NUTRICION
NUTRICION
NUTRICION
La nutrición consiste en la reincorporación y transformación de materia y energía de los organismos (tanto heterótrofos como autótrofos) para que puedan llevar a cabo tres
procesos fundamentales: mantenimiento de las condiciones internas, desarrollo y movimiento, manteniendo el equilibrio homeostático del organismo a nivel molecular y
microscópico.
La nutrición es el proceso biológico en el que los organismos asimilan los alimentos y los líquidos necesarios para el funcionamiento, el crecimiento y el mantenimiento de sus
funciones vitales. La nutrición también es el estudio de la relación que existe entre los alimentos, la salud y especialmente en la determinación de una dieta equilibrada con
bases a la pirámide alimenticia.
Los procesos microscopistas están relacionados con la absorción, digestión, metabolismo y excreción. Los procesos moleculares o microscopistas están relacionados con el
equilibrio de elementos como enzimas, vitaminas, minerales, aminoácidos, glucosa, transportadores químicos, mediadores bioquímicos, hormonas, etc.
En la función de nutrición humana intervienen diversos sistemas de órganos. El ingreso de los nutrientes se realiza a través del sistema digestivo y del sistema respiratorio, y su
distribución la efectúa el sistema circulatorio. La nutrición también incluye la eliminación de los desechos metabólicos del cuerpo. En esta tarea intervienen el sistema
respiratorio, que elimina el dióxido de carbono, y el sistema excretor, mediante la formación del sudor y de la orina.
Los seres humanos somos mamíferos, uno de los grupos de animales vertebrados más complejos. Nuestro cuerpo está organizado en sistemas de órganos que actúan de manera
conjunta y coordinada; de este modo, estos sistemas llevan a cabo todas las funciones propias de los seres vivos.
La nutrición incluye cuatro procesos principales: la digestión, la circulación, la respiración y la excreción. Cada uno de estos procesos es realizado por un sistema de órganos.
La digestión consiste en la transformación de los alimentos en moléculas más simples y pequeñas (los nutrientes) para que puedan ser aprovechados por el organismo. De este
proceso se encarga el sistema digestivo. La circulación transporta a todas las células del cuerpo los nutrientes resultantes de la digestión y el oxígeno que se obtiene en la
respiración. También forma parte de este proceso el traslado del dióxido de carbono y de otras sustancias de desecho producidas por las células, desde estas hacia los lugares
donde serán eliminadas: los pulmones y los riñones, respectivamente. El sistema circulatorio es el que se ocupa de todas estas tareas. La respiración o intercambio gaseoso es
la captación de oxígeno del aire (O2 ) y la eliminación del dióxido de carbono (CO2 ) hacia el exterior. Este proceso es realizado por el sistema respiratorio. La excreción
consiste en la eliminación de los desechos que son resultado de las funciones realizadas por las células. En esta tarea intervienen las glándulas sudoríparas, los pulmones y el
sistema urinario, que además se ocupa de mantener estable la cantidad de agua del organismo.
Las células necesitan materiales y energía para poder realizar sus funciones. El metabolismo celular (del griego metabolé, “cambio”) es el conjunto de procesos que realizan las
células para cubrir sus necesidades. Existen dos tipos de reacciones metabólicas, según contribuyan a la degradación o formación de sustancias con liberación o consumo de
energía, respectivamente. El proceso de degradación de sustancias complejas en otras más simples se denomina catabolismo. Las reacciones catabólicas liberan energía. El
anabolismo es un proceso de formación de sustancias orgánicas más complejas, a partir de elementos inorgánicos más simples (con gasto de energía). La energía liberada en el
catabolismo es utilizada por la célula para la síntesis (o fabricación) de nuevos compuestos.
La respiración celular es el proceso catabólico por el cual se libera la energía química que une los átomos de las moléculas de glucosa cuando estas reaccionan con el oxígeno.
Esta energía se va liberando de a poco; y se la utiliza, como otras formas de energía, para llevar a cabo todos los procesos celulares y funciones de los seres vivos. Una parte de
este proceso se desarrolla en el citoplasma; la otra, en las mitocondrias. Para realizar la respiración celular, además de glucosa, las células usan el oxígeno (O2 ) que ingresa con
el aire. La primera etapa de la respiración celular se produce en el citoplasma. La glucosa, mediante distintas reacciones químicas, se rompe y da origen a moléculas más
pequeñas. En esta etapa, ya se libera parte de la energía. En la segunda etapa, las sustancias formadas en el citoplasma ingresan en las mitocondrias junto con el oxígeno. El
hidrógeno de las sustancias generadas en la primera fase se combina con los átomos de las moléculas de oxígeno y forman agua, en tanto que los átomos de carbono y oxígeno
de las moléculas se reordenan y forman dióxido de carbono. Aquí se libera el resto de la energía. La respiración celular es un proceso químico que se puede expresar, igual que
la fotosíntesis, a través de una ecuación. En este caso, las dos sustancias que reaccionan (o reactivos) son la glucosa y el oxígeno, y los productos son el dióxido de carbono y el
agua en forma de vapor. Estos productos son desechos y deben ser eliminados al exterior
Imagina que estás en un restaurante y te ponen un apetitoso plato con una tarta de chocolate y nata, coges el tenedor y metes en tu boca un trozo de tarta. En ese momento
comienza la digestión, proceso que culminará con la transformación de esa tarta en diferentes nutrientes que tu cuerpo podrá aprovechar. El tenedor con el trocito de tarta entra
en tu boca, entonces se comienza a mezclar con la saliva que sale por las glándulas salivales y que forma el bolo alimenticio.
El bolo alimenticio se traga, atraviesa la faringe, el esófago y entra en el estómago. En él se producen los denominados jugos gástricos que tienen la misión de romper los trozos
de tarta para hacerlos cada vez más pequeños. Del estómago el alimento va hasta el intestino delgado.
En el intestino delgado, el hígado y el páncreas vierten los llamados jugos digestivos que hacen que se separen los nutrientes para el cuerpo humano. Los nutrientes que se han
separado de los alimentos se absorben por el intestino delgado para pasar a la circulación.
Lo que el organismo no necesita entra en el intestino grueso. En él el agua que contienen esos restos pasa a la sangre. Luego los restos forman las heces y se expulsan del cuerpo
por el ano. Y así finaliza el recorrido de ese trozo de tarta: lo que a nuestro cuerpo le interesa se lo queda y lo que no lo expulsa.
LOS TÉRMINOS MÁS UTILIZADOS EN RELACIÓN A LA FUNCIÓN DE NUTRICIÓN DEL SER HUMANO
Para entender bien de qué trata la nutrición y qué factores intervienen en la misma es importante tener claros algunos conceptos básicos:
Alimentos. Son las sustancias que comemos y bebemos y de las que se obtienen los nutrientes. Por ejemplo, la fruta, la verdura o la carne.
Nutrientes. Son las moléculas que contienen los alimentos y que necesitan las células de nuestro cuerpo. Algunos ejemplos de nutrientes son glucosa, ácidos grasos
o aminoácidos.
Nutrición. Es el proceso por el cual el organismo absorbe a través de las células lo que necesita para vivir.
Dieta. Es el conjunto de alimentos que tomamos normalmente, teniendo en cuenta el volumen y las veces que comemos.
En la función de nutrición intervienen varias partes del cuerpo humano que son los siguientes:
El aparato digestivo. Es el encargado de transformar los alimentos en sustancias que sean asimiladas por las células para proporcionar energía al cuerpo humano.
El aparato circulatorio. Tiene la función de transportar los nutrientes de los alimentos a las células de nuestro cuerpo. Además de los nutrientes, transporta oxígeno
y hormonas.
El aparato respiratorio. Su función es la de intercambiar oxígeno por dióxido de carbono para eliminar este último del organismo. Además, de esta forma,
proporciona oxígeno a las células.
El aparato excretor. Como vimos anteriormente, una vez procesados los alimentos por el cuerpo para extraer los nutrientes, los restos forman heces que son
eliminadas por el aparato excretor.
El cuerpo humano es una “máquina” de diseño perfecto en la que los diferentes órganos asumen funciones que nos permiten desarrollar nuestro día a día con plena normalidad.
Pero para que todo funcione bien hacen falta los nutrientes.
Como hemos dicho antes, los nutrientes son moléculas que le aportan a nuestras células los elementos que ellas necesitan para poder trabajar. De este modo, una buena nutrición
nos ayuda a prevenir enfermedades e incluso puede ayudar a curar ciertas patologías.
Pero debemos tener en cuenta que para estar bien nutridos no basta con comer, sino que hay que comer de forma equilibrada, siguiendo una dieta basada en productos naturales
y ricos en nutrientes como el pescado, la fruta, las verduras, las legumbres y la carne. Estos nos aportan proteínas, vitaminas, hidratos de carbono y otros nutrientes esenciales.
Aporte energético: Este punto resulta fundamental para cualquier ser humano y para cualquier actividad que se desempeñe. Los aportes de hidratos de carbono,
proteínas y grasas deben ofrecerse en cantidad, calidad y proporción adecuadas. De este modo, se consigue un correcto funcionamiento del sistema metabólico.
Aporte plástico: Para cumplir este propósito deben considerarse la incorporación adecuada de proteínas, grasas y ciertos minerales. Las proteínas son parte básica de
la estructura de toda célula viva y ejercen la función indispensable de construcción tisular. Dentro de los minerales a tener en cuenta, destacamos el calcio, quien
como elemento plástico cumple un papel fundamental en la contracción muscular y en la transmisión de los impulsos nerviosos.
Aporte regulador: Viene dado generalmente por la incorporación al organismo de vitaminas y minerales. En el caso de las vitaminas, funcionando como
catalizadoras de las reacciones bioquímicas permitiendo la liberación de energía.
Aporte de reserva: Teniendo en cuenta que hidratos de carbono y grasas son las principales fuentes de energía, se presupone el almacenamiento de estos substratos
en el organismo para colaborar en el metabolismo energético a la hora de un esfuerzo físico. Las grasas son fácilmente acumulables, por tanto no presentan
problemas de almacenamiento ni disponibilidad. Todos los seres humanos contamos con un porcentaje de grasas considerable. Los hidratos de carbono se acumulan
como glucógeno en hígado y músculos, este glucógeno se va metabolizando a glucosa y así convirtiendo en energía. Por esta causa aparece la fatiga muscular
después del gasto excesivo de glucógeno después del ejercicio.