Repensar La Educación
Repensar La Educación
Repensar La Educación
Elizabeth Carrizo •
RESUMEN:
El presente es un artículo que presenta la vida y la Obra de Juan Jacobo Rousseau. El
mismo propone una recorrida por la visión romántica de este autor, poniendo el acento en sus
rasgos racionalistas. A partir del estudio del pensamiento de Rousseau vemos como cobra
especial relevancia para comprender la educación moderna, y su preocupación central mate-
rializada en siglos posteriores al XVIII acerca del Estado Educador y la obligatoriedad esco-
lar. Constituye un pensamiento de ruptura entre la premodernidad y la modernidad educati-
vas. Ruptura o tránsito más o menos abrupto, según sea la lectura que se haga de su obra.
El artículo parte de la biografia de Juan Jacobo Rousseau, marcando la CONTRA-
DICCIÓN, que atraviesa su obra. Luego se adentra en EL EMILIO, analizado a partir de
párrafos textuales extraídos de su obra.
Podemos hablar de una propuesta político-pedagógica de Rousseau, en la cual tiene
primacía el proyecto político y cuyo sustento y permanencia requiere la educación de los
ciudadanos. Es por ello que Rousseau nos presenta su obra EL EMILIO e inmediatamente
el tomo 11: EL CONTRATO SOCIAL, al cual hacemos referencia al final.
Palabras clave:
Pensadores - Educación - Rousseau.
Keywords:
Thinkers - Education - Rouseau
-75-
JUSTIFICACIÓN
Para presentar el siguiente artículo me gustaría partir de dos cuestionamientos per-
sonales a la hora de proponer el estudio de la obra de Rousseau: ¿Por qué es importante el
estudio de la Obra EL EMILIO de Rousseau? ¿Qué significado tiene para la Pedagogía
actual el estudio de Rousseau?. Las preguntas tienen una multiplicidad de respuestas que
van a dar significado a la Propuesta Rousseauniana.
Para empezar debemos afirmar que la niñ.ez representa el punto de partida y el punto
de llegada de la pedagogía. Ella obtiene de la niñ.ez su excusa irrefutable de intervención
para educar y reeducar en la escuela, para participar en la formación de los seres humanos
y los grupos sociales. Para el pedagogo, la infancia es el pasaporte a su propia inserción en
un futuro posible, futuro en que los hombres vivirán en gran medida, de acuerdo a aquéllo
que ha sido por ellos efectuado años antes, en los de su infancia y, en consecuencia, en los
de su educación. La pedagogía se erige como un "gran relato" en estrecha conexión a la
narración de una infancia deseada en una sociedad deseada1•
En segundo lugar, y estrechamente relacionado con lo anterior, porque en algunos
análisis sobre Rousseau prevalece una visión romántica, ubicándolo casi exclusivamente
como un antecedente de la Escuela Activa, privilegiando las notas del "EMILIO" referen-
tes al respeto por el niño, a su espontaneidad, a su libertad, pero sin interpretar el planteo de
la educación natural en relación con su objetivo final: la renaturalización del ciudadano a
través de la internalización de la Ley.
La problemática de la ciudadanía, pensada desde criterios de moralidad y de respeto
al bien común, emerge así como una temática central, la necesidad de establecer las bases
de la familia patriarcal.
De esta manera, alejándonos de la visión romántica de este autor y poniendo el
acento en sus rasgos racionalistas, el pensamiento de Rousseau cobra especial relevancia
para comprender la educación moderna, y su preocupación central materializada en siglos
posteriores al XVIII acerca del Estado Educador y la obligatoriedad escolar. Constituye un
pensamiento de ruptura entre la premodernidad y la modernidad educativas. Ruptura o
tránsito más o menos abrupto, según sea la lectura que se haga de su obra.
1- Narodowski, Mariano (1996) Infancia y Poder la confonnación de la Pedagogía Moderna Editorial AIQUE, Bs.As.
2- Ilustración: Movimiento éste que habla comenzado a gestarse como concepto a partir del siglo XVII, aunque
el movimiento habla crecido constantemente a partir del estímulo inicial de BACON y del pensamiento
CARTESIANO, con la subsiguiente REVOLUCIÓN CIENTÍFICA. A partir del siglo XVIII fue ganando
importancia y clara conciencia, a medida que los autotitulados PHILOSOPHES buscaban desplazar las formas
intelectuales y culturales de los siglos anteriores como obscurantistas, adoptando una postura inquisitiva derivada
de la fe, en la eficacia del método científico basado en el senso-empirismo y en el razonamiento inductivo. Entre
los más conocidos de estos pensadores se encontraban: Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau, quienes
llegaron a considerarse a sí mismos como "los que proyectan la luz en las tinieblas reinantes". El mismo siglo se
conoció ya en Francia como "el siglo de las luces". En Bowen, James ( 1992). Historia de la Educación Occidental
Tomo lll: El Occidente Moderno. Europa y el Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX. Editorial Herder. Barcelona.
3- Citado en Henri runschwig, Enlightenment and Romanticism in Eighteenth- Century Prussia (1949), pág. 7.
4- Juan Jacobo Rousseau: el pensamiento de Rousseau será ilustrado, en el presente trabajo, con extractos textuales
de su obra.
manos una selección de libros tanto clásicos como contemporáneos), lo entregó a un her-
mano suyo (ingeniero) quien a su vez dejó al niño en manos de un pastor protestante.
Casi siempre enfermizo, prácticamente aprendió solo. Durante este período, en la
vida tranquila de la campaña, sintió desarrollarse ese amor por la naturaleza que lo alentó
toda su vida.
Poco después se dedica a viajar y emprende toda clase de aprendizajes y se arriesga
a todas las categorías de labores: lacayo, seminarista, aprendiz y copista de música, apren-
diz de notario y de grabador, profesor de música, misionero, secretario de un griego que
pretende restaurar el Santo Sepulcro, autor de óperas, inventó un nuevo sistema de escritura
musical. También fue Secretario de la embajada en Venecia y llegó a ser íntimo amigo del
filósofo Francés Denis Diderot, quien le encargó escribir artículos sobre música para la
Enciclopedia.
Estos son datos biográficos importantes si tenemos presente que más que sus prime-
ras lecturas, resultan decisivas sus experiencias personales sobre la injusticia y del peso
determinante que lo social tiene en la moral de los hombres, para marcar desde el comienzo
a sus obras.
"Una acusación banal (la ruptura de un peine) y la obstinada autodefensa a la
que se sintió obligado, lo transportan de la "dulzura, equidad y complacencia"
con la que lo habían tratado hasta entonces, a la "confusión y turbación" pro-
vocado por esta primera desnaturalización: "ese primer sentimiento de la vio-
lencia y de la injusticia ha quedado tan profundamente grabado en mi alma
que todas las ideas con él relacionadas me reviven mi primera emoción y ese
sentimiento en su origen referido a mí mismo, ha tomado tal consistencia en sí
y se ha desligado de tal modo de todo interés personal, que mi corazón se infla-
ma ante la visión o el relato de toda acción injusta, cualquiera sea el objeto y el
lugar donde se cometa como si el efecto recayera sobre mí (pág. 127)"
"Jamás en su vida pudo ser Rousseau un hombre sin sentimientos( .•• ), de-
jando librados a mis hijos a la Educación Pública al no poder educarlos yo
mismo(•.. ) creí cumplir un deber de ciudadano y no de padre y me consideré
a mi mismo miembro de la República de Platón."
"Ante la pregunta de Mme. De Francuelli ¿Para qué los tuvo?, contesta
Rousseau: "la naturaleza quiere que los tengamos, pues la tierra produce
alimentos para todos; pero es la clase de los ricos, es su clase, la que roba a la
mía el pan de mis hijos (pág. 52)".
Por último Rousseau se hace escritor, ya que escribir es arriesgarse al malentendido,
pero el silencio es traición: el peligro de la distorsión se compensa con la misión pedagógi-
ca, fundamentará.
"Tomé la decisión de escribir y de esconderme dirá a Voltaire".
Muere el 2 de Julio de 1778 en Ermennonville (Francia) aparentemente por suicidio.
Cualidades
Humores del cuerpo Complexiones
temperamentales
Bilis negra Colérica Excitabilidad
Bilis roja Acuosa Calma
Sangre Melancólica Melancolía
Flema Sanguínea Distanciamiento
• Los cuatro "humores del cuerpo" están presentes en cada persona, pero es justa-
mente las diferentes mezclas las que producen las diferencias individuales.
• El niño es susceptible a la influencia materna, quien puede transmitirle reaccio-
nes, enfermedades, actitudes e inclusive el influjo de las personas próximas: esto
ocurre a lo largo de la gestación y de la vida post-natal y son fácilmente absorbi-
das por el feto y el neonato.
• Amamantamiento: se aconsejaba contra el mismo durante los tres primeros días,
ya que el calostro era considerado peligroso para la buena digestión. Se conside-
raba que la leche de la madre impartía características de personalidad y, además,
que era más beneficiosa para los niños que para las niñas. Tal era así la creencia
que ante la falta de la misma se debía buscar a una nodriza con personalidad y
temperamento apropiados.
• La lactancia duraba mucho tiempo y el destete se producía recién cuando apare-
cían los primeros dientes.
• Se impedía que el niño volviera a la posición fetal: fajándolo con vendas largas
a una tabla lisa, además se le ataba la cabeza con un circulo para que el cráneo
tomara forma alargada.
• Los pañales creaban problemas de higiene y salud: picazón, piojos y parásitos,
erupciones en la piel (casi universales). Las mismas eran atribuidas a la falta o
exceso de los humores del cuerpo.
• Los brazos se liberaban después de tres o cuatro semanas de vida, y el cuerpo
entero entre los nueve meses y el año.
• La primera infancia no suponía en absoluto liberación: existía una concepción
muy poco desarrollada de la niñez, a pesar de que Comenio reconoció secuencias
del desarrollo en la Escuela de la Infancia, eran consideradas versiones imperfec-
tas de la edad adulta, que el padre y el educador debían corregir lo más pronto
posible.
• La vara o el temor: se presentan como compañeros constantes de la infancia. El
lema universal de la época era: "Ahórrate la vara y estropearás al niño".
• Pocos niños iban a la escuela, la mayor parte trabajaba en los campos o indus-
trias y a medida que avanzaba el siglo iban a las fábricas y a las minas sin ninguna
escolarización viviendo como dijo Hobbes: "vidas solitarias, pobres, degradadas,
brutas y breves".
• Un dato muy significativo nos muestra que la mitad de la población francesa,
hacia mediados del siglo XVIII, moría antes de cumplir los 15 años de edad.
Es entonces desde ésta mentalidad de la época desde donde debemos pensar la obra
y los aportes revolucionarios de Rousseau. Analizar el pensamiento pedagógico y didáctico
de éste pensador sólo es posible en el marco de su proyecto político. "Este proyecto, acorde
con la modernidad, responde a la necesidad de crear un nuevo orden social ante la ruptura
del mundo teocéntrico propio de la antigüedad. El nuevo orden, en el análisis de Rousseau
será un Estado regido por leyes, expresión de la voluntad general. Para su explicación y
génesis, acorde con el pensamiento contractualista, parte de la idea del PACTO SOCIAL
como momento que expresa el paso del estado natural al estado civil"'.
Es decir, que podemos hablar de una propuesta político-pedagógica, en la cual tiene
primacía el proyecto político y cuyo sustento y permanencia requiere la educación de los
ciudadanos. Es por ello que Rousseau nos presenta su obra EL EMILIO e inmediatamente
el tomo 11: EL CONTRATO SOCIAL.
EL EMILIO.
Es tal vez su obra predilecta, donde expone los distintos motivos de la doctrina
rousseauniano enhebrándolos con un hilo conductor "contradictorio": la educación para
lograr una socialización plena se concreta mediante la reclusión y el aislamiento frente a la
realidad social.
"Pedagogía negativa, en el sentido de que (dado el estado corrupto de la sociedad
actual) no queda otro camino más que el de sustraer al niño, durante el mayor
tiempo posible, a las influencias ambientales. El objetivo es evitar el "desdobla-
miento", la disociación alienante del hombre moderno, a mitad del camino entre
la unidad natural y autosuficiente del salvaje y la integración completa del ciu-
dadano en la nueva sociedad. El medio para ello es la armonización de lo natural
(la inmediatez de los sentimientos) y lo adquirido mediatamente (la razón reflexi-
va, la cultura y la moral), a lo largo de un proceso que sigue el ritmo que la
naturaleza misma va marcando" (El Emilio, pág. 138)
La idea central en el pensamiento de Rousseau es que la educación es parte integral
de la reforma social, más aún, es una condición previa y necesaria. Su pensamiento era
radicalmente utópico: para la sociedad ideal de Rousseau se necesitaba la instauración de
un orden social completamente nuevo, que a su vez sólo podía asegurarse con una forma
radicalmente diferente de educación calcada en el orden de la naturaleza.
El Estado de Naturaleza constituye el referente normativo permanente de todo el
proceso educativo. Múltiples son los significados que se le asigna a la idea de naturaleza. A
los efectos del proceso educativo interesa su uso como concepto crítico y como concepto
normativo. Como concepto crítico: le servirá para caracterizar la corrupción del hombre:
"Todo es bueno tal como sale de las manos del Hacedor de las cosas; todo
degenera en las manos del hombre".
("El Emilio").
Utilizado el concepto como criterio normativo: lo conduce a hablamos de la educa-
ción "natural". Desde sus primeras páginas "El Emilio", reconoce a la naturaleza como la
verdadera guía de la educación del hombre, se trata de seguir la senda señalada por ella.
Este "camino", pensado como un proceso, se opone en diversos aspectos: a las prácticas
educativas dominantes en su época. "Constituye un proceso inscripto en una temporalidad
existencial, muy lejos a los tiempos y a los plazos escolares( ... ),( ... ) es una temporalidad
vinculada con el transcurrir de la vida y con su permanente dialéctica con la muerte" 6•
"Según Rousseau nacemos dos veces: la primera a la existencia (como miembros
de una especie) y la segunda como seres humanos (como miembros responsables de una
sociedad)"7 •
5- Azucena Rodríguez Ousset (2000): El sentido del antididactismo rousseauniano. Tomo Ill: En Revista Propuesta
Educativa N° 21. Edic. Novedades Educativas FLACSO Arg.
6- En Azucena Rodríguez Ousset: El sentido del antididactismo rousseauniano.
7- En Bowen, James (1985): Historia de la Educación Occidental. El Occidente Moderno, Europa y el Nuevo
Mundo. Siglos XVII-XX. Edit. Herder. Barcelona (Pag. 254)
Es por ello que Rousseau afinnaba que toda nuestra fonnación deriva de tres fuentes
posibles:
=:) la naturaleza,
=:)los hombres,
=:) las cosas.
Por la misma razón no me disgustará que Emilio sea de gran cuna. Será
siempre una víctima liberada del prejuicio. Emilio es huérfano. No importa
que tenga padre y madre: habiendo asumido sus deberes hacia él, los sustitu-
yo en todos los derechos. Debe honrar a sus padres pero obedecerme solo a
mí. Es la primera o, más bien, la única condición. (El Emilio, Libro 1)
8- En Bowen, James (1985): Historia de la Educación Occidental. Tomo III. El Occidente Moderno Europa y el
Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX. Edit. Herder. Barcelona (Pág. 249)
10- Rodríguez Ousset, Azucena (2000) El Sentido del antididactismo rousseauniano. En Revista Propuesta
Educativa N° 21. Ediciones Novedades Educativas, FLACSO. Arg. (Pág. 41).
Toda esta primera parte del "Emilio" está dedicada al cuidado del cuerpo del niño y
a la búsqueda de su fortalecimiento. Hay el tácito reconocimiento de la individualidad de
ese ser, separándolo del modelo de niño que lo concebía como parte del linaje y destinado
exclusivamente a la prolongación de la estirpe. El niño rousseauniano es un ser de bondad,
un ser para sí y para la vida civil.
Libro Segundo: la niñez.
Desde el punto de vista de Rousseau, es pre-racional, y por tanto deben evitarse las
presiones por parte de la gente: el tutor de Emilio, en esta etapa, no entra en discusiones
basadas en la razón, en ocasiones a Emilio se le ordena lo que debe hacer.
El niño no percibe aún los argumentos lógicos que incluyen los conceptos de deber
y obligación y responde a presiones de fuerza, de necesidad, de dominio. Ésta es la educa-
ción negativa: donde el reino de las cosas tiene un dominio necesario sobre las personas.
El tutor no debe enseñar deliberadamente ningún material cognitivo, no deben existir
lecciones formales en la niñez, ni lectura, ni escritura, ni contar y por supuesto nada de libros.
"Evitando así que los niños tengan obligaciones, les evito el instrumento de
su mayor miseria: los libros. La lectura es el flagelo de la infancia y la única
tarea en que prácticamente la ocupamos. Recién a los 12 años sabrá Emilio lo
que es un libro. Se me dirá al menos que es necesario que sepa leer. De acuer-
do: debe saber leer cuando la lectura le resulte útil; hasta entonces solo sirve
para molestarlo.( .•• )
( .•. )Pero ya que son necesarios los libros hay uno que en mi opinión constitu-
ye el tratado de educación natural mejor logrado. Este libro será el primero
que leerá Emilio, por mucho tiempo será el único de su biblioteca, en la que
mantendrá siempre un lugar destacado( ••• ) Es Aristóteles, Plionio, Buffon?
¡NO! Es Robinson Crussoe.
Robinson Crussoe en su isla, carente de la ayuda de sus semejantes y de todo
tipo de instrumentos, atendiendo sin embargo a su subsistencia y conserva-
ción y llegando a procurarse una especie de bienestar, representa un tema
interesante para cualquier edad y que puede ser hecho agradable para los
chicos de mil maneras.
Convengo en que ésta condición no es la del hombre en sociedad; tampoco ha de
ser la de Emilio verosímilmente; pero es sobre la base de esta condición que él
debe evaluar a las demás. El medio más seguro para ponerse por encima de los
prejuicios y para ordenar los propios juicios acerca de las verdaderas relaciones
de las cosas, es ubicarse en el lugar de un hombre solitario y juzgar todo tal como
este mismo hombre debe juzgarlo en vistas de su utilidad." ("El Emilio").
En este sentido"( ... ) podemos apreciar con más facilidad la fuerza del argumento
de Rousseau, si lo comparamos con el programa de Port-Royal en que a un muchacho de su
misma edad (12 ó 13 años) se le exigía leer la gramática latina del siglo XVI de Lubino, la
gramática del siglo XVII de Torsellino, el Fedro de Platón, la Historia de Flavio Josefo del
siglo primero de Jesucristo, junto con una selección de la Biblia, Historia y Literatura Fran-
cesa según el método de la ratio studiorum si era en un colegio Jesuita, y por el Método de
Comenius u otro semejante si era en una escuela protestante" 11 •
11- En Bowen, James ( 1985). Historia de la Educación Occidental. Tomo III: El Occidente Moderno, Europa y el
Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX. Editorial Herder. Barcelona (Pág. 253).
Las lenguas son una actividad educativa poco provechosa, la geografia una mezcla
sin sentido de abstracciones sobre la superficie de un globo de cartón; la historia una narra-
ción de hechos causales que la mente pre- racional del niño no puede captar, los cuentos no
tienen sentido, su sutileza está más allá de la comprensión del niño.
12- En Bowen, James (1985). Historia de la Educación Occidental. Tomo III: El Occidente Moderno, Europa y
el Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX. Editorial Herder. Barcelona (Pág. 254).
prejuicio; nada, afmna el cura, es más estúpido que perder la mayor parte de la vida del niño
enseñándole el catecismo con el engaño de que ello le conducirá al cultivo de la virtud" 13 •
Lo que plantea Rousseau con las Confesiones del vicario de Saboya es negar la
interpretación que la Iglesia hace de la Religión, aunque Rousseau profesó la creencia en
un ser supremo y sus escritos dan la impresión de aceptar una religión deísta.
"Creo que el mundo está gobernado por una voluntad poderosa y sabia; lo
veo, o mejor lo siento, y esto es lo que me importa saber.
( ••• )Que la materia sea externa o creada, que exista o no un principio pasivo,
igualmente es cierto que el todo es uno y testimonia una inteligencia única,
pues no veo nada que no esté ordenado en el mismo sistema y que no concu-
rra al mismo fin, a saber: la conservación del todo en el orden establecido.
Este ser que quiere y puede, este ser activo por si mismo, este ser sea quien
fuere, que mueve el universo y ordena todas las cosas, lo llamo Dios".
("El Emilio")
13- En Bowen, James (1985). Historia de la Educación Occidental. Tomo lll: El Occidente Moderno, Europa y
el Nuevo Mundo. Siglos XVII-XX. Editorial Herder. Barcelona (Pág. 245).
El contrato social.
Es el volumen compañero del "Emilio", publicado el mismo año. El "Emilio" pre-
tendía demostrar como debía ser formada la persona moral autónoma en secuencias apro-
piadas según los principios naturales, la práctica de esto llega a generar un mundo moral
incorrupto. La cuestión es la siguiente: ¿Cómo va a desarrollar una moral y por lo tanto una
conciencia social y una conducta adecuada?.
"El hombre nació libre y sin embargo, en todas partes se halla encadenado",
comienza diciendo Rousseau en el "Contrato Social". El objetivo del nuevo contrato que el
filósofo Ginebrino se dispone a describir consiste en romper las cadenas que limitan al ser
humano y devolverle la libertad. Es el Evangelio de la moral política, y dio a la tesis de la
soberanía nacional una justificación filosófica. La igualdad y la fraternidad tienen su origen
en Dios que es el gran Ser que mueve al mundo. La materia tiene categoría divina y por lo
tanto es buena en esencia. Los vicios y la desigualdad son frutos del interés. ( ... ) Como no
todos los individuos de una sociedad están compenetrados con la Naturaleza, pues su bon-
dad ha sido distorsionada igual que la sabiduría que le es propia, es necesario para estable-
cer las leyes que han de regir esa sociedad, atenerse a la mayoría con el fm de que la minoría
se adhiera a ellas por medio de un "contrato social".
"En dicho contrato no se propone un retomo a la naturaleza originaria, pero exige
la edificación de un modelo social que no se funde en los instintos y en los impulsos
pasionales (como sucedía en la época primitiva) pero tampoco exclusivamente en la ra-
zón aislada y contrapuesta a los sentimientos y a la voz del mundo prerracional ( ... ). 14" El
nuevo modelo debe apoyarse en la voz de la conciencia humana en su integridad y debe
estar abierto a la comunidad.
"Este pasaje desde el estado de naturaleza hasta el estado social produce en
el hombre un cambio muy notable, reemplazando en su conducta el instinto
por la justicia y otorgando a sus acciones unas relaciones morales de las que
antes estaban exentas. Solo así, cuando la voz del deber substituye el impulso
fisico y el derecho substituye el apetito, "el hombre que hasta entonces se
había limitado a contemplarse a sí mismo, se ve obligado a actuar según otros
principios, consultando con su razón antes de escuchar a sus inclinaciones.
Sin embargo, aunque en este nuevo estado se prive de muchas de las ventajas
que le concede la naturaleza, obtiene compensaciones muy grandes, sus fa-
cultades se ejercitan y se amplían, sus ideas se desarrollan, sus sentimientos
se ennoblecen y su alma se eleva hasta un grado tal que- si el mal uso de la
nueva condición a menudo no le degradase, haciendo que baje más abajo
incluso de su nivel originario- tendria que bendecir sin pausa el feliz instante
que lo arrancó para siempre de allí, convirtiendo al animal estúpido y limita-
do que era, en un ser inteligente, en un hombre". ("El Contrato Social").
Tanto Hobbes, Locke como Rousseau parten de la siguiente noción: existe un esta-
do de naturaleza, para transformarse en un estado civil, es necesario firmar un pacto,
un contrato.
14- En Reale, G. y Antiseri, D. (1992). Historia del pensamiento filosófico y científico. Editorial HERDER.
Barcelona. Tomo 111.
Cuando se deja el estado de naturaleza, cuando todos los miembros de una sociedad
se dan a través de un contrato normas que van a regir el comportamiento civilizado, viene la
idea de que el estado es la sociedad de naturaleza jurídicamente organizado. Pero cada uno
de estos autores tienen pequeñas diferencias, lo importante es rescatar que en esencia se
constituye el estado con todos los miembros de una sociedad de un territorio, cuando se
establece un contrato.
Veamos ahora las diferencias:
Hobbes: es el teórico del absolutismo, quien está viendo una Inglaterra que se des-
pedaza en guerras civiles, entonces dice que el contrato es simultáneamente un contrato de
asociación y un contrato de sucesión. Yo entrego todos mis derechos al soberano a cambio
solamente del derecho de protección a la vida que es el objetivo mismo del contrato. Esta-
mos hablando de un estado de naturaleza presocial, está reflejando la Inglaterra de su épo-
ca, de sus tiempos. Cosa que cambia con Locke.
Locke: quien es un teórico del liberalismo, afirma que existe un estado de naturale-
za que no es pre social, el hombre del estado de naturaleza es guiado por la ley natural que
le indica lo que es bueno y lo que es malo. Entonces por qué es necesario el pacto en este
caso?, porque si existen conflictos, no es bueno que el hombre sea juez y parte; aparece la
idea de un tercero, de un juez. Aparece entonces dos tipos de pactos: el primero de asocia-
ción por el cual se construye una sociedad en la cual hay alguien que media los conflictos,
y hay un segundo pacto: el de sucesión: éste puede ser cambiado todas las veces que los
miembros de la sociedad lo decidan y sin alterar la estructura civilizada de la sociedad.
Rousseau: en cambio da un paso más adelante:
"El hombre nace libre y, sin embargo, lo encontramos encadenado en todas
partes".
·("El contrato social")
Afirma que no hay pacto de sucesión, los que gobiernan son meros delegados de la
voluntad popular y la preocupación central es como vivir en una sociedad y al mismo
tiempo ser libres. Rousseau lo resuelve de la siguiente manera: a través de un pacto en el
cual las mayorías determinan las normas de la sociedad. El principio que legitima el poder
y garantiza la transformación social, afirma Rousseau, está constituido por la voluntad
general, que ama el bien común.
15- En Reale, G. y Antiseri, D. (1992) Historia del pensamiento filosófico y científico. Editorial HERDER.
Barcelona. Tomo 111.
16- En Reale, G. y Antiseri, D. (1992) Historia del pensamiento filosófico y científico. Editorial HERDER.
Barcelona. Tomo 111.
REFLEXIÓN FINAL.
A modo de reflexión final me gustaría agregar las palabras textuales de Michael
So!!tard, quien dice: " ( ... )es claro que las contradicciones se han radicalizado en este
nuevo siglo: nunca las pretensiones de la ciencia y de la técnica han sido tan grandes, pero
nunca se ha discutido tanto su poder; el deseo de comunicar no ha sido nunca tan profundo
en una época en que se despliegan tantos medios para satisfacerlo; y nunca se habló tanto
de la acción sin dejar por ello de ser conscientes de las incoherencias de la práctica. En
definitiva, todo esto da fe de una gran fragilidad conceptual, particularmente manifiesta en
la reflexión sobre la educación, desgarrada entre las pasiones y las modas de la época. Si
Rousseau pudiera ayudamos a recrear la idea de la Educación le deberíamos un agradeci-
miento histórico" 18•
Repensar la obra de Rousseau nos recrea definitivamente nuestro compromiso con
la Educación. No dejemos pues de leerlo siempre.
17- En Reale, G. y Antiseri, D. (1992) Historia del pensamiento filosófico y científico. Editorial HERDER.
Barcelona. Tomo lll.
18- Soetard, Michel (1994) Jean Jacques Rousseau (1712-1778) en Revista "Perspectivas". Pensadores de la
Educación. Volumen XXIV N° 3-4.
Bibliografías
Abaggnano, N. y Visalberghi, A. (1987). Historia de la Pedagogía. Editorial Fondo de Cultura
Económica. México.
Abal de Hevia, Isabel (1994). Historia de la Educación. Ediciones Braga S.A. Buenos Aires.
Bowen, James (1985). Historia de la Educación Occidental. Tomo II/: El Occidente Moderno.
Europa y el Nuevo Mundo. Siglos XVII- XX: Editorial Herder. Barcelona.
Carrizo, Elizabeth Y. (1998). Trabajo presentado para la aprobación del seminario ESTADO Y
POLÍTICA SOCIAL, dictado por el Profesor Aldo Ernesto Isuani: Las principales concep-
ciones sobre el Estado y sus funciones (desde la propia visión del tema). Aprobado.
Dotti, Jorge. E (1991). El mundo de Juan Jacobo Rousseau. Centro Editor de América Latina.
Buenos Aires.
Encarta '99.
Reale, G y Antiseri, D. ( 1992) Historia del Pensamiento Filosófico y Científico. Editorial Herder.
Barcelona. Tomo III
Rodríguez Ousset, Azucena (2000) El senticlo del antididactismo rousseauniano. En Revista Pro-
puesta Educativa. N° 21. Ediciones Novedades Educativa. FLACSO.
Rousseau, Juan Jacobo (1994). Contrato Social. Editorial Panamericana. Segunda Edición. Bogo-
tá, Colombia.
Soetard, Michel (1994). Jean Jacques Rousseau. (1712 -1778). En Revista "Perspectivas". Pensa-
dores de la Educación. Volumen XXIV. N° 3-4.