Dios Es Un Bicho

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

diOs es UN bICHO

ENRIQUE OLMOS DE ITA


SEGUNDA VERSIÓ N/2014

OBRA PARA CRIATURAS INQUIETAS Y PREGUNTONAS

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

Advertencia al precipitado lector/director:

Amplio criterio. Si se acerca a esta obra con intenció n de llevarla


a escena tenga en cuenta que sus prejuicios, su educació n,
sus preferencias religiosas deben estar en jaque. Lo mismo
hice yo al escribirla.

Instrucciones:
Dos sistemas nerviosos muy jó venes, apenas en crecimiento; se
proponen entender qué es dios; có mo se come o bebe y
para qué sirve en la imaginació n de un infante. La intenció n
de la obra es ofrecer una idea, a través de la ficció n, sobre
có mo abordar el dilema frente a estos pequeñ os
preguntones. Inevitable incitar a la duda como parte del
juego teatral.

La puesta en escena requiere adecuar algunas de las voluntades y


caprichos del autor al lenguaje verbal, musical y alegó rico
que precise cada contexto y cada cuadro actoral, ademá s de
ofrecer una versió n (objeto, símbolo, animal) de dios.

Edad recomendada:
De siete añ os en adelante.

Personajes:
Lucía (8 añ os) y su amigo(a).
Un dios cachorro y onomatopéyico.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

Para Maya, siempre.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

… Un bicho

I
Vemos a dos niños jugando con un bicho, como en el resto de la pieza, estarán en torno a él. Se
prodiga la imaginación, el juego y las risas con la música posible.

 Lo único malo de dios es que a veces huele un poco mal.


 No, más bien dios tiene ganas de ir al baño, pero no sabe avisar y se hace en cualquier lugar de
la casa... Y eso sí huele súper mal.
 Bichooo…
 Además, dios tiene ganas de comer todo el tiempo. Siempre tiene mucha hambre y le damos
comida en su plato, aunque a veces dejo que también coma de mi mano.
 Bichooo…
 Dios está muy gordo y le gusta que le rasquen la panza.
 Bichooo…
 Dios tiene ganas de estar con nosotros todo el tiempo; es como un bebé.
 Bichooo… Bichoooo…
 Yo quiero mucho a dios. No es mío, es de mi amiga Lucía, pero siempre que puedo voy a jugar
con él.
 Es más que divertido, porque con él se pueden hacer todas las aventuras del mundo…
 Y se llama dios, me dijeron desde el primer día.
 ¿Así se llama?, pregunté.
 Dios, así como lo oyes. A ver; vayan a jugar con el pequeño dios que se hace tarde, dijo la mamá
de Lucía.
 Desde que lo vi me gustó. Estaba un poco asustado, creo que temblaba, pero pronto lo pusimos
a correr libre por el jardín, después lo abrazamos, le pasamos la mano por encima de la cabeza
muchas veces.
 A dios le gusta que le rasquen cerca de las orejas.
 Bichooo… Bichooo… Bichooo

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Y desde el primer día nos pusimos a jugar con dios en todos los rincones de la casa de Lucía, lo
llevamos a la habitación, después bajamos otra vez al jardín, pasamos muy rápido por la cocina, le
dimos agua... A mi me gustaba llevarlo, es decir, cargarlo. Y después lo metimos al baño, pero nos
regañaron y al final lo dejamos caminar un poquito por el sillón y después otra vez en el jardín de la
casa de Lucía hasta que se hizo de noche.
 Bichooo… Bichooo
 A Lucía, mi amiga, le regalaron a dios, le dije a mi mamá.
 Dios es muy bonito. Tiene cara de bobo. Pero a mi me gusta.
 Y es muy juguetón.
 A veces también se cansa y bosteza muuucho… Abre la boca muy grande.
 Me gustaría tener a dios como mascota. Así como Lucía tiene uno, le dije también a mi mamá.
 Y ella, que no me estaba prestando mucha atención me respondió de golpe: ¿Qué dices de dios?
 Que me gustaría tener a dios como mascota.
 ¡Dios no es una mascota!
 ¿De dónde sacaste eso, niño? Gritó mi mamá. En ese momento sí me estaba poniendo toda la
atención del mundo. Hasta su frente se arrugó un poquito.
 De verdad mamá, dios es la mascota de Lucía. Mira…
Y le enseñé una foto que tenía en mi celular.

LanuevamascotadeLucía.jpg

 ¿Qué? ¿Cómo es posible? Dios no puede ser un bicho. Eso es muy desagradable…
 ¡No puede, no!, volvió a decir mi mamá, como gritando. Y no vuelvas a decir que dios es una
mascota…
 Pero si puede porque yo estuve jugando con él ayer y también quiero ir hoy.
 No, no y no. Dios es dios y punto. ¡No quiero que vuelvas a ir a casa de Lucía! Habló mi mamá
muy fuerte moviendo un dedo.
 Y entonces me quedé sin habla. ¿Ahora qué hice para no poder ir a jugar a casa de Lucía?

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

II

 ¿Por qué ya no puedes entrar a mi casa a jugar?


 Porque dios no puede ser una mascota.
 ¿Entonces qué puede ser dios?
 Dios es dios, todo el mundo lo sabe.
 Ah…
 Y tú eres una grosera por llamarlo así…
 ¿No te gusta el nombre?
 Dice mi mamá que dios no puede ser un animal. Y que tú y tus papás están locos-enfermos-
malditos-ateos-se-van-a-ir-al-infierno.
 ¿Todo eso?
 Sí.
 ¿Qué es eso de malditos?
 No sé bien; algo malo.
 ¿Y ateos?
 Tampoco. Creo que gente muy mala.
 Yo creo que somos gente buena, ¿no?
 Yo también, pero mi mamá dice… Y luego le contó todo a mi papá todo sobre tu dios y él también
me prohibió volver a entrar a tu casa a jugar.
 Qué mal; no sabía que tener una mascota era un problema para ellos. Pero ahora con quién voy
a jugar. No conozco a nadie cerca de esta casa que le gusten las mismas cosas que a mí.
 Dice mi mamá también que deberían ir a la iglesia.
 ¿Para qué?
 Para que tu familia conozca el verdadero “significado de dios”.
 Bueno yo les digo a mis papás, si quieres… Oye, oye, antes de que te vayas… ¿Quieres saber
qué hizo dios de nuevo? Aprendió algo muy importante… Mira.

Diosensucasita.jpg

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Wow, ya sabe dónde tiene que dormir. Es muy listo.


 Exacto. Es genial. Aprende rápido. Y ya no está tan asustado. ¿Quieres entrar a verlo?
 Ayyyy… Me encantaría… Pero no puedo. Prohibido entrar a casa de Lucía, me dijeron.
 Bueno, tal vez mañana. Le voy a decir a mi mamá que vayamos a la iglesia y así tus papás ya
nos dejarían jugar con dios. ¿De acuerdo?
 Sí, qué buena idea.
 Tal vez a mi mamá le guste la iglesia…
 Espero que sí. En la iglesia también hablan de dios y de otras personas muy importantes.
 Wow, suena cool. Voy decirle.
 Sí; mañana nos vemos. Me voy a mi casa, no quiero que mi mamá me vea hablando contigo.
 Mañana te cuento cuándo vamos a la iglesia.
 Genial. ¡Hasta mañana!
 Bye.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

III

 Yo creí que era una gran idea.


 Bichooo…
 Decirle a mi mamá que teníamos que ir a la iglesia para ver al dios que tienen ahí y así ya me
dejarían jugar en las tardes en casa con…
 ¡No Lucía, que no! Nosotros no vamos a ninguna iglesia. ¡Que te quede bien claro: Este hogar es
ateo! Aquí pensamos, reflexionamos, leemos ciencia, pensamiento razonado, pero nada de iglesias.
 ¿Ateo significa que somos gente mala?
 ¡Claro que no! Respondió mi mamá. ¿De dónde sacas eso?, me preguntó abrazándome. ¿De
dónde, eh?
 De… Nadie… de nada…
 ¿Tu amigo piensa eso, verdad?
 Él no, él nunca. Sus papás sí.
 Bichooo…
 ¿Dijeron que somos gente mala por qué no creemos en dios, no es cierto? ¿Eso dijeron? Estoy
harta de tanta intolerancia en esta ciudad; en qué momento se nos ocurrió vivir aquí...
 No; somos gente mala porque dios no puede ser un bicho, un animal no.
 Bichooo…
 A ver, Lucía, mi amor.
 Y entonces fue cuando mi mamá me abrazó aún más fuerte, después me quitó el cabello que
tenía cerca de los ojos y de la frente y después me miró muy fijamente.
 Cuando hace algo así es porque quiere que le preste toda mi atención. Y ahí estaba yo, con los
ojos abiertos a más no poder.
 Lo que voy a decirte es muy importante y lo vas a recordar el resto de tu vida…
 Mi mamá me clavaba la mirada en la cara.
 Dios no existe. No hay un “dios”. Hay muchos dioses, cada sociedad ha creado sus propios
dioses, pero no son más que seres humanos exagerados, como con poderes imaginarios. Por
ejemplo, piensa en los superhéroes de la tele… Nuestra familia se dedica a la ciencia, no lo olvides,
no podemos creer en esa clase de tonterías… Pero respetamos a los que sí creen.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Yaaaa; muy bien, pero ¿Por qué mi dios se llama así?


 Bichooo… Bichooo
 Ah, es porque queremos que sepas que dios es una palabra más, que no es sagrada ni mucho
menos. Además es un bonito nombre para tu mascota… Dentro de sí mismo él guarda a un
diosesillo de ternura…
 Yaaaa… ¿Y qué significa sagrada?
Ya lo entenderás en su momento. Ya lo entenderás…
 ¿Cuándo?
 Ay, hija, no sé. Cuando seas mayor. Ahora déjame terminar de revisar estos archivos… ¿De
acuerdo?
 Bueno.
 Y me voy a jugar con dios al jardín, un poco confundida, no lo niego. ¿Qué es dios? ¿Por qué mi
mamá dice que no existe dios?
 No entiendo nada.
 Bichooo… Bichoooo
 ¿Tú tampoco entiendes, verdad?
 Bichooo… Bichooo…
 Lo veo, lo examino de arriba a abajo, lo acaricio, le veo la cola, sus ojos brillantes, le soplo en la
nariz y le pregunto: ¿Por qué eres tan complicado dios? Yo sólo quería una mascota para jugar.
 ¿Por qué pareces un animal común y corriente y eres mucho más que eso? ¿Por qué provocas
que mi mamá se ponga seria?
 Lo abrazo fuerte y lo llevo adentro de la casa, justo al lugar donde mis papás tienen el
diccionario.
 Ese libro gordo que apenas puedo cargar siempre me ayuda cuando no entiendo una palabra.
 Bichooo… Bichooo… Bichoooo…
 A, B, C y D… Ahora solo tengo buscar la palabra dios.
 Paso las páginas velozmente, una y otra hasta que llego a la D.
 Después hay que ir paso a paso, página por página. Di-…
 Di-os.

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Dios. Fig. Persona o cosa que se venera por encima de todo II Según las mitologías griega y

romana existieron doce dioses mayores. II f. Deidad del sexo masculino. II Personificación máxima
en cada una de las religiones.

 ¿Qué?
 Ahora estoy más confundida. ¿Doce dioses mayores? ¿El mío será mayor o menor? ¿Y por qué
del sexo masculino? ¿No puede existir una dios mujer? ¿Venerar por encima de todo? ¿Eso qué
quiere decir? ¿Y las religiones? ¿Hay muchas o cómo? Buahh, no entiendo nada.
 ¿Por qué es tan complicado entender algo? ¿Por qué dios me causa tantos problemas?
 Uff, demasiadas preguntas. Demasiadaaas…
 Bichooo… Bichoooooo
 Tú deja ya de hablar, que no me dejas pensar…
 Bichooo, bichooooooo
 Seguro tienes hambre.
 Bichooo.
 ¿Quieres más comida?
 Bicho.
 Vale, vamos a alimentarte… Seguro que con esa barriga eres un dios mayor.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

IV

 ¿Dios es un bicho?
¡No!
 ¿Dios es un bicho?
 ¡Sí!
 ¿Dios tiene cola y patas?
¡Claro que no!
 ¿Dios tiene cola y patas?
 Pues claro… Y le encanta revolcarse en la tierra.
 ¿Qué es dios?
 Dios sólo es dios.
 ¿Qué es dios?
 ¡Dios es un bicho gordo!… ¡Vivan los bichos del mundo!
 ¿Dios puede ser un animal?
 No, dios es sagrado.
 ¿Dios es la mejor mascota del mundo?
 Claro que sí. Y la que más come.
 ¿Dios es un bicho?
 Sí.
 ¿Dios es un bicho?
 ¡No!
 ¿Dios es un bicho?
 ¡Sí!
 ¿Dios es un bicho?
 Noooo…

 Encuentro un sobre en la puerta de mi casa; en la puerta que da al jardín.


 “Para Lucía”, dice.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Lo abro y es un dibujo de dios. De mi dios regordete. De mi dios que camina torpe en el jardín.
De mi dios juguetón. Le tomo una foto al dibujo.

Dibujodedios.jpg

 Y abajo dice: “Lusía, me justaría berte. Tambien a dios. Boy a escapar en un rrato. Zaludos.”
 Bien, bien, qué bueno que vendrá. Así le puedo preguntar cosas sobre dios porque estoy muy
confundida.
 Aunque tiene pésima ortografía, eso sí.
 Quiero saber sobre su dios y que me diga si el mío es sagrado o si es parte de una mitología o
qué.
 Bichooo…
 Después de un rato veo cómo se trepa al árbol que está junto a mi casa.
 Es él.
 Aquí estoy Lucía, no te preocupes.
 Yo no estaba preocupada, estaba sorprendida.
 ¡Ten mucho cuidado!
 Es muy bueno trepando árboles, parece un experto.
 Y de golpe salta hacia el patio.
 ¿Estás bien?
 Sí, estoy bien.
 ¿Por qué entraste así a mi casa? ¿Por el árbol? ¿Ya sabes que tenemos puerta, no? Si no
alcanzas el timbre me gritas y te abro…
 No, es para que mi mamá no vea que vine aquí. Ya sabes que lo tengo prohibido.
 ¿Todavía no te dejan venir?
 Sí, todavía no puedo. Oye, deberías decirle a tu papá que es muy fácil entrar a tu casa por el
árbol.
 ¿Si verdad?
 Sí; podría entrar un ladrón.
 No; creo que en la noche se activa una alarma.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Ah, qué bien… Oye…


 ¿Qué?
 ¿Puedo ver a dios?
 Sí, claro… Dios, dios pequeño y gordo, dios… ¿Dónde te escondes? Ven a saludar…
 Ya lo vi.
 Bichooo, bicho, bicho, bicho…
 Y dios corre a toda prisa a saludarlo. No cabe duda que dios es un bicho.
 Son buenos amigos. Se quieren.
 Bichooo, bichoooo, bichooo, bichoooo.
 ¿Te gustó el dibujo que hice de dios?
 Me gustó. Es muy bonito, gracias.
 Tenía muchas ganas de verlo y acariciarlo… Como yo nunca he tenido una mascota.
 Sí, por cierto, investigué un poco sobre dios. Al parecer hay muchos.
 Sí, yo también pregunté. Hay un chico en mi escuela que va a otra iglesia, no a la mía y cree en
otro dios, que no es el mío y en otro salón hay una niña que cree en un dios que es un elefante
gigante o eso dice…
 Wow. Entonces hay muchos dioses, ¿no?
 Eso parece…
 ¿Y cuál es el mejor?
 No sé. Creo que el mío, bueno el de mis papás, el de mi iglesia es el mejor.
 ¿Y cómo lo sabes?
 No sé; porque es así. Eso dicen mis abuelos. Que nuestro dios es el único, el mejor.
 Oye, ¿hay dioses en otros planetas?
 ¿Cómo?
 Sí, por ejemplo los marcianos o los mercuarianos… ¿Tienes su propio dios o el de tu iglesia
también los cuida?
 Mmmm, buena pregunta, creo que los marcianos son dios… Pero no estoy seguro.
 Es muy complicado esto de dios.
 Mucho.
 ¿Y entonces dios puede ser un bicho?

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 No sé, no sé; pero para mí este bicho es el dios más bello del mundo…
 Bichooo, bicho, bicho…
 Le gusta estar contigo. Mira cómo te pide que lo acaricies más y más.
 Bichooo, bichooooo, bichoooo…
 Quiero abrazarlo mucho, antes de que me tenga que ir.
 Pero mi mamá sale de la casa y lanza un grito.
 Lucía me advierte: Te están buscando.
 ¿Si, verdad?
 Yo me asusto un poco. Siento que estoy haciendo algo malo, ¿pero por qué es malo estar en el
jardín de Lucía jugando?
 Ya me voy. Me tengo que ir.
 Sí, está bien, dice Lucía, ahora sal por la puerta… Oye, oye… Espera que te voy a tomar una
foto con dios.
 Bichooo, bichooo, bichoooooo…
 Sí, me gusta.
 ¡Sonríe!

Sonrisacondios.jpg

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V
 ¿Por qué todos hablan de ti?
 Bichooo… Bichooo… Bichoooo…
 Porque si respiras y comes y bebes y juegas conmigo tienes que ser tan importante para los
demás.
 ¿Por qué?
 Bichooo, bicho; bichooooooo
 ¿Por qué tenemos que creer en un dios? ¿Y por qué existen tantos y tan distintos? Deberían
ponerse de acuerdo…
 ¿Verdad?
 Bichooo, bichoooooo, bicho.
 ¿También tú piensas que deberían ponerse de acuerdo?
 Bichooo.
 Lucía le preguntaba muchas cosas a dios como si él pudiera responder.
 Dios a veces solo quería comer, dormir y acostarse en el jardín a sentir el sol de la tarde.
 Bichooo, bichooooo. Bichoo.
 ¿Por qué la gente necesita de un dios? ¿Por qué si los días son tan cortos pierden tanto tiempo
pensando en si dios esto o aquello?
 No sé; dice mi mamá que es para sentir la felicidad. Y para explicarnos todo sobre el mundo.
 Sí, eso ya lo sabía. ¿Tu dios te explica todo sobre el mundo y la creación de todo y demás?
 Sí, pero más o menos. Porque después en la escuela me dicen cosas distintas a las que vemos
en la iglesia. Es muy confuso.
 ¿Qué dicen?
 Pues no se ponen de acuerdo.
 ¿Y cuándo tu vas a la iglesia te sientes feliz?
 No mucho; me obligan a rezar y repetir palabras que no conozco. Más bien me aburro.
 ¿Y qué más hacen?
 Cantamos y leemos cosas…

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Eso suena bien. A mi me gustaría que me llevaran aunque sea una vez a la iglesia, para cantar y
leer cosas, ¿no?
 No te pierdes de nada. Al contrario, te vas a aburrir mucho.
 ¿Tú crees?
 Sí; es súper aburrido ir al templo. Yo preferiría quedarme en mi casa a jugar.
 ¿Por qué te obligan a ir a tu iglesia?
 Porque sí, porque soy un niño.
 Los niños no podemos elegir nada…
 Nada de nada.
 Ni el nombre de nuestra mascota.
 Bichooo…
 A mi me gusta que se llame dios.
 Bichooo….
 A mi no. Por culpa de ese nombre tú no puedes venir a jugar como antes. Se puedo llamar
Pancho, Patiño o Peluca, como cualquier bicho normal.
 Me gustaría no tener que creer en ningún dios … Me gustaría que mis papás me preguntaran si
quiero ir o no al templo. Porque además a veces me da miedo… Y no puedo dormir.
 ¿Qué te da miedo?
 El infierno.
 ¿Eso es malo no?
 Sí, es un lugar al que va la gente mala. Y nunca vas a poder salir de ahí.
 ¿Cómo mi familia, gente así de mala?
 Creo que sí.
 ¿Y qué pasa en el infierno?
 La gente sufre, hay mucho dolor y oscuridad. Y creo que no hay jardines verdes.
 Ah, sí. Ya lo había escuchado, pero mi mamá dice que eso es imposible científicamente. Mi
mamá es científica; ella no se equivoca.
 ¿Y eso de científica que significa? No entiendo bien…
 No sé, tampoco entiendo bien; solo que a ella no le impresionan los infiernos... “El infierno está
aquí, en la tierra, Lucía”, me dijo hace poco.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 Además, ¿por qué tu familia tiene que irse a vivir al infierno si son gente buena? Yo quiero que
sigan viviendo en esta calle.
 ¿Si, verdad? Yo también quiero. A mi me gusta.
 A mi se me hace que eso del infierno son puras mentiras. Aunque a veces pienso que no, que
todo es cierto y me dan ganas de llorar.
 ¿Por qué?
 Porque no quiero que ese lugar exista…
 Creo que cada dios tiene su propio infierno.
 ¿Y cuántos dioses hay el mundo?
 Creo que muchísimos.
 A mi me gustaría saber cuántos dioses hay y cómo se llaman y dónde viven y cuál es el mejor, el
más divertido, el más amable, el que come más, el más divertido, el dios al que le gusten los
toboganes y yo creería en él…
 Yo prefiero creer en este dios.
 Pero si es un bicho.
 Bichooo.
 Por eso. Es el único dios que he visto en vivo…
 Bichooo. Bichooo. Bichooo.
 ¿Vamos a jugar con él? Ya se puso inquieto.
 ¿Le enseñamos otro truco?
 Bichooo…
 A ver si se deja…
 ¿Y no tienes que regresar a tu casa?
 Sí, pero al rato. No me importa lo que diga mi mamá…
 ¿Seguro?
 Sí, seguro… Bueno, hasta que me grite otra vez.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

VI

El intérprete trasciende al personaje, poco a poco va saliendo un tono confesional y biográfico.

 Yo tuve una amiga: Lucía.


 Vivía en la casa de enfrente. En esta misma calle.
 Aquí hay algunas fotos de esa época. Teníamos solo ocho años. Estábamos en escuelas
distintas, pero nos veíamos todas las tardes. O casi todas…
 En esta calle habían pocos niños cuando yo estaba en primaria. Así que Lucía y yo nos
hacíamos compañía.
 Ella llegó de golpe. Sus papás cambiaban de ciudad continuamente. Un día ya estaba ahí.
 Y poco tiempo después ella recibió un regalo misterioso… Un regalo genial, un regalo divertido y
gordo… Un bicho al que llamaron dios…
 ¿Qué nombre, no? ¿A quién se le ocurre ponerle dios a su mascota?
 A los papás de Lucía. Claro…

Diosynosotros.jpg Jugandoelejardíncondios.jpg Lucíaydios.jpg

 Poco después de esas fotos Lucía se cambió de casa.


 Súbitamente.
 Un día vi estacionado el camión de la mudanza. Y después ni rastro de ella.
 Se fue a vivir a otra ciudad. Su mamá encontró un mejor trabajo… Algo así.
 Ya nunca la volví a ver. Ni supe qué pasó con ella ni cuánto creció dios ni qué trucos logró
aprender.
 Dios…
 Dios era ese animalejo que todo el tiempo decía, bichooo, bicho, bichooo.
 Mis papás me prohibieron jugar con una niña que no creía en el “verdadero” dios. En nuestro
dios.
 A mis padres no les gustaba que una familia como la de Lucía, una familia de gente distinta,
estuviera cerca de mí.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

 “Puede ser una mala influencia”. “Tú tienes creencias muy firmes”, me decían. “Esa niña te puede
perturbar”.
 En esa época a mi lo que me perturbaba era el infierno. Y esas creencias “tan firmes” realmente
eran suyas, a mi no me dejaron elegirlas, nunca me preguntaron: ¿Quieres creer en nuestro dios?…
Sencillamente me educaron así…
 Aunque ahora que lo pienso, no sé si Lucía creía o no en algo superior. Solo era una niña.
 Más bien eran sus papás los que no creían.
 Es difícil tener que cargar con las ideas de otros. ¿No? Tener que heredar todas esas cosas que
ni conocemos. A mi nadie me preguntó si yo quería creer en dios. En el dios de mis papás, me
refiero.
 Ahora que soy mayor, que soy un adulto y que soy actor y he leído unas cuantas cosas, o más o
menos, ya no voy a la iglesia, tampoco me molesta si un bicho se llama dios.
 Al contrario, me parece divertido.
 Solo me habría gustado despedirme de esos dos.
 Me habría gustado decirle a Lucía, que no era yo ni mi dios, que yo sí quería jugar con ella…
 Con ella y con ese bicho gordo y feo.
 Y escuchar otra vez… Bichooo, bichooo, bichooo…
 Y jugar en el jardín de su casa una última vez.
 Una última vez corriendo, saltando obstáculos, trepando al árbol.
 Los tres en el jardín.
 Sin importar nada más; como si la vida fuera solo eso, correr y sonreír y gritar un poco cuando
dios te persigue.
 Sin preocuparte por dioses o infiernos o ciencia… Solo correr y reír hasta el último aliento.
 Me habría gustado jugar una última vez en el jardín de la casa de enfrente…
 Una última vez, con dios.
 Una última vez con Lucía.
 Ya nunca más.
 Ya no.

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ENRIQUE OLMOS/ DIOS ES UN BICHO

Aparece dios con Lucía para jugar mientras cae el oscuro, lentamente. Se escucha un bicho, bicho,
bicho repetidas veces.

Derechos reservados del texto a nombre de Enrique Olmos.

©Los derechos de esta obra se encuentran registrados ante la Sociedad General de Autores Españoles (número de
socio 110068), a quien se debe solicitar autorización para su montaje, puesta en escena, lectura pública, edición y/o
traducción; además del autor quien puede fungir como intermediario a través del correo: [email protected]

LA OMISIÓN A ESTA CLÁUSULA CONSTITUYE UN DELITO

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