Dios Es Un Bicho
Dios Es Un Bicho
Dios Es Un Bicho
diOs es UN bICHO
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
Instrucciones:
Dos sistemas nerviosos muy jó venes, apenas en crecimiento; se
proponen entender qué es dios; có mo se come o bebe y
para qué sirve en la imaginació n de un infante. La intenció n
de la obra es ofrecer una idea, a través de la ficció n, sobre
có mo abordar el dilema frente a estos pequeñ os
preguntones. Inevitable incitar a la duda como parte del
juego teatral.
Edad recomendada:
De siete añ os en adelante.
Personajes:
Lucía (8 añ os) y su amigo(a).
Un dios cachorro y onomatopéyico.
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
… Un bicho
I
Vemos a dos niños jugando con un bicho, como en el resto de la pieza, estarán en torno a él. Se
prodiga la imaginación, el juego y las risas con la música posible.
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
Y desde el primer día nos pusimos a jugar con dios en todos los rincones de la casa de Lucía, lo
llevamos a la habitación, después bajamos otra vez al jardín, pasamos muy rápido por la cocina, le
dimos agua... A mi me gustaba llevarlo, es decir, cargarlo. Y después lo metimos al baño, pero nos
regañaron y al final lo dejamos caminar un poquito por el sillón y después otra vez en el jardín de la
casa de Lucía hasta que se hizo de noche.
Bichooo… Bichooo
A Lucía, mi amiga, le regalaron a dios, le dije a mi mamá.
Dios es muy bonito. Tiene cara de bobo. Pero a mi me gusta.
Y es muy juguetón.
A veces también se cansa y bosteza muuucho… Abre la boca muy grande.
Me gustaría tener a dios como mascota. Así como Lucía tiene uno, le dije también a mi mamá.
Y ella, que no me estaba prestando mucha atención me respondió de golpe: ¿Qué dices de dios?
Que me gustaría tener a dios como mascota.
¡Dios no es una mascota!
¿De dónde sacaste eso, niño? Gritó mi mamá. En ese momento sí me estaba poniendo toda la
atención del mundo. Hasta su frente se arrugó un poquito.
De verdad mamá, dios es la mascota de Lucía. Mira…
Y le enseñé una foto que tenía en mi celular.
LanuevamascotadeLucía.jpg
¿Qué? ¿Cómo es posible? Dios no puede ser un bicho. Eso es muy desagradable…
¡No puede, no!, volvió a decir mi mamá, como gritando. Y no vuelvas a decir que dios es una
mascota…
Pero si puede porque yo estuve jugando con él ayer y también quiero ir hoy.
No, no y no. Dios es dios y punto. ¡No quiero que vuelvas a ir a casa de Lucía! Habló mi mamá
muy fuerte moviendo un dedo.
Y entonces me quedé sin habla. ¿Ahora qué hice para no poder ir a jugar a casa de Lucía?
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II
Diosensucasita.jpg
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III
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Dios. Fig. Persona o cosa que se venera por encima de todo II Según las mitologías griega y
romana existieron doce dioses mayores. II f. Deidad del sexo masculino. II Personificación máxima
en cada una de las religiones.
¿Qué?
Ahora estoy más confundida. ¿Doce dioses mayores? ¿El mío será mayor o menor? ¿Y por qué
del sexo masculino? ¿No puede existir una dios mujer? ¿Venerar por encima de todo? ¿Eso qué
quiere decir? ¿Y las religiones? ¿Hay muchas o cómo? Buahh, no entiendo nada.
¿Por qué es tan complicado entender algo? ¿Por qué dios me causa tantos problemas?
Uff, demasiadas preguntas. Demasiadaaas…
Bichooo… Bichoooooo
Tú deja ya de hablar, que no me dejas pensar…
Bichooo, bichooooooo
Seguro tienes hambre.
Bichooo.
¿Quieres más comida?
Bicho.
Vale, vamos a alimentarte… Seguro que con esa barriga eres un dios mayor.
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
IV
¿Dios es un bicho?
¡No!
¿Dios es un bicho?
¡Sí!
¿Dios tiene cola y patas?
¡Claro que no!
¿Dios tiene cola y patas?
Pues claro… Y le encanta revolcarse en la tierra.
¿Qué es dios?
Dios sólo es dios.
¿Qué es dios?
¡Dios es un bicho gordo!… ¡Vivan los bichos del mundo!
¿Dios puede ser un animal?
No, dios es sagrado.
¿Dios es la mejor mascota del mundo?
Claro que sí. Y la que más come.
¿Dios es un bicho?
Sí.
¿Dios es un bicho?
¡No!
¿Dios es un bicho?
¡Sí!
¿Dios es un bicho?
Noooo…
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
Lo abro y es un dibujo de dios. De mi dios regordete. De mi dios que camina torpe en el jardín.
De mi dios juguetón. Le tomo una foto al dibujo.
Dibujodedios.jpg
Y abajo dice: “Lusía, me justaría berte. Tambien a dios. Boy a escapar en un rrato. Zaludos.”
Bien, bien, qué bueno que vendrá. Así le puedo preguntar cosas sobre dios porque estoy muy
confundida.
Aunque tiene pésima ortografía, eso sí.
Quiero saber sobre su dios y que me diga si el mío es sagrado o si es parte de una mitología o
qué.
Bichooo…
Después de un rato veo cómo se trepa al árbol que está junto a mi casa.
Es él.
Aquí estoy Lucía, no te preocupes.
Yo no estaba preocupada, estaba sorprendida.
¡Ten mucho cuidado!
Es muy bueno trepando árboles, parece un experto.
Y de golpe salta hacia el patio.
¿Estás bien?
Sí, estoy bien.
¿Por qué entraste así a mi casa? ¿Por el árbol? ¿Ya sabes que tenemos puerta, no? Si no
alcanzas el timbre me gritas y te abro…
No, es para que mi mamá no vea que vine aquí. Ya sabes que lo tengo prohibido.
¿Todavía no te dejan venir?
Sí, todavía no puedo. Oye, deberías decirle a tu papá que es muy fácil entrar a tu casa por el
árbol.
¿Si verdad?
Sí; podría entrar un ladrón.
No; creo que en la noche se activa una alarma.
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No sé, no sé; pero para mí este bicho es el dios más bello del mundo…
Bichooo, bicho, bicho…
Le gusta estar contigo. Mira cómo te pide que lo acaricies más y más.
Bichooo, bichooooo, bichoooo…
Quiero abrazarlo mucho, antes de que me tenga que ir.
Pero mi mamá sale de la casa y lanza un grito.
Lucía me advierte: Te están buscando.
¿Si, verdad?
Yo me asusto un poco. Siento que estoy haciendo algo malo, ¿pero por qué es malo estar en el
jardín de Lucía jugando?
Ya me voy. Me tengo que ir.
Sí, está bien, dice Lucía, ahora sal por la puerta… Oye, oye… Espera que te voy a tomar una
foto con dios.
Bichooo, bichooo, bichoooooo…
Sí, me gusta.
¡Sonríe!
Sonrisacondios.jpg
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V
¿Por qué todos hablan de ti?
Bichooo… Bichooo… Bichoooo…
Porque si respiras y comes y bebes y juegas conmigo tienes que ser tan importante para los
demás.
¿Por qué?
Bichooo, bicho; bichooooooo
¿Por qué tenemos que creer en un dios? ¿Y por qué existen tantos y tan distintos? Deberían
ponerse de acuerdo…
¿Verdad?
Bichooo, bichoooooo, bicho.
¿También tú piensas que deberían ponerse de acuerdo?
Bichooo.
Lucía le preguntaba muchas cosas a dios como si él pudiera responder.
Dios a veces solo quería comer, dormir y acostarse en el jardín a sentir el sol de la tarde.
Bichooo, bichooooo. Bichoo.
¿Por qué la gente necesita de un dios? ¿Por qué si los días son tan cortos pierden tanto tiempo
pensando en si dios esto o aquello?
No sé; dice mi mamá que es para sentir la felicidad. Y para explicarnos todo sobre el mundo.
Sí, eso ya lo sabía. ¿Tu dios te explica todo sobre el mundo y la creación de todo y demás?
Sí, pero más o menos. Porque después en la escuela me dicen cosas distintas a las que vemos
en la iglesia. Es muy confuso.
¿Qué dicen?
Pues no se ponen de acuerdo.
¿Y cuándo tu vas a la iglesia te sientes feliz?
No mucho; me obligan a rezar y repetir palabras que no conozco. Más bien me aburro.
¿Y qué más hacen?
Cantamos y leemos cosas…
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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO
Eso suena bien. A mi me gustaría que me llevaran aunque sea una vez a la iglesia, para cantar y
leer cosas, ¿no?
No te pierdes de nada. Al contrario, te vas a aburrir mucho.
¿Tú crees?
Sí; es súper aburrido ir al templo. Yo preferiría quedarme en mi casa a jugar.
¿Por qué te obligan a ir a tu iglesia?
Porque sí, porque soy un niño.
Los niños no podemos elegir nada…
Nada de nada.
Ni el nombre de nuestra mascota.
Bichooo…
A mi me gusta que se llame dios.
Bichooo….
A mi no. Por culpa de ese nombre tú no puedes venir a jugar como antes. Se puedo llamar
Pancho, Patiño o Peluca, como cualquier bicho normal.
Me gustaría no tener que creer en ningún dios … Me gustaría que mis papás me preguntaran si
quiero ir o no al templo. Porque además a veces me da miedo… Y no puedo dormir.
¿Qué te da miedo?
El infierno.
¿Eso es malo no?
Sí, es un lugar al que va la gente mala. Y nunca vas a poder salir de ahí.
¿Cómo mi familia, gente así de mala?
Creo que sí.
¿Y qué pasa en el infierno?
La gente sufre, hay mucho dolor y oscuridad. Y creo que no hay jardines verdes.
Ah, sí. Ya lo había escuchado, pero mi mamá dice que eso es imposible científicamente. Mi
mamá es científica; ella no se equivoca.
¿Y eso de científica que significa? No entiendo bien…
No sé, tampoco entiendo bien; solo que a ella no le impresionan los infiernos... “El infierno está
aquí, en la tierra, Lucía”, me dijo hace poco.
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Además, ¿por qué tu familia tiene que irse a vivir al infierno si son gente buena? Yo quiero que
sigan viviendo en esta calle.
¿Si, verdad? Yo también quiero. A mi me gusta.
A mi se me hace que eso del infierno son puras mentiras. Aunque a veces pienso que no, que
todo es cierto y me dan ganas de llorar.
¿Por qué?
Porque no quiero que ese lugar exista…
Creo que cada dios tiene su propio infierno.
¿Y cuántos dioses hay el mundo?
Creo que muchísimos.
A mi me gustaría saber cuántos dioses hay y cómo se llaman y dónde viven y cuál es el mejor, el
más divertido, el más amable, el que come más, el más divertido, el dios al que le gusten los
toboganes y yo creería en él…
Yo prefiero creer en este dios.
Pero si es un bicho.
Bichooo.
Por eso. Es el único dios que he visto en vivo…
Bichooo. Bichooo. Bichooo.
¿Vamos a jugar con él? Ya se puso inquieto.
¿Le enseñamos otro truco?
Bichooo…
A ver si se deja…
¿Y no tienes que regresar a tu casa?
Sí, pero al rato. No me importa lo que diga mi mamá…
¿Seguro?
Sí, seguro… Bueno, hasta que me grite otra vez.
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VI
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“Puede ser una mala influencia”. “Tú tienes creencias muy firmes”, me decían. “Esa niña te puede
perturbar”.
En esa época a mi lo que me perturbaba era el infierno. Y esas creencias “tan firmes” realmente
eran suyas, a mi no me dejaron elegirlas, nunca me preguntaron: ¿Quieres creer en nuestro dios?…
Sencillamente me educaron así…
Aunque ahora que lo pienso, no sé si Lucía creía o no en algo superior. Solo era una niña.
Más bien eran sus papás los que no creían.
Es difícil tener que cargar con las ideas de otros. ¿No? Tener que heredar todas esas cosas que
ni conocemos. A mi nadie me preguntó si yo quería creer en dios. En el dios de mis papás, me
refiero.
Ahora que soy mayor, que soy un adulto y que soy actor y he leído unas cuantas cosas, o más o
menos, ya no voy a la iglesia, tampoco me molesta si un bicho se llama dios.
Al contrario, me parece divertido.
Solo me habría gustado despedirme de esos dos.
Me habría gustado decirle a Lucía, que no era yo ni mi dios, que yo sí quería jugar con ella…
Con ella y con ese bicho gordo y feo.
Y escuchar otra vez… Bichooo, bichooo, bichooo…
Y jugar en el jardín de su casa una última vez.
Una última vez corriendo, saltando obstáculos, trepando al árbol.
Los tres en el jardín.
Sin importar nada más; como si la vida fuera solo eso, correr y sonreír y gritar un poco cuando
dios te persigue.
Sin preocuparte por dioses o infiernos o ciencia… Solo correr y reír hasta el último aliento.
Me habría gustado jugar una última vez en el jardín de la casa de enfrente…
Una última vez, con dios.
Una última vez con Lucía.
Ya nunca más.
Ya no.
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Aparece dios con Lucía para jugar mientras cae el oscuro, lentamente. Se escucha un bicho, bicho,
bicho repetidas veces.
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