1 - La Comunicación y El Siglo XXi

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LA COMUNICACIÓN Y EL SIGLO XXI

Por Claudio Alvarez Terán

Definiciones del Concepto de Comunicación 1

La Comunicación ya ha sido un concepto trascendente durante el siglo XX, pero se ha


transformado en un factor consustancial del siglo XXI.

Esa trascendencia particular se sostiene en el hecho de que en todo proceso de


comunicación está presente la figura del OTRO y el Otro por su ausencia o por su
omnipresencia es el protagonista del siglo XXI.

“El problema del OTRO es el tema de la Comunicación” es una afirmación central


sobre este tema y debe ser comprendido como cuál es la problemática que enfrenta la
Comunicación en cuanto disciplina científica, apoyándonos en la frase del escritor
francés Frantz Fanon, “hablar es existir absolutamente para el OTRO”. Y es un
problema que necesitamos analizar ya que es difícil encontrar un equilibrio en la relación
con el Otro. Si el Otro está demasiado cerca se vuelve inquietante y suele provocar una
sensación de rechazo, pero si el Otro está demasiado lejos la diferencia se vuelve
infranqueable.

Cuanto mayor es la presencia del OTRO, hoy en día omnipresente sobre todo por la
multiplicación de los intercambios que propone la tecnología y la hipervisualización que
generan los medios de comunicación, más importante resulta conocer las reglas de la
comunicación y sus estrategias.

Pero ya sea a través de medios electrónicos o relaciones interpersonales no hay que


perder de vista que no existe comunicación sin malentendidos, sin ambigüedades, sin
pérdidas de tiempo, sin la aparición de significados inesperados, en definitiva, sin el
fracaso de comunicar; no existe comunicación sin la posibilidad de que la comunicación
fracase.

Pero, ¿qué es comunicación?

Comunicación es una palabra polisémica, es decir de múltiples significados, típica


característica de conceptos que resultan amplios y abarcativos, donde nadie queda
fuera, donde todos estamos involucrados. Podríamos comenzar a plantear su significado
en base a la idea de que la comunicación es nuestra atmósfera, vivimos en un verdadero
“ecosistema comunicativo”.

La definición básica de comunicación pertenece al siglo XII, proviene del latín, y


responde a la idea de comunión, de "Tener en Común", porque la comunicación es

1
La base del presente texto es el libro “Pensar la Comunicación”, de Dominique Wolton.
antes que nada un fenómeno normativo, interpersonal y de intercambio con el Otro. No
es posible una vida individual y colectiva sin comunicación.

En el siglo XVI se presenta un segundo significado del concepto “comunicación”, que se


interpreta como transmisión o difusión. Este significado está ligado al desarrollo de las
técnicas, que aparecen para “comunicarse mejor”. Esta perspectiva en nuestro tiempo
ha adoptado la forma de los intereses políticos y económicos, para los cuales la
comunicación es una herramienta facilitadora del desarrollo social y económico de una
comunidad, surgiendo la dimensión funcional de la comunicación.

La Comunicación construye a los seres humanos, partiendo de su socialización, de la


transmisión de cultura, valores y creencias, por medio de la familia y del aprendizaje en
la escuela y, últimamente, a través de un nuevo protagonista de esta transmisión de
cultura que son los medios de comunicación.

Más allá de las diversas ópticas que registra la definición de la comunicación, todas ellas
confluyen en el concepto de interacción.

La doble dimensión de la Comunicación


Como hemos expresado al definirla la Comunicación tiene una doble dimensión, su
dimensión normativa o humanista y su dimensión funcional o instrumental; es decir, la
comunicación como impulso para el crecimiento del individuo y la comunicación como
herramienta socio-económica.

La dimensión normativa corresponde al sentido de compartir, es el ideal de la


comunicación de intercambiar y de comprenderse. Toda comunicación supone la
existencia de reglas y de códigos para comunicarse, de normativas. Nadie aborda al Otro
de manera “natural”, siempre hay entre las personas una serie de normas comunicativas
que permiten llegar al objetivo de ponernos en contacto con el Otro. Nadie “nace
sabiendo” comunicarse, es un aprendizaje que constituye la transmisión de esas normas,
y de esa cuestión se ocuparán la familia y la educación en el proceso de socialización de
las personas, en definitiva, la Dimensión Normativa permite reproducir la cultura de una
sociedad. Entendiendo la cultura como la forma de vida de un grupo social, el desarrollo
intermedio entre la absoluta singularidad de cada uno y los aspectos universales del ser
humano que compartimos todos, es decir, aspectos compartidos en base a elementos
políticos, económicos y sociales que establecen ciertas formas de ser y estar en el
mundo, cierto modo de vivir. La dimensión normativa es el cómo de la comunicación.

La dimensión funcional de la comunicación responde a la necesidad de comunicarse


que tienen las economías y las sociedades, tanto para los intercambios de bienes y
servicios, como para los flujos financieros y administrativos. Aquí las reglas tienen aún
más importancia que en la dimensión interpersonal ya que no persigue el solo objetivo de
intercomprensión sino un interés o una necesidad específica que se verifica en la eficacia
del contacto. La posibilidad de que una correcta comunicación permita avanzar al sistema
productivo o a la organización administrativa de una sociedad. La comunicación es en
esta dimensión una función destinada a darle eficacia al accionar social. Es el para qué de
la comunicación,

De todos modos no debe confundirse estas dos dimensiones con los protagonistas de la
comunicación.

Suele resultar tentador vincular a la dimensión normativa con la comunicación directa,


cara a cara; y a la dimensión funcional con la relación técnica o social. Pero en la
comunicación, como en la vida, nada es tan simple.

Puede haber comunicación directa entre dos personas que persiga un objetivo puramente
funcional, en la que una le de a la otra una instrucción a otra para ser cumplida, y ese
cumplimiento deja evidente la eficacia de esa comunicación.

Del mismo modo en ámbitos laborales, específicamente destinados a asegurar la eficacia,


pueden presentarse momentos de la comunicación de una auténtica comunión entre los
que se comunican.

Es posible encontrar relaciones familiares básicamente funcionales sin auténtica


comunicación comprensiva, mientras que una comunicación técnica remota como el
teléfono o la internet pueden perseguir objetivos de intercambio.

Por eso es falso oponer “la autenticidad de las relaciones privadas” a “la funcionalidad de
las relaciones sociales”. No todo es como parece. La Comunicación tiene en definitiva una
doble hélice que la impulsa, la doble hélice compuesta por los valores normativos y
funcionales, valorizando la importancia del individuo moderno y de las sociedades
complejas de nuestro siglo XXI al mismo nivel.

El Ecosistema Comunicativo
La comunicación es una red de interacciones y relaciones simbólicas entre las personas
que afecta a todos los comportamientos que se dan en la vida institucional y cotidiana. 2

Es por ello que diariamente convivimos inmersos en el fenómeno comunicacional de


manera casi permanente, sea cual sea el espacio que en algún momento del día
ocupemos para nuestras acciones.

A este espacio general le llamaremos Ecosistema Comunicativo, es decir el ambiente


en que desarrollamos nuestra vida, y que se encuentra atravesado por la comunicación,
en donde la tecnología ocupa un lugar muy importante por supuesto, pero el ecosistema
comunicativo no es simplemente vivir rodeados de tecnología..

Dado que la tecnología es un elemento sustancial a la hora de analizar la comunicación


de nuestros días, es conveniente definir a qué nos referimos cuando hablamos de
Tecnología puesto que no se trata exclusivamente de máquinas y dispositivos, sino

2
Barbero, Jesús. Cultura/Tecnicidades/Comunicación. En Tres espacios lingüísticos ante los desafíos de la
mundialización: Actas del Coloquio Internacional, París, 20 y 21 de marzo de 2001
también de la manera en que esas máquinas y dispositivos nos revelan la realidad en la
que vivimos, es decir, la tecnología del siglo XXI no son solo computadoras, robots,
internet y celulares, sino su impacto en nuestra forma de vivir en una realidad en la que la
computación y los avances en comunicación son parte ineludible de la actualidad.

Por ejemplo, si hablamos de tecnología mencionamos a los teléfonos celulares, pero el


concepto no se agota en el elemento técnico “celular”, sino que incluye el impacto que
tiene en nuestra idea sobre el tiempo, sobre las relaciones con nuestros amigos y
familiares, sobre el trabajo, sobre las imágenes, sobre nuestra tendencia a fotografiar y
fotografiarnos, etc.

Volviendo al tema, la definición básica de ecosistema es la de “una comunidad de seres


vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en torno a un mismo
ambiente”. Por ello el concepto de ecosistema es aplicable a la comunicación ya que toda
nuestra vida y nuestras relaciones transcurren en función de un entorno en el que la
comunicación (incluidas sus expresiones tecnológicas) está presente como si se tratase
de un ambiente natural.

Obviamente lo de ambiente natural es una metáfora, ya que el ecosistema comunicativo


no es fruto de la naturaleza sino de un entorno generado en base a las dimensiones
normativa y funcional de la comunicación, es decir, es obra de las sociedades,
comunicarse es una práctica cultural.

Si el ecosistema comunicativo fuera un ambiente natural supondríamos que lo que nos


rodea y atraviesa lo hace más allá de nuestra voluntad, que nos comunicamos más allá
de nuestros deseos, y que los dispositivos y las herramientas comunicativas no son fruto
de la creatividad humana, o que las normas de comunicación siempre han estado allí, y
esto no es así.

La comunicación está presente en el hogar, en la escuela, en los centros comerciales, en


las oficinas, en las fábricas, en los espacios de ocio, en el espacio público, a nivel
personal, a nivel local, a nivel regional y a nivel global, ningún espacio ni ningún momento
escapa al fenómeno comunicativo, estamos rodeados de comunicación.

Pero como vivimos en un entorno cultural, un marco de relaciones que es una creación
humana, todas nuestras relaciones con la realidad no se dan de manera directa sino que
entre nosotros y las circunstancias existen influencias, factores que inciden en nuestra
mirada y comprensión de las cosas, prácticas culturales que nos significan, nos expresan,
a todos esos factores les llamaremos mediaciones.

Las mediaciones son variadísimas: comunican al sujeto con un objeto, a sujetos entre sí,
al adentro y el afuera, a lo sagrado y lo profano, a lo ocurrido y lo posible, al ayer y el
mañana. Sin mediaciones comunicativas el ser humano estaría incapacitado de
comprender y transformar su realidad. Y esas mediaciones están dadas por signos y
técnicas que componen la cultura: herramientas, convenciones, imágenes, clase social,
escrituras, rituales, cultos, relojes, medidas, espejos, leyes, dioses, miedos, memoria,
esperanza, instituciones.
Me comunico con alguien por medio de palabras o gestos, me informo por medio de la
televisión o la radio, mi rol en la escuela se da por medio de normas, me relaciono con
mis amigos por medio del celular, me comunico con dios por medio de un ritual, me
contacto con el tiempo por medio del reloj, puedo saber si estoy lejos o cerca por medio
del sistema métrico, me relaciono con mi aspecto externo por medio del espejo, me
relaciono con mi aspecto interno por medio de un ejercicio de meditación, me comporto
en sociedad por medio de leyes, recuerdo a mis ancestros por medio de la memoria, me
vinculo con el futuro por medio de la esperanza, me curo por medio de la medicina,
entiendo la realidad por medio de mi marco de ideas, construyo mi marco de ideas por
medio de mis experiencias y mi familia, tomo decisiones de consumo por medio de mis
amigos, establezco relaciones de poder por medio de mi posición socio-económica, me
emociono ante una obra de arte por medio de mi sensibilidad, me vinculo con el arte por
medio del lugar donde vivo, y así hasta el infinito.

Básicamente existen dos tipos de mediaciones, las llamadas innatas y las históricas. 3

Las mediaciones innatas son las que no están sometidas a cambios sino que
acompañan a la totalidad de los humanos desde siempre, por ejemplo: capacidad
simbólica, facultad lingüística, el juego, la imaginación, la percepción del tiempo y el
espacio, el imaginario colectivo 4, la memoria, la narración, la esperanza, lo sagrado, lo
trascendente, la socialización.

Las mediaciones históricas son las generadas por la cultura, dependen del tiempo y el
espacio geográfico de cada sociedad y están condicionadas por las mediaciones innatas.
Aquí encontramos a las tecnologías como la escritura, el libro, la imprenta, la televisión,
Internet, los géneros, convenciones icónicas (visuales), estilos. El hombre es un hacedor
de tecnologías (mediadores), es un Homo Faber permanente, y la comunicación es una
práctica atravesada desde siempre y de manera sostenida por dispositivos, desde la
escritura a la campana, de la imprenta a la computadora.

Este Ecosistema Comunicativo cuenta actualmente con la clara hegemonía de la


comunicación visual (comunicación icónica) por sobre la comunicación tipográfica
(comunicación escrita); porque nuestras experiencias hoy se ligan claramente más a una
imagen que a una palabra.

La existencia de este Ecosistema Comunicativo hace que debamos concebir la vida


cotidiana como parte de una cultura comunicacional, incluyendo todo lo que realizamos
diariamente ya sea como individuos o como parte de una sociedad.

Como manifiesta el sociólogo español Manuel Castells, lo que está cambiando en nuestro
tiempo es la capacidad de utilizar productivamente, en base al avance tecnológico, lo que
siempre ha sido la cualidad distintiva del ser humano: el procesar símbolos.

3
Duch, L. y Chillon, A., Un Ser de Mediaciones. Antropología de la Comunicación Vol. I. Ed. Herder,
Madrid, 2012.
4
El concepto de “imaginario” es utilizado en ciencias sociales para indicar la mentalidad, la cosmovisión o la
conciencia de un hombre o de un conjunto de personas que comparten esa misma forma de mirar la realidad.
Procesar símbolos es lo que esencialmente hace cualquier ser humano cuando habla,
cuando piensa, cuando escribe, cuando diseña, cuando mira televisión, cuando juega,
cuando sueña y en casi todas sus actividades cotidianas, vivimos procesando símbolos,
somos animales simbólicos.

Lo que sucede en el siglo XXI es que esa capacidad de procesar símbolos ha sido
potenciada de modo exponencial por la tecnología y aplicada a la generación de riqueza a
partir del uso de las comunicaciones a distancia o de los aparatos cibernéticos. Así por
medio del procesamiento de información (símbolos) se hacen transacciones comerciales,
se producen bienes destinados al ocio y el entretenimiento, se robotizan las fábricas, se
ama, se intercambia, se interrelaciona todo el planeta.

Por esta razón es que la tecnología de la Comunicación debe ser entendida no como un
mero dispositivo para comunicarse sino en una nueva forma de percibir la realidad y
nuevo lenguaje, producto de nuevas sensibilidades y nuevas escrituras.

Este ecosistema comunicativo ha cambiado la cultura, estamos dentro de la Cultura de la


Imagen, un modo de vivir inmerso en un ecosistema de símbolos marcados por las
emisiones televisivas, por las películas de cine, por las filmaciones de video, por los
celulares, por los videojuegos, por los portales de internet, por la publicidad y el
marketing.

Cada vez más las fronteras entre saber e información, entre saber experto y experiencia
personal se van volviendo más tenues, más difusas, porque al compartir todos el mismo
ecosistema de comunicación las fuentes del conocimiento se van des-concentrando de su
centro escolar, se van dispersando, y hoy ya no solo en las entidades educativas es
posible aprender y no solamente la cultura del libro es la única legítima transmisora de
conocimientos.

El saber circula, no se estaciona en ningún instituto especialmente dedicado a su


protección, sino que se atreve a mezclarse con el mundo de la experiencia. Nunca en la
historia de la humanidad ha circulado tan libremente el conocimiento como en nuestro
tiempo, ya no se encuentra encerrado en lugares sagrados o establecidos para su
acceso. Ni la escuela es ya el único lugar del conocimiento ni los docentes los exclusivos
poseedores del saber.

En el siglo pasado la comunicación, entendida como transmisión de valores y de símbolos


para dar forma a un modo de vivir, tenía clara referencia en la familia y en la escuela; en
nuestro siglo se ha insertado un poderoso tercer protagonista: los medios de
comunicación tradicionales y las nuevas tecnologías.

Existe aquí un problema ya que la escuela, antes el centro exclusivo del conocimiento, y
la familia como transmisora de valores y socialización, hoy deben competir en ese
aspecto con el centro neurálgico del Ecosistema Comunicativo que son los medios de
comunicación, esencialmente los medios audiovisuales. En este marco la escuela debe
dejar esa tradicional actitud defensiva de considerarse atacada y por ende rechazar a los
medios y las tecnologías como “malos”, para encarar una nueva etapa de búsqueda de
inclusión e intercambio con esos otros saberes que ya han dejado de pertenecer solo a la
escuela sino que son parte del intercambio fluido de la comunicación en nuestra sociedad.

Otro factor de cambio de las nuevas sensibilidades que genera el Ecosistema


Comunicativo es que así como la escuela ha dejado de ser el exclusivo espacio del saber,
la escritura y el discurso lógico han dejado de ser la forma de comunicación más aceptada
en Occidente, la razón, plasmada en la escritura, ya no es el factor central de nuestras
formas de comunicación, con la aparición protagónica del mundo audiovisual las palabras
han comenzado a retroceder y la racionalidad comparte espacio con la emoción propia del
lenguaje de las imágenes.

Pero el encuentro y el entrelazamiento de palabras e imágenes en la comunicación de


nuestro tiempo en base a este Ecosistema Comunicativo, no solamente ha multiplicado y
hecha mas densa la red de informaciones y comunicaciones en base a la tecnología sino
que ha modificado las formas de sentir y entender el mundo, ha modificado las formas y
el fondo, ha transformado las visiones y las sensibilidades. Estamos frente a lo que Walter
Benjamin llamó nuevo sensorium, es decir nuevos modos de sentir y percibir la realidad,
de oír y de ver nuestro alrededor, que ha modificado el sensorium con el cual la
humanidad se manejó durante el siglo pasado.

Reflexionemos en base a la siguiente frase del sociólogo francés Marc Augé

“La verdad es que la imagen no es lo único que ha cambiado. Lo que ha cambiado, más
exactamente, son las condiciones de circulación entre lo imaginario individual (por
ejemplo, los sueños), lo imaginario colectivo (por ejemplo, el mito), y la ficción
(literaria o artística). Tal vez sean las maneras de viajar, de mirar, de encontrase las
que han cambiado, lo cual confirma la hipótesis según la cual la relación global de los
seres humanos con lo real se modifica por el efecto de representaciones asociadas con
las tecnologías, con la globalización y con la aceleración de la historia”.

Expliquemos esta frase.

El concepto de “imaginario” es utilizado en ciencias sociales para indicar la mentalidad, la


cosmovisión o la conciencia de un hombre o de un conjunto de personas que comparten
esa misma forma de mirar la realidad. El imaginario social es lo que mantiene unida a una
sociedad bajo una misma forma de pensar y sentir.

Uno de los componentes fundamentales del Imaginario Social son los mitos. Por ejemplo
el mito de que los jóvenes son revoltosos y rebeldes, o que las mujeres son más débiles
que los hombres o que los disciplinados son más estudiosos, o que el nosotros es más
valioso que el ellos. Al formar parte del imaginario social los mitos organizan el
comportamiento de los grupos, porque se consideran “naturales”, perdiéndose de vista
que ese imaginario, que esos mitos, son construcciones socioculturales. Por eso para
cambiar esos mitos del imaginario debe primero modificarse las prácticas sociales, y eso
es lo que ha pasado con los cambios operados en la comunicación y sus prácticas.
Si el imaginario es un conjunto de significaciones que permiten organizar la realidad y
hace que los miembros de una sociedad coincidan y acepten una serie de premisas
(mitos), ese imaginario afecta nuestras emociones y nuestros deseos.

Así sucede con nuestra visión del cuerpo. Hoy la visión colectiva, nuestro sensorium, en
relación al cuerpo se ha modificado, se ha ido aligerando en base a los cambios de las
prácticas sociales, a la ampliación de libertades, al avance de la superficialidad y el
predominio de lo visual. Del mismo modo ya no se sostiene la idea de que un “buen
estudiante” es un joven “disciplinado”, ya que el modelo de buen estudiante se vincula hoy
también con la creatividad y la sensibilidad.

Por eso al cambiar la práctica social de la comunicación se ha modificado el imaginario


social o personal y eso es lo que nos dice Augé, y es que en medio de este Ecosistema
Comunicativo marcado por la ruptura del monopolio de la palabra y de la racionalidad en
base a las novedades de la circulación de saberes y la imagen, se han modificado
también las formas personales y sociales de ver el presente y el futuro, los sueños
personales y los mitos sociales, las creaciones culturales, las formas de ver y de
vincularse entre los seres humanos. Lo que ha cambiado es mucho más que una forma
de comunicarse entre las personas, porque la centralidad del acto de comunicación en la
naturaleza humana es tan importante que hace que ese cambio represente una
transformación general de nuestro sensorium, de nuestra visión del mundo.

Los modos de la Comunicación


Cuando se habla de comunicación se habla de transmitir mensajes y el modo básico de
comunicación es el lenguaje.

Cuando dos personas entablan un diálogo se comunican, pero ninguna de esas personas
inventó ese lenguaje. Por eso el lenguaje debe considerarse una herramienta social,
pertenece a la sociedad.

Pero el lenguaje verbal no es el único modo de comunicarse, Otro modo es el lenguaje


escrito.

El alfabeto es la primitiva codificación generada por los pueblos necesitados de


interrelación comercial y logran con la escritura una serie de signos comunes para
intercambiar.

En la comunicación verbal participan no solo los códigos lingüísticos, sino también un


tercer modo comunicativo, que es el gesto.

Cada gesto es comprendido como un signo poseedor de un significado, que debe


captarse anticipatoriamente.

Existe un cuarto modo básico que se ha convertido en nuestro tiempo y nuestra cultura en
el modo de comunicación fundamental y más utilizado que es el de la imagen.

El espacio comunicacional de la imagen es tan abarcativo y denso en nuestro tiempo que


el ámbito cultural del siglo XXI ha tomado el nombre de videosfera (esfera cultural de la
imagen).
Estos diversos modos de comunicación tienen un denominador común: la
INTENCIONALIDAD.

La gente se comunica por un fin determinado, por alguna razón prefijada.

Es en el factor intencional en donde se inserta la necesidad de que pensemos en develar


el significado de la comunicación, ya sean los factores personales como los elementos
políticos y económicos que intervienen en el juego de intereses de la comunicación. 5

Si existe una intención cuando se formula una comunicación necesariamente debe existir
un objetivo, y para cumplir objetivos se requieren elaborar estrategias para lograrlo.

Toda comunicación tiene objetivos, esencialmente tres: anticipar, modificar e interactuar; y


cada uno de estos objetivos requieren de estrategias específicas para alcanzarlos.

1. Anticipar
La comunicación lingüística reviste siempre un carácter anticipatorio.

Jugar a entender por anticipado lo que nos va comunicando nuestro interlocutor, ejercer lo
que se llama la facultad de "la empatía", es uno de los objetivos esenciales de la
comunicación.

Empatía es la capacidad de anticipar comportamientos ajenos, y constituye un factor


fundamental para el proceso de socialización humano ya que no hay relación social
posible sin la existencia de la “empatía” como vínculo.

La comunicación se mueve pues como un juego de ajedrez en el que los buenos


jugadores pueden prever todos los movimientos hasta el final de la partida; con la
importante diferencia de que el ajedrez se juega con reglas cerradas mientras que el
fenómeno de la comunicación es un proceso abierto, más azaroso, y por ende con
menores posibilidades de anticipación.

Esta lógica del "juego" se traslada a la comunicación humana y es hoy un concepto


fundamental para entender el fenómeno de la comunicación.

Un factor trascendente es que Otro se vuelve menos amenazante cuando logramos tener
una anticipación posible a su comportamiento, cuando tenemos empatía con él.

2. Modificar
La comunicación, además de anticipar, tiende a modificar las actitudes ajenas, ya que el
lenguaje es siempre lenguaje para la acción.

La intención por modificar una conducta puede lograrse por medio de la PERSUASIÓN
(estrategia clásica del siglo XX) o por medio de la SEDUCCIÓN (estrategia típica de
nuestro tiempo).

La persuasión es un proceso racional de profundización de conceptos los cuáles


adquieren una permanencia sostenida en el tiempo y de difícil transformación, mientras

5
Aunque hay quienes que consideran que puede producirse Comunicación sin intencionalidad, sin que el
emisor sea conciente de la existencia de un receptor, pero que sin embargo produce en este último cambios y
modificaciones.
que la seducción es un proceso esencialmente emotivo de mayor superficialidad y por
ende de menor permanencia temporal, con mayor tendencia al cambio.

3. Interactuar
El tercero de los objetivos de la comunicación es la interacción, la asunción recíproca del
rol del Otro, tomar imaginariamente el lugar del Otro. Juego de empatías, juego de
socialización. Es sin duda el concepto aglutinante del fenómeno comunicativo, el que está
presente en cada perspectiva y en cada abordaje de este fenómeno.

La Expresión y la Comunicación
Nuestro tiempo, la posmodernidad del siglo XXI, valora la expresión como forma de
comunicación porque expresar es para nosotros sinónimo de ser libre, y ser libre hoy
constituye el valor más preciado de la individualidad.

Inclusive esa búsqueda de expresión adquiere carácter absoluto en muchos casos, ya


que parece que la comunicación no es tanto escuchar al otro como expresarse; no se
busca tanto la interlocución como la posibilidad de hablar.

Todos queremos ser escuchados, todos queremos que nuestras expresiones sean
recibidas. Pero si todos queremos lo mismo, ¿hay alguien dispuesto a escucharnos?

Aquí se corre un riesgo ya que dos “expresiones” no hacen un diálogo, comunicarse


significa reconocer al otro, requiere voluntad y distancia. Voluntad de escuchar e
interactuar con el otro y distancia suficiente para comprender al otro.

Expresión y Comunicación no son por ende sinónimos naturales, pueden serlo, pero no
siempre lo son. De hecho la expresión bien puede formar parte de un monólogo del que el
otro no sea parte.

Es interesante ver como en nuestro mundo posmoderno la libertad y la expresión son


valores sustanciales y ambos confluyen en poner a la idea de la comunicación en lo más
alto del comportamiento humano. Pero también, y contradictoriamente, nuestro tiempo es
un tiempo de un extremo valor por la individualidad, por el “sí mismo”, un tiempo en el que
el yo está por sobre el otro. Y recordemos que no hay comunicación sin el reconocimiento
del otro.

La Comunicación como disciplina científica multidisciplinaria


La comunicación es un objeto de estudio que ha tenido muchas dificultades para construir
a su alrededor una ciencia. Primero, porque cualquiera se siente habilitado para hablar de
comunicación, cualquiera se siente un especialista. Segundo, porque la comunicación es
un objeto de estudio nuevo, sin tradición científica, con una vida que se cuenta por
décadas.

Nadie puede mantenerse distante del fenómeno de la comunicación y todos creemos


saber de qué se trata, pero el estudio de la comunicación no moviliza tras de sí menos de
10 disciplinas científicas: antropología, lingüística, historia, filosofía, sociología, derecho,
ciencias políticas, psicología, economía y semiología.

Por ello las llamadas Ciencias de la Información y la Comunicación (CIC) no son una
disciplina sino una multidisciplina, es decir, una multiplicidad de enfoques científicos
destinados a analizar un mismo objeto de estudio por demás complejo e interdisciplinario.
Según el análisis de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) podemos sostener que
la multidisciplinariedad en su profundidad significa la posibilidad de una verdadera co-
elaboración intelectual de parte de las diversas disciplinas involucradas, cuyos resultados
no podrían haber sido producidos aisladamente. Para que esto pueda producirse es
necesario que previamente haya sido establecido un terreno común, y en nuestro caso
ese terreno común es el de la Comunicación.

El siglo XXI ha alumbrado un importante cambio en materia científica, tanto en los


aspectos relacionados con las ciencias naturales, como en el de las ciencias sociales. El
mundo ha cambiado y en ese cambio el escenario científico ha visto quebrarse el viejo
modelo científico moderno que entró en crisis y generó la necesidad de construir nuevos
modelos científicos que puedan dar cuenta de las formas de globalización, con una única
certeza que es la ausencia de certezas y el aumento de la complejidad.

Quedarse en la idea de que la Comunicación tienen un único objeto instrumental y técnico


es tranquilizador, pero engañoso. La Comunicación debe enfocarse a explicar toda una
serie de fenómenos sociales complejos que surgen de la interacción con el Otro, y por lo
tanto no es una ciencia “tranquilizadora”, sino una riesgosa multidisciplina que siempre va
más allá, buscando nuevos temas, nuevos focos de análisis.

Hay quienes observan precisamente a la Comunicación como una plataforma de


encuentro de las ciencias sociales ante la crisis de paradigma que, como hemos
mencionado, todas estas tradicionales disciplinas sufren desde finales del siglo XX. Es
esta la razón que explicaría por qué en nuestro terreno comunicacional buscan espacio
problemáticas tales como la identidad, el género, la diversidad cultural, las nuevas formas
de relación social, los lenguajes emergentes del uso de nuevas tecnologías, y otras.

La multidisciplinaridad es “un camino metodológico para enfrentar la pérdida de las


certidumbres teóricas en las ciencias sociales en general y las ciencias de la
comunicación en particular”, con el aditamento de que un conocimiento transdisciplinar es
un conocimiento “multipolar, descentrado, ramificado y entrecruzado”, un conocimiento no
lineal, no compartimentalizado, no cerrado, es decir, íntimamente vinculado con las
nuevas formas expresivas, culturales y comunicacionales, del siglo XXI. 6

La Comunicación debe ser considerada como un conjunto de procesos al interior de las


comunidades, que atraviesan cuestiones de identidad, representación, producción de
significados, integración cultural, transmisión política y adopción de nuevos lenguajes.

Sobre esta relación entre comunicación y sociedad se presentan diversas corrientes que
varían su mirada sobre este fenómeno.

Los optimistas consideran que todo los que surge de las técnicas de comunicación es
positivo, un instrumento de la transformación social y económica.

Los críticos denuncian los desvíos de la comunicación, de los medios, de sus intereses y
sus ideologías. Sostienen que las industrias culturales dominan a la sociedad.

Los empírico-críticos consideran que si bien la comunicación no puede por sí sola


solucionar las contradicciones del sistema democrático, al menos es una útil herramienta
para generar el debate.

Los nihilistas manifiestan una doble desconfianza, hacia la sociedad y hacia el hombre,
por lo cual la comunicación no sirve para mejorar las relaciones humanas; los individuos
son sometidos por las técnicas y engañados por ellas. Las imágenes falsean la realidad,
generan simulacros.

Por ello estamos frente aun objeto de estudio muy particular, pero muy importante, que
requiere la aplicación de los especialistas para reflexionar sobre la comunicación humana,
social y técnica, en definitiva, una visión rigurosa y científica.

6
PINEDA de ALCAZAR, Migdalia, Los Paradigmas de la Comunicación: Nuevos enfoques teórico-
metodológicos. Diálogos de Comunicación. Nros. 59/60. Octubre 2000

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