Reseña Nunca Mas Esclavo

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Facultad de ciencias humanas

Programa de Historia

Tercer semestre

RESEÑA: “Nunca más esclavo” (Primer capítulo: la trata y la esclavitud en las


Américas).

Autor: Aline Helg

Asignatura: Historia latinoamericana y del caribe I

Docente: Orlando C. De Avila Pertuz

Estudiante: Fernando Magallanes González

Cartagena septiembre 6 de 2021


“El negocio lucrativo de la esclavitud en las Américas durante los siglos XVI Y

XIX”

Por: Fernando Magallanes G.

Aline Helg, ¡Nunca más esclavos! Una historia comparada de los esclavos

que se liberaron en las Américas (Capítulo I; “La trata y la esclavitud en las

Américas”) Bogotá: Banco de la República - Fondo de Cultura Económica,

2018, pp. 29-60. 

Aline Helg: Nació en Suiza en 1953;  es historiadora , especializada en la

historia de la esclavitud . Es conocida por sus investigaciones y libros sobre la

historia de las revoluciones , las Américas , la diáspora africana , los derechos

civiles , el racismo y la etnia . A la edad de seis años, Helg y sus padres

dejaron Suiza para vivir en los Estados Unidos. Allí, experimentó la vida en un

país con un idioma desconocido para ella. 

Regresó a Suiza para obtener su doctorado en la Universidad de Ginebra en

1983 y se convirtió en profesora en la misma institución en 2003. Como Suiza

le ofreció pocas oportunidades como historiadora después de su doctorado ,

comenzó su carrera académica en Estados Unidos trabajando

sobre Cuba y Colombia . Estaba interesada en los movimientos de

emancipación y la cuestión racial, y se centró en cómo las personas

demostraban resiliencia para construir una vida digna. Posteriormente enseñó

en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los

Andes en Bogotá . También enseñó en la Facultad de Psicología y Ciencias de

la Educación y en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo de la


Universidad de Ginebra y en el Departamento de Historia de la Universidad de

Texas en Austin de 1989 a 2003. 

Otras publicaciones: Race in Argentina and Cuba, 1880 1930, Editado por

Richard Graham, publicado en julio de 2010.

Race in Post-Abolition Afro-Latin America; con Kim Butler, páginas 257 a 288.

En este capítulo la autora hace énfasis, en los procesos de esclavitud que se

vivieron en América desde lo que se conoce como la parte anglosajona,

Latinoamérica y el caribe más exactamente las Antillas durante el siglo XVI

hasta su abolición en el siglo XIX. En ese sentido analiza el esfuerzo de los

esclavos para alcanzar su libertad mostrando las políticas abolicionistas; no sin

antes darnos a conocer las leyes que en un periodo de casi cuatro siglos

fueron establecidas, por las sociedades esclavistas de la América cristiana las

cuales recurrieron a distintos grados a la esclavitud de los africanos y de sus

descendientes; más exactamente en cuba, Brasil, Jamaica, el sur de Estados

unidos y Haití, que jugaron un papel preponderante en dicho proceso; pero de

igual manera entra a dar detalles sobre las menos estudiadas como son: las de

Colombia, Guadalupe, Barbados y Damerara. Se trata entonces de mostrar en

este capítulo como cada año eran deportados miles y decenas de miles de

hombres mujeres y niño desde áfrica hacia al caribe y el continente Americano.

Dice Helf, que según las estimaciones de: The Trans-Atlantic Slave Trade: A

Database, unos 12.332.000 africanos fueron embarcados en naves negreras

rumbo a América. De igual manera dice que alrededor de 8.000.000 a

10.000.000, murieron sea bien durante la captura o la travesía hacia los

puertos africanos o en la larga espera en los galpones costeros. Por otra parte

dice que los africanos deportados venían, de diferentes partes de áfrica


principalmente del norte de la línea ecuatorial como: Senegal, Gambia, Kongo,

Angola, Mozambique y por ende de diferentes tribus: los Wòlof, los mandinga,

los Ashanti, los Egb, los Ewe, los Fon, los Yoruba (llamados Lucumí por los

españoles), y los igbo, al sur los Kongo y en Mozambique los Makuá. Los

supervivientes africanos cambiaron la demografía y la sociología de las

Américas, a pesar de los deletéros (causas de muerte) de la trata hasta 1820;

los esclavos africanos superaron a todos los grupos que llegaron al “nuevo

continente”, siendo más numerosos que los que los inmigrantes europeos. Dice

Helf que estos desplazados forzosos mayoritariamente hombres jóvenes

recurrieron a una multitud de estrategias para sobrevivir bajo la esclavitud y, a

veces, para liberarse de ella. Algunos se unieron, de grado o por fuerza, a la

población de origen europea y amerindia, acelerando así el mestizaje, y una

parte de ellos accedió a la libertad, dando así lugar a la categoría socio-racial

de "libres de color", es decir negros y afro descendientes libres que, aunque

estuvieran sometidos a fuertes discriminaciones legales, cuestionaban por su

existencia misma la esclavitud fundada en la "raza" de los africanos y de sus

descendientes nacidos en América. La trata de negros no fue uniforme según

dice Helf ya que los esclavistas fueron de varias partes de Europa por ejemplo

en 1526 a 1650 fueron los portugueses (hasta la década de 1620); luego los

holandeses tuvieron el monopolio del tráfico transatlántico; un total de 726.000

esclavos africanos fueron desembarcados con vida en el continente Americano

principalmente en las colonias españolas y portuguesas, luego en 1650 y 1775,

y con la participación concurrente de los británicos y los franceses en la trata y

con el desarrollo de la plantación de caña de azúcar en el caribe y Brasil,

fueron desembarcado unos 4.796.000 africanos en la américas.


Los esclavos africanos y sus descendientes nos dice Helf que contribuyeron al

desarrollo de todas las actividades económicas en las sociedades americanas

que iba desde el servicio doméstico, hasta el transporte de la minería, las

plantaciones en las labores manual bruta hasta los artesanos altamente

calificados; en ese sentido los esclavos representaban un capital importante

cuyo valor era mayor que el de las tierras o edificios, y que el propietario podía

vender, alquilar, empeñar, y pagar sus deudas. La esclavitud fue

mayoritariamente del tipo rural ya que reemplazó la mano de obra amerindia

que escaseaba o había sido exterminada. Por lo tanto esclavos de ambos

sexos trabajaban en las explotaciones de: Oro, índigo, azúcar, tabaco, algodón,

café, arroz; de las cuales se enriquecían las metrópolis europeas, y las elites

coloniales y americanas.

Por otra parte y hablando de la entrada de los primeros esclavos dice la autora

que arribaron poco después de la llegada de Cristóbal Colón en 1492; los

cuales hacían parte de los ejércitos conquistadores que derrocaron los imperios

Aztecas e incas. Estos esclavos dice la autora incluían Ladinos (esclavos

africanos europeizados venidos de la península Ibérica) y bozales (no

europeizados venidos directamente de África); pero igualmente llegaron negros

y mulatos libres. A la llegada de los conquistadores la población amerindia era

de unos 57 millones, esta población dice la autora representaba una mano de

obra que los colonizadores hubieran podido utilizar abundantemente; de hecho

los españoles no dudaron en esclavizarlos. Pero esa población fue exterminada

casi rápidamente, por la crueldad de los conquistadores, las epidemias, las

enfermedades contra las cuales no estaban inmunizados, el trabajo forzoso y el

choque cultural. Estas situaciones en su contexto fueron denunciadas en un


principio por Fray Bartolomé de las casas (1474- 1566); quienes después de

1530 llevaron poco a poco a la corona española a la prohibición de la

esclavitud de los indios.

En cuanto al tráfico y negocio de esclavos africanos las colonias de España,

tenían como destino principales; Perú, México, seguidos de Colombia, y

Venezuela y en menor medida América central y Ecuador. Después de hacer

escala en la Habana los esclavos africanos eran llevados a Veracruz,

Cartagena de Indias, Portobelo y luego eran llevados encadenados en barcos o

a pie a las zonas de plantación y minería.

Dice la autora que en el siglo XVIII, igualmente los británicos desarrollaron la

esclavitud en sus colonias de la costa este de América (los futuros Estados

unidos de América); los cuales entre 1700 y 1775, las colonias que iban de

Massachusetts hasta Georgia importaron 265000, esclavos directamente de

África; los cuales se unieron a los otros miles de reexportados desde Jamaica y

de Barbados.

Por otra parte en la nueva Francia (Canadá), los esclavos amerindios

preexistieron y sobrepasaron la población de esclavos africanos durante la

segunda mitad del siglo XVII.

En las demás colonias del sur y en vista que se avecinaban las reformas

revolucionarias que iban a sacudir a América, las elites coloniales habían

conseguido lograr imponer la esclavitud racial de los africanos y sus

descendientes afroamericanos por doquier. De modo que en el cuarto del siglo

XVIII este sistema socioeconómico se vio reforzado por el federalismo


adoptado por Estados Unidos, después de su independencia como por las

reformas mercantilistas impuestas por España y Portugal.

Cabe anotar que la liberación de los esclavos de Saint Domingue en 1791 le

permitió a Cuba ser la nueva perla de las Antillas ya que pasó hacer el mayor

productor de caña de azúcar seguido de Brasil y que antes lo tenía Haití. Este

lugar fue guardado por España ya que las demás colonias ganaban sus

independencias a partir de la década de 1820; La economía de Cuba y la

esclavitud siguieron progresando hasta 1841 año en el que la isla se convirtió

en el primer productor de azúcar con una población de 437000 esclavos

bozales y criollos para un total de un millón de habitantes.

Aunque como dice la autora las monarquías europeas que colonizaron a

América, lo hicieron en diferentes épocas y con diferencias doctrinales

cristianas, todas recurrieron a la trata o negocio de negros y a la esclavitud,

más aun adoptaron reglas comunes hacia la esclavitud la cual hacia que el

tiempo no limitaba sino que era heredada de la madre y no del padre; es decir

como el derecho Romano la ley del vientre (partus sequi-tur ventrem). Es decir

y cito textualmente: “definía el estatus de los recién nacidos: si su madre era

esclava, sus hijos también lo eran, sin importar el estatuto de su padre. Si la

madre era libre pero el padre esclavo, los hijos eran libres. Esta anomalía de la

filiación en sociedades que eran todas patriarcales permitía que un dueño

pudiera violar o unirse a una mujer esclava sin preocuparse de los niños que

pudiesen nacer de ello, y hasta aumentar sus propiedades humanas si era

propietario de la madre”.
En este capítulo primero puedo apreciar que esos procesos de conquista y

colonización tuvieron un matiz bastante fuerte, en cuanto a la opresión y

desvaloración del hombre por el otro hombre; independientemente a los

contextos aunque como sabemos ya para esos siglos se hablaba de los

derechos del hombre; como lo fué en el contexto de la revolución francesa

1789. Claro está esto no les impidió a las sociedades esclavistas seguir con su

carrera lucrativa a través de la trata y la esclavitud de los africanos; ya que

muchas veces o por no decir que la mayoría de las veces las elites hacían

parte del conglomerado de las sociedades esclavistas; pero de igual manera

eran los que promulgaban dichas leyes, favoreciendo sus intereses. La autora

recoge de una manera muy minuciosa los datos relevantes en números de

esclavos traídos a las américas, y que al leer estos escritos nos deja bastante

perplejos de cómo se presentaba sin tapujos para esa época una empresa

normal de esclavos y esclavistas que sin importar el sufrimiento de personas

obtenían sus ganancias. En ese sentido ver como un sistema de gobierno

aunque según datos no estaban de acuerdo de un todo; ellos daban libertades

y concesiones para que se llevara a cabo esta empresa, cuya materia prima

era además de los productos de consumo humano; el mismo hombre. De esta

manera en todo este proceso tanto Europa como sus colonias en América iban

creciendo y fortaleciendo su economía aunque lamentablemente la vida de

seres humanos se perdía por dicho avance económico europeo. Es de resaltar

el esmero y la pasión de la autora por recopilar estas informaciones que son

muy importantes a la hora de realizar los procesos históricos ya que a través de

dichos procesos podemos observar en la actualidad los comportamientos

humanos los cuales muchas veces son heredados; en ese sentido es te cumulo
de información nos llevan a entender un pasado que no es fácil asimilarlo pero

si a comprender que por el lado de las víctimas; toda esa represión acumulada

los llevó a una libertad que pues se merecían y por la cual lucharon a pesar de

los desvanes y desánimos propinados por la esclavitud, donde eran vulnerados

sus derechos como seres humanos que eran. Esta es la historiografía a la que

nos enfrentamos en la cual vemos por un lado los victimarios, que en el caso

europeo mostraron ese eurocentrismo de grandes señores y dueños del mundo

que podían hacer y deshacer a cuanto antojo querían por ser según ellos los

iluminados por la divina providencia, y esto los llevó hacer de los demás seres

humanos los inferiores que solo para poder vivir tenían que servir a esa clase

iluminada y raza superior; y por el lado de las victimas el sufrimiento por parte

de una clase de seres según ellos superiores dominantes, que con toda razón

debían liberarse de ese yugo de esclavitud en cuanto las oportunidades se

presentaban. Por eso resalto este título del libro de Aline Helf: “Nunca más

esclavo”

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