Gonzalo Rodríguez Gacha
Gonzalo Rodríguez Gacha
Gonzalo Rodríguez Gacha
Nacimiento 14 de mayo de 1947
Pacho CundinamarcaColombia
Fallecimiento 15 de diciembre de 1989
(42 años)
Tolú Sucre Colombia
Alias El Mexicano
Condena Narcotráfico
Asesinato
Terrorismo
Secuestro
Índice
[ocultar]
1 Primeros años
o 1.1 Riqueza y bienes
7 Muerte
9 Televisión
10 Véase también
11 Referencias
12 Enlaces externos
Oriundo de la región de Pacho, en Cundinamarca, Rodríguez Gacha nació en una familia campesina. En
tercero de bachillerato decidió abandonar sus estudios para empezar a trabajar en Bogotá, donde fue
mesero de un restaurante, ayudante de buses y hasta comerciante en el sector de San Victorino. Sin
embargo, su carrera criminal sólo despegaría a principios de los años 70 cuando se trasladó
a Muzo (Boyacá) y entró al servicio de Gilberto Molina Moreno, «el zar» de las esmeraldas en Boyacá,
legendario personaje que durante muchos años impuso su ley a sangre y fuego en el infierno verde del
negocio minero, ejerciendo su influencia con puño de hierro en una vasta región que cubre los
municipios de Quípama, Otanche y Borbur. Molina era el jefe indiscutido y sus socios - que le
reconocían su condición de padrino - eran personas como Víctor Carranza, Benito Méndez, Julio Silva y
Juan Vitar.
Todos explotaban legalmente concesiones otorgadas por el gobierno colombiano a sociedades de las
que ellos y otros esmeralderos eran miembros. Sin embargo, no dominaban todo el negocio. Tenían
rivales. El principal de estos era el grupo controlado por la familia Vargas, que imponía su ley en la
región de Coscuez. La guerra entre Molina y los Vargas se hizo cada vez más sangrienta y, mientras
eso sucedía, Rodríguez Gacha que había ascendido rápidamente en las estructuras del "zar verde", se
independizó para dedicarse a una actividad considerablemente más rentable: el narcotráfico. Su primer
contacto con este negocio vino a través de Verónica Rivera de Vargas, amiga de Pablo Escobar hacia
mediados de los setenta. En su nuevo negocio, El Mexicano resultó un verdadero campeón, lo que en
pocos años lo llevó a constituirse, al lado de El Patrón y de la familia Ochoa, en uno de los tres pilares
de cartel de Medellín en los comienzos de los ochenta. Amasó en corto tiempo una de las más grandes
fortunas de Colombia. Asociado a las mafias afincadas en Antioquia, controló un ala autónoma de la
organización narcotraficante en el centro del país, manejando hombres y recursos propios. En 1981
financiaría en conjunto con sus socios la creación del primer grupo de Autodefensas, el MAS. 1 Pronto
se abrirían nuevas rutas de tráfico de drogas a través de México, Haití, Los Angeles,
California, Houston, Texas y Nicaragua, donde jugó un papel fundamental el piloto norteamericano Barry
Seal, asesinado más tarde cuando accedió a testificar contra el cartel.
Pero cada vez más sus ataques se fueron dirigiendo contra el estado colombiano, apoyando a su socio
y amigo Pablo Escobar en su lucha contra el establecimiento. El 30 de abril de 1984 el ministro de
justicia Rodrigo Lara Bonilla quien había emprendido una cruzada contra el cartel de Medellín fue
asesinado por sicarios en una motocicleta. En respuesta, el presidente Belisario Betancur declaró fuera
de ley a los narcotraficantes y se pronunció a favor de la implementación del tratado de extradición. Los
Ochoa, Pablo Escobar, Lehder y Rodríguez Gacha debieron huir a Panamá. En un último intento por
controlar la situación y negociar con el gobierno, los capos se reúnen con el expresidenteAlfonso López
Michelsen en el Hotel Marriott de Panamá. Pero las negociaciones se filtran a la prensa y el plan se
desmorona. Meses más tarde regresarían clandestinamente al país, pero el punto de quiebre con la
sociedad ya había llegado.
A causa de la reactivación del tratado de extradición en mayo de 1984 y de las primeras detenciones
con este fin en enero de 1985, los miembros del Cartel de Medellín quedaron fuera de ley y se
autodenominaron Los Extraditables. El inicio de una guerra frontal contra los gobiernos de Colombia y
Estados Unidos fue inevitable. Este periodo negro pasaría a denominarse en la historia de Colombia
como la Guerra del Narcoterrorismo.
La campaña de terror reactivada a partir de la segunda mitad de 1986 se cobraría las vidas del
magistrado de la Corte Suprema de Justicia Hernando Baquero Borda, del juez Gustavo Zuluaga Serna,
del coronel Jaime Ramírez Gómez y del director de El Espectador Guillermo Cano Isaza. Tras una
tregua de un año, las decisiones tomadas por el gobierno Barco el 8 de enero de 1988, al dictar autos
de detención con fines de extradición contra Escobar, José Gonzalo Rodríguez Gacha y los hermanos
Juan David, Jorge Luis y Fabio Ochoa Vásquez, generarían una nueva escalada terrorista. El 16 de
enero de 1988 es secuestrado el candidato a la alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana Arango y el 25 del
mismo mes, durante un nuevo intento de secuestro es asesinado el procurador general de la
Nación, Carlos Mauro Hoyos. La guerra contra el Estado está prácticamente declarada.
A la vez entró en un conflicto más intenso y violento por el control de las minas de esmeraldas en el
occidente de Boyacá. Decidido a unir sus emporios del nor-occidente de Cundinamarca con el
magdalena Medio -campo de entrenamiento de sus autodefensas-, termino por ver como un estorbo a
sus antiguos socios y amigos. El 27 de febrero de 1989, infiltro un comando armado en Sasaima
(Cundinamarca) y liquido al amo y señor del negocio esmeraldifero en Colombia, Gilberto Molina
Moreno junto a 17 personas mas.
Pronto pasó a atentar contra Víctor Carranza, otro exsocio suyo, convertido en el nuevo «zar» de las
esmeraldas. La guerra con este escaló tras la masacre en el edificio «Altos del Portal» en el norte de
Bogotá el 5 de julio de 1989. Allí un grupo de militares al servicio de El Mexicano, realizando un
supuesto operativo interrumpieron una reunión de gente de la DEA y del F2 con Ángel Gaitán Mahecha,
un informante, y masacraron a cuatro personas. Los ataques se sucedieron todo el mes de julio: el 7
una bomba semidestruyó las instalaciones de Tecminas en Bogotá, empresa propiedad de Carranza;
fue asesinada la llamada «reina de la coca», Verónica Rivera; el 10 cayo baleado Julio Carranza,
sobrino del «Zar»; el 15, sesenta hombres fusilaron en la quebrada de Itoco, en predios a cargo de
Tecminas, a seis guaqueros y más tarde arrojaron vivo desde una avioneta a Pedro Julio Yaya, un
vigilante de la veta; el 26 de julio un ataque dinamitero con carro-bomba arrasó las oficinas de
«Ganadería Nare», de propiedad de Carranza, matando a una persona y dejando dos heridas; y
finalmente el 15 de agosto siguiente salió ilesa de un atentado Blanca Lilia de Molina, viuda de Gilberto
Molina.
Paralelamente a partir del fracaso en las negociaciones con el Gobierno Nacional emprendió junto con
Pablo Escobar una brutal oleada de asesinatos a partir de mayo de 1989. Un primer atentado dinamitero
sacudió Bogotá el 30 del mismo mes, teniendo por objetivo al Comandante del DAS Miguel Maza
Márquez. Salió ileso pero siete personas murieron y treinta quedaron heridas. Le seguirían otros
ataques contra el gobernador de Antioquia Antonio Roldán Betancur muerto el 4 de julio, la jueza tercera
de Orden Público María Helena Díaz asesinada el 28 de julio, el magistrado Carlos Ernesto Valencia
ultimado el 16 de agosto y finalmente el Comandante de la policía en Antioquia Valdemar Franklin
Quintero y el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán acribillados el mismo día, 18 de agosto de
1989. En el último hecho tomaron parte activa setenta hombres de Gacha con Jaime Eduardo Rueda
Rocha a la cabeza, el mismo que descargaría sobre el líder liberal la subametralladora miniatlanta que
le segó la vida. El presidente Barco declaró la guerra entonces al Cartel de Medellín y procedió el 19 de
agosto a dictar los decretos que permitían la extradición por vía administrativa, el secuestro de bienes
del narcotráfico y la detención preventiva sin cargos judiciales de sospechosos de pertenecer a la
organización narcoterrorista. Además con el 80 por ciento de la cocaína consumida en Estados
Unidos llegando de Colombia, el recién elegido presidente George H.W. Bush concentró la estrategia
antidrogas de su gobierno en el país andino y el 21 de agosto de 1989 el Fiscal General Dick
Thornburgh hizo pública una lista de doce capos de la droga requeridos por el gobierno norteamericano.
La lista incluía a Pablo Escobar, El Mexicano, el Mono Abello y los Hermanos Ochoa (Jorge
Luis, Fabio y Juan David).
Rodríguez Gacha fue un reconocido hincha y por algunos años mecenas de Millonarios Fútbol
Club.3 Bajo su patrocinio y financiación, el equipo embajador de Bogotá obtuvo supuestamente los
títulos de los años 1987 y 1988 respectivamente.4 5 Desde entonces, ambos títulos han estado en
continua controversia pues presuntamente se habrían logrado gracias a sobornos y compra de
partidos.6 Al respecto, algunos miembros de la junta directiva del la escuadra azul presentaron
en 2012 una propuesta de palabra en cabeza del Presidente Felipe Gaitán con miras a devolver las
estrellas ganadas en esa época.7 Tal propuesta nunca se finiquitó pues causó un rotundo rechazo de
parte de un sector de la sociedad colombiana y en particular de la hinchada embajadora. 8
Pero como muchos esperaban, los narcos no se arredraron y asumieron el reto de una guerra total con
el estado colombiano, por medio de una carta a la opinión publicada el 23 de agosto de 1989. La
extradición no les dejaba más camino que tratar de doblegar al gobierno Barco por medio del terrorismo
y el sicariato a gran escala: 289 acciones bélicas y mas de 250 muertos en tres meses lo ilustran
claramente. Las principales ciudades Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena
fueron bombardeadas diariamente (100 actos terroristas de septiembre a diciembre).
El 29 de agosto la bomba que estallo frente a las Bodegas de Pintuco en la capital antioqueña, dio inicio
a su violenta arremetida. El 2 de septiembre terroristas hacen estallar un camión cargado con cien kilos
de dinamita en el periódico El Espectador; el 11 es asesinado el líder liberal Pablo Peláez González; el
21 de septiembre explotan simultáneamente varios petardos en nueve sedes políticas en el sector de
Teusaquillo (Bogotá); el 26 de septiembre atentan contra el Hotel Hilton de Cartagena con un saldo dos
víctimas mortales; el 16 de octubre un carrobomba aparcado a las afueras de las instalaciones del
diario Vanguardia Liberal de Bucaramanga deja cuatro muertos; el 18 de octubre una granada estalla
antes de tiempo fuera del Congreso de la República; el 20 es bombardeado el Hotel Royal de
Barranquilla; el 1 de noviembre caen María Elena Espinosa Arango, miembro de la Sala Penal del
Tribunal Superior de Medellín y Luis Francisco Madero Forero representante a la Cámara por
Cundinamarca; el 9 de noviembre, dos semanas después de un ataque de sicarios, muere el periodista
Jorge Enrique Pulido.
El gobierno reacciono con todos los medios a su alcance, multiplicando los operativos y arrestos en lo
largo y ancho del país: el 11 de octubre fue detenido el Mono Abello y el 23 de noviembre las fuerzas
gubernamentales cayeron sobre la Hacienda El Oro, propiedad de Pablo Escobar matando a dos
miembros del cartel (entre ellos a su cuñado Mario Henao) y deteniendo a 55 más. Pero el capo logró
escabullirse. Herido el Cartel, Escobar y Rodriguez Gacha responden con dos violentas acciones en la
capital de Colombia. Lo peor esta por venir.
Muerte[editar · editar código]
Operación Apocalipsis I
Fecha 15 de diciembre de 1989
Beligerantes
Policía Nacional
Armada
DAS
Comandantes
*Virgilio Barco Vargas *Jose Gonzalo Rodriguez
*General Miguel Gomez Padilla Gacha †
*General Octavio Vargas *Freddy Gonzalo Rodriguez
*General Miguel Maza Marquez Celades
Coronel Hugo Martínez Poveda Gilberto Rendon Hurtado †
Mayor Leonardo Gallego
Fuerzas en combate
22 comandos de la Policía 3 cabecillas
Bajas
Desconocidas
El gobierno enfrentado a una guerra total y tras el cruento ataque al DAS, se enfocó en capturar a los
cabecillas del cartel, ofreciendo 500 millones de pesos por la cabeza de Rodríguez Gacha (la misma
cantidad ofrecida por Escobar). Pronto el gobierno del presidente Virgilio Barco tuvo un golpe de suerte
cuando el hijo de El Mexicano, Freddy Rodríguez Celades fue detenido por posesión ilegal de armas al
norte de Bogotá. Se le retuvo durante más tiempo del estipulado por la ley tratando de presionar a su
padre, pero en vista de que la estrategia no dio resultado se le liberó. No obstante, un informante, Jorge
Velásquez alias El Navegante lugarteniente y hombre de confianza del capo lo traicionó revelando su
ubicación en Cartagena. Allí lo acompañaban su hijo Freddy, Gilberto Rendón Hurtado (el número 8
dentro del cartel) y cuatro guardaespaldas más. Al percatarse de la presencia de las autoridades, los
fugitivos tomaron una lancha rápida y embarcaron rumbo a Tolú, permitiendo empero a Velásquez que
viajara con ellos. Tras dejarlos en la noche del 14 de diciembre en la costa de Coveñas, este dio aviso a
los uniformados que le seguían el rastro a Rodríguez Gacha revelándoles su nueva ubicación.
Luego de interceptar la lancha rápida, a media mañana del 15 de diciembre de 1989, treinta comandos
élite de la policía a bordo de dos helicópteros artillados, cayeron sobre la finca «El Tesoro», entre
Coveñas y Tolú, donde se hallaba el objetivo. Con altavoces y sirenas le pidieron a Rodríguez Gacha
que se entregara, pero no se obtuvo ninguna respuesta positiva. La obtuvieron más bien cuando en
medio de una fuerte balacera El Mexicano y sus hombres se abrieron paso hasta un camión Chevrolet
carpado de color rojo que tenían aparcado fuera de la villa y emprendieron la huida.
Se inició entonces la persecución del vehículo, con El Navegante a bordo de uno de los aparatos de la
policía. A menos de dos kilómetros de Tolú el camión fue interceptado cuando tratando de perder a sus
perseguidores se desviaba por la ruta que conduce a Sincelejo. Al no poder esquivar a las autoridades
un poco más adelante se lanzaron del carro Freddy Gonzalo, Gilberto Rendón y tres guardaespaldas
más, abriendo fuego contra una de las aeronaves para distraer su atención. Esta contestó con sus
ametralladoras, matando a dos de los pistoleros, para descender luego y dejar en tierra a varios
comandos de la fuerza élite, quienes se enfrentaron con los dos guardaespaldas sobrevivientes y al hijo
de El Mexicano, dándoles de baja.
En el intermedio, el camión que llevaba al capo y uno de sus hombres continuaba su carrera seguido
por la otra aeronave. Pero accidentalmente en esa misma carretera se encontraba una patrulla de
infantes de marina, custodiando una de las fincas del extraditado Eduardo Martínez Romero. Al verlos,
el camión se detuvo y de él se bajaron Rodríguez Gacha y un guardaespaldas, internándose ambos en
los platanales adyacentes a la carretera. Los artilleros abrieron fuego, tratando de detectar a los
fugitivos, pero parecía que lograrían huir, solo que Gacha, armado con un fusil R15 y cinco granadas,
perdió el impulso de su carrera cuando se desgarró el cuero cabelludo en una alambrada. Acorralado,
contestó a los disparos, revelando su ubicación; la ametralladora le respondió y cayó al ser herido en
una pierna. En ese momento otro impacto de una bala calibre 7.62 le alcanzó de lleno en la cara,
matándolo. No obstante Jorge Velásquez, presente en los hechos, asegura por su parte que al verse
herido en la cabeza y sin escapatoria, con su hijo muerto, Rodríguez Gacha transfigurado de rabia se
colocó desafiante a la vista del helicóptero que lo seguía, insultó a los uniformados que lo observaban
atónitos y les hizo pistola, para finalmente suicidarse con un artefacto explosivo que le estalló en la cara.
En todo caso fueron necesarias las diligencias dactiloscópicas para establecer sin duda su identidad.
Minutos después cayó el último de los hombres del capo. Era la 1:45 minutos de la tarde del viernes 15
de diciembre. La búsqueda de uno de los narcotraficantes más temidos y peligrosos de la historia de
Colombia se había terminado, con la denominada Operación Apocalipsis. Junto a él murieron su hijo
Freddy y sus cinco guardaespaldas.
Dos días después, el 17 de diciembre su cuerpo y el de su hijo fueron enterrados en su natal Pacho en
medio de un multitudinario entierro al que asistieron entre 3000 y 15000 personas. Muchos en su pueblo
lo veían como un benefactor de los pobres. De ahí la masiva presencia en su funeral.
Cientos de caza fortunas invadieron los predios de Rodríguez Gacha en busca de las canecas repletas
de dinero y del codiciado maletín negro que El Mexicano nunca abandonó, pero que el 15 de diciembre
de 1989 desapareció misteriosamente.
En marzo de 2006 dicho maletín negro y las guacas volvieron a salir a la luz pública, cuando se reveló
que Estados Unidos recibió 60 millones de dólares para "borrar" cualquier indicio que permita involucrar
a los herederos de El Mexicano en los múltiples juicios que se le siguen al narcotraficante.
En efecto, los investigadores, según reveló la revista «Cambio», descubrieron un cerro de documentos
incautados durante los allanamientos realizados a propiedades de El Mexicano. Uno de los documentos
llamó la atención de los investigadores: era la copia de un acuerdo judicial realizado hace cerca de diez
años en Estados Unidos por un abogado que representaba a los herederos del sanguinario capo.
Los agentes descubrieron una operación secreta a resultado de la cual la justicia de Estados Unidos
obtuvo el dinero en mención, depositados en 24 cuentas manejadas por testaferros de El Mexicano en
bancos de Hong Kong, Suiza, Luxemburgo y Austria. A cambio de lo anterior, los herederos de
Rodríguez Gacha quedaron así liberados de cargos de conspiración para introducir cocaína a ese país y
ocultamiento de los frutos de sus actividades ilegales.
El senador Javier Cáceres Leal anunció un debate en el Congreso, «pues si la inmunidad judicial se
compra en Estados Unidos con dinero, ¿por qué debe Colombia seguir con lo más duro y sangriento del
esfuerzo, y recibir apenas las migajas de los millonarios recursos incautados?»