Fray David
Fray David
Fray David
FACULTAD DE TEOLOGIA
MATERIA:
BIBLIA
TEMA:
PROFESOR:
Fray DAVID
SUSTENTANTE:
THOLEM METHELUS
MATRICULA:
2016 – 0030
FECHA:
28/05/2020
SEMINARIO PONTIFICIO
SANTO TOMAS DE AQUINO
FACULTAD DE filosofía
MATERIA:
Filosofía de la ciencia:
TEMA:
Portafolio
PROFESOR:
DR. Leonardo Díaz
SUSTENTANTE:
THOLEM METHELUS
MATRICULA:
2016 – 0030
FECHA:
8/04/2020 La segunda generación y la conservación de la memoria de Jesús:
el surgimiento de los evangelios
ASÍ EMPEZÓ EL CRISTIANISMO: La segunda generación y la conservación de la
memoria de Jesús: los evangelios sinópticos. El evangelio de Marcos. El primer evangelio y su
carácter narrativo. Trayectoria petrina y contacto con la tradición paulina. La comunidad de Marcos.
La obra lucana. El tercer evangelio y los Hechos de los Apóstoles. Situación social de la obra
lucana. Objetivo de Lucas y desarrollo de su obrad. El lugar de la obra lucana en la evolución del
cristianismo de los orígenes
Antes de entrar en los Evangelios sinópticos (fin de la página 204) podríamos decir que, En la
segunda generación se constata la existencia de diversos tipos de cristianismo diferentes, pero con
relaciones entre ellos. Es el periodo en que aparecen la mayoría de los textos cristianos, que
integrarán posteriormente el canon y que, por tanto, han tenido una influencia decisiva en la
configuración de la “gran Iglesia”. Hay que insistir en la pluralidad del movimiento cristiano. En la
segunda generación esta pluralidad no desaparece, pero, de alguna forma, sí hay unas líneas que, en
detrimento de otras, se van consolidando, en buena medida por la importancia y el éxito de sus
escritos, líneas con su propia pluralidad y evolución interna, que mantendrán contactos desde muy
pronto y que conocerán, cada una de ellas, desarrollos posteriores.
Conviene tener presente una observación: la delimitación temporal de la segunda generación (del
70 al 110) hay que tomarla con flexibilidad. Es necesario mirar a lo que antecede, pero sobre todo,
puede ser muy instructivo hacer algunas referencias a la evolución posterior de las formas de
cristianismo que se van consolidando tras la segunda generación. Así se va logrando una visión
coherente del conjunto. Hay formas de cristianismo de la tercera generación que se pueden entender
como desarrollos o como reacciones a lo que toma cuerpo en la segunda generación. Por otra parte,
alguna de estas formas que aparecen claramente más tarde, se vislumbran ya en la segunda
generación.
El evangelio de Marcos
Este Evangelio es único, porque enfatiza las acciones de Jesús más que Su enseñanza. Está escrito
con sencillez, moviéndose rápidamente de uno a otro episodio en la vida de Cristo. No comienza con
una genealogía como en Mateo, porque los gentiles no estarían interesados en Su linaje humano.
Después de la introducción de Jesús en Su bautismo, Jesús comienza su ministerio público en
Galilea y llama a los primeros cuatro de Sus doce discípulos. Lo que sigue es el registro de la vida de
Jesús, Su muerte y resurrección.
El relato de Marcos no es solo un conjunto de historias, sino una narrativa escrita para revelar que
Jesús es el Mesías, no solo para los judíos, sino también para los gentiles. En una profesión
dinámica, los discípulos, dirigidos por Pedro, reconocen su fe en Él (Marcos 8:29-30), aunque
fracasan en comprender plenamente a Su Mesías hasta Su resurrección.
El evangelio de Marcos conoció una existencia oral, a lo largo de la cual se fue modificando y,
con toda probabilidad, generando versiones algo diferentes. La puesta por escrito de Mc, al principio
para ayudar a la representación oral, conocería también versiones diversas, lo que se puede rastrear a
partir del texto actual. Mt y Lc dependen de Mc en esto se puede estar de acuerdo con la teoría de las
dos fuentes pero pudieron conocer versiones algo diferentes de Mc y, sobre todo, les llegaría el texto
de su predecesor en versiones orales, no solo por escrito. Algo similar sucedería con la fuente Q. Es
un anacronismo imaginarla como un texto fijo al que tuvieron acceso Mt y Lc. Con toda
probabilidad habría versiones diferentes de textos escritos de Q, pero es que además hay que contar
con la tradición oral, que estaba bien viva, de los dichos recogidos en Q. Esta interdependencia entre
textos escritos y tradiciones orales ayuda a comprender la complejidad de las relaciones existentes
entre los¿ evangelistas y proporciona una visión mucho más realista de las comunidades de la
segunda generación plurales, dinámicas, sin control centralizado alguno, con necesidad de recuperar
la vida de Jesús, pero acometiendo esta tarea de forma distinta y, de alguna manera, en competencia
en el momento clave en que surgen los evangelios.
El evangelio de Marcos destaca por su potente carácter narrativo ya que se centra en la persona
de Jesús, en su ministerio, en la evolución de las reacciones diversas que suscita, y desemboca en
la pasión y en la cruz, mientras que su contenido discursivo o doctrinal es relativamente escaso
,solo hay dos discursos de Jesús: las parábolas del capítulo 4 y el sermón escatológico del
«Evangelio» es una expresión cristiana muy antigua se encuentra en Pablo y, quizá, ya antes para
designar la oferta de salvación de Dios en Jesucristo. Mc amplia este concepto: el evangelio, que
se predica en la Iglesia y que está centrado en Jesucristo resucitado, comienza con la predicación
de Juan Bautista e incluye la vida de Jesús. Así hay que entender el versículo inicial de su obra:
«Comienzo del Evangelio de Jesús Mesías e Hijo de Dios». No es que Mc esté llamando
«evangelio» a su obra escrita. Este primer versículo prepara al lector para un relato que desarrolla
la revelación progresiva de Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Tras un prólogo riquísimo, en el
que se presenta el misterio profundo de Jesús a la luz de la fe de modo que el lector posee desde
el inicio una información privilegiada, la primer parte se puede dividir en tres secciones, cada una
de las cuales empieza con una escena de Jesús con sus discípulos y termina con una
incomprensión creciente.
Jesús impone enérgicamente silencio sobre su mesianismo confesado por Pedro y habla
claramente de «su camino», que le conduce a Jerusalén, es decir a la pasión y a la cruz. En efecto,
la sección 8,27-10,52 es una instrucción sobre el camino de la cruz. Está señalada por los tres
anuncios de la pasión (8,31; 9,31; 10,33-34), que encuentran siempre la incomprensión total de
los discípulos, a la que responde Jesús con un esfuerzo catequético sobre el sentido de la cruz. No
se observa ningún avance en la comprensión de los discípulos, que «tienen los pensamientos de
los hombres y no los de Dios». Lo que está en juego es la comprensión del mesianismo de Jesús,
es decir el camino de la cruz. El hilo cristológico central del relato tiene una consecuencia
eclesiología inseparable: el camino de los discípulos no puede ser diferente al del Maestro.
El ciego de Jericó, al que se le abren los ojos y sigue a Jesús por el camino (10,52) justo
cuando va a entrar en Jerusalén, es el representante del verdadero discípulo que comprende y se
identifica con Jesús.
Podemos anotar que, Marco es una obra de síntesis, que aúna, bajo la forma de una bios/vita de
Jesús, tradiciones sobre él muy diversas por su género y teología. Pero creo que se puede decir que la
tradición narrativa representada por Mc y también por los otros dos sinópticos se inscribe en lo que
dentro de la pluralidad de corrientes cristianas de la segunda generación se puede denominar
«trayectoria petrina» .
La comunidad de Marcos
Una comunidad marginal vive en la frontera, en los más genes de su sociedad, ni se integra, ni
se evade, ni se encierra, porque presenta unos valores alternativos y no renuncia a influir y
cambiar la sociedad. Los grupos marginales, para evitar el choque frontal con el centro y para
mantener su identidad fronteriza, suelen utilizar un lenguaje cifrado que pasa desapercibido a la
mentalidad dominante, pero que está lleno de evocaciones y repercusiones para los miembros de
la propia comunidad; disimulan ante los de fuera, pero los de dentro captan el sentido crítico.
La advertencia contra los profetas y mesías falsos sale al paso de quienes con sus
ensoñaciones religiosas embaucaron al pueblo y le condujeron a la catástrofe de una guerra
suicida. El tema del autor recobra en el estudio de los orígenes del cristianismo un interés que no
tiene si se trata de un mero conocimiento literario o teológico. La tradición, cuyo primer testigo es
el ya citado de Papías, atribuye este evangelio a Marcos y lo hace de forma unánime. El texto
mismo de la obra no ofrece datos directos sobre la personalidad del autor y aunque este no
pusiese título parece que los copistas la atribuyen a Mc desde el inicio «Evangelio según
Marcos».
El evangelio de Mateo
Mateo adopta una actitud de gran respeto ante el texto de Mc y, además de completarlo, trata
también de actualizarlo para una comunidad con problemas muy diferentes, como tendremos ocasión
de ver. En el judaísmo hay toda una literatura para bíblica, que glosa y actualiza los textos básicos de
la Biblia. Mateo realiza una tarea similar, pero considera como su texto básico a Mc e intenta
completarlo y actualizarlo. Para ello recurre, como veremos, deforma abundante y peculiar al AT.
Marco está dirigida a unas comunidades fundamentalmente pagano cristianas, mientras que Mt es
claramente judeocristiano. Por eso, Mt acentúa la vinculación con la tradición petrina, mientras que
se distancia de la paulina, y quizá hasta polemiza con la persona de Pablo.
Mt introduce a Pedro en textos de lo que suele llamarse la «triple tradición», es decir en los que
sigue a Mc, presentándole casi siempre como quien se dirige a Jesús y recibe sus respuestas en
cuestiones relativas a la halaká.
En Gálatas Pablo afirma que es apóstol «no de parte de los hombres ni por mediación de hombre,
sino por Jesucristo y Dios Padre», que su evangelio «no es de los hombres», pues no lo aprendió ni
recibió de hombre alguno «sino por revelación de Jesucristo»; Dios reveló su Hijo en Pablo para que
evangelizase y él no pidió consejo «ni a la carne ni a la sangre».
En una tradición propia de Mt se cuenta el soborno a los soldados que custodian el sepulcro para
explicar el bulo de que el cuerpo de Jesús ha sido robado: «y se corrió esta versión entre los judíos
hasta el día Muy probablemente la comunidad de Mt se encuentra inmersa en un duro conflicto con
el judaísmo fariseo. Tras la catástrofe del año 70 el judaísmo tuvo que redefinir su identidad, porque
había sido destruido lo que constituía su columna vertebral hasta entonces: el Templo, el culto y el
sacerdocio. El evangelio de Mateo refleja este conflicto y es un testimonio privilegiado de la
bifurcación que va a marcar la historia de lo que propiamente se denomina el judaísmo.
El texto de Mt nos abre una ventana a otro problema de esta comunidad: la confrontación con
tendencias que no dan suficiente importancia a la Ley. Se vuelve a poner de manifiesto el carácter
judío del que nunca abdica Mt. Previene contra los falsos profetas que son lobos rapaces, pero van
vestidos de ovejas. Está claro que se trata de un problema interno de la comunidad. El peligro
procede de gentes tenidas por profetas.
El evangelio de Mateo refleja el judeocristianismo moderado, que se abre a los gentiles, pero
permanece fiel a la Ley, y que tiene en máxima consideración a Pedro, con cuya autoridad se
legitima. Una última cuestión: ¿quién es el autor? Terreno siempre hipotético, pero más en el caso de
este evangelio. La tradición que lo atribuye a Mateo depende de un texto de Papías transmitido por
Eusebio: «Mateo dispuso en orden los dichos en hebreo y cada uno lo interpretó/tradujo como
pudo» No está claro si habla del texto de un evangelio completo o de una colección de palabras de
Jesús. Algunos piensan que puede tratarse de una primera versión hebreo/aramea de Q,
posteriormente ampliada y traducida al griego.
La obra lucana
El tercer evangelio y los Hechos de los Apóstoles Lo que llamamos «obra lucana» tiene una gran
peculiaridad: comprende el tercer evangelio, el evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles.
Es opinión prácticamente unánime que ambos escritos tienen el mismo autor. El evangelio de Lucas
tiene como fuentes principales a Mc y Q. se han visto que Mt, en la primera parte narrativa de su
evangelio y en todos sus discursos, hace síntesis doctrinales combinando sus fuentes. Lc, por el
contrario, respeta el orden de sus fuentes.
Sigue a Marco de forma estricta, con muy pocas alteraciones, aunque omite la sección de Mc
6,45-8,26, y con toda probabilidad conserva también mejor que Mt el orden de la fuente Q, que
ambos tienen en común. Además Lc tiene fuentes propias, orales y probablemente escritas, algunas
de gran importancia, como parábolas, milagros y numerosas enseñanzas. Su relato de la pasión tiene
muchas particularidades hasta el punto de que hay quienes opinan que no sigue a Mc, sino que tiene
una fuente propia. Como ya había hecho Mt, completa a Mc añadiendo al inicio dos capítulos sobre
el origen, nacimiento y primeros acontecimientos de la vida de Jesús, y al final añade otro capítulo
con apariciones del Resucitado.
Lucas, además de su formación helenística, tiene también un conocimiento notable del judaísmo;
la obra lucana es un exponente eximio de cómo el cristianismo primitivo logró el encuentro o si se
prefiere, la hibridación entre la cultura helenística y el mundo bíblico judío.
La obra lucana, escrita en una ciudad importante del Imperio romano, refleja un espacio de
diálogo e interculturación con el helenismo y, hasta cierto punto, con el Imperio romano. Lucas es el
precursor de la colosal tarea que después llevaran adelante sobre todo los padres apologetas de
dialogar con la cultura grecorromana, de reivindicar la legitimidad del cristianismo en unas
circunstancias muy difíciles, reinterpretando la tradición de Jesús para que fuese relevante y
significativa en un contexto muy distinto a la Galilea en la cual había empezado. Precisamente por
esta entidad propia que el tiempo histórico va adquiriendo, Lucas escribe los Hechos de los
Apóstoles.
El estudio interno de la obra de Lc permite deducir con razonable certeza algunos datos sobre la
situación social en la que nace. Pero hay que tener en cuenta que el proyecto lucano sin duda
condicionado por su situación no se entiende solo como una obra para una comunidad, sino que
aspira a una difusión general entre las iglesias.
La comunidad no está situada en Palestina, sino en una ciudad importante del Imperio, cuya
determinación es discutible. Por eso Lucas omite cuestiones específicamente judías (Mc 7,1-10) y
palabras arameas (talita kumi Mc 5,41; effatá Mc 7,34); explica tradiciones judías (22,1.7);
desconoce costumbres palestinas (Lc 5,19: en las casas palestinas no se usaban tejas). Las
enseñanzas de Jesús en el contexto de un banquete son comparables a las de los sabios griegos en un
simposio.
El evangelio estaba orientado hacia Jerusalén y en los Hechos de los Apóstoles se narra la
difusión del mismo a partir de Jerusalén, como en ondas concéntricas, hasta llegar finalmente a
Roma, capital del Imperio (Hch 28), momento en el que la obra lucana puede concluir porque su
proyecto teológico ha culminado. A través del evangelio y de los Hechos, discurre una trama unitaria
que Lucas desarrolla magistralmente: en medio de avatares inesperados, de mil dificultades, el plan
de Dios avanza, su salvación se va extendiendo, va llegando a los judíos, después a los samaritanos.
La comunidad de Lucas legitima esta actitud, ante todo mirando a Jesús. Los Hechos de los
Apóstoles remiten al evangelio de Lucas, el cual nos muestra un Jesús misericordioso, que acoge a
publicanos y pecadores y come con ellos, lo que le granjea frecuentes críticas. Jesús, con su actitud,
quiere hacer presente a un Dios que es misericordia entrañable, que acoge al hijo pródigo, que acepta
el contacto con una mujer pecadora, que quiere hospedarse en casa de Zaqueo, tenido por pecador,
«porque también este es hijo de Abrahán». Es un tema absolutamente descollante en Lucas de entre
los sinópticos y transmitido casi siempre por textos exclusivos suyos.