Tema-4 Grado Geografía e Historia

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Tema 4. Los océanos.

1. Las aguas marinas. Ocupan el 70% del planeta y constituyen entre el 94 y el


98% de la hidrosfera. Su volumen alcanza 1286 millones de Km 3, cantidad que
se mantiene constante a pesar del ciclo hidrológico.
a. Composición de las aguas marinas.
i. Gases disueltos. Son de gran importancia para el desarrollo de la
vida. En las aguas marinas se encuentran todos los gases que
componen la atmósfera, en distintas cantidades. La proporción
de oxígeno y nitrógeno, por ejemplo, que en la atmósfera son
del 21 y 79% respectivamente, en las aguas marinas son 35 y
65%.
ii. Sales. Las más frecuentes son los cloruros, sobre todo el cloruro
sódico (23‰), con cantidades muchos menores de sulfatos y
carbonatos. Además hay pequeñísimas cantidades de yodo,
fósforo, arsénico y cobre, y prácticamente despreciables de oro
y radio. En total representan el 3.5% aproximadamente de la
masa total de agua marina.
iii. Partículas en suspensión. Provienen tanto de materia orgánica
como inorgánica. Son restos de caparazones, esqueletos, heces,
organismos muertos... Su presencia es importante porque
modifican significativamente algunos procesos, como la
absorción de la luz.
La composición de las aguas marinas presenta importantes
diferencias entre distintos puntos geográficos, en relación con el
balance hidrológico:
 La solubilidad de los gases es mayor en aguas frías y poco
saladas.
 La salinidad es inferior en las desembocaduras de los ríos,
en las regiones de abundantes precipitaciones y en las
regiones donde se produce fusión de hielo.
 La salinidad se incrementa con las elevadas
temperaturas, al aumentar la evaporación; y con las
bajas, por formación de hielo.

Cuando los aportes fluviales y pluviométricos superan la


evaporación se habla de cuencas de dilución, y cuando ocurre lo
contrario cuencas de concentración.

Entre los mares y los océanos hay importantes diferencias de


salinidad, tanto más acusadas cuanto menor sea la comunicación
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entre ambos. Así, la salinidad oscila entre el 33 y el 38% en


océano abierto, mientras que en mares cerrados pueden llegar
del 6% del mar Báltico hasta el 43% del mar Rojo.

b. Propiedades de las aguas marinas.


i. Propiedades térmicas. Las aguas marinas tienen una capacidad
de calor mayor que la mayoría de sólidos y líquidos, favorecida
por su transparencia, que permite el calentamiento por los rayos
del Sol de hasta 200 m, frente a los 20 m de la tierra; su
movilidad, que transmite la temperatura a mayor profundidad; y
su albedo, que le permite retener más calor del recibido que la
tierra. Por todas estas razones el mar se calienta más
lentamente en verano y se enfría más lentamente en invierno,
siendo su temperatura menos variable que la de la tierra. Eso
hace que las corrientes marinas contengan una gran cantidad de
energía térmica.
De igual forma, su calor latente, tanto de fusión como de
evaporación (calor necesario para que se produzca el cambio de
estado), es el más alto de todas las sustancias.
ii. Salinidad. La salinidad altera las propiedades del líquido, y
modifica su punto de congelación, su densidad y su
conductividad.
iii. Densidad. Densidad es masa por unidad de volumen. La
densidad media del agua marina es de 1.027 Kg/m 3, mayor que
el agua pura, que es de 1.000 Kg/m 3. Varía con la salinidad, la
temperatura y la presión del agua. La densidad del agua tiene
una gran importancia en su movilidad.
c. Las masas de agua. Una masa de agua es una gran porción de agua
singularizada por sus características de temperatura, salinidad y
densidad. Las diferentes masas del océano se van formando por sus
intercambios con la atmósfera, con la tierra y con las masas de agua
adyacentes.
En función de su densidad hay tres tipos de masas de agua: las
superficiales, las profundas y las intermedias. Todas ellas influyen de
forma decisiva en el movimiento de las aguas, pero desde el punto de
vista geográfico las más interesantes son las superficiales por sus
mecanismos de intercambio con la atmósfera.
 Masas de agua superficiales. Tienen un espesor reducido, entre
los 300 y 400 m, aunque en algunos lugares puede llegar a los
700 m. Estas masas reflejan la temperatura de la latitud en la
que se encuentran, puesto que están influidas directamente por
la radiación solar y las condiciones atmosféricas de la zona. Se
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diferencian en ecuatoriales, oceánicas centrales, subárticas y


circumpolares.
 Masas de agua profunda. Tienen un espesor mucho mayor, y son
más densas y frías (sólo unos grados por encima del punto de
congelación). Se considera que su origen está en las frías aguas
de las latitudes extremas.
 Masas de agua intermedia. Se encuentran entre las anteriores, y
son el resultado de la mezcla de ambas. Se calcula que alcanza
hasta unos 1500 m de profundidad y en ellas la temperatura
desciende progresivamente, a la vez que aumenta la densidad.
Estos cambios son más acusados en los primeros metros, siendo
paulatinamente más suaves. En general, se podría decir que en
el océano se dividen dos zonas: una hasta los 500 m de
profundidad, que ocupa latitudes entre los 50°N y los 45°S, y
otra desde los 500 m hasta el fondo, que aflora al norte de los
50°N y al sur de los 45°S, donde se forman los hielos.

2. Los movimientos de las aguas marinas. El movimiento de las aguas puede ser
tanto en vertical como en horizontal. En función de su origen se distinguen:
a. Movimientos de equilibrio. Son los movimientos verticales de las aguas
marinas originados por los gradientes de salinidad, densidad o
temperatura; o por los vientos superficiales.
Al encontrarse dos masas de diferente densidad se generan unos flujos
de convección que intercambian las aguas de ambas masas hasta lograr
la homogeneización. Estos movimientos sólo afectan a las masas de
agua superficial e intermedia, ya que las capas profundas son de por sí
mucho más homogéneas (la principal causa de las diferencias es la
influencia de la radiación solar).
Otro factor importante es la temperatura, de la que también se generan
gradientes que producen movimientos verticales. Por tanto, la
intensidad de estos movimientos variará con la latitud (4° en aguas
circumpolares y 18°C en el ecuador), así como de la estación del año,
siendo mayores en invierno, por enfriamiento de las capas superficiales.
La salinidad es el factor menos importante. Las aguas turbias o lodosas
provocan corrientes de turbidez, que también pueden producir
movimientos verticales.
Una vez analizadas las causas, se puede deducir que las regiones más
propicias para el hundimiento de las aguas son:
 Las altas latitudes, debido a la baja temperatura de las aguas y a
las altas concentraciones de salinidad que se producen tras la
formación de hielo (salmuera). Se considera que el hundimiento
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de aguas en los polos genera corrientes en profundidad. Así, en


el Atlántico Sur se encuentran dos importantes fuentes de aguas
profundas, la corriente circumpolar antártica, que se origina en
los bordes de la Antártida, y la corriente intermedia antártica,
que se origina en la región del viento del oeste que rodea a la
Antártida. Por su parte, en el Atlántico Norte el hundimiento se
produce al mezclarse las aguas de la corriente del Golfo con las
corrientes del este de Groenlandia y del Labrador.
 El cinturón de altas presiones subtropicales, donde se observan
los valores más altos de salinidad (por aumento de la
evaporación).
 En todas las zonas donde se produzca convergencia de vientos.
 En zonas en las que se encuentran masas oceánicas de distinta
densidad.

En cambio, el ascenso de las aguas se producirá en las zonas donde


haya divergencia de vientos y en las zonas costeras.

b. Movimientos de origen cósmico. La atracción gravitacional entre la


Tierra, el Sol y la Luna provoca una serie de movimientos verticales en
las masas de agua que son más acusados que los movimientos de
equilibrio. Son las mareas, que afectan a toda la masa oceánica. Pero
además de los movimientos verticales, por esta misma causa se originan
también movimientos horizontales: las corrientes de marea.
Aunque las mareas afectan a todo el océano sólo conocemos su efecto
en el litoral. Están influenciadas principalmente por la Luna, ya que,
aunque su masa en muy inferior a la del Sol, lo compensa con la
cercanía. La hidrosfera experimenta una deformación elipsoidal
dependiendo de la posición del Sol y la Luna, cuya masa atrae las masas
oceánicas.
En cualquier punto de la Tierra cada día se registran dos mareas altas
(máxima elevación de las aguas) y dos bajas. Las mareas altas se
producen en el momento en que la Tierra, el Sol y la Luna están
alineados para ese punto, lo que ocurre dos veces al día. Sobre este
modelo general hay una serie de variaciones:
 La marea diurna. Tiene un solo ascenso (flujo) y un solo
descenso (reflujo). Es rara, y se encuentra en mares
parcialmente cerrados o grandes Golfos, como el de Méjico.
 La marea semidiurna. Dos ciclos completos, prácticamente
iguales entre sí, típica del Atlántico.
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 La marea mixta. Tiene dos flujos cada 24 horas, con distintas


variaciones dependiendo de la magnitud de cada una de ellas,
con uno o dos reflujos. Típica de los océanos Pacífico e Índico.

La amplitud de las mareas (diferencia entre pleamar y bajamar)


depende de factores geográficos locales, siendo máximas en los
bordes de las cuencas, y mínimas en los mares cerrados. En cuanto
al ritmo, cada día se retrasa la pleamar 50 minutos sobre el día
anterior, ya que la Luna pasa por el meridiano de un lugar cada 24
horas y 50 minutos.

Las corrientes de marea son los movimientos horizontales


generados por la fuerza de la gravedad del Sol y la Luna. Pueden
alcanzar velocidades de hasta 18 km/h. Tienen poco efecto en
océano abierto, pero son de gran intensidad en la costa.

La consecuencia geográfica principal de las mareas es su repercusión


ecológica sobre la fauna y la flora.

c. Movimientos eustáticos y tectónicos. Son lentos movimientos verticales


generados por movimientos ascendentes o descendentes del océano a
nivel mundial (movimientos eustáticos) o de la tierra (movimientos
tectónicos). Los primeros son debidos a cambios en la glaciación de los
polos, o al aumento de depósitos en los fondos marinos, y los segundos
a movimientos de las placas tectónicas.
d. Movimientos debidos a los vientos. El viento ejerce una fuerza de
rozamiento sobre la superficie de las aguas que provoca movimientos
ondulatorios, las olas, y horizontales, las corrientes.
i. Olas u ondas marinas. Las olas no suponen un traslado de masa
acuática, sino simplemente la agitación ondulatoria de la
superficie. Cuando cesa el viento cesan las olas propiamente
dichas, pero permanece un movimiento ondulatorio que se
propaga a gran distancia, las ondas marinas.
La formación de las olas depende de la efectividad del viento
sobre su superficie, es decir, de la velocidad, la duración y la
amplitud del mar abierto. Inicialmente se generan los primeros
rizos y, si el viento se mantiene, se apilan en crestas, de forma
que la cara levantada de cada rizo sirve de superficie para el
impacto del viento. Teniendo en cuenta que las olas no son
hechos aislados, sino que se combinan olas de diferentes
características en cuanto a su dirección, longitud y amplitud de
onda, se habla de mar de viento.
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Las ondas marinas, formadas una vez que cesa la acción del
viento, son el resultado de un movimiento oscilatorio vertical
que describe una órbita circular, y según se alejan del lugar de
origen se vuelven más homogéneas, con crestas más bajas y
redondeadas. Con este aspecto se llama marejada o mar gruesa,
y pueden transmitirse a miles de kilómetros.
Toda esta configuración varía con la cercanía de la costa, donde
las olas experimentan los cambios provocados por el contorno
de los fondos y la pendiente de la plataforma. Al disminuir la
profundidad se produce el rompimiento de las olas (cuando la
profundidad es menor de la mitad de la longitud de onda o 1.3
veces la altura de la onda). Entonces las partículas de la onda no
pueden realizar el movimiento circular completo por falta de
espacio y se produce un desplazamiento de las mismas
subhorizontal.
Además del viento, también pueden producir olas los volcanes
submarinos (olas sísmicas), o los terremotos o movimientos de
tierras.
ii. Las corrientes superficiales. La acción continuada de los vientos
más o menos constantes producen la circulación de unas
corrientes igualmente constantes, que a escala planetaria
resultan similares a la circulación general de los vientos.
Estas corrientes funcionan como ríos que se desplazan por los
océanos, con agua sensiblemente más cálida o más fría, puesto
que sus características reflejan el lugar de procedencia. De igual
manera, las corrientes también son reflejo de la acción del
viento en cada momento. Así, se pueden observan dos tipos de
circulaciones, las que son reflejo de la circulación general
atmosférica (circulaciones de corrientes medias), que son
anchas, lentas y constantes; y las que son resultado de
circulación diaria o mensual, que son estrechas, rápidas y
tortuosas.
Las corrientes que se producen por la diferencia de nivel que
hace que las aguas de puntos altos desagüen en las de puntos
bajos se llaman corrientes de descarga, en oposición a las
provocadas por el viento, que se llaman corrientes de impulsión.
El movimiento de las corrientes marinas viene influido por
cuatro factores:
 Los vientos.
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 La rotación de la Tierra. A través del efecto de Coriolis,


que desvía la trayectoria de las aguas hacia la derecha en
el hemisferio norte y hacia la izquierda en el sur.
 La presencia de barreras continentales. Que interrumpen
el camino natural de las corrientes, desviando parte de la
masa de agua contra el continente, y originando lo que
se llaman corrientes de descarga pasiva. Un ejemplo es la
corriente de desplazamiento subecuatorial. Al llegar a
Brasil se bifurca, yendo la mayor parte de la corriente
hacia el sur, pero también parte hacia el norte,
originando la corriente norecuatorial del golfo de Méjico.
Este fenómeno tiene importantes consecuencias
climáticas por el cambio de temperaturas que supone la
llegada de corrientes con agua más fría o más cálida.
 Los movimientos de compensación.
e. La circulación abisal. Es una corriente en profundidad, mucho más
compleja de estudiar que las corrientes en superficie. Está formada por
corrientes de agua muy fría, y se inicia por un descenso de las aguas en
las regiones polares, que al ser más densas que las aguas más cálidas se
desplazan bajo ellas hacia el ecuador, formando una corriente profunda
general. Debido a la rotación de la Tierra, esta corriente se desliza por
las costas occidentales de las cuencas oceánicas.

3. La atmósfera y el océano. La atmósfera y el océano entran en contacto en 360


millones de Km2, de los 510 millones de Km2 de la superficie de la Tierra. Esta
íntima relación provoca una importante influencia recíproca.
a. Influencia de la atmósfera sobre el océano.
i. La circulación general atmosférica es la causa principal de las
corrientes oceánicas de superficie.
ii. Los procesos de precipitación y evaporación que se producen en
la atmósfera modifica la densidad de las aguas, en el primer caso
disminuyendo su salinidad y en el segundo incrementándolo.
Además la evaporación produce un enfriamiento superficial de
las aguas, y los cambios de presión en la atmósfera conllevan un
cambio de presión en las aguas subyacentes.
b. Influencia del océano sobre la atmósfera.
i. El océano transfiere humedad a la atmósfera a través de la
evaporación.
ii. El océano aporta núcleos de condensación a las masas de aire
debido a las sales que quedan en suspensión en ellas, lo que
aumenta la posibilidad de precipitación.
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iii. El agua de los océanos aporta gran cantidad de calor a la masa


de aire que está sobre ella, tanto de forma directa por reflexión
de rayos solares como de forma indirecta a través del vapor de
agua. Aunque la transmisión de temperatura es recíproca, y por
tanto la influencia también, es más importante la acción del
océano sobre la atmósfera con respecto a la temperatura que
viceversa.
c. La participación de las masas continentales en la relación atmósfera-
océano.
i. El distinto comportamiento de la tierra y el mar respecto a la
insolación repercute sobre la atmósfera. Así, al ser la variabilidad
de la temperatura del océano menor que en la tierra, actúa
como regulador térmico.
ii. El efecto de los continentes sobre la trayectoria inicial de las
corrientes superficiales tiene importantes repercusiones,
desviando grandes masas de agua, que a su vez provocan
importantes movimientos en profundidad.

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