1er Parcial Practicas Fitopatologia
1er Parcial Practicas Fitopatologia
1er Parcial Practicas Fitopatologia
1. Generales
Mantenga las luces apagadas si no hay necesidad de su utilización.
Los grifos de agua se deben manejar con cuidado a fin de no romperlos y
cerciorarse que no se está perdiendo agua inútilmente.
Las llaves de gas que abastecen los mecheros deben estar cerradas, en caso
de fugas informar al Monitor o al profesor directamente.
Si hay fuerte olor a gas cohíbase de encender fuego hasta tanto no desaparezca
el olor a gas. Terminada la práctica cierre correctamente las llaves de paso.
Estar puntual a la hora de entrar al laboratorio, recuerde ese adagio que dice
“Uno llega tarde porque se sabe que lo esperan, si sabe que no lo esperan uno
no llega tarde”. Se da un margen máximo de 5 minutos para su llegada
Está prohibido comer, beber o fumar dentro del laboratorio, esto genera
indisposición general y no ayuda al desarrollo armónico de las prácticas
No se permite juegos ni indisciplina dentro del laboratorio, éste es un sitio donde
el respeto y la academia nos debe ayudar a formar integralmente.
No pierda tiempo, trabaje rápido y con cuidado, sea diligente dentro del proceso
de las distintas prácticas.
Evite el deambular por el espacio físico del laboratorio sin motivo aparente,
céntrese en su trabajo con el grupo de compañeros el cual le correspondió. De
esta manera el trabajo rinde y se hace más armónico.
Cuide los lentes del microscopio para que no se manchen con colorantes.
No pipetear nunca con la boca. Se debe utilizar la bomba manual una jeringuilla
o artilugio que se disponga en el Centro.
Las pipetas se cogerán de forma que sea el dedo índice el que tape su extremo
superior para regular la caída de líquido.
Los cubreobjetos y portaobjetos deben cogerse por los bordes para evitar que
se engrasen.
Gradilla
Una gradilla es una herramienta que forma parte del material de laboratorio
(química) y es utilizada para sostener y almacenar gran cantidad de tubos de
ensayo, tubos eppendorf u otro material similar.
Pipeta
Es un instrumento volumétrico de laboratorio que permite medir alícuotas de
líquido con bastante precisión. Suelen ser de vidrio.
Probeta
La probeta o cilindro graduable es un instrumento volumétrico que permite medir
volúmenes superiores y más rápidamente que las pipetas aunque con menor
precisión.
Bureta
Las buretas son tubos largos, graduados, de diámetro interno uniforme provistas
de una llave en su parte inferior
Tubo de ensayo
El tubo de ensayo o tubo de prueba es parte del material de vidrio de un
laboratorio de química.
Balanza granataria
Es un aparato que permite pesar sustancias su sensibilidad es de 1 décima de
gramo.
Balanza Digital
La balanza digital es un instrumento de medición se caracteriza por dos rasgos
fundamentales: su gran rango de pesaje y su capacidad para obtener el peso
con una precisión asombrosa.
Aro Metálico
Es un componente importante en él para el montaje y construcción de sistemas
para calentar y sujetar.
Cristalizador
Permite cristalizar sustancias
Cápsula de porcelana
Permite carbonizar elementos químicos. Resiste elevadas temperaturas
Crisol de porcelana
Permite calentar compuestos químicos a altas temperaturas
Embudo de separación
Es un embudo que tiene la forma como de un globo existen en diferentes
capacidades como: 250 ml., 500 ml.Se utiliza para separar líquidos inmisibles.
Frasco gotero
Permite contener sustancias que se necesitan agregar en pequeñas cantidades
Embudo de vidrio
Se emplea para trasvasar líquidos o disoluciones de un recipiente a otro y
también para filtrar en este caso se coloca un filtro de papel cónico o plegado.
Matraz Erlenmeyer
Es un utensilio de vidrio que se emplea para contener sustancias los hay de
varias capacidades.
Matraz de destilación
Son matraces de vidrio con una capacidad de 250 ml. Se utilizan junto con los
refrigerantes para efectuar destilaciones.
Matraz aforado
El matraz aforado se usa para preparar soluciones de una concentración muy
precisa debido a que se conoce con un margen de error muy pequeño el volumen
que marca el aforo.
Matraz itacate
Es un matraz de vidrio que presenta un vástago. Están hechos de cristal grueso
para que resistan los cambios de presión. Se utilizan para efectuar filtraciones al
vacío.
Pinzas para crisol
Permiten sujetar crisoles
Piseta
Es un recipiente que se utiliza para contener agua destilada este utensilio facilita
la limpieza de electrodos
Vaso de precipitados
Un vaso de precipitado es un material de laboratorio de vidrio que se utiliza para
contener sustancias disolverlas atacarlas calentarlas y en general cualquier cosa
que no necesite una medida de precisión del volumen.
Soporte Universal
Es un utensilio de hierro que permite sostener varios recipientes
3. Evitar accidentes
Lea con atención las etiquetas que están adosadas a los envases de las
sustancias químicas, evite accidentes por consumo de sustancias químicas del
laboratorio.
Cerciórese antes de coger cualquier material de vidrio hierro y porcelana que
estos se encuentran a la temperatura ambiente para evitar posibles quemaduras
En caso de quemaduras con sustancias químicas o materiales expuestos a altas
temperaturas vaya directamente con el docente a fin de utilizar algún paliativo
para la quemadura.
Los productos inflamables (gases, alcohol, éter, etc.) deben mantenerse alejados
de las llamas de los mecheros. Si hay que calentar tubos de ensayo con estos
productos se hará al baño María nunca directamente a la llama. Si se manejan
mecheros de gas se debe tener mucho cuidado de cerrar las llaves de paso al
apagar la llama.
Cuando se manejan productos corrosivos (ácidos, álcalis, etc.) deberá hacerse
con cuidado para evitar que salpiquen el cuerpo o los vestidos. Nunca se
verterán bruscamente en los tubos de ensayo, sino que se dejarán resbalar
suavemente por su pared.
Cuando se quiera diluir un ácido nunca se debe echar agua sobre ellos; siempre,
al contrario: ácido sobre agua.
Asepsia
Mantener el mayor cuidado en la limpieza del material y del laboratorio mismo
es fundamental para realizar trabajos confiables. El medio ambiente se
encuentra, por lo general, cargado de microorganismos diversos que pueden
contaminar el ámbito de trabajo, por ello es conveniente no descuidar la limpieza
de los materiales, instrumentos y equipo necesario para el trabajo. Los
materiales de vidrio y cualquier otro elemento deben estar profundamente
limpios antes de comenzar el trabajo.
Lavado
Durante los trabajos con microorganismos, específicamente hongos, es
necesario y fundamental trabajar con mucha asepsia, debido a que es
indispensable el mantenimiento de los cultivos puros. Por lo tanto, es
conveniente que luego de lavar todo el material de vidrio, éste sea enjuagado
dos veces con agua destilada, para eliminar todo residuo de detergente antes de
ser esterilizado.
Esterilización
La esterilización de los materiales de vidrio y medios de cultivo nos asegura un
estado de asepsia que permite trabajar sin dificultades cuando se 15 ejecuta en
forma eficiente. La forma más común de esterilización es por medio del calor
seco o húmedo. La esterilización por calor seco se consigue con el uso de un
horno o estufa y es útil en el caso de esterilizar placas Petri y otros materiales de
vidrio. La temperatura a la que se somete el material durante 90 a 120 minutos
debe fluctuar entre 160 y 180 ºc.
Es eficaz siempre y cuando se deje espacio libre para que el aire caliente circule
alrededor de los materiales. La esterilización por calor húmedo o a presión de
vapor de aua se consigue con el uso de una autoclave. (dibujar una autoclave).
Tarea:
Dibujar a mano todos los instrumentos y equipos del Laboratorio de
Fitopatología, descritos en esta guía.
UNIVERSIDADA NACIONAL HERMILIO VALDIZAN DE HUÁNUCO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA AGRONÓMICA
UCDSV
Para la toma y envío de muestras a la Unidad del Centro de Diagnóstico de
Sanidad Vegetal (UCDSV), los especialistas de Sanidad Vegetal deberán
considerar las indicaciones que a continuación se detallan:
INTRODUCCIÓN.
La Virología Vegetal es la disciplina que estudia los virus de plantas en todos sus
aspectos: estructura y composición, efectos, formas de transmisión,
comportamiento ecológico y control.
Los Virus son entidades demasiado pequeñas, solo pueden observarse
utilizando un Microscopio Electrónico. Todos los virus son parásitos y producen
una multitud de enfermedades en todas las formas vivientes (desde humanos,
animales, plantas hasta bacterias y micoplasmas). Aproximadamente la mitad de
los virus conocidos atacan a las plantas. Un virus puede infectar a una especie
de planta o a diferentes Familias de plantas. También una especie de planta
puede estar atacada por uno o muchos virus distintos.
Después de entrar en las células del huésped, los virus se replican, se trasladan
a otras células y finalmente se acumulan en diversos tejidos de la planta. Durante
este proceso, los virus usan el proceso metabólico normal y causan alteraciones,
dando lugar a reacciones del huésped, que se denominan “síntomas”. Este
proceso no es instantáneo, hay un lapso de tiempo entre la entrada del virus en
la célula y la aparición del primer síntoma. Este periodo es conocido como el
periodo de incubación (Bos 1970).
1. OBJETIVO.
Dar las pautas para que la muestra sea bien tomada y correctamente remitida
permitiendo un diagnóstico preciso y rápido de la plaga fitosanitaria.
2. CAMPO DE APLICACIÓN.
3. PROCEDIMIENTO.
Un gran número de síntomas producidos por infecciones virales dependen de la
interrelación entre el genotipo de la planta, el virus y su variante, y las
condiciones ambientales donde interactúan. Los síntomas pueden ser
distinguidos como:
Locales: son los primeros en presentarse en la planta. En las hojas pueden ser
lesiones cloróticas o necróticas de tamaño y tipos diferente, que dependen del
huésped. Algunas “plantas indicadoras” ayudan a caracterizar un virus.
ELECCIÓN DE LA MUESTRA.
Una buena elección del material foliar infectado, facilita enormemente la labor de
diagnosis, por lo tanto, debe considerarse todo lo anteriormente mencionado.
Es importante indicar que las hojas deben ser jóvenes en estado inicial o
intermedio de la enfermedad, daños avanzados no sirven para el ensayo. De ser
posible acompañe sus envíos con muestras “sanas” para hacer comparaciones
Cuando van a ser transportadas a corta distancia y pueden llegar el mismo día
al laboratorio, extenderlas (material fresco) dentro de pliegos de papel periódico
y colocarlos entre cartones, estos a la vez dentro de una bolsa de plástico o una
caja de cartón, cuidando que no sufran la acción directa de los rayos solares o
de altas temperatura y trasladarlas inmediatamente al laboratorio.
Con un muestreador o una lampita se toman tres muestras por parche (fig 1). La
primera muestra (A) se toma dentro del parche; la segunda (B), en el límite entre
el parche y las plantas sanas; y la tercera (C), fuera del parche donde crecen
plantas aparentemente sanas.
Las muestras tomadas deben ser enviadas con todos los datos mencionados
(formato de remisión de muestras para análisis fitosanitario) V.
♦ Existen otros tipos de organismos que pueden causar daño a los cultivos, como
los caracoles, babosas, roedores, aves, y otros tipos de animales especialmente
en zona de selva. Para ello, debe de tenerse el adecuado criterio para evaluar
los daños producidos.
Es, por tanto, legítimo pensar que dentro de este campo tiene también cabida la
protección, contra otros elementos que no son estrictamente de origen biológico,
pero que, si son capaces de constituir riesgo y agresión, nos referimos a las
medidas de protección en el manejo de las siguientes situaciones:
1. Manejo de tóxicas, sean o no capaces de causar irritación tisular, así como
inflamables o explosivas.
2. Manejo de Energizantes.
3. Manejo de Cancerígenos.
4. Manejo de Hormonas, Antibióticos y otros fármacos, especialmente de efecto
sobre el embrión.
5. Descontaminación y protección ambiental, estrechamente ligada a la
eliminación al ambiente del más variado tipo de productos químicos, biológicos,
radiaciones o desechos industriales. Escape al ambiente de organismos exóticos
o genéticamente modificados.
En una visión lo más amplia posible del problema de protección, tampoco pueden
excluirse las medidas tendientes a eliminar el riesgo de factores físicos, tales
como:
1. Radiaciones no ionizantes (Luz ultravioleta, Infrarrojo, Microondas), Rayo
Láser
2. Ultrasonido
3. Vibraciones
4. Ruidos
5. Quemaduras
6. Exposición prolongada a altas o bajas temperaturas
De ahí entonces que es necesario tener claridad sobre las diferentes situaciones
de riesgo, así como sobre los niveles de Bioseguridad que permitan proteger
internamente y externamente al Hombre de estas contingencias.
Finalmente, la asignación de un nivel de Bioseguridad deberá tener en
consideración el agente biológico utilizado, las instalaciones disponibles y el
equipo; y las prácticas y los procedimientos necesarios para trabajar con
seguridad en el laboratorio.
Microorganismos.
El riesgo de infección por microorganismos en el laboratorio se produce por
inhalación, ingestión, contacto directo, a través de la piel o mucosas erosionadas
y/o sanas y a través de la conjuntiva (Cuadro 1).
A través de la boca
• Comer, beber y fumar en el laboratorio.
• Pipetear con la boca.
• Transferencia de microorganismos a la boca mediante los dedos o utensilios
contaminados (bolígrafos, lápices, etc.). A través de la piel
• Inoculación accidental con una aguja hipodérmica, otros instrumentos
punzantes o vidrios.
• Cortes, rasguños. A través de los ojos
• Salpicaduras de materiales infecciosos en los ojos.
• Transferencia de microorganismos a los ojos mediante dedos contaminados. A
través de los pulmones
• Inhalación de microorganismos transportados por el aire.
Fuente: Universidad de Alicante, http://www.ua.es/va/centros/facu.ci
Animales de laboratorio.
El riesgo de infección por animales de laboratorio se produce por manipulación
inadecuada de jaulas que los contienen, inhalación de polvo contaminado con el
desecho de los animales, pelos o plumas, mordeduras, rasguños o auto
inoculación involuntaria durante la manipulación de ellos.
Plantas de laboratorio.
Grupo II
Agentes que constituyen un riesgo moderado para los individuos y limitado para
la comunidad.
Grupo III
Agentes que constituyen un alto riesgo para los individuos y bajo para la
comunidad.
Grupo IV
Agentes que constituyen un alto riesgo para los individuos y para la comunidad.
En relación con el grado de riesgo los laboratorios que manipulan los elementos
que generan este tipo de situación, se clasifican actualmente en 3 categorías:
Laboratorio Básico
Es un recinto de diseño estándar, en el cual la mayoría del trabajo se realiza en
el mesón y se puede trabajar sobre éste con agentes de riesgo del grupo I y II.
Para agentes del grupo II, se recomienda el uso de gabinete de Bioseguridad
clase I.
Laboratorio de contención
Barrera primaria
Es aquella que protege al personal y al ambiente inmediato del agente de riesgo
(vestimenta de uso exclusivo, gabinete de Bioseguridad y equipos provistos de
dispositivos de seguridad).
Barrera secundaria
Es aquella que protege el ambiente externo contra los agentes de riesgo (diseño
del laboratorio e implementación de equipos de seguridad de acuerdo al nivel de
Bioseguridad).
Barrera microbiológica
Es un dispositivo o sistema que evita o limita la migración de microorganismos
entre los espacios situados a ambos lados del mismo y permite controlar la
concentración de microorganismos en el ambiente, dentro de límites prefijados.
Tiene como objetivo proteger al operador o al operador y al proceso.
Barrera química
Son dispositivos o sistemas que protegen al operador del contacto con
substancias irritantes, nocivas, tóxicas, corrosivas, líquidos inflamables,
sustancias productoras de fuego, agentes oxidantes y sustancias explosivas. En
este caso se recomiendan los gabinetes de seguridad química clase A, B o C.
Barrera física
Son dispositivos o sistemas de protección individual o colectiva que protegen
contra las radiaciones ionizantes, no ionizantes, ruidos, carga calórica,
quemaduras y vibraciones excesivas.
Nivel de Bioseguridad I
Es aquel que corresponde a las actividades desarrolladas en un laboratorio
básico, por personal adiestrado en los procedimientos que se ejecutan en él. En
este nivel se trabaja con agentes clasificados en el Grupo de riesgo I por
presentar un peligro mínimo para el personal del laboratorio y para el ambiente.
En el nivel de Bioseguridad I no se requiere equipo especial ni un diseño
específico de las instalaciones. El personal de estos laboratorios es
generalmente supervisado por un científico con entrenamiento en microbiología.
Nivel de Bioseguridad II
Es aquel que corresponde a las actividades desarrolladas en un laboratorio
básico, por personal adiestrado en el manejo de agentes de riesgo del grupo II.
Es similar al nivel I y en él se manejan agentes de peligro moderado hacia el
personal y el ambiente, pero difiere del nivel I en las siguientes características:
1. El personal de laboratorio tiene entrenamiento específico en el manejo de
agentes patógenos.
2. El acceso al laboratorio es restringido cuando se está realizando algún trabajo.
3. Se toman precauciones extremas con instrumentos punzo cortantes
contaminados.
4. Ciertos procedimientos en los cuales pueden salpicar los agentes o aerosoles
se llevan a cabo en gabinetes de trabajo microbiológico.
Nivel de Bioseguridad IV
Es aquel que corresponde a las actividades desarrolladas en el laboratorio de
contención máxima. Este nivel es el que se utiliza para trabajar con agentes
biológicos clasificados en el grupo de riesgo IV por representar un alto riesgo
individual de contagio y que además son un riesgo para la vida. Los agentes
nuevos que presentan características antigénicas, patogénicas u otras similares
a agentes de nivel III y IV son confinados a nivel IV hasta que exista suficiente
información científica para establecer a cuál grupo de riesgo pertenecen.
El personal que trabaja en los laboratorios de nivel IV tiene entrenamiento
específico y extensivo en el manejo de agentes infecciosos, y cuenta con
entrenamiento para trabajar en el ambiente estéril y controlado.
Los trajes están diseñados para cubrir la totalidad del cuerpo, presentan un
sistema de respiración individual asociado y una leve sobrepresión interna para
evitar así la entrada accidental de partículas infecciosas. Los laboratorios se
mantienen con una presión de aire negativa, lo cual ayuda a impedir que los
agentes nocivos escapen al ambiente.
UNIVERSIDAD NACIONAL HERMILIO VALDIZAN DE HUÁNUCO
FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA AGRONÓMICA
SECCIÓN HUACRACHUCO
Es el proceso mediante el cual los patógenos entran en contacto con las células o tejidos
susceptibles de sus hospedantes en los cuales se producen suficientes nutrientes para
ambos.
Durante la infección los patógenos se desarrollan y/o reproducen dentro de los tejidos de las
plantas. Las infecciones efectivas producen los “síntomas, sin embargo, algunas infecciones
permanecen latentes, es decir, no producen síntomas hasta que las condiciones del medio
son mas favorables o bien en otra etapa fenólica de la planta.
Período de incubación
Los patógenos invaden de manera distinta a diferentes niveles los tejidos de las plantas, así
tenemos:
5.1 HONGOS Y PSEUDOHONHOS:
Pueden presentar los siguientes niveles:
-Micelio superficial: Oidiosis
-Micelio subcuticular: Sarna del manzano
-La gran Mayoría de los hongos y pseudohongos desarrollan en los tejidos de manera
intracelular o intercelular.
-Los hongos que ocasionan marchitez vascular, invaden los vasos xilemáticos de las plantas
5. COLONIZACIÓN O INVASIÓN
5.2 BACTERIAS:
Las bacterias invaden los tejidos de manera extracelular, aunque también pueden crecer dentro,
cuando se disuelvan los constituyentes de la pared.
Las bacterias vasculares invaden los vasos xilemáticos.
5.3 NEMATODOS:
Los nematodos mayormente invaden a nivel intercelular, algunos pueden ser intracelulares. No
invaden todo el tejido, perfora la célula con su estilete para alimentarse.
5.4 VIRUS, VIROIDES, FITOPLASMAS, BACTERIA FASTIDIOSAS:
-Los virus y viroides invaden todo tipo de célula viva, los virus vasculares invaden los tubos
cribosos del floema.
-Los fitoplasmas invaden los tubos cribosos del floema y probablemente algunas células
parenquimaticas adyacentes.
-Las bacterias fastidiosas vasculares invaden los tubos cribosos del floema y los vasos
xilemáticos.
Tipos de Invasión
Según el área de invasión, muchos patógenos solo invaden unas cuantas células o una
pequeña porción de la planta. Esto se puede mantener localizado o extenderse ligeramente a
un ritmo lento. A los patógenos que presentan estas características se consideran que
producen “infecciones o enfermedades sistémicas”.
Los fitoplasmas, las bacterias fastidiosas vasculares, los virus y viroides son sistémicos, es
decir, invaden la mayoría o todas las células susceptibles de una planta.
Los hongos y bacterias vasculares invaden solo unos cuantos vasos de las raíces, del tallo o
de la parte superior de las plantas infectadas, pero invaden la mayoría de los vasos
xilematicos en las etapas finales de la enfermedad. Se consideran también que son
sistemáticos.
Las royas, mildius y carbones son también patógenos sistemáticos.
6. CRECIMIENTO Y REPRODUCCIÓN
La mayoría de los patógenos, aunque produzcan una pequeña mancha, una infección amplia
o la necrosis general de una planta, continua creciendo y extendiéndose de manera
indefinida dentro del hospedante infectado de tal manera que se propaga cada vez mas en
de los tejidos de la planta hasta que esta ultima muere o se detiene el desarrollo de la
infección.
En algunos hongos, mientras que la hifas jóvenes continúan su desarrollo, las hifas originales
van muriendo y desaparecen, de tal manera que la planta infectada presenta varias zonas
donde mantienen su actividad unidades distintas de micelio.
Los hongos vasculares producen y liberan sus esporas en el interior de los vasos y, al ser
transportados por el flujo de agua y savia, invaden los vasos lejos del micelio y al germinar
producen mas micelio que invaden otros vasos.
Las bacterias, fitoplasmas, virus, viroides, nematodos y protozoarios no crecen de manera
considerable, conforme transcurre el tiempo mantienen su forma y tamaño invariable durante
toda su existencia. Estos invaden e infectan nuevos tejidos al reproducirse con gran rapidez y
al aumentar su numero de manera considerable en los tejidos que infectan.
6.1 Movilización
Bacterias: Se alojan en los tejidos de las plantas infectadas, semillas, tubérculos, residuos
vegetales o en la materia orgánica del suelo.
Las bacterias muestran una tasa de supervivencia bastante baja cuando son poco
abundantes y se encuentran libres en el suelo; pero sobreviven bien cuando se cubren con
una cubierta polisacarida endurecida y mucilaginosa.
Virus, viroides, Fitoplasmas, baterías fastidiosas vasculares y protozoarios: Sobreviven
en tejidos como las puntas y raíces de las plantas perennes, los órganos de propagación
vegetativa y en las semillas botánicas de algunos hospedantes.
Algunos virus sobreviven dentro de unos insectos vectores, otros virus y viroides en las
herramientas contaminadas y en residuos vegetales.
Nematodos: En general sobreviven como huevos envueltos en una matriz gelatinosa, y
pueden encontrarse en el suelo, en las raíces o en los residuos de éstas.
Algunos nematodos producen etapas juveniles o adultas que pueden permanecer latentes en
semillas, bulbos, suelo, ejemplos: Quistes, anhidrobiosis, criogenia.
Plantas parásitas: Como semillas en el suelo, o en forma vegetativa en el hospedante.
TIPO DE PATOGENOS SEGÚN LA DURACIÓN DEL CICLO DE LA ENFERMEDAD
Estos postulados no se puede cumplir en todos los casos, como en virus, viroides, Fitoplasmas,
bacterias fastidiosas vasculares y protozoarios porque no se pueden cultivar y no se pueden
reintroducir a las plantas para reproducir los síntomas.
UNIVERSIDADA NACIONAL HERMILIO VALDIZAN DE HUÁNUCO
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REFORZAMIENTO
Introducción
Las plantas se desarrollan normalmente dentro de ciertos límites de los distintos factores
que constituyen su medio. Estos factores incluyen la temperatura, la luz, el pH y la
humedad del suelo, la humedad atmosférica, los contaminantes del suelo y de la
atmósfera, los nutrientes y la estructura del suelo. Aun cuando todos estos factores
influyen sobre el crecimiento de todas las plantas en la naturaleza, su importancia es
considerablemente mayor en el caso de plantas que con frecuencia son cultivadas en
zonas que apenas satisfacen los requerimientos para su desarrollo normal. Además, es
frecuente que las plantas cultivadas se desarrollen o mantengan en ambientes
totalmente artificiales (en invernaderos, casas, almacenes, etc.) o sean sometidas a
varios métodos de cultivo (como fertilización, irrigación, aspersión con plaguicidas, etc.)
que pueden afectar su crecimiento en forma considerable.
Características generales
La característica común de las enfermedades no infecciosas de las plantas es que son
el producto de la falta o exceso de algún factor que permite la continuidad de la vida.
Las enfermedades no infecciosas se producen en ausencia de patógenos y, por lo tanto,
no pueden ser transmitidas de plantas enfermas a plantas sanas. Este tipo de
enfermedades pueden afectar a las plantas en cualquiera de sus etapas de desarrollo,
ya sea en la etapa de semilla, plántula, planta madura o fruto y pueden ocasionar daños
en el cultivo, durante el almacenamiento o incluso en el mercado. Los síntomas
producidos por las enfermedades no infecciosas varían en clase y severidad con el
factor particular del ambiente que participa en la enfermedad y con el grado de
desviación de ese factor a partir de su curso normal. Los síntomas van desde ligeros
hasta severos y las plantas que han sido afectadas incluso pueden morir.
Diagnosis
La diagnosis de las enfermedades no infecciosas en ocasiones se facilita por la
presencia, sobre la planta, de síntomas característicos que se sabe se deben a la falta
o al exceso de algún de
terminado factor (figura 10-1). En otras ocasiones, la diagnosis se logra mediante el
examen y análisis cuidadosos de las condiciones climáticas que prevalecían desde
antes de la aparición de la enfermedad, los cambios recientes que se observan en los
niveles de contaminantes del suelo y de la atmósfera en la zona donde se desarrollan
las plantas o cerca de ella y las prácticas agrícolas o los incidentes que se produzcan
durante el curso de estas prácticas, efectuadas antes de la aparición de la enfermedad.
Sin embargo, es frecuente que los síntomas de varias enfermedades no infecciosas
sean muy comunes y se asemejen bastante a los que ocasionan varios virus,
micoplasmas, etc., y muchos patógenos de la raíz. La diagnosis de esas enfermedades
llega a ser un tema bastante interesante, pero de gran complejidad. Es necesario
obtener primero pruebas de que las plantas se encuentran libres de patógenos que
pudieran ocasionar enfermedad y ésta debe reproducirse en plantas sanas después de
haberlas expuesto a condiciones semejantes a las que se piensa son la causa de su
enfermedad. Además para determinar entre los factores del medio ambiente que
ocasionan síntomas similares, el investigador debe sanar las plantas enfermas y de ser
posible cultivarlas bajo condiciones en las que el grado o la cantidad del factor del medio
que se sospeche que participa en la enfermedad, ya han sido ajustadas a su nivel
normal.
Control
Las enfermedades no infecciosas de las plantas pueden controlarse al evitar los valores
extremos en las condiciones del ambiente que son responsables de esas enfermedades,
o bien al blindarles protección a las plantas o al suministrarles sustancias que pudieran
llevar esas condiciones a niveles favorables para el desarrollo normal de las plantas.
Efectos de la temperatura
Las temperaturas mínima y máxima a las que las plantas todavía pueden desarrollarse
normalmente, varían de manera bastante amplia con respecto a la especie vegetal y a
la etapa de desarrollo por la que pase la planta durante las temperaturas extremas (altas
o bajas). Debido a esto, algunas plantas como el tomate, los cítricos y otras plantas
tropicales, se desarrollan óptimamente a altas temperaturas, pero son dañadas
considerablemente cuando la temperatura disminuye hasta un valor cercano o inferior
al punto de congelación. Por otra parte, algunas plantas como la col, el trigo de invierno,
la alfalfa y la mayoría de las plantas perennes de las zonas templadas, soportan
temperaturas mucho menores al punto de congelación sin que al parecer sufran daños.
Sin embargo, incluso estas plantas sufren daños y finalmente mueren en caso de que
la temperatura disminuya hasta un valor mínimo.
Las plantas, también difieren en su capacidad para resistir los valores extremos de
temperatura en las diferentes etapas de su desarrollo. Así, las plantas adultas y
endurecidas son más resistentes a las bajas temperaturas que las plántulas jóvenes.
Asimismo, los diferentes tejidos u órganos de una misma planta varían ampliamente en
su sensibilidad a esas bajas temperaturas. Las yemas son más sensibles que las
ramitas mientras que las flores y los frutos recién formados son más sensibles que las
hojas, y así sucesivamente.
Efectos de las altas temperaturas
Por lo general, las plantas se dañan más rápido y en mayor grado cuando las
temperaturas sobrepasan el valor máximo que permite su desarrollo que cuando son
inferiores al valor mínimo. Sin embargo, rara vez se dan en la naturaleza temperaturas
demasiado altas. Las temperaturas altas al parecer despliegan sus efectos sobre las
plantas conjuntamente con los efectos de otros factores del medio ambiente, en
particular la luz excesiva, la sequía, la falta de oxígeno o los fuertes vientos que van
acompañados de una baja humedad relativa. Las altas temperaturas normalmente son
las responsables de los daños de quemaduras de sol (figura 10-2 A) que aparecen sobre
las superficies expuestas al sol de los frutos carnosos y hortalizas, tales como los
pimientos, manzanas, tomates, bulbos de cebolla y tubérculos de papa. En días cálidos
y soleados, la temperatura de los tejidos del fruto que se localizan por debajo de la
superficie expuesta al sol, pueden ser mucho mayor que la que predomina sobre su lado
sombreado y en la atmósfera. Esto causa cambios de color, la apariencia ampulosa y
húmeda y una desecación de los tejidos localizados bajo la cascara que corresponden
a las zonas hundidas de la superficie del fruto. Las hojas de las plantas suculentas,
también pueden formar síntomas de quemadura de sol, especialmente cuando los días
cálidos y soleados llegan después de los períodos de los días nublados y lluviosos. Las
zonas irregulares de las hojas adquieren una tonalidad verde pálido al principio, pero al
cabo de cierto tiempo se colapsan y forman manchas secas de color café. Este síntoma
es característico de las plantas suculentas carnosas de ornato que se mantienen cerca
de las ventanas y con una exposición meridional durante el verano y a principios de la
primavera, cuando los rayos del sol calientan en exceso sus hojas carnosas. Las
temperaturas demasiado altas que predominan a nivel de la superficie del suelo en
ocasiones matan a las plántulas jóvenes (figura 10-2 B) o producen cancros en la corona
de los tallos de las plantas maduras. Al parecer, las altas temperaturas participan
también en el desarrollo de la enfermedad del corazón acuoso de las manzanas (figura
10-2 C) y, aunadas a las bajas concentraciones de oxígeno, en el corazón negro de las
papas
Los daños más notorios que sufren los cultivos son ocasionados por las bajas
temperaturas y no por las altas temperaturas. Las bajas temperaturas, incluso por arriba
del punto de congelación, dañan a las plantas de climas cálidos, como el frijol y el maíz.
También producen un endulzamiento y al freír, la caramelización indeseable de las
papas, debido a que, a bajas temperaturas, el almidón se hidroliza hasta formar
carbohidratos.
Las temperaturas por debajo del punto de congelación ocasionan una gran variedad de
daños en las plantas. Estos daños incluyen el daño ocasionado por las heladas (ardías
a los ápices meristemáticos jóvenes (figura 10-3 A y C) o a las plantas herbáceas y
completar la muerte, debido al frío de las yemas del durazno, cerezo y otros árboles y
la muerte de las flores, los frutos jóvenes y en ocasiones, de las ramitas suculentas de
la mayoría de los árboles. Bandas heladas, que constan de tejido suberoso y sin color
localizado en una banda o en una amplia zona de la superficie del fruto, con frecuencia
aparecen sobre manzanas, peras, etc., después de la llegada de heladas tardías (figura
10-3 D). Las bajas temperaturas de invierno destruyen las raíces jóvenes de árboles
como el manzano y producen también el agrietado de la corteza y el desarrollo del
cancro (figuras 10-3 B y 10-4) de los troncos y ramas grandes en particular de las
superficies expuestas al sol de varios tipos de árboles frutales. Los cortes transversales
de las ramas de esos árboles muestran un anillo negro en la madera o bien una
condición de "corazón negro" en ella. Los tejidos carnosos, como los tubérculos de papa,
sufren daños a temperaturas por debajo del punto de congelación. Los daños varían con
base en el grado en que disminuya la temperatura o con respecto a la duración de las
bajas temperaturas. Los primeros daños sólo afectan los principales tejidos vasculares
y, debido a esto, adquieren un aspecto de necrosis anular; los daños que sufren los
elementos vasculares más finos, que se encuentran distribuidos en el tubérculo, se
asemejan a los síntomas de la necrosis reticular. Los daños más generales afectan las
grandes porciones del tubérculo y propician la aparición de la necrosis denominada
necrosis "manchada" (figura 10-3 E)
Figura 10-3: A) Daños por el frío en hojas y ápices de plantas jóvenes de chícharo
debidas a las heladas tardías. B) Incisión de la corteza del tronco de una manzana
debido a las bajas temperaturas de invierno. C) Daños ocasionados por las heladas
tardías en hojas de un peral durante la emergencia. (Izquierda) decoloración de la
superficie superior; (centro) decoloración y línea necrótica en la superficie superior de la
hoja; (derecha) línea necrótica sobre la superficie del envés. D) Daños por las heladas
en el fruto del manzano. E) Daños por las bajas temperaturas en tubérculos de papa
almacenados. (Foto A y E por cortesía del Departamento de Fitopatología de la
Universidad de Cornell.)
Las plantas de interiores (de sombra), ya sea que se cultiven en casa o invernadero,
son particularmente sensibles a las bajas temperaturas que predominan en los lugares
donde crecen y a su transporte desde un invernadero o florería hasta una casa o bien
de una casa a otra. Con frecuencia, las plantas de interior son plantas tropicales
cultivadas lejos de su clima normal. La exposición de estas plantas a las bajas
temperaturas, no necesariamente hasta el punto de congelación, da como resultado su
atrofia y amarillamiento, la caída de las yemas o las hojas, etc. Asimismo, al cultivarlas
en interiores, incluso las plantas locales que se mantienen en un estado vegetativo
bastante suculento se encuentran completamente indefensas ante los efectos de las
bajas temperaturas, en particular de las que están por abajo del punto de congelación.
Las plantas que se mantienen cerca de las ventanas o puertas durante los días fríos del
invierno y en particular durante las noches, se ven sometidas a temperaturas mucho
más bajas que las que predominan en sitios alejados de esas ventanas. De igual forma,
las grietas o roturas de las ventanas, los hoyos de las salidas de los cables de
electricidad que comunican con el exterior, permiten la entrada de aire frío que daña a
las plantas. La disminución de las temperaturas nocturnas por debajo de 12°C hace que
las hojas y en particular las yemas florales de muchas plantas se pongan amarillas y
desprendan.
Figura 10-4: A) Daños por las heladas sobre una planta joven de rododendro en etapa
de crecimiento. B) Agrietado del tallo de rododendro ocasionado por las heladas. (Fotos
por cortesía del Departamento de Fitopatología de la Universidad de Cornell.)
Mecanismos por los cuales las altas y bajas temperaturas ocasionan daños en las
plantas
Los mecanismos mediante los cuales las altas y bajas temperaturas producen daños a
las plantas son bastante diferentes. Las altas temperaturas, al parecer, inactivan
algunos sistemas enzimáticos y aceleran otros, lo cual origina reacciones bioquímicas
anormales y la muerte de la célula. Las altas temperaturas, también propician la
coagulación y desnaturalización de las proteínas, el rompimiento de las membranas
citoplásmicas, la sofocación y posiblemente también la liberación de productos tóxicos
en la célula.
Las bajas temperaturas, por otro lado, dañan a las plantas principalmente al inducir la
formación de cristales de hielo entre las células o en el interior de ellas. El agua pura de
los espacios intercelulares se congela primero a casi 0°C, mientras que el agua del
interior de las células contiene sustancias disueltas que, dependiendo de su naturaleza
y concentración, disminuye el punto de congelación del agua hasta en varios grados
centígrados. Además, cuando el agua de los espacios intercelulares se congela, se
produce un flujo adicional de vapor (agua) desde el interior de las células hacia esos
espacios intercelulares, donde también se congela. El volumen menor de agua de las
células reduce además el punto de congelación del agua intracelular y ésta puede
continuar hasta un cierto nivel sin que se dañe la célula. Sin embargo, por debajo de
ese nivel, se forman cristales de hielo dentro de la célula, los cuales rompen su
membrana plasmática y la dañan e incluso pueden propiciar su muerte.
Existe la posibilidad de que las alteraciones en la humedad del suelo, más que cualquier
otro factor del medio, sean responsables de que en grandes extensiones de tierra la
mayoría de las plantas se desarrollan en forma deficiente y sean año tras año
improductivas. Las zonas, ya sean pequeñas o grandes, pueden carecer de agua
durante ciertas temporadas. Los volúmenes deficientes de agua de que disponen las
plantas en esas zonas hacen que muestren un menor desarrollo, se enfermen o incluso
mueran. La falta de humedad también es característica de ciertos tipos de suelo, laderas
o capas delgadas de suelo que se encuentran por debajo de las rocas o la arena, y da
como resultado la aparición de manchas de plantas enfermas, en tanto exista la
posibilidad de que las zonas circunvecinas contengan cantidades suficientes de
humedad y las plantas cultivadas en ellas se desarrollen normalmente. Las plantas que
se desarrollan en suelos con humedad deficiente casi siempre se atrofian, tienen un
color que va del verde pálido al amarillo claro, forman hojas pequeñas, presentan
epinastia, producen escasos frutos y flores y, en caso de que la sequía continúe, se
marchitan y mueren (figura 10-5). Aunque las plantas anuales son mucho más
susceptibles a los períodos cortos de humedad deficiente, incluso los árboles y las
plantas perennes sufren daños al someterse a períodos prolongados de sequía y
muestran además, un menor crecimiento, pequeñas hojas chamuscadas y ramitas
cortas, muerte descendente, defoliación y finalmente, marchitamiento y muerte. Las
plantas debilitadas por la sequía también son más susceptibles a ciertos patógenos e
insectos.
Figura 10-5: A) Planta de Fuchsia sana (izquierda); (centro) planta achaparrada debido
a un suministro deficiente de agua y (derecha) planta marchita por falta de agua. B)
Quemadura foliar debida a un suministro deficiente de agua en la hoja. C) Plantas de
maíz achaparradas, marchitas y destruidas en la parte baja de un terreno que se inundó
durante varios días debido a las fuertes lluvias. D) Área oscura, seca y hendida en una
naranja debida a la disminución de oxígeno durante su almacenamiento.
La falta de humedad en la atmósfera, esto es, la baja humedad relativa, por lo común
es temporal y rara vez produce daños. Sin embargo, cuando se combina con las altas
temperaturas y ¡la rápida velocidad del viento, hace que el follaje de las plantas pierda
una cantidad excesiva de agua, lo cual favorece la quemadura de las hojas, el
marchitamiento de los frutos y la marchitez temporal o permanente de las plantas.
La humedad excesiva del suelo donde las plantas crecen es un fenómeno mucho menos
frecuente que la sequía, pero un drenaje insuficiente o la inundación de las plantas
cultivadas en macetas, jardines o terrenos cultivados, provoca daños inmediatos y de
mayor consideración o incluso la muerte de las plantas (figura 10-5 C) que los que
ocasiona la falta de humedad. Un drenaje inadecuado hace que las plantas carezcan de
vigor, se marchiten con frecuencia y hace que las hojas tengan un color verde pálido o
verde amarillento. Cualquier inundación que se produzca durante la estación de
crecimiento de las plantas produce un marchitamiento permanente y la muerte de las
plantas suculentas anuales al cabo de 2 ó 3 días. De la misma forma, las inundaciones
destruyen a los árboles, pero es común que los daños se manifiesten con menor rapidez,
máxime cuando las raíces de esos árboles se han mantenido constantemente
sumergidas durante varias semanas.
Debido a la excesiva humedad del suelo ocasionada por las inundaciones o por un
drenaje insuficiente, las raíces fibrosas de las plantas se pudren, probablemente debido
a un menor abastecimiento de oxígeno. La falta de oxígeno ocasiona tensión, asfixia y
desintegración de la mayoría de las células radicales. Las condiciones anaerobias y
húmedas propician el desarrollo de microorganismos anaerobios que, durante las
etapas de su ciclo de vida, forman sustancias como los nitritos que son tóxicos para las
plantas. Además, las células de la raíz que han sido dañadas directamente por la falta
de oxígeno, pierden su permeabilidad selectiva y permiten que metales tóxicos y otros
compuestos sean absorbidos por la planta. Asimismo, cuando mueren los tejidos de la
raíz, los parásitos facultativos ocasionan más daños, ya que se benefician ampliamente
por el nuevo ambiente. Así, la marchitez de las plantas, que se produce un poco después
de que se ha producido una inundación, tal vez sea el resultado de la falta de agua
(debida a la muerte de las raíces) en los órganos de la planta que se localizan por arriba
del nivel de la superficie del suelo, aunque existe la posibilidad que participen también
las sustancias tóxicas translocadas.
Otro síntoma común de las plantas de ornato (y en ocasiones de las plantas que crecen
a la intemperie) que se debe a la humedad excesiva, es el denominado edema o
hinchamiento. Este síntoma se caracteriza por la aparición de abundantes
protuberancias pequeñas sobre el lado inferior de las hojas o sobre los tallos. Las
"protuberancias" son pequeñas masas de células que se dividen, expanden y
sobresalen de la superficie normal de la hoja y que en principio forman agallas o
hinchamientos blanco-verdosos. Más tarde, la superficie expuesta de esos
hinchamientos adquieren un color rojizo y una textura de corcho. El edema se debe a
un riego excesivo, especialmente cuando el tiempo se encuentra nublado y húmedo,
pero puede evitarse al disminuir el riego y al mejorar la iluminación y la circulación del
aire en torno a la planta. Muchas otras alteraciones se deben a un riego irregular o
excesivo. Por ejemplo, se sabe que los tomates que se cultivan bajo condiciones de baja
humedad, con frecuencia se agrietan durante su etapa de maduración si se les
suministra súbitamente una humedad excesiva ya sea mediante riego o,
independientemente, cuando caen lluvias copiosas. Asimismo, el corazón amargo de
las manzanas, que se caracteriza por la aparición de pequeñas manchas profundas y
negras sobre la superficie de los frutos, es el resultado de abastecimiento irregular de
humedad, aunque al parecer participa también en el desarrollo de esta enfermedad una
fertilización excesiva en nitrógeno y deficiente suministro de calcio.
Luz
La cantidad de luz es de gran importancia con respecto a las plantas de ornato. Algunas
de ellas requieren de sitios total o parcialmente sombreados durante su etapa de
crecimiento o bien necesitan exponerse a la luz del sol total durante el invierno. Otras
de ellas necesitan sombra durante todo el año, mientras que otras más deben exponerse
a la luz del sol durante todo ese mismo tiempo. Como regla general, las plantas de
ornato que tienen hojas de color verde oscuro prefieren o toleran los sitios sombreados
mucho mejor que las plantas con hojas de colores claros, y estas últimas tienen una
mejor respuesta cuando reciben una mayor cantidad de luz del sol. La mayoría de las
plantas de ornato que florean, se desarrollan y florecen más adecuadamente cuando se
les expone totalmente a la luz del sol durante todas las estaciones. La falta de
iluminación adecuada para cualquiera de esos tipos de planta tiene los mismos efectos
que sobre las plantas que crecen a la intemperie, esto es, hace que las hojas tengan un
color; verde pálido, que su crecimiento sea espigado, que se desprendan sus hojas y
flores, que produzcan muy pocas flores o ninguna de ellas, etc. Por otra parte, la luz del
sol que incide en exceso sobre plantas que necesitan de menos luz con frecuencia da
lugar a la aparición de manchas plateadas o café-amarillentas sobre sus hojas. Las
plantas que se llevan con rapidez hacia una zona con una intensidad luminosa bastante
distinta, con frecuencia sufren defoliación general.
Contaminación atmosférica
La mayoría de los contaminantes atmosféricos que ocasionan daños en las plantas son
gases, pero ciertas partículas o polvos también afectan a la vegetación. Algunos
contaminantes gaseosos como el etileno, el amoniaco, el cloro y en ocasiones los
vapores de mercurio, ejercen sus efectos nocivos sobre ciertas áreas limitadas. Con
mayor frecuencia afectan a las plantas o a sus productos que han sido almacenados en
lugares muy poco ventilados, ya que en estos lugares las mismas plantas producen esos
contaminantes (como sucede con el etileno); no obstante, esos compuestos
contaminantes pueden provenir de escapes en el sistema de refrigeración, como en el
caso del amoniaco.
Figura 10-6: Moteado del haz de la hoja del tabaco debido a las altas concentraciones
normales de ozono en la atmósfera.
En la tabla 10-1 se mencionan los principales contaminantes, sus fuentes y los efectos
sobre las plantas.
El escape de los automóviles en las calles y autopistas y los gases de escape de otras
máquinas de combustión interna de las fábricas, quizá son las fuentes más importantes
de ozono y otros contaminantes fitotóxicos. A diario, el escape de los automóviles libera
en la atmósfera miles de toneladas de NO2 e hidrocarburos parcialmente quemados.
En presencia de la luz ultravioleta del sol, el dióxido de nitrógeno reacciona con el
oxígeno atmosférico y forma ozono y óxido nítrico. El ozono reacciona con el óxido
nítrico y forma los compuestos originales de acuerdo a la siguiente reacción:
Sin embargo, en presencia de radicales de hidrocarburos sin quemar, el óxido nítrico
reacciona con ellos y no con el ozono y, como consecuencia, la concentración de este
último aumenta. O3 + [NO + hidrocarburos sin quemar de los automóviles, etc.] O3 +
nitratos de peroxiacilo
También el ozono reacciona con los vapores de algunos hidrocarburos insaturados, pero
los productos de dichas reacciones (varios peróxidos orgánicos) también son tóxicos
para las plantas. Normalmente, los humos nocivos que producen los automóviles y otras
máquinas se difunden en dirección ascendente por las corrientes de aire caliente desde
la superficie terrestre hacia el aire frío de la atmósfera, donde se disipan. Sin embargo,
durante los periodos de calma en que la atmósfera está estática, se forma una capa de
inversión de aire caliente por encima del aire frío y esto evita la dispersión hacia arriba
de los contaminantes atmosféricos. Éstos, por lo tanto, quedan atrapados cerca de la
superficie terrestre donde, después de alcanzar cierta concentración, ocasionan daños
considerables a los organismos vivos.
Los daños que producen los nitratos de peroxiacilo (PAN) se han observado
principalmente en tomo a las áreas metropolitanas, donde los automóviles liberan a la
atmósfera grandes cantidades de hidrocarburos. El problema es grave, especialmente
en ciudades como Los Ángeles y Nueva Jersey, donde las condiciones atmosféricas
favorecen la formación de las capas de inversión. El PAN afecta a muchas especies de
plantas que crecen en grandes áreas geográficas en torno al sitio de su formación
debido a que las corrientes de aire ligero lo difunden o dispersan sobre esas zonas.
La concentración a la cual cada contaminante ocasiona daños en las plantas varía con
la especie de que se trate e incluso con la edad de ésta o sus órganos. Conforme
aumenta el tiempo de exposición de la planta al contaminante, los daños que se
producen en ella se deben a las concentraciones cada vez más pequeñas del
contaminante, hasta que se alcanza un umbral mínimo de daños por dosis. Los daños
que causan en las plantas aumentan en general al aumentar la intensidad de luz, la
humedad del suelo, la humedad relativa y la temperatura, así como ante la presencia de
otros contaminantes atmosféricos.
El ozono daña a las hojas de las plantas que han estado expuestas incluso durante
algunas horas a concentraciones de 0.1 a 0.5 partes por millón (ppm). Este gas es
absorbido por las hojas a través de sus estomas y daña principalmente al parénquima
en empalizada, pero también daña a otras células al romper su membrana. Las células
afectadas que se encuentran cerca de los estomas se colapsan y mueren y aparecen
lesiones necróticas blancas (decoloradas), primero en el lado superior de la hoja y
después en cualquiera de las superficies de ella. Muchas plantas de cultivo, como la
alfalfa, el frijol, los cítricos, la vid, la papa, la soya, el tabaco y el trigo, y muchas plantas
de ornato y árboles como el fresno, la lila, varios pinos y el álamo, son bastante sensibles
al ozono, mientras que otros cultivos como la col, el chícharo, el cacahuate y el chile,
son de sensibilidad intermedia; y otros, como la remolacha, el algodón, la lechuga, la
fresa y el albaricoque, son tolerantes.
El dióxido de azufre daña a las plantas a concentraciones tan bajas como 1 a 5 ppm.
Debido a que las plantas absorben este gas a través de los estomas de sus hojas, las
condiciones que favorecen o inhiben la apertura de estas estructuras afecta de manera
semejante la cantidad de dióxido de azufre que han absorbido las plantas. Después de
haber sido absorbido por las hojas, el dióxido de azufre reacciona con el agua y forma
iones sulfito que son fitotóxicos. Sin embargo, éstos son oxidados lentamente en la
célula para producir iones sulfato inocuos. Así, en caso de que los plantas absorban con
menor rapidez el dióxido de azufre, tendrán la capacidad de protegerse cuando aumente
la concentración de los iones fitotóxicos de sulfilo.
El PAN, también es absorbido por las hojas a través de sus estomas y ocasiona daños
a concentraciones tan bajas como 0.01 a 0.02 ppm. En las grandes áreas urbanas, no
son raras las concentraciones de 0.02 a 0.03 para este contaminante y en las áreas
céntricas de algunas ciudades, se han medido concentraciones hasta de 0.05 a 0.21
ppm. Una vez que ha penetrado en las hojas, el PAN ataca sobre todo a las células del
parénquima esponjoso, que se colapsan y son sustituidas por bolsas de aire que le dan
a las hojas una apariencia plateada o brillante. Los síntomas que ocasiona este
contaminante en las plantas de hoja ancha aparecen en el envés de las hojas, mientras
que las hojas de las monocotiledóneas los muestran a ambos lados. Las hojas y tejidos
jóvenes son más sensibles al PAN y las exposiciones periódicas de las hojas a este
contaminante suelen causar "bandeado" e incluso en algunas plantas "colapso"
marginal de las hojas debido, a una decoloración y muerte de las células afectadas más
sensibles.
Lluvia acida
La lluvia normal impoluta contendría casi agua pura (H2O), en la que estarían disueltos
cierta cantidad de bióxido de carbono (CO2), cierta concentración de amoniaco (NH3 )
que se origina de la materia orgánica y que existe en el agua como NH4 + y cantidades
variables pero pequeñas de cationes (Ca++, Mg++, K+ y Na+) y aniones (Cl- , SO4 --).
Aunque el pH del agua pura es neutro de 7.0, el pH de la lluvia normal "impoluta" es por
lo general de 5.6; en otras palabras, es ácido. Sin embargo, dicha lluvia se considera
"normal" y, sólo cuando el pH de ella o de la nieve es inferior a 5.6, se considera ácida
("lluvia ácida").
La lluvia ácida es el resultado de las actividades humanas, sobre todo la combustión de
energéticos provenientes de fósiles (petróleo, carbón, gas natural) y de la fundición de
los minerales de sulfuro. Estas actividades liberan en la atmósfera grandes cantidades
de óxidos de azufre y de nitrógeno que, cuando entran en contacto con la humedad
atmosférica, se convierten en dos de los ácidos más fuertes que se conocen (sulfúrico
y nítrico) y que se precipitan al suelo pon la lluvia y la nieve. El pH de estas últimas, en
las grandes regiones del mundo fluctúa entre 4,0 y 4.5, que es 5 a 30 veces más ácido
que el pH más bajo (5.6) esperado para las áreas no contaminadas. Los pHs más bajos
para la lluvia hasta ahora dados a conocer (2.4 en Escocia, 1.5 m Virginia Occidental y
1.7 en Los Ángeles) son más ácidos que el vinagre (pH de 3.0) y el jugo de limón (pH
de 2.2). Se estima que cerca del 70% del ácido de la lluvia ácida es ácido sulfúrico y
que el ácido nítrico representa casi el 30%. Aparte del azufre que contienen los ácidos
existentes en la lluvia, se piensa que una cantidad casi igual de azufre llega a todas las
superficies por sedimentación seca de este elemento en partículas. Cuando la atmósfera
es húmeda, este azufre también se oxida para formar ácido sulfúrico.
La lluvia ácida ejerce una gran variedad de efectos al aumentar en forma considerable
la solubilidad de todos los tipos de moléculas y al afectar directamente (por el pH bajo y
la toxicidad de los iones —SO4 -- y —NO3 -- ) o indirectamente (a través de las
moléculas disueltas) a muchas formas de vida. Sus efectos adversos sobre los
microorganismos, plantas y peces de los ríos y lagos han estado bien documentados.
Sin embargo, sus efectos sobre las plantas de cultivo han sido más difíciles de explicar.
En los experimentos en los que se aplicó lluvia ácida (pH de 3.0) a plantas
experimentales demostraron que, en algunas condiciones, las hojas tratadas mostraron
perforaciones, manchas y enrollamientos y que las plantas tratadas, con o sin síntomas,
a veces disminuían su peso seco. Asimismo, se observó que un mayor número de
semillas de algunas especies vegetales germinaba cuando en el suelo, donde se
sembraban, se aplicaba lluvia ácida, que cuando ésta no era aplicada y ocurría lo
opuesto en el caso de otras especies. Los experimentos que se han llevado a cabo para
determinar el efecto que tiene la lluvia ácida sobre los procesos de iniciación y desarrollo
de las enfermedades de las plantas, han demostrado que en el caso de algunas
enfermedades como la roya del roble ocasionada por Cronartium fusiforme, sólo se
formó un 14% de telias con el tratamiento con lluvia ácida (pH de 3.0) que cuando el
tratamiento se hizo con lluvia de pH 6.0 y que las plantas de frijol tratadas con lluvia
ácida (pH de 3.2) sólo mostraron la formación de un 34% de masas de huevecillos de
nematodos que cuando se trataron con lluvia de pH de 6.0. Por otra parte, una
enfermedad bacteriana (el tizón de halo) y la roya del frijol a veces fueron más severas
y otras veces más moderadas en presencia de lluvia ácida que con lluvia de pH 6.0. En
general, aunque existen algunas evidencias de que la lluvia ácida causa daños de
grados variables, cuando menos en algunas plantas, los datos cuantitativos
consistentes todavía son insuficientes para determinar la magnitud de dichos daños en
varios cultivos en las áreas donde se han establecido.