El Joven Manos de Tijera El Inadaptado M

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Universidad de Chile

Facultad de Artes
Departamento de Teoría del Arte.

“El joven manos de tijera”


El inadaptado moderno de Tim Burton
● El cine de Burton

Actualmente resulta casi imposible hablar de cine contemporáneo sin que el


nombre de Tim Burton (California, 1958) sea mencionado. Con una obra vasta, que
supera la treintena de títulos, el director estadounidense es capaz de generar diversas
reacciones en los espectadores, desde admiración absoluta hasta un completo
desagrado.

Encontrando inspiración en la literatura romántica, los cuentos de hadas y los


relatos fantasmagóricos de autores como Poe y Maupassant, la obra de Burton tiene
como denominador común el escapar del mundo real con la intención de crear nuevos
y fantasiosos en los que se desenvuelven personajes marginados abrumados por su
propia existencia y en constante batalla con el mundo que los rodea. En estos mundos
vemos la capacidad de Burton de recobrar con éxito la estética y valores defendidos
por los grandes realizadores del movimiento expresionista alemán quienes, sumergidos
en la sociedad de la post primera guerra mundial, se obsesionaron con mostrar el lado
pesimista de la vida, las desventajas de la sociedad moderna, el desequilibrio social y
político y, como consecuencia, la existencia del sujeto alienado, intentando, por medio
de esta distorsionada realidad, conmover los ánimos de los espectadores. Al igual que
lo hicieron directores como Murnau, Lang y Wienne en su momento, la cinematografía
del californiano gira en torno a la protección de las libertades individuales y de
expresión, manifestando una inclinación hacia la irracionalidad, la idolatría y los tabúes
abordando en sus films temáticas relativas al terror, la fantasía y la muerte e incitando
al espectador a la exploración de un mundo clandestino y oscuro.

De esta forma, nos encontramos con un cineasta que lleva a cabo su obra
desde dentro de la industria a la que él mismo critica y de la que realmente no se siente
parte. Ello podría deberse al desprecio que sentía el autor por los registros fílmicos
habituales y establecidos, prefiriendo sumergirse en su propia creación, encaminándola
por parajes poco corrientes. Esto mismo podría devenir desde lecturas sobre el mismo
cine, las influencias recogidas del expresionismo alemán o el cine de categoría “B”,
rasgos que posicionan su obra como una operación que le permitirá tomar conciencia
del cine como mecanismo capaz de incorporar un imaginario compuesto de cuerpos
extraños e inacabados considerados anómalos dentro de las construcciones
hegemónicas de la industria cinematográfica; como el mismo Burton lo ha dicho “-los
directivos de los estudios- a veces me miran con cara de preocupación, preocupación
por qué es lo que quiero hacer.”1.

Si hay un film que recoge todas las características antes mencionadas es, sin
lugar a dudas, El joven manos de tijera del año 1990. Un relato de fantasía, drama y
romance que gira en torno a la figura de Edward un joven híbrido con tijeras en lugar de
manos quien tras morir su creador es abandonado a su suerte en un enorme castillo
gótico a las afueras de la ciudad. Al poco tiempo el joven será encontrado por una
amable mujer que no dudará en rescatarlo y llevarlo a vivir junto a ella y su familia a
una colorida casita de los suburbios, donde conocerá a Kim, la hija mayor de la familia
y de quien no tardará en enamorarse. Mientras tanto, la enigmática figura de Edward
causará curiosidad en los habitantes de la vecindad quienes quedarán impresionados
al descubrir las habilidades del joven como jardinero y peluquero, creando en torno a él
una serie de chistes y comidillas pero de quien, debido a su innegable singularidad,
comenzarán a desconfiar y envidiar. Luego de ser perseguido cual Prometeo moderno,
la historia acaba con Edward de vuelta en su lúgubre castillo, confiando en que fingir su
muerte le dará por fin un poco de paz.

Considerando todo lo anterior, el presente ensayo busca abordar el film El


joven manos de tijera considerando a su protagonista como un sujeto alienado de
inspiración expresionista y analizando su inserción en la sociedad moderna postulada
por el filósofo francés Gilles Lipovetski. Para ello se revisarán distintos aspectos de la

1
Salisbury, Mark. Tim Burton por Tim Burton. Barcelona: Alba Editorial, 2007.
cinta, desde su descripción argumental, hasta los recursos estéticos utilizados y sus
significados, elementos que colaborarán en la concepción de Edward como el
inadaptado moderno de Tim Burton.

Fundamental es iniciar mencionando que este relato es quizá uno de los más
socialmente críticos del repertorio de Burton, pues en él se desarrolla una
contraposición entre dos mundos diagonalmente opuestos pero que comparten un
mismo espacio. Para evidenciar lo anterior, el director recurrirá a una serie de recursos
estilísticos y discursivos que recuerdan a las clásicas producciones del cine
expresionista alemán, como son el tratamiento del espacio, la luz y la cámara, así como
el estudio psicológico de sus personajes y su condición como sujetos alienados de la
sociedad moderna. Dentro de los primeros, encontraremos escenas que, por medio de
la implementación de zonas iluminadas y oscurecidas, buscan poner en evidencia este
choque de mundos al crear visualmente una muralla que separa el siniestro interior del
castillo de Edward y la llamativa vecindad de Pegg (Anexo 1). Este mismo ejemplo nos
permite realizar un análisis al manejo del espacio el que en el primer caso se presenta
de manera confusa y asfixiantes, versus el segundo donde el director decide mostrar
un amplio ambiente, con extensas porciones de cielo y cuantiosos sectores de jardín,
por medio de varias tomas en travelling y picado. Este ininterrumpido juego de planos
logra también la presentación psicológica de los personajes, como el primer plano de la
cara de Edward al contemplar el retrato de Kim (Anexo 2), o aquella del baile de la
joven bajo la nieve, en que la cámara gira en torno a ella mientras extiende sus brazos
para alcanzar los copos que Edward deja caer mientras talla en hielo la figura de un
ángel, haciendo sucesivos primeros planos al rostro y manos de la joven (Anexo 3)

Otro recurso utilizado por el director serán los tres flashbacks que cuentan la
historia de Edward, desde su concepción en la mente de su creador, formación y
posterior desamparo (anexo 4). Con estos breves guiños al pasado, el director parece
querer dejar en evidencia una cierta humanidad en el personaje de Edward,
remitiéndose a la relación padre-hijo. El tópico de la paternidad será recurrente en el
cine de Burton el que, según él, tiene su origen en la relación disfuncional que él mismo
tenía con su padre: “Mi padre había muerto recientemente y aunque no estuviera muy
unido a él fue un periodo triste que me hizo empezar a pensar y a recordar el pasado.”2
comentó el director con relación al estreno de El Gran Pez en el año 2003, film en el
que abordó con especial agudeza la búsqueda de este vínculo familiar.

La música será otro elemento presente a lo largo de todo el film. Se trata de


una banda sonora compuesta por Danny Elfman, quien ha trabajado en múltiples
oportunidades con Burton. De tintes un tanto retorcidos y tétricos, pero a la vez
descolocantes y humorísticos, la banda sonora de El Joven manos de tijera es capaz
de evocar sensaciones en el espectador, incluso sin necesidad de imágenes. La mejor
muestra de ello son escenas como la del baile de Kim y la huída de Edward las cuales,
por medio de armónicas notas musicales y prístinas voces infantiles, la convierten en
un personaje más dentro del film de Burton.

2
Mark Salisbury. (2007). Tim Burton por Tim Burton. Barcelona, España: Alba Editorial.
● Edward, el inadaptado moderno de Burton

Atendiendo a todo lo anterior, el personaje de Edward no puede parecer menos


que fascinante: una criatura pusilánime que se esconde de la humanidad cuyo pequeño
mundo se fractura cuando es invitado a “presentarse en la sociedad”, viéndose
obligado a seguir los códigos de educación y convivencia. Este sujeto desajustado, el
outsider, será tratado por Burton de la misma forma en que fue tratado por los
expresionistas alemanes; estoy pensando en el vampiro de Murnau o el sonámbulo de
Wiene3, cuyos organismos anómalos fueron considerados un síntoma del cuerpo social
que escapó del modelo de comunidad, y que, en este caso, Burton intenta recrear
siguiendo la estética plástica de la vida norteamericana de la década de los 60s. Sin
ser casualidad, por supuesto, pues el mismo directo se ha encargado de revelar sus
inclinaciones por los clásicos cinematográficos de terror y fantasía, como lo fueron las
grandes producciones de la Hammer, y su admiración por actores del género como
Boris Karloff, Bela Lugosi y Vincent Price, quien encarna su último papel
cinematográfico justamente en El Joven manos de tijera antes de su fallecimiento en el
año 1993.

Sin embargo, existe un detalle no menor que permite trazar una línea divisoria
entre los monstruos expresionistas y los burtonianos, y es que Burton fue capaz de
descubrir en los suyos una ternura y sensibilidad particular. Por esta misma razón no
debe sorprender que Edward, a pesar de su apariencia atemorizante, haya
desarrollado una afección por la belleza, la que expresa a través de la confección de
majestuosos animales de arbusto y más tarde con los insólitos peinados de las vecinas
del lugar. Debido a esto mismo es que, a lo largo de todo el film, nos encontramos con
un Edward inacabado y artificial que vive en la dolorosa paradoja de querer acercarse a

3
F. W Murnau, “Nosferatu” (1922) / R. Wiene, “El gabinete del Dr. Caligari” (1920)
quienes ama y que no puede tocar sin causarles daño con sus afilados dedos. El origen
de este nuevo inadaptado burtoniano se halla en las vivencias infantiles y adolescentes
de su creador, quien reconoce haber vivido gran parte de estos períodos aislado y
encerrado en su habitación dibujando los seres monstruosos que años más tarde
darían vida a sus películas:

“Creé este personaje -Edward- hace algún tiempo, lo medité mucho.


Representa, en parte, aquellos años de adolescente en los que sentías con mucha
intensidad, y nadie te comprendía, ese tipo de clichés clásicos. El hecho de crecer en
Burbank acentuó esos sentimientos en mí. Así que esta película es muy representativa
de muchas sensaciones e impresiones de esa época y ese lugar”4

Si nos remitimos a las palabras del escritor Juan Orellana Gutierrez, el cine
funciona como una forma de aproximación a la condición del hombre, por medio del
cual se expresan “aspectos más o menos significativos de la condición humana”5, esto
se hará por medio de un lenguaje metafórico específico en forma de narración, imagen
e incluso poesía, cargado de alegorías y símbolos que evolucionará hasta convertirse
en un lenguaje universal. Lo referido por el autor es fácilmente visible en el cine de Tim
Burton, pues el director recurre con frecuencia a una simbología personal con un
lenguaje colmado de guiños visuales que contienen un profundo sentido tanto para él
como para el espectador, permitiéndole abordar las temáticas que él considera
fundamentales visibilizar.

Muestra de la marginación y desconcierto que siente Edward en su nuevo


hogar es presenciada en la escena de la cena familiar posterior al robo del que el
protagonista fue inculpado. La escena en cuestión refiere al intento del señor Boggs de

4
Tim Burton (1990). Contenidos especiales y comentarios del director, En DVD El joven manos de tijera.
20 Century Fox, Los Ángeles.
5
Juan Orellana Gutierrez. (2007). Como en un espejo: Drama humano y sentido religioso en el cine
contemporáneo. Madrid, España: Encuentro.
enseñar a Edward cómo debe ser su comportamiento según los criterios impuestos por
la sociedad y sus buenas costumbres:

-Señor Boggs: (hablándole a Edward) Muy bien, un poco de ética. Vas caminando por
la calle y te encuentras una maleta llena de dinero. No hay nadie a tu alrededor, ni una
sola persona a la vista. ¿Qué haces? a) Te quedas con el dinero. b) Te lo gastas en
regalos para tus amigos y personas queridas. c) Se lo das a los pobres, d) Lo entregas
a la policía.
(...)
-Edward: ¿Dárselo a las personas queridas?
-Señora Boggs: Oh, Edward, puede parecer que eso es lo que deberías hacer, pero no
es así.
-Kevin: Idiota, todo el mundo sabe que se supone que se lo tienes que llevar a la
policía.
-Señor Boggs: Bien dicho, Kevin.
-Kim: Bueno, pero piénsalo un momento. Es lo más bonito que puedes hacer. Es lo que
yo haría.
-Señor Boggs: No queremos confundirlo. Queremos hacerle la vida más fácil, así que
deja de bromear.
-Kim: Hablo en serio, papá. Es mucho más bonito.
-Señor Boggs: No estamos hablando de eso, sino de lo correcto y lo incorrecto.
-Kevin: (burlándose de Kim) ¡Ja, ja!
-Kim: (golpea a su hermano) ¡Cállate!
-Señora Boggs: (enfadada) No me extraña que Edward no consiga distinguir el bien y el
mal viviendo en esta familia.
Esta dinámica es lo que Tim Burton ha bautizado irónicamente como “lógica
residencial”6 y que se resume en pura confusión pues, además de ser incomprendido,
juzgado y aleccionado injustamente, en lo que resulta ser una cena familiar común y
corriente, al final de la escena ni Edward ni el espectador quedan del todo convencidos
de que aquella “ética” que se está intentado inculcar sea la mejor. De esta
conversación, finalmente, lo que se puede extraer es una reflexión en torno al
etiquetado pernicioso capaz de conformar al individuo tal y cómo lo califica el resto y
que, en este caso, transformó a Edward en un delincuente peligroso únicamente
porque quienes lo rodean afirman que lo es.

6
Tim Burton (1990). Contenidos especiales y comentarios del director, En DVD El joven manos de tijera.
20 Century Fox, Los Ángeles.
● Una sociedad de plástico

De este tratamiento sobre la condición del sujeto inadaptado se desprende una


serie de críticas y cuestionamientos, muchas veces en forma de sátira, que el director
dirigirá a la sociedad, su estructura y reglamento. En El joven manos de tijera esta
crítica va dirigida a la estructura plástica norteamericana que, según el filósofo francés
Gilles Lipovetski, se originó a partir una sociedad hacía varios años conmocionada y
que rompió con los estatutos promovidos durante el siglo XVII y XVIII, dando origen a
una nueva forma de individualismo occidental. En su libro La era del vacío (1983) este
“proceso de personalización” reestructuró en profundidad los sectores de la vida social
en honor a “lo nuevo” y el escritor lo describe como “...una combinación sinérgica de
organizaciones y de significaciones, de acciones y valores, iniciada a partir de los años
veinte(...), y que no cesa de ampliar sus efectos desde la Segunda Guerra Mundial.” 7,
y que, a la misma vez, corresponde a la fractura de la socialización disciplinaria ahora
transformada en una basada en la información, la estimulación y la exaltación de los
factores humanos que rinden culto a la cordialidad y sentido del humor.

De lo anterior, veremos mucho a lo largo de toda la filmografía de Tim Burton


quien, políticamente incorrecto e incisivo, reduce la visión propuesta por Lipovetski a la
vida vacía de los suburbios norteamericanos. Atendiendo a lo que dice el autor francés,
este proceso de personalización conllevará una nueva forma de organizarse y
comportarse por medio de nuevos procedimientos que contienen nuevos valores, fines
y legitimidades sociales. Nace de esta forma la sociedad hedonista inclinada por la
liberación personal, el humor y la sinceridad: una lógica individualista con “derecho a la
libertad”8 que se instala en la vida cotidiana. Siguiendo lo postulado por Lipovetsky, en
El joven manos de tijera, los personajes funcionan como ilustraciones de una idea; la

7
Gilles Lipovetski. (1983 - 1986 traducción). La era del vacío: ensayos sobre el individualismo
contemporáneo. Barcelona, España: Anagrama. Pp. 06.
8
Gilles Lipovetski. (1983 (1986 traducción)). La era del vacío: ensayos sobre el individualismo
contemporáneo. Barcelona, España: Anagrama. Pp. 08.
misma familia Boggs que adopta a Edward, cuya madre actúa siempre con buenas
pero nunca solicitadas acciones, el padre materialista y pueril que cree en las ventajas
del capital y una hija modélica pero llena de absolutamente nada, con un novio patán,
ególatra y destructivo, la que vive rodeada de una comunidad en que la vecina de en
frente seduce y desea sin medidas, mientras que la del lado se encomienda a la vida
devota y puritana, a la vez que el resto intenta llenar el vacío que deja el estereotipo
consumista e industrial por medio de chismorreos a las espaldas y animadas fiestas de
jardín. Todas y cada una de estas ideas serán llevadas a la pantalla por una serie de
escenas, cuya estética colisionará fuertemente con este ideario. La idea de Burton era
la de presentar un modelo de sociedad roída por el consumismo, carente de valores y
sumergida en la más profunda superficialidad y que queda en evidencia en escenas
como el conjunto habitacional de idénticas casitas chillonas que le darán la bienvenida
a Edward (Anexo 5), la escena de la cuestionada actitud de la señora Munroe cuando
intenta seducir al joven (Anexo 6), o la entrevista de este último en la televisión que
retrata la frivolidad del mundo televisivo norteamericano.

Una escena que resume a la perfección el comportamiento antes descrito es


aquella en que Edward es recibido por el vecindario con una barbacoa de jardín y
donde se le ve gozando de la atención que se le da a un fenómeno de circo (Anexo 7).
Esta secuencia inicia con el violento golpe de una de las tijeras de Edward a una lata
de cerveza, para posteriormente celebrar una serie de mofas infantiles y consejos
innecesarios que le ofrecen el contacto de un médico que “quizá pueda ayudarle”,
comentarios que obtendrán siempre la misma respuesta del joven: una sonrisa tímida o
una expresión de confusión. La presencia del joven no dejará indiferente a ninguna de
las vecinas del lugar quienes entablan una sugerente conversación en torno a la figura
de éste: “Esas manos, ¿serán frías o calientes? Imaginense lo que puede hacer con
ellas. Pues imaginense lo que puede deshacer con ellas”, a la vez que explotan en una
carcajada. La escena acaba con las manos/tijeras de Edward alzadas y ensartadas a
forma de brocheta en trozos de salchichas, tomates y pimientos, anunciando el Señor
Boggs que la cena está servida. La secuencia es simplemente concluyente: en tan sólo
un par de minutos, Edward ha sido reducido a abrelatas, sujeto inválido, blanco de risas
y cotilleo femenino y brocheta humana, en el que representa un episodio ordinario en
medio de una urbanización de clase media americana durante la década de los 60s y
70s, y que aparece en forma de aquello que Lipovetsky denominó “valor narcisista” en
el que hallamos sujetos ansiosos de relacionarse con otros similares a él,
sensibilizados por los mismos objetivos existenciales y movilizados por la indiferencia
masiva postmoderna y por un vacío de todo cuyo único interés es vivir el aquí y ahora.
En resumen, esta escena de El joven manos de tijera expone la intolerancia e
incomprensión a través de los personajes estereotipados de la sociedad contrastando
sutilmente la falsedad humana y la sensibilidad del monstruo.
● Conclusión

La cinta El joven manos de tijera sintetiza de manera perfecta el retomo de un


imaginario anómalo para la actual industria cinematográfica. Edward, cuya historia nos
recuerda a los más torturados monstruos de los clásicos de terror, es aquel sujeto triste
y marginado que se esconde del mundo pero que a la vez desea con todo su corazón
simplemente pertenecer, anhelo que le será negado debido a su naturaleza
excepcional, siendo condenado a vivir aislado y en la más profunda soledad. Por medio
de la reinterpretación del alienado expresionista y la singular estética del mismo
movimiento, Tim Burton fue capaz de realizar una ácida crítica a la viciada sociedad
moderna roída por el consumismo, la falta de valores y la superficialidad, dando como
resultado un film versátil de armoniosa hibridación narrativa presentada al público como
un perfecto cuento de hadas para niños inadaptados.
Ficha técnica

● Título original: “Edward Scissorhands”


● País: Estados Unidos
● Duración: 105 min.
● Año: 1990
● Director: Tim Burton
● Productores: Denise Di Novi y Tim Burton
● Guión: Caroline Thompson
● Fotografía: Stefan Czapsky
● Montaje: Richard Halsey
● Música: Danny Elfman
● Productora: 20th Century Fox
● Género: Fantástico
● Reparto principal: Johnny Depp , Winona Ryder, Dianne Wiest, Anthony Michael
Hall, Alan Arkin, Kathy Baker, Robert Oliveri.
● Bibliografía

1. Salisbury, Mark. Tim Burton por Tim Burton. Barcelona: Alba Editorial, 2007.
2. Gilles Lipovetski. (1983 (1986 traducción)). La era del vacío: ensayos sobre el
individualismo contemporáneo. Barcelona, España: Anagrama.
3. Jacques Aumont. (1997). "El ojo interminable: pintura y cine". Buenos Aires,
Argentina: Paidós Ibérica, S.A.
4. Javier Figueroa. (2012). Los inadaptados de Tim Burton: Editor digital: Titivilus.
Disponible en: https://www.lectulandia.com/book/los-inadaptados-de-tim-burton/
5. Juan Orellana Gutierrez. (2007). Como en un espejo: Drama humano y sentido
religioso en el cine contemporáneo. Madrid, España: Encuentro. Disponible en:
https://books.google.cl/books/about/Como_en_un_espejo.html?id=mbaNp5cm1U
0C&redir_esc=y

● Recursos audiovisuales

1. Tim Burton (1990). Contenidos especiales y comentarios del director, En DVD El


joven manos de tijera. 20th Century Fox, Los Ángeles.

● Sitios web
1. http://www.deperu.com/cine/el-joven-manos-de-tijera-197.html
2. https://elvuelodelalechuza.com/2016/11/16/filosofia-en-tim-burton-la-categoria-de
l-outsider/
Anexo

1)
2)
3)
4)

5)
6)

7)

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