Politicas Social

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 14

POLITICAS SOCIALES

1) ¿QUÉ SE ENTIENDE POR POLÍTICA SOCIAL?

Dentro de los objetivos fundamentales del estado está el cautelar la adecuada calidad
de vida de las personas en su territorio, y desde los años 20 el concepto de política
social se ha utilizado como una forma para agrupar aquellas acciones ejercidas para el
logro de este objetivo.

La política social es definida como una forma de intervención a nivel macro y que parte
del estado en función de lograr algún tipo de justicia dentro de la sociedad
concordante al modelo de desarrollo definido por el mismo estado.

Desde el marxismo aparece como un concepto a criticar, esto considerando que la


política social tendría un objetivo de "legitimación del funcionamiento de la sociedad en
especial en lo que se refiere a la explotación, dominación y predominio de una clase
social sobre el resto de la sociedad" es decir la aplicación de la política social no
soluciona el problema estructural sino que mantiene en status quo las demandas de
las personas que sufren la explotación en espera de la satisfacción de sus
necesidades por medio de la aplicación de la política, la que siempre da una solución
paliativa pero no genera cambios en la sociedad.

En los países industrializados la adopción de las políticas sociales fue anterior en el


tiempo respecto a Latinoamérica, sin embargo, en estos países fueron incorporadas
rápidamente debido a los altos niveles de pobreza existente. En las regiones
subdesarrolladas las políticas sociales de salud, vivienda, educación y seguridad
social, constituyen herramientas fundamentales para el mantenimiento de la paz social
y son un intento dentro del sistema de mejorar la equidad y la justicia social.

2) POLITICAS SOCIALES EN UN AMBITO INTERNACIONAL

• LAS POLITICAS SOCIALES EN AMERICA LATINA

Por políticas sociales normalmente se entiende un conjunto de disposiciones legales y


de acciones de parte de los poderes públicos, como de los distintos grupos sociales
que tienden a proteger la existencia y la calidad de la vida humana de la totalidad de
los integrantes de la respectiva sociedad. Es obvio que en ninguna parte del mundo
las políticas sociales emergieron con carácter comprensivo de todas las situaciones en
que se requiere de protección de la vida humana y fundamentalmente de la protección
social en los momentos y situaciones cruciales de la existencia, como son: el
nacimiento, la infancia, el embarazo y la reproducción, la alimentación, la salud, el
empleo, la vivienda y la condición de vejez.
Pero lo que define a las políticas sociales es el objetivo de la universalidad. La noción
fundamental es que los seres humanos, por el hecho de ser tales, tienen derechos
similares en lo que se refiere a la existencia y la calidad de la misma, con
independencia de sus restantes atributos, como son: el sexo, el color de piel, la
lengua, la cultura a la que se pertenece, y el poder económico y social. La noción de
derechos humanos comienza a expresarse con la Revolución Francesa, que destruye
el principio aristocrático en la sociedad y lo sustituye por la noción de la igualdad, pero
que instaura en nombre del colectivo denominado “pueblo” el derecho del estado
revolucionario a disponer de las vidas de las personas. Inversamente, en la tradición
norteamericana se establece el valor del individuo frente al poder del Estado, con
claras manifestaciones tendientes a controlar al poder y a sus imposiciones, que iban
desde la imposición de una religión al derecho a eliminar a las personas. Las nociones
predominantes fueron más políticas que sociales, y en el largo periodo de las
revoluciones desde fines del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX,
intervinieron en el cuadro de garantías políticas y civiles, pero no en las sociales. En la
historia de los países europeos, primero emergieron los derechos civiles –como es el
caso de Inglaterra con la Revolución Gloriosa- luego los derechos políticos, en un
largo proceso de marchas y contramarchas a lo largo del siglo XIX, y por último en el
siglo XX se inicia, en forma tímida, el reconocimiento de los derechos sociales –en
primer término en la Alemania de Bismarck, y luego con las luchas sociales que llevan
a la creación del gobierno del Frente Popular en Francia para recién afirmarse como
derechos colectivos y universales a partir de la terrible experiencia de la Segunda
Guerra Mundial y en Estados Unidos, luego de la no menos terrible experiencia de la
crisis social de los años ’30. El gobierno de Franklin D. Roosevelt crea un amplio
programa de políticas sociales, desde la generación de empleo con las vastas obras
estatales hasta la generalización de la educación secundaria pública, pasando por la
creación del Social Security System2.
La primera mitad del siglo XX fue un periodo en el que los países occidentales y la
recientemente creada Unión Soviética, manifestaron las mayores violaciones de los
derechos humanos, los que aún no habían comenzado a existir en vastas regiones del
mundo como África, Asia y América Latina. La cámara de gas y el gulag son las
expresiones de la violencia en la destrucción de los seres humanos, que en nombre de
la ideología marcaron la historia europea hasta mediados del siglo XX.
Es en ese marco que las recientemente creadas Naciones Unidas van a establecer
una nueva filosofía sobre los derechos humanos y ciudadanos, a través de ese magno
texto: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lo sorprendente de la
Declaración es que haya sido adoptada a pocos años del Holocausto, y lo previsible
en la misma fue que no incluyera las obligaciones de los Estados para hacer efectivos
los derechos sociales como la salud, la alimentación y la vivienda. Vastas porciones de
la humanidad vivían en la esclavitud, la población femenina en el relegamiento y la
exclusión de derechos, y la mayor parte de la población mundial carecía de garantías
en cuanto al derecho a la vida y a la libertad. El desarrollo de las políticas sociales se
produce luego del reconocimiento de los derechos humanos, y para ello es
indispensable que quien tiene poder político, social económico acepte que el otro ser
humano, que carece de ellos, tiene derechos a ciertas condiciones de la existencia
que sólo pueden establecerse si los grupos que tienen poder político y económico
aceptan el derecho de los subordinados y están dispuestos a tolerar un sacrificio en
sus ingresos y en su poder social para hacer efectivo ese derecho.

- LAS TRANSFORMACIONES EN AMÉRICA LATINA QUE POSIBILITAN UNA


POLÍTICA DE EQUIDAD SOCIAL

En estos meses de comienzo del siglo XXI se puede observar la situación social de la
región a la luz de las graves dificultades que se originan en la “década perdida” de
1980, y en la inestable década de crecimiento económico de los ’90, que han
provocado un marco económico extraordinariamente restrictivo para la región. En la
misma línea se pueden observar los rasgos económicos de esta nueva globalización
que no le permite a la región exportar bienes agrícolas, y que le limita fuertemente el
ingreso de productos industriales y de servicios a la Unión Europea, al área del
NAFTA, y a Japón, todo lo cual se expresa en bajo crecimiento de la ocupación y altos
porcentajes de la población sumidos en la pobreza. Pero la situación también puede
ser evaluada a la luz de tendencias sociales y políticas de largo plazo que, para quien
suscribe este documento, pueden ser la base para la construcción de sociedades
latinoamericanas más equitativas y democráticas, aunque no dispongan del nivel de
consumo de los países altamente desarrollados, cuyo mejor exponente es los Estados
Unidos.
Las dimensiones más relevantes para concebir un nuevo escenario de relaciones
entre las fuerzas sociales y políticas, son los siguientes:
a. la disminución del crecimiento de la población nacional y del específico de las
ciudades;
b. el incremento de los niveles educativos de la actual población joven;
c. el mayor poder relativo de grupos raciales y sociales anteriormente excluidos;
d. la pérdida de poder de los sectores extremos de la derecha y de la izquierda;
e. el afianzamiento de las prácticas democráticas y la emergencia de un nuevo tipo de
liderazgo.
En esta perspectiva, la información más importante -que alimenta el optimismo y
permite comenzar a concebir políticas de educación y de empleo para todos los
jóvenes la de la reducción del crecimiento de la población. La población rural joven,
entre 15 y 24 años, registra desde el 2000 en adelante tasas anuales de crecimiento
negativas, ubicándose las del presente quinquenio en -0,69% para los de 15 a 19 años
y -0,23% para los de 20 a 24 años, y llegarán en el quinquenio 2020-2025 a los
guarismos de -0,79% y - 0,66% para dichos grupos de edad respectivos. En cuanto a
los jóvenes urbanos, los promedios en el presente quinquenio son de 0,89% y 1,06%,
y para el quinquenio 2020- 2025 serán, respectivamente, de 0,30% y 0,34%. Luego de
medio siglo de crecimiento poblacional a elevadísimas tasas, la admisión de los
jóvenes en la sociedad podría ser posible. Se podrían mejorar simultáneamente la
cobertura y la calidad de la educación, y un razonable crecimiento económico
aseguraría una incorporación gradual al empleo de la totalidad de los miembros de
nuevas generaciones. Apoyando estas tendencias hay un fenómeno, el de la
emigración internacional a los
Estados Unidos, cuya magnitud no tiene precedentes en la historia de la región. El
censo de dicho país en el año 2000, ha registrado 35 millones de latinos, tres millones
más que los proyectados, como consecuencia de la inmigración clandestina; y las
estimaciones permiten suponer que para mediados de siglo los “hispanos” serán
noventa millones de personas en dicho país. El crecimiento demográfico de México y
América Central se está enlenteciendo como consecuencia de esta corriente
emigratoria, y las remesas familiares vienen cambiando la condición social de la
población pobre de dichos países. La educación registró una expansión sorprendente,
a pesar de los efectos negativos de la situación económica en las últimas dos décadas
sobre la disponibilidad de recursos públicos. Contrariamente a la idea que transmite el
concepto acuñado por la CEPAL de “década perdida”, los años ’80 fueron años de
afirmación de un vigoroso periodo de desarrollo educativo que se había iniciado en el
decenio anterior. Algunos ejemplos nacionales ratifican esta afirmación. Si se
consideran los grandes países de la región, se observan casos muy ilustrativos. Así,
México, registraba en 1970 unos 400.000 niños de edad preescolar matriculados, cifra
que en 1980 asciende a un millón, y que en los años ’90 alcanza a los 2.700.000, para
cinco años más tarde superar los 3.200.000. En materia de cobertura de la escuela, en
la década de los ’70 dicho país había agregado cinco millones de nuevos alumnos,
para estabilizarse en una cifra de catorce millones, en lo cual está influyendo el
proceso de la emigración internacional a los Estados Unidos, que reduce el volumen
de los nacimientos en el territorio nacional. Si en lugar de considerar grandes países
se observa la evolución educativa de países centroamericanos aquejados por la
pobreza y la violencia, como El Salvador y Guatemala, las comprobaciones no son
menos impactantes.
Dada la falta de universalismo de los sistemas educativos latinoamericanos, todo hace
pensar que “los años de educación” tienen un valor de desarrollo intelectual y de
oportunidad económica muy diferente según se trate de centros educativos exclusivos
de los elegidos socialmente o de la masa pobre. Pero lo anterior no quita que las
nuevas generaciones tengan una oportunidad de desarrollo de sus capacidades muy
superior al de las generaciones pasadas, y esto va a tener repercusiones no sólo en la
calificación laboral sino en la capacidad de participación política.
Entre las categorías que se han incorporado a la educación media, e incluso a la
educación superior, ahora figuran miembros de las comunidades indígena y negra. Tal
vez uno de los fenómenos más impactantes de la última década haya sido el despertar
político de los grupos y etnias históricamente relegados. La pasada década ha
aportado, por primera vez en la historia de América Latina, una guerrilla que se ha
autoidentificado con la población de origen indígena en Chiapas. El fenómeno removió
antiguos mitos en la sociedad mexicana y comenzaron a desarrollarse un conjunto
muy amplio de políticas sociales, culturales y educativas a favor de las poblaciones
indígenas. En América Latina, ahora, junto al concepto de equidad, emergió el
concepto de autonomía, de identidad, y en algunos casos ya se habla de
autodeterminación. Por este y otros caminos se está desarrollando un liderazgo
autónomo de los grupos sociales que estuvieron relegados desde los periodos de la
Colonia. Mientras que en el pasado los apelativos de “cholo” e indio eran notoriamente
despectivos, y todos los indicadores sociales sobre las poblaciones de lengua materna
indígena definían en Perú a un grupo claramente sumergido, hoy por primera vez
desde la llegada de Pizarro, el pueblo peruano ha elegido como presidente a una
persona cuya lengua materna es el quichua, que se crió en la Sierra, que desarrolló su
infancia junto a las familias indígenas que bajaron a la costa atraídas por la ocupación
que generaba la pesca, y que por un azar de circunstancias tuvo la oportunidad de
estudiar la secundaria y la educación universitaria en los Estados Unidos, hasta
graduarse como economista. El caso, lejos de ser un accidente, es, seguramente, el
inicio de una participación indígena en niveles sobresalientes de la esfera política, que
se expresará en los países donde esta población testimonial sigue constituyendo un
sector vigoroso de la formación poblacional. En las dos últimas décadas, en términos
de democracia, no debe hablarse de tiempos perdidos. Se recupera la representación
popular en el Cono Sur, Brasil y Bolivia, y la guerra civil en América Central es
suplantada por las elecciones. En la historia del siglo XX no existió ningún otro periodo
con tanta difusión del sistema democrático. Más aun, a pesar de la crisis económica, a
pesar de las tasas de desocupación, a pesar de la inestabilidad de los mercados, no
hubo ninguna fuerza que pusiera en cuestionamiento el funcionamiento democrático.
Los partidos políticos se organizan y el voto universal se introduce por primera vez en
muchos países. Los analfabetos, que sólo habían votado en la elección municipal de
1973 en Chile, con la recuperación democrática reciben todos los derechos, y en Brasil
la nueva Constitución provoca una fulgurante expansión del cuerpo electoral al
incorporar al mismo, simultáneamente, a los jóvenes de 16 años o más y a los
analfabetos de cualquier edad.
Los partidos políticos se organizan, se regulan con instituciones, se presentan al
electorado con determinados programas, y líderes muy parecidos a los de los países
desarrollados llegan a las primeras magistraturas. Líderes que dos décadas atrás eran
perseguidos por las dictaduras, y que expresaban el pasaje de la categoría de
intelectuales o técnicos a la categoría de políticos son la expresión de una nueva
generación de dirigentes de América Latina. Paralelamente, las restricciones
económicas externas e internas impiden el cultivo de la demagogia o de los
populismos. Esto no quiere decir que el electorado acepte sus razonamientos y por el
contrario, se diseña en el panorama político de la región una cierta tendencia hacia el
populismo. Ni la democracia ni la racionalidad en el comportamiento político pueden
ser consideradas como datos inmutables, pero si se proyecta una mirada de larga
duración sobre medio siglo de política latinoamericana, no cabe duda que se registra
un avance muy apreciable en el comportamiento político de las sociedades.
La democracia ha podido avanzar porque se modificaron condiciones externas que
impedían su desarrollo. La Guerra Fría en el Norte fue “guerra caliente” en América
Latina: revoluciones, golpes de estado, intervenciones militares, etc., fueron algunos
de sus jalones. En lugar de partidos y organizaciones comunitarias como actores
privilegiados, figuraban las Fuerzas Armadas y la guerrilla como contendientes.
En algunos países se produjo no sólo la crisis de la ultraizquierda sino también la crisis
de la ultraderecha. En el caso de Argentina, la derrota militar en la Guerra de las
Malvinas destruyó el poder que habían detentado las Fuerzas Armadas y los grupos
oligárquicos durante medio siglo. En el caso de Chile, la magnitud del enfrentamiento
interno, por una parte, y el crecimiento económico, por la otra parte, actuaron de
consuno para redefinir el papel de los grupos políticos extremos, que se incluyeron en
el juego democrático y sus reglas.

El análisis precedente puede ser ampliado o reconsiderado desde diversos enfoques,


todos ellos válidos. Pero lo que se quería mostrar en esta mirada sociológica, que
incluye la dimensión histórica, es que existieron condiciones muy desfavorables para
el desarrollo de una política social integrada desde la Colonia hasta la segunda mitad
del siglo XX, y que un conjunto de cambios estructurales desde lo poblacional hasta lo
político, pasando por lo educativo, han generado un nuevo escenario en el que puede
desarrollarse una política social orientada hacia la equidad y la democracia.

3) POLITICAS SOCIALES EN COLOMBIA

• EL ORIGEN DE LA PROTECCIÓN
Durante el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo en la década de los
treinta, surgieron los primeros instrumentos para la protección social de los
colombianos. En ese entonces, se crearon las instituciones básicas de derecho laboral
y previsión social para los trabajadores asalariados, proceso que posteriormente dio
origen a la reglamentación de un amplio régimen de prestaciones sociales: la creación
del Instituto de Seguros Sociales (ISS), del Sistema de Subsidio Familiar (SSF), de
varias Cajas de Previsión (CP), del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF),
del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), y la adopción de normas que protegen el
salario y la estabilidad del empleo. Sin embargo, estos programas fueron diseñados
para los trabajadores del sector formal, excluyendo de sus beneficios a la población
más pobre.
Durante la segunda mitad del siglo XX, los objetivos en términos de superación de la
pobreza se remitían a generar condiciones para el desarrollo de la economía,
infraestructura, generación de empresas, eliminación de impuestos, titulación de
tierras y aumento de los salarios. Es por esto, que esta época se caracterizó por su
énfasis en la construcción de obras de infraestructura y en el desarrollo de sectores
como las exportaciones, la minería, las manufacturas y la construcción.
Durante los años ochenta, la aguda crisis económica que vivía Latinoamérica, sumada
a la evidencia de que el desarrollo económico del país no favorecía necesariamente a
toda la sociedad colombiana, llevaron a que las políticas estatales se enfocaran cada
vez más en la redistribución; no en vano el plan de desarrollo del gobierno de Belisario
Betancur Cuartas 1983 - 1986 se denominó el “Cambio con equidad” y su énfasis
principal estaba en promover una mejor equidad en la distribución de los beneficios del
desarrollo.

• LA REFORMA NEOLIBERAL
Los principios rectores de la nueva política social y de las reformas neoliberales
iniciadas a mediados de los ochenta y consolidadas en los noventa, muestran tres
cambios importantes en la política social: la puesta en marcha del sistema de
subsidios a la demanda y la prestación de los servicios sociales con mayor
competitividad, la descentralización de los servicios de salud y educación y la
focalización del gasto social en las poblaciones más pobres y vulnerables. En efecto,
durante el gobierno de Virgilo Barco, la necesidad de tener intervenciones más
focalizadas llevó a desarrollar criterios como los indicadores de necesidades básicas
insatisfechas (NBI) y las líneas de pobreza (LP) que se convirtieron en la base de los
programas sociales de los gobiernos posteriores.
En la década de 1990, en el marco de una nueva Constitución política, Colombia
comenzó -tardíamente- un acelerado proceso de reforma del Estado y de apertura
económica. El nuevo paradigma de estado Mínimo, igual que en el resto del mundo,
implicó en el país una profunda modificación de sus políticas sociales que pasaron de
un restringido subsidio a la oferta a un desigual subsidio a la demanda. Comenzó
entonces un proceso generalizado de reformas. Junto a la política financiera se
reformó el sistema de pensiones, la política fiscal y las instituciones del estado, la
salud y la educación, el gobierno local y sus competencias, para mencionar sólo
algunos aspectos. Desde que fueron propuestas las reformas, la academia ha estado
atenta al estudio y evaluación de su impacto en distintos órdenes de la vida nacional.
El Centro de Estudios Sociales de Política Social y Calidad de Vida de la División de
Extensión de Ciencias Económicas, organizó en octubre de 2002 el Congreso
Internacional de Política Social. La política social en la década de los noventa: balance
y perspectivas.
En el gobierno de César Gaviria Trujillo, 1990-1994, se propuso reducir la pobreza en
cerca de 3,5 millones de personas por medio de la inversión social. Sin embargo, esta
idea no se cumplió y al contrario, según el Banco Mundial, la pobreza en Colombia
creció en 1992 afectando sobre todo al sector rural, hasta el punto que al final de su
cuatrienio, el número de pobres por ingreso se incrementó en 1.900.000 personas.
El gobierno Gaviria tampoco logró cumplir con los objetivos y coberturas propuestas
en los campos de salud, educación, vivienda y servicios. En la educación, la cobertura
neta en la secundaria aumentó de 46 a 48.4%, muy por debajo de la meta propuesta
en el Plan de Desarrollo que buscaba alcanzar el 70% para 1995. En salud y
seguridad social la cobertura propuesta se aplazó hasta el año 2001. La intención era
cubrir a 2.5 millones de colombianos pobres, sin embargo, en caso de que se
hubiesen incorporado al sistema 2 millones de personas, sólo se habría podido dar
solución al 21% de la población objetivo.
Por último, los programas de vivienda alcanzaron las metas fijadas para 1994 (97%)
en la adjudicación de subsidios pero no en la ejecución efectiva, la cual sólo llegó al
32% en INURBE, al 26% en la cajas de compensación y al 50% en la Caja Agraria.
Como parte de la política social del gobierno Gaviria, en 1990 se creó también la
Consejería Presidencial para la Juventud, la Mujer y la Familia, CPJMF. Esta tuvo
serios problemas de coordinación con respecto al funcionamiento administrativo,
jurídico, técnico y financiero, situación que creó inconvenientes relacionados con la
toma de decisiones, rotación excesiva de directivas y funcionarios y, sobre todo, con la
ejecución de los proyectos y del presupuesto asignado. Estos problemas
obstaculizaron el buen desempeño de gran parte de los programas y proyectos
propuestos y redujeron la posibilidad de alcanzar mayores coberturas.

• EL ESTADO COMO ORIENTADOR DEL DESARROLLO


En la segunda mitad de los años noventa se observa un cambio de orientación y se
empiezan a adoptar nuevas iniciativas con el propósito de atender las múltiples causas
y consecuencias de la pobreza. El programa “salto social” de Ernesto Samper Pizano,
1994-1998, se enfocó en consolidar al Estado como orientador del desarrollo, lograr
mayores niveles de equidad, impulsar una política de empleo y la capacitación laboral
y alcanzar un crecimiento de la economía entre 5.2 y un 5.7 por ciento en el período
del plan.
En el campo de la política social, el Plan se proponía alcanzar el umbral de la
universalización y el mejoramiento de la calidad de los servicios sociales a través un
importante aumento en el gasto social. En este gobierno se creó también la Red de
Solidaridad Social, programa especial coordinado por la Presidencia para generar
acciones y programas específicos que mejoraran la calidad de vida de los grupos de
población más pobres y vulnerables. Su cobertura se inició con 131 municipios, hasta
llegar a 450 en 1.994, lo que representa el 45% de los municipios del país con una
población cercana a los 9 millones de habitantes.
Algunos de los programas de la Red incluían:
• Plan de empleo rural de emergencia: Creación de 110.000 empleos directos
a través de pequeños proyectos rurales, intensivos en mano de obra no
calificada.
• Plan de empleo urbano de emergencia: Creación de 110.000 empleos
directos en las áreas de adecuación y mantenimiento del espacio y la
infraestructura social y de servicios comunitarios en los barrios marginales de
las ciudades del país.
• Capacitación para el trabajo: Apoyo mediante becas, a 123.000 jóvenes de
bajos ingresos, bachilleres o egresados del noveno grado para que adelanten
cursos de habilitación laboral en el SENA.
• Programa de atención materno infantil – PAMI: Atención a 400.000 madres
gestantes o lactantes y a sus hijos menores de un año con integral de salud y
nutrición.
• Apoyo alimentario a niños en edad escolar: Mejorar las condiciones de
890.000 niños beneficiarios de hogares comunitarios del Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar – ICBF
• Bono alimentario para niños rurales: Bono alimentario a 140.000 niños
pobres rurales entre los 1 y 7 años no cubiertos por los programas del ICBF
• Apoyo a mujeres jefes de hogar con hijos en edad escolar: Bono escolar
para 150.000 niños pobres que estén cursando la primaria.
• Revivir: Auxilio para ancianos Indigentes Busca mejorar la condición de vida
de 240.000 ancianos, mediante auxilios en dinero.
• Vivir mejor: Programa de vivienda Rural para mejorar las condiciones de la
vivienda a 300.000 familias pobres rurales.
• Talentos deportivos y artísticos: Apoyo a 9.000 jóvenes pobres entre 12 y 18
años, mediante becas artísticas o deportivas.
• Apoyo a recolectores de material reciclable: Se beneficiarán directamente
25.000 personas y a sus familias en 18 ciudades del país.
• Apoyo a habitantes de la calle
• Asistencia a jóvenes menores de 25 años: para lograr su inserción en el
sistema educativo y en el mercado laboral.
De acuerdo con el documento CONPES 2722 de 1.994, se plantea un cubrimiento de
12.319.000 personas entre 1.994-1998. Pese a esto, el balance de ejecución del
mismo período indica que los programas de la RED beneficiaron a 3.723.527
personas, lo que indica una cobertura de impacto de solo el 30%.

• PROBLEMAS DE COBERTURA
De acuerdo con el seguimiento y evaluación de resultados llevado a cabo por la
Contraloría General de la República, el desembolso de los recursos financieros fue de
85% y los resultados físicos alcanzaron el 66%. Es decir que, a pesar de que se
entregaron los recursos, no se logró el impacto deseado en la comunidad.
En la Encuesta sobre Calidad de Vida realizada por la Misión Social durante 1997 se
preguntó a los hogares si habían recibido algún beneficio de la RED1 (en cualquiera
de los programas); el 94.6% de los encuestados urbanos respondieron no haber
recibido ningún beneficio y el 85.6% de los rurales. Entre los hogares pobres, el 90.7%
de urbanos no recibieron beneficios y el 90.4% de los rurales. El 85.6% de los hogares
pobres urbanos no conocían los programas de la RED y el 90.0% de los rurales
tampoco tenía conocimiento de ellos.
Entre los motivos por los cuales el alcance de estos programas no llegó a ser el
esperado se encuentran, la debilidad en la gerencia social, la corrupción, la desviación
de fondos y el clientelismo. De hecho, durante el gobierno Samper, las investigaciones
del Ministerio Público se incrementaron cerca del 35% debido a casos de desfalco al
erario, omisión o negligencia en el ejercicio de las funciones públicas y de abusos de
autoridad. Entre 1994 y 1998 los organismos de control público tuvieron que iniciar
investigaciones por malas prácticas en el INURBE (recursos de vivienda de interés
social), el Fondo de Inversión Social (FIS), el sistema de salud (en el caso de
Caprecom) y en la Red de Solidaridad Social.
Entre 1996 y 1999 los efectos negativos del conflicto armado sobre la inversión
privada, del desbalance fiscal y la crisis de los mercados emergentes se reflejaron en
la más grave recesión de los últimos setenta años.

• 1998-2002: CAMBIO PARA CONSTRUIR LA PAZ


En el gobierno de Andrés Pastrana Arango, 1998- 2002, se creó el plan de Cambio
para construir la paz con el objetivo de alcanzar crecimiento sostenible con cohesión
social y paz, reducir el desempleo, promover social y económicamente a la población,
y mejorar la eficiencia y equidad en la asignación de los recursos públicos. En esta
coyuntura, se crea la Red de Apoyo Social (RAS), como parte de la estrategia de
recuperación económica y social del Plan Colombia. El propósito de la RAS era mitigar
el impacto de la recesión económica y el saneamiento fiscal sobre la población más
vulnerable, a través de la ejecución de tres programas:
• Empleo en Acción
• Jóvenes en Acción
• Familias en Acción
El programa Jóvenes en Acción buscaba mejorar las condiciones de inserción laboral
de los jóvenes entre 18 y 25 años, clasificados en el nivel 1 o 2 del SISBEN, que
habitaban en las ciudades con las tasas de desempleo más altas del país. Jóvenes en
Acción esperaba mejorar las condiciones de empleabilidad y mejorar los niveles de
calificación de 100.000 jóvenes. Sin embargo, al final del periodo de gobierno sólo
50.740 jóvenes entre 18 y 25 años habían sido beneficiarios de este programa.
Por su parte, Familias en Acción, se propuso mitigar los efectos de la crisis económica
de 350 mil familias en situación de pobreza, a través de un nuevo esquema de
subsidios de salud, educación y nutrición. El Programa se desarrolló en los municipios
con menos de 100.000 habitantes con capacidad de oferta en los servicios de
educación y salud. Hasta 2002, 150.154 familias en situación de pobreza se habían
beneficiado de este programa.
El programa “Empleos en Acción” pretendía generar 300.000 empleos no calificados
en tres años pero llegó a beneficiar sólo a 178.296 personas.

• LA POLÍTICA SOCIAL ACTUAL


En el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se introdujeron modificaciones trascendentales a
los esquemas de protección social en Colombia. Las diferencias con respecto a las
intervenciones tradicionales se reflejaron en múltiples aspectos; desde las
consideraciones de fondo sobre sus objetivos, alcance y perspectivas de corto y largo
plazo, hasta los temas operativos. Sin embargo, la principal característica que
diferencia esta intervención de políticas anteriores es la condicionalidad de la entrega
de subsidios, cuyos efectos esperados se percibirán en el largo plazo.
Otra característica que diferencia sustancialmente a Familias en Acción, JUNTOS,
Familias Guardabosques y otros programas sociales del gobierno Uribe, de otras
intervenciones es la vinculación entre objetivos de corto y largo plazo. Con estos
programas, por primera vez se diseñó una política para proteger la capacidad de
generación de ingresos futura de los niños y niñas más pobres y para la superación de
las trampas de la pobreza.
Los 12.043.351 beneficiarios de los programas de Acción Social durante el gobierno
del Álvaro Uribe, superan con creces los 3.723.527 de la administración Samper,
mientras que el programa Familias en Acción alcanzó una cobertura de 2.9 millones de
familias, multiplicando los resultados presentados por la administración Pastrana, que
para el 2002 registraba 150.154 familias beneficiarias de este programa.
A través de una inversión de 9.908.934 millones de pesos entre agosto de 2002 y
enero de 2010 los programas sociales del gobierno Uribe Vélez son los primeros en la
historia del país que alcanzan dimensiones masivas y cuya cobertura alcanza los 32
departamentos del país
4) POLÍTICA SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL
• LAS POLÍTICAS SOCIALES Y SU RELACIÓN CON EL TRABAJO SOCIAL

La política social implica la incorporación de recursos públicos, privados y/o la mezcla


de ambos dependiendo del tipo de estado de que se trate, del modelo de desarrollo
asumido y de la política económica imperante.

Período Rol del Características Prioridad de Rol del Ejercicio de la Profesión


s Estado de la Política las políticas Trabajo Social
históric Social públicas.
os
Funcional Analítico
1920 – Protector Creciente Relaciones Asistencial y Contenedor Fomento de
1964 auge del laborales de de la la
estado en la condiciones beneficencia demanda organización
provisión de de trabajo y con un fuerte individual y social y de la
servicios remuneraci énfasis en la organizada incorporació
sociales con on educativo en de la n de las
características orientada a el nivel población. personas a
universales. la individual de La dichas
La política satisfaccion modo tal que población organizacion
está orientada de permitiese la es es. La
a mejorar las necesidade solución de la contenida población es
condiciones s. problemática en función promovida y
sociales de los Educacion. específica de cautelar organizada
habitantes del Salud presentada el desborde en función
país bajo el (nutrición y por el usuario, de las de demandar
sustento mortalidad a través del demandas una
ideológico de infantil). adecuado en relación respuesta
la contención Vivienda. aprovechamie de los efectiva a
demandas de Seguridad nto de los recursos sus
los social. beneficios de destinados necesidades.
movimientos la política por el Propuestas
sociales social. estado para innovadoras
emergentes. Educador la en la
Centralismo social satisfacción formulación
territorial y informal, lo de éstas. de
administrativo. que se Actúa en políticas .y
Gasto social manifiesta en relación sistemas de
emergente. la adaptación con la atención a
de los demanda las personas.
habitantes institucional
rurales a la y a la
ciudad y política
reforzamiento existente.
de los hábitos
de higiene y
cuidados de la
salud en la
población.
Enfasis en la
intervención
decaso social
1964 – Benefact La política Desarrollo Fuerte énfasis
1973 or social emerge del modelo en nivel de
de la creciente de intervención
movilización sustitución degrupo y
de la de comunidad.
población y se importacion Promoción
construye con es. social
ésta, al igual Inversión en
que en el servicios
periodo sociales.
anterior se Ampliación
orienta al de la
mejoramiento cobertura e
de la calidad inversión
de vida de la en:
población sin Salud
embargo el Vivienda
sustento Educación
ideológico se Previsión
orientaba a la Políticas
participación social
de la sociedad disociada
activa en la de la
implementació económica.
n de las
soluciones a
sus
demandas.
Se privilegia la
organización
como forma de
optimizar la
implementació
n de la
política. El
estado norma
financia y
ejecuta la
política social.
Centralismo
territorial y
administrativo.
Gasto social
creciente.
1973 – Subsidiari Financiamient Se privilegia La profesión Trabajador Promoción
1989 o o de políticas el acceso sufre un duro es sociales de la
supeditado a individual a golpe dado Funcionale organización
un aporte de los por el cierre s al sistema y
parte de los beneficios de escuelas y que compromiso
beneficiarios. de la por una fuerte administran con la
Privatización política. limitación en la política defensa de
de la el ejercicio de social. los derechos
implementació esta. Lo humanos
n de las que implicó un Coordinación
políticas retroceso en con la
sociales. el rol asignado cooperación
Política social a la profesión internacional.
subvencionad ya que se Reconstrucci
a a la volvió al ón de la red
económica. desarrollo social.
Beneficios asistencialista.
entregados a Se vuelve a
través de poner énfasis
subsidios en la atención
individuales. individual
Descentralizac contribuyendo
ión a la
administrativa atomización
pero no de la sociedad
económica ni y reduciendo
política. los impactos
Gasto social de la
minimizado en intervención.
función de
criterios
económicos.
1990 - "Integrad Se ha Se oriento Reconocimien Ejecutor de Experiencias
a la or" aumentado un el gasto to gradual del las críticas y
fecha poco el gasto social, en la rol de normativas propositivas
social, salud, promotor institucional pero sin una
recuperación educación, social del es proyección
de las políticas vivienda. trabajador vigentes. más
sociales, social. Que generalizada
continuando incluye las , tanto como
con los tres estrategia de
lineamientos estrategias de política
económicos y intervención social como
políticos del social, con las estrategia
período ideologías que gremial.
anterior. sustentan a
Subsidiaridad cada una de
del Estado. ellas.
BIBLIOGRAFIA

• Freyre, Gilberto (1933) Casa grande e senzala. Brasil.


• Rama, Germán W. (1988) Estructura social y educación: presencia de las razas
y los grupos sociales en la escuela. CEPAL, Santiago.
• Arellano José Pablo; "Políticas Sociales y Desarrollo, Chile 1924-1984"
CIEPLAN, primera edición Santiago, 1985.
• Corvalán Jaime; "Los paradigmas de los social y las concepciones de
intervención en la sociedad", Corporación de Promoción Universitaria CPU,
Estudios Sociales Nº 92, Trimestre 2, Chile, 1997.
• González Navar Raúl. "El trabajo social y la política social en México".
Ponencia inédita Trabajador social miembro de la RELATS.2000.
• http://www.ubiobio.cl/cps/ponencia/doc/p14.5.htm
• http://www.fondoespanapnud.org/2010/04/hacia-el-mejoramiento-de-la-politica-
social-en-colombia-articulo-del-alto-consejero-presidencial-para-la-accion-
social-y-la-cooperacion-internacional-de-colombia-diego-molano/
• Seminario “La teoría del desarrollo en los albores del siglo XXI” Santiago de
Chile, 28-29 de agosto de 2001

También podría gustarte