Reforma Universitaria en Santiago Del Estero

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LA GESTACIÓN DE LA PRIMERA FORMACIÓN UNIVERSITARIA REFORMISTA EN

SANTIAGO DEL ESTERO (1918-1922) por Daniel Guzman

La Reforma Universitaria, definición, programa y características generales


La Reforma fue apoyada por el primer gobierno de Yrigoyen, y resistida por Alvear, la
“política universitaria nacional”, le dio forma e identidad, a los distintos momentos del movimiento
reformista, con sus estrategias de intervención y sus facciones o grupos. (Se produce en Córdoba
entre marzo y septiembre de 1918)
Hay un primer grupo de estudios que definen a la Reforma como un movimiento de distinta
índole. (Para Cattaruza es un “movimiento renovador”, para Abratte un “nuevo sentimiento
generacional”, para José Romero una “nueva elite del espíritu”, para Kohan un “movimiento
cultural”, etc). Un segundo grupo define a la Reforma como un movimiento social. (Que según
Suasnábar, definió un “espacio de intervención política”, y en Bergel, una “comunidad imaginada”,
visible en eventos como la “huelga estudiantil” de 1918, que repercutió en todo el país. Tcach, la
define como un “movimiento social). Fue un movimiento expansivo que pasó las fronteras de
Córdoba a las otras universidades del resto del país.
Algunos puntos destacados del programa reformista fueron: la autonomía universitaria
concursos de oposición, docencia libre, asistencia libre, gratuidad de la enseñanza, asistencia social a
los estudiantes, vinculación con el sistema nacional, democratización, del ingreso a la universidad,
unidad latinoamericana, modernización de los métodos de enseñanza, elección de los cuerpos
directivos y de las autoridades de la universidad por la propia comunidad universitaria, y extensión
universitaria con el fortalecimiento de la función social de la universidad.
La Reforma universitaria entendida como “movimiento toma fuerza y comienza a
institucionalizarse en la esfera universitaria a partir de su dispersión por todas las provincias del país.
Su estrategia básica fue la construcción de redes intelectuales orientadas a poner en prácticas sus
ideales, en el marco de un frente estudiantil que integró a los reformistas de todo el país.
El gobierno nacional apoyó este movimiento y cuya fuerza de choque fue la Federación
Universitaria, en donde un santiagueño “Gumersindo Sayago” hizo sus primeras armas en la
militancia reformista. Así el movimiento universitario se hizo nacional, y también político porque el
Yrigoyenismo estaba de su lado, lo que tendría consecuencias imprevistas a medida que la Reforma
se vaya consolidando.
A nivel nacional la Reforma fue leída como un estallido liberal, que tenía sus raíces en la
propia “Revolución de Mayo”, por lo tanto fue concebida como una empresa patriótica, que permitió
su aceptación en vastos sectores de la sociedad, y esto se tradujo en diversas líneas ideológicas que
confluyeron en el reformismo. Mientras en todo el país los jóvenes universitarios, intelectuales,
políticos, y estudiantes secundarios adherían al movimiento, en Santiago la recepción del
Reformismo alcanzaría características muy peculiares.
En Santiago del Estero, entre 1918 y 1923, se comienza a vislumbrar el movimiento
reformista que se apoyó en la acción de u niversitarios recién llegados de Córdoba y Buenos Aires . A
partir de 1918 se crearon revistas y grupos reformistas , que fueron liderados por intelectuales, y
estudiantes provenientes del Colegio Nacional. La red de difusión tuvo como voceros a Marcos
Figueroa, director de Ariel (1918), Bernardo Canal Feijóo, y Emilio Christensen, colaboradores de
Proteo (1918), José Castiglione, y Alfredo Gargaro, difusores de la Reforma en la prensa en 1919 .
La conexión con los grupos reformistas de otras provincias, se inició en 1918, con la relación entre la
revista Proteo y el Centro Pro escuela moderna de Córdoba.

La Reforma Universitaria en Santiago del Estero


En Santiago del Estero gobernaba José Cabanillas, conservador liberal y Alejandro Gancedo
(h) como intendente municipal capitalino. Ambos impulsaron una política cultural progresista en la
provincia. La acción de los reformistas impactó en primer lugar en el Colegio Nacional, donde se
formó un Centro pro Reforma, desde el cual se organizó la primera huelga estudiantil a gran escala
en la provincia. Este Centro nacido el 22 de junio de 1918, se declaró en solidaridad con los
huelguistas en Córdoba.
Los estudiantes del Nacional, pronto tuvieron la alianza de los centros culturales liberales,
Inmortales, Orientaciones Modernas, La Voz de Sarmiento, y otros estudiantes de otras escuelas. De
esta manera se formó un Comité de huelga, llamado Centro de Estudiantes . Este Centro se
convertiría en la filial de la Federación Universitaria de Córdoba, en nuestra ciudad. Por primera vez
en la historia de nuestra provincia, una larga manifestación de estudiantes capitalinos y bandeños,
recorrían las calles de la capital, pararon en El Liberal donde su director Juan Figueroa, les dirigió un
breve discurso de aliento, luego en la casa del rector del Nacional Baltasar Olaechea y Alcorta,
fueron rechazados, y por último se les unieron estudiantes del Centro de estudiantes católicos, con lo
que la marcha culminó en la plaza Libertad.
Los diarios que apoyaron a la Reforma en Santiago eran de tendencia liberal, siendo “El
Liberal”, uno de los medios que más presto espacio a los eventos locales ligados al reformismo.
La adhesión que recibían los reformistas, tuvo relación con la percepción de que la Reforma
fue un movimiento de “renovación cultural”, que era conducido por los jóvenes, y una nueva fuerza
impulsora de cambios. Esta posición los acercó a la Casa del Pueblo, que le ofreció la Biblioteca
Socialista para que hicieran sus reuniones, y en la misma se organizaron comisiones de propaganda.
El 26 de junio se realizó una segunda manifestación de estudiantes, acompañados de
universitarios de la Federación provenientes de Córdoba y miembros de organizaciones culturales
locales. Un hecho significativo que se produjo fue que una parte de la columna de estudiantes pasó
por la Iglesia San Francisco, donde arrancaron una placa regalada por el Centro de estudiantes
católicos a la citada institución, y dieron discursos antirreligiosos. Este hecho inauguró una serie de
acusaciones entre las autoridades religiosas y los reformistas, que culminó con el abandono de las
filas del Centro de estudiantes de los miembros del Centro de estudiantes católicos. Esto trajo como
consecuencia que muchos intelectuales laicistas adhirieran al movimiento reformista. De esta manera
los grupos culturales como Orientaciones Modernas, llaman a plegarse al movimiento a todos los
estudiantes liberales, con lo que coloca al mismo en un marcado disconformismo con el “orden
precedente” ya que ser liberal era sinónimo de contestatario, por lo que esta fue la divisa en Santiago
del reformismo, para diferenciarse del conservadorismo político y religioso . En esa línea Los
Inmortales brindan su apoyo al movimiento, a través de una carta, sosteniendo que la educación
laica y los principios revolucionarios impulsan imperiosamente a barrer con todas las normas
religiosas.
Esta carta de los Inmortales mostraba dos rasgos del movimiento en Santiago: por un lado se
volvía claramente anticlerical, y revolucionario, lo que indicaba que la formación de un bloque
liberal, los aproximaría al PS, y a la izquierda radical. Y el segundo, que no alcanzaba ya con
marchas, para difundir las ideas reformistas en la sociedad, sino habría que idear nuevas estrategias.
De esta manera el Centro reformista iba tomando posiciones frente al conservadorismo.
La Reforma comienza a madurar en la provincia
En 1918 la Reforma en Santiago se encuentra en una etapa organizativa, y muestra su apoyo
al movimiento en Córdoba a partir de la formación de un comité Pro Reforma (sólo participaban los
estudiantes del Colegio Nacional y algunos intelectuales de la provincia), pero en 1919 universitarios
provenientes de Córdoba y Buenos Aires trataron de tomar las riendas del movimiento en la
provincia.
Desde 1918 la presencia de Pedro Landeta y Gumersindo Sayago, estudiantes en Córdoba,
participando de los mítines pro reformistas en la provincia, mostraron que en un primer momento
dominaron el movimiento los santiagueños que residían en la Docta. Fue la tendencia anticlerical
proveniente de Córdoba, la que prendió prontamente en los reformistas de Santiago del Estero, que
leyeron a la Reforma como un movimiento liberal y laico.

Esto cambiará en 1919 cuando los profesionales y estudiantes de la UBA, comienzan a


reemplazar a los cordobeses de la dirección del reformismo.
En 1919 la Semana Trágica provocó que varios reformistas apoyaran la condena contra las
huelgas violentas en la provincia. En esta coyuntura hubo reformistas que buscaron en Ricardo
Rojas (estudia en la universidad de Bs As), y en otros pensadores que se parecían a este, un ideario
nacionalista que guiara al movimiento reformista. Alfredo Gargaro sostenía que la visión idealista de
Rojas buscaba el alma genuina argentina. Una dirección patriótica, que no contrastaba con el
americanismo de José Rodó, que Gargaro también difunde. Para Gargaro el papel de la Reforma es
producir una transformación en la propia sociedad, propuesta que será resistida por los sectores más
conservadores de Santiago. Por lo tanto, el Cosmopolitismo que Rojas llama a combatir será uno de
los obstáculos que deberá vencer la Reforma. De esta manera la Reforma local, va definiendo sus
objetivos: producir un cambio en la sociedad, cuya dirección sea nacional e idealista.
Por todo lo anterior, la línea reformista porteña más filosófica, estaba decidida a llevar la
propuesta de cambio del suelo universitario al social. Por lo que muchos universitarios santiagueños
estuvieron impregnados de este idealismo que estaba decidido a confrontar con el materialismo
cosmopolita del que tanto habla Rojas.
De esta manera en Santiago confluyeron las dos tendencias reformistas que se difundieron en
todo el ámbito intelectual nacional: el americanismo cordobés y el idealismo porteño. Ambas
fracciones fueron ganando adeptos a medida que el movimiento fue consolidándose.
Cuando en 1920 el radicalismo asume el poder político en Santiago del Estero, dió su apoyo
a la Reforma Universitaria. Manuel Cáceres, su gobernador apoyó a los reformistas, que organizaron
los Colegios de Abogados y de Médicos, y de esta manera tuvo buenas relaciones con los
universitarios, que impulsaron varios proyectos que tuvieron como fin, solucionar los problemas
sociales de la ciudad capital.

Se puede suponer que en 1919 estaba en gestación una agrupación reformista local con miras
a proyectar su actividad hacia la cultura de los sectores menos favorecidos, y que reunió a los
profesionales que habían estudiado en Buenos Aires. El primer manifiesto de este grupo idealista fue
en el Fígaro, un diario radical en el cual se originó un espacio para sus ideas. Si bien no se logra
identificar a ninguna persona en especial, puesto que en el manifiesto no aparecen firmantes, se
puede dilucidar que tuvieron algo que ver, los reformistas que colaboraban en este diario, como los
hermanos Castiglione, Oscar Juárez, Marcos Figueroa, y Carlos Virreira.
Continuando con la labor de los universitarios llegados de Bs As, en 1919 se funda Nueva
Generación grupo reformista que estaba liderado por Raúl García Gorostiaga, este se formó con
profesionales recién recibidos, y con estudiantes de Buenos Aires y La Plata.
Pronto hubo dos políticas bien marcadas, Gorostiaga (universitario de Bs As) quería que el
grupo se posicionara en las instituciones culturales de la capital, Colegio Nacional, y Biblioteca
Sarmiento, y José Castiglione que más bien tenía como horizonte la fundación de la primera
Universidad de Santiago del Estero.
En 1921 la salida del periódico “El Estudiante”, dirigido por Elías Llugdar, reforzó la
difusión de estas ideas entre los estudiantes del Colegio. También salió en el Colegio Nacional el
periódico reformista “El Metido” dirigido por Ramón Carrillo (h), que duró poco, ya que el Centro
de Estudiantes enfrentó por este medio al rector Olaechea y Alcorta, provocando su pronta clausura
y desarticulación de dicho Centro. Recién en 1922 con el cambio de Rector, Víctor Alcorta, la
Reforma toma autoridad y papel hegemónico, en el Colegio.
En 1922 un grupo comandado por José Castiglione comenzó a construir el proyecto de la
Universidad Popular, y con ello cobraba cuerpo el Asociacionismo, una agrupación que reunió a
todos los reformistas locales que creyeron en la intervención social con la fundación de Bibliotecas,
Asociaciones barriales, y Universidades Populares. José Castiglione, estableció contactos con los
sectores obreros socialistas, y especialmente con Arsenio Salazar. Esta unión de fuerzas, entre
universitarios y trabajadores, fue un avance para la instalación del reformismo social en nuestra
tierra.

SANTIAGO DEL ESTERO Y LA REFORMA UNIVERSITARIA


(entrevista realizada al autor Daniel Guzman)

En vista del centésimo aniversario de la Reforma Universitaria compartimos la primera parte


de una entrevista realizada al historiador Daniel Guzmán, quien claramente explica y analiza esta
gesta protagonizada por los estudiantes universitarios de 1918. Pero principalmente cómo se vivió en
Santiago del Estero, quienes fueron sus protagonistas y los principales hechos ocurridos en la
provincia.

¿Qué fue la Reforma y en qué contexto histórico surgió?


La reforma fue un movimiento complejo donde participaron una gran variedad de actores y
que tuvo una onda expansiva bastante profunda porque no solamente llega a las provincias sino
también a los países de América y Europa.
La reforma estalla en 1918, año en que Argentina estaba viviendo una serie de cambios: un
gobierno nuevo (el presidente era Hipólito Irigoyen), las leyes sociales comienzan a emerger en el
país y la universidad se estaba encontrando con una necesidad de cambio de estructuras para
empezar a abrirse a la nueva realidad. Y esta nueva realidad era que cada vez había más gente que
quería estudiar. Cabe recordar, que por aquellos años la universidad era exclusiva. La reforma se
inicia intentando abrir la universidad a toda la sociedad.
¿Qué proponía la Reforma Universitaria?
Era un programa bastante ambicioso que comenzó trabajando desde la universidad: libertad
de cátedra, que el consejo consultivo estuviese abierto a diversos actores e incluso que se revisasen
los programas.
Pero este movimiento que surge en Córdoba tiene un antecedente: la Asociación Pro Córdoba
formada por muchos intelectuales que comenzaron en 1916 a trabajar este tema, muchos
investigadores cordobeses empiezan a describir que la reforma era inevitable, que la juventud como
actor interviniente en la historia argentina hace su presencia con la Reforma.
La mayoría de los trabajos de la Reforma que actualmente se pueden leer, en Córdoba la
cuestión clerical y anticlerical pesó mucho más que en otras universidades como en La Plata y
Buenos Aires donde las diferencias eran otras.

¿El movimiento reformista fue solo universitario o cuestionó otras ideas y prácticas
vinculadas a la sociedad?
La reforma nació en la universidad. Pero al ser un movimiento contestatario que demandó un
cambio, comenzó a lograr alianzas con aquellos sectores que también buscaban lo mismo, me refiero
al sector obrero, el cual desde un primer momento apoyó en casi todas las provincia este
movimiento. Y no es casual que Alfredo Palacios y José Ingenieros hayan salido rápidamente a
apoyar la reforma universitaria. Muchos sectores comenzaron a adherirse: sectores políticos que
estaban a favor de los cambios como los liberales, demócratas progresistas, comunistas, socialistas.
Es ese sentido, deja de ser universitario, rebasa las demandas catedráticas y se convierte en un
movimiento social.

¿Qué pasaba en las provincias donde no había universidad?


Los centros neurálgicos de debate ideológicos eran los colegios nacionales. Ese momento
eran enclaves de intelectuales que, si bien eran liberales, no estaban de acuerdo con las políticas
culturales y universitarias de ese momento. En el caso de Santiago del Estero no solamente el colegio
nacional tenía algunos profesores que defendían el ideal liberal, sino que había en ese momento
muchos jóvenes universitarios que estaban estudiando en Córdoba. Es decir, que Santiago del Estero
estaba sufriendo cambios y uno era que había subido la matrícula de alumnos que estudiaban en esa
provincia.

¿Qué rol tiene el santiagueño Gumersindo Sayago?

Fue miembro fundador de la Federación Universitaria a nivel nacional. Es importante decir


que hay muchos estudiantes santiagueños que van a colaborar con la reforma en su expansión
informativa y de ideales aquí en la provincia. Gumersindo Sayago tiene toda su actuación en
Córdoba, pero su hermano Augusto Sayago, estudiante de abogacía, vuelve en muchas oportunidades
convirtiéndose en un mensajero de lo que estaba pensando en ese momento Gumersindo Sayago.

¿Quién fue Marcos Figueroa?


Fue hermano del historiador Andrés Figueroa, quien tenía una relación muy profunda con los
intelectuales cordobeses. Rápidamente en Santiago del Estero forman un comité pro reforma,
liderado por Marcos Figueroa, intelectual joven, abogado y poeta.
¿Cómo actuó este comité?
Este comité comenzó su campaña con una serie de mitines y marchas en Santiago del Estero.
Muy pocos diarios se hicieron eco de estas marchas y eso un poco explica la falta de datos sobre
estos hechos.
El movimiento de la reforma nace en marzo y es impresionante cómo entre marzo y junio
podemos ver en nuestra provincia cómo llegan las noticias bien frescas de lo que estaba ocurriendo.
¿Cómo se comunicaban esas noticia? Hubo muchos medios: los mitines donde en Plaza Libertad se
hablaba ante una multitud de jóvenes intelectuales y de obreros sobre lo que estaba pasando en
Córdoba. También estaban las revistas, Marcos Figueroa saca una revista reformista que se llama
Ariel, y que comunicó lo que era la reforma para los santiagueños.
Este comité pro reforma inicia en el colegio nacional y en todas las escuelas de la capital y La
banda la formación de centros de estudiantes. Y aparece una figura muy interesante también para
estudiar que es Napoleón Taboada (h), quien se va a convertir en el presidente del comité pro
reforma estudiantil, es decir de los estudiantes secundarios, y que aglutinaba a todos los centros de
estudiantes. Y se hacen las primeras marchas estudiantiles con gran cantidad de jóvenes en Santiago
del Estero.
En los diarios de la época hay un silencio bastante interesante para analizar sobre las marchas.
Aparecen en Primaveral, Proa, Ariel, Proteo y Bohemia que son revistas que aparecen en esos años,
algunas apoyando y otras enfrentando a la reforma.
No fueron marchas pacíficas, fueron marchas que llegaron a lugares como Casa de Gobierno,
Colegio Nacional, hubo desmanes con intervención de la policía.
SOLO LEER, NO IMPRIMIR

La Reforma Universitaria en la Argentina: La Brasa en Santiago del Estero (1925-


1930). Autor: Mg Daniel Guzman

La difusión de las ideas de la Reforma Universitaria a través del estudio de un grupo


universitario llamado La Brasa que surgió en Santiago en el período 1925-1930, provocando toda
una renovación en el campo cultural. De esta manera podemos observar como la Reforma
Universitaria se convirtió en un ideario transformador para un grupo de intelectuales de una
provincia norteña de la Argentina.

La Brasa
Esta agrupación intelectual surge en Santiago del Estero en 1925, y según la memoria de algunos de
sus integrantes fue “un movimiento cultural”, liderado por Bernardo Canal Feijóo. Por otro lado, la
mayoría de las investigaciones más actuales sobre el grupo citado destacan su formato de “elite
cultural”, compuesto por un tipo de letrado juvenil, que se abroquelo con fines de renovación
estética, y que provenía de la Reforma Universitaria, un frente que se vino construyendo desde 1918,
con la adhesión de profesionales, periodistas, y docentes. El contexto cultural en que La Brasa
aparece, es el año 25, el segundo de la ofensiva martinfierrista porteña contra la tradición literaria
modernista produciendo lo que Beatriz Sarlo llama una “ruptura estética”.
En enero de 1925 Leopoldo Lugones –famoso poeta modernista- proveniente del Perú, pasa
por Santiago. Esto nos muestra la hegemonía del modernismo como corriente literaria en Santiago,
resultado de esta situación se intentó formar un Ateneo Popular, iniciativa de los intelectuales
modernistas y hubo reuniones en la “Biblioteca Sarmiento”, a las cuales asistieron docentes y
periodistas, no así universitarios, entre los citados estuvo Carlos Abregú Virreira, pero la propuesta
no tuvo eco y no se formó el citado “centro cultural”.
Los dos centros culturales en 1925 en plena actividad en Santiago del Estero, eran el Centro
Unión y progreso, grupo filodramático-literario modernista, y la Sociedad Sarmiento la única
institución que alentaba todo tipo de actividades culturales, ya que tuvo en su presidencia a T. Bravo
Zamora, un reformista que promovió toda iniciativa cultural en el medio.
En ese clima La Brasa, núcleo de intelectuales, se formó el 20 de junio de 1925, y en
septiembre de 1925, lanzó su manifiesto, que contó en sus inicios, según C. A. Virreira, con once
miembros, y trece según Carlota Canal Feijóo, lo que indica su pequeñez, al comparar su volumen
con grupos intelectuales anteriores. Formaron su grupo fundador, y firmaron el manifiesto inicial,
“Bernardo Canal Feijóo, abogado, Ciro Torres López, periodista, Manuel Gómez Carrillo, músico,
Emilio Wagner, arqueólogo, Orestes Di Lullo, médico, Emilio Christensen, abogado, Oscar Juarez,
abogado, Carlos Abrregú Virreira, periodista, Santiago D. Herrera, abogado, Pedro Cinquegrani,
músico, y Ricardo Ponce Ruiz, periodista”. Al reconstruir las redes de estos intelectuales
encontramos, que Emilio Christensen, Orestes Di Lullo, Bernardo Canal Feijóo, Santiago Dardo
Herrera, Manuel Gómez Carrillo, y Carlos Abregú Virreira, son socios de la “Sociedad Sarmiento”,
Ricardo Ponce Ruiz.
Junto a Christensen, Canal Feijóo, y Virreira, estuvieron en un grupo que tuvo un medio
gráfico que se llamó la Revista de Santiago (1920), Christensen, Virreira, y Ponce Ruiz,
pertenecieron al grupo Los Inmortales (1917), Pedro Cinquegrani, y Carrillo, son músicos que
trabajan juntos en recitales locales, Ponce Ruiz, y Oscar Juarez, son compañeros en El Liberal,
quedando fuera de esta red, Emilio Wagner, y Ciro Torres López, el primero sabio francés encargado
del Museo arcaico provincial, y el segundo un escritor salteño radicado en esos años en Santiago, y
el más famoso pues fue colaborador en esos años de la Nación, y la revista Nosotros, por lo que
podemos inferir que tuvo cierto prestigio en el momento de concurrir a formar La Brasa.
En su mayoría estos intelectuales ya se conocían, compartían la pasión por la cultura, y
habían participado de otros proyectos culturales pasados. De todas estas conexiones, la pertenencia a
la “Sociedad Sarmiento”, donde T. Bravo Zamora, y varios universitarios, que eran socios de la
misma, le estaban dando un impulso cultural que movilizaba el ambiente en esos años, debió tener
una impronta en varios brasistas que eran socios también de la citada institución.
De los once miembros hay siete reformistas, y estaban militando en el asociacionismo, por lo
tanto La Brasa, fue un espacio donde se cruzaron las nuevas tendencias estéticas y sociales. [agregar
qué es el Asociacionismo]
En 1926 La Brasa inicia un ciclo cultural de conferencias. Ciro Torres López cuando escribe
en un memorial los motivos de iniciar éste ciclo, define a La Brasa, diciendo que se “ha iniciado ya
públicamente como asociación de cultura que aspira a remover este ambiente manteniendo su tensión
espiritual”. Para López esta temática puede ser el eje del movimiento brasista, y nos muestra que
aspira, a ser el director del grupo.
De alguna manera hubo coincidencia en la agenda de temas, entre La Brasa y el
asociacionismo, incluso uno de los nuevos integrantes, y el presidente del Consejo General de
educación de la Provincia, militaron en el reformismo. En una conferencia Bernardo Canal Feijóo,
aprovechó la oportunidad para aclarar algunos puntos sobre el programa del grupo. Feijóo aclaró
sobre “las finalidades que La Brasa persigue con esta campaña cultural”, ya que las ideas de Ciro
Lopez no eran las de Canal, aclarando que La Brasa se alejaría de la política. Con esta posición
Canal, tomaba distancia de la influencia de los reformistas que querían intervenir en política, dejando
a La Brasa, como un grupo netamente cultural.
Seguramente esta toma de posiciones, alejaría del grupo a muchos asociacionistas que no
pensaban como Canal. En la carta que Bernardo Canal Feijoo, y Ciro López, le escriben a la
Biblioteca Sarmiento, definen al grupo como “Asociación cultural, y como un movimiento
intelectual y público”. De esta manera, la identidad de la agrupación, se refuerza como una propuesta
distinta al asociacionismo, y con fines parecidos. Es una situación compleja porque muchos brasistas
son asociacionistas y esto provocará una tensión interna que definirá alejamientos, y proximidades
con referencia a la agrupación.
La Brasa estableció buenas relaciones con la Sociedad Sarmiento en donde estableció su sede
institucional, y con el gobernador Domingo Medina.
En 1926 tenemos en el grupo dos conexiones hacia afuera de la provincia y que nos marca
también dos polos de influencia sobre La Brasa. Con Buenos Aires, en contacto con la vanguardia
literaria martinfierrista, y con el movimiento americanista de Tucumán.
Los visitantes que trae La Brasa en 1927, muestran cuatro tendencias muy marcadas en su
propuesta cultural que tiene relación con el diverso público de sus actos artísticos, y por las facciones
internas que tiene el grupo: modernista, americanistas, vanguardista y anarquistas. Con la topografía
de los integrantes brasistas, tenemos modernistas como Carlos Abregu Virreira, americanistas como
Manuel Gómez Carrillo, y vanguardistas como Bernardo Canal Feijóo, pero es la cuarta facción la
anarquista fue la que tuvo mayor actividad en 1927.
Para ese año en la provincia se diferenciaban bien las agrupaciones reformistas: por un lado
estaban los de la Sociedad Sarmiento, por otro los Asociacionistas, y por otro La Brasa, por lo que no
existía la hegemonía brasista en Santiago.
Producto de algunas discrepancias dentro de La Brasa, Ciro Torres López abandonó el grupo,
seguramente no tuvo acuerdos con Bernardo Canal Feijóo, que quedo como el líder del cenáculo; y
con esto el americanismo modernista perdió un valor fundamental en el grupo.
En 1928 los reformistas de La Brasa incrementaron su actividad, con un gran peso de los
asociacionistas en el grupo. La bandera de La Brasa era amplia, y su programa de agitación de ideas,
no comprendió solo las inquietudes literarias, también abarcó el estudio de las bases del bienestar
social, de las necesidades y aspiraciones populares, y de los intereses y deberes profesionales y
universitarios.

Las Asociaciones barriales


En el caso de Santiago del Estero, los reformistas tenían el objetivo de crear Universidades
populares y Asociaciones barriales, que les permitió establecer alianzas con los obreros, y lograr así
una participación estrecha entre los dos sectores, teniendo como resultado la expansión rápida del
movimiento asociacionista. En 1925 el Colegio de Médicos y el Colegio de abogados, estaban
atravesados por las ideas sociales de la Reforma Universitaria. Muchos de sus miembros estaban
decididos a actuar en el ámbito educativo y social. Así nació el movimiento asociacionista, que tuvo
como fines centrales fundar asociaciones barriales y una Universidad Popular.
El centro reformista en Santiago dominado por una tendencia socialista estuvo formado por:
José F. L. Castiglione, José Palumbo, Jesús M.Suarez, Antenor Ferreira, Silvio Raimondi, Manuel
Fernández, Juan Figueroa, Carlos Borges, Orestes Di Lullo, Nicolás Gutierrez, Luis Gallardo,
Olegario Noriega, Emilio Christensen, Pedro Marcos, Horacio Rava, Arturo Bustos Navarro, José
Jimenez, Gaspar Taboada, Oscar Juarez, Raul Robato, Andrés Abregú, Arsenio Salazar, y Rodolfo
Olle. En la agrupación dominan médicos y abogados, siendo los menos docentes, ingenieros,
obreros, y periodistas. Este centro concentró su fuerza en la educación popular.
En 1927 el asociacionismo estaba en fase de expansión y propaganda en toda la provincia. En
1928 el centro reformista organizo un comité de agitación compuesto por Arsenio Salazar, Horacio
Rava, Arturo Bustos Navarro, y Orestes Di Lullo, que tuvo a través de la Comuna, el periódico de las
Asociaciones, su espacio para difundir su programa, y criticar la falta de políticas sociales desde el
gobierno municipal.
El ideario del reformismo en 1929 estaba claro: progreso, memoria de los héroes de la patria,
comunidad, bien común, y pueblo. Estas ideas dieron forma al asociacionismo, como movimiento
social en nuestra provincia. Los reformistas tenía muy en claro lo que debía hacerse en Santiago:
“trabajar por la difusión progresiva entre nosotros y nuestros vecinos de todos aquellos elementos de
cultura espiritual y bienestar físico que permiten al hombre vivir una vida sana, alegre y accesible al
desarrollo”. Esta bandera reformista estaría flameando durante toda esta etapa formativa del
Asociacionismo en nuestra provincia. Para luego abrirse paso en la actividad política a partir de la
presentación de candidatos salidos de cada asociación barrial.

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