Sentencia C 398 11

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Sentencia C-398/11.

DATOS IDENTIFICADORES.

Referencia: expediente D-8344

Demanda de inconstitucionalidad en contra del artículo 29, numeral 3º


(parcial), de la Ley 1123 de 2007, “Por la cual se establece el Código
Disciplinario del Abogado”.

Actor: José Alejandro Hofmann del Valle.

Magistrado Ponente: GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO.

HECHOS.

El ciudadano José Alejandro Hofmann del Valle demandó el artículo 29, numeral
3º (parcial), de la Ley 1123 de 2007, “Por la cual se establece el Código
Disciplinario del Abogado”, mediante la acción pública de inconstitucionalidad.

Señala las incompatibilidades del artículo 29 de la Ley 1123 de 2007 que


establece que “no pueden ejercer la abogacía, aunque se hallen inscritos”, entre
otras, aquellas personas “privadas de su libertad como consecuencia de la
imposición de una medida de aseguramiento o sentencia, excepto cuando la
actuación sea en causa propia, sin perjuicio de los reglamentos penitenciarios y
carcelarios”.

El actor estima que las medidas de aseguramiento son preventivas y que no


pueden comportar le negación del principio de presunción de inocencia. Por lo
anterior propone la realización de un test estricto de igualdad, toda vez que
considera que, al impedir el ejercicio de la profesión de abogado, se afecta
gravemente el goce de un derecho constitucional fundamental, como el trabajo, sin
que haya razonabilidad ni proporcionalidad en esa restricción.

indica que el artículo 29 de la Constitución no establece ninguna diferenciación


relativa al debido proceso, que se aplica a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas, con independencia de la ocupación de quienes estén involucrados
en la actuación procesal, fuera de lo cual el segmento acusado discrimina, porque
parte de una condición particular, cual es el hecho de ser abogado y de estar
sometido a una medida de aseguramiento, situación que no protege ningún fin
constitucional, pues impide el ejercicio de la profesión de abogado, pese a que la
presunción de inocencia “impone que las calidades humanas y profesionales del
individuo no pueden ser cuestionadas hasta que haya sido vencido en juicio y a
que el cumplimiento de los fines de una medida de aseguramiento no requiere que
se excluya del ejercicio de su profesión a quien es objeto de ella.

A juicio del demandante la restricción del ejercicio de la profesión de abogado,


como consecuencia de una medida de aseguramiento, “no guarda relación con la
consecución de un fin constitucional en concreto, por lo que la medida es
desproporcionada e insiste en que a la vulneración de la presunción de inocencia
sigue la violación del derecho al trabajo, dado que la medida de aseguramiento no
implica la disminución de las cualidades profesionales del abogado y tampoco el
abierto cuestionamiento de sus cualidades éticas y humanas.

Aduce también violación del derecho a la igualdad y, con base en él, reclama el
respeto a la posibilidad que debe tener el abogado detenido “de seguir llevando
los procesos que sus clientes le han encomendado”, pues al impedírselo se le
violan los derechos mencionados y, por consiguiente, su dignidad humana, en
cuanto se le condena a sobrevivir en condiciones inferiores a las correspondientes
al ser humano, siendo distinto el caso de quien ha sido condenado y “sancionado
con esa inhabilidad”.

PRETENSIONES.

El demandante solicita la declaración de inconstitucionalidad de la expresión “de


una medida de aseguramiento”, contenido en el numeral 3º del artículo 29 de la
Ley 1123 de 2007, por la cual se establece el Código Disciplinario del Abogado.

El demandante solicita la realización de un test estricto de proporcionalidad


respeto a la posibilidad que debe tener el abogado detenido “de seguir llevando
los procesos que sus clientes le han encomendado”.

PROBLEMA JURÍDICO.

¿Existe una vulneración de la presunción de inocencia, del derecho al trabajo y


del derecho a la igualdad, al impedir el ejercicio de la profesión de abogado
mientras éste tenga medida de aseguramiento?

CONSIDERACIONES DE LA CORTE.

Indica que el artículo 29 de la Constitución no establece ninguna diferenciación


relativa al debido proceso, que se aplica a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas, con independencia de la ocupación de quienes estén involucrados
en la actuación procesal, fuera de lo cual el segmento acusado discrimina, porque
parte de una condición particular, cual es el hecho de ser abogado y de estar
sometido a una medida de aseguramiento, situación que no protege ningún fin
constitucional, pues impide el ejercicio de la profesión de abogado, pese a que la
presunción de inocencia “impone que las calidades humanas y profesionales del
individuo no pueden ser cuestionadas hasta que haya sido vencido en juicio y a
que el cumplimiento de los fines de una medida de aseguramiento no requiere que
se excluya del ejercicio de su profesión a quien es objeto de ella.

De conformidad con lo reseñado, el demandante estima que al contemplar la


imposición de una medida de aseguramiento como causa de una de las
incompatibilidades para el ejercicio de la profesión de abogado, el legislador
desconoció la presunción de inocencia, así como los derechos al trabajo y a la
igualdad y plantea la realización de un test estricto de proporcionalidad, por cuanto
considera que, siendo grave la afectación de los mencionados derechos, no
existen fines ni motivos constitucionales justificativos de una medida que juzga
radical y, por lo tanto, carente de razonabilidad y proporcionalidad.

La acusación se refiere a la inobservancia de los límites que el legislador no puede


traspasar al restringir derechos y, por ello, se ha advertido sobre el margen de
configuración que constitucionalmente se le reconoce tanto para regular el
derecho al trabajo, como para desarrollar la libertad de escoger profesión u oficio,
margen dentro del cual cabe, entre otras materias, la concerniente a la inspección
y vigilancia del ejercicio de las profesiones.

En primer lugar, es conveniente precisar que para la regulación de las medidas de


aseguramiento el legislador también está asistido por un margen de configuración
y que su actuación es indispensable, pues, en virtud del principio de legalidad,
debe señalar los supuestos y las condiciones en que resulte posible la privación
de la libertad y que, además, está limitado por la observancia de criterios de
razonabilidad y proporcionalidad, ya que, tratándose de un bien jurídico tan
preciado como la libertad, su actuación no puede ser arbitraria.

De acuerdo con la regulación legislativa vigente se debe precisar que no todas las
medidas de aseguramiento desencadenan la prohibición de ejercer la abogacía,
sino solo aquellas que sean privativas de la libertad y que estas, a su turno, no
proceden en todo tipo de procesos, sino solo en los supuestos y en las
condiciones que expresamente prevé el Código de Procedimiento Penal.

Así pues, la causal de incompatibilidad para el ejercicio de la profesión que afecta


a los abogados sometidos a una medida de aseguramiento privativa de la libertad
no puede apreciarse con independencia de la regulación de la detención
preventiva, pues esta regulación, propia del procedimiento penal, delimita la
operatividad de la incompatibilidad prevista en el numeral 3º del artículo 29 de la
Ley 1123 de 2007.
Debido a que la incompatibilidad surge como consecuencia de la imposición de
una medida de aseguramiento privativa de la libertad, no se puede perder de vista
que los rasgos que delimitan la regulación legislativa y la imposición concreta de
esa clase de medidas de aseguramiento constituyen, a su vez, cautelas respecto
de la prohibición de ejercer la abogacía, cuyo presupuesto es, justamente, la
medida preventiva a causa de la cual un abogado resulta privado de su libertad.

En las condiciones anotadas la incompatibilidad consistente en no poder ejercer la


profesión de abogado como consecuencia de la imposición de una medida de
aseguramiento privativa de la libertad no surge de la nada, puesto que se
encuentra precedida de la regulación legislativa que debe ceñirse a estrictas
exigencias constitucionales y de la actuación desplegada por el juez en la
situación concreta, sujeta igualmente, a claras exigencias constitucionales y
legales.

La incompatibilidad cuya inconstitucionalidad se solicita tiene una nítida finalidad


en la guarda de las condiciones personales de quien ejerce la profesión del
derecho, exigibles en virtud de la actividad desempeñada que le impone observar
pautas relacionadas con su propia persona. Estas pautas que obran en el plano
estrictamente individual no están, sin embargo, desligadas del carácter social
inherente a la profesión del Derecho y de la necesidad de resguardar los derechos
de terceros que también son fines de la incompatibilidad prevista en la preceptiva
censurada.

Estas finalidades relacionadas con las calidades personales del abogado, con el
impacto social de su profesión y con los derechos de terceros encuentran asidero
en el artículo 95 de la Carta, relativo a los deberes constitucionales y en el artículo
26 superior que, conforme se ha destacado, autoriza la inspección y vigilancia del
ejercicio de las profesiones, una de cuyas más importantes expresiones, al decir
de la Corte, es el poder disciplinario que, en el caso de la abogacía, ha de ser
regulado por el legislador con una orientación hacia “el logro de los fines de la
profesión en procura de que su ejercicio sea compatible con el interés general,
entendido a la luz de los valores y principios constitucionales”

No es irrazonable, entonces, que el derecho a ejercer la abogacía resulte afectado


por la privación de la libertad y que, por contera, se afecte el derecho al trabajo y a
derivar el sustento del ejercicio profesional del Derecho, luego el legislador, al
prever la incompatibilidad ahora demandada, no hizo otra cosa que conferirle
expresión normativa a una circunstancia evidente.

En otros términos, el abogado privado de la libertad como consecuencia de la


imposición de una medida de aseguramiento se ve imposibilitado o tiene
dificultades para ejercer la profesión ante todo como resultado de haber sido
sometido a la medida privativa de la libertad y no solo porque la disposición
atacada le impida el ejercicio profesional, pues, al establecer la incompatibilidad, el
legislador no hizo nada distinto a reconocer una realidad y prever sus
repercusiones en el interés general y en los derechos de los terceros
eventualmente comprometidos.

En esas condiciones el ejercicio profesional no sería adecuado y tampoco


responsable, por lo cual no resulta contrario a la Constitución que, tratándose de la
imposición de una medida privativa de la libertad, el legislador haya previsto una
incompatibilidad cuya ausencia no solo afectaría los derechos a acceder a la
justicia y al debido proceso de los eventuales clientes, sino también a la misma
administración de justicia que no podría contar con la colaboración eficiente del
abogado detenido.

La Corte concluye que la incompatibilidad censurada tiene claros fines


constitucionales en la previsión del riesgo social, en el interés general inherente al
ejercicio profesional de la abogacía y en la protección de los derechos de terceros,
objetivos que aportan un marco de justificaciones más amplio que el fundado en la
mera apreciación individual de las consecuencias que la privación de la libertad
tendría sobre el directamente implicado.

No se puede negar que el ejercicio de la profesión y el derecho al trabajo resultan


comprometidos por la privación de la libertad derivada de una medida de
aseguramiento y, no obstante ello, procede sostener que esas restricciones o
limitaciones encuentran razonable justificación en la realidad de los hechos, en los
riesgos que el legislador está autorizado para prevenir y en los intereses públicos
y de terceros que debe considerar al establecer el régimen disciplinario de los
abogados.

Alega también el demandante violación del derecho a la igualdad y, aun cuando


no aparece claro si el parámetro de comparación está conformado por el resto de
abogados o por las otras profesiones, la Corte considera suficiente a objeto de
desestimar este cargo, señalar que, de conformidad con lo expuesto y tratándose
del ejercicio profesional, no son comparables la situación del abogado privado de
la libertad y la del que goza de ella, como tampoco es comparable la regulación
del Derecho y la correspondiente a cada una de las profesiones, porque
“pretender que se adopte una regulación absolutamente idéntica en materia de
inhabilidades e incompatibilidades para el ejercicio de las numerosísimas
profesiones u oficios (…) implicaría soslayar las particularidades y especificidades
de cada una de ellas, esto sí, en detrimento del derecho a la igualdad”

DECISIÓN.
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, administrando
justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE:

Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados en esta sentencia, la expresión


“de una medida de aseguramiento”, contenida en el numeral 3º del artículo 29 de
la Ley 1123 de 2007, “Por la cual se establece el Código Disciplinario del
Abogado”.

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