Escucha El Consejo de Tus Padres (15 de Yoselin)
Escucha El Consejo de Tus Padres (15 de Yoselin)
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1 Reyes 12:6-8
1 Reyes 12:6 Entonces el rey Roboam pidió consejo de los ancianos que habían estado delante de
Salomón su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este pueblo?
1 Reyes 12:7 Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y
respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre.
1 Reyes 12:8 Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los
jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él.
En la Biblia encontramos el ejemplo del rey Roboam el cual nunca dispuso su corazón para seguir a Dios y
esto lo llevo a la desgracia.
“Vino, pues, Jeroboam con todo el pueblo a Roboam al tercer día, según el rey les había mandado diciendo:
Volved a mí de aquí a tres días. Y el rey les respondió ásperamente; pues dejó el rey Roboam el consejo de los
ancianos, y les habló conforme al consejo de los jóvenes…”
2 Crónicas 10:12-14
Uno de los signos de un corazón enfermo es que no está dispuesto a escuchar el consejo de Dios
Para la época de Roboam, los reyes acostumbraban escuchar el consejo de los ancianos ya que ellos eran los
más sabios del pueblo; sin embargo, Roboam decidió escuchar más el consejo de los jóvenes que se habían
criado con él, y esto lo llevo a perder diez tribus de Israel. Muchas personas como Roboam también han
cerrado sus oídos a Dios, no consideran el camino que Jesús ofrece, sino por el contrario, siguen el consejo y
sabiduría de este mundo lo cual los conduce a la tragedia, desilusión, fracaso y condenación.
PECADO.
“Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él”.
2 Crónicas 12:1
“E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová”.
2 Crónicas 12:14
“Entonces vino el profeta Semaías a Roboam y a los príncipes de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por
causa de Sisac, y les dijo: Así ha dicho Jehová: Vosotros me habéis dejado, y yo también os he dejado en
manos de Sisac. Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová”.
2 Crónicas 12:5-6
Roboam fue una persona inconstante en toda su vida a tal punto que cuando por causa de su pecado venía el
castigo sobre él, corría a Dios implorando su misericordia, pero solo lo hacía durante la crisis, ya que nunca
estuvo dispuesto a convertirse de corazón. Aunque Dios es grande en misericordia, por su falso arrepentimiento,
nunca lo liberaba completamente de sus problemas.
“Y cuando Jehová vio que se habían humillado, vino palabra de Jehová a Semaías, diciendo: Se han
humillado; no los destruiré; antes los salvaré en breve, y no se derramará mi ira contra Jerusalén por mano de
Sisac. Pero serán sus siervos, para que sepan lo que es servirme a mí, y qué es servir a los reinos de las
naciones”.
2 Crónicas 12:7-8
IV. VIVE UN MUNDO DE APARIENCIAS.
“Subió, pues, Sisac rey de Egipto a Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa
del rey; todo lo llevó, y tomó los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey
Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa
del rey. Cuando el rey iba a la casa de Jehová, venían los de la guardia y los llevaban, y después los volvían a
la cámara de la guardia”.
2 Crónicas 12:9-11
Otro signo de un corazón enfermo es que se acostumbra de vivir de apariencias. Cuando Roboam heredo el
reino, lo heredo con grandes riquezas, pero por su rebeldía lo perdió cuando Sisac lo invadió robándole todos
los tesoros que sus padres habían acumulado y entre estos los escudos de oro que su padre Salomón había
hecho.
Para poder disimular el asunto mando a hacer escudos de bronce los cuales se parecían a los originales
de oro, fingiendo así en medio del pueblo que todavía los poseía.
Muchas personas como Roboam viven en un mundo de mentiras, muchos fingen ser felices con lo que este
mundo les ofrece.
Muchos viven sufriendo las consecuencias de sus pecados, pero se consuelan con el placer temporal que el
pecado les ofrece.
“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser
maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores
riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”.
Hebreos 11:24-26
CONCLUSIÓN
Roboam jamás dispuso su corazón para seguir a Dios y esto lo llevo a una vida de fracaso y
condenación, sin embargo, el deseo de Dios es transformar nuestro corazón para que podamos llevar una vida
de victoria y alcanzar la salvación de Dios y para ello necesitamos que Jesús transforme nuestra vida.
“Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”.
Proverbios 23:26