Caperucita
Caperucita
Caperucita
-Cape, ya que estás con la compu, fíjate si tu abuela está conectada y pregúntale si necesita
que le compremos algo del súper.
Caperucita entró al chat para ver si encontraba a su abuela, pero en cambio apareció un señor
llamado Lobo.
-Perdón pero no chateo con desconocidos -contestó Caperucita, muy correcta. Pero Lobo
ignoró el rechazo y continuó la charla.
-Lo imaginé -dijo Lobo-. Entra a esta dirección que te voy a pasar, allí encontrarás a tu abuelita.
Ignorando los peligros de entrar a una dirección desconocida que le pasaron por chat,
Caperucita hizo lo que le había dicho el señor Lobo. En esa dirección había una sala de chat
llena de links que prometían dinero fácil y otras cosas que Caperucita no entendía ni le
interesaban. Lo único que ella quería era encontrar a su Abue, y en esa sala de chat no había
nadie, así que se dispuso a cerrar la página. Pero justo cuando estaba por hacerlo, se conectó
al chat una persona llamada “Abuelita”.
Caperucita comenzó a ver las imágenes de su supuesta Abue, y aunque no podía verla bien
(por que había poca luz), notó que se veía algo rara.
-¿Quieres que mañana te pase a buscar a la salida del colegio? -preguntó la abuelita.
-¡Sí, me encantaría!
-Bueno, dime adónde queda tu colegio y a qué hora sales.
Caperucita se puso tan contenta de que su abuela la fuera a buscar al colegio, que tuvo que ir a
contarle enseguida a su mamá.
-¿La abuela te irá a buscar? ¡Pero si no tiene auto! Espera que le voy a preguntar mejor.
Al acercarse a la compu, la mamá se dio cuenta enseguida de que la persona con la que
chateaba Caperucita no era la abuela. Asustada, llamó a la policía. Por suerte los policías
supieron tranquilizarla y darle instrucciones precisas para engañar al lobo y atraparlo.
La mamá le explicó a Caperucita que no estaba chateando con su abuela sino con un impostor,
y le explicó exactamente qué debía hacer para atraparlo. Caperucita siguió chateando como si
nada, y le dio al lobo una dirección falsa de su colegio.
Al día siguiente, el lobo fue a la dirección que le había dado Caperucita, pensando que la iba a
encontrar a la salida del colegio, pero en cambio se encontró con unos policías que lo
atraparon y lo metieron en la cárcel.
Caperucita aprendió que no debía hacer nada que un desconocido le dijera por chat o por mail,
e inventó una clave de preguntas y respuestas para chatear con su abuela sin riesgos de que
algún impostor quisiera engañarlas.