Historia de Móstoles

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Historia de Móstoles

Índice

 1Prehistoria
 2La dominación romana
 3Las dominaciones visigoda e islámica
 4La Baja Edad Media
 5La Edad Moderna
 6La Edad Contemporánea
o 6.1El siglo XIX
o 6.2El siglo XX antes de la gran transformación
o 6.3La gran transformación de Móstoles
 7Enlaces externos
o 7.1Notas

Prehistoria[editar]
La Paleontología muestra la riqueza del pasado de Móstoles (Madrid) España,
que podemos ver en: "Los yacimientos paleontológicos de Móstoles". Según
informe de 1992 de Luis Alcalá Martínez del departamento de colecciones y
Jorge Morales Romero del departamento de paleontología del Museo Nacional
de Ciencias Naturales. C.S.I.C.
"Al oeste de Móstoles se encuentra la zona denominada “Parque Natural del
Soto”, atravesada por el arroyo del Soto. Dicho cauce incide en los yacimientos
terciarios, dando lugar a afloramientos en los que se han podido encontrar
restos de afloramientos neógenos. Se tuvo noticias de los mismos a través de
José Martín Roldán. A los que se les han dado los nombres de Móstoles-1 a
Móstoles 4".
En el informe se certifica la existencia fósiles de Gomphotherium y de
rumiantes y se califica los yacimientos de gran interés (informe
completo: http://www.maquinascientificas.es/paleontologia/informe_paleontologi
co.htm)
Del Paleolítico existen muestras de industria lítica (raederas, puntas de flecha y
lanzas, buriles y otros instrumentos de sílex), indicadores de la intensa
actividad cinegética (de caza y despiece de los animales) que se desarrollaba
en aquellos tiempos; especialmente se han hallado estos útiles próximos a
cursos fluviales (arroyos) y antiguas lagunas, lo que demuestra que los
humanos de la zona acudían a cazar a estos lugares, porque era donde
encontraban presas fáciles (aves acuáticas, animales que acudían a beber
agua, peces...).
De época prerromana se han encontrado dos fíbulas de bronce, halladas en las
inmediaciones del arroyo del Soto, casi en su desembocadura en el río
Guadarrama. Estas piezas, que parecen datar del siglo IV a. C., demuestran el
poblamiento de la zona en estos tiempos. Quizá ambas fíbulas pertenecieron al
ajuar funerario de alguna tumba o tumbas situadas en una necrópolis asociada
a un núcleo de población ubicado en alguno de los escarpes o cerros que
flanquean el Guadarrama en estos parajes.

La dominación romana[editar]
De la época de la dominación romana existe un número considerable de restos,
hallados en diversos yacimientos. Estos restos son sobre todo fragmentos
de cerámica, tanto ordinaria como terra sigillata (cerámica de lujo), además de
algunos objetos, como monedas.
Existe conocimiento de estos yacimientos por D. Cayetano Rosell y López en la
Crónica General de España de 1866 en el volumen correspondiente a la
provincia de Madrid nos muestra hallazgos de restos romanos en Móstoles:
"á juzgar por los cimientos de población y los pavimentos de mosáico que há
tiempo se descubrieron, debió ser población romana, aunque establecida en
cerro Prieto".
Posteriormente 1931, el precursor de los arqueólogos madrileños, Fidel Fuidio),
visitó la localidad, e incluso desde antes (las Relaciones de Felipe II, de 1576,
ya hablan de restos de muros y mosaicos en el pago y hoy barrio de Cerro
Prieto). Los hallazgos y la situación de los yacimientos (unos in situ y otros con
material arrastrado desde otros yacimientos por la labor de abonado de los
campos) parecen esclarecer la siguiente disposición del hábitat existente, que
se puede extrapolar a épocas posteriores (visigoda e islámica):

 Un núcleo central en el actual centro urbano, teniendo como eje las


calles Reyes Católicos, Cartaya y Mariblanca, que probablemente se
extendía por el barrio de San Marcial/Cerro Prieto.
 Varias explotaciones latifundistas (villae) en las vegas de los arroyos
del Soto y de la Reguera-los Combos (que parece que proliferaron a
partir del siglo IV d. C.); con yacimientos paralelos en el término
de Arroyomolinos, y aún más en otros puntos de la región, siempre
próximos a arroyos, alineándose en la parte "solana" de sus vegas.
Además, el arqueólogo y profesor de Historia local Jesús Rodríguez Morales,
expuso hace tiempo una interesante teoría en la que parece claro que, además
de un poblamiento seguro desde época romana, Móstoles era una encrucijada
de importantes vías terrestres, a saber:

 La que enlazaba Toletum (Toledo) con Segovia.


 La que enlazaba Complutum (Alcalá de Henares) con Caesarobriga
(Talavera de la Reina), que podía formar parte de otra más extensa,
la de Caesaraugusta (Zaragoza) a Emérita Augusta (Mérida).
 Otra que partiendo de Móstoles, constituía un ramal de la vía que
venía de Segovia, y se dirigía a la Bética (Andalucía) a través de
Alces (¿Ocaña?).
 Una cuarta vía, de existencia aún relativamente dudosa en tiempos
remotos, es la que unía Chinchón con Ávila, que formaba parte de la
vía que iba de Valentia (Valencia) a Salamántica (Salamanca).
A partir de esta hipótesis, Jesús Rodríguez llegó a la conclusión de que
Móstoles es el mejor candidato para haber sido la antigua Titulcia romana,
hipótesis que actualmente no está confirmada, y aunque tiene pocos
seguidores tiene argumentos sólidos, pero de momento solo es una mera
especulación como muchas otras.

Las dominaciones visigoda e islámica[editar]


La arqueología prueba la estabilidad de poblamiento en todas las épocas,
incluso durante la dominación visigoda o la islámica. Las pruebas se
corresponden sobre todo con restos de cerámica de dichas épocas, halladas
en diversos puntos, y en especial en el centro urbano, donde también se han
hallado hasta siete viajes de agua subterráneos que datan probablemente de
esta última época islámica.
Sobre la etimología del topónimo Móstoles, se han formulado numerosas
teorías, la mayoría sin base filológica y algunas disparatadas. Jesús Rodríguez
formuló una teoría más consistente, según la cual, el étimo Móstoles
provendría de una referencia a la existencia de algún monasterio o
basílica cristiana anterior a la dominación islámica.
La evolución fonética sería como sigue:
Monistérium> Monstériu> Mostér> Móstel> Móstele> Mósteles> Móstoles.
El topónimo Móstel (escrito M.sâl o M.tâl) está documentado en una crónica
caminera islámica, en el camino de Burgos a Segovia; y muy posiblemente se
refiriese a Móstoles.

La Baja Edad Media[editar]


La primera referencia documental segura de Móstoles data del año 1144,
cuando el rey Alfonso VIII donó la aldea de Freguecedos (luego Fregacedos,
ubicada en el emplazamiento de la actual urbanización Loranca
en Fuenlabrada) al obispo de Segovia, mencionando el núcleo turrem de
Monsteles como población próxima.
La primera mención de la palabra Móstoles descubierta hasta ahora es, a no
dudar, de un apellido gentilicio, que por ello elimina toda evolución del lugar de
Móstoles posterior a 1388. Según el párrafo anterior en 244 años tuvo que
pasar de Monsteles a Móstoles.
Apellido gentilicio hallado en el Tomo II de la REVISTA DE LA BIBLIOTECA,
ARCHIVO Y MUSEO, del Ayuntamiento de Madrid, año1925, en la página 398,
línea 24 del párrafo 9, titulado “Valdeolivas, 22 de marzo de 1388.- Sign. 2-447-
15”
ªPadrón de los judíos de Valdeolivas, villa del partido de Priego, provincia de
Cuenca.
Cuaderno de cuatro hojas de papel, sumamente deterioradas, dos de ellas
útiles. Al margen de cada partida se expresa su importe en números romanos,
y al pie de cada folio la suma total y el nombre y rubrica del escribano.
Domingo veynte de março del anno del nascimiento del nuestro Salvador ihesu
christo de mil e tresientos e ochenta e ocho annos este dia en Valdeolivas en
presencia de mi Pero Sanches escrivano público en el dicho lugar e de los
testigos yuso escriptos parecieron Don Çulemma Pardo y Don Simuel Peralta
moradores en el dicho lugar, apreciadores e enpadronadores del serviçio de las
doblas que nuestro sennor el rrey se quiso servir del aljama de los judíos del
dicho lugar Valdeolivas este dicho año. E los dichos Don Çulema e Don Simuel
empadronadores del dicho seviçio de las doblas del dicho sennor rrey de la
dicha aljama del dicho lugar Valdeolivas presentaron e fizieron por mi dicho
escrivano un padron que dixieron que avian fecho e enpadronado e apreçiado
a todos los judíos e judías de la dicha aljama del dicho lugar el thenor del cual
dicho padron es este que sigue:
Este es el padron de las doblas del aljama de los judíos de Valdeolivas que
nuestro sennor el rrey mando cojer el anno de mill e tresientos e ochenta e
ocho annos:
Primeramente Don Çulemma Pardo de Priego, vale lo suyo mil seycientos e
cincuenta maravedis.
Don Salamon de Móstoles es çapatero vale lo suyo mil çiento e dies
maravedis…”
Continúa la lista y al finalizar el documento se identifica el autor, Pedro
Sánchez, escribano público de Valdeolivas dependiente de sus señores Doña
Constanza de Villena y de su hijo Don Juan de Albornoz.
Esta denominación ha suscitado la hipótesis (sin confirmar todavía) de que la
torre de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción fuese en
aquellos tiempos una atalaya de vigilancia, de carácter militar, antes de pasar a
servir como campanario de un templo cristiano, puesto que aún no se ha
llegado a un acuerdo sobre su origen (parece, por el ábside mudéjar con el que
cuenta, que se remonta a los siglos XIII/XIV).
Es en esta época en la que parece que el núcleo de población se fue
trasladando progresivamente al oeste, en torno a la nueva iglesia parroquial,
surgida junto a una torre-atalaya islámica (actual torre de la parroquia).
Probablemente la excelente situación de Móstoles y sus buenas
comunicaciones le aseguraron que durante las epidemias de peste del siglo
XIV no llegara a desaparecer, cuando muchas de las aldeas de su entorno si lo
hicieron (Móstoles absorbió las aldeas vecinas de El Lucero y Rodeviñas, la
primera al norte, situada en el actual solar del polígono de Nueva Expansión y
las pistas de la DGT, y la segunda entre El Soto y el Guadarrama).

La Edad Moderna[editar]
Móstoles era un nudo de comunicaciones cuya importancia radicaba en ser la
encrucijada de varias vías importantes (las mencionadas en la época romana,
testimoniadas documentalmente en estas épocas), que a su vez vertebraban
otras muchas rutas de diversas categorías (comerciales, trashumantes,
Reales...). Esto propiciaba que el núcleo de Móstoles contase con una
importante actividad comercial, de la que se exportaban vinos y aceites en
abundancia (sobre todo en el siglo XVIII), hortalizas y sobre todo cereales (el
concejo mostoleño tenía que surtir de paja, pan y cebada a la Corte, entre otras
cosas). La actividad hostelera era importante, contando con diversas tabernas
(con los famosos "órganos de Móstoles"), varios mesones, posadas y ventas
(varias documentadas en torno al camino Real de Extremadura, en tanto que el
topónimo la Aventurera/la Venturera junto al camino del Obispo, parece
indicativo de otra posible venta en la zona).
En el siglo XVI Móstoles participó en la guerra de las Comunidades, y salió mal
parada, ya que el conde de Puñonrostro se ocupó de dar su merecido a los que
se levantaron contra él. En la época, había varias casas solariegas en
Móstoles, propiedad de aristócratas forasteros, a las que fueron invitados en
varias ocasiones los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II.
En 1565, y tras varios intentos fallidos, Móstoles consiguió independizarse
definitivamente de Toledo, comprando su propia jurisdicción al rey Felipe II.
En este siglo también se produjo la legendaria aparición de una talla de la
Virgen, por la cual se construyó la ermita de Los Santos. En estos tiempos llegó
a haber hasta once ermitas en el término mostoleño, aunque aquella fue la más
importante de todas, más incluso que la propia iglesia parroquial.
En 1576 se elaboraron las Relaciones de Felipe II, en las que se describen
detalladamente gran cantidad de pueblos españoles. Según las Relaciones,
Móstoles era un pequeño pueblo básicamente agrícola, cuyos 300 vecinos
(unos 1200 habitantes) eran en su mayoría colonos y arrendatarios de tierras,
ya que la propiedad de las tierras estaba en los aristócratas terratenientes.
Producía sobre todo cereales (exportaba pan, cebada y paja a la Corte),
aunque sus vinos fueron adquiriendo cada vez más renombre, igual que sus
aceites. Destacaba por ser un importante centro de comunicaciones, donde se
cruzaban cuatro importantes vías antes citadas, las cuales vertebraban otras
tantas rutas comerciales. Por tanto, era punto obligado de paso para
ganaderos, comerciantes y viajeros. Por ello contaba con gran cantidad de
equipamientos hosteleros, tales como siete u ocho mesones, varias tabernas,
una posada, tres ventas o ventorros... aunque había pocas tiendas (abacería,
carnicería, tahona…) en propiedad del concejo (y arrendadas a comerciantes) y
la actividad industrial era escasa (artesanos que elaboraban productos básicos
para el abastecimiento local).
Se trataba probablemente de casitas bajas de adobe y una mayoría de familias
pobres, analfabetos casi todos ellos, a pesar de contar con unas rudimentarias
escuelas municipales.1
Móstoles era cabeza del arciprestazgo de Canales, que englobaba 57 pueblos
y aldeas.
En el siglo XVIII, la Guerra de Sucesión Española afectó negativamente al
pueblo. Las políticas viarias de los Borbones supusieron que todas las rutas
que atravesaban Móstoles fueran abandonadas para pasar por la capital,
quedando únicamente el Camino Real de Extremadura (que salía de Madrid)
como vía importante que pasara por el pueblo.

La Edad Contemporánea[editar]
El siglo XIX[editar]
El siglo XIX se inició con la Guerra de la Independencia, en la cual los
acontecimientos del 2 de mayo de 1808 en Móstoles han sido exaltados por la
historiografía antigua y el acervo popular, atribuyéndose los méritos derivados
de dicho acontecimiento a Andrés Torrejón. Aunque fue ayudado por más
personalidades (Simón Hernández, Juan Pérez Villamil, Esteban Fernández de
León, Manuel de Valle, Pedro Serrano...) la gesta del levantamiento fue en
Madrid y la declaración formal de guerra a Napoleón la decretó la Junta
Suprema Central de Sevilla en junio de 1808. La actuación de los alcaldes de
Móstoles que firmaron un bando redactado por Villamil, destinado a avisar a los
pueblos de su entorno y los del la carretera de Extremadura para que
acudiesen a socorrer al pueblo de Madrid. No se trataba de un acto
improvisado de la nada, si no de parte de un plan más o menos premeditado,
por parte de numerosos aristócratas que no querían ver sentado en el trono
español a José Bonaparte.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) dejó el pueblo exhausto,
demográfica y económicamente, debido a la paralización de la economía y a
las exageradas contribuciones que el pueblo mostoleño tuvo que aportar para
la guerra, además de otras aportaciones extras (víveres, paja, cebada, bagajes
y transporte) a las tropas que pasaban en el pueblo, que además de vez en
cuando causaban altercados y destrozos.
La recuperación posterior fue lenta, pero se vio de nuevo truncada por
la Primera Guerra Carlista (1833-1839). Aunque este conflicto bélico no tuvo
las fatales consecuencias del anterior, sí supuso la manifestación de la fractura
del vecindario y de la propia España en general en dos ideologías: la liberal y la
conservadora (absolutista), fenómeno ya esbozado por la propia Guerra de la
Independencia.
Entretanto, en Móstoles siguió gobernando la misma élite burguesa de épocas
pasadas, aunque ahora en teoría era el pueblo quien las elegía, pero el limitado
censo electoral y las limitadas alternativas (presionado el proletariado local por
los terratenientes) hizo que las cosas en la elección y funcionamiento de los
ayuntamientos no cambiasen mucho.
A mediados del siglo XIX Móstoles ya había perdido muchas características
que le habían engrandecido en el pasado: su importancia geográfica se redujo
a la carretera de Extremadura (lo que motivó el descenso de la actividad
hostelera), el renombre de sus vinos y aceites se fue perdiendo, sus muchas
ermitas fueron abandonadas...
A pesar de esto, y si la primera mitad del siglo había sido trágica, la segunda
mitad fue lo contrario, ya que se inició un proceso de políticas de mejora del
pueblo (higiene, urbanismo, educación…): construcción de la Fuente de los
Peces con un lavadero público, construcción de un nuevo edificio de Escuelas
Municipales, instalación en algunos puntos de alumbrado público por petróleo,
limpieza y arreglo de las calles y caminos, reparaciones en edificios
municipales…
Con motivo de la inauguración de dichas Escuelas, en 1883 el rey Alfonso
XII concedió por Real Decreto a Móstoles el título de Villa Ilustrísima, en
reconocimiento de la gran labor del ayuntamiento destinada a potenciar la
educación infantil y la cultura.
La Desamortización General de 1855, iniciada por el ministro Pascual Madoz,
trajo consecuencias negativas para Móstoles: el Ayuntamiento perdió
importantes fuentes de ingresos al tener que subastar casi todas sus
posesiones (fincas rústicas y solares), y además comenzó un proceso de
concentración de terrenos en manos de una nueva burguesía, que monopolizó
aún más si cabe, la propiedad de las tierras, esclavizando a los campesinos
con abusivos contratos de arrendamiento y con tener que trabajar como
jornaleros y braceros. Esto venía fraguándose ya desde la anterior
desamortización de Mendizábal (1836).
En 1891 fue inaugurada la línea ferroviaria Madrid-Almorox, con una estación
en Móstoles y el apeadero de Villaviciosa. Este innovador medio de transporte
trajo grandes beneficios a las localidades por las que pasaba y a las cercanas.
El siglo XX antes de la gran transformación[editar]
El siglo XX se inició en una época de corrupción política, movimientos obreros,
atentados y confusión en general. En Móstoles las mejoras a la población
continuaron, con la introducción del abastecimiento de electricidad hacia 1910-
1913 y la línea telefónica hacia 1920; adelantos ambos que sólo pudieron
disfrutar unos pocos adinerados durante décadas.
En 1908 se conmemoró el Centenario del 2 de mayo de 1808, que fue
solemnemente celebrado, incluso con la visita a la villa del rey Alfonso XIII,
entre otras personalidades destacadas. En este Centenario se inauguró el
monumento de Andrés Torrejón y poco después Alfonso XIII otorgó a la villa el
título de Excelentísima.
El advenimiento de la Segunda República no cambió mucho las cosas en
Móstoles, porque al ser un pueblo dominado por el caciquismo, el partido
monárquico lo gobernó, salvo un breve periodo en 1936 que el gobierno
provincial estableció un ayuntamiento dirigido por el PSOE.
La Guerra Civil dejó exhausto Móstoles, con la mitad de los edificios derruidos
y una economía maltrecha.
La posguerra, los años '40 y '50 supusieron la recuperación del pueblo, y un
lento crecimiento motivado por las primeras oleadas de inmigrantes
procedentes de otras regiones rurales que se establecían en la capital
buscando trabajo, además de un crecimiento vegetativo motivado por el
aumento de la natalidad y descenso de la mortalidad.
Además comenzó un proceso de mejoras urbanísticas que afectó a todo el
pueblo (urbanización de las calles, modernización de los edificios,
abastecimiento de agua y electricidad a todas las viviendas...).
La gran transformación de Móstoles[editar]
Las causas del cambio radical que ha sufrido Móstoles en las últimas décadas,
pasando de ser un pueblo agrícola de las inmediaciones de Madrid a ciudad
dormitorio satélite de la capital, industrializada y terciarizada, hay que buscarlas
en un contexto global de un complejo proceso de transformación que arrancó
en los años '50.
A comienzos de los años '50 el régimen franquista renunció a la situación de
autarquía en la que se hallaba el país, abriéndose al exterior, y sobre todo
orientando la economía nacional hacia una industrialización, que trajo la
verdadera Revolución Industrial a España. Esta apertura y cambio de política
iniciaron un complejo proceso denominado "desarrollismo", uno de cuyos
grandes cambios iniciales fue el éxodo de ingentes masas campesinas desde
zonas rurales de toda España hacia las ciudades, transformando en pocos
años la sociedad campesina en industrial y terciaria, con un hacinamiento y
densificación de la población en las ciudades, y un despoblamiento de los
pequeños y medianos núcleos rurales. Madrid, como capital del Estado, actuó
como principal polo de atracción para esas masas de inmigrantes que a partir
de los años '50 se diseminaron por el extrarradio de la capital, en
aglomeraciones marginales suburbiales fuera de la legalidad y carentes de
infraestructuras y equipamientos.
El problema de la vivienda en la capital se agravó hasta situaciones límite.
Desde los años '40, numerosos organismos oficiales venían construyendo y
promocionando viviendas accesibles a las masas obreras recién asentadas en
las ciudades, en conjuntos residenciales en los que predominaban bloques de
apartamentos de diversas alturas, hechos con materiales de baja calidad y
viviendas reducidas, con escasez de equipamientos e infraestructuras. Estos
modelos residenciales fueron los precedentes de las actuales urbanizaciones
de bloques de viviendas que conocemos.
En 1957 el gobierno creó el Ministerio de la Vivienda, para paliar el grave
problema existente. Una de sus acciones más importantes fue descargarse de
la responsabilidad, dejando a la iniciativa privada (empresas inmobiliarias y
cooperativas) la construcción y promoción de conjuntos residenciales en altura,
que mejoraron en calidad, pero en los años siguientes (años '60) crearían
graves problemas como la falta de equipamientos colectivos públicos (colegios,
centros de salud, zonas verdes y deportivas), especulación masiva con el
suelo, y ante todo, un boom demográfico y urbanístico que se extendió desde
la capital, Madrid, a su Área Metropolitana, transformando los pueblos que la
rodeaban en nuevas ciudades satélite, con usos residenciales e industriales,
pero quedando éstas como ciudades-dormitorio dependientes económicamente
de Madrid, sin recursos propios, y con una grave carencia de equipamientos,
debido sobre todo a la falta de involucración por parte de la Administración en
resolver problemas de tipo social, y solo preocuparse de generar grandes
beneficios económicos por la masiva construcción de viviendas e
industrialización de la sociedad.
Así es como Móstoles, a partir de la segunda mitad de los '60, se convirtió en
un objetivo más de las empresas promotoras inmobiliarias, especulando con el
suelo (fenómeno que fomentaron tanto los terratenientes locales como los
ayuntamientos, que participaban en sustanciosos negocios corruptos) y
levantando en apenas una década, gran parte de las urbanizaciones que
componen el casco urbano de Móstoles, y a las que podríamos incluir las
exteriores como Parque Coímbra, Pinares Llanos y Colonia del Guadarrama.
También se desarrollaron zonas industriales (zonas improvisadas como Las
Monjas, las Pajarillas y Móstoles Industrial, o polígonos como el de
Arroyomolinos y el de La Fuensanta).
Al igual que otros pueblos,
como Alcorcón, Leganés, Fuenlabrada, Getafe, Coslada, Alcobendas, etc.,
Móstoles absorbió una importante parte de la explosión demográfica de Madrid
y su Área Metropolitana.
A mediados de la década de los '70, la crisis económica mundial hizo que el
fenómeno inmobiliario se ralentizase notablemente, lo mismo que el sector
industrial, aunque el crecimiento demográfico siguió con su ritmo vertiginoso
hasta la década de los '80. La Administración se dio cuenta de que las nuevas
ciudades surgidas carecían de equipamientos públicos suficientes para atender
a su nueva población, pero no fue capaz de enfrentarse a este problema de
forma efectiva.
En el caso de Móstoles, este crecimiento se había producido sin el necesario
planeamiento general, por lo que en la segunda mitad de los '70 los mostoleños
se enfrentaban a graves problemas como la ya citada carencia de
equipamientos públicos (un solo centro de salud, un polideportivo obsoleto;
varios colegios y pocos institutos, todos en iguales condiciones, que resultaban
insuficientes para la enorme población; pero el problema más importante era el
deficitario abastecimiento de agua al municipio y la escasa atención sanitaria).
Con la Transición y la llegada de los ayuntamientos democráticos, y gracias a
las demandas y las presiones ejercidas por las distintas asociaciones
vecinales, a partir de 1979 (en que el PSOE llegaba al poder en Móstoles, con
Bartolomé González como alcalde) se dirigieron todos los esfuerzos a paralizar
el crecimiento residencial y a potenciar la dotación de la ciudad con
equipamientos públicos, a ordenarla urbanísticamente, y sobre todo a hacer
políticas más sociales, con el fomento de la participación ciudadana en las
fiestas locales, en actividades lúdicas, deportivas y culturales, y a asociarse
formando peñas y asociaciones culturales de toda índole.
El Plan General de Ordenación Urbana de 1985 marcó el desarrollo de
Móstoles en los años siguientes, constituyéndose así el Móstoles que hoy
todos conocemos. Actualmente esta en proyecto el nuevo Plan General de
Ordenación Urbana que marcará el futuro de una ciudad que ha dejado de ser
ciudad dormitorio para convertirse en una ciudad muy importante tanto
industrial como económica.

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