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Relaciones entre el Derecho Internacional Público y Derecho Interno del Estado Boliviano
TEMA
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Sumario:
A) CONTENIDO DOCTRINAL: RELACIONES ENTRE EL DERECHO
INTERNACIONAL PÚBLICO Y EL DERECHO INTERNO DEL ESTADO
BOLIVIANO. B) TÓPICA JURIDICA. C) PRÁCTICA: CUESTIÓN DE LA
SUPREMACÍA DE UNO DE LOS DOS ORDENAMIENTOS SOBRE EL OTRO.
D) INSTRUMENTO NORMATIVO: EXTRACTO DE ARTÍCULOS DE LA
CONSTITUCIÓN POLITICA DEL ESTADO PLURINACIONAL.
1.- Introducción.
Así como las doctrinas o teorías positivista y jus naturalista, son la esencia de las tradi-
ciones filosóficas y teóricas del derecho, así las concepciones monistas y dualistas son
los paradigmas teóricos y filosóficos de las concepciones tradicionales sobre las relacio-
nes entre el derecho interno y el derecho internacional; es que desde un punto de vista
didáctico, nada más claro y sencillo que mostrar la existencia de un solo orden jurídico
(monismo) o la existencia de dos ordenamientos separados y diferentes que crean me-
canismos de relación entre dos ordenamientos (dualismo), esta fluidez didáctica permite
caracterizar los demás elementos de la fenomenología del derecho sin problemas, así
tenemos sujetos, objetos, relaciones, normas, procedimientos y sanciones diferenciados/
indiferenciados dependiendo de si se construyeron los ordenamientos desde concep-
ciones monistas o dualistas, sin embargo hoy existe una tensión explicativa y práctica
aún mayor a la que se puede responder con este binomio, por ello estamos obligados a
*
Docente de Derecho Internacional Público en la UMSS, USIP, USB.
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Oscar Alba
insertar didáctica y teóricamente la idea y los conceptos del pluralismo jurídico y de los
campos del derecho.
En el desarrollo del tema, procuraremos mostrar que en la relación del derecho interno
y el internacional, estamos presenciando la consolidación de diferentes campos
de conocimiento y práctica en el Derecho Internacional, en el sentido expuesto por
Pierre Bourdieu1, campos que vienen marcando la vigencia y eficacia del derecho en la
mundialización que vivimos en el siglo XXI, ello se puede constatar en las instituciones
incorporadas en la Constitución boliviana como se describe más adelante.
Entendiendo la emergencia y consolidación de los “campos jurídicos” como nuestro
sentido teórico/referencial y de estudio, intentaremos utilizar sus fenómenos y prácticas,
para interpretar las normas y reglas del derecho internacional, usado por los que viven
en y del internacionalismo y necesario para los que estudian el derecho internacional;
obligando de este modo a pensar en esta disciplina jurídica como útil y digna de ser
apropiada por la humanidad en el siglo XXI .
2.- Monismo, dualismo y pluralismo jurídico en el Derecho del siglo XXI.
El monismo tiene representantes teóricos tan destacados como el jurista europeo Hans
Kelsen, para el que “La norma fundamental del derecho internacional, que por vía de
la consecuencia resulta ser también la de los diversos órdenes jurídicos nacionales
subordinados a este derecho, es una norma que confiere la calidad de hecho creador de
normas jurídicas a la costumbre resultante de la conducta recíproca de los Estados”.
(Kelsen :1982, 200). Y: “La construcción dualista es la de los primitivos, incapaces
de concebir un orden jurídico fuera del que rige su propia comunidad. Para ellos los
extranjeros son “bárbaros” que se encuentran fuera de la ley y las reglas a las que se
encuentran sometidos no tienen carácter jurídico, o al menos no constituyen un verdadero
derecho, pues tales reglas son de naturaleza distinta y no tienen el mismo valor. Desde
este punto de vista no cabe hablar de un verdadero derecho internacional. Esta concepción
no ha desaparecido todavía completamente, resabios de ella se encuentran en la idea de
que únicamente el derecho nacional es un verdadero derecho en el sentido pleno de la
palabra, tales resabios constituyen el punto de partida, las más de la veces inconsciente,
de la teoría dualista”. (Kelsen, Hans: 1982, 205), quedando esto resuelto así por Kelsen,
con el sentido de una civitas máxima como lo hace notar Claudio Luzzati (Luzzati,
Claudio: 1999, 142), como consecuencia lógica, lo que correspondería estudiar -Kelsen
Dixit-, serían las razones de la primacía del derecho internacional sobre el derecho
interno a contrario sensu de los postulados de varios de los apologistas del derecho local
en diversas partes del mundo.
1 Bordieu en “Cuestiones de sociología” en el ensayo referido a algunas propiedades de los campos y en “La
fuerza del derecho” en el artículo referido a elementos para una sociología del campo jurídico.
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en su caso, de los tribunales que tienen encomendada la guarda del llamado bloque de
constitucionalidad.(Remiro Brotóns, 1997, 31), y “La configuración democrática de la
acción exterior, parte de la negación de ésta como un ámbito exento a los controles par-
lamentarios y judiciales, entregado incondicionalmente a la prerrogativa del Ejecutivo
según la vieja teoría, sostenida incluso por los padres del Estado de Derecho (J. Locke,
J.J. Rousseau) que consideraba la naturaleza de la política exterior tan especial que solo
podía prosperar gracias a la reserva con que sabían manejarla los iniciados (Remiro
Brotóns, 1997, 32)
En todo caso como afirma Oscar Alba, nos encontramos en una época de pluralismos
y el derecho no es ajeno a estos, por lo que la incidencia de “campos” jurídicos en este
tema es alta, “Partimos ignorando la vieja clasificación de Derecho Público y Privado,
para asumir que las normas jurídicas son imperativas o dispositivas, de acuerdo a su
ámbito de validez y obligatoriedad social, originada sobre todo en las reglas o procedi-
mientos de emisión institucional y naturaleza jurídica” (Alba, 2007,102), por este tipo
de razonamiento es que se hace posible distinguir los campos de lo internacional, supra-
nacional, transnacional y multinacional, sobre los que incidiremos cuando corresponda.
3.- El ordenamiento jurídico interno ante el Derecho Internacional Público.
La mayoría de los bolivianos, aprobaron mediante referéndum una Constitución
internacionalista, según consta en el instrumento normativo que fue promulgado el 7
de febrero del 2009. Es internacionalista -en primer lugar- por que incluye entre las
fuentes del derecho nacional a los Tratados Internacionales, otorgándoles una jerarquía
superior a las leyes y normas inferiores (CPE.art. 410, II, 2), no otra cosa significa su
inclusión con sentido de aplicación jerárquica en el régimen constitucional estatal.
Es internacionalista por que en su disposición transitoria novena establece que los
tratados anteriores a la Constitución (de febrero del 2009) y que no la contradigan se
mantendrán en el ordenamiento jurídico interno con rango de ley prescripción sostenida
también por el art. 257.I con la precisión de que los tratados ratificados, forman parte del
ordenamiento jurídico, estas prescripciones aluden a los tratados generales que versan
sobre diferentes materias, debiendo diferenciárselos de los tratados e instrumentos
relativos al Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
Tiene una lógica monista en el sentido propuesto por varios doctrinarios, cuando declara
que son principios, valores y fines del Estado el pacifismo, la cultura y el derecho a la paz,
“así como la cooperación entre los pueblos de la región y del mundo, a fin de contribuir
al conocimiento mutuo, al desarrollo equitativo y a la promoción de la interculturalidad,
con pleno respeto a la soberanía de los estados” (CPE.art. 10,I); en pocas palabras,
incorpora el reconocimiento a los principios fundamentales del derecho contemporáneo,
como son los referidos a la paz y la cooperación internacionales en el marco de la
soberanía estatal (ver la resolución 2625 de la A.G. de la ONU), ampliamente teorizadas
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Las tratados e instrumentos internacionales, que en la última parte del siglo XX, intentan
crear mecanismos supranacionales y de aplicación general, son muchos y notorios, así
desde el desarrollo del derecho comunitario europeo, hasta la creación del Tribunal
Penal Internacional, se puede apreciar el aporte de las políticas legislativas y doctrinas
europeas a la concepción “supranacional” del derecho, en varios casos referidos a los
aspectos económicos y humanitarios del mismo.
Esta claro que de manera aún más consistente y paradójica, el “Derecho Internacional
de los Derechos Humanos”, originado en la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) a la conclusión de la 2da Guerra Mundial (Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948 e instrumentos subsecuentes), renovó en un sentido fuerte,
las visiones generales e internacionalistas del derecho. Es consistente por que en este
campo jurídico existe abundancia de instituciones, normas, jurisprudencia y doctrina
capaz de convencer o marear al más pintado de los juristas o dejar clara una teorización
completa y es paradójica pues los sub-campos que lo conforman contienen antinomias
de difícil solución, en la medida en que enfrentan valores o fines contenidos en los
denominados derechos individuales o colectivos, pero que en conjunto configuran uno
de los campos más completos del derecho supranacional.
Si los campos tradicionales (derechos individuales y colectivos) fueran insuficientes,
está claro que las emergencias generadas por el creciente deterioro del medio ambiente
y la calidad de vida en grandes partes del planeta presionan para una intervención
desde el derecho público, asentada en el derecho internacional pero con vocación supra
y transnacional, que para estos fines pueden constituirse en “derecho común” o Jus
Cogens, si se quiere lograr el objetivo de mantener la vida y sus condiciones en el
planeta tierra.
Paradigmáticamente el ejemplo de la vigencia, validez y alcance diferenciado del cam-
po jurídico, se halla en el ejemplo clásico del contenido del art. 38 del Estatuto de la
Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuando prescribe “ La Corte, cuya función es de-
cidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean sometidas, deberá
aplicar: a) las convenciones internacionales,…b) la costumbre internacional … c) los
principios generales del derecho …….(de) las naciones civilizadas… d) las decisiones
judiciales y la doctrina de los publicistas…. Es decir que el sistema de fuentes del Dere-
cho Internacional, no contempla las constituciones, leyes y reglamentos de los Estados
que aceptaron el Estatuto de la Corte, para la que el derecho interno, es únicamente parte
de los hechos a considerar en un posible litigio, a no ser que la Construcción del mismo
permita excepcionalmente lo contrario.
Desde un perspectiva técnica clásica, el derecho que rige las relaciones de los Estados
entre sí y determina la existencia y funciones de las organizaciones internacionales, no
puede asumir como derecho al conjunto normativo de cada unidad que lo conforma,
puesto que este sería un derecho plurinacional (téngase presente la perspectiva de los
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Estados federales y los autonómicos) y no internacional, este campo que rige relaciones
entre sus sujetos (los Estados y las Organizaciones Internacionales), debe conocer los
antecedentes y proponer soluciones jurídicas a los conflictos entre sus integrantes, como
resolvió la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia en casos notorios que
le correspondió resolver, como nos hace notar Oriol Casanovas y La Rosa2 a través de
ejemplos:
1.- “… Un Estado que ha contraído válidamente obligaciones internacionales está
obligado a introducir en su legislación las modificaciones necesarias para asegurar la
ejecución de los compromisos tomados”. (C.P.I.J. Recueil Seri B. núm 10. pág. 20).
2.- “… un Estado no puede invocar respecto a otro Estado su propia constitución para
sustraerse a las obligaciones que el imponen el Derecho Internacional o los tratados en
vigor. La aplicación de estos principios al caso de que se trata tiene como efecto el que
la cuestión del tratamiento de los nacionales polacos y de otras personas de origen o de
lengua polaca deba ser resuelto exclusivamente sobre la base de las reglas de derecho
internacional y de las disposiciones convencionales en vigor entre Polonia y Dantzig”.
(C.P.J.I., Recueil, Serie A/B, num. 44, pág. 24).
3.- “…Por otra parte, es un principio generalmente reconocido del derecho de gentes
que, en las relaciones entre las potencias contratantes de un tratado, las disposiciones de
una ley interna no pueden prevalecer sobre las del tratado”. (C.P.J.I., Recueil, Serie B,
núm. 17, pág. 32). (Casanovas y La Rosa, 1972, pág. 107).
En conclusión el Derecho Internacional Público, configura su concepción de validez en
torno a las prácticas judiciales del campo o en los acuerdos prospectivos de los Estados
y las Organizaciones Internacionales, diferenciando su vigencia y alcance en sentido de
construcciones mundiales, regionales o subregionales.
6.- El régimen, los regímenes y los “campos” en el Derecho Internacional.
El viejo uso de los términos “régimen jurídico”, además del uso europeo-medieval de
“regio” por el rey o monarca y el sentido de único o unívoco que se le quiso imprimir,
tiene modernamente el uso del “conjunto de normas que gobiernan o rigen una cosa o
una actividad” (Diccionario de la Lengua Española, 2001, 1309), desde este concepto
asumir que el Derecho Internacional contemporáneo, está conformado por un solo
régimen normativo, cuando menos es una ingenuidad, puesto que lo que percibimos
es, un conjunto plural de regímenes que rigen las relaciones entre los estados, de estos
con las Organizaciones Internacionales, entre ellas; con las personas naturales; con
las personas jurídicas de derecho público y de derecho privado; entre los pueblos o
naciones, con diferentes niveles y fenómenos susceptibles de reconocerse y estudiarse
2 Pese al tiempo transcurrido desde su primera edición, continúa siendo una de las obras referenciales más impor-
tantes de las accesibles en el medio.
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en sus desarrollos, bajo los conceptos de la teoría de los campos propuesta por el
sociólogo francés Pierre Bordieu3.
Así y aplicando la teoría de los campos, además de lo internacional o interestatal
propiamente dicho como usamos y explicamos centralmente a lo largo de este libro,
constatamos la existencia (profesional) de un campo supranacional, que cuando menos
es el que reclaman todos los doctrinarios de las teorías de la integración económica en
referencia al modelo puesto en acción en el proceso europeo (Euratom, Comunidad
Europea, Unión Europea) e imitado en algún período con poca fortuna en América Latina
(ALALC, Pacto Andino, MCCA), sin embargo y más allá de los iniciales fracasos, se
constituyeron organizaciones que expresan este campo supranacional como son los
tribunales de justicia concebidos como mecanismos de integración, como ejemplo
tenemos las normas que rigen la actuación del Tribunal Andino de Justicia (TAJ) tanto
en lo adjetivo como en lo sustantivo.
El subcampo relativo a los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario, adquirió carta
de supranacionalidad con la aprobación del Tratado de Roma por el que se constituye
la Corte Penal Internacional, que a pesar de su enfoque subsidiario en la persecución de
crímenes de lesa humanidad, muestra el sentido supranacional de sus contenidos en su
largo y complejo proceso de puesta en vigencia como lo explica Kai Ambos4.
La existencia y actuación de la Corte Europea de Derechos Humanos y de la Corte
Interamericana sobre la materia, dejan pocas dudas sobre el concepto de supranacionalidad,
usado en ellas y la creciente adhesión de varios segmentos de la comunidad multinacional
e internacional a sus concepciones y prácticas supranacionales, como ocurre en los
contenidos de la nueva C.P.E. boliviana.
En el régimen jurídico transnacional, además de los elaborados conceptos de conflicto
de leyes y de jurisdicciones, típicos del Derecho Internacional Privado como materia
común en nuestro continente; estamos en presencia de un campo de naturaleza privada,
que comparte propiedades como las apreciadas en el concepto: “todas las personas
implicadas en un campo tienen en común una serie de intereses fundamentales, a saber,
todo lo que va unido a la existencia misma del campo: de aquí deriva una complicidad
objetiva que subyace a todos los antagonismos. Se olvida que la lucha presupone un
3 Un campo, así sea en el campo científico, se define entre otras cosas definiendo objetos en juego (enjeux) e intereses
específicos, que son irreductibles a los objetos en juego (enjeux) y a los intereses propios de otros campos (no se
puede hacer correr a un filósofo tras los objetos en juego (enjeux) de los geógrafos) y que no son percibidos por
nadie que no haya sido construido para entrar en el campo (cada categoría de intereses implica la indiferencia a
otros intereses, a otras inversiones, abocados así a ser percibidos como absurdos, insensatos o sublimes, desintere-
sados) Para que un campo funcione, es preciso que haya objetos en juego (enjeux) y personas dispuestas a jugar el
juego, dotadas con los hábitus que implican el conocimiento y el reconocimiento de leyes inmanentes del juego, de
los objetos en juego (enjeux) etc. (Bordieu, 2000,112)
4 Kai Ambos, “El nuevo Derecho Penal Internacional” Ed. Ara Editores, 1era. Edición: 2004, Lima, Perú.
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acuerdo entre los antagonistas sobre aquello por lo que vale la pena luchar – y que es
reprimido al estado de evidencia, manteniendo el estado de doxa-, es decir, sobre todo
lo que conforma el propio campo, el juego, los objetos del juego (enjeux), sobre todos
los presupuestos que se aceptan tácitamente, incluso sin saberlo, por el mero hecho de
jugar, de entrar en el juego.” (Bourdieu, 2000, 114).
Los fenómenos transnacionales, más bien visualizables como transfronterizos, tienen en
muchas circunstancias un régimen u ordenamiento jurídico de vertiente internacional,
expresada por ejemplo en Bolivia, a través del Cdgo. Bustamante (Convención de La
Habana), las Convenciones de Montevideo o los diferentes tratados aprobados en el seno
de las Conferencias Interamericanas sobre Derecho Internacional Privado, auspiciadas
por la Organización de Estados Americanos (OEA). Existe la vertiente nacional que se
expresa en la Constitución y las leyes que prohíben o permiten la vigencia y validez de
acuerdos particulares, leyes o actos judiciales iniciados o con efectos en nuestro país,
por ejemplo los denominados laudos arbitrales internacionales.
Hoy existen conceptos, bastante más elaborados, como ocurre con la idea de marginalidad
legal de la actividad transnacional de naturaleza corporativa, expresada por Alejandro
Teitelbaum5, que citando a Patrick Dumberry expresa: “En el número 1 de 2004 de la
Revue Générale de Droit Internacionale Public, se publicó un artículo sobre el tema
donde se reseñan los diversos enfoques de adversarios y partidarios de reconocer una
personalidad jurídica de derecho internacional a las sociedades transnacionales. El
autor es partidario de reconocer una personalidad jurídica “limitada, derivada, relativa y
funcional” de derecho internacional a las sociedades transnacionales, teniendo en cuenta
entre otras cosas, que contratan con los Estados, que pueden litigar contra los mismos
ante tribunales arbitrales internacionales, y que hay tratados bilaterales y multilaterales,
por ejemplo los de libre comercio y los de promoción de inversiones, que les reconocen
atributos de una persona de derecho internacional” (Teitelbaum, 2007, 31), la crítica
del autor es que “si reconocemos como paradigma del derecho el que rige, o debería
regir, en una sociedad democrática ideal y desde ese punto de vista constatamos que el
creciente papel y peso de las sociedades transnacionales sobre la sociedad en general, está
generando un derecho corporativo o neofeudal, se impone concluir que dicho paradigma
está en crisis y si somos coherentes, trataremos que ese nuevo poder económico, se
adapte al paradigma de una sociedad democrática y no a la inversa…” (Teitelbaum,
2007, 32), en sentido lógico, parece adecuado reconocer que los fenómenos jurídicos y
actores de lo transnacional configuran otro “campo” del derecho, sujeto a los intereses
públicos o de Jus Cogens, reconocidos por el Derecho Internacional.
5 En este campo son excepcionales, aunque en varios casos únicamente excéntricos, los trabajos del Instituto Lati-
noamericano de Servicios Legales Alternativos, con sede en Bogotá-Colombia
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Bourdieu, Pierre, “Elementos para una sociología del campo jurídico” en “La Fuerza del
Derecho” Ediciones Uniandes, Intituto Pensar 2002, Bogotá, Colombia.
Casanovas y la Rosa. Oriol, “Prácticas de Derecho Internacional Público” Editorial
Tecnos S.A., Madrid, España, 1972.
Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009, librería jurídica
MULTI Libro, La Paz-Bolivia, 2009.
Real Academia Española, “Diccionario de la lengua española” (XXII Ed.), Real
Academia Española, Madrid, España, 2001.
Instituto de Estudios Internacionales (IDEI-Bolivia) , “La Constitución Política y el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. Primera edición IDEI, Cochabamba-
Bolivia, 2008.
Kelsen, Hans, “Teoría Pura del Derecho”, decimoctava edición, agosto de 1982,
EUDEBA, Buenos Aires.
Liszt, Franz Von, “Derecho Internacional Público”, Versión de la decimo segunda
edición alemana, Gustavo Gili (editor), Barcelona, España, 1929.
Luzzati, Claudio, “Más allá de Kelsen, Monismo y Pluralismo en el Derecho
Internacional”, 1999, Revista Doxa. No. 22.
Oriol Casanovas y La Rosa, “Prácticas de Derecho Internacional Público”, Editorial
Tecnos, Madrid – España, 1972.
Remiro Brotóns, Antonio (et.al), “Derecho Internacional”, 1era edición, Macgraw-Hill/
Interamericana de España. S.A.U., Madrid, 1997.
Teitelbaum, Alejandro, “Al margen de la ley, sociedades transnacionales y derechos
humanos”, Publicaciones ILSA, Bogotá, Colombia, 2007.
B) TOPICA JURIDICA.
a. ¿Por qué las relaciones jurídicas son entre personas (jurídicas en este caso)
y no entre normas y en que consiste la subsunción normativa y el silogismo
internacional?
b. ¿La internacionalización implicaría la disminución de la soberanía o de las
competencias del estado boliviano, si no, por qué?
c. ¿Cuáles serían las razones o fundamentos jurídico-políticos para la
internacionalización de la constitución boliviana?
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