SL3695 2021

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IVÁN MAURICIO LENIS GÓMEZ

Magistrado ponente

SL3695-2021
Radicación n.° 79334
Acta 29

Bogotá, D. C., cuatro (4) de agosto de dos mil veintiuno


(2021).

La Corte decide el recurso de casación que la sociedad


APUESTAS J.E.R. S.A. interpuso contra la sentencia que la
Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Tunja profirió el 17 de mayo de 2017, en el proceso que
MARÍA LUISA RIVERA TORRES promueve contra la
recurrente.

I. ANTECEDENTES

La accionante solicitó que se declarara la existencia de


un contrato de trabajo y, en consecuencia, se condene a la
accionada al reconocimiento y pago de la diferencia entre el
salario que recibió con respecto al mínimo legal, las horas
extras, las prestaciones sociales, los aportes a seguridad
social y las vacaciones, así como la sanción por no
consignación de las cesantías, la indexación, los intereses

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moratorios desde la ejecutoria de la sentencia, lo que se


pruebe ultra y extra petita y las costas procesales.

En respaldo de sus aspiraciones, narró que prestó sus


servicios a la compañía «Apuestas Unidas de Boyacá» hoy
«JER S.A.» en la venta de apuestas, lotería y chance, así como
de recargas de celular a través de mecanismos electrónicos o
talonarios, desde el 6 de marzo de 1995 hasta el 4 de abril de
2015, de lunes a domingo y en un horario de 9:00 a.m. a 1:00
p.m. y de 3:00 p.m. a 9:30 p.m.

Agregó que por dicha labor recibió un valor diario que


oscilaba entre $5.000 a $10.000 pesos como comisiones por
ventas, las cuales se pactaron en los siguientes términos:

Días Concepto % Comisión


Lunes a viernes Venta en máquina 20%
Lunes a viernes Venta en computador 15%
Lunes a viernes Venta chance en valera 20%
Lunes a viernes Recargas a celular 2%
Dominicales y Festivos Ventas Totales 25%

Señaló que la demandada le suministró dotación anual


consistente en un chaleco para identificarse y le impuso la
obligación de entregar en sus instalaciones diariamente el
producido de las ventas; además, que no le ha reconocido los
conceptos que pretende ni la afilió a la seguridad social, pese
a los reclamos que presentó ante la gerencia de la entidad (f.º
36 a 43).

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Al contestar la demanda, la convocada a juicio se opuso


a las pretensiones. En cuanto a los hechos en que se basa,
aceptó las labores que desempeñó la accionante y que no ha
reconocido ninguno de los conceptos que solicita. En relación
con los demás manifestó que no eran ciertos o que no le
constaban.

Aclaró que el vínculo existente entre las partes se


ejecutó en el marco de un «contrato de franquicia», que inició
el 4 de julio de 2014 y en el que la actora era autónoma y
disponía libremente de sus horarios.

En su defensa, propuso las excepciones de prescripción


de la acción, ausencia de subordinación o dependencia,
contrato de franquicia y buena fe de la demandada (f.º 118 a
123).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Mediante fallo de 17 de agosto de 2016, corregido a


través de autos de 25 de agosto y 15 de septiembre
siguientes, el Juez Tercero Laboral del Circuito de Tunja
resolvió (f.º 236 a 239 y 244 a 246, CD 3):

Primero. Declarar que entre María Luisa Rivera Torres, como


trabajadora y la sociedad JER S.A. como empleadora, existió
contrato verbal a término indefinido con vigencia entre el 1.º de
agosto de 2006 al 24 de febrero de 2016.

Segundo. Condenar a la sociedad JER S.A. como empleadora a


pagar a favor de la trabajadora María Luisa Rivera Torres la suma
de $24.105.408.00 por concepto de diferencia salarial, cesantías,
intereses sobre cesantías, prima de servicios, vacaciones, acorde
con lo señalado en la parte motiva de esta providencia.

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Tercero. Condenar a la sociedad JER S.A., como empleadora a


pagar las cotizaciones al sistema de seguridad social en pensiones
a favor de la señora María Luisa Rivera Torres, en cualquier fondo
administrador de pensiones legalmente establecido, durante la
vigencia de la relación laboral, esto es desde el 1.º de agosto de
2006 al 24 de febrero de 2016, teniendo como salario base de
liquidación, el mínimo legal mensual vigente para cada anualidad,
junto con el correspondiente cálculo actuarial, la indexación y
sanciones que liquide el fondo de pensiones.

Cuarto. Absolver de las demás pretensiones de esta demandas a


la sociedad JER S.A..

Quinto. Declarar probada parcialmente la excepción de


prescripción y no probadas las demás excepciones presentadas
por parte de la demandada.

Sexto. Condenar a la parte demandada en costas del proceso,


liquídese por secretaria y fíjese como agencias en derecho un
millón de pesos.

Séptimo. Contra la presente decisión procede el recuro de


apelación

Al respecto, advierte la Sala que la corrección que


realizó el a quo, consistió en precisar que la fecha inicial de
la relación laboral correspondía al 1.º de agosto de 2006.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación de ambas partes, mediante sentencia de


17 de mayo de 2017 la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Tunja confirmó la sentencia impugnada
y se abstuvo de imponer costas en la alzada (f.º 26, cuaderno 2,
CD 4).

Para los fines que interesan al recurso de casación, el


ad quem señaló que no era objeto de debate la existencia del
vínculo entre las partes y las labores que la actora ejecutó a
favor de la demandada.

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Así, estimó que el problema jurídico a resolver consistía


en determinar, respecto a la apelación de la demandada
sobre la naturaleza del vínculo, si este fue subordinado o
comercial, y en cuanto a la de la accionante, sobre su
duración y el valor de algunas condenas impuestas.

En esta dirección, indicó que para determinar la


naturaleza de dicha relación era necesario abordar los
elementos del contrato de trabajo y la presunción legal en
torno al mismo, conforme a los artículos 22, 23 y 24 del
Código Sustantivo del Trabajo. Agregó que dichas
disposiciones contemplan que le corresponde a la accionante
probar la prestación personal del servicio para que se
presuma la naturaleza laboral del vínculo, lo cual solo se
desvirtúa demostrando que las labores que realizó se
ejecutaron de manera independiente y autónoma.

Explicó que la teoría del contrato realidad se sustenta


en el principio de la primacía de la realidad y que tal como lo
indican la doctrina y la jurisprudencia en aquellos casos en
los que «exista discordia entre lo que ocurre en la práctica y lo
que surge de los documentos o acuerdos debe preferirse lo que
sucede en el terreno de los hechos», en tanto son «estos los que
determinan la naturaleza jurídica de la situación producida».

En el anterior contexto, analizó la prueba documental


consistente en los contratos que suscribieron las partes; las
actas de entrenamiento, capacitación y conocimiento; el acta
de inició de labores; las comunicaciones que envió la

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demandante a través de las cuales indicó los días en que no


pudo prestar el servicio; el reporte de utilidades obtenidas; el
histórico de cartera; la carta de terminación del contrato y la
denuncia penal que se interpuso contra de la actora; así
como los interrogatorios que absolvieron las partes y los
testimonios recibidos en el proceso.

Luego de revisar «la totalidad del material probatorio»,


concluyó que la actora acreditó la prestación personal del
servicio, las actividades que desarrolló en la venta de chance
y otros productos en un local de «propiedad de la
demandada» y el producido diario de ventas que entregó.

Así, consideró que operó a favor de aquella la


presunción prevista en el artículo 24 del Código Sustantivo
del Trabajo, sin que el contrato suscrito por las partes o la
carta de terminación lo desvirtuaran. Y destacó que dadas
las condiciones particulares de la accionante, quien la mayor
parte de su vida se ha dedicado a la venta ambulante de tales
productos, no se podía aseverar en este caso que tuviera
conocimiento sobre dichos acuerdos comerciales.

Por otra parte, hizo énfasis en el hecho que la


demandada era la dueña de todo el material publicitario y
tecnológico del punto de venta en donde trabajó la actora,
que asumía también el pago del canon de arrendamiento de
dicho establecimiento y que sus funcionarios realizaban
visitas periódicas al mismo para verificar la apertura de
mismo y recibir el producido, de modo que reiteró que ello

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desvirtuó totalmente la existencia de la aludida contratación


comercial.

Por último, en cuanto a la apelación de la accionante,


señaló que no existía prueba que el vínculo laboral haya
iniciado en una fecha anterior a la que determinó el a quo, ni
que hubiera trabajado los domingos o festivos. Igualmente,
revisó la liquidación de las condenas que se impusieron en
primera instancia y concluyó que algunos rubros no habían
sido objeto del recurso de alzada y otros eran superiores a los
que estableció dicho juez, por lo que mantuvo dichas
condenas para «no hacer más gravosa la situación de los
apelantes».

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso extraordinario de casación lo interpuso


Apuestas J.E.R. S.A., lo concedió el Tribunal y lo admitió la
Corte Suprema de Justicia.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretende que la Corte «case totalmente» la


sentencia impugnada para que, en sede de instancia,
revoque la decisión del a quo, la absuelva de las pretensiones
del proceso y provea lo que corresponda en costas.

Con tal propósito, por la causal primera de casación,


formula dos cargos, que no fueron objeto de réplica. La Corte

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los estudiará conjuntamente porque acusan las mismas


disposiciones y contienen argumentación complementaria.

VI. CARGO PRIMERO

Por la vía indirecta, acusa la «aplicación indebida de los


artículos 22, 23, 24 y 97A del Código Sustantivo del Trabajo,
el último adicionado por el artículo 13 de la Ley 50 de 1990».

Afirma que el Tribunal incurrió en los siguientes errores


de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que entre la señora MARIA


LUISA RIVERA TORRES y JER S.A., existió un vínculo laboral entre
el 1 de agosto de 2006 y el 24 de febrero de 2016.

2. No dar por demostrado, estándolo que, entre la sociedad


demandada y la demandante, no existió vínculo laboral alguno
sino que su relación se rigió única y exclusivamente por contratos
mercantiles y comerciales a saber:

a. Contrato de colocador independiente de apuestas


permanentes.
b. Contrato de franquicia.

3. No dar por demostrado, estándolo que la demandada no ejerció


respecto de la señora RIVERA TORRES ningún acto de
subordinación, sino que por el contrario ella actuó de manera
autónoma e independiente.

Señala, que los anteriores errores de hecho se derivan


de la errónea apreciación de las siguientes pruebas:

1. Documentos denominados de cierre de venta y comprobantes


de ingreso de septiembre y octubre de 2011 (folios 9-18 del
cuaderno 1).
2. Contrato de colocador independiente de apuestas permanente
suscrito entre la demandante y la representante legal de la
sociedad JER S.A. (folios 72-74 del cuaderno 1).

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3. Propuesta de vinculación comercial como colocadora


independiente de apuestas permanentes (folio 76 del cuaderno 1).
4. Propuesta de vinculación como franquiciado (folio 78 del
cuaderno 1).
5. Contrato de franquicia (folios 82-85 del cuaderno 1).
6. Acta de liquidación de contrato de franquicia (folios 88 del
cuaderno 1).
7. Contrato de franquicia y contrato de comodato (folios 90-97 del
cuaderno 1).
8. Acta de entrenamiento y capacitación y conocimientos del
contrato de franquicia (folios 100-102 del cuaderno 1).
9. Acta de inicio de contrato de franquicia del 4 de julio de 2014
(folio 103 del cuaderno 1).
10.Comunicaciones enviadas por la demandada a la demandante
(folios 106-109 del cuaderno 1).
11. Reporte de utilidades obtenidas por la demandante (folios 111
del cuaderno 1).
12. Terminación de contrato de franquicia (folios 129 del cuaderno
1).
13. Denuncia penal (folios 113-115 del cuaderno 1).
14. Historial de cartera (folios 146-232).
15. Interrogatorios de parte (MARIA LUISA RIVERA TORRES y
REPRESENTANTE LEGAL DE JER).
16. Testimonio de JOSE EDGAR ARMANDO MEDIENTA.
17. Testimonio de LUZ MARY PEDRAZA.
18. Testimonio GLORIA DEL PILAR PRIETO GARCÍA.
19. Testimonio JOSEPH MAURICCIO PADILLA CALLE.
20. Testimonio HÉCTOR SILVESTRE RAMOS RAMOS.

Asimismo, debido a que el Tribunal no valoró (i) el


registro único tributario de la actora (f.º 75, cuaderno 1), y (ii)
el manual de operación de la franquicia (f.º 104, cuaderno 1).

En el desarrollo del cargo, la censura señala que el ad


quem se equivocó al concluir que el vínculo que existió con la
actora entre el 1.º de agosto de 2006 y el 24 de febrero de
2016 fue de naturaleza laboral y no comercial, lo cual fue
consecuencia de una «valoración superficial e incompleta del
material fáctico».

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Agrega que un análisis adecuado de la totalidad de las


pruebas permite inferir que no existió un vínculo laboral
entre las partes, ante la ausencia de subordinación y que la
accionada desvirtuó la presunción contemplada en el artículo
24 del Código Sustantivo del Trabajo, pues afirma que la
accionante ejecutó sus labores con plena independencia y
autonomía.

Indica que el juez colegiado valoró inadecuadamente el


cierre de ventas de la accionante (f.º 9 a 18, cuaderno 1) porque
dichos documentos solo dan cuenta de una serie de
operaciones que la actora desarrolló de forma autónoma en
algunos días de 2011, sin que los mismos acrediten que
existió subordinación.

Expone que la propuesta de vinculación comercial (76,


cuaderno 1) permite concluir que no existió una prestación

personal del servicio, subordinación o una retribución


directa del servicio, dado que la actora presentó tal oferta a
la recurrente para ser colocadora independiente de apuestas
permanentes y para ello estimó su meta de ventas, indicó que
no cumpliría horarios y que desarrollaría su actividad de
lunes a domingo, lo que se acredita su autonomía e
independencia.

Señala que la citada propuesta derivó en la suscripción


del contrato de colocador independiente de apuestas
permanentes (72 a 74, cuaderno 1) en el que se reprodujeron las
condiciones del acuerdo mercantil que la demandante le
propuso.

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Por otra parte, la recurrente reitera que la actora


propuso el modelo comercial, se comprometió a cumplir una
meta de ventas, afirmó conocer y comprender el manual de
franquicia y la carta de navegación del contrato comercial,
con lo que se demuestra la existencia de un marco
corporativo para el ejercicio de funciones comerciales no
subordinadas, tal y como de ello da cuenta la propuesta de
vinculación como franquiciado (78, cuaderno 1), los contratos
de franquicia y comodato (82 a 85, 90 a 97 cuaderno 1), las actas
de liquidación del contrato de franquicia (88 y 129, cuaderno 1),
las actas de entrenamiento, capacitación y conocimiento (100
a 102, cuaderno 1), y el acta de inicio de 4 de julio de 2014 (103,
cuaderno 1).

Asevera que dichos convenios tuvieron actas de inicio y


fin, contemplaron que la actora ejecutaría sus actividades
por sus «propios medios y en el tiempo que ella considerara
conveniente», lo cual no se desvirtúa por la entrega que la
accionada le hizo de implementos o equipos tecnológicos en
comodato para el adecuado desarrollo del contrato.

Explica que la entrega de dichos elementos solo


corresponde a «medidas y mecanismos para que se ejecute
adecuadamente el convenio comercial, y responden a los
cánones legales y de la costumbre que ciñen las apuestas y
los juegos de azar. Es impensable que en este tipo de negocios
comerciales no se tengan las herramientas necesarias para el
adecuado funcionamiento del negocio, puesto que los controles
legales y policiales son extremos y desde luego deben

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corresponder y ajustarse a los estándares establecidos, por lo


delicado y especial del servicio».

Manifiesta que las actas de entrenamiento y


capacitación también permiten concluir que el
acompañamiento que recibió la actora precisamente se
dirigió a que el contrato se ejecutara adecuadamente y
beneficiara económicamente a ambas partes, pero que era
ella quien determinaba si acogía las recomendaciones y los
estándares a través de los cuales desarrollaba su actividad.

En cuanto a las comunicaciones que envió la


demandante (106 a 109, cuaderno 1), menciona que dan cuenta
que las labores del punto de venta las podía realizar ella o
cualquier persona, lo que desvirtúa el carácter intuito
persona del vínculo que unió a las partes. Expone que la
actora indicó el 4 de julio de 2014, el 28 de marzo, el 26 de
junio y el 28 de octubre de 2015 que por razones personales
alguien distinto debía atender la franquicia o que solicitaba
a la empresa disponer de tal punto transitoriamente. En su
apoyo, cita la sentencia CSJ SL9801-2015.

Respecto del reporte de utilidades (111, cuaderno 1) y el


historial de cartera (146 a 232, cuaderno 1), aduce que los
mismos no prueban la existencia de subordinación, en tanto
solo expresan los valores que la empresa debía y canceló a la
accionante, así como la existencia de un reporte económico
que no es equiparable a un pago de salarios o la retribución
de algún servicio; igualmente, indica que ello tampoco se
extrae de la denuncia penal (113 a 115, cuaderno 1), dado que

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tal documento no especifica el producto que vendía la actora,


a favor de quién lo hacía ni bajo qué vínculo contractual.

Sobre los interrogatorios de parte, arguye que la actora


aceptó que no le pagaron salario, que del «22 de diciembre al
7 de enero» no abrió el punto de venta debido a un viaje
familiar, que en el 2012 «estuvo un mes sin trabajar mientras
conseguía una plata que debía, que no trabajaba los domingos
y festivos»; y que dichas afirmaciones acreditan que no existió
un contrato de trabajo, sino que la demandante ejecutó
labores autónomas, dado que es impensable que ante dichos
actos «el hipotético empleador no hubiera iniciado procesos
disciplinarios».

Agrega que el representante legal de la sociedad señaló


que el vínculo que unió a las partes fue mercantil y no
laboral, que no cumplió horarios y que las actividades de
aquella fueron autónomas.

En cuanto a los testimonios, aduce que fueron


erróneamente valorados porque José Edgar Armando
Mendieta solo expresó generalidades, no tenía conocimiento
de la relación existente entre las partes y pese a que afirmó
que la actora cumplió horario en un punto de venta de la
accionada, ello no es suficiente para extraer la existencia de
un vínculo laboral. Igualmente, expone que las declaraciones
de Luz Mary Pedraza, Gloria del Pilar Prieto, Joseph Mauricio
Padilla Calle y Héctor Silvestre Ramos permiten concluir que
las labores fueron autónomas, que la actora no prestó de
manera personal el servicio, que no cumplía horarios y que

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existieron varios periodos en los que no se dio apertura al


punto de venta.

Por último, asevera que el Tribunal no valoró el registro


único tributario de la actora (75, cuaderno 1) y el manual de
operación de la franquicia, medios de convicción que
demuestran que ella tenía conocimiento de su vínculo
mercantil y que contaba con plena libertad, autonomía e
independencia para desarrollar sus funciones, «solo que por
la complejidad y responsabilidad del negocio estas debían
estar acordes con los estándares legales que sobre el
particular tienen las apuestas y juegos de azar».

VII. CARGO SEGUNDO

Por la vía directa, acusa la «infracción directa del artículo


13 de la Ley 50 de 1990 que conllevó a la aplicación indebida
de los artículos 22, 23 y 24 del Código Sustantivo del Trabajo».

En el desarrollo del cargo, la censura señala que pese a


compartir las conclusiones fácticas del Colegiado de
instancia, cuestiona que este no aplicó el artículo 13 de la
Ley 50 de 1990, que regula las actividades mercantiles que
la actora ejecutó como trabajadora independiente y de forma
autónoma.

Agrega que en este tipo de vínculos para probar la


existencia de un contrato de trabajo es necesario que se
acrediten los elementos esenciales del mismo, y que el juez
plural desconoció la facultad que tal precepto concede para

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suscribir el contrato de colocador de apuestas bajo normas


mercantiles, para en su lugar aplicar la presunción prevista
en el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo.

Agrega que pese a «configurarse la prestación personal


del servicio, per se no se entiende de manera automática la
materialización de un contrato de trabajo». En su apoyo, cita
la sentencia CSJ SL, 31 ago. 2011, rad. 39988.

VIII. CONSIDERACIONES

No se discute en sede casacional: (i) la existencia del


vínculo que unió a las partes y que se extendió del 1.º de
agosto de 2006 al 24 de febrero de 2016, y (ii) por el cual la
actora ejerció la actividad de colocación de apuestas, la venta
de lotería y recargas de celulares.

Así, la Corte debe determinar si el Tribunal incurrió en


un yerro al considerar que en este caso operó la presunción
prevista en el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo y
por esta vía establecer que las labores que ejecutó la actora
se desarrollaron mediante una relación de trabajo
subordinada y no comercial, sin tener en cuenta el artículo
13 de la Ley 50 de 1990, como lo expone la censura.

Para una mejor comprensión del asunto, la Corte


desarrollará los siguientes puntos: (1) la regulación de la
venta de chance, y (2) el análisis del caso concreto.

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1. La regulación de la venta de chance

Pues bien, sea lo primero destacar que la colocación de


apuestas se creó mediante la Ley 1.ª de 1982 como una clase
de juego de azar, que comúnmente se conoce como venta de
chance y se define como la actividad que sin ser rifa o lotería,
permite a un apostador escoger un numero -no mayor a cuatro
cifras- a través de un formulario preestablecido y obtener un

beneficio en dinero conforme al plan de premios que


establezca la ley, en caso que la apuesta coincida con los
resultados ordinarios del premio mayor de la lotería– artículos
21 de la Ley 643 de 2001 y 3.º del Decreto 1350 de 2003.

Dicha actividad a su vez corresponde a un monopolio


rentístico en el que la titularidad para su operación la
ostentan por regla general los departamentos, el distrito
capital y los municipios, entidades que pueden autorizar en
su jurisdicción territorial a terceros denominados operadores
y concesionarios de apuestas para que ejecuten la venta de
chance mediante contratos de concesión –artículos 2.º, 6.º, 7.º,
8.º, 9.º, 22 y 23 de la Ley 643 de 2001 y 2.º, 12, 13 del Decreto 1350
de 2003.

Estos operadores se encargan de la explotación y


comercialización de las apuestas permanentes a través de
distintos canales como las agencias, los puntos fijos y los
colocadores o vendedores de apuestas, conforme lo dispone
el artículo 13 ibidem.

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Por su parte, en relación con los colocadores de


apuestas o simplemente vendedores de chance, el artículo
97A del Código Sustantivo del trabajo, modificado por el
artículo 13 de la Ley 50 de 1990 dispone:

ARTICULO 97-A. Colocadores de apuestas permanentes. Los


colocadores de apuestas permanentes, al igual que los agentes
colocadores de pólizas de seguros y títulos de capitalización,
podrán tener el carácter de dependientes o independientes. Son
colocadores de apuestas dependientes los que han celebrado
contratos de trabajo para desarrollar esa labor, con una empresa
concesionaria. Son colocadores de apuestas independientes las
personas que por sus propios medios se dediquen a la promoción
o colocación de apuestas permanentes, sin dependencia de una
empresa concesionaria, en virtud de un contrato mercantil. En este
evento no se podrán pactar cláusulas de exclusividad.

PARAGRAFO. Los colocadores de apuestas permanentes que con


anterioridad a la vigencia de la presente ley estuvieren vinculados
mediante contrato de trabajo, mantendrán tal vinculación de
idéntica naturaleza.

Ahora, el régimen regulatorio de la venta de chance a


través de personas naturales establece como requisitos para
su operación que respecto a todo vendedor de chance, el
operador de apuestas debe: (i) identificarlo adecuadamente
mediante un carné; (ii) llevar un discriminado de sus ventas
diarias; (iii) registrarlo ante la entidad concedente, y (iv)
garantizar que los formularios o formatos oficiales dispuestos
para la apuesta solo se entreguen a las personas
debidamente registradas, sin que los riesgos de la operación
«puedan ser trasladados al comercializador, agencia o punto
de venta» -artículo 13 del Decreto 1350 de 2003.

Asimismo, en relación con la identificación y registro de


cada colocador de apuestas permanentes, el artículo 21

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ibidem dispone que el vendedor de chance debe inscribirse en


el registro público nacional de vendedores de juegos de suerte
y azar y que en todas las vinculaciones de un vendedor con
un empresario es obligatorio determinar y registrar cada una
de las personas que intervendrán en la ejecución del contrato
que entre ellos se suscriba -artículo 55 Ley 643 de 2001.

En ese esquema, la persona natural que funge como


colocador de apuestas es aquella que se dedica a la venta de
chance, que una vez se inscribe en el registro público, obtiene
una vinculación con un operador o concesionario habilitado
para ejercer la explotación de tal actividad.

Y ostentan la calidad de colocadores independientes


aquellos que: (i) ejecutan la venta de chance por sus propios
medios a través de un contrato mercantil en el que no existe
exclusividad; (ii) son autorizados por el operador para la
colocación de apuestas por sí mismos o por interpuesta
persona, previamente establecida en el convenio entre el
operador y el colocador, y (iii) están registrados por el
operador ante el concedente.

En síntesis, el operador de apuestas es aquel que está


autorizado mediante un contrato de concesión para explotar
la venta de chance y le asiste la obligación de registrar los
agentes colocadores ante el concedente, carnetizarlos,
controlar la actividad y definir en los contratos que suscribe
con los citados vendedores si la colocación se realizará de
manera personal o por interpuesta persona y, en caso de

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optar por esta última opción, también deberá hacer el


registro de tales colocadores ante el ente territorial.

2. Análisis del caso concreto

Con base en las anteriores consideraciones jurídicas,


procede la Sala a la revisión objetiva de los medios de
convicción denunciados.

Al respecto, previamente es oportuno indicar que en el


marco de la relación que unió a las partes existieron dos
propuestas comerciales para actividades distintas, una
dirigida a la venta de chance y otra a la venta de lotería en
red y de recargas de celulares, que a su vez se formalizaron
en convenios diferentes -un contrato de colocadora independiente
de apuestas permanente, dos contratos de franquicia y dos acuerdos
de comodato, con sus respectivos anexos (f.º 72 a 74, 76, 78, 80 a 86,
90 a 97, 88 y 129 cuaderno 1), tal como se describe a

continuación:

2.1. De la vinculación comercial como colocadora


independiente de apuestas permanentes

Consta en el proceso, propuesta de vinculación


comercial como colocador independiente de apuestas
permanentes de 1.º de febrero de 2006 (f. º 76), a través de la
cual la actora indica que acepta realizar la actividad de forma
ambulante o en un punto fijo en la ciudad de Tunja, de lunes
a domingo, sin cumplir horarios, la contraprestación
establecida por la empresa para la actividad y se compromete
a realizar un promedio de ventas de $2.000.000 mensuales.

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Igualmente, contrato de «colocador independiente de


apuestas permanentes» de 1.º de febrero de 2006 (f. º 72 a 74),
en el que se plasmaron los elementos de la citada propuesta,
en el que se estableció que la actora podría realizar no solo
la venta de chance sino también de los «demás juegos de
suerte y azar y productos» que se pudieran comercializar en
línea por parte del contratante – cláusula 1.ª-; que era deber
del vendedor no permitir que personas no autorizadas
manejaran o realizaran la colocación, «someterse a los
reglamentos e instrucciones que respecto del juego de
apuestas» indique la ley o aquellas que impartan tanto el
concedente como el concesionario -cláusulas 3.ª y 5.ª-.

En este también se estableció que el operador


suministraría los equipos tecnológicos, «el material POP», el
local o punto fijo para la venta de apuestas y tendría la
facultad de «ejercer todos los controles administrativos,
operacionales y técnicos, y realizar las visitas
correspondientes para vigilar el perfecto cumplimiento de este
contrato» – cláusula 2.ª.

A este contrato se acompañó el RUT de la demandante,


el que consta que aquella registró como su actividad
económica principal la 9242, que corresponde a juegos de
azar.

A su vez obran en el expediente otros documentos que


se acusan como mal valorados: (i) historial de cartera (f. º143
a 232), en el que se indicaron los valores que se debían a la

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Radicación n.° 79334

demandante por concepto de la venta de chance, entre otros,


desde el 1.º de agosto de 2006 al 23 de febrero de 2016; (ii)
denuncia penal de 5 de noviembre de 2011 (f.º 114 y 115), de
la cual se extrae que una líder de apuestas de la recurrente
presentó una acción penal contra la accionante por la
presunta apropiación de unos dineros y la no entrega del
punto de venta El Bosque, en la cual afirma que la actora fue
contratada para la labor de «colocadora independiente de
apuestas», y (iii) algunos documentos denominados
comprobante de ingreso y cierre de ventas (f.º 9 a 18), que dan
cuenta de los reportes que realizó la demandante sobre sus
ingresos al punto de venta y los valores que vendió en
diferentes días de los meses de septiembre y octubre de 2011.

Pues bien, la Corte advierte en lo referente a la


vinculación como colocadora de apuestas que de los
elementos de juicio referidos no se infiere que las labores del
punto de venta podían ser realizadas por cualquier persona,
de modo que permanece en ellos la condición intuito
personae, característica propia de la relación laboral.

En efecto, contrario a lo que afirmó la recurrente, el


convenio en referencia estableció que tal actividad obedecía
a una labor individual, que debía realizar la actora de forma
directa sin posibilidad de delegarla a ningún tercero. Nótese,
además, que en dicho acuerdo no se estableció autorización
para que la misma se ejecutara por interpuesta persona,
debidamente individualizada e inscrita ante la cámara de
comercio y registradas por el concesionario de apuestas ante

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Radicación n.° 79334

el ente territorial, tal como lo exige el artículo 13 del Decreto


1350 de 2003.

Asimismo, en el contrato que se acusa se expresó que


la recurrente suministró a la actora el punto fijo, los equipos
y herramientas necesarios para la labor, «el material POP» y
que se reservó la facultad de «ejercer todos controles
administrativos operacionales y técnicos», así como de
«realizar visitas para vigilar» y supervisar las actividades que
aquella desarrolló.

A su vez, se estableció a cargo de la vendedora de


chance la obligación de ejercer sus actividades bajo los
«reglamentos y procedimientos» que estableciera el
concesionario o la ley, «mantener un promedio de ventas» de
mínimo dos millones «semanales», informar los días en que
realizaría la venta de chance, y «permitir la inspección de
registros y documentos» cuando lo dispusiera la entidad
recurrente.

Por último, en relación con el horario, si bien se


consignó en el citado acuerdo que la actividad se desarrollará
en los tiempos que la colocadora estimara convenientes,
también se dispuso que dicha jornada debía atemperarse a
aquellas en las que «se juegan las apuestas».

Al respecto, es oportuno resaltar que si bien la


vinculación autónoma de una persona no prohíbe fijar
horarios, solicitar informes o establecer medidas de
supervisión y vigilancia, y que incluso es válido impartir

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Radicación n.° 79334

instrucciones en relación a la ejecución del servicio, pues


«naturalmente al beneficiario de éstos le asiste el derecho de
exigir el cumplimiento cabal de la obligación a cargo del
prestador» (CSJ SL, 24 en. 2012, rad. 40121), lo cierto es que
dichas actividades no pueden desbordar su finalidad al
punto de convertir la coordinación en la subordinación propia
del contrato de trabajo.

Lo anterior, porque en aquellos casos en los que esas


instrucciones, fijación de horarios y supervisión o control de
la labor se imparten en el marco de la inserción o
disponibilidad del trabajador en la organización de la
empresa, a tal punto que se limite su autonomía y
autodeterminación de su tiempo de trabajo debido a los
controles y seguimientos del empleador, deberá entenderse
que se trata de una verdadera relación de trabajo
subordinada.

Téngase presente, además, que la Corte ha reconocido


que en los casos en que la subordinación no encaja en la
forma en que tradicionalmente se ha entendido, es
importante tener en cuenta la Recomendación 198 de la
Organización Internacional del Trabajo, que compila un haz
de indicios que permite examinar de modo panorámico la
relación fáctica laboral y determinar con meridiana certeza si
entre las partes existió una relación laboral encubierta. (CSJ
SL4479-2020 y CSJ SL1439-2021). Precisamente en la última

providencia, la Sala recopiló varios indicios que la


jurisprudencia ha identificado, que si bien no son reglas
exhaustivas, dado el carácter dinámico y circunstancial de

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Radicación n.° 79334

las relaciones de trabajo, se relacionan con los mencionados


en el referido instrumento internacional, así:

(...) la prestación del servicio según el control y supervisión de otra


persona (CSJ SL4479-2020); la exclusividad (CSJ SL460-2021); la
disponibilidad del trabajador (CSJ SL2585-2019); la concesión de
vacaciones (CSJ SL6621-2017); la aplicación de sanciones
disciplinarias (CSJ SL2555-2015); cierta continuidad del trabajo
(CSJ SL981-2019); el cumplimiento de una jornada u horario de
trabajo (CSJ SL981-2019); realización del trabajo en los locales o
lugares definidos por el del beneficiario del servicio (CSJ SL4344-
2020); el suministro de herramientas y materiales (CSJ SL981-
2019); el hecho de que exista un solo beneficiario de los servicios
(CSJ SL4479-2020); el desempeño de un cargo en la estructura
empresarial (SL, 24 ag. 2010, rad. 34393); la terminación libre del
contrato (CSJ SL6621-2017) y la integración del trabajador en la
organización de la empresa (CSJ SL4479-2020 y CSJ SL5042-
2020).

Por su parte, el RUT de la accionante solo permite


establecer que aquella cumplió con su obligación de registrar
la actividad económica de juegos de azar ante la entidad
competente, lo que según el régimen que regula la colocación
de apuestas aplica a todos los vendedores de chance, sin
importar la naturaleza del vínculo mediante el que ejecuten
su actividad -artículo 55 de la Ley 643 de 2001 y 21 del Decreto 1350
de 2003.

Y respecto a la denuncia, esta evidencia que existió una


acción penal en contra de la actora a título personal
precisamente por la labor que ejecutaba como colocadora; y
en el historial de cartera y en los comprobantes de ingreso y
cierre de ventas tampoco obra elemento alguno que permita
inferir que la colocación de apuesta hubiese sido realizada
por una persona distinta a aquella, en cuanto solo expresan

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Radicación n.° 79334

los valores que vendió en días determinados o, aquellos que


se le podían llegar a adeudar por esta labor.

Así, en relación con la actividad de colocación de


apuestas que ejecutó la accionante, se acreditó en el proceso
que tal labor fue subordinada, en tanto la misma se
desarrolló de manera continua, en un punto fijo que asignó
la recurrente, con las herramientas y materiales que esta
suministró y respecto a la cual era a su vez la única
beneficiaria del servicio; y la trabajadora se integró en la
organización de la empresa, dadas las especiales condiciones
que regulan la venta de chance.

De modo que, a juicio de la Sala, los elementos de


convicción abordados no desvirtúan la subordinación y, por
el contrario, corroboran su existencia.

En esa perspectiva, el Tribunal no se equivocó al


concluir que la actora prestó servicios de manera personal a
favor de la empresa accionada en la actividad de colocación
de apuestas.

2.2. De la vinculación para la venta de otros


productos a través de la modalidad de
franquicia

Tal como ocurrió para la venta de chance, obra en el


proceso propuesta de vinculación como franquiciado (f.º 78)
que se denuncia como mal valorada, en la cual la accionante
presentó una solicitud para que se le autorice la venta de «los

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Radicación n.° 79334

productos que se [le] otorguen con la franquicia», define unos


estándares de productividad, indica que no cumplirá horario,
que acepta las condiciones de la convocatoria, la
contraprestación fijada para la actividad y se compromete a
realizarla «acorde a los manuales de operación de la
franquicia»; propuesta que a su vez la empresa aceptó.

Asimismo, existe contrato de franquicia n.º 1099 de 18


de enero de 2013 (f. 82 a 85), que se denuncia como
erróneamente apreciado, a través del cual se formalizó la
venta de productos complementarios y distintos a la labor de
la venta de chance, entre ellos la comercialización de loterías
y las recargas a celular.

En dichos convenios se establecieron como condiciones


que la actora ejecutaría las actividades en ellos referidos en
el establecimiento «que suministre el franquiciante (…)
debidamente adecuado para el desarrollo del objeto de la
franquicia», conforme a lo establecido en el «manual de
operaciones y procedimientos establecidos para el efecto», y la
libertad de la recurrente para suspender parcial o
definitivamente el contrato de forma unilateral -cláusulas 1.ª y
2.ª.

Igualmente, la accionada conservó facultades para


«determinar las políticas y estrategias de mercadeo», «ejercer
los controles administrativos operacionales y técnicos y
realizar las visitas correspondientes para vigilar el perfecto
cumplimiento del contrato», y se comprometió a suministrar el
«material POP», la papelería y los equipos tecnológicos para

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Radicación n.° 79334

realizar la venta de los productos -cláusula 3.ª-, lo cual operaba


a través de un software de propiedad de la empresa -cláusula
9.ª, y que se entregaba en comodato a la actora -cláusula 16.

También se estableció que la venta de los productos


debía corresponder a los «producidos o designados» por el
franquiciante y solamente podía hacerse en «forma directa»,
para lo cual la actora debía indicar los días y horarios en que
se realizaría la actividad bajo «los parámetros y guías
contenidas en el manual de operaciones y procedimientos
establecidos para el efecto», así como realizar la entrega diaria
de la venta de los productos comercializados «en los equipos
tecnológicos asignados y entregados» por aquella, so pena del
bloqueo automático del sistema transaccional y terminación
del contrato.

A su vez, se acordó la obligación de mantener un


promedio mínimo de ventas de 5 millones de pesos
mensuales –cláusula 4.ª- y se consagró una prohibición
expresa de transferir, ceder o permitir la utilización de
terceras personas; o de «no observar los manuales operativos,
reglamentos y procedimientos» establecidos para el desarrollo
del contrato –cláusula 5.ª.

Dicho convenio tiene el Anexo 1 de Contrato de


franquicia n.º 1099 de 18 de enero de 2013 (f. 86), que hace
parte integral del mismo, en el que se ratificaron los alcances
y la solicitud que realizó Rivera Torres con el fin de
comercializar todos los productos de la sociedad accionada,

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Radicación n.° 79334

en los términos que esta disponga y el local que suministre


para el efecto.

También obra acta de liquidación del contrato de


franquicia n.º 1099 de 4.º de julio de 2014 (f.º 88), que se
acusa como mal valorada, en el que las partes se declaran a
paz y salvo por el cumplimiento de las obligaciones derivadas
del citado acuerdo.

Y respecto del contrato de franquicia individual n.º 105


de 4.º de julio de 2014 (f.º 90 a 95), en este se reiteran las
condiciones del contrato anterior -cláusulas 1.ª, 3.ª, 5.ª-; en él
también se indica que el punto donde se desarrollan las
actividades del convenio debe ser el lugar aprobado por el
franquiciante -parágrafo 3.º, clausula 1.ª-, y que las mismas
podían ser realizadas por la actora, un familiar suyo o una
persona de su confianza, previa autorización de la empresa -
parágrafo 6.º, clausula 1.ª-; salvo la restricción dirigida a evitar

que personas no autorizadas realicen la colocación de


apuestas permanentes – literal 17 del parágrafo del numeral 3.º de
la cláusula 5.ª; convenio para cuyo inicio se suscribió la acta

de 4.º de julio de 2014 (f.º 103).

Respecto a esta vinculación, existe carta denominada


«suspensión definitiva de los servicios de franquicia» de 24 de
febrero de 2016 (f.º 129), que se acusa como mal valorada, en
la cual la empresa notificó a la actora la terminación
unilateral del contrato de franquicia individual n.º 105 de 4.º
de julio de 2014; el acta de finalización del contrato (f.º 130) y
la de devolución del local y los elementos que prestó a la

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Radicación n.° 79334

actora (f.º 131), con las que las partes se declaran a paz y salvo
por las obligaciones del acuerdo

A su vez, la Sala destaca que los contratos de franquicia


se acompañaron por unos acuerdos de comodato que
conforme a los convenios celebrados hacían parte integral de
aquellos y por tanto también encajan en los medios de
prueba que se acusan como mal valorados (f.º 87, 96 y 97);
dichos acuerdos estaban dirigidos a determinar el alcance del
préstamo de los bienes que la empresa puso a disposición de
la accionante, especialmente las máquinas electrónicas, así
como la prohibición de mover dichos equipos de su
ubicación.

Y también se suscribió entre las partes manual de


operación (f.º 104), que se acusa como mal valorado, y actas
de entrenamiento, capacitación y conocimiento del contrato
de franquicia (f.º 100 a 102), que indica la censura que no
fueron apreciados y en los que se evidencia que el operador
de apuestas puso de presente los criterios que debían tenerse
en cuenta para la realización de labores adicionales no
asociadas a la venta de chance, es decir, la venta de lotería
en línea y las recargas a celulares.

Por otra parte, de los contratos en referencia en este


aspecto, se produjeron los siguientes documentos que se
acusan como mal valorados: (i) reporte de utilidades (f.º 111),
el cual indica los dineros que la actora recibió como
contraprestación por la explotación del contrato de
franquicia desde enero de 2013 a enero de 2016; (ii) historial

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Radicación n.° 79334

de cartera, sobre los valores adeudados a la actora por dicho


concepto, y (iii) sendas comunicaciones que envió aquella a
la empresa (f.º 106 a 109), a través de las cuales manifestó la
imposibilidad de ejecutar el contrato de franquicia y solicitó
la autorización para que otra persona ejerciera tales
actividades (f.º 106) y para que dispusiera del «punto de venta
denominado EL BOSQUE para que coloque y ejerza su
franquicia» (f.º 108).

Pues bien, en relación con los citados medios


probatorios, la Sala advierte que en todos se evidencian
aspectos adicionales y complementarios a la venta de chance;
de ahí que las conclusiones derivadas para la labor principal
son extensivas a estas actividades accesorias.

En efecto, nótese que las anteriores pruebas permiten


señalar que ambas labores se ejecutaban en un mismo punto
de venta fijo que asignó la recurrente, con los medios -
herramientas y materiales- que esta suministró y bajo
condiciones y obligaciones similares a las pactadas en
relación con la primera labor analizada.

De modo que el cuestionamiento de la sociedad


recurrente en relación con los medios de convicción
asociados a las actividades derivadas de los contratos de
franquicia -venta de lotería y recarga de celulares- no permiten
inferir la existencia de algún error de hecho en la valoración
probatoria que efectuó el Tribunal.

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Radicación n.° 79334

Ello, porque el análisis de los mismos también permite


ratificar que en el vínculo que unió a las partes sí existió la
prestación personal del servicio y la subordinación.

Al respecto, téngase presente que para estas actividades


complementarias, que se formalizaron mediante diversos
contratos, estos dan cuenta de que se pactó que dichas
labores debían realizarse de manera individual y, aun
cuando se afirmó en ellos la posibilidad de autorizar a
terceros para realizarlas, lo cierto es que en los convenios se
estableció que el poder dispositivo del punto de venta siempre
recaía en la recurrente.

Asimismo, los medios censurados evidencian que la


posible coordinación que correspondía a la sociedad
accionada en la ejecución del contrato derivó en la
subordinación propia del contrato de trabajo, dado que para
una actividad que se desarrolló de forma permanente,
suministró los medios y herramientas necesarios para su
realización y era la única beneficiaria del servicio, sin que la
actora haya sido una verdadera independiente, como lo
aduce la censura, dado que en este caso en particular carecía
de un negocio propio, estructura empresarial o medios de
producción y recursos para desarrollar la labor de manera
autónoma.

Nótese, además, que las propuestas de vinculación, los


contratos suscritos, las actas de inicio y terminación de los
mismos, al igual que las de entrenamiento, capacitación y
conocimiento, no permiten concluir categóricamente que la

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Radicación n.° 79334

actora era autónoma, como lo aduce la censura; tampoco que


aquella conocía que la relación era comercial, en tanto realizó
la propuesta y estimó su meta de ventas, entre otros
aspectos, pues así se plasmó en los convenios mercantiles.

Al revisar dichos medios de convicción, la Sala advierte


que los mismos corresponden a formatos con
manifestaciones preimpresas, en los cuales la actora solo
diligenciaba unos pocos espacios en blanco, de lo cual se
infiere el poco margen de negociación de aquella en torno al
acuerdo negocial y que su poder dispositivo solo se limitaba
a adherirse a dichos convenios; más aún, cuando dadas las
particularidades de la actividad regulada en comento
corresponde a los concesionarios definir la mayoría de los
aspectos en la operación de estas actividades.

A su vez, estos medios de prueba evidencian las


instrucciones o criterios que el operador de apuestas puso de
presente a la actora para la ejecución de sus labores
adicionales, de venta de lotería y recargas de celulares, que
además eran de obligatorio cumplimiento, so pena de la
suspensión o terminación del contrato.

Ahora, dadas las condiciones particulares de la


accionante, quien la mayor parte de su vida se ha dedicado
a la venta ambulante de chance, no podría aseverarse
contundentemente que tenía el conocimiento pleno sobre
tales acuerdos comerciales, así haya presentado una
propuesta con detalles muy específicos, para lo cual se
requiere experticia.

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En cuanto a las comunicaciones que la actora envío a


la recurrente (f.º 106 a 109), la Sala no advierte que ellas hayan
sido mal valoradas, en tanto no dan cuenta de la interrupción
en la prestación del servicio porque se autorizó a terceras
personas para realizar las labores del punto de venta, como
lo alega la recurrente, pues todas las solicitudes estuvieron
dirigidas a que el operador dispusiera del establecimiento y
solo en una de ellas la actora solicitó que otra persona
ejerciera las actividades del contrato de franquicia (f.º 106) -
venta de lotería y recarga de celulares. Además, evidencian la

necesidad u obligación que tenía la demandante de informar


sus ausencias y el poder dispositivo que tenía el
concesionario sobre el lugar en el que se ejercían tales
actividades.

Tampoco existe una indebida apreciación de las actas


de inicio y finalización de los contratos, dado que las mismas
solo permiten inferir la duración del vínculo entre las partes
y no la forma en que se ejecutaron las actividades en su
vigencia.

Por tanto, del análisis de los anteriores medios de


convicción, la Sala advierte que los mismos no desvirtúan la
presunción que operó a favor de la actora, por el contrario,
ratifican la subordinación y que el vínculo que unió a las
partes fue de naturaleza laboral, tal como lo concluyó el
Colegiado de instancia.

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Radicación n.° 79334

Ahora, para la Sala tampoco son de recibo los


argumentos de la demandada que se dirigen a indicar que
conforme a «los cánones legales y la costumbre» los
operadores de apuestas deben suministrar las «medidas y
mecanismos para que se ejecute adecuadamente el convenio
comercial», de modo que el suministro de tales implementos
en préstamo, tal como se deriva de los contratos de comodato
no incide en la existencia de una relación subordinada.

Ello porque si bien es cierto que dada la complejidad


que supone la colocación de apuestas y los necesarios
controles que rodean la misma, se podría aceptar que
mediante elementos tecnológicos el concesionario quisiera
simplificar el cumplimiento de los deberes que le asisten, esto
no implica sustituir los medios propios ni la autonomía con
que debe contar un trabajador independiente para la
realización de su actividad (CSJ SL4479-2020).

Por otra parte, respecto del interrogatorio de parte de la


actora, que se acusa como mal apreciado, debe indicarse que
tal elemento de juicio solo es prueba calificada si contiene
confesión que favorezca a la parte contraria, y en este caso,
la censura pretende señalar que aquella confesó su
autonomía cuando manifestó que «no recibió salario», que del
«22 de diciembre al 7 de enero» no abrió el punto, que en el
2012 «estuvo un mes sin trabajar mientras conseguía una
plata que debía, que no trabajaba los domingos y festivos».

Sin embargo, a juicio de la Sala, de esos dichos no se


desprende una confesión en los términos contemplados en el

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artículo 191 del Código General del Proceso, dado que de los
mismos no se infiere la naturaleza del vínculo, o la ausencia
de subordinación ni produce consecuencias jurídicas
adversas a la actora que favorezcan a la parte contraria.

Y la Sala no puede abordar el interrogatorio de parte


que absolvió el representante legal de la demandada ni los
testimonios censurados, por las mismas razones, pues solo
procede si contiene confesión, esto es, manifestaciones que
favorezcan o beneficien a la parte contraria; y en cuanto a los
segundos, dado que no son pruebas hábiles en casación,
salvo que previamente se acredite un yerro fáctico sobre una
que sí tenga tal carácter, lo cual no ocurrió.

En este punto es oportuno reiterar que los contratos


suscritos entre las partes dan cuenta que en ellos se
pactaron la realización de labores distintas, unas dirigidas a
la venta de chance, formalizadas mediante un contrato de
colocación de apuestas y otras accesorias asociadas a la
venta de lotería y recargas a celulares, establecidas mediante
diversos contratos de franquicia.

De modo que las tareas que ejecutó la actora no se


restringían a la colocación de apuestas, sino también a la
venta de loterías y recargas celulares, para lo cual debía
«someterse a los reglamentos e instrucciones que respecto del
juego de apuestas» señala la ley o aquellas que impartiera
tanto el concedente como el concesionario, quien a su vez se
le facultó para ejercer todos los controles administrativos,
operacionales o técnicos y realizar visitas para vigilar el

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perfecto cumplimiento del contrato y para imponer sanciones


ante el incumplimiento de las mismas.

Y la censura tampoco desvirtuó que realizó controles


sobre la apertura y cierre del punto de atención, que asumió
el canon de arrendamiento del mismo, «que era la dueña de
todo el material publicitario y tecnológico del punto de venta
en donde trabajó la actora» y que se encargaba de recoger el
dinero del producido, aspectos en los que el Tribunal también
estableció su decisión; y que le permitieron concluir que los
medios para ejecutar la venta de chance no eran propios de
la colocadora de apuestas. Respecto a ellos, en todo caso la
Sala advierte que rebozan los necesarios controles que el
concesionario de apuestas debió ejercer sobre la actividad y
que, contrario a lo que afirma la censura, no tienen sustento
normativo alguno.

En esa perspectiva, la accionada desconoció que la


jurisprudencia de la Corporación ha adoctrinado que es
deber del recurrente censurar todas las apreciaciones tanto
fácticas como jurídicas que cimientan la sentencia
impugnada, pues de no hacerlo y una de ellas tiene la
capacidad de mantener la presunción de legalidad y acierto
con la que aquella viene resguardada en casación, la
acusación no puede salir avante (CSJ SL1452-2018 y SL1927-
2021).

Por último, para dar respuesta a la acusación jurídica,


no tiene razón la censura en cuanto afirma que en este caso

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no operó la presunción del artículo 24 del Código Sustantivo


del Trabajo en el caso de los vendedores de chance, en tanto
el plexo normativo que regula dicha actividad consagra que
por regla general la comercialización de apuestas
permanentes a través de personas naturales corresponde a
un trabajo personal, salvo que el convenio existente entre las
partes establezca lo contrario y que en tal acuerdo se autorice
a terceros diferentes al agente colocador a realizar dichas
actividades a su nombre.

Pues, como se explicó, la venta de chance o colocación


de apuestas permanentes no es distinta a todas las labores
que implican la ejecución de actividades personales y por
tanto está cobijada por la citada presunción que, como
expresión de la finalidad protectora del derecho del trabajo,
otorga un alivio probatorio al trabajador al permitirle que una
vez acredite la ejecución personal de un servicio se presuma
en su favor la existencia de un vínculo laboral; y en contraste,
exige al demandado desvirtuar el hecho presumido a través
de elementos de convicción que demuestren que el servicio
se ejecutó de manera independiente y autónoma (CSJ SL6621-

2017).

Presunción respecto a la cual el operador judicial puede


acudir a una serie de inferencias que le permitan analizar si
la subordinación logró ser derruida en relación con la
existencia de una relación de trabajo (CSJ SL1439-2021), sin
que ello implique el desconocimiento de lo establecido en el
artículo 13 de la Ley 50 de 1990.

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De modo que el Colegiado de instancia no desconoció lo


previsto en el artículo 13 de la Ley 50 de 1990, solo que
estableció que en este caso la actora ejecutó la venta de
chance de manera subordinada y no como independiente.

En consecuencia, el Tribunal no se equivocó al aplicar


la presunción del artículo 24 del Código Sustantivo del
Trabajo a la actividad de colocación de apuestas
permanentes y establecer que la actora realizó dicha
actividad junto con otras labores adicionales a través de una
relación de trabajo.

En el anterior contexto, los cargos no prosperan.

Sin costas porque no hubo réplica.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la
sentencia que la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Tunja profirió el 17 de mayo de 2017, en
el proceso que MARÍA LUISA RIVERA TORRES promovió
contra APUESTAS J.E.R. S.A.

Sin costas.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al Tribunal de origen.

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Presidente de la Sala

FERNANDO CASTILLO CADENA


(No firma por ausencia justificada)

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ACLARO VOTO

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