Organizaciones de Base Curpo Combatienta Socialista
Organizaciones de Base Curpo Combatienta Socialista
Organizaciones de Base Curpo Combatienta Socialista
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La reflexión sobre la acción colectiva pos dictadura en el contexto social y político que se presenta
en Córdoba, Argentina a partir de 1983, nos plantea el problema de explicar sus relaciones con la
emergencia de actores sociopolíticos no convencionales que lograron referenciarse como
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movimientos sociales en este periodo. La contraposición entre las nuevas movilizaciones colectivas
con los modelos tradicionales de organización política, revelan el desarrollo de nuevas formas de
representación y mayor autonomía en la relación con los sistemas políticos. Estos rasgos, entre
otros, imprimen el carácter distintivo de este no convencionalismo. Con el objetivo de caracterizar
la tipicidad en el proceso de surgimiento de un movimiento social como la Unión de
Organizaciones de base por los derechos sociales (UOBDS) en Córdoba, nos preguntamos si el
proceso de formación y surgimiento del mencionado movimiento puede inscribirse en el marco de
las discusiones sobre los “nuevos movimientos sociales”. A partir de estos aportes, en esta
ponencia nos interesa problematizar aquellas perspectivas que comprenden la dinámica de
surgimiento de los movimientos sociales como una reacción espontánea de movilización frente a
la crisis económica y política que se produjo en nuestro país en 1989, a seis años de recuperada la
democracia. Nuestra perspectiva a su vez, considera poco adecuado el análisis de los movimientos
sociales contemporáneos desde una visión que reconstruye, con premisas evolutivas, ciclos
preestablecidos respecto de la ampliación y visibilidad de las nuevas formas de expresión colectiva.
La acción de los movimientos sociales se despliega en un continuo que abarca un inicio marcado
por impulsos emocionales intensos hacia la racionalización de la acción, que tiende a la
organización y burocratización de los movimientos. El destino de las demandas planteadas es ser
absorbidas por el sistema político e institucional que da fin al movimiento social que se trate.
Desde nuestro marco de referencia en cambio, postulamos que la formación, el desarrollo de la
acción y la continuidad de los grupos y organizaciones sociales, resultan en la producción de un
sistema de acción colectiva que se desarrolla en la trama de relaciones y redes sumergidas de los
grupos territoriales y que este proceso adquirió especial intensidad en el periodo pos dictadura en
el caso de la UOBDS en Córdoba. La intensificación de las interacciones y el contenido reflexivo
que sostienen, propician la integración de cada uno de los grupos y la formación del movimiento.
Los grupos, en interacción con otros actores sociales desarrollan una experiencia organizativa
significativa y persistente, lo cual genera las condiciones para la articulación y coordinación de
acciones de movilización y formación del movimiento social.
Desde esta perspectiva nos interesa destacar algunos de los aspectos relevantes a partir de los
cuales los grupos territoriales particulares contribuyen a la formación de una trama intergrupal y
configuran sistema de acción colectiva que se expresa como movimiento social. Alberto Melucci
(1989) en su preocupación por superar las visiones que consideran a los movimientos sociales
contemporáneos un “objeto empírico unitario” propone ideas productivas para nuestro análisis.
Para el mencionado autor, los movimientos contemporáneos combinan formas de acción; las
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cuales a su vez abarcan diversos niveles de la estructura social, contienen distintos puntos de vista
u orientaciones de la acción y se especifican en diversos periodos históricos. A partir de estos
rasgos se establece la necesidad de captar los momentos diacrónicos y sincrónicos que explican la
“unidad concreta de un actor colectivo” (Melucci 1989, p 124)
¿A qué se refiere el autor cuando propone la idea de combinación de la acción y su resultado las
orientaciones a la acción que contienen los movimientos contemporáneos? y, ¿cómo aplica este
concepto a nuestro caso de análisis? En términos generales la acción colectiva puede ser analizada
según contengan una orientación al conflicto o no, de solidaridad o atomización y se ubican en las
diferentes áreas o redes del movimiento. Las orientaciones a la acción “constituyen el lugar de
encuentro entre un actor particular y el campo de oportunidades-constricciones sobre el que actúa”
(Melucci 136)
Una dimensión relevante parte de la consideración epistemológica sobre el tiempo, el papel del
pasado y la secuencia de cambios en que produce un sistema de acción colectiva. En este punto
revisamos la idea de la formación de los movimientos sociales contemporáneos que considera su
ciclo de vida desde una concepción lineal, evolutiva e incremental. Si bien es posible reconocer
fases y momentos bisagra en donde se reconfiguran las relaciones internas y aparece visible el
movimiento social como tal, en el caso de estudio se advierte que existen contenidos y fuerzas
sociales que combinan el pasado y presente.
Es interesante considerar el “desafío simbólico” que enfrenta el análisis de los movimientos
contemporáneos al perder la idea de linealidad. Su complejidad se debe a la incidencia de
fenómenos y memorias pasadas que coexisten dentro del fenómeno analizado. Su importancia
consiste en que logran ser “activadores” de la acción colectiva. No solo deben considerarse como
antecedentes o legados del pasado en el marco de una secuencia de cambios sino que contribuyen
eficazmente a “configurar nuevas pautas de acción colectiva” que resultan de la combinación de
elementos históricos y culturales. Por ejemplo en el caso de las organizaciones sociales que
integraron el movimiento unión de organizaciones de base por los derechos sociales, encontramos
una combinación operante de diversas orientaciones que coexisten de las cuales mencionaremos
las que a nuestro criterio resultaron relevantes en el proceso. Por un lado de la memoria sobre las
luchas reivindicativas que llevaron adelante los dirigentes del movimiento, “villero” que según los
relatos de memoria se remontan a los años ´70 (Scribano), en donde la población residente en las
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“villas de emergencia” nombre otorgado a los asentamientos urbanos precarios, se movilizo por
reivindicaciones para el sector. Protestas que cesaron ante el acallamiento de los dirigentes y la
represión que sufrieron a partir de 1976 y durante la dictadura. En este periodo algunos de quienes
participaron continuaron con actividades sociales, aunque se refugiaron en ámbitos institucionales
tales como parroquias, centros vecinales, asociaciones cooperativas.
A partir de la apertura democrática en 1983 el horizonte y la acción de los dirigentes y algunos
grupos se renuevan a partir de la apertura de un espacio social que estuvo restringido y
clausurado en sus potencialidades de acción. En varios casos, los referentes esperan retomar los
proyectos colectivos inconclusos aunque las matrices de pensamiento son resignificadas y en
general comparten el objetivo de lograr la superación del autoritarismo y avanzar en la
democratización de la vida social e institucional.
La apertura democrática predispone a la expansión de experiencias comunicativas y reflexivas,
que amplían los límites de las instituciones y se vierten hacia el ámbito territorial para repensar las
propias condiciones de vida y las estrategias de lucha del sector “villero” en una sociedad que
reclama superar el autoritarismo en la trama de relaciones que estructuran las relaciones políticas e
incluso los modelos de organización reivindicativa y los tipos de liderazgos.
A estos últimos se suma otra de las vertientes históricas culturales que construyen secuencias
persistentes de base territorial, y proviene de las acciones para la participación social y desarrollo
de la comunidad, que se proponen facilitar procesos de organización comunitaria de base en el
espacio barrial. Desde un enfoque participativo territorial, se enfatiza la formación de dirigentes
sociales, el desarrollo acciones organizadas que tienden a la formalización de los grupos en
organizaciones comunitarias capaces de autogestión.
En relación al sistema político los dirigentes se plantean, en primer término una posición de
autonomía por parte de los grupos y organizaciones con respecto a otros actores colectivos como
por ejemplo los grandes sindicatos. Se cuestionan los sistemas de representación que se apoyan en
un alto nivel de verticalidad ejercido por los dirigentes, en particular por el alto riesgo a desarrollar
distancia respecto de los representados y establecer una vinculación con el poder político y
económico que se vuelve contrario a las necesidades de los integrantes de la Organización. En este
caso, a fin de canalizar demandas en torno a necesidades de vivienda y barriales, la toma de
decisiones se legitima a partir de un proceso mediado por la participación en los grupos y
organizaciones; un acceso fluido y oportuno a la comunicación y un sistema de consulta y
deliberación casi permanente, lo que configura un esquema horizontal y un sistema de
representatividad ampliado.
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Esta modalidad de acción contiene a su vez buena parte de las premisas de la educación popular
diseminada en América Latina como prácticas que buscan a incrementar la capacidad de análisis
crítico respecto de las condiciones de vida cotidiana; la toma de conciencia respecto de las
condiciones de opresión, desarrollar las capacidades dialógicas colectivas y, en este proceso
favorecer el sentido de pertenencia y unidad de objetivos en el marco de una perspectiva crítica
orientada a la transformación social y política.
Así la memoria de luchas pasadas, la actualización de contenidos orientados al cambio social y su
transformación, las perspectivas que propician la organización de la población como modalidad de
enfrentar sus necesidades y de canalizar las demandas, da lugar a un proceso de ampliación del
campo social que busca conformar organizaciones sociales formales y su coordinación horizontal.
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actor, en movimiento social protagonista. Esta constitución como actor social es en sí misma una
novedad en relación a otros procesos colectivos.
La producción del movimiento se inscribe en el marco de un proceso de diferenciación de esferas
en las sociedades complejas en donde surgen áreas que se separan simbólica y culturalmente del
sistema político y del sistema económico propiamente dichos y como tal, constituyen una esfera de
relaciones y un campo de producción de significados colectivos, códigos culturales de relativa
autonomía con respecto a las otras esferas o zonas de la vida social. La orientación de la acción
que se imprime en donde la persona transita la vida cotidiana, se configura a partir de un territorio
poblado de redes sociales con relativa estabilidad y continuidad de identidades personales y de
grupos que accionan a partir de las redes de solidaridad. Las condiciones sociales cotidianas, los
grupos y las redes de solidaridad entre ellos coadyuvan en la producción de códigos culturales
alternativos e innovadores en relación a las lógicas dominantes.
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Si admitimos este mecanismo para reconocer los elementos de conflicto en los movimientos
sociales se abre el interrogante respecto de cuál es el elemento antagonista que contiene el cual, no
necesariamente abarca todas las actividades del movimiento, ni tampoco se reduce al intercambio
político o su adaptación funcional (136)
En el caso de la Unión de organizaciones de base, la propia definición de “organizaciones de base”
adquiere un significado que no se agota únicamente con las condiciones de pobreza de los grupos
que lo integran, si no que alude a la participación de múltiples grupos y organizaciones de un
modo especifico de resolución de necesidades y demandas sociales y un ámbito de participación
especifico que busca variar esas condiciones de vida. Las condiciones de vida caracterizadas como
un mundo de constricciones y un lugar de olvido o de no lugar. La idea fuerza de no ser
considerado o llamado i -legales sino a –legales por el tipo de asentamiento en que se ubican los
residentes de villas de emergencias, implica un movimiento para apropiarse de esta categoría
sistémica y transformarla. Este movimiento simbólico procura cuestionar el sistema racional de
apropiación territorial y de construcción del hábitat, la lógica del mercado inmobiliario, los tratos y
consideraciones particulares hacia el sector por parte del sistema político, alejado de la experiencia
de vida de los pobladores, como los no deseados, lo minoritario.
Los grupos pequeños auto reflexivos fueron el núcleo de la organización los cuales preceden y se
sostienen en la etapa de la movilización publica, constituyen su fundamento porque operan
simultáneamente y han desarrollado componentes estables de reflexividad y de comunicación(138)
basados en las formas grupales de la comunicación. En este ámbito grupal de deliberación se
interroga a la sociedad respecto de las formas a-simétricas de construcción habitual de la relación
del sector villero con el poder político y del propio poder político, y cuestionan también el papel
subordinado que ocupa el sector. La asimetría se percibe en varios niveles, en relación con la
condición del asentamiento en condiciones de gran precariedad en cuanto a la infraestrucutra de
servicios basicos y al carácter informal del uso del territorio; en cuanto a la ausencia de ´políticas
tendientes a mejorar el acceso a recursos y mejoras en el hábitat de las familias pobladoras y la
naturalización de su situacion de pobreza y en tercer lugar asimetría en relación la relación de
intercambio y reconocimiento de las organizaciones por parte del poder político.
Se crea así un campo propicio para la construcción de identidad colectiva que se contrapone a
identidades estigmatizadoras atribuidas de acuerdo a las lógicas de las elites. La auto comprensión
de las organizaciones de base contiene referencias a la posición de pobreza y clase social, aunque
trasciende este único sentido. Vemos que a partir del enunciado “de base” tienen lugar un conjunto
de significados a los que aludimos en el primer punto de nuestra presentación, remite a una posición
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en relación a la historicidad de un campo popular, que pertenece a las bases, como las mayorías que
sostienen la estructura productiva y la división de clases sociales, pero también alude al espacio de
la memoria de hallarse al margen; de la memoria de lucha del sector y de los dirigente perseguidos,
de los proyectos interrumpidos y de las nuevas acciones posibles ante la apertura democrática La
combinación de impulsos de desarrollo, auto organización , participación social y comunitaria
comprometida aplicadas al análisis de las condiciones de pobreza contribuyen a significar un
movimiento de base reflexivo, critico, grupal y organizado.
Estos aspectos en combinación aportan a la construcción de la acción colectiva que propone nuevas
formas de representación, que abarcan diferentes niveles de acción y definen un entramado de
actores que en conjunto se proponen obtener reconocimiento como sector organizado. Como actor
social se propone superar este no lugar, participar y desarrollar la capacidad de auto organización y
gestión. Esta orientación de las acciones tiende a apropiarse y adueñarse del propio mundo de la
vida y expresa el carácter conflictivo y antagónico que, desde la experiencia de grupos particulares,
alcanza para interpelar la lógica general de ejercicio del poder y la organización colectiva de
naturaleza vertical por un flujo comunicacional de abajo hacia arriba.
Desde el enfoque analítico que estamos aplicando el elemento antagónico en el caso de las
organizaciones de base que integran la UOBDS no implica una separación excluyente respecto de
los códigos políticos dominantes sino, un cuestionamiento a los mismos y un intento de no plegarse
a los códigos de intercambio habituales, tales como por ejemplo las promesas electorales que
después no se concretan, el verticalismo de los dirigentes que da lugar a relaciones clientelares y
condicionadas; el riesgo de que los propios dirigentes de las organizaciones se separen de las bases
y acuerden con el poder; el predominio de los intereses individuales y otros problemas comunes que
sufren los procesos de intercambio con los referentes de los partidos políticos gobernantes en el
territorio y con los funcionarios.
Otro aspecto relevante sobre el contenido antagónico en el caso de la experiencia de la UOBDS es
la multiplicidad de acciones cotidianas que subvierten el carácter restrictivo que la ausencia de
excedente de recursos imponen como limite a los participantes para acceder a niveles simbólicos,
comunicativos y reflexivos más allá de los esfuerzos por la satisfacción de necesidades básicas.
La organización y coordinación de reuniones semanales; la participación en actividades concretas
en el barrio durante los fines de semana, tales como construir el salón comunitario o la sede de la
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organización, las casas del barrio y; en esas jornadas compartir almuerzos y trabajos con los
vecinos.Participar en actividades de capacitación organizadas por los nucleos profesionales
intervinientes en el territorio. Es decir la importancia de la inversión relacional, organizativa y
afectiva de los grupos constituye una discontinuidad en la reproducción de la cotidianeidad. Un
experimento social y una innovación en los códigos de comportamiento individual en donde surgen,
se crean y producen nuevas reglas y códigos de comportamiento.
Un aspecto que contribuye a dar cuenta de esta idea es la dimensión política interna de los grupos
al momento de conformar y sostener las organizaciones, que implica involucrarse en la elección de
las comisiones directivas y sus diferentes roles tales como secretarios y vocales. Convocar
asambleas, llevar actas, aprobar los balances, obtener la personería jurídica de la organización,
inscribirse en el registro de organizaciones sociales en las jurisdicciones Nacional, Provincial y
Municipal. Este registro habilita a su vez la presentación de solicitud de recursos en diferentes
organismos del gobierno en la forma de trámites administrativos, seguimiento de expedientes y
arduas gestiones tales como solicitud de audiencias, entrevistas con funcionarios entre otras
múltiples gestiones. Estas actividades son necesarias a partir del reconocimiento y la emergencia de
las organizaciones sociales que se da en general a partir de la recuperación de la democracia y que
implica de parte de los gobiernos desarrollar mecanismos de registro, control y de asignación de
recursos a las organizaciones.
El esfuerzo organizativo implica desarrollar formas de comunicación en el barrio y entre las
organizaciones comunitarias, como hacer y exponer cartelería, instalar y programar contenidos
para las radios comunitarias, como es el caso de La Ranchada, redactar y editar folletos. Promover
actividades de animación y promoción de la participación comunitaria además de las comisiones
directivas de las asociaciones, ayudar al mantenimiento y limpieza del salón de reuniones
comunitario, hacer la feria de empanadas, festejar el día del niño, etc… representan verdaderas
instancias de producción simbólica, que discontinúan la vida cotidiana, está basada en experimentos
de INNOVACION SOCIAL, un “derroche simbólico” (ver) a nivel de los barrios, que puede
parecer inútil desde la racionalidad instrumental del mercado. Es un núcleo de experiencia
individual y grupal que redefine las prioridades, discontinua la vida cotidiana y contribuye a
constituir un mundo de la vida que pone en primer lugar, tiempo y espacio para el proceso
organizativo, la construcción de comunidad en el ámbito cotidiano alejado de la lógica del mercado
y del poder más bien como su DIFERENCIACION y cuestionamiento.
El elemento antagonista emerge en este caso con un ejercicio de poder mediante el control de los
códigos de los sistemas organizadores del flujo informativo. Es en la reunión, el ámbito de la
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comisión de la organización, en donde la información puede ser interpretada en función de los
códigos que rigen la reflexión y el sentido de la acción. En este sentido podemos hablar de subvertir
los códigos dominantes y que se expresa en los intercambios informativos con los representantes del
sistema político en los barrios “que venga el concejal o el puntero, pero que no hable… que nos
escuche….”
El efecto de esta construcción nombra y otorga un sentido distintivo al “espacio que se habita y el
tiempo en que se transcurre” cambian las palabras que organizan la vida diaria y generan un tipo de
reflexividad afectiva, no instrumental, que definen formas de organizar e interpretar el flujo de
información y las formas de designar al mundo en la prácticas del movimiento. Este conflicto se
expresa en la estructuración del actor colectivo, los modos de organizar la propia solidaridad y los
mecanismos de control reciproco. Este análisis muestra la estrecha conexión entre las formas de
acción, los significados colectivos que se producen desde los contenidos reflexivos de diferentes
grupos con niveles distintos de organización, de ubicación territorial, de demandas particulares en
cada caso y cuyos integrantes disponen de trayectorias particulares divergentes y la definición de
autonomía que permea el tipo de nexo a partir del cual se construye la identidad.
La particularidad de los procesos se expresa en que cada una de las organizaciones integrantes del
movimiento, elabora su propio diagnóstico y plan de trabajo para mejorar la infraestructura del
hábitat, o comprar tierras, o instalar servicios. Estos programas de trabajo requieren el conocimiento
y aprobación de los socios de las organizaciones sociales y un manejo detallado del plan de acción y
los presupuestos requeridos, así también como demostrar capacidad para administrar recursos
económicos con las rendiciones de cuentas correspondientes.
Una mención particular requiere el análisis de los líderes grupales o dirigentes sociales que emergen
como referentes de la UOBDS.
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modalidad adecuada de acción, como principio. A la modalidad participativa de resolver
necesidades se expresa claramente en el otorgamiento de puntajes “como premio”
En el caso de la UOBDS, el concepto de participación no separa el “ocio del trabajo” y está
destinada a lograr la satisfacción de necesidades de los individuos, ya sea construir su propia casa,
las calles de su barrio, realizar trámites y gestiones para obtener servicios etc…el significado y
valor otorgado se expresa por ejemplo en el desarrollo del sistema de reconocimientos por medios
de “puntajes” que implementan como forma de recompensar y reforzar este sentido positivo de la
participación en espacio de tiempo libre; el mérito de este esfuerzo de este patrón de acción se
traslada a un momento posterior, también como resultado personal , la eficacia individual se
recompensa con prioridad en la elección de la vivienda. Lo que refuerza el carácter simbólico de la
acción.
Estos elementos nos llevan a problematizar el concepto que condensara al momento de nombrar el
movimiento, nos referimos a la nominación “organizaciones de base” este nombre no surge por
referirse a grupos de pobres, si no por un estilo de vida y un estilo de participación especifico que
busca variar las condiciones de vida, siendo este fin un núcleo que nos puede llevar a encontrar el
elemento antagonista del movimiento. Superar el mundo de constricciones y de olvido, búsqueda de
sentirse alguien, de reconocimiento, no ser un ilegal.. Al cuestionar la categoría ilegal y fomentar
otra forma de pronunciación, al transformarla, cuestionan el sistema racional de la apropiación y
acceso del hábitat por intermedio del mercado inmobiliario, además de la definición de su
problema o demanda en ámbitos alejados del mundo o centro de vida. Este mecanismo constituye
un campo para la construcción de la identidad particular de cada organización y el posterior
encadenamiento y articulaciones de los grupos entres si, en contraposición con otras elites.
La memoria de hallarse al margen, de los dirigentes, la búsqueda de reconocimiento como actor,
superar el no lugar , la indiferenciación, participar en auto organización y gestión, adueñarse de su
propio “mundo de la vida”, trazar una frontera o línea que delimita un espacio social y de relaciones
al que se pertenece. El núcleo organizativo fue una forma auto reflexiva de grupo pequeño que
precede y se sostiene en la movilización publica y opera desarrollando componentes estables de
reflexividad (138) y de comunicación. El nivel de reflexividad opera articulando el sentido de la
acción y el componente emocional, donde el flujo de información se organiza e interpreta en la
práctica del movimiento como una forma de designar el mundo. El conflicto entonces se expresa en
la misma estructuración del actor colectivo, los modos de organizar la propia solidaridad. El
proceso organizativo en sí mismo constituye una práctica del cambio y un reto al sistema.
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Diferenciación y poder: el significado de los intercambios
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Si podemos mencionar el tercer mecanismo de comunicación antagónica que caracteriza Melucci: la
representación, como por ejemplo en la toma de la Catedral de Córdoba, que teatraliza un pedido de
respaldo y de adhesión hacia la Iglesia, como refugio y demandando el rol de mediación. Se
muestra que si el gobernador asiste al tedeum, los pobres también tiene cabida en la Iglesia, como
refugio, como protección. Intenta develar simbólicamente la trama de poder.
Estos ejemplos y otros ilustran los significados antagónicos de la acción colectiva desarrollada. El
tipo de acción formal y autor reflexiva no se explica por la lógica de los intercambios o estrategias
racionales. No puede reducirse a costos y beneficios. El tema no es el intercambio en sí. Si no el
significado del intercambio. Existe una relación entre los contenidos concretos y la acción que
asume el movimiento.
Al impulso redistributivo y de inclusión social nos preguntamos respecto de las posibilidades de un
movimiento de estas características de desarrollar algún antagonismo hacia lógicas del sistema.
Para responder a estas cuestiones es importante la pregunta: ¿Pueden los lugares de conflicto ser
variables en las formas emergentes de acción Colectiva? (122). Al considerar los diferentes niveles
y tipos de “acciones colectivas” que se desarrollan en cada nivel de intervención del movimiento y
las estructuras de representación, se plantea la cuestión de la representatividad, dirigentes la
simultaneidad y la combinación de espacios deliberativos.
En cuanto al manejo de la comunicación, las actividades requieren una distribución de calidad de la
información en el mismo plano para todos los actores. Exigen el desarrollo de nuevas formas de
coordinación de la acción y de estructuras de representación y manejo de la información. Acuerdos
y marcos base pactos que lo mantienen unidas y orientan la acción. La UOBDS, desarrolla tres
niveles de representatividad destinados a ocupar de maneara simultanea tres niveles de acción
colectiva: la red de organizaciones de base, se organiza como Unión de Organizaciones de Base, a
partir de un esquema de representación cuyo órgano máximo es el Plenario de Organizaciones, y a
los fines de su funcionamiento . Por ultimo a los fines de promover el intercambio con el sistema
político se conforma la Mesa de concertación de políticas Sociales, como un espacio de la UOBDS
y los funcionarios del Gobierno. No es posible entender el movimiento social formado por la
UOBDS sin hacer referencia a estos tres niveles de acción simultáneos y operantes.
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El resultado del conjunto de procesos y combinaciones de acción que da forma a los movimientos
contemporáneos dan cuenta de un modelo funcionamiento en donde es posible reconocer dos polos
(Melucci, 1996) simultáneos. Uno de “latencia” conformado por una “red de pequeños grupos
sumergidos en la vida cotidiana” (op.cit p .146) que “experimentan” una producción cultural
consistente en la producción de códigos diferentes a los que prevalecen en la sociedad y, por lo
tanto un desafío a las presiones dominantes. En el caso de las más de doscientas organizaciones de
base en torno a la problemática del hábitat que establecen relación con núcleos profesionalizados
de organizaciones no gubernamentales, desarrollan sentidos de pertenecía a múltiples espacios y
grupos que trabajan en condiciones sociales similares. Se plantean objetivos comunes que se
constituyen de manera particular, de acuerdo a los problemas y procesos territoriales específicos,
aunque no obstante generan un circuito de intercambios sociales y de información que circulan en
la trama de la red cuya interpretación y reflexión proporciona sentido de unidad.
Las características barriales y territoriales de cada grupo en particular implica que la red se sostiene
en base a esfuerzos parciales de los actores en referencia a su vida cotidiana, trabajo, y otros
sistemas de relaciones ; no obstante ello se produce una implicancia personal que compromete la
afectividad y efectividad solidaria entre los participantes en esta red. Reconocimiento interno como
base del sentido de pertenencia.
El otro polo de la acción, en estrecha conexión con el polo de latencia es el momento de emergencia
a los fines de enfrentar a la autoridad política. En estos casos la movilización implica varios
significados simultáneos porque mientras se oponen a las tomas de decisiones del poder político o
las lógicas que las guía, también se dirigen a toda la sociedad, se publicita y se muestran las
relaciones a entre un problema concreto, localizado y la lógica del sistema. También en
simultáneamente propositiva y demuestra que hay formas alternativas y culturalmente innovadoras
en relación con el poder. A nivel de la relación entre ambas fases de la acción favorece la
coordinación y la demanda conflictiva.
La relación entre ambas fases dentro un relación del movimiento con los sistemas políticos,
superan la fase instrumental y prevalecen las dimensiones simbólicas. Por medio de este
intercambio y confrontación se generan condiciones para el desarrollo de la autonomía de los
movimientos frente al sistema a partir de la apreciación de las distancias con el poder y la
reafirmación de aquellas áreas en donde es posible preservar la autonomía, dotar de contenido a los
objetivos que se persiguen y anticipar los cambios que se persiguen. De esta manera se hace visible
el poder y la asimetría que los separa (Melucci 147)
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A lo largo de esta ponencia, abordamos ciertas dimensiones relevantes del proceso de construcción
del movimiento UOBDS con el objetivo de mostrar las estrechas interrelaciones entre las
experiencias grupales y organizativas territoriales y la emergencia de los nuevos movimientos
sociales. La combinación de matrices de pensamiento resignificadas en un momento histórico dado;
las dimensiones sociales ligadas a la esfera de la vida cotidiana, la formación de grupos y
organizaciones de base territorial que implican fuertes inversiones organizativas y emocionales , la
producción cultural de elementos antagónicos cercanos a la experiencia directa de los participantes
y la intención de develar las distancias con el poder y el tipo de códigos dominantes, constituyen
factores relevantes a la hora de favorecer la persistencia de tendencias críticas que promuevan la
transformación y la equidad y los derechos sociales en ámbitos democráticos pos dictatoriales.
Otras formas de relacionar lo político y lo social.
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integran la unión de organizaciones de base por los derechos sociales. Investigación e informe.
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