Los 4 Acuerdos

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Los 4 acuerdos.

El primer acuerdo
Sé impecable con tus palabras.

El Primer Acuerdo consiste en ser impecable con tus palabras.

¿Por qué tus palabras? Porque constituyen el poder que tienes para crear.
Constituyen el poder que tienes para expresar y comunicar, para pensar y, en
consecuencia, para crear los acontecimientos de tu vida.
Son como una espada de doble filo: pueden crear el sueño más bello o destruir
todo lo que te rodea. Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, que crea
un infierno en vida. El otro es la impecabilidad de las palabras, que sólo
engendrará belleza, amor y el cielo en la tierra.
La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están
plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos. Tú plantas una
semilla, un pensamiento, y éste crece. Las palabras son como semillas, ¡y la
mente humana es muy fértil!
Las palabras captan nuestra atención, entran en nuestra mente y cambian por
entero, para bien o para mal, nuestras creencias.
Veamos ahora lo que significa la palabra “impecabilidad”. Significa “sin pecado”.
“Impecable” proviene del latín pecatus que quiere decir “pecado”. El im significa
“sin”, de modo que “impecable” quiere decir “sin pecado”.
Un pecado es cualquier cosa que haces y que va contra ti.
Ser impecable con tus palabras significa utilizar tu energía correctamente, en la
dirección de la verdad y del amor por ti mismo.
Siempre que escuchamos una opinión y la creemos, llegamos a un acuerdo que
pasa a formar parte de nuestro sistema de creencias.
La única manera de deshacer un hechizo es llegar a un nuevo acuerdo que se
base en la verdad. La verdad es el aspecto más importante del hecho de ser
impecable con tus palabras. La espada tiene dos filos: en uno están las mentiras
que crean la magia negra, y en el otro, está la verdad que tiene el poder de
deshacer los hechizos. Sólo la verdad nos hará libres.
Es necesario que empecemos a comprender lo que son las palabras y lo que
hacen. Si entiendes el Primer Acuerdo (Sé impecable con tus palabras), verás
cuántos cambios ocurren en tu vida. En primer lugar, cambios en tu manera de
tratarte y en tu forma de tratar a otras personas, especialmente aquellas a las que
más quieres.
Tu opinión no es más que tu punto de vista, y no tiene por qué ser necesariamente
verdad. Tu opinión proviene de tus creencias, de tu ego y de tu propio sueño.
El Primer Acuerdo cambiará el tipo de semillas para las que tu mente resulta fértil.
EL SEGUNDO ACUERDO
No te tomes nada personalmente.

Los tres acuerdos siguientes nacen, en realidad, del primero. El Segundo Acuerdo
consiste en no tomarte nada personalmente.
Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te lo tomes personalmente.
Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se
diga.
La importancia personal, o el tomarse las cosas personalmente, es la expresión
máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor.
Su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su
domesticación.
Pero si no te lo tomas personalmente, serás inmune a todo veneno aunque te
encuentres en medio del infierno. Esa inmunidad es un don de este acuerdo.
Lo que dices, lo que haces y las opiniones que tienes se basan en los acuerdos
que tú has establecido, y no tienen nada que ver conmigo.
Lo que pienses de mí no es importante para mí y no me lo tomo
Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, no te lo tomes personalmente.
La mente tiene la capacidad de hablarse a sí misma, pero también tiene la
capacidad de escuchar la información que está disponible de otras esferas.
La mente ve con los ojos y percibe la realidad de cuando estamos despiertos.
Pero también ve y percibe sin los ojos, aunque la razón apenas es consciente de
esta percepción.
El mitote es la razón por la que los seres humanos apenas saben lo que quieren,
cómo lo quieren o cuándo lo quieren.
Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás
depositar tu confianza en lo que hagan o digan los demás. Bastará con que
confíes en ti mismo para elegir con responsabilidad. Nunca eres responsable de
los actos de los demás; sólo eres responsable de ti mismo.
EL TERCER ACUERDO
No hagas suposiciones

El Tercer Acuerdo consiste en no hacer suposiciones.


Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo,
creemos que lo que suponemos es cierto.
Juraríamos que es real. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o
piensan -nos lo tomamos personalmente-, y después, los culpamos y
reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Este es el
motivo por el cual siempre que hacemos suposiciones, nos buscamos problemas.
Toda la cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las
suposiciones y el tomarse las cosas personalmente.
Chismorrear es nuestra forma de comunicarnos y enviarnos veneno los unos a los
otros en el sueño del infierno.
El funcionamiento de la mente humana es muy interesante.
Necesitamos justificarlo, explicarlo y comprenderlo todo para sentirnos seguros.
Si los demás nos dicen algo, hacemos suposiciones, y si no nos dicen nada,
también las hacemos para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la
necesidad de comunicarnos.
Hacemos todo tipo de suposiciones porque no tenemos el valor de preguntar.
Suponemos que todo el mundo ve la vida del mismo modo que nosotros.
Suponemos que los demás piensan, sienten, juzgan y maltratan como nosotros lo
hacemos. Esta es la mayor suposición que podemos hacer, y es la razón por la
cual nos da miedo ser nosotros mismos ante los demás, porque creemos que nos
juzgarán.
La idea o la información es sólo una semilla en la mente. Lo que realmente hará
que las cosas cambien es la acción.
Un mago blanco utiliza las palabras para crear, dar, compartir y amar.
EL CUARTO ACUERDO
Haz siempre lo máximo que puedas

Es el que permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente


arraigados.
El Cuarto Acuerdo se refiere a la realización de los tres primeros: Haz siempre lo
máximo que puedas.
Bajo cualquier circunstancia, haz siempre lo máximo que puedas, ni más ni
menos.
En tus estados de ánimo diarios, lo máximo que podrás hacer cambiará de un
momento a otro, de una hora a otra, de un día a otro. También cambiará con el
tiempo. A medida que vayas adquiriendo el hábito de los cuatro nuevos acuerdos,
tu rendimiento será mejor de lo que solía ser.
Si siempre haces lo máximo que puedas, no te juzgarás a ti mismo en modo
alguno.
Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque
esperas una recompensa.
Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos

realmente de nuestra vida.


Cuando haces lo máximo que puedes, no le das al Juez la oportunidad de que
dicte sentencia y te considere culpable.
Cuando haces lo máximo que puedes, aprendes a aceptarte a ti mismo, pero
tienes que ser consciente y aprender de tus errores. Eso significa practicar,
comprobar los resultados con honestidad y continuar practicando. Así se expande
la conciencia.
Sabes que haces lo máximo que puedes cuando disfrutas de la acción o la llevas
a cabo de una manera que no te repercute negativamente. Haces lo máximo que
puedes porque quieres hacerlo, no porque tengas que hacerlo, ni por complacer al
Juez o a los demás.
La acción consiste en vivir con plenitud.
La mejor manera de decir:
“Te amo, Dios”, es vivir haciendo lo máximo que puedas. La mejor manera de
decir: “Gracias, Dios”, es dejar ir el pasado y vivir el momento presente, aquí y
ahora.
Dejar ir el pasado significa disfrutar del sueño que acontece ahora mismo.
Cuando haces lo máximo que puedes, te sientes bien contigo mismo aunque
todavía hagas suposiciones, aunque todavía te tomes las cosas personalmente y
aunque todavía no seas impecable con tus palabras.

Si eres impecable con tus palabras, no te tomas nada personalmente, no haces


suposiciones y siempre haces lo máximo que puedas, tu vida será maravillosa y la
controlarás al cien por cien.
Los Cuatro Acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de
las maestrías de los toltecas.
Los Cuatro Acuerdos están ahí; sólo tienes que adoptarlos y respetar su
significado y su poder.
De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu Juez la satisfacción de
convertirte en una víctima. No, sé firme contigo mismo. Levántate y establece el
acuerdo de nuevo.

EL CAMINO TOLTECA HACIA LA LlBERTAD.


Romper viejos acuerdos

La verdadera libertad está relacionada con el espíritu humano: es la libertad de ser


quienes realmente somos.
La libertad que buscamos es la de ser nosotros mismos, la de expresarnos tal
como somos.
El primer paso hacia la libertad personal consiste en ser conscientes de que no
somos libres. Necesitamos ser conscientes de cuál es el problema para poder
resolverlo.
El primer paso es siempre la conciencia, porque hasta que no seas consciente no
podrás hacer ningún cambio.
Ser un tolteca es una forma de vivir en la cual no existen los líderes ni los
seguidores, donde tú tienes y vives tu propia verdad. Un tolteca se vuelve sabio,
se vuelve salvaje y se vuelve libre de nuevo.
Existen tres maestrías que llevan a la gente a convertirse en toltecas. La primera
es la Maestría de la Conciencia: ser conscientes de quiénes somos realmente, con
todas nuestras posibilidades. La segunda es la Maestría de la Transformación:
cómo cambiar, cómo liberarnos de la domesticación. La tercera es la Maestría del
Intento: desde el punto de vista tolteca, el
Intento es esa parte de la vida que hace que la transformación de la energía sea
posible; es el ser viviente que envuelve toda energía, o lo que llamamos “Dios”.
La Maestría del Intento es, por lo tanto, la
Maestría del Amor.
Los toltecas creen que el parásito -el Juez, la
Víctima y el sistema de creencias- controla nuestra mente y nuestro sueño
personal.

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