Trabajo U.C. Pensamiento Politico

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Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Estratégico.

Unidad Curricular: Pensamiento


Político, Estado, Democracia y Políticas Públicas. Universidad Bolivariana de
Venezuela. 01 de marzo del 2018.

Título: Efectividad de las políticas legislativas del Estado en transferir propiedad social
al Poder Popular en Venezuela.

Autor: Ángel Esteban Laya Lara.


Abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela 1998. Especialista en
Derecho Administrativo. Universidad Central de Venezuela 2003. Magíster en
Fundamentos Filosóficos, Pedagógicos y Epistemológicos para la Enseñanza del
Derecho. Universidad de la Habana, Cuba 2012. Doctorando en Ciencias para el
Desarrollo Estratégico, Universidad Bolivariana de Venezuela. Profesor Agregado a
Dedicación Exclusiva del Programa de Formación de Grado Estudios Jurídicos,
Universidad Bolivariana de Venezuela. Profesor de Postgrado en la Especialización de
Gestión Judicial, Convenio UBV- DEM del Tribunal Supremo de Justicia. Investigador
del Centro de Estudios Sociales y Culturales de la Universidad Bolivariana de
Venezuela.

Correo electrónico: [email protected], [email protected]


Área Temática: Gestión de Políticas Públicas.

Palabras Clave: Poder Popular, Derechos de Propiedad Social, Participación, Estado


Socialista, Ordenamiento jurídico
Key Words: Popular power, Social Property Rights. Participation, socialist state,
systems of norms, support development.

I. INTRODUCCIÓN

El Modelo Productivo Socialista, tal como lo plantea el Proyecto Nacional Simón


Bolívar; definido en el Primer Plan Socialista Económico y Social 2007-20131, el actual
Plan de la Patria 2013-20192 y su relanzamiento en el Plan de la Patria 2020-2026,
presentado por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro
Moros, tiene el propósito de implementar políticas públicas encaminadas a la
construcción de un sistema socio-productivo dentro de un esquema de economía mixta,
en la que el Estado, los particulares y el Poder Popular ejercen participación activa.

1
Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista. Desarrollo Económico y Social de la Nación
2007-2013, Caracas, Septiembre de 2007, Ediciones de la Presidencia de la República.
2
Plan económico y Social 2013-2019. Plan de la Patria. Publicado en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela, Extraordinario Nº 6.118 de fecha 04 de diciembre de 2013.
En el caso de la intervención de las instancias pertenecientes al Poder Popular en el
sistema productivo venezolano, este modelo prevé la instauración de relaciones
sociales de producción basadas en la gestión, administración y propiedad social de
medios de producción y distribución a Consejos Comunales, Comunas y Comités
Locales de Abastecimiento y Producción, entre otros. El alcance de esta política
pública, lo define la Ley Orgánica del Poder Popular3, que en su artículo 8, numeral 13,
establece lo siguiente:

Artículo 8.- A los efectos de la presente Ley se entiende por:


<Omisis>
13.- Sistema económico comunal: Conjunto de relaciones sociales de
producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios, así
como de saberes y conocimiento, desarrolladas por las instancias del Poder
Popular, el Poder Público, o por acuerdo entre ambos, a través de
organizaciones socio-productivas bajo formas de propiedad social comunal.

Las mencionadas actividades socio productivas, serian transferidas a entes


descentralizados funcionalmente, tales como empresas de producción y distribución
social directa e indirecta comunales, constituidas al efecto por las mencionadas
instancias del Poder Popular.

Estas entidades socio-productivas de producción y distribución social, que realizan


gestión económica, se encuentran reguladas, además de lo previsto en forma general
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela4 y Plan de la Patria 2013-
2019, por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de la Ley Para la Gestión Comunitaria
de Competencias, Servicios, y Otras Atribuciones5, Ley Orgánica de las Comunas6, Ley

3
Ley Orgánica del Poder Popular, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 6.011
Extraordinario de fecha 21 de diciembre de 2010.
4
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Enmendada en el 2009, Gaceta Oficial
Extraordinaria No. 5.908 de fecha 19 Febrero de 2009.
5
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de la Ley Para la Gestión Comunitaria de Competencias, Servicios,
y Otras Atribuciones, Publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 40.540,
de fecha 13 de noviembre de 2014.
6
Ley Orgánica de las Comunas, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 6.011
Extraordinario de fecha 21 de diciembre de 2010.

2
Orgánica de los Consejos Comunales7 Ley Constitucional de los Comités Locales de
Abastecimiento y Producción, Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal8, que
desarrollan el régimen de la propiedad autogestionaria, asociativa y comunitaria, a los
fines de superar la noción de producción económica capitalista, egoísta y mercantilista,
íntimamente vinculada a la distorsionada propiedad sobre medios de producción
estratégicos en forma monopólica en manos de particulares, aún existente en nuestro
país.

Al respecto, el presente trabajo tiene como propósito examinar la eficacia de la voluntad


política manifestada legalmente, mediante la cual se implementa las políticas públicas
dirigidas al desarrollo de un sistema económico socio-productivo mediante la
transferencia de la propiedad social dentro de un esquema de economía mixta, previsto
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Esto implica que debemos
aproximarnos a la vinculación existente entre el derecho como ciencia
instrumentalizada y la realidad social determinada históricamente presente en la
sociedad venezolana.

1.- CONSIDERACIONES SOBRE LA VINCULACIÓN ENTRE EL ESTADO Y EL DERECHO

En relación a la implementación de las políticas públicas dirigidas al desarrollo de un


sistema económico socio-productivo en nuestro país, la Constitución como instrumento
normativo que plasma la forma de Estado históricamente determinada, es el resultado y
reflejo de las profundas transformaciones y contradicciones que presente la realidad
social. Ejemplo de ello, se puede apreciar el modelo de intervención del Estado que
está ocurriendo en la sociedad venezolana, en las últimas décadas como parte de un
proceso general de transformación de los fines del Estado. En este sentido, tenemos la
sentencia vinculante de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de

8
Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 6.011 Extraordinario de fecha 21 de diciembre de 2010.

3
fecha 27 de mayo de 20119, que al interpretar en forma vinculante los alcances del
artículo 299 de nuestra Constitución, estableció lo siguiente:

Ahora bien, cuando el artículo 299, eiusdem, define los elementos


característicos del régimen socioeconómico y lo califica como una
actividad a desarrollarse bajo principios tales como los de justicia
social, eficiencia, productividad y solidaridad, las mismas son
aplicables al desarrollo de la actividad del sector privado y público,
ya que si bien todas las personas pueden dedicarse libremente a la
actividad económica de su preferencia, existen prima facie
limitaciones previstas en la Constitución como las ya señaladas,
aunada a otras, como son la de que cualquier actividad económica
debe estar dirigida a generar fuentes de trabajo, alto valor agregado
nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la
soberanía económica del país, garantizando la seguridad jurídica,
solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del
crecimiento de la economía, para lograr una justa distribución de la
riqueza mediante una planificación estratégica democrática,
participativa de consulta abierta y responsable.

Al respecto, somos del parecer que nuestro sistema jurídico en relación a las
disposiciones de rango constitucional que sistematizan el régimen socioeconómico,
establecen claramente la naturaleza esencialmente social del sistema económico
venezolano, que lo aparta marcadamente de la concepción liberal y propicia la
participación protagónica del Poder Popular, en la gestión económica de medios de
producción.

Por otra parte, nuestra Constitución instituye en forma novedosa el principio de la


participación protagónica de nuestro pueblo en el campo económico, desarrollando la
concepción del “Estado Social”. Esta noción, examinada en reiterada jurisprudencia
interpretativa de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia10, vincula el
Estado Social, con nuestro régimen económico previsto en nuestra Constitución,

9
Ver Sentencia Nº 794 de fecha 27 de mayo de 2011, Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia.
10
Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 24 de enero del año
2002, caso Asociación Civil Deudores Hipotecarios de Vivienda Principal (ASODEVIPRILARA).

4
estableciendo las bases del Estado de naturaleza social11, pro socialista, que permite al
Poder Popular y por consiguiente a la clase trabajadora, la gestión, autogestión y
cogestión de medios de producción.

En el caso venezolano, esta voluntad política materializada a través de la Constitución y


los planes económicos y sociales, pretende promover la organización, expansión y
consolidación del Poder Popular; planteando la más amplia participación de las
comunidades en la satisfacción de sus necesidades y aspiraciones colectivas,
impulsando el sistema económico productivo socialista.

Sin embargo, debemos señalar que la realidad social y económica presentes en la


sociedad venezolana, dista aún de la voluntad política manifestada normativamente en
la implementación del modelo socio productivo comunal y socialista. Al respecto,
compartimos al igual que Marx y Engels (1974), que el ser social determina la
conciencia. Carlos Marx y Engels al plantear la contraposición entre el materialismo y el
idealismo y criticar con ello a la filosofía alemana, expresan:

No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina


la conciencia. Desde el primer punto de vista, se parte de la conciencia
como del individuo viviente; desde el segundo punto de vista, que es el
que corresponde a la vida real, se parte del mismo individuo real viviente y
se considera la conciencia solamente como su conciencia.(p.26)

Esta aseveración expresa que por sí sola la instrumentalización jurídica de la voluntad


política del Estado, es ineficaz si no toma en cuenta las reales condiciones materiales
de existencia de la sociedad venezolana en la construcción de las bases socio
económica del socialismo bolivariano.

Ahora bien, la mencionada relación legislación y realidad social tiene su origen en la


vinculación existente entre el Estado y el derecho. Desde diversas posturas históricas
propias de la filosofía política, se ha tratado de explicar tanto su contenido como su
origen histórico. Ya el pensamiento griego preclásico, se planteó la necesidad de

11
La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en la sentencia N° 1.158 del 18 de agosto de
2014, manifestó: "el paradigma de Estado Social comporta un cambio en la manera que el Estado debe
actuar y desenvolverse. dentro de un Estado de naturaleza social".

5
justificar y fundamentar la existencia de la polis como agregado y organización política
desde el mismo momento en que cuestionó la explicación providencial o mística de los
fenómenos que ocurrían en su entorno, especialmente relacionado con lo ético y la
sana convivencia social de los polités.

Así, en la antigua Grecia la convivencia u orden social eunomía, -tal como la calificaban
los griegos-, requería la vinculación y noción igualmente fundamental de la justicia
Themis, que se alcanzaba mediante la implementación de la ley o nomos, para
garantizar la igualdad o isonomia entre los ciudadanos o polités, en la organización de
carácter político y social que constituía la polis. Claro está, que dicha concepción se
encontraba estrechamente relacionada con la ley natural o principios garantistas que
poseían los hombres, por su condición de tales y la ley positiva o Thesis, que distinguió
brillantemente el pensamiento estoico, para avizorar de tal manera el origen y contenido
de estas dos vertientes de la ley12.

Esto explica, que en la antigüedad, el modo de producción esclavista existente


constituía la fuerza motriz de las sociedades de la antigüedad, especialmente en Grecia
y Roma. Por tanto, los esquemas organizativos en los que se basa la sociedad
esclavista y la consabida destrucción de los lazos de parentesco, la productividad del
trabajo aumentó sin cesar, y con ello se incrementó y propició la aparición de la
propiedad privada, de los modos de producción, especialmente la propiedad de la tierra
y de la mano de obra esclava y la posibilidad de emplear fuerza de trabajo ajena y así
aparecer en escena la base de los antagonismos de clase en la antigüedad, que
moldearon tanto a la polis como a la civitas romana y por consiguiente al Derecho.

En este sentido se expresa Marx (1985) al señalar lo siguiente:

El poder social, es decir, la fuerza de producción multiplicada, que nace por


obra de la cooperación de los diferentes individuos bajo la acción de la
división del trabajo, se les aparece a estos individuos, por no tratarse de una
cooperación voluntaria, sino natural, no como un poder propio, asociado, sino
como un poseer ajeno, situado al margen de ellos, que no saben de dónde
procede ni a donde se dirige y que, por tanto, no pueden ya dominar, sino

12
AYALA, J. El Derecho Natural Antiguo y Medieval. Revista Española de Filosofía Medieval, 10 (2003),

6
que recorre, por el contrario, una serie de fases y etapas de desarrollo
peculiar e independiente de la voluntad y de los actos de los hombres y que
incluso dirige esta voluntad y estos actos (p. 12).

Así, este antagonismo de clases en el que se basaban las instituciones sociales y


políticas de la antigua estructura política y jurídica, acrecentaron el comercio y de la
industria. Trajo consigo, la acumulación y la concentración de las riquezas en unas
cuantas manos y con ello, el empobrecimiento de la masa de los ciudadanos libres, a
los cuales no les quedaba otro recurso que el de elegir entre hacer competencia al
trabajo de los esclavos con su propio trabajo manual, lo que se consideraba como
deshonroso, o convertirse en mendigos. En vista de las circunstancias, tomaron este
último partido; y como formaban la masa del pueblo, llevaron a la ruina todo el Estado
ateniense.

Por su parte en Roma, con la civitas el pueblo romano o pópulus, se integró en lo que
llamó la res publicae: Es decir los asuntos públicos dirigidos por todos. Puede afirmarse
que una vez culminada la revolución patricia en contra del Rey en el período de la
Monarquía, el pueblo romano juró no someterse de nuevo a la voluntad de un solo
individuo. Así fue que el gobierno debía ejercerse por varias personas y se instituye la
República, aproximadamente en el año 509 antes de nuestra era, para posteriormente
precipitar la formulación de la Ley de las doce tablas.

En la etapa histórica posterior al desmembramiento del imperio romano, con la


aparición del modo de producción sustentado en la servidumbre marcada e influida por
la escolástica, se matiza la tradición romana de la justicia, entendida como: constante y
perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde. A esta fusión del Derecho
Privado con el Público, en tanto que la propiedad de la tierra, asunto del ámbito privado,
permitía la integración de la relación feudo vasallática y, con ello la determinación de los
vínculos de dependencia y de dominio. Las relaciones intransitivas predominantes en el
ejercicio efectivo de la voluntad política y su fragmentación en la organización feudal,
coexiste con el universalismo que imprime la cristiandad.

7
De esta manera, en sentido, Strictu Sensu, la organización estatal existente el medievo
se aprecia diluida, fragmentada. En sentido Lato Sensu, se puede apreciar en forma
muy difusa una noción de lo que se entiende en la modernidad como Estado, en la cual
rige estrictamente el principio primus inter pars, en cuyo extremos se aprecia la
coexistencia de la autoridad papal y del emperador por un lado; y por el otro el señor
feudal. Esto conlleva a la coexistencia de múltiples regímenes jurídicos o fueros que
establecen prerrogativas y privilegios, en tanto y cuanto a la pertenencia o no de los
estamentos existentes.

Por otra parte, dentro de la tradición del empirismo inglés, en cuanto a la concepción
del derecho natural, destaca Thomas Hobbes. Su concepción de la justicia tiene su
sustento en el Pacta sum servanda. La recta razón indica para él, que lo justo es
cumplir los pactos tal como se han acordado, por lo que lo injusto sería incumplirlo. Esta
noción de la ley natural y la justicia, fundamenta su visión contractualista al trasladarlo
al origen del Estado. De esta manera Hobbes (2005) expresa:

En esta ley de naturaleza consiste la fuente y origen de la justicia. En efecto,


donde no ha existido un pacto, no se ha transferido ningún derecho, y todos
los hombres tienen derecho a todas las cosas: por tanto, ninguna acción
puede ser injusta. Pero cuando se ha hecho un pacto, romperlo es injusto.
La definición de injusticia no es otra sino ésta: el incumplimiento de un pacto.
En consecuencia, lo que no es injusto es justo (p.118).

El Estado, según Hobbes es producto del pacto mediante el cual los nombres acuerdan
someterse voluntariamente al dominio del monarca. Todo ello conforme a la visión
pesimista de Hobbes, en cuanto al estado de naturaleza, anarquizado y negativo. De
allí, el fundamento de la ley positiva que imparte el monarca para garantizar la
seguridad y la paz. En tal sentido Thomas Hobbes (2005), expresa:

Dícese que un Estado ha sido instituido cuando una multitud de hombres


convienen y pactan, cada uno con cada 'Uno) que a un cierto hombre o
asamblea de hombres se le otorgará, por mayoría, el derecho de representar
a la persona de todos (es decir, de ser su representante). (p. 142).

8
Esta caracterización, que en opinión de muchos dentro de diversos enfoques de la
Ciencia Política, está relacionada con la noción del denominado, “estado nacional”,
dentro de la llamada modernidad, es propio del surgimiento de los estados europeos en
la etapa del renacimiento, tal como lo asevera el iuspublicista Herman Heller13. El
capitalismo mercantilista europeo de los siglos XIII y XIV, en pleno apogeo requiere del
llamado estado-nación, vinculado con el racionalismo iusnaturalista, que predica la
necesidad de la existencia de una institución que garantice el equilibrio y la convivencia
social.

Por su parte, igualmente dentro del empirismo podemos mencionar la concepción de


John Locke (2006), en relación al Estado y las leyes que emanan del mismo. En este
sentido, en el segundo Tratado sobre el Gobierno Civil, al tratar la situación presente en
el denominado Estado de naturaleza, a diferencia de Hobbes, expresa que el referido
estado natural presente entre los hombres está constituido por la libertad individual. En
este sentido, expresa:

Para entender el poder político correctamente, y para deducirlo de lo que


fue su origen, hemos de considerar cuál es el estado en que los hombres se
hallan por naturaleza. Y es este un estado de perfecta libertad para que cada
uno ordene sus acciones y disponga de posesiones y personas como juzgue
oportuno, dentro de los límites de la ley de naturaleza, sin pedir permiso ni
depender de la voluntad de ningún otro hombre (p.65).

El pensamiento liberal, tiene conforme a lo anterior a su primigenio expositor. Así el


capitalismo, el cual posee en sí mismo distintas interpretaciones sociales, políticas,
culturales, pero en esencia, su capacidad y fundamento económico que determina su
razón de ser, tiene principalmente la preeminencia de la libertad individual, entre las
que tenemos la de la concepción privatista de la propiedad de los modos de producción
y su necesidad de expansión.

13
Esta es la concepción de Heller, considerado el fundador de la moderna Teoría del Estado. Véase a
Heller Hermann. Teoría del Estado. Fondo de Cultura Económica. México, 1985, pág. 65.

9
Con la aparición del capitalismo, se trastocó altamente la estructura social, cultural,
política y económica de los pueblos, lo que acarreó la imposición de formas de
explotación que afectó sus bases económicas, especialmente las de su desarrollo
endógeno, así como la agricultura y comercio, con formas de producción que incidieron
grandemente en las sociedades contemporáneas, donde el capital transnacional en su
evolución histórica ha planteado en forma progresiva la conquista de nuevos mercados
con la finalidad de poder captarlos e inundarlos con los bienes y servicios que prestan
sin tomar en cuenta las necesidades reales del ser humano, su ambiente y cultura.

Por otra parte, en relación al Estado en cuanto a su caracterización y aproximación


conceptual, que permiten delimitar su conformación, Carl Schmitt (2009), afirma que el
concepto del Estado supone al de lo político, expresando que:

De acuerdo con el uso actual del término, el Estado es el status político


de un pueblo organizado en el interior de unas fronteras territoriales
(p.49).

Así, la ciencia del derecho concebido desde enfoques agnósticos o idealistas, pretende
determinar entre su objetivo general, cual es la naturaleza del orden jurídico existente
en una sociedad determinada históricamente. Asimismo, la ciencia jurídica es teórica-
practica, lo que en innumerables situaciones conlleva a lo resolución de problemas
jurídicos concretos. Pero igualmente en sintonía con la anterior aseveración, en cuanto
al enorme caudal de situaciones regidas por las normas positivas existentes en diversos
ordenamientos jurídicos, es posible determinar principios últimos y fundamentales que
puedan orientar a la conformación de criterios generales que aspiren a un conocimiento
general, que no se reduzca a determinadas legislaciones positivas, y allí precisamente
encontramos tanto a la teoría general del Derecho como a la filosofía del derecho.

Cabe señalar, que durante este período inicial del moderno Estado capitalista las
relaciones laborales establecidas entre propietarios de los medios de producción y los
trabajadores, estaban sustentadas en una pretendida igualdad entre los particulares en
contraposición de la tutela de derechos colectivos. Toda aquella regulación por parte
del Estado, ajena a la protección del derecho a la propiedad, libre ejercicio económico,

10
era totalmente descartada. Tal sistema de cosas devino en grandes y graves injusticias
para la generalidad de los integrantes de la sociedad. En este sentido ya se
pronunciaba Carlos Marx (1977), al destacar que:

Ahora bien, la fuerza de trabajo en acción, el trabajo mismo, es la


propia actividad vital del obrero, la manifestación misma de su vida. Y
esta actividad vital tiene que venderla a otro para asegurarse los
medios de vida necesarios. Es decir, que se actividad vital no es para
él más que un medio para poder existir. Trabaja para vivir. El obrero ni
siquiera considera el trabajo parte de su vida: para es más bien un
sacrificio de su vida. Es una mercancía que ha adjudicado a un tercero.
(p. 56).

De modo que, estructuralmente las relaciones de producción existentes en este período


histórico, predeterminaron de modo irreversible que las decisiones políticas estuvieran
acaparadas por pequeños grupos dominantes, lo que toda la actividad legislativa
generaba en leyes sólo favorables a estos grupos. Al respecto, es importante destacar
la postura de Fernando Bulte (1983), que al referirse a esta voluntad política afirma lo
siguiente:

Por supuesto que el Estado, como obra social y humana no es


independiente de la voluntad de los hombres, pero la clave está en
comprender que esa voluntad no es totalmente libre como la imaginan los
liberales y los idealistas, sino que el hombre está determinado y
condicionado por la situación de su existencia material. Son esos
condicionamientos históricos los que han creado tanto las ideas como los
requerimientos para el surgimiento y desarrollo del Estado (p. 12).

Todo este estado de cosas, podemos apreciarlo en la Venezuela contemporánea. A


partir del Congreso de Valencia en 1830 y nuestra separación formal de la Gran
Colombia, se inicia la implantación del más puro liberalismo económico, con el pretexto
de reactivar la nueva República, donde en fomento de la libertad económica los grupos
oligárquicos en el poder. La clase social económicamente hegemónica sanciona leyes,
tales como la Ley de Libertad de Contratos de 1834, donde se daba la libertad a los
contratantes de establecer en forma libre los intereses y la Ley de Espera y Quita de
1841, estableciendo las bases de un sistema normativo que atentaba contra las
grandes mayorías. Así, al igual que en Europa la fundamentación ideológica es el

11
liberalismo económico, donde el papel del Estado sólo se remite a la protección
exterior, seguridad interior, recaudación de impuestos y mantenimiento de un poder
jurisdiccional.

Esta visión ideológica, que jugó un papel preponderante durante la guerra federal que
se desarrolla entre 1859 y 1864, prevalece con algunos matices hasta finales del siglo
XIX, con el llamado liberalismo amarillo. Ya entrado el siglo XX, este sistema ideológico
predomina ampliamente en Venezuela, que transitó por la experiencia del autoritarismo
y que desarrolla una etapa de transición hacia la “modernidad democrática”, a partir de
los años treinta, mediante una experiencia reformista fundamentalmente del entonces
gobierno de Eleazar López Contreras14, quien profundiza el otorgamiento de
concesiones a empresas extranjeras para la exploración y explotación del territorio
venezolano, para obtener nuevos ingresos por medio de la renta petrolera. En este
período histórico se inicia lentamente la intervención del Estado en la economía gracias
al uso de la riqueza petrolera, usando los ingresos que deja ese recurso para el control
o promoción de numerosas actividades económicas y sociales, perfilándose el Estado
de bienestar.

El incremento del intervencionismo estatal, en la vida económica con los matices


propios que surgen con el llamado Estado asistencialista dirigido por lo general por
gobiernos social demócratas y demócratas cristianos, que en el fondo protegían y
servían de fachada al sistema de capitalismo parasitario representado por los grupos
económicos oligárquicos, clase política y económica que ya a finales de la década de
los ochentas, impulsan la aplicación en nuestro país del modelo Neoliberal, instaurado
apenas años antes por Ronald Reagan en los Estados Unidos de América del Norte y
Margaret Thatcher en el Reino Unido, retomando las tesis liberales más ortodoxas,

14
El plan presentado en febrero de 1936, expuso ante la nación un programa de acción del gobierno que
estaba dividido en 8 puntos relacionados con las áreas a atender: I. Régimen de legalidad, II. Higiene
pública y asistencia social, III. Vías de comunicación, IV. Educación nacional, V. Agricultura y Cría, VI.
Política fiscal y comercial, VII. Inmigración y colonización y VIII. Puntos Complementarios. En cada uno
de estos puntos puede rastrearse la disposición a sentar las bases para la modernización y el desarrollo.
Ver a Virginia Rondón y Luz Marina Rondón (2011) Programa de Febrero de López Contreras (1936):
Importancia Histórica. Revista Venezolana de Ciencia Política Nº 40, Universidad de los Andes. Julio-
diciembre. p.74.

12
manteniendo intacta la protección y concepción del sacrosanto Derecho de Propiedad,
así como considerar toda aquella regulación por parte del Estado, ajena a la protección
de dicho derecho a la propiedad y libre ejercicio económico, como nociva e indeseable.

Conforme lo expuesto, la sociedad venezolana ha venido transformándose en forma


vertiginosa, en particular a partir del primer tercio de inicios del siglo XX, pasando de la
forma de organización político jurídico del típico estado liberal burgués, asumiendo
posteriormente la forma del Estado de bienestar, para finalmente acoger la forma de
Estado democrático, social de derecho y de justicia propio de la Revolución
Bolivariana, el cual promueve la transferencia de poder y de participación protagónica al
Poder Popular, que conlleve a la integración político-jurídica del Estado Comunal. Esta
consecutiva adaptación a las diferentes etapas determinadas históricamente, está
íntimamente vinculada en nuestra opinión, con la voluntad política de la clase
hegemónicamente dominante históricamente determinada.

Finalmente, este reacomodo de actores políticos, en nuestra opinión no trastoca en


absoluto, salvo tímidos resultados, el modelo extractivista primario exportador existente
en nuestro país, el cual se encuentra fuertemente vinculado y determinado por el modo
de producción capitalista, transnacional especulativo imperante geopolíticamente con
sus ramificaciones nacionales, lo que ha entorpecido la eficaz instrumentalización del
derecho por la voluntad política desplegada por el Estado venezolano en la actualidad.

II.- El PODER POPULAR Y SU PERTINENCIA SOCIAL EN LA GESTIÓN DE LAS


ACTIVIDADES DE PRODUCCIÓN SOCIAL

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece a lo largo de sus


distintas disposiciones, nuevas formas de organizaciones socio-productivas que se
originan y deben desarrollarse en las comunidades. Esta primera etapa de cambios
revolucionarios, se ha venido adecuando y reforzado ante las nuevas realidades
sociales, económicas, políticas, jurídicas, educativas y de integración latinoamericana,
con el planteamiento de una nueva institucionalidad que sirva de base para la

13
construcción del socialismo, con fundamento en el pensamiento Bolivariano,
Robinsoniano y Zamorano, asumiendo en toda su dimensión el Poder Popular.

El Poder Popular como la manifestación más clara del protagonismo del pueblo en
todos sus ámbitos, permite articular el sistema socio-productivo con el protagonismo y
la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones.

Ante esta realidad, que recoge el peso que tiene actualmente la cuestión de la
participación protagónica del pueblo en el marco del diseño de las políticas públicas,
que progresivamente desarrolla nuestra Constitución. Como todo ordenamiento jurídico
que se atribuye una vigencia general, en cuya formación se exige una participación
política, es en primer lugar, el de organizar y regular una realidad socioeconómica
existente, que propicie el reconocimiento de la igualdad y la medida en la que los
individuos que conforman la estructura social con sus contradicciones materiales
objetivas, y no como lo suponen las posturas agnósticas e idealista en cuanto a la
concepción del Estado, que esta regulación normativa va encaminada a organizar una
anomia en lo social o una indeterminación o anomia en el ámbito político.

Por ello, la necesaria adecuación jurídica de esta realidad social, política y económica
encaminada a regular la participación protagónica del pueblo venezolano, que rompa
con la concepción capitalista del libre mercado desregularizado que ha marcado la
tendencia en la implementación de políticas neoliberales en el marco socio-económico y
productivo de los Estados capitalistas contemporáneos.

Es de allí, que nuestra Constitución se consagra como la norma suprema, que de


acuerdo al principio de la supremacía de las normas constitucionales establecido en el
artículo 7 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, desarrolla los
principios y fundamentos por los cuales se debe regir todo el ordenamiento jurídico,
estableciendo por ello las bases constitucionales en cuanto al tema de la participación
ciudadana en el ámbito económico, social y la organización popular.

14
El objetivo esencial de esta transformación lo vemos claramente expresado en el
preámbulo de la Constitución Bolivariana, al plantear refundar la República sobre las
bases del poder originario, el reconocimiento de las organizaciones populares De allí
surgen las contradicciones entre un ordenamiento jurídico establecido por los intereses
de la clase burguesa dominante, donde no se le reconoce al pueblo su facultad de
ejercer su soberanía en forma directa, y una Constitución que impone la necesidad de
establecer un nuevo ordenamiento jurídico que responda a las verdaderas necesidades
de las mayorías y permita al pueblo ejercer su soberanía, tal y como lo establece el
artículo 5 de la vigente Constitución (1999), al preceptuar:

La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce


directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e
indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder
Público.

En este sentido vale decir que para que pueda existir una suprema felicidad social en el
Estado venezolano, se hace necesaria la refundación de la República, la cual debe
estar orientada sobre la base de la realidad de la sociedad venezolana y sostenida en
los principios y valores fundamentales que propugna la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.

Pero por otra parte, merece la pena plantearse si por el contrario las constituciones
racionales normativas deben reflejar y regular la realidad material del entorno social
existente a los fines de propiciar su reconocimiento y estímulo para adoptar
determinadas políticas y acciones que puedan transformar dicha realidad social.

LA PROPIEDAD SOCIAL Y EL MODELO PRODUCTIVO SOCIALISTA


VENEZOLANO

1.- El patrimonio y el Derecho de propiedad

Ahora bien, en cuanto a la definición y contenido de la propiedad esta ha variado


15
constantemente desde la antigüedad. En un primer estadio, en las llamadas sociedades
recolectoras o nómadas la propiedad predominante fue la colectiva. Si bien es cierto
que la propiedad sobre los utensilios de caza y pesca, en muchas ocasiones era una
propiedad personal y predominaba el vínculo o parentesco materno. Es este contexto la
constante es que la propiedad era colectiva, pero a medida que los grupos humanos
fueron adoptando un estilo de vida sedentario, principalmente al dedicarse a la
agricultura y cría de rebaños y por consiguiente poseer y construir utensilios que les
permitiera transformar la naturaleza y así satisfacer sus necesidades, fueron
suplantando este inicial predominio del vínculo materno por el Derecho Paterno,
ocasionando a su vez el origen de las relaciones monogámicas y construir las bases del
incipiente derecho hereditario. En tal sentido, se expresa Engels (1979), al puntualizar:

Así, pues, las riquezas, a medida que iban en aumento, daban, por una
parte, al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia y,
por otra parte, hacían que naciera en él la idea de valerse de esta ventaja
para modificar en provecho de sus hijos el orden de la herencia establecido.
Pero esto no podía hacerse mientras permaneciera vigente la filiación según
el Derecho Materno. Este tenía que ser abolido y lo fue (p. 52).

Posteriormente, la propiedad evoluciona a la forma de producción de la antigüedad,


dada por la explotación de mano de obra esclava, permitiendo que la economía de ese
estadio histórico tuviese como fundamento la explotación de una clase por otra. De esta
forma el derecho de propiedad y su concepción y sistematización depende en última
instancia por el modo de producción de bienes y servicios preponderante de cada etapa
histórica.

Igual análisis es aplicado a la forma de producción feudal. Este modo de producción


constituía núcleos cerrados de producción que giraban en torno al señor feudal, el cual
era el amo y señor tanto de tierras y tácitamente de los siervos, aunque formalmente
gozarán estos últimos de libertad. Así el señor feudal, podía disponer de estos de la
manera como mejor le pareciese. En este modo de producción el siervo tenía que
suministrar en forma artesanal y muy rudimentaria, de los bienes de los cuales hacia
uso, proveyendo al señor feudal de una parte de los mismos, sin tener derecho en
ningún momento a derecho sobre la propiedad predial, y si bien es cierto que gozaba
16
de libertad, no era menos cierto que sus condiciones de vida no eran mejores que la
mano de obra esclava.

Al respecto debemos señalar, con relación a los pueblos indígenas, que en la América
precolombina existieron culturas aborígenes tales como la Olmeca, la Zapoteca, la
Maya y especialmente la Azteca, que ocupaban los territorio de los hoy países como
México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, así como
la cultura Inca que abarcaba los territorios meridionales de la actual Colombia, Ecuador,
Perú y Bolivia y por zonas de lo que hoy en día es el norte de Argentina y Chile, las
cuales poseían un desarrollo, cultural, social, político, administrativo y económico que
incluso superaban con creces aspectos de la cultura española que para ese entonces
hacía contacto con nuestros pueblos precolombinos.

Se puede señalar a grandes rasgos, que su estructura social altamente desarrollada,


especialmente la Azteca e Inca; su sistema económico que descansaba en la propiedad
colectiva de los modos de producción y su cultura totalmente alejada de las supuestas
bondades del incipiente capitalismo mercantilista que surgía en Europa, especialmente
el español, fue altamente afectada por la imposición de los principios de la propiedad
privada y el afán imperialista español de abrir y descubrir nuevos mercados y materias
primas.

De tal manera, que con la conquista española, se trastocó altamente la estructura


social, cultural, política y económica de estos pueblos. Esta situación acarreó la
imposición de formas de explotación que afectó sus bases económicas, especialmente
las de su desarrollo endógeno, especialmente la agricultura y comercio, con formas de
producción totalmente ajenas a su idiosincrasia. Esta imposición trajo como
consecuencia la imposición de un modelo económico totalmente extraño a estas
culturas y que gracias a estas conquistas, el imperio español obtuvo un gran auge y
desarrollo imperial durante los siglos XVI y XVII, sustentado especialmente con las
ingentes cantidades de oro y plata extraída de minas en las que trabajaba mano de
obra forzosa y conjuntamente con la agricultura, pero que en la práctica directamente

17
benefició a la economía europea y el consabido desarrollo de la banca, por los grandes
prestamos que requería la corona española para financiar los grandes gastos que
ocasionaban las guerras que sostenía con las otras potencias europeas, lo que conllevo
al crecimiento y desarrollo del capitalismo en Europa.

A este respecto, Marx y Engels (1985), al comentar los factores que incidieron en el
surgimiento del capitalismo señalan lo siguiente:

La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el


descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco
impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su
vez, estos, progresos redundaron considerablemente en provecho de la
industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el
comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía,
crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases
heredadas de la Edad Media (p. 12).

Por otra parte, el pensamiento liberal unido estrechamente con el modo de producción
capitalista, construye una concepción individualista y privatista del Derecho de
Propiedad, realizando todo un esfuerzo teórico filosófico con la finalidad de fundamentar
el individualismo y suprimir las bases filosóficas del absolutismo sustentado en un
supuesto origen divino. Esta teoría filosófica-política surgida de pensadores tales como;
Locke en Inglaterra, dieron fundamentación teórica igualmente a la corriente
contractualista, implantando principios que hoy en día poseen plena vigencia en los
Estados con una concepción liberal.

Pero se debe señalar, que todo este esfuerzo jurídico-filosófico, en la realidad social
quedó en la más infame inaplicación. La consagración constitucional de los principios
de igualdad, fraternidad y derechos individuales y la consecuente responsabilidad del
Estado, solo fueron destinados a proteger los intereses de una clase dominante, - la
burguesía propietaria de los medios productivos-. Esto conllevó en la práctica, a la
negación absoluta de toda regulación e intervención del Estado, en la esfera de
derechos subjetivos normalmente relacionados con la denominada propiedad privada,
cuyo contenido conceptual e ideológico hegemónico, es el del individualismo liberal,
opacando y prácticamente descartando otras modalidades de ejercer la propiedad,
18
sobre los bienes de uso y consumo así sobre los medios de producción.

El papel del Estado únicamente se remitía a la protección de dichas garantías y


derechos a la propiedad y libertad contractual, que tienen su fundamento en el modo de
producción propio surgido de la revolución industrial inglesa y donde se anteponía de
forma evidente, el interés individual del capitalista.

De modo que, estructuralmente las relaciones de producción existentes en este período


histórico, predeterminaron de modo irreversible que las decisiones políticas estuvieran
acaparadas por pequeños grupos dominantes, lo que conllevó a que toda la actividad
legislativa generaba en leyes sólo favorables a estos grupos, en razón que iban
encaminadas a fortalecer en forma continua el derecho de propiedad y la libertad
económica sin ninguna regulación por parte del Estado, derecho de propiedad sobre los
medios de producción que evidentemente sólo favorecía a estos grupos oligárquicos en
desmedro del proletariado, que tenía que conformarse con vender su fuerza de trabajo
por un salario que solo les permitía lo suficiente para su subsistencia en los suburbios
industrializados en forma precaria e ignominiosa.

En estos modelos económicos y políticos fundamentados en el liberalismo, el papel del


Estado únicamente se remite a la protección de las garantías y derechos a la propiedad
y libertad contractual, que caracterizaron al Estado liberal burgués durante todo el siglo
XIX. Esta visión del papel del Estado tiene su fundamento en el modo de producción
propio surgido de la revolución industrial inglesa donde se antepone de forma evidente,
el interés individual del capitalista. Por tanto, el papel del Estado descansaba
meramente a un papel secundario de guardián y protector de la propiedad privada de
los medios de producción y la libre iniciativa privada.

Hemos apreciado, según las consideraciones precedentes, como el pensamiento liberal


ha influenciado en la concepción que se asume en el estudio tradicional del Derecho de
Propiedad. Esta concepción fragmentada y parcial ha sido justificada en el marco del
modelo de producción capitalista, en el sentido de la tenencia y propiedad por parte de
los particulares de los medios de producción.
19
Esta concepción se puede apreciar en toda su dimensión, cuando se analiza la
acepción de lo que se considera como patrimonio, desde un punto de vista liberal, al ser
definido como el conjunto de obligaciones y derechos susceptibles de una valorización
pecuniaria, constitutivo de una universalidad de derecho que tiene como titular a una
persona jurídica. En este sentido señala Kummerow (2002):

La construcción de tal doctrina fue labor, especialmente, de un grupo de


expositores del Código Civil Francés, y su resumen más acabado se halla en
los trabajos de Aubry y Rau. Con frecuencia la Doctrina clásica se designa
con el nombre de estos tratadistas, a quienes se suele adjudicar
íntegramente la paternidad de la tesis (p. 4).

La anterior definición esta en correlación a su vez con la teoría del patrimonio –


personalidad, que se deriva del Derecho Romano y que ha sido acogida
mayoritariamente por nuestro ordenamiento jurídico. Esta teoría se fundamenta
esencialmente en que el patrimonio está íntimamente unido a la idea de personalidad y
por tanto a las personas, razón por la cual todo patrimonio es manifestación ya sea de
las personas naturales y jurídicas, siempre con una fundamentación en la valoración
pecuniaria del conjunto de bienes que conforman a dicho patrimonio.

Totalmente distinta, aunque fundamentada igualmente desde una perspectiva


individualista y mercantil, es la tesis propuesta en la llamada teoría del patrimonio –
afectación, con base germánica y anglosajona, donde la masa patrimonial no se
identifica con la idea de personalidad ni comporta los caracteres de inalienabilidad e
indivisibilidad. El patrimonio no se concibe necesariamente relacionado con la noción de
personalidad, sino por el contrario se relaciona a un fin jurídico, gracias al cual se
organizan en forma autónoma. En tal sentido afirma Kummerow (2002):

La teoría del patrimonio-afectación tienen sus orígenes en los ordenamientos


del grupo germánico (BGB., Código Suizo de las Obligaciones)
Generalmente se atribuye la paternidad de la teoría a Brinz y Bekker. (p.4).

En este sentido, las tesis antes mencionadas se emplean para fundamentar la

20
naturaleza jurídica del Derecho de propiedad sobre bienes de uso y consumo y sobre
medios de producción, conocida tradicionalmente como “Propiedad Privada”.
Igualmente para explicar el fundamento de la llamada propiedad mixta; así como la
propiedad estatal y la propiedad colectiva sin base territorial o funcional que detentan
por ejemplo las Cooperativas.

Pero es el caso, que cuando se pretende emplearlas para fundamentar la propiedad


colectiva con base territorial, tal como se establece Constitucional y legalmente a favor
de las Comunidades y Pueblos Indígenas y especialmente para dar explicación a la
naturaleza jurídica de la propiedad social como manifestación inequívoca del Poder
Popular, se evidencia su insuficiencia teórica para explicar como un patrimonio que se
considera Público y por tanto inalienable, pueda ser trasferido en propiedad a grupos de
ciudadanos organizados en Comunidades o Comunas demarcadas territorialmente, sin
que sea necesario que posean esencialmente un fin lucrativo.

De allí, que hay que realizar un esfuerzo teórico conceptual a los fines de ir
construyendo una posición fundamentada en la instrumentalización jurídica de la
realidad social que presenta la sociedad venezolana, para que la voluntad política sea
eficaz en garantizar el derecho a la participación directa en la gestión económica
productiva de los ciudadanos, especialmente justificada en el Poder Popular.

2.- La propiedad pública y propiedad social

Ahora bien, como ya lo señalábamos con anterioridad, entre la propiedad pública y la


propiedad social existe una relación entre género y especie. Es decir, aunque toda
propiedad social es pública, no toda propiedad pública es propiedad social. La llamada
propiedad pública, es aquella que está afectada a satisfacer un interés general y por
tanto puede estar destinada al uso directo de un conjunto indeterminado de ciudadanos
o estar afectada al uso privado de la estructura administrativa a los fines que en forma
indirecta se puedan prestar los servicios públicos a la ciudadanía.

Este tipo de propiedad recae sobre bienes pertenecientes al dominio público, afectados
a un uso público, entendida esta propiedad como el conjunto de bienes de propiedad

21
pública afectados al uso público, directo o indirecto, de los habitantes y sometido a un
régimen jurídico especial de Derecho Público.

Así entendida, la propiedad social, es aquella de titularidad y patrimonio de toda la


sociedad o conjunto de ciudadanos que conforman a la nación venezolana. Garantizan
la seguridad y beneficio de la población en su conjunto y abarcan todo aquellos bienes
que tienen un contenido permanente o no, pero que en cuya tutela y protección todos
los integrantes del Estado, tienen la obligación de proteger y custodiar conjuntamente
con las distintas entidades político - territoriales que conforman al Estado venezolano.

Al respecto, se han formulado a su vez dos teorías que tratan de explicar la naturaleza
de la propiedad pública. En tal sentido explica dichas teorías Larez ( 2001):

La primera denominada, teoría clásica sobre el dominio público, sostenida en


Francia por Ducrocp y Berthelemy, se fundamenta en el hecho de considerar
que los bienes del dominio público por su naturaleza no pueden ser
apropiados por personas naturales o jurídicas incluido el Estado. Estos
bienes por su naturaleza y destino lo hacen parecerse a las res comunes,
cuya apropiación no puede concebirse. La Segunda, denominada Teoría
Moderna del dominio público, formulada por Maurice Hauriou que ha tenido
acogida generalizada por los sistemas normativos occidentales, señala que
los bienes del dominio público afectados al uso directo o indirecto de los
ciudadanos, son de titularidad del Estado. En este sentido la señalada teoría
sostiene que no es la naturaleza ni el destino directo al uso del público. Por
tanto esta concepción teórica amplia al dominio público aquellos bienes que,
no obstante no estar al uso directo del público, están afectados en forma
indirecta a la prestación de los servicios públicos (p. 696).

Tradicionalmente el Estado ha asumido la gestión y administración de dichos bienes.


Esta administración bien puede explicarse jurídicamente de conformidad a la llamada
teoría clásica sobre el dominio público, ya mencionada supra, sostenida en Francia, la
cual como ya se ha señalado se fundamenta en el hecho de considerar que los bienes
del dominio público por su naturaleza no pueden ser apropiados por personas naturales
o jurídicas incluido el Estado.

La realidad jurídica social venezolana, nos señala que materialmente existen relaciones

22
de producción esencialmente sustentadas en la división del trabajo, aunado a que las
fuerzas productivas poseen un incipiente desarrollo. De allí que el Estado a través de
las políticas públicas, debe transformarlas, reconociendo la coexistencia de regímenes
jurídicos a las diversas formas de ejercicio del derecho de propiedad sobre medios de
producción. tiene la facultad para establecer en sus bienes modalidades, disponer de
ellos y regularlos conforme a mecanismos de derecho que el mismo llegue a crear,
distinto al patrimonio del Estado en su sentido restringido (limitado a los bienes con los
que cuenta para su cometido).

En este sentido, el Poder Popular, ejercido por las comunidades organizadas se le


reconoce la potestad de ejercer la administración, gestión, custodia y control sobre un
conjunto de bienes, considerados como de propiedad pública, todo a los fines de
consolidar las bases del socialismo y democratizar de esta manera la propiedad sobre
bienes y recursos reiterando con ello que los Estados y sus pueblos tienen un derecho
soberano sobre sus recursos naturales. Al respecto se debe acotar igualmente que la
propiedad social, acepta a su vez dos subdivisiones que son la propiedad social
indirecta y la directa.

a.- La propiedad social indirecta.

Es aquella que administra el Estado, por medio de entes descentralizados


funcionalmente, ya sean estos de Derecho público o Derecho Privado, a nombre y
beneficio de toda la población venezolana. Esta propiedad social indirecta, se concibe
con la finalidad que se realice actividad administrativa de gestión económica,
encaminada a recaudar los recursos pecuniarios para tutelar y satisfacer las
necesidades colectivas del pueblo venezolano. El modo de administrar este tipo de
bienes en la realización de actividades de explotación de recursos naturales o de
cualquier otro bien del dominio patrimonial de la Nación venezolana, que sea de
carácter estratégico, o de la prestación de servicios públicos vitales, podrá realizarla
como regla el Estado indirectamente mediante empresas de su propiedad.

Hay que destacar, que por su excepcional importancia la administración y regulación


del uso de este tipo de propiedad, por regla la tiene atribuida el Poder Público Nacional,
23
mediante el ejercicio de la función legislativa realizada por la Asamblea Nacional,
sancionando leyes que determinan los distintos regímenes a los cuales estarán
sometidos estos bienes de propiedad social. Excepcionalmente en determinados casos
en dicha administración concurren las demás entidades políticos territoriales, tales
como los Estados y los Municipios, en materia ambiental y aguas por ejemplo.

b.- La propiedad social directa.

Es aquella que el Estado la asigna, bajo distintas formas y en ámbitos territoriales


demarcados, a una o varias comunidades, a una o varias comunas, constituyéndose así
en propiedad comunal, o a una o varias ciudades, constituyéndose así en propiedad
ciudadana.

El Estado, en el caso de la propiedad social directa, transfiere a las comunidades


conformadas en entes dentro de las demarcaciones territoriales pertenecientes al Poder
Popular, para que sean gestionados administrados y custodiados directamente por la
ciudadanía organizada en las comunidades y las comunas, a los fines de fomentar una
producción socialista y promover la actividad económica autogestionaria, con
pertinencia social y fortalecer y democratizar en forma efectiva el derecho de propiedad.

La titularidad de la propiedad social indirecta y directa a diferencia de la propiedad


pública, no la detentan las entidades con base territorial, es decir la República, Los
Estados o los Municipios. Como ya se acotó, son bienes cuya titularidad recae en el
patrimonio de cada uno de los ciudadanos y ciudadanas que conforman el colectivo o
grupo humano que habita en el Estado Venezolano. Las entidades Político territoriales,
dependiendo de la naturaleza del bien, solo garantizan la administración, explotación
controlada, acceso, uso, custodia, soberanía y gestión mediante la creación por ley
nacional de entes descentralizados u órganos desconcentrados y el establecimiento de
técnicas administrativas autorizatorias, en el ejercicio de la actividad de policía
administrativa, tales como, permisos, autorizaciones, licencias, habilitaciones o
concesiones, todo a los fines de garantizar su aprovechamiento sustentable la

24
explotación y uso racional a los fines de garantizar su permanencia a las generaciones
futuras.

IV CONSIDERACIONES FINALES

El sistema económico productivo socialista debe desarrollar un modelo económico


productivo, diversificado e independiente, fundado en los valores humanísticos de la
cooperación y la preponderancia de los intereses comunes sobre los individuales, que
garantice la satisfacción de las necesidades sociales y materiales del pueblo. No cabe
dudas que debe tomarse en cuenta las condiciones materiales que presenta la realidad
venezolana para la formulación de las políticas legislativas encaminadas a la
construcción de un modelo socio-económico socialista. Es por ello que:

1. Se debe democratizar la participación ciudadana en la economía productiva


profundizando la socialización de los medios de producción, por tanto la políticas
del Estado deben estar dirigidas a fomentar y estimular el desarrollo de los
distintos tipos de propiedad, especialmente la propiedad social que faciliten la
justa y equitativa concurrencia de bienes y servicios a la sociedad transfiriendo la
gestión y administración de los medios de producción socializados al colectivo
ciudadano, creando un marco legal ajustado a la realidad social que facilite este
proceso.
2. La transferencia de estos medios de producción que hasta los momentos los
viene administrando y gestionando directamente el Estado, debe fundamentarse
en la propiedad social cuya titularidad es patrimonio de toda la sociedad o
conjunto de ciudadanos que conforman a la nación venezolana, y a los fines de
no repetir esquemas que conduzcan a un capitalismo de Estado se debe
impulsar la democratización real de la propiedad, permitiendo la participación del
Poder Popular, en la gestión productiva socialista, conjuntamente con la
propiedad del Estado, la propiedad personal sobre medios de producción, la
propiedad social indirecta y la propiedad colectiva funcional, todo a los fines de
incorporar al Poder Popular en los procesos económicos, estimulando las

25
distintas expresiones de la economía social y el desarrollo endógeno
sustentable.

3. La participación y asunción por parte de los trabajadores de dichos medios de


producción y distribución social debe ser en armonía con las condiciones
económicas, ventajas geográficas y poblacionales tomando en cuenta las
necesidades locales en comunión con las organizaciones comunales, para la
gestión del desarrollo endógeno y nacional, trasfiriendo efectivamente la
propiedad social sobre empresas públicas municipales, estatales y nacionales,
en áreas no estratégicas reservadas al Estado constitucionalmente. Esta
participación de los trabajadores en los procesos económicos, deberán ser,
mediante, empresas de propiedad social, colectiva y otras formas asociativas,
que permitan la construcción de la economía socialista.

26
OBRAS BIBLIOGRAFICAS

1. Ayala, J. (2003) El Derecho Natural Antiguo y Medieval. Revista Española de


Filosofía Medieval.
2. Engels, F: (1979) El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.
Editorial Nuevo Horizonte. Cali.
3. Fernández, J. (1983) La teoría del Estado y del Derecho en el sistema de las
ciencias sociales, Editorial del MINJUS, La Habana.
4. Héller, H. (1985) Teoría del Estado. Fondo de Cultura Económica. México.
5. Hobbes, T. (2005) Leviatán. O la materia, Forma y Poder de una República,
Eclesiástica y Civil. Fondo de Cultura Económica. Argentina.
6. Kummerow, G: (2002) Bienes y Derechos Reales. McGraw-Hill Interamericana,
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7. Lares, E: (2001) Manual de Derecho Administrativo. Facultad de Ciencias
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8. Locke. J. (2006) Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. Editorial Tecnos,
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9. Marx, C, (1978). El Capital. Crítica de la Economía Política. Fondo de Cultura
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10. Marx, C. y Engels, F: (1985) Manifiesto del Partido Comunista. Editorial
Progreso. Moscú.
11. Marx, C. y Engels, F: (1974) La ideología Alemana. Ediciones Grijalbo S.A.
Barcelona.
12. Rondón, V y Rondón, L. (2011) Programa de Febrero de López Contreras
(1936): Importancia Histórica. Revista Venezolana de Ciencia Política Nº 40,
Universidad de los Andes.
13. Schmitt, C (2009) El concepto de lo político. Madrid: Alianza Editorial.

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LEGISLACIÓN

1. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial de la


República Bolivariana de Venezuela Nº 5.098 extraordinaria de fecha 19 de
febrero de 2009.
2. Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista. Desarrollo Económico y
Social de la Nación 2007-2013, Caracas, Septiembre de 2007, Ediciones de la
Presidencia de la República.
3. Plan económico y Social 2013-2019. Plan de la Patria. Publicado en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Extraordinario Nº 6.118 de
fecha 04 de diciembre de 2013.
4. Decreto con Rango, Valor y Fuerza de la Ley Para la Gestión Comunitaria de
Competencias, Servicios, y Otras Atribuciones, Publicada en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela Nº 40.540, de fecha 13 de noviembre de
2014.
5. Ley Orgánica de las Comunas, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 6.011 Extraordinario de fecha 21 de diciembre de 2010.
6. Ley Orgánica del Poder Popular, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 6.011 Extraordinario de fecha 21 de diciembre de 2010.
7. Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 6.011 Extraordinario de fecha 21 de diciembre de
2010.
8. Decreto con Rango y Fuerza de Ley que Promueve y Fomenta la Economía
Popular, Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.890
Extraordinario de fecha 31 de julio de 2008.
9. Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha
24 de enero del año 2002, caso Asociación Civil Deudores Hipotecarios de
Vivienda Principal (ASODEVIPRILARA).
10. Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha
27 de mayo de 2011.

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