Cuentos Guanebucanes II
Cuentos Guanebucanes II
Cuentos Guanebucanes II
CUENTOS GUANEBUCANES II
POLACO ROSADO
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CUENTOS GUANEBUCANES II
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*Polaco Rosado, 2021
www.polacorosado.com
Cel. 31864388518
Edición: II
Imagen de cubierta:
C.C. 17800708
ISBN
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RETRATO BIOGRÁFICO
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las rodillas que, dejaba ver las piernas lavadas y calzado con guaireñas,
por su aspecto, formaba parte de la caravana; y con sentimiento de
tristeza pregunta: ¿Dónde está mi prima? A la voz del indio, por arte
de magia; ella sale de la cocina y ad libitum le brinda una taza de café,
como expresión de bien recibido: ¿Cómo está primo hermano? Bien
–respondió el civilizado, luego agrega--, la guardia viene detrás de
nosotros, pero aquí no llegan, porque los vamos a recibir a plomo.
Entre palabras vienen y palabras van, el paisano saboreaba el néctar
negro de los dioses blanco, para despedirse. Cuando el gatillero iba
por el centro de la amplia calle, la tía Sabina les habla a los niños que
retozaban en la tienda; con una mirada tranquila y distante, señala
con el dedo índice: ¡Ese indio si es guapo, él combatió en la Guerra
de Pancho, al lado de mi hermano Ceferino! Las memorables
palabras de la matriarca, esas que despertaron inclinación hacia la
curiosidad y creatividad muy viva de los niños; fue factor motivante
para que Polaco Rosado practicara y predicara el existencialismo.
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acontecimientos, en pos de venganza con la convicción de que
desafiaría en duelo a muerte a los cinco agentes de la policía
montada, armados con fusil Máuser de repetición; la valentía de
volver la cara al enemigo sería el plazo de la fatalidad; para que fuera
abatido el 13 de junio de 1939, en Panchomana. La leyenda fue
ultimada en estado de inocencia, porque algunos de los amigos
callaron para no sentirse culpable de un suceso de dolor y pena; que
se esperaba de él por la delicadez usina de rumores. Consigo, ni le
avisaron por ventura, que viviera en malicias de una alevosía, que
pertenecía al ámbito de la psicología de la región; donde se
conjeturaba que su reputación de hombre valiente, generaba
profunda hostilidad a la agresión cobarde de alta traición asumida por
algunos de sus ―amigos"; alevosía que toma forma mayor en los actos
de cobarde deslealtad de José Prudencio Aguilar Márquez y Carchi
Henríquez Hernández.
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aporta nuevos referentes al discurso; y expresa su presencia o su
existencia). La Ruta Guanebucán (género literario narrativo, con un
surtido temático y diverso de antología). Y La Viuda de Atkinson,
novela cultivada en el siglo pasado con una temática que narra la
sublimación de la realidad; y desarrolla su acción en época moderna,
con personajes reales o ficticios. También, enfrentará grandes retos el
círculo infantil de La Infanta Isabella Sofía, donde podría discernirse
de la existencia de vivencias, que nos dan una idea de la vida; antes de
formarse la conciencia en el espíritu. En este estado, se hablaba de las
condiciones humana, en los comentarios apropiados que se refieren a
las operaciones de ánimo; que, en este género literario constituido
por la novela, siente que tiene historias de proporciones legendarias
por contar.
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CONTENIDO
Clásico Guanebucán 14
Manaure Abajo 69
El Cacique Y La Cautiva 80
Jepirrashi 84
Campanashi 89
El Supuesto teniente 96
Sandra 119
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Preferencias muy vivas del
autor, hacia Julia Elvira.
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RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA Y LA VERDAD
HISTÓRICA.
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Recuperación de la Memoria y La Verdad Histórica de Riohacha
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indios. Sin embargo, a fines de 1538 o comienzos de 1539, soldados
de la gobernación de Venezuela encabezados por Rodrigo Cabraleón
y Juan de la Barrera fundaron en el Cabo de la Vela la Santa María
de los Remedios, cerca de donde se había fundado la extinta nuestra
Señora de las Nieves."
Bibliografía
CASTELLANOS Juan, Elegías de Varones Ilustres de India. POLO
Acuña José, aspectos históricos de Riohacha Durante el Periodo
Colonial. Cronología Histórica de Riohacha. FR. PEDRO Simón,
Noticia Historial de las Conquistas de Tierra Firme se las Indias
Occidentales.
Foto de Polaco Rosado, del Cabo de la Vela, Foto de Riohacha la
Zona del Riito
"Gente de Nicolás de Federmann fundan Nuestra Señora de las
Nieves, en la Guajira (Colombia) (ago), mientras él se dirige al valle
de Upar (César Colombia), donde la hostilidad de los samarios
(colonos de Santa Marta) le obliga a regresar a Coro (Venezuela)…"
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CLÁSICO GUANEBUCÁN
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Clásico Guanebucán
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Conmemorado como el día del trabajo por los que nunca trabajan, el
primero de mayo de 1991, se llevó a cabo la primera competencia de
natación organizada por el club náutico Guanebucanes de Oro. La
competencia gozaba del esplendor deportivo que se merecía. Aunque
el mar parecía ser un acuario gigante, era un paraíso para la vida
marina. Se presentaba como una amenaza para los participantes. A
las 08:00 A.M. todos los nadadores estuvieron en el lugar de la
partida. Por solidaridad con Paulina Robles, llamada la diosa ―Yosusi
―por el amor y cariño que irradia hacia el grupo de amigos, fue
escogida para pronunciar el discurso protocolario. La inauguración
del evento, estuvo llena de profundos sentimientos. El lugar de la
partida fue la playa de la laguna ―La Raya ―-- llamada así por la
abundancia de peces planos, de cola con espina; a quienes la pisan, le
inyectan ácido fólico; lo que causa un insoportable dolor en la herida
--. La marea comenzó a subir con el soplo de los vientos alisios.
La mar está agitada, el agua estaba fría y el sol reinaba caliente. Con el
pronóstico del tiempo en contra, se dio la largada. En un ambiente
espectacular y lleno de vida, no dimensionan el riesgo; se despidieron
en medio de un cúmulo de aplausos que les regalaba la gente que
había acudido en masa para presenciar la largada del clásico. El
evento se había organizado con gran despliegue propagandístico por
la emisora local ―Ondas de Riohacha ―y por la prensa escrita de los
periódicos ―Causa Guajira‖ y el ―Flechazo‖. El nivel de emoción era
bueno. Todos se consideraban grandes atletas de la natación, pero no
conocían las técnicas. El espíritu deportivo y el empuje moral, los
hizo olvidar que la competencia era de carácter recreativo y se
prepararon para lanzarse a una acción competitiva. Estos esfuerzos
atléticos son impulsados por el honor de querer llegar. Por lo llano
de la orilla, los participantes caminaron ciento cincuenta metros hacia
mar adentro; como palmípedos, arrastran los pies para evitar ser
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sorprendidos por la espina de una raya. El rugido ensordecedor de
los motores Johnson y la turbulencia de las hélices, empiezan a poner
en movimiento las lanchas salvavidas de la Cruz Roja, Defensa Civil y
Policía Nacional que ofrecían una revista de juego único. El patrullaje
se hace por delante, a los lados y detrás de los nadadores.
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Cangrejos ―, estaba en mantenerse dentro del grupo; para no correr el
riesgo de la selección natural.
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Algunos perdieron la noción del tiempo y de la ubicación en un
momento dado, porque se encontraban muy afuera del punto de
llegada. El legendario líder guanebucàn ―Gran Cacique Boronata ―,
venía ciego porque no quiso utilizar las gafas de protección. Leonel
Arredondo ―Jashirru ―, Árbol, no coordinaba la distancia de los cinco
mil ochocientos metros con el tiempo de recorrido. En Alfredo
Ortega ―Wuimpunuin ―, Oriente, el movimiento de los brazos y las
piernas hablaban de una entrega lenta y desordenada. Los veintitrés
lobos marinos en acción, fueron enterados desde un principio de que
el clásico de la natación era un juego peligroso y debían estar listos
para hacer el máximo sacrificio en cualquier momento. Los novatos
que desafiaron la furia de la naturaleza, fueron víctimas de su propio
invento y pagaron las consecuencias con el retiro. Para poder
sobrevivir el clásico guanebucàn, todo consistía en ser inteligente y
para eso se necesitaba contar con buen estado mental. Cumplidos los
cinco mil metros de recorrido, el calambre de los dedos entumecidos
de las manos, el cansancio de los brazos y las piernas, tanto como la
fatiga les hicieron perder ritmo y venían tragando bocanadas de agua
salobre que sentían horrible por el sabor a barro; llegó a ser tóxica y
deshidratante para Macala Vanegas ―Cacique Araura Warè― amigo
del desierto y para el ―Cacique Caremur―, ―Cacique Kapurrains― de
gran respeto, Pedro Mindiola ―Kalaira― el Tigre, Edgard Ferrucho
Jr.‖Ishool― Pájaro sangre toro, Milton Muñoz ―Wuampirai― Sinsonte,
Leonardo Robles ―Warraitui― Caminante con la compañía de la ―
diosa Yosusi ― Flor del cactus, y de ―Wuit > Tusu Ka>i Kai― Sol azul.
Lo que fue aprovechado por ―Musharè ―Águila, ―Sukurrulù ―y Boris
Pinzón ―Tarash ―locos de contentos para lanzarse al ataque.
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hacia la punta del maderaje de Carreto. Se sintieron muy contentos
de estar en plena acción dándose a conocer en público. En el lado
Oeste del muelle, fueron víctima de un encarnizado enjambre de
―aguas malas ―, medusas con sus filamentos urticantes que les
hicieron ronchas en los rostros, brazos, pechos y piernas. Con el
ataque provocado por los pólipos y el frío del cuerpo, la hermandad
de los muchachos comenzó a sentir la pérdida de mucho líquido y la
temperatura de los cuerpos amenazaba con bajar. Por los
comentarios que se hacen todos los días en la tertulia del brindis del
café tinto, se sabe que el objetivo en ese momento era el de llegar
rápido a la meta que estaba en la ensenada de la enramada ―Brisas
del Mar ―al lado del edificio viejo de la ―Casa de la Cultura ―, en la
medida en que se acercaban; veían que todo el pueblo se había
volcado sobre la avenida ―La Marina ―para ver llegar a los atletas. En
un cara a cara, en un codo a codo, en un brazo a brazo y en un
cuerpo a cuerpo, arribaron a la playa de ―Brisas del Mar‖, Álvaro,
Boris y Huberto, en ese orden besaron la arena de la meta, bajo una
lluvia de aplausos. Al final, brindaron un buen espectáculo, el tiempo
del triunfador fue de dos horas y cuarenta y siete minutos. Diez
minutos más tarde, llegó desorientado el grupo intermedio. Allí,
encontraron a ―Mushare ―, Águila, como el gran ganador. Todo el
centro de Riohacha, lo ovacionaron de pie. Tenía el Ego inflado
porque se dio el honor de destronar al invencible ―Tarash ―. En la
cosmovisión de la cultura Guanebucán, todos estaban en la obligación
de apreciar y valorar el orgullo de Águila; por ser el más fuerte, el
más rápido y el más alto. Su falso orgullo, le hacía sentir haber
alcanzado la gloria de Filípide __soldado griego que hizo una
maratón de cuarenta y dos kilómetros y ciento noventa y cinco
metros, desde el campo de batalla hasta Atenas para llegar a las
escalinatas del palacio y decirle en estado de éxtasis al Rey ―ganamos
la batalla ―---. Todos los competidores se sentaron con el héroe,
alrededor de una mesa repleta de empanadas de huevo con pescado,
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chicha de maíz mascao, torrijas de piña, torrijas de patilla, guineo
maduro, uva, manzana y bolsas con agua helada.
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PADILLA: HONRA Y GLORIA DEL SAN JUAN
NEPOMUCENO
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Padilla: Honra y Gloria del San Juan Nepomuceno
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cómo, pero un buen día de 1803, aparecería en la ciudad de
Riohacha. A los diecinueve años, entabla relaciones amorosas con la
india trilliza, Rosario Mengual Martínez; pero, el vínculo romántico
que recreaba de manera idealizada con la india wayüu, dura muy
poco, porque por arte de magia; aparecería en el puerto un navío de
guerra de la Real Marina Española, que verificaba cruceros y
maniobras en el océano Atlántico; lo que lo obligaría a abandonar la
aldea, y habiéndose alejado en una chalupa; y como única excusa
buscaba reanimarse de aquel pasado, para enrolarse en el velero San
Juan Nepomuceno.
Desde 1803 hasta 1805, estuvo bajo el mando del capitán D. Cosme
Damián Churruca, que por Real Orden obtuvo un permiso especial
del Almirantazgo, para armarlo y prepararlo; como lo considerara la
mejor distribución del lastre el ―bete noire‖: se quitaron los cañones
de 8 libras, por ser de poco poder y se sustituyeron por obuses de a
36 libras; se hicieron mejores distribuciones del lastre o artillar, sólo
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con obuses el alcázar y toldilla. Desde que había dado el salto a
bordo, fue ―pájaro de mal agüero‖; porque no habían tenido una
buena noche de viento amainado. Para su asombro, durante nueve
noches y nueve días navegaban hacia el Oeste, donde enfrentaban
vientos contrarios. Tenía que guarecerse bajo la lona de un cañón.
Por el color negro de la piel, desde el más humilde de los pinches
hasta el más alto oficial lo pisoteaban, lo trataban como escoba vieja
de barrendero; como trapo sucio de sargento; como raspa mugre de
calderos, de los cocineros; apto para cargar bulto de los
contramaestres; idóneo para lustra botas con pecueca de los
capitanes. Y la limpia mierda de toda la tripulación; dentro de ese
agreste ambiente, JOSÉ PADILLA habría vivido su primera aventura
marinera; en la que se había habituado a la vida dura y temeraria.
Desde el primer instante, el piloto y su segundo le habían prohibido
ingresar al puente de mando; sin embargo, desde la puerta les hacía
saber qué, sin mirar la brújula y el sextante, les podía corregir el
rumbo que llevaba la embarcación; en vista de que su memoria
funcionaba como un reloj solar trazado en un plano, donde una a una
de las estrellas, partían el cuadrante del Cielo. Argumentos que a la
posteridad lo favorecieron, para ser ascendido a grumete.
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cruceros y maniobras en los mares del océano Atlántico, en Europa
sucedían hechos políticos transcendentales.
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conjunto de varias piezas de algunas máquinas. Hacia el ala izquierda,
estaba el ―San Juan Nepomuceno‖ en sus proximidades, estaba en
artillada el ―San Ildefonso‖ dirigido por el rudo capitán Don Pablo
Morillo ―El Pacificador‖ de la Nueva Granada y Venezuela. A bordo
del navío ―Victory‖ el Almirante inglés, Nelson permanecía confiado
en la táctica que le había ordenado a los treinta y un (31) navíos que
componían a la armada inglesa; para impartir la orden de ataque.
Roto los fuegos a las 11:45 A.M. de ese memorable 21 de octubre de
1805, se producía el mayor cañoneo librado hasta entonces en el mar;
por los quince (15) navíos españoles y los veinticinco (25) franceses;
que componían la coalición del Imperio Napoleónico. Muy rápido
relampagueaba el Cielo, arrojaba luz con algunas intermisiones;
durante todo el día, por descarga de fuego de cañones se presentaban
resplandores vivísimos e instantáneos que brillaban en las nubes. La
batalla es más relampagueante, cerca de nosotros, el ―Santísima
Trinidad‖ se hundía lentamente para descansar en el fondo marino;
al ser alcanzado por los artilleros del ―Temerarie‖. El ―San Juan
Nepomuceno‖ está rodeado por seis barcos ingleses, por arriba,
retumba atronadora la artillería; en la cubierta no se oyen las voces.
En la primera andanada se habían llevado el puente de mando, la
siguiente había arrasado el portete de estribor; y se había prendido
fuego en la galera. Por el humo que salía de las bodegas, no habían
podido recuperar el control del tiempo.
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detenía ante la mirada tranquila y distante de su capitán Churruca,
que moribundo le hacía entrega de su sable, con espíritu de
complacencia creativa: ―Defienda al Rey y la bandera de España‖. No
dejen que, sobre el mástil, ondee el pabellón inglés‖. A su muerte, la
tripulación del velero insigne se había rendido por pedido del navío
inglés ―Dreadnought‖. El contramaestre JOSÉ PRUDENCIO
PADILLA con la empuñadura del sable entre sus dedos, presentaba
contusiones en el cuerpo, lo que lo llevaría a rendirse; concluida la
acción, algunos marineros heridos se pasaron a nado al barco
enemigo y por eso, no se podía dar fijo un número de muertos. El
―San Juan Nepomuceno‖ registraba en las cubiertas de popa y proa,
ciento cincuenta y ocho (158) muertos y doscientos cincuenta (250)
heridos; de estos, veintiocho (28) estaban mortalmente heridos. No
sin fundamento, se había extendido la voz de que se incendiaba por
haber volado un cartucho; en la primera batería del calibre de 36,
después del combate. A las 05:30 P.M. la batalla se había dado por
terminada, los aliados habían sufrido siete mil (7000) bajas entre
muertos y heridos, cerca de siete mil (7000) prisioneros, y alrededor
de veinte (20) naves hundidas, el resto capturadas; los ingleses de su
parte, dieron por perdidos mil seiscientos noventa (1690) hombres.
Lo que le concedía la victoria a el Almirante Sir. Horacio Nelson.
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cara. Los prisioneros fueron confinados a pontones o buques de
guerra, fuera de servicio; donde estaban sujetos a drásticas y crueles
disposiciones penitenciarias. Eran obligados a ejercer duros trabajos
de reconstrucción de navíos, levantamiento de fuertes y en la
fabricación y reparación de armas; lo que sería escuela de motivación
para hombres de mar como PADILLA. En la adversidad, Don Pablo
Morillo le dirigía la palabra al héroe riohachero, para ayudarlo a
entender los principios filosóficos de las ―Ideas Ilustradas‖ de la
Revolución Francesa (1789); escritas por los ―Jacobinos‖ (Dantón,
Marat y Robespierre) del Partido Republicano, que se caracterizaban
por sus procedimientos radicales y su rigorismo moral. También, se
esmeraba por leer a Juan Jacobo Rousseau y a D Alambert. Aquellos
cinco (5) años prisión, fueron útiles para PADILLA; y cuando en
1808, fue celebrada la paz por los ingleses con el imperio
napoleónico, todos los prisioneros fueron canjeados. Con el
uniforme de contramaestre y el sable del capitán Churruca, JOSÉ
PRUDENCIO PADILLA LÓPEZ en busca de oportunidades,
recorre algunos puertos de Inglaterra; y se embarcaría en un barco
negrero de bandera francesa, que lo llevaría a América con una
cargazón de esclavos; y por disposición del gobierno de la península
ibérica, sería nombrado contramaestre del arsenal de Cartagena de
India.
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trance, tuvo en acuerdo normativo de conformidad con los que le
otorgaba el Senado, para tomar decisiones en la Constitución de
Cúcuta en 1821. En el tiempo actual, ejercía funciones propias de su
cargo u oficio; pero como soldado de la marina, supo poner en
acción la nave ligera ―Independiente‖ en la que habría librado crudos
combates en las batallas de Tolú, Cartagena, Ocuare, Angostura,
Lorica, Ciénaga, Santa Marta (dos veces), Riohacha (Laguna Salada);
reconocido como el Libertador de América en los Mares, al derrotar
a la Armada Española en la memorable BATALLA DEL LAGO DE
MARACAIBO, donde tuvo el honor de contar con la intrépida
colaboración de sus hermanos, Vicealmirante José Antonio Padilla
López y Capitán de navío Francisco Javier Padilla López, el 24 de
julio de 1823.
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LOS MURALES DE MI TIERRA, SON HUELLAS QUE DEJA
EL ALMA
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Los murales de mi tierra son huellas que deja el alma
La mujer fue creada para dar gloria a Dios, verbo terno; que diera
inclinación religiosa a la Madre Josefina Zúñiga De Luque. En
tendencia, la impresión artísTIKA; hacia el gesto muy evidente, que
hace la artista Bella Luz Mejía, que procede a la pared, en la
búsqueda de la representación de la Hermana
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catequización, evangelización y educación; más allá, de lo que se
quiere expresar.
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"FRANCISCO EL HOMBRE" PASAN DEL DUELO A LA
ACCIÓN DEL ACORDEÓN
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―Francisco el hombre" Pasan del duelo a la acción del acordeón.
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El boceto y propuesta de la pintora, parecería una versión mágica de
su diario vivir. Tiene un estilo realista, porque las imágenes son
claras, el manejo de los azules, azulejos beis intermitentes; como si se
escuchara el trote de la yegua coordinado con los efectos del sonido
de las notas de la música vallenata. Hay unos recubrimientos
reflejantes, del tono verde de las cactáceas y el color gris del
sombrero, donde las sombras parecen cobrar vida; los diversos tipos
de grises que representan a el personaje, que en su accionar por el
canto, iba en busca de la libertad a lomo de mula. En medio de ese
talco de colores verdes, conque se adornan las tunas a la vera del
camino; que favorece la creatividad de la obra. También, presenta
hermosos detalles, ante una nube natural entre el Cielo y el mar.
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aplicación de enseñanza primaria que dependía del Estado, sin
almuerzo la emprendíamos a marcha forzada por un camino
pedregoso; que alguna vez, fuera un río y que para los caminantes
daba acceso a la comunidad de Galán. En la puerta de la humilde
vivienda de Carlota Berti, siempre había un plato de peltre repleto de
dulce de leche y coco; para que fuera visto por todo aquel que pasara.
Los forasteros seducidos por la sed y el hambre, hacían una breve
escala. La anciana Tota Berti después que consumíamos un par de
cocaditas, nos atendía con una totuma de agua fresca; que, al parecer,
estaba depositada en tinaja de barro. Antes de emprender la marcha
para abordar el bus de Transporte La Veloz, que pasaría por La
Florida; distante tres kilómetros de aquí; la humilde anciana de
pañoleta negra, amoñada en el occipital; que hace juego con la blusa
blanca y la falda larga negra de flores blanca, que cae desde la cintura
hacia los tobillos; ante nosotros siempre refería, como si tratara de
una transmigración del alma hacia el alma de María Claudia
Zuchinni; narración que podría ser la ventana de una profecía bíblica.
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APOGEO Y DECADENCIA DE PANCHO
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Apogeo y Decadencia de Pancho
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para tomar posesión del Orfelinato de San Antonio. --Arroyo de los
Capuchinos que conduce hasta la entrada del Orfelinato de San
Antonio. --Panorámica del crecimiento de los dormitorios del
Orfelinato San Antonio, adaptándose a sus cambiantes circunstancias.
--Grupo de niños guajiros, redimidos por los Misioneros del Vicariato
de La Guajira. --Dama de familia riohachera, con un concepto
abierto, visita el Orfelinato San Antonio de Pancho. Estas fotografías
del libro Historia De La Misión Guajira del Padre Eugenio de
Valencia O.M.C. son piezas de museo, para una sala de exposición.
El segundo, excede las expectativas con la decadencia; este emotivo
momento, es un sueño de mi infancia hecho realidad; aunque
presenta grandes irregularidades, porque no presenta la historia
oculta de la Guerra de Pancho (donde José Ceferino Rosado Curvelo
es traicionado por José Prudencio Aguilar y Carchi Henríquez),
titulado Bajo El Cielo De Pancho el cual es extractado del libro
Cuentos Guanebucanes; historia que ustedes tendrán a quién
contársela; porque absorbe demasiada atención.
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BAJO EL CIELO DE PANCHO
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Bajo el Cielo de Pancho
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causa del deprimente estado de salud de la matriarca Vicenta Cotes.
Acomodado en el asiento, debajo de la enramada, donde estaban las
personas que habían llegado a verla; espero que la estancia
permanezca vacía.
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Carcagente celebraba la misa y en medio del llanto, el cuerpo sería
llevado al cementerio, en los hombros de los hijos, familiares y
amigos; que seguían el camino hacia el Cielo. Sin poder lograr
persuadirlos para que regresaran a sus ranchos, los acompañantes
permanecían en el velorio; en algunos momentos, a lo lejos se
escuchaba tambor de chichamaya, lo que validaba la fuerza del alma
de la difunta; que se confundía con el golpeteo de las fichas de
dominó y los gritos de los indios borrachos. Fueron días tristes, para
la casta Epiayüu.
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---Ahora sí creo, en las palabras de Pepa "La Soñadora".
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consideraban qué, en Carrizal, en varias ocasiones puso de manifiesto
su odio y envidia hacia los connotados. Como representante de la
justicia, alzaba su mano militar, respaldada por los representes de la
autoridad; lo que creía ejercerla, para reprimir al pueblo. Siempre
que podía, atentaba contra sus privilegios. De manera endémica, el
caserío permanecía atemorizado; y cómo válida la noticia de que en el
caserío El Cardón en semanas anteriores, el policía Vera había herido
en el pie izquierdo a Nenén Barros; por eludir el soborno de seis
carros contrabandistas. Días más tardes, el uniformado sería ultimado
por Claro Cotes, quien vestido con prendas de india; le había hecho
una emboscada en el arroyo de Taguaya. Los comentarios dichos por
propios y extraños, confirmaban que el militar había sido despojado
del arma de dotación, la cual sería vendida por José Orozco
en Hatonuevo; De ello, sería enterado el cabo Cucalón; en la
peluquería de Chilolo Mejía. De repente se venía de capa caída el
comercio del fruto del dividivi, las pieles de animales vacunos y
caprinos, los huesos y el palo brasil.
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---La policía está insoportable ---respondían al mismo tiempo,
Indo Siosi y Amable Pino--, no aceptan cumplido.
47
II
48
mansión de los padres capuchinos; donde se confundía lo pagano
con lo religioso, se sentiría un golpe y el nimbo de San Antonio caía
en el suelo. El furor profético de Pepa "La Soñadora", auguraría el
detonante de un lamentable acontecimiento:
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Era Luis Illidge. Más atrás, lo seguía un hombre moreno, desdentado
de imagen jovial que cojeaba; al acercarse pude ver que
era Monchey Ruiz. Sonreído, lo seguía Gito Ibarra y junto a él se
acercaron Macomasay Larrada y Camito Aguilar. El primero, con un
elevado tono de voz, precipita la mirada hacia el tendero:
---No hay cervezas para la venta, porque aquí hay luto ---respondía
el tendero--, si quieren le vendo ron chirrinchi, para que se lo tomen
allá afuera.
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En los alrededores de la mesa, se vivía un mundo de buenos
momentos; que podía sobrevivir al calor abrasador. Quintín Correa
tenía una mirada suave y de mucha confianza, en las fichas que
dominaban Pedro Zúñiga y Gito Ibarra, quienes hacían trampas a la
cruz de Néstor Gómez Barliza con Carlos García; fruto de la
exasperada diversión, se escuchaban los golpes de las fichas sobre la
mesa y los gritos de los mirones que se acercaban. Los jugadores se
habían dado su propio toque y distintivo, y entre asistentes y
jugadores había una idea, que ellos podían imaginar y también,
comprobar; trataban de mostrar algo sobre la confianza que José
Ceferino había depositado en José Prudencio Aguilar y Carchi
Henríquez; pero ellos abusarían al haber cometido un acto de
deslealtad, ya que había fuertes indicios de que habían irrespetado a
su mujer. Todos... a excepción del ofendido, sabían que ese
comentario estaba difundido en toda la región. Cada comentario y
acción sería tomada en serio por Carlos García qué, con el rostro
enfadado por los celos, presentaba quejas mezcladas con reclamos a
su cuñado Luis Illidge:
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De camino hacia Riohacha, cientos de cardones que sucedían este
cañón del desierto; de poco más de cinco kilómetros, trataban de
abarcar tanta naturaleza. Atrás, la calle de Pancho Nuevo, ofrecía
contrastes cautivantes, los cardones (Lemairecereus griseus) y
los trapíos (Prosopis juliflora) eran sin duda uno de los lugares más
cautivantes. De pronto, un niño comenzaba a sollozar; lloraba como
si su voz se hubiera metido dentro del cuerpo, con la boca cerrada
gemía en sus adentro; a los gritos Indo Siosi influenciado por el amor
incestuoso de Damasia Cotes, se venía lanza en ristre:
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De pronto, un lance canteado acusa un formidable uppercut que
entra de lleno a la cara de Indo, que le inflamaba los labios y el ojo
izquierdo; al tiempo que un agudo escozor le martirizaría la vista, al
sentir clavadas las ponzoñas de un enjambre de abejas. El retador no
se amilana y con el rostro cubierto de sangre, cerraba los puños y con
brusquedad se encaraba contra el pecho del homosexual. La
musculatura de Maruria se había crispado y emergía de su boca un
rugido cavernoso, que hacía patente la furia salvaje; que se
desencadenaba en su interior. El rostro cobrizo, adquiría una
tonalidad purpurea; que le daba una expresión homicida al ansia del
dueño. Con fuerza, Indo arremete como una catapulta y asesta un
furibundo puñetazo en la quijada y le hacía retroceder varios pasos;
con las piernas gelatinosas se le iba encima, tras que escupía un
gargajo sanguinolento. En medio del gentío y en el mismo momento,
que los contendores se miraban con odio mal entendido; el tío
Vicente Cotes intervenía en procura de la separación.
Comprendía que estaba en él su reputación de palabrero. Por último,
se había quedado distanciado del policía Mateo López; quién, en
medio de la algarabía de los circunstantes aglomerados alrededor de
la trifulca, se volvía en carrera hacia el indio Vicente Cotes; éste lo
había observado durante un instante, con ojos insolentes y
desagradables; sin que pensar que se asomaría a sus labios, aquella
pregunta: "¿Qué pasa, por qué lo arreas por el cuello y el guayuco?".
La india Mache María abandonaba la tienda y con corto diálogo de
oposición desafiante, se venía en carrera con los brazos en alto; como
si bailara un rítmico vals. Con cara trágica y de circunstancia, miraba a
la gente a los ojos; y sus habladurías son silenciadas, con un golpe
certero en la cabeza, que le propinaría el cojo Monchey Ruiz con el
bastón. Instante que aprovecharía Gito Ibarra para desarmar a el
agente de la policía y hacer un par de disparos al aire.
53
---Por el desquite del revólver de Che Picúa --arengaba mientras
distendía los labios en señal de triunfo--, vámonos de aquí.
---¿Hay heridos?
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---¡No... ninguno! --respondían en coro--, sin saber lo que decían.
---¿Quién falta?
55
escenario de la inteligencia callejera; en señal de que alguna mala
noticia les esperaba. La visión integral de la razón, tenía por resultado
que todo era confusión y desespero; entre los habitantes del barrio
arriba. Las casas estaban llenas de sentimientos de dolor.
56
reconocido por su nobleza, valentía y lleno de coraje--, el que se crea
mi hermano, que me acompañe.
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---¡Voy contigo Ceferino!
Pancho había nacido a finales del siglo XIX, y durante un poco más
de cincuenta años; se había mantenido como unidad administrativa.
El plano del camino, estaba dirigido a la comunicación de los
poblados de la comarca. Con el propósito de evitar que viera el
desafío de los espacios adicionales, con una buena idea, el balsero
convenía en bajarse y apartarse de la vía; de manera inútil, había
tratado disuadirlo para arrostrarlo a que evitara las calamidades, sin
dar muestras de cobardía; y no se atreviera arrojarse a batallar rostro a
rostro con los policías. De súbito, se le venía a la cabeza "si lo matan,
habría que lamentar que mataron a un hombre; que arrostraba la
muerte con placer; por quienes creía que eran sus "amigos". Un
silencio insano y cómplice, aguardaba la calle. La pensión de Solita
Loaiza, estaba llena de lamento y llanto; para calmar el flujo de la
gente que entraba y salía para compartir el dolor de la familia, por la
muerte de su hijo Negrón. De hecho, las emociones no ayudaban a
atenuar las acciones, al escucharse un ruido de motor en marcha que
se acercaba; el atuendo del ruido los invadía a todos. De pronto, la
58
emprendieron en veloz carrera hacia la Estación de Policía, Cloche
Freile y Geña Cocho y con sonidos de libertad alertaron a los
agentes:
59
---¡Néstor... tengo sed, me han matado como un pendejo!
60
Con una mirada circular, cubierta de nervios; se detenía de frente a
los fusiles que se asomaban apoyados a los barrotes de la ventana, de
donde vigilaban los movimientos que daba hacia el cuerpo
desguarnecido de José Ceferino; que con ojos desorbitados hacía
esfuerzos con pánico de locura; y con articulada pedía agua para
calmar la sed:
A tiempo que era sabido, que los hechos habían sumido a la cercana
población en una consternación; abatido el ánimo de los policías, no
tardaría en llegar con más refuerzos el anciano Palofloriao Rosado en
61
la chiva La Lanza, conducida por Luis Illidge. Pancho había quedado
en completa oscuridad y asolamiento, un estruendoso ruido
estremecía El Cielo De Pancho; por causa de la bomba que haría
activar Gatico Gutiérrez. Los dolientes que permanecían en el velorio
de Juan Manuel Negrón, veían lenguas de llama que ardían en el
cuartel. La señora Rosita Barros debía mantener a salvo su secreto
familiar y se acercaría hasta el grupo donde estaba Luis Illidge y les
hacía llegar la noticia: "Los militares estaban refugiados en el
Orfelinato, hay uno en el campanario y los otros están en la casa
obispal. Desanimados los orgullosos riohacheros, habían decidido
hacerles frente a las fuerzas del orden; que dominaban la situación
del momento. Herido de manera sentimental por la mortal lesión
sufrida por su hijo, Palofloriao se vería obligado a combatir a campo
abierto; confundido entre una lluvia de balas, los acompañantes lo
habían visto caer de espalda sobre el pavimento. Un hilillo de sangre,
recorría una larga quemadura que salía de los pelos de la cabeza. No
era una percepción, era una realidad; como pudieron, lo sacaron de
la turba y se lo llevaron dormido para las afueras de Pancho.
62
típica arquitectura valenciana, era el centro de vida del pueblo; el
doble de las campanas, anunciaban último para el entierro de Juan
Manuel Negrón; qué, para la mayor gloria de Dios, se sumergiría en
un mundo oculto con el traslado del féretro hacia el cementerio. Se
escuchaban disparos y uno atravesaría la urna, que dejaba un
desagradable hedor a sangre; entre los que ejercían el oficio de
acompañantes. Uno de los dolientes del occiso, con el dedo índice
señalaba con decisión hacia el campanario:
63
Ceferino; para ganarse mediante concesiones y con halagos los
sentimientos elementales de los ciudadanos de Pancho y ganar
influencia con la esposa de su "amigos" José Ceferino en Riohacha:
---¿Cómo va a ser?
64
el árbol de trupío que adornaba la calle, que parecía decir "el amigo
de la Leyenda, tenía un sentimiento profundo de pérdida y traición.
Bajo El Cielo De Pancho, la calle tan sola como ahora, ha
permanecido durante todo el miércoles 14 de junio. Hay sol y un
Cielo azul, la brisa sacudía las ramas de los árboles; que parecían
derramar lágrimas.
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REGRESO AL FUTURO (1531 2035)
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Regreso Al Futuro (1531 2035)
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de 2004; en él, resaltan dos hechos importantes, para que cada año
sea visitado por propios y extraños; las fiestas patronales de San
Rafael Arcángel, amenizada por la Banda Musical de Riohacha, que
desde 1936, era llevada por el contrabandista Efraín ―Capi‖ Curiel. Y
el inolvidable recuento infernal, que vivieran sus habitantes; aquel 18
de junio de 1942, cuando el capitán Helmut Witte del submarino
alemán U 159, a dieciocho millas de Punta Bolombolo; abriera fuego
contra el barco a vapor FLORA de nacionalidad holandesa.
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MANAURE ABAJO
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Manaure Abajo
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la incendiada barcaza Marilyn que en 1945, había zarpado de Aruba
cargada de harina amarilla y víveres; para los conocedores del
problema, tendría un inconveniente en la máquina y se vieron
obligados a hacer una escala; en el poblacho se encontraba el director
general de aduanas, capitán Ospina Navia, quien se negaría a emitir
un zarpe para tomar la ruta hacia Santa Marta; lo que obligaría a el
propietario Mario Pinedo Barros a incendiarla, luego de hacer el
descargue de la carga. En el patio del rancho de Juan ―Juancho‖
Barros Epinayüu, todavía reposaban el cráneo y el espinazo de la
ballena que se vararía en los tiempos de Jonás. Los tratantes afluían
hacia el Banco de Salina; llovía con fuertes vientos y sol ardiente; y a
eso de las 02:00 P.M. la radio La Voz de la Fe de Punto Fijo
(Venezuela), suspendía la programación musical para dar la noticia:
Hoy, 22 de noviembre de 1963, acaban de asesinar a John Fitzgerald
Kennedy, presidente de los Estados Unidos. Me mantenía con la
cabeza puesta en sus mujeres y sus historias, historias que siempre
llevaría en mis recuerdos. Tamaña sorpresa me llevaría, al saber que
la joya de la corona del cofre, era Chonga Meza; forma exacta de
cariño, de cómo la tratábamos. Ella era la niña bonita, la doncella, la
Julieta que alimentaba la curiosidad del visitante.
71
hiciera desde el Río de la Hacha hacia Coro en enero de 1531. Por
su delicado de salud, tal vez lo abandonaría en la sabana de Seturma;
justo, en este hermoso y maravilloso paraje, que está a dos leguas del
caserío guanebucán Orino (Mushichi).
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barro, techo de yotojoro flecado y sin caballete, que servía de escuela;
claustro donde expresaba su clásica grandiosidad académica, lo que le
daba profundidad a la vida del alumnado: Marcos Judas Meza
Vanegas, Ricardo Meza Vanegas, Segundo Meza Vanegas, Felonga
Meza Vanegas; Adalcides Ibarra Pana, Adaulfo Ibarra Pana y Eneida
Ibarra Pana; Senaida Ferrucho, Arminda Ferrucho; Vicenta Martínez,
Bernardino Lorenzo ―Yino‖ Martínez Arregocés; Nidia Sabino
Aroca, Tulio Sabino Aroca, Blanca Sabino Aroca; Miguel Cotes
Barros, Domingo Cotes Barros, Claro Cotes Barros, Luis Cotes
Barros, Laura Cotes Barros, Remedio Cotes Barros; Juan Manuel
―Gordito‖ Barliza Martínez y Merced Ramón ―Chopi‖ Rosado
Curvelo. Su ética laboral, no había sido la mejor; pero le preocupaba
el proceso formativo de los niños, ya que había que apoyarlos en su
desarrollo mental superior.
73
que había navegado como winchero, en el navío alemán Durazo;
buque que servía para transportar mercancías, de un puerto a otro.
En su experiencia por los mares de Europa y América, aprovechaba
las largas travesías para practicar el idioma inglés con los marineros de
abordo; idioma que dominaba a la perfección. En el viejo continente,
soplaban vientos de guerra; y había tomado la determinación de
abandonar la navegación, para refugiarse en lo que él ha considerado,
que sería el adecuado lugar, para formar su hogar. Con la ocasión y
disposición de practicar el arte de la carpintería, con los mejores
amigos por siempre, el maestro Fernando ―Nando‖ Cuán Martínez y
el socio Carlos ―El Sordo‖ Mengual Alarcón. La depresión lo llevaría
a la perturbación pasajera, producida por la ingestión excesiva de
bebidas alcohólica. Las expectativas del día, era que debía
74
interior tenía personalidad y alegría, porque a simple vista presentaba
una caja registrada con el logo del brandy Pedro Domecq, que
contenía seis libros y dos libretas con apuntes de los manuscritos
iniciales de su magistral obra; por su condición de biblioteca, se
consideraba el espacio creativo y genial, donde había terminado de
escribir la novela Cuatro Años Abordo De Mi Mismo (1930 – 1932).
Por su condición de hábil tejedor, Eduardo Zalamea Borda había
sido traslado hacia Bahía Honda; para cumplir con el compromiso de
coser un arrume de mil sacos de sal. Hoy, en día, Los Cerritos es ese
mágico universo que nos invitaba a vivir la historia de la fundación de
MANAURE ARRIBA.
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tienda de la mamá del propietario. Pero, no, los ofendidos trataron
de sortear muchos escenarios para enfrentarse a la situación, el
paisaje cambiaba por completo en dirección al hogar del indio
Balloneta, que quedaba en las estribaciones del arroyo Limón. Con el
paso de los días, se supo que, José Ceferino había descendido del
asiento del copiloto con una fusta en la mano que
Los chicos del barrio abajo, con la boca sucia, sin camisa y los pies
descalzos, dedicaban el tiempo libre a narrar historias; querían saber
de la maestra, cualquier respuesta de lo que alcanzaba a escuchar.
Pero, la educadora Antonia Padilla nunca hablaba de las
confrontaciones donde las personas podían carearse; ya que
consideraba que era conveniente, que se recuerde las personas, pero
no la tragedia. Ella permanecía en el ejercicio de dar instrucciones en
la fe católica a los catecúmenos, como preparación para recibir el
bautismo
76
SUEÑO DEL PESCADOR
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Sueño Del Pescador
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- Entonces, deja los santos quietos y leva ancla para poner rumbo
hacia tierra.
A lo lejos el indefinible azul del oleaje rompiente, mientras el viento
del norte alza y balancea con la marea la tapaloteada barca; la vela
remendada con flecos de lona y harapos de sacos de algodón se
desenrolla del mástil para inflarse dando muestra de simbolizar la
miseria. Patroneando como lobo marino me aferro al timón y dejo
correr por las arrugas de la frene el sudo que desaparece en el cuello
de la desgarrada ―amansa loca‖, cuyas mangas dejan ver en mis
manos hondas cicatrices, causadas por la manipulación de los
palangres cuando apresamos grandes peces. Algunas cicatrices están
sangrientas. Todo en mi es presente, excepto, las constantes locuras
de inseparable Chirito; ya en tierra, se siente a salvo y con los ojos y
sus palabras enmarca a la clase étnica a que pertenece:
-- Capitán – dice el pequeño marinero al trepitar por la playa donde
esta varado el cayuco – yo quisiera que cayera una lluvia de billetes,
para no trabajar nunca más.
-- Dios debe mandar es…… - calló y luego dijo, mirando por encima
del hombro al disminuido físico -- …una tempestad de mierda, pero
que me llegue hasta la garganta para que te jodas.
- ¡Nojoda…Tú quieres que yo me ahogue en un mar de cagá! .....
- Y tilín…tilín…cuarenta días y cuarenta noches lloviendo sin FIN.
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EL CACIQUE Y LA CAUTIVA
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El Cacique y la Cautiva
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el conquistador alemán Nikolaus Von Federmann con el nombre de
FEDERMANIA; memoria olvidada, que recuperaría el auge del
comercio perlero. En el hogar de la familia Pana Uriana, también, se
criaron Rafael Pana Uriana, Transito Pana Uriana y Alberto Pana
Uriana.
En los principios del siglo XX, para levificar el cumplimiento de los
deberes, el lápiz y el papel de niño, fue su primera forma de
independencia; lo que motivaría a los padres, traerlo a estudiar a la
ciudad de Riohacha, en el Colegio Padilla --no confundirlo con Liceo
Padilla--, plantel educativo de enseñanza primaria; de carácter privado
del maestro venezolano José De Los Santos Infante. Parabién que se
interrumpe por el estallido de La Primera Guerra Mundial, las
noticias de la radio y las fotografías de los periódicos, lo obligan a
retornar a su terruño. Todo eso, le agregaría un valor ético a la
historia de Ceyo Pana; que habiéndose convertido en mejor persona,
su presencia en el territorio guajiro, era la imagen de un realismo
extremo; lo que sería un espacio de acción, para que tuviera una
dedicación al deber; factor que serviría para que alimentara la
transición --tiempo fuera de su trabajo--, en la que el autodidacta
wayüu, demostraría que la literatura es un lugar de rebeldía; lo que se
veía en su delicada caligrafía: El Guajiro Arrepentido, Monografía de
Uribia, Chechon La Soñadora y Conferencia Etimológica de la
Palabra Wayüu. Felicidad y liderazgo personal, para que
dimensionara los hechos familiares y entre castas, por el control del
territorio de las aldeas aledañas a Carrizal: Arama, El Cardón,
Murujuy y Ahuyama.
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Jusayüu. Costaba ponerles un valor a las emociones y le confiesa que
el Capitán Eduardo Londoño Villega, los había invitados a los actos
protocolarios de la recién creada Comisaría Especial de La Guajira,
con capital Uribia; fundada por Eduardo Londoño Villegas, mediante
Decreto 300, del 19 de febrero de 1935, la habitación del rancho,
parecía haber quedado sin oxígeno. En ella aparecerían como Padres
Fundadores: Eduardo Pachón Padilla, como representante del
gobierno central, Luis Cotes Gómez representaba la sociedad civil y
Glicerio Tomás Pana Uriana, autoridad suprema de la casta Uriana.
En el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, el efecto mariposa,
lo lleva a salir adelante; en la recuperación de la caída del sentimiento
guajiro. Antes de la Constitución de 1991, participa como interprete
lingüístico de verano; para la traducción de la Biblia de los Testigos
de Jehová al wayunaikii.
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JEPIRRASHI
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Jepirrashi
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Las voces de los indígenas, recogen historias que entre febrero y junio
de 1536, el destino apasionante y salvaje del conquistador alemán
Nikolaus Von Federmann; lo había llevado a poblar una ranchería al
pie del receptáculo de piedra, vista desde lejos, aparecía como un
caserío costero, formado por ranchos de varios tamaños; todos
construidos de bahareques y techos cubiertos de pajas y/o corazón de
cactos. Completaba el cuadro de sus construcciones, una serie de
enramadas donde colgaban las hamacas.
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afirmaban que los indios eran encerrados; en lo que más bien,
parecía un ―establo para bestias‖. Según testimonio indio, le daban de
comer arepas como para perros; sin otra cosa que Agua. Muchos no
podían resistirse al trabajo de no poder sacar perlas, porque los
ahogaban, otros caían mal y echaban sangre por los oídos y narices; a
quienes los canoeros mataban a golpes de canalete.
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las labores de las faenas. Apenas hubo salido el sol, en la playa
dormida de Mushichi; por lo general, tres indios de piel curtida y
endurecida por los rayos solares; con urgencia se dedicarían a la
acción del calafateo, para cerrar las junturas de las maderas con
estopa y brea extraída del árbol de la kuica (Cercidium fraecox). Con
desigual intensidad en los impulsos, es llevada en arrastre sobre
polines hacia la superficie marina. Una vez se solidifica, embarcan el
rezón –ancla pequeño--, y las caretas de buceo; ya que la pieza del
chinchorro, confirma que la tripulación se dedica al buceo de
langostas (Polinurus elephas).
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CAMPANASHI
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Campanashi
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Hace una hora, había desaparecido de la superficie marina, el color
verde de la línea de flotación de los veintiocho metros de eslora; señal
de que las bodegas de proa y popa, están llenas por las estivas de
trescientos bultos de café, de setenta kilos. Había un lenguaje muy
sutil en la embarcación, el capitán Colón le da una cara amable a la
pasajera Rosa Albina y a la tripulación; al ponerlos en ocasión de que
cada uno descifrara sus movimientos. Se apresura la hora cero. Con
el movimiento del alza del ancla, se llevaba a cabo el zarpe desde
Puerto Pusheo, a media máquina se adapta a las cambiantes
circunstancias del Océano; con bolas de vientos, la mar permanecía
picada a merced de la marea vacilante; el timonel Ramón mantenía el
rumbo Noreste hacia las Antillas Nerlandesas. Con una visión
misteriosa, domina la costa. El ocaso rojizo del sol, alumbraba a
primera vista; lo brillante del color gris del barco. Sobre la hora de
navegación el aire de los vientos Alisios, tenía masa y presión; algo
que daban por sentado por el rumbo que llevaban. Desde la sala de
mando, el marinero Ramón aferrado al timón; había hecho
avistamiento de la primera señal del faro de Punta Gallina: El embate
se daba por causa de los vientos frescos y suaves; que reinaban mar
adentro. De pronto, a la hora de la cena se percibiría un ligero ruido;
mezclado con un desagradable olor a aceite quemado; el motor se
había apagado. El motorista Billo Guiliab baja presuroso por la
escalera que daba al cuarto de máquina, a la nada sube con la ropa
empapada de agua:
---¿Cómo va a ser?
---Sí... capitán...
91
Se escuchaban gritos de alarmas, que advertían de la proximidad de
un peligro; inquietud, susto y sobresaltos causados por el riesgo que
corrían al anochecer. Las acciones del capitán Colón, serían el
producto del comportamiento del radio:
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impetuosa, la actividad práctica inmediata, consistía en que el
acomodamiento de las personas; estuviera de acuerdo con el peso.
Con resignación, el capitán Colón sería el último que abandonaría la
embarcación de veintiocho metros de eslora y dos metros de calado;
qué, zozobraba ante los ojos de Dios. El Océano Atlántico era un
imponente escenario que inspiraba miedo a la muerte, en él se perdía
la dinámica de las olas; y su cuerpo de agua rompiente, era un muro
que estremecía la lancha salvavidas; que se mantenía sin rumbo en
particular. Durante las horas de la larga noche, los náufragos vivieron
grandes emociones de terror; que los invadía a todos.
El aterrador frío que los azotaba, se calmaba con la llegada del trino
de las gaviotas. Un halo solar iluminaba el Cielo que estaba
parcialmente nublado. Irrepetible realismo mágico de la naturaleza
marina, que combinaba los colores azules de forma impresionante;
donde algunas olas se destacaban por su naturaleza salvaje; y lo
rústico de las coordenadas donde se encontraban. En el pequeño
bote salvavidas, el negro capitán Guillermo Colón permanecía muy
escéptico, sin embargo, estaba interesado en el tema del
comportamiento de cada uno de los náufragos; flotaban a merced de
las olas, que a veces le impedían darse cuenta de la balsa donde iba el
marinero Ramón Gómez sentado en posición de moai, con los
brazos cruzados y los pies dentro del agua; que al parecer disfrutaba
de un agradable olor a sargazo. Con el tiempo despejado avistaron la
costa, las profundas aguas y cambiantes mareas formaban remolinos;
que habían hecho que la perdieran de vista. En los alrededores de la
pequeña embarcación, circulan olas de rápidos cañones; que al chas...
chas... no perderían las esperanzas, de qué, en este día muy soleado;
algún bote los rescatara. Las horas se tornan cada vez más largas, con
el paso del tiempo. En el grupo la animación decrecía, y el motorista
Billo Guiliab con la mirada más ausente que de costumbre y evidente
debilitamiento, era sacudido por estremecimientos convulsivos; por
haber ingerido calmantes con pequeñas porciones de agua. A la vieja
Rosa Albina, la había aturdido la inexplicable reacción del
compañero; al formarse una idea de la agonizante expresión: "¡Vieja
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Rosa... no me deje morir, se lo ruego --balbuceaba con la boca llena
de espesa saliva--, no me deje morir!" Toda la tripulación había
ingresado en un estado catatónico. Y la adulta con trastorno de
ansiedad, con dolor exclamaba: "¡Por amor de Dios... Billo cálmate!".
El delirante maquinista había intentado ponerse de pie, para tomarse
un pocillo de agua; pero, un golpe de ola en el casco de la barca, le
hacía perder el equilibrio; y los monumentos de piedra que lo
acompañaban, lo veían caer de cabeza sobre una curva del fondo de
la lancha. Se miraban a los ojos, porque la angustia de la sed y el
hambre; había hecho que sus conversaciones estuvieran basadas en el
lenguaje corporal. De manera tardía, Cachaco se disponía repartir la
vitualla, en pequeñas porciones de alimentos; estando en esa, se había
enterado que Billo no respiraba: "¡Capi... Capi... Billo ha muerto!".
No hubo tiempo de sacarlo de su éxtasis, desde el puente de popa,
donde el capitán se había instalado desde un principio; lo miraba con
mucha atención. Tras muchos minutos de silencio, murmuraba el
Capitán Colón: "¡Hay que cumplir con los requisitos de las
veinticuatro horas, para poder arrojarlo al mar; ahora, deben
preocuparse por la salud de Ramón; en el momento que tenga que
abandonar la balsa qué, en cada surco de ola, ¡se mecía como una
mariposa!".
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azulejo que nunca se acababa. En la barca el panorama era sombrío,
había creado pánico entre los náufragos.
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EL SUPUESTO TENIENTE
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El Supuesto Teniente
Puerto López y/o puerto palo, reducidos a ruinas entre los civílicos
paisajes del médano, es una más de las tantas huellas; que aún
perduran en suelo guajiro. Los paisajes naturales, denotan una magia
especial, aunque que revelan muy pocos detalles; sobre lo ocurrido
en la primavera de 1950. Esta novela está muy bien pensada, muy
bien armada y muy bien contada; en cuanto a las circunstancias que
rodeaban la historia mitológica de la fregata de guerra Almirante
Padilla, de quien obtendría su inspiración el compositor Rafael
Escalona, con el clásico vallenato del pasado, que es una prenda de
lujo del presente. La situación estaba tensa y el pueblo había quedado
desolado, el encargado de la situación era el inspector Pachito
Iguarán, que se desplazaba con el secretario Zancudo Pinedo; en un
Jeep Willys verde, hacia la oficina donde permanecía el cachaco
Santacoloma custodiado por los agentes: Sipuna Freile, Nachito
Torres, Kaiser Mejía y Chebola Pérez. Enterado de la situación, se
pone en movimiento y frente a la casa de Clemente Ibarra, hace una
97
señal de alerta. Pasados los minutos, desde la ventana del aposento de
la casa de Chila Rosado, lo veía venir en diagonal el leguleyo de
Mingo Navas; cada vez se hacía más clara la silueta de pelo negro
intenso, franela blanca, pantalón color rapé que hacía juego con el par
de sandalias que calzaba. Con la cabeza erguida, por el centro de
amplia calle, se acercaba sigiloso a la residencia del inspector; lo que
le llamaría la atención a Mingo Navas y a media voz, despierta del
miedo: "Mente... Mente... ahí va el hombre, lo tienes facilito pa que lo
quiebre con la 22".
Bajo el continuo aguacero del año Dos Mierda, despierto después
de haber visto los rostros de una multitud de bienaventurados
espíritus que me han invitado a observar el alma de los difuntos que
se mueven por los alrededores de la laguna. Ante horrendo
espectáculo elevo una plegaria a Iwaa (Diosa de la Lluvia), para
hacernos a la mar contra viento y marea, llevando a sirga y vela el
frágil cayuco que se mece como una hoja de papel, entre las ―chas
chas‖ de las olas; que al suave vaivén me hacen presa de una ilusión
extraña de ver las tres carabelas antes de arribar a Puerro Palo.
En la playa pasaron las horas como si se hubiera encogido el tiempo;
el sol se esconde detrás del manglar, para que podamos ver una
obesa silueta que toma forma y tamaño en la medida que se acerca
hasta nosotros, juntando las miradas, mientras el cáñamo de los
cordeles se desliza entre los dedos de las manos. El aire nos hace reír
hasta que sus palabras rompen el silencio con una voz casi apagada,
como si pudiéramos atribuírsela claramente a una vida espiritual.
¿Quién?¿Chirito?
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Si, él.
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quien fue el que trajo ese diablo hasta aquí… - guarda silencio
un rato y luego añade -. Anda como ave de paso porque lleva la
misión de asesinar al embajador Plinio Mendoza Epuleyo,
quien se le escapó a la salida de una clínica en la capital de la
república.
Oigo su voz cada vez más lejana. Me causa angustia que continúe,
mientras más arqueo en el chinchorro, para esperar el sueño.
Duermo a pausas, lo siento caminar a pasos cortos, muy cerca de mí,
hablándome junto a los oídos.
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Algunos decían que en una de las paredes había un letrero del
caudillo Jorge Eliecer Gaitán. Otros alegan que María, la mujer
de Benjamín, le dijo que Mundo era liberal.
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seguridad de que todas las ventanas están abiertas al sol, se puso
a hacer reflexiones, dando un par de pasos al sol, se puso a
hacer reflexiones, dando un par de pasos al frente de la calle.
Observando el espacio que aguarda hasta la casa del inspector
Pachito Iguarán.
¿Qué le dijeron?
102
seguro de que el hambre y la sed lo harían salir.
-¿Se emborracharon?
103
su oportunidad. ―Ahora me toca a mí‖, había pensado.
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¿Qué hizo Taushi?
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se va en falso, como si mi soplo la hubiera abierto. De pronto aparece
el pescador siguiendo con ojos rientes la presencia de los
desconocidos que le han dado una mano amiga, después de tantos
años de no venir nadie por aquí. Nos saluda diciendo:
-Mucho gusto, Joaco Salazar para ustedes.
--- Mi nombre es Tomache Mengua. Ellos son mis hijos –dije,
señalando a Bongo y luego a Cayale.
--- ¿En qué andan ustedes por aquí?
--- Estamos buscando a Pópilo Freyle, para darle las gracias por la
atención que ha tenido con nosotros.
--- Ustedes están solicitando por alguien que murió hace veintidós
años.
--- ¿Cómo?.si estuve hablando con él toda la noche, sobre la vida del
chulavita que tiene humillado a todo el pueblo.
--- ¿Cuál policía ni cual pueblo, si en esta ruina vivo solo hace muchos
años? De Pópilo te diré que era un gran embustero, y estoy seguro de
que en el purgatorio le echa mentiras a Dios y al diablo.
- Si la memoria no me falla lo último que me dijo del comandante
fue…que en principio amenazó con matar a su paisano Chichigua
Ospina poniéndole un puñal en la garganta; luego arremetió su ira
contra Mundo Pana y se marchó sin que ninguno de los aculillados
del pueblo hiciera nada para detenerlo.
El ermitaño pescador con su cara pálida y sus perfectos dientes
blancos que se asoman apenas en sus labios morados y endurecidos
por la seca brisa del desierto, detalla todo lo referente:
-Hace cuarenta y tres años el comandante Santacoloma pudo haber
escapado, pero con la llegada de los bancos, los hombres del pueblo
contaron con el apoyo de Mingo Navas, quien llegó a decir con
manifiesta temeridad: ―No debemos dejarlo escapar‖. Estas palabras
reforzaron mutuamente nuestro valor –repone algo que escuché entre
106
sueños-. En casa de Taushinara, de repente, el recién llegado
suspende la comida al escuchar un par de botas polainas que
taconean el suelo; se pone de pie y ve al verdugo que dura, mirando
siempre adelante para subestimar a sus contrarios y lograr el máximo
de sí mismo – continua muy quedo en cierto momento-.
Simultáneamente, en el oscuro interior de la ventana, desde una
óptica serena, Taushinara lo tenía en la mira telescópica de una
carabina marca ―U‖, que restalló, haciendo puntería en el orificio del
oído izquierdo, lo que lo hizo sentir un lacerante dolor y soltar un
alarido al trastabillar como un cerdo maniatado e irse de lado para
caer bruscamente de espaldas contra el pavimento.
--- ¿Y…los demás qué?
-También comenzaron a dispararle, sin ningún acierto. Al rato de
estar tendido en el piso, con el revolver empuñado, se le acercó la
vieja Dolores Laclé y ve que está pestañeando como gato dormitado;
como pudo cogió una piedra, y se la reventó en la cabeza, diciendo al
mismo tiempo; ―este hijo de puta todavía está vivo‖. Detrás se le vino
Chema Ladrillo y lo secundó con un pesado adobe. Luego bajaron
los pistoleros para acribillarlo.
Trato de ponerme cómodo para que se me relajen los huesos, y
poder concentrarme para permanecer consciente, porque siento que
sus oscuros ojos recorren nuestros cuerpos. Luego intervine:
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DE OCHENTA Y DOS DISPAROS DE REVOLVER".
¿Que respondieron?
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la puerta, y con el alma destazada regresamos a la orilla del mar,
dejando atrás el infierno del que muchas veces me habló el espíritu
de Jepírech (espíritu del viento).
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LAS RUINAS DEL IMPERIO GUAJIRO
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Las Ruinas del Imperio Guajiro
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nombre de Puerto López en 1934. En principio, nos enseñó a vivir
del contrabando; de esta manera, quiso allanar dificultades de orden
personal y/o social; a grupos de individuos del pueblo guajiro, para
que establecieran relaciones comerciales con las Antillas holandesas
de Aruba y Curazao. Los contrabandistas no se hicieron esperar. En
Riohacha, Capi Curiel construyó la embarcación ―Josefa Isabel‖ y en
Punto Fijo (Venezuela), un margariteño se hizo a la vela en la chalupa
la ―Galana‖. Desde Riohacha, los camiones que transportaban los
víveres y las mercancías ilícitas, eran de propiedad de José Ceferino
Rosado, José Prudencio Aguilar, Luis Illidge, José Antonio
Bonivento, Manuelito Bonivento, Néstor Gómez, Carchi Henríquez
e Ismael García, entre otro. Con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial, Alemania le declaró a Estados Unidos; la guerra submarina
del Caribe. Y el floreciente auge de los pueblos de la península de La
Guajira; se vino abajo.
En 1950, Puerto López comenzó a resurgir; gracias al comercio
marino con las Antillas, que consistía en la obtención de víveres y
otras provisiones; a cambio de ofrecerles café en grano. La empresa
Cemento Caribe se dedica a la explotación de talco; que servía de
materia prima, para la elaboración de cemento. Para garantizar el
transporte en grandes buques, instala una estación de combustible en
Laguna Tukakas. Estas embarcaciones son aprovechadas por el
comerciante Mario Pinedo Barros, para llevar ganado vacuno,
caprino y ovino a las islas de Aruba, Curazao y Martinica. Con el
despertar de este último proyecto de negocio, se restablecen las
relaciones comerciales con los antillanos. Cuando niño, recuerdo las
primeras impresiones de los camiones contrabandistas conducidos
por Segundo Mesa, Chopi Rosado, Deofante Lubo, Máximo Iguarán,
José Luis Iguarán, Luis Illidge, José Antonio Bonivento, Polanco
Pérez, Fifo Durán Pana, Luis Ángel González y Rangel Palmar,
Sampi Lopesierra y el pacotillero de Pipe Socarras; entre otros. Y los
propietarios de los barcos piratas, la ―Por ella‖ de Chopi Rosado; el
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―16 de Julio de Liceo Lubo; el ―México‖ de José Prudencio Aguilar;
la ―Rápida‖ del Diablo Blanco; la ―Clara‖ de doña Clara Pinzón,
millonaria dedicada a la venta cervezas bien frías; la balandra
―Briseida‖ era del rico Antonio Gómez; este había acumulado una
fortuna representada en dólares, florines y bolívares; que lo convertía,
en el venezolano más poderoso de la isla de Margarita y el ―Perú‖ de
Taushinara Ibarra. Esta gama de hombres honrados y valientes,
fueron miembros activos del Imperio Guajiro; que exportaron
millones de bultos de (60 Kgrs) con café; que le reportaron jugosas
ganancias, que superaron la bolsa del mercado negro de Nueva York.
Esta cifra impresionó al mundo financiero, al enterarse de que en
Puerto López no había sembrada; una sola hectárea de café. De
pronto, terminaba la primavera de 1952, nadie estaba preparado;
para ser protagonista de la escena dantesca que deparaba al pueblo.
(Leer el cuento ―El Supuesto teniente‖, en la obra Cuentos
Guanebucanes). Hoy, en día; la calle habla de las escenas recreadas,
de las casas en ruinas. Freno el campero Toyota en el centro de la
ruta; nos apeamos, y todos vimos la longitud y ancho; de lo que
queda de calle. De inmediato, nos dimos cuenta, que las viviendas;
son pinturas que hablan con aplastante quietud. Al fondo y en el
centro de la vía, la parroquia no deja deslumbrar; por el fervor que
despierta esta historia. Al costado derecho de nosotros, está el bar de
la desgracia.
El sol se posa sobre las fachadas, de la acera izquierda de la calle;
estas imágenes fantásticas pueden contar detalles notorios de las casas
propias de estilo republicano; como la del Zurdo (el cartagenero) y
las casas de Joaquín Salazar y Baronchi Salazar; sigue en importancia,
el rancho de Julio Hernández y la mansión del Inspector Pachito
Iguarán, su condición médica tiene sobre peso; por los estudios
universitarios alcanzados. Él tiene por vecino a Marcos Salazar,
esposo de Lucila Iguarán; su imagen pública, alcanzó grandes alturas.
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Y al residente vitalicio Elías Iguarán. Sigue el orden especial, la
residencia del hogar formado por la
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escuchan por el lado derecho del vehículo Toyota rojo. La
personalidad luminosa de Aida, fortalece su identidad y autoestima; al
ver con los ojos de la mente, los patios de las viviendas, que se
encuentran amenazados por las cambiantes arenas del médano, que a
pasos gigantes: camina veinte centímetros cada año. Tanto, ella como
Torito Iguarán; quisieron compartir sus historias con David Robles.
Sus mentes son bombardeadas, por imágenes de otro tiempo.
Cuentan historias cumbres, de los médanos que se mueven veinte
centímetros cada año; para devorar los patios de la cantina donde el
teniente Santacoloma da muestras de tener tendencias a humillar o a
entrar en discusión con la gente y como medio de provocación, se
dedicaba a matar los perros; lo que parecía ser el denominador
común, de un sociópata sin emoción ni remordimiento. No
satisfecho con lo que hacía, el psicótico asesino fulmina por la espalda
al cantinero Mundo Pana. Con esta hace vecindario el negocio de
William, dedicado a dar hospedaje a las prostitutas que llegaban al
pueblo. En ese orden, estaban las habitaciones de la marica Ruperta,
seguida por la de colega Juancho Scott; la pared derecha, colinda con
la residencia de Juancho Coba; sigue en importancia avecindaría, el
reciente hogar de la familia Barucci y el eslabón de almacenes y
oficina de los hijos del palestino Nicolás Elías Abuchaibe Idani,
comerciantes de escafandras para buzos que se dedicaban a la pesca
perlas; también, vendían telas y se dedicaban al cambio de monedas
extranjeras: Dólares, Bolívares Florines y a la compra del fruto del
dividivi. En ese orden, tenían de vecina a la desparramada casa de la
señora Clara Pinzón; que se dedicaba a la venta de cervezas bien frías.
Al costado derecho, quedaba la Inspección; donde labora en calidad
de secretario, la trágica figura de Lisandro Pinedo. El encanto de la
residencia de Pacho Amaya, es porque está ubicada al lado de la
Inspección. Esta llega a ser muy cercana vecina a la familia del señor
Joaquín Iguarán (Maquishi). Siento que algo me lleva a decir que en
el lote enmontado, desaparecieron el restaurante con techo de dos
aguas, de Toña Suárez, la mujer de Luis Núñez; el dulce hogar de
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Taushinara Ibarra con Chila Rosado, que está a prudente distancia de
la parroquia Nuestra Señora La Virgen del Carmen y al final de la
acera, está solitario el rancho con techo de yotojoro de Alicia Padilla;
viuda del margariteño Luis Beltrán Suárez. La riohachera tenía el
alma devastada por el vil asesinato de su hijo Augusto. La india, el
paisano y el alijuna; llegan a la puerta de la Casa de Dios, y ponen fin
a este clima de miedo. Meditan. De espalda, Torito tiene una mirada
que lo recuerda todo. Las edificaciones,
tienen un semblante de mucho estrés.
Estas imágenes, son una forma de
comunicación con la gente; que todo lo
ve desde afuera. El exceso de
entusiasmo, nos lleva a dar un paseo; por
la orilla de la playa.
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y calicanto, que da la apariencia de ser un rostro que tiene rasgos
característicos de una diosa homérica; este mural servía de sostén a
los tanques de combustible de la estación Cemento Caribe, Y en la
media luna de la orilla céntrica, refugiado en el manglar; se encuentra
el meteorito, evento extraterrestre; que habla de lo conocido y lo
desconocido de la órbita de Júpiter. Más adelante, los objetos en
mención; inspiran un rurrú onomatopéyico; por el riesgo de la osada
hazaña que David pretendía llevar a cabo: ―¡Gringo… no lo intentes,
porque debes tener en cuenta; que el manglar que rodea la laguna, es
una fuente de alimento para los tiburones que llegan a visitarla; en
tiempo de desove ¡‖. Estos monumentos de gloria, velan el andar de
los años. Desde la orilla de la playa, una ilusión óptica nos lleva a ver
unidas; las dos torres que separan a Colombia de Venezuela en el
punto extremo de Castillete. Por la conducta del personal policivo, la
relación de los países hermanos; no está en los mejores términos.
Próximo al árbol de ―Mangle de Pablito, estoy tentado a saber; que
tanto sabe, el viejo zorro marino de Torito Iguarán: Por principio, los
lugareños, mantienen el espíritu variable, razón que lo ha llevado a
pervivir o a morir en circunstancias difíciles. El cementerio con
cadáveres reales. Otras tumbas con espíritus, entre ellas la de
Santacoloma; que parecen estar vacías, como si sus muertos; habrían
salido con voluntaria resurrección. El aeropuerto, es fiel reflejo de lo
que fue el poder económico; de este vasto imperio; en él, todos los
jueves aterrizaba un avión de la empresa aérea Skaddat. La duda
razonable de su existencia, está en el condominio del legendario
Pópilo freile Rosado; que fue abandonado muy pronto, por la
mordida que le propinara una culebra Mapaná raboseco a su esposa
Rosario Pérez. En esta oportunidad, arribó al puerto el ferri # 241, de
la Armada Nacional; repleto de víveres para promover el
asistencialismo, en la Gran Nación Wayüu; y de esa manera, mitigar
el hambre, a que fueron sometidos en 1952. El pueblo muere de
manera metafórica, pero… aquí pasamos los mejores momentos de la
balada; y quedamos emocionados con la hospitalidad de su gente.
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SANDRA
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Sandra
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Sostiene sobre sus muslos la carta de corrección del rumbo. En el
cuarto de mando, todos sus movimientos son observados por la
mirada monalísica de un cuadro de la Virgen del Carmen. La gente
de a bordo, sigue con la misma alegría. En su momento, Monche
Redondo tomó el control del timón, sosteniendo el curso de la aguja
de la brújula en los 30º noroeste. El mar de Punta la Vela parece ser
muy atractivo y tranquilo; pero a veces cambia y es catastrófico.
Estando en movimiento en un cuarto de máquina, Monche
aprovecha el grado de confianza de su apariencia personal para
confirmarle el rumbo:
--- ¡Norte franco, capitán!...
La marcha sigilosa se efectúa en el más completo silencio. En su
interior lleva un cargamento de seis metros cúbico de madera de
cedro tablones, que tres meses antes habían sido embarcados por
―Tata el Loco‖. El capitán, lleno de energía en su contextura
poderosa de hombre bajo y robusto, debió desfogarse de un juego de
emociones al asomarse por la ventanilla que comunica al cuarto de
mando con el salón de los camarotes donde el maquinista ha
permanecido indiferente a la alegría desbordada por todos desde
hace un buen rato. A su actitud de ansiedad y pasividad, le sugiero
que le dé máquina para que aligere la marcha. Luego de un fuerte
cruce de voces de elevado tono, me embarga un fuerte sentido de
culpa, motivado por el hecho de saber que el muchacho es sobrino
de Manuel Bustamante, quien a última hora se vio precisado a
abandonar el barco por no llegar a un acuerdo salarial con el dueño.
Luego de una fugaz reflexión, que me lleva a bajar el tono de voz, lo
conmina con el respeto que se merece:
-Un cuarto de máquina, por favor.
-Sí señor, un cuarto de máquina -se le alcanza a escuchar.
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El ruido del motor, ahoga sus gritos de ayuda. Una hora más tarde se
dirige al timonel:
--- ¿Qué rumbo lleva?
-Noreste franco, capitán Robles.
El exceso de confianza que siempre había caracterizado al capitán, le
sirvió para que, en una fracción de segundo, fuera conociendo la
comprensión indeleble que hay en la mente del hombre que ahora se
encuentra en el mando, ostentando rasgos definidos de tímido y
aventurero. Chichi, maniobra el timón para centrar el rumbo del
barco pirata que viene sosteniendo su curso con vientos de frente.
Con viento de babor, la imagen de la Sandra es una sombra de
simulación que, a partir de ahora, comienza a tener sus propios
pensamientos profundos. Luego de hora y media de ritmo acelerado,
se preparan para hacer una breve escala. Cae la noche y se despiertan
en otro mundo. Anclaron en las playas del caserío de Mayapo, en
donde son esperados por un grupo de camiones contrabandistas. Los
que lo vieron partir bajo la ―Ilusión de Ponzo ―, ahora alcanzan a ver
de cerca que su casco está construido en madera de ceiba tolúa,
presentando una eslora de once metros por cuatro metros ochenta
centímetros de manga y un metro ochenta centímetros de puntal
desde la bodega de proa hasta la popa.
En corto tiempo hicieron el embarque de veintisiete cajas de jabón
Camay, repletas de platino; ajetreo que se hizo bajo una
inescrupulosa atención de detalles autorizada por el mascarrabia del
dueño. El producto del pensamiento de Rafael Gómez es la rectitud
de Jorgito Robles, de quien confía y hace entrega de diecisiete mil
pesos moneda dura colombiana, más el conteo detallado de tres mil
pesos oro, representados en pequeñas denominaciones de
manoseados billetes de florines, bolívares y dólares, que dan un
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monto de veinte mil pesos oro, exclusivamente para comprar cien
cajas de whisky White Horse en el depósito de Haime Manzur en
Aruba. El capitán Jorgito intenta poner su vida en orden, ha
considerado que el dinero y la mercancía son apetecibles a los ojos de
la gente. Los pequeños sucesos terminan en medio de la oscuridad y
entre charlas y carcajadas esperan a que llegue la media noche para
elevar ancla.
Del puerto indígena, la lancha zarpa con uno de los cargamentos más
pesado y valioso que jamás se haya hecho en estos mares. El agua
fuerte corroe la corteza de los podridos tablones. La confianza y
responsabilidad depositada en el capitán fue el producto de un
elevado estado de ansiedad y depresión de los modelos de su mente.
Siguiendo el curso de agua de la mítica ruta, por donde ingresaron los
miembros de la cultura guanebucán, la Sandra navega con rumbo
noreste, con vientos en contra de 30 kilómetros por hora, a una
velocidad de ocho millas náuticas.
Ahora están a merced del rumor del océano. El agua espumosa se
esparce y se eleva errante a la luz de la luna, convirtiéndose ésta en su
magia especial. Los suplicios del frío de la madrugada, desaparecen
con la llegada de la luz del crepúsculo. El sol golpea el océano, y las
criaturas de abordo despiertan de su ensueño. En el interior de la
casilla, la temperatura ha aumentado por el monóxido de carbono
que expele la máquina. El capitán Robles, ha tomado la decisión de
seguir navegando sobre aguas revueltas para evitar que la brisa saque
el barco hacia mar fuera. Haciendo honor a su espíritu de buen
capitán, decide mandar a Higinio Mejía al timón para relevar a
Monche Redondo que realiza un buen trabajo como práctico. No
hubo terminado de dar muy bien la orden de cambio, cuando el
ignaro marinero se pone de pie en un dos por tres, tropieza la sien
con el techo de la cabina a causa de que sus piernas flacas y huesudas
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se alargaron a pasos de zancos de jirafa. El indocto obedece un poco
renuente el cateo y toma el timón mientras los demás esperan el
desayuno con algarabía, denotándose en sus voces que cada uno de
ellos tiene personalidades diferentes.
En un lapso de nueve horas, se han visto transportados a otro mundo
marino; en donde la visibilidad sería lo que nosotros llamamos una
bendición del cielo. En la cocina, ―El Mudo‖ hacia cumplido de lo
buen cocinero que era. Como cocinero mayor, permanece
inescrutable; ni agresivo, ni amistoso, mientras sirve funche de harina
amarilla con guiso de pargos rojo adobados con aceite Tra la lá. Para
intervenir en el diálogo hace una señal con los dedos de la mano,
intentando motivar al capitán que permanece con entusiasta
deferencia hacia él. Los marineros están recostados sobre los barrotes
de los camarotes, que le sirven de apoyo para degustar el bocado con
las manos y no perder la arraigada costumbre de lamerse los dedos.
En ellos se palpa el ambiente virtual de recurrir al hábito alimentario
del canibalismo. Nos elevamos y cada vez son más fuertes las
violentas masas de agua. Cuanto más avanzamos, más son los puntos
de peligro a que nos enfrentamos. Pese a la violenta escena a su
alrededor, el barco avanza mar adentro.
Tan pronto pasamos por el legendario cementerio de barcos de
Punta Gallinas, empezamos a ver el poder destructivo del complejo
campo de los vientos y corrientes submarinas, que corren hacía el
macabro puerto de Talúa. Las condiciones de esta mañana, son típica
de los vientos que soplan del desierto de la península. Ahora, estamos
a merced de los vientos que vienen del África; lo que ha hecho que
nos enfrentemos a las situaciones riesgosas que en cada ola se vienen
presentando. La barrida de las corrientes, desaceleran el tiempo que
se trae la noche y una recompensa de pingarria, sufrida por los
marineros. La capitán bandera, utilizando las estrellas para navegar
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sobre este versátil mar profundo, confirma con base en sus
experiencias que el Sandra está navegando al Oeste del Monki Sur.
Luego de habernos defendidos del temperamento del océano, ―El
Cachaco‖, de espíritu libre y mente abierta, fue el recomendado del
capitán para que relevara en el timón al larguirucho de Higinio
porque comenzaba a mostrar signos de derrumbamiento. En la
tripulación hay respiración de confianza, y dentro de mí comienza a
sentirse una profunda sensación de calma. Cada ola es una nueva
preocupación. La seguridad de avance del barco, le crea una
impresión de magia y misterio a la tripulación que, con viento en
popa, pone la proa en dirección al mitológico puerto inglés.
Se tiene por costumbre pernoctar aquí. Hay una sugestión de
movimiento. Al amanecer, la atmosfera relajada le da una falsa
sensación de seguridad al paisaje hostil y severo en donde las mujeres
son bellas y se visten con mantas negras y múltiples colores,
cubriéndose con finos brassiers los protuberantes senos y los pies con
relucientes alpargatas de colores con grandes borlas. Sin mencionar
una historia glamorosa, dicen que en este paraje sus habitantes han
vivido una vasta e intrincada vida después de la muerte. Delante de
nosotros, se encuentra fondeado en la bahía el barco pirata San
Marcos. Algo activa una idea en la mente del capitán. Eso lo pone a
pensar en las artimañas y argucias que debe emplear para convencer
al terco y recalcitrante Rafaelito Ibarra para que salga a las 05:00 P.M.
Antes de bajar a tierra les comunica a todos los marineros: <<En estos
momentos el capitán Rafaelito debe haber sido invitado a tomar tinto
en el rancho de Máximo Iguarán. Si lo ven me avisan porque debo
hablar con él para acordar la partida. Así que, hagan lo que van hacer
lo más rápido posible. Recuerden que debemos completar la carga
para llevar un buen lastre. ¿Estamos de acuerdo? --Piensa, luego
agrega-, disfruten todo lo que quieran. Yo bajaré pronto>>. En la
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mañana el ambiente es apacible y el futuro se torna esperanzador;
pero, la preocupación que tengo, es la de correr el riesgo de llevar esa
cantidad de dinero en efectivo. Ello me llevará a zarpar antes de que
lo haga el San Marcos.
El arribo de la tripulación a las playas del aletargado puerto, se hizo
con el principio de inspirar una oleada de amor y deseo a las mujeres
que parecen estatuas que hablan, crean una ilusión de magia y
misterio a los que la visitan. Ellas hablaban de la corona de oro con
un águila que llevaba el cacique y señor Boranata en su cabeza. En su
tradición oral, manifiestan las aventuras de sus almas en estas tierras,
donde los hombres entrañan más sentimientos de venganza guerrera
que de sinceridad hacia el invasor. Recibieron de ellas muchas
muestras de amistad y de buena voluntad, además se observaba que
tienen poco temor. Luego de haber visto las entrañas de su
espiritualidad, evidenciadas en su elevado nivel cultural; nos retiramos
de los ranchos con paredes de barro y techos de yotojoro, donde nos
ubicamos con la misma pasión y el mismo dialecto: << Estoy
convencido de haber persuadido a Rafaelito. Ahora espero que, de
regreso a la playa, ya haya llegado la carga>>. Con algún entusiasmo
nos pusimos en movimiento, mientras pisaba la sombra de los
detallados rasgos faciales de Monche Redondo. En el aire hay un
fuerte olor a flores de pichigüel. Sus pensamientos lo llevan a dar un
paseo a través de un lugar yermo y despoblado con ranchos
espaciosos que albergan espíritus de hombres y mujeres de los
principales nobles; que restauran callejones y vericuetos que aquí
yacen. En uno de los ranchos dispersos que están en la playa, vemos
parqueado un flamante camión Ford F-6 modelo 1958, cargado hasta
el pellote de ñame, morrocoyos y semovientes menores.
El balido de los animales y el rumor del agua sirvieron de fondo para
acrecentar el buen sazonado del desayuno compuesto de salpicón de
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mero, acompañado de tres bollos cabezones y un pocillo de chicha
mascá. Sin tener tiempo para cometer errores, ―El Cachaco‖, Higinio
y Monche se dieron a la tarea de hacer el embarque de cincuenta
sacos de ñame, cinco sacos de morrocoyes, cincuenta chivos y veinte
carneros que balen para no dejarnos escuchar un jolgorio de
canciones que narran penas con aire espectral. Ponen toda su energía
en el trabajo. Mientras se entretienen con la estiba y acomodo de la
carga, se divierten escuchando la emisora ―La Voz de las Antillas‖
que cada cinco minutos informa la hora, seguida de una pieza musical
en la programación de hoy, 5 de abril. Por coincidencia, se escucha
en ritmo de vals, la canción ―Tristeza del Alma‖ que trae a colación la
inmortalidad de Luis Rodríguez. El sonido instrumental, despierta
nuestros sentimientos en sentido de tragedia, como si la Sandra
emprendiera un asombroso viaje hacia los confines del océano. La
gente de a bordo continúa con el mismo entusiasmo.
El ambiente en el barco se llena de paranoia, mientras los marineros
disfrutan la comida. Con la cartografía náutica se puede navegar de
una manera segura. El agua pasa a dominar el paisaje, y las
predicciones sobre la marejada son de fuerte para esta tarde, por eso
han hecho el esfuerzo de terminar el embarque. La marea de gente
que viene y va hacia el puerto, se despide con rece de los navegantes.
Como hechos que se ponen de manifiesto ante los ojos de los demás,
las aflicciones emocionales y psíquicas del maquinista se ha visto
afectada por las advertencias que le hiciera el capitán en Maracarote.
El morocho de nariz extendida y porte alto de hombre valiente por
dentro, está presto a obedecer órdenes. Elevan ancla canturreando y
el motor pronto confirma el avance. A ritmo y metro, la barca avanza
mar adentro, donde la marea se alza y se mece por la acción de las
olas que se agitan por el viento. En contra de la corriente, el barco
sigue adelante con rumbo Este franco. El sonido que viaja hace vibrar
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el aire. Amenaza con ahogar el espíritu inquieto de toda cresta que se
cruce en su camino, se hunde y se alza de proa y popa con el rechazo
de todo golpe de ola en las condiciones más adversas y posibles. Con
el sol detrás de la popa, mira hacia la Macolla venezolana. En Puerto
Inglés, el tiempo se desacelera y la estela de humo que deja la
chimenea se pierde en el horizonte que separa a Parajimarú y el bajo
de la Macolla. Boyas de piedra llamadas Monki, marcan el curso. La
desaparición del sol es un recurso poético para aumentar el suspenso
de la noche.
Cae la noche. La nave se introduce en los secretos del abismo. La
dominante personalidad recia del capitán Jorgito, es sorprendida por
olas de estados accidentales de seis metros de altura, que surgen de la
nada. Crestas de olas que los llevaron a lograr captar la
representación estética de la muerte. Bajo un Cielo sin estrellas, se
escuchan quejas, suspiros y sollozos. Él los escucha, oye sus voces por
todas partes. Mil diversos lenguajes, gritos de ira y desesperación de
sombras aciagas que desaparecían. Las voces se apagaron. Y los
suplicios de la noche, se esfumaron en medio de la luz del
crepúsculo.
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