Cuatro Cantos Adivinanzas Huitoto IIAP Folia Amazonica 08
Cuatro Cantos Adivinanzas Huitoto IIAP Folia Amazonica 08
Cuatro Cantos Adivinanzas Huitoto IIAP Folia Amazonica 08
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Agradezco al colega Dr. Juan Álvaro Echeverri de la Universidad Nacional de Colombia su
lectura y sus observaciones que me han permitido ajustar unos aspectos de la traducción y de
la interpretación. – Este artículo fue redactado en el marco del proyecto “Documentación de las
lenguas de la Gente del Centro” ejecutado en un convenio entre el IIAP, la Universidad Ruhr de
Bochum, Alemania, y el Instituto Max-Planck para Sicolingüística en Nimega, Holanda. El
proyecto está financiado por la Fundación Volkswagen: Programa DOBES (Documentación de
lenguas en peligro).
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la pelota”, en la cual se cantan las adivinanzas. Su informante dice lo
siguiente sobre la función de ésta y de las adivinanzas:
“Para nosotros la pelota es algo sagrado, es parte de nuestra
alma, aunque todo parezca un simple juego. La pelota nos fue
entregada en el comienzo (por el padre creador). Gracias a ella
vivimos. Si no existiera, la gente estaría triste. Gracias a ella
estamos contentos. Durante la fiesta entonamos (colocamos,
planteamos) los cantos eeikɨ. Son muy largos. Hacemos bailar a
nuestros hijos así como el padre nos enseñó a bailar en el
comienzo. Por esta razón, durante la fiesta uuikɨ se entonan los
cantos eeikɨ. La persona que ofrece la fiesta es aclamada entre
la gente. Si todo eso fuera olvidado, la gente estaría triste…
Cuando traen uvas caimaronas (Pourouma cecropiaefolia)
preguntan por el lugar donde se originó esa fruta y entonan los
cantos eeikɨ. La gente viene a preguntarle al jefe la historia,
para tener conocimiento de ella… Si no logra descifrar el canto,
la gente se burla de él y dice: “No lo sabe.” – “¿Cómo es que no
conoce el origen de la pelota y sin embargo organiza esta
fiesta?” nos preguntamos. En cambio, si lo descifra, le creemos
y estamos contentos.”… Cuando el jefe ha descifrado el canto
eeikɨ, el grupo (de cantantes) se va. “El canto que presentaste
ha sido descifrado.” – “El jefe es un gran sabedor, conoce la
historia desde el comienzo, sabe mucho. Por eso organiza la
fiesta uuikɨ. El dueño de esta maloca es un gran sabedor, por
eso, él solo entiende el canto eeikɨ, pues no se cansa.”… Los
cantos eeikɨ se entonan siempre en la noche…. Se celebra la
fiesta sin disgustos, pues por la noche la gente baila y en el día
se distrae jugando a la pelota (Preuss 1994, II: 722-4, 731, 734,
378).
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heredado de esta carrera ceremonial, pero no la asume. Con su
padre, en 1974, pudimos anotar unos discursos ceremoniales de su
carrera que él nos dictó, pero nunca hemos asistido a la fiesta de la
pelota. En cambio, la fiesta lluakɨ es de aquellas que se han
conservado hasta nuestros días, precisamente, por tener exigencias
modestas y poder ser celebrada por cualquiera que tenga producción
hortícola y quiera compartirla en una diversión. Es la que menos
prestigio tiene por haber sido entregada al hijo menor del Creador,
mientras que las fiestas de la viga de baile (lladiko) y de la morona (o
bambú) (sɨkɨi) han sido atribuidas al Padre e hijo mayor,
respectivamente, al hijo segundogénito, por lo que son las más
prestigiosas. Sus atributos son las grandes obras de madera que son,
por un lado, la viga de baile (lladiko) de unos 12 metros de largo,
cavada para su resonancia y tallada con las figuras de un caimán y de
una cara de mujer, y, por el otro, el manguaré (juuaɨ, juuaraɨ) – los
dos pesados tambores monóxilos, macho y hembra –, o las dos
estatuas de madera (janaraɨ) del tamaño de una persona, también
hombre y mujer, según las variaciones de la carrera de sɨkɨi. La
pelota uuikɨ es el atributo más “liviano” de la carrera de este mismo
nombre, y su confección exige mucho menos inversión de trabajo y
cooperación que las mencionadas grandes obras de madera, cuya
elaboración compromete una mano de obra numerosa dentro de
relaciones de intercambio de prestaciones ceremoniales complejas.
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practicaban un intercambio ceremonial distinto al que observamos
entre los clanes de habla mɨnɨka y buue: “Así que la gente (los
invitados) viene a jugar a la pelota y a comer carne” (Preuss 1994, II:
722).” “El jefe recompensa a los grupos que han traído frutos
dándoles de comer carne” (ibid.: 738). Además, entre los “frutos” que
los invitados traen y que el informante de Preuss menciona, figuran la
“yuca” (Manihot esculenta) (inclusive cocinada y transformada en
“tamales”), la “sacha-papa” (Dioscorea sp.), el “dale-dale” (Calathea
allouia) – es decir, tubérculos de la chacra – y la caña de azúcar y el
plátano (Musa sp.), que en ninguna de las fiestas lluakɨ a las que
hemos asistido fueron entregados al dueño de la fiesta; más bien, la
yuca (en forma de casabe o de tamales), la “sacha-papa” y el “dale
dale” cocinados eran parte del pago con que el dueño de la fiesta
recompensó los frutos recibidos de los invitados.
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presente estudio, nos limitamos al examen y la interpretación de los
eeikɨ simples, dejando el género del eeikɨ bɨtarakɨ para otra
oportunidad.
Los cantos que se cantan y bailan en las fiestas lluakɨ y uuikɨ son de
cuatro géneros, que se distinguen por su inventario de cantos, de
melodías, de pasos de baile y de atuendos rituales. Los invitados que
llegan a la fiesta de río abajo cantan cantos muinakɨ y bailan con un
palito largo (radosi, tooiraɨ) en las dos manos; los que vienen de río
arriba, muruikɨ (ɨduikɨ, entre los Huitoto del dialecto mɨka estudiados
por Preuss), agitando en sus manos un ramo de helecho (jokome) al
ritmo del baile; los del centro Norte del bosque, jaiokɨ, bailando con
una hoja de la palmera chambira (jaioforo, jaiotɨi), y los del centro Sur
del bosque, jimokɨ vistiéndose con fibras de chambira (jimotɨi). Cada
género usa un dialecto huitoto diferente, con excepción de los jimokɨ
que son cantados en una lengua desconocida e incomprensible que
los Huitoto atribuyen a supuestos habitantes antiguos de su región,
los Jimuaɨ, que identifican con los Yagua. En los tres primeros géneros
existe el sub-género de los cantos adivinanzas. En cuanto a los
jimokɨ, estamos en duda, pues nuestra documentación de este
género es muy limitada. Es de notar que, hoy en día, en las fiestas
lluakɨ, los dueños de la fiesta se contentan con invitar socios
ceremoniales de río arriba para que canten muruikɨ y de río abajo
para que canten muinakɨ. Para que los cuatro grupos sean invitados,
tendría que ser una fiesta grande con una mayor inversión de bebida,
comida, ampiri y coca de lo que suele ocurrir actualmente.
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explicación detallada que ubica el sentido del canto en el universo
natural, cultural y ritual de la sociedad huitoto.
1. O o kollɨrɨ o o kollɨrɨ kollɨ kollɨ kollɨɨ jaai jaai jaaii: Esta línea integra
entre palabras onomatopéyicas el nombre del pajarito kollɨrɨ, del cual
se derivan las sílabas onomatopéyicas kollɨ kollɨ kollɨ . Como se verá
también en los ejemplos que siguen, la onomatopeya es constitutiva
de todos los cantos y se usa para ritmar la danza. Mis comentaristas
indígenas explican: “es pura música”.
2. fuirɨjeko = fuirɨfeko: fuirɨ-fe-ko: “río abajo-lado de-clasificador
nominal ‘forma de bóveda’”, “maloca en el lado de río abajo”; namakɨ
“gente”.
3. jakojeko = afaijeko = afaifeko “maloca en el lado de río arriba”.
4. afaijeko = afaifeko “maloca en el lado de río arriba”.
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3 por venir (comiendo y espantando grillos) las (hormigas
“sitaracuy”) de la maloca de río arriba, (el pajarito) está
contento
4 por venir las (hormigas “sitaracuy”) de la maloca de río arriba,
(el pajarito) está contento
5 Palabras añadidas para facilitar la solución:
por venir el alimento, (el pajarito y las hormigas
“sitaracuy”) están
contentos
1.E. Explicación
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En el caso en que el dueño de la fiesta no encuentra la respuesta
correcta después de haber cantado repetidas veces las primeras
cuatro líneas, el líder del canto puede añadir las palabras de la quinta
línea, que indica que “por venir alimento, (el pajarito o las hormigas)
están contentos”4. Con eso, el cantor orienta el pensamiento del
adivinador facilitándole las asociaciones necesarias para encontrar la
solución. Alimento (de las hormigas) son los frutos que maduran
desde río abajo, alimento (del pajarito kollɨrɨ)) son los grillos
espantados por las hormigas, alimento (frutos) es lo que celebra la
fiesta lluakɨ.
La palabra monifue expresa el concepto general de todo lo que
alimenta al Huitoto y que fue creado o instaurado por el Padre
Creador para que el ser humano viva; monifue es el bien material que
sustenta la vida humana, pero, así como para el ser humano los
productos hortícolas y los frutos silvestres (y la carne, en un sentido
más amplio) son su monifue, para el pajarito kollɨrɨ, el monifue son los
grillos, para las hormigas “sitaracuy”, el monifue son los frutos
silvestres, los grillos y la carne. La canción equipara la noción de
“bien existencial primordial del ser humano” y la de “bien existencial
primordial de los animales” no de manera metafórica, sino de manera
esencialista: todos los seres vivos tenemos nuestro alimento, aunque
cada especie tenga el suyo y goce de satisfacción y placer con el
suyo.
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En huitoto, la forma verbal de la 3-a persona no indica el número: puede ser
singular o plural, según el contexto.
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3 gɨrɨiri gɨrɨiri lleneji lleneji
4 ana ille amuillɨma kudillɨma noirillɨ naimaniri jai
5 gɨrɨiri gɨrɨiri lleneji lleneji
6 gɨrɨiri gɨrɨiri lleneji lleneji
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los bailarines que llegan a la fiesta desde río arriba, aun cuando en su
vida diaria hablan el dialecto mɨnɨka. Saber cantos en un dialecto
distinto del diariamente hablado es parte del conocimiento ritual de
todos los cantores.
2. gɨrɨiri: onomatopeya relacionada con el verbo gɨrɨde “está
tronando”, pero que puede evocar ruidos de diferentes clases; lleneji:
palabra musical que ritma muchos de los cantos de la fiesta lluakɨ;
4. amuillɨma = amuillɨkɨ “libélula”; el sufijo -kɨ se remplaza en el
canto con el sufijo personificador -ma; kudillɨma = kudi + amuillɨma
“planta que procura un tinte rojo + libélula personificada”, de ahí:
“libélula roja personificada, Don Libélula-roja”; nooirillɨ = nooirilla
“bañarse repetidas veces” (ver arriba);
16. ñugamɨ ñugamɨ ñugamɨ ñugamɨ lleneji lleneji: mis comentaristas
no supieron dar sentido alguno a la palabra ñugamɨ; según ellos, es
“pura música”, y constituye, como las onomatopeyas, la “manteca”
(farede) de los cantos, según se expresan los Huitoto para evocar el
placer oral que el pronunciar, cantar y ritmar de estas palabras
procuran a los cantantes. De la misma naturaleza son la palabra
lleneji (ver arriba) y las que se encuentran en las dos líneas
siguientes:
17 … jai-ii lleneji lleneji
18 … raine lleneji lleneji; enukakuri = enokakuri: con ese termino
ritual se suele nombrar a la vez al pez “fasaco” y al caimán; en un
mito huitoto, el sapo korango, parado en la orilla, llama al caimán
para que le lleve al otro lado del río: Ɨima enokakurima ruika kue
uaɨbi! “Hermano Don Caimán, ven a llevarme al otro lado”. “Fasaco”
y caimán son ambos carnívoros acuáticos; enokakɨbe es una hoja que
se mezcla con otra especie para producir un tinte negro; jidɨma, el
nombre del “fasaco” en huitoto, contiene la raíz ji- que significa
“negro, oscuro”, ya que el “fasaco” generalmente se tiene tranquilo
en la sombra de la orilla de una quebrada; el nombre “dormilón”, que
se le da en español colombiano, se refiere a su inmovilidad en la
oscuridad de la orilla.
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10 G. Faɨriratofe retoma el canto: Pues voy a probar, escucha!
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11 Repetición del canto….
II - III.E. Explicación
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adivinanzas se refieren a fenómenos que caracterizan los frutos, sus
procesos biológicos y sus funciones ecológicas y culturales, así como
a fenómenos climáticos estacionales, pero no conoce los sentidos del
nombre ritual enokakuri y no toma en cuenta que el canto habla del
río (ille, imani), del mundo acuático – del pájaro manibui que brinca
en las orillas, de la libélula que “se baña” en el agua –, por lo que el
ruido también debe de ser asociado a un elemento acuático: el de la
creciente en las quebradas y del pez “fasaco” cuando sube las
quebradas y brinca en las palisadas. De hecho, los peces y el mundo
acuático son otro dominio al que suelen aludir los cantos adivinanzas.
En esta escena ritual del reto que plantea el canto adivinanza y que
asume un miembro del grupo de los dueños de la fiesta – en este
caso, el hijo mayor del mismo dueño –, nos quedan por evocar unos
gestos ceremoniales que acompañan el intercambio de palabras.
Cuando se decide a ir a adivinar, Abelino se levanta del patio de la
coca (jiibibɨrɨ), en la periferia de la maloca, donde está reunido su
grupo de hombres alrededor de un recipiente con pasta de tabaco
diluida con agua (llerabɨ) y lame este líquido y “mambea” polvo de
coca; luego se acerca al círculo de los bailarines llevando una
pequeña porción de pasta de tabaco (llera), “ampiri” o “ambil“, y, en
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homenaje al canto y el reto, la entrega al cantante principal antes de
pronunciar su propuesta de solución. La pasta de tabaco (mezclada
con sal vegetal, ɨaisaɨ) y el polvo de coca son medios de “pago ritual”
masculino en la sociedad huitoto.
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IV.E. Explicación
Este canto, aun siendo de tamaño muy modesto, nos permite, gracias
a los comentarios que hemos recibido durante nuestra anotación y
traducción, aclarar un nuevo aspecto de las adivinanzas. Mi traductor
se acordó que tal finado Kueredɨna Sánchez del clan Aimenɨ “Garza”
había cantado este eeikɨ en una fiesta a la que trajo pescaditos
ahumados de una quebrada a la que había echado barbasco. A ellos
se refiere la solución “pesca con barbasco”, pues kuvukuvu kuvuji
evoca el ruido que hacen los pies cuando remueven el fondo arcilloso
de la quebrada para disolver y mezclar la arcilla con el barbasco ya
esparcido en el agua y reforzar así su eficiencia. El dueño de la fiesta
tiene que tener presente en su memoria qué frutos, qué pescados o,
eventualmente, qué animal de caza cada bailarín ha traído a la fiesta
y le ha entregado, pues, frecuentemente, la adivinanza se refiere de
alguna manera a la especie donada por el cantor. Vemos que en este
canto, la onomatopeya y la cabecera del río grande son los dos
elementos enunciados que, junto con los pescaditos aportados a la
fiesta, deben ayudar a los dueños de la fiesta a encontrar la
respuesta a la adivinanza. El resto – “tener en la boca la hoja del
manchal de oje” – no tiene pertinencia alguna al respecto. Este canto
nos ilustra que la relación entre el enunciado y la solución puede ser
azarosa y circunstancial. Hay adivinanzas que tienen una respuesta
tradicional consagrada, como en los ejemplos I. y II. – III., pero
también existe cierta libertad creativa que permite a un cantor
asociar palabras de un canto ya conocido a la fruta, el pescado o el
animal que él ha traído a la fiesta. El cantor, en todo caso, en la
víspera del baile, suele preparar sus turnos de cantos que consisten
en 3 o 4 cantos que él va a cantar seguidos, y, en este momento,
decide qué eeikɨ va a plantear al dueño de la fiesta y qué cantos (que
también podrían eventualmente ser eeikɨ) va a cantar “para el gusto
nomás” (kaɨmataillena).
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acuático del pececito “sambico”. Pero es eso una especulación
nuestra que ningún discurso huitoto nos ha confirmado, que se
inspira, sin embargo, en categorías operativas del pensamiento
huitoto.
A. Formula conjuratoria
pronunciada por Luciano Martínez del clan Jeeiaɨ “Zarigüeya”.
B. Notas lingüísticas
C. Traducción literal
D. Traducción interpretada
E. Explicación
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El futuro empleado en las formas verbales de esta fórmula tiene valor
desiderativo, respectivamente, prohibitivo (en el caso de la
negación): “Ha de ocurrir…, debe ocurrir…, que ocurra…”. El cantor
conjura la mala suerte deseando que el corazón, la mente del dueño
de la fiesta no supere las dificultadas y se quede confundido, y que el
dueño de la fiesta no reciba la recompensa: la bolsa de coca que el
cantor debe pagarle por la solución de su adivinanza. Fuera de
“disfrazar” en el canto, con términos y morfología rituales, los hechos
que aluden a la solución de la adivinanza y de establecer lazos sólo
tenues entre ésta y las onomatopeyas, el cantor, además, conjura el
fracaso del esfuerzo intelectual de los adivinadores con esta fórmula,
con la que, al mismo tiempo y precisamente, invita a los dueños de la
fiesta a salir al público y a asumir el reto.
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En nuestro primer ejemplo, la categoría de partida de la especulación
adivinadora es la noción de monifue “alimento”, que es la fuente de
la satisfacción evocada (kaɨmade) y que el mismo cantor puede
nombrar si quiere ayudar a su interlocutor. “Alimento”, en la fiesta,
siempre está vinculado a “abundancia”, causa de alegría y felicidad,
que no sólo existen entre los seres humanos – y en particular entre
los bailarines que vienen de río arriba para gozar de la fiesta –, sino
también entre los otros seres vivos como el pajarito kollɨrɨ, que goza
de la abundancia de grillos gracias a la marcha masiva de las
hormigas “sitaracuy” (kallaɨ), las que comen también los frutos que
vienen madurando desde río abajo y que la fiesta lluakɨ celebra en su
intercambio de frutos contra productos elaborados de la chacra.
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esta sustancia material de las obligaciones mutuas, pero asimétricas,
que fundamentan lo que es “sociedad huitoto”, se inscribe
indeleblemente en la memoria de los actores. De esta misma manera,
las adivinanzas cantadas y las respuestas exitosas o erradas
encontradas en una fiesta, dan la sustancia de un evento competitivo
vivido a las relaciones entre un dueño de fiesta y sus contendores
invitados y quedan inscritas en la memoria de los asistentes que han
formado el público delante el cual el reto fue planteado y asumido.
Así ocurre que los comentaristas huitoto se recuerdan quién ha
cantado tal eeikɨ en el lluakɨ de tal dueño de fiesta, que encontró tal
solución, o, al contrario, por no poder adivinar correctamente, “se
enojó” (ikɨrite), lo que es contrario a la moral de un dueño de fiesta,
quien debe aguantar toda provocación con tranquilidad, no rabiar y
calmar los ardores agresivos con palabras “frías”, pacíficas, convertir
el mal en bien mediante la broma, la risa y el gesto generoso.
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Agradezco esta aclaración al colega Juan Álvaro Echeverri.
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Como reto moral en el manejo de las relaciones sociales y rituales, las
adivinanzas huitoto (ocaina, nonuya, muinanɨ y bora) son un hecho
retórico “total”, que compromete todas las energías físicas (voz,
cuerpo, memoria) y sociales (coro y danza, espectadores y oyentes,
competición y reto, intercambio ritual) convocadas, organizadas,
canalizadas y gastadas ritualmente en la fiesta (rafue), que, para los
Huitoto – junto con los Bora, Ocaina, Nonuya, Muinane, Resígaro y
Andoke –, es fundadora de su “sociedad”.
Bibliografía citada
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