DPCC 5to Completo

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5TO

DPCC
SEC.

¿Qué caracteriza al elector peruano de cara a estas elecciones?


Caracteriza un esfuerzo pionero en la región latinoamericana en tanto constituye un
estudio electoral realizado por encargo del organismo electoral a nivel nacional y gracias
al financiamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
¿De qué manera el hecho de que los jóvenes recuperan el interés por conocer
propuestas de candidatos influye en el ejercicio del derecho al sufragio, y fortalece
nuestra democracia y bien común?
De manera que en estas elecciones debemos elegir bien a quien nos va a gobernar y
tomar conciencia que un voto no es cualquier cosa.
¿Cómo el civismo contribuye a lograr un país democrático?

El civismo hace referencia a todas las normas sociales que debemos cumplir para


mantener una armonía en una sociedad, cuando cumplimos y hacemos valer estas normas
entonces contribuimos para fomentar un país democrático en donde hay participación
ciudadana.

Recordemos que la democracia es una forma de gobierno que busca la igualdad,


soberanía y que el poder resida en el pueblo.
La característica de la democracia en una sociedad se puede manifestar de las siguientes
formas:

 Tener la libertad de elegir.


 Vivir en una sociedad con todos los servicios básicos.
 Tener todas las condiciones necesarias para el desarrollo como persona.
 Tener la libertad pensamiento.
 La sociedad como pilar fundamental en la política, sobre todo en la toma
de decisiones.
¿De qué manera podemos contribuir a sostener la democracia?

Algunas acciones que podemos hacer para contribuir a sostener la democracia son:

 Ejercer nuestro derecho al voto.


 Velar por el cumplimiento de la constitución.
 Realizar el voto responsable e informado.

La democracia se fundamenta en que el poder de elegir de los ciudadanos, y por ende


de elegir a nuestros gobernantes. Los representantes son electos de forma democrática
mediante el voto que le dan los ciudadanos. Al ganar o ser electos, adquieren la
responsabilidad de respetar la voluntad del pueblo, y con ello deben velar por los
intereses y el bienestar de la sociedad que los escogieron.

Texto argumentativo

La democracia

El mundo se enorgullece de la democracia. La consideramos el gran logro de los tiempos


modernos. El menos malo de los sistemas de gobierno, como dijo Churchill. Algunos
países, sobre todo en América, ya nacieron como democracias, aunque en muchos casos
hubo que reconquistarla después del alzamiento de dictaduras. En Europa, sin embargo,
las democracias son consecuencia, casi siempre, de un lento proceso que va de la
monarquía absoluta a la parlamentaria y después a la república. Algunos seguimos en la
segunda fase.

En el Viejo Continente la democracia se consiguió con sangre, guerras, revoluciones,


agitaciones sociales, reclamación de derechos políticos y civiles. Es, por lo tanto, normal
que sean algo de lo que enorgullecerse. Algunos países hemos pasado por la etapa más
oscura de toda nuestra historia para conseguirlas.

Democracia es una palabra de origen griego. Demo– parece que fue un neologismo en


griego antiguo, la unión entre demiurgos y geomoros, es decir, artesanos y campesinos. La
segunda parte, –cracia, significa fuerza, dominio, poder. Así, en la época clásica el demos
era todo el conjunto de ciudadanos libres, varones y no extranjeros. Los eupátridas, que
eran la clase aristocrática, también participaban en la democracia, aunque
etimológicamente no formen parte de la palabra.

Si bien la ateniense es la más famosa y es en la que vemos reflejadas las actuales, no fue,
ni mucho menos, la primera. Los sistemas de gobierno tribales eran asamblearios, y, a
pesar del aumento de la población, se siguieron usando en muchas organizaciones
políticas en época antigua. Entre los descendientes de los pueblos indoeuropeos tenemos
muchos ejemplos de democracias: desde las repúblicas del norte de la India entre los
siglos -VIII a -III hasta Irlanda. Las asambleas en las que toda la población (aquí habría que
matizar, y, según cada caso, habría que matizar mucho) podía participar eran muy
comunes.

El sistema democrático ateniense no tenía nada que ver con el nuestro. De hecho, si
hablamos de gobierno del pueblo, que es lo que todos entendemos por democracia, el
ateniense lo era, el nuestro no. Pero la cantidad de gente que participaba era muy inferior.

La democracia ateniense se basa en la asamblea, que era la que tenía el dominio y el


gobierno real de la ciudad. Cualquier ciudadano tenía libre acceso y participación. Es decir,
cualquiera podía ir y hablar en la asamblea. No había representación, cada ciudadano
expresaba su opinión si así lo deseaba. Es cierto que se escogían cargos y un gobierno,
pero la forma de elección era muy diferente.

Actualmente contamos con partidos políticos a los que votamos. Estos partidos políticos
se alimentan, directamente, de fracturar, dividir y enfrentar a la sociedad, de crear
bandos, intentando que su bando sea mayor. Si lo consigue, obtendrá más votos. Los
niveles de tensión y fragmentación a la que los partidos políticos, todos, pueden llevar a la
sociedad pueden alcanzar cotas de irresponsabilidad asombrosas.

En Atenas no existían los partidos políticos, los cargos eran sorteados. Sí, sorteados. Era la
única forma, consideraban, de que no se votara siempre a los ricos, ya que al contar con
mayores riquezas partían con una ventaja obvia.

Podemos pensar que es un peligro dejar en manos de cualquiera el gobierno de una


ciudad, pero eso también estaba previsto. Realmente no se elegía una persona para un
cargo, sino un grupo de personas, en el que cada individuo observaba y vigilaba a los
demás.

En nuestro discurso político, nosotros otorgamos la confianza a una persona para que
haga lo que quiera. Los atenienses hacían todo lo contrario: sorteaban un cargo y
desconfiaban. Se les sometía a controles; primero, el de su equipo, con el que trabajaba, y,
segundo, el de la asamblea. Ninguna ley, ni una sola, de las elaboradas por los cargos
elegidos por sorteo podía aprobarse sin pasar por la asamblea, en la que, recordemos, no
había representantes, estaban los ciudadanos.

Había, además, funcionarios. Personas que trabajaban en el gobierno de la ciudad


después de pasar exámenes de aptitud. Muy pocos cargos eran directamente elegidos: los
tesoreros y los altos cargos militares, porque se consideraba que el conocimiento y la
formación en estas áreas sí era imprescindible.

La República romana tenía un cierto parecido a la democracia ateniense, aunque en este


caso sí se votaba a dos cónsules que tenían amplios poderes. El cargo era de un año y no
podían ser escogidos dos años seguidos.

La gran diferencia con Atenas es que en Roma las leyes se llevaban a los comicios
tribunados, asambleas en las que se dividía la población de la ciudad y a la que podían
asistir todos: mujeres, esclavos y extranjeros incluidos, y todos podían debatir y opinar. El
voto, eso sí, solo lo ejercían los hombres romanos mayores de edad.

Durante la Edad Media podemos encontrar gobiernos democráticos en la Irlanda celta o


en la Islandia vikinga. También en los municipios de los reinos de Castilla y de León. Hubo
varios estados europeos llamados repúblicas en época medieval: Génova, Venecia,
Polonia-Lituania… pero en realidad eran regímenes aristocráticos en las que gobernaban
las grandes familias.
Las palabras pierden su significado con el tiempo. Que un término empiece a usarse, como
símil o metáfora, para nombrar un concepto alejado de su significado original es muy
común. Fascista y comunista, por ejemplo, hoy día se usan como insulto para cualquier
persona que sea de derechas o de izquierda, respectivamente, sin importar lo que fueron
realmente estos regímenes e ideales tan extremos y dañinos. Hoy, todos somos fascistas y
comunistas.

Con el término democracia ha pasado lo mismo. Prácticamente todos los países actuales
se autodenominan democracia por alguna razón, ¡incluso China! Pero, ¿cuántas
democracias, en su sentido original, hay realmente en el mundo? Nosotros damos poder a
los políticos, no lo ostentamos. ¿Hay algún país donde el poder lo ejerza de verdad el
pueblo?

Algunos consideran que Suiza es una democracia directa. Sin embargo, si comparamos su
sistema con el de otros países europeos, veremos que no hay gran diferencia, salvo una
mayor tradición de convocar referéndum, obligatorio en casos puntuales. El poder, en
Suiza, sigue estando en los políticos.
Vivimos en democracias, sí, pero en unas en las que el demo pinta más bien poco.

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