Amar o Depender
Amar o Depender
Amar o Depender
INTRODUCCIÒN
CAPÌTULO 1
SOBRE ALGUNAS INCONVENIENCIAS DEL APEGO
AFECTIVO: ACLARACIONES Y MALENTENDIDOS
Lo más importante:
Depender de la persona que se ama es una manera de enterrarse y auto
mutilarse psicológicamente. Es una manera de decir no valgo, no soy
importante. Con esta forma de pensar terminamos desvalorizándonos. Nos
negamos a respetarnos a nosotros mismos y perdemos el amor propio.
En una relación de dependencia hay muchos miedos. Miedo a perder el status
en el que vivimos, miedo a sentir soledad, miedo a no saber cómo seguir
adelante en la vida, etc.
Las personas dependientes se despersonalizan. Es decir, entran en un estado
psíquico, experimentado por algunos enfermos mentales, por el cual se sienten
extraños a sí mismos, a su cuerpo y al ambiente que los rodea. Es decir, se
han despersonalizado poco a poco hasta dejar de ser nosotros mismos para
vivir la vida del otro, dejamos de construir nuestros sueños para vivir la vida del
otro, para construir sus sueños, para ayudarle al otro a ser mejor y cuando nos
damos cuenta han pasado los años y no hemos hecho nada para construirnos
personal y profesionalmente. En definitiva nos estancamos y luego no
podemos defendernos en la vida ni personalmente ni económicamente.
Es común escuchar decir las siguientes frases:
“Mi existencia no tiene sentido sin él o sin ella”
“Vivo por él y para él”
“Él es lo más importante de mi vida”
“No sé qué haría sin ella”
“Si él me faltara me mataría”
“Te necesito”
Muchas de estas frases esconden nuestras carencias, nuestros vacíos. Lo
decimos, lo escribimos, lo compartimos en cartas al otro y hacemos que el otro
se sienta protegido, mientras recibimos sanación para nuestras heridas
emocionales que hemos recibido a lo largo de la vida. De manera inadecuada,
pensamos que eso es complementarse, cuando es carencia afectiva tanto de
uno como del otro.
Una persona dependiente de su pareja es sumisa, subordinada, no piensa por
sí misma, sino que espera que el otro le resuelva todo. Pese a ser patológica la
persona no se arriesga a ponerle fin o hacer cambios en su relación. La otra
persona tampoco se arriesga por miedo a resolver el abandono o la pérdida
afectiva. Así los dos permanecen en una relación inmadura, sin sentido, sin un
fin común.
Es además común que uno termine humillando a la otra persona con menos
carácter, ejemplo:
“Llevo una relación de doce años de novia, pero estoy empezando a cansarme.
El problema no es el tiempo, sino el trato que recibo…No, él no me pega, pero
me trata muy mal…Me dice que soy fea, que le produzco asco, sobre todo mis
dientes, que mi aliento le huele a…Lo siento me da pena decirlo…que mi
aliento huele a podrido. Cuando estamos en un lugar público, me hace caminar
delante para que no le vean conmigo, porque le da vergüenz.Cuando le llevo
un detalle, si no le gusta me grita tonta y retardada, lo rompe o lo tira a la
basura muerto de furia…Yo siempre soy la que paga. El otro día le llevé un
pedazo de torta y como le pareció pequeño, lo tiró al piso y le aplastó con el
pie. Después de satisfacerse sexualmente, se levanta de inmediato y se va a
bañar…Me dice que no le vaya a pasar alguna enfermedad. Me prohíbe tener
amigas, pero el si tiene muchas. Si le reclamo de porqué sale con amigas, me
dice terminemos que no se va aguantar una novia insoportable como yo”
Otro ejemplo:
“A mí no me gusta este lugar, ni con tu familia puedo relacionar ni la gente que
vive aquí. Yo estoy a otro nivel. Además esos programas que miras…no sé qué
sacas viendo esos programas, me parece que no tienes capacidad de escoger
tus programas…y tu trabajo…te rebajaste al mínimo al trabajar en un colegio…
si ganaras lo mismo que yo, ya podríamos hacer algo más…Esto me parece
un engaño para sacarme lo que pienso”.
A la persona humillada le es difícil acabar con la relación. Por eso la mejor
terapia es ayudarle con técnicas muy parecidas a los problemas de
farmacodependencia, a fin de que el adicto deje la droga pese a la apetencia.
Con las personas dependientes de droga se trabaja en el autocontrol para que
sean capaces de evitar el uso de la droga aunque lo necesiten. Al analizar el
costo beneficio aprende a sacrificar el placer inmediato por la gratificación a
mediano o largo plazo.
La persona dependiente en cambio deberá aprender a:
Superar los miedos que se esconden detrás del apego,
Mejorar la autoeficacia,
Levantar la autoestima y el autorespeto,
Desarrollar estrategias de resolución de problemas
Y un mayor autocontrol, y todo esto deberá hacerlo sin dejar de sentir lo
que siente por la persona.
Solo cuando la persona empieza a independizarse, comprenderá lo que siente
de verdad por la otra persona: amor o adicción o apego enfermizo. La persona
entenderá que lo quiere pero que no le conviene.
En una relación debe haber mucho más que afecto. Debe haber respeto,
comunicación sincera. Se debe considerar los deseos, los gustos, la religión, la
ideología del otro; el humor, la sensibilidad y muchos otros elementos.
En la dependencia, la persona quiere tener la seguridad de estar con alguien,
aunque la compañía fuese espantosa, violenta, irrespetuosa, etc.
Se puede ver las siguientes actitudes en la persona dependiente:
Muchas veces, pese al maltrato la dependencia aumenta año tras año.
El no tener contacto con el novio, produce serios problemas de síndrome
abstinencia.
Deseo de dejar la relación, pero sin poder hacerlo.
Invierte tiempo y esfuerzo para estar con la persona, a cualquier costo.
Se reduce su desempeño laboral, social recreativo.
Seguir alimentando el vínculo, pese a las repercusiones psicológicas
para su salud.
También hay que considerar que existe un apego malo en la familia
cuando éste implica dependencia psicológica.
El deseo no es apego. Querer algo con todas las fuerzas no es malo,
convertirlo en imprescindible, sí. Es malo si no se lo puede dejar cuando es
dañino, muy dañino. La persona apegada nunca está preparada para la
pérdida, se aferra al otro porque es su fuente de seguridad y placer.
Detrás de todo apego hay miedo, algún tipo de incapacidad. Por ejemplo si
tengo miedo de hacerme capaz de mí mismo, tendré temor a quedarme solo y
me apegaré a las fuentes de mi seguridad en distintas personas.
La persona dependiente, apegada a otra, se desgasta pensando en ella, tiene
urgencia de ver al otro porque la ve como indispensable. Por eso se puede
decir que la dependencia frena a la persona.
El deseo natural no es malo en contrapartida a la dependencia. El deseo de
querer estar con la persona, de abrazarla, de verla reír, de amarla y ser amado,
es natural y sano, pero si desgata es adicción afectiva.
Amor y apego no deben necesariamente ir de la mano. Lo hemos
entremezclado y por eso confundimos lo uno con lo otro.
Debemos buscar desapegarnos sanamente del otro. Lo cual no quiere decir
que seamos duros de corazón, indiferentes al otro o insensibles.
El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse y que
alienta tres cosas:
Independencia
No posesividad
No adicción
La persona no apegada controla sus temores al abandono, no destruye su
propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y
la deshonestidad.
Desapegarse no implica salir corriendo en busca de afecto para sustituir el
abandono, la soledad; no implica volverse carente de toda ética o ser
promiscuo.
Ser afectivamente libre significa:
Promover afecto sin opresión
Es distanciarse de lo perjudicial
Hacer contacto con la ternura.
No fomenta la frialdad afectiva, porque la relación interpersonal nos hace
humanos.
Los sujetos apegados al desapego no son libres, sino esquizoides que
no se relacionan, que no expresan emociones.
Ama sin esclavizarse, ya que todos necesitamos recibir afectos pero sin
exagerar.
Amar en libertad sin actitudes posesivas y dominantes.
No ofenderse si el otro no se angustia por nuestra ausencia.
Somos dueños de nuestra propia vida y, a la vez, amamos a la persona
que está a nuestro lado. (Más bien si las dos se disocian o desequilibran
aparece la enfermedad mental)
Cuando hay desapego estamos libres del miedo, de cualquier miedo. Solo allí
hay unión afectiva saludable. Solo así podemos trascender como personas
completas, llenas de vida.
Recordar, el apego desgasta y enferma, nos produce desgaste energético.
El apegado usa una serie de recursos para retener a su fuente de gratificación.
Los activos dependientes, por otro lado, son celosos, híper vigilantes, tienen
ataques de ira, desarrollan patrones obsesivos de comportamiento, agreden
físicamente, llaman la atención de manera inadecuada, incluso con amenazas
o atentan contra su vida.
Los pasivos dependientes son sumisos, dóciles y extremadamente
obedientes para ser agradables y evitar el abandono. Tiene una serie de
estrategias de retención, que según sea su desesperación e inventiva, puede
ser diverso, inesperado y peligroso, muy peligroso.
La otra forma de desgaste de energía es cuando la persona concentra toda su
energía en su objeto de amor y se olvida del resto de la humanidad. Con el
tiempo se vuelve en un fanatismo: mi pareja lo es todo. El goce de la vida se
reduce a una mínima expresión: a la del otro.
Pero además, de todo lo mencionado, la inmadurez emocional es lo que
predomina en la persona dependiente.
¿Qué es la inmadurez emocional?
Es una actitud ingenua e intolerante ante ciertas situaciones de la vida,
generalmente incomodas o aversivas.
Una persona sin madurez emocional tiene dificultades ante el sufrimiento, la
frustración y la incertidumbre.
Sinónimos de inmadurez son las palabras: fragilidad, inocencia, inexperiencia o
novatada.
La inmadurez emocional implica tener escaso autocontrol y autodisciplina que
no toleran esperar para obtener alguna gratificación.
Algunas personas estancan su crecimiento emocional en algunas áreas, y en
otras funcionan muy bien.
La persona inmadura a más de tener bajo nivel de tolerancia al sufrimiento, a la
frustración, tiene ilusión de que todo tiene que ser permanente.
Bajos umbrales para el sufrimiento o la ley del mínimo esfuerzo: Los seres
humanos por naturaleza buscamos la comodidad y rechazamos lo
desagradable. Pero debemos estar conscientes de que prevenir el estrés es
saludable, pero querer que todo el día sea gratificante es tener un pensamiento
infantil, ya que las dificultades siempre existirán.
No todas las personas tenemos la misma capacidad para soportar lo
desagradable o el dolor. Hay personas que aguantan cirugía sin anestesias,
otras se desvinculan fácilmente de las personas que aman, pero no les
conviene, pero hay otras a las que hay que obligarlas o empujarlas a
alejarse de lo que les hace daño.
El hecho de que una persona actué de una manera distinta a la de otros,
depende de la genética, pero también de la educación. Así una persona
sobreprotegida en su primeros años de vida, no desarrollará fortaleza,
coraje, decisión, aguante para enfrentar la adversidad, le resultará muy difícil
persistir hasta el final.
La vida de una persona sobreprotegida se rige por el principio del placer y
la evitación inmediata de todo aquello que sea desagradable, por más
pequeño que sea. No se dan cuenta que cualquier cambio requiere de
invertir esfuerzo, un costo que los cómodos no están dispuestos a pagar.
El sacrificio los enferma y la molestia les deprime.
Una persona que no soporta la mínima mortificación, se siente incapaz de
afrontar lo desagradable y busca desesperadamente el placer y, por tanto,
el riesgo de adicción a cualquier cosa o persona es alto.
La persona dependiente, no es capaz de renunciar a nada, y si le gusta
algo, así sea alcohol o drogas, lo agarrará muy fuerte. No está dispuesto a
sacrificar el goce inmediato por el bienestar a mediano y largo plazo. No se
puede autocontrolar.
A la persona dependiente hay que confrontarla: ¿no sabe qué hacer o si sabe
pero no es capaz? Usted no quiere ver la realidad porque no quiere perderlo,
pero recuerde que la salud mental de su hija está en peligro. Esto no es un
problema de consejos sino de principios. ¿Tan grande es su apego por este
hombre y tan pobre su temple? Aunque le duela, no veo otra opción es él o su
hija.
Las grandes decisiones siempre conllevan dolor, desorganización y
perturbación. Pero la persona apegada no es capaz de renunciar al placer, al
bienestar, a la seguridad que le brinda una persona o la adicción a la droga. No
soporta la ausencia del que dice amarlo o amarla. No importa que tan dañina
sea la relación, no quieren sufrir su pérdida. Son débiles, no están preparados
para el dolor.
Baja tolerancia a la frustración o el mundo gira a mí alrededor: Una
persona dependiente es egocéntrica. Si las cosas no se dan como quiere, se
llena de rabia, berrinches, etc. Eso se inmadurez. No saben tolerar la
frustración. No saben esperar, ni perder, no saben resignarse cuando pierden.
Pero la vida es saber perder, vivir la pérdida, elaborar duelos. Cuando alguien
le dice que ya no le ama, el egocéntrico piensa que nunca deben recibir esa
respuesta, ya que la otra persona tiene la obligación de amarla. Por eso los
malos perdedores en el amor son una bomba de tiempo. Cuando la otra
persona decide alejarse y ya no tienen el control, optan por tomar miles de
estrategias para recuperar a la persona, ya que el fin es impedir el abandono y
para ellos el fin justifica los medios.
Una persona dependiente es infantil .No admite que en algunos casos no se
puede obtener algo ya, no entiende razón alguna, no le importa.
Muchas veces podemos ver que la actitud del dependiente es infantil. Ni
siquiera quiere al otro, sino que es amor propio, orgullo y necesidad de ganar
¿Quién se cree que es? ¿Cómo se atreve a echarme?
La inmadurez también se refleja en sentido de posesión: “Es mío” “Es mía”-No
permite que el amor se le escape de control. La persona que ama debe girar a
su alrededor y darle el gusto en todo.
Muchas veces no es la tristeza de la pérdida lo que genera la
desesperación, sino quién echó a quien. Muchas veces no es la tristeza por
la pérdida lo que genera desesperación, sino quién echó a quién.
Ilusión permanente o de aquí a la eternidad. Una persona inmadura concibe
y acepta la idea de que existe lo eternamente estable. Pero hay una frase muy
cierta:
“Todo esfuerzo por aferrarnos nos hará desgraciados, porque tarde o temprano
aquello a lo que nos aferramos desaparecerá y pasará. Ligarse a algo
transitorio, ilusorio e incontrolable es el origen del sufrimiento”.
En el caso del apegado, trata de evitar el sufrimiento, pero no se da cuenta que
con su actitud incrementa màs el nivel de sufrimiento. No se da cuenta que en
la vida, todo tiene su tiempo, que todo cambia, todo nace y muere, nada
permanece, lo que tiene principio tiene fin. No hay nada fijo a qué aferrarse.
Los tres mensajeros divinos, enfermedad, vejez y muerte no perdonan.
Frente a ello, tenemos dos opciones: rebelarnos y agobiarnos porque la
realidad no va por el camino que quisiéramos, o afrontarla y aprender a vivir
con ella.
Aceptar que nada es para toda la vida no es pesimismo sino realismo
saludable, que puede ser incluso motivador para saber disfrutar de la vida de
mejor manera.
En las relaciones afectivas, el amor puede entrar por la puerta principal y en
cualquier instante salir por la puerta de atrás. Y si bien es cierto, sí hay
relaciones duraderas, las probabilidades de ruptura son más altas de la que se
piensa y ni el apego puede mantener a una persona atada a la otra. Si el apego
funciona es porque hay un secuestro amañado, paranoia afectiva o celos, que
desarrolla estrategias retentivas que van desde el espionaje hasta las
cachetadas para controlar e inmovilizar a la persona, pensando que así domina
la sublevación y crea la ilusión de permanencia. Muchas veces no importa
mantener a la persona por amor o por la fuerza, lo importante es sujetarla bajo
el control así sea domiciliarlo. A la larga esta persona, resulta ser más débil que
la persona controlada. Y la controlada termina alejándose por tanto control.
En definitiva no hay relación sin riesgo. El amor es una experiencia peligrosa y
atractiva. Puede ser fascinante para los atrevidos y amenazante para los
inseguros. La incertidumbre forma parte del amor, como cualquier otra
experiencia.
Es mejor estar consciente y decir: hay muy pocas probabilidades de que mi
relación se dañe, pero la posibilidad siempre existe. Estaré pendiente.
La persona apegada en cambio dirá: Es imposible que nos dejemos de querer.
El amor es inalterable, eterno, indestructible. Mi relación continuará para
siempre, para toda la vida.
¿Pero a qué nos apegamos?
Todos tenemos un motivo de apego. El apego ces como una supersustancia
que nos da placer, seguridad o protección.
Platica:
Paciente: Dr. Mi esposo es bisexual drogadicto, pero lo amo
Doctor: ¿Qué placer o seguridad obtiene usted de esta relación?
Me cuesta mucho trabajo dormirme. No es miedo a los fantasmas o ladrones,
sino que necesito que alguien me cuide por detrás y me cuide las espaldas. Por
eso cuando él no está me rodeo de almohadas. Es como construir un refugio y
meterme allí.
Cuando llega con tragos, yo me cobijo en su cuerpo, lo acomodo al mío como a
un muñeco de trapo, y aunque él no se da cuenta, me siento arropada,
protegida.
Por eso no soy capaz de separarme de él.
A esta mujer, la compañía le permitía sobrevivir a un esquema de pérdida o
abandono. Así evitaba sufrir por soledad.
La mayoría de personas apegadas son emocionalmente inmaduras y muy
necesitadas de cuidado. La mínima dosis de placer o seguridad hacen que se
apeguen a cualquier cosa, en cualquier lugar y de cualquier manera.
Cada persona elige su fuente de apego o cada apego lo elige a uno. Algunos
apegos están mediados por esquemas mal adaptativos y otros surgen por
simple gusto o placer. La persona puede apegarse a uno o varios.
Los diferentes tipos de apego son:
Por otro lado, las personas debemos trascender, lo que implica tomar
conciencia de que somos, mucho más de lo que creemos ser. Debemos sentir
que somos partícipes de un proyecto universal. Eso nos hace fuertes y hace
que tomemos conciencia de nuestra presencia en el planeta. Muchas
personas toman terapia porque dicen que no tienen un motivo de vida, se
sienten vacíos. Tener un fin grande que nos compenetre con Dios y la vida,
nos da sentido vital. Los ideales nos hacen crecer Debemos creer en algo más.
Hay que crecer también espiritualmente, ya que no es incompatible con el
amor.
E principio del sentido de vida tiene varias ventajas:
Ayuda a la persona a no aferrarse a las cosas materiales, incluido el
afecto. Les interesa lo material pero lo ubican en su sitio.
Permite que la persona viva exclusivamente por su pareja y promueve la
independencia psicoactiva. Hay un gusto por la vida y la
autorrealización.
Personas con una vida espiritual intensa son fuertes a la adversidad y
emocionalmente más maduras. Aprenden a renunciar y a darse por
vencidas cuando deben hacerlo.
Las personas que tiene un proyecto universal de vida tienen un sentido
de pertenencia especial, con la esencia de la misma vida, que elimina la
necesidad de protección y se hace menos temeroso al daño. Tener una
misión personal nos desapega.
Sugerencias prácticas para fortalecer el sentido de vida:
1. No matar la vocación. En la vida no hay que resignarse a vivir infeliz. Todos
tenemos el derecho a auto realizarnos desde que nacemos. Debemos pelear
para lo que somos buenos. Debemos abrir nuestro abanico de posibilidades,
sin ser irresponsables con lo que estamos haciendo ahora. No debemos darnos
por vencidos. Es importante hablar con los amigos y contarle al mundo
para que sirves. Diles cuáles son tus talentos y pelea contra tu mala ubicación
en la vida.
Escarba en tu pasado y saca la vieja vocación del adolecente. Si no
puedes trabajar en ella, que se convierta en tu pasión alterna, pero
retómala, no la dejes morir. No pienses si lo haces bien o mal, lo que importa
es que goces y te diviertas intensamente.
Si tu marido te dice que no genera ingresos, recuérdale que las personas valen
por lo que son y no por lo que tienen. Si tu esposa te regaña porque practicas
tú pasatiempo favorito, ignórala. La pasión no es negociable.
2. Pon a rodar tu talento. Es solo tuyo. No pidas permiso, no trates de
convencer a nadie, si te gusta, hazlo.
3. Nacimos para algo especial. Si cortaron nuestros sueños, no te rindas,
prepárate, la vida se encargará de los detalles. No deambules como los demás
tratando de sobrevivir. Ese no es el camino. Busca en tu interior y saca a relucir
tu singularidad. Ábrele un espacio. Si la reprimes estarás solo perdiendo mucho
más que una oportunidad. Estamos hablando de nuestra vida, debes ser tú,
independientemente de cuanto éxito tengan en otra área.
Vuelve a tu infancia y rescata tu más antigua capacidad. Tráela al presente y
ponla a funcionar a toda máquina y disfrútala sin reparos, como si tuvieras un
juguete por primera vez.
Si empiezas a autorealizarte, si fortaleces su realización personal, el apego ya
no es necesario.
ANÀLISIS PARTE 3
VENCIENDO EL APEGO AFECTIVO
Cómo desligarse de los amores enfermizos
y no recaer en el intento
Lo que me impactó:
Conclusiones: