Gergirch, A. - de Impresores y Tipógrafos A Diseñadores
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Año 24
Número 133
2021/2022
ISSN 1668-0227
Editora
Fabiola Knop
Comité Editorial
Lucia Acar. Universidade Estácio de Sá. Brasil. Nora Angélica Morales Zaragosa. Universidad Autónoma
Gonzalo Javier Alarcón Vital. Universidad Autónoma Metropolitana. México.
Metropolitana. México. Candelaria Moreno de las Casas. Instituto Toulouse
Mercedes Alfonsín. Universidad de Buenos Aires. Lautrec. Perú.
Argentina. Patricia Núñez Alexandra Panta de Solórzano. Tecnoló-
Fernando Alberto Alvarez Romero. Universidad de gico Espíritu Santo. Ecuador.
Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Colombia. Guido Olivares Salinas. Universidad de Playa Ancha. Chile.
Gonzalo Aranda Toro. Universidad Santo Tomás. Chile. Ana Beatriz Pereira de Andrade. UNESP Universidade
Christian Atance. Universidad de Buenos Aires. Argentina. Estadual Paulista. Brasil.
Mónica Balabani. Universidad de Palermo. Argentina. Fernando Rolando. Universidad de Palermo. Argentina.
Alberto Beckers Argomedo. Universidad Santo Tomás. Alexandre Santos de Oliveira. Fundação Centro de Análi-
Chile. se de Pesquisa e Inovação Tecnológica. Brasil.
Renato Antonio Bertao. Universidade Positivo. Brasil. Carlos Roberto Soto. Corporación Universitaria UNITEC.
Allan Castelnuovo. Market Research Society. Reino Colombia.
Unido. Patricia Torres Sánchez. Tecnológico de Monterrey.
Jorge Manuel Castro Falero. Universidad de la Empresa. México.
Uruguay. Viviana Suárez. Universidad de Palermo. Argentina.
Raúl Castro Zuñeda. Universidad de Palermo. Argentina. Elisabet Taddei. Universidad de Palermo. Argentina.
Mario Rubén Dorochesi Fernandois. Universidad Técni-
ca Federico Santa María. Chile. Comité de Arbitraje
Adriana Inés Echeverria. Universidad de la Cuenca del Luís Ahumada Hinostroza. Universidad Santo Tomás.
Plata. Argentina. Chile.
Jimena Mariana García Ascolani. Universidad Iberoame- Débora Belmes. Universidad de Palermo. Argentina.
ricana. Paraguay. Marcelo Bianchi Bustos. Universidad de Palermo.
Marcelo Ghio. Instituto San Ignacio. Perú. Argentina.
Clara Lucia Grisales Montoya. Academia Superior de Aarón José Caballero Quiroz. Universidad Autónoma
Artes. Colombia. Metropolitana. México.
Haenz Gutiérrez Quintana. Universidad Federal de Santa Sandra Milena Castaño Rico. Universidad de Medellín.
Catarina. Brasil. Colombia.
José Korn Bruzzone. Universidad Tecnológica de Chile. Roberto Céspedes. Universidad de Palermo. Argentina.
Chile. Carlos Cosentino. Universidad de Palermo. Argentina.
Zulema Marzorati. Universidad de Buenos Aires. Ricardo Chelle Vargas. Universidad ORT. Uruguay.
Argentina. José María Doldán. Universidad de Palermo. Argentina.
Denisse Morales. Universidad Iberoamericana Unibe. Susana Dueñas. Universidad Champagnat. Argentina.
República Dominicana. Pablo Fontana. Instituto Superior de Diseño Aguas de La
Cañada. Argentina.
Sandra Virginia Gómez Mañón. Universidad Iberoameri-
cana Unibe. República Dominicana.
Jorge Manuel Iturbe Bermejo. Universidad La Salle.
México.
Denise Jorge Trindade. Universidade Estácio de Sá. Brasil.
El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la
Mauren Leni de Roque. Universidade Católica De Santos.
República Argentina, con la resolución Nº 2385/05 in-
Brasil. corporó al Núcleo Básico de Publicaciones Periódicas
María Patricia Lopera Calle. Tecnológico Pascual Bravo. Científicas y Tecnológicas –en la categoría Ciencias So-
Colombia. ciales y Humanidades– la serie Cuadernos del Centro de
Gloria Mercedes Múnera Álvarez. Corporación Universi- Estudios en Diseño y Comunicación [Ensayos]. Facultad
taria UNITEC. Colombia. de Diseño y Comunicación de la Universidad de Paler-
Eduardo Naranjo Castillo. Universidad Nacional de mo. En diciembre 2013 fue renovada la permanencia en
Colombia. Colombia. el Núcleo Básico, que se evalúa de manera ininterrumpi-
Miguel Alfonso Olivares Olivares. Universidad de da desde el 2005. La publicación en sus versiones impresa
Valparaíso. Chile. y en línea han obtenido el Nivel 1 (36 puntos sobre 36).
Julio Enrique Putalláz. Universidad Nacional del Nordes-
te. Argentina.
Carlos Ramírez Righi. Universidad Federal de Santa
Catarina. Brasil.
Oscar Rivadeneira Herrera. Universidad Tecnológica de
Chile. Chille. La publicación Cuadernos del Centro de Estudios en
Julio Rojas Arriaza. Universidad de Playa Ancha. Chile. Diseño y Comunicación [Ensayos] (ISSN 1668-0227)
Eduardo Russo. Universidad Nacional de La Plata. está incluida en el Directorio y Catálogo de Latindex.
Argentina.
Virginia Suárez. Universidad de Palermo. Argentina.
Carlos Torres de la Torre. Pontificia Universidad Católica
del Ecuador. Ecuador.
Magali Turkenich. Universidad de Palermo. Argentina.
Ignacio Urbina Polo. Prodiseño Escuela de Comunica- La publicación Cuadernos del Centro de Estudios en
ción Visual y Diseño. Venezuela. Diseño y Comunicación [Ensayos] (ISSN 1668-0227)
Verónica Beatriz Viedma Paoli. Universidad Politécnica y pertenece a la colección de revistas científicas de SciELO.
Artística del Paraguay. Paraguay.
Ricardo José Viveros Báez. Universidad Técnica Federico
Santa María. Chile.
ISSN 1668-0227
Los estudios publicados están centrados en líneas de investigación que orientan las acciones del
Centro de Estudios: 1. Empresas y marcas. 2. Medios y estrategias de comunicación. 3. Nuevas
tecnologías. 4. Nuevos profesionales. 5. Diseño y producción de objetos, espacios e imágenes. 6.
Pedagogía del diseño y las comunicaciones. 7. Historia y tendencias.
Introducción
Ana Cravino...............................................................................................................pp. 11-14
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Sumario
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Ana Cravino Introducción
Resumen: Este Cuaderno está orientado a reflexionar sobre la metáfora orgánica, la bús-
queda de respuesta en la naturaleza, los nuevos paradigmas del diseño, la Morfogénesis
y la Biomímesis, las nuevas/viejas formas de producción de forma y su relación con la
materialidad.
(1)
Doctora (FADU-UBA). Arquitecta (Universidad de Morón). Profesora Superior Uni-
versitaria (UM). Magister en Gestión de Proyectos educativos (CAECE). Docente de la
UBA, UP y ITBA Autora de Enseñanza de la Arquitectura. Una aproximación histórica;
Reflexiones sobre la teoría y la Crítica; Arquitectura y Técnica; Cambios curriculares de la
carrera de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires en el período 1897-1977, Inves-
tigación y Tesis en Disciplinas Proyectuales, entre otros títulos.
Introducción
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Ana Cravino Introducción
Durante los últimos años del pasado siglo y con más intensidad en estas primeras décadas
de éste, el pasaje desde el paradigma mecanicista-reduccionista al ecológico-complejo se
ha producido en diversos campos disciplinares, y el diseño es uno de ello.
Sabemos que la tensión entre lo mecánico y artificial por un lado, y lo natural u orgánico
por el otro ha sido un hecho recurrente desde la revolución industrial. No obstante esta
dicotomía hoy se nos aparece superada bajo una mirada holística donde todas las dimen-
siones de un fenómeno deben ser contempladas superando ese reduccionismo simplista.
Capra (1996) nos dice que:
El racionalismo cartesiano, bajo una mirada analítica, contempló la división del mundo
en natural y artificial, al hombre en materia (cuerpo) y mente, y concibió al universo como
un gran mecanismo de relojería.
Es por ello, que para Capra (1996), la primera oposición frontal al paradigma cartesiano
mecanicista partió del movimiento romántico puesto que:
Por otra parte, más recientemente, Varela y Maturana (1973) introducen la noción de
“autopoiesis”, para dar cuenta de los sistemas que pueden reproducirse y mantenerse a
sí mismos creando sus propias partes y eventualmente otros componentes, concepto que
surgió de la biología y luego se extendió rápidamente a otros campos como las ciencias
sociales y el diseño. Cabe señalar que poiesis y poesía tienen la misma raíz griega que
significa creación,
Maturana (1995), posteriormente, indaga sobre la experiencia estética señalando que:
…cuando nosotros en nuestra cultura decimos que hemos vivido una expe-
riencia estética, lo que decimos es que hemos vivido una circunstancia par-
ticular de nuestra vida. Además, de acuerdo con todo lo que yo he dicho, y
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Ana Cravino Introducción
Bibliografía
Capra, F. (1996). La Trama de la vida: una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Barcelona:
Editorial Anagrama.
Gràcia, D. (2007). “Sobre la noción de experiencia estética en Humberto Maturana”. En A.
Calvera, (edit.) De lo bello de las cosas. Materiales para una estética del diseño (pp. 203-
222). Barcelona: Gustavo Gili.
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Ana Cravino Introducción
Abstract: This Notebook is aimed at reflecting on the organic metaphor, the search for an
answer in nature, the new paradigms of design, Morphogenesis and Biomimicry, the new
/ old ways of producing form and their relationship with materiality.
Resumo: Este Caderno tem como objetivo refletir sobre a metáfora orgânica, a busca de
uma resposta na natureza, os novos paradigmas do design, a Morfogênese e a Biomiméti-
ca, as novas / velhas formas de produzir forma e sua relação com a materialidade.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Jorge Pokropek La Metáfora en las lógicas proyectuales poéticas (...)
(1)
Doctorando FADU-UBA. Magister en Lógica y Técnica de la forma. Especialista en
Lógica y Técnica de la forma. Arquitecto. Cursó la carrera de posgrado de Planificación
Urbana y Territorial e Investigación en Pueblos en Vías de Desarrollo, UM. Cursó la Maes-
tría en Diseño Arquitectónico y Urbano, FADU-UBA. Realizó múltiples talleres de In-
vestigación proyectual, Centro Poiesis, SCA, FADU-UBA. Profesor en Diseño y Adjunto
en Arquitectura 3, UM. Profesor en Morfología, FADU-UBA y UNM, Profesor titular en
la carrera de Especialización en Lógica y Técnica de la forma, FADU-UBA. Profesor del
Doctorado en Diseño de la Universidad de Palermo. Autor de numerosas publicaciones
sobre arquitectura y ciudad. Profesor invitado de universidades de México, Colombia y
Ecuador, así como en instituciones de Córdoba y Mendoza. Titular del estudio de arqui-
tectura Pokropek y asociados
Comentarios preliminares
Entendemos por Lógica Proyectual Poética a una estructura conceptual que organiza a
un proceso proyectual tendiente a prefigurar y producir una forma que no sólo busque la
satisfacción de necesidades humanas prosaico-utilitarias sino que, fundamentalmente, se
proponga satisfacer necesidades espirituales o poéticas. Para ello la forma debe organizar-
se según lógicas poéticas, es decir, lógicas que determinan una configuración capaz de pro-
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Jorge Pokropek La Metáfora en las lógicas proyectuales poéticas (...)
ducir un efecto de sentido mediante el intenso estímulo de una experiencia estética que,
a su vez, proponga una revelación poética que incremente al mundo renovándolo. Será
necesario, entonces, producir una forma ambigua y autorreflexiva mediante operaciones
retóricas sobre un lenguaje, tendientes a producir un proceso de metaforización formal
sostenido por estructuras rítmicas cuya percepción estimula aquellas experiencias estéti-
cas necesarias para sostener revelaciones poéticas que incrementen la calidad de vida del
ser en su saber hacerse. Toda lógica proyectual poética, en definitiva, organiza un proceso
de metaforización formal que favorece y plenifica el desempeño de las prácticas sociales,
organizadas como ritos y ceremonias que sostienen mitos determinantes de la condición
humana.
Toda lógica proyectual poética, entonces, debe guiar su proceso de metaforización para la
necesaria renovación y transformación de los mitos que nos determinan, incrementando
la realidad desde una revelación poética. Será este enfoque el que legitime nuestras preo-
cupaciones por entender el modo en el que actúa la metáfora en la configuración del arte
y del diseño.
Metáforas
Sabemos que la metáfora es una figura del lenguaje que aporta un plus de sentido al acto
comunicativo ampliando así el recorte de lo real desde una experiencia estética. Sabemos
también que toda forma artística lo es por estimular algún tipo de lectura metafórica so-
bre la que se estructura su mensaje estético (Eco, 1985).
Sabemos asimismo que las formas urbanas, arquitectónicas, industriales, gráficas y de in-
dumentaria, constituyentes de nuestro entorno existencial, se originan y determinan para
la satisfacción de necesidades humanas utilitarias o prosaicas y espirituales o poéticas.
Sabemos entonces que la producción de la forma, mediante procesos proyectuales o de
diseño, debe focalizarse en incrementar la calidad de vida humana, mejorando la lectura
del mensaje, así como su profundidad y riqueza, para favorecer interacciones sujeto-obje-
to más eficientes y gratificantes.
También sabemos que, como diseñadores o productores de forma, somos responsables
de los mensajes éticos y estéticos que nuestros productos comunican, lo cual nos exige
un compromiso consciente en la obtención de un control riguroso sobre los mecanismos
mediante los cuales aquellos se expresan (Zátonyi, 1990). Desde este enfoque y en el marco
teórico que brinda la morfología, entendida como disciplina científica orientada hacia
una producción poética, diremos que la forma arquitectónica tiende a incrementar su
eficacia comunicacional cuando se la configura metafóricamente (Pokropek, 2015).
En este escrito intentaremos profundizar en la noción de metáfora y en la conveniencia
de intencionar conscientemente el diseño de la forma arquitectónica en función de las
posibles e inevitables interpretaciones metafóricas que aquella estimula en el usuario o
fruidor. Una metáfora habitual es la orgánica, es decir, la que encuentra su fundamento
en la naturaleza.
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Jorge Pokropek La Metáfora en las lógicas proyectuales poéticas (...)
La metáfora es parte fundamental de toda obra de arte y se halla asimismo presente, con
menor o mayor intensidad expresiva, en cualquier objeto de diseño, ya que este, por su
origen humano, refleja o resume al mundo, siendo entonces “metáfora del mundo”.
En la introducción de su obra La metáfora en el arte, Elena Oliveras (1993) subraya, desde
el principio, la importancia de la metáfora diciendo:
Más adelante Oliveras recuerda que, según Roman Jakobson, existen dos formas generales
del pensamiento, las metáforas y las metonimias. El pensamiento sostenido por meca-
nismos metafóricos establece relaciones de semejanza entre los elementos, el mecanismo
metonímico, en cambio, de contigüidad.
El pensamiento metafórico parece ser, según diversos autores, más ágil, nítido, profundo
y eficaz que el sostenido por encadenamientos literales, permitiendo así construir conoci-
mientos nuevos (Palma, 2005).
En este sentido, Max Black pone de relieve que la importancia de la metáfora como figura
del lenguaje radica en su posibilidad de crear una semejanza antes que en mostrar alguna
que existiera previamente, aportando así un conocimiento nuevo, no limitado a la traduc-
ción de un texto pre-existente.
La interpretación metafórica es, según Oliveras, un modo peculiar de penetración intelec-
tual y emotiva que permite captar directamente objetos y situaciones de difícil aprehen-
sión mediante otras conocidas.
Autores de diferentes épocas y tendencias, entre los que se encuentran Vico (2006) y Ga-
damer (1996, 1999), sostienen que existe en la conciencia un metaforismo fundamental.
Tal metaforismo fundamental se vincula a la noción de metáfora radical propuesta por
Max Müller quien establece que, las palabras, en su origen, tuvieron por referentes a de-
terminados objetos y acciones quienes, con el paso del tiempo, se fueron asociando por
semejanza a otros objetos y acciones, configurando así el lenguaje en el cual y desde el
cual pensamos. Es en este sentido que Ernst Cassirer (1971) considera al pensamiento
metafórico no como un mero producto de la fantasía sino como una necesidad básica. De
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Jorge Pokropek La Metáfora en las lógicas proyectuales poéticas (...)
Como dijimos, la configuración metafórica será abierta cuando empleemos metáforas vi-
vas o de invención, opuestas a metáforas muertas o de uso (Ricoeur, 1980).
Mencionemos ahora que una metáfora estará viva cuando su percepción produzca un
shock emotivo y un alumbramiento conceptual. Para que ello suceda, el principio de se-
mejanza estructural entre los dos conceptos o términos puestos en relación debe trascen-
der la mera comparación para alcanzar una gratificante identificación.
Oliveras (1993), en este sentido, advierte que en una metáfora viva, auténtica, fuerte, el
concepto sujeto (A) y el concepto modificador (B), de simultánea presencia en el acto per-
ceptivo, se vinculan con es, que alude y evita el “es como” y menciona necesariamente el
“no es”.
La metáfora supone una comparación que lleva a una identificación…. No es lo mismo
A “es como” B que A “es” B. Una forma, una palabra, cuando es tomada en un sentido
metafórico pierde su significación propia y toma otra nueva, merced a la concordancia
por semejanza entre los sentidos propios de esa forma y aquella con la que se compara.
En la metáfora el modificador sustituye al sujeto mencionándolo implícitamente. En la
comparación se hallan presentes ambos términos o formas, vinculándolos con la noción
como. Según Gombrich (1999), un caballo de madera equivale a uno de verdad porque
metafóricamente puede ser cabalgado. La sustitución por identificación de una forma con
otra, al mencionarla implícitamente, no anula su individualidad, no llega a suprimirla.
Oliveras (1993) señala que, al no existir fusión total la eficacia de la metáfora residirá en
mantener en equilibrio la ilusión de la identificación y la realidad de la separación. La si-
tuación dialéctica realidad-ilusión hace que en el caso de las metáforas visuales, propias de
las formas objetuales, se distinguen dos momentos, el de lo percibido y el de lo concebido.
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emocional que nos produce como alcanzamos nosotros a entender más profundamente
las ideas de libertad, vuelo y movimiento. Por cierto, estas mismas nociones también se
traducen metafóricamente sin aludir ni remotamente al pájaro en otro magnifico aero-
puerto de Saarinen…
1 2
Figuras 1y 2.
Terminal de TWA,
Eero Saarinen (con
César Pelli)1.
Figura 3. Aeropuerto
Dulles. Eero Saarinen
(con Kevin Roche)2.
3
La forma arquitectónica, en este caso, respondería a una metáfora in absentia total pero,
paradójicamente, la lectura de las nociones enunciadas no se expresan tan intensamente,
pues están opacadas por los mensajes literales de sus aspectos estructurales que dismi-
nuyen la ambigüedad y la autorreferencialidad que si poseía aquel espléndido pájaro…
Advirtamos entonces, que, como siempre, no hay recetas ni verdades absolutas, solo inter-
pretaciones, en el decir de Nietzsche, que permiten, tal vez, arrojar alguna luz que ilumine
senderos posibles. En este sentido hemos dicho que en el caso del diseño de formas arqui-
tectónicas, objetuales y gráficas la razón prosaico-utilitaria tiende a enfatizar la expresión
de los denotados, por ello es menester a veces echar mano de recursos metafóricos intensos
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que ofrezcan interpretaciones o lecturas inicialmente obvias o literales para captar la aten-
ción sobre los connotados y liberar después el proceso de semiosis ilimitada. Evidentemen-
te se corren graves riesgos al no saber elegir o configurar la apertura de estas metáforas….
Lo dicho merece aclaraciones.
Evidentemente existen distintos tipos de metáforas según el enfoque clasificatorio que
adoptemos. Recién establecimos, siguiendo a Oliveras, diferencias entre metáfora literal,
comparación y metáfora visual. Esta última fue a su vez disgregada en dos tipos según la
ausencia parcial y total del sujeto o tema.
Advirtamos que el sujeto o tema, en el caso de las formas objetuales y arquitectónicas,
consiste básicamente en el denominado programa simbólico que reúne los aspectos repre-
sentativos culturales y disciplinares. Obviamente entonces el tema se ubicará en el grupo
de los connotados, ya sean simbólicos-metafóricos-convencionales o simbólicos-metafó-
ricos-intrínsecos.
Desde este enfoque será inevitable clasificar las metáforas visuales según el predominio
del tipo de signos que las constituyen. Tendremos así metáforas intrínsecas a la forma, es-
timulantes de lecturas filogenéticas, y metáforas contingentes a la forma, estimulantes de
lecturas ontogenéticas. Aclaremos que estas últimas constituyen el grupo donde coexisten
metáforas sostenidas por signos que aluden a rasgos estilísticos o configuraciones cultu-
ralmente significativas así como a signos sostenidos por rasgos similares o comparables,
miméticos, a configuraciones existentes en el mundo físico. Las metáforas zoomórficas,
antropomórficas, fitomórficas o aquellas que aluden a objetos culturales como barcos,
aviones, máquinas, etc. pertenecen a este grupo. Las formas arquitectónicas que aluden a
otras formas arquitectónicas preexistentes, por ejemplo, al templo griego, pertenecen al
primer grupo. Ambas, para su lectura, necesitan que el fruidor maneje el código cultural
en que están inscriptas o que, en el caso de las fitomórficas o zoomórficas, sea capaz de
establecer, desde un aprendizaje previo, las similitudes.
Evidentemente las metáforas intrínsecas a la forma son las más abiertas pero también
pueden ser las más herméticas (por exceso de significación) por lo que a veces conviene
sostenerlas para evitar su enmascaramiento o inaccesibilidad, con metáforas contingentes,
ya sean miméticas o estilísticas.
Establecido este enfoque podemos denunciar la confusión que Charles Jencks desarrolla
al referirse al también confundido Robert Venturi en su odio a los patos y su preferencia
por las naves decoradas.
Recordemos que en su ya muy clásica obra El lenguaje de la arquitectura posmoderna el cé-
lebre y agudo crítico Charles Jencks (1977) hace referencia a una polémica histórica (aún
inconclusa) establecida por Robert Venturi.
En los inicios de la posmodernidad Venturi (1999) denunciaba que, según él, el movi-
miento moderno había abusado mucho de los signos icónicos excesivamente herméticos, y
ya era tiempo de emplear más asiduamente signos simbólicos. Para Venturi y Jencks, según
sus ejemplos, era lo mismo la Opera de Sídney, de John Utzon, cargada de metáforas
abiertas, que una tienda de señuelos para cazar patos con forma de pato… Evidentemente
para nosotros y ahora, un edificio con forma de pato o una quesera con forma de queso
siguen siendo “signos icónicos” solo si analizamos su relación significante-significado con
una enorme miopía…
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Venturi decía que los edificios-pato eran aquellos cuya forma expresaba meramente su
función; un edificio con auditorios era, entonces, una acumulación de formas-cuña.
El cansancio de Venturi no estaba injustificado del todo pero su fanatismo por las “naves
decoradas” entendidas como simples envolturas con signos añadidos como a un tablón
de anuncios, arrastró a miles de arquitectos hacia el kitsch. Por cierto también es kitsch
el edificio con forma de pato pues, como vimos, la literalidad del mensaje objetual es tan
fuerte que impide la semiosis ilimitada constituyendo un ejemplo obvio de metáfora mi-
mética cerrada, muy distinto de la metáfora mimética abierta del ya mencionado pájaro
para TWA.
Tanto la tienda Pato como el puesto con forma de salchicha que Jencks también mencio-
na están muy alejados de ser ejemplos a seguir para obtener una configuración metafórica
abierta. Menos todavía lo es el galpón cuya fachada se tapa con un dibujo de templo griego…
Cuando hablamos de mensaje literal nos referíamos inicialmente a la exasperación ex-
presiva de los denotados prosaico-utilitarios y preferimos que se siga comprendiendo así.
No debemos confundir la literalidad de los mensajes sostenidos por los connotados de
aquellos asentados en denotados.
Tanto el pato como la salchicha pretenden comunicar un mensaje estético insertos en las
tradiciones del arte Pop, por ello son kitsch.
Un mero galpón que solo pretende expresar su función primaria puede, mediante sus
connotados intrínsecos, aludir a la sobriedad o a la razón, a la perfección y coherencia, a
la pureza y sencillez.
Sin embargo es difícil decidir que es mejor o peor según el caso. Tanto los excesos de diseño
como la falta de intenciones tienden a empobrecer el mundo….
El kitsch, al menos, busca consolarnos.
Si bien Jencks (1977) se equivoca al mezclar edificios con metáforas abiertas como TWA
y la Ópera de Sydney junto a tiendas-pato y tiendas-salchicha, de lecturas monovalentes
o literales, no se equivoca al denunciar sus diferencias y menos se equivoca al enunciar
su marcada preferencia por aquellas formas configuradas por metáforas sugeridas, en su
decir, o abiertas, en el nuestro.
Al analizar Ronchamp, Jencks (1977) reúne y amplia mucho de lo hasta aquí dicho. Con-
viene citarlo:
...El uso más eficaz de una metáfora sugerida que se me ocurre en arquitectura
moderna es el de la capilla Ronchamp de Le Corbusier, que se ha comparado a
todo tipo de cosas, desde las casas blancas de Mykonos al queso suizo. Parte de
su fuerza es que sea tan sugerente, que pueda significar tantas cosas a la vez…
…Es como si yendo a cazar algo tan imposible como capones salvajes, aca-
bara apareciendo el capón entre los animales cazados. Por ejemplo, un pato
(una vez más este famoso personaje de la arquitectura moderna) se ve vaga-
mente sugerido en la fachada sur, pero también podemos ver un barco y muy
apropiadamente unas manos unidas en oración. Los códigos visuales, que aquí
abarcan significados tanto elitistas como populares, funcionan en gran parte a
nivel inconsciente.
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Sobre la extensa cita de Jencks podemos hacer varias observaciones aprovechando además
el hecho de que Ronchamp pertenece ya al imaginario colectivo.
En primer lugar advirtamos que para Jencks (1977) la metáfora es, básicamente, una com-
paración elíptica, enfoque superado por la teoría interaccionista iniciada por L. A. Ri-
chards, desarrollada por Max Black y traída a nosotros por Elena Oliveras (1993), quien,
como ya mencionáramos, pone de relevancia el juego tensional entre es o no es que tras-
ciende la mera comparación condensando y creando nuevos significados.
Advirtamos a continuación que la mayoría de las metáforas que Jencks inicialmente lee
son básicamente miméticas (pato, mano, barco, queso, pueblo, etc.). Estas metáforas con-
tingentes y miméticas al estar sobriamente sugeridas (abiertas) permiten leer sin enmas-
carar otras metáforas implícitas en los significados intrínsecos de la forma y necesarios
para la satisfacción plena del programa simbólico. Nos referimos fundamentalmente a la
noción de espiritualidad, estimulada claramente por la organización formal ascendente y
dinámica, así como por el exquisito manejo de la luz.
La interpretación de poder desarrollar enigmáticos y elaboradísimos ritos propios de
una sociedad refinada también se apoya en metáforas intrínsecas, fundamentalmente en
las heterogeneidades espaciales y plásticas articuladas por una sintaxis compleja llena de
coherencia interna. Esta coherencia formal descansa prioritariamente en los complejos
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trazados reguladores y las lógicas proporcionales que vinculan las partes, factibles de ser
sospechadas en los interesantes análisis gráficos que Clark y Pause (1997) desarrollan en
su obra Arquitectura: Temas de composición.
Si analizamos el mensaje objetual de Ronchamp veríamos obviamente, que los denotados
operativo-funcionales se hallan en umbrales casi mínimos mientras que los connotados
simbólico-metafórico-intrínsecos (abiertos) son bastante más intensos que los connota-
dos contingentes.
Los mensaje literales “soy una capilla de peregrinación” o “soy un templo para ritos espiri-
tuales” son fácilmente accesibles sin menoscabar un ápice los potentes connotados.
Connotados, por otra parte, absolutamente coherentes y proporcionados en su intensidad
expresiva en relación al programa simbólico-operativo del edificio.
El alto grado de coherencia sintáctica y la intensa configuración metafórica del mensaje
objetual desencadenante de una experiencia estética profunda son, obviamente, las cuali-
dades que hacen de Ronchamp una obra maestra del arte universal.
Advirtamos, por cierto, que en la práctica profesional habitual de la mayoría, la oportuni-
dad de diseñar una forma arquitectónica a partir de un programa simbólico-operativo tan
comprometido con la expresión simbólica es, en general, escasa. No obstante ello, nuestra
convicción de intentar enfatizar el mensaje estético en la medida de lo posible y dónde
y cuándo corresponda, se mantiene firme. Siempre debemos buscar otorgar un plus de
sentido a nuestros productos trascendiendo el mensaje literal y sin caer en las despropor-
ciones del kitsch.
Para ello, arquitectos y diseñadores en general, deberíamos adoptar una teoría equilibrada
de la significación. Un marco teórico que nos permita discernir claramente cuándo, cómo
y dónde los signos contingentes y los signos inmanentes se vinculan armónicamente. Este
escrito, obviamente, transita ese sendero. Nuestra mirada no es nueva, por cierto, pero sí
vigente y necesaria.
En ese sentido nos gusta releer a Jenck (1977):
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Hoy todavía hay quienes sostienen posiciones reaccionarias e ingenuas, sostenidas por la
ignorancia y niegan la posibilidad de entender la forma arquitectónica o la forma objetual
en general como partícipes necesarias del campo del arte.
Veamos a Jencks (1977) “profetizar”:
Metáforas contemporáneas
Las profecías de Jencks se han cumplido en gran parte. Hoy podemos controlar mejor la
producción de metáforas y también sabemos que la metáfora común a todos los grupos
sociales debe enunciarse básicamente con signos universales, con connotados intrínsecos
a la forma leídos desde un código filogenético. Ello no implica, insistimos, desechar el
empleo solidario de aquellas metáforas contingentes ampliamente difundidas y de alta
estabilidad temporal.
Advirtamos de nuevo que los temas, las nociones o conceptos que pretendemos simbo-
lizar metafóricamente a través de la forma arquitectónica, deben ser pertinentes y cohe-
rentes con el programa simbólico operativo de la misma, lo cual, según sea el nivel de
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…las propiedades que hacen a la esencia del objeto emanan de el mismo, de allí
que nadie pueda ponerla en duda”…
…al trabajar con propiedades, las metáforas denotativas se apoyan en datos
físicos, concretamente en la extensión del objeto en el espacio (en su volumen,
espesor, longitud, anchura, profundidad). Lo que ellas tienen en cuenta es el
contorno del objeto, su recorte en el espacio, su forma y también su color. De-
cir fideo por persona delgada o barril por persona regordeta son casos de me-
táforas denotativas que encuentran su fundamento en la semejanza de forma
entre los términos relacionados… (p. 124).
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Advirtamos asimismo que, desde un enfoque semiótico riguroso existen importantes di-
ferencias entre las nociones de símbolo, metáfora y alegoría, a pesar de lo cual se las con-
funde constantemente (Gadamer, 1991). Desde nuestro enfoque actual estas importantes
diferencias son demasiado sutiles para la práctica proyectual y la enseñanza del diseño.
No nos extenderemos en ellas. Diremos, sin embargo, lo siguiente: según Oliveras, Nelson
Goodman incluye a la metáfora dentro de la noción de símbolo diciendo que la misma es
un mecanismo de simbolización.
En forma parecida piensa Susanne Langer, quien sostiene que “el mito, la analogía, el pen-
samiento metafórico y el arte son actividades intelectuales dominadas por modos simbóli-
cos”… La metáfora tiende a la simbolización por su poder abstractizante.
Langer afirma entonces que: …“todo arbitrio merced al cual realizamos una abstracción
es un elemento simbólico y toda abstracción implica simbolización”… (Como es citada por
Olivera, 1993, p. 81).
A pesar de los elementos comunes símbolo y metáfora presentan diferencias:
…la más notoria, desde el punto de vista icónico, reside en el hecho de que,
en la metáfora, al sujeto al que se hace referencia tiene ya una imagen propia,
anterior a la que presta el término modificador. En el símbolo, en cambio, el
sujeto no tiene imagen propia. ¿Cuál es la imagen de la tristeza? Si bien existen
individuos tristes la tristeza no tiene imagen (Olivera, 1993, p. 82).
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Por otro lado, Jorge Silvetti (2004) en su conferencia “Las musas no se divierten. Pande-
monium en la casa de la arquitectura” manifiesta su preocupación por las tendencias que
existen en la disciplina que llevan al proyectista a perder el protagonismo de su saber hacer
poético y conducen al producto arquitectónico, en el mejor de los casos, a ser una expre-
sión más del arte conceptual. Es por ello que exhorta a los arquitectos de manera urgente
volver a tomar en plenitud el protagonismo del proceso proyectual, y, para ello, defender
la condición disciplinar de la arquitectura como arte, oponiéndose a ser subsumida por
el arte conceptual.
La arquitectura debe sostenerse en la reinterpretación crítica de referentes y expresarse
por imágenes culturalmente comprensibles, participando de un proceso histórico que la
legitima.
Una de las tendencias que Silvetti expone, es el desarrollo de Blobs (Gotas, Glóbulos, Bur-
bujas, Grumos) y otra es la que llama Literalismo, inspiradas, como diría Montaner (2008)
en las “morfologías de los sistemas biofísicos”.
Silvetti (2004) dice entonces que: “…para algunos de nosotros que estamos directamente
involucrados en el trabajo de la arquitectura, resulto extraña la súbita irrupción, hace algunos
años, de criaturas amorfas que parecían venir del espacio exterior o de una mala condición
intestinal”… (p. 88).
Los blobs, inspirados en formas de la naturaleza, aparecen como lógica consecuencia de
las nuevas posibilidades de representar y prefigurar digitalmente la forma arquitectónica
mediante programas que superan ampliamente a los instrumentos tradicionales: reglas,
escuadras, compas y pistolete. Esta liberación desaforada facilita la producción acrítica
de formas sin referentes culturales que se remiten a expresar sus significados intrínsecos.
Para Silvetti (2004) el literalismo es una evolución más inteligente de los blobs pues indaga
conscientemente en la expresión de los valores subyacentes a las ideas de movimiento y
transformación formal, propias del periodo neobarroco actual Los riesgos del literalismo
consisten en limitar la expresión formal a la mera expresión del movimiento o la fluidez,
sin proponerse como una lectura crítica que busca en estas expresiones dar cuenta de
los nuevos órdenes que alteran las prácticas sociales y modifican sus ritos y ceremonias,
circunstancia que si fue contemplada en el dinamismo del barroco, al ser impuesto sobre
lenguajes tradicionalmente estáticos y sólidos. Es por ello que Silvetti concluye (2004): “De
nada nos sirvió saber que los edificios no son cosas orgánicas, aunque podamos usar metáforas
orgánicas para describirlos. Subsiste de hecho la continua insistencia en hacer que se vean
como si fueran...” Y luego agrega: “lo que sugiero es que la metáfora en arquitectura, como en
cualquier otra práctica, debería verse como un enriquecimiento del significado, y no como el
sustituto de la cosa misma” (p. 90).
El empleo actual de metáforas orgánicas, inspiradas en analogías estructurales nacidas de
la interpretación abstracta de las lógicas de crecimiento de plantas y animales, o de los al-
goritmos que explican fluidos, o de los fractales que parecen determinar la nueva geome-
tría de hojas y nubes, tienen como noble objetivo volver a reconectarnos con la naturaleza,
asumiendo que el ser en la modernidad se ha disociado de ella. Sabiendo que lo natural en
el humano es la producción del artefacto, es decir, de objetos artificiales en los que el ser
se transmuta y plenifica, parece un tanto ingenuo este aparente retorno de lo humano a
lo “natural”, por mera mímesis de sus apariencias. En rigor, la metáfora orgánica no es ni
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buena ni mala, puede proponer algún tipo de revelación poética sobre el modo de existir
del ser en su entorno, o puede trivializarlo. El riesgo en su empleo torpe es pretender que
porque una forma arquitectónica puede asemejarse a un árbol o a un panal de abejas ello
podría legitimarla como forma artística y evitar ser percibida como ingenuo simulacro ba-
nalizante. Asimismo, las formas arquitectónicas que metaforizan la condición de sustenta-
ble y ecológicamente armónica no necesariamente satisfacen esos requisitos actualmente
prioritarios, para cuya satisfacción no parecen necesarias metáforas sino configuraciones
coherentes. Las metáforas, en definitiva, y según nuestras profundas convicciones, debe-
rían emplearse intensamente para renovar los mitos que nos determinan, ayudándonos
a ser más libres y solidarios al hablarnos de los valores de la democracia, la ley justa, las
ventajas de la razón y el pensamiento poético. La metáfora nos enriquece cuando estimula
el poder ver belleza en el mundo en que habitamos.
Creemos oportuno concluir aquí por sentir que ya hemos dicho lo esencialmente nece-
sario para encarar la enseñanza y producción de formas empleando conscientemente la
metáfora.
Vivimos inmersos en la metáfora y producimos, nos guste o no, imágenes metafóricas del
mundo.
Aprender a leer metáforas y aprender a producirlas cada vez más ricas, abiertas y profun-
das es deber inapelable de todo productor de forma.
Es una responsabilidad ética que conlleva a una producción estética. Una producción es-
tética que, conociendo los mecanismos de control de forma, no traicione y se traicione
estimulando solamente lecturas kitsch o literales ya que ambas anestesian o empobrecen
la experiencia, es decir la vida.
Traducir conscientemente mediante procesos de simbolización metafórica formal con-
ceptos como libertad, democracia, solidaridad, amor, paz no debería llevarnos al kitsch,
antes bien, debería llevarnos a ser más libres y nobles al expandir los límites de nuestros
saberes, placeres y deberes. Es decir, al expandir los límites de nuestra conciencia.
Haciendo esto, haciendo consciente y rigurosamente formas que simbolicen metafórica-
mente el deseo de perfección del hombre en el respeto al otro y en el reencuentro con sigo
mismo es cómo podemos expandir los límites de nuestro lenguaje y con él, como dice
Wittgenstein, los límites del mundo.
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Notas
1. https://www.arquitecturaydiseno.es/
2. https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/920055/la-era-de-viajar-a-terminado/5d13
5871284dd119d200021c-opinion-the-age-of-travel-is-over-image?next_project=no
Bibliografía
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Jorge Pokropek La Metáfora en las lógicas proyectuales poéticas (...)
Abstract: The notion of metaphor is essential for the rigorous, conceptual instrumen-
tation of the logics poetic of the project that determine the production of aesthetically
intended forms that constitute our physical and cultural environment. Environment that
tends to increase the poetic dimension of being when its own poetic dimension is en-
riched by the action of design. The purpose of this article is to reflect on the relationships
between the poetic dimension and the organic metaphor today.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
Palabras clave: metáfora - metáfora orgánica - Arts and Crafts - Art Nouveau - mímesis
natural.
(1)
Doctora (FADU-UBA). Arquitecta (Universidad de Morón). Profesora Superior Uni-
versitaria (UM). Magister en Gestión de Proyectos educativos (CAECE). Docente de la
UBA, UP y ITBA Autora de Enseñanza de la Arquitectura. Una aproximación histórica;
Reflexiones sobre la teoría y la Crítica; Arquitectura y Técnica; Cambios curriculares de la
carrera de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires en el período 1897-1977, Inves-
tigación y Tesis en Disciplinas Proyectuales, entre otros títulos.
En los últimos años, y desde diferentes enfoques, la noción de metáfora ha tomado im-
pulso. El lenguaje literal o puramente descriptivo se ha visto incapaz de dar cuenta de la
complejidad de lo real, y en este sentido la poética y la retórica se han manifestado como
competentes para expresar y construir nuevos significados.
Thomas Kuhn (2002) caracteriza el importante papel que las metáforas juegan en la cien-
cia ya que las mismas crean o provocan semejanzas entre diferentes aspectos de un tema,
operando como modelos representacionales, y a la vez, como instrumentos heurísticos. Y
es en este sentido que podemos pensar al mundo como mecanismo, a la sociedad como
cuerpo (habitualmente enfermo) y a la ciudad como una entidad viva en crecimiento.
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
Se podría decir que la abducción científica postula una ley por hipótesis como
un marco de referencia que permite explicar un fenómeno curioso, pero lue-
go procede mediante verificaciones experimentales (si la ley es justa entonces
debería suceder esto y esto). En cambio, la interpretación metafórica descubre
el marco de referencia que permite la interpretación de la metáfora pero no
pretende encontrar una ley universal. Sin embargo, debe pretender que, si la
interpretación es satisfactoria, justifique no sólo el enunciado metafórico sino
también todo el contexto en que aparece (se puede tomar metafóricamente un
enunciado si el resto del contexto justifica esa interpretación). En otros térmi-
nos, la interpretación metafórica busca leyes válidas para contextos discursi-
vos, la investigación científica leyes para mundos (pp. 174-175).
Benévolo (1977) expone con ardua claridad los dos modelos constitutivos de la arquitec-
tura y las artes aplicadas durante el siglo XIX. El modelo clasicista o académico, configu-
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
rado por las reglas de la tradición grecoromana, en todo de acuerdo con el espíritu de la
ilustración y el pensamiento positivista. Y el romanticismo de base idealista que hacia foco
en dos países: La Alemania, aún desarticulada en un conjunto de principados y ducados,
que iba en búsqueda de la unidad nacional (bajo el liderazgo de Prusia) y la Gran Breta-
ña bajo el fuerte impacto de una Revolución Industrial que parecía conducir de manera
desenfrenada al país hacia un futuro incierto. Ambas naciones, mientras avanzaban en el
plano económico-tecnológico, se lanzaban a repensar o reinventar un pasado más armó-
nico e integrado.
Entonces no es casual que la oposición entre los modelos o metáforas, la mecánica y la
natural, se hiciera evidente.
El modelo mecanicista había encontrado su clímax en el desarrollo de la ciencia experi-
mental a partir de los descubrimientos de Galileo y Newton. El universo, el planeta Tierra
y todo lo que estaba allí formaba parte de un enorme mecanismo de relojería, cuyas leyes
estaban escritas en la naturaleza y el hombre tenía la tarea de, simplemente, descubrirlas.
La diosa Razón entronada por la Revolución Francesa había contribuido en ese sendero
y las campañas napoleónicas habían pretendido difundir en toda Europa ese ideal. Asi-
mismo, la naturaleza se presentaba como una bestia indómita que había que domesticar
y explotar. En la vereda de enfrente, el romanticismo, el idealismo y el creciente nacio-
nalismo alimentarían las exploraciones en torno al espíritu, alejándose del materialismo
positivista. Para unos y otros la naturaleza era también una fuerza misteriosa y seductora
que se metaforizaba en la figura de la mujer.
Analizar las metáforas a las que se alude en las artes aplicadas en su devenir hacia la constitu-
ción del diseño nos permite entender este proceso y nos posibilita dar cuenta de las tensio-
nes y conflictos que se sucedieron en la sociedad europea de la segunda mitad del siglo XIX.
Sabemos, porque Hobsbawn (2009) no lo ha explicado, que en esta misma época apareció
un nuevo estilo de vida más privado y relajado que la nueva clase burguesa engendró. Este
estilo de vida fue el que posibilitó el auge de las artes decorativas que hasta el momento
eran consideradas artes menores o aplicadas. La burguesía, que se había inventado a sí
misma, estaba conformada por hombres de negocios, profesionales liberales y funciona-
rios gubernamentales de mayor nivel que no deseaban ser asimilados con la vieja aristo-
cracia, a la cual le cargaban todos los vicios y pecados del pasado, pero también anhelaban
alejarse de aquellos otros cuya condición estaba caracterizada por lo que no tenían más
que por lo que en realidad poseían.
Este nuevo estilo de vida se centraba en una casa ubicada en un barrio residencial subur-
bano (las llamadas ciudades-jardín), habitado también por miembros de la misma clase.
La vivienda estaba diseñada, no para la ostentación y las grandes fiestas como las residen-
cias aristocráticas, sino para el confort de la vida hogareña.
Paulatinamente, como bien señala Hobsbawm (2009) esta clase burguesa fue perdiendo
aquellos valores puritanos que habían hecho posible su ascenso social, con los cuales se
había identificado, marcando “sus distancias respecto al aristócrata holgazán y disoluto y
respecto a los trabajadores perezosos y borrachos” (p. 178).
Esa instancia de diferenciación queda establecida por la manera en que ese grupo social se
transforma en un consumidor de bienes culturales y cómo, además, se apropia de ellos. En
este sentido Bourdieu (2010) afirma que:
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Es por ello que como sostiene Hobsbawm (2009, p. 179) “gastar dinero pasó a ser una ac-
tividad cuando menos tan importante como ganarlo”. El consumo de sectores burgueses se
enfocaba entonces a proporcionar comodidad y goce estético al espacio donde transcurría
la vida cotidiana.
Por otra parte, otras transformaciones que se dieron en la estructura de la familia burgue-
sa permitieron la aparición de dos sujetos anteriormente no visibles: la mujer y los jóve-
nes. De modo tal que la referencia a lo femenino, a la juventud y a la modernidad permitía
dar cuenta de los cambios que estaban apareciendo en la cultura y el gusto. Lo nuevo se
oponía frenéticamente a lo viejo, pero lo nuevo debía nacer a partir de aquello otro que se
debía recuperar, a veces, con nostalgia romántica.
Otra cuestión, no menor, es el crecimiento cuantitativo de este sector social que luchaba
por no quedar afuera, por pertenecer. Esta clase media construyó una forma de vida cen-
trada en lo doméstico, en la protección de la intimidad familiar, destacando el rol moral
de la mujer en esta tarea, la exaltación del vigor de la juventud y las actividades deportivas
al aire libre. Para estas tres metas la naturaleza debía cumplir un rol fundamental, de ahí el
modelo de ciudad-jardín y las apelaciones al mundo vegetal como sinónimo de saludable
y natural.
Sin embargo, existía una diferencia entre las aristocracias de nacimiento cuyo consumo
enfatizaba lo tradicional y esta nueva clase en ascenso que buscaba arduamente la nove-
dad.
Analizaremos algunos casos en el campo de la historia del diseño:
Antes de la aparición del Movimiento Arts and Crafts, entre 1830 y 1840, y considerando
la fabricación industrial de productos toscos y aparatosamente decorados, ciertos refe-
rentes culturales ya habían detectado la impresionante decadencia estética de los objetos
de uso cotidiano, entre ellos, Henry Cole promotor de la exposición universal de 1851 y
editor de la revista Journal of Design and Manufactures1 y Owen Jones, quien publica
The Grammar of Ornament2 buscando “deducir de los ejemplos presentados las reglas
generales del diseño ornamental, recurriendo a objetos naturales, tales como árboles,
hojas y flores e intentando dar con las leyes geométricas de su estructura” (Benévolo,
1977, p. 208) todavía influido por un cientifismo que pretendía encontrar racionalidad y
lógica en la naturaleza.
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
Figura 1. Hojas y
flores de la naturaleza
(Jones, 1910, p. XCI).
John Ruskin, quien se encontraba enfocado en una reforma cultural de índole moral, y
alejado de intereses utilitarios, en su rechazo al maquinismo de la Revolución industrial,
realiza también estudios gráficos sobre objetos de la naturaleza como nubes, rocas y ár-
boles, que, según Benévolo (1977, p. 213) se acercan a “curiosos efectos abstractos”. Sin
embargo, no es el enfoque de la ciencia el que lo atrae. Pues en sus conferencias Ruskin,
como señala Accossano Pérez (2018), tiene como objetivo “hacer ver”, “poner delante de
los ojos” expresándose metafóricamente:
…hacer notar un fenómeno que hasta ahora había pasado desapercibido para
los meteorólogos, pero que es de suma importancia. Porque si las personas,
lectores y oyentes, pueden ver con sus propios ojos esa inmensa nube opaca,
que empaña el sol hasta hacerlo parecer una moneda en un vaso de agua jabo-
nosa, entonces también podrán comprender y sentir que esa corrupción en el
cielo, que afecta a la tierra y a los hombres, no es más que un síntoma del des-
equilibrio moral, el enajenamiento entre el hombre y la naturaleza, que conlle-
varon, al inicio de la modernidad, la revolución industrial y la guerra (p. 24).
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Por encima de todo, había una visión utópica de “Ninguna parte”, un lugar
donde el estado se había desvanecido de acuerdo con la profecía marxista y
donde toda distinción entre ciudad y campo había desaparecido. La ciudad ya
no existía como una densa entidad física y los grandes logros de la ingeniería
en el que el siglo XIX habían sido desmantelados: el viento y el agua eran una
vez más las únicas fuentes de energía… (p. 46).
Anna Calvera (1997), por otro lado, no elude las contradicciones de Morris, pero desta-
ca su carácter de moderno emprendedor, en el sentido de comprender los mecanismos
del gerenciamento de una empresa productiva como también conocer la existencia de un
“público dispuesto a comprar productos por criterios estéticos, sobre todo si tenían garantía de
calidad artística” (p. 61), para lo cual tomaría en cuenta los consejos de Warrington Taylor,
su socio comercial, quien lo orientaba a “no depender de los encargos de objetos de arte,
iniciar la producción en base a stocks, diversificar los artículos según precios y utilidades, y
dedicarse a suministrar productos según las necesidades de la época” (p. 62), lo que lo llevaría
a dejar de ser un productor de piezas de arte para transformarse en un “diseñador”.
Oponiéndose a Frampton, Calvera (1997), señala que en los hechos, Morris respondió a
los requerimientos de la industria y a la aparición de bobinas de papel continuo, así como
tomó nota de los cambios en la impresión, factores todos que lo impulsarían a modificar
sus diseños, lo cual lo llevó a adoptar “motivos modulados y combinables por repetición del
módulo elemental, que se pudiesen ir yuxtaponiendo al infinito para poder ser presentados en
stock y venderse a metros, o a piezas” (p. 65).
En sus propias palabras, Morris afirma: “lo que tenemos que hacer (…) es crear las flores
y las hojas que convienen a los papeles pintados, formas que se adecúan de manera evidente
para ser estampadas con un molde de madera…” (Como es citado por Calvera, 1997, p. 69).
Tomar como recurso a la naturaleza le permitió entonces desarrollar motivos o patrones
de crecimiento indefinido, al fin y al cabo, como la propia naturaleza.
Coincidiendo con Calvera, Mario Manieri (1977) critica la historiografía operativa y afir-
ma que la narrativa simplista que construyó Pevsner para encontrar una línea directa que
condujera a Le Corbusier, Mies o Gropius quitó espesor y complejidad a la obra y al pen-
samiento de Morris que fue presentado como un eslabón más en esta cadena.
Asimismo, se debe tener en cuenta, los cambios en la vida cultural que se fueron dando
en la segunda mitad del siglo XIX, que, por un lado, hizo que se tomara a la experiencia
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estética como un fenómeno activo y que por el otro, posibilitó entender que la belleza no
sólo era un atributo de las obras de arte, dándole otro carácter a los artefactos utilitarios.
Los avances científicos fueron también significativos en esos años y es por eso que desde
un enfoque distinto, naturalistas como Charles Darwin, D´Arcy Thompson, Alexander
Humboldt y Aimé Bonpland habían empezado a tomar como objeto de estudio las formas
de la naturaleza. Dibujando analíticamente esas formas creyeron descubrir las leyes que
regían el orden natural.
Eric Hobsbawm (2009) describe entonces la complejidad de este movimiento:
Pero la Edad Media era una metáfora oportuna, que se usó tanto para dar cuenta de un
pasado supuestamente solidario como para re-crear las raíces de una futura nacionalidad.
Así fue que Ruskin en Gran Bretaña rescataba el vínculo armónico que en el medioevo
se establecía entre el hombre y su entorno puesto que el arte (artesanía) en ese período
subrayaba “la verdad de lo natural”; Viollet le Duc encontraba la base del racionalismo
francés en la lógica constructiva de las catedrales góticas; y en Alemania, la literatura, la
música y el arte así como la Historia, se lanzaba a la recuperación de las leyendas y mitos
nórdicos y a la defensa de los antiguos límites del Sacro Imperio Romano Germánico,
aquel primer viejo Reich, siendo los otros que le siguieron sus herederos naturales.
El inicial carácter utópico y reformista del movimiento Arts and Crafts ejerció una influen-
cia sobre los sectores medios en ascenso de la sociedad victoriana que veían con buenos
ojos el modelo de ciudad jardín de Ebenezer Howard y lo interpretaban como el ansiado
regreso a la vida natural.
Entre los sucesores de Morris, Arthur Mackmurdo es el que más se libera del medievalis-
mo gótico e inicia el camino para superar el prejuicio contra la fabricación industrial. Para
ello funda la Century Guild of Artists junto a un grupo de artesanos y artistas que ofrece el
diseño y la producción del equipamiento completo de casas y edificios. En esta etapa de
transición entre el arte puro, el aplicado y la artesanía que culminaría con el advenimiento
del diseño, Mackmurdo se desempeñó con comodidad como artista gráfico tanto como
diseñador de muebles y papeles pintados. Para Frampton (1983) creó un estilo único que
anticipaba la llegada del Art Nouveau. Por otra parte, desde la gráfica Meggs (2010, p. 169)
afirma que incorpora una estética con aires japoneses y que “varios de los diseños aportados
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por Mackmurdo muestran formas naturales como remolinos que son puro Art Nouveau en su
concepción y ejecución”.
Recordemos que, después que Japón fuera obligado a romper su política de aislamiento,
la porcelana y especialmente los grabados japoneses (ukiyo-e) causaron un gran impacto
en la sociedad occidental. Muchos de los elementos compositivos de las ilustraciones del
Japón que se exhibieron en la Exposición Universal de 1862 de Londres coincidían con
los propuestos por los pintores prerrafaelitas: ausencia de sombras, imagen plana sin pro-
fundidad, contraste entre la figura y el fondo, falta de simetría especular, elementos de la
naturaleza presentados de una manera artificial, etc. También la influencia se haría sentir
en la concepción del espacio arquitectónico de Wright y de Mackintosh, en los dibujos
de Beardsley, Mucha y Klimt, en la pintura impresionista, en el paisajismo, la cerámica
y la moda. Por otra parte, la técnica de los grabados japoneses –énfasis en el dibujo, uso
sutil de algunos colores– coincidían con el desarrollo y los límites de la industria gráfica
europea.
Un punto de encuentro entre el espíritu reformista del Arts and Crafts y la sensualidad
expresiva del Art Nouveau son las ilustraciones inquietantes de Aubrey Beardsley, aunque
la renovación en la moral que este último proponía se alejaba substancialmente del puri-
tanismo de Ruskin y se acercaba un enfoque decadentista.
Los motivos naturales desarrollados por Beardsley no dan cuenta científicamente de flo-
res, plantas o aves como lo hicieran Jones o de Thompson, sino exponen un clima pertur-
bador y casi perverso. Por algo muchas de sus ilustraciones fueron censuradas, y a pesar de
que no mostraban explícitamente nada provocativo, el carácter simbólico de las mismas
expresan esa oscuridad y misterio.
Figura 2.
Ilustraciones de
Beardsley en 1893
para Salomé de Oscar
Wilde (2013).
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También en la misma época el checo Alfons Mucha realizó pinturas, ilustraciones, afiches,
así como diseños para joyería, alfombras, empapelados y decorados teatrales. Los trabajos
gráficos de Mucha incluían mujeres jóvenes, hermosas y risueñas vestidas con atuendos
neoclásicos, semejantes a ninfas o diosas del Olimpo, diferentes a las mujeres decadentes
y tentadoras de Beardsley o Klimt, flotando etéreamente y rodeadas de flores exuberan-
tes que formaban un halo alrededor de sus cabezas enmarcando cabelleras sensuales. El
diseño de piezas de joyería parece aludir a escarabajos, mariposas e insectos. El mayor
reconocimiento de Mucha es el de haber realizado la cartelería publicitaria de las obras de
teatro protagonizadas por Sarah Bernhardt, sin embargo, como hombre de una época de
transición, él se sentía más un artista que un diseñador.
Diferente es el sentir de Maurice Pillard Verneuil, uno de los colaboradores de Mucha,
que se encargó de sistematizar la utilización de elementos botánicos y animales con fines
decorativos publicando con este fin una serie de libros. Uno de sus alumnos sería Amédée
Ozenfant, fundador, luego, junto a Le Corbusier de la revista L´Espirit Nouveau.
El período que corresponde a los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX se lo
conoce habitualmente como “la belle époque”, es decir, en principio, una buena época,
próspera y pacífica. Sin embargo, a la vez, fue un momento de grandes transformacio-
nes económicas –capitalismo industrial–, políticas –auge del imperialismo–, enorme fe
en la ciencia y la tecnología, conciencia cultural del cambio entre lo viejo –la tradición– y
aquello otro que implicaba la modernidad y el progreso. Las tensiones entre el dinamismo
del cambio, la valorización de “lo nuevo” como una categoría en sí misma y el espíritu
nostálgico de un pasado romántico que se estaba yendo fue parte de esa misma época que
también se asoció con el decadentismo y el nihilismo.
El entendimiento que la sociedad europea se enfrentaba a un cambio de ciclo exacerbó un
cierto espíritu contrario a la moral victoriana y a las tradiciones burguesas explorando las
regiones más profundas de la sensibilidad humana. Este fenómeno se hizo más evidente
en Francia a raíz de la derrota militar frente a Prusia, lo cual intensificó en cierta elite
cultural un sentimiento de hastío, pesimismo y cinismo. Pero esos mismos años coinci-
dieron, en ese largo siglo, como bien describe Hobsbawm (2009) en el pasaje entre la era
del capital y la del imperio.
En los términos del pensamiento de Nietszche la dualidad entre lo apolíneo (racional,
equilibrado, y puro) y lo dionisiaco (desordenado, sensual, instintivo) se había inclina-
do en el arte de fin de siglo hacia esta última opción. (No es casual entonces, que en la
mitología se lo represente a Dionisio tirando de un carro, rodeado de flores y frutos) El
nihilismo formulado por Nietszche acrecentó la idea que la crisis del arte no era más que
otra representación de la crisis de la sociedad burguesa liberal del siglo XIX, quebrando la
creencia en los valores morales victorianos y la fe en el progreso.
Y a resultas de todas estas transformaciones, culturales el Art Nouveau se impuso como un
lenguaje estético deliberadamente revolucionario, antiacadémico y antibelicista. Y aunque
recibió diferentes nombres de acuerdo al país donde se desarrolló (Modern Style, Jugends-
til, Secession, Liberty o Modernismo) se caracterizó en todos ellos por un énfasis orna-
mental que le dio un gran impulso a las artes aplicadas propugnando en su revalorización
estética la idea de unidad de las artes, y a su vez, el rechazo de cualquier hegemonía que
afectara la libre expresión del artista.
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
Es interesante en este sentido la lectura de Aliata y Liernur (2004, p. 77) respecto a que:
De modo que en vez de observar acríticamente las reglas compositivas y estilísticas que
el centro hegemónico irradiaba, la periferia propone un nuevo lenguaje sin por ello pre-
tender generalizar la propuesta. Es por ello que el Art Nouveau no es una corriente ho-
mogénea en lo formal sino en lo ideológico, en el deseo de provocar una ruptura y una
reforma frente a la tradición académica. Y esta ruptura sublimaba en algún plano el deseo
nacionalista de autonomía de la periferia frente al centro.
Asimismo, el Art Nouveau, no casualmente, va ser el lenguaje estilístico adoptado por una
burguesía industrial que no se siente identificada con los valores de la aristocracia tra-
dicional y que, consciente de ello, en vez de mimetizarse infructuosamente con ella, se
diferencia y propone una renovación lingüística.
El Art Nouveau sustentado en la “Lámpara de la verdad” de Ruskin exploró las propiedades
de cada material, más que nada en sus aspectos texturales, recurriendo también a formas
orgánicas cuya inspiración obvia fue la naturaleza. Es por ello que los motivos decorativos
recurren a flores, hojas, curvas sinuosas, figuras femeninas, los cuales, para Hosbsbawm
(2009) son metáforas de la naturaleza, la juventud, el crecimiento y el movimiento.
La composición general, en su oposición al Academicismo mucho más estático, rechaza la
simetría especular y las referencias estilísticas clásicas, propugnando la individualidad del
artista y la manifestación de la destreza del artesano.
Es así como el arquitecto austríaco Otto Wagner no duda en usar una decoración, seme-
jante a la de espacios interiores, en la Majolikahaus (casa de mayólicas) revestida en plan-
chas cerámicas con una importante ornamentación floral que sube y se acrecienta desde
el segundo piso hacia los niveles superiores. Para algunos, estos motivos vegetales que
parecían invadir edificios públicos y privados significaban la necesaria regeneración vital
que el arte nuevo proponía para interiores y exteriores; para otros, esta vegetación simbo-
lizaba una planta parasitaria que invadía todo y metaforizaba el fin del orden moderno y
el resurgimiento de un mundo orgánico más primitivo y natural.
Tanto el Arts and Crafts como el Art Nouveau se ocuparon del espacio doméstico contribu-
yendo con muebles originales, una novedosa decoración interior y un conjunto importan-
te de pequeños objetos de uso cotidiano que iban desde el lujo de la cristalería de Tiffany,
las joyas de Lalique o la platería de los Talleres vieneses hasta las lámparas de mesa, vajilla
y juegos de cubiertos que llegaron hasta los hogares más modestos.
La creencia de que todo podía ser objeto de diseño y todo debía poseer un valor estético
permitió el desarrollo de las llamadas artes aplicadas. Pero también liberó al arte de la
servidumbre con la tradición, abriendo el paso a diversas exploraciones miméticas, per-
mitiendo luego la evolución hacia la vanguardia más abstracta.
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Los diseñadores tanto del Arts and Crafts como del Art Nouveau eran artistas completos,
que pasaban con soltura de diseñar una vajilla, hacer un afiche, decorar un ambiente,
proyectar una casa, concebir un tapiz o un vestido o hacer un cuadro. Ejemplo de ello es el
arquitecto y decorador belga Gustave Serrurier-Bovy que se ocupó de proyectar, fabricar y
vender sus muebles, cuyos diseños muestran una clara referencia orgánica, una apelación
al movimiento y una intencionada asimetría.
Figura 3.
Mobiliario de
1899 de Gustave
Serrurier-Bovy.
La renovación impulsada por el movimiento Arts and Crafts hacía eco en toda Europa y
por este motivo entre 1896 y 1903 Hermann Muthesius fue enviado a Londres como agre-
gado cultural alemán para estudiar el modo británico de hacer las cosas. La lectura que él
hace de la casa suburbana o rural inglesa se trasladará a una concepción del espacio inte-
rior3 cómodo y agradable pero carente de ostentación que dará cuenta de la complejidad
funcional de la vivienda burguesa, impactando luego en el desarrollo posterior del Deuts-
che Werkbund a partir de la difusión del pensamiento del Arts and Crafts en clave alemana.
En algunas de las imágenes que presentan los tres tomos del libro Das englische Haus, que
resume el análisis de Hermann Muthesius, sobre todo en las provenientes de los interiores
de las obras de Charles Mackintosh en Glasgow, puede observarse ambientes decorados
con un cierto aire japonés, que exhiben una interioridad sobria y despojada4, manifestan-
do un contrapunto entre oscuro y luminoso, femenino y masculino, líneas rectas y motivos
decorativos de inspiración floral pero alejados de una simple reproducción naturalista5.
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Figuras 4 y 5. Proyecto y vitral con rosa para la Casa para un amante del arte de
Mackintosh-Mcdonald, 19016.
Uno de los artistas impresionados por las propuestas renovadoras de los Mackintosh fue
Koloman Moser quien compró para su uso personal uno de los sillones exhibidos en Vie-
na. Moser, prototipo de artista completo ligado a las artes aplicadas, fue autor de ilustra-
ciones para revistas, afiches, decoraciones de fachadas, diseños textiles, vitrales, muebles,
escenografías y vestuario, sin abandonar la pintura. Uno de los aspectos más interesantes
de su obra es estudio de patrones a partir de motivos naturales y su repetición por tese-
lación.
El camino a la abstracción estaba así trazado no por la supuesta negación del ornamento
sino por la elaboración decorativa que implicaba una búsqueda experiencial de cada artis-
ta exacerbando entonces la creación libre.
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Figuras 6, 7, 8 y 9. Póster para la empresa de muebles Kohn, Afiche para el joven teatro vienés,
Teselaciones para papeles decorativos, Koleman Moser7.
Antoni Gaudí, que tuvo una vida más extensa que Moser, pasó por diferentes etapas. En
la etapa orientalista donde buscaba inspiración en el arte mudéjar, en el mozárabe y en
el de medio oriente realiza la casa Vicens, que se encuentra profusamente decorada, en el
exterior por cerámica esmaltada y ladrillo a la vista, y en el interior por pintura, azulejos y
maderas multicolores. Gaudí describe su propia inspiración:
Cuando fui a tomar las medidas del solar, estaba totalmente cubierto de unas
florecillas amarillas, que son las que adopté como tema ornamental en la cerá-
mica. También encontré una exuberante palma de palmito, las hojas de la cual,
fundidas en hierro, llenan la cuadrícula de la verja y de la puerta de entrada a
la casa8.
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
La exploración de las resoluciones estructurales del gótico lo llevaría a Gaudí a estudiar las
distintas formas geométricas regladas, como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide,
el helicoide y el conoide, presentes en la naturaleza.
Lo natural es para Gaudí una fuente constante de inspiración, no sólo formas de animales
o vegetales, sino también hay referencias obvias a huesos, rocas y fenómenos como las olas
y las nubes. La casa Batlló es la más clara manifestación de todo ello y, al igual que muchos
arquitectos y diseñadores de esa época, Gaudí se ocupó de desarrollar todo el mobiliario
y equipamiento así como los elementos decorativos que, en muchos casos, asumían direc-
tamente formas biomiméticas.
Frampton (1983) narra a través de metáforas como Gaudí se fue liberando de la expresión
estructural y de la influencia de le Duc y ya en la casa Milá “lo que hizo fue labrar trabajo-
samente grandes bloques como para sugerir una faz rocosa erosionada por el tiempo” (p. 66).
Para Benévolo (1977) no son las formas sinuosas las que definen el Art Nouveau sino el
rechazo del rígido lenguaje tradicional academicista, lo cual es expresado por “la hipertro-
fia de los valores subjetivos mediante la utilización exacerbada de las artes aplicadas…” (p.
361). Esta hipertrofia va a posibilitar por un lado la consideración, a la manera de Wagner,
de la obra de arte total y por otro lado la extensión del dominio de las artes decorativas
y la constitución de los diseños como disciplinas autónomas. Es por ello que las ideas de
transformación, movimiento, renovación, y crecimiento adquieren significación en esta
época, sintetizadas todas mediante la metáfora orgánica.
Las formas de la naturaleza sirvieron, en principio, como inspiración para dar cuenta de
una época de transformaciones, donde el modelo académico de lógica mecanicista resul-
taba estéril para explicar los cambios; pero también fue útil para pensar a la sociedad y a la
cultura como un organismo vivo en crecimiento y, tomando como imagen metafórica la
conversión de la oruga en mariposa, les permitió a los artistas y diseñadores en la transi-
ción entre dos siglos superar el nihilismo y sembrar la simiente de una futura vanguardia.
Notas
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4. Vale recordar que la esposa de Muthesius, Anna, fue una diseñadora de moda y com-
partió la amistad que su marido estableció con los “Cuatro de Glasgow (Charles Rennie
Mackintosh, Herbert McNair y las hermanas Margaret y Frances Macdonald).
5. Ver: https://www.deutsche-digitale-bibliothek.de/item/U336OBDMCJATPR767BBQ7
SS6LMRUC2MB
6. https://diariodesign.com/2015/02/mackintosh-architecture-en-el-riba-60-dibujos-pa
ra-admirar-al-genial-arquitecto-escoces/
7. https://www.theviennasecession.com/die-quelle/
8. https://casavicens.org/es/blog/naturaleza-hecha-arquitectura/
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Abstract: The objective of this work is to reflect on the organic metaphor in the field of
design, considering not only its mimetic or analogical function but also its representation-
al character. The metaphor is not only an instrument of poetics, imagination and creation,
it is also a cognitive tool that allows us to inquire about what it communicates and how it
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Ana Cravino La Metáfora orgánica en la historia del diseño
does it. For this, the period between 1850 and 1920, which corresponds to the appearance
of Arts and Crafts and Art Nouveau, will be taken into account.
Keywords: metaphor - organic metaphor - Arts and Crafts - Art nouveau - natural mi-
mesis.
Resumo: O objetivo deste trabalho é refletir sobre a metáfora orgânica no campo do de-
sign considerando não apenas sua função mimética ou analógica, mas também seu cará-
ter representacional. A metáfora não é apenas um instrumento de poética, imaginação
e criação, mas também uma ferramenta cognitiva que nos permite indagar sobre o que
comunica e como o faz. Para tanto, será levado em consideração o período entre 1850 e
1920, que corresponde ao surgimento de Arts and Crafts e Art Nouveau.
Palavras chave: metáfora - metáfora orgânica - Artes e Ofícios - Arte Nova - mimese
natural.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Mark Michael Betts y Elvia Johana Serrano Desde los organismos a los edificios (...)
Resumen: A finales del siglo XIX, específicamente en los contextos de Estados Unidos y
Europa, la emergencia de rupturas en torno a la concepción de lo artefactual1, se hacía
cada vez más evidente. La premura de los profesionales adscritos a las disciplinas proyec-
tuales, por fundamentar sus prácticas sobre una base que no proviniera de las acepciones
del arte de la época, se convirtió en una especie de imperativo categórico. Cuando los
diseñadores se interesaron en otras fuentes de conocimiento que cimentaran sus teorías,
los conceptos de belleza y funcionalidad, sujetos por decenios a la concepción de la forma,
se divorciaron finalmente. Con el objeto de constituir métodos que los ayudaran a tomar
distancia de la subjetividad, y que encaminaran al Diseño y la Arquitectura hacia el cono-
cimiento y las prácticas de observación de las ciencias, los diseñadores abrieron el camino
hacia la adecuación de las analogías. Aunque los procesos inteligibles que buscaron instau-
rar perseguían una especie de objetividad de las funciones, sus intentos fueron valorados,
y a la vez criticados como una tarea utópica de alcanzar. El análisis crítico, comparativo e
interpretativo entre las obras que parecieron materializar dichos procesos y las críticas que
acusan su ausencia se presentan para cuestionar su falta o no de coherencia.
(1)
Mark Michael Betts. Diseñador Gráfico de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogo-
tá. Especialista y Magister en Diseño Comunicacional de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina. Doctor en Diseño de la Universidad de Palermo, Argentina. Docente Investiga-
dor de Tiempo Completo de la Universidad del Norte, en Barranquilla, Colombia. Investi-
gador Asociado en Minciencias. Historiógrafo del Diseño, UX/UI Researcher, y Fotógrafo
naturalista.
Elvia Johana Serrano Rojas. Docente catedrática, Universidad del Norte, Escuela de
(2)
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Mark Michael Betts y Elvia Johana Serrano Desde los organismos a los edificios (...)
Introducción
El pensamiento y las prácticas proyectuales en los contextos de finales del siglo XIX, tanto
en Estados Unidos, como en Europa, y en otros países, comenzaron a materializar diver-
gencias con las sujeciones clásicas y eternas con el Arte. La búsqueda incesante de la objeti-
vidad y la coherencia entre las formas proyectadas por los diseñadores, para los humanos
que las usaban, empujó a que se diluyeran los vínculos entre el Diseño con las Bellas Artes.
La carrera por fundamentar las teorías de todos sus flancos disciplinares y las prácticas
que devinieron de ellas, allanó el camino de lo que se instauraría a principios del siglo XX
con la nomenclatura de: el Diseño Moderno. La acción que tomaron varios visionarios,
consistió en adoptar el conocimiento proveniente de las ciencias adscritas a los procesos
de observación, junto a los aportes que la ingeniería venía alcanzando la construcción de
las máquinas a las teorías del diseño. De allí, que la estructuración de métodos racionales,
emergieran de la adecuación de las analogías2, como el recurso que aproximaría la equi-
valencia coherente, entre las necesidades humanas, y las formas creadas para satisfacerlas.
Su adecuación3, se podría definir como la implementación metafórica de las rutas que
seguía la naturaleza y la ingeniería para crear formas, como el punto de inflexión de los
diseñadores hacia la creación de mobiliario e inmobiliario.
No obstante, alrededor de estos ensayos de cientifización del Diseño, se gestaron críticas,
entre las que se destacan, las elaboradas por los teóricos reconocidos de este objeto de
estudio, entre ellos, los arquitectos: Peter Collins (1979/1998) y Robert Edward De Zurko
(1957/1970). Con la finalidad de dotar al Diseño, de bases que mantuvieran distancia con
el Arte y los estilos del pasado, las teorías que se desarrollaron para el contexto específico
del Diseño Moderno, tendieron a ser para Collins, intentos ingenuos de teorización; y para
De Zurko dependencias carentes de una firme base racional.
De allí, que el arquitecto americano Frank Lloyd Wright (1957/1961), planteara un con-
cepto al que denominó como arquitectura orgánica, o arquitectura nativa americana, como
la metáfora que desligarían definitivamente, a las disciplinas proyectuales de las Bellas
Artes. Wright pensaba que la sujeción obstinada con el arte de la época y los revivals, no
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permitía que los desarrollos en los campos del diseño y la construcción de edificios res-
pondiera asertivamente a los requerimientos económicos y sociales específicos de cada
lugar. La repetición de formas indiscriminadas, gracias a la apología de los estilos y a
los atajos que tomaban los arquitectos, refrendados por el American Institute of Architects
A.I.A. representaba para él una ausencia de correspondencia que debían guardar las for-
mas con las funciones.
Empero, se debe aclarar, que gran parte de las teorías de Wright, y el concepto de arquitec-
tura orgánica no fueron originales en él, estas se conectaron con la influencia directa de su
maestro, el arquitecto americano Louis Henri Sullivan (1856-1924); en el contexto de la
Primera Escuela de Chicago4.
Si bien Betts (2020) demuestra la causación histórica directa de Sullivan en Wright, se
debe aclarar que Collins (1970/1998), como crítico de las teorías de Wright, unas veces
aprueba y otras no, el vínculo de las analogías con la expresión arquitectura orgánica. Para
Collins, las analogías y sus adecuaciones se destacaron por faltas de precisión de corte
metodológico/instrumental, dado que los intentos de explicación se atomizaban en los
postulados de quienes las desarrollaron. De allí, que Collins parafrasee a Sigfried Giedion,
para subrayar que el arquitecto americano no era capaz de explicar o definir a qué se
refería con dicha expresión, dado que no conducía a un método para proyectar edificios:
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Luego de ser acogido en el estudio de Adler y Sullivan, siendo muy joven, Wright advirtió́
que dicha Arquitectura Orgánica, de la mano de la Filosofía de la Naturaleza Moral, con-
ceptos propuestos por Sullivan y Adler, se agotarían antes de que finalizara el siglo XIX.
La visión de Wright halló las respuestas que buscaba, en los cambios tecnológicos que co-
rrían paralelos a la época. Wright cuestionó si la propuesta de su maestro, de tomar como
primer y único referente la manera en que crecían los organismos naturales de adentro
hacia fuera, para trasladarlos a principios o métodos para diseñar formas, era suficiente
para edificar de manera ideal. En su texto A Testament, Wright (1957/1961) señala un ca-
mino alterno, que complementa dicho principio. Para él, el uso de la máquina (no desde
la producción que alienaba al hombre a partir de la cantidad, sino en función del hombre
a partir de la calidad), generaría un salto que superaría las teorías propuestas por su lieber
meister5.
El arquitecto, según Wright, debía enfocarse idealmente en los aspectos esenciales de los
hombres para quienes se diseña, con el fin de develar los insumos que corresponden a sus
razones y el estímulo de las emociones; para expresarlos en forma de necesidades. Estas ne-
cesidades, debían luego ser representadas en funciones. Dichas funciones responderían a
partir de la forma, espacio donde se imita a la naturaleza, y se combina con los avances tec-
nológicos; que se vuelven mensurables con pruebas y ajustes estructurales. Este recorrido
es el que se logra reconstruir del pensamiento de Wright, con respecto a lo que denominó
como arquitectura nativa e Indígena norteamericana (Wright, 1953/1957) (Ver figura 1).
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En otro de sus textos The Future of Architecture, Wright sostiene que la forma ya no sigue a
la función, sino que la forma y la función se convierten en una sola cosa; dado que la frase
acuñada por su maestro, se convirtió en un eslogan incomprendido, del que, –sostiene–,
se ha abusado. El uso o la adecuación de las analogías biológicas u orgánicas, necesitaba de
un aditivo, que las pusiera no solo en sintonía con las necesidades, sino con la actualidad
y los avances tecnológicos emergentes. Su combinación permitiría alcanzar la objetividad
de las funciones que tanto buscaban los diseñadores, y ese es el aporte de Wright. De allí
que sin desechar el principio de crecimiento de los organismos, creó nuevos métodos de
construcción, basados en los avances de la ingeniería, de la era de la máquina y los avances
tecnológicos.
De estas preocupaciones, se deducen las razones por las que Sullivan y Wright, desarro-
llaron una filosofía del diseño que tuviera por objeto proyectar edificios en sintonía con
el espíritu de sus épocas respectivas, tal como lo mencionan, en sus propios conceptos. La
filosofía que concibieron, en el contexto de la Primera Escuela de Chicago, abstrajo los
aspectos esenciales de la vida norteamericana. La satisfacción de estos aspectos, que eran
representados en forma de necesidades, propusieron hacerlo a partir de una relación es-
pecial entre la forma y la función, adecuadas para ese fin. Dicha adecuación, le otorgaría
el carácter diversificado y teleológico a cada edificio, que encontraba ahora la concordancia
con los propósitos para los que fueron creados.
De todos modos, y para abordar uno de los señalamientos importantes de los críticos a las
analogías, Collins (1970), analiza de ellas la distinción significativa que emanó de los pos-
tulados y conceptos de Sullivan y Wright. En ellos, Collins sostiene que se debe valorar la
diferencia entre desvincular el concepto de belleza con la funcionalidad, y también, que de
las analogías se desprendieran métodos que desembocaran en corrientes o movimientos
que sustentaran la creación de edificios. En respuesta a Collins, y con el hecho de ratificar
dicha desvinculación, se argumenta desde Wright lo que concibió como Los Nueve Prin-
cipios de la Arquitectura. De estos principios, se derivó su Filosofía del Carácter Orgánico,
que surge como una teoría que sustenta a la arquitectónica nativa norteamericana; como
la versión 2.0 de la filosofía propuesta por su maestro. Esta arquitectura, representaría el
way of life, de las personas, donde los arquitectos, en vez de colocar su acento en los estilos
importados del pasado, instaurarían una concordancia con las necesidades espaciales y de
habitabilidad reales.
En el principio No. 6, denominado como “La racionalización del Espacio”, Wright
(1957/1961) propone una mejor administración del mismo, dado que por encima de
todo, a la hora de proyectar formas, al hombre se le debe tomar como unidad de medida,
en vez de los estilos. De allí, que el uso excesivo entre el piso y el edificio, común en las
edificaciones de la época, debía disminuir, y en caso contrario, aumentarse sus anchos
y largos, que eran usualmente pequeños por el tratamiento mezquino que le daban los
arquitectos. La relación entre el Principio 6 y el No. 1: afinidad entre la edificación y el te-
rreno, Wright establecería las bases de lo que, se conoce hoy en el Diseño como Principios
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El edificio S.C. Johnson and Son, ubicado en Racine, Wisconsin, diseñado por Wright, es
un reflejo de la sinergia entre estos dos principios; que dictaminaron la reconfiguración
total de los espacios. Wright, diseñó este edificio espiralado inspirándose en el patrón de
repetición morfológica, característica de los caparazones de los caracoles. Éste, evidencia
la presencia de la analogía biológica u orgánica, dado que su intento de mímesis o bio-
mímesis, como podría designársele actualmente, se manifestó en los espacios de toda el
ala administrativa horizontalizada, de cuatro plantas. La razón de la altura y la distancia
entre los escritorios donde se proyectarían las labores del personal administrativo, se trazó
no en función de la vigilancia de los empleados, común en las fábricas de la época, sino
como una estrategia para advertir, desde arriba, si las condiciones y los espacios laborales
eran dignos para la salud emocional de las personas. Esto evidencia una preocupación en
Wright, por satisfacer las necesidades humanas, más allá de las funciones prácticas que un
espacio debe colmar. Su interés reposó más sobre los estímulos emocionales que las for-
mas podrían llegar a desencadenar en las personas que los usaran o habitaran.
Por ello, su obstinación por mantener el diseño de estas columnas llevó a H. F. Johnson
Jr. a invertir mucho dinero en pruebas ingenieriles, hasta lograr hallar la manera para que
resistieran el peso. De allí, que las columnas y sostenes de esta zona, solo pudieron mate-
rializarse gracias a cálculos físico-matemáticos que representó una inversión de tiempo en
pruebas de resistencia. Tal como reza en el artículo publicado en el website de la familia
SC Johnson (2020)6.
De esta manera, Wright logra a través de sus estructuras, soportar el peso de la planta su-
perior a partir de un diseño que estaba inspirado en la naturaleza, al imitar la forma de los
cálices de lirios y nenúfares; otro ejemplo de la analogía biológica u orgánica combinada
con la mecánica. Así, el diseño de estas columnas fue la responsable de generar sensaciones
de tranquilidad a través de la atmósfera dotadora de luz y la sensación de espacio; gracias a
la integración del brillante paso lumínico entre sus intersticios (Ver figura 2).
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En consecuencia, cuando Wright hablaba acerca del rol del arquitecto a través de la filo-
sofía de los espacios no se refiere solo al diseño de edificios, con espacios sugiere que ‘el
arquitecto’ como el ente creador, debe proyectar no solo el espacio interior y el exterior,
sino también todo lo que contenga; pensando en las sensaciones que causarán cada una
de sus configuraciones. Una muestra de ello son los muebles para oficina presentes en
el ala administrativa del S.C. Johnson Wax. El parecido o unidad morfológica, a la que
Wright bautizó como unidad orgánica, entre el diseño de los desktops y su mueblería con
su ala administrativa, es completamente evidente. Este mismo principio desarrollado con
el acero y el vidrio, tanto en el Johnson como en muchas otras de sus obras, fue migrado
hacia la madera y a otros materiales en el diseño de los muebles de oficina (Ver Figura 3).
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Mark Michael Betts y Elvia Johana Serrano Desde los organismos a los edificios (...)
De allí, que Wright considere una concepción del arquitecto como el creador del espacio
artificial en el que estamos destinados a vivir, dado que proyectaba tanto el mobiliario
como el inmobiliario, en cada una de sus obras. Otra evidencia de la adecuación de estas
dos analogías, en esta obra, se refleja en el núcleo sólido central del edificio, y en cómo
cada uno de los voladizos suspendidos en el aire de cada planta, hace alusión a la anato-
mía humana y a una especie vegetal que crecía en Taliesín, Wisconsin. La presencia del
gran núcleo de hormigón y acero de este edificio y la multiplicidad de voladizos huecos y
livianos, acogieron un novedoso sistema calefactor conocido como calefacción radiante7;
de la que en su investigación Betts (2020) describe con puntualidad. Todo ello, a partir del
Principio No. 4, al que Wright bautizó como Tensidad y Continuidad.
Esto, dotó de nuevas sensaciones a los usuarios del Johnson and Son Wax Building, dado
que podían controlar la temperatura interior de cada uno de sus espacios. Wright parece
inspirarse en la forma del cuerpo humano, y la manera en que su tronco o tórax (núcleo
robusto), extiende sus brazos (voladizos) de manera horizontal como es natural; de la
misma manera como el tronco de los árboles y sus ramas suspendidas. Todo ello, a partir
de su cuarto principio: Tensidad y Continuidad (Ver Figura 4).
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Otro ejemplo arquitectónico de Wright del principio del voladizo, con fuertes núcleos de
acero cubiertos con hormigón y losas huecas suspendidas en el aire, fue la primera casa
Kaufmann8; importante por alcanzar el diálogo perfecto entre construcción, hombre y
naturaleza. Esta edificación conocida también como The Fallingwater, diseñada en 1934 se
encuentra ubicada en Pennsylvania, y comenzó a ser construida a partir de 1936, donde su
diseño planteó un gran reto debido a las condiciones del clima fluctuante de sus estaciones
(Ver Figura 5).
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El desafío de edificarla sobre el río Bear Run, representó un gran reto, impulsado por el
afán de Wright de demostrar la interacción entre el hombre y la naturaleza en relación a
los espacios interiores y las condiciones climáticas cambiantes de sus exteriores. La bús-
queda de Wright, porque la artificialización de los espacios no aislara al hombre de la
naturaleza, llevó a que los principios de las paredes internas, en vez de dividir funcionaran
como elementos comunicativos entre los espacios. Las paredes que protegían como un
abrigo, a los que vivían y usaban sus edificaciones, poseyó una doble funcionalidad, una
evidente y otra tácita. La evidente orbitó en el concepto de protección y la segunda en un
acto comunicativo sublime, donde las paredes en vez de dividir permitieron, con el vidrio
desde el piso hasta el techo, devolverle para siempre a los humanos, su vínculo dialógico
con la naturaleza.
Conclusiones
En contraste con las críticas estéticas y tendencias formalistas provenientes del arte, es cla-
ro que en la Escuela de Chicago, con Sullivan, y su visión romántica desarrolló un lenguaje
arquitectónico superador de los estilos del pasado, a partir de la nueva relación que debían
guardar las formas con sus funciones, al lograr que éste fluyera desde el interior hacia el
exterior. El Wanwright Building, de 1891, y el Guarantee Building, de 1894, que diseñó jun-
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to a Dankmar Adler, entre otros, son ejemplos de ello. A Sullivan, se le debe la superación
del paradigma de la casa como caja —que más tarde lo retomaría y desarrollaría, amplia
y oficialmente, su discípulo Frank Lloyd Wright—. Esta superación fue posible, gracias a
los avances tecnológicos con el acero, que les permitió diseñar y construir casas y edificios
mucho más livianos. Estas nuevas construcciones, se caracterizaron por poseer centros o
núcleos mucho más robustos. Dicho avance, habilitó el paso de la intensificación natural
de la iluminación, y también la multiplicación del número de plantas habituales apiladas
una sobre otra en los edificios. De allí que se le conozca a Sullivan como el ‘padre de los
rascacielos’. Véase el Carson Pirie Scott de 1904, como uno de sus tantos ejemplos.
A esto se añaden los aportes de Wright. La implementación de núcleos de acero en las
casas y edificios que diseñara este arquitecto americano, a finales del siglo XIX, y prin-
cipios del XX, daría paso a la geometrización más pura de cada una de sus formas. Los
voladizos comenzaron a hacerse presentes cada vez más –trazando una apología elocuente
al rectángulo volumétrico que descansa entre cada planta–, y paredes mucho más livianas.
Estas paredes, más que dividir, dan cuenta de una especie de analogía emergente, de tipo
comunicativa, dialógica y necesaria entre los humanos y su ambiente. Si bien, los techos
de cuatro aguas fueron parte de sus primeras creaciones, se suele creer, erróneamente, que
su transición hacia el uso de techos planos, se debe a influencias alemanas, japonesas u
orientales, aspecto que en su texto A Testament, Wright niega con puntualidad.
El análisis conceptual, contextual y obras arquitectónicas (evidencia empírica), tanto en
Sullivan como en Wright, aparecen como pruebas de que las analogías, y contrario a lo
que se suele creer en la Historia del Diseño, no representaron un intento fallido por fun-
damentar las teorías arquitectónicas emergentes del Diseño Moderno. Contrario a ello,
abrieron un nuevo camino, en el que las emociones pasaron a jugar un papel más impor-
tante y preponderante en los usuarios de los espacios, donde el simple hecho práctico de
proteger se convirtió en un principio obvio para los arquitectos. Lugar donde las sensacio-
nes generadas por la artificialización de la naturaleza, le devolverían el ensimismamiento
y la capacidad comunicativa que los humanos siempre poseyeron y que nunca debió di-
luirse, por la clonación metastásica de los formalismos y los estilos.
Notas
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Bibliografía
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Historia Intelectual, núm. 4, pp. 149-191.
Wright, F. Y. (1953). The Future of Architecture. New York: Horizon Press.
Wright, F. Y. (1957/1961). A Testament. New York: Horizon Press.
Abstract: At the end of the 19th century, specifically in the contexts of the United States
and Europe, the emergence of ruptures around the conception of the artifactual became
increasingly evident. The urgency of the professionals attached to the design disciplines
to base their practices on a foundation that did not come from the meanings of the art
of the time, became a kind of categorical imperative. When designers became interested
in other sources of knowledge to ground their theories, the concepts of beauty and func-
tionality, subject for decades to the conception of shape (forms), were finally divorced. In
order to constitute methods that would help them distance themselves from subjectivity,
and that would bring Design and Architecture closer to the knowledge and observational
practices of the sciences, designers opened the way to the appropriateness of analogies.
Although the intelligible processes they sought to establish pursued a kind of objectivity
of functions, their attempts were valued, and at the same time criticized as a utopian task
to achieve. The critical, comparative and interpretative analysis between the works that
seemed to materialize such processes and the criticisms that accuse their absence are pre-
sented to question their lack or lack of coherence.
Resumo: No final do século XIX, especificamente nos contextos dos Estados Unidos e da
Europa, o surgimento de rupturas em torno da concepção do artefactual tornou-se cada
vez mais evidente. A urgência dos profissionais ligados às disciplinas de design para basear
suas práticas em uma base que não vinha do significado da arte da época, tornou-se uma
espécie de imperativo categórico. Quando os designers se interessaram por outras fontes
de conhecimento para fundamentar suas teorias, os conceitos de beleza e funcionalidade,
sujeitos durante décadas à concepção de forma, foram finalmente divorciados. A fim de
constituir métodos que os ajudassem a se distanciar da subjetividade, e que trouxessem
o Design e a Arquitetura ao conhecimento e às práticas observacionais das ciências, os
designers abriram o caminho para a adequação das analogias. Embora os processos inte-
ligíveis que buscaram estabelecer perseguissem uma espécie de objetividade de funções,
suas tentativas foram valorizadas e criticadas como uma tarefa utópica a ser realizada. A
análise crítica, comparativa e interpretativa entre os trabalhos que pareciam materializar
tais processos e as críticas que acusam sua ausência são apresentadas para questionar sua
falta de coerência ou não.
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[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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(1)
Carlos Gustavo Giménez es Arquitecto. Profesor titular de Historia y de Teoría de la
Arquitectura. (Arquitectura- FADU-UBA). Profesor de la Carrera de Especialización en
Diseño Interior (ABM). Investigador principal del Instituto de Arte Americano (FADU) e
integrante de su Comité Directivo.
Es autor de Alejo Martínez. La experiencia moderna en la Argentina y Memoria en Piedra y
Bronce. El Monumento a la Bandera en la ciudad de Rosario. Participó de varios proyectos
con acreditación de Mecenazgo Cultural. Integrante del Comité editorial de la Guía Arqi
(primera guía digital de la Arquitectura en la Argentina). Integrante del Equipo Curato-
rial de la Muestra “Apolo y Dionisos en la arquitectura argentina. Mario Roberto Álvarez
y Clorindo Testa juntos en el Marq” (2017) y de “Clorindo Inédito” (2018) ambas en el
Marq (SCA).
Ha dictado numerosas conferencias en instituciones vinculadas al quehacer artístico y cul-
tural. Miembro de la Comisión de Patrimonio de la SCA desde 2006 y también miembro
de la Comisión de Reválidas (FADU-UBA)
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Carlos G. Giménez, Marta Mirás y Julio Valentino Analogía biológica (...)
(3)
Julio Valentino es Arquitecto (FAU-UBA). Realizó estudios de especialización en el IUAV
de Venecia (1983-84). Es Profesor Titular Consulto de la FADU, donde ha sido Profesor
Titular de Historia y Teoría de la Arquitectura. Ha escrito La arquitectura cómplice y Arqui-
tectura + Biología (en colaboración). Ha dirigido y dirige actualmente proyectos UBACyT.
Es investigador principal del IAA. Formó parte del equipo curatorial de las muestras “Clo-
rindo Inédito” y “Apolo y Dionisos. Mario R. Álvarez y Clorindo Testa juntos en el Marq”,
de la que además curó el catálogo. Ha sido miembro del Comité Asesor del Museo de Ar-
quitectura MARQ-SCA, del cual fue director en 1998. Dirige la colección “Personajes” de
la SCA-Diseño Ed. Ha dictado conferencias, cursos y seminarios en distintas instituciones
y ha publicado trabajos en diferentes medios nacionales e internacionales.
Texto:
El presente texto se basa en los diversos trabajos de investigación que hemos realizado en
los últimos años sobre las posibles vinculaciones entre arquitectura y biología1. El princi-
pal objetivo del mismo es presentar nuestras actuales indagaciones sobre aspectos particu-
lares de las relaciones entre la teoría, la práctica y la cultura arquitectónica contemporánea.
Desde esta perspectiva, el artículo se inicia presentando un panorama del estado actual de
la teoría, para luego revisar la relación entre arquitectura y biología, la evolución histórica
de este binomio y su superación a través de la teorización actual, desde los conceptos de
morfogénesis y biomímesis. Se analiza particularmente cómo, sirviéndose del pensamien-
to analógico, se estructuran los procesos proyectuales y, finalmente, realizamos la reela-
boración y verificación de los mismos mediante el análisis de algunos casos de estudio.
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sario presentar algunas cuestiones que han sido verificadas en nuestras indagaciones para
que sirvan de antecedente del tema central del texto.
Si nos remitimos a los orígenes, Vitruvio, en Los Diez Libros de Arquitectura, ya presenta
estas dos componentes de la arquitectura como necesarias y complementarias entre sí
para que un arquitecto pueda concretar una obra exitosa. En el Libro I, Capítulo I de su
texto puede leerse: “[La arquitectura] es práctica y teoría... La teoría es la que sabe explicar
y demostrar con sutileza y leyes de la proporción, las obras ejecutadas”; y agrega: “Aque-
llos que, sin letra, sólo procuran ser prácticos, no podrán conseguir con sus obras crédito
alguno” (Vitruvio, 1992, p. 2).
Sin embargo, muchas veces, en el ámbito disciplinar, la teoría ha sido desvalorizada. Este
punto de partida de separarse de la práctica para reflexionar sobre temas más generales,
muchas veces la ha cargado con valoraciones negativas.
En primer lugar, la teoría aparece subvaluada por su carácter de discurso abstracto; se la
asocia con lo incomprensible, muchas veces con lo inútil, y hasta una mera divagación de
aquellos que no están comprometidos con la práctica de la disciplina o también, como una
simple cuestión de marketing.
Pero, por otra parte, esto se contrapone con lo que sucede a partir de la segunda mitad
del siglo pasado, cuando muchos arquitectos con una importante realización de obras,
estuvieron especialmente preocupados por el campo teórico y elaboraron una significa-
tiva cantidad de escritos vinculados a su producción. En ellos se acentúa el carácter es-
peculativo y reflexivo del pensamiento teórico y su particular carácter de indagación. Tal
como afirma Kate Nesbitt en la introducción de su antología Theorizing a New Agenda
for Architecture de 1996, la teoría actuaría “como un catalizador para el cambio dentro de
la disciplina… actuando como un discurso paralelo y crítico de la práctica”. Y continúa:
“La actividad teórica, por su naturaleza especulativa, anticipatoria… se refiere en mayor
medida a las aspiraciones de la arquitectura que a sus concreciones” (Nesbitt, 1996, p. 16).
Finalmente, a partir de los inicios del siglo XXI, asistimos a un cambio de enfoque. Pa-
reciera que, en la actualidad, el segundo término del binomio, la práctica, adquiere un
predominio sobre el primero y a la densidad intelectual de la teoría, típica de las déca-
das anteriores, se la llega a considerar casi irrelevante. Esta posición, que podría definirse
como un “nuevo pragmatismo”, emerge explícitamente en una serie de textos, entre los
cuales podemos mencionar los reunidos en la antología de A. Krista Sykes, Constructing a
New Agenda. Architectural Theory 1993 - 2009, publicada en 2010.
Teoría y práctica son, sin duda, dos términos históricos y, por lo tanto, se redefinen con-
tinuamente en función de los intereses de cada época. En ese sentido, en un momento
caracterizado por la inestabilidad y de falta de certezas, ¿no sería interesante revisar la
dicotomía anteriormente presentada para poder llegar a una síntesis entre ellos?
Uno de los temas actuales de nuestras indagaciones, tienen que ver con esta condición: la
posibilidad de llegar a un nuevo esquema que denominamos “una práctica teórica”.
La situación que hemos manifestado en el párrafo anterior, que es característica de las
últimas décadas: incertidumbre, pensamiento difuso, complejidad y ambigüedad de los
límites disciplinares, se evidencia en el campo de la teoría de la arquitectura básicamente
mediante dos cuestiones.
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Como resultado del análisis de las memorias producidas en las últimas décadas, presen-
tamos una posible periodización de este proceso, no taxativa, en la que los referentes que
disparan los procedimientos analógicos que más se reiteran van cambiando por otros.
Un primer momento –propio de las últimas décadas del siglo XX– donde puede recono-
cerse una variedad y amplitud de las analogías, vinculando el pensamiento arquitectónico
con ideas derivadas de la literatura, la música, el psicoanálisis, el cine, grafías de vocablos,
eventos, texturas, pixeles y huellas (excluyendo el caso particular de la memoria de Eisen-
man y Glaister mencionada).
Resulta ejemplar de esta primera etapa la propuesta de Bernard Tschumi para el Parque
de La Villette (París, 1982-87). Aquí, el psicoanálisis, la experiencia cinematográfica y el
concepto de evento son disparadores en la generación y explicación del proyecto.
Un segundo momento puede ubicarse en los últimos años del siglo XX y los iniciales del
XXI. Encontramos aquí una vinculación entre el campo disciplinar con los avances del
conocimiento científico: la ciencia se convierte en modelo de referencia. Aparece la bús-
queda de una mayor racionalidad en estos procesos, incorporando las nuevas geometrías
no euclidianas, la teoría del caos, de la emergencia. En su proyecto para la ampliación del
Instituto de la Ciencia de Cranbrook (1992-98), el arquitecto Steven Holl propuso una
analogía con los atractores extraños –la tendencia evolutiva a los que tiende un sistema, a
veces caótica– planteada por el matemático y meteorólogo Edward Lorenz.
Por último, una tercera etapa, característica de los últimos 15 años, en los que el modelo de
la biología o las ciencias de la vida se ha vuelto la “musa inspiradora”, transformando todos
los órdenes de la vida cotidiana. Y obviamente también nuestra disciplina, no solo en lo
relacionado con los edificios, sino también con la escala urbana y la territorial.
Nos centraremos ahora en algunas cuestiones que corresponden a este último momento
planteado.
Arquitectura y biología
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El análisis del ciclo de vida es útil para los diseñadores y las personas que se pre-
ocupan por hacer menos daño al medio ambiente. Les ayuda a elegir materia-
les y procesos de producción que requieren menos aporte de energía, producen
menos productos tóxicos y pueden descomponerse más rápida y fácilmente y
volver a un ciclo ecológico completo al final de la vida (Cogdell, 2018, p. 13).
Hacia el final de este artículo, en el caso analizado denominado Fab Tree Hab, considera-
mos que se expresan con contundencia estas ideas que la autora plantea.
Principios similares pueden encontrarse en la obra del arquitecto franco-belga Vincent
Callebaut, sin duda uno de los profesionales más interesados en la actualidad en los pro-
blemas del medio ambiente y el cambio climático.
Callebaut, autor entre otros proyectos de “París 2050”, que intenta lograr una ciudad libre
de carbono, propicia una arquitectura orgánica, de raíz biológica, que haga posible un
urbanismo ecológico. Sintetiza esta idea en el concepto que denomina arquibiótico. El
término, que el mismo creó en 2008, es un acrónimo formado por: ARQUItectura + BIO-
tecnologías + Tecnologías de la Información y la Comunicación4.
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Morfogénesis
El interés por el cuidado de los recursos del planeta, mencionado anteriormente, se plan-
tea a través de una valoración del rendimiento como parámetro fundamental del proceso
de diseño y puede caracterizarse
El término morfogénesis que deriva del griego ‘morphê’ (forma) y ‘genesis’ (creación) po-
see variadas interpretaciones y, si bien, pertenece originalmente al campo de la biología, es
utilizado en diferentes disciplinas como la geología, la ingeniería, la medicina, la cristalo-
grafía, el arte y la arquitectura.
En el ámbito específico de la arquitectura, el término morfogénesis adopta también dife-
rentes vertientes. Habitualmente se asocia al concepto de ‘morfogénesis digital’ o ‘compu-
tacional’, e implica un conjunto de métodos que utiliza los medios digitales como herra-
mientas para la exploración de las formas, para su transformación y para tomar decisiones
valorativas, teniendo en cuenta particularmente una respuesta adecuada a las característi-
cas del contexto. Desde este punto de vista, la utilización del concepto de morfogénesis en
el campo de la arquitectura tiene una relación análoga con ciertos mecanismos morfoge-
néticos de la naturaleza.
En principio, entonces, la morfogénesis digital se refiere
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sin una dirección principal” (Hensel, Menges, Weinstock, 2010, pp. 12-13) tal
como sucede en los organismos vivos considerados como sistemas.
En estos nuevos modos de concebir el proyecto, una de las herramientas clave es la con-
cepción paramétrica, que ha reemplazado los principios estables de la geometría euclidia-
na por sistemas que involucran múltiples posibilidades. En este tipo de prácticas lo que se
plantea son parámetros o variables específicas para un diseño particular, no su forma; es
decir un modelo reconfigurable que, mediante la asignación de valores diferentes, explore
múltiples soluciones que pueden crear diversos objetos o configuraciones. Las ecuaciones
son utilizadas para describir las relaciones entre partes, definiendo así una geometría que
no persigue la estabilidad. En palabras de Branco Kolarevic:
No cabe duda entonces que la morfogénesis en arquitectura, por su vínculo con los siste-
mas digitales en permanente actualización, y conjuntamente con los avances cada vez más
sofisticados de la biología, proporciona un riquísimo campo de acción para los cruces
analógicos.
Analogía y biomímesis
Todos los conceptos e ideas que hemos presentado anteriormente plantean en la actuali-
dad una continua redefinición o interpretaciones diversas. La velocidad de los cambios,
los nuevos descubrimientos tanto en el mundo biológico como en los programas digitales,
sus interacciones o complementariedad, la idea de la inteligencia artificial, los principios
morales y éticos que el mundo de la ingeniería genérica plantea, hacen que nada puede
considerarse permanente o definitivo.
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De cualquier manera, todas ellas podrían incluirse en la categoría que Fraile llama biomi-
mética, tal vez la más amplia, y que se conoce como biomímesis. Este concepto proviene de
“bio”: vida y “mímesis”: imitar, también conocido como biomimetismo o biomimética y es
una rama científica interdisciplinar que propone tanto un acercamiento al estudio de los
procesos de la naturaleza como su consideración como fuente de inspiración. Estos estudios
permiten, a través de la aplicación de la tecnología disponible, obtener resultados con un alto
compromiso con el medio ambiente. El término se aplica a diferentes campos de la ciencia,
desde la nanotecnología a la robótica, la inteligencia artificial y las industrias medicinales.
El concepto de biomímesis tiene un fuerte anclaje en la teoría de la evolución y la selec-
ción natural darwiniana, ya que parte de la idea de que los organismos se desarrollan en
el tiempo, modificándose y adaptándose a nuevas situaciones del entorno sin que, en la
mayoría de los casos, su continuidad se interrumpa. La característica particular del tér-
mino biomímesis es que permite soluciones que no necesariamente deben apelar a los
sofisticados sistemas de computación digital para sus soluciones.
Resulta un caso típico de estas búsquedas los estudios realizados por la bióloga Janine
Benyus5, considerada en la actualidad como una de las principales expertas sobre el tema.
En sus investigaciones adquieren especial relevancia aquellos aspectos cuantificables refe-
ridos al rendimiento de las técnicas naturales, con el fin de conseguir diseños ecológica-
mente sustentables.
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Volviendo al tema de los tipos de analogías, la memoria del proyecto para el Biocentro es
un caso concreto de aplicación de la tercera posibilidad enunciada. Si bien ya hemos men-
cionado la condición temprana de este texto, la analogía que los autores han establecido
ejemplifica un proceso de diseño de alta complejidad: “A través de esta analogía, los cinco
pares originales de figuras podrían ser transformados sucesivamente con los tres procesos
básicos de ADN como referencia” (Eisenman y Glaister, 1987, p. 87). Lo que resulta impor-
tante señalar es que en este caso la analogía de las formas arquitectónicas no se establece
con la utilización de formas naturales específicas sino con “las figuras geométricas que los
biólogos utilizan para explicar los procesos” de replicación, transcripción y traslación con
los que el ADN fabrica proteínas. O sea, la analogía no se establece a partir de la utiliza-
ción directa de formas presentes en el mundo natural, sino que los arquitectos se apropian
de los gráficos interpretativos que los biólogos construyeron para la explicación de estos
fenómenos.
Años después, en 2006, el colectivo profesional OCEAN NORTH & Scheffler +Partner
desarrolló, para acompañar su proyecto para la Nueva Biblioteca Nacional Checa para
la ciudad de Praga, una memoria en la que establece los conceptos generales del edificio,
relatando que
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Carlos G. Giménez, Marta Mirás y Julio Valentino Analogía biológica (...)
A lo largo de su desarrollo el homo sapiens construyó su cobijo cada vez con mayor con-
tundencia material, alterando y contaminando los distintos ambientes naturales del pla-
neta. La intensa concentración y expansión de las grandes metrópolis ha puesto en riesgo
la biodiversidad de los diferentes nichos ecológicos. Hoy, en tiempos de preocupación
por las consecuencias que provoca la problemática del cambio climático, se acentúa la
búsqueda de soluciones alternativas que actúen en sentido inverso, para poder revertir los
efectos que se fueron acentuando crudamente desde lo que se ha denominado la segunda
revolución industrial, hasta el presente.
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¿Cuáles deberían ser entonces las condiciones y características de una arquitectura en sin-
tonía con estas ideas? ¿cómo podrían ser otros modos de habitar para preservar la natu-
raleza?
En la búsqueda de soluciones alternativas, la propuesta denominada Fab Tree Lab (Figura
1), encara de otro modo la problemática de la vivienda. No ha surgido de un encargo
profesional, sino que fue desarrollada como un prototipo diseñado por Mitchell Joachin,
Lara Greden y Javier Arbona, en el MIT (Massachusetts Institute of Technology), en 2008.
Sus principales premisas, según refieren sus autores en la memoria descriptiva del proyec-
to, parten de considerar a la ecología como principio rector configurando una vivienda
considerada “viva”, –la fórmula tan utilizada en el mundo editorial de la arquitectura–
pero que aquí resulta literal. Una vivienda comestible e inmersa simbióticamente en el
“ecosistema circundante”, que produzca nutrientes para las personas y los otros seres vi-
vos. En palabras de sus autores: “proporcionar alimentos a algún organismo en cada etapa
de su ciclo de existencia” (Joachin, Greden, Arbora, 2008). La propuesta expresa también
un modo de posicionarse ante algunos de los debates y los cuestionamientos actuales en
relación al diseño vinculado a la biología, sus alcances experimentales y posibilidades ma-
terialización.
Figura 1. Joachin, M.; Greden, L.; Arbona, J., Fab Tree Hab. El proyecto integrado en el
medio natural. Recuperado de www.terreform.com
Resulta paradójico que, a pesar de plantearse como objetivo principal una solución in-
novadora, en la memoria descriptiva se presente como referente conceptual a la vivienda
tradicional rural en Estados Unidos. Adhiriendo de este modo a la sensibilidad bucólica
hacia lo natural que se gestó en el mundo anglosajón. La consecuencia de este proceso,
promovido por los esquemas de intervención que han seguido la línea de lo que se conoce
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Carlos G. Giménez, Marta Mirás y Julio Valentino Analogía biológica (...)
Para el ciclo del agua es fundamental la radiación solar, que también impulsa
la calefacción y la ventilación. En el invierno, la luz del sol brilla a través de
las grandes ventanas orientadas al sur, calentando el espacio abierto y la masa
térmica. Lo contrario sucede en el verano, ya que la corona de la estructura se
protege de las temperaturas extremas, en lugar de utilizar la energía del sol para
la fotosíntesis.
Cabe destacar que, en los debates actuales en torno a las implicancias y la validación de
una arquitectura que pueda ser considerada sustentable, subyace la preocupación por el
alcance y las posibilidades de un abordaje desde la complejidad que requieren distintas
soluciones para responder adecuadamente en diferentes localizaciones. Se intenta superar
operaciones parciales, superficiales o de “cosmética verde”, con buenas prácticas o las de-
nominadas “prácticas teóricas”, que promuevan cambios más drásticos.
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Notas
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Bibliografía
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Zaera, A. (1997). Una conversación con Peter Eisenman. Revista El Croquis, (83), pp. 6–20.
Resumo: A relação entre arquitetura e biologia é um elo de longa data em nosso campo
disciplinar. No entanto, atualmente, no campo da teoria e prática da arquitetura, surge
uma série de novos termos que são incorporados à linguagem e às ações da disciplina:
biomimética, arquitetura evolutiva, design morfogenético, morfoecologias, arquitetura de
protocélulas, arquitetura generativa e outros derivados de Ciência Biológica. Este artigo
investiga, com base em nossa pesquisa - focada no pensamento analógico e nas memórias
descritivas - a ligação entre esse binômio, sua evolução histórica e algumas questões do
estado mais avançado do sujeito na contemporaneidade.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
Resumen: Ante la crisis ambiental global es momento de superar los cánones objetuales
de la arquitectura y propiciar un reencuentro con la naturaleza, desde la producción de
procesos alternativos. El artículo reseña la experiencia aunada de investigación y enseñan-
za sobre ciertos principios de orden no habituales en el diseño arquitectónico. Se exploran
patrones provenientes de objetos y fenómenos naturales para su transferencia a la mor-
fogénesis arquitectónica. Se exponen la metodología y fundamentos de la propuesta. Y se
finaliza con la distinción entre la clásica lógica de diseño de “arquitectura de partido” en
oposición a la “arquitectura de proceso”, desde la caracterización de esta última.
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
Introducción
Me he estado preguntando si las formas naturales –un árbol, una nube, un río,
una piedra, una flor– pueden ser miradas y percibidas como mensajes. Men-
sajes –es obvio decirlo– que nunca podrán ser verbalizados y que no nos están
particularmente dirigidos. ¿Es posible “leer” las apariciones naturales como
textos? (Berger, 2019, p. 95).
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
Lo hasta aquí planteado requiere de dos cuestiones clave, para quién ocupe el rol de pro-
yectista: una apertura sensorial a la percepción sensible y un entrenamiento de la mirada.
Estos dos aspectos se resumen en los siguientes binomios: percepción-mente y razona-
miento-geometría. Con este planteo se hace referencia a los dos planos que proponen
Doberti y Giordano en su “Sistemática de las conformaciones”: abstracción geométrica y
apropiación perceptual, y sobre lo cual expresan: “La apropiación perceptual se sustenta
en la realidad material de nuestro entorno, pero éste solo cobra calificación a través de su
interpretación, de una significación que está más allá del medio físico” (Doberti y Gior-
dano, 2020, p. 48).
Estudiar las claves de las conformaciones naturales, tanto de las vivas como las inertes, las
macroscópicas o microscópicas, e incluso las dimensiones territoriales planetarias –ma-
cro, meso y micro–, permite construir un andamiaje y discurso proyectual. Del mismo
modo que observar las sustancias que dan cuerpo, los sistemas organizativos, los patrones
de distribución de componentes, las lógicas de crecimiento, los principios de estabilidad,
los mecanismos de apertura y cierre, los esquemas de color, cesía, textura o los efectos que
produce la luz y la sombra. De Prada reflexiona sobre las conexiones y analogías entre
formas naturales y artificiales, desde un punto de vista estructural, y expresa que “(…)
muestran la posibilidad de recurrir a sistemas generadores complejos capaces de conciliar
lo general con lo particular, el orden con la irregularidad, para construir un mundo más
habitable” (2009, p. 117). Todo ello, además, nos permitirá aproximarnos a nuestro origen
orgánico y biológico, tomar conciencia al respeto por lo natural y repensar las relaciones
entre cultura y naturaleza. En tal sentido Aresta asevera: “…las geometrías y proporciones
presentes de manera permanente en la naturaleza biológica se adaptan mejor a nuestro
habitar como seres biológicos que somos” (2014, p. 16). Las culturas originarias llevan in-
ternalizadas estas cuestiones porque manejan una cosmovisión muy distinta de la nuestra,
se trata de otra “filosofía de vida”. El pueblo mapuche pewenche, por ejemplo, posee una
mirada amplia, cósmica, que considera a la naturaleza como ellos mismos. Pereira Canio,
Reyes y Pérez ejemplifican esta cosmovisión con claridad y de modo anecdótico:
Desde niños se nos dice: “Jamás se eche una piedra en los bolsillos, aunque sea
pequeña. ¿Quién eres tú para usar una piedra? ¿Quién eres? Si un bolsillo no
es un hábitat. ¿Qué tal si la piedra te tiene a ti dentro de ella? ¿Cómo te senti-
rías?” (…) El no mapuche4 lo es porque no relaciona su vida con la naturaleza,
eso es ser winka, es el que no se sabe relacionar con la madre tierra y abusa de
ella, consciente o inconscientemente. Generalmente lo hace porque se siente
superior a ella, superior a un insecto, a una piedra o a un árbol (Pereira Canio,
et al., 2018, p. 123).
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Morfogénesis
El término morfogénesis, en alusión con el origen de la forma, deriva de los vocablos grie-
gos morphe (forma) y génesis (origen), e indica el proceso de gestación y configuración de
las formas universales –biológicas, geológicas, hidrológicas, etcétera– y, al mismo tiempo,
se lo utiliza para hacer alusión a la instancia inicial del proceso proyectual –ideación o
prefiguración–. Estos fenómenos y procesos pueden resultar análogos, pero no iguales,
dado que los artificiales están arbitrados por las intenciones, condiciones y decisiones de
cada cultura y cada proceder creativo-profesional. Pero entre la morfogénesis natural y la
proyectual se reconoce una cuestión común: la optimización. Esa posibilidad de conseguir
lo mejor con menos, en el amplio sentido de implicancia de ambos términos. La natura-
leza opera con máxima eficiencia y sostenibilidad, desde prolongados procesos evolutivos,
para alcanzar formas óptimas de supervivencia acordes a cada medio. Para que en el di-
seño y en la naturaleza una forma resulte óptima se demanda economía, funcionalidad y
eficiencia, aunque el diseño no siempre lo logre (Campi, 2020). Y se puede advertir que es
en el orden y con el orden5 donde se encuentra el “motor” para la optimización.
Por sobre los principios clásicos de ordenamiento geométrico –la proporción áurea, las
espirales, la sucesión de Fibonacci, los rectángulos proporcionales, las mitades y tercios,
entre otros– se pueden estudiar sistemas ordenadores alternativos como las redes, tramas,
teselados o fractales, e incluso algunos principios más específicos con patrones geométri-
cos de los que subyacen estructuras matemáticas, que son propuestos o sustentados en
disciplinas ajenas a la arquitectura, con potencial para su transferencia. En referencia a lo
expuesto, es objetivo de la investigación que ejecutamos plantear la exploración y siste-
matización de órdenes geométricos provenientes de diversos contextos del conocimiento,
mediante la disciplinariedad cruzada –crossdisciplinarity– o “trasdisciplina” (Períes y Ba-
rraud, 2020), así como también, estructurarlos como técnicas procedimentales específicas
para la generación de la forma arquitectónica. Si bien, en las distintas sublíneas del pro-
yecto, se abordan múltiples objetos y fenómenos con relación a la cinética y cimática o la
teoría del juego, en cuanto a los principios naturales nos enfocamos en dos: Ramificación,
desde la teoría de la bifurcación sustentada en las disciplinas: hidrología, ceraunología,
neurología y botánica. Drenaje, desde la ley Constructal de los sistemas dinámicos de flu-
jos, con sustento concentrado en la disciplina de hidrografía. Los patrones que derivan
de estos campos de conocimiento son los insumos seleccionados para el desarrollo de
experimentaciones proyectuales.
Modelo metodológico
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
El encuentro del equipo de estudiantes con los objetos de estudio se produce desde la
observación directa en actividades de campo o en prácticas experimentales de laborato-
rio, con modelos de simulación. Se trabaja desde la percepción de fenómenos y objetos
naturales para la detección de principios ordenadores. Los fenómenos se relacionan con
el espacio temporal y los objetos con el espacio físico. Según Wagensberg “Los objetos son
distribuciones espaciales de materia, energía e información. Los fenómenos son cambios
temporales de los objetos” (2013, p. 19). En relación con el orden y su percepción se acuer-
da con el planteo de Español cuando expresa:
El orden percibido es una actividad dinámica que pasa por captar diferencias,
y después crear semejanzas a partir de dichas diferencias, mediante una acción
mental de selección y clasificación en función de categorías cambiantes. En
términos más precisos, una forma dotada de orden visible tiene unas reglas
internas comprensibles que necesitan unos pocos fragmentos de información
para ser formuladas (Español, 2001, p. 138).
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Las imágenes que resultan del registro de las experiencias (Ver Figura 1) permiten sinte-
tizar y elaborar esquemas conceptuales interpretativos (Ver Figura 2). Se trabaja desde la
intuición –como mirada totalizadora– para encontrar la esencia estructural de la natura-
leza en formato de patrón. Sobre esta cuestión se rescatan los fundamentos –de elocuente
claridad– que aporta Yanagi en 1932, de sus estudios sobre los objetos artesanales popu-
lares japoneses, pero que bien podemos transferir a nuestro contexto de trabajo. El autor
expresa:
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
líneas con una determinada lógica geométrica y de proporción. Los trazados se pueden
clasificar según dos tipos de estructuras geométricas: aquellas que parten de tramas, redes
y teselas (regulares, semirregulares e irregulares), y las que derivan de un orden perceptual
que se interpreta de los movimientos o flujos y se representa con líneas de trayectorias
(Períes, 2018). Estas clasificaciones aportan tácticas morfológicas para construir trazados
complejos.
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Los modelos artificiales reproducen o iteracionan6 los principios geométricos de los pa-
trones, al mismo tiempo que emerger las intenciones de cada personalidad creadora. Con
esto último se refiere a que, si bien la raíz embrionaria de las construcciones se sustenta en
el concepto y esquema natural, en esta instancia de entorno proyectual –por tanto, artifi-
cial– se habilita la toma de decisiones creativas, como la adición, interrupción o alteración
de componentes, la inflexión o variación de reglas, la rotación de las partes o el conjunto,
etcétera. Esto acontece porque, como se expuso con anterioridad, no es intención del dise-
ño la producción de copias literales y, además, porque hay personas imaginando en código
arquitectónico. De lo contrario el ejercicio emularía el accionar de la “madre naturaleza”
en el esquema literal con que discurre un río o crece un vegetal.
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
Arquitectura de proceso
De ahí que lo que rija la génesis del rico mundo formal de la naturaleza no sea
precisamente la creación de “formas”, que son el resultado, sino los “procesos
de generación”. Y al hablar de procesos automáticamente nos estamos refirien-
do a sistemas dinámicos (…) en permanente cambio y en equilibrio entre sí
(2019, p. 35).
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finales del siglo XX, se consolidan nuevas maneras de entender al proyecto y su proceso,
en relación con los avances tecnológicos digitales. Peter Eisenman, Zaha Hadid, Herzog
& de Meuron, UNstudio (Carolina Bos y Ben Van Berkel) o Zaera Polo se convierten en
referentes internacionales clave y precursores de la línea proyectual de interés.
La “arquitectura de proceso” surge en una posición opuesta a la “de partido”. Los ejerci-
cios proyectuales de condición “procesual” son resultado de un hacer evolutivo. Desde el
propio hacer continuo –no por ello lineal–, en parte racional y en parte intuitivo, se des-
encadena la forma en un proceso fluctuante y complejo que adquiere cierta autonomía,
en relación con los principios ordenadores en que se sustenta y que, de algún modo, lo
dirigen. Estos procesos se distancian de la repetición de modelos formales apriorísticos
o preconcebidos, en busca de modelos organizacionales activos, aquellos que exploran
mecanismos evolutivos, análogos a los fenómenos de la naturaleza. Con esta estrategia, no
hay meta ni objetivo formal específico, tan solo tácticas que permiten implementar y/o de-
sarrollar ciertas lógicas particulares para cada proceso (Períes, 2016). Las formas emergen
como resultado de las sucesivas fuerzas y acciones de producción y transformación que las
van gestando. En este sentido y en referencia a los sistemas paramétricos de la tecnología
digital, Agkathidis asevera que “Las reglas implican las leyes; todo el proceso viene de ellas”
(2016, p. 17) junto a la intuición y el intelecto que interponga la personalidad creadora;
cuestiones que también se desarrollan como ejercicio y contribuyen a la lógica procesual.
La ejercitación que se expone en este escrito se fundamenta, desde aspectos metódicos,
en la aplicación de procedimientos que definen leyes de crecimiento para la reproducción
de componentes geométricos, los cuales son reproducibles en el espacio, con lo cual se
construyen conformaciones bidimensionales y tridimensionales. Se trata de un acto de
producción y reproducción más que de representación del proyecto. Metafóricamente, se
experimenta en la forma de “escritura automática”, como un “errabundeo” que incorpora
la lógica irracional de la deriva –en analogía a la deambulación surrealista–. Lo dicho con-
siste en la yuxtaposición recursiva y/o alternada de figuras, con ritmo, secuencia y pausa,
análogo a los procesos de crecimiento vegetal o mineral. Sucesiones, series, progresiones,
proporciones se convierten en herramientas conceptuales para la construcción de las re-
glas de “juego”, las cuales se suman a las intuiciones de la personalidad creativa junto a los
imprevistos o azares. Estos últimos también se contemplan en la condición compleja del
proceso de diseño y pueden alcanzar aportes sustanciales.
En la fase de operación tridimensional, los artefactos que se construyen emergen como un
devenir, como un “objeto activo”, como productores autónomos que espacializan relacio-
nes geométricas y efectos materiales entre las partes que los conforman. Nos referimos a
construcciones que resultan de la iteración de las propias leyes geométricas que las regulan,
análogo al crecimiento natural de un árbol y por sobre un esquema arquitectónico a priori.
En esta dinámica, la euritmia7 y la belleza –como plus de sentido del diseño– se hacen
presentes como una búsqueda de configuración aleatoria, para la generación de sistemas
evolutivos con armonía y orden de las proporciones, en lugar de una meta ex profesa. En
esta lógica de diseño el propio sistema operativo y el conjunto de entidades o elementos
que interactúan permite alcanzar un resultado que no es preconcebido y que sorprende
en cierto sentido e instancia del proceso. Ese resultado, en una fase posterior, debe ser
orientado en relación con las demandas del proyecto.
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Figura 6. Síntesis del proceso de diseño desarrollado por la estudiante Elena Delgado, 2020.
Reflexiones finales
Desde el rol docente y la cátedra, consideramos como una valiosa oportunidad la incor-
poración de las temáticas que aquí se han expuesto y que resultan complementarias a
los contenidos específicos de la asignatura que impartimos. Los principios geométricos
y matemáticos interpretados desde los fenómenos y objetos naturales no son una simple
excusa para realizar ensayos proyectuales. Por el contrario, nos permiten investigar y ense-
ñar la generación de formas y espacialidades, con principios fundamentados y alineados a
las problemáticas universales contemporáneas. La posibilidad de sembrar estas “semillas”
conceptuales y experienciales en estudiantes iniciales, podrá impactar en su forma de pro-
yectar la arquitectura desde una mirada que considere a la naturaleza.
Si bien nuestro trabajo se enfoca en los aspectos morfológicos, se hace urgente contemplar
de modo integral los aspectos ambientales, tecnológicos, funcionales, socioculturales y
económicos, en todo ejercicio de diseño con fundamento de sostenibilidad. Y al mismo
tiempo, poder comprender que cualquier acción proyectual que se pueda realizar en cone-
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xión al mundo natural, desde el lugar o aspecto más abstracto e indirecto al más tangible
y directo, siempre será constructiva y prospectiva a los propósitos aquí argumentados.
En conclusión, la naturaleza y el medioambiente no deben ni pueden seguir siendo esti-
mados como algo apartado del accionar humano o como espacio o recurso de actuación
indiscriminada. Es fundamental asumir que somos parte de la naturaleza y que ya no se
puede escindir naturaleza de cultura (Períes, 2021). Estas cuestiones llevan a pensar en que
el título de este artículo debiera diluirse en el tiempo y perder su sentido, desde un cambio
de paradigma que, pese a la crisis sanitaria global, aún no está instalado.
Notas
Referencias bibliográficas
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
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Lucas Períes De Formas Naturales a Formas Culturales (...)
Abstract: Faced with the global environmental crisis, it is time to overcome the objective
canons of architecture and promote a reunion with nature, from the production of alter-
native processes. The article reviews the combined experience of research and teaching on
certain principles of order not common in architectural design. Patterns from natural ob-
jects and phenomena are explored for their transfer to architectural morphogenesis. The
methods and foundations of the proposal are exposed. And it ends with the distinction
between the classic design logic of “party architecture” as opposed to “process architec-
ture”, from the characterization of the latter.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 83-97 ISSN 1668-0227 97
Alejandro Durán-Vargas y Daniela Rojas-Levy Desde la bio-imitación a la bio-extrapolación (...)
Resumen: El origen de las ideas depende en muchos casos de la capacidad analógica que
asume el diseñador para extrapolar las cualidades desde la fuente de inspiración. Cuando
esta inspiración proviene desde lo natural, la reconocemos como Diseño Biológicamente
Inspirado.
En el presente artículo se presenta un resumen de estas aproximaciones, junto al potencial
del Diseño Basado en Simbiogénesis como modelo que además de reconocer el valor de la
analogía biológica, incorpora dinámicas evolutivas asociadas al origen de las especies por
medio de la cooperación y la integración por medio de la simbiosis.
(1)
Licenciado en Diseño, Académico e Investigador de la Facultad de Arquitectura, Di-
seño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Doctorando en
Ciencias Biológicas, mención Ecología, Pontificia Universidad Católica de Chile; Director
Lowtech Design Group UC; Director ECCCO, Plataforma de Divulgación y Educación
Científica; y Director Alterno SEISMO: Instrumento de diagnóstico digital para el catastro
asistido de daños estructurales durante la post emergencia sísmica. [email protected]
(2)
Diseñadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile; integrante de LowTech De-
sign Group; Coordinadora de Diseño en ECCCO, Plataforma de Divulgación y Educación
Científica; y Diseñadora UX/UI de SEISMO: Instrumento de diagnóstico digital para el
catastro asistido de daños estructurales durante la post emergencia sísmica.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 99-115 ISSN 1668-0227 99
Alejandro Durán-Vargas y Daniela Rojas-Levy Desde la bio-imitación a la bio-extrapolación (...)
1. Introducción
El origen de las ideas, a diferencia de “El Origen de las especies”, obra maestra del natu-
ralista inglés Charles Darwin, no posee un andamiaje evolutivo tan claro. No tenemos un
ancestro común cuando hablamos de las creaciones humanas. Tampoco podemos decla-
rar que las ideas mejor adaptadas puedan sobrevivir en el tiempo.
Cuando hablamos de ¿cómo surgen las ideas?, nos enfrentamos al desafío de entender
procesos creativos, que en muchos casos, parecen emerger como actos espontáneos, mu-
taciones en el orden natural del proceso acumulativo de la cultura material que cambia la
dirección de lo conocido y nos enfrenta a nuevos paradigmas.
La búsqueda de fuentes de inspiración, hace uso de nuestra capacidad de extrapolación
para aprovechar las características de una entidad semejante y adaptar estas cualidades en
ámbitos distintos. En palabras de Margaret Boden en su libro What is creativity? “Analogy
seems to have a share in all discoveries, but in some it has the lion’s share”.
Al analizar el uso de analogías en los procesos creativos, específicamente en el diseño de
nuevas soluciones, la distancia o frecuencia de la analogía, entendida como la cercanía de
la fuente de inspiración al ámbito de solución, es uno de los factores claves a reconocer. Al
momento de revisar la forma en que estas referencias son traducidas, nuestra aproxima-
ción puede enfocarse desde una perspectiva que se basa en la imitación del objeto como
resultado que resuelve; o desde una inspiración que devela el procedimiento por el cuál,
el objeto inspirador se constituyó y logra resolver el problema que esperamos solucionar.
Esta gradiente que fluctúa desde la copia, a la imitación y luego a la extrapolación, nos
lleva, sin importar el grado de distancia correlacional, a traspasar los dominios propios y
ampliar el acotado repertorio de soluciones con los que un campo disciplinar dispone. Es
un desafío transdisciplinar que nos interpela a traducir juegos de lenguaje (Cordua, 1996),
comprender los mecanismos intrínsecos de lo observado y avanzar hacia una dinámica de
apertura e integración proyectual.
Una persona entrenada en resolución y creación de propuestas de solución será capaz de
conectar fuentes de inspiración distantes, reconociendo de forma abstracta los elementos
a extrapolar. En el caso del Diseño, la ideación analógica ha sido usada como mecanismo
para innovar, y cuando la inspiración surge desde lo natural, podemos denominarlo BID
por su sigla en inglés, Diseño Biológicamente Inspirado. Vandevenne lo describe como
la disciplina donde se toma la inspiración desde la naturaleza para resolver los proble-
mas que enfrentan los humanos. A lo largo de su evolución se han generado múltiples
aproximaciones metodológicas para la extrapolación de estas inspiraciones naturales en
soluciones de diseño. BID se puede abordar utilizando diferentes paradigmas, a saber,
BID impulsado por problemas [problem-driven BID], BID impulsado por soluciones
[solution-driven BID], biomímesis y bio replicación (Lenau, Metze & Hesselberg, 2018).
Siendo el problem-driven BID y el solution-driven BID aquellas con mayor adherencia y
desarrollo.
Problem-driven BID se presenta como una progresión de pasos que comienzan desde
la definición del problema, su reformulación, búsqueda de soluciones biológicas, para
terminar con la extracción del principio y su aplicación (Helms, Vattam and Goel, 2009).
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Alejandro Durán-Vargas y Daniela Rojas-Levy Desde la bio-imitación a la bio-extrapolación (...)
Por otra parte, solution-driven BID es menos sistemática y ocurre típicamente como re-
sultado de descubrimientos fortuitos de fascinantes procesos o mecanismos biológicos
(Lenau et al, 2018).
En el caso del problem-driven BID la dificultad está en conocer el amplio repertorio de
adaptaciones naturales existentes, no solo por la distancia disciplinar, sino además, por
las diferencias lingüísticas. Dado que los objetos, las relaciones y los procesos son muy
diferentes, los biólogos y diseñadores, ingenieros y arquitectos suelen hablar un idioma
muy distinto, lo que crea desafíos de comunicación (Helms et al, 2009). Por otro lado, las
solution-driven BID presentan la dificultad de la amplitud de posibles aplicaciones y el
desafío de generar procedimientos que favorezcan su implementación.
En este sentido, la metodología de Diseño Basado en Simbiogénesis (Durán and O’Ryan,
2019) propone una estrategia que si bien comienza desde una aproximación problem-dri-
ven BID, con algunas adaptaciones, puede permitir la generación de un modelo enrique-
cido para las solution-driven BID. Diseño Basado en Simbiogénesis propone una estrate-
gia de identificación de beneficios; observación divergente; y adaptación cooperativa de
entidades complementarias, siendo una metodología orientada en los procesos de diseño
y generación de nuevos conceptos de solución basado en la cooperación e integración de
organismos (Durán and O’Ryan, 2019). Esta aproximación no solo permite contar con un
procedimiento de diseño que surge desde la inspiración biológica, sino además, aprove-
char una metodología que se basa en la búsqueda de analogías complementarias, brindan-
do mayor robustez a las soluciones producidas.
En este artículo se presenta una revisión general del Diseño Biológicamente Inspirado,
un resumen de las fases del modelo de Diseño Basado en Simbiogénesis junto a conside-
raciones para su adaptación en una aproximación bidireccional. Asimismo se describe el
proceso de diseño de un caso aplicado. El diseño de un simbionte originado desde una
perspectiva solution-driven junto a la integración del modelo de cooperación e integra-
ción propuesto por el Diseño Basado en Simbiogénesis. Shelley, Soft-robot acuático mitad
sintético mitad orgánico capaz de oxigenar y filtrar el medio (Rojas and Durán, 2017).
Por último, se analiza el potencial de esta aproximación simbiótica de Diseño Biológi-
camente Inspirado como un posible camino hacia un modelo bidireccional de diseño
analógico que cruza los dominios disciplinares tanto desde la extrapolación de la adapta-
ción como de la inspiración en los mecanismos evolutivos de cooperación e integración
inter-especies.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 99-115 ISSN 1668-0227 101
Alejandro Durán-Vargas y Daniela Rojas-Levy Desde la bio-imitación a la bio-extrapolación (...)
Es una práctica que aprende e imita las estrategias utilizadas por las especies
que habitan en la actualidad. El objetivo es crear productos, procesos y po-
líticas –nuevas formas de vida– que resuelvan nuestros mayores desafíos de
diseño de manera sostenible y solidaria con toda la vida en la tierra.
La biónica, por otro lado, busca utilizar dispositivos sintéticos para mejorar o incluso
reemplazar alguna función biológica en particular. Este es el caso de las prótesis robóticas
o los marcapasos. En contraste, la bio replicación es una copia “legítima” de alguna es-
tructura, órgano o mecanismo natural. Una de sus funciones, guarda relación con poder
entender en profundidad al menos una funcionalidad (Lenau et al, 2018), viéndola apli-
cada en la réplica.
Por último, la bio fabricación, también conocida como Growing Design (Camere and
Karana, 2018), consta del proceso de producción de materiales y artefactos mediante el
cultivo de organismos vivos y células (Mironov, 2009; Fujii, Yoshida & Sugimura, 2016). A
pesar de que este último campo puede considerarse parte de una categoría distinta, ya que
no se inspira estrictamente en la naturaleza sino que utiliza organismos vivos para sus fi-
nes, un creciente número de profesionales trabajando en esta disciplina pretenden no sólo
abordar las materias primas sino también inspirarse en cómo se forman las estructuras en
la naturaleza para el desarrollo de biomateriales.
El siguiente diagrama, propuesto por Lenau, et al, (2018), presenta estas perspectivas en
interrelación.
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El Diseño Bio Inspirado es, por cierto, un proceso creativo donde se utiliza lo orgánico
como guía para generar nuevas aproximaciones, productos y servicios. Para esto se deben
generar conexiones entre prestaciones naturales y artificiales construyendo un paralelis-
mo que permita adaptar una función biológica a un contexto distinto, seguramente a rea-
lizar con otro tipo de materiales y tecnología. Para este fin, se han propuesto metodologías
que buscan facilitar y clarificar el proceso de desarrollo de BID a un público más amplio
y diverso.
En términos generales se habla de dos grandes paradigmas que dominan las metodologías
BID: BID impulsado por problemas [problem-driven BID] y BID impulsado por solucio-
nes [solution-driven BID]. Ambas se diferencian principalmente en el punto de partida, el
primero comenzando por el problema a resolver mientras que el último comienza estric-
tamente desde la inspiración biológica.
Las metodologías problem-driven son aquellas en que el punto de partida está radicado
en el problema. Es decir, el insumo inicial para el proceso es un problema para el cual se
busca una solución inspirada en la naturaleza. También se les conoce como metodologías
top-down y la mayoría de las metodologías BID existentes actualmente pertenecen a esta
categoría . Por esto están bastante desarrolladas y descritas (Shu et al, 2011).
Un reconocido caso de diseño bioinspirado desde esta aproximación top-down son los
Shinkansen o Japanese Bullet Trains. Estos medios de transporte urbano pueden alcanzar
velocidades de más de 300 km/hr y se consideran los ferrocarriles más rápidos del mun-
do. El diseño que poseen hoy en día surge de un problema acústico que solían tener: los
cambios bruscos en la presión del aire, sumados a las altas velocidades a las que se despla-
zan, generaban un sonido tronador cada vez que la cabina frontal emergía de algún túnel
(Fayemi et al, 2014). Este ruido, particularmente potente, perturbaba considerablemente
a los residentes de las viviendas aledañas. El rediseño de este tren estuvo a cargo de Eiji
Nakatsu quien en su momento era el Director of the Technical Development and Test
Operation Department of JR-West. Nakatsu se inspiró básicamente en 3 organismos que
se encuentran en la naturaleza para la mejora del Shinkansen, pero la principal referencia
vino del martín pescador, un ave que evolucionó para poder sumergirse en el agua a cazar
sin generar ruido alguno.
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En este último paso, cabe mencionar lo que plantean Helms, Vattam & Goel: “Los di-
señadores creaban con frecuencia soluciones compuestas seleccionando lo “mejor de”
múltiples fuentes para satisfacer las demandas de la competencia, que clasificamos como
analogías compuestas”.
Otros ejemplos de este tipo de metodologías son la metodología BID ISO, el Design Spiral
del Biomimicry Institute, la metodología BID de Paris Tech y el Diseño Basado en Simbio-
génesis (Durán and O’Ryan, 2019), que siguen la misma lógica pero difieren en los pasos
individuales a seguir.
Los procesos de BID, sin embargo, puede tomar una aproximación diferente. En vez de
comenzar por el problema a resolver se puede comenzar desde un fenómeno natural fas-
cinante para luego buscar en qué disciplina/reino aplicarlo. Para este paradigma, conocido
como solution-driven BID, existe un número mucho menor de metodologías propuestas
y se entiende que en general es un proceso más intuitivo que determinado por pasos se-
cuenciales. En palabras de Fayemi, Maranzana, Aoussat & Bersano:
Pareciera ser más complejo buscar una aplicación aleatoria a un fenómeno natural que un
fenómeno aleatorio a un problema específico. Pero en la práctica la variedad de problemas
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Figura 2.
Una de las fases más relevantes para el éxito de la propuesta es el [4] Scouting o búsqueda
de entidades complementarias. Para obtener resultados diversos es importante realizar
una búsqueda transversal de especies que cumplan con las prestaciones definidas en la
fase inicial de la investigación. Al igual como organismos de diferentes linajes pueden con-
vivir en simbiosis; Productos, servicios, sistemas o fenómenos conocidos y distanciados
tipológicamente pueden nutrir una solución basada en cooperación e integración. Para
esto se propone una búsqueda ampliada de referentes utilizando múltiples fuentes de in-
formación: Keywords utilizados en las publicaciones referidas a las prestaciones iniciales,
Clasificación Internacional de Patentes (CIP) para propiedades intelectuales y derechos de
autor, sumado a una búsqueda divergente de entidades que respondan a las prestaciones
iniciales. La pesquisa debe asumir que se encontrarán las referencias en organismos com-
plejos que no solo responderán a la prestación específica. De esa manera, el organismo a
fusionar no será la totalidad de la entidad sino aquel subelemento portador del beneficio
esperado.
La búsqueda de estas entidades complementarias no debe estar supeditada al mismo ám-
bito de acción original, en muchos casos, distintas categorías podrán brindar integracio-
nes inesperadas y con alto potencial de efectividad.
La fase siguiente corresponde a la [5] adaptación y fusión de los organismos seleccionados
desde la búsqueda de especies. Esta unión plantea un desafío de abstracción, composición
y configuración, propios de la disciplina del diseño. Durante esta etapa, las partes y fun-
ciones de los referentes independientes son integrados en una nueva entidad. La unión
de las entidades precursoras requiere de un proceso de resolución y prototipado iterativo
que aproveche las ventajas individuales en pos de lograr un beneficio común. El grado de
integración dependerá de las posibilidades complementarias de sus componentes. No es
necesario evidenciar los precursores de una nueva especie, solo permitir el complemento.
La última fase del modelo propone [6] la realización de evaluaciones comparativas de
los resultados generados. Si bien existen múltiples aproximaciones metodológicas, ins-
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trumentos de validación y estudios de usabilidad (Dumas & Redish, 1999), para esta pro-
puesta metodológica se simplifica el estudio a un análisis comparativo según los paráme-
tros expuestos en la fase 3. De esta manera se compara el producto de la fusión con los
antecedentes mejor calificados en la búsqueda del estado del arte.
Figura 3.
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Figura 4.
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Figura 5.
5.3. Extremidades
Las extremidades son aquellas partes articuladas del organismo que cumplen funciones de
locomoción. En el caso de Shelley, sus efectores no están diseñados para el desplazamiento
del organismo, sino para movilizar el agua a su alrededor, oxigenando el medio acuoso y
facilitando la distribución homogénea de los nutrientes existentes en el entorno. Permiten
la oscilación de la membrana de nanocelulosa, y por ende, el empuje hidrodinámico del
agua que rodea al organismo. Utiliza un pistón que, activado por el movimiento giratorio
de la hélice, se encarga de subir y bajar. Esta pieza tiene una longitud de 155 mm y se co-
necta desde el mecanismo de conversión del movimiento de la hélice hacia los pivotes que
movilizan el biofilm de nanocelulosa en la sección inferior del mecanismo (ver Figura 6).
En esta última fracción del sistema, el pistón transita su camino por dentro de una pieza
que funciona como “guía” de su recorrido. Ésta se trata de un paralelepípedo que se en-
gancha al sistema motor gracias a un encaje en su extremo superior. Sumado a esto posee
4 calados, uno en cada una de sus caras, en la mitad inferior de su altura. Éstos permiten
la conexión del pistón a las aletas de nanocelulosa.
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Figura 6.
Las membranas de irrigación están conformadas por biopelículas, superficies que gene-
ralmente recubren a un órgano, organismo o comunidad de organismos, permitiendo la
interacción de éste con su ambiente dependiendo de las características del tejido mismo.
En este caso, la membrana a utilizar, es un biofilm de nanocelulosa generada por la bacte-
ria Acetobacter Aceti. Esta biopelícula es producida por un consorcio de microorganismos,
quienes convierten nutrientes y azúcares presentes en su medio de cultivo en una red de
exopolisacáridos y filamentos de nanocelulosa.
Como se mencionó anteriormente, las láminas de biopelícula se ingresan por la parte
inferior del toroide y se fijan al sustrato que contendrá el material vegetal. La membrana
posee dimensiones que fluctúan entre los 120 y 140 mm de largo y 35 a 45 mm de ancho.
Estas membranas se conectan en su zona media con las extremidades, lo que permite que
el movimiento rotatorio de la hélice se convierta en un desplazamiento horizontal, gene-
rando el empuje del medio acuoso.
En relación al tipo de organismo vegetal a utilizar, debe cumplir ciertos requisitos: siste-
mas radiculares poco invasivos, poseer un crecimiento idealmente rastrero y consumir
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gran cantidad de agua. Bajo estas condiciones se decide utilizar Nasturtium Officinale,
comúnmente conocido como berro. Este organismo posee, en primer lugar, un crecimien-
to rastrero; es por esto que es común encontrarlas a las orillas de ríos y fuentes hídricas
generando una especie de manto vegetal. Además sus raíces son blancas y finas y al mismo
tiempo se trata de una planta subacuática que necesita de cierto nivel de inundación de
agua dulce para desarrollarse.
Shelley, como proyecto académico, sienta las bases para un nuevo sistema de cultivo autó-
nomo auto sustentable. Una forma de cultivar que no necesita de energía, que se sostiene
en su relación con el medioambiente y que basa su funcionamiento en un consorcio sinté-
tico-natural, donde ambas partes se nutren de los beneficios de la otra.
6. Conclusiones
Lo natural nos presenta un inigualable repertorio de ideas a las que podemos recurrir
cuando buscamos inspiración. La forma en que extrapolamos estas adaptaciones esta-
rá supeditada a nuestra capacidad de conectar ámbitos que parecen correlacionalmente
distantes pero que comparten desafíos y oportunidades. En este sentido, podemos apro-
vechar esta integración disciplinar como un mecanismo de innovación que reconoce en
el proceso de ensayo y error evolutivo un recurso analógico de inmenso valor al proceso
creativo.
Las múltiples aproximaciones que han hecho de la naturaleza su fuente de inspiración, se-
guirán avanzando, acortando las brechas disciplinares y abriendo campos de investigación
y desarrollo con un tremendo potencial. Es en este contexto en el que el desarrollo de una
metodología de resolución creativa que aprovecha, no solo la inspiración individual, sino
que se basa en los procesos evolutivos de cooperación e integración, nos abre oportunida-
des innegables de vinculación transdisciplinar.
Ha sido un proceso que requiere seguir refinando sus procedimientos y fases para acercar
estas metodologías a otros campos del conocimiento. Avanzar en brindar mecanismos de
resolución analógica será una manera de traspasar los límites impuestos por la tipología
del problema a resolver.
La ideación basada en simbiosis surge y se ha establecido como un modelo de trabajo
en proyectos de título con estudiantes de Diseño, en ejercicios asociados a proyectos de
divulgación científica con los estudiantes del taller Lowtech y Ciencia UC de la Escuela de
Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y como un modelo que avanza hacia
validaciones disciplinares integrando nuevos mecanismos de interacción interespecíficas
positivas existentes en el mundo natural.
En la actualidad estamos en el desarrollo de una plataforma que caracterice las adaptacio-
nes biológicas y permita conectar estas prestaciones en nuevas soluciones generadas desde
la integración interespecies.
Somos simbiontes en un ecosistema simbiótico y, al observar en detalle, podemos reco-
nocer que la cooperación es un fenómeno omnipresente y catalizador de la innovación
evolutiva.
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Bibliografía / Referencias
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Abstract: The origin of ideas depends in many cases on the analogue capacity assumed by
the designer to extrapolate the qualities from the source of inspiration. When this inspira-
tion comes from the natural, we recognize it as Biologically Inspired Design.
This article presents a summary of these approaches, together with the potential of Design
Based on Symbiogenesis as a model that, in addition to recognizing the value of biological
analogy, incorporates evolutionary dynamics associated with the origin of species through
cooperation and integration through symbiosis.
Resumo: A origem das ideias depende, em muitos casos, da capacidade analógica assumi-
da pelo designer de extrapolar as qualidades da fonte de inspiração. Quando essa inspira-
ção vem do natural, nós o reconhecemos como um design inspirado na biologia.
Este artigo apresenta um resumo dessas abordagens, juntamente com o potencial do De-
sign Based on Symbiogenesis como um modelo que, além de reconhecer o valor da analo-
gia biológica, incorpora a dinâmica evolutiva associada à origem das espécies por meio da
cooperação e integração, por meio da simbiose.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
(1)
El doctor Carlos Fiorentino es docente, investigador y profesional del diseño, nacido en
Argentina y arraigado en Canadá desde 2006. Su trabajo de doctorado en la Universidad
de Alberta fue dedicado a las teorías del biocentrismo, la biomimesis, y estudios de color
estructural (2020). El Dr. Fiorentino es docente de diseño en la Universidad de Alberta y
la Universidad Grant MacEwan en Canadá. También ha trabajado profesionalmente en el
campo de la comunicación visual por casi treinta años, y ha sido parte de varios grupos de
investigación en el área digital de las ciencias sociales y humanidades. El Dr. Fiorentino es
co-fundador y miembro activo de Biomimicry Alberta, y asesor del Comité de Educación
sobre la Sustentabilidad para la Universidad Grant MacEwan y del Consejo para la Susten-
tabilidad de la Universidad de Alberta. En quince años de carrera académica, recibió cerca
de cuarenta premios y distinciones por sus estudios, investigaciones y su trabajo docente.
El Dr. Fiorentino ha publicado un gran número de artículos académicos y contribuido
a cinco libros vinculados al diseño, así como también ha presentado en mas de cuarenta
congresos y simposios internacionales.
(2)
Kira Hunt es técnica profesional en paisajismo, ha trabajado en proyectos de diversos
gobiernos municipales y parques de Canadá, especializándose en interpretar el patrimo-
nio cultural en temas de urbanismo. Por más de una década su trabajo y proyectos per-
sonales le han permitido profundizar su conocimiento sobre comunidad, tecnología y las
artes aplicadas. Kira Hunt posee una certificación de Biomimicry 3.8 como especialista en
biomimesis. Como miembro activo de Biomimicry Alberta, Kira Hunt ha promovido y
diseminado el diseño inspirado en la naturaleza y la disciplina de la biomimesis en Canadá
e internacionalmente.
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
Introducción
Luego de más de dos décadas desde que el término empezó a ser usado en referencia al
diseño inspirado en la naturaleza, la biomimesis o biomimicry (de bios = vida, y mimesis =
imitar) (Benyus, 1997), ha ido estableciendo una metodología de diseño centrada en ob-
servar la biología como fuente de conocimiento. Así mismo ha ido estableciendo su campo
teórico alrededor de conceptos como la bio-afiliacion (biophilia) (Wilson, 1984) y el diseño
regenerativo (Wahl, 2016) entre otras ideas. Aun así, la biomimesis no es considerada una
disciplina todavía, o en el mejor de los casos soló como una disciplina emergente. La epis-
temología de la biomimesis es un proyecto en ejecución, una disciplina en construcción.
El surgimiento de la biomimesis ha acompañado a las disciplinas del siglo XXI –y a las
disciplinas de diseño en particular– en la necesidad de formas sustentables de creación,
implementación y producción. La necesidad de resultados de diseño más sustentables
implica acaso enfoques de diseño más revolucionarios y radicales. Conceptos como la
bio-afiliación (biophilia), bio-inspiración y el diseño bio-informado han surgido y pros-
perado en los últimos años como respuesta ante estas necesidades de cambio en la teoría y
la práctica de las disciplinas de diseño, y han sido activados por ejemplo, por la elocuencia
y elegancia del discurso de la biomimesis a través de voces referentes como Janine Benyus,
sus colegas del Biomimicry Institute, y los “biomimics” de todo el mundo que utilizan este
enfoque biocéntrico de diseño.
Para contextualizar la biomimesis como una disciplina emergente desde una perspectiva
epistemológica, preguntas básicas como “¿qué podemos saber a través de la biomimesis?”
y “¿cómo podemos conocer la disciplina?” son pasos cruciales para comprender el pasado,
presente y posible futuro de esta disciplina emergente relacionada con el diseño. Esto tam-
bién implica analizar el contexto en el que surge la disciplina como una respuesta a los
paradigmas generales y dominantes.
Ergon Guba en The Paradigm Dialog definió a los paradigmas como “un conjunto de
creencias básicas que guían las acciones” (Guba, 1990, p. 17). Janine Benyus propone a
través de la biomimesis no sólo un conjunto de creencias básicas –por ejemplo, en el in-
genio de la naturaleza, en la selección natural y en el poder de la evolución– sino también
un nuevo ángulo para entender nuestra presencia biológica en el planeta y para recalibrar
nuestro rol como especie y como una parte armónica de los ecosistemas (Benyus, 1997).
El cambio de ángulo propuesto a través de la biomimesis está impulsando una transfor-
mación, un cambio de mentalidad y un cambio de paradigma de diseño. Nuestra cosmo-
visión actual está dominada por tres paradigmas de conocimiento generales: post-po-
sitivismo, idealismo crítico y constructivismo (Guba & Nielsen, 1990). No es una tarea
simple ubicar la biomimesis dentro de los límites de estos paradigmas, ni clasificarla bajo
ninguna etiqueta disciplinaria (ecologismo, ecodiseño, etc.). En cambio, la idea de jugar
un rol dentro de un “diálogo de paradigmas” de conocimiento abierto que pueda aplicarse
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
pragmáticamente a múltiples disciplinas (Lincoln & Guba, 2000), parece ajustarse mejor
a los principios de la biomimesis. Este punto de vista puede quizás describirse como parte
de una visión posterior al “postmodernismo”, como sugieren algunos intelectuales.
El periodo previo de industrialización, a partir del cual el campo del diseño ha evolucio-
nado, ha llevado a una crisis mundial evidenciada por el cambio climático, la desigualdad
social, la inseguridad energética, alimentaria y de acceso a agua potable, entre otros pro-
blemas globales de la actualidad. Históricamente, el diseño ha sido un instrumento de
progreso y un medio para la concreción de los modelos actuales de desarrollo, basados
básicamente en el crecimiento económico. Todos los sistemas, artefactos, productos, au-
tomóviles, maquinarias, edificios, ciudades, todo el mundo material y artificial que nos
rodea ha sido diseñado intencionalmente por el ser humano. No obstante, los recursos
naturales se están agotando. Aquí hay que entender que los materiales creados, los pro-
cesos de fabricación para crear materiales y la energía demandada por esos procesos son
consecuencia de un mundo diseñado por el ser humano. Esta realidad hace que los dise-
ñadores, con o sin intención, sean altamente responsables del estado actual de las cosas y,
al mismo tiempo, actores influyentes para generar una etapa de cambio. Por lo tanto, el
mundo post-industrial, el mundo post-carbono del siglo XXI exige respuestas evolutivas
en el campo del diseño que promuevan la innovación y el cambio radical. Este es el con-
texto en el que, casi al borde del abismo se sitúa la biomimesis. Muchos pensadores, entre
ellos David Orr (2002), Paul Hawken (1994) y Tony Fry (2017), coinciden en sugerir que
hay sólo dos opciones desde la perspectiva del diseño: cambios producidos por un proceso
de diseño proactivo o cambios de diseño reactivos forzados por desastres.
Estudiar una epistemología de la biomimesis implica comprender las circunstancias que
conducen a los principios resumidos por Janine Benyus (1997), así como a su fuente de
racionalidad y empirismo. Generaciones de pensadores –escritores, eruditos, científicos y
filósofos– han precedido a Benyus en la comprensión de cómo funciona la naturaleza y
cómo se puede aplicar al ingenio humano; por ejemplo la interpretación aristotélica del
universo y las fuerzas naturales. Aristóteles estaba convencido que la naturaleza no hace
nada sin un propósito, idea que se alinea con muchos de los principios considerados por la
biomimesis. Las fuentes que inspiraron a Benyus en la creación de un punto de vista epis-
temológico para la biomimesis fueron la generación de ambientalistas y ecologistas que
surgió en el siglo XX, entre ellos Rachel Carson y su libro destacado Silent Spring (1962),
el Biólogo E. O. Wilson, autor de Biophilia: The human bond with other species (1984), y
Paul Hawken, autor de The Ecology of Commerce (1994). Estos influyentes pensadores se
mencionan en el libro Biomimicry: Innovation Inspred by Nature (Benyus, 1997).
La biomimesis como disciplina emergente ha tenido predominantemente un enfoque ob-
jetivo, como parte de la cosmovisión que fundamentalmente deriva de las corrientes del
positivismo y el modernismo (Guba, 1990). Este enfoque es ya conocido en las ciencias,
en la ingeniería y en la tecnología como un enfoque utilitario. Pero la biomimesis puede
ser también entendida desde otros ángulos menos convencionales y quizás más subjetivos.
Como parte del espectro general del diseño bio-inspirado, la biomimesis puede revelar
ámbitos novedosos para la discusión especulativa. Por ejemplo, desde la perspectiva de la
ecología humana, la biomimesis puede relacionarse con diferentes teorías derivadas de la
antropología, la sociología la psicología, y la ciencia.
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
Bioafiliación
La teoría de la bio-afiliación o biophilia (Wilson, 1984) propone enfatizar nuestra “inhe-
rente inclinación del ser humano a afiliarse con los sistemas y procesos naturales, especial-
mente la vida y las cosas vivas fueran del entorno humano” (Kellert, Heerwagen, & Mador,
2008, p. 3). La teoría de la bio-afiliación se soporta en evidencia científica que demuestra
que el contacto físico con la naturaleza tiene un fuerte efecto positivo sobre los seres hu-
manos, en términos de curación de enfermedades, productividad en el trabajo, etcétera
(Montana-Hoyos & Fiorentino, 2015).
Deep Ecology
Deep Ecology –ecología profunda– considera la vida humana como uno de tantos otros
componentes igualmente importantes dentro de un ecosistema global (Kellert y otros,
2008). Dentro de la ecología humana hay una corriente de pensamiento autoconsiderada
radical (Radical Human Ecology) que comparte los valores de la ecología profunda, pero
además propone una interpretación cosmológica del rol que los humanos cumplen en el
planeta, como “guardianes” del “hogar” donde vivimos (McIntosh, 2012), para protegerlo
y no explotarlo como recurso para nuestras necesidades exclusivas. Estos conceptos –Ra-
dical Human Ecology, Deep Ecology– se alinean filosóficamente con lo que podríamos
hoy considerar ideas pos-humanistas (Bennett, 2010) adoptadas por la biomimesis.
Autopoiesis
Autopoiesis1 es el nombre de una teoría introducida por dos científicos chilenos, Ma-
turana y Varela, en los años 60. Propone que los ecosistemas y todos los seres vivos que
los componen funcionan como mecanismos que se “auto-organizan” para mantener una
forma en particular, independientemente de la combinación de materiales con la que inte-
ractúan, a través de auto-regulación y auto-referencia. Esto es relacionado a menudo con
los principios de la resiliencia, la segunda ley de la termodinámica, y esta en sintonía con
los patrones y principios de la naturaleza propuestos por la metodología de la biomimesis
(Life Principles).
Affordances
Otra teoría relevante para integrar teoría y practica del diseño con los principios de la
naturaleza es la propuesta por Gibson (1977) llamada “Theory of Affordances”2, también
alineada con las ideas evolutivas de E.O. Wilson, las cuales atenúan las divisiones entre el
comportamiento humano, la cultura, y el instinto natural. La teoría reflexiona sobre como
las características de los objetos y un determinado contexto permiten que los animales (y
por extensión también los humanos) se comporten y ejecuten acciones, enmarcadas en
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
la relación con ese objeto y su entorno (Gibson, 1977). En otras palabras, los elementos
inanimados, los materiales y el medioambiente que nos rodea (diseñados o no), modifican
nuestro comportamiento en una suerte de intercambio de información. Es un concepto
muy atractivo para el diseño, ya que con este razonamiento un producto bien diseñado
puede “comunicar” efectivamente su propósito al “usuario” de ese producto de una forma
“natural”.
Biocentrismo
El biocentrismo se puede entender como una perspectiva ética que extiende valor in-
herente a todas las formas vivas, no sólo los humanos, con el propósito de contribuir a
un futuro sustentable. Este concepto tiene raíces filosóficas en el biocentrismo igualitario
(Sterba, 2011; Taylor, 1983), y coincide con la teoría de la bioafiliación y la visión de varios
intelectuales de las ciencias sociales y la ecología, en que hay una inclinación fundamental
en el ser humano por apreciar la naturaleza (Kant, 1999; Leopold, 1970: Naess, 1973: Orr,
2002).
Constructal Laws
La teoría conocida como Constructal3 Laws (Bejan y Zane, 2012) se basa en las leyes de
la física –específicamente la termodinámica, al igual que la autopoiesis, al observar como
los sistemas naturales tienen la capacidad de auto-organizarse en respuesta a fenómeno
naturales como la entropía. En particular esta teoría analiza la similitud de patrones vi-
suales observados entre elementos animados e inanimados en respuesta a las leyes de la
física. Estos patrones de auto-organización responden a la manera en que los elementos y
la energía fluyen en la naturaleza.
Diseño Regenerativo
Daniel Wahl en su libro Designing Regenerative Cultures (2016) propone transformar las
actuales practicas antropocéntricas de diseño en prácticas regenerativas y eventualmente
integradas con la naturaleza (Wahl, 2016). Esto implica una orientación hacia el biocen-
trismo como una forma de transición entre un estado de las cosas degenerativo hacia un
estado regenerativo, que restablezca los principios elementales para sostener el progreso
humano sin comprometer la vida en el planeta y, eventualmente, transformar la practica
del diseño en un campo disciplinario integrado con la naturaleza. En el punto de inflexión
hacia esta transición descripta por Wahl, se ubican las disciplinas emergentes como la
biomimesis.
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
Cada uno de estos 6 bioprincipios tiene subcategorías que proveen más detalles sobre los
patrones encontrados en la naturaleza.
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
de fuerzas según sea necesario. Las fibras del hueso están organizadas de una forma que
maximizan la resistencia, mientras que las áreas huecas del hueso reducen el peso (Gibson,
Ashby, Harley, 2010).
Los humanos tendemos a exagerar la aplicación de ingeniería para garantizar la seguridad
de estructuras, artefactos, etc. Aún si sólo una porción de la estructura de una viga necesita
soportar una carga extra de peso, la viga entera será diseñada para esa especificación máxi-
ma. Nuevos análisis hechos mediante software 3D y un mejor entendimiento de soluciones
estructurales observadas en la naturaleza permiten hoy a los ingenieros predecir el estrés
y optimizar propiedades mecánicas de los materiales (Ngoc San Ha, Guoxing Lu, 2020).
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
Este enfoque, patrones y principios descriptos hasta aquí, permitieron que la biomimesis
construya una metodología propia que combina el método científico con el proceso de
diseño. Debido a una permanente evolución del rigor y la tangibilidad de sus resultados,
hoy la biomimesis comienza a ser apreciada como una disciplina emergente, reconocida
por su potencial para liderar hacia la innovación sustentable (Kennedy y Marting, 2016).
Las funciones en la biomimesis son lo que un organismo natural o un ecosistema hace: los
tentáculos de un escuálido se curvan, un organismo crece, un bosque se desarrolla; curvar,
crecer y desarrollarse son funciones, son objetivos a lograr. Cuando buscamos soluciones
en el mundo natural, puede ayudar hacerse la pregunta “Como haría (tal acción) la natu-
raleza?” y así buscar esas palabras clave para encontrar modelos naturales a seguir.
Por ejemplo, un cliente puede necesitar mejorar un producto –una bombilla de luz, por
caso. No tiene sentido preguntar “cómo haría la naturaleza una mejor bombilla de luz?”
En vez, la pregunta debería ser “cómo crea luz la naturaleza?,” lo cual facilita la manera de
buscar ejemplos en el mundo natural. Esta pregunta puede derivar en observar las luciér-
nagas, o ciertas especies de hongos, o especies de peces de las profundidades del océano,
entre otros ejemplos de bioluminiscencia. Si el objetivo es encontrar un nuevo material
para reemplazar el vidrio de la bombilla de luz, una pregunta más relevante seria “cómo
genera transparencia la naturaleza?”, y aquí encontraremos ejemplos en mariposas de alas
transparentes como la “Glasswing Butterfly” (Greta oto), o en pulpos translucidos (Vitre-
ledonella richardi), y medusas (Turritopsis dohrnii).
Una completa lista de funciones puede ser encontrada en la taxonomía propuesta por la
biomimesis (Biomimcry Taxonomy, Biomimicry 3.8, 2021). Esta herramienta provee una
lista de términos que describen funciones biológicas y tecnológicas que permiten “tradu-
cir” soluciones como las mencionadas en los ejemplos anteriores. Una vez formulada la
pregunta adecuada, y escrita en forma de “cómo la naturaleza haría tal cosa?”, esta podría
ser utilizada en herramientas de búsqueda como Google para encontrar más referencias
en la literatura disponible. Verbos y frases como “crear luz” y adjetivos como “transpa-
rente” pueden ser usados como palabras clave para buscar en bases de datos biológicas,
incluida AskNature.org, Web of Science, etcétera, y luego expandir la búsqueda a fuentes
bibliográficas, publicaciones académicas y científicas.
Conclusión
La biomimesis puede ser una herramienta poderosa para el futuro del diseño. Una disci-
plina emergente que puede inspirar a los diseñadores a aprender de la naturaleza con un
modelo basado en la cooperación y el mutualismo, las sinergias y los ciclos observados en
los ecosistemas y organismos vivos. La biomimesis, no sólo trata de emular la forma o fun-
ción de la naturaleza (como lo hacen otras disciplinas de diseño inspiradas en lo biológico),
sino que imita el comportamiento, los procesos y los sistemas, con un fuerte enfoque en
soluciones que son conducentes y respetuosas con la vida. Ofrece también un conjunto
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de herramientas conceptuales para enriquecer el proceso de diseño, así como guías para
desarrollar mejores materiales y artefactos, mejorar los sistemas y crear las condiciones
que conducen a mejores patrones de comportamiento. Desde un punto de vista episte-
mológico, la biomimesis parece llenar los vacíos o carencias transicionales entre fases de
paradigma y, asimismo, colabora para lograr formas de pensamiento y conocimiento más
inclusivas y conciliatorias para las disciplinas del diseño. El surgimiento de la biomimesis
es parte de una transición hacia una fase previa al paradigma en la cual todavía no hay
consenso sobre ninguna teoría en particular (Guba, 1990). Esta fase se caracteriza bási-
camente por la fragmentación de ideas y enfoques, y la combinación de teorías incom-
patibles e incompletas, que pueden abrir nuevos espacios de diálogo para la discusión y
la generación de conocimiento. La adopción de la biomimesis en otros campos discipli-
narios, y la influencia de otras epistemologías, puede proporcionar orientación teórica y
metodológica a esta disciplina emergente. Para finalizar, y como premisa fundamental, la
biomimesis también puede desempeñar un papel vital en un cambio de paradigma que
favorezca un diseño que facilite la sustentabilidad.
Notas
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Carlos Fiorentino y Kira Hunt Biomimicry: una epistemología en construcción
Abstract: Biomimicry is not considered a developed design discipline yet, even with a
methodology and supporting theories well established. In most cases, biomimicry is only
considered an emerging discipline. The epistemology of biomimicry is a project under
development, a discipline under construction. This article proposes a brief review on con-
ceptual and contextual aspects of biomimicry, a review on its methodological content, and
an analysis of present and possible future of this emerging discipline.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
Resumen: Los cambios técnicos en la industria gráfica a comienzos del siglo XX dieron
lugar a múltiples transformaciones, tanto en los impresos en sí mismos, como en los pro-
cesos productivos, y en los perfiles profesionales vinculados con ellos. Uno de los roles
más afectados fue el de los tipógrafos, que pasaron de protagonizar uno de los puestos
más prestigiosos del oficio gráfico, a operar una máquina que resolvía de manera mecá-
nica muchas de sus habilidades. En nuestro país, el Instituto Argentino de Artes Gráficas
(IAAG) fue un espacio de reflexión y debate en torno a estos cambios, que iban a dar lugar
años más tarde a la conformación del campo del diseño.
Palabras clave: tipografía - artes gráficas - diseño gráfico - impresión - arte e industria -
IAAG (Instituto Argentino de Artes Gráficas).
(1)
Magister en Diseño Comunicacional y Diseñadora Gráfica por la FADU, UBA. Profesora
titular en la Universidad Nacional de Lanús y en la Universidad Torcuato Di Tella. Docente
de grado y de posgrado en la FADU, UBA. Coordinadora Académica de la Licenciatura en
Diseño y Comunicación Visual (UNLa). Directora del Laboratorio de Diseño (LaD) del
Departamento de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Lanús. Investigadora en
historia del diseño y cultura gráfica local.
En los primeros años del siglo XX se escenificaron una serie de cambios paradigmáticos
en los campos confluyentes de la industria, las artes aplicadas y los oficios. Los procesos
de industrialización que se venían desarrollando a lo largo del siglo XIX se aceleraron en
las primeras décadas del nuevo siglo, e impactaron fuertemente en aquellas actividades
que perderían irremediablemente su impronta artesanal para reconvertirse a la dinámica
industrial. Estas transformaciones, marcadas por las innovaciones técnicas y los nuevos
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
modos de producción de objetos y formas, iban a dar paso a la conformación del campo
de diseño moderno.
Dentro de ese espectro, el oficio gráfico fue una de las especialidades que pasó tempra-
namente por su propia transformación de las tradicionales “Artes Gráficas” al régimen
de gran industria. A lo largo de este proceso, distintos actores involucrados –cámaras in-
dustriales, asociaciones sindicales, instituciones educativas, empresas y profesionales del
oficio– iban a protagonizar debates, reflexiones y acciones en busca de soluciones supe-
radoras a los cambios que los acuciaban. En el contexto local, el Instituto Argentino de
Artes (IAAG), fundado en 1907 en Buenos Aires, fue una institución pionera en la puesta
en circulación de ideas y discusiones, así como en el trazado de acciones de formación y
actualización de los trabajadores gráficos, que enfrentaban con incertidumbre una profe-
sión en plena transformación.
Entre los perfiles que más se vieron afectados por las nuevas formas y lógicas de produc-
ción estaban los tipógrafos; si bien la composición de los textos fue el último proceso del
sistema técnico gráfico en mecanizarse por completo ya que, a diferencia de otros roles
laborales de la gráfica, conservaba aún una impronta manual que se presentó más difícil
de reemplazar por la máquina (Barbier, 1990). Esta particularidad tiene profunda relación
con las características propias de la especialidad, y es una de las claves para comprender
cómo la larga tradición de ese oficio se reconvirtió durante el siglo XX a una nueva profe-
sión con nombre propio: el diseño gráfico.
Desde fines del siglo XIX se asistía, en todo el mundo, a una mecanización creciente de las
técnicas gráficas que habían sido tradicionalmente manuales. En Argentina, sobre todo a
comienzos del siglo XX, este proceso seguía el ritmo de los avances internacionales a través
de las casas proveedoras de máquinas e insumos gráficos que importaban sin demoras las
novedades del mercado europeo y norteamericano1.
La clave para comprender en profundidad las características de las transformaciones téc-
nicas en el campo gráfico y su impacto en las prácticas mencionadas, es considerar el
conjunto como sistema técnico, en los términos que propone Frédéric Barbier (1990).
Las innovaciones en las técnicas de reproducción de impresos que se suceden a lo largo
del siglo XIX –que el autor estudia centralmente en Europa y Estados Unidos en tanto
productores de estas tecnologías–, conforman una estructura lógica de elementos inter-
dependientes, que superan la mera sumatoria de los mismos, generando movimientos y
transformaciones que no pueden ser comprendidos si se focaliza en forma aislada en los
cambios que experimenta cada técnica en particular. Asimismo, como componentes de
este sistema debemos considerar no sólo los elementos y procesos técnicos en sí mismos
–las maquinarias, tecnologías, procesos y materiales–, sino también los modos y lógicas
de organización de la producción, incluyendo las prácticas laborales que sus actores des-
pliegan. Este funcionamiento como sistema determina que la estructura técnica de cada
momento histórico dado, presente las características de totalidad, transformación y au-
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
elemento que debió adaptarse, mediante la forma curvada, al cilindro de impresión, para
lograr aprovechar el aceleramiento obtenido por el movimiento cilíndrico. En principio
este problema fue resuelto por el invento de la estereotipia: un molde “a la pasta”, es decir
en base a un cartón lo suficientemente flexible como para tomar la forma presentada por
la rama tipográfica en relieve, y luego curvarse permitiendo realizar a partir de este molde
un colado de metal resistente para ser colocado en el cilindro impresor. Las prensas que
aplicaron este sistema incorporaron además la alimentación de papel a bobina, y también
la impresión simultánea de ambas caras del papel, acelerando exponencialmente la capa-
cidad de impresión, que pasó de alrededor de 1500 pliegos por hora como máximo, en una
prensa mecánica de alimentación manual, a 10.000 pliegos en las rotativas de mediados
del siglo XIX; y hacia fines de siglo, las prensas fabricadas por Hoe llegaron a una produc-
ción de 24.000 copias cortadas y plegadas por hora (Twyman, 1998).
Todas estas innovaciones fueron desplazando las tareas en manos de operarios en favor de
la fuerza motorizada: la alimentación manual del papel, el entintado mediante las balas o
tampones que movían los operarios sobre la forma para cubrirla suficientemente de tinta
de impresión, el movimiento de presión sobre la forma que realizaban los “osos” en el
viejo sistema ideado por Gutenberg, y aún la recuperación y apilado de las hojas ya impre-
sas fueron operaciones reemplazadas por los distintos mecanismos de las nueva prensas
industriales que integraban en un complejo conjunto todos estos pasos (Gaskell, 1999, p.
6). Pero el aceleramiento de la producción no pudo completarse hasta el desarrollo del
último paso que terminó de transformar todo el sistema: la obtención de la forma impre-
sora, compuesta mediante la linotipia. Este nuevo mecanismo causó el gran impacto que
aceleró los tiempos de producción, sobre todo en la prensa periódica, al resolver de forma
mucho más rápida una tarea que hasta el momento no había podido ser realizada por una
máquina: la composición de los textos para el armado de la forma tipográfica.
Hasta entonces, la velocidad de todos los procesos se frenaba en el momento de la confec-
ción del original: los tiempos en ese punto dependían de la destreza manual de los cajistas
–los “monos”–, que debían tomar con una mano, uno por uno, los tipos ubicados en las
cajas del burro tipográfico o chivalete, para formar las líneas de texto “en espejo” en un
componedor que sostenían en la otra mano. Estas líneas una vez completas se colocaban
en la galera –plancha de metal, en general hierro, donde se ubicaban las líneas que confor-
maban una página– para completar finalmente la forma impresora –la rama tipográfica–
que se colocaba en la prensa. La nueva máquina de linotipo en cambio, integraba varias
de estas operaciones basándose en la idea central de combinar dos grandes procesos que
habían estado históricamente separados: la fundición y la composición de los tipos. Su
inventor, Ottmar Mergenthaler –un alemán asentado en los Estados Unidos–, reunió una
serie de inventos parciales que se habían estado desarrollando (imagen 1). En primer lugar
el teclado sería el artefacto clave para reducir los tiempos en la selección de los tipos que
componían un texto. Luego la operación de justificación de las líneas resolvía, a través de
un sistema de espacios de cuña, el espaciado automático de las palabras y el ajuste unifor-
me de las líneas. Finalmente, el aporte más importante del nuevo invento consistía en un
circuito de transporte de matrices que solucionaba el problema de la distribución de los
tipos, que había convocado infructuosos intentos anteriores. En la máquina de linotipia
eran las matrices –y no cada uno de los tipos móviles–, las que el operador seleccionaba
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Imagen 1. Segunda
máquina de Linotipo
fabricada por Ottmar
Mergenthaler.
Colección Harris &
Ewing, Biblioteca del
Congreso, Washington,
D.C. (Fuente
britannica.com)
mediante el “tipeo” del teclado. Éstas eran almacenadas en unas recámaras situadas en-
cima del teclado; al pulsar el operador la tecla de una letra, la matriz correspondiente se
soltaba y caía en el componedor en el lugar previsto, repitiéndose este movimiento para
cada caracter que integraba una línea de texto. Una vez completa, se realizaba la justifica-
ción de la línea y automáticamente era trasladada al sector de la máquina que realizaba
la fundición, mediante la cual se obtenía una línea entera de texto fundido2. Por último,
mediante un brazo mecánico las matrices ya utilizadas volvían a ser distribuidas cada una
a su lugar en la recámara de almacenaje, gracias a su identificación mediante un sistema
de muescas diferenciadas por cada caracter.
Esta innovación, que dinamizó en forma completa los procesos de composición, afectó
sustancialmente los perfiles laborales ligados a esta etapa del proceso gráfico, integrando
y simplificando operaciones hasta entonces distribuidas en distintos roles especializados,
a la vez que quintuplicó la velocidad de producción en esta área3. El rol más afectado fue
en primer lugar el del cajista o tipógrafo, quien componía el texto a reproducir mediante
la selección uno a uno de los tipos móviles, y realizaba la tarea de justificación en forma
manual. Pero en los grandes talleres –sobre todo los dedicados a la prensa periódica– era
común también la participación de un oficial corrector, encargado de verificar las pruebas
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o galeradas, que consistían en una primera impresión de la forma ya compuesta para po-
der corregir el texto en el sentido correcto de lectura, tal como saldría impreso. En general
este rol lo ocupaba un tipógrafo de mucha experiencia y sólida formación, ya que requería
capacidades de corrección ortográfica y gramatical, y significaba un cargo de mayor jerar-
quía. También existía en algunos talleres el perfil del ajustador, que terminaba de preparar
la forma impresora una vez corregida, acomodando los márgenes de ser necesario, termi-
nando de fijar los tipos y los espaciados, y verificando que todo quedara bien ajustado para
su colocación en la prensa o para el proceso de estereotipia. En el último paso del proceso
participaban los obreros armadores, que finalmente colocaban la rama tipográfica en la
prensa. Además de los roles mencionados, muchos talleres tenían también un supervisor
del trabajo de composición, tarea que desempeñaban los capataces o regentes (Badoza,
1990, p. 68).
Si bien en muchos casos, y sobre todo en los talleres pequeños, todas estas tareas eran
concentradas en una misma persona, en estructuras más grandes se daba una suerte de
división del trabajo interna entre los tipógrafos, que se especializaban en una de estas ta-
reas de acuerdo a sus habilidades, conocimientos y experiencia, y también según sus prefe-
rencias personales. Así por ejemplo algunos se especializaban en la composición de “línea
tirada”, es decir bloques de texto uniforme. Otros se dedicaban a la composición de títulos
y formas especiales, o la composición de “remiendos”, como se denominaba a las piezas
gráficas que reunían diversas variables tipográficas, misceláneas, viñetas e imágenes, ya
que la información requería diferenciaciones significativas de los distintos contenidos y
niveles de lectura del impreso –por ejemplo para el caso de avisos comerciales, carteles,
etc.–. Aún dentro del ámbito de la producción editorial, también existían diferencias en
el expertise y destreza necesarias para la composición de distintos tipos de publicaciones:
los diarios, por su diagramación estandarizada, requerían menos conocimientos de las
reglas tipográficas más complejas y sutiles que demandaban en cambio muchos libros o
ediciones especiales (Bil, 2007, p. 67)4.
El proceso de integración de operaciones que introdujo la linotipia provocó el borramien-
to de algunos de estos diferentes niveles de expertise, y la paulatina pérdida de algunos
gestos, prácticas y saberes de los obreros tipógrafos, que asistieron en algunos aspectos
a una descalificación de su trabajo (Bil, 2007, pp. 71-73). Los operadores de las nuevas
máquinas necesitaban menos conocimientos para resolver las mismas tareas que en la
etapa manual requería saberes y destrezas específicas, que además suponían un período
de aprendizaje en el cual el aprendiz iba adquiriendo progresivamente los conocimientos,
destrezas y también el “espíritu” del oficio tipográfico. En cambio la técnica de la linoti-
pia demandaba centralmente la destreza del tipeo del teclado, aunque no se perdían las
capacidades más intelectuales requeridas para la transcripción de los textos del original.
Por esta situación la incorporación de esta técnica fue muy resistida en un principio por
el gremio tipográfico, que exigió que los nuevos puestos de linotipista fueran ocupados
por tipógrafos con un mínimo de cuatro años de experiencia. Pretendían de esta forma
impedir el desplazamiento de los tipógrafos de oficio por nuevo personal con menos ex-
periencia y calificación.
Se debe tener en cuenta de todos modos que esta nueva técnica no reemplazó por com-
pleto la composición manual, que continuó en uso en muchos talleres durante las décadas
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
siguientes para la realización de trabajos más específicos, que requerían aún de la “mano
y el ojo” del tipógrafo tradicional. Pero lo cierto es que se asistía a una progresiva trans-
formación del sistema técnico que derivaría finalmente en la modificación total del rol
del tipógrafo. Estas fuertes integraciones operativas eran parte de un proceso que iba a
provocar otras fusiones conceptuales y funcionales de los perfiles gráficos.
En la industria gráfica local se venía dando este proceso de transformación desde media-
dos del siglo XIX, al ritmo del crecimiento de la actividad económica, política y cultural
del país en proceso de conformación en una nación moderna. A partir de las últimas dé-
cadas del siglo XIX y las primeras del XX estos procesos de modernización se aceleraron,
dando lugar a un período que recibió distintas denominaciones –período de la “Argentina
agroexportadora”, del “régimen oligárquico o conservador”, o también conocido en algu-
nos casos como la “edad de oro” de la Argentina–, y que coincidente con la celebración
del centenario de la Revolución de Mayo, se caracterizó por un importante impulso de
crecimiento y expansión del país (Lobato, 2010, p. 11).
En cuanto al campo intelectual y cultural, el grupo que lideró este proceso y que dio sus-
tento ideológico a la clase dirigente de ese período, se conoce como “la generación del ‘80”.
Entre las políticas modernizadoras que impulsaron, una de las más importantes como fac-
tor de promoción de la producción impresa fue la sanción de la Ley de Educación Común
Nº 1420, en el año 1884. Esta ley, base de todo el sistema educativo argentino, estableció
la enseñanza obligatoria, gratuita y laica, instalándose como instrumento de igualación
social y cultural de las diferencias planteadas –entre otras razones– por la inmigración,
bajo el paraguas de una “identidad nacional” en búsqueda de consolidación. Por otro lado,
la creciente actividad institucional y administrativa derivada de los procesos políticos de
centralización del Estado también fueron factores que impulsaron la demanda de impre-
sos en forma de documentación oficial, papelería administrativa, y también papel moneda
y sellos postales. Asimismo, el aumento del movimiento económico, además de dinamizar
la actividad en general, solicitó productos impresos específicos, tales como la papelería y
la publicidad comercial. A su vez, los nuevos públicos lectores, tanto de libros como de
publicaciones periódicas, también se expandieron al ritmo del aumento demográfico por
la inmigración y el crecimiento de los grandes centros urbanos (Szir, 2011).
Este escenario impulsó la expansión de la producción gráfica, que fue dejando de lado las
prácticas artesanales del oficio de la impresión, para pasar en algunos casos a modalida-
des de producción industrial a escala masiva, con la conformación de grandes empresas
gráficas. Este proceso se había iniciado a mediados del siglo anterior, en una carrera mar-
cada por hitos como la introducción al país de la primera impresora a vapor en 1841, o
la creación de la Fundición Nacional de Tipos de Imprenta en 1871, que contribuyeron
a habilitar progresivamente la producción a escala industrial. En el mismo proceso, se
multiplicaron los talleres gráficos y la cantidad de obreros empleados en ellos: de 12 es-
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
tablecimientos gráficos –diez imprentas y dos litografías– que se registran en el año 1855
en el Almanaque comercial y guía de forasteros para el Estado de Buenos Aires publicado
por el diario La Tribuna, pasan a contarse en el ámbito de Buenos Aires 111 imprentas y
27 litografías en el año 1895, que empleaban un total de 2730 trabajadores entre estos dos
rubros, según el Segundo Censo de la República Argentina (Ugarteche, 1929, pp. 334-336).
Esta expansión, acompañada por la progresión técnica hacia la automatización gráfica,
continuó de manera sostenida durante las primeras décadas del siglo XX, marcando una
tendencia al crecimiento de los grandes talleres. En muchos casos se dio un proceso de
concentración industrial, en el que grandes empresas compraron otras más pequeñas,
expandiéndose incluso al interior del país y diversificando sus servicios (Bil, 2007, p. 41).
La importación de maquinaria también se mantuvo, si bien a comienzos de la década de
1930 la denominada “Gran Depresión” impactó en el sector, provocando una desacelera-
ción que tuvo como consecuencia la quiebra de muchos talleres. Como contracara de esta
situación, la crisis del flujo de capitales internacionales provocó la necesidad de reempla-
zar los insumos importados por los nacionales, lo que dinamizó la producción local en
términos generales. De este modo, en el sector gráfico se observa que muchas empresas se
fortalecieron ante la merma de la competencia, y por otro lado el número total de talle-
res acusó un crecimiento: según la comparativa de los censos de 1914 y 1935, el total de
talleres aumentó de 504 a 923, registrando una tasa de crecimiento de 83% en el ámbito
de Buenos Aires.
Para entonces, el Instituto Argentino de Artes Gráficas ya transitaba su tercera década
de vida (imagen 2). Fundado en 1907 por un grupo de industriales y profesionales del
sector, se había propuesto como misión fundamental capacitar a los trabajadores gráficos,
en respuesta a estos cambios vertiginosos que atravesaba la industria. Desde sus inicios
procuró seguir el paso de los adelantos técnicos sumando las nuevas técnicas a sus cursos,
aunque la incorporación de maquinaria siempre fue dificultosa por sus altos costos. En los
primeros años además, la falta de espacio físico en la propia sede era un impedimento para
realizar capacitaciones prácticas. La solución fue solicitar la participación de las empresas
proveedoras que pudieran brindar acceso a la última tecnología instalada en la plaza local,
para la realización de los cursos. Tal fue el caso de Serra Hnos., que en el año 1913 ofreció
cursos de monotipo, poniendo a uno de sus operarios como profesor a disposición de los
socios del Instituto. Una vez instalados los talleres propios en el año 1915, se continuó con
la estrategia de gestionar la colaboración de los proveedores mediante donaciones, y así
se incorporó una componedora Linotype en el año 1919. Esto permitió ofrecer cursos de
linotipia, para los que se exigía “ser tipógrafo con conocimientos generales o linotipista y
poseer una sólida ortografía” (AAVV, 2007, p. 85) (imagen 3).
Acompañando las actividades del Instituto, la revista Anales del Instituto Argentino de Ar-
tes Gráficas5 se constituyó en su órgano de difusión, a la vez que un canal para poner en
circulación los debates de los gráficos en momentos de grandes cambios en sus prácticas
(imagen 4). En sus páginas podían leerse no solo artículos técnicos y anuncios de interés
para empresarios y profesionales gráficos, sino textos que llamaban a la reflexión en torno
a preocupaciones del sector. Se publicaban así notas tanto de producción propia como tra-
ducciones que acercaban al ámbito local algunas discusiones que circulaban en Europa y
Estados Unidos, e intercambios con colegas latinoamericanos. Entre los autores citados en
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Andrea Gergich De impresores y tipógrafos a diseñadores (...)
la revista se encuentran algunos de los inspiradores del diseño moderno, como John Rus-
kin y William Morris (Gergich, 2018, b). También encontramos, en el primer número del
año 1931, la traducción para el público local de un texto fundacional del diseño moderno:
el artículo del alemán Jan Tschichold, “Lo que es y lo que quiere la Nueva Tipografía”
(Gergich, 2018, a). La revista resultó asimismo un medio para exhibir los cánones visuales
y materiales del oficio gráfico, y por tanto evidenció los cambios que mencionamos, a lo
largo de sus más de cincuenta años de publicación6.
Hacia los años 1930, los permanentes desarrollos en búsqueda de acelerar y optimizar la
producción continuaban, destacándose dos tendencias principales: el progreso del siste-
ma de impresión offset y las mejoras en la composición mecánica. Las máquinas que en
los comienzos de la linotipia solo podían resolver líneas básicas de texto, habían seguido
en esos años un proceso de optimización de sus mecanismos y operaciones en búsqueda
de emular los recursos complejos propios de la composición manual tradicional. Así, los
nuevos modelos como la Intertype modelo F y la Relámpago 32 de Linotype podían realizar
lo que se denominaba “composición mezclada”, en referencia a la aplicación de distintas
variables dentro de la misma línea a componer, tales como negrita, cursiva, caracteres
especiales, y aún variar de tamaño y de fuente, mediante la incorporación de distintos “al-
macenes” de tipos. Otras operaciones que resolvían estas máquinas en forma automática
era el espaciado para la justificación de las líneas de párrafo y el centrado para los títulos,
que mediante el simple accionar de una palanca reemplazaban tareas que en los primeros
modelos debían seguir realizando los operadores en forma manual, fuera de la máquina.
Otro desarrollo técnico importante fue el de la monotipo, que se había perfeccionado
también desde su creación a fines del siglo XIX. Este invento desarrollado por el nortea-
mericano Tolbert Lanston entre 1885 y 1897 en Washington, si bien toma el principio
fundamental de la linotipia de fundir los caracteres una vez seleccionados mediante un
teclado, separa en dos pasos los procesos de composición y fundición, que se hacen en má-
quinas diferenciadas. La unidad que contiene el teclado selecciona los caracteres y con esa
información perfora un rollo de papel; luego este rollo es colocado en la unidad fundido-
ra, que a partir de la lectura de las perforaciones toma las matrices individuales de un cua-
dro ubicado encima del molde de fundido, y los caracteres se funden y ubican uno a uno
en una línea (Twyman, 1998). La ventaja de este sistema en comparación con la linotipia
era la posibilidad de la corrección tipo por tipo, lo que no era posible en una línea entera
fundida en el otro sistema. Ésta fue una de las razones por las que la monotipia se extendió
preferentemente en la producción de libros y trabajos de “remiendos”7, y la linotipo se
utilizó más para las publicaciones de grandes tiradas como diarios y revistas (imagen 5).
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Imagen 5. Teclado
de composición
Monotype, 1935.
Museo Tecnológico
Nacional, Praga
(Fuente Wikimedia
Commons).
De tipógrafos a diseñadores
Kinross de este modo hace una distinción entre dos momentos del proceso gráfico que
durante un largo período histórico formaron parte de la misma lógica, y que precisa-
mente comienza a verse cuestionada con el avance de la producción a gran escala. Por
un lado la “tipografía” como sistema de impresión, aquel invento ideado por Gutenberg
para la transferencia de información textual a un soporte, se diferencia de la “tipografía”
como oficio específico del “cajista”, es decir aquel dominio de la configuración visual de
los textos que conformarán luego la pieza impresa. Hay dos sentidos aquí entonces para
el término: aquel que denomina al procedimiento de impresión en sí mismo –y de allí
sus derivados, como “prensa tipográfica”, “forma tipográfica”, etc.–; y aquel que se refiere
al proceso de decisiones visuales y funcionales que concluyen en el armado de la pieza
mediante tipos móviles, es decir, un aspecto que tiempo más tarde va a formar parte de las
competencias del diseñador.
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Esta distinción terminológica no es menor, sino que señala una serie de cambios en el ofi-
cio gráfico, que se van a acentuar a comienzos del siglo XX con las modificaciones técnicas
que reseñamos. En el estudio de Kinross, esa diferenciación se iba a iniciar hacia el siglo
XVII, cuando comenzaban a perfilarse nuevos roles en el negocio de la imprenta, vincula-
dos con las funciones más intelectuales y estratégicas de la edición de los textos. En el caso
que nos ocupa, los cambios técnicos van a dar lugar asimismo a la separación de ciertas
tareas y la integración de otras, en camino hacia la configuración de un nuevo perfil. Las
viejas tareas del fundidor y del cajista, que incluían la fabricación de los tipos móviles y
las técnicas de selección de los mismos para su posterior ordenamiento en la forma im-
presora, van a ser resumidas en la máquina componedora. A su vez, se van a separar las
funciones de planeación del impreso, es decir la configuración formal de la pieza en tanto
definición de sus rasgos visuales y materiales, atribuciones que pasarían más tarde –una
vez consolidado el diseño como campo profesional autónomo– al dominio de la nueva
figura del diseñador gráfico.
Así lo comenzaban a ver y entender los protagonistas del IAAG en esos años iniciales, tal
como lo expresaban en la propia revista Anales Gráficos. Una figura central entre ellos fue
José Fontana, tipógrafo italiano formado en su país natal, y profesor del Instituto desde
sus comienzos. Él mismo iba a anticipar de alguna manera la conformación de estos nue-
vos perfiles cercanos al dominio del diseño, a partir de esta fusión de roles en la preprensa:
el fundidor de tipos y el cajista, esos “siameses” como él los denominaba, tendrían por
destino reunirse en un mismo y nuevo perfil, –el del “protodiseñador gráfico”–8, capaz
de resolver la forma de las fuentes y de los adornos tipográficos, y a la vez configurar las
composiciones tipográficas, es decir, definir el diseño. En una nota editorial de la revista
se preguntaba:
De este modo José Fontana reflexionaba, en el seno del Instituto Argentino de Artes Grá-
ficas, sobre los cambios irremediables, que a comienzos del siglo XX, sufría el centenario
oficio de impresores y tipógrafos (imagen 6). En su discurso sin embargo faltaban aún los
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Imagen 6. “¿Por qué soy tipógrafo?”, artículo de Anales Gráficos, que incluye un texto de José Fontana,
a. XXVI, nº 11, noviembre 1935, pp. 14-15.
términos apropiados para nombrar ese nuevo campo, ese nuevo perfil y esas nuevas prác-
ticas. Apelaba por lo tanto a otras denominaciones, provenientes de los ámbitos conflu-
yentes –arte decorativo, artistas modernos, artísticas disciplinas–, pero que no terminaban
de transmitir la profundidad e impacto que los cambios que estudiamos significaban para
estos roles en transformación. En sus palabras, que resumían las ideas circulantes en el
sector gráfico, se prefiguraba un futuro no muy lejano en el que se resolvería, al menos en
parte, la tensión arte-industria que caracterizaba esos momentos preliminares del campo
del diseño. Tensiones relativas a nuevos modos de concebir las formas del impreso, y nue-
vas prácticas del oficio contradictorias con la larga tradición de las Artes Gráficas, y que la
nueva profesión del diseño contribuiría a saldar.
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Notas
1. Una de las empresas importadoras más importantes era Ángel Estrada y Cía, fundada
en 1869 para la importación de máquinas gráficas e insumos.
2. De la propia descripción de este proceso surge el nombre que luego se transformó en
marca comercial: “line of type”. Véase John Dreyfus, “Cinco siglos de imprenta”, en John
Dreyfus y François Richaudeau (dirs.), Diccionario de la edición y de las artes gráficas,
Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1990, pp. 316-317. Según el autor, el in-
vento se patentó en 1885 y la primera máquina de linotipo comenzó a funcionar en 1886
en el diario New York Herald Tribune.
3. La capacidad de producción pasó de 1000 caracteres por hora que podía componer un
tipógrafo manual, a 5000 caracteres por hora obtenidos por un linotipista. Véase Damián
Bil, Op. Cit., p. 70 y John Dreyfus, Op. Cit., p. 319.
4. Bil menciona en este caso la diferencia entre el tipógrafo, de conocimientos más ex-
tensos, y el componedor, que se especializaba en líneas corridas de texto para periódico.
5. La revista comenzó a publicarse regularmente en forma mensual a partir de 1910. A
partir de 1917 acortó su nombre y pasó a denominarse Anales Gráficos.
6. Anales Gráficos continuó publicándose, aunque con algunas irregularidades, hasta el
año 1967.
7. Se denominaba de ese modo a los trabajos en los que intervenían una variedad de ele-
mentos gráficos como caracteres de distintas variables tipográficas (negritas, itálicas, etc.),
orlas y filetes, ilustraciones, tablas, etc. Ver E. Martín y L. Tapiz, Diccionario Enciclopédico
de las Artes e Industrias Gráficas. Barcelona: Ediciones Don Bosco, 1981, p. 537.
8. Este término se propone en la tesis de maestría “Cuando el diseño aún no era ‘diseño’.
El Instituto Argentino de Artes Gráficas y el “proto-diseño gráfico” en Buenos Aires en las
primeras décadas del siglo XX”. Andrea Gergich, Maestría en Diseño Comunicacional,
FADU, UBA, 2014. Ver también Andrea Gergich, “El diseño antes del diseño. El Instituto
Argentino de Artes Gráficas y el “protodiseño gráfico” en Buenos Aires a comienzos del
siglo XX”, en Sandra Szir (coord.) ( 2016). Ilustrar e imprimir. Una historia de la cultura
gráfica en Buenos Aires, 1830-1930. Buenos Aires: Ampersand.
Bibliografía
AAVV (2007). Fundación Gutenberg 1907-2007. 100 años generando saber gráfico. Buenos
Aires: Fundación Gutenberg.
Aull, M. (1994). La profesión y la industria gráfica. Curso de Educación a Distancia. Buenos
Aires: Fundación Gutenberg.
Badoza, M. S. (1990). “Los tipógrafos en Buenos Aires. La Sociedad Tipográfica Bonaerense,
1855-1880”, en Mercado de trabajo y paro forzoso. Desde los comienzos de la Argentina
moderna hasta la crisis de 1930, Estudios e Investigaciones, nº 3, t. 2, La Plata, Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata.
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Abstract: The technical changes in the printing industry at the beginning of the 20th cen-
tury gave rise to multiple transformations, both in the printed matter themselves, as well
as in the production processes, and in the professional profiles associated with them. One
of the most affected roles was that of typographers, who went from starring in one of the
most prestigious positions in the graphic trade, to operating a machine that mechanically
solved many of their skills. In our country, the Argentine Institute of Graphic Arts (IAAG)
was a space for reflection and debate around these changes, which were to give rise years
later to the conformation of the field of design.
Keywords: typography - graphic arts - graphic design - printing - art and industry - IAAG
(Argentine Institute of Graphic Arts).
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Palavras chave: tipografia - artes gráficas - design gráfico - impressão - arte e indústria -
IAAG (Instituto Argentino de Artes Gráficas).
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Claudia Marcela Sanchez Tesis de Doctorado en Diseño
doctorate in Design. I am a specialist in project management for the design and devel-
opment of products, services, and systems with more than 20 years of experience in the
conception and implementation of solutions for the corporate and academic fields.
* Versión resumida para difusión. La tesis doctoral completa está publicada en el sitio web
de la Universidad de Palermo https://www.palermo.edu/dyc/doctorado_diseno/tesisdoc
toral_sanchez.html
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Introducción
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Claudia Marcela Sanchez Tesis de Doctorado en Diseño
Los años 50s son reconocidos como el periodo de oro de Estados Unidos como centro de
innovación estética y tecnológica gracias a las corporaciones presentes, pero es la General
Motors que en su programa Concept cars marca una nueva dirección en el diseño de la
estética del automóvil; esta expresión alude a un automóvil concepto que propone una
interpretación futurista en tanto vehículo y en tanto apariencia.
Se trata de una experiencia liderada por los diseñadores para el desarrollo paralelo a la
línea comercial para la exploración de nuevas narrativas estéticas que aludan no a repre-
sentaciones presentes sino imaginadas pero que se conecten con los valores de ideología
institucionales, de Estado y de una concepción propia de los diseñadores de la General
Motors que surge de una construcción estrecha con el contexto social y de la finalidad
comercial.
Dentro de la época se reconoce la presencia de quienes representaban el funcionalismo
como modelo de pensamiento formal, del surgimiento del racionalismo funcionalista en
Europa con centro en la Hochshule fur Gelstaltum de la ciudad de Ulm y con quienes con-
viven en Estados Unidos como producto de la diáspora de la Bauhaus. Si bien se menciona
que en el sector automotriz se adhiere al punto de vista ideológico, la Deitscher Werkbund
apostó por la fusión entre el arte y la máquina promoviendo la industrialización con dis-
cusiones como la que versa entre belleza y función o las posibilidades de materialización
sin detrimento de la naturaleza artística, esta visión fue más orientada al objeto de la vida
cotidiana. Atravesados por el pragmatismo, en su orientación de acciones por la finalidad.
También constituyó una mentalidad de realización de nuevas posibilidades y de resolver
los problemas mientras se construye la experiencia. El pensar y hacer avanzaron en estre-
cha relación con el contexto; sujeto y contexto se configuran mutuamente.
Para los ejecutivos de la General Motors seguir lo que denominan viejas líneas de pensa-
miento es jugar sobre seguro cuando observan que a ese punto modelos de marcas como
Chrysler, Ford y de la General Motors tienen apariencias similares con dominancia de
líneas orgánicas, pero con ausencia de un carácter propio, distintivo que pueda conectar
con los diferentes grupos de consumo que están promoviéndose. La participación de ar-
tistas, modelistas, empíricos y diseñadores formados en escuelas como Pratt Institute va a
enriquecería la construcción progresiva del artefacto industrial con un sello propio esta-
dounidense que se distinga del carácter estético del europeo; otras escalas y proporciones,
profusión en los detalles, ficción y valor de identidad son algunas de sus concepciones.
Nos centramos en la praxis de los Concept cars de la General Motors por tratarse de una
experiencia que transita desde la intencionalidad, la idea a su manifestación material en
una serie de operaciones progresivas que se correlacionan con multiplicidad de factores.
Una práctica que no es un ejercicio de libre imaginación, sino que requiere de una articu-
lación compleja de significados y de la producción de una fusión que se traducirá en un
mensaje para la conexión con los sujetos.
Los Concept cars en su manifestación material en la serie de modelos entre 1945 y 1965
ofrecen heterogeneidades y continuidades que sirven para contrastar la adecuación entre
la concepción de sus narrativas y el mensaje de la imagen del automóvil en su expresión
de ficción y valor de identidad. Para la sociedad estadounidense no sólo una manifesta-
ción material de un utilitario, también se trató de efectos inmateriales que aún prevalecen
como parte de su patrimonio cultural.
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Con la puesta en diálogo esta práctica con saberes de las Humanidades indagamos esta
construcción humana reconociendo lo espacio temporal; los acontecimientos, circuns-
tancias, ideología, imaginarios, otros valores que van a alimentar la formación del pen-
samiento estético y también condicionarlo por el intercambio en doble vía: lo que capta
el diseñador y devuelve como mensaje en la apariencia del producto; lo que el colectivo
humano le retorna como respuesta de juicio del gusto o la mediación que el diseñador
hace entre la finalidad institucional, lo que las personas encuentran para conectar con su
sensibilidad y la voz del diseñador.
El escenario de la investigación liderada por las disciplinas formales en su perspectiva de
valoración de las cualidades del objeto o desde el enfoque al receptor abrió para nosotros
la oportunidad de una investigación desde el diseño que no estudia al Concept car o au-
tomóvil concepto como objeto constituido sino como acto de asimilación progresiva a
partir del foco praxis como unidad de análisis central de esta redescripción que según Juan
Samaja es el producto de la investigación científica al fragmentar un objeto de estudio
en componentes esenciales para caracterizarlos desde fundamentos teóricos para develar
sus atributos relevantes y sus relaciones. Nos comprometimos con el desarrollo de marco
integrado de saberes complementarios que facultará suficiente cobertura conceptual para
el estudio de las diferentes dimensiones de las variables.
Optamos por un enfoque cualitativo porque sus diferentes atributos de investigación nos
permitieron ahondar en la naturaleza particular del fenómeno con métodos como el ex-
ploratorio, el descriptivo, la interpretación rigurosa guiada por los instrumentos concep-
tuales para develar causalidades y relaciones estructurales que den cuenta de la estructura
interna de esta praxis, hallando que el diseño de la estética es de tipo relacional y perfor-
mativo en tanto operaciones como en las narrativas que construye soportadas en la metá-
fora por su valor de expresión simbólica y que faculta tanto representaciones figurativas
como de ficción. Esta concepción estética de los Concept cars es la representación de aque-
llo que se conoce (referente) y de otra que excede lo presente, da cuenta de un carácter
propio y es evocador para promover la fantasía (autorreferente).
Con la caracterización de este pensar, hacer y producto, pudimos develar una etapa de
conceptualización previa a la figuración que se nutre de la estructuración de información
que circula en el entorno en sus diferentes representaciones y que dispuesta de manera
sistemática muestra dimensiones sociológico - discursivas (de contenidos ideológicos y
condicionantes institucionales), referencial - expresivas (referentes, patrones, estereotipos
de sociedad y de la cultura material), y de la experiencia estética (entre leyes compositivas
y el mensaje de fantasía) que nutren la producción imaginativa para otorgar un sentido a
la estructura formal procurando la conexión con la sociedad que la apreciará, en este caso
en su concreción material automóvil.
Al seguir de manera diacrónica el fenómeno, pudo develarse la importancia de tomar del
pasado para proyectar lo que aún no existe (el componente ficcional), en el presente. Este
caso mostró una hibridación de lo precedente con referentes de otras categorías para pro-
ducir conceptos de ficción que cobraran sentido en el presente. Con el estudio sincrónico
pudieron explicarse las relaciones de diseño - contexto para configurarse mutuamente: pen-
samiento proyectual y lo que el diseño luego ofrece al contexto para facilitar su asociación.
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Con relación a la utilización del conocimiento, este trabajo aporta nociones y hallazgos
que nutren el debate teórico y también sirve como una referencia del conocimiento que
ha legado un equipo de diseñadores con desafíos equiparables a los de la realidad actual:
la concepción formal en su dimensión estética, sus ejes inmaterial y material con relación
a los modos de su experimentación en contexto.
Consideramos que los hallazgos de esta investigación son relevantes para reflexionar en
las competencias del diseñador para fusionar en una expresión llamada forma una serie
de contenidos que constituyen mensajes que conectan con la sensibilidad de las personas
y con ello se advierte la responsabilidad social del acto de diseño de la estética del objeto.
En el plano cognitivo del proyecto, los aportes de este trabajo ofrecen instrumentos con-
ceptuales y pragmáticos al diseñador para que asuma la complejidad de la producción de
información frente a la imposibilidad de abarcar la totalidad de lo que está afuera, para
aplicar unos principios que le otorgan criterio de agenciamiento reflexivo, intencional y
consciente que reconoce que los resultados de sus operaciones pueden presentar friccio-
nes internas, comportar inadecuación entre lo concebido y lo que expresa la imagen del
objeto, como también la autonomía del receptor para hacer su propia interpretación a
partir de un gusto particular.
A continuación, se describe la síntesis de los capítulos de la presente tesis:
El Capítulo I Estado de la Cuestión, Problema, Metodología y Marco Teórico. Inicia dan-
do cuenta de las perspectivas de investigación con relación a la práctica del diseño de las
cualidades estéticas del objeto, las concepciones de la Estética en el diseño encontrando
que la liderada por las ciencias formales se enfocan en identificar y formalizar el tipo de
reglas que asisten la composición formal y su parametrización; las leyes perceptuales con
relación a configuraciones de la apariencia de objetos ya surgidos de la práctica del diseño.
El análisis de valores como ‘función estética’ que aborda la apariencia externa del objeto
como medio de comunicación para el receptor en conexión con patrones previamente
asimilados para identificar patrones de preferencia. Luego, la desarrollada por ciencias
fácticas en el campo de las ciencias sociales y humanas que refieren a las condiciones y
contextos en que el objeto ya constituido y no en su acto de creación desde la concepción
estética. Con relación al caso Concept cars predominan las catalogaciones historiográficas
no articuladas a la disciplina del Diseño.
En el marco teórico se traza una plataforma conceptual que abre la posibilidad de atribuir
una serie de cualidades empíricas para hacer legible las condiciones de la experiencia de
formación del conocimiento que el diseñador adquiere con la práctica para lograr su obje-
to de acción en correlación con su contexto de operación para configurarse mutuamente.
En tanto fundamentos teóricos desplegados el propósito es hacer legible la estructura in-
terna de funcionamiento de esa praxis en sus modos particulares de experiencia.
En el apartado de metodología se da cuenta del diseño de la investigación, su enfoque y el
sistema de matrices de datos desplegadas para la construcción y análisis de datos.
El Capítulo 2 Pensamiento Estético analiza en la multidimensionalidad de factores, cir-
cunstancias, contextos y objetos la formación del pensamiento estético en la praxis General
Motors de los Concept cars para caracterizar la estructura de formación del pensamiento
estético como conjunto de concepciones que guía el actuar proyectual para estructurar la
apariencia del Concept car como objeto estético.
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Tomando como punto de partida la práctica del diseño con relación a la producción (idea-
ción-determinación) de las cualidades estéticas del objeto y las concepciones de la Estética
en el diseño se encuentran dos perspectivas de investigación.
1. La liderada por las ciencias formales en disciplinas como la Psicología perceptiva, la In-
geniería de producto, el Marketing que se interesan por identificar y formalizar el tipo de
reglas que asisten la composición formal y su parametrización; las leyes perceptuales con
relación a configuraciones de la apariencia de objetos ya surgidos de la práctica del diseño.
También el análisis de valores como ‘función estética’ que aborda la apariencia externa del
objeto como medio de comunicación para el receptor en conexión con patrones previa-
mente asimilados para identificar patrones de preferencia.
2. La desarrollada por ciencias fácticas en el campo de las ciencias sociales y humanas
que refieren a las condiciones y contextos en que el objeto ha sido diseñado en una cierta
época. Principalmente presente en el segundo aspecto: Concept cars
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Döring (2010) estudió la relación de la estética del objeto como medio de experiencia. En
su abordaje el sujeto otorga un valor emocional a las cualidades percibidas, las cuales son
intrínsecas del objeto y acuñadas como ‘cualidades emocionales’.
1. Unidad de placer sensual (algunos principios del gusto son uniformes y no por ello las
reacciones ante ellos).
2. La interpretación significativa (el sujeto acude a memoria, interpretación y asociacio-
nes de experiencias significativas previas)
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Para constatar el acierto de la propuesta formal y de los elementos que son valorados
como cualidades estéticas, observan cada etapa del proceso perceptual y las diferentes res-
puestas asociadas:
1. Sensación: reacción a estímulos externos con foco en la percepción visual como punto
de entrada, para identificar el orden de interés y encuentran que lo nuevo o desconocido
prima sobre el reconocimiento de rasgos previamente asimilados.
2. Organización perceptual: vinculada a la fácil asociación, implica memoria de imágenes.
3. Identificación y reconocimiento: como acto racional involucra significados y conceptos.
En línea con el planteo de Dewey, los autores mencionan que debe incrementarse el men-
saje simbólico y detalles de novedad y contraste a la composición para obtener interés y
una activación de mecanismos sensibles y no sólo cognitivos.
La experiencia estética con el producto es subjetiva, con enlace a contenidos socio cul-
turales; el desafío del diseñador es incorporar parte de ellos al mensaje formal. Destacan
como cualidades: lo familiar, la iconicidad, la repetición de patrones con variaciones que
no distorsionen la comprensión de la categoría funcional.
Los autores concluyeron que uno de los atributos clave que distingue a los productos in-
novadores, está ligado a su mensaje estético el cual es interpretado como una conjunción
de significantes y cualidades que pasan de lo sensorial, a lo cognitivo y a lo afectivo como
valor significativo con el cual se identifican las personas.
El segundo aspecto corresponde a los Concept cars como objeto de estudio de la produc-
ción y el producto del diseño con valor e intencionalidad estéticos en un episodio histórico.
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Los autores coinciden en que el diseño estético de los Concept cars puede interpretarse
como un acto de comunicación, una ideología respecto a su visión futurista, su fuerza
simbólica, y formas disruptivas con respecto a los arquetipos vigentes en la época. En
tanto práctica socio cultural el desarrollo del concepto fue nutrido por la reacción y de
las personas al exponer el automóvil en una escena intencional para la retroalimentación.
Por otra parte, el proceso creativo que incluyó producción semántica de metáforas, adjeti-
vación y narrativas fue conectado externa e internamente por los diseñadores que a través
de la mediación de prototipos establecen un intercambio de significados, características
en el aspecto físico y en las narrativas de su puesta en escena como fue el caso del auto
espectáculo Motorama.
Gartman (1994), desde una perspectiva histórico - sociológica investigó la estética del
automóvil partiendo de reconocer que el éste es uno de los objetos con mayor penetración
en la vida social y cultural de las personas en el entorno estadounidense (en el sentido de
que es el objeto con mayor contacto en la vida cotidiana, un modo de hábitat en el que
se crean memorias y adhieren significados, así como un medio de proyección del estatus
social). También identificó al automóvil como el producto más privilegiado de la sociedad
de consumo en su esfuerzo por su desarrollo y apreciación estéticos.
Su análisis se centró en la relación entre el desarrollo de las cualidades estéticas de los au-
tos y las tensiones presentes en la sociedad norteamericana en el marco del incremento de
la producción en masa y la conformación de valores de identidad social estadounidense.
Aunque su lectura del objeto se hace desde afuera y la describen como manifestación de
una apariencia atractiva, reconoció la estética del diseño como un medio de construcción
de significados expresados y transformación de la vida cotidiana, la identidad institucio-
nal, social y personal, la expresión de un sentir estilístico que movilizó física y psíquica-
mente a las personas.
Concluyó que el diseño estadounidense copió, interpretó y recreó la estética en función
de su ideología y realidad local. La idea de estética no se fundamentó en pretensiones de
competir con los alemanes o con la tradición artística italiana o con el manejo estético de
elitismo francés o la sofisticación inglesa. Su rival fue la Ford y su paradigma ortogonal,
austero subordinado por la búsqueda de bajo costo y funcionalidad. Su pensamiento esté-
tico del streamlining3 es aerodinámico en el sentido metafórico de expansión del progreso,
democratización de la economía, y un mensaje de dinámica, libertad y velocidad de cre-
cimiento social, además de observar la conexión con formas orgánicas que ya había reco-
rrido Raymond Loewy en los 1930´s. Acuña la expresión aero aesthetics para referir a una
formación de estructuras relacionales de cualidades estéticas vinculadas a la tradición del
gusto y la noción de belleza, pero con un marco hegemónico denominado institución –
mercado que le impuso tensiones subjetivas - objetivas a los diseñadores y una perspectiva
diferente de la composición estética en tanto construcción de sentido para los intereses
corporativos de conexión con las personas con propósitos comerciales.
Describió los factores externos que atravesaron la composición de las propiedades estéti-
cas en el contexto de génesis y apreciación del automóvil, y destacó, la agencia de los dise-
ñadores para crear sinergia entre el mensaje y el aspecto físico del cuerpo del automóvil.
También indicó que la presión de los diseñadores fue la articulación con lo institucional y
la reacción de las personas.
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Rees (2000), realizó una catalogación de los Concept cars en sus diferentes expresiones en
el mundo atribuyendo a la General Motors de Estados Unidos el origen de este legado del
diseño con el Buick Y - Job en 1939. Resaltó además que los años 50´s fueron los años do-
rados de la era del automóvil y Estados Unidos fue el centro de la exploración del diseño y
la innovación en la apariencia, formatos, expresión simbólica y conexión con la vida social
y cultural con las personas, además del mensaje de nación frente a sus desafíos tecnológi-
cos, económicos y políticos hechos explícitos en los diferentes modelos y en su promoción.
Contrastó la perspectiva estadounidense con la europea que conservó la línea de expresión
artística, elitismo y sofisticación en las líneas de los cuerpos de los automóviles con la de-
mocratización del consumo en Estados Unidos y una valoración estética más orientada a
su valor simbólico; a la anticipación del futuro con lo que se pudo concretar en el presente.
La expresión de abundancia y progreso atribuyendo personalidad y escala a los autos para
poner el sello americano.
Autos más grandes, más largos y pesados. Con intención de alta resonancia emocional y
vinculación a la puesta en escena con expresiones de la moda, artes escénicas, las relacio-
nes sociales y la construcción de nación después de la segunda Guerra Mundial. El autor
relató la asociación del momento tecnológico: era aeroespacial, aprendizaje tecnológico
de producción de armas de guerra, otorgó insumos para la exploración de superficies,
materiales, brillos y alto contraste en los detalles.
Describió que el pensamiento estético se caracterizó por la extravagancia, la visión futu-
rista y la fuerza en el mensaje que los autos presentaban. Su apariencia contenía rasgos de
representación, referencia y conceptos de novedad, iconicidad y diferencia. Precisando que
su primer objetivo, no fue el convertirles en modelos comerciales, sino, un medio de inte-
racción y retroalimentación a partir de las respuestas de las personas alrededor de la fantasía
y la escenificación como posibilidades de innovación. Para Rees, los Concept cars fueron un
ejercicio de exploración imaginativa, de construcción de un estilo tanto de línea estética sino
de innovación con sello estadounidense, que trascendió a la vida social y a otras fronteras.
La conceptualización del carácter de la apariencia combinó las posibilidades tecnológicas
de: funcionalidad y materialización en el aspecto físico. De esa manera, los Concept cars
enlazan la exploración estética a la innovación tecnológica y a la movilización simbólica
de imaginarios sociales.
El autor describe el legado de diseño de los Concept cars también conocidos como Dream
cars, como un acto de comunicación y la expresión explícita de una conceptualización
disruptiva que adquirió una identidad en tanto práctica y como producto.
Y describió el carácter estético de la forma de los Concept cars, con líneas curvadas, or-
gánicas como el inicio de un patrón de preferencia sobre formas rectilíneas con valor
simbólico, que prevalece hasta la actualidad.
Temple (2015) realizó una investigación que describió como exploración arqueológica so-
bre el fenómeno de diseño de los Concept cars y el auto espectáculo itinerante denomina-
do Motorama de la General Motors entre 1941 y 1961. Su propósito principal fue relevar
el valor de significancia cultural para la historia del automóvil estadounidense que tuvo la
apuesta institucional que la General Motors hizo al integrar el diseño como medio estra-
tégico entre el pensamiento institucional y las personas para ubicar al auto como punto
de articulación de pensamiento futurista, de innovación y de su interpretación estética.
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Expuso que Motorama y los Concept cars representan más que un medio de impulso de
negocios, una institución cultural, de creación de comunidad, que ha trascendido en la
historia dando lugar al tratamiento de estos automóviles como piezas de colección que
continúan siendo exhibidas en los más importantes museos de arte del mundo y rodando
en exhibiciones en las que es evidente la emoción de las personas que le otorgan sentido.
Para Temple, el styling evolucionó de un estilo a un proceso de determinación del carác-
ter de las propiedades formales de los automóviles, que va más allá de la figuración de
la forma como aspecto físico. Se trata de la forma como conjunto total o form en inglés;
una construcción de estructuras conceptuales que combinan valores de identidad, la ca-
pacidad de conceptualización de la forma como anticipación del futuro expresada en la
imagen física del automóvil.
Los Concept cars y Motorama reúnen un acto de comunicación y expresión que procuró
promover y percibir la emoción a través del automóvil como medio de articulación y por
la estimulación de fantasía que comportó su puesta en escena. Su indagación por el desa-
rrollo del diseño se enfocó en el objeto como obra singular y concluyó que ésta se caracte-
rizó por: una propuesta de innovación disruptiva y el trabajo interdisciplinar.
Con respecto a forma - función el autor destacó el liderazgo distintivo de Earl y su equipo
de diseño para determinar el carácter y las propiedades del aspecto físico en trabajo cola-
borativo con los ingenieros, pero no el conocimiento proyectual allí producido.
Estética - materialización refiere al rol de innovación que promovió la línea orgánica y el
uso de contraste apoyado en las propiedades sensoriales (en el sentido de estímulo visual
y táctil) de los materiales para la manufactura.
El intercambio de información sujeto - objeto destacó la agencia del diseñador Earl en la
gestión de la información externa e interna para estructurar los conceptos y la figuración.
Relevó la producción narrativa, el uso de la metáfora y la fuerza simbólica de su expresión.
La exploración de la expresión a través de los prototipos como medios de retroalimenta-
ción y refinamiento para la concreción. Aunque el objetivo primario de los Concept cars
no fue su evolución a modelos comerciales, su valor radicó en la percepción de innovación
estética disruptiva como factor estratégico de competitividad.
El autor describió el pensamiento estético styling liderado por Earl como una posición
ideológica que procuró fusionar arte y máquina con visión futurista. En los Concept cars
la estética constituye una plataforma de conceptualización en contexto con fuerte produc-
ción metafórica, adjetivación del carácter (personalidad) proyectado en cada modelo y la
representación de valores de identidad para la conexión de la institución (marca) con la
sociedad objetivo (mercado).
Y concluye, mencionando que, la General Motors lideró el proyecto de diseño conceptual,
el cual prevalece en la actualidad y constituye una de las operaciones del acto creativo
más determinantes del carácter de la apariencia, la innovación y su enlace a la experiencia
placentera como asunto nuclear del proyecto.
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La expresión: ‘diseño de la estética del objeto’ tiene varias acepciones: 1. Como práctica de
diseño para determinar las cualidades formal-estéticas del objeto. 2. Como producto sur-
gido del proceso: conjunto de cualidades estéticas de la forma del objeto. 3. Como campo
de comprensión filosófica de la estética con foco en la comprensión de la noción belleza en
relación con aspectos emocionalmente atractivos en la apariencia del objeto.
En la práctica del diseño del objeto la estética suele ubicarse como ‘‘función estética in-
tencional’’ (Genette, 1999, p. 2) dirigida a procurar unas cualidades en el objeto para ser
percibidas y experimentadas estéticamente. Esto supone para el diseñador reconocer que
unas composiciones promueven más que otras una experiencia placentera que no de-
pende solamente de atender a leyes compositivas de figuración; deberá procurar una for-
mación y articulación de significados que provienen de su audiencia receptora. ¿cómo se
produce esa apariencia atractiva para la función estética? Muchas prácticas se limitan a la
observación de referentes para sus mutaciones, variaciones. Si bien, la imitación es una
acción legítima, el diseñador construye el mensaje en conexión con valores de contexto
que no siempre coinciden con los patrones de los referentes.
Por lo tanto, la estética del objeto comporta dimensiones de atractivo sensorial, cognitivo
y contextual y muchos diseñadores no han desarrollado la habilidad de interpretación de
otro tipo de información que circula en las representaciones e imaginarios de la sociedad
y que pueda ser codificada estéticamente en la estructura formal.
Por otra parte, se reconoce una insuficiencia de investigaciones específicas con posibles
combinaciones de material empírico y fenómenos (procesos, objetos, contextos, perso-
nas) y el papel del contexto sociohistórico como condicionante del pensar-actuar de los
diseñadores; por lo tanto se desconoce ‘desde dónde’, ‘con quién’ ‘para quien se diseña’ ‘qué
condiciona y conforma el carácter estético de lo diseñado’ ‘qué referencia el objeto dise-
ñado’ para dar cuenta de cómo al interior de la experiencia se constituye una estructura
particular que guía las diferentes acciones del diseñador.
Desde las perspectivas de enfoque conocidas como investigación para el diseño: desde lo
valorativo o desde lo fáctico, su exploración no suele articularse a la indagación de cómo
están producidas las concepciones estéticas de los diseñadores, dada su baja participación
en la investigación científica y en la capitalización de hallazgos de las disciplinas exógenas
a la disciplina. Esto hace que esta instancia clave del conocimiento proyectual y que ha
dado lugar a las propiedades de objetos constituidos, permanezca oculto. Por lo tanto, las
ideas, estructuras, conceptos, operaciones resultan difíciles de describir por su no visibili-
dad para el contexto de comprensión.
Se reconoce que la baja participación de investigación sobre el diseño que toma por objeto
de estudio la práctica de diseño indagando por la formación del pensamiento estético del
diseñador; las circunstancias, factores, tradiciones de contexto desde las que conceptua-
liza, idea y figura las propiedades formales para su atractivo emocional. En ese sentido,
el diseño de la estética del objeto se aproxima como un modo de producción de la ima-
ginación sin que se hagan explícitas la información de sus abstracciones y cómo esta es
recreada en nuevas propuestas.
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1.3. Metodología
1.3.1. Enfoque
Inscrita en la línea temática de Forma y Materialidad, esta tesis de enfoque cualitativo
combina diferentes perspectivas de indagación en el estudio de caso único Concept cars
de la General Motors en Estados Unidos entre 1945 y 1965. Con centro en el fenómeno
del diseño de la estética del cuerpo del automóvil procura hacer explícito un conocimien-
to adquirido en su experiencia proyectual desde la deconstrucción interpretativa de sus
contenidos verbales, gráficos y materiales para la confrontación relacional y crítica con
instrumentos teóricos.
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Optamos por el enfoque cualitativo porque sus diferentes atributos de investigación per-
mitieron abordar la naturaleza particular del fenómeno y que describimos a continuación:
- Serie Concept cars General Motors por su valor distintivo de diseño de la estética como
factor estratégico de marca.
- Recorte socio histórico como período de significancia para la profesionalización del
Diseño Industrial, la institucionalización del diseño conceptual para la anticipación del
carácter y cualidades estéticas de la forma. Un momento sociohistórico de aceleración de
transformaciones en la ideología, los valores de nación para la adhesión de los individuos,
abiertos a nuevos horizontes de tecnología, de estética y estilos de vida.
- Influencia del contexto desde el enfoque pragmático: situación de contenidos, circuns-
tancias, ideologías y paradigmas particulares para el intercambio con el diseñador y la
comprensión de formación de su pensamiento y actuar proyectual.
- Existencia de material original en representaciones verbales, gráficas, materiales como
expresión explícita o tácita de la construcción de sentido estético para la concepción for-
mal de los Concept cars.
- Contenidos de significancia para desocultar ideas, significados, concepciones y confi-
guraciones que permiten ser contrastados y correlacionados con la teoría para su concep-
tualización y no sólo su descripción: narrativas escritas, visuales, en material videográfico;
registro fotográfico y escaneo de recortes de periódico, magazines, piezas publicitarias,
comunicados internos y externos, análisis y conversaciones con expertos.
- Como práctica se trata de una experiencia de los diseñadores en correlación con insti-
tuciones inmediatas y con un contexto espacio temporal localizado.
- Su manifestación material en la serie de modelos entre 1945 y 1965 ofrece heterogenei-
dad y continuidades en las imágenes susceptibles de ser comprendidas para interrogar sus
cualidades como objeto estético del diseño y contrastarles con los instrumentos concep-
tuales para identificar consistencia, correspondencia, fricciones o resultados no esperados
en la práctica.
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3. Este estudio de caso único ofrece una complejidad en tanto representa un episodio his-
tórico multidimensional para la producción del Diseño Industrial que implicó un recorte
de la realidad para la deconstrucción de eventos, condiciones, factores que den cuenta de
la situación histórica y las circunstancias de formación de sus ideologías, simbolismos en
sus imaginarios. Fue necesario combinar diferentes perspectivas de estudio con multipli-
cidad de saberes desde teorías como la Estética, la Sociología de la cultura, la Psicología
perceptual, la Semántica de Producto, Lingüística y Diseño. Y con ello hubo que desarro-
llar nuevos conceptos o perspectivas teóricas desde la deconstrucción de los datos y su
descripción explicativa desde instrumentos teóricos.
4. En tanto tesis interpretativa que acude a un análisis comparativo busca las relaciones
clave del fenómeno: al identificar el origen pragmático de la praxis de estudio focalizamos
la correlación del diseñador con el contexto: sus intercambios y condicionantes.
5. Por otro lado, es explicativa en tanto intentó develar causalidades y relaciones estructu-
rales para la concepción estética: diseñador y su campo intelectual, alteridad y experiencia
estética, imaginarios, simbolismos, arquetipos y estereotipos como entradas al esquema-
tismo de realidad que ejecuta el diseñador para comprender ideas, patrones y valoraciones
precedentes.
6. A partir de una síntesis, con análisis crítico y correlacional se procedió a explicar el fe-
nómeno desde instrumentos conceptuales que dieran cuenta del conocimiento que logró
hacerse legible. Como tesis explicativa se comprometió con explicar el sentido estético
del diseño formal del objeto, los valores de relación que suponen una construcción que
hace un recorte de la realidad en reconocimiento de valores de alteridad, de la conjunción
de sensibilidad y entendimiento para producir una fusión referente y autorreferente que
suma objetividad y subjetividad. Un trabajo explicativo que, sin pretensiones de validez
universal en las unidades significativas que expone desde saberes de la teoría, apunta a la
plausibilidad del desocultamiento del conocimiento mediante una narrativa histórica que
da cuenta sistemática de una construcción progresiva del pensamiento y actuar proyectual
con representaciones como expresión explícita de su manifestación.
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con el contexto para develar cómo se configuran mutuamente y derivar de allí las ope-
raciones que otorgan la esencia estética del objeto. Luego sus representaciones verbales,
gráficas, escritas y materiales se analizaron como correlatos o construcciones procuran-
do inferir su significancia a la luz de la teoría con el desarrollo de un marco integrado
de términos clave desde la Estética, la Sociología antropológica, la Psicología perceptual,
Semántica del producto (con foco en expresiones de la retórica) y del Diseño Industrial.
Sí bien un estudio de caso en un episodio histórico aporta datos que son considerados
en la investigación, típicamente inexactos por la no pretensión de otorgarles un valor de
validez universal, de lo que se trata es de conceptualizar los fundamentos que pueden
ser extrapolables al pensamiento y actuar proyectual de los diseñadores de la estética del
objeto en la actualidad.
1.3.3. Métodos
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1. Compilación de datos.
2. Organización por las categorías o indicadores establecidos en las matrices y segrega-
ción de datos no compatibles o irrelevantes.
3. Comparaciones e interpretación apoyado en el cruce de teoría y dato empírico.
4. Identificación de continuidades, particularidades, generalidades o compatibilidades
con la teoría del Diseño industrial.
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Según el mismo Samaja, el dato posee una estructura cuatripartita y cuyos elementos
compositivos referiremos apoyados en Ynoub (2015):
Para nuestro caso de estudio la unidad de análisis de anclaje (UA) praxis de los diseñado-
res de los Concept cars de la General Motors en Estados Unidos entre 1945 y 1965, con sus
variables (V): 1. Pensamiento estético. 2. Acto de diseño de la estética del Concept car. 3.
Objeto estético: cuerpo exterior del automóvil Concept car.
El propósito de este apartado es aproximar una caracterización del diseño estético del
objeto para estructurar una plataforma conceptual que permita sustentar el análisis del
pensamiento objeto de la praxis de estudio en su relación dialógica con su contexto prag-
mático y con ello develar fundamentos que hagan legible el conocimiento del Diseño para
la producción de sentido estético en función de la interacción sensible del sujeto con el
objeto.
La fenomenología como línea de pensamiento creada por el alemán Edmund Husserl
(1983), que además nutre a la hermenéutica, se ocupa de observar fenómenos lo que apa-
rece, lo que se brinda a la experiencia para describir de esos fenómenos visuales y cons-
tructivos, su esencia, la cual puede ser interpretada como la captación perceptual, em-
pírica de cualidades de su apariencia y de los significados atribuibles por la lógica y el
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conocimiento: ‘son las esencias las que se revelan a la conciencia’ no se trata solamente de
descripciones sensoriales y elementos psicológicos y empíricos de la realidad para redu-
cirlos a unidades lógicas o estructuras, con lo cual descarta subjetividades venidas de las
emociones y el modo en que las personas se relacionan con los objetos y con su entorno.
Sí bien su orientación tiene una actitud lógica y metodológica de conocimiento, la feno-
menología evoluciona en la observación de las condiciones de la experiencia en relación
con lo que se experimenta en la dicotomía sujeto - objeto. Abordaje que nos permite crear
el marco para indagar sobre la producción de una información como estética que se torna
en una apariencia y aparecer para ser experimentada por el sujeto. Y describir diferentes
categorías de formación de un pensamiento en acción en unas determinadas condiciones
de experiencia para la praxis de los diseñadores en función del par sujeto - objeto.
La posición objetivista de Husserl limita la exploración del objeto como material empírico
en tanto lo asume como unidad de estudio más desde la lógica. Por su parte, Merleau -
Ponty [1945] (2015) migra a lo corporal para acceder a la experiencia, abre la posibilidad
de atribuir una serie de cualidades empíricas para hacer legible las interacciones que estas
posibilitan a las personas y que las hacen distintivas de otras; así las propiedades formales
para la captación sensible tienen un sentido y modo de experimentación diferente a otras
que les otorgan los raciocinios lógicos, por ejemplo: un desempeño estructural frente a es-
fuerzos físicos. Luego, Verbeek, (2005) observa el papel de la configuración de condiciones
de la experiencia mediada por la cultura material, indicando que los artefactos median en
la objetividad y subjetividad de los seres humanos, su interés se centra más en los efectos
de una ‘estética material’ es decir el impacto del objeto en la experiencia estética de las
personas con su entorno material; con la primera se reconoce una aproximación lógica -
objetiva y con la segunda, se reconoce la construcción dada por la experiencia, donde el
sujeto pone una sensibilidad además de conciencia en lo que experimenta y en el cómo
lo experimenta. Uno de los aportes relevantes de esta perspectiva es que las personas y
las cosas se configuran entre sí no sólo por su relación dialógica sino porque las personas
añaden significados a los objetos mientras los experimentan (Verbeek, 2005; Sudjic, 2009;
Norman, 2004; Folkman, 2013).
En su versión contemporánea: la postfenomenología integra fenomenología y pragmatis-
mo; uno de sus principales exponentes Don Ihde (1990) anuncia su indagación de la re-
lación del sujeto con el artefacto tecnológico en el marco del pragmatismo cuestionando
el postulado de Husserl que califica de ‘‘relato objetivista ingenuo’’ (p. 97) en el sentido de
que al limitar el estudio de la experiencia y lo experimentado a una mirada de raciocinio
lógico que permite sólo una caracterización física, material del objeto, se ignora una co-
rrelación experimental previa y la naturaleza humana, sensible y subjetiva como comple-
mento a la dicotomía central de la fenomenología: sujeto - objeto.
Entendiendo que, en el postulado inicial de la fenomenología de Husserl, sus nociones
clave de noesis o acto psíquico, intencional, individual de pensar al objeto o acto de corre-
lacionar y noema como el contenido de lo pensado o correlato, juntos hacen a la intencio-
nalidad, ésta es entendida como un enlace entre un propósito de un sujeto consciente y el
conocimiento que éste adquiere con la experiencia para lograr su objeto de acción. En el
análisis desde la postfenomenología, se añade un componente reflexivo que no se funda-
menta en lo determinado como entidades fijas, sino que, en una perspectiva pragmática,
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Con foco en la estética, el Diseño suma a la razón y los sentidos, la sensibilidad. Esta
capacidad de sentir emoción (afecto)13 desde una valoración personal de la realidad, de
sus representaciones y de sus apariencias, suma el componente de subjetividad que le es
propio a los individuos no sólo para percibir, también expresarse en su entorno. Esta sub-
jetividad opera en el diseñador quien se posa entre la de los sujetos y su campo objetivo
de operación para interpretar, articular y producir una mediación que además de narrar
contenidos de su contexto de formación, provee rasgos de su propia ficción.
El fenómeno estético : ‘‘lo que aparece’’, ‘‘lo que se brinda a la experiencia’’ implica una
dimensión ontológica y ética por su efecto en la sensibilidad, emociones de las personas,
la configuración visual y material no sólo de los objetos en su dimensión utilitaria también
como configuración del entorno que da cuenta de las raíces socio culturales e históricas en
que esta se crea, la proyección de preferencias, deseos e imagen de los sujetos y la voz del
creador en el mensaje de la materia figurada.
En el mismo marco de la postfenomenología, la Estética empareja el componente de sub-
jetivización con el mundo objetivo en que opera el diseñador y plantea una relación activa
del sujeto receptor con la información de apariencia del objeto; esto es particularmen-
te relevante por cuanto la creación estética trata de la creación simbólica intencionada
para que el receptor experimente forma y contenido. Al dar lugar a la interpretación, se
promueve un espacio activación de curiosidad, de imaginación y puesta en juego de me-
morias propias para que conecten con lo que allí aparece y el receptor complete los conte-
nidos. El diseñador requiere ver la dimensión ontológica de su entorno: determinaciones
sociales, valoraciones y representaciones materializadas que reflejan la subjetividad de las
personas para tomar de allí voces que se van a hibridar con su propia narrativa.
Zátonyi (2002), señala que debe distinguirse también que sujeto y objeto como fenómeno
articulado existen de manera independiente, diferenciada; el sujeto necesita trascender,
generar conciencia. El sujeto es el cognoscente, el objeto es lo conocido. Un objeto es algo
pensado con sentido, de lo contrario desaparece de la atención del sujeto, pero es el objeto
el que vitaliza la experiencia estética, la percepción sensible y la captura de conceptos que
hacen también al contenido del objeto.
Adherimos a la noción de experiencia estética de Seel (2010) como una experiencia ‘‘que
no sólo constituye una entrada a lo real, sino también un paso hacia sus confines (…) en
donde las representaciones estéticas son sensibles, no son percepciones, pues no refieren a
un presente actual sino a un presente ausente’’ (p. 111).
Para pensar el rol creativo del diseñador, en este fenómeno articulado hay además una
relación jerárquica e intencionada. Hay un sujeto empírico que sigue lo existente y un
sujeto trascendental o transformador que enfrenta las tensiones entre continuidad y dis-
continuidad; entre una verdad universalmente adoptada versus nuevas experiencias que
se salen del esquema y son apreciadas de irracionales o descontextualizadas. Ello supone
un balance entre lo objetivo y lo subjetivo para que la articulación de raíces, ideologías,
patrones y valores migren a una construcción singular y autorreferente que se convierte
en una intersección atractiva y de resonancia emocional para las personas y el diseñador.
Para la Modernidad, el hito de la Estética se vuelca hacia la subjetividad en el sentido del
sentir, pensar y percibir del receptor y el pensar, sentir, hacer del creador que se expresa a
través de la obra, juntos en un papel activo frente a la creación y a la apreciación generan
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una mirada de la Estética que pone mayor foco en la resonancia emocional respecto de la
discusión sobre la obra (Oliveras, 2005). Zátonyi (2002) añade que Estética y Diseño en su
creación satisfacen necesidades que viajan al mundo sensible de las personas, pero tam-
bién a contar historias que hablan de las ideologías, las relaciones sociales, la conexión de
los individuos con su entorno; por lo tanto, no se trata de un goce estético solamente sino
de la expresión o testimonio de la trayectoria humana. En lo que respecta a la creación
plástica una bella expresión se traduce en lo que resuena en las personas, luego puede ob-
servarse que su concepto y los atributos de su composición, son adecuados (Bubner,1989).
La belleza provee sensación gratificante sin que su fundamento sea el entendimiento de
su estructura en el receptor. Parafraseando la noción de Santo Tomás de Aquino Belleza es
lo que hace un objeto sea bueno para observar. La belleza es el resplandor de las cosas bien
informadas que satisfacen ricamente nuestro deseo cognitivo. Es lo que da placer a la vista,
sugiriendo alegría inmediata sin razonamiento intermedio frente a la imagen, o nos gusta
a primera vista o no nos gusta.
Lobach (1973), afirma que el diseño industrial es un proceso de adaptación estética del
hombre llevado a una escala industrial, con compromiso en su adaptación a necesidades
físicas y psíquicas del usuario, el diseñador tiene a su cargo la definición de funciones
comunicativo - simbólicas en el objeto. Acuñando el término estética de valor alude a un
conjunto de valores formales que dan cuenta de la conexión con lo normado y preferido
socialmente, valoración que es posible por la estética empírica en la que devela un modo de
co-creación entre el diseñador y los sujetos para captar de ellos sus respuestas y apetencias.
Por último, combina el componente objetivo, de leyes compositivas y el subjetivo del dise-
ñador que con sus habilidades artísticas otorga una dimensión plástica a su composición.
Por su parte, Gillo Dorfles, en su libro El diseño industrial y su estética (1968) expone que:
‘‘el diseño industrial como una disciplina en desarrollo (…) íntimamente vinculada a la
elevación física y mental del nivel de vida, el desarrollo de la producción y el acceso a una
existencia más humanizada’’ (p. 5), genera una especie de forma artística, la cual contiene
sorpresa, novedad (sin ella no captura atención y pierde su valor estético), rasgos aspira-
cionales y de refuerzo del gusto, alcanzando una esteticidad, que comporta una dimensión
de significado antropológico. Con un carácter antropológico de la dimensión estética el
asunto de belleza ha sido desplazado por el que se ocupa de la conexión sensible con la
forma, tomando como aspecto clave la posibilidad de una proyección sensible del sujeto
en la imagen contemplada, una suerte de identificación ya sea de una conciencia presente
o idealizada pero que, en todo caso para la creación, suponen la representación de signifi-
cados que activen el vínculo y con ello una orientación más subjetivista e interaccionista
con las personas que de imitación de referentes.
Desde una mirada más sociológica - antropológica Bourdieu (2010) y Sudjic (2009) tien-
den pistas para ver la estética del objeto como una producción de significados y rasgos de
representación de valores de identidad e ideología que exceden la noción de mercancía del
objeto y le convierten en una mediación para la conexión intersubjetiva del sujeto para
su proyección social, entonces las cualidades estéticas en sus propiedades comunicativas
representan aspectos del capital simbólico de la sociedad. En su naturaleza dinámica gusto
y juicio de apreciación hacen un fenómeno que cambia en el tiempo. Rams (2009) ofrece
una concepción del diseño como expresión de verdad interior y cruzamientos entre lo
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Cornelius Castoriadis (1999) ofrece en su pensamiento, bases clave para reflexionar una
mirada ontológica del diseñador cuando pone en juego la estrecha relación de la capaci-
dad imaginativa de los individuos y su acción social transformadora. Vinculando teoría
y práctica como binomio inseparable para comprender el fenómeno histórico-social lo
asimila como una creación humana que va construyendo un conocimiento en continuo
que dota al individuo reflexivo de una conciencia para transitar hacia la autonomía y
no sólo hacia la reproducción de los imaginarios. Los imaginarios y la imaginación son
nociones centrales en su postulado: con los primeros refiere: ‘‘Decimos imaginario cuan-
do queremos hablar de algo ‘inventado’ ya se trate de un invento ‘absoluto’ (…) o de un
deslizamiento, desplazamiento de sentido, en el que unos símbolos ya disponibles están
investidos con otras significaciones que las suyas normales o canónicas’’ (p. 139), interpre-
tables como significaciones y representaciones simbólicas que se instalan en la sociedad.
La sociedad constituye un orden simbólico a través de las instituciones y de los individuos
que puede ser inconsciente y no controlado pues le es imposible a los individuos captar
de una vez y para siempre todo o prever sus consecuencias, por ello la esencia del Ser es
indeterminada y caótica como lo son sus creaciones. En referencia a la imaginación como
la habilidad que permite al sujeto abstraer parte de los encadenamientos simbólicos de su
entorno y de significaciones que a través de una creación se torna en una manifestación
exterior, física dada a los sentidos y por la imaginación un mensaje simbólico con sentido
de conexión voluntaria que sólo es posible a través del lenguaje. Para Castoriadis la histo-
ria no existe sino en y por diferentes tipos de lenguaje que son transformativos en función
de la génesis de sentido que las personas otorgan a su existencia.
Con el encuadre postfenomenológico y de la Estética que son extrapolables al pensar del
diseño podemos interpretar que el pensamiento estético se inscribe más en un pensamiento
dialéctico ‘arte de la conversación entre dos’, esos dos como ya se ha mencionado son un par
activo que se complementa pero también pone en tensión su propia internalización; en el
plano de la apreciación estética, la retroalimentación sobre la apariencia, apoyada en el gusto
aporta al diseñador una nueva entrada para un nuevo esquema de forma y contenido. Sí se
tratará solo de un pensamiento desde el positivismo, se trata de un orden impuesto y men-
surable desde de la composición en sí más que de la experiencia sensible y subjetiva. Con un
pensamiento dialéctico el diseño de la estética del objeto reconoce la alteridad y pone en in-
teracción su mensaje y con ella un ciclo de iteración o ciclo que se renueva en cuanto más se
expone. Poner lo dicho y recoger lo que el otro tiene que decir sobre ello, nutre su creación.
El pensamiento requiere del lenguaje porque con éste la representación interna es exterio-
rizada: significaciones, símbolos pueden ser contados e interpretados por otros. En tanto
estética del objeto combina contenidos y una materia organizada que a menos que otro
la lea se reduce a una entidad física ignorada. Así que debe dotarse de relato y de códigos
reconocibles para su conexión.
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como alguien que ejecuta una tarea. 2. La tarea a realizar. 3. El artefacto que además de
ser un utilitario es un modo de extensión humana para la ejecución de la actividad. En su
noción la interfaz más que un objeto una articulación de interacción de los tres compo-
nentes. El diseñador no centra su atención en la composición de un objeto aislado sino un
medio que debe articularse eficiente y significativamente al sujeto y su hacer. En clave es-
tética, esta interfase es una articulación de información, para la interacción del sujeto con
el contenido funcional y de las cualidades de carácter sensible que el diseñador concibe y
concreta para mediar la experiencia estética de los individuos y extender la percepción de
lo útil del objeto a una resonancia emocional de su belleza funcional expresión acuñada
por Harley Earl en su comunicado ‘‘Harley Earl to Inter-organization letters only, Styling
Division, Field where designers operate. Concept car Le Sabre Project. 16 January 1953,
New York General Motors Corporation, New York City’’.
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Con referencia a la novedad se parte de conocer la idea que se tiene de algo, un estereotipo
o esquema mental que hace que las personas en su ojo y cerebro estén predispuestas a una
determinada información para a partir de allí, poder producir una innovación semánti-
ca (o figurativa): un concepto subjetivo que desliza el sentido o el campo de aplicación
de destino y no necesariamente su significado de origen. La novedad implica relacionar
estructuras de significados enraizadas en la cadena de interpretación y valoración para ge-
nerar modelos mentales que no existen, por lo tanto, son inesperados y tienen cierto grado
de incertidumbre o indeterminabilidad. Asociada a la sorpresa, la novedad requiere cierto
grado de enlace a referentes que pueden ser conceptuales o simbólicos para evitar ser re-
chazados. Con relación al juicio estético una misma apariencia armoniosa y bien resuelta
configurativamente, es bella para alguien con más información de diversidad estética que
para otra que la juzga de fea por no adecuarse o correlacionarse con patrones incorpora-
dos. Es decir, las propiedades se vinculan al prejuicio, pero también pueden crear nuevos.
Un recurso de su expresión son las metáforas tanto verbales como visuales, en su fuerza
expresiva, su sentido es dado de manera inconsciente y por lo tanto proporciona una
comodidad perceptiva, que para la Psicología se trata de un sentimiento adimensional en
el que la determinabilidad y la indeterminabilidad coexisten sin desafío de explicación.
Lakoff y Johnson en su trabajo Metaphors We Live By (1980) afirman que estas constitu-
yen una forma de integración conceptual que impregna la vida cotidiana y conforma un
esquema mental con que las personas van acumulando imágenes, significados con la posi-
bilidad de que estos sean transfigurados por la imaginación. Como innovación semántica
tienen la propiedad de evocar una cosa por otra con su valor simbólico; una abstracción
de un dominio de origen con cambio al dominio de destino. Con estas figuras retóricas el
diseñador posee un recurso de estimulación directa y por lo tanto un relevamiento de lo
sensible sobre el entendimiento.
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2. Con la hibridación se sugiere una mezcla de diferentes contenidos que pueden ser he-
terogéneos pero compatibles para dar lugar a uno nuevo que es autorreferente (da cuenta
de su singularidad) y referente (conserva raíces de origen: patrones, significados). Con
la hibridación lo relacional para estructurar la información: ‘dar forma’ se pone de ma-
nifiesto, y el diseñador requiere poner en balance lo objetivo con lo subjetivo, lo ficticio
con los anclajes que conectan con las personas y las estructuras funcionales. El acierto de
la hibridación radica en su adecuación entre de lo que dice y su aptitud para conectar de
manera sensible. El diseño de la estética es un acto de creación condicionado y nutrido por
múltiples datos de información y de diferentes voces.
Para el diseñador esa hibridación supone abstraer representaciones que están afuera e
internalizarlas para estudiar en profundidad ideas, patrones precedentes que puedan ser
fusionados para producir algo nuevo.
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otro o nuevo acontecimiento. Ya sea como palabras o expresiones, es el contexto quien les
faculta como promotoras de nuevas realidades (Derrida, 1989).
La expresión diseño es en sí performativa; como sustantivo es manifestación del resultado
de un proceso mental o concretado materialmente, aludiendo a la acción es un proceso
transformativo que transita desde lo mental a lo material para ordenar la experiencia, para
articularse con el mundo de los sujetos y desplazarlos hacia nuevas realidades.
El lenguaje en su dimensión performativa es un acto que produce efectos en la constitu-
ción del sentido que los sujetos dan a los fenómenos que perciben en su cotidianidad y
aquellos que también constituyen sus patrones de identidad y preferencia. Esta dimensión
performativa puede trasladarse como un aspecto central en el diseño de la estética del ob-
jeto y la resonancia emocional como el efecto que se produce en las personas a través del
mensaje simbólico, metafórico, expresado en las cualidades de su manifestación material
pero también de lo que ellas ya han incorporado antes. Las expresiones performativas no
son ejercicios libres desvinculados de la realidad o de la memoria, requieren repetir rasgos
de tradición o convención sociales para que se les otorgue valor (Derrida, 1989).
Tratándose de un acto de creación que no es totalmente libre ejerce la autonomía para
la construcción de su ficción y valor identitario. Son referentes porque se corresponde
a una estructura normada socialmente que le otorga sentido y le avala. Como expresión
y manifestación que toca a la memoria filo y ontogenética reclama una posición ética
de posicionarse frente a una verdad determinada, unas raíces o modelo normados para
reproducirlos como una forma de subordinación dialéctica o plantearse ofrecer una pro-
puesta que además de reconocible propone la simbolización de otras realidades. Entonces
la expresión estética es un modo de lenguaje de realidad simbólica, cuya lectura se expe-
rimenta a través de los sentidos, la imaginación y la sensibilidad a partir de su contacto
empírico, para luego tener un saber sobre esa realidad.
Transitando de las ideas a la acción de concretarlas produce efectos inmateriales y ma-
teriales. Para el caso del diseño, produce expresiones enunciativas y provocadoras para
la experiencia subjetiva y sensible que se vehiculizan en la imagen del objeto. El sentido
estético del diseño está conectado con la intersubjetividad del individuo y su voluntad
para captar no sólo la forma visible y palpable, sino también su contenido latente e invi-
sible, ello implica poner en juego los sentidos, la sensibilidad y el entendimiento. Con los
dos primeros hay una estimulación que remite a las emociones, con el segundo, un reco-
nocimiento de patrones, representaciones, arquetipos asimilados para su identificación
y apreciación. Para el diseñador implica captar información de la realidad física, mental
en la que circulan imágenes, ideas, preferencias asociadas a valores de identidad, signifi-
cados o prácticas aprendidas. Esos datos captados deben organizarse en una estructura
de contenidos que también sean autorreferentes al tratarse de un acto único ejecutado en
circunstancias particulares, constituye su propio carácter y estructura de concepciones de
una nueva realidad.
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imagen. La imagen es el punto de inicio para la conexión, una constitución o soporte que
puede ser percibido para su comprensión, también para su goce porque muestra atributos
en su superficie que refiere a las relaciones internas de estructura y a la multiplicidad de lo
que muestra. Para el caso del objeto se inscribe en una imagen material sin que ello anule
su condición de imagen mental en tanto ofrece rasgos que animan la curiosidad y fantasía
del observador.
La imagen tiene una doble condición posible de expresión: de presentación cuando su
referencia figurativa comporta una codificación asociable a un significado, por ej.: la ca-
tegoría funcional automóvil con una figuración arquetípica reconocible. Y es represen-
tación en cuanto a la designación de elementos que no pertenecen al mismo tiempo al
significado en cuestión, por ej.: automóvil, sino que remite a otra cosa; es decir se desliza
a la simbolización de naturaleza metafórica con intensidad evocadora que en todo caso
posee rasgos de presentación para que sea de fácil comprensión. Seel (2004), menciona
que un objeto se identifica en una imagen como semejante a otro sí puede ser analizado
usando los mismos predicados clasificatorios. Su validez como representación en tanto
signo que refiere en menor o mayor grado a semejanza con los elementos o cualidades
plásticas que se distinguen en él: figuras, proporción, detalles distintivos que permitan su
relacionamiento.
La imagen puede referir a algo que es o no es porque son abarcables no solo con la mirada
del ojo, también de la mente. El objeto presente en el mundo siempre refiere a algo; su
superficie es un medio de diálogo y una fuente de correspondencias a partir de sus atri-
butos apreciables ya sea en proporción concisa, de saturación, de semejanza. La imagen
como sistema es una unidad de carácter sensible que permite su apreciación en cuanto a
su aparecer en conexión con lo social y cultural para que se le otorgue sentido y ahí, radica
su valor de fantasía (Seel, 2004).
Además del sentido que las personas otorgan a la imagen como portadora de un mensaje
y de unas cualidades de presentación y representación, la imagen posee una naturaleza
fenomenológica porque es un aparecer ante el sujeto en un espacio tiempo determinado;
un fenómeno que al mostrar mueve los sentidos, la cognición y otros procesos en cuanto
evoca otras imágenes de valoración sensible.
Entonces lo que muestra la imagen no sólo tiene que ver con la figura exterior y la mate-
rialización que la hace tangible; muestra un tipo particular de estructura esencial interna
y de su presentación.
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se corresponde a la categoría funcional del objeto (algo asimilado y que construye expec-
tativas preconcepciones de figuración) y la representación de contenidos simbólicos que
conectan valores sociales, más asociados al imaginario de estatus social - marca y unos
patrones de la cultura material.
Hekkert (2006), argumentó desde el marco teórico de la Psicología evolutiva, que la ex-
periencia con el producto difiere de la clásica noción de experiencia estética del objeto de
arte, de contemplación desinteresada, (especialmente las visuales), argumentando que,
la finalidad del objeto y los significados atribuidos a ellos, (los dados por el diseño, y los
agregados por interacciones prácticas del sujeto con el objeto), complejizan la percepción.
Entonces caracterizada desde la percepción, la experiencia estética está atravesada por tres
categorías diferentes que actúan como un conjunto inseparable en la percepción humana:
1. Unidad de placer sensual (algunos principios del gusto son uniformes y no por ello,
las reacciones ante ellos), 2. la interpretación significativa (el sujeto acude a memoria,
interpretación y asociaciones de experiencias significativas previas) y 3. la implicación
emocional (supone la evaluación de un evento en términos positivos o no, para dar lugar
a sentimientos de placer o displacer).
Desde la noción de adaptación desarrollado desde la perspectiva biológica como condi-
ción humana en que el sistema visual es el principal recurso para la asimilación de patro-
nes organizacionales de información, funciones y apariencias soportan su supervivencia
en el entorno, Hekkert vincula este principio a la intencionalidad estética para potenciar
el estímulo visual mediante el uso de las catalogaciones de tipologías y detalles de prefe-
rencia por parte de los diseñadores. Además, en sus trabajos caracterizó pares polares en
las respuestas emocionales: agrado - desagrado, deseo - rechazo, interés - apatía y en las
propiedades de la apariencia como el contraste - unidad, la novedad - iconicidad que en
tanto balance favorecen juicios de apreciación positiva.
Desde el enfoque pragmático, se ha relevado la conexión con el contexto para la experien-
cia humana, como fenómeno social el gusto es una variable clave del diseño de la estética
del objeto para entenderla como condición móvil e influenciable en la apreciación de las
personas y de oportunidad de novedad y contraste.
1.4.10. Gusto
Para Kant, la experiencia estética es el libre juego de entendimiento e imaginación donde
el juicio del gusto se traduce en un placer o desagrado y por ello, está en el plano subjetivo.
El gusto reúne un orden compositivo asimilado en el que yacen esquemas de orden filo-
genético y ontogenético haciendo que la persona contemple con una predisposición a la
adecuación de esa apariencia que se le presenta para luego, encontrarla como armónica o
como una ruptura que le lleva a la repulsión.
Para comprender la formación del gusto, Pierre Bourdieu (2010) desde su trabajo en la
Sociología antropológica, lo aborda como un fenómeno temporal de acuerdo y ‘‘una fun-
ción de signo social’’ (p. 68). Allí la práctica estética es una forma de distinción social; es
decir que la preferencia de una determinada composición está influenciada por su valor
simbólico con relación a la proyección de posición y/o pertenencia de un individuo a
un determinado grupo social; sí bien es un aval colectivo y temporal de un determinado
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género, éste es visto por Bourdieu en su naturaleza dialéctica como mensaje que circula y
que va configurando lo que él llama campos de capital simbólico.
Entonces el gusto se forma colectiva e individualmente y no necesariamente de manera
autónoma, el diseño en sus diferentes expresiones lo modela en tanto más pulsos emite
y con los cuales el sujeto se siente representado en la apariencia del objeto y experimenta
goce en el aparecer del objeto. Como se mencionó antes, el individuo requiere una adhe-
rencia y reconocimiento en el mundo objetivo para constituir y afianzar su identidad. El
gusto vinculado al estilo y siendo este el modo de hablar y escribir (en un sentido lingüís-
tico en la retórica) ambos van deslizándose hacia un sistema de los elementos formales de
la creación artística que actúa según conceptos formales y coincidentes o parecidos para
dar cohesión y refieren a una constancia y a una pertenencia. También a un conjunto de
cualidades con que otros le identifican y experimentan agrado. Por último y en el sentido
kantiano: el gusto, una representación: ‘‘no como pensamiento sino como sentimiento
interno’’ (Aramayo y Mas, 2016, p. 227). Con el juicio del gusto la atención se pone en la
expresión y o ausencia de belleza.
1.4.11. Belleza
El término belleza es uno de las más ambiguos en su definición con una casi imposibilidad
de acuerdo; acude al juicio estético, el cual es visto como un acto de interpretación y cons-
trucción de sentido (desde la interioridad del yo), del objeto con su apariencia atrayente y
que con sus atributos físicos evoca representaciones reguladas por códigos intencionales;
la belleza se convierte en una ficción, una representación mental cargada de subjetivida-
des particulares que exceden la materialidad armónica configurada originalmente y una
expresión de leyes universales.
Adoptaremos una noción que procura conciliar tanto propiedades como la condición
subjetiva de su valoración: un conjunto de cualidades que aparecen al sujeto para satisfa-
cer su sensibilidad y entendimiento por la adecuación de sus representaciones.
Uno de los tópicos centrales en la doctrina estética y uno de los más problemáticos es el
relativo al término belleza. Al recorrer los diferentes autores se encuentran tres posiciones:
1. Objetivista, liderada por Platón quien le asocia con un tipo de propiedad que cualquier
objeto puede poseer y produce placer a su receptor, pasa por lo intrínseco y lo externo
de la forma; por algo creado y recreado, por una suerte de normas para su composición;
luego la Psicología perceptual desde la Gestalt determina sus leyes de composición como
proporción, balance, simetría, armonía y otras relacionadas con mayor detalle.
2. Subjetivista donde ‘‘la belleza está en quien la percibe’’ es una valoración y represen-
tación que el sujeto se hace con la apariencia y su bagaje, disposición y contexto socio
cultural predominan sobre sus leyes. El ‘‘buen gusto’’ que es relativo y no se somete a
discusión de validez.
3. Interaccionista: faculta la relación: sujeto - objeto como una circulación de informa-
ción que es interpretada; un mensaje dotado de indeterminabilidad así estructurado in-
tencionalmente.
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Un abordaje vinculable a expresiones del diseño es el de Popper (1970), uno de los pri-
meros estetas que aborda la belleza indicando que esta posee tres grados de intensidad: 1.
evocativa 2. vívida 3. profunda. Establece que la belleza se asocia a la armónica organiza-
ción con novedad que procura la intuición pura.
En tanto organización, la belleza puede ser intrínseca si refiere a los fundamentos de sime-
tría, balance, patrones que captan el interés natural de las personas. Es extrínseca en tanto
el esqueleto estructural del trabajo que encarna o concreta la expresión formal, posee
rasgos de interés social como gusto, estilo, moda y novedad. Como belleza intrínseca - ex-
trínseca posee elementos desde patrones y aportes de variedad y novedad que el creador
imprime. Y sí la belleza se asocia con el objeto estético, entonces se trata de aquella compo-
sición que posee un atractivo sensual (para los sentidos y la sensibilidad), una codificación
intencional de significado estético que es vinculada a una condición fenomenológica, una
relación dialógica entre: objeto - sujeto que posee el interés y la capacidad de captar de
manera sensible más que con su entendimiento.
También posee tres niveles de variación: 1. Contraste (con relación a tendencias); 2. Gra-
dación e historia (concepto de composición y nivel de disrupción); 3. Variación (con res-
pecto a la unidad en sí, juego de contrastes que captan la atención).
Aplicados estos fundamentos al objeto, este cuenta una historia en su unidad total, pro-
yecta su fuerza expresiva e intención de distinción a través de sus elementos compositivos
y detalles contrastantes que captan la atención, pero no disonantes para el conjunto. La
organización de esos recursos con el aporte de variaciones y novedades es lo que lleva a
la percepción de belleza. Lo que se encuentra bello o feo se mediatiza por los sentidos,
que poco a poco se torna información en la que la sensación y la intuición conllevan una
representación interna del objeto que se presenta bello en su apariencia de unidad en
la variedad, multiplicidad, orden. ‘‘es posible que haya precedido la actividad intelectiva,
conceptual, así como puede seguir comprobando y comparando, pero lo bello es indepen-
diente de toda actividad del entendimiento’’ (Lemcke, 1945, p. 36).
A la luz de Krause (1983) la belleza se puede determinar objetivamente desde:
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2. Pensamiento Estético
Con la pregunta ¿Qué caracteriza la formación del pensamiento estético de los diseñado-
res de la praxis de los Concept cars? y bajo la hipótesis de que formación del pensamiento
estético en la praxis de los diseñadores de la General Motors se caracteriza por una cons-
trucción relacional con el contexto, las ideas institucionales y fundamentos de composi-
ción formal para concebir el carácter estético de los Concept cars.
Este capítulo analiza en la multidimensionalidad de factores, circunstancias, contextos y
objetos la formación del pensamiento estético en la praxis General Motors de los Concept
cars para caracterizar la estructura de formación del pensamiento estético como conjunto
de concepciones que guía el actuar proyectual para estructurar la apariencia del Concept
car como objeto estético.
Por tratarse de una operación del actuar proyectual el esquematismo ejecutado para la
formación del pensamiento será detallado en el siguiente capítulo y descritos en éste, las
concepciones de allí derivadas.
Se definirán algunos términos de base que precisan ser reflexionados para realizar las in-
ferencias que, por su significancia, aparición y vínculo con la reflexión de la estética del
diseño formal del caso, soporten la validez de esta caracterización:
¿Qué es un pensamiento? Una construcción mental en la que se reúnen ideas, conceptos
de la realidad y otros elaborados desde procesos intelectuales y de abstracciones de la
imaginación. El pensamiento está asociado al conjunto de concepciones propias de un
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individuo o de una colectividad, que guía su actuar. Acorde a Gastón Breyer (2007) ‘‘(…)
el pensamiento como contenido sustantivo del pensar, y también como el acto, el verbo, el
proceso, la operación mental. Contenido y acto fundan al humano’’ (p. 84).
Con su planteo Husserl (2007) remarca la intencionalidad del pensar y le otorga sentido
al acto humano: ‘‘El pensamiento es un acto intencional que apunta a un objeto’’ (p. 85).
Por esto y desde la perspectiva fenomenológica, se consideran las condiciones de la expe-
riencia y se indaga por los fenómenos que se manifiestan en el ámbito de formación del
pensamiento, posicionando a éste como propone Husserl como un conjunto de representa-
ciones de lo aprendido, una concepción temporal, que dotan de conciencia y capacidad re-
flexiva a los individuos para la toma de decisiones y para el actuar sistemático e intencional.
Reintroducimos los términos griegos de noesis y noema; el primero como el acto de pen-
sar al objeto, puede ser explorado como modo de pensar en un espacio de creación del
sujeto donde abstrae elementos de la realidad, los sintetiza y reflexiona para la producción
imaginativa. El segundo, noema, refiere al contenido de información producida, al objeto
como salida del acto de pensar concretado como proposición lingüística, figura y otras
propiedades formales.
Como experiencia fenoménica, la formación del pensamiento estético GM en la praxis
de los diseñadores Concept cars, es un acto de pensar el objeto: estética del automóvil. En
tanto contenido, ese objeto se construye en el pensamiento; una construcción inteligible
que se convierte en expresión perceptible: estructura narrativa y de figuración para la
estética del objeto.
Con el propósito de comprender la multidimensionalidad que conforma el pensamiento es-
tético en el fenómeno Concept cars, se observará desde diferentes orientaciones filosóficas.
Con Castoriadis se guía una mirada ontológica del diseñador en su potencialidad trans-
formadora y de promover la constitución de lo nuevo, poniendo en juego parte del trans-
currir de su historia individual mientras hace parte de una colectiva se conecta con el
contexto a través del par imaginario - simbolismo. El primero como el sentido que circula
y el simbolismo como su expresión, que faculta la comprensión de la realidad. Como
representación, imaginario - simbolismo no es de libre constitución, no ejerce pleno con-
trol, aunque condiciona los actos sociales y la apreciación individual del entorno, es sus-
ceptible de transformarse.
Con Bourdieu (2013) se aborda la sociedad como un grupo de personas que viven en
un mismo territorio físico y comparten un sentido de identidad, ideología, prácticas y
creencias donde se marca el Habitus ‘‘sistema de disposiciones duraderas y transferibles,
estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es
decir como principios organizadores de prácticas y de representaciones que pueden estar
objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines ni el do-
minio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente ‘‘regladas’’
y ‘‘regulares sin ser en nada el producto de la obediencia a las reglas y, siendo todo esto,
colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizada por un director de
orquesta’’ (p. 14).
Se considera a esta visión fundamental para organizar el conocimiento y la elaboración de
estos principios y modos de exteriorización del sentido social, para generar la posibilidad
en el diseñador de ir más allá de la homogenización; y para captar el deseo de expresión
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individual como el de estatus social a través de las prácticas estéticas o el interés por la
novedad.
Por otra parte, extraigo de Simondon (2016) la idea de que el pensamiento simboliza un
paradigma en el sentido de tratarse de una unidad con cualidades de formación locali-
zadas espacio temporalmente, una correlación entre el dominio del sujeto y del dominio
del objeto, ambos conforman una estructura polar; sus tensiones se complementan y dan
balance a la estructura con la que se intercambian significaciones y símbolos como este-
reotipos sociales o formas de expresión de la cultura material.
Condiciones para que un pensamiento reflexivo puede considerarse como concreto:
Esquema 1. Esquema de Componentes de Formación del Pensamiento Estético del Diseño. Fuente:
elaboración propia.
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Para responder a la pregunta ¿cuáles son los contenidos más significativos del campo para
la formación del pensamiento estético GM, Estados Unidos entre 1945 y 1965?, se toma la
noción de campo de Bourdieu (2010) como sistema de posiciones y sus relaciones obje-
tivas, con una estructura y capital (simbólico, cultural, social) acumulado que orienta las
estrategias de los actores, y que asume también una existencia temporal de posiciones y
sus relaciones objetivas en las que los agentes establecen una dialéctica de adhesión, con-
servación o transformación.
La Segunda posguerra mundial en la sociedad estadounidense caracterizada por la li-
bertad, oportunidad de progreso, el gusto por la abundancia y exuberancia, el artificio
y entretenimiento, se vinculan a la expresión de Sueño Americano acuñada en 1931 por
James Truslow Adams, como una ‘‘vida [hecha] mejor y más rica y plena para todos, con
oportunidad para cada uno de acuerdo con la capacidad o el logro, independientemente
de la clase social o las circunstancias de nacimiento’’18.
El filósofo francés Louis Althusser (1971) en su observación sobre cómo se constituye el
ser institucional y su acción en los individuos argumenta que un individuo se define por
su función social, como sujeto único, un individuo instituido que tiene ideas que son
acciones materiales insertadas en prácticas materiales gobernadas por rituales materiales
que son definidos por el aparato ideológico material del cual derivan las ideas para el
sujeto. Interpretando la perspectiva de Althusser, el campo del individuo es el aparato
ideológico, el espacio de prácticas, rituales y un entorno material; concreto, dinámico y
hegemónico.
La tensión que emerge allí es la de autonomía - adecuación pues, el sujeto dotado de ima-
ginación interpreta el intercambio significativo con el aparato ideológico, las imágenes y
circunstancias. Luego, procurará su transformación consciente e intencional en otra más
deseable. Al respecto, la capacidad reflexiva del individuo se puede definir como el proceso
de aprendizaje acerca de quiénes somos, cómo creamos nuestra identidad y cómo el in-
dividuo sortea subjetiva y objetivamente su intercambio imaginario con el contexto (Gi-
ddens, 1991); lleva al diseñador a plantearse una intersección entre su propia experiencia
y la información externa, es decir la creación como novedad y no sólo de representación
de la realidad.
Castoriadis ya había mencionado esa habilidad imaginaria y transformadora del diseña-
dor en tanto creador de un contenido que se hace imagen apreciable; por su parte, Adorno
(1980) [1970] discute que el arte está inevitablemente ligado a la realidad y representa
valores sociales o de estatus social (estatus quo); sin embargo, su creador debiera resistir
ese ser, absorberlo y rehacerlo. Su aproximación de fantasía en el acto creativo y de ex-
presión del arte, yace en un modo de resistencia a la representación de la sociedad y más
bien una ‘‘aparición’’ en tanto manifestación de algo que existe, existió y está por existir. La
aparición es para el autor, una realidad inaprensible en la que se presenta (aparece) algo
que no existe; reconociendo la belleza en la indeterminación de las cosas, su capacidad de
sorprender. Una clara invitación a la novedad desde el acto estético del diseño.
Nietzsche [1872] (2010), sostiene que el origen de placer que ofrece una expresión estética
no está en su determinabilidad, como potencial de dominación o reflejo de lo normado
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Las personas hacen uso inmediato de los simbolismos que circulan y por ello pueden
dejarse dominar por ellos o resistirse mediante una posición reflexiva desde sus propios
intereses. Por ejemplo: el título de propiedad del automóvil constituye un símbolo de
derecho sobre su tenencia y un símbolo de estatus social o de logro por el trabajo, quizás
un buen manejo de la economía personal. O una forma de práctica estética que simboliza
una identidad con un grupo social con preferencias y capacidad adquisitiva particulares.
Un componente fundamental del símbolo es el imaginario. Se lo puede definir como: algo
inventado ya se trate de un invento absoluto (…) o de un deslizamiento, desplazamiento
de sentido, en el que unos símbolos ya disponibles son investidos con otras significaciones
que las suyas ‘normales’ o ‘canónicas’.
El imaginario usa lo simbólico para expresarse, para manifestarse ya sea como represen-
taciones directas o de otra cosa, pero es por la imaginación que un sentido puede ser
desplazado a otro. Anticipar algo que no existe requiere de imágenes que evoquen sím-
bolos reconocibles para su conexión, así que ambos se complementan. El símbolo es la
expresión del imaginario, a través de el en sus representaciones, los individuos ponen en
juego comprensión y fantasía.
El símbolo supone como significante de representación real, contenidos de significado re-
conocible en el contexto; su amarre a raíces sociohistóricas también posee rasgos de ima-
ginario (s) que conectan con la capacidad imaginativa de las personas para captar algo que
no siempre está presente. Para soportar su actividad creativa, que, por ahora, se enmarca
en evocar en una imagen la representación de una cosa, el diseñador debiera procurar un
conocimiento de los contenidos del contexto imaginario-simbólico y así producir nuevos
deslizamientos de concepto que pudiesen ser atractivos en rasgos extra comunicativos que
excedan el concepto canónico del automóvil y le potencien como expresión sensible de las
aspiraciones sociales.
La General Motors está estrechamente vinculada a los intereses y planes de gobierno, así
que está implicada en sus aparatos ideológicos mientras construye los propios. Lo que
atañe al equipo GM de diseñadores es una articulación de esos tejidos imaginario-simbó-
licos de la realidad, con las raíces y apetencias sociales y su propia construcción de sentido.
‘‘La psique crea un flujo incesante e incontrolable de representaciones, deseos y afectos/
intenciones’’ (Castoriadis, 1999, p. 180).
En el marco de la estética del automóvil, el diseñador procura subjetivizar el mundo obje-
tivo de lo instituyente. Para ello debe transitar por una trama multidimensional de ideas,
las cuales debe intercambiar y fusionar con otros en un proceso de co-creación. La con-
cepción del carácter de la apariencia del automóvil debe ser concertada con actores insti-
tucionales y del colectivo que busca además del aspecto, ciertos rasgos de la identidad de
su cultura19 y de conexión sociológico-afectiva.
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‘Ser’ como entidad absoluta, o sustancia inalterable, plena, total y estática; por el contrario,
reconoce en la habilidad psíquica de la imaginación humana en combinación con teoría y
práctica, una habilidad de permanente transformación que opera tanto individual como
colectivamente.
Al acto de imaginación colectiva que ejerce una cierta autonomía (de autos sí mismo;
nomos ley es autónomo aquel que se otorga a sí mismo sus propias leyes), lo identifica-
mos como imaginario social instituyente, se distingue de lo instituido porque éste se ha
normalizado desde las instituciones. Para el acto creativo más que un ejercicio de mímesis
o de representación lo más cercano posible a la realidad, dentro de normas establecidas,
supone introducir una propuesta novedosa, disruptiva y hasta radical de cambio. En ese
sentido la General Motors adhiere al gobierno representando valores de lo instituido ideo-
lógicamente, pero ejerce su autonomía para constituir sus propios imaginarios, imitar
referentes y deslizar su sentido con nuevas simbolizaciones.
A la noción de autonomía se la vincula la de imaginación en la que se encuentra como una
herramienta para el actuar lúcido, consciente e intencional para la combinación de repre-
sentaciones existentes y la creación de otras novedosas que como accionar social, generen
nuevas realidades. El pensamiento estético como mensaje es una intervención social que
procura esa conexión emocional, no sólo por el reconocimiento de lo instalado sino por
el movimiento de sus fantasías.
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Con la fantasía como ilusión generalizada del deseo, constituye un argumento imaginario
que soporta la realidad y encubre o disipa cualquier división social o antagonismo; la
identificación es un proceso en el que los individuos adhieren al imaginario y se afianza
la ideología; el goce que opera en el plano subjetivo facilitará la creencia en la ideología
instituida como conjunto de símbolos reconocibles de identidad. La ideología es a la vez
una integración simbólica, de carácter imaginario, cuyo límite es la experiencia cotidiana
en tanto la modela o es internalizada por las personas a través de su fuerza persuasiva;
en su dialéctica cargada de tradición y de transformaciones en su trama de significantes
constituye: ‘‘cosas que no significan nada, de repente significan algo, pero en un terreno
muy diferente’’ (p. 88). Que puede ser interpretado como una transferencia en el sentido
de un significante o concepción creada por otro (individuo, momento, contexto) instalada
en otros, posee elementos del pasado y luce como una anticipación al futuro a la que Žižek
enmarca en una ilusión/percepción subjetiva de un proceso objetivo que tiene lugar en la
llamada realidad, para transformar su escena, aunque sea sólo de manera imaginaria hasta
que ya es parte del estado de cosas de la historia personal.
En su estudio Gartman (1994) remarca que, a través de la esteticidad del diseño del au-
tomóvil, se procura disipar las fisuras sociales que vino creando el fenómeno fordista y
las lógicas de producción aunadas al incentivo del consumo en un ciclo de distracción de
condiciones de inequidad para la clase trabajadora estadounidense quien, ya aprecia el
mundo material y el orgullo patrio.
En la ideología como aspecto de la mediación humana no existe una creencia común, lo
que hay es la creencia en que los demás creen y que produce en los individuos una división
entre la realidad social en que se mueven y su propio sueño ideológico. En ese sentido, el
poder significante de la ideología ejerce ‘‘fantasías de control’’ (Žižek, 1989 p. 78). Su mi-
rada destaca el potencial semántico de los discursos que circulan y cómo sus significados
penetran la sociedad, procurando su adhesión y toma de acción a una ‘‘fantasía incons-
ciente’’ (p. 61) con sensación de identificación y agrado. En el sentido estético, una fantasía
de persuasión que se disfruta a través de las figuras que crea.
La ideología ejerce una influencia en el pensar y actuar individual - colectivo con respecto
a la adhesión de figuras ilusorias o de fantasía para su agrado. De esa manera, podemos co-
nectar con la ‘‘práctica estética’’ definida por Bourdieu (2010) como una forma de distin-
ción social que se nutre de las experiencias: social, cultural y económica que estructuran
las preferencias del individuo. El hecho estético como un acto dialéctico caracterizado por
una conciencia liberadora de sentimientos, impulsadora de imaginación, es mediado por
el objeto como expansión de la propia existencia. Una comunicación entre diseñadores y
la sociedad que intenta una resonancia emocional.
Para 1945, luego del final de la II Guerra Mundial, un aire de nueva mentalidad y de con-
solidación de la utopía del sueño americano (American Dream Life) libres, convencidos de
que ‘‘Dios Bendice a América’’ (God Bless America21). La democratización de lo diseñado
(asequible a la clase trabajadora), favorece el fortalecimiento económico. El deseo de an-
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ticipación del futuro y el gusto por lo material están en pie. Un momento para incentivar
la expansión del consumo del automóvil, el renglón más importante de la economía local;
este objeto considerado el más significativo de la Modernidad, de la cultura de masifica-
ción de la producción, de proyección de estatus social, tiene el contacto más frecuente en
la vida cotidiana y cultural de la sociedad estadounidense (Gartman, 1994; Ballard, 1996;
Temple, 2015; Silvestre, 2016). Simboliza para el adolescente: punto de partida hacia la
libertad, la vida social, el cortejo y la vida amorosa. ‘‘La importancia del automóvil deriva
de la centralidad del objeto en la transformación de la vida urbana’’ (Giucci, 2007, p. 16).
América es el territorio del pensar pragmático en que la convicción idílica de ideales de
justicia, abundancia, rectitud, riqueza, libertad, instituye su sociedad. La convicción de
creerse el centro del mundo, de la realización posible de todo lo soñado, le mueve a la
materialización inmediata; los estadounidenses lo saben, lo creen y lo realizan. Los 50s el
éxtasis del poder, el poder del poder, Jean Baudrillard (1986) en su libro titulado América,
con la expresión ‘utopía realizada’ la define como ‘‘la versión original de la modernidad y
Europa como la versión doblada y subtitulada’’ (p. 86).
El lugar donde se convierte en operativo lo ideal, el imaginario que otros cultivan pero que
los americanos, concretan. Los americanos han creado su propio imaginario y lo realizan
en infraestructura para un estilo de vida materialista. Un entorno de objetos concebidos
para embellecer la vida cotidiana e incentivar el placer por la exageración y la abundancia
como sinónimo de bienestar. De allí que la utopía adopta una forma discursiva que in-
volucra los imaginarios como concreción de ideas propuestas manteniendo la conexión
entre la realidad presente y los eventos pasados para la resignificación de experiencias, y el
automóvil, simboliza su utopía.
Su idea de sentirse centro del mundo y suprema potencia, modelo absoluto no es falsa;
América se lo cree y finalmente otros acaban creyéndolo y envidiándoles. Esta elevada
estima, va a proyectarse a su obra material, al entorno visual, material y social. Lo hiper en
el sentido de representación de su grandeza, de valor extraordinario va a ser trasladado a
su pensamiento estético: escala y proporción hablan de ello; helados, hamburguesas, casas
y autos son más grandes en América. ‘‘(…) el surrealismo sólo es extravagancia estética
(…) el exceso correspondiente al espíritu y las facultades mentales pasan a las cosas’’ (Bau-
drillard 1986, p. 119).
¿Cómo entender la alusión de América como la utopía realizada de Baudrillard? Paul Ri-
coeur (1977) en su trabajo Ideología y Utopía refiere la utopía como ‘‘que se dirige a la
realidad; trata de alterar la realidad. La intención de la utopía es seguramente modificar
las cosas establecidas’’ (p. 306); un rol de transformación y resignificación de imaginarios
previos, que se apoya en las narrativas que produce y en las acciones que se van concre-
tando en el presente; juega con opuestos de la austeridad a la abundancia; del dolor a la
felicidad, de la incertidumbre a todo lo que es posible en América, ‘‘una utopía está siem-
pre en proceso de realizarse’’ (p. 292). Los europeos que poblaron Estados Unidos y que
fueron más allá del exilio y de la ruptura geográfica, a la creación de un mundo ideal, a la
exteriorización de ideales de la cultura europea que se tornaron imposibles, pueden ser
concretados en estilo de vida americano, saben que ahora es tiempo de posguerra, tiempo
de materializarlo. El pragmatismo americano persiste en el propósito y en la acción, ‘‘sin
precedentes de modelos’’ (Baudrillard, 1986, p. 110).
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Para entender la significancia del pragmatismo como sello americano, debemos remitir-
nos a John Dewey (2005) quien representa la tradición pragmática. En su perspectiva ha
tenido una gran influencia en el pensamiento y la sociedad estadounidense en general. La
idea de pensar está estrechamente relacionada con la acción: Hagámoslo (Let´s do it!). La
acción humana es la fuente de reflexión, que puede desarrollarse en un entendimiento
conceptual que constituye el marco para una comprensión confiable del mundo. En su
producción, el pragmatismo valora los efectos más que los objetos, la experiencia vivida a
través de los significados en las formas. Con formas refiere a modos de hacer, al sentido y
no sólo al aspecto de lo que concreta. De esa mirada se obtiene una mentalidad de realiza-
ción de nuevas posibilidades mientras se constituye la experiencia.
Dewey considera que toda experiencia está constituida por la interacción entre sujeto y
objeto entre un yo y su mundo, no es solamente física, no es solamente mental. La expe-
riencia estética es particular y evoluciona en contexto, combina y unifica tanto el deseo
como el pensamiento, lo pensante y lo práctico, lo sensible y el significado en ese sentido
evoluciona en contexto. El receptor no es un contenedor vacío sino un agente activo. A
partir de su mirada, se puede inferir que la estética del objeto es expresión de la creativi-
dad humana vinculada a sus concepciones, a la experiencia cotidiana y a lo presente en la
cultura. En tanto composición canónica contempla coherencia, armonía, equilibrio, pero
es el sujeto quien la vivifica desde su interior.
¡Hagámoslo! Su convicción del aprendizaje a partir de la experiencia habilita el error como
parte del proceso y como una oportunidad de refinamiento en el hecho consumado. Ac-
ciones materiales que se insertan en prácticas materiales. Un ejemplo concreto: el Cadillac.
Esta marca que, desde su origen, se concibe como auto de lujo, es adquirida por la General
Motors en 1909, afectada por la gran depresión, resurge en la Segunda Posguerra con nue-
va visión del pensamiento estético GM. La serie que se extiende hasta 1965, va a presentar
variaciones que son punto focal tanto para la marca como para quienes aman poseer sus
automóviles y encontrar rasgos de novedad cada año. Ideas estéticas, hibridación, ética
estética para asumir continuidad y discontinuidades, recorte de realidad respecto de ar-
quetipos ya internalizados en la sociedad son aplicados en su práctica.
Para 1947, los diseñadores GM empiezan a consideran que la apariencia del cuerpo del
auto debe expresar más que el Streamline ya adoptado por la competencia y presente en
sus modelos. Hasta la producción de 1946, la segmentación de zonas desde guardabarros
a puerta y portamaletas y trasero son evidentes; a partir de la línea de horizonte (belt line)
suele darse el acento de líneas curvas y contrastes entre convexos y superficies planas;
todas las marcas juegan la misma fórmula. Sin embargo, para el pensamiento estético
en formación, el foco empieza a ser la necesidad de imprimir un carácter único un men-
saje distintivo para cada modelo en función de los diferentes perfiles de individuos y de
propósitos de movilidad psíquica, física y de imagen personal en el contexto social y no
sólo Geográfico. Una trama de precedentes con ideas disruptivas conectadas a los nuevos
imaginarios y simbolismos de la ideología institucional.
En la versión 1951 este Cadillac de Ville con un cuerpo más alargado y de líneas sinuosas,
bocel cromado que viaja por debajo de la línea de horizonte desde el guardabarros delan-
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tero a la puerta y banda blanca en las ruedas, se busca enfatizar la proximidad del cuerpo
al suelo y con ello dos sensaciones: velocidad y estabilidad.
Para la versión de 1956 ‘más largo que ancho’, unidad armónica y mayor continuidad en
la línea, con juego en los detalles: contraste de color, el cromado cobra notoriedad con
la proporción de ornamentos: boceles en cola, punteras delanteras y traseras que evocan
aeronave y cohetes, se trata de un cuerpo más integrado. Según los diseñadores de GM,
se trata de que el ojo recorra la línea sin interrupciones y que la atención sea captada por
los detalles de mensaje metafórico en su aeroestética. Para Earl, se trata más que de com-
posición figurativa, se trata de otorgar un alma a la forma, dotarla de una narrativa que
sea contada a través de la apariencia atractiva del auto y de un aparecer que promueva la
emoción.
Para la versión 1959 su valor simbólico es la fuerza expresiva de su imagen, y su punto fo-
cal está en la exageración de la cola en los detalles de las luces, la representación de cohetes
y sinuosidades en su superficie con contraste en el manejo de angulaciones (cola, techo
plegadizo, ventanas). Ahora la línea viaja desde las luces traseras hacia adelante, acentuan-
do la línea oblonga y dinámica de su serie.
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de los 40´s con una suerte de monotonía compositiva. Su postura fue la combinación de
esfuerzos entre diseño, negocios y tecnología para la innovación; para mostrar el camino
del futuro de los vehículos de una forma excitante, tal que las personas lo vean, lo sientan
y quieran avanzar juntos. Para ello se requiere una manera diferente de abordar la estética
del automóvil, porque la tecnología experimental no es el medio para producir emoción
en los potenciales compradores; una que enlace el sueño americano: una nueva clase-mó-
vil de sociedad estadounidense que aprecia nuevas formas de belleza funcional, una fuerza
expresiva, evocadora a partes funcionales y al cuerpo del automóvil, esto implicaría poner
mayor esfuerzo en el detalle y su vivacidad.
La GM emprende un proyecto ambicioso, expandir el departamento de Arte y Color (Art
and Color), equivalente a la actual área de diseño acentúa en su nombre dos derroteros:
concepto de la expresión y su manifestación en la superficie material del automóvil. El
color va a ser un recurso de vivacidad y diferenciación. Ahora los diseñadores lideran una
interacción multidisciplinar con la ingeniería, el marketing y la gerencia de negocios.
Su líder en jefe: Harley Earl, el talentoso diseñador del LaSalle (1927), elegido el auto
oficial del circuito de Indianápolis de 1927, ha ido formando su pensamiento estético con
influencia de Hollywood. Su padre posee un negocio de personalización de los automó-
viles de los artistas de esta industria de ficción y entretenimiento que impacta la psique
de la gente y atrae multitudes. Estas estrellas buscan una notoriedad social con un sello
de autenticidad como sujetos únicos y provocadores y el automóvil es su mejor medio de
proyección, además de un poder de exclusividad al transformar los modelos comerciales.
Así que la fantasía que excede lo normado, un carácter simbólico distintivo con fuerza
expresiva en la que la extravagancia se justifica para la notoriedad, son algunas de las ideas
que forman su pensamiento estético.
A partir de esa experiencia Earl siempre resaltó que las ideas de sorpresa y novedad en
la estética vienen de las personas y es el diseñador quien les da carácter y manifestación
material. A lo que añade: testear diferentes composiciones para captar la emoción de las
personas, cuanto más intensa, y coincidente en el público, más confianza para hacerlas
comerciales22. Una fórmula que no funciona cuando la novedad es disruptiva: la respuesta
ante la cola exagerada del Cadillac de Ville 1959 tomó alrededor de dos años, antes de
volverse un éxito comercial.
En 1942, la industria automotriz estadounidense dejó de producir máquinas de sueño
aerodinámicas y dedicó sus recursos a la producción en masa de máquinas de guerra que
conservaron la línea conocida como Streamline. Para finales de 1945, cuando termina la
Segunda Guerra Mundial, el sector del automóvil con la mayor ocupación laboral (más
de 5 millones de trabajadores), enfrenta un nuevo desafío: la estimulación de las personas
para el consumo y el afianzamiento de la ideología anticomunista.
Una nueva estética es necesaria, una que conecte con el imaginario social instituido de
libertad y democracia, paz y progreso, a lo que suman los ideales de abundancia y poderío
militar. Estos valores son abstractos para los individuos y la vía para ser percibidos como
bienestar es incentivar el deseo por el estilo de vida americana que disfruta de la posesión
material (Gartman, 1994).
El impulso de la masificación del automóvil, el objeto de mayor deseo aspiracional de la
clase media estadounidense, se combina con el proyecto GM, total respaldo de la presi-
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concepción estética. A cargo del diseño de las propiedades formal - estéticas del cuerpo
exterior e interior liderará el marco de la experimentación; lo hará en trabajo colaborativo
con otras disciplinas. En su planteo, la creación se hace en correlación con el contex-
to: institucional y con las personas al presentar en avance modelos que aún no existen.
Prototipos que cuentan una narrativa única, con visión futurista y propuesta disruptiva
serán expuestas al público para estimular el deseo de compra, obtener retroalimentación
para el refinamiento de la propuesta estética y la prevención de fracasos millonarios por
el lanzamiento de modelos que no conecten con el mercado. Así la estética va a trazar la
pauta para el desarrollo de ingeniería de manufactura como una táctica opuesta a la Ford,
su principal rival, en su lógica de costo-eficacia productiva por encima de la concepción
de las cualidades estéticas.
Por otro lado, los 1950s son reconocidos como la era dorada para el sector del automóvil
en Estados Unidos, constituyéndose en el centro de innovación del diseño; ‘autos volado-
res’, motores con tecnología nuclear, dispositivos eléctricos para la automatización. Para
los años 1960s el foco de los Concept cars como fase de diseño para la anticipación de
cualidades del automóvil se desplaza a Europa. Su propuesta opone a las concepciones de
escala, proporción y excesivo ornamento de los americanos; la tradición de líneas suaves,
modelos compactos y otras interpretaciones de lujo son eventualmente trasladadas a ver-
sions comerciales (Rees, 1999).
Acorde al pensamiento benjaminiano de que hay objetos industriales que poseen un efec-
to artístico superior a muchas obras de arte, Morcillo (2013) plantea que el automóvil está
en esa categoría por la intensidad poética de su imagen, su forma expresiva que entronca
el arte, la sociedad, la cultura y la tecnología con impacto emocional y no sólo práctico.
El automóvil es considerado el objeto más significativo de la modernidad, y el de mayor
conexión emocional con las personas por su apariencia y utilidad (Gartman, 1994; Rae´s,
2001; Jaarfarnia, 2013; Morcillo, 2013).
La GM concretó el primer Concept car (o auto de sueño) como expresión de simbiosis
estética y tecnológica que intenta romper el paradigma formal instaurado por la Ford y
que Earl señalaba como ‘cajas sobre ruedas’ (boxes on wheels). El Buick Y-Job desarrollado
desde 1938 concreta el primer prototipo en 1941. Su fuerza semántica, en tanto produc-
ción de significado, inicia con su nombre: Modelo Y; hasta el momento la industria deno-
minaba modelo X (X-model) a los diferentes desarrollos experimentales, (su estatus de X
es algo aún indeterminado pero exploratorio y secreto). Con Y, es un paso adelante, Job
(trabajo) pretende lanzar el mensaje del siguiente paso del trabajador que puede acceder
a una nueva generación de automóvil para lograr notoriedad y disfrutar de sus adelantos
tecnológicos: cubierta descapotable, vidrios eléctricos, faros ocultos, cromados, ruedas
con bandas blancas y en general una apariencia de estatus social, acorde a la ideología de
progreso, abundancia y poder. Con este desarrollo del primer Concept car, Harley Earl
obtiene en mayo 7 de 1935 la patente 95-496 por la introducción de las luces retráctiles y
otros detalles de la apariencia externa alcanzada en ese momento de desarrollo del Y-Job,
es decir antes de su concreción.
Al quedar Estados Unidos fortalecido económica y tecnológicamente después de la Segun-
da Guerra Mundial, impone un cambio de foco: aceleramiento de cambios de la realidad
social, de planteo de nuevos planteos en la dimensión estética y tecnológica. Ahora, el pro-
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2.7.3.1. Aura
Su búsqueda de una imagen del automóvil sin precedentes con sello de autenticidad es
soportada en el imaginario futurístico de la aeronáutica, la ideología, la expansión vial, de
las ciudades y el pensamiento GM. Con la introducción de novedad de los Concept cars
se logró hacer sentir a las personas, miembros del acontecer social, empoderados en sus
formas de relacionarse y proyectar una imagen individual, valores que prevalecen en la
cultura estadounidense (Gartman, 1994).
Si se compara el fenómeno GM Concept cars con el planteo de Walter Benjamin (1973)
en La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica afirma que la autenticidad de
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la obra artística, explicitada como ‘‘aura es la cifra de todo lo que desde el origen puede
transmitirse en ella, desde su duración material hasta su testificación histórica’’ (En Mor-
cillo, 2013, p. 44). Es equiparable a la fuerza expresiva de la apariencia que plantea, GM.
También la asocia a la función ritual de la obra en el sentido –de Benjamin– que, a través
de su contemplación y reconocimiento, obtiene una integración social. El Concept car en
su versión comercial no sólo se integra a la vida cotidiana, sus rituales sociales, sino que
hace parte de la cultura material, de la imagen que circula en el entorno.
Setenta años después, son exhibidos en museos de arte del mundo, son piezas valiosas de
coleccionistas, tesoros de quienes los poseen. Benjamin reconoce en el ornato y el detalle,
un detalle de autenticidad en la manifestación del objeto. Para Earl, la riqueza en el detalle,
la fricción de elementos compositivos es un rasgo del carácter único y de distinción de los
antecedentes, en su intención estética, se trata de encontrar más detalles en cuanto más se
observe el cuerpo del automóvil. Así que, puede inferirse que hay una similitud del carác-
ter estético con el aura propuesta por Benjamin.
2.7.3.2. Autorreferencia
El aura se interpretó como aquel carácter que otorga al objeto un poder de saturación en el
mensaje; ornamento y detalle en su aspecto y una presencia social tal, que le hace perma-
necer en el tiempo. Con la autorreferencia aludimos a la manifestación de rasgos propios
y novedosos que el diseñador en su autonomía aporta al carácter estético de la forma sin
detrimento de representación de su conexión con el contexto. Los Concept cars de la GM
además de autos de sueños, ‘un auto para cada bolsillo y para cada propósito’ se conciben
como una manifestación única en su esencia formal para estimular la curiosidad, atención
y experiencia estética del espectador. Esa manifestación de novedad es la que Mukařovský
(1978c) promueve como el verdadero sentido de la creación estética porque de lo contra-
rio se estanca en la presentación de lo determinado.
Un ejemplo de este carácter con aura y autorreferencia es la concepción metafórica del Ca-
dillac El dorado Biarritz 1959: concebido como un símbolo de prestigio en la vida urbana,
representa poder, abundancia-exuberancia y glamur-deseo, es el avión de guerra P-38 Li-
ghtning Fighter, un referente que simboliza ataque y confiabilidad, inspira el diseño GM el
cual explicita como expresión de belleza sólida y duradera, un mensaje de determinación
y confianza para el avance social y bienestar material.
En las siguientes imágenes se pueden apreciar perspectivas: el avión P-38 Lightning Figh-
ter (Figura 1) y el Cadillac El dorado 1959 (Figura 2) la similitud del cuerpo del automóvil:
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Figura 1. Foto de
1 Avión P-38 Lightning
Fighter (1944)
Fuente: https://www.
thoughtco.com/
world-war-ii-p-38-
lightning-2361085.
Figura 2. Foto de
Cadillac El dorado
Biarritz 1959. Fuente:
GM Heritage Center.
2
Con respecto a longitud y distancia entre ejes: más largo que ancho, silueta más baja, para-
golpes y rejillas masivos, panorámico en vidrio curvado con boceles metálicos (tipo cúpu-
la avión); líneas sinuosas de carácter orgánico y aerodinámico. Altas traseras prominentes
en forma de proyectil. Predomino de texturas lisas, brillantes y color vibrante marcan
otros valores de representación en el valor aspiracional y de lujo para la marca Cadillac.
En concordancia con su idea de ‘un auto para cada bolsillo y para cada propósito’ y un
sello de autorreferencia, este Cadillac Eldorado Biarritz desarrolla una serie presentada en
el portafolio original de la GM Cadillac 1959 ‘Sixty-Two Sedan’ con seis ventanas (mayor
visibilidad hacia exterior e interior), luego ‘El Dorado Biarritz’ es convertible y el Flee-
twood-Sixty Special presentado como el modelo más lujoso tipo limosina, posee un techo
rígido como rasgo para la privacidad.
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aeroestética emerge para desplazar líneas, escala y proporción, cúpulas, proyectiles, aletas,
punteras, desfogues, materiales al aspecto del vehículo. Códigos reconocibles en una cons-
trucción semántica que conecta con la utopía que vienen concretando.
El gusto por lo hiper se desliza a este Concept car estadounidense, el imaginario social de
superioridad, abundancia y grandeza que representa su identidad. Su preferencia por la
estética exuberante de los automóviles, las casas, otros objetos cotidianos y sus comidas, es
signo de ello (Gartman, 1994). Por su parte, George Walker26 (1962) afirmó que el público
estadounidense es agresivo, se mueve hacia arriba todo el tiempo y eso significa negocios.
Cuando el trabajador estadounidense tiene bajo ingreso, quiere una casa más grande y un
auto más grande.
El consumo es un modo de adquisición de prestigio y su atractivo estético yace en la
proyección de una imagen del individuo y no sólo del objeto que se posee. El automóvil
comienza a ser una extensión de la imagen personal y de distinción social que se posiciona
en la mente de los otros. El orgullo del Sueño de Vida Americana (American Dream Life)
es la convicción íntima y delirante de haber materializado todos sus sueños. A lo que Bau-
drillard (1986) agrega que para la América de los 50´s y 60´s no se trata de libertad e igual-
dad sino libertad de hecho, el acento de la capacidad individual para mostrar supremacía
en su logro mientras los franceses prevalecen en su preocupación por las apariencias, el
reconocimiento intelectual y su distingo de clase.
Para GM la estética del automóvil tiene una naturaleza relacional entre el sujeto y el objeto,
su interés comercial hace que tanto los contenidos de cualidad del aspecto del automóvil
como de su aparecer tengan igual relevancia ‘la ceremonia de consumo’. La feria itinerante
Motorama 1949 a 1961 denominada ‘Transporte sin límites’ (Transportation Unlimited)
abierta en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, tuvo su primera versión en 1949. Aco-
gió cerca de medio millón de personas interesadas en nuevas ideas; un espacio de ilusión y
fantasía para mover el agrado e incidir en la compra de los modelos. Allí la aeroestética y
el entretenimiento se juntan para el aparecer de las nuevas apariencias de los Concept cars.
Con los diseñadores GM allí presentes, se captan reacciones, opiniones de las personas que
permiten refinar tanto concepto como figuración de su propuesta estética.
Esta feria itinerante catalogada como un fenómeno cultural expresado en el show27 de
autos glamorosos de la GM, presenta los prototipos de Concept cars como Motorama Cars
(Temple, 2015). En imágenes de archivo puede apreciarse la contemplación que hacen las
personas del automóvil y de todos los recursos de mensaje simbólico que allí se ponen en
escena: la imagen atractiva y sofisticada de la modelo, la elevación del cuerpo del auto,
su aparecer como sí se tratase de una pieza artística tienen como propósito exacerbar las
emociones para captar la atención en el interés por lo desconocido y la ficción dada en la
metáfora del auto como ‘objeto de deseo’.
Gartman en su libro Auto Opium (1994) describe el fenómeno de la estética del automóvil
estadounidense equivalente al opio de la religión en la tierra para la población de Estados
Unidos; alcanza el nivel de objeto ritual para su sociedad. En su análisis de perspectiva
histórico-sociológica afirma que la apariencia de este objeto representativo de la sociedad
de consumo, de la reproducibilidad técnica, penetra el imaginario social, se convierte en
el objeto que mueve de manera más potente las emociones de los individuos y el modo
en que ellos se relacionan; atribuye también a la relación sujeto - automóvil un modo de
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proyección de estatus social, más significativo que el que alcanzan con sus casas, porque
éstas no se mueven con ellos.
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Una posición compatible con el pensamiento de Mukařovský (1978), para quien la rein-
vención del arte produce un aumento de la comunicación, que es el significado de lo que
es la estética; un mecanismo simbólico estético que genera evolución. Lo contrario, la
bloquea inevitablemente con un orden normalizado. Y tanto sujeto como objeto tienen
una participación; se trata de un intercambio de información entre los dos para hacer
emerger una nueva.
Al interior de GM se discute la ruta de lo conocido a lo desconocido para los Concept
cars. Producir manifestación única, sin precedentes; procesar la información que se posee,
obtener sus representaciones, significantes y figuraciones para transformarlos en mundos
imaginados con rasgos reconocibles. Inspirado en aviones a reacción, el Concept Buick Le
Sabre 1951 posee un altímetro, sus líneas y detalles de sus secciones: delantera (parrilla,
guardabarros) y trasera (luz central, accesorios como cohetes y figura del tanque de gasoli-
na) derivan del avión caza F86 Sabre, el azul plata y cromados evocan su elevación al cielo.
Una abstracción morfológica del cuerpo y otros detalles del avión pueden apreciarse en
las diferentes imágenes del cuerpo del Buick Le Sabre. Su logo USA es un sello de marca
nacional y un mensaje de lo que ya se anticipa. La inclusión de las banderas francesa y
estadounidense en el lateral trasero, son un mensaje de amistad expuesto en La feria Inter-
nacional del Automóvil, Paris 1951. En las líneas de color (rojo y azul) de los rines, puede
apreciarse el refuerzo de este valor simbólico.
Luego, desarrolla cuatro principios de naturaleza evolutiva tanto para el medio como para
el tiempo, sin que ello pretenda un acuerdo estético universal. A saber, son:
1. Máximo efecto con el mínimo de medio, alude a un alto poder expresivo sin que ello
implique un esfuerzo cognitivo importante para el espectador. Con respecto a parámetros
de composición refiere más a una adecuación con el entorno que a la reducción de líneas
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Con respecto a las relaciones entre lo kitsch y el objeto, Abraham Moles y Eberhad Wahl
(1991) inscriben el término kitsch de origen alemán verkitschen en hacer una cosa por
otra, una negación de lo auténtico por una expresión de antítesis en la génesis estética;
una forma de ‘anti-arte’ e indican que corresponde a una génesis estética que ubica al
objeto en otras dimensiones con relación al ser; se desplaza su funcionalidad o apariencia
tradicional, e incluso acude a referentes externos al de su categoría conceptual. Los autores
indican que el kitsch es inherente a la producción de arte, pero migra a la de objetos y su
visibilidad se manifiesta más o menos según condiciones de la sociedad y los patrones de
gusto vigentes.
El kitsch entendido como lo que va en contra del buen gusto representa una expresión
disruptiva y a la vez un sistema estético de comunicación de masas cuyo valor principal es
su aptitud para producir placer, ese que no requiere de discernimientos lógicos y el cum-
plimiento de lo normado. Su detección se manifestó con intervenciones del diseño en fun-
ción de lógicas diferentes a parámetros artísticos y más en dirección hacia la mercancía en
la sociedad burguesa, pero sobre todo a un deseo de expresión autónoma, argumentaron.
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El objeto kitsch tiene como manifestación propiedades disruptivas que pueden notarse en
su geometría, propiedades formales, modos de uso, traslado de conceptos de unas catego-
rías externas a otras de objetos; un modo de resignificación que implica una reacomoda-
ción de patrones de apreciación para las personas. Sus valores de heterogeneidad y tensión
estimulan la exploración de novedad en la expresión del diseño y mueven la fantasía para
promover nuevos paradigmas de apreciación de belleza. La belleza en el kitsch se mani-
fiesta desde su estructura interna y no por su adecuación por los preceptos compositivos
porque ahí resulta un orden lejano.
Para ilustración de lo postulado por los autores, podemos citar la narrativa del Concept
car Oldsmobile Golden Rocket de 1956 como un modo de resignificación que implica
una reacomodación de patrones que vienen de lo aeroespacial y se deslizan al vehículo:
¡Cohete de Oro experimental de Oldsmobile! Cuerpo mucho más bajo, dramáticamente
poderoso, con nuevas líneas impresionantes para quedarse sin aire. Aquí está la elegancia
supersónica para excitar una gran imaginación. ‘‘Cohete de Oro’’ ¡el automóvil experi-
mental que hace realidad los sueños de los diseñadores de una manera emocionante hoy!
Una construcción semántica con alto valor metafórico, adjetivación, deslizamientos de
impulso a la ficción en un campo de libertad estética.
La manifestación de lo kitsch es abordada como un modo de estilismo que se posiciona
en el expresionismo, en el que: la fantasía es más característica que la racionalidad, hay
variación de patrones canónicos; un modo de surrealismo explorado en la experiencia
estadounidense, especialmente en los 50s en la que los binomios: ‘‘artista - aplicado’’ y una
‘‘actitud: consumidor - rey’’ es un arte de vivir y un modo de ser y expresar que, no emerge
de una funcionalidad profunda sino de la búsqueda de otras maneras de vivir y de relación
con el entorno, especialmente en la clase media o burgués. Una de las explicaciones de la
acogida de lo kitsch en la clase media, es una coincidencia de fricción entre lo determinado
y aceptable con la búsqueda de una voz propia; es divertido y ofrece autenticidad (Moles y
Wahl, 1991, pp. 123-127). Otro valor destacable de lo kitsch es la profusión, para referir a la
exuberancia en el mensaje, la libertad en la expresión del detalle, el contraste y la alegoría
de abundancia (en el sentido de ‘‘cuanto más mejor’’) como momento de la sociedad en
la que se desarrolla. Sí bien el cuerpo del Oldsmobile Golden Rocket 1956 no acude a la
recarga de elementos, sí lo hace en la proporción de sus elementos de valor simbólico, por
ejemplo: la sección lateral que remata en la puntera trasera tipo proyectil y en lo ficcional
de su anuncio: ‘un estilo de vida supersónico, elegante y sensual’.
La apreciación estética, se mueve en la dicotomía de lo aceptable - inaceptable. En en-
tornos de creación de nuevos paradigmas es una tendencia que se alinea con el espíritu
humano y su naturaleza cambiante; para los puristas, es un modo de desarticulación y
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Figura 3. Foto
del Concept car
Buick Cyclone
1959. Perspectiva
Delantera. Fuente:
GM Heritage Center.
Figura 4. Foto del
Concept Car Buick
Cyclone 1959.
Detalles Cuerpo.
Fuente: GM Heritage
Center.
4
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En línea con Zátonyi (2002) el kitsch más que un objeto, es una actitud; más que una
estructura normada de composición es una expresión que desplaza lo que para otros es
inaceptable o transgredidle en un concepto elaborado que mezcla lo que otros han sustraí-
do, lo que está instituido con un relato propio que en todo caso tiene algo de fascinante.
Otra característica de la propuesta kitsch es que se trata de un concepto que tiene validez
en su construcción interna como algo que se construye en adecuación de su tiempo y sus
condiciones. ‘‘El kitsch siempre se arma de buenas excusas. Jamás carece de algo aceptable,
reconocible, aunque eso sea cuestionable o debatible. Entre otras excusas se destaca la
utilidad, lo pragmático’’ (p. 208).
El fenómeno kitsch puede tomar ideas, apariencias, significaciones de otros escenarios o
aplicaciones prácticas y desplazarlas a otras diferentes. El punto de anclaje radica en que su
mensaje posee señales con las que las personas pueden identificarse, apela a lo fantasioso,
a lo subjetivo. Al operar con sus imágenes sugestivas moviliza reacciones emotivas; en sus
rasgos de originalidad, de disrupción, encuentra una manera de conectar con quienes
desean distinguirse o resistirse a lo normado. O simplemente resaltar su individualidad,
aunque sea interpretado por algunos y en palabras de Zátonyi a ‘hacer muebles nuevos
con muebles viejos’’ (2002, p. 196).
Una vía de expresión con la que el diseño, puede encontrar puntos de intersección con las
personas; forma y contenido en lo kitsch permiten diferentes modos de hibridación que
adquieren consistencia cuando el mensaje interno y lo expresado por la imagen hablan de
lo mismo.
Conclusiones Parciales:
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puede interpretarse como una historia en contexto que habla de una imagen autorreferen-
te idealizada y sensible del sujeto proyectada en el objeto.
6. Para el pensamiento estético GM de los Concept cars, se trata de la apariencia y el apa-
recer del objeto como par inseparable en la experiencia estética. Un juego de intercambio
que debe ser entretenido para estimular las emociones más que el discernimiento.
7. La creación de belleza del objeto, precisa la producción de ideas estéticas, aquellas re-
presentaciones de la imaginación. La imaginación como capacidad productiva, faculta al
diseñador para tomar distancia del concepto racional, utilitario para crear los atributos
estéticos del objeto, los cuales pueden entenderse como los rasgos que definen su valor
sensible y coincidir con sus conceptos, ideas determinadas de lo que el ‘‘objeto debe ser’’.
8. Para los diseñadores GM de los Concept cars la belleza significa una expresión de algo
que funciona y que representa una imagen idealizada, compartida y avalada socialmente
tanto para el automóvil como para los individuos. Es decir que en su comprensión del
contexto y del sujeto, encuentran que es bello algo que no sólo es captado en las cualida-
des visibles e invisibles de la forma, sino que, a través de su apariencia, le permite al sujeto
proyectar una imagen de cómo quiere verse, y cómo quiere ser visto a través de ese objeto:
automóvil.
Bajo la pregunta ¿Qué caracteriza el acto de diseño de la estética de los Concept cars GM?
este capítulo denominado Acto De Diseño de la Estética del Objeto parte de la hipótesis de
que el acto de diseño se caracteriza por un conjunto de operaciones intencionales y condi-
cionadas para la construcción progresiva de una estructura de contenidos que determina
la esencia o carácter y anticipa las cualidades formales de la estética del objeto.
El diseñador, soportado en su pensamiento, intercambio con el contexto y su habilidad
proyectual30 aporta su voz en el mensaje que expresa a través de la forma para su resonan-
cia emocional y de quienes la aprecian.
En el marco de pensamiento en acción del diseño para la estética del objeto se van a carac-
terizar las operaciones de esquematismo del contexto, de diseño conceptual para inferir el
conocimiento tácito31 de su práctica o know how y que pueda ser explícito a través de sus
salidas de información expresadas en esquemas, narrativas, metáforas verbales y visuales,
imágenes y otros datos de significancia que posibiliten dar cuenta del vínculo y coherencia
entre su intencionalidad, interpretación, conceptualización y figuración de la estructura
formal para el automóvil.
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1. Acto de expresión de lenguaje que en sus narrativas: verbal y visual, posibilita la comu-
nicación con lo simbólico y lo metafórico. Ese sentido expresado como narrativa en cada
Concept car puede interpretarse como una historia que habla de una imagen autorrefe-
rente idealizada y sensible del sujeto proyectada en el contexto a través del objeto.
2. Es autorreferente al tratarse de un acto único ejecutado en circunstancias particulares,
que constituye su propio carácter y estructura de concepciones como una nueva realidad.
Y es, a la vez, referente porque se corresponde a una estructura normada socialmente que
le otorga sentido y le avala.
3. Transitando de las ideas a la acción de concretarlas produce efectos inmateriales y ma-
teriales. Para el caso del diseño, produce expresiones enunciativas y provocadoras para la
experiencia subjetiva y sensible que se vehiculizan en la imagen del objeto.
4. Tratándose de un acto de creación que no es totalmente libre ejerce la autonomía para
la construcción de su ficción y valor identitario.
3.2.1.1. Esquematismo
Con la formación del pensamiento estético encontramos que el intercambio del diseñador
con el campo le aporta información tanto conceptual como de cualidades sensibles que
circulan en la estructura social que las adopta, avala y disfruta. Esa esencia relacional para
la construcción mental, imaginativa del sentido estético para la forma de los Concept cars,
demanda habilidades innatas del individuo que combinan sensibilidad, imaginación y en-
tendimiento. Condiciones fundamentales para la experiencia de conocimiento humano y
juicio, según lo planteado por Kant en su obra Crítica de la Razón Pura (2009)32 cuando
presenta el esquematismo como una experiencia de intersección de las cualidades sensibles
y el concepto de los objetos de la realidad, es decir que las apariencias sensoriales, físicas y
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mentales que son captadas por la sensibilidad pueden llevarse a una matriz sintetizadora
de datos organizados en categorías como unidades de sentido comprensibles o conceptos.
‘‘Que hay dos ramas del conocimiento humano, que quizá se originen en una raíz común,
pero desconocida para nosotros, y son a saber, la sensibilidad y el entendimiento. Por
medio de la primera, nos son dados los objetos; por medio de la segunda los objetos son
pensados’’ (p. 2).
El par sensibilidad - entendimiento es fundamental e inseparable dado que a través de la
primera captamos los objetos en sus representaciones e intuiciones33, pero es por el enten-
dimiento que pueden ser pensados como conceptos. Captar la multiplicidad de represen-
taciones de la realidad presente implica que esa diversidad sensible, (su esencia y no sólo
la forma de ellas), se someta a un juicio de discriminación - asociación para que luego,
se agrupe homogéneamente para producir un significado. En ese proceso entra en juego
la subjetividad del diseñador quien además pone en tensión algunas relaciones del sujeto
con las representaciones y conceptos que allí encuentra.
Siendo el esquematismo una operación cognitiva que faculta la intersección de las cuali-
dades sensibles y los conceptos de los objetos de la realidad, produce una matriz de datos
que facilita la comprensión del sentido estético del campo, aporta conocimiento para la
posterior construcción imaginativa de nuevas configuraciones que, en todo caso, puedan
conectar con el contexto espacio temporal de donde emergen. Kant afirma que el gusto
opera como un mecanismo de vinculación de apariencias y conceptos entre lo que se pre-
senta al sujeto y lo que éste ha incorporado intersubjetivamente. A la matriz de síntesis de
categorías, conceptos y sus cualidades la llama esquema; en tanto esquema mental tiene
una utilidad reflexiva más que de determinación de juicios; posibilita hacer conexiones de
ideas, imágenes y combinaciones como preconceptos, que en palabras kantianas equivalen
a ideas estéticas.
3.2.1.1.1. Concepto
Vinculado a la idea es una construcción mental formada por la noción de algo que posee
características que pueden expresarse lingüísticamente. Un concepto es también la anti-
cipación de unas cualidades que aún no existen y que pueden posibilitar una experiencia.
Ubicado en el plano del entendimiento, el concepto es una unidad de compresión que
faculta conexiones con las intuiciones captadas por la sensibilidad y que luego, alimentan
el juicio.
1. Una propiedad del objeto empírico que estimula los sentidos para captar la atención
del sujeto, por ej.: volumen, línea, color, textura o proporción.
2. Una característica cualitativa atribuida en la adjetivación y que puede tener valor sim-
bólico para la estimulación de la imaginación, la memoria y conectar emocionalmente;
por ejemplo: ‘aquella nave dorada que vuela pegada al suelo y que con su cuerpo estilizado
alcanza velocidad supersónica para tocar la luna’.
3. Un atributo de relevancia en el juicio estético, normado por patrones de preferencia.
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Es por el entusiasmo del diseñador que el ojo y la fantasía captan lo no dicho. La obser-
vación es una operación de ver para entender, actúa como base de la receptividad en el
esquematismo. El equipo GM denomina granitos de oro a esas representaciones del medio
que son captadas y que aportan al diseñador un entendimiento de lo que es el automóvil
no como un mero utilitario, también como parte de un gran sistema de movilidad y de
interacción social; un medio de expresión de libertad, de sensualidad, de proyección in-
dividual y colectiva. Es decir que no se trata de una mirada de catalogación literal de los
modelos que circulan como representación pictórica sino que se trata de ver detrás de la
forma, aquellos símbolos que sean significativos para la conexión con las personas y su
entorno.
3.2.1.1.3. Categoría
Interpretada como la herramienta principal que utiliza el entendimiento para conectar
información abstracta y concreta de la realidad sensible y de conceptos ligados a los obje-
tos, es también un recurso de agrupación de características homogéneas de un fenómeno.
Constituyen abstracciones de las representaciones particulares en la intuición y se rela-
cionan con objetos a priori; es decir que no requieren un conocimiento pleno desde la
lógica si no que, su aprehensión se posibilita desde un carácter universal y el conocimiento
interno del individuo. Pero también, pueden aplicarse como un sentido lógico que guía
la discriminación de rasgos típicos que identifican el fenómeno en observación para una
agrupación homogénea. La categoría es formal y determina la estructura, mientras que la
intuición da el contenido (material empírico) que debe ser organizado.
Con las categorías es posible organizar las percepciones estableciendo enlaces a través de
conceptos a priori y del material empírico. El diseñador interpreta de esa pluralidad de
representaciones externas y de las intuiciones sensibles, cualidades a través de los cua-
les organiza su experiencia, sin que ello suponga que alcance un conocimiento pleno de
ellas. De ese grado de incertidumbre, surge la indeterminabilidad y la incidentalidad de
su propuesta, de otra manera se caería en la mera reproducción de la realidad objetiva sin
ningún grado de sorpresa y novedad. La arbitrariedad que pueda ser apreciada como in-
adecuación a lo hegemónico, otorga también un grado de libertad para la interpretación.
Por otro lado el diseño industrial opera bajo la presión de estandarización y la homogeni-
zación del gusto en la expansión de oferta y de patrones de consumo y recurre a la imita-
ción (del latín imitatio) como copia parcial de referentes previos, aunque no pertenezcan
a la misma categoría funcional del objeto, como repetibilidad de patrones acertados para
facilitar el reconocimiento de elementos familiares de figuración, de significados y de es-
tilo ‘un conjunto coherente de formas unidas por una conveniencia recíproca, pero cuya
armonía se busca, se hace y se deshace con diversidad’. Asociada a un acto de duplicación,
la imitación es considerada un objeto cultural, es decir, una unidad que porta valores que
se reproducen por su significancia (Breyer, 2007).
En las relaciones: sujeto - campo, objeto - campo y sujeto - objeto, presentes en la realidad
de la experiencia estética subyacen una serie de fricciones y antagonismos como nociones
referenciales, motivaciones, significaciones, deseos dichos y no dichos que, al ser identifi-
cados por el diseñador, le orientan para la construcción de la dimensión semántica de la
forma, una vez se reflexionen tres puntos:
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1. Una conciencia ética frente a lo abstraído, (aunque sea impregnada de una interpre-
tación subjetiva), para la elaboración de un medio de expresión de valores que, al corres-
ponderse, inciden en las relaciones sociales.
2. El compromiso de congruencia entre lo comprendido de la realidad y lo que se va a
componer como respuesta deseable y de transformación con valores de sorpresa y novedad.
3. La validez de una adecuada interpretación se hará manifiesta en la adecuación que los
argumentos construidos tengan para los diferentes actores en una realidad socio cultural
y espacio temporal localizada (Krippendorff, 1987).
De las tensiones presentes en las diferentes relaciones sujeto - objeto - contexto el dise-
ñador obtiene pares polares y posibles significados operacionales34: proyección, armonía,
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3.2.1.2. Esquema
Al que identificaremos como matriz estructural que posee sus propias reglas sinérgicas y
contiene una red de conceptos organizados como construcción de sentido interno a partir
de la imaginación, pero significativos por medio de la experiencia y el conocimiento ya
adquirido. Es un instrumento de socialización de ideas: mapa, boceto, red de relaciones o
figuraciones es, además, una forma de hacer explícito el pensamiento estético del diseña-
dor, veamos algunos postulados:
En el sentido kantiano el esquema es producto de la imaginación que alude a la determi-
nación del sentido interno en general; una idea que en conformidad con el espacio y el
tiempo que se produce, puede ser comprendida.
El término esquema ha sido vinculado al diseño de diferentes maneras; como dibujo para
la expresión de una idea, como concepto, como ruta de acción; ligado a la percepción se
entiende como instrumento de diálogo entre creativos y otros actores desde sus autocon-
ceptos. En palabras de Jones: un metalenguaje para describir la “relación entre estrategia y
situación de diseño” (Jones, 1980, p. 55). “Los diseñadores están destinados a tratar como
real lo que existe sólo en un futuro imaginado y deben especificar formas en que se puede
hacer que lo previsto exista” (Jones, 1980, p. 10). Un compromiso de predicción implícito
supone un alto compromiso con un alto grado de riesgo o margen de error.
El esquema es algo análogo a la metáfora y otras figuras del lenguaje. Su uso intencional
procura el agrado de correspondencia y afinidad de un individuo con la imagen represen-
tada. La imagen como recurso de comunicación del esquema se convierte en el punto de
contacto entre las personas y los prejuicios de éstas.
Con el esquema, el conocimiento subjetivo que los diseñadores adquieren en su inter-
cambio con el material empírico del campo se vuelve explícito y por lo tanto sujeto a la
interpretación para su transferencia o evolución. En la tabla 3 presentamos la matriz de
síntesis del esquematismo. Ahora en el (esquema 2), exponemos la deconstrucción de esta
operación:
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Esquema 2. Categorías y Conceptos del Sentido Estético del Campo. Fuente: elaboración propia.
Recorriendo de adentro hacia afuera se identifican las tres categorías que empaquetan los
conceptos que proveen datos con cualidades particulares y significativas de los discursos
sociales, los referentes materiales y principios de experiencia estética para llegar a unas
polaridades estructurantes de las relaciones que se manifiestan entre el sujeto con el cam-
po, el objeto con el campo y el sujeto con el objeto, los cuales se convierten en significados
operacionales para la posterior conceptualización y figuración de la forma total con sen-
tido estético. De ese esquema como matriz estructural que posee sus propias reglas sinér-
gicas y contiene una red de conceptos organizados como construcción de sentido interno,
el diseñador obtiene una sistemática para la observación y registro de datos del campo,
la ejecución de sus propias conexiones de las manifestaciones materiales y los conceptos
encontrados que luego se unen a fundamentos de composición figurativa.
Avanzando en la sistemática, se expone en este (esquema 3) los grupos compositivos de la
forma total identificados:
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Esquema 3. Grupos
Compositivos de la
Forma Total. Fuente:
elaboración propia.
Del centro hacia afuera: pensamiento estético (construcción mental para pensar el objeto
estético), campo (contenidos de cualidad sensible y conceptual de la realidad como base
para la adecuación y conexión), forma interna (composición performativa del mensaje de
las cualidades de la imagen externa y condiciones dialógicas con el sujeto) y forma externa
(conjunto de cualidades sensibles para la imagen de la superficie material del objeto).
Juntos conforman una estructura sinérgica que se va construyendo relacional y performa-
tivamente, (esquema 4):
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3.3. Diseñador
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3.3.1.1 Interpretación
Con esta habilidad cognitiva cada sujeto tiene la oportunidad de apropiar sentido y cons-
truir uno diferente dentro de los marcos de referencia universales e histórica y socialmente
construidos, como también a aquellos que conciernen a una realidad interna del indivi-
duo. El principal desafío que el diseñador asume como intérprete es comprender aque-
llas narrativas, explícitas y otras tácitas presentes en la sociedad y la cultura, para luego
reflexionarlas como significados, usos y conexiones afectivas con las personas en el marco
de su experiencia estética sin menosprecio de la multiplicidad de factores (manufactura,
usabilidad, desempeño técnico-funcional, ecológico, entre otros) que comporta la forma
del objeto industrial y que no nos ocupan en este estudio.
Como experiencia de diálogo con sus contenidos, resulta conveniente distinguir sociedad
y cultura. Entendemos sociedad como el grupo humano que habita un mismo territorio
físico que comparte una misma identidad e ideología, prácticas sociales y materiales que
producen cultura (Bourdieu, 2013). Definimos la cultura como un sistema de creencias,
valores, costumbres, comportamientos y artefactos compartidos que los miembros de un
grupo cultural utilizan para hacer frente a su mundo, a otros individuos y que se trans-
miten a través del aprendizaje (En Crouch y Pearce, 2013: Bates y Plog, 1976). En común,
sociedad y cultura son fenómenos dinámicos en el tiempo que dejan rastros cuya com-
prensión total, no es posible siempre.
Acudiremos a algunos planteos de la Hermenéutica como la doctrina de la interpretación
para describir a qué refiere esta habilidad y cómo es incorporada por el diseñador a su
práctica. Hans Gadamer (1998a), sitúa la interpretación junto a la comprensión, el lengua-
je, la tradición y el diálogo como expresiones de interacción humana y con el mundo. La
historicidad representa una condición positiva de la verdad. La tradición como algo que se
ha consagrado en el pasado posee una autoridad anónima que se incorpora no sólo en el
razonamiento sino en la acción y el comportamiento y que en todo caso requiere un acon-
tecimiento reflexivo. ‘‘la inevitable y necesaria distancia de los tiempos, las culturas, las
clases sociales y las razas o las personas es un momento supra subjetivo que da tensión y
vida a la comprensión’’ (1998a, p. 110). Comprender significa aquí reconocer y hacer valer.
El sujeto intérprete pone en juego sus propios supuestos y hace un aporte productivo,
sin desconocer, que el lenguaje como medio de interacción humana, posee códigos como
significados que son reconocidos y validados colectivamente. Su punto es que el sentido,
como comprensión de la intención de una expresión, difiere al significado como código.
En su intercambio el diseñador conforma su propio esquema a través del cual construye
su pensamiento y estructura su experiencia creativa.
En un ciclo que nunca acaba, ni en el que todo puede entenderse, a lo que puede aspirarse
es a una serie de síntesis coherentes para el intérprete. La tensión se presenta cuando el
diseñador construido socio históricamente y con una experiencia de aprendizaje singular,
hace una lectura no neutra en la que intenta razonar objetivamente desde su subjetividad.
Al respecto, Gadamer considera que ‘‘el intérprete y el texto tienen su propio horizonte’’
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(1998a, p. 111) y que la comprensión supone una fusión entre esos dos horizontes; una
lectura objetiva de los significados y una subjetiva que otorga sentido a lo observado y al
prejuicio con que observa el individuo. El sentido no reside en la información sino en el
sujeto quien la otorga con su comprensión; sin menosprecio del lenguaje que expresa la
proyección de la multiplicidad de aspectos que constituyen su representación y que pre-
tenden ser una unidad comprensible.
Entonces la comprensión, se trata de un acto recursivo de deconstrucción y construcción
de la realidad, que requiere la identificación de unidades clave y un posterior ensamblaje
coherente con atribución de una cierta autonomía del diseñador, aunque esté inmerso en
interacciones colectivas y de la tradición. Con el esquematismo observamos cómo se ma-
nifiestan estos atributos de la interpretación, un esfuerzo de receptividad sensible y del en-
tendimiento de representaciones y manifestaciones materiales, conceptos que se mueven
al interior de las relaciones que el sujeto tiene con el contexto y con los objetos para que
el diseñador llene los espacios de esa narrativa social y cultural que es multirreferencial.
Con la interpretación vista como una habilidad cognitiva que comporta imaginación, la
construcción de ficción es posible, así que el diseñador produce su propio esquema siem-
pre y cuando prevalezcan valores posibles de asociación con la equivalencia de imágenes y
conceptos a ser expresados. Como acción comunicativa y estética la interpretación es vista
como un ‘‘proceso de traducción en que se transforma algo en otra cosa’’ (Iser, 2005, p.
29). Acorde con Iser, la estética es un movimiento de la polaridad sujeto - objeto, se posa
en el medio para desatar un acto interpretativo; el sujeto llena los espacios que el mensaje
genera con intención de una lectura para la construcción de sentido. Allí se da un proceso
reflexivo que, además, acude a la memoria, para integrar el pasado o la experiencia previa
al presente con las proyecciones de expectativas creador - receptor y proyectarlas a través
de mensajes verbales visuales. La imaginación tiene el potencial de transformar el material
que podría recibir de la experiencia, y a través de la “negación de la condición de estar en
el mundo” ofrecer nuevas condiciones de significación, aquellas que de seguro pasaron
por una lluvia de ideas y así de vagas líneas a la composición detallada. De ideas gruesas o
difusas, farragosas a una esquematización estructurada (En Folkman, 2013, p. 71: Sartre
1940, p. 261).
‘‘El relato rehace al mundo de la acción. No se trata pues de negar el carácter subjetivo de
la comprensión en la cual se consuma la explicación’’ (Ricoeur, 1999, p. 87). En el mismo
sentido de la narrativa, el relato constituye una comunidad y por la cual ésta se interpreta,
las historias que circulan ofrecen un medio de interpretación y comprensión de los valo-
res, como fue mencionado en el capítulo de formación del pensamiento estético. La com-
prensión que Earl y su equipo alcanzan de su entorno en los 50s y 60s con acontecimientos
disruptivos como adelantos tecnológicos: la fiebre por la conquista del espacio planetario
e interplanetario, el inicio de la televisión a color, el rock and roll como exploración de
expresiones artísticas con sensualidad y persuasión e interacción colectiva, enriquecieron
su narrativa metafórica, de ficción y de novedad. Los avances aeroespaciales de Estados
Unidos de los 50´s, la euforia por la conquista del espacio y la proyección de una hegemo-
nía tecnológica, alimentan el orgullo y la confianza americanos, así como el pensamiento
estético GM para los Concept cars.
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3.3.1.2. Reflexividad
Es la capacidad que tienen los individuos para intercambiar la información que compone
la realidad de la sociedad y la cultura en orden de deconstruirla para construir su propia
identidad, voz y valores (Bourdieu, 1984). Con ella acude a la razón, los sentidos y la sen-
sibilidad; por tanto, es vista como un proceso que habilita al individuo para identificar su
relación subjetiva con la realidad objetiva desde su experiencia personal. En el proceso re-
flexivo un individuo comprende quién es y cómo lo externo le constituye (Giddens, 1991).
El diseñador como miembro de la sociedad y responsable del diseño estético, enfrenta la
dicotomía: autonomía - subordinación. La ideología conforma la estructura hegemónica
del pensamiento y los valores que constituyen al individuo sin mayor oportunidad de
autonomía (Žižek, 2001); con una visión más liberadora, Giddens y Bourdieu, consideran
que la reflexividad dota al individuo de una habilidad de negociación, para conciliar el
hecho de que una construcción es relativa al marco sociohistórico que la produce condi-
cionado al individuo y su historia personal le dota de una conciencia que guía su construc-
ción e intervención sensible.
3.3.1.3. Agencia
El diseñador como actor clave del acto de creación asume una posición con base en su
saber y experiencia proyectual y en lo que se denomina su campo intelectual35; un sistema
de relaciones sociales y culturales que restringen y condicionan al sujeto encargado de la
creación.
En el marco de la Psicología, la agencia de un individuo se entiende como la habilidad
de concebir acciones consciente e intencionalmente, en la que la subjetividad del indivi-
duo que intenta actuar objetivamente otorga un modo particular de pensar y actuar. La
reflexividad soporta la agencia, la cual se mueve entre un cierto grado de autonomía y
otro de adecuación a modos de proceder instruidos en los que opera; un sujeto reflexivo
intercambia con la estructura social, que es hegemónica sobre el individuo, pero logra una
posición para decidir y actuar; un bajo grado de reflexividad le lleva a subsumirse en lo
determinado para conectar con la estructura social (En Crouch y Pearce, 2013; Giddens
y Bourdieu, p. 21). Con esta habilidad de agencia el diseñador asume un pensar en ac-
ción con autonomía cognitiva sobre los problemas a resolver, las soluciones posibles, su
socialización de ideas y una sucesión progresiva de operaciones para procesar de manera
estructurada factores de diversa naturaleza y traducirlos en expresión estética.
En su enfoque pragmático, la acción es la fuente de la reflexión, la incertidumbre e in-
determinabilidad de lo que se inicia hace surgir lo diferente gracias al agenciamiento del
diseñador en sus operaciones relacionales y performativas en las que se nutre en el juego
de intercambio y su participación interna con relación a la realidad y de las condiciones
de su experiencia.
3.3.1.4. Imaginación
Para el equipo de diseñadores, la imaginación es una actividad cognitiva que se produce
en el intercambio de imágenes externas e internas para la producción de otras nuevas.
Para que se dé esta actividad, los individuos requerimos de percepción de objetos físicos,
representaciones y patrones, como también de la capacidad e intención de codificarlos.
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Los diseñadores son sujetos de mentes elásticas que toman la realidad para llevarlas a otros
niveles de expresión36.
El diseño de la estética del Concept car desarrolla una figuración imaginativa de impac-
to masivo, social para su disfrute; una de las frases performativas de Earl en la praxis
GM: ‘la belleza ofrece más satisfacción y con ella más felicidad’. Lo nuevo versus lo viejo.
Evitaremos a aquellos que nos digan que no es posible porque estaremos haciéndolo posible.
Nuevas perspectivas alimentan la imaginación, la imaginación crea una nueva expresión
de belleza para la vida cotidiana y su forma de experimentarla con el auto. El desarrollo
de nuevos conceptos, sin embargo, requieren de la imaginación y el conocimiento teórico
y de la sociedad37.
De esta visión conviene ahondar en la imaginación como herramienta proyectual, para lo
cual coincido con Castoriadis (1999) cuando plantea:
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en secreto incluso al interior de la General Motors, así que ventanas negras, puertas con
acceso restringido componen el bunker del diseño.
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apto para comprender y dotado de una sensibilidad y voluntad para captar al objeto y a sí
mismo. Las infinitas posibilidades de la imaginación, soportada en la razón y en la atenta
observación producen ideas estéticas, una nueva construcción que fusiona imaginarios
previos y produce un excedente de significado.
Desde lo performativo para los diseñadores GM, la belleza significa una expresión auto-
rreferente, novedosa y sorprendente de algo que funciona y que representa una imagen
idealizada, compartida y avalada socialmente tanto para el automóvil como para los in-
dividuos. Es decir que, en su comprensión del contexto, del sujeto y otros objetos, en-
cuentran que es bello algo que no sólo es captado en las cualidades visibles e invisibles
de la forma a través de su apariencia, también porque esta le permite al sujeto proyectar
una imagen de cómo quiere verse y cómo quiere ser visto a través de ese objeto estético:
automóvil. También contemplan un sentido objetivista de la belleza como composición
que se rige por leyes de percepción humana, por lo tanto: unidad, armonía, balance, uni-
dad en la diferencia, congruencia, avanzado pero aceptable, novedad y familiaridad son
fundamento de la figuración.
Con una perspectiva compatible, Gillo Dorfles en su libro El diseño industrial y su estética
(1968) expone que el ‘‘diseño industrial como una disciplina en desarrollo (…) íntima-
mente vinculada a la elevación física y mental del nivel de vida, el desarrollo y el acceso
a una existencia más humanizada’’ (p. 5), genera una especie de forma artística, la cual
contiene sorpresa y novedad (sin esta no captura atención y pierde valor estético) ras-
gos aspiracionales y adecuados al fenómeno del gusto, alcanzando una esteticidad, que
comporta una dimensión de significado antropológico. En su pensamiento estético toma
fundamentos de Kant para plantear que el objeto industrial es un binomio de belleza –
utilidad, la belleza adherente como representación agradable de lo bueno en consideración
a la finalidad objetiva o concepto funcional del objeto, se distingue de una belleza pura de
la naturaleza en la que nada falta ni nada es superfluo, a lo que se aspira es a un cociente
estético; una cantidad de valores simbólico y expresivo porque además el objeto es un
‘‘mensaje’’ con coeficiente informativo (p. 41).
La belleza del objeto reúne un conjunto de atributos de la forma externa, como represen-
tación de su utilidad o de la categoría sensorial a la que pertenece, y una belleza interna
la cual puede interpretarse como su mensaje y las cualidades que potencia a través de la
fuerza expresiva del material, de leyes compositivas para la percepción, de los símbolos
que circulan en la sociedad, deseos y gusto como del mensaje propio del diseñador que
procura el agrado o placer en la apariencia que este determina.
Como salida de la operación imaginativa, de producción de información se obtiene la
síntesis de la totalidad de los grupos compositivos de la forma total como estructura de
sinergia interna para la imagen externa atractiva coherente entre su pensar y actuar esté-
tico. Earl promueve la experimentación de conceptos y figuraciones nuevas para producir
placer, e indica que esta es una forma de investigación pura durante el avance del diseño,
siempre que se conserve el valor de identidad y se construya un carácter singular.
El poder del diseño como configurador de imaginarios, su naturaleza competitiva y de
influencia social, entre otros roles, le permite hablar de un lenguaje estético propio. “En el
nuevo arte ya no es la belleza la máxima regidora, sino la efectividad en la transmisión de
un mensaje o de un sentimiento” (Morcillo, 2013, p. 24). Para Earl el Diseño y belleza no
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sólo comandan la atención, son la base fundante del vivir38 a lo que Nuccio Bertone agrega
‘‘Un automóvil es el producto de un sentimiento, o más bien, una serie de sentimientos’’.
Así, el resultado, el objeto estético, es una mediación de experiencia sensual un significado
que excede la razón y la expresión humana porque es la producción de un significado in-
tersubjetivo en tanto su conexión sensorial y su capacidad emancipadora de imaginación y
emoción. ‘‘El sentido se puede percibir, aunque no sea intencional’’ (Ricoeur, 1977, p. 234).
Del sentido percibido y sus reacciones, Earl y su equipo obtienen la retroalimentación
que completa los vacíos y no equivalencias que su conceptualización y figuración aún no
alcanzan. Ahora, se precisa anticipar el medio de expresión (mensaje metafórico y un alto
grado de fricción39 en los detalles), el mensaje y las condiciones dialógicas para su audien-
cia, con dosis de entretenimiento, el objetivo es mover las emociones de las personas.
Como aparecer del objeto estético, la feria itinerante Motorama, muestra la articulación
de lo que para Gadamer (1998b) son tres necesidades humanas básicas:
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1. Lingüístico con foco en el significado de los conceptos, el lenguaje del objeto con rela-
ción al rol de aplicación del objeto en los contextos imaginables; el automóvil es medio de
transporte, de carga o de refugio. El sentido entonces es la explicación de lo que algo hace
en un contexto particular de la experiencia y la sensibilidad: cómo las personas apropian
espontáneamente al objeto.
Se ha dicho que la estética otorga un valor relacional entre el sujeto y el objeto no sólo
por sus propiedades perceptibles en la imagen externa, también por el mensaje que esta
proyecta y no sólo acerca del automóvil, de la persona como actor social. Una mediación
para que el individuo experimente su entorno y encuentre una identificación con la codi-
ficación estética que el diseñador ofrece como belleza funcional. El Concept car Corvette
de 1961 constituye una expresión performativa que habla de la vida del sueño americano.
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James Norman (2007) uno de los diseñadores del Firebird, recuerda que uno de sus maes-
tros insistía en que las historias son una habilidad innata y común en todas las culturas,
con lo cual, un recurso de conexión humana.
‘Las historias son reflejo de cómo pensamos. Muestran cómo hacemos sentido
a la vida. Llámelas esquemas, guiones, mapas cognitivos, modelos mentales,
metáforas o narraciones. Las historias son cómo explicamos cómo funcionan
las cosas, cómo tomamos decisiones, cómo persuadimos a los demás, cómo
entendemos nuestro lugar en el mundo, creamos identidades y definimos y
enseñamos valores sociales (Rutledge, 2011).
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sus prácticas de consumo, un modo de Dime que posees y te diré quién eres. Los diseñadores
requieren conocer las diferentes expresiones de identidad implicadas en el diseño de un
producto, la imagen idealizada que las personas tienen y también las instituciones.
La identidad tiene para el diseño formal otra implicación que la experiencia fue mostran-
do a los diseñadores: el lenguaje visual de marca, el cual es entendido como un conjunto
de cualidades sensibles: líneas, figuras, volúmenes, escala, proporción, color, textura, que
en tanto sistema visual otorga identidad a las diferentes series: Buick, Cadillac, Corvette
son algunas de ellas. Sí bien excede el alcance del presente estudio, la identidad como
lenguaje visual de la marca y como descripción verbal es un aspecto estratégico que tras-
ciende a la identificación del sujeto con su propia identidad.
En síntesis, las narrativas como recurso de producción del mensaje no emergen de la nada
o de una actuación caprichosa, como se ha venido caracterizando, se trata de una com-
posición que se nutre del intercambio permanente y de la proyección imaginativa de los
diseñadores. Pensamiento estético, Campo, Forma Interna y Forma Externa como funda-
mentaciones conceptuales con contenidos dinámicos se entrecruzan en la trama narrativa.
3.4.2.2. Adjetivación
El carácter resulta de todas las construcciones adjetivas que una comunidad de partes inte-
resadas en el automóvil considere adecuadas, para el caso: belleza - funcional, la simbiosis
tecnológica y estética que debe una coherencia con su finalidad funcional y se mensaje
expresivo. Como recurso de comunicación directa, la adjetivación puede ser un poco am-
bigua sí se tiene presente que en tanto significado tiene una equivalencia en las personas
conforme a codificación del lenguaje o del sentido que se otorgue en contexto, como fue
explicado anteriormente. Así por ejemplo más largos que anchos pueden ser interpretados
como de apariencia más atractiva, pero también más aparatosos para conducir. Como
herramientas de interpretación de sentimientos, opiniones y deseos, dispuestos en pares
opuestos, resultan una herramienta de testeo tanto cualitativa como cuantitativa muy po-
tente porque las personas asumen la necesidad de elegir entre un polo u otro clarificando
preferencias que pudieron haber sido tácitas para ellos. Para los diseñadores son pistas
claves porque pueden comprender dónde poner el énfasis de sus composiciones.
El equipo de diseño hace una correlación de los adjetivos como asignación de carácter a
cada modelo, equiparándolo con la identidad de un individuo. Algunas de las asociacio-
nes radican en que la identidad como conjunto de rasgos singulares que distinguen a una
persona de otra, son además susceptibles de valoraciones por parte del colectivo con toda
una gama de deslizamientos, su desafío es determinar lo que haga que la ilusión
Algunas de sus aplicaciones:
1. Pares de adjetivos de propiedades: veloz - lento; largo - corto; frágil - robusto; ruidoso
- apacible; brillante - opaco.
2. Pares de adjetivos de evaluación estética: bello - feo; balanceado - no balanceado; ar-
monioso - discordante; elegante - gracioso; ingenioso - trivial.
3. Pares de adjetivos de posición social: clase alta - clase baja; costoso - barato; a la moda
- fuera de moda; distinguido - popular; universal - individual.
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previamente incorporadas, tiene una fuerte correlación con este nivel, no implica una ela-
boración compleja del pensamiento para su reconocimiento. 2. Nivel conductual controla
el comportamiento: maneras de expresión y acción que el diseñador capta en el esque-
matismo de la realidad y en su evento Motorama permite transformar la experiencia de
entretenimiento en un espacio que impulsa el deseo por el automóvil. 3. Nivel reflexivo:
implica la contemplación y la elaboración de ideas que conectan con el simbolismo de los
imaginarios personales y colectivos.
El equipo GM de diseñadores sabe desde el inicio cómo utilizar la metáfora: Auto Soñados
(Dream Cars), Imaginación en Movimiento (Imagination in Motion), Laboratorio Ex-
perimental sobre Ruedas (Experimental Laboratory on Wheels) para mencionar algunas
del marco de los Concept Cars. Como se mencionó antes un recurso retórico de enorme
capacidad de conexión con las mentes y las emociones, dispone a las personas para la
anticipación del futuro y las narrativas que cada modelo va a contar. Las personas deciden
su compra por la preferencia estética, su conexión emocional más que por lo que conocen
sobre el desempeño técnico de los objetos (Gartman, 1994; Norman, 2004; Desmet y He-
kkert, 2002; Hekkert 2006).
James Norman diseñador GM para la serie Firebird exalta la importancia del uso de la
metáfora por su poder evocador (a algo que existe) y de deslizamiento de la fantasía del
espectador (a algo desconocido) e indica que en su experiencia, la interpretación hecha
por los receptores de una propuesta estética sorprendía al propio diseñador, pues su idea
se tornaba en una nueva combinación o significación emergente de lo captado y lo imagi-
nado por el receptor, mostrando que en ocasiones se mejoraba su versión. A esa condición
de favorable distorsión, la llamaron incidentalidad del diseño, argumentando que no es
posible tener pleno control ni justificación del mensaje estético de la forma que en todo
caso tiene una esencia abstracta.
Desde la perspectiva de producción de significado, Per Brandt en su trabajo Meaning Pro-
duction, Modelling Architecture and Blending (2014) afirma que las operaciones retóricas
tienen como propósito la empatía, eso implica la construcción de significado el cual posee
una estructura conceptual interna, un mínimo de imágenes y un estado fenomenológico
como escenario al que se puede hacer referencia en la situación actual del sujeto. En el
diseño favorece un efecto performativo entre lo determinado - indeterminado; las metá-
foras, captan la atención y hacen que la mente tenga un significado abstracto, el grado de
empatía que alcance estará ligado a los conceptos evocados en función de la experiencia
social, la experiencia física y mental de su destino, pues su papel de conexión se centra más
en el sentir e imaginar, (relacionados al tener y querer) que en los procesos lógicos y de
carácter universal. Entonces, como objeto mental, la metáfora es un recurso que permite
combinar imágenes de naturaleza diferente para mejorar la expresividad y la notoriedad
de la intención en el mensaje. Vistas como imágenes mentales, relacionan la percepción y
la creatividad.
En complemento al contenido metafórico de la forma, el color refuerza el valor simbólico
en beneficio de su atractivo estético, especialmente para las mujeres. Con ello, el color es
estratégico en el pensar y actuar de los diseñadores GM Concept cars al punto que cuen-
tan con expertos en teoría del color que procura la mejor experiencia de percepción con
relación a los planos de luz y a las posibilidades de tratamiento superficial y de cualidades
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materiales. En su proyecto cuentan con desarrollos de lacas acrílicas que intensifican los
brillos, efectos metalizados, superficies más lisas.
Para la serie de los 50s, el metal en los Concept cars es el material principal del cuerpo;
la conformación de planchas metálicas de variedades que van del acero, a piezas en alu-
minio y manganeso, con alto brillo y grano fino o superficies lisas procuran proyectar
sofisticación, nivel tecnológico y una evocación de deseo en la experiencia táctil de las
personas con diferentes secciones y componentes del automóvil. Con el vidrio curvado,
se logran no sólo la representación de cabinas, cúpulas de aeronaves con evocación de
aerodinamismo sino también de novedad y anticipación del futuro en la estética de los
autos, así como mejores modos de experiencia con el paisaje. El plástico enriquece los
detalles: luces y accesorios. Con la fibra de vidrio nuevas posibilidades, más compactas en
las versiones deportivas se concretan; metáfora, belleza funcional, facilidad productiva y
concreto cooperan.
Conclusiones Parciales
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Preguntándose ¿Qué distingue al Concept car como objeto estético con relación a lo que
expresa su imagen externa? Este capítulo denominado Concept car GM Objeto Estético
tiene como hipótesis que lo que distingue al Concept car como objeto estético son sus
cualidades de expresión autorreferente y referente en una apariencia que exhibe profusión
en sus detalles, mensaje metafórico y de ficción en correspondencia con su concepción
estética.
Y que la noción de belleza del Concept car puede describirse como una expresión armó-
nica de cualidades propias de la categoría funcional del objeto y la representación de una
imagen idealizada, compartida y avalada socialmente como apariencia atractiva.
El objeto estético es multidimensional:
¿Cuál es la posición de los diseñadores GM de los Concept cars ante la creación, produc-
ción de un objeto complejo, multidimensional como el automóvil?
El diseñador GM Concept cars agencia múltiples factores asociados al sentido estético de
la forma del objeto en un intercambio con su campo intelectual y de operación. Su im-
plicación en la trama tecnológica, corporativa, social, cultural, histórica, personal implica
para él (a) asumir una postura para alcanzar la autonomía del mensaje a expresar y lograr
una percepción fascinante, atractiva y acorde a diferentes intereses y perspectivas.
Los requerimientos del estilo creativo automotriz son casi tan numerosos
como exigentes. Un estilo automotriz verdaderamente exitoso, debe ser agra-
dable para el creador, gratificante para el ingeniero e inspirador para su con-
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Con esta afirmación, Earl reconoce la complejidad del diseño estético en el ámbito del
automóvil, los diferentes requisitos y niveles de apreciación para los diferentes roles de
actores y la presencia de belleza, practicidad y popularidad en el sentido de la intención de
masificación de este objeto en la sociedad.
2. Como salida del acto de diseño, se obtuvo una estructura sinérgica de contenidos pro-
vistos que determinan las cualidades de la superficie material del objeto estético: Concept
car. Para poder responder a la pregunta ¿cómo es la estructura sinérgica de la forma total
con relación a la imagen del objeto estético Concept car? precisamos de la deconstrucción
de sus contenidos y de la confrontación con la imagen externa del automóvil buscando la
consistencia entre la intención - pensar-actuar - manifestación material, su adecuación y
coherencia.
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hay una interacción en doble vía que enriquece tanto a la dimensión semántica como
configurativa de la forma en función de la estética del objeto.
Tabla de cruce de grupos compositivos para la comparación binaria con relación a la ima-
gen de diferentes Concept cars de la serie de estudio:
Tabla 1. Grupos
Compositivos
para Comparación
Binaria. Fuente:
elaboración propia.
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Una construcción mental que toma raíces socio históricas y produce señales que viajan en
otras direcciones, las de una idealización que representa lo que esa sociedad quisiera ser,
como quisiera verse, expresado en las cualidades de apariencia del automóvil, y las ideas
e imaginarios que le soportan. Ejemplos de ello: Buick Le Sabre 1951, Centurión 1956
Cadillac El Dorado 1959, Corvette 1961. Buick Le Sabre que fue concebido en el marco
del ‘‘laboratorio sobre ruedas’’45 para testear ideas estéticas y mecánicas (tecnológicas), fue
descrito por Earl (1950) ‘‘Este es el automóvil del futuro solo en el sentido de que algunos
de sus diseños o características mecánicas pueden aparecer algún día en automóviles es-
tándar’’46. Su diseño es atribuido al equipo liderado por Harley Earl y Edward Glowacke
bajo el proyecto Buick y el proyecto: Diseño de Automóviles Especiales (Special Automo-
bile Design en inglés). El Segundo modelo de Concept car luego del Y-Job (1938): primer
modelo de estilo estadounidense que se considera una expresión de sus ideas futuristas, de
su aeroestética; belleza funcional apoyada en tecnología: vidrios eléctricos, techo corredi-
zo, sillas con calefacción. Como muestra de interacción sujeto - objeto, el empoderamien-
to de la mujer para manejar un auto que aumenta sus proporciones: más largo que ancho,
más bajo en procura de comunicar estabilidad, solidez y una reducción de peso con el uso
del magnesio y el aluminio en su chasis.
Mensaje de distinción y lujo con los cromados, su apariencia tipo sport juega con contras-
tes de frente, lateral, trasero cuyas líneas y detalles tienen valor de representación de aero-
nave (Avión Sabre F-86). Una de las narrativas de este Concept car es: ‘‘Con la tecnología
de propulsión a chorro cada vez más frecuente en la industria aeronáutica, Harley Earl se
propuso crear un concepto que aplicó estos avances a un automóvil futurista’’.
El pensamiento estético del diseño GM mueve los límites dados por los arquetipos del
campo hacia expresiones de acento de identidad individual y colectiva con inclusión en la
vida social. Con modelos ‘pensados para las damas’, se promueve el empoderamiento de la
mujer en la conducción y tener interacción social con aires de seducción.
Dando un salto a 1963, el Concept car Corvair Super Spyder corresponde al proyecto li-
derado por Bill Mitchell en el marco del pensamiento estético Sports cars, que recoge el
concepto Corvair (término que acuña Corvette y Bel Air) desarrollado en el Corvette en-
tre 1952 y 1956. Con este relato: ‘‘Tú debes traer un auto en el que se pueda correr’’47 se
inició la serie. Su carácter es el de un auto deportivo compacto que muestra una nueva
propuesta al campo: su escala y proporción se aleja del ‘auto más largo que ancho’ como
el Buick Le Sabre o Cadillac Biarritz El Dorado, Cadillac De Ville, este mantiene lo glamo-
roso, aspiracional y orgánico en sus líneas. Con mensaje evocador del auto de carreras, su
contexto de uso es la vida urbana; la metáfora de velocidad, estabilidad, competitividad
es trasladada al imaginario de un conductor, quien suele ser un hombre protagonista y
exitoso profesionalmente.
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Figura 5. Foto del Concept Buick Le Sabre 1951 Sección Volumen Central Fuente: GM Heritage Center.
Figura 6. Foto del F 86 Sabre Detalle Volumetría Cuerpo. Fuente: https://worldwarwings.com/original-f-
86-sabre-roars-loud-planes-fame/
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Figura 7. Foto Luces Delanteras y Detalles Exostos del Corvair Super Spyder 1963.
Fuente: GM Heritage Center.
Para el modelo Super Spyder, la narrativa de la araña originada en la asociación del cuerpo
de los carruajes se fusiona en el carácter deportivo del auto; la ‘amenazante, enigmática
apariencia de la araña’ es acentuada en el uso del color negro del modelo; acorde a Joa-
quim Viñolas49 (2005) el mensaje psicológico del color negro alude a efectos de misterio,
sofisticación, e intimidación. Para el caso de este modelo, acordes a la intencionalidad del
diseño estético de Mitchell como valor competitivo de los American Sports Cars.
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El llamado ‘‘Rey del Rock and Roll’’, Elvis Presley fue amante no solo de la música y las
mujeres, también de los automóviles especialmente los Cadillac, una de sus posesiones fue
el modelo 1956 Elvis Rose, el cual ordenó personalizar: originalmente azul, pasó a rosa y
blanco, su interior dotado con tapetes morados, tapicería bordada, con notas musicales,
y guitarra a bordo, se exponen como una joya en el museo de Presley en Graceland, USA.
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y una dualidad de ilusión - realidad, así cara, frente, lateral constituyen un mensaje y un
estímulo visual.
En su praxis los diseñadores conservan los símbolos del campo y los desplazan con las
metáforas verbales y las visuales presentes en la imagen para producir pulsos de ficción. En
la misma línea Mohsen Jaafarnia (2019) en su investigación sobre la evolución del diseño
del automóvil planteó que el diseño del automóvil ha sido impulsado por el intento de
crear una expresión emocional de velocidad. Una clara muestra de ello, en el diseño esta-
dounidense es la adopción de diseños de misiles de la década de 1950. Con el tiempo, los
cambios en el estilo de vida y la cultura han alterado el significado semántico del marco
de producción del mensaje. Como refuerzo a ello, la dimensión semántica del objeto se
planta en la inclusión de valores relevantes de orden socio cultural (Krippendorff y Butter
1984)51. Que en la visión de Norman (2004) equivale a la correlación de campo y forma
como una meta para lograr la emoción. El receptor en tanto sujeto socio históricamente
construido percibe y aprehende el valor intrínseco del objeto, su sentido estético para
atribuirle un valor emocional. La exhibición itinerante llamada Motorama trasciende el
espacio de exhibición de los Concept cars y se convierte en un espacio de entretenimiento,
interacción social y expresión de emociones desde los espectadores.
En la (figura 8) una pieza de Arthur Radebaugh ilustrador de Detroit orientado a la ex-
presión del imaginario futurista del automóvil, autor de esta pieza publicada en mayo 4 de
1958 anuncia la proyección del vehículo de policía rodando en la ciudad de los supersóni-
cos y al lado del Buick Centurión de 1956 manifiesta varios mensajes de valor simbólico:
con la frase ‘más cerca de lo que pensamos’ un refuerzo al pragmatismo, a la creación de
ficción que se incrusta en la mentalidad estadounidense donde ‘las cosas son imposibles
hasta que ya no lo son’ y una afirmación del control y vigilancia desde lo institucional. Esta
imagen representa otra evidencia de la conexión del campo y la proyección imaginativa de
las narrativas de la forma interna:
Figura 8. Foto de
Ilustración de Arthur
Radebaugh, mayo
4 de 1958. Fuente:
https://paleofuture.
gizmodo.com/
this-cop-car-of-
the-future-from-
1958-was-pretty-
intimid-1568730912
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Figura 9. Foto Cadillac Eldorado Biarritz Convertible 1959 aleta y luz traseras. Y vista perspectiva del
Cadillac Cyclone 1959 permiten apreciar la fuerza expresiva de su mensaje metafórico Fuente: GM Heritage
Center.
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es una construcción única que busca alinearse con la intencionalidad de belleza funcional
y subjetivizar la realidad objetiva que rige el campo tecnológico, normativo y de negocios.
En esta praxis intencional, una fuerte dosis de ficción soportada en la creación simbólica
ofrece al observador una cierta indeterminabilidad en su narrativa, para estimular el in-
terés del observador. Los diseñadores GM construyen el mensaje, las personas al observar
y poseer los autos proyectan una imagen de sí y toman conciencia de que la estética del
objeto sí se ve y se siente (Gartman, 2004).
Veamos cómo se manifiesta en nuestro caso, con el Firebird, el cual alcanzó las versiones I
(1952-54), II (1956-1958) y III (1958- 1959) con foco en el III cuyo relato es ‘luna, cohetes
y hombres del espacio’ Harley Earl y James Norman, como diseñador principal, lideran
esta narrativa de anticipación del futuro del automóvil y la movilización tanto física como
psíquica de los estadounidenses.
El Firebird III 1959 presenta su relato de ficción y metáfora: ‘‘El Auto nacido para la Era
Espacial’’ ‘‘Nuestro intento era imaginar el automóvil que una persona podría conducir
hasta el lugar de lanzamiento de un cohete a la luna’’54:
Figura 10. Foto Izquierda Magazine: Firebird in The Detroit News Pictorial Magazine, September 14 of
1958. Foto derecho: Firebird III en Campo. Fuente: GM Heritage Center.
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Le Sabre es un modelo que se proyecta como: ‘el automóvil que la sociedad desea pero
que aún no conoce’, la posibilidad de proyectar una imagen personal que va de lo formal
del espacio de trabajo, al paseo con estilo en campo abierto, al evento en el club y la alter-
nancia entre hombre y mujer en su conducción. Los Concept cars proponen un estilo de
vida social y nuevas maneras de disfrutar el entorno. El diseño con sentido estético puede
definirse como un medio para que los seres humanos puedan concebir y realizar nuevas
posibilidades de crear significado y experiencia, dando forma y estructura al mundo a
través de formas materiales con efectos inmateriales en experiencia de comunicación de
los sujetos con los objetos en las diversas apariencias y sus propiedades de significado,
plásticas y contextuales (Folkman, 2013).
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Otra característica del Concept car como objeto estético es constituir una manifestación
material de una imagen autorreferente, con valores de representación de identidad y de
belleza funcional para la conexión con el sujeto.
Tomando algunos de los fundamentos del estudio de Catarano, Meirana y Papaleo (2000)
acerca del mapeo del cuerpo del automóvil para analizar secciones, superficies, elementos
compositivos claves para la apreciación del diseño estético y su impacto emocional en las
personas procedemos en este apartado a observar la imagen externa del cuerpo del auto-
móvil distinguiendo dos niveles: 1. Estructural superficie envolvente en tanto volumen
general es considerada la unidad armónica con mayor impacto en la estimulación visual
o primer punto de contacto con el observador. 2. Características de detalle que otorgan
el carácter de autorreferencia, el conjunto de características (features) que pueden ser:
secciones por cambio de plano, textura, color, brillo, rol funcional o accesorios. Sus roles:
de contraste, novedad, diferenciación y punto focal o de atracción, (que corresponde al
término kantiano de ornamento que estimula la experiencia estética).
La característica estructural representada en el cuerpo del automóvil se segmenta de la
siguiente manera:
- Contorno: Es una línea o set de líneas que establece la silueta del cuerpo. Su eje es iden-
tificado como (beltline) o línea horizontal imaginaria (o ligeramente inclinada) debajo
de las ventanas laterales que se extiende al capó y al maletero. Llamada también línea de
horizonte, esta línea es crítica en el recorrido visual para la apreciación estética y de iden-
tidad del automóvil. Ligada a la apreciación estética es también asociada a la codificación
de línea estilística de cada marca o serie de modelos como sí se tratara del código genético
del mundo natural conocido como lenguaje visual de marca, antes mencionado.
- Carácter de las líneas como recurso geométrico, es la representación del mensaje del
diseñador - marca inteligible en sus valores: semántico, simbólico y referencial de la apa-
riencia. Las personas realizan asociaciones basados en el reconocimiento de patrones y
significados.
Con las líneas llamadas de borde o límite se crean diferentes efectos de continuidad o
cambio de plano de la superficie (edge - design); usadas intencionalmente para zonas de
contraste, se acompañan con recursos como textura, brillo o color, además de la inserción
de elementos que pueden ser de un material diferente. La importancia de este juego con
líneas, planos y contrastes es el aumento de la atención y la riqueza de la apariencia según
sea la intencionalidad.
Le Sabre 1951 y Firebird II 1958, con carácter autorreferente, comparten los mismos prin-
cipios de composición; la superficie envolvente del cuerpo forma una unidad sin mayores
interrupciones, pero juega con contrastes marcados para los puntos focales. Siendo sus
formas internas completamente diferentes, el Firebird tiene más notoriedad en su mensaje
simbólico de auto aeroespacial y supersónico.
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Conclusiones Parciales
1. La estética del Concept car es una fusión de composición narrativa, ficcional, metafó-
rica expresada en un cuerpo que cobra fuerza expresiva con el detalle, la exageración de
escala y proporción, pero también por la notoriedad de atributos formales como color,
textura y sus brillos. Un dinamismo que capta la atención, curiosidad y fantasear de las
personas por su juego de continuidad y contrastes, de novedad y sorpresa. En otras pala-
bras, el Concept car como objeto estético posee diferentes dimensiones compositivas que
se van estructurando sinérgicamente como una construcción de sentido para la anticipa-
ción de las cualidades perceptibles en su superficie material para la interacción humana
placentera.
2. La noción de belleza del Concept car puede describirse como una expresión armónica
de características propias de la categoría funcional del objeto y la representación de una
imagen idealizada y de identidad compartida que es avalada socialmente como apariencia
atractiva.
3. Es el producto del pensar - actuar y la intencionalidad del diseño; la estructuración
de una información diversa que se organiza como narrativa autorreferente con mensaje
metafórico, valores de representación de identidad, mensaje de ficción y un conjunto de
cualidades formales con sentido estético.
4. Como salida de las operaciones relacionales y performativas, se trata de una estructu-
ra sinérgica de contenidos de pensamiento estético, campo, forma interna (carácter del
mensaje), forma externa bajo principios compositivos para la figuración de la materia con
cualidades estéticas y un medio de expresión del diseñador para provocar una resonancia
emocional en las personas.
5. Como manifestación material una imagen autorreferente, valores de representación de
identidad y de belleza funcional para la conexión con el sujeto. Ratificando la noción de
autorreferencia como: la manifestación de rasgos propios y novedosos que el diseñador en
su autonomía aporta al carácter estético de la forma sin detrimento de representación de
su conexión con el contexto.
6. Los Concept cars de la GM además de autos de sueños son una manifestación única en
su esencia formal. Su apariencia y aparecer son un par inseparable para el juego de inter-
cambio que debe ser entretenido para estimular las emociones más que el discernimiento
en la experiencia estética del espectador.
7. Su autenticidad puede transmitirse desde su duración material hasta su testifica-
ción histórica. A través de su contemplación e integración a la vida social y cultural de la
sociedad estadounidense se integra a su vida cotidiana, sus rituales y al patrimonio de su
cultura material. Los Concept cars GM en la actualidad se exhiben a nivel internacional no
sólo en el ámbito del automóvil, también en museos como simbiosis estética y tecnológica
en el objeto más significativo para la Modernidad. Con lo anterior podemos afirmar que
este Concept car posee el carácter de aura en el sentido benjaminiano.
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Con lo anterior se puede mencionar que, en tanto fenómeno esta praxis con sentido estéti-
co da cuenta de su construcción singular con relación a las condiciones históricas particu-
lares a las que se sumaron otras de orden tecnológico, empresarial y cultural en las que los
diseñadores GM fijaron una posición autónoma, disruptiva pero también de adecuación
y correspondencia en su codificación para facilitar sus asociaciones.
Con relación a la concepción estética de los diseñadores de los Concept cars se partió de
la hipótesis de que esta se caracteriza por ser una fusión que es referente del contexto y
autorreferente como excedente de novedad dada a una expresión performativa con men-
saje metafórico y de profusión en las cualidades formales de la estructura material de un
objeto que se manifiesta como mediación para la experiencia estética.
La constatación de esta hipótesis se evidencia en que la concepción estética además de ser
una fusión referente de valores de identidad, de patrones, de valores de la ideología, de la
utopía estadounidense, el estilo ‘hiper dimensionado’ de la sociedad, su estética incorpora
rasgos de líneas curvilíneas y orgánicas del Streamline, el gran formato del auto ameri-
cano, la morfología de las aeronaves y dispositivos de guerra, y todos esos datos que el
diseñador abstrae, organiza, sintetiza como información dan forma a su objeto.
Al verificar que es auto referente se halló que constituye un concepto que da cuenta de su
carácter propio: Por ej.: Concept cars más largos que anchos, más ornamento, profusión
en los detalles, fuerza expresiva en el tratamiento del color, la textura, brillos y contrastes
corresponden a la producción de un mensaje propio que intenta conectar con las per-
sonas. La novedad es introducida en el mensaje simbólico, el uso de otros materiales, la
aplicación de morfologías de otras categorías referentes, pero principalmente, la mirada
del objeto como una mediación para la experiencia estética. Como construcción única, el
diseño de los Concept cars se evidenció su autonomía y carácter singular, disruptivo, con
una narrativa propia que se conecta con su realidad.
Al respecto, de la noción de mediación estética este trabajo fue limitado a su fundamenta-
ción teórica desde la Psicología perceptual y la Estética que facilitara el rastreo de la inten-
ción de la concepción de cualidades en función de la interacción dialógica sujeto - objeto
(y no para verificación desde el receptor). De allí se obtuvo que en la praxis Concept cars
con su feria Motorama, la apariencia y el aparecer del objeto se conciben como un par
inseparable; así el objeto estético es una mediación para la conexión subjetiva, sensible de
la persona con su apariencia como también un medio para la experimentación de lo que
su entorno ofrece. Con el uso personal de modelos como el Y-Job, Le Sabre, Cadillac en
sus diferentes modelos y Corvette por parte del diseñador, la dimensión relacional para la
co-creación a partir del intercambio con las personas es develada.
Como naturaleza performativa identificamos sus características de enunciación provoca-
dora y subjetiva para que el receptor le otorgue sentido. Está vinculada a su memoria y a su
realidad presente. En su constitución progresiva y relacional se constató que no es un libre
ejercicio, sino una práctica que requiere agencia y reflexividad para fusionar precedente y
novedad. Con el propósito de que los diseños tenían que ser agradables con funcionalidad
también se proyectaban imaginarios que circulaban en la sociedad y se representaron va-
lores de identidad estadounidense del período 1945-1965.
En función de esto, esta investigación hace un aporte a las características distintivas del
diseño de la estética del objeto y su correlación con el contexto para producir la informa-
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ción que estructura la forma narrativa - figurativa del objeto con contenidos de la realidad
y de la ficción, así que se hace legible el componente subjetivo en la concepción formal.
Con el caso analizado se realiza una deconstrucción de las operaciones del acto de diseño
encontrando que el eje relacional está presente en el manejo de información, por ej.: con
el esquematismo el cual fue abordado como recorte de la realidad para obtener represen-
taciones que el diseñador capta, asocia, discrimina, sintetiza e incorpora a su acto creativo.
Fueron mencionadas como categorías: la sociológica-discursiva mostró el enlace con el
campo, habitus, gusto, ideología. En la categoría referencial-expresiva se evidenció el vín-
culo con las expresiones de arquetipos, íconos que orientaran patrones de preferencia, de
la abstracción de ideas, de comparativas con el rival, con material empírico del entorno.
En la categoría experiencial - estética, la relación de fundamentos de la experiencia sen-
sible y de apreciación mostraron una adecuación y correspondencia con su concepción e
intencionalidad estética.
Luego otro nivel relacional corresponde al trabajo colaborativo de los diseñadores entre sí,
con colegas de otras disciplinas, personas en un intercambio de narrativas, ideas, imágenes
que soportan a la concepción y composición formal para la estética del objeto.
En términos de la estructura formal, se trata de una red de relaciones de interdependencia
de los elementos compositivos de la forma identificados: pensamiento estético, campo,
forma interna y forma externa que deben conformar una coherencia y correspondencia
como unidad armónica. Esta constatación es relevante para comprender la multidimen-
sionalidad de la estructura formal y la carga de contenidos que se enlazan a datos externos
de realidad presente y precedente.
Otra relación fundamental refiere a la del sentido estético: sujeto - objeto en el que el pri-
mero capta sensiblemente el mensaje y cualidades del objeto. Esa interacción implica para
el diseñador una figuración atractiva que resulta del balance de la concepción del carácter
del mensaje y su expresión en una figuración que sigue además sigue leyes compositivas.
Sobre la última hipótesis: lo que distingue al Concept car como objeto estético son sus
cualidades de expresión autorreferente y referente en una apariencia armónica que exhibe
profusión en sus detalles y mensaje metafórico, de fusión y ficción en su conjunto. El aná-
lisis de comparaciones binarias de los cuatro grupos compositivos de la forma permitió
constatar la consistencia, adecuación y coherencia con relación a la imagen externa de los
modelos de la muestra.
Esta hipótesis anticipó unas cualidades de la expresión de la imagen del cuerpo del auto-
movil con relación a las concepciones del pensamiento y acto de diseño, relevando que en
tanto producto del pensar-actuar; la información referente y autorreferente es además una
señal de intersección de información diversa que adquiere un sentido estético. Como ma-
nifestación material con cualidades visual, sensorial, cognitiva y sensiblemente apreciables
se dio cuenta de la consistencia entre intención-composición y concreción.
Como reflexión complementaria, se puede mencionar que debiera profundizarse más
en el seguimiento y estudio del diseñador como actor clave para comprender la relación
de las habilidades acá rastreadas: agencia, reflexividad, interpretación con su proyección
imaginativa. Dadas las limitaciones y enfoque de la investigación histórica, únicamente
fue posible interpretar la carga subjetiva de sus narrativas y no ir a la indagación por su
sensibilidad como balance a su entendimiento.
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4. El diseño de la estética del objeto puede describirse como un fenómeno socio históri-
camente localizado es un proceso progresivo intencional de producción de información e
imagen que expresa mensaje metafórico y composición plástica con carácter de autorrefe-
rencia como resultado del pensar y actuar del diseñador en su intercambio con la realidad
del contexto para su conocimiento y la proyección de medios adecuados con apariencia
atractiva para la conexión sensible de las personas con los objetos, según su adecuación y
correspondencia a su juicio de gusto.
5. La estética del objeto está contenida en el valor intrínseco del objeto, en su mensaje de
realidad y ficción y no sólo en las propiedades de tradición canónica.
Desde el Diseño:
1. El diseño es un pensar en acción que produce conocimiento derivado de su experiencia
en el intercambio con su entorno así que evoluciona de la aprehensión de conocimientos
previos, referentes para producir su propio sentido.
2. El acto de diseño para la estética del objeto se trata de un conjunto de operaciones
relacionales y performativas que el diseñador desarrolla soportado en su pensamiento,
intercambio con el contexto y sus habilidades proyectuales de observación, interpretación,
imaginación, reflexividad y agencia.
3. Dos operaciones son fundamentales para el acto de diseño de la estética del objeto: el
esquematismo y el diseño conceptual. Con el primero, el diseñador ve para conocer, asocia
y pone en tensión, discrimina, sintetiza y organiza una información que en principio es
externa e inconexa con otra interior. Con el diseño conceptual como descriptiva de una
anticipación de cualidades y del modo de mediación de la estética del objeto, también se
constituye una trama entre lo precedente, lo real y lo imaginado donde el diseñador pone
su voz.
4. El diseñador en tanto sujeto intersubjetivo en procura de un resultado objetivo en el
marco de un objeto industrial desarrolla habilidades proyectuales significativas que le dan
un valor distintivo frente a otros colegas de diversas disciplinas: socialización a través de
operaciones retóricas como la metáfora, las narrativas ricas en adjetivación y el liderazgo
para la co-creación.
5. El objeto estético como salida de las operaciones relacionales y performativas se tra-
ta de una estructura sinérgica de contenidos de pensamiento estético, campo, forma na-
rrativa, forma externa bajo principios compositivos para la figuración de la materia con
cualidades estéticas y un medio de expresión del diseñador para provocar una resonancia
emocional en las personas.
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GLOSARIO
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Notas
1. Pierre Bourdieu (1984) alude a la percepción del valor estético en el objeto como un fe-
nómeno sociológico, donde factores como estatus social; presión de proyectar una imagen
y posición de conformidad a un grupo social son relevantes en el juicio del gusto. El gusto
es abordado como un fenómeno social de acuerdo temporal de patrones de preferencia y
como signo de distinción.
2. Goldstein, E. B. (2002). Sensation and perception, Sixth Edition Pacific Grove, CA:
Wadswoth. Ofrece un marco de comprensión de las funciones sensoriales, definiendo que
un propósito central de la percepción es informar sobre las propiedades del entorno para
la supervivencia (p. 2).
3. David Gartman (1994) (pp. 27-70) Streamlining es conocido como un movimiento
estilístico que se caracteriza por sus formas orgánicas, curvilíneas. Fue reinterpretado en
los automóviles como recurso de figuración y materialización que alude al desempeño
aerodinámico y la ruptura del paradigma ortogonal que había instaurado la línea Ford
desde los 1920´s. El streamline es desarrollado como factor de novedad, contraste y valor
de atracción para las personas. El uso de líneas orgánicas que promovieron como aerodi-
námicas reforzarían la concepción de velocidad y liberad del pensamiento estético en la
industria del automóvil. Su implementación implicó altos desafíos en la manufactura en
tanto conformación de materiales como de ensamble y una alta producción narrativa.
4. Desde el sentido aristotélico, un sentido de reciprocidad entre la forma de pensar la
acción y una forma de actuar sobre el pensamiento que implica un sentido de obligación
social y ética para los individuos libres de agenciar sus acciones. Con la theoria se hipote-
tiza el mundo en una vía de entendimiento para pensar cómo pueden ser las cosas, con la
práctica, se piensa cómo las cosas pueden ser y son hechas. Una oposición entre la teoría
y práctica se manifiesta como dicotomía, es decir tensiones o pares polares que en cuanto
opuestos también se complementan entre sí. Juntas hacen a la praxis y ésta permite pensar
acerca de la agencia de un individuo, la situación histórica que forma la determinación
del ser de una cosa en tanto construcción humana intencionada y las consecuencias de su
acción como producto en su validación histórica.
5. En Gjoko Muratovski en su libro Research for Designers (2016) p. 93. Hines (2009), afir-
ma que, en la investigación histórica del Diseño, la consulta de investigaciones históricas
desarrolladas generalmente de disciplinas del corte de las humanidades ofrece datos que
pueden interpretarse como evidencia histórica en el sentido que ya ha sido constatado su
validez en el marco de la investigación.
6. Ver Gjoko Muratovski en su libro Research for Designers (2016). Visual Analysis.
7. (con relación al diseño es la representación sensible de la experiencia humana, el com-
ponente de subjetividad en la interacción sujeto - apariencia del objeto, la intersección de
apariencias sensuales y conceptos impregnados de pasado y presente, de realidad y ficción).
8. (aporta nociones que permiten interpretar, sistematizar y explicar diversos sub-fenó-
menos sociales, sus relaciones estructurales, ligados a la producción, circulación de sim-
bolismos e imaginarios que inciden en la apreciación y consumo del valor estético y sim-
bólico de los Concept car).
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representación y tiene los rasgos de lo singular, lo dado aquí y ahora. Frente a esto, el con-
cepto es la parte mediata de la referencia a objetos, la representación universal’’ (p. 226).
34. Significados operacionales: variables de cualificación para la composición semántica.
En Krippendorf (1987a) Helga Lannoch y Hans-Jürgen Lannoch, ‘‘Vom geometrischen
zum semantischen Raum’’ Form, pp.12-17.
35. Campo intelectual de Bourdieu en el ensayo ‘‘Campo intelectual y proyecto creador’’
(1967) en Amann (2015).
36. En Styling the Motor Car 1949. Heritage Center files. M.youtube.com/watch?v=rfBd6
GJ62ak.
37. En Styling the Motor Car 1949. Heritage Center files. M.youtube.com/watch?v=rfB
d6GJ62ak.
38. Harley Earl y Nuccio Bertone (1957) evento Futuramic Styling, Futuramic Driving,
Imagination in motion.
39. Friction (Fricción en inglés) es una metáfora utilizada por los diseñadores de la GM
para indicar el juego de contrastes entre línea, color, textura y elementos compositivos
como luces, rejillas, guardabarros y parachoques como recurso para llamar la atención
(vivificar el ánimo del espectador en el sentido Kantiano).
40. Norman James en su libro Of Firebirds and Moonmen p. 52. Fuente de análisis de la
historia de Concept cars.
41. McLean, R. y Habsburg (1959). General Motors Styling Staff, Firebird III General
Arrangement and body design (pp. 1-2).
42. ‘‘The requirements of creative automotive styling are almost as numerous as they
are demanding. Truly successful automotive styling, then must be pleasing to the creator,
gratifying to the engineer, and inspiring to the motorist, a rare and magic meeting beauty,
practicality, and popularity’’ Harley Earl, 1954 Cadillac sales brochure.
43. En el planteo de Beatriz Amann en su libro La crítica poética como instrumento de pro-
yecto arquitectónico (2015) la interacción poética, reemplaza la noción de comparaciones
binarias de los elementos de arquitectura como una metodología de análisis a la obra pro-
puesta para encontrar en la interacción de los elementos compositivos, fricciones que se
opongan a la necesidad de coherencia y correspondencias que requiere el carácter poético
de la obra; es decir su esencia, especificidad, sentido y consistencia como proyecto. Sobre
las comparaciones la autora aclara que ‘‘(…) se hacen en una doble dirección –o, mejor
dicho, sentido– A-B/B-A’’ (p. 119).
44. ‘‘To be successful, a stylist must always keep pace with the progress’’ Earl, 1950 en GM
Media Archive.
45. ‘‘Laboratory on wheels’’ denominación propia de General Motors Corporation In-
ternal.
46. ‘‘This is the car of the future only in the sense that some of its design or mechanical
features may appear someday in standard motorcars’’ General Motors Corporation Inter-
nal communication December 29, 1950. Detroit.
47. ‘‘You should have brought a car you could race’’ expresión conceptual del Corvair,
1963. GM Media Archive.
48. Super Spyder 1963. Design Files Heritage Center y Artículo de Bryan Silvestro (2018)
Here’s Why Convertibles are called Spiders.
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49. Psicología del color. Joaquim Viñolas en su libro Diseño Ecológico 2005, desarrolla el
apartado de diseño y color.
50. Escape, expresión mencionada en el Capítulo del Pensamiento Estético. Gartman
(2004) analiza la estética del automóvil como un fenómeno que facultó el escape de los
poseedores del automóvil de las condiciones de trabajo, relaciones sociales y otras ten-
siones propias de la posguerra; así que tiene un sentido físico de salida del medio y uno
psicológico que ubica a la persona en otra condición.
51. En Krippendorff, K. (2006b). The Semantic Turn. Boca Ratón: Taylor & Francis Group.
52. Pieza de la Chevrolet Corvette división. General Motors Corporation (1960).
53. Color rojo, asociado al amor divino, buena suerte, fiesta, felicidad, éxito; denota ade-
más la pasión humana. En Psicología vitalidad, poder, sexualidad, agresividad, peligro y
plenitud (Viñolas, 2005, p. 229).
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Abstract: From the Occult to the Legible in the Design of the Aesthetics of GM Con-
cept Cars in the United States between 1945 and 1965 is qualitative approach research
that studies the praxis of designers from the characterization of their doing, thinking and
product to make legible how the design of the aesthetics of the object is produced and
reflect on the agency of the designers in relation to its context of operation. Framed in the
thematic line of Form and Materiality, this thesis combines empirical material and phe-
nomena such as operations, ideas, people, contexts, ideologies that describe different entry
points to the conception of the aesthetics of the object to reveal its multidimensionality.
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Claudia Marcela Sanchez Tesis de Doctorado en Diseño
The anchor of this research is the praxis for the design of the aesthetics of the object in
a case study whose space-time cutoff offers the possibility of deconstruction not only of
factors for operations - products, but also the relational and performative nature of this
intentional act. design from the institutional perspective. The Concept cars in their ma-
terial manifestation in the model series between 1945 and 1965 offer heterogeneities and
continuities that serve to contrast the adequacy between the conception of their narratives
and the message of the automobile image in its fictional expression and identity value. We
consider that the findings of this research are relevant to reflect on the skills of the design-
er to merge in an expression called to shape a series of contents that constitute messages
that connect with the sensitivity of people and with this the social responsibility of the act
of design is noticed of the aesthetics of the object.
[Las traducciones de los abstracts fueron supervisadas por el autor de cada artículo]
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Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
• Escritos en la Facultad
Es una publicación periódica que reúne documentación institucional (guías, reglamentos,
propuestas), producciones significativas de estudiantes (trabajos prácticos, resúmenes de
trabajos finales de grado, concursos) y producciones pedagógicas de profesores (guías de
trabajo, recopilaciones, propuestas académicas).
Se publican de cuatro a ocho números anuales con una tirada variable de 100 a 500 ejem-
plares de acuerdo a su utilización.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 295
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Esta serie se edita desde el año 2005 en forma ininterrumpida, su distribución es gratuita
y recibe colaboraciones para su publicación. La misma tiene el número ISSN 1669-2306
de inscripción en el CAICYT-CONICET.
• Actas de Diseño
Actas de Diseño es una publicación semestral de la Facultad de Diseño y Comunicación,
que reúne ponencias realizadas por académicos y profesionales nacionales y extranjeros.
La publicación se organiza cada año en torno a la temática convocante del Encuentro
Latinoamericano de Diseño, cuya primera edición fue en Agosto 2006. Cabe destacar que
la Facultad ha sido la coordinadora del Foro de Escuelas de Diseño Latinoamericano y la
sede inaugural ha sido Buenos Aires en el año 2006.
La publicación tiene el Número ISSN 1850-2032 de inscripción y tiene comité de arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Visiones del
Diseño: El Diseño como Tercer Cultura || D. V. Di Bella: Prefacio Cuaderno 132 | D.
V. Di Bella: Prólogo Cuaderno 132 | T. Irwin, G. Kossoff y T. Gasperak: El COVID 19
en los Estados Unidos a través de las lentes del Diseño para la Transición | D. V. Di
Bella: Visiones del Diseño: El Diseño como Tercer Cultura. 5º Proyecto de la Línea de
Investigación Nº4 Diseño en Perspectiva (CMU-UP) | B. Lôbo e Pinheiro, P. F. de Almeida
Souza y L. Krucken: Diseño para la innovación social en comunidades locales. Tejiendo
redes de colaboración en una cooperativa textil de mujeres en Salvador (Bahía, Brasil) | A.
L. Vinlove: Ropas que importan. Utilizando el Upcycling como intervención en el sistema
de la Moda e Indumentaria para transicionar hacia futuros sostenibles | G. N. Baron y
N. Ghelich Khani: Definición del modelo mental del Diseño para la sostenibilidad y la
conservación | S. Valverde Villamizar: Escalar la solución: del Diseño de una herramienta
de prevención a la creación de Protocolos comunitarios de protección contra la violencia
intrafamiliar y basada en género en San Pablo, Manabi-Ecuador. Un ejercicio especulativo
296 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 297
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
298 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
de la moda | Paola Cirelli: No moda. Hacia el Ecodiseño del vestir | Valeria Doustaly:
Jean Paul Gaultier: Diversidad e Inclusión | Diego Bernardini Zambrini: Hacia el diseño
sostenible de una nueva longevidad | Ida Palombella: Sostenibilità e moda: una prospettiva
italiana | Francisco José Torreblanca Díaz y Francisco Javier Lorente Sanjuán: Marketing
de diseño sostenible. Un caso práctico: nueva identidad de marca de la Denominación
de Origen Manchuela (España) | Susy Inés Bello Knoll: Los Objetivos de Desarrollo
Sostenible y el diseño | Brenda Denise Schebesta Acea: Responsabilidad Social Empresarial,
nuevas economías, sostenibilidad y moda | Mirian M. Ivanega: Reflexiones acerca de las
compras públicas de diseño sostenible | Analia Lourdes Pastran: Acción por el Clima:
Emprendedores Sostenibles (ODS 12 Producción y Consumo Responsable) | Lola Dopico
Aneiros: Materialidad y color en la industria de la moda, en la búsqueda del impacto cero.
(2021/2022). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación,
Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 128. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 299
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Cardozo Vásquez: Los útiles de las Cocinas tradicionales colombianas (...) | Carlos Torres
de la Torre: El diseño de servicios públicos (...) | Rebeca Isadora Lozano Castro y Andrea
Daniela Larrea Solórzano: Modelos de escritura y ornamentos en gráficas identificativas
de edificios históricos de Tampico | M. Margarita Ramírez-Jefferson: Imágenes de
modernidad (...) | Jimena Vanina Odetti, Alberto Reyes González and Andrés Enrique
Reyes González: La intervención cromática como propuesta de diseño de imagen urbana
(...) | Kevin Fonseca Laverde, John Cardozo Vásquez y Nélida Ramírez Triana: Estudio
de símbolos en las sociedades en conflicto armado (...) || Tesis de Doctorado en Diseño
UP recomendada para su publicación. Andrea Daniela Larrea Solórzano: Trama, aunque
sea urdimbre (...). (2021/2022). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño
y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 126. Con Arbitraje.
300 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
académica y la LIJ en México | Daniela Szpilbarg: El fin del príncipe azul: catálogos
feministas para infancias diversas. El caso de la Colección Antiprincesas (Argentina) |
Silvana N. Fernández: Publishing Children Books by Minority Voices in Canada: The
Case of Groundwood Books | Flavia M. J. Krause: Paralelismos entre ilustradores de libros
para niños: Vladimir Lébedev y Ayax Barnes | Nathalie Jarast: La comunicación editorial
de LIJ en tiempos de redes sociales. (2021/2022). Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
124. Con Arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Arte y Política
|| N. Aguerre, D. Trindade e G. Chagastelles: Prólogo | R. Caminni Pereira da Silva e L.
Allegretti: Museu Expandido e Estendido: Novos Designs de Apreciação | M. Bastos de
Sá e L. A. Coimbra de Rezende Filho: Construindo uma história arqueogenealógica do
audiovisual educativo e científico na área das Ciências da Saúde no Brasil. Dimensões
estética, política e pedagógica | C. Martins Pires de Oliveira, N. Cabral da Silva Ranhel, S.
Persichetti e A. L. Coiro Moraes: O Renascimento de Vênus e um novo O Beijo: identidade
e representação nas capas da revista Elle Brasil | G. M. Montedônio Chagastelles: Arte
mestiça de Jarbas Lopes e Marcos Cardoso: inventariantes das ruas (1990-2010) | M.
Cicowiez: Razones partidarias: entre política y ficción | C. García: Martirologio | A.
Lemos: Encontros com a Civilização Brasileira e Coleção Primeiros Passos: edição, política
e democracia no Brasil (1979-1985) | E. E. Luna: ¿Institución de Órdenes Alternativos o
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 301
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
302 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
diseño. Una mirada sobre el artefacto vestimentario de la mujer chibuleo | Ruth Verónica
Martínez Loera: Creación de la memoria iconográfica de una cooperativa de bordadoras
indígenas, un ejercicio ético para el diseñador | Eugenia Álvarez Saavedra: Uso del color
y patrones geométricos en los diseños Mapuche contemporáneos: Adaptación semiótica
en tres casos de estudio comparados | Dora Ivonne Alvarez Tamayo: Si la marca fuera
una persona: análisis semiótico analógico | Gerardo Gómez Romero: Diseño, tipografía y
comunicación visual. Ahora todo vale // Eje 2. Reflexiones teóricas acerca de la ética en
el diseño. Luz del Carmen Vilchis: Abstracciones filosóficas acerca del ethos del Diseño
| Omar Lezama Galindo: Reflexiones acerca de la identidad, la ética y la memoria en
el diseño gráfico | Elia del Carmen Morales González y Yésica Alejandra del Moral
Zamudio: Consideraciones reflexivas para la acción del diseñador a partir de la ética y la
identidad // Eje 3 Disquisiciones en torno a la responsabilidad social y ética del diseño.
Flor de María Gómez Ordoñez y María Teresa Alejandra López Colín: La identidad del
Diseñador Gráfico del siglo XXI y la exigencia de la responsabilidad social universitaria
| Leobardo Armando Ceja Bravo: La otredad subyacente como creencia. Una reflexión
ética, política y formativa en diseñadores de posgrado | Martha Gutiérrez Miranda:
Valores y responsabilidades del Diseño en la era de lo “hiper”. (2020/2021). Buenos Aires:
Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en
Diseño y Comunicación. Vol. 120. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 303
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
304 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
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Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 305
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
306 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
América Latina en el ascenso del neoliberalismo | C. V. Franco Häntzsch: Dos miradas, dos
ausencias. Estrategia y discurso en torno a la inasistencia de Daniel Scioli y Jair Bolsonaro a
los Debates Presidenciales Televisados | A. Goldentul y E. Saferstein: Los jóvenes lectores de
la derecha argentina. Un acercamiento etnográfico a los seguidores de Agustín Laje y Nicolás
Márquez | M. Dagatti: A las puertas de la Casa Rosada. La construcción del mundo imaginal
kirchnerista (2003-2019) | A. Aymá: Imagen, política y género. Los retratos de Cristina
Fernández y Mauricio Macri en las tapas de Noticias | A. Slimovich: Instagram y política.
Mediatización y circulación en los perfiles de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio
Macri | J. Grassetti: El discurso político de Nayib Bukele en Twitter | F. Musto Crucci: El
ingreso de políticos outsiders a la partidocracia uruguaya | M. Mendoza: “Bienvenidos al
cambio”: la construcción de la imagen política de Sebastián Piñera (2009) y Pedro Pablo
Kuczynski (2016) | V. Morales Castro: El uribismo y la forma de hacer política en Colombia:
Discursos e imagen política | A. B. Mercado y E. A. Scargiali: Las derechas hechas meme en
Argentina y Brasil (2015-2019): un análisis sobre los contenidos de humor político en el
contexto de gobiernos conservadores. (2020/2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
112. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 307
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Nuevos puzzles narrativos: relaciones entre transmedia y game design | Romina P. Gala:
Un acercamiento posible a la creación de videojuegos políticos en Buenos Aires | María
Florencia Ibañez: Programando mundos. Rebelión y homenaje a los videojuegos en
Wreck-it Ralph | Monica Jacobo: La objetualidad entre los videojuegos y el arte. Controles
alternativos e instalaciones | Maria Julieta Lombardelli, Diego Torres y Alejandro
Fernandez: Motivando la construcción de conocimiento colectivo a través del juego: un
análisis de caso implementando medios físicos | Diego Maté: Juegos terribles: dificultad
y nuevos excesos lúdicos | Ramiro Moscardi: Los efectos positivos de jugar videojuegos
y su aplicación en entornos no lúdicos | Luis Rossi: Un análisis de los videojuegos como
agenciamientos | Martín M. Vizzotti: De Tolkien al LitRPG: MMORPGS y transmediación.
(2020/2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación,
Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 110. Con Arbitraje.
308 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 309
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Visiones del
Diseño: Problematizar el Diseño para comprender su complejidad | D. V. Di Bella: Prefacio
Cuaderno 104 | D. V. Di Bella: Prólogo Cuaderno 104 | T. Irwin, G. Kossoff y C. Tonkinwise:
Diseño para la transición: un marco educativo para avanzar en el estudio y diseño de
transiciones sostenibles | T. Irwin, G. Kossoff y C. Tonkinwise: Diseño para la transición:
la importancia de la vida cotidiana y los estilos de vida como un punto de influencia
para las transiciones sostenibles | D. V. Di Bella: Visiones del Diseño: Problematizar el
Diseño para comprender su complejidad. 4ºProyecto de la Línea de Investigación Nº4
Diseño en Perspectiva (CMU-UP) | V. M. D´Ortenzio: Hiperconectados. La señalética y
su impacto en los consensos sociales [Comisión Diseño en Perspectiva Julio 2019] | A. L.
Vinlove: Cuerpos que importan. Reflexionando sobre el estado actual de la industria del
denim y las problemáticas que contiene [Comisión Diseño en Perspectiva Julio 2019] | A.
T. Estévez: La naturaleza es la solución | L. Lares: Metadiseño y Transdiciplina, enfoque
para la transformación social y ambiental | J. Bazoberri y S. Stivale: Estrategias de diseño
para motivar conductas sustentables | N. Mouchrek: Diseño participativo en procesos de
exploración de carrera para estudiantes universitarios | Ch. Esteve Sendra, M. Martínez
Torán y R. Moreno Cuesta: Craft your Future: diseñando desde la economía local, la artesanía
y la tecnología. (2020/2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y
Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 105. Con Arbitraje.
310 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Arte y diseño:
discursos de la identidad cultural en América Latina. Natalia Aguerre y Cynthia L.
Hurtado Espinosa: Prólogo | Mariana N. Campos Barragán, Cynthia L. Hurtado Espinosa
y Miguel A. Casillas López: La identidad de los equipos de fútbol mexicanos a través de
sus identificadores gráficos y su influencia en la cultura mexicana | Adrián A. Cisneros
Hernández, Marcela del R. Ramírez Mercado y Juan E. A. Olivares Gallo: La identidad en
el turismo religioso de San Juan de los Lagos | Verónica Durán Alfaro, Jorge A. González
Arce y Claudia Mercado Peña: La identidad como eje integrador de una marca ciudad |
Eduardo Galindo Flores, Mónica González Castañeda y Daniel Rodríguez Medina: La
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 311
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
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Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Game studies;
el campo actual de los videojuegos en Latinoamérica. Luján Oulton: Prólogo | Diego Maté:
Game studies: apuntes para un estado de la cuestión | Federico Alvarez Igarzábal: En el
laberinto del tiempo. El videojuego y la evolución de la narrativa | Luciana Cacik: Relaciones
y grados de dependencia entre la música y la imagen en los videojuegos: Aproximación a
su análisis formal desde la jugabilidad | Laura Palavecino: Videojuegos, arte, naturaleza
y maravilla. Un análisis transdisciplinar sobre las posibilidades poéticas de los Nuevos
Medios | Luján Oulton: Videojuegos en el museo. Nuevos desafíos curatoriales | Sebastián
Blanco y Gonzalo Zabala: Deep Game Design: Una nueva metodología para crear juegos
innovadores | Patricio A. León C.: Ritmo y Velocidad en Videojuegos. La Evolución Narrativa
y Bloques de Interacción componentes claves de los videojuegos de plataforma | Ana
Karina Domínguez: Diseño de videojuego como terapia de juego para niños con Asperger
| Jacinto Quesnel Alvarez: Game Jams como experiencia de aprendizaje para artes y diseño
| Euridice Cabañes y Nestor Jaimen: Videojuegos para la participación ciudadana | Julieta
Lombardelli: Ludificando las ciencias: un espacio para la creación colectiva | Guillermo
Sepúlveda Castro: Transgamificación y cultura: del videojuego como producto cultural
al videojuego como totalidad cultural. (2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
98, septiembre. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 313
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
314 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
sometidos: una interpretación del film Talentos Ocultos desde la antropología de la ciencia
| Marta Casale: Memorias y (des) memorias de la dictadura. Una lectura de La mujer sin
cabeza, de Lucrecia Martel | Victoria Ramírez Mansilla: La representación de la mujer trans
en el cine chileno contemporáneo | María Elena Stella: Denial (Jackson, 2016): Historia,
memoria y justicia en tiempos de la globalización. El testimonio del cine | Lizel Tornay y
Victoria Alvarez: La violencia sexual es política. Un análisis de Campo de Batalla. Cuerpo de
Mujer (Fernando Álvarez, Argentina, 2013). (2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
95, junio. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 315
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
316 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Aurora y la emperadora Furiosa son las heroínas del Mito múltiple | R. A. Mueller: Las Tres
Conferencias de Teresa de la Parra: Trazando el camino de las heroínas latinoamericanas
| J. Steiff: Perder mi mente y encontrar mi alma: Lo masculino y lo femenino en películas
que acontecen en el bosque | M. Yates y S. Kerns: Viajes desestabilizadores: El Festival de
Cine Feminista de Chicago y ‘The Fits’. (2021). Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
91, febrero. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 317
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Gerbolés y F. Saez de Adana: Aprender a comunicar con imágenes. Uso del cómic en la
educación superior como vehículo para el desarrollo de competencias multimodales |
D. A. Moreiras y F. Castagno: Exploraciones multimodales. Aportes para la enseñanza de
la Comunicación Social | F. Alam, C. R. Rosemberg y N. Scheuer: Gestos y habla en la
construcción infantil de narrativas entre pares | L. Wallner: The Visual made Audible -
Co-constructing Sound Effects as Devices of Comic Book Literacy in Primary School | J.
I. Pozo, J. A. Torrado y M. Puy Pérez-Echeverría: Aprendiendo a interpretar música por
medio del Smartphone: la explicitación y reconstrucción de las representaciones encarnadas.
(2020). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro
de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 89, diciembre. Con Arbitraje.
318 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
La emergencia del imaginario: contribuciones para pensar sobre el futuro del diseño / A. R.
Miranda de Oliveira y A. J. Vieira de Arruda: Un entorno de realidad virtual inmersivo como
herramienta estratégica para mejorar la experiencia del usuario / M. E. Venegas Marcel, A.
Navarro Carreño y E. P. Alfaro Carrasco: Modelo procedimental para la caracterización
y valoración de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, RAEE / S. Geywitz Bernal:
Economía Circular. Implantación en Ingeniería, Fabricación y Diseño Industrial. (2020).
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 87, octubre. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 319
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
científicas digitales en América Latina | Ana Slimovich y Ezequiel Saferstein: Análisis sobre
los modos digitales de difusión de las grandes editoriales en Argentina: libros de “coyuntura
política”. (2020). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación,
Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 85, agosto. Con Arbitraje.
320 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
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> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Cine e historia.
Representaciones fílmicas en un mundo globalizado. Zulema Marzorati y Mercedes
Pombo: Prefacio | Eje 1: Etnicidades en la pantalla: Tzvi Tal: Brechas y etnicidad. Personajes
judíos violentos en películas de Argentina, Uruguay y Venezuela | Alejandra F. Rodríguez:
¿Dónde está el sujeto?: problemas de representación de los pueblos originarios en el cine
| Eje 2: Construyendo la historia: Mónica Gruber: Medios y poder: 1984 | Adriana A.
Stagnaro: Lo imaginario y lo maravilloso de Internet. Una aproximación antropológica |
Zulema Marzorati y Mercedes Pombo: Humanismo y solidaridad en El puerto (Kaurismäki,
Finlandia/Francia/ Alemania, 2011) | Eje 3: Cine, historia y memoria: María Elena Stella:
Holocausto y memoria en los tiempos de la globalización. Representaciones en el cine
alemán | Claudia Bossay P.: Libertadores; bicentenarios de las independencias en el cine
| Marta N. R. Casale: La imagen faltante, de Rithy Panh, testigo y cineasta. El genocidio
en primera persona. (2020). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y
Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 77, mayo. Con Arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Moda, Diseño
y Sociedad. Laura Zambrini: Prólogo | Carlos Roberto Oliveira de Araújo: Metamorfose
Corporal na Moda e no Carnaval | Analía Faccia: Discursos sobre el cuerpo, vestimenta
y desigualdad de género | Griselda Flesler: Marcas de género en el diseño tipográfico
de revistas de moda | Jorge Leite Jr.: Sexo, género y ropas | Nancy de P. Moretti: La
construcción del lenguaje gráfico en el diseño de moda y la transformación del cuerpo
femenino | María Eugenia Correa: Diseño y sustentabilidad. Un nuevo escenario posible
en el campo de la moda | Gabriela Poltronieri Lenzi: O chapéu: Uma ferramenta para
a identidade e a responsabilidade social no câncer de mama | Taña Escobar Guanoluisa
y Silvana Amoroso Peralta: El giro humanista del sistema de la moda | Suzana Avelar:
La moda contemporánea en Brasil: para escapar del Siglo XX | Daniela Lucena y Gisela
Laboureau: Vestimentas indisciplinadas en la escena contracultural de los años 80 | Paula
Miguel: Más allá del autor. La construcción pública del diseño de indumentaria en Argentina
| Gianne Maria Montedônio Chagastelles: Arte y Costumbres: Los pliegues azules en
los vestidos de vinilo de Laura Lima (1990-2010) | Patricia Reinheimer: Tecendo um
mundo de diferenças. (2020). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y
Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 76, mayo. Con Arbitraje.
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Cultura y Diseño: repensando el diseño de los procesos culturales y los abordajes culturales
del diseño | Ivana Mihal: Estéticas, lecturas e industria del libro: el caso de los e-books
| Laura Ferreño y María Laura Giménez: Desafíos actuales de las políticas culturales.
Análisis de caso en el Municipio de Avellaneda | Silvia Benza: El Distrito de Diseño en la
Ciudad de Buenos Aires: una mirada desde los usos de la cultura en contextos globales y
locales | Natalia Aguerre: Las performances musicales en las misiones jesuitas de guaraníes
| Julieta Infantino: Arte y Transformación social. El aporte de artistas (circenses) en el
diseño de políticas culturales urbanas | Verónica Griselda Talellis, Elsa Alicia Martínez,
Karen Avenburg y Alina Cibea: Investigación y gestión cultural: diseñando articulaciones |
Verónica Paiva y Alejo García de la Cárcova: Wright Mills y su crítica al diseño de segunda
posguerra. Los aportes de la sociología al mundo del diseño | Laura Zambrini: Diseño e
indumentaria: una mirada histórica sobre la estética de las identidades de género | Bárbara
Guershman: Marcas de shopping o de diseñador. Los procesos de adscripción en la moda.
(2019). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro
de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 71, marzo. Con Arbitraje.
326 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
Caroline Salvan Pagnan y Artur Caron Mottin | Simone Abreu | Zulma Buendía De Viana
| Elisangela Batista. EL DISEÑO COMO FACTOR DE DESARROLLO ECONÓMICO:
María del Rosario Bernatene y Guillermo Juan Canale | Liliana Durán Bobadilla y Luis
Daniel Mancipe Lopez | Ana Urroz-Osés | Camilo de Lelis Belchior. FORMACIÓN PARA
EL DISEÑO SOCIAL: Rita Aparecida da Conceição Ribeiro | Cristian Antoine, Santiago
Aránguiz y Carolina Montt | Polyana Ferreira Lira da Cruz y Wellington Gomes de
Medeiro | Carlos Henrique Xerfan do Amaral, André Ribeiro de Oliveira y Sandra Maria
Nunes Vivone | Ana Beatriz Pereira de Andrade y Henrique Perazzi de Aquino. (2018).
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 69, septiembre. Con Arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Cine e Historia.
Pluralidad de voces y miradas sobre el autoritarismo y el totalitarismo. Zulema Marzorati
y Mercedes Pombo: Prólogo | Rodolfo Battagliese: Poder estatal y dominación de género:
sus representaciones en La linterna roja (China, 1991) de Zhang Yimou | Lizel Tornay:
Representaciones de mujeres en el cine de realizadoras feministas durante los períodos
posdictatoriales. España y Argentina | Zulema Marzorati y Mercedes Pombo: El fascismo
en la pantalla: Vincere (Italia, Bellochio, 2009) | Victoria Alvarez: Cine, represión y género
en la transición democrática. Un análisis de La noche de los lápices | Tzvi Tal: La estética del
trauma y el discurso de la memoria: personajes infantiles ante el terror estatal en Infancia
clandestina (Ávila, Argentina, 2011) | Moira Cristiá: Frente el autoritarismo,la creación. La
experiencia de AIDA y su relectura en el film El Exilio de Gardel (Fernando Solanas, Francia
/ Argentina, 1985) | Sonia Sasiain: El lugar del Estado en la representación de la vivienda
popular: desde la construcción de la opinión pública hacia la censura | Mónica Gruber:
Medios y poder: 1984. (2018). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y
Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 68, julio. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 327
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Los procesos
emergentes en la enseñanza y la práctica del diseño. M. Veneziani: Prólogo | M. Veneziani:
Moda y comida: Una alianza que predice hechos económicos | M. Buey Fernández:
Involúcrame y entenderé | F. Bertuzzi y D. Escobar: El espíritu emprendedor. Un
acercamiento al diseño independiente de moda y las oportunidades de crecimiento comercial
en el contexto actual argentino | X. González Eliçabe: Arte popular y diseño: los atributos
de un nuevo lujo | C. Eiriz: Creación y operaciones de transformación. Aportes para una
retórica del diseño | P. M. Doria: Desafío creativo cooperativo | V. Fiorini: Nuevos escenarios
de las prácticas del diseño de indumentaria en Latinoamérica. Conceptos, metodologías
e innovación productiva en el marco de la contemporaneidad | R. Aras: Los nuevos
aprendizajes del sujeto digital | L. Mastantuono: Tendencias hacia un cine medioambiental.
Concientización de una producción y diseño sustentable | D. Di Bella: El cuerpo como
territorio | V. Stefanini: La mirada propia. El autorretrato en la fotografía contemporánea
| S. Faerm: Introducción | A. Fry, R. Alexander, and S. Ladhib: Los emprendimientos en
Diseño en la economía post-recesión: Parson`s E Lab, la Incubadora de Negocios de Diseño
| S. Faerm: Desarrollando un nuevo valor en diseño; del “qué” al “cómo” | A. Kurennaya:
Moda como práctica, Moda como proceso: los principios del lenguaje como marco para
entender el proceso de diseño | L. Beltran-Rubio: Colombia for Export: Johanna Ortiz,
Pepa Pombo y la recreación de la identidad cultural para el mercado global de la moda
| A. Fry, G. Goretti, S. Ladhib, E. Cianfanelli, and C. Overby: “Artesanías de avanzada”
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Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
integradas con el saber hacer; el papel del valor intangible y el rol central del artesano en el
artesanato de alta gama del siglo 21 | T. Werner and S. Faerm: El uso de medios comerciales
para involucrar e impactar de manera positiva en las comunidades. (2017). Buenos Aires:
Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño
y Comunicación. Vol. 64, septiembre. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 329
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
330 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Cine y Moda. P.
Doria: Prólogo Universidad de Palermo | M. Carlos: Moda en cine: signos y simbolismos
| D. Ceccato: Cortos de moda, un género en auge | P. Doria: Brillos y utopías | V. Fiorini:
Moda, cuerpo y cine | C. Garizoain: De la pasarela al cine, del cine a la pasarela. El vestuario
y la moda en el cine argentino hoy | M. Orta: Moda fantástica | S. Roffe: Vestuario de cine:
El relator silencioso | M. Veneziani: Moda y cine: entre el relato y el ropaje | L. Acar: La
seducción del cuerpo vestido en La fuente de las mujeres | F. di Cola: Moda y autenticidad
histórica en el cine: nuevos ecos de la escuela viscontina | E. Monteiro: El amor, los cuer-
pos y las ropas en Michael Haneke | D. Trindade: Vestes del tiempo: telas, movimientos e
intervalos en la película Lavoura Arcaica | N. Villaça: Almodóvar: Cineasta y diseñador | F.
Mazás: El cine come metalenguaje. Haciendo visible el código de la moda | Cuerpo, Arte y
Diseño. P. Doria: Prólogo Universidad de Palermo | S. Cornejo y P. Estebecorena: Cuerpo,
imagen e identidad. Relación (im)perfecta | D. Ceccato: Cuerpos encriptadas: Entre el ser
real e irreal | L. Garabieta: Cuerpo y tiempo | G. Gómez del Río: Nuevos soportes, nuevos
cuerpos | M. Matarrese: Cestería pilagá: una aproximación desde la estética al cuerpo | C.
Puppo: El arte de diseñar nuestro cuerpo | S. Roffe: Ingeniería y arquitectura de la Moda:
El cuerpo rediseñado | L. Ruiz: Imágenes de la otredad. Arte, política y cuerpos residuales
en Daniel Santoro | V. Suárez: Cuerpos: utopías de lo real | S. Avelar: El futuro de la moda:
una discusión posible | S. M. Costa, Esteban F. Tuesta & S. A. Costa: Residuos agro-indus-
triales utilizados como materias-primas en estudios de desarrollo de fibras textiles | F.
Dantas Mendes: El Diseño como estrategia de Postponement en la MVM Manufactura del
Vestuario de la Moda | B. Ferreira Pires: Cuerpo trazado. Contexturas orgánicas e inorgá-
nicas | C. R. Garcia Vicentini: El lugar de la creatividad en el desarrollo de productos de
moda contemporáneos. (2016). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y
Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 58, julio. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 331
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Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 333
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Diseños es-
cénicos innovadores en puestas contemporáneas. Catalina Julia Artesi: Prólogo | Andrea
Pontoriero: Vida líquida, teatro y narración en las propuestas escénicas de Mariano
Pensotti | Estela Castronuovo: Lote 77 de Marcelo Mininno: el trabajoso oficio de narrar
una identidad | Catalina Julia Artesi: Representaciones expandidas en puestas actuales
| Ezequiel Lozano: La intermedialidad en el centro de las propuestas escénicas de Diego
Casado Rubio | Marcelo Velázquez: Mediatización y diferencia. La búsqueda de la forma
para una puesta en escena de Acreedores de Strindberg | Distribución cultural. Yanina
Leandra: Prólogo | Andrea Hanna: El rol del productor en el teatro independiente. La
producción es ejecutiva y algo más… | Roberto Perinelli: Teatro: de Independiente a
Alternativo. Una síntesis del camino del Teatro Independiente argentino hacia la con-
334 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Los enfoques
multidisciplinarios del sistema de la moda. Marisa Cuervo: Prólogo | Marcia Veneziani:
Introducción Universidad de Palermo. El enfoque multidisciplinario: un desafío peda-
gógico en la enseñanza de la moda y el diseño | Leandro Allochis: De New York a Buenos
Aires y del Hip Hop a la Cumbia Villera. El protagonismo de la imagen en los procesos
de transculturación | Patricia Doria: Sobre la Enseñanza del Diseño de Indumentaria.
El desafío creativo (enseñanza del método) | Ximena González Eliçabe: Arte sartorial.
De lo ritual a lo cotidiano | Sofía Marré: El asociativismo en las empresas de diseño de
indumentaria de autor en Argentina | Laureano Mon: Los caminos de la innovación en
la Argentina | Marcia Veneziani: Costumbres, dinero y códigos culturales: conceptos
inseparables para la enseñanza del sistema de la moda | Maximiliano Zito: La ética del
diseño sustentable. Steven Faerm: Introducción Parsons The New School for Design.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 335
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
336 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Moda y Arte.
Marcia Veneziani: Prólogo Universidad de Palermo | Felisa Pinto: Fusión Arte y Moda
| Diana Avellaneda: De perfumes que brillan y joyas que huelen. Objetos de la moda
y talismanes de la fe | Diego Guerra y Marcelo Marino: Historias de familia. Retrato,
indumentaria y moda en la construcción de la identidad a través de la colección Carlos
Fernández y Fernández del Museo Fernández Blanco, 1870-1915 | Roberto E. Aras: Arte
y moda: ¿fusión o encuentro? Reflexiones filosóficas | Marcia Veneziani: Moda y Arte en
el diseño de autor argentino | Laureano Mon: Diseño en Argentina. “Hacia la construc-
ción de nuevos paradigmas” | Victoria Lescano: Baño, De Loof y Romero, tres revolu-
cionarios de la moda y el arte en Buenos Aires | Valeria Stefanini Zavallo: Para hablar de
mí. La apropiación que el arte hace de la moda para abordar el problema de la identidad
de género | María Valeria Tuozzo y Paula López: Moda y Arte. Campos en intersección |
Maria Giuseppina Muzzarelli: Prólogo Università di Bologna | Maria Giuseppina Muz-
zarelli: El binomio arte y moda: etapas de un proceso histórico | Simona Segre Reinach:
Renacimiento y naturalización del gusto. Una paradoja de la moda italiana | Federica
Muzzarelli: La aventura de la fotografía como arte de la moda | Elisa Tosi Brandi: El
arte en el proceso creativo de la moda: algunas consideraciones a partir de un caso de
estudio | Nicoletta Giusti: Art works: organizar el trabajo creativo en la moda y en el
arte | Antonella Mascio: La moda como forma de valorización de las series de televisión.
(2013). Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Cen-
tro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 44, junio. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 337
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
338 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Arte, Dise-
ño y medias tecnológicas. Rosa Chalkho: Hacia una proyectualidad crítica. [Prólogo] |
Florencia Battiti: El arte ante las paradojas de la representación | Mariano Dagatti: El vo-
yeurismo virtual. Aportes a un estudio de la intimidad | Claudio Eiriz: El oído tiene ra-
zones que la física no conoce. (De la falla técnica a la ruptura ontológica) | María Cecilia
Guerra Lage: Redes imaginarias y ciudades globales. El caso del stencil en Buenos Aires
(2000-2007) | Mónica Jacobo: Videojuegos y arte. Primeras manifestaciones de Game
Art en Argentina | Jorge Kleiman: Automatismo & Imago. Aportes a la Investigación de
la Imagen Inconsciente en las Artes Plásticas | Gustavo Kortsarz: La duchampizzación
del arte | María Ledesma: Enunciación de la letra. Un ejercicio entre Occidente y Oriente
| José Llano: La notación del intérprete. La construcción de un paisaje cultural a modo
de huella material sobre Valparaíso | Carmelo Saitta: La banda sonora, su unidad de
sentido | Sylvia Valdés: Poéticas de la imagen digital. (2012) Buenos Aires: Universidad
de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comu-
nicación. Vol. 41, junio. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 339
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Picas (2011)
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 36, junio. Con Arbitraje.
340 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: txts. (2010)
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 32, mayo. Con Arbitraje.
Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227 341
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Typo. (2009)
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 29, agosto. Con Arbitraje.
342 Cuaderno 133 | Centro de Estudios en Diseño y Comunicación (2021/2022). pp 295-347 ISSN 1668-0227
Publicaciones del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Sandro Be-
nedetto: Borges y la música. Alberto Farina: El cine en Borges. Alejandra Niedermaier:
Algunas consideraciones sobre la fotografía a través de la cosmovisión de Jorge Luis
Borges. Graciela Taquini: Transborges. Nora Tristezza: El arte de Borges. Florencia Bus-
tingorry y Valeria Mugica: La fotografía como soporte de la memoria. Andrea Chame:
Fotografía: los creadores de verdad o de ficción. Mónica Incorvaia: Fotografía y Reali-
dad. Viviana Suárez: Imágenes opacas. La realidad a través de la máquina surrealista o
el desplazamiento de la visión clara. Daniel Tubío: Innovación, imagen y realidad: ¿Sólo
una cuestión de tecnologías? Augusto Zanela: La tecnología se sepulta a sí misma. (2008)
Buenos Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de
Estudios en Diseño y Comunicación. Vol. 27, diciembre. Con Arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Catalina Julia
Artesi: ¿Un Gardel venezolano? “El día que me quieras” de José Ignacio Cabrujas. Marcelo
Bianchi Bustos: Latinoamérica: la tierra de Rulfo y de García Márquez. Reflexiones en
torno a algunas cuestiones para pensar la identidad. Silvia Gago: Los límites del arte.
María José Herrera: Arte Precolombino Andino. Alejandra Viviana Maddonni: Ricardo
Carpani: arte, gráfica y militancia política. Alicia Poderti: La inserción de Latinoamérica
en el mundo globalizado. Andrea Pontoriero: La identidad como proceso de construcción.
Reapropiaciones de textualidades isabelinas a la luz de la farsa porteña. Gustavo Valdés de
León: Latinoamérica en la trama del diseño. Entre la utopía y la realidad. (2008) Buenos
Aires: Universidad de Palermo, Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios
en Diseño y Comunicación. Vol. 26, agosto. Con Arbitraje.
> Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. [Ensayos]: Rosa Judith
Chalkho: Introducción: artes, tecnologías y huellas históricas. Norberto Cambiasso: El
oído inalámbrico. Diseño sonoro, auralidad y tecnología en el futurismo italiano. Máximo
Eseverri: La batalla por la forma. Belén Gache: Literatura y máquinas. Iliana Hernández
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> Cuaderno: Proyectos en el Aula. Fernando Rolando. Arte Digital e interactividad. (2001)
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sentido común en la vida cotidiana. Osvaldo Nupieri. El grupo como recurso pedagógico.
Gustavo Valdés de León. Miseria de la teoría. (2001) Buenos Aires: Universidad de Palermo,
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en el ámbito de las Relaciones Públicas. (2000) Buenos Aires: Universidad de Palermo,
Facultad de Diseño y Comunicación, Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Vol.
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Síntesis de las instrucciones para autores
Los autores interesados deberán enviar un abstract de 200 palabras en español, inglés y
portugués que incluirá 10 palabras clave. La extensión del ensayo no debe superar las 8000
palabras, deberá incluir títulos y subtítulos en negrita. Normas de citación APA. Bibliogra-
fía y notas en la sección final del ensayo.
Presentación en papel y soporte digital. La presentación deberá estar acompañada de una
breve nota con el título del trabajo, aceptando la evaluación del mismo por el Comité de
Arbitraje y un Curriculum Vitae.
Artículos
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. Autores: los artículos podrán tener uno o más autores.
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. Normas: se debe tomar en cuenta las normas básicas de estilo de publicaciones de la
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. Bibliografía y notas: en la sección final del artículo.
. Fotografías, cuadros o figuras: deben ser presentados en formato tif a 300 dpi en escala de
grises. Importante: tener en cuenta que la imagen debe ir acompañando el texto a modo
ilustrativo y dentro del artículo hacer referencia a la misma.
Importante:
La serie Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación sostiene la exigencia
de originalidad de los artículos de carácter científico que publica.
Es sistema de evaluación de los artículos se realiza en dos partes. En una primera instancia,
el Comité Editorial evalúa la pertinencia de la temática del trabajo, para ser publicada en
la revista. La segunda instancia corresponde a la evaluación del trabajo por especialistas.
Se usa la modalidad de arbitraje doble ciego, permitiendo a la revista mantener la
confidencialidad del proceso de evaluación.
Para la evaluación se solicita a los árbitros revisar los criterios de originalidad, pertinencia,
actualidad, aportes, y rigurosidad científica. Será el Comité Editorial quien comunica a los
autores los resultados de la misma.
Consultas
En caso de necesitar información adicional escribir a [email protected] o
ingresar a http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/instrucciones.php
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