Consecuencias Del Estres Laboral - Dr. A Cano Vindel

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CONSECUENCIAS DEL

ESTRÉS LABORAL
Dr. Antonio Cano Vindel
Presidente de la SEAS

Inicialmente el estrés puede dinamizar la actividad del


individuo provocando un proceso de incremento de
recursos (atención, memoria, activación fisiológica,
rendimiento, etc.) que hace aumentar la productividad. Sin
embargo, cuando este proceso de activación es muy intenso
o dura mucho tiempo, los recursos se agotan y llega el
cansancio, así como la pérdida de rendimiento.

Para realizar tareas complejas, o para aumentar la


velocidad en tareas simples, se necesita un cierto grado de
activación. Sin embargo, un exceso de activación dificulta
la realización de dichas actividades.

Las consecuencias negativas del estrés son múltiples,


pero a grandes rasgos, cabe señalar su influencia negativa
sobre la salud, así como sobre el deterioro cognitivo y el
rendimiento.

El estrés puede influir negativamente sobre la salud por


varias vías, como son:

1) por los cambios de hábitos relacionados con la salud,

2) por las alteraciones producidas en los sistemas


fisiológicos (como el sistema nervioso autónomo y el
sistema inmune) y

3) por los cambios cognitivos (pensamientos) que pueden


afectar a la conducta, las emociones y la salud.
• En primer lugar, el estrés modifica los hábitos
relacionados con salud, de manera que con las prisas,
la falta de tiempo, la tensión, etc., aumentan las
conductas no saludables, tales como fumar, beber, o
comer en exceso, y se reducen las conductas
saludables, como hacer ejercicio físico, guardar una
dieta, dormir suficientemente, conductas preventivas
de higiene, etc. Estos cambios de hábitos pueden
afectar negativamente a la salud y, por supuesto,
pueden desarrollarse una serie de adicciones, con
consecuencias muy negativas para el individuo en
las principales áreas de su vida, como son la familia,
las relaciones sociales, el trabajo, la salud, etc.
Veamos algunos datos:
o (1) en algunas profesiones altamente
estresantes hay tasas más altas de tabaquismo,
alcoholismo y otras adicciones;
o (2) esto también es cierto en trabajadores
desempleados, frente a lo que tienen trabajo;
o (3) las personas con obesidad presentan
niveles de ansiedad más altos que las personas
que no presentan obesidad;
o (4) los trastornos de alimentación (anorexia y
bulimia) también están muy ligados con
ansiedad;
o (5) muchas personas con fobia social tienen
problemas con el alcohol.

A su vez, el desarrollo de hábitos perniciosos para


salud, como es el caso de las adicciones, hace
aumentar el estrés. Los programas de intervención
para la reducción del peso, o los programas de
intervención en adicciones, o el tratamiento de los
trastornos de alimentación, etc., deben incluir
técnicas de reducción de ansiedad y manejo del
estrés, pues cuando así se hace mejoran su eficacia.
• En segundo lugar, el estrés puede producir una alta
activación fisiológica que, mantenida en el tiempo,
puede ocasionar disfunciones psicofisiológicas o
psicosomáticas, tales como dolores de cabeza
tensionales, problemas cardiovasculares, problemas
digestivos, problemas sexuales, etc. (Labrador y
Crespo, 1993); a su vez, el estrés puede producir
cambios en otros sistemas, en especial puede
producir una inmunodepresión que hace aumentar el
riesgo de infecciones (como la gripe) y puede
aumentar la probabilidad de desarrollar
enfermedades inmunológicas, como el cáncer (Cano
Vindel y Miguel Tobal, 1994). Veamos datos:
o (1) los pacientes hipertensos presentan niveles
de ansiedad e ira más altos que las personas
con presión arterial normal;
o (2) las personas que sufren arritmias, cefaleas,
asma, trastornos de piel, disfunciones
sexuales, trastornos digestivos, contracturas
musculares, etc., por lo general presentan
altos niveles de ansiedad;
o (3) los estudiantes en época de exámenes (su
principal periodo de estrés) son más
vulnerables a la gripe o a enfermedades
infecciosas de tipo pulmonar, siendo más
vulnerables las personas con alta ansiedad a
los exámenes.

Los programas de entrenamiento en reducción de


ansiedad mejoran el bienestar psicológico en todos
estos casos, pero también disminuyen la activación
fisiológica y mejoran los síntomas físicos de estas
enfermedades (reducción de la presión arterial,
disminución de la taquicardia en las arritmias,
eliminación del dolor en las cefaleas, etc.

• En tercer lugar, el estrés puede desbordar al


individuo de manera que comience a desarrollar una
serie de sesgos o errores cognitivos en la
interpretación de su activación fisiológica, o de su
conducta, o de sus pensamientos, o de algunas
situaciones, que a su vez le lleven a adquirir una
serie de temores irracionales, fobias, etc., que de por
sí son un problema de salud (los llamados trastornos
de ansiedad), pero que a su vez pueden seguir
deteriorando la salud en otras formas. Por ejemplo,
una persona sometida a estrés prolongado puede
llegar a desarrollar ataques de pánico, o crisis de
ansiedad, que son fuertes reacciones de ansiedad,
que el individuo no puede controlar, con fuertes
descargas autonómicas, temor a un ataque al
corazón, etc. Durante esta crisis el individuo
interpreta erróneamente su activación fisiológica y
piensa que le faltará el aire (cuando realmente está
hiperventilando), o que morirá de un ataque al
corazón, o que se mareará y caerá al suelo, o que se
volverá loco, etc. Posteriormente, estos ataques de
pánico suelen complicarse con una agorafobia
(evitación de ciertas situaciones que producen
ansiedad), con una dependencia de los ansiolíticos, a
veces con reacciones de depresión por no poder
resolver su problema, etc. (Peurifoy, 1993; Cano
Vindel, 2002). Estos trastornos de ansiedad son
mucho más frecuentes en mujeres que en varones (de
2 a 3 veces más frecuentes), pero por lo general una
crisis de ansiedad coincide con un periodo de mucho
de estrés que se ha prolongado un cierto tiempo.
Entre un 1,5% y un 3,5% de la población sufre
trastornos de pánico con o sin agorafobia. La edad de
aparición se encuentra entre los 17 y los 35 años,
justo en su edad más productiva.

El estrés también puede ocasionar una serie de


perturbaciones sobre los procesos cognitivos superiores
(atención, percepción, memoria, toma de decisiones,
juicios, etc.) y un deterioro del rendimiento en contextos
académicos o laborales (Cano Vindel y Miguel Tobal,
1996), laborales (Cano Vindel y Miguel Tobal, 1995), etc.
Así, por ejemplo, los estudiantes con alta ansiedad de
evaluación presentan una disminución del rendimiento,
mientras que los programas de entrenamiento en reducción
de ansiedad a los exámenes no sólo reducen ésta, sino que
mejoran el rendimiento académico, aumentando la nota
media.

El estudio de cómo el estrés provoca interferencias sobre


los llamados procesos cognitivos superiores y sobre el
rendimiento se ha llevado a cabo fundamentalmente desde
una perspectiva cognitivo-emocional y, sin duda, la
emoción con la que más se ha trabajado a la hora de
estudiar esta influencia negativa sobre los procesos
cognitivos ha sido la ansiedad.

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