merecido y logrado inspirar un sentimiento universal:
franceses y españoles, afectos al REY e indiferentes, viejos y jóvenes, todos han manifestado su dolor; se
ha visto a los vecinos cuidar de que el ruido de la calle no interrumpiese su sosiego; las opiniones y las
pasiones todas se han confundido en el interés que ha inspirado este joven arrebatado en la flor de su
edad. Nos parece que agradará al público, porque justificará su propia opinión, que le demos a conocer las
cualidades que tanto ha sabido estimar.
D. Josef Clari, sobrino de la Reina de España, era el solo que parecía ignorar su ilustre parentesco, no ha
buscado ni obtenido el respeto y el afecto público, sino por sus condiciones personales, por medio de
virtudes superiores a las de su edad, y de servicios continuos.
Este joven, que la naturaleza se había complacido en colmar de todos sus dones, tenía solo 16 años
cuando llegó con el general Berttuer al cuartel general de S. M. el Emperador en el instante en que
resonaba la señal de ataque en la batalla de Eilau. Separado de su general durante la acción, se apoderó de
un fusil de un granadero de la guardia imperial herido mortalmente; tomó su puesto, se hizo acreedor a
ocuparlo durante toda la batalla en cuerpo tan distinguido; y al tiempo de revistarlo el Emperador, los
mismos granaderos le presentaron como digno de ser condecorado con la Legión de Honor. El Emperador
y los granaderos no sabían quién era este joven tan distinguido con su elogio, hasta después que obtuvo el
galardón de su bizarra conducta.
Este suceso decidió lo que debía ser el resto de su vida. Queriendo valer por sus propias cualidades, se vio
granjearse la estimación de todos sus compañeros en el regimiento 4° de cazadores en el reino de
Nápoles. En España se ha distinguido formando el brillante regimiento de Castilla, mandando después el
de fusileros de la guardia real: su celo infatigable venció todos los obstáculos y se concilió el aplauso
general.
Los soldados de la Romana y de Castaños, de Cataluña y de Extremadura reunidos en su regimiento han
pensado de un mismo modo, y no han sido movidos sino por el impulso moral que ha sabido darles un
joven, animado por el convencimiento de que al REY y al país a que se había destinado. El regimiento de
fusileros de la guardia ha merecido bajo sus órdenes rivalizar con los antiguos regimientos de granaderos
y tiradores de la misma guardia, formados por compañías escogidas, y sacados de los cuerpos más
esclarecidos de los ejércitos franceses.
Este joven poseía la gracia, la viveza, la amabilidad de su edad, y el juicio, aplicación y serenidad de la
edad madura.
Las cualidades y virtudes que reunidas en este joven han podido granjearle el aprecio de los antiguos
soldados franceses y de los españoles, le han hecho lograr con justicia que el día de su muerte sea un día
de luto para su REY, para sus compañeros, y para los habitantes de Madrid de todas clases.
Así se ve cuán cierto es que el verdadero mérito lo es en todos los países y en todos los tiempos; que a su
aspecto se disipan las pasiones poco generosas, las cuales, como las llamas en torno de la pira de los
héroes, sirven también para aumentar su gloria.
52
Una caricatura anónima del rey José I, apodado « Pepe botella »
53
Le geai dépouillé de ses plumes empruntées (1813)
54