Manual
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adv.st/semanadelaesperanza
EL LLAMADO DE DIOS AL SERVICIO
“Dios no escoge, para que sean sus representantes entre los hom-
bres, a ángeles quenunca cayeron, sino a seres humanos, a hombres de
pasiones semejantes a las de aquellos a quienes tratan de salvar. Cristo
se humanó a fin de poder alcanzar a la humanidad. Se necesitaba un Sal-
vador a la vez divino y humano para traer salvación al mundo. Y a los
hombres y mujeres ha sido confiado el sagrado cometido de dar a cono-
cer ‘las ines- crutables riquezas de Cristo’ (Efe. 3:8)” (Los hechos de los
apóstoles, p. 109).
“Contemplemos la impresionante escena. Miremos a la Majestad del
cielo rodeada por los doce que había escogido. Está por apartarlos para
su trabajo. Por estos débiles agentes, mediante su Palabra y Espíritu,
se propone poner la salvación al alcance de todos” (Los hechos de los
apóstoles, p. 16).
“‘Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a un Simón’. Con
esta orden, Dios dio evidencia de su consideración por el ministerio
evangélico y por su iglesia organizada. El ángel no fue enviado a relatar
a Cornelio la historia de la cruz. Un hombre, sujeto como el centurión
mismo a las flaquezas y tentaciones humanas, había de ser quien le ha-
blase del Salvador crucificado y resucitado” (Los hechos de los apósto-
les, p. 109).
“El ángel enviado a Felipe podría haber efectuado por sí mismo la
obra en favor del etíope; pero no es tal el modo que Dios tiene de obrar.
Su plan es que los hombres trabajen en beneficio de sus prójimos” (Los
hechos de los apóstoles, p. 89).
Preparar discípulos maduros es el ideal de Dios para todos los que
forman parte de su pueblo. Al fin y al cabo, él no desea recibir solamente
miembros bautizados o registrados en una iglesia, sino discípulos que
desarrollen una vida plena y productiva en la Tierra y se transformen en
ciudadanos del reino de los cielos. Esa visión de discipulado es confir-
mada en las más de 250 veces que la palabra “discípulo” es mencionada
dentro del Nuevo Testamento, siempre en referencia al compromiso de
ser como el Maestro (Mat. 10:25; Luc. 6:40).
Está delante de nosotros el momento profético en que Dios está le-
vantando a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en todo el mundo para
impactar los centros urba nos. Esa también es nuestra oportunidad para
ampliar el foco en las grandes ciudades sudamericanas a través de un
proyecto especial de evangelismo integrado que esta- blezca acciones
continuas y resultados permanentes. Así, unidos a la iglesia mundial,
podremos avanzar con osadía para que no haya más demora y veamos
en breve a Cristo volviendo en las nubes del cielo. Al fin y al cabo, “es-
tamos en el tiempo de espera. Pero, este período no ha de usarse en una
devoción abstracta. El esperar, velar, y ejercer una vigilancia activa han
de combinarse” (Servicio cristiano, p. 107).
La misión está en nuestras manos, las personas ya están “reunidas”
en los grandes centros y las señales indican que el tiempo será breve.
¿Por qué esperar? Para aquellos que poseen la gran esperanza, el lla-
mado es claro: “En preparación para la venida de nuestro Señor, hemos
de hacer una gran obra en las grandes ciudades. Tenemos que presentar
un solemne testimonio en esos grandes centros” (Eventos de los últimos
días, p. 121).
EVANGELISMO PÚBLICO
Quiero mostrarle los tres pilares modernos para un evangelismo efi-
caz; se tratade la estrategia utilizada por la Iglesia Adventista del Sép-
timo Día en Sudamérica.Esta es la plataforma sobre la cual están todas
las estrategias utilizadas.
EL DISCIPULADO
Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén” (Mat. 28:19, 20).
Cada interesado que entra en nuestra iglesia, o que participa de una
serie de conferencias, debe tener a su lado un miembro de iglesia, un
amigo. Desde el ini cio de los estudios bíblicos, en reunión, en cada lla-
mado, el miembro discipulador debe estar al lado de su amigo. Todo eso
forma parte del proceso de discipulado. Después del bautismo, el nuevo
en la fe debe ser conducido inmediatamente al ciclo de discipulado. No
queremos tener solamente miembros, queremos tener dis cípulos. Du-
rante el ciclo, cada nuevo en la fe deberá descubrir su don, para saber
cómo trabajar en la mies del Señor.
EL SECRETO
Todas las estrategias son válidas, todos los métodos tienen su
valor, pero re cuerde siempre que el Espíritu Santo es quien hace la
obra.
Por eso, el secreto es lo que está escrito en Lucas 4:18 y 19: “El Es-
píritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas [evangelizar] a los pobres; me ha enviado a sanar a los que-
brantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los
ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; apredicar el año agrada-
ble del Señor”.
El primer paso es tener el poder del Espíritu Santo. El segundo
paso es evangelizar.
La mayor necesidad de la iglesia hoy es de hombres y mujeres lle-
nos del poder de Dios, como está escrito en Hechos 1:8: “Pero reci-
biréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra”.
¿Está usted dispuesto(a) a entregarse completamente al Señor de la
mies para ser un instrumento de evangelización?
¿Desea ser un(a) ganador(a) de almas? ¿Quiere ver el poder de Dios
rescatando vidas? ¿Quiere vivir la mayor experiencia de su vida? En-
tonces arrodíllese ahora, haga una oración, después haga sus planes,
coloque todo en las manos de Dios y manos a la obra y pies a la calle.