Como Escribir Un Paper y No Morir en El Intento

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CÓMO ESCRIBIR UN PAPER Y NO MORIR EN EL INTENTO.


BREVE INSTRUCTIVO PARA LA ELABORACIÓN
DE UN ARTÍCULO DE CIENCIAS SOCIALES *

Ignacio LABAQUI
Pontificia Universidad Católica Argentina
[email protected]

El objetivo del presente Instructivo es proporcionar a estudiantes universitarios una suer-


te de guía que les sirva de ayuda para poder escribir un paper. Durante muchos años, en el
marco de la cátedra de “América Latina en la Política Internacional”, hemos notado la difi-
cultad que plantea para los estudiantes la elaboración de un paper.

La mayoría de las veces los estudiantes desconocen las características y requisitos que debe
reunir un paper. También se observa un amplio desconocimiento en lo que se refiere a los
aspectos formales de esta clase de trabajos. Muchos estudiantes desconocen la existencia de
convenciones para citar fuentes o, lisa y llanamente, sobre cómo presentar una bibliografía.

No obstante, no es el formal el aspecto más preocupante. Muchas veces se observa cierta


dificultad para tratar un tema de modo analítico, y no meramente descriptivo. También hay
una tendencia excesiva a hacer juicios de valor, que además la mayoría de las veces carecen
de todo tipo de fundamento. Por razones que desde la cátedra ignoramos, hay una propen-
sión a prejuzgar u opinar superficialmente sobre temas complejos, sin tener un conocimien-
to acabado del estado de la cuestión.

Aunque año tras año se dedican clases enteras a echar luz sobre estas cuestiones, lamenta-
blemente los resultados no son los óptimos. Los estudiantes tienen problemas a la hora de
entender qué es un interrogante de investigación, qué es una hipótesis, qué es un marco teóri-
co y fundamentalmente qué es un paper. Es por ello que elaboramos el presente Instructivo.

No dudamos que esta guía tiene un fuerte sesgo que algunos llamarían “empiricista”. Cier-
tamente el formato de artículo al que aspiramos en la cátedra de “América Latina…” se
inscribe en una tradición de ciencia política empírica antes que en la tradición de filosofía
política de corte más especulativo y valorativo. Reconocemos esto y también que los pilares
sobre los cuales esta tradición, que tanto énfasis pone en las cuestiones metodológicas, des-
cansa, responden a una cierta concepción de ciencia. No es nuestro propósito debatir sobre
los fundamentos de este estilo de hacer ciencia social. Esa tarea queda para otros. No obs-

*Agradezco los aportes, comentarios y correcciones que Enrique Aguilar y Santiago Alles hicieron a un pri-
mer borrador de este trabajo. Los errores, como siempre, son propios.
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tante, en algún punto, incluso para quienes no practican la ciencia política empírica, el ins-
tructivo puede resultar de utilidad.

¿QUÉ ES UN PAPER?

Un paper no es otra cosa que un artículo académico. Desde ya que no todos los papers tienen
las mismas características. Justamente la idea del instructivo es que los estudiantes sean capa-
ces de hacer un trabajo afín al de una tesis, tesina o disertación. Si bien no son la misma cosa,
tienen características similares, aunque difieren en su extensión, nivel y grado al que se aspira.

Los papers son el medio por excelencia utilizado por los científicos en general para difundir
el resultado de sus investigaciones. Los cientistas sociales no son una excepción dentro del
amplio campo de la ciencia. Ya sea que lo publiquen en una Revista de divulgación científi-
ca, lo presenten en un Congreso o lo incluyan en una obra colectiva, el modo a través del
cual la comunidad científica difunde los hallazgos de sus investigaciones es a través de esta
clase de artículos.

Sin embargo, no todos los trabajos escritos por cientistas sociales entran bajo la categoría
de papers. Este es tan sólo un género posible con determinadas características. Para empezar
debe aclararse que un paper no es un ensayo de opinión o de interpretación. En éstos, el
autor plantea su visión sobre un determinado tema, lo cual es desde ya algo muy válido y
legítimo. A diferencia del ensayo, el paper busca verificar una determinada hipótesis median-
te la evidencia empírica recolectada, a partir de un proceso de investigación metodológica-
mente orientado.

Los papers difieren de los ensayos en varios aspectos. El siguiente cuadro busca justamente
mostrar las diferencias entre estos dos géneros.
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Tabla no. 1. Papers y Ensayos

PAPER ENSAYO

Usualmente busca responder a un interrogante del tipo “¿Por qué?” o El ensayo puede tener cómo origen una pregunta del tipo “¿Por qué?” o
“¿Cómo?” “¿Cómo?” y también preguntas cuya respuesta sea un juicio de valor.
Tipo de pregunta

No versa sobre preguntas cuya respuesta sea un juicio de valor En los casos en que la pregunta que dé origen al ensayo sea del tipo
“¿Por qué”… la diferencia con el paper está dada por el hecho de que
mientras que éste, asumiendo que haya seguido un proceso de investiga-
ción metodológicamente riguroso, permite hacer inferencia científica, el
ensayo, al no seguir una clara metodología de investigación, no tiene
carácter científico, pues es sólo la visión de un autor sobre un fenómeno,
que en todo caso, deberá ser contrastada con la realidad.
Metodo-

El método es lo que le da carácter científico a un paper. Para que una investi- El ensayo no necesariamente debe seguir una metodología clara.
logía

gación sea científica debe estar metodológicamente orientada. Sólo eso per-
mite realizar inferencias científicas

Los papers de investigación tienen por lo general un formato relativamente simi- No tiene un formato predeterminado.
lar: todos contienen un interrogante que guía la investigación, una hipótesis que
responde tentativamente a ese interrogante (que generalmente suele estar plan-
Formato

teado en la introducción); luego plantean un marco teórico que guiará la inves-


tigación y finalmente contrastan la hipótesis con la evidencia empírica.

Respeta convenciones referidas al modo de citar y presentar la bibliografía


utilizada
Objetivo

El paper de investigación busca verificar una hipótesis. Esto es, testear una El objetivo de los ensayos es diverso: pueden buscar plantear una expli-
explicación tentativa sobre un fenómeno particular mediante la contrastación cación de la realidad o de un cierto fenómeno, dejar sentada la visión del
con la realidad autor sobre un cierto tema, etc.
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¿QUÉ ELEMENTOS DEBE TENER ENTONCES UN PAPER?

Un paper apunta a responder un interrogante sobre un fenómeno político, planteando una


hipótesis, esto es, una respuesta tentativa utilizando un marco teórico y verificando la hipó-
tesis mediante evidencia empírica.

En este sentido, de acuerdo a King, Keohane y Verba (2001), la tarea del cientista social
comienza con una pregunta para la investigación. Las preguntas que la ciencia política o las
relaciones internacionales buscan responder son, cómo se ha expresado arriba, preguntas
del tipo “¿Por qué?” o “¿Cómo?”. Veamos algunos ejemplos:

 ¿Por qué la guerra es un fenómeno recurrente en la política internacional?

 ¿Por qué la corrupción es más grave en unos estados que en otros?

 ¿Qué es lo que explica que ciertas unidades políticas sean más autoritarias o más democráticas que
otras?

 ¿Por qué surgen las formas populistas de liderazgo?

 ¿Por qué cambió la política exterior del estado X en tal período histórico?

 ¿Por qué los sectores populares suelen votar al peronismo?

 ¿Qué explica la tercera ola de democratización?

 ¿Por qué ocurren las revoluciones?

Como señala Sartori (2000:42):

el ideal último de la ciencia es nomotético; esto es, encontrar leyes, leyes de tipo
causal. El conocimiento científico, tal como se ha dicho desde siempre, es un scire per
causas, un saber que explica encontrando causas, estableciendo relaciones de causa a
efecto.

La explicación es obviamente precedida de la descripción. Uno no puede pretender explicar


por qué ocurren las revoluciones o por qué los sectores populares votan históricamente al
peronismo, si antes no define el fenómeno a investigar, es decir, si no ha hecho una des-
cripción y una definición, producto de un proceso de observación, de lo que es una revolu-
ción, a qué nos referimos por sectores populares o qué es el peronismo.

Las preguntas que la ciencia política y las relaciones internacionales pueden estar referidas a
fenómenos históricos particulares como ser la Revolución Francesa o la caída de la Unión
Soviética. Lo que importa no es tanto el fenómeno a analizar, sino el modo cómo se lo ana-
liza.
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¿QUÉ INTERROGANTES NO SON VÁLIDOS A LA HORA DE REALIZAR UNA INVESTIGA-


CIÓN DE CIENCIA SOCIAL?

Es claro que preguntas del tipo “¿Es la deuda externa ilegítima?”; “¿Debe Argentina aban-
donar el MERCOSUR?”; “¿Es justa la intervención norteamericana en Irak?” (sólo por
mencionar algunos ejemplos) no son precisamente buenos puntos de partida ya que inevi-
tablemente conducen a juicios de valor que no son empíricamente verificables.

No hay nada de malo en que uno formule juicios de valor. De hecho es algo muy bueno
tener una opinión formada sobre un cierto hecho o fenómeno. Simplemente, el problema
es que no es algo que tenga carácter científico,1 y lo que justamente se busca como resulta-
do es lograr como producto un artículo de ciencia social.

Dice Sartori (2000:53) al respecto:

Quiero afirmar cuanto antes que quien sostiene la tesis de la ciencia que valora sostie-
ne un principio insostenible. No porque haya nada de malo en ‘valorar’; incluso el va-
lorar es la sal y el sentido de la vida. Pero la ciencia es el peor ámbito para emprender
‘campañas de valoración’. Por esta vía se llega lentamente a una ciencia ideologizada,
que es ideología y no ciencia. Una ciencia que valora es una contradicción en sus
términos, un conocer que no nace o que se autodestruye. Y los propugnadores de
una ciencia valoradora son, en el mejor de los casos, filósofos disfrazados de hom-
bres de ciencia (y aquí el mal reside ya en el disfrazarse); o son científicos reposteros,
que gustan preparar melanges de todo un poco: literatura, filosofía, política, acaso po-
esía y hasta algunos ingredientes más.

Que quede claro que las preguntas valorativas son legítimas, pero no en el ámbito de la
ciencia política empírica.

¿DE DÓNDE SURGEN LAS PREGUNTAS QUE DAN LUGAR A UN PAPER? ¿CÓMO ELEGIR
EL TEMA?

No hay respuestas predeterminadas para estos interrogantes. Puede ser la curiosidad por
investigar un cierto tema, el interés valorativo sobre cierto tipo de cuestiones, una experien-
cia personal, etc. Sin embargo, es claro que debe tratarse de una pregunta sobre un fenó-
meno más o menos relevante. No relevante sólo para nosotros, sino también para la comu-
nidad científica. Al respecto cabe traer a colación la siguiente cita de King, Keohane y Ver-
ba (2001:26-27, el énfasis es nuestro):

1 No discutimos el carácter científico de la filosofía política o la teoría normativa. Como se planteó en la in-
troducción, el objetivo de este instructivo es simplemente brindar orientación para la elaboración de artículos
de ciencia social metodológicamente orientados y de carácter empírico.
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Las razones personales no son ni necesarias ni suficientes para justificar la elección


de un tema. En la mayoría de los casos, no tendrían que aparecer en los escritos
académicos. Para decirlo de manera más directa pero menos delicada, a nadie le im-
porta nuestra opinión: a la comunidad científica sólo le interesa lo que podemos de-
mostrar.

Aunque no existan normas precisas para elegir un tema, sí hay maneras de determi-
nar –aparte de las preferencias personales- la posible trascendencia que tiene para la
comunidad científica una empresa investigadora. Lo ideal sería que todos los proyec-
tos de investigación de las ciencias sociales cumplieran con dos condiciones. En pri-
mer lugar, un proyecto de investigación tiene que plantear una pregunta im-
portante para el mundo real. El tema ha de ser relevante para la vida política, social
o económica, para entender algo que afecte de manera significativa la vida de muchas
personas o para comprender o predecir acontecimientos que pudieran resultar dañi-
nos o beneficioso (véase Shively, 1990:15). En segundo lugar, un proyecto de inves-
tigación tiene que hacer una aportación concreta a lo escrito en un área
académica identificable, aumentando la capacidad colectiva de dar explica-
ciones científicas verificables a algún aspecto del mundo [….] Hacer una
aportación significa explícitamente que hay que situar el diseño del estudio
dentro del marco de la bibliografía científica existente. Esto garantiza que el in-
vestigador comprende el ‘estado de la cuestión’ y reduce al mínimo la posibilidad de
repetir lo que ya se ha hecho2.

¿QUÉ ES UNA HIPÓTESIS?

Como se ha señalado ya el objeto de un trabajo de estas características es responder a una


pregunta y, precisamente, llamamos hipótesis a la respuesta tentativa o intuitiva que uno
plantea frente al interrogante.

Las hipótesis son proposiciones tentativas acerca de las relaciones entre dos y más
variables y se apoyan en conocimientos organizados y sistematizados (Hernández
Sampieri et al. 2003:74).

Para que una hipótesis sea científica debe cumplir, de acuerdo a Hernández Sampieri (et al.
2003) con ciertos requisitos:

a.) Las hipótesis deben referirse a una situación social real.

b.) Los términos de la hipótesis deben ser comprensibles, precisos y lo más concreto
posibles.

c.) La relación entre variables propuesta por una hipótesis debe ser clara y verosímil.

2 El énfasis es nuestro.
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d.) Los términos de la hipótesis y la relación planteada entre ellos deben ser observables
y mensurables.

e.) Las hipótesis deben estar relacionadas con técnicas disponibles para probarlas.

Existen diversos tipos de hipótesis. Una primera aproximación bastante básica podría dis-
tinguir entre hipótesis que son descriptivas e hipótesis explicativas. Decir que los sectores
populares votan al peronismo, que las democracias son menos corruptas que los regímenes
autoritarios es plantear en todos los casos hipótesis descriptivas. Uno plantea como inter-
rogante de investigación preguntas que apuntan a la descripción: ¿de dónde obtiene el pe-
ronismo sus bases de sustentación? ¿Qué tipo de regímenes son más corruptos? Es claro
que la descripción precede a la explicación. Para saber por qué las democracias son menos
propensas a ir a la guerra entre sí que los autoritarismos, como afirma Bruce Russet (1993),
es necesario primero haber constatado efectivamente que ha habido pocos casos de dos
democracias que fueran a la guerra entre sí y muchos casos en que las democracias se en-
frentaron con autoritarismos, o los autoritarismos entre sí. Análogamente va de suyo que sí
uno quiere explicar por qué el peronismo obtiene un mayor apoyo en los sectores popula-
res, es necesario previamente verificar por medio del análisis de varias elecciones o de en-
cuestas, que ello es efectivamente así.

Lo que interesa para el paper no son las hipótesis descriptivas. Las mismas están presupues-
tas. Dado que el paper busca explicar un fenómeno, la hipótesis a plantear debe ser de corte
explicativo. Esto es, una hipótesis que establezca una relación causal entre variables, una
relación de causa efecto: “Si A, luego B”. Veamos algunos ejemplos de hipótesis:

 “La guerra es un fenómeno recurrente en la política internacional debido a la naturaleza humana”

 “Los países donde hay una mayor intervención estatal en la economía son más corruptos”

 “Las democracias son más pacíficas que los autoritarismos”

 “Las democracias latinoamericanas son inestables debido a que son presidencialistas”

¿QUÉ ES EL MARCO TEÓRICO?

Para plantear las hipótesis es necesario tener un conocimiento previo de la teoría, lo cual
nos introduce a otro elemento que debe estar presente en un trabajo de investigación: el
marco teórico. Este tema suele ser el más problemático entre los estudiantes.

Una primera advertencia es que no es lo mismo marco teórico que estado del arte. El esta-
do del arte es simplemente una revisión sobre lo que se ha escrito acerca de un determina-
do tema y que suele incluirse en los trabajos de investigación por varios motivos: para in-
sertar el trabajo dentro de la bibliografía científica existente, como King, Keohane y Verba
sostenían en el párrafo citado; para mostrar que se conoce el tema sobre el cual se va a es-
cribir, y también para contrastar lo ya escrito con la respuesta que uno plantea. Es una es-
pecie de diálogo con la comunidad científica si se quiere.
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Ahora bien, el marco teórico es otra cosa. La idea del marco teórico, es justamente proveer
de un marco de referencia a los hechos. Cómo bien señala la cita clásica de Kant “Los con-
ceptos sin percepciones están vacíos; las percepciones sin conceptos, están ciegas”. Para
entender el concepto de marco teórico es necesario primero entender qué es una teoría.
King, Keohane y Verba (2001:29) señalan al respecto:

En las ciencias sociales, una teoría es una especulación razonada y precisa sobre la
respuesta que cabe dar a la pregunta de una investigación, e incluye una declaración
de por qué tal respuesta es correcta.

¿PARA QUÉ SIRVE EL MARCO TEÓRICO?

Hernández Sampieri (et al. 2003) dicen que el marco teórico cumple seis funciones:

1.) Ayuda a prevenir errores que se han cometido en otros estudios;

2.) Orienta sobre cómo habrá de realizarse el estudio;

3.) Amplía el horizonte del estudio y guía al investigador social para que se centre en su
problema evitando desviaciones del planteo original;

4.) Conduce al establecimiento de hipótesis o afirmaciones que más tarde habrán de so-
meterse a prueba en la realidad;

5.) Inspira nuevas líneas de investigación; y

6.) Provee de un marco de referencia para interpretar los resultados del estudio.

¿CÓMO DESARROLLAR EL MARCO TEÓRICO?

Para King, Keohane y Verba (2001), si bien esta es una de las primeras tareas en la investi-
gación es imposible elaborar una teoría sobre un tema sin antes conocer lo que ya se ha es-
crito sobre el tema y sin haber recolectado algunos datos. Los autores sugieren tomar teor-
ías que cumplan con los siguientes requerimientos:

1.) Que puedan estar equivocadas antes que teorías que estén enunciadas en forma vaga.
Es necesario responder directamente a la pregunta: ¿qué datos nos convencerían de que
estamos equivocados? Si no hay respuesta para esta pregunta, tampoco hay teorías

2.) Para estar seguros que una teoría es falsable debe poder generar consecuencias ob-
servables, lo cual permitirá someter las teorías a prueba.

3.) Que sean lo más concretas posibles.

De acuerdo a lo antedicho, ¿Qué sería un ejemplo de marco teórico? Obviamente los


ejemplos se relacionan con el tema sobre el que uno esté escribiendo, lo cual trae aparejada
una consecuencia evidente: es lógicamente imposible pensar en un marco teórico cuando
aun no ha sido formulado el interrogante de investigación Si un investigador está interesado
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en un tema, podrá tener una idea de la literatura a consultar, pero hasta que no defina el
problema a explicar, no podrá comenzar a delinear el marco teórico.

Supongamos que uno quisiera hacer una investigación acerca de las relaciones entre Argen-
tina y Brasil después de la democratización. Independientemente de cuál sea el interrogante
y la hipótesis un posible marco teórico podría enfatizar el tipo de régimen. Lo que Waltz
(1970) llama teorías de segunda imagen acentúan la influencia del tipo de régimen político
que tiene un estado sobre su política exterior. Así, algunos autores sostienen que las demo-
cracias son menos proclives a la guerra que los autoritarismos, o que las democracias son
más cooperativas entre sí. Así, de acuerdo a la teoría, la transición del autoritarismo a la
democracia haría prever un aumento de la cooperación bilateral. Verificar que esto sea efec-
tivamente cierto es justamente lo que debe lograr la investigación.

LO QUE NO ES UN MARCO TEÓRICO

Un marco teórico no es por ejemplo citar definiciones de conceptos hechas por otros auto-
res. Me refiero a las afirmaciones del tipo “por democracia entiendo…” o “en este trabajo
guerra es definida como…”. Es correcto hacer este tipo de aclaraciones cuando uno escribe
un paper, y de hecho es necesario hacerlo para que el lector tenga en claro a qué se refiere el
autor cuando utiliza un concepto. Por lo general, los conceptos en ciencia política y relacio-
nes internacionales suelen ser contestados o carecen de una única acepción. Ahora, si bien es
necesario hacer este tipo de aclaraciones, las mismas no constituyen un marco teórico.

El marco teórico no es tampoco una mera revisión de la literatura, algo que suele estar pre-
sente en los papers. Una revisión de la literatura es meramente un relevamiento de lo que se
ha escrito sobre un determinado tema. El marco teórico en cambio, como se señaló arriba,
sirve para simplificar la tarea de investigación, poniendo el foco sobre las variables relevan-
tes y ordenando de esta forma los datos recolectados.

Supongamos que uno quisiera estudiar los recientes casos de inestabilidad política en Amé-
rica Latina, es decir, aquellos casos en que los jefes de Estado no pudieron terminar su
mandato, por ejemplo Argentina en 2001, Ecuador en 2000 y 2005, Bolivia en 2003 y 2005.
¿Qué es lo que dice la teoría al respecto? Por un lado hay una serie de autores que argu-
mentan que los regímenes presidencialistas generan inestabilidad en las democracias (Linz
1991, Valenzuela 2004). Ello obedece a la ausencia de mecanismos institucionales que per-
mitan solucionar las situaciones de parálisis legislativa, que en el presidencialismo son fre-
cuentes debido a la separación entre Ejecutivo y Legislativo. En base a esto, la teoría nos
está diciendo que debemos centrarnos en el apoyo legislativo del presidente y por ende in-
vestigar qué porcentaje de bancas controlaba el partido del presidente en el congreso para
ver si efectivamente se trataba de presidentes minoritarios, y sí fue justamente el carácter
minoritario del gobierno lo que terminó derivando en la finalización anticipada del mandato.

Otra posibilidad sería poner el acento en el tipo de políticas públicas aplicadas por los pre-
sidentes. Uno podría teorizar que los gobiernos que aplican políticas “neoliberales” son
más proclives a sufrir una interrupción del mandato debido que estas políticas implican ele-
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vados costos sociales que inciden sobre la popularidad del presidente, y generan protestas
de parte de la sociedad civil.

Una tercera posibilidad sería explicar las crisis presidenciales señaladas por algún fenómeno
exógeno: por ejemplo la caída abrupta sufrida por los flujos de capital hacia los mercados
emergentes. La lógica del análisis sería la siguiente: en países que son altamente vulnerables
respecto de los cambios del entorno económico internacional, una salida rápida y abrupta
de capitales usualmente entraña costos de ajuste (devaluación, recesión, problemas finan-
cieros, problemas de financiamiento para el gobierno, sólo por mencionar algunas posibili-
dades). Ello se traduce en un deterioro de la performance económica que impacta negativa-
mente sobre el gobierno.

Las tres alternativas mencionadas no son excluyentes entre sí: dado que todos los países de
la región se vieron expuestos a los efectos de la salida de capitales, uno puede pensar que
algunos estados eran más vulnerables y que las causas de esa mayor vulnerabilidad podían
ser: 1.) Institucionales. Un gobierno sin mayoría legislativa debería tener menor capacidad de
reaccionar rápidamente frente a un shock externo, que uno que sí cuenta con un sólido apoyo
legislativo. 2.) El tipo de políticas aplicadas en materia fiscal, monetaria, cambiaria, etc.

Como se puede ver, el marco teórico permite derivar hipótesis: uno podría plantear que
sólo cayeron aquellos gobiernos que tenían una combinación de fundamentos macroe-
conómicos sólidos y que carecían del poder necesario como para reaccionar frente a una
crisis debido a su debilidad en el Congreso.

¿CÓMO ELEGIR LOS CASOS A INVESTIGAR Y LA METODOLOGÍA?

Los casos a investigar se relacionan en parte con el interés del autor, en parte con la meto-
dología a emplear. En un trabajo cualitativo normalmente se investigan unos pocos casos
en profundidad, y en un estudio cuantitativo el número de casos es mayor (Sartori 1994).
La ventaja del cualitativo radica en la posibilidad de hacer un análisis más profundo y más
acabado, mientras que la ventaja del cuantitativo yace en la posibilidad de hacer inferencias.
La mayor rigurosidad de los métodos cuantitativos otorga mayor fortaleza a una hipótesis
que ha sido contrastada con la evidencia empírica.

El tema a investigar obviamente condiciona el número de casos y por ende la metodología.


Si uno quisiera hacer un estudio sobre las causas de las revoluciones en América Latina,
difícilmente podría apelar a métodos cuantitativos ya que hay pocos casos para investigar.
En cambio, si uno quisiera investigar la composición del voto peronista en las elecciones de
1999, podría usar métodos cuantitativos.

Otras veces el número de casos está determinado por el interés del investigador. Uno puede
querer investigar las razones por las cuales el Frepaso permaneció en el gobierno de la Alianza
tras la renuncia del Chacho Álvarez, las causas de la revolución francesa, explicar el compor-
tamiento del gobierno norteamericano durante la crisis de los misiles cubanos, etc. En estos
casos, el carácter particular de estos episodios circunscribe claramente el número de casos.
Igualmente, las conclusiones pueden ser replicadas y verificadas en situaciones similares.
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Dado que los estudiantes no suelen hacer trabajos de tipo cuantitativo, sino más bien cualitativo
(probablemente por la aversión que buena parte de los cientistas sociales de nuestro país tienen
hacia la estadística) pondremos el acento sobre las distintas variantes de estudios cualitativos.

Una primera posibilidad es hacer un estudio de caso.3 Supongamos que quieren investigar so-
bre populismo latinoamericano y las causas detrás del surgimiento de liderazgos populistas. Se
puede abordar este trabajo haciendo un estudio de caso sobre el surgimiento del chavismo.

Otra posibilidad es hacer un trabajo comparado.4 Por razones de simplicidad, no es aconse-


jable hacer estudios comparados de más de tres o cuatro casos. Ya hacer un estudio sobre
un solo caso es algo que demanda mucho trabajo de búsqueda de fuentes y sistematización
de información.

Cuando uno elige los casos de un estudio comparativo, la elección no es azarosa. Comparar
por comparar no tiene ningún sentido. Así, comparar la política de Estados Unidos bajo la
administración Reagan hacia América Latina con la política de Argentina durante el gobierno
de Menem hacia América Latina no parece tener mucho sentido. O comparar las relaciones
diplomáticas entre Argentina e Israel, y entre Irak e Israel tampoco parece algo razonable.

En general uno puede optar por dos alternativas si va a hacer un estudio comparativo: 1.) la
primera alternativa es comparar unidades que sean similares en varios aspectos, pero que
difieran en una característica. El estudio de Murillo (2001) sobre la capacidad de resistencia
del sindicalismo frente a los gobiernos reformistas de los ’90 es un ejemplo de esta estrate-
gia: la autora compara Argentina, México y Venezuela. En los tres países, los responsables
de implementar las reformas económicas fueron partidos de tradición populista, con histó-
ricos vínculos con el sindicalismo. Sin embargo, el resultado del proceso varió entre estos
países. La comparación permite identificar qué factores hicieron posible superar la resisten-
cia sindical, o las causas por las que la resistencia sindical fue mayor en uno u otro caso. 2.)
La segunda alternativa consiste en comparar casos que sólo comparten una característica.
Un ejemplo sería investigar las causas de los fines de mandato presidencial anticipado en
Argentina, Bolivia, Paraguay y Ecuador en los últimos años. La idea en esta clase de estu-
dios es identificar las variables comunes a estos casos y que permiten entender por qué to-
dos ellos, pese a las diferencias que exhiben, experimentaron un fenómeno similar.

¿CÓMO DEBE SER LA ESTRUCTURA DEL PAPER?

Aunque no hay reglas para esto, usualmente todos los papers tienen una estructura similar.
Por lo general al comienzo del trabajo hay un abstract, o Resumen, o Sinopsis o Síntesis,
que justamente en un breve párrafo explica el contenido del paper.

3 Para mayor información sobre las características de los estudios de caso, véase Yin 2003.
4 Para mayor información sobre las características del método comparado, véase Sartori 1994.
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Introducción: se presenta el tema del que se va a ocupar el trabajo, se justifica su relevancia


y se plantea el interrogante y la hipótesis. A continuación se presentan un par de ejemplos:

Pocos estudiosos cuestionarían el hecho que, desde comienzos de los ’90, la Argen-
tina ha sufrido una de las transformación de mercado más amplias entre los países en
desarrollo […] La capacidad del ex presidente Carlos Menem para implementar di-
chas transformaciones ha sido elogiada por las elites locales, las instituciones finan-
cieras internacionales y distintos think tanks […]. En este trabajo sostengo que la re-
forma de mercado en la Argentina, considerada a menudo como una transformación
ortodoxa e impuesta unilateralmente, estuvo fundada en gran medida en coaliciones
cimentadas en negociaciones más o menos formales con una variedad de intereses
económicos sectoriales anclados en el viejo modelo. Mi perspectiva apunta a subrayar
la manera en que el Estado pudo moldear los intereses de algunos actores sociales
tradicionales y obtener grupos de apoyo pro mercado entre los antiguos actores po-
pulistas e intervencionistas (Etchemendy 2001:675-676).

Estado del arte: aunque no necesariamente lleve este título la sección correspondiente. Es
usual que la introducción sea seguida por una revisión de la literatura relevante. Seguimos
utilizando el texto de Etchemendy para los ejemplos:

Estudios comparativos iniciales sobre los condicionantes políticos del ajuste, tales
como los de Haggard y Kaufman (1992, 1995) y Nelson (1990) acentuaban enfática-
mente la idea de la capacidad estatal y las ventajas de la autonomía para preservar el
camino de la liberalización. Si bien la liberalización económica no era tratada siempre
formalmente como variable dependiente, las implicancias del análisis eran claras: mu-
chas veces, en un ambiente de profunda crisis económica y de dislocación social, po-
deres ejecutivos reformistas se beneficiaron de la demanda social de autoridad para
pasar por encima de, e incluso desafiar el poder de instituciones representativas como
el Congreso, los partidos políticos y las organizaciones de interés tradicional.

El enfoque de la elección pública o neoclásico descansa principalmente en la idea


de que la liberalización es un bien público y, por ello, que la dinámica de la reforma
está esencialmente gobernada por un problema de acción colectiva: los perdedores de
las reformas están concentrados, mientras que los beneficiarios están dispersos […]
La implicancia lógica es la necesidad de una autoridad fuerte que pueda resolver el pro-
blema de acción colectiva. […] La reforma parece ser factible cuando el Estado fuerza
a los miembros de ese entramado a abandonar su conducta de rent-seeking […]

En suma, tanto en la perspectiva institucionalista como en la elección pública o ne-


oclásica se plantea una afinidad electiva entre la economía neoliberal y la toma de de-
cisiones unilateral… (Etchemendy 2001:678-679)

Luego de la revisión de la literatura o estado del arte, seguiría el marco teórico. Los siguien-
tes párrafos dan un buen ejemplo de qué es un marco teórico.

Más recientemente, un grupo incipiente de investigadores se ha centrado en la ca-


pacidad del Ejecutivo para controlar los tiempos de implementación y el alcance de
reformas específicas con el objetivo de forjar coaliciones que puedan alcanzar algún
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grado de gobernabilidad […] En esta perspectiva el Estado logra un mayor margen


de acción para satisfacer los intereses de algunos sectores que tienen grandes posibi-
lidades de perder con la apertura de la economía tales como la burguesía local prote-
gida, los sindicatos tradicionalmente corporativistas, el partido oficial en el Congreso
o los apoyos clientelistas en las provincias periféricas. […] En este grupo de estudios,
los reformadores exitosos prestan atención a los grupos de interés societales, y con
frecuencia se involucran en complejas negociaciones con la configuración de inter-
eses pre-reforma que puede amenazar la sustentabilidad política de la totalidad del
proceso (Etchemendy 2001:680)

Cómo se puede apreciar de las secciones precedentes, el autor evalúa una serie de teorías
que, como sostienen King, Keohane y Verba, generan observaciones esperables. Etche-
mendy en efecto distingue tres perspectivas teóricas:

1.) Institucionalista

2.) De la elección pública

3.) De la estructuración de grupos de apoyo para el avance de la reforma

La primera argumenta que para poner en marcha reformas económicas es necesario que el
estado recupere autonomía respecto de diversos grupos de interés, y que las crisis económi-
cas profundas crean un contexto favorable para ello.

La segunda corriente teórica sostiene también sostiene la necesidad de fortalecer la autoridad


del estado para poder quebrar las “coaliciones distributivas” opuestas a las reformas. La elec-
ción pública se centra sin embargo, en los incentivos de los políticos para iniciar las reformas.

La tercer corriente teórica por su parte sostiene que las reformas son posibles, no gracias a
la existencia de una crisis profunda que permite al estado recomponer su autoridad, o a la
presencia de incentivos que llevan a los políticos a crear nuevas instituciones, sino que más
bien la concesión de beneficios a los grupos de interés que se perjudican con las reformas
es lo que permite su éxito. Es decir, el Estado disminuye la resistencia de ciertos actores
compensándolos por las pérdidas que sufrirán a causa de las reformas.

Desarrollo: luego sigue el desarrollo del trabajo donde el autor lo que hace es presentar la
evidencia empírica que confirma o refuta su hipótesis. Obviamente esta sección no lleva
por título desarrollo (del mismo modo que salvo la síntesis, la introducción y la conclusión,
no tienen nombres predeterminados). Dicho sea de paso, puede haber sub-secciones de-
ntro de una misma sección. Lo importante es que es en esta parte en donde el autor debe
mostrar de que forma la evidencia recolectada sostiene o no su argumento.

Conclusión: se recapitula y sintetiza el resultado de la investigación.

Bibliografía: donde se incluyen todas las fuentes utilizadas a lo largo de la investigación,


siguiendo convenciones establecidas, las que se explican más abajo.
14

ALGUNOS ASPECTOS FORMALES

1.) Los aspectos formales son esenciales para hacer un buen paper. Los papers deben estar
correctamente redactados y sin errores de ortografía. En cuanto al estilo de redacción, es
aconsejable evitar caer en afirmaciones demasiado vehementes, más dignas de un panfleto
que de un trabajo académico. Esto no quiere decir que uno no pueda en un paper decir cosas
fuertes o que pueden llegar a chocar al lector. Lo que no corresponde es usar un tono de ba-
rricada propio de otros géneros. No es necesario tampoco caer en una prosa excesivamente
elegante, ni tampoco escribir composiciones dignas de la escuela primaria. Para aprender el
estilo de redacción, algo no muy difícil, alcanza con tomar como ejemplo otros papers.

2.) Las hojas deben ir numeradas, así como también gráficos y tablas. En el caso de estos
últimos siempre se debe indicar la fuente de los datos.

 Si el cuadro es de elaboración propia se pone:

Fuente: elaboración propia en base a datos de...

 Si el cuadro o tabla no es de elaboración propia, por ejemplo podría ser:

Fuente: CEPAL (2001)

3.) Todas las referencias a ideas o párrafos de otros autores deben estar correctamente
citadas. De lo contrario, se está incurriendo en un plagio.

4.) El trabajo debe estar correctamente ordenado, esto es, dividido en secciones que ten-
gan una cierta coherencia. Facilitar la lectura y comprensión mediante una estructura lógica,
clara y bien definida constituye un valor agregado para cualquier pieza de ciencia social.

5.) Hay que respetar las convenciones existentes en materia de referencias bibliográficas.
Se debe citar en forma correcta y presentar la bibliografía también de acuerdo a las conven-
ciones existentes.

UN VICIO A EVITAR

Aunque sea repetitivo, no está de más insistir sobre algunas cosas. Un paper o una tesina
pueden servir de base para una recomendación sobre un curso de acción de política públi-
ca, pero no es esa su finalidad. En tal sentido, las frases del estilo “el MERCOSUR de-
be…” o “a la Argentina le conviene apoyar a Estados Unidos en Irak” o “el gobierno de-
be…”, son totalmente inapropiadas.

También es inapropiado el uso de la primera persona, como por ejemplo “yo creo que…”.
No se condice con el estilo de este género ese tono.

Como quedó claramente expresado antes, la idea es explicar un fenómeno. Si eso sirve para
futuras recomendaciones de política, será un valor agregado. Si lo que se pretende es inves-
tigar las causas de la persistencia de la desigualdad en la distribución del ingreso, y como
producto de la investigación se concluye que ello se debe a las características del sistema
15

educativo y el sistema impositivo, aunque no se diga explícitamente, resulta obvio para el


lector que si uno quiere mejorar la distribución es necesario atacar esos frentes. En conse-
cuencia, es necesario evitar lo que denomino el “vicio de los policy-makers”.

¿CÓMO PRESENTAR LA BIBLIOGRAFÍA?

Si bien es cierto que no existe un consenso “monolítico” sobre cómo referenciar bibliograf-
ía, sí existen algunas convenciones para su presentación que es conveniente seguir, no sólo
para facilitar al lector la tarea de saber cuáles han sido las fuentes utilizadas, sino también
para evitar numerosos inconvenientes que puede sufrir el propio autor al momento de pre-
sentar el producto de sus investigaciones: por ejemplo, es usual que una Revista científica o
un Congreso disciplinar rechacen los trabajos que no se ajustan a los lineamientos usuales.
Los aspectos formales de un artículo no son un tema menor y, por ende, deben respetarse.

Los mecanismos de referencia se agrupan en dos grupos. Por un lado, el tradicional meca-
nismo de Notas al pie (Notes-Bibliography system) indica la bibliografía utilizada al pie de cada
página, haciendo constar también el número de página del cual fue tomado el concepto. Sin
embargo, como sólo en la primera mención aparece la fuente bibliográfica completa, este
sistema se vuelve cada vez más incómodo a medida que se incrementa la cantidad de fuen-
tes utilizadas: cada vez que el lector se topa con menciones como “Moore, Social Origins, pp.
439” tiene que a.) tener un amplio conocimiento de la literatura sobre el tema, de manera
tal que al leer una parte del título sepa a qué trabajo de Moore se hace referencia; o b.) ir de
nota en nota buscando a trabajo de Moore cuyo título comienza con Social Origins. En la
actualidad este mecanismo se encuentra en franca retirada y sólo es recomendado para lite-
ratura, historia, y las artes en general.

Por otro lado, el sistema Autor-Fecha (Author-Date system) es un mecanismo más reciente
y es el sistema usualmente recomendado tanto para las Ciencias Sociales, como también
para las ciencias físicas y naturales. De acuerdo a este sistema, en el cuerpo del texto, sólo
se debe indicar el apellido del autor (o autores) y el año de publicación, seguido de las pági-
nas (en caso de ser necesarias). Por ejemplo:

 (Linz 1990)

 (Murillo 2001)

Muchas veces se indican la página o el tramo de páginas en que se encuentra el concepto


citado, aunque esto es sólo obligatorio en el caso de citas textuales (léase, entre comilladas).
Por ejemplo, en el siguiente extracto, Alcántara (2003:73) incluye dos referencias en una
misma oración:

Si bien el régimen autoritario, por otra parte, no se puede concebir como uno de ca-
racterísticas únicamente militares (Huneeus 2002:175-213), las Fuerzas Armadas du-
rante el periodo comprendido entre 1973 y 1989 desempeñaron un papel fundamental
en el sostenimiento del régimen autoritario y tras la llegada de la democracia constitu-
yeron uno de los “enclaves autoritarios” (Garretón 1995:118) del régimen amparado
16

por el citado liderazgo del general Pinochet y por las favorables disposiciones consti-
tucionales que les conferían una indudable autonomía y un papel metaconstitucional.

Este mecanismo requiere indefectiblemente que se incluya (al final del trabajo) un apartado
con las referencias bibliográficas del trabajo. El listado de referencias debe presentar en
primer término los datos del autor y el año de la publicación, seguidos por el título, a fin de
que el lector rápidamente encuentre la referencia buscada.

Al usar este sistema, las notas al pie no se usan para referenciar fuentes, sino para agregar
información que, si bien es relevante, no amerita estar en el cuerpo del texto.

Aquí van algunas indicaciones sobre como incluir en la bibliografía diversos tipos de fuen-
tes que, si bien no agota los tipos de fuentes, resume los más usuales.

LIBROS

1.) Un solo autor.

Lista de referencias.

GARDNER, R. 1969. Sterling-Dollar Diplomacy: the Origins and Prospects of Our International
Economic Order. New York: McGraw Hill.

En el texto.

(Gardner 1969:170) o (Gardner 1969)

2.) Dos autores.

Lista de referencias.

METCALFE, Les y Sue RICHARDS. 1989. La modernización de la gestión pública. Madrid:


Instituto Nacional de la Administración Pública.

En el texto.

(Metcalfe y Richards 1989:280) o (Metcalfe y Richards 1989)

3.) Tres o más autores.

Lista de referencias.

BATES, Robert, Avner GREIF, Margaret LEVI, Jean-Laurent ROSENTHAL y Barry R.


WEINGAST. 1998. Analytic Narratives. Princeton: Princeton University Press.

En el texto.
17

(Bates et al. 1998:110) o (Bates et al. 1998)

4.) Capítulos en obras colectivas.

Lista de referencias.

WHITEHEAD, Laurence. 1999. “The European Union and the Americas”. En: The Unit-
ed States and Latin America: The New Agenda, editado por V. BULMER THOMAS and J. DUN-
KERLEY. Cambridge: Harvard University Press.

En el texto.

(Whitehead 1999:110) o (Whitehead 1999)

ARTÍCULOS

5.) Journals o Revistas científicas.

Lista de referencias.

ADCOCK, R. y D. COLLIER. 2001. “Measurement Validity: A shared standard for Qua-


litative and Quantitative Research”. En: American Political Science Review, 95 (3), pp. 529–546.

En el texto.

(Adcock y Collier 2001:254) o (Adcock y Collier 2001)

6.) Artículo en diarios (u otros medios periodísticos).

Lista de referencias.

[No se incluye mención]

En el texto.

(Clarín, 21/04/2002)

En el caso que se mencionen medios de diferentes países, o con nombres iguales, se reco-
mienda mencionar la ciudad del medio.

(Clarín, de Buenos Aires, 21/04/2002)

7.) Columna de opinión o análisis (en un diario u otros medios periodísticos).

En la actualidad, prácticamente todos los artículos que aparecen en diarios estan firmados,
pero sólo es correcto citar el nombre del autor cuando se trata de columnas de opinión, o
18

también cuando se trata de autores que no son parte estable de un diario sino que, antes
bien, podríamos considerarlos “analistas invitados”.

Lista de referencias.

BAGLEY, Bruce. 2002. “Bush es un líder nocivo”. En: Clarín, de Buenos Aires, 21 de
abril.

En el texto.

(Bagley 2002)

INTERNET

8.) Artículos de Internet.

Lista de referencias.

WISE , Carol. 2001. “Latin America and the FTAA: Collective Action or Collective Apa-
thy”. Disponible en: <http://www.netamericas.net/> [consultado: 10.11.2006]

En el texto.

(Wise 2001)

9.) Web-sites.

Lista de referencias.

ROACH, John. 2005. “Journal Ranks Top 25 Unanswered Science Questions”. Disponi-
ble en: <http://news.nationalgeographic.com> [consultado: 10.11.2006]

En el texto.

(National Geographic 2005)

OTRAS FUENTES

10.) Documento o artículo no publicado.

Lista de referencias.

MARCONINI, Mario. 2001. “A ALCA e o Comercio de Servicios Brasileiro: Normativa e


Interesse”. Mimeo [o, alternativamente; puede ponerse “Inédito”]

En el texto.

(Marconini 2001)
19

Estas convenciones han sido resumidas en diversos manuales y, entre otros también desta-
cados, uno muy conocido es The Chicago Manual of Style (University of Chicago Press, 2003).

Si aun este detalle no es suficientemente claro, una guía muy útil del Chicago Manual of Style
Citation puede encontrarse en: <http://library.osu.edu/sites/guides/chicagogd.php>.

ALGUNAS REGLAS GENERALES PARA LA BIBLIOGRAFÍA

1.) La lista de referencias bibliográficas siempre va en orden alfabético.

2.) Los trabajos de un mismo autor se citan ordenados por fecha de publicación, prefe-
rentemente comenzando por el más reciente.

3.) Los trabajos en colaboración se citan después de los trabajos del mismo autor solo.

4.) Dos o más trabajos de un mismo autor de un mismo año deben diferenciarse con el
uso de letras al lado del año, comenzando por la “a”. Por caso: (Gardner 1969a)

5.) Los títulos de libros y los journals se escriben en itálicas.

6.) Los diarios, revistas y demás fuentes periodísticas también van en itálicas.

7.) Para diferenciar las revistas científicas de los libros, estos últimos pueden ir subraya-
dos y las primeros en itálicas. Esto es una sutileza y no todo el mundo la aplica.

8.) Los capítulos en obras colectivas y los artículos publicados en journals van entre comillas.

9.) Las tesis doctorales o de maestría también van entre comillas. En ese caso debe acla-
rarse que se trata de una tesis o disertación, citando el año también y la universidad.

10.) Los documentos de trabajo (working papers) también van entre comillas. Debe aclarar-
se el Centro de investigación y el número (en caso que estuvieran numerados).

11.) Aunque no todo el mundo lo hace, cuando se citan trabajos de un mismo autor, se
estila poner sólo el nombre en la primera referencia, y luego se pone línea baja.

Estas reglas son generales, y desde ya que no todo el mundo cita de la misma forma. Pero
se trata en todo caso de reglas aceptadas y que se utilizan actualmente. No hay en esto ver-
dades absolutas, pero sí es necesario ponerse de acuerdo ahora, para no tener que corregir
después.
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REFERENCIAS

ALCÁNTARA SÁEZ, Manuel. 2003. “La ideología de los partidos políticos chilenos, 1994-
2002: rasgos constantes y peculiaridades”. En: Revista de Ciencia Política, 23 (2), pp. 68-87.

ETCHEMENDY, Sebastián. 2001. “Construir coaliciones reformistas. La política de las


compensaciones en el camino argentino hacia la liberalización económica”. En: Desarrollo
Económico. Revista de Ciencias Sociales, no. 160, vol. 40, pp. 675-706.

HERNÁNDEZ SAMPIERI, Roberto, Carlos FERNÁNDEZ COLLADO y Pilar BAPTISTA


LUCIO. 2003. Metodología de la investigación. Madrid: McGraw Hill.

KEOHANE, Robert, Gary KING y Sydney VERBA. 1994. El diseño de la investigación social.
La inferencia científica en los estudios cualitativos. Madrid: Alianza.

LINZ, Juan J. 1990. “The Perils of Presidentialism”. En: Journal of Democracy, 1 (1), pp.
51-69.

MURILLO, María Victoria. 2001. Labor Unions, Partisan Coalitions and Market Reforms in
Latin America. Massachussets: Cambridge University Press.

RUSSETT, Bruce. 1993. Grasping the Democratic Peace. Princeton: Princeton University
Press

SARTORI, Giovanni. 1994. “Comparación y Método Comparado”. En: La Comparación en


las Ciencias Sociales, compilado por G. SARTORI y L. MORLINO. México: Alianza.

VALENZUELA, Arturo. 2004. “Latin American Presidencies Interrupted”. En: Journal of


Democracy, 15 (4), pp. 5-19.

WALTZ, Kenneth N. 1970. El hombre, el estado y la guerra. Buenos Aires: Nova

YIN, Robert. 2003. Case Study Research: Design and Methods. London: Sage Publications.

SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Para aquellos que quieran profundizar en algunas de estas cuestiones se presenta a conti-
nuación una lista de obras que pueden ser de utilidad.

BATES, Robert, Avner GREIF, Margaret LEVI, Jean-Laurent ROSENTHAL y Barry R.


WEINGAST. 1998. Analytic Narratives. Princeton: Princeton University Press.

HERNÁNDEZ SAMPIERI, Roberto, Carlos FERNÁNDEZ COLLADO y Pilar BAPTISTA


LUCIO. 2003. Metodología de la investigación. Madrid: McGraw Hill.

KEOHANE, Robert, Gary KING y Sydney VERBA. 1994. El diseño de la investigación social.
La inferencia científica en los estudios cualitativos. Madrid: Alianza.
21

KRATHWOHL, David R. 1988. How to prepare a research proposal: guidelines for funding and dis-
sertations in the social and behavioral sciences. Syracuse: Syracuse University Press

SARTORI, Giovanni y Leonardo MORLINO. eds. 1994. La comparación en ciencias sociales.


Madrid: Alianza.

SARTORI, Giovanni. 1987. La política: lógica y método en las ciencias sociales. México: Fondo
de Cultura Económica.

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