Definicion y Objetivo Del Evangelismo Personal

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DEFINICION DEL EVANGELISMO PERSONAL

Evangelismo personal es la obra que hace un creyente al mostrar a otra persona, con base en la
Palabra de Dios:

1.- Su necesidad, como pecador perdido y culpable, de salvación provista por Dios.

2.- Que Cristo, el hijo de Dios, es el Salvador que necesita.

3.- Como hacer de Cristo su Salvador personal.

4.- Lo que involucra reconocer a Cristo como Señor y Dueño.

5.- Que la Palabra de Dios puede satisfacer todas las preguntas, dificultades y objeciones que
pueda tener una persona.

OBJETIVO DEL EVANGELISMO PERSONAL

El objetivo del evangelismo personal lo es cada ser humano pero, para estudiarlo con provecho
dividiremos a la humanidad en varios grupos, después veremos las modalidades para trabajar con
cada grupo.

I. El Descuidado o Indiferente.
Este es, por lo general, el tipo más común y quizás el más difícil. El hombre de la actualidad
es absolutamente indiferente a las realidades eternas. Está sumergido en sus negocios, su
hogar y sus placeres. Estos son sus horizontes y no desea ver más allá. Si algún
pensamiento de Dios, del pecado, la muerte o la eternidad llega a penetrar en su mente,
lo desecha lo más rápido posible. Su lema “Comamos, bebamos y estemos alegres”
Lucas 12:19; Salmos 10:4; Jonás 1:6

II. El Engañado.

Estos también son un grupo numerosos. Han escuchado enseñanzas falsas y no conocen la
verdad. Muy a menudo error que los ciega, parece tener fundamento en la Palabra de
Dios, pero esto se debe a una tergiversación de la escrituras o a una falsa interpretación de
texto que por lo general ha sido divorciado de su contexto en las Escrituras ( 2 Pedro 3:16).
Entre los engañados están muchos que creen que son evangelistas, muchos Católicos –
Romanos, Adventistas, Testigos de Jehová o Ruselistas, Espiritistas, Teosofistas, etc.

III. El Objetante y/o Opositor

Esta persona esta llena de objeciones, muchas de ellas de segunda mano aunque trata de
convencerse de que son originales e incontestables. Pone en duda la autoridad de la Biblia
porque dice: “Esta llena de Contradicciones”.

La tarea aquí es responder a estas objeciones con paciencia y cortesía y esto no es tan fácil
porque las objeciones son casi siempre las mismas. Mucha veces son solamente una
excusa o un pretexto para continuar en el pecado.
IV. Los Agnósticos, Escépticos y Ateos.
- El Agnóstico declara que ninguno puede saber que Dios existe, que ninguno puede
probar que la Biblia es la palabra de Dios, o que hay cielo o infierno.
- Los Escépticos confiesan con franqueza su incredulidad en la existencia de dios y en la
Biblia como la revelación de Dios, son incrédulos y no titubean en demostrar su
desprecio por la Cristiandad.
- El ateo niega llanamente que hay un Dios y busca explicar los milagros de la creación y
las maravillas de la naturaleza como el resultado de las fuerzas naturales.

La tarea aquí es mostrar que Dios si existe y que se ha revelado a los hombres en la
creación, por las escrituras, pero particularmente en su hijo el Salvador de todos los
hombres.

V. El que tiene Excusas.

Este tiene inagotable raudal de excusas con las cuales cubre las verdaderas razones que
tiene para no confiar en Cristo. Alguien ha dicho que una excusa es la explicación de un
fracaso. No son nuevas las excusas las vemos en el jardín del Edén y han prevalecido hasta
la actualidad. Génesis 3:10, 12, 13; Lucas 14:18.
La tarea aquí como en el caso del objetante, es responder a cada excusa lógicamente
usando las escrituras mostrando lo irrazonable de la excusa.

VI. El Ignorante o Pagano.

Estos nunca han oído el evangelio, nunca han leído alguna literatura que les enseñe acerca
de Dios, de Cristo y de la Salvación. Esta clase es mucho más numerosa de lo que
sospechamos porque hay muchos entre nuestros vecinos que son tan ignorantes del
Cristianismo como el nativo de la más remota tribu pagana.

Aquí la tarea es iluminarlos con la Palabra de Dios.

VII. El Ansioso

Esta persona ha sido convencida de su pecado y siente su necesidad de salvación, pero


todavía no es salva. Le gustaría serlo, pero no sabe cómo. Personas que esperan que
alguien les hable y es un día feliz cuando el pecador convencido y ansioso se encuentra
con un ganador de almas ferviente y capaz.

La tarea aquí es guiar el alma ansiosa a una inteligente apreciación de la obra de Cristo a
que reciba a Cristo como su Salvador y le reconozca como Señor y Dueño.

VIII. El Obscurecido. (Turbado o confundido)

Esta persona esta convencida de su necesidad, conoce el evangelio, pero quizás un obrero
sin inteligencia ha tratado con el. Esta lleno de temores y angustia. Se ocupa mucho con
sus sentimientos y dudas. Piensa que ha cometido el pecado imperdonable, que para el ya
paso el dia de la gracia, o se lamenta: he probado antes y fracasado.

La tarea aquí es tenderle la mano de ayuda, con la palabra de Dios en ella y procurar
hacerle contemplar, a Cristo en vez de contemplarse a si mismo, y hacerle confiar en la
Palabra de Dios en vez de en sus sentimientos.

IX. El que se ha apartado del Señor.

¡Ay, cuántos de estos existen! Antes eran cristianos que se gozaban en el Señor, pero
ahora son los más miserables de los hombres. Han perdido el gozo de su Salvación y en
algunos casos, la certidumbre de ella. Como Noemí, tienen que decir: “No me llames
Noemí (Placentera), sino Mara” (Amarga). Rut 1:20 han colgado sus arpas en los sauces y
no tienen canción (Salmos 126:1-4; 137:1-4).

La tarea aquí es buscar la restauración por medio de la confesión y abandono del pecado
para que el apartado pueda otra vez gozarse en el Dios de su Salvación.

X. El Cristiano Desalentado.

El desaliento puede ser resultado de algún revés en los negocios, trastornos en la salud,
problemas en la familia u otros problemas de la vida. El que se encuentra en esta
condición ni puede ni quiere ayudar a nadie.

La tarea en un caso de estos es tratar de “confortar su mano en Dios” ( 1 Samuel 23:16; 2


Corintios 1:3, 4; 1 Tesalonicenses 5:14) Haciendo esto seremos “ cooperadores de la
verdad” (3 Juan 8)

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