CULTURAS
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CULTURAS
ORIGENES.
CATERDAL DE CUZO
ESCULTURA
En la época prehispánica se hicieron esculturas menores, como ídolos y
estatuillas de piedra y de madera; así como esculturas de carácter
monumental, pero estas hechas mayormente por las culturas chavín (el Lanzón
monolítico) y tiahuanaco (monolitos). También se labraba en la roca madre o
en grandes piedras haciendo diseños que aparentan maquetas (piedra
de Sayhuite). En lo que respecta a los incas, estos tuvieron una arte escultórico
muy sobrio y esquemático; se sabe que hicieron estatuas que representaban a
sus reyes, y una del dios Viracocha, en piedra. Por lo general la escultura era
un complemento de la arquitectura.
La escultura colonial siguió las corrientes europeas, y al igual que la pintura,
tuvo la finalidad práctica de decorar los ambientes religiosos. Proveyó así de
mobiliario religioso a los templos y conventos, a través de sus Retablos o
Altares, Sillerías de Coro, Púlpitos, Cajonerías y Techos o Artesonados, así
como de escultura exenta, en grupos sagrados, imágenes de santos,
simbolismos y esculturas funerarias de personajes religiosos o donantes
célebres de la época. Ejemplo de todo ello se puede ver todavía en las iglesias
de Lima, Cuzco, Arequipa, Trujillo, Cajamarca, Ayacucho y tantos otros lugares
del Perú. Se recuerdan los nombres de algunos de los escultores, como Pedro
de Noguera y Baltazar Gavilán, este último autor de la célebre escultura de La
Muerte, hecha en madera.8
En la época republicana, los talleres escultóricos siguieron produciendo obras
de tema religioso. La escultura académica se importaba de Europa, como en el
caso de las estatuas de la Alameda de los Descalzos, de estilo neoclásico. En
la primera mitad del siglo XX surgen artistas nacionales, como David Lozano,
Luis Agurto y Artemio Ocaña, que hicieron estatuas de héroes y próceres para
orlar las plazas y avenidas públicas. Aunque todavía en esta época se
siguieron importando monumentos, como la estatua ecuestre de José de San
Martín, elevada en la plaza de su nombre (1921). Al fundarse la Escuela de
Bellas Artes (1918), el español Manuel Piqueras Cotolí dio un impulso a la
escultura nacional, al propiciar la fusión hispano-indígena. La escultura
moderna la inició Joaquín Roca Rey, hacia 1948. Años después se manifiesta
la modernidad figurativa con Víctor Delfín y Cristina Gálvez.
PINTURA
En la época prehispánica, la pintura se expresó en los murales que decoraban
los templos, tanto sobre las paredes enlucidas como en los altorrelieves; así
como en el decorado de las piezas de cerámica, destacando en este arte las
culturas nazca y moche. Se sabe también que los incas pintaron escenas
históricas en tablas y telas, que se guardaban en el edificio de Puquincancha,
en el Cuzco, pero de los que no se conserva ningún ejemplar.
En la época colonial brilló la pintura religiosa, destinada a satisfacer la gran
demanda de cuadros que hacían las iglesias, conventos y grandes residencias
coloniales. Por otra parte, la nobleza colonial también mandaba hacer otra
clase de obras, muy especialmente retratos. Las primeras obras la realizaron
religiosos venidos de España; luego llegaron los artistas italianos Bernardo
Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro (siglo XVI-XVII). Posteriormente
destacan Fray Francisco de Bejarano, Cristóbal Daza, Cristóbal Lozano y José
del Pozo. Pronto, los indios y mestizos aprendieron el arte pictórico y formaron
escuelas propias, como la famosa escuela cusqueña, que se desarrolló a lo
largo de los siglos XVII y XVIII, y que es un neto ejemplo del mestizaje en las
bellas artes virreinales. Los pintores de dicha escuela han permanecido por lo
general en el anonimato, pero se mencionan algunos nombres, como el
de Diego Quispe Tito.10
La pintura de los inicios de la República siguió bajo los moldes coloniales.
Luego surgieron varias corrientes: La pintura costumbrista, cuyo máximo
representante es Pancho Fierro; la pintura académica, influenciada por las
escuelas de Europa, y cuyos exponentes son Ignacio Merino, Francisco
Laso, Luis Montero, Francisco Masías, Daniel Hernández Morillo, Teófilo
Castillo, Carlos Baca-Flor; la pintura indigenista, que resalta el nacionalismo y
el regionalismo provinciano, siendo su iniciador José Sabogal y que contó con
varios representantes, como Julia Codesido, Jorge Vinatea Reinoso, Mario
Urteaga Alvarado, Enrique Camino Brent. Tras el indigenismo surge un grupo
de “independientes”, influenciado por el vanguardismo, cuyos principales
representantes son Macedonio de la Torre, Ricardo Grau, Carlos Quizpez Asín.
Luego vienen Juan Manuel Ugarte Eléspuru, Sérvulo Gutiérrez, Fernando de
Szyszlo, etc. En el arte mural destaca Teodoro Núñez Ureta
Relieve polícromo del Dios Degollador, deidad principal moche, en la Huaca de la Luna.
MUSICA
El Perú tiene grandes representantes en la música académica. En el siglo XIX y comienzos
del siglo XX destacan los compositores José María Valle Riestra, autor de la
ópera Ollanta; Daniel Alomía Robles, autor de El cóndor pasa…; Ernesto López
Mindreau; Luis Duncker Lavalle, que compuso valses y piezas de salón; entre otros.
Predomina en esta época la composición de óperas.12
En el siglo XX aparece una segunda generación que sabe emplear los elementos
folclóricos haciendo con ellos una transformación de las armonías y melodías (estilización
del folklore). Músicos representativos de esta tendencia son Theodoro Valcárcel, Alfonso
de Silva, Roberto Carpio, Carlos Sánchez Málaga y Rodolfo Holzmann. Una tercera
generación está representada por Enrique Iturriaga, Celso Garrido Lecca, Olga Pozzi
Escot, Enrique Pinilla, Francisco Pulgar Vidal, Edgar Valcárcel y Luis Meza; la mayor parte
de ellos prefieren escribir obras orquestadas.13
Merecen también citarse a los compositores Manuel Bañón, autor de la marcha militar El
ataque de Uchumayo; José Bernardo Alcedo, autor de la música del Himno Nacional del
Perú; Claudio Rebagliati, autor de Rapsodia peruana; y Carlos Valderrama Herrera, autor
de la célebre marcha militar Los peruanos pasan.14
Los tenores peruanos de relieve mundial son Alejandro Granda Relayza, Luis Alva
Talledo, Ernesto Palacio, Francesco Petrozzi y Juan Diego Flórez.
CHABUCA GRANDA
CERAMICAS
Cerámica cupisnique
Cerámica chavín.
Huaco retrato moche.
Vasija nazca.
Cerámica wari.
Aríbalo incaico
ORFEBRERIA
TEXTILERIA
La textilería fue una de las técnicas mejor desarrolladas en el Antiguo Perú. Los
mismos conquistadores españoles atestiguaron que los incas fueron los
mejores vestidos de toda la América prehispánica, por la variedad y la calidad
de sus prendas de vestir.19 La materia prima para los tejidos fue la fibra de
algodón y de otras plantas, así como la lana de los camélidos; a veces se usó
también pelos humanos y de murciélago. Como instrumento utilizaron el telar
manual. La costumbre de enterrar a los muertos con sus mejores vestimentas y
el clima seco de la costa peruana han posibilitado la conservación de muestras
espléndidas de esta técnica y arte a la vez.
Los antiguos peruanos conocieron prácticamente todas las técnicas textiles,
desde el torzal, el paño sencillo y los bordados, hasta brocados y tapicería en
telar. Asimismo, decoraron sus telas de las más diversas maneras. Incluso
utilizaron otras técnicas peculiares, que actualmente son imposibles de
reproducir.20
Los primeros indicios de textilería en el Antiguo Perú se remontan a unos 5.000
años. Entre los primeros ejemplares bien conservados de este arte depurado
están las telas pintadas de Carhua, en la costa sur, que muestran motivos de
estilo chavín, por lo que han sido fechados en el primer milenio antes de
Cristo.20
Pero sin duda los ejemplares más esplendorosos son los de la cultura topará,
antes llamada Paracas Necrópolis, que usó preferentemente la técnica del
bordado. Los famosos mantos paracas, con los que envolvían a sus momias,
han ganado con justicia la admiración universal. Algunas de estas telas
contienen trescientos hilos por pulgada cuadrada. Sobre ellas se bordaron con
gran colorido temas naturalistas (peces, felinos, aves, serpientes, frutos y
flores), así como figuras míticas y simbólicas, todas con un gusto
extraordinario. La variedad, vivacidad e intensidad de los colores de los mantos
aún se mantienen en su vigor, pese al tiempo transcurrido.
La textilería preinca continuó con su extraordinario apogeo técnico y artístico,
como se evidencian en otras culturas costeñas como Moche y Nazca. De los
moche, al no haberse conservado ejemplares, se deduce su desarrollo textil al
contemplar el arte pictórico de sus ceramios. Los nazca, herederos de los
topará o paracas, abandonaron el bordado y desarrollaron una tapicería fina.20
Bajo la época Tiahuanaco-Wari alcanzó su esplendor la tapicería y floreció
también el arte plumario como complemento del tejido; su decoración es
altamente simbólica y de trazos sofisticados, sobre todo cuando representa al
dios de los báculos, el mismo que aparece en la Portada del Sol.20
Otra cultura que destaca en este arte es la cultura chancay, con sus finas telas
de tapicería y telas pintadas; son de destacar las gasas decoradas. También
destaca la cultura chachapoyas, de la que se puede mencionar como ejemplo
una tela monumental de algodón decorada íntegramente con diseños de
aves.20
Los incas heredaron y desarrollaron las técnicas preincas. Destacan sus tejidos
de lana de vicuña, llamados cumbis, decorados con motivos geométricos
pequeños, llamados tocapus. Actualmente se continúa tejiendo en el Perú
utilizándose las técnicas ancestrales, especialmente en la región sur andina.
Manto Paracas.
DANZAS Y BAILES
Diablada puneña.
Huaylarsh
La Tunantada.
La Huaconada de Mito.
Wititi.
El Huayno.
La Morenada.
La Chonguinada
ARTESANÌA
El Perú alberga una de las más extensas variedades de artesanías del mundo
que a través del tiempo se han ido enriqueciendo sin perder su originalidad. Se
hacen trabajos en arcilla, en madera, en tejidos, en piedra, en oro, en plata, en
frutos secos, etc. La calidad del artesano peruano está muy reconocida
internacionalmente.22
Los más importantes centros productores de artesanías son:23
toritos de Pucará.
Cerámica de Catacaos.
Textilería peruana.
Iglesia de Quinua, Ayacucho.
Retablo Ayacuchano.
Mates burilados.
CIENCIA Y TECNOLOGÌA.
EPOCA REPUBLICANA
Durante el siglo XIX, marcado con el nacimiento de la República, el avance en
las diferentes disciplinas de las ciencias peruanas fue notable pero desigual. En
ese contexto hay que mencionar la renovación de la enseñanza de la medicina
bajo el impulso del doctor Cayetano Heredia. En 1866 se creó la Facultad de
Ciencias en la Universidad Mayor de San Marcos; y en 1876 se fundó
la Escuela Nacional de Ingenieros (actual Universidad Nacional de Ingeniería ),
ambas instituciones muy importantes en el desarrollo de la ciencia en el Perú.
Surgieron también instituciones científicas, pero este desarrollo se vio truncado
por la Guerra del Pacífico.31
Durante la Reconstrucción Nacional, la promoción que hizo de la ciencia
el positivismo fue una de los factores culturales más importantes en la
recuperación del Perú. Se consideraba que el desarrollo científico era
primordial para el progreso. El año 1885 fue importante por el inicio de la
investigación de la enfermedad de la verruga peruana, obra de Daniel Alcides
Carrión, mártir de la medicina peruana. En 1888 se fundaron la Sociedad
Geográfica de Lima y la Academia Nacional de Medicina. A comienzos del siglo
XX la investigación en el Perú empezó a recuperarse gracias al crecimiento de
la economía impulsada por la República Aristocrática. Se desarrollaron nuevas
profesiones como la ingeniería agrícola gracias a la llegada de una misión
belga que organizó la Escuela de Agricultura, hoy Universidad Nacional Agraria
La Molina.31
En 1938 se fundó la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales del Perú, destinada a promocionar la investigación científica y a la
difusión del conocimiento científico.31
A fines de los años 1950, el Perú contaba con un grupo de investigadores que
auguraban un gran desarrollo de la ciencia. Algunas disciplinas se renovaron
por la llegada de extranjeros o de peruanos que habían estudiado en el
exterior. En los años 1960, surgieron en Lima nuevas universidades como
la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y otras en provincias, como la de
Arequipa y Trujillo, que ofrecieron oportunidades de estudio y
profesionalización para médicos y científicos.31
En 1968 se creó un Consejo Nacional de Investigación, antecedente del
actual Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Tecnológica (CONCYTEC), organismo encargado de desenvolver el conjunto
de políticas, planes y programas la investigación, desarrollo e innovación
(I+D+i) en el Perú.33.
Hasta esa época, el Perú tenía, en el contexto latinoamericano, indicadores
competitivos en Investigación y Desarrollo, especialmente, aunque no
exclusivamente, en los campos de la agricultura, la medicina, la biología y la
geofísica.34
No obstante, este desarrollo se vio truncado por la masificación de las
universidades, que atentó con la calidad de la enseñanza; por las políticas
erradas del gobierno militar de los años 1970, que desalentaron el trabajo
científico; y por la violencia terrorista de los años 1980.
LITERATURA.
Literatura prehispánica – colonial.- La literatura peruana tiene su primer vestigio
en la obra dramática anónima Ollantay cuyos orígenes se pierden en los
tiempos del incanato. En los tiempos del virreinato, la actividad literaria se
convierte en una extensión de la literatura española y de la europea en general,
al seguir sus pautas expresadas en corrientes literarias. Pero hubo escritores
nacidos en el Perú que destacaron de manera singular creando obras
maestras. Destaca en primer lugar, el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1617),
el primer mestizo cultural y racial del Perú, autor de los Comentarios Reales de
los Incas, que para muchos críticos se trata del cantar de gesta de la
nacionalidad peruana, que se forja precisamente con la fusión de dos
herencias, la nativa y la española. Otros literatos nacidos en suelo peruano
fueron Juan Espinoza Medrano, "El Lunarejo" (¿1630?-1688), autor
del Apologético en favor de D. Luis de Góngora; y Pedro Peralta y
Barnuevo (1664-1743), autor del poema épico Lima Fundada.38 En plena época
de la emancipación surge la figura del poeta Mariano Melgar, precursor del
Romanticismo y que muere fusilado por abrazar la causa patriota.
Mariano Melgar
LITERATURA REPUBLICANA.
A partir de la época republicana son varios los exponentes de la literatura
peruana como los dramaturgos costumbristas Felipe Pardo y Aliaga y Manuel
Ascencio Segura, pero el mayor literato del siglo XIX fue Ricardo Palma con
sus célebres Tradiciones Peruanas. En poesía, además de Palma,
destacan Carlos Augusto Salaverry y Luis Benjamín Cisneros, todos ellos
representantes del Romanticismo.39 También se debe mencionar a las
escritoras Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera,
representantes del Realismo.40
A fines del siglo XIX, con el auge del Modernismo a nivel continental, empiezan
a destacar en poesía José Santos Chocano, el «cantor de América», y Manuel
González Prada, este último también un notable ensayista y pensador.41
Una importante rama del modernismo peruano fue la llamada Generación del
900, conocida también como la generación “arielista”, cuyos miembros
manejaban una prosa elegante y se orientaban hacia temas de importancia
nacional. Fueron sus principales representantes: José de la Riva Agüero y
Osma, Francisco García Calderón Rey, Ventura García Calderón, Víctor
Andrés Belaunde y José Gálvez Barrenechea.
La poesía peruana del siglo XX empieza con José María Eguren (simbolista),
autor de La canción de las figuras. Poco después llega el vanguardismo cuyos
representantes son Carlos Oquendo de Amat, autor de 5 metros de
poemas; Martín Adán, autor de La casa de cartón; y César Vallejo, autor
de Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos. De todos ellos es Vallejo
quien alcanza una resonancia universal, con su poesía humanista, expresada
de una manera muy original, que muestra su profundo arraigo al ámbito familiar
y su solidaridad con los oprimidos y desamparados. Se le considera una de las
figuras capitales de la poesía hispanoamericana del siglo XX, al lado de Pablo
Neruda. Posteriormente destacaron César Moro, Emilio Adolfo
Westphalen, Javier Heraud, César Calvo, Alejandro Romualdo, Juan Gonzalo
Rose, Carlos Germán Belli, Blanca Varela y muchos más.
La narrativa moderna se inaugura con el postmodernismo representado
por Abraham Valdelomar, autor de El caballero Carmelo; y Ventura García
Calderón, autor de La venganza del cóndor.
Luego viene la corriente indigenista, cuyos máximos representantes son:
Machu Picchu
Sacsayhuamán
Líneas de Nazca
Kuelap
Huanchaco
Chan Chan
Iquitos
Arequipa
RELIGION
El Perú es un país religioso. El historiador Raúl Porras Barrenechea dijo que el
peruano era probablemente el hombre más religioso del mundo. Y es que en el
territorio del Perú, como en otras partes del mundo, la religión ha jugado un
papel vital en el desarrollo social y cultural de las sociedades desde sus
orígenes en los Andes (12.000 a. C.), pasando por los procesos de gestación
de su civilización (3.000 a. C.), la formación política y cultural de las sociedades
andinas prehispánicas, y finalmente, la transformación religiosa a raíz de la
caída del Imperio Inca y la toma del poder por los españoles, quienes
impusieron el catolicismo.
Las religiones originales andinas concedían un alto valor a la ayuda mutua, la
solidaridad, la asistencia a los más necesitados y el pleno respeto a la
naturaleza.
El cristianismo en su rama católica llegó al Perú acompañando a
los conquistadores españoles, a partir de 1532. Los religiosos españoles se
dedicaron desde el primer momento a la tarea de la conversión de los
indígenas. Aunque se enfocaron en extirpar las “idolatrías”, como denominaban
a las religiones andinas, este encuentro produjo un sincretismo religioso,
presente en todo el país en diversas maneras y magnitudes.
Durante la época colonial reinó un espíritu de exaltada religiosidad. En la plaza
principal de cada una de las ciudades que fundaron los españoles se construyó
un templo principal (catedral) y se destinó grandes extensiones de terreno para
la construcción de otros templos, conventos y monasterios. La fe y la devoción
más grandes reinaban en todas las clases sociales. Las fiestas religiosas eran
numerosas y se celebraban pomposamente con misas, sermones, procesiones,
desfiles alegóricos e incluso festejos populares, tales como corridas de toros,
fuegos artificiales. Dos santos nacieron en tierra peruana: Martín de
Porres y Rosa de Lima. Otras manifestaciones de esta religiosidad son las
famosas procesiones del Señor de los Milagros (Lima) y del Señor de los
Temblores (Cuzco). Durante la etapa republicana se mantuvo esa arraigada
religiosidad católica, sin afectarle la llegada de las ideas positivistas, laicistas y
anticlericales de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Actualmente, un poco más del 80% de la población peruana se reconoce
católica. El catolicismo ha ido mermando a favor de las iglesias protestantes o
evangélicas de distintas denominaciones, que se han abierto paso sobre todo
en los sectores populares. También ha habido un avance lento pero
consistente de la irreligión especialmente entre los jóvenes de las zonas
urbanas. Están también presentes, por la inmigración, religiones como el
judaísmo y el budismo, y más recientemente el hinduismo y el islamismo. De
todos modos, siguen predominando los credos cristianos.
Convento de Santo Domingo en el Cuzco, que se elevó sobre el antiguo templo inca del Coricancha,
simbolizando así el sincretismo religioso.
La cocina peruana es considerada una de las más variadas del mundo. Tiene
el récord Guiness a la mayor variedad y diversidad de platos típicos en el
mundo (491). Asimismo, el periódico francés Le Monde lo ha considerado como
una de las grandes cocinas del planeta, que compite al lado de la francesa y la
china.43
La gran variedad de la gastronomía peruana se debe principalmente a las
siguientes circunstancias:
Ceviche de pescado
Lomo saltado
Pisco sour
Cau cau
Anticucho
Cuy chactado
Carapulcra
Pollo a la brasa
Seco de cabrito
Arroz con pollo con papa a la huancaína
Mazamorra morada
Chicha morada
Bibliografía
Cabieses, Fernando (1980). Historia de la ciencia y tecnología en el Perú (1.ª
edición). Lima: Editorial Juan Mejía Baca.
Cortez, César; Exebio, Bertha; Gonzales, Nilda; Salas, Iris (1985). Origen y
evolución de la cultura peruana (1.ª edición). Lima: Ediciones Futuro.
Del Busto, José Antonio (2011). Perú incaico (2.ª edición). Lima: Empresa
Editora El Comercio S.A. ISBN 978-612-306-034-3.
Espinoza, Waldemar (1997). Los incas. Economía, sociedad y Estado en la era
del Tahuantinsuyo (3.ª edición). Lima: Amaru editores S.A.
Pons Muzzo, Gustavo (1966). Historia del Perú: La cultura peruana 5. Lima:
Editorial Universo S.A.
Shady, Ruth; Cáceda, Daniel; Crispín, Aldemar; Machacuay, Marco; Novoa,
Pedro; Quispe, Edna (2009). Caral. La civilización más antigua de las
Américas: 15 años develando su historia (1.ª edición). Lima: Zona
Arqueológica Caral-Supe / Ministerio de Cultura del Perú
CULTURAS PRE INCAS
Por otro lado estaban las casas de los gobernantes o nobleza política, religiosa
y militar a modo de palacios arquitectónicos. Este grupo de palacios se
situaban en las cercanías de los centros políticos, en una zona “noble” del
núcleo urbano. Alrededor del mismo se situaban un tercer grupo de
construcciones se relacionan con los hogares de la “burocracia” administrativas
o grupos sociales predominantes de segundo rango, caso de comerciantes o
grandes artesanos. Por último, las casas de los campesinos, ganaderos,
pequeños artesanos y pescadores, es decir, el último escalón social, se
situaban a las afueras de las ciudades, probablemente colindando con áreas de
depósitos materiales.
Quizás, el elemento cultural más destacado de esta cultura sean las cabezas
trofeos con la boca cosida y pintadas alrededor de los ojos como símbolo de
poder frente a los enemigos.
Desde su descubrimiento por parte de Julio C. Tello se han dividido dos fases,
la denominada como “Cavernas” que se relaciona con una forma de
enterramiento a través de cámaras funerarias excavadas en la tierra en forma
de pozos rituales y la “Necrópolis”, periodo en el cual se empieza a enterrar en
cámaras funerarias rectangulares.
4.- Bibliografía