HISTORIA DE LA MALA CONSCIENCIA - Brigitte

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11/11/2020 Instituto de Constelaciones Familiares Brigitte Champetier de Ribes

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Bert Hellinger / Los textos citados son las transcripciones autorizadas por el mismo Bert Hellinger de sus entrenamientos y conferencias. Algunos son extractos de sus libros.

Historia de la mala conciencia, el Bien y el Mal

Der Austausch, Bert HELLINGER, 2002

Temas tratados

Constelación familiar y conciencia


El derecho de pertenencia
El orden de precedencia
La conciencia colectiva
La conciencia personal

Los desafíos de la vida actual . La constelación familiar

Nuevo libro de Brigitte Champetier Conciencia y alma


de Ribes La conciencia personal
La conciencia colectiva
El alcance de la conciencia colectiva

Próximos cursos La pertenencia colectiva


La compensación colectiva
Cursos, talleres y monográficos en
El orden colectivo
directo
Ofrecidos por videoconferencia Conciencia y enfermedad

Dispondrá también de 30 días para La intención negativa


verlos en diferido El aferramiento de los muertos a los vivos
La solución
Cursos y monográficos en diferido
La esencia del alma
Cursos y monográficos grabados
Los movimientos del alma
Dispondrá de 30 días para verlos
en diferido
Las líneas que siguen resumen los últimos conocimientos sobre el desarrollo de la conciencia, tanto la conciencia colectiva incon
conciencia personal. Describen, más allá de eso, la forma en que a través de la constelación familiar se pueden superar los límite
cuando ella nos conduce a conflictos. Porque en la constelación familiar se muestra cómo, si se consigue traspasar estos límites,
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movimientos profundos que nos capacitan para reconciliar a un nivel más alto lo que anteriormente se oponía.

Facebook Instituto Constelación familiar y conciencia

Para entender la constelación familiar, y comprender su trasfondo, es importante tratar con lo que actúa en una familia o grupo
como su alma de familia o grupo.

Intentaré trazar un boceto de las funciones que tenía el alma de grupo originariamente y que, por supuesto, tiene todavía, y diré
que resalta esta alma en el grupo. Planteo este boceto sin verificar si ello corresponde realmente al desarrollo histórico, pues mi
pruebas históricas, sino permitir a través de él la acción en el presente. Se trata de elevar a la conciencia impulsos incomprensib
 Aviso legal
menudo de naturaleza trágica, y desde allí encontrar caminos que nos ayuden a resolver o prevenir tales intrincaciones trágicas.

El grupo originario era una horda de unos veinte a treinta miembros, cuyos integrantes dependían los unos de los otros a vida y
abandonar la horda sin perderse. Era también inimaginable que se excluyera a un miembro, salvo, quizá, si había matado a otro
de eso en la Biblia, en el relato de Caín y Abel.

El derecho de pertenencia

En ese grupo regían dos órdenes fundamentales. En primer lugar, cada miembro tenía el mismo derecho de pertenencia, y era im
negara a otro ese derecho. Pero, a la vez, cada miembro sabía que el bien del grupo tenía prioridad sobre las necesidades person

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una horda nómada, los viejos y enfermos que se quedaran atrás en cuanto se convertían en una carga para el grupo. Estaban dis
nadie se interponía en este camino por motivos como pudieran ser, por ejemplo, el cariño personal.

Que esto rige todavía hoy entre ciertos grupos se muestra en un acontecimiento que me contó un médico. Estaba en un hospital
unos hombres de la tribu masai trajeron en unas angarillas a un hombre joven herido en una pierna. Cuando el director del hosp
cuenta de que la gangrena había avanzado demasiado, que ya no se podría salvar la pierna. Hizo venir a los hombres y les explicó
amputar la pierna del joven, ya que en caso contrario moriría. Los hombres dijeron que primero tenían que hablarlo entre ellos.
una hora y le informaron: “hemos decidido que muera”.

Por el mismo motivo aquellas hordas abandonaban a los niños débiles o minusválidos. También en este caso, la supervivencia d
prioridad sobre la compasión personal. ¿Eran crueles esas hordas? Conocían sus límites y los aceptaban. De modo que el derech
encontraba sus límites en el bien común. Es decir, que todo servía a la supervivencia y continuidad del grupo como conjunto.

El orden de precedencia

El segundo orden, en esos grupos, aseguraba la precedencia de los miembros anteriores o mayores sobre los posteriores o más jó
cada cual tenía su lugar, del que se movía por sí mismo, en el curso del tiempo, de un lugar bajo a otro más elevado. De ahí que e
hubiera conflictos con respecto al rango.

La conciencia colectiva

Estos órdenes, del derecho a la igualdad por la pertenencia y de la jerarquía según el tiempo de pertenencia no surgían, sin emba
racionales. Habían sido fijados por una conciencia colectiva, de modo que cualquier quebrantamiento de este orden llevaba a un
sentimiento de culpa, que hacía retornar al individuo al reconocimiento de dichos órdenes. Llamo colectiva a esta conciencia, en
conciencia personal, de la que hablaré más adelante. Dicha conciencia colectiva, a la que también se podría llamar conciencia de
familiar, es inconsciente en la actualidad. Dentro del grupo arcaico u horda, sin embargo, tienen que haber sido consciente, por
en que llevaba a sus miembros a sentimientos de culpa, y cuando la culpa era reconocida y reparada, también a sentimientos de

La conciencia personal

Al mismo tiempo, en el encuentro con otros grupos, también se producía necesariamente la diferenciación de “nosotros y los otr
y no perteneciente”; y con ello, además, de “bueno y mejor” y de “menos bueno o mal”. Más tarde, esta diferenciación se trasladó
los individuos dentro del grupo, en el sentido de “yo soy mejor que tú”, “yo tengo más derecho a pertenecer que tú”, y con ello a l
bueno y malo, también en el sentido moral. Ante ese telón de fondo se desarrolló la conciencia personal, que percibimos como b
conciencia, unida al sentimiento de inocencia o culpa personal. Esta conciencia también delimita ahora a los miembros del grup
desarrollo de la conciencia individual. También, a la oposición de persona y comunidad, y de libertad o autodeterminación, fren
exigencias del grupo.

En el curso de este desarrollo, las normas y órdenes de la conciencia colectiva se reprimieron al inconsciente, de modo que ya no
vigentes de forma inmediata, como buena o mala conciencia. Así como el individuo se ha puesto en gran medida en el lugar del g
conciencia personal ocupa ampliamente el lugar de la conciencia colectiva. Esto llegó al punto de que la voz de la conciencia pers
como la voz de Dios en el individuo, la cual le daba el derecho de decidir también contra el grupo. Con eso se había llevado al ext
del grupo y de su correspondiente conciencia colectiva. Pero con eso no se ha superado la conciencia colectiva; es más, ni siquier
superarla, puesto que sigue y ha de seguir siendo el fundamento de la convivencia humana. Por alto y lejos que un árbol lleve su
sin las raíces se hunde. Pero eso no significa que haya que cuestionar lo alcanzado a través de la conciencia personal. Sólo hay qu
consciente de sus raíces y volver a dejarse llevar, nutrir y limitar por ellas.

La constelación familiar

¿Qué significa todo esto para la constelación familiar? En la constelación familiar se ponen al descubierto y se hacen visibles com
modos de actuar de la conciencia colectiva y de la personal. Esto significa, en el primer caso, que se evidencian las consecuencias
peligrosas resultantes de reprimir y negar los órdenes de la conciencia colectiva. Entre estas consecuencias se cuentan desde el f
mejor intención, hasta enfermedades mortales, accidentes graves, criminalidad y suicidio. Estas consecuencias remiten a los órd
pasados por alto o lesionados.

De ahí resulta también el conocimiento de cómo podemos evitarlas en el futuro. Se muestra en ello que la conciencia personal m
cuestiones conectoras de la conciencia colectiva, pero sin llevar al éxito, pues deja de lado el segundo orden de la conciencia cole
rango según el tiempo. Tras las frases, por ejemplo, “te sigo” y “lo acepto por ti”, y detrás de la idea de poder sacrificarse por otro
conciencia colectiva, según el cual el conjunto tiene prioridad sobre las necesidades personales del individuo. Pero el individuo q
impulso de estas frases y de esta idea contraviene el orden de prelación de los mayores y anteriores sobre los posteriores y más j
colectiva hace por tanto que fracase en todos sus esfuerzos. Es decir, que la constelación familiar permite apreciar el telón de fon
trágicos y consigue su cambio a mejor para todos. Vuelve a dar vigencia a los órdenes de la conciencia colectiva, pero sin renunci
conciencia personal.

Por el contrario, une ambas en un nivel superior que permite al individuo integrarse, más allá de los límites estrechos de su grup
mayor que elimina las diferencias entre personas y grupos singulares, ya que pueden superar lo que separa sin sacrificar lo que l
sentido, la constelación familiar sirve, sobre todo, para la reconciliación.

Todo esto también significa que sólo puede ofrecer la constelación familiar aquel que ha comprendido, interiorizado y reconocid
conciencia personal y colectiva y que, al mismo tiempo, las concilia entre sí a un nivel superior. De este modo se cumple la cuest

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conciencia colectiva, aunque ciertamente mucho más allá de los límites imaginarios. Mantener unido, al servicio de algo Más Gr
estar junto, y que ese algo Más Grande permita al individuo crecer más allá de sí mismo, y le otorgue su mayor posibilidad de re

Conciencia y alma

A veces nos sentimos impulsados a hacer algo que no sabemos para qué sirve. Y, no obstante, el impulso es tan fuerte que no pod
cedemos a ese impulso, resulta que con frecuencia advertimos luego que sólo así se podía alcanzar algo importante o evitar algo

Hemos seguido un movimiento el alma que nos ha conducido, protegido y guiado sabiamente. Es decir, que el alma sabe más qu
futuro que nos aguarda, asume la dirección en momentos decisivos y, de este modo, se manifiesta superior y antepuesta a nuestr
determinada siempre por deseos y reflexiones.

¿Cómo se muestra el alma? Para percibir su movimiento hemos de aprender a distinguirlo de los impulsos de nuestra conciencia
conciencia personal. Que es lo que sentimos, como de aquellos de la conciencia colectiva inconsciente, que sólo distinguimos por

La conciencia personal

Lo que vivimos como nuestra conciencia personal tiene una función múltiple. Sirve para el enlace con la familia y los demás grup
nosotros, pero sirve también para el equilibrio y el orden, dentro de esa familia y de las demás relaciones significativas. A fin de
objetivos, esta conciencia nos guía mediante sentimientos de desagrado y placer. Percibimos el desagrado como culpa y el placer
para cada uno de los ámbitos descritos, la culpa y la inocencia se perciben de modo diferente.

En el caso de la conexión grupal, la culpa se vive como miedo a la pérdida de la pertenencia, y la inocencia como alegría de estar
pertenencia y de formar parte de ella. La conciencia percibe instintivamente todo peligro en nuestras relaciones e intenta mante
orden, a través de una presión que se corresponde con la magnitud del hecho.

Bueno en el sentido de la conciencia personal es, por lo tanto, todo lo que sirve a las relaciones, y malo es lo que pone en peligro
relaciones. Todos los honores y alabanzas que un grupo ofrece a uno de sus miembros no son, en el fondo, más que aseveracione
Todos los méritos que alguien adquiere en un grupo son como un capital cuyos beneficios consisten en el derecho especial a la p

La culpa al servicio de la compensación o del equilibrio se siente como obligación, si hemos recibido algo de los demás sin haber
equivalente. La inocencia se vive en este caso como liberación, si hemos devuelto al otro algo equivalente, y como exigencia si he
que hemos tomado.

En relación con la necesidad de pertenencia, la necesidad de equilibrio provoca un intercambio incrementado. Para quien la per
necesidad, él está dando algo mejor que lo que obtiene. Por ello obliga al otro a devolverle también algo mejor. De ese modo aum
intercambio de dar y tomar, y al mismo tiempo se profundiza el vínculo entre ambos.

Esta necesidad de compensación actúa en lo bueno tanto como en lo malo. Si alguien nos ha hecho un mal, nos sentimos con der
también algo mal. Pero al sentirnos con derecho, puede ser que le hagamos al otro un mal mayor que el recibido, y entonces él ta
derecho a hacernos otro mal aún peor. De ese modo se incrementa el intercambio en lo malo y ello, finalmente, pone en peligro
elimina.

Hay que agregar que la conciencia vela por el mantenimiento de las reglas del juego y del orden legal, entre los miembros de un
este caso con sentimientos de inocencia y culpa. La inocencia se vive, en esta circunstancia, como escrupulosidad y la culpa com

Las tres necesidades de vinculación, equilibrio y orden sólo sirven a nuestras relaciones si actúan en conjunto, y ninguna se imp
demás. Es decir que el vínculo no domina sobre el equilibrio y el orden; la necesidad de equilibrio no se impone a costa de neces
y orden; y la demanda de orden también tiene presente la necesidad de vinculación y equilibrio. Por tanto, quien sigue demasiad
pone en contradicción con otra. Demasiada inocencia por un lado lleva a culpa en otro. Por ello no existe la inocencia pura.

Pero la conciencia personal sólo sirve a las relaciones dentro de un grupo limitado, sobre todo a las relaciones dentro de la famil
relaciones dentro de ese grupo, lo delimita frente a otros grupos. Es decir, que sólo desarrolla su efecto de enlace dentro de ese g
distintos grupos tiene efecto separador. Las guerras muestran qué terribles consecuencias tiene cuando se toma como directriz,
estrecho ámbito. Casi todas se desarrollan, con buena conciencia, al servicio del propio grupo. La conciencia personal, por tanto
que también es mala en ocasiones, y quien la sigue no sólo es bueno sino muchas veces también malo. Porque esta conciencia no
también ciega.

La conciencia colectiva

Aparte de la conciencia personal (aquélla de la que somos conscientes), también actúa en cada uno una conciencia inconsciente,
nosotros con muchísima mayor fuerza que la consciente. A diferencia de ésta, a la que percibimos, sólo deducimos la conciencia
efectos que manifiesta en un grupo, a lo largo de varias generaciones. Lo primero que llama la atención es que esta conciencia es
que actúa a la vez en todos los miembros de un grupo y de tal manera como si ese grupo fuera una persona ampliada. O sea, que
personas entramos conscientemente en relación con otras personas y las vivimos como interlocutores, la conciencia colectiva no
conjuntamente, con los oros miembros del grupo, de tal manera que no podemos distinguir entre nosotros y ellos. En este caso s
diferencias conscientes.

Este conciencia vela también por la pertenencia, el equilibrio y el orden, pero de un modo totalmente distinto a como lo hace la c
En este último caso se trata de las necesidades de pertenencia, equilibrio y orden del individuo. Pero en el caso de la conciencia c
sistema tiene la necesidad de asegurar la pertenencia de todos sus miembros y de cuidar del equilibrio y desorden dentro de tal s
que el sistema toma a su servicio a sus miembros, incluso en contra de sus necesidades personales (de pertenencia, equilibrio y o

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sea a favor de su necesidad colectiva (de pertenencia, equilibrio y orden). De ahí que esta conciencia sólo sea justa desde el punt
colectivo, pero a menudo injusta para alguno o varios de sus miembros individuales. Comparada con la conciencia personal, la c
arcaica, y por ello, posee una fuerza incomparablemente mayor.

El alcance de la conciencia colectiva

En la medida en que podamos comprobar los efectos de la conciencia colectiva (quién se encuentra poseído y dirigido por ella y
fuera de su influencia), podremos determinar con relativa exactitud sus límites hacia fuera. En síntesis, puede decirse que esta c
los siguientes miembros de un sistema:

Los hermanos

Los padres y sus hermanos

Los abuelos

Alguno o alguna de los bisabuelos

Fuera del parentesco de sangre, todos aquellos por cuya muerte o pérdida obtuvieron una ventaja otros integrantes del sist
parejas anteriores de padres o abuelos, o aquellos cuya muerte o desgracia ha constituido un porte a las posesiones del siste

Además de esto, ha salido a relucir recientemente que todas las víctimas de un miembro de la familia pertenecen al sistema (por
fueron muertos por uno de sus integrantes). A la inversa, los criminales pertenecen además al sistema de sus víctimas. Esto se m
las familias de las víctimas, muchas veces uno de sus miembros ha de representar a los criminales, y en las familias de los crimin
sus miembros representa a las víctimas.

Fuera de la influencia y el ámbito de esta conciencia quedan, por lo tanto, tíos y tías políticos, primos y primas.

La pertenencia colectiva

La pertenencia colectiva mantiene unido un sistema. Porque vela para que no se pierda ninguno de sus miembros. Vela, por tant
integrantes estén al completo, y por ello trata a todos en forma equivalente. A diferencia de la conciencia personal, no permite la
bien (en el sentido de mayor derecho de pertenencia) ni de mal (en el sentido de menor derecho de pertenencia), y por supuesto
la pérdida de pertenencia. La exclusión de un miembro es una culpa colecita por la que se le piden cuentas al sistema, en cuanto
independientemente de la culpa o inocencia personal de sus miembros singulares.

Eso significa que toda exclusión de un miembro conduce a que esta conciencia busque dentro del sistema a un sustituto del miem
modo que otro ha de representar a éste sin ser consciente de ello.

La representación inconsciente de miembros excluidos lleva a que sus representantes repitan los destinos de aquellos y traten de
exigencias. Eso conduce al fenómeno del doble desplazamiento. En primer lugar, al desplazamiento en el sujeto, que se produce
como propia una exigencia ajena. En segundo lugar, al desplazamiento en el objeto. Es decir que estas exigencias se dirigen a otr
estaban dirigidas originariamente; o sea: a una persona que no tiene nada que ver con ello y que, por lo tanto, tampoco puede sa
exigencias. El hecho de que esta representación inconsciente meramente repite los destinos de los excluidos, sin llevar a su reinc
satisfacción de sus exigencias, demuestra que la conciencia colectiva es ciega.

Un miembro del sistema queda excluido por:

Olvido; muchas veces se niega la pertenencia por olvido, por ejemplo, a hijos muertos tempranamente o nacidos muertos o

Represión, como cuando el destino de un excluido da miedo a los demás.

Negación del reconocimiento de las prestaciones de los excluidos en beneficio del sistema; por ejemplo, cuando no se valor

Condena moral.

Con todo esto se hace evidente que la conciencia colectiva no se atiene a las reglas de la conciencia personal. De ahí que alguien p
conflictividad la conciencia colectiva, y sentirse bien pese a ello y sentir que tiene razón. No obstante, esto no le permite huir de
conciencia colectiva. La contradicción entre ambas conciencias lleva a que alguien realice, sin que le parezca malo, precisamente
desgracia, fracaso y hundimiento, para él y sus descendientes. Por tanto, lo que es inocencia según la conciencia personal, a men
la conciencia colectiva, y lo mismo sucede a la inversa.

Si observamos esta oposición entre la conciencia personal y la colectiva, a la luz de las tragedias griegas, vemos que el héroe repr
personal y los dioses la colectiva.

La compensación colectiva

También la necesidad de compensación se muestra de otro modo en la conciencia colectiva. En su caso no se manifiesta, como e
consciente, por el equilibrio entre dos personas sino por el equilibrio dentro del sistema.

La conciencia colectiva no tolera que dentro del sistema alguien reclame una ventaja sobre los demás miembros sin que otro lo c
con una pérdida.

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La exclusión de uno se compensa con que otro repita su destino, y si un miembro no lleva por sí mismo las consecuencias de su c
presión de la conciencia colectiva, otro asumirá más tarde esta culpa y sus consecuencias, y lo hará sin ser consciente de ellos.

Este proceso lo describe el profeta Jeremías con la frase: “Los padres comieron uvas agraces y los hijos padecieron la dentera” (J
se dice de Dios: “Soy un Dios celoso que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aque
aborrecen” (Ex. 20.5).

El orden colectivo

No obstante, los miembros del sistema también son hechos responsables personalmente por la conciencia colectiva si infringen
observación exige. Con respecto a la pertenencia, todos tienen el mismo derecho para la conciencia colectiva, pero con respecto a
jerarquía no. Ya que, si bien la conciencia colectiva no distingue entre lo bueno y lo malo en cuanto a la pertenencia, sí distingue
extremos por lo que respecta al orden.

El orden que impone poderosamente esta conciencia de a los miembros anteriores del sistema una preferencia sobre los que han
él. Por ello, los padres tienen prioridad sobre los hijos, los abuelos sobre los padres y los nietos, los bisabuelos sobre los abuelos,
las antiguas parejas de padres y abuelos sobre las parejas posteriores y los primogénitos sobre los segundones, para mencionar s
importantes.

Esto significa que los miembros anteriores son prioritarios a los posteriores en rango. Los anteriores son mayores, los posteriore
anteriores son más importantes, los posteriores menos. Por eso también se sacrifica sin escrúpulos a los posteriores por los ante
cuando posteriores han de representar a anteriores excluidos, sin consideración a su propio bienestar ni a sus propios deseos o e
los posteriores han de expiar la culpa de los anteriores, a pesar de ser personalmente inocentes. Es decir que se carga a los poste
responsabilidad familiar, y por eso son sacrificados sin escrúpulos por el bien de los anteriores, como demuestra en su expresión
del sacrificio infantil.

Este orden de la preferencia de los anteriores sobre los posteriores exige, al mismo tiempo, que éstos no se mezclen en los asunt
significa, sobre todo, que no se comporten como si fueran mayores o más eficaces o más importantes que los anteriores, o como
pudieran asumir por los anteriores algo que ha de seguir bajo la responsabilidad de ésos. Por eso, los hijos no pueden comportar
como si ellos fueran grandes y los padres pequeños; por ejemplo, si intentasen representar ante los padres a una pareja adulta. L
tampoco pueden ni están autorizados a asumir por los anteriores su destino o culpa, ni las consecuencias de esa culpa. Todo inte
fracasa.

Aunque la conciencia colectiva hace uso de los miembros posteriores para una reparación interna del sistema, impide al mismo
intento y lo castiga con el fracaso. Porque con él los posteriores infringen el orden colectivo, que les prohíbe estos intentos por se
los asuntos de los anteriores. La conciencia colectiva, por tanto, obliga a los posteriores a algo que les exige. Es decir, que no sólo
contradicción entre la conciencia personal y colecita, que nos hace devenir culpables ineludiblemente. También dentro e la conc
vivimos contradicciones de este tipo, de modo ineludible. Ahí es donde encontramos los modelos básicos de todos los vínculos d

Conciencia y enfermedad

Después de esta preparación podemos entender mejor de qué diferentes maneras los conflictos entre la conciencia personal y co
conducir también a enfermedades o a accidentes graves, e incluso al suicidio. De ello resulta cuán importante es buscar vías para
mórbidos y destructivos de estas conciencias.

Con respecto a la conciencia personal, se evidencia en la psicoterapia que la vinculación de los hijos a sus padres y su familia a m
que están dispuestos gustosamente a sacrificar su salud, su felicidad e incluso su vida, si eso les une con los miembros de su fam
estos hayan muerto, o que por idéntico motivo eligen con placer el mismo destino pesado que otros han padecido antes que ellos
esta decisión y las consecuencias que de ella resultan van unidas para el hijo a una profunda satisfacción y a una felicidad íntima
inocencia vivida y del derecho irrenunciable a la pertenencia. Todos esos efectos se ven fomentados e incluso exigidos por la con
cual los premia y los cobija. Tal comportamiento presupone una confianza ciega en esta conciencia, incluso contra la propia conv
razón.

Las frases que el individuo dice entonces internamente a otro miembro de la familia rezan, por ejemplo: “te sigo” o “quiero comp
haré todo por ayudarte”.

Unida a esta necesidad ciega de pertenencia actúa también la necesidad de compensación. Pues también ésta actúa instintiva y,
ciegamente. Eso lleva a la idea de que se puede librar a un miembro amado de la familia de sus padecimientos mediante la desgr
propio. Entonces, alguien seducido ciegamente por su conciencia dice internamente frases como: “más vale yo que tú” o “yo mue
“yo llevaré tu carga”.

Algo parecido vale también, en relación con la necesidad de pertenencia y compensación, para el principio de orden. Conduce a
observación exacta de leyes y la obediencia ciega frente a mandamientos acaso obsoletos desde hace tiempo, se pretende asegura
siempre y la salvación para sí y para otros. Encontramos esta postura en muchos fundamentalistas, cualquiera que sea el ámbito

Acaso sea útil señalar aquí que nuestra conciencia personal no sólo determina nuestra relación con los vivos, sino también con lo
este caso el movimiento parte de los vivos, no al revés. Este movimiento es, por eso, unilateral y ciego frente a los muertos. No se
queremos hacer algo por ellos, y no se los respeta como interlocutor.

En el caso de la conciencia colectiva es al revés. Ahí, el movimiento parte de los muertos e involucra a los vivos con los muertos e
cuestiones no resueltas.

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Para la psicoterapia, el modo de actuar de la conciencia colectiva explica cómo se llega a intrincaciones en los destinos de otros m
familia, con todas sus consecuencias de amplio alcance para la salud, y no sólo para la física, sino también para la anímica. Si alg
con dos miembros de la familia que tuvieron un conflicto entre sí, por ejemplo con un criminal y su víctima, ello lleva a la esquiz

La intención negativa

Pero aún quiero llamar la atención sobre otras influencias morbosas que están fuera de los ámbitos mencionados hasta ahora. E
influencia inmediata del exterior, de persona a persona o de alma a alma, que enferma. Del modo más evidente lo he visto hasta
neurodermatitis. Aquí actúa una intención negativa que, en lugar de a un culpable, afecta a un inocente; es decir, por regla gener
de a un adulto. Lo observé por primera vez en el caso de parejas separadas. Cuando una pareja anterior está enfadada con el mie
se ha separado de ella, a veces un hijo de la relación posterior padece neurodermatitis. El camino hacia la curación se plantea en
reconciliación con esta pareja; por ejemplo, honrándola y rogándole ser amable con el hijo, de modo que su intención negativa s
bendición.

Lo mismo vale para otros contextos comparables; por ejemplo, cuando un muerto todavía está enfadado con un vivo. Recuerdo a
una mujer en cuya familia algunos miembros habían sufrido a lo largo de tres generaciones de una enfermedad intestinal grave,
Salió a relucir que el abuelo había tenido una relación con la mujer de su hermano, que luego perdió la vida durante una revoluc
de ese muerto era inflexiblemente duro y airado con su hermano, y con su hijo y su nieto. No se volvió conciliador y blando hasta
también el hijo y nieto de este, admitieron que se lo había tratado injustamente y se inclinaron profundamente ante él. En ese m
el suelo y aceptó estar muerto.

El aferramiento de los muertos a los vivos

Últimamente se ha podido observar repetidamente en constelaciones que los muertos atraen a veces hacia sí a los vivos. Éstos pu
mortalmente. En una familia, por ejemplo, los tres hijos adultos tenían cáncer, y uno de ellos ya había muerto. La abuela matern
muerto al nacer la madre. En la constelación salió a relucir que quería atraer hacia sí, a la muerte, a esta hija y también a sus nie
consciente de estar muerta. Esto aparece muchas veces en los casos en los que alguien murió repentina e inesperadamente. Es c
no pudieran despedirse de su vida. Por eso hay que hacerles tomar conciencia de que están muertos y de que, si atraen a los vivo
hacia ellos sino también hacia la muerte.

La solución

La pregunta, entonces, es: ¿cómo se puede ayudar en estos casos? ¿Existe una salida del cautiverio de estas conciencias o perma
sus manos? Y ¿hay vías para librar a alguien de la intención negativa de otras personas y del aferramiento de los muertos?

En primer lugar hay que saber que ya el mero conocimiento sobre el modo de actuar de estas conciencias tiene un efecto liberad
que previamente nos hacía tantear a oscuras. Este conocimiento no se puede recibir de las conciencias mismas, sino sólo de una
colocada delante y les es superior. Pero es no ha engañarnos ni llevarnos a minusvalorar estas conciencias, o a creer que podemo
autorizados a sustraernos completamente a ellas. Porque son demasiado poderosas y significativas. En este caso sólo puede trata
límites que nos ponen, y de satisfacer las necesidades y las leyes vitales que actúan en ellas, de tal manera que hagan mayor justi
internas que si les seguimos ciega e instintivamente. Se podría decir, por tanto, que también las conciencias esperan nuestro des
Grande, que conserve y a la vez complete su función originaria. Este desarrollo se hace posible a través del alma, más exactamen
Alma. Lo mismo vale para lo que he dicho sobre la intención negativa y la atracción de los muertos.

La esencia del alma

El alma (del latín animan: aire, aliento) es aquella fuerza que vivifica, mantiene unido y dirige lo animal. Puesto que las condicio
presuponen un desarrollo dirigido que la prepare y que cree las bases para su despliegue y su permanencia, es obvio comprende
desarrollo como movido por la misma fuerza. Es decir que el alma es la fuerza que porta y dirige todo desarrollo. De ahí que la ev
aquel proceso en el que, a partir de lo simple, surge a través de la diferenciación algo cada vez más complejo, también esté anima

Por lo tanto, forma parte de la esencia del alma su tendencia al progreso. De ahí que también podamos entender la conciencia co
evidentemente más vieja, y la conciencia personal, más joven, como escalones en el desarrollo progresivo del alma.

Los movimientos del alma

En los últimos años, la constelación familiar ha deparado conocimientos nuevos y sorprendentes que nos hacen comprender por
de la conciencia personal y que nos permiten, sobre todo, una mirada a las leyes que sustentan la conciencia colectiva. De ello re
sobre cómo podemos resolver también conflictos procedentes de esa conciencia.

Pues en la constelación familiar resulta que los representantes de los miembros de la familia, en cuanto son colocados en relació
como las personas reales que representan, y lo hacen sin conocimientos previos sobre ellas. Eso llega tan lejos que adoptan los s
miembros y perciben los movimientos que empujan a estos miembros en una dirección determinada. Esta percepción es posible
se coloca a una sola persona. Es decir, que dicha percepción no sólo es posible por la disposición espacial, sino que supone una r
entre el alma del representante y la de la persona representada por él, una relación no sólo con los vivos, sino también con los m
explicaría cómo se puede llegar al efecto de una intención negativa o la atracción por un muerto.

¿Adónde conducen los movimientos del alma? En primer lugar prestan atención a que se valore a toda persona, y no sólo a los m
al que pertenecemos, como lo exige la conciencia colectiva, sino también a todos los que están fuera de nuestro sistema, incluido
consideramos amenaza o enemigos. La gran alma reconcilia lo opuesto. Por ello, los movimientos del alma conducen más allá de
conciencia colectiva.

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En relación con eso, dichos movimientos anulan la distinción entre bien y mal (es decir, lo que es la función propia de la concien
que también anulan la posibilidad de distinguir entre culpa e inocencia. Y, en cierta medida, anulan además la distinción entre v

Los movimientos del alma nos obligan a dejar atrás esta postura referida al yo y a la persona, y a ver tanto lo bueno como lo mal
vida, así como el destino de grupos y pueblos, como determinado y dirigido por fuerzas. Esta alma toma a su servicio, usa y emp
incluidas las consecuencias que pueda tener para ellos y otros, tanto a los que consideramos malos, criminales y culpables.

A veces tenemos, por ejemplo, la idea de que la muerte de una persona ha sido provocada o causada por otras. Por ejemplo, en u
tráfico por un conductor desconsiderado, en el caso de un enfermo por mala praxis del médico o en un asesinato por el asesino.
desde el punto de vista de la conciencia personal. El causante del accidente, el médico y el asesino se sienten culpables. Su alma
medida de lo posible el mal causado e incluso quiere expiarlo como corresponda. También los miembros supervivientes de la fam
públicos quieren que lo criminales rindan cuentas y sean castigados, según la gravedad de su responsabilidad.

Pero ¿lo quieren también los muertos? En la constelación familiar se pone al descubierto que no consideran su muerte causada p
ella está en manos de un poder superior, y ellos a su vez están en armonía y en paz con ese poder. De esto resulta que entre los m
mismas leyes (en cuanto a bien y mal y en cuanto a criminal y víctima) que entre los vivos; es decir, que han superado la necesid
importante para los vivos, y que nosotros, al persistir en ella, trastornamos los movimientos del alma. Es decir que aprendemos
cuando hacemos representar a los muertos por vivos, en qué movimientos del alma han de confiar los vivos, si quieren encontra
que también para ellos aparece como futuro.

Publicado en El Intercambio, ed. Rigden Institut Gestalt 2006, pp.227-249

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