Aldean Morales Maruja Yelena

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UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA

La Universidad Católica de Loja

ÁREA SOCIO-HUMANÍSTICA

TITULACIÓN DE MAGÍSTER EN LITERATURA INFANTIL Y


JUVENIL

La cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda


Heredia, a través del análisis narratológico de sus novelas juveniles:
Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad

TRABAJO DE FIN DE MAESTRÍA

AUTORA: Aldeán Morales, Maruja Yelena


DIRECTOR: Delgado Santos, Segundo Francisco, Mg.

CENTRO UNIVERSITARIO
QUITO
2014
APROBACIÓN DEL DIRECTOR DEL TRABAJO DE FIN DE
MAESTRÍA

Magíster.

Segundo Francisco Delgado Santos

DIRECTOR DEL TRABAJO DE FIN DE MAESTRÍA

De mi consideración:

El presente trabajo de fin de maestría: “La cosmovisión en la construcción de los


personajes de María Fernanda Heredia, a través del análisis narratológico de sus
novelas juveniles: Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la
soledad”, realizado por la profesional en formación: Maruja Yelena Aldeán Morales, ha
sido orientado y revisado durante su ejecución, por cuanto se aprueba la presentación del
mismo.

Quito, julio de 2014

f)……………………………

ii
DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y CESIÓN DE DERECHOS

Yo, Aldeán Morales, Maruja Yelena, declaro ser autora del presente trabajo de fin de maestría:

“La cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda Heredia, a través

del análisis narratológico de sus novelas juveniles: Cupido es un murciélago, El club

Limonada y El puente de la soledad” de la Titulación de Maestría en Literatura Infantil y

Juvenil, siendo el Mg. Segundo Francisco Delgado Santos, director del presente trabajo; eximo

expresamente a la Universidad Técnica Particular de Loja y a sus representantes legales de

posibles reclamos o acciones legales.

Además, certifico que las ideas, conceptos, procedimientos y resultados vertidos en el presente

trabajo investigativo, son de mi exclusiva responsabilidad.

Adicionalmente, declaro conocer y aceptar la disposición del Art. 67 del Estatuto Orgánico de

La Universidad Técnica Particular de Loja que, en su parte pertinente, textualmente dice:

“Forman parte del patrimonio de la Universidad la propiedad intelectual de investigaciones,

trabajos científicos o técnicos y tesis de grado que se realicen a través, o con el apoyo

financiero, académico o institucional (operativo) de la Universidad”

f...............................................................

Autora: Aldeán Morales, Maruja Yelena


Cédula: Nº 1708480957

iii
DEDICATORIA

Este trabajo está dedicado a mis dos grandes amores, mis hijos Mauricio y David, a la luz

que me dieron al nacer; a mis padres, principio y fin de mi existencia, y a mis dos

hermanos, Luis y Patricio, verdaderos ángeles tutelares de mi vida.

Para Uds., con amor, el fruto de mi mayor pasión: la literatura.

iv
AGRADECIMIENTO

El obtener un nuevo título no solo consiste en superarse académicamente, sino en innovarse

para servir a la patria desde la docencia.

Mi eterno agradecimiento es para Dios, cuyo amor hacia él me fue inculcado por mis padres,

Luis y Maruja. Él ha estado conmigo en cada logro, en cada obstáculo: “Su fe me ha salvado”.

Como maestrante, es mi deseo dejar constancia de mi gratitud a la UNIVERSIDAD TÉCNICA

PATICULAR DE LOJA, a sus directivos y cuerpo docente, que incentivan en nosotros el deseo

de auto superarnos.

En especial, quiero rendir tributo a la calidad humana, a la preparación académica y a la

sapiencia del Mg. Francisco Delgado Santos quien, con su natural calidez, ha sabido brindarme

ayuda necesaria.

v
ÍNDICE DE CONTENIDOS

CARÁTULA……………………………………………………………………………………..………………i

APROBACIÓN DEL DIRECTOR DEL TRABAJO DE FIN DE MAESTRÍA…..................................... ii

DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y CESIÓN DE DERECHOS.............................................................iii

DEDICATORIA…………………..…………………..…………………………………..…………………...iv

AGRADECIMIENTO...........................................................................................................................v

ÍNDICE DE CONTENIDOS.................................................................................................................vi

RESUMEN……………………………………………………………………………………..………………1

ABSTRACT…………………………………………………………………………………………………….2

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………………...3

CAPÍTULO I

MARÍA FERNANDA HEREDIA COMO NARRADORA DE LA LIJ CONTEMPORÁNEA……………..7

1.1 La obra de María Fernanda Heredia como parte del boom de la nueva
narrativa juvenil ecuatoriana……………………………………………………12

1.2 La narrativa juvenil de María Fernanda Heredia…………………………………16

1.2.1. Breve semblanza de la autora………………………………………………19

1.2.2. Obra narrativa…………………………………………………………………20

1.2.3. Premios y reconocimientos………………………………………………….21

CAPÍTULO II

ESTUDIO DE LA COSMOVISIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PERSONAJES DE MARÍA


FERNANDA HEREDIA, A TRAVÉS DEL ANÁLISIS NARRATOLÓGICO DE TRES OBRAS
JUVENILES…………………………………………………………………………………………………..23

2.1. Análisis narratológico de Cupido es un murciélago……………………………..28

2.1.1. Estructura textual…………………………………………………………28


2.1.2. Argumento………………………………………………………………..32
2.1.3. Narrador…………………………………………………………………...34
2.1.4. Personajes………………………………………………………………...37
2.1.5. Tiempo…………………………………………………………………….51
2.1.6. Espacio…………………………………………………………………….54
2.1.7. Tono………………………………………………………………………..57
2.1.8. Colofón…………………………………………………………………….59

vi
2.2. Análisis narratológico de EL CLUB LIMONADA…………………………………63

2.2.1. Estructura textual…………………………………………………………63


2.2.2. Argumento……………………………………………………………… 69
2.2.3. Narrador…………………………………………………………………...70
2.2.4. Personajes………………………………………………………………...73
2.2.5. Tiempo…………………………………………………………………….83
2.2.6. Espacio…………………………………………………………………….85
2.2.7. Tono……………………………………………………………………….87
2.2.8. Colofón……………………………………………………………………90

2.3. Análisis narratológico de EL PUENTE DE LA SOLEDAD……………………...93

2.3.1. Estructura textual…………………………………………………………93


2.3.2. Argumento………………………………………………………………...94
2.3.3. Narrador…………………………………………………………………...95
2.3.4. Personajes……………………………………………………………….100
2.3.5. Tiempo…………………………………………………………………...128
2.3.6. Espacio…………………………………………………………………..131
2.3.7. Tono………………………………………………………………………136
2.3.8. Colofón…………………………………………………………………...140

CAPÍTULO III

ELEMENTOS CONSTANTES EN LA CONSTRUCCIÓN DE PERSONAJES


NOVELESCOS…………………………………………………………………………………..145

Conclusiones…………………………………………………………………………………….163

Recomendaciones………………………………………………………………………………168

Referencias Bibliográficas……………………………………………………………………..

Anexos……………………………………………………………………………………………

Proyecto de Tesis………………………………………………………………………………

vii
RESUMEN

La investigación titulada “La cosmovisión en la construcción de los personajes de María

Fernanda Heredia, a través del análisis narratológico de sus novelas juveniles: Cupido es un

murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad” parte del estudio de la temática

privativa de la Literatura infantil y Juvenil en Ecuador y en el mundo, hasta llegar a la

literatura de la posmodernidad, que indaga en nuevos espacios narrativos. En nuestro país,

aborda la narrativa de María Fernanda Heredia, que es parte del boom de los noventa.

La forma en que esta autora quiteña construye sus personajes es el eje central de la

presente investigación. Por medio del análisis narratológico, que toma en consideración

aquellos elementos que contribuyen a la configuración de sus personajes como son:

narrador, tono, espacio y tiempo, se establece que el maniqueísmo es la filosofía que da

origen a la creación de argumentos y personajes heredianos.

PALABRAS CLAVES: Boom - Personajes – Maniqueísmo.

1
ABSTRACT

The investigation titled “The cosmovision in the construction of the personages of Maria

Fernanda Heredia, through narratologico analysis of its youthful novels: Cupido is a bat,

The club Lemonade and The bridge of the solitude” part of the study of the thematic one is

based on the study of the thesis statements related to children and teens´literature, which

seeks for new narrative spaces, not only in Ecuador but, in the world.

The way Maria Fernanda Heredia build her characters is the main point of this

investigation. She considers those elements that contribute to her personages

configuration through narrative analysis, like narrator, tone, space and time; it is

established that originates arguments and heredian characters.

Key words: Boom - Characters - Maniqueísmo

2
INTRODUCCIÓN

El objetivo que guio nuestra investigación de carácter cualitativo fue


caracterizar a los personajes de María Fernanda Heredia, con el fin de evaluar los
elementos recurrentes en su construcción, para establecer la ideología que sirvió
de base en la construcción de sus héroes y heroínas.

Tal preocupación intelectual se suscitó debido a que, a través de los libros, los
escritores son transmisores en potencia de una cosmovisión, de una forma de ver
la vida y sus circunstancias, que contribuye en la formación de sus potenciales
lectores que, en primer término, acceden a sus historias. Con el fin de lograr el
divertimento, con la premisa de que leer es un placer o inducidos a ello por un
mediador de lectura que da por hecho que, en sus páginas, encontrará el niño o
el joven no solo una manera de recrearse, aprenderá este receptor una lección de
vida.

Si la forma de ver el mundo de un emisor en potencia, como es el autor, es fiel


a la realidad, se plantea como verosímil y auténtica, permitirá al lector no solo el
conocimiento de una historia de su interés, sino la lectura del mundo a través de
los ojos de un adulto, con muchas más armas de persuasión que cualquiera de
sus pares.

Esta forma de concebir el papel del escritor nos pone frente a un dilema ético
que ha preocupado por generaciones a los intelectuales del mundo: ¿el escritor
debe estar al servicio de la sociedad y sus valores, que deben ser planteados a
través de sus historias?

Definitivamente, la literatura no nació para estar al servicio de la pedagogía. Es


un arte que procura el deleite a través de la palabra; pero el escritor no puede
desconocer el poder que tiene como transmisor de cultura; por tanto ningún
escritor puede eludir el compromiso ético que adquiere frente al niño y al joven

3
cuando imagina una historia, cuando sus “criaturas de papel” se incorporan al
imaginario del niño y del joven:

La obra de arte literario es un hecho estético, pero al mismo tiempo,

semántico –es bella en su modo de significar: sonidos sin sentido están

más allá de los límites de la literatura-; y, por ello, es también histórico –

cualquier significación, por mínima que se la conciba, se inserta en un

contexto histórico, para recibir de él sentido y para dárselo-. Ahora bien, si

un hecho humano aporta sentido a la historia, queda, sin más,

comprometido. Y compromete a cuantos toman parte en él. Y no hay otra

manera de pensar ese comprometimiento que como algo ético. (Rodríguez,

1981: 291)

El establecimiento de este compromiso ético solo puede ser advertido mediante

el estudio de la construcción de personajes que, a través de sus palabras y

acciones, evidencian una forma de concebir el mundo que el niño o adolescente,

con su latente inexperiencia, asumen como real. Estos personajes se estructuran

también en un tiempo y en un espacio determinados por el escritor. El narrador

hará gala de su concepción del mundo al elegir el punto de vista desde el cual se

recreará la historia; escogerá los tonos adecuados y los ejes argumentales que

correspondan a su particular cosmovisión. Como hablante, empleará la función

comunicativa en provecho de sus propias expectativas respecto a su obra.

Por las razones explicadas, en la presente investigación son empleados tres

niveles de análisis, propuestos por Fanuel Hanán Díaz en Análisis de obras

contemporáneas de la Literatura Infantil y Juvenil (2012):

4
I. Un nivel descriptivo, en el que se hace un recuento de la vida y de la

producción literaria del autor, cuya obra se pretende estudiar.

El nivel descriptivo corresponde en la presente investigación al Capítulo

Primero: María Fernanda Heredia como narradora de la LIJ Contemporánea. En

este nivel, se enmarca su producción en la nueva narrativa infantil y juvenil

universal y ecuatoriana. Adicionalmente, el nivel descriptivo comprende la breve

referencia a la estructura textual y la síntesis del argumento que se realiza en tres

obras narrativas juveniles, Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente

de la soledad, al inicio de cada análisis narratológico del Capítulo Segundo.

Esta referencia tiene como objetivo el permitir al lector una aproximación al

contenido de la misma, que facilite su ingreso al segundo nivel de análisis.

II. Un nivel interpretativo desentraña las claves sobre la particular construcción de

los personajes; los configura a partir de sus diálogos y actuaciones “…el personaje

debe ir cobrando entidad, presencia, vida a través de la acción.” (Rodríguez, 1981:

242). Además, el nivel interpretativo contempla el análisis de otros elementos

narratológicos, que contribuyen a su conformación como entelequias.

El nivel interpretativo se efectúa en el Capítulo II, que se titula Estudio de la

cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda Heredia, a

través del análisis narratológico de tres obras juveniles. En este capítulo, se

caracteriza a sus personajes en base a su interactuación en un tiempo y en un

espacio, por medio de la intervención de un narrador que veladamente impone sus

puntos de vista y selecciona el tono desde el cual relatará la historia.

5
El Capítulo Segundo es prolífico en citas textuales, que confirman la validez de

los juicios vertidos por el investigador.

III. Un nivel crítico se desarrolla en un Colofón al final del análisis de cada

obra narrativa del Capítulo II y en el Capítulo Tercero, titulado Elementos

constantes en la construcción de personajes novelescos.

Tanto el colofón como el análisis contrastivo implican una evaluación, un

determinar qué aspectos son acertados o no en la construcción verosímil de los

personajes de las obras señaladas.

Como puede concluirse, los tres niveles de análisis se desarrollan a la par en

las tres obras seleccionadas. Una vez finalizados los análisis parciales en el

Capítulo Segundo, en el Tercero se desarrolla un análisis contrastivo ,con el fin de

establecer si las entelequias creadas por la narradora quiteña contribuyen a crear

en los adolescentes contemporáneos ese “sentido profundo de la vida” del que

nos hablara el gran escritor ecuatoriano Hernán Rodríguez Castelo en Claves y

secretos de la Literatura Infantil y Juvenil (1981), en consonancia con el crítico

Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los cuentos de hadas (2001):

La idea de que el aprender a leer puede facilitar, más tarde, el enriquecimiento

de la propia vida se experimenta como una promesa vacía si las historias que el

niño escucha, o lee en este preciso momento, son superficiales: Lo peor de

estos libros es que estafan al niño lo que este debería obtener de la experiencia

de la literatura: el acceso a un sentido más profundo, y a lo que está lleno de

6
significado para él, en su estadio de desarrollo. [El subrayado es nuestro]

(Bettelheim, 2001: 10)

Hacer una crítica seria, a nuestro parecer, no consiste en ensalzar el

virtuosismo de un autor de prestigio. Compartimos con el erudito Fanuel Hanán

Díaz la intención que debe guiar a todo crítico: “El análisis más equilibrado es

aquel que pondera los elementos, los hace visibles y sopesa el carácter de un libro

por su fuerza, sus particularidades y sus posibles desaciertos.” (Díaz, 2012: 25)

7
CAPÍTULO I

MARÍA FERNANDA HEREDIA COMO NARRADORA DE LA LIJ


CONTEMPORÁNEA

8
Durante mucho tiempo en el campo del arte, los intelectuales se preguntaron si

existía una literatura infantil y, por extensión, una literatura juvenil. Juan Cervera

(1984) afirma que las dudas sobre la existencia de la LIJ se relacionan con tres

puntos fundamentales:

1) La Literatura Infantil y Juvenil es “insignificante en cantidad y deleznable en

calidades.”(Cervera, 1984:13)

2) Se ha considerado “que no es infantil, o sea que es inapropiada para los

niños” (Cervera, 1984: 13)

3) Se ha afirmado simplemente que “no es literatura.” (Cervera, 1984: 14)

Numerosos escritores, editores y críticos en un sinnúmero de congresos,

estudios y ponencias han descartado tal falacia. Entonces se impone un concepto

como el que formulara el crítico Hernán Rodríguez Castelo en Claves y secretos

de la Literatura Infantil y Juvenil: “Literatura infantil y juvenil es la literatura

(literatura sin más) a la que tienen acceso placentero, enriquecedor y liberador

niños y jóvenes.” (Rodríguez, 1981: 13.)

La literatura infantil no nació con la aparición del libro. Cuando el ser humano

incursiona en el mundo, lo explora, lo vulnera y entabla una lucha feroz por la

posesión de territorio. Al calor de las batallas, se gestan los superhombres. Al

calor del fuego, debieron germinar los primeros versos épicos que engrandecían a

los héroes, que los recreaban como inmortales.

El ser humano desconocía el alfabeto. Entonces el verso que, por la

musicalidad de su forma, facilitaba la memoria, era el refugio de sus leyendas y

9
mitos. Estas historias se transformarían en lo posterior en cuentos populares, que

han enriquecido las tradiciones de todos los pueblos:

Estas versiones, aligeradas y abreviadas en sus detalles, dieron lugar a lo

que Rodríguez Almodóvar ha definido como “el hecho cultural vivo más

antiguo, el más extendido sobre el planeta y el que peor trato ha recibido

por parte de la cultura de clase”, es decir, el cuento popular”. (Rodríguez

citado por Garralón, 1981: 12)

Con el advenimiento de la escritura, el ser humano recrea las representaciones

de su mundo en pequeñas grafías. La narración abandona la oralidad y el verso se

torna prosa.

En 1496, Johann Gutenberg daría a conocer en Europa un invento que

cambiaría para siempre la forma de difusión de las ideas del ser humano: la

imprenta. En esta época, los pocos libros que se producían estaban dedicados a

las clases privilegiadas. Los niños de la nobleza accedían a los denominados

“libros de instrucción”.

Por largos siglos la literatura destinada a los niños estuvo al servicio de la

pedagogía. Incluso en el Orbis sensualim pictus (1658), considerada la primera

obra impresa para niños, se advierten principios innovadores de corte pedagógico,

que retomaría más tarde Montessori.

Entre la pedagogía, la intención moral y la religión se abrió paso en el Siglo

XVII un movimiento decisivo en la literatura infantil: los recopiladores de la

tradición de los cuentos de hadas; pero estos libros contenían muchas veces un

lenguaje recargado, complejo, lejano al entendimiento de los niños; provenían de

10
compiladores como Basile, Perrault y Beaumont, cuyo único cuento que ha

quedado para la posteridad es La bella y la bestia por “sus ricas posibilidades

narrativas y altos valores simbólicos.” (Rodríguez, 1981: 63)

Desde la filosofía, con John Locke en Inglaterra y Rousseau en Francia, se

hace un llamado para establecer una educación menos rígida, más lúdica, que

evitara el castigo corporal. Inspirado en las ideas progresistas de Rousseau,

Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe, que sería parte de los libros de los que se

apropiarían los niños. Este libro “fascina a todos porque contiene las preguntas

básicas sobre el sentido de la vida, además de permitir una rápida identificación

entre los niños, habituados a ser “robinsones” en sus juegos al investigar,

desmontar y reconstruir la realidad.” (Garralón, 2001:27)

Con el advenimiento del Romanticismo, las hadas que fueron denostadas por

mucho tiempo, alcanzarían inusitada popularidad. Los románticos apreciaban en

los cuentos de hadas las claras raíces de su identidad. Los hermanos Grimm las

recuperaron debido a su pasión por la filología. Hans Christian Andersen, con

creaciones propias y compilaciones, alcanzó un éxito inaudito: “No se engañen los

niños –dice Paul Hazard-; en esos bellos cuentos (de Hans Christian Andersen) no

se encuentran solo deleite, sino también la ley de su ser y el sentido del gran

papel que habrán de representar en la vida” (Hazard, citado por Garralón, 2001:

42)

En el Romanticismo, Inglaterra siguió siendo el país de las novelas de

aventuras en que se destacaría Robert Louis Stevenson y Francia tuvo como

representante genial a Julio Verne. El Realismo haría su ingreso a mediados del

Siglo XIX. Autores como Charles Dickens instauran en la Literatura la denuncia


11
social. Sus personajes encontrarían equivalentes en el norteamericano Mark

Twain. Libros maravillosos iniciaron su periplo como aventuras de tinte simbólico,

que buscaron en la infancia el paraíso perdido: Alicia en el país de las maravillas y

Peter Pan se convertirían en íconos, cuya imagen no se ha deteriorado con el

tiempo.

Paralelamente se desarrollaba a finales del Siglo XIX e inicios del XX la

llamada “novela para niñas” (Garralón, 2001: 91). La condesa de Ségur, Louise

May Alcott, Laura Ingalls Wider y Johanna Spyri recrearían personajes femeninos

con roles protagónicos en ambientes sobre todo campesinos y domésticos.

Con el Siglo XX, denominado “el siglo de los niños” (Peña, 2010: 23), surge

una nueva concepción de la infancia, inspirada en los estudios del psicólogo y

filósofo suizo Jean Piaget. El niño ya no es un adulto en miniatura y en el arte

literario alcanza inusitado protagonismo:

Los niños tuvieron a partir de principios de siglo la voz para presentar el

mundo de los adultos. Protagonistas ingenuos de historias familiares,

mostraban con ellas las contradicciones de la sociedad en que vivían. El

éxito de estos libros provocó que se sucedieran las series con un mismo

niño o niña como protagonistas.” (Garralón, 2001: 94)

Con los niños como narradores de su propio mundo de fantasías, decepciones

y sueños, enfrentados muchas veces a un adulto en el que no se reconocen como

humanos, surgen héroes y heroínas poco ortodoxos como Papelucho de Marcela

Paz y Celia de Elena Fortún. Son irreverentes como Pippi Calzaslargas y

Guillermo de Richmal Crompton; buscan retraerse en su propio mundo como

Matilda de Roald Dahl; encuentran en la pandilla su forma de escapar de la


12
sociedad que cuestionan como Los muchachos de la calle Pal. También son

“niños-hombres” que cuestionan las contradicciones humanas como El principito.

Por otra parte, persiste en el Siglo XX, un rezago del romanticismo: el regreso a

la naturaleza y la valoración del paisaje nativo. En esta temática son

representativos La llamada de la selva, El maravilloso viaje de Nils Holgersson, El

viento en los sauces, Dr. Dolittle y Babar. En América Latina, destacan las

narraciones sobre la selva de Misiones escritas por Horacio Quiroga.

La Literatura Infantil y Juvenil contemporánea deja atrás los temas

convencionales y aborda con soltura temáticas para un receptor de la llamada

sociedad posmoderna, como el tratamiento de las relaciones homosexuales, la

desviación de la familia prototípica, el rechazo al autoritarismo, la defensa de las

minorías, los conflictos psicológicos, la transgresión de las normas sociales, la

muerte prematura, entre otros.

La creación de entidades internacionales como IBBY (International Board on

Books for Young People), organización que entrega el Premio Hans Christian

Andersen al mejor relato producido para el público infantojuvenil, y su filial en

Ecuador, Girándula, se interesan en la calidad de los libros destinados a este

receptor. En el caso de Girándula, uno de sus objetivos es: “Favorecer el

acercamiento de libros de literatura infantil y juvenil hacia el público, de manera

que se conviertan en importantes aliados de niños, niñas, adolescentes y jóvenes

en su proceso de crecimiento humano” (www.girandula.org)

María Fernanda Heredia, cuyos libros juveniles Cupido es un murciélago, El

club Limonada y El puente de la soledad son motivo de nuestra investigación, es

producto de una nueva generación de escritores ecuatorianos, que Leonor Bravo


13
Velásquez califica como “la década de los noventa, período de apertura” (Bravo,

2013: 26). Es una literatura que se aleja de la intención didáctica y moralista,

propia de la imitación de fuentes europeas, y hace énfasis en la calidad literaria y

artística.

1.1. La obra literaria de María Fernanda Heredia como parte del

“boom” de la Nueva Narrativa Juvenil ecuatoriana

Una auténtica literatura infantil debe ofrecer a los niños la oportunidad de

convertirse en protagonistas de su propia historia, y no en entes pasivos y

acríticos –que todo lo engullen y nada lo digieren (sub-entes, más bien,

inmersos en el espejismo proyectado por el trastocamiento de valores…”

(Delgado, 1983: 35)

En los estudios críticos Ecuador y su Literatura Infantil e Historias a dos voces.

Literatura y plástica para niños y jóvenes en el Ecuador, tanto el maestro

Francisco Delgado Santos como la escritora Leonor Bravo Velásquez realizan una

investigación de la producción literaria destinada a público infantil.

Francisco Delgado Santos (1983), en su estudio de la evolución de la literatura

infantil ecuatoriana, establece tres etapas de producción:

a) La Edad Oscura: Ofrece “un panorama desolado y desolador”. En esta etapa

aparecen escasos villancicos de Xacinto de Evia y fábulas de Rafael García

Goyena, poeta afincado en Guatemala. Este “hondo vacío” debió llenarse con

14
relatos traídos de España y su contenido estuvo en consonancia con el didactismo

imperante en los siglos coloniales.

b) Etapa de Formación: En la primera mitad del Siglo XX (1900-1954) ilustres

literatos, cuyos escritos estaban destinados a público adulto, vuelven sus ojos a

los niños. Escriben para ellos Manuel J. Calle, Manuel Agustín Aguirre y Gustavo

Alfredo Jácome. Entre 1954 y 1970, destacan críticos pioneros e impulsores de la

LIJ ecuatoriana como Darío Guevara Mayorga y Manuel del Pino Icaza. Se suman

a estos escritores otros grandes de la literatura ecuatoriana como Hernán

Rodríguez Castelo, Eugenio Moreno Heredia y Teresa Crespo de Salvador, entre

otros.

c) Etapa de Consolidación: A partir de 1970 “arranca y se prolonga hasta nuestros

días el más rico, significativo y trascendente período de toda la historia de la

literatura infantil ecuatoriana” (Delgado, 1983: 83). El género despunta,

promocionado por concursos, premios y otros estímulos que fomentan una

verdadera eclosión de la Literatura Infantil y Juvenil Ecuatoriana.

Las editoriales promocionan una nueva forma de concebir a esta literatura, el

estado instaura políticas para el fomento del arte infantil. Todo clama a favor de

“remediar de manera integral las precarias condiciones de la vida cultural del niño”

(Delgado, 1983:85). Descuellan en esta etapa además de los narradores de la

anterior, Carlos Carrera y el mismo Francisco Delgado Santos.

El narrador y crítico de origen cuencano, Francisco Delgado Santos, reconoce

en la presentación que hace del libro Análisis de textos representativos de la

15
Literatura Infantil y Juvenil del Ecuador, título con el que la Universidad Técnica

Particular de Loja publica en 2013 Historia a dos voces, que Leonor Bravo

Velásquez vino a completar y a enriquecer el estudio iniciado por él.

En este libro se consideran precursores, además de los mencionados por

Francisco Delgado Santos, a Florencio Delgado, su padre, y a los destacados

Adalberto Ortiz, precursor de la Literatura de la Negritud, y al poeta Jorge Carrera

Andrade.

A partir de la década de los 80, se mencionan a otros escritores de la talla de

Alfonso Barrera Valverde y a Monseñor Leonidas Proaño. Se hacen nuevas

referencias a Carlos Carrera y a Teresa Crespo de Salvador; se incluyen a Sarah

Flor Jiménez, Wilson Hallo y Fausto Segovia Baus, además de una serie de

antropólogos e historiadores que han recopilado narraciones de la tradición oral

del Ecuador.

Es en la década del 90, que algunos críticos denominan “boom” de la literatura

infantil y juvenil ecuatoriana y Leonor Bravo Velásquez (2013) prefiere denominar

“período de fortalecimiento” porque “se trata ya de una auténtica literatura con

valores estéticos claros, que está encontrando una voz propia y da cuenta de las

particularidades de la sociedad en que se gesta” (Bravo, 2013: 44).

Junto a los grandes de las etapas anteriores (Delgado Santos, Rodríguez

Castelo), autores de tradición en la literatura nacional inician su periplo como

narradores de la LIJ con gran éxito, tales como Alicia Yánez Cossío, Abdón

Ubidia, Eliécer Cárdenas y Jorge Dávila Vásquez.

16
La década del 90 incorpora también a nuevos autores y autoras que han

llegado para quedarse; es el caso de María Fernanda Heredia, Edna Iturralde,

Leonor Bravo, Soledad Córdova, Ana Carlota González, Juana Neira, Mónica

Varea, Lucrecia Maldonado, Graciela Eldredge, Xavier Oquendo, Alejandro

Ribadeneira, entre otros. Han surgido figuras novísimas como Solange Viteri y

Cecilia Velasco.

El famoso “boom” ha trascendido las fronteras patrias. Los premios

internacionales y las ediciones en el extranjero de autoras como Edna Iturralde y

la misma María Fernanda Heredia dan cuenta del enorme éxito editorial de

historias relatadas con notable sencillez; pero con arte y sentido de compromiso

con el destinatario infantil.

1.2. La narrativa juvenil de María Fernanda Heredia

Edgar Allan García, en el artículo titulado La temática de la Literatura Infantil y

Juvenil, publicado como parte del libro Análisis de textos representativos de la

literatura infantil y juvenil (2013), hace un somero recuento sobre la evolución de

los tópicos que se han desarrollado en el país, a partir del inevitable realismo.

García (citado por Bravo, 2013: 15) menciona que en la literatura ecuatoriana

hay quienes realizan una visión sociológica sobre nuestro país, a través de la cual

denuncian la problemática social del subdesarrollo y refiere que otros autores “solo

desean mirar las enormes riquezas paisajísticas, ecológicas y culturales del

Ecuador” (citado por Bravo, 2013: 15). Ambas tendencias encuentran la

17
aprobación del crítico guayaquileño, porque son parte de la complejidad de este

pequeño Ombligo del Mundo en el que cohabitamos habitantes de un abanico

racial y cultural de enorme riqueza en su diversidad.

Edgar Allan García señala que, a través del Grupo de Guayaquil, del Grupo de

la Sierra y de la Literatura de la Negritud, supimos de la denigración del indio, de

la segregación del negro, de la complejidad de la raza montubia, de la explotación

del obrero. Con el realismo, estos personajes dejaron de ser entelequias al estilo

romántico y se constituyeron en parte de “una humanidad desbordada, compleja,

intensa, fogosa, nuestra” (García, citado por Bravo, 2013: 15)

Luego la llamada “literatura para adultos” abandonaría los páramos, las

sabanas, las hondonadas y las selvas para describirnos la soledad urbana. Por el

contrario, la Literatura Infantil y Juvenil volvía a poner sobre la palestra en

narrativa y poesía al hombre y la mujer del campo, a sus historias, sus cantares,

sus sueños; pero también la LIJ incursionaría en temáticas no abordadas

anteriormente:

En el seno de la literatura infantil cupo, a las mil maravillas, la ciencia ficción

al lado de la fantasía más desbocada, la narrativa de terror junto a los

juegos de humor o los juegos de palabras, y la novela de amor frente a un

puñado de símbolos y arquetipos disfrazados de personajes y situaciones

(García, citado por Bravo, 2013: 16)

Por otra parte, Leonor Bravo Velásquez en Análisis de textos representativos

de la literatura infantil y juvenil (2013) juzga como tardío el advenimiento en los

18
años noventa de una nueva literatura de mayor calidad estética, que presenta

mayor variedad temática y cita varios hechos que han dado paso a “la etapa de

expansión que vive el género en la actualidad.” (Bravo, 2013: 26). Entre estos

hechos constan:

a) La creación en 1994 del Plan de lectura, Me gusta leer, por parte del Ministerio

de Educación.

b) La realización en 1995 del Seminario Internacional de ilustración de literatura

infantil, organizado por la Asociación de Diseñadores Gráficos.

c) La publicación en 1995 de la revista Ser Niño en la que se inician numerosos

escritores de la nueva LIJ ecuatoriana.

d) La publicación en 1996 del libro De pesebres, poemas y piruetas por parte de

UDELI, Unión de Escritores y Escritoras de Literatura Infantil. Esta fue una cuidada

edición de cuentos y poesía de numerosos escritores, con la participación de los

más connotados ilustradores del momento.

A partir de estos hechos, la producción literaria cuyo destinatario es el público

infantil y juvenil no solamente ha tenido una producción de calidad, sino que esta

ha sido muy nutrida.

A pesar de que, según Leonor Bravo, el tratamiento de lo intercultural es “la

veta más rica de nuestra literatura” (Bravo, 2013: 27), en la prosa de María

Fernanda Heredia no se advierte esa mirada nostálgica al rico folclor ecuatoriano,

ni la búsqueda de identidad en el mestizaje:

Sus obras, ubicadas dentro de las llamadas “historias de colegio”, abordan

los conflictos y temores de los niños y jóvenes ligados a la construcción de

la identidad, la aceptación de sí mismos, los complejos, la relación con el


19
otro y la memoria. Su literatura presenta historias intimistas que narran, a

través del humor, vivencias como el amor, el desamor, la amistad, la

tristeza o la soledad. (Bravo, 2013: 32).

Los personajes de María Fernanda Heredia son niños del entorno urbano, que

podrían vivir en cualquier lugar de Hispanoamérica. Sus héroes son adolescentes

promedio, que se enfrentan a un medio de tendencia hostil y logran alcanzar la

felicidad.

1.2.1. Breve semblanza de la autora

Al iniciar nuestro estudio sobre la cosmovisión en la construcción de los

personajes de María Fernanda Heredia expondremos una breve semblanza de la

escritora:

María Fernanda nació en Quito en 1970. Inició su carrera en el mundo de la

Literatura como diseñadora gráfica e ilustradora. Según la maestra Patricia Albuja

Maldonado (2010), el ilustrador Ziraldo Alves Pinto, brasileño del estado de Minas

Gerais, fue quien impulsó a la narradora quiteña en el afán de escribir. La

escritora, que había enseñado sus relatos y diseños a Ziraldo, le oyó decir “que no

perdiera el tiempo dibujando y que se dedicara a escribir.”

http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/2026/1/tle164.pdf

Fiel a este consejo, la actividad literaria de María Fernanda comenzó en 1994,

sin dejar de incorporar algunos diseños a sus propios libros; por tanto, muchas

20
veces sus paratextos conllevan la visión de la escritora sobre distintos pasajes y la

descripción física de algunos personajes.

Desde entonces, María Fernanda ha destinado su tiempo a la elaboración de

cuentos y novelas dirigidas al público infanto-juvenil:

Me interesa la posibilidad de escribir sobre los temas más profundos del ser

humano y hacerlo a través de dos lenguajes universales: el humor y el amor.

Me gusta escribir historias de gente común y hacer de lo cotidiano algo que

merezca la pena ser retratado. (Rocinante, 2008: 14)

1.2.2. Obra narrativa

Es muy difícil clasificar la obra de María Fernanda Heredia en base al

destinatario. Si bien es cierto hay obras de temática infantil, los adultos nos hemos

emocionado con ellas, tal es el caso de ¿Cómo debo hacer para no olvidarte?

(1997), que retrata una de las más tristes experiencias humanas: el decir adiós.

Hay otras dedicadas al público juvenil, que disfrutan por igual niños y

adolescentes de edades muy variadas; entre ellas está El club limonada (2007).

De todas formas, lo valioso de la lectura de las obras de esta autora de la LIJ es

que ningún lector lee sus obras sin que le deje algo en la memoria del corazón.

Las obras que pertenecen a María Fernanda Heredia son:

 Gracias (1997)

 ¿Cómo debo hacer para no olvidarte? (1997)

 El regalo de cumpleaños (2000)

21
 ¿Hay alguien aquí? (2001)

 Amigo se escribe con H (2001)

 Se busca Papá Noel, se busca príncipe azul (2003)

 El oso, el mejor amigo del hombre (2003)

 Por si no te lo he dicho (2003)

 El premio con el que siempre soñé (2003)

 Cupido es un murciélago (2004)

 Is somebody here? (2005)

 El contagio (2005)

 ¿Quieres saber la verdad? (2006)

 Fantasma a domicilio (2006)

 Hay palabras que los peces no entienden (2006)

 ¿Dónde está mamá? (2007)

 El club Limonada (2007)

 Operativo corazón partido (2009)

 El puente de la soledad (2009)

 Foto estudio corazón (2009)

 Hola, Andrés, soy María otra vez...(2010)

 Patas arriba (2010)

 Yo nunca digo adiós (2011)

22
1.2.3. Premios y reconocimientos

Gracias a muchos de esos relatos y a las ilustraciones que María Fernanda

Heredia ideó para embellecerlos, su labor ha logrado ser reconocida en el país y

en el exterior:

La autora se ha hecho acreedora del Premio Darío Guevara Mayorga en cuatro

ocasiones: “en el año 1997 por Gracias por ilustración, y con Cómo debo hacer

para no olvidarte por narración; en el año 2003 con Amigo se escribe con H, y en

el año 2005 con El contagio.” (Bravo, 2013: 138).

Otros premios alcanzados son el Premio Benjamín Franklin con Por si no te lo

he dicho por diseño de edición. También accedió al Premio Norma-Fundalectura

por Amigo se escribe con H.

23
CAPÍTULO II

ESTUDIO DE LA COSMOVISIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LOS

PERSONAJES DE MARÍA FERNANDA HEREDIA, A TRAVÉS DEL ANÁLISIS

NARRATOLÓGICO DE TRES OBRAS JUVENILES

24
Si partimos de que la literatura tiene como primordial fin el goce estético,

entonces debemos concluir que lo interesa es que el niño y el joven disfruten

de una historia, que se involucren afectivamente en ella, que gocen con la

aventura de leerla; sin embargo, el escritor, el emisor desde el que parte y se

articula la historia, puede caer en “la mayor tentación” que sufre el autor de la

LIJ, en palabras de Juan Cervera (1984), la intención didáctica, el enseñar a

través de la literatura.

Se llega entonces al punto neurálgico: ¿la narrativa ecuatoriana actual

expone, a través de la construcción de los personajes, toda una propuesta

ideológica sobre lo que socialmente es bueno o malo?

Si por una parte el primer objetivo de la LIJ es el goce estético, ¿es válido

que los personajes abandonen la verosimilitud de su caracterización como

virtuales seres humanos, para convertirse en entelequias que representen la

lucha entre valores y antivalores?

Fanuel Hanán Díaz (2012) expresa: “el espacio donde el bien y el mal

comienzan y terminan, forma parte del viaje obligado del héroe en la literatura

clásica.” En base a esta premisa, nuestra investigación se enfoca en un punto:

¿qué características poseen los héroes y los antihéroes en la narrativa de

María Fernanda Heredia? Nos proponemos analizar la cosmovisión que origina

sus entelequias, para dar respuesta a otras interrogantes que se desprenden

de la anterior: ¿sus héroes son perfectos en su concepción y, por tanto,

abanderados del bien? y, por oposición, ¿sus antihéroes actúan como

25
malvados para engrandecer al héroe?, ¿existen reminiscencias del perfil

maniqueo de los cuentos de hadas en sus historias? o ¿el posmodernismo se

abre paso a través del tratamiento de temas narrativos contemporáneos como

la brecha generacional, en la que el adulto es denostado y el joven, con

visibles imperfecciones producto de su natural inmadurez, es engrandecido en

la visión del narrador?

María Fernanda Heredia, en entrevista concedida a Revista Hogar en 2013,

afirmó: “las moralejas me enferman” (Hogar, 2003: 89) y con esta frase

estableció para nosotros una curiosidad científica: ¿Como narradora,

efectivamente ha logrado apartarse del didactismo, no se ha regido a una

convención social, no se ha convertido en una aliada de la domesticación? En

pocas palabras, ¿ha logrado escapar de la tentación de enseñar a través de la

literatura?

Por medio del análisis narratológico, indagaremos en la cosmovisión que da

origen a la construcción de los personajes de Cupido es un murciélago, El club

Limonada y El puente de la soledad, que serán sujetos de nuestra

investigación; estudiaremos, además, los componentes narrativos que

contribuyen a caracterizar al personaje en virtud de sus acciones y de sus

palabras, para establecer finalmente si las historias de María Fernanda Heredia

construyen “ese sentido profundo de la vida”, sin apartarse de la verosimilitud

y siendo fieles al principio del arte por el arte: el uso de la palabra con fines

estéticos:

26
…el lenguaje no retrata simplemente una realidad preexistente, sino que

estructura a esta de modo definido, la interpreta y, partiendo de sus

interpretaciones, construye nuestra realidad en cuanto mundo

configurado por el lenguaje.” (Bollnow, citado por Rodríguez, 1981: 141)

Al iniciar el análisis narratológico de Cupido es un murciélago, El club

Limonada y El puente de la soledad es necesario precisar terminología básica. En

primer lugar, se impone la definición de cosmovisión.

Según Keneth Samples, en su artículo ¿Qué es la cosmovisión?, establece que

este término se deriva de la palabra alemana weltanschauung que “se refiere a un

racimo de creencias que una persona tiene acerca de los conceptos más

significativos de la vida, como Dios, el cosmos, el conocimiento, los valores, la

humanidad y la historia.” (cosasporsunombre2011.wordpress.com)

Todas las personas tenemos una forma de ver, juzgar y analizar el mundo, una

especie de “par de anteojos”. De la forma en que nosotros lo interpretemos

depende nuestra capacidad de tomar decisiones en lo personal, familiar o laboral.

Estas creencias conforman una estructura mental que organiza nuestra propia

forma de percibir el mundo y las diarias vivencias.

Cuando María Fernanda Heredia fue entrevistada por Imaginaria en el 2009,

afirmó: “Quiero que los libros tengan un sentido más allá de la lectura, que puedan

transformar a quien los lee” (Imaginaria, citada por Albuja, 2010: 73)

¿La anterior es una declaración de que la narradora comparte con Rodríguez

Castelo y Bettelheim la intención de comunicar a través de sus historias ese

27
“sentido profundo de la vida”? Como ya expusimos en 1.2., ¿la autora logra

imprimir en sus obras “ese sentido profundo de la vida”, desligándose del antiguo

didactismo?

Se establecerán las conclusiones respectivas, a través del análisis

narratológico, que es una aproximación semiótica a las obras literarias:

La narratología es la teoría de los textos narrativos. Una teoría se define

como un conjunto sistemático de opiniones generalizadas sobre un

segmento de la realidad. Dicho segmento de la realidad, el corpus, en torno

al cual intenta pronunciarse la narratología, se compone de textos

narrativos (…) el análisis narratológico es una descripción de la forma en

que se constituye cada sistema narrativo. (Mieke Bal, 2009: 11)

De la mano de los instrumentos que nos provee la narratología, se pretende

estudiar, a través del análisis prolijo de las palabras y acciones de los personajes,

sus características, creadas de acuerdo a una cosmovisión específica, con el fin

de establecer cómo se enlazan con los ejes argumentales de las obras narrativas.

En definitiva, se partirá del análisis de la construcción de estas entelequias en

base al estudio de elementos narratológicos esenciales como estructura textual,

argumento, narrador, tiempo, espacio, tono, mediante los cuales se analizará la

impronta de una cosmovisión concreta.

Será incluido un colofón al final del análisis narratológico de cada novela, en el

que se establecerán los hallazgos y, después de los análisis parciales, se

estudiará esa clave ética de la que hablara Hernán Rodríguez Castelo: “[…] la

28
literatura llegará a tener cualquier sentido y proyección ética a través del disfrute

del texto. Y de modo primordial en ese disfrute.” (Rodríguez, 1981: 292)

2.1. Análisis narratológico de Cupido es un murciélago

2.1.1. Estructura textual

La novela Cupido es un murciélago tiene señalado en su original Índice (“Como

el dedo índice”) los cinco capítulos en que se subdivide esta original historia de

amor – desamor. Son:

 Javier: Se subdivide a su vez en cuatro apartados.

 Ángeles: Se subdivide en cuatro apartados.

 Isabel: Se subdivide en siete apartados.

 El amor: Se subdivide en siete apartados.

 El final: Es una especie de colofón, que no aparece segmentado.

Al inicio de los cinco capítulos, existe una fotografía escolar en la cual el

nombre del personaje que sirve de título al mismo está retratado mediante una

inmensa caricatura, que no permite vislumbrar el rostro original.

Al abordar el Capítulo titulado Javier, este personaje va encubierto. Aparece

con una careta de prominentes ojos y nariz. Es su historia, caricaturizada como él

29
mismo, la que se expone en la novela. Javier es el crédulo, enfrentado a toda

suerte de indignidades:

. (Heredia, 2005: 11)

En el capítulo Ángeles, ella y Javier aparecen caricaturizados con el enorme

mascarón. Su enfrentamiento es abierto en esta parte de la historia. El narrador

coloca a Javier en la lucha por su consolidación como ser humano, en

confrontación con la falsa imagen de la belleza y del amor.

(Heredia, 2005: 39)

30
Al inicio del capítulo que se titula Isabel, son tres los personajes que se

destacan del grupo escolar por sus originales disfraces. Esta niña se convertirá en

el ángel protector de Javier.

(Heredia, 2005: 61)

En el Capítulo El amor, encontramos encubierta también a la profesora Chelito.

Ella se convierte muchas veces en el actante denominado por Julien Algirdas

Greimas como Ayudante, porque Ángeles, con su hipocresía, buscará herir a

Javier utilizando a su maestra. Ángeles se convertirá en “el mal amor” de Javier.

(Heredia, 2005: 189)

31
En la foto de El final (Quinto Capítulo) solo el rostro de Javier está velado. Ha

sido este personaje, el que después de atravesar por un infierno como un

moderno Dante, ha logrado acceder a la gracia del amor en los brazos de Isabel.

(Heredia, 2005: 139)

En base a este original recurso de diagramación, en la mente del lector se teje

la idea de que el personaje en cuestión existió; su caricaturización hace gala de la

hipérbole e introduce el humor. Si bien se extreman las situaciones (la exagerada

credulidad de Javier, la saña de Ángeles), las situaciones risibles, acompañadas

de imágenes que las escenifican, suavizan las situaciones, para evitar el

sentimentalismo.

(Heredia, 2005: 131)

32
Cada capítulo da paso a la historia de un personaje. Javier e Isabel son parte de

esta historia en busca del amor y juegan limpio. Con su perfil de buenos, en el

decurso de la historia se enfrentarán a Ángeles. Javier porque cae en sus

engaños; Isabel porque lo socorre. El amor, como colofón, premiará a los buenos

por haber luchado a favor de la amistad y el amor. Ángeles será olvidada como un

mal recuerdo. La maldad ha sido vencida con la indiferencia.

Para concluir el análisis de la estructura textual, es necesario establecer que

las ilustraciones del diseñador ecuatoriano Marco Chamorro y las de la propia

autora, que consta en los créditos, además de caricaturizar a los personajes,

comentan la historia, trascriben textos y también aportan su cuota de humor; pero

el mayor peso está en la palabra, que proyecta cuestionamientos mayores a la

figura del adulto y expone las penurias del menor en un medio hostil.

A pesar de que actualmente el ilustrador es considerado un coautor del texto

en la LIJ, que es parte de la literariedad visual que ha despuntado en estos últimos

años en la Literatura Infantil y Juvenil del Ecuador, debido a que la autora emplea

con asiduidad el tono reflexivo, se ha visto limitado en su capacidad de sopesar el

mundo con finos matices como lo hace la palabra.

2.1.2. Argumento

Es el primer día de clases de Javier en el Instituto Educativo 1 de Marzo. El

niño es presentado a sus compañeros por la maestra Consuelo, que insiste en ser

llamada Chelito. Al ser increpado sobre sus expectativas como novato, no sabe

33
qué decir. Es otra alumna nueva, Isabel, la que lo salva del apuro, con una frase

clave: “segundo hogar”.

En el recreo, al buscar el baño de los niños, Javier se equivoca y entra al de las

niñas. Allí ve a Ángeles y se enamora perdidamente. Sin embargo, el nuevo amor

de su vida no es tan dulce y encantadora como parece: le cierra la puerta en la

nariz, provocándole una seria lesión. Javier mentirá que fue por un balonazo.

Como Javier se ha ganado la admiración del grupo, por su supuesta resistencia al

dolor, Ángeles se encargará de ponerlo en evidencia ante la maestra y el grupo.

Nuevamente Isabel vendrá en su ayuda, culpándose ella misma de la

equivocación de Javier en la búsqueda del baño. De casi delincuente en opinión

de Ángeles, se elevará por obra y gracia de Isabel a la categoría de víctima.

Desde ahí, los dos alumnos nuevos, Javier e Isabel se convertirán en

compañeros de banca y en amigos inseparables. El desmedido entusiasmo de

Javier por la belleza de Ángeles, que contraataca con una invitación a una fiesta,

lo enfrenta a una vergüenza mayúscula. Javier asiste a una supuesta fiesta de

pijamas. Recibe la burla de todos los invitados. Ninguno llevaba pijama. Ángeles

aparenta total inocencia, mientras Javier descubre que ha caído en una trampa.

Javier borra definitivamente de su corazón a Ángeles. Una nueva estudiante,

Paula, se instala como ilusión vana en su insensato corazón; pero ella solo aspira

a ser presentada a José, el hermano mayor de Javier. El adolescente deja de

creer en el amor; para él Cupido es “un miserable bicho con alas”, un murciélago.

Isabel, herida por la distancia de Javier, se ha alejado de él.

Isabel y Javier se reencuentran en el extracurricular de Expresión Escrita,

después de que ella ha sido lesionada en un partido de fútbol y Javier ha sido


34
atacado por un admirador de Ángeles, que lo cree su rival. Cuando deben redactar

el tema “Para mí el amor es…”, exponen mutuamente su desilusión, se miran con

ojos distintos y deciden con un beso descubrir la verdadera naturaleza del amor.

2.1.3. Narrador

En el libro Análisis estructural del relato (1970), Roland Barthes define al narrador

de esta forma:

…el narrador no es una persona, el autor, en quien se mezclan sin cesar la

personalidad y el arte de un individuo perfectamente identificado que

periódicamente escribe una historia, el relato; no es una conciencia total,

aparentemente impersonal, que emite la historia desde un punto de vista

superior, el de Dios (…) Desde nuestro punto de vista, narrador y

personajes son esencialmente "seres de papel"; el autor (material) de un

relato no puede confundirse para nada con el narrador de ese relato; los

signos del narrador son inmanentes al relato y, por lo tanto, perfectamente

accesibles a un análisis semiológico. (Barthes, 1970: 144)

En la novela Cupido es un murciélago, el narrador es un Yo-Protagonista.

Desde el punto de vista de Javier, un adolescente de doce años, nos enteramos

de sus sueños, sus derrotas, sus tragos amargos, su desencanto. Es esta la

historia de sus amores contrariados.

35
El narrador inicia la historia con un “Yo me llamo Javier” y de inmediato lanza

un sarcasmo: “pero a pocos les interesa”. Esos “pocos” son los adultos: “Mi Mamá

me dice “pequeño”; papá, “campeón”; la abuela “lagartijo…” (Heredia, 2005: 13)

A través de la mirada de Javier, reconstruimos dos mundos: el de los

adolescentes, abrumados por el peso adulto y el mundo inconsistente de los

grandes, agobiados a su vez por el trabajo y las ocupaciones. La inconformidad

surge, pero de la mano del humor: “Nuestros padres…están en una edad

insoportable”.

El humor como recurso, empleado sabiamente por la autora, suaviza una

realidad que se presenta como alarmante en ciertos pasajes de la historia. Esta es

la voz de Isabel, a quien el narrador le ha cedido la palabra:

No estoy segura (dice Isabel), mis padres son muy “creativos”. Si ya no

discuten por quién se quedó con el automóvil, entonces lo harán por quién

se quedó con la casa, con los amigos, con la mascota y con el cortaúñas.

Mi mamá seguirá diciéndome “es que el irresponsable de tu padre…”, y mi

papá seguirá con su cantaleta de “es que la inaguantable de tu madre…”

(Heredia, 2005:67)

Las palabras de los adolescentes-personajes reconstruyen la triste visión que

tienen del mundo adulto, que no comprenden, que no les genera admiración.

Cuando Javier habla de sus padres, desliza siempre una sutil crítica: “A veces he

llegado a pensar que mi mamá, además de mirarme como a la luz de sus ojos, el

36
tesoro de su vida y la razón de su ser…también me mira como a una pequeña

máquina productora de mugre…” (Heredia, 2005: 34)

Sutilmente, se advierte la cosmovisión creadora cuando el narrador recrea a

personajes-tipo que encarnan valores y antivalores: Chelito personifica la

hipocresía; Ángeles, la maldad; el Lic. Seco, el despotismo. Por otra parte, Isabel

representa la protección; Javier, la inocencia; la abuela, la ternura.

Javier enfrenta los embates de Chelito; Isabel es su ángel protector. La pérfida

Ángeles se vuelve una hermosa araña que teje, con la red de su belleza, terribles

trampas para Javier. Isabel lo previene. Javier hace caso omiso. Javier se

equivoca. Isabel lo consuela.

Cupido es un murciélago presenta el duro enfrentamiento del adolescente con

una realidad que lo aparta de sus sueños:

…el púber desarrolla su afectividad enfrentando el divorcio entre su mundo

interior (querer, fantasías) y el real, y prefiriendo afectivamente su mundo

interior. Lo que Hubert ha llamado “ludismo afectivo”. Y el “juego” de su

afectividad le lleva de extremos de entusiasmo y confianza (cuando el juego

se complace en el mundo interior), a otros de desaliento y desconfianza

(cuando enfrenta su juego con el inhóspito mundo exterior). (Rodríguez,

1981: 58)

En el difícil camino de crecer, Javier se enfrenta con fuerzas que minan su

seguridad, que le arrebatan sus sueños, que lo desnudan de su entusiasmo en la

búsqueda del amor; pero el bien se transparenta en la imagen de la amiga y

37
compañera que es Isabel con la que, al final, Javier decidirá vivir una historia de

amor que lo cure de ese “mal de amores”, que le dejaron sus primeras incursiones

afectivas, que lo hicieron creer que Cupido no es un ángel sino “un miserable

bicho con alas” (Heredia, 2005.:125).

2.1.4. Personajes

El Narrador, un Yo-Protagonista, utiliza el estilo directo para definir sus

personajes a través de su propia voz: “El diálogo supone que el autor tiene, para

sí, perfectamente caracterizados a sus personajes. Al hacerles hablar, ellos

ofrecen al lector indicios de caracterización, muy sutiles –implícitos- pero muy

significativos.” (Rodríguez, 1981: 243)

En la novela Cupido es un murciélago, los personajes desfilan a través de sus

páginas y, con sus expresiones y conductas, se retratan como prototipos, que se

enfrentan en una eterna lucha entre el bien y el mal.

En el bando de “los buenos” están:

JAVIER, EL INOCENTE

Javier es un niño que llega en calidad de nuevo al Instituto Educativo 1 de

Marzo. Ya debería estar acostumbrado a los cambios de domicilio y de colegio,

porque son muy frecuentes en su familia; pero no. Él siente que “cuando uno es

nuevo en el colegio, todos lo miran como a una cucaracha”. (Heredia, 2005:15)

Sin embargo, debe aceptarlo. Son los adultos los que lo deciden y su opinión “vale

lo mismo que un rábano” (Heredia, 2005: 15).

38
Javier siente el peso de ser el segundo hijo: hereda su ropa, se siente por

debajo de José: “Un día mediré dos metros y tendré las rodillas mucho más arriba

que las de José. Ahí lo quiero ver” (Heredia, 2005: 17).

Javier es tímido. Enfrentado ante la clase para exponer sus expectativas sobre

el nuevo colegio, no sabe qué decir. Será Isabel la que lo salve. Una vez en el

patio, ambos se dedicarán a “reconocer el terreno” y Javier tendrá el primer

encuentro con el amor, encarnado en Ángeles.

Si bien es cierto que la inocencia de Javier a veces raya en la simplicidad, su

figura se yergue como la de un sobreviviente en las lides del amor. Javier cree en

lo que no es, porque ama y desea creer. A pesar de que Ángeles le da un portazo

en la nariz, que le ha generado sangrado abundante, y lo delata ante todo el

grado y la maestra Chelito como una especie de fisgón, cuando Ángeles lo invita a

una fiesta y le da su número de teléfono, vuelve a creer en la magia del amor:

Cupido estaba maquinando con Ángeles y conmigo: desde el primer

momento él había estado aleteando muy cerca de nosotros y apuntando

con sus flechas a nuestros corazones. Es verdad que algunos

inconvenientes se habían presentado pero los estábamos salvando como

seguramente los resuelven los enamorados. (Heredia, 2005: 80)

Javier acude a la supuesta fiesta de pijamas vestido apropiadamente y Ángeles

con sus amigos se burlarán de su inocencia. La pequeña fingirá no saber nada.

Javier huirá del rechazo humano. El bien ha perdido contra el mal. El amor de

39
Javier será pisoteado por Ángeles y, en mitad del ridículo, Javier habrá aprendido

supuestamente a no confiar.

Pero Cupido no ha cejado de flechar a Javier. Será Pau la que lo enamore en

la pista de baile:

Cuando Rita, la profesora, me dijo “Ella es Pau y será tu compañera de

baile”, yo sentí que por el resto de mi vida no querría hacer otra cosa que

bailar. Imagino que a eso se refiere la gente cuando habla de “vocación”…

o de “bocación”, porque cada vez que bailaba con Pau, no podía retirar mis

ojos de su boca. (Heredia, 2005: 105)

Ilusamente, Javier convertirá cada detalle de su amistad con Pau en señal

inequívoca de una pasión que solo está en su cabeza. En realidad, ella se ha

prendado de su hermano José y ha utilizado a Javier para acercarse a él. De

nuevo la frustración. Por andar enamorado de quien no lo corresponde, Javier no

se ha detenido a pensar que es Isabel la que lo ama. Ambos se apartan por un

tiempo; pero vuelven a reencontrarse y se inician en el amor.

El inocente de Javier, en su afán de conocer el amor ha sido burlado, utilizado.

Es un ser bueno que se equivoca; pero vuelve a tener fe debido a que es por

naturaleza idealista:

…confieso que a mí me tocó ser parte del primer beso más complicado,

corto y doloroso, consumado entre una chica con el labio roto y un chico

con la nariz enyesada. Fue un beso fantástico, mucho más lindo que

cualquier otro beso que haya imaginado (Heredia, 2005: 142).

40
ISABEL, LA PROTECTORA

Nadie define mejor a Isabel que ella misma, cuando es pasada al frente de su

grado, como alumna nueva del Instituto Educativo 1 de Marzo: “Me llamo Isabel

Martínez y espero poder hacer muchos amigos y amigas, aprender cosas

interesantes, jugar fútbol y divertirme.” (Heredia, 2005: 20)

Esta niña carismática se convierte en un ángel tutelar para Javier:

 Lo salvará de las acometidas de los adultos, como Chelito: cuando la

profesora le increpa “dulcemente” qué espera del Instituto 1 de marzo como

estudiante nuevo, ella le murmurará “segundo hogar” y, con esta frase, dará

pábulo a Javier para que construya un mini discurso del agrado de su

inquisitiva maestra.

 Le enseñará al niño a sobrevivir con las armas de los adultos: “Hay frases

horribles y trilladísimas que a la gente le encanta escuchar” (Heredia, 2005:

23).

 Tomará su lugar en el banco de los acusados. Cuando Javier no tiene

salida porque ha sido acusado de mentiroso frente a toda la clase por la

nada angelical Ángeles, Isabel dirá: “la culpa es solo mía” (Heredia, 2005:

52)

La pequeña Isabel definitivamente se sale del molde. No es una heroína

convencional. Ha roto con el modelo sexista: “Mis papás me han regalado siempre

muñecas, juegos con cacerolas y vajillas, incluso tengo una colección inmensa y

41
aburrida de Hello Kitty; pero lo que siempre he querido es un balón de fútbol, unas

tobilleras y unos guantes de arquero.”(Heredia, 2005: 68)

Isabel es cuestionadora. A través de sus palabras, se desliza la amarga crítica

a la inconsistencia adulta: “Eso fue lo que (ay) prometieron, pero ya llevo once

años acostumbrada a que me prometan cosas que jamás pueden cumplir.”

(Heredia, 2005: 129)

Si bien es cierto que Isabel no despunta por su belleza, al igual que las

princesas de cuentos de hadas cuyo requisito sine qua non era ser hermosas, esta

niña es graciosa y franca: “Bueno, por suerte solo (Ángeles) te dio su número,

porque si llega a regalarte la guía telefónica de la ciudad, de seguro te casas con

ella.” (Heredia, 2005: 80).

A pesar de que Isabel sabe que nuevamente Javier ha caído en la trampa de

Ángeles con el asunto de la falsa fiesta de pijamas, no le reclama por ocultarle la

fatal invitación. Se muestra solidaria. Oculta su propia irritación para que su amigo

no se sienta peor: “Comprendo. Si te molesté, lo siento, no te diré nada más.”

(Heredia, 2005: 93)

Una de las mayores cualidades de Isabel es la de ser una pequeña sabia.

Javier, siempre ingenuo, se vuelve a enamorar. Pau es ahora su foco de atención.

Isabel le advierte:” No seas tonto Javier, ella tiene 16 y tú 12, te trata de una

manera especial porque podría ser tu madre.”(Heredia, 2005: 106), Javier insiste

en que no “le es indiferente” a Pau. Isabel pierde su habitual mesura; se muestra

directa y terminante: “Quiero que me expliques esa cosa maravillosa que consiste

en enamorarse de una bruja como Ángeles…o enamorarse de una vieja de

secundaria…” (Heredia, 2005: 107)


42
Curiosamente Isabel podría definirse como una self made girl; es una pequeña

que, abandonada emocionalmente por sus padres, solo cuenta con Teresa, su

empleada doméstica, en los momentos más difíciles. En lugar de constituirse

como un ser humano sin valores, repleto de defectos y artificios, Isabel es una

niña que ha aprendido a ser más fuerte.

Ella no ha dejado el bando de los buenos. Solo se ha enamorado sin remedio

de su amigo Javier y, cuando él le dice “tonta serás tú que… no sabes lo que es el

amor”, ella le responde dolida: “Y tampoco quiero saberlo”. Cupido ha hecho de

las suyas; pero solo ha conseguido que el amor mine la amistad.

Cuando se vuelven a encontrar Javier e Isabel en la clase de la profesora

Matilde, ambos recuperarán la complicidad perdida. Será Isabel la que tome la

delantera, porque es decidida como ninguna, y bese a Javier, que ya la mira con

otros ojos después del tiempo y la distancia física. Su impulsividad amorosa

ganará el corazón de Javier, que estará feliz de iniciar el conocimiento del amor de

su mano.

LA ABUELA: bajo el prisma del narrador es la única adulta que puede alistarse en

el bando de “los buenos”.

La abuela estimula a Javier a creer en sí mismo: “Mi mamá me dice que soy

despistado, mi papá dice que vivo en las nubes, José dice que soy un idiota y mi

abuela dice que lo mío se llama “memoria selectiva” y que eso es buenísimo…”

(Heredia, 2005: 70)

De la voz de su abuela, Javier escuchó los cuentos de la infancia y las más

increíbles historias en las que el niño sigue creyendo ciegamente: “la abuela me

43
relataba esta historia, la del hombre que escuchaba a las flores, y yo estaba

seguro de que cada palabra sería exacta y real” (Heredia, 2005: 53)

La abuela lo hace reflexionar. Cuestiona los finales de los cuentos. Cuestiona

los perfiles maniqueos de los héroes de las historias, para que Javier aprenda a

vivir con los pies en la tierra: “O tal vez lo más conveniente sería que Cenicienta

acudiera a una comisaría para denunciarlas por maltrato…quizá hasta podría

llevarlas a prisión”. (Heredia, 2005: 54)

Esta abuela mágica brinda amor incondicional a su nieto. Ella e Isabel serán las

figuras maternales del chico: lo enseñarán a cuestionarse, le intentarán alertar de

la maldad, pretenderán protegerlo de su propia incapacidad para detectar el mal

ajeno.

En el bando de los personajes catalogados como “malos” según la visión del

narrador, se encuentran el resto de adultos: padres, maestros y la execrable

Ángeles:

ÁNGELES, LA MALVADA:

El nombre de esta protagonista es una ironía de principio a fin, una más de las

formas más originales del fino humor que caracteriza a María Fernanda Heredia:

“El juego humorístico se produce por un doble movimiento psicológico: de

desconcierto y esclarecimiento (…) Todos estos procedimientos pueden reducirse

a la ironía – más como categoría de actitud ante el mundo, que como figura

retórica-.” (Rodríguez, 1981: 282)

De esta forma, el nombre de Ángeles genera desconcierto cuando vemos

encarnados en este personaje los más bajos sentimientos humanos. Ángeles es

todo menos “angelical”.


44
Su perfil se teje en torno a la discrepancia apariencia física-calidad humana.

Cuando Javier la contempla por primera vez, en el nada romántico baño de

mujeres, dice de ella que es “la niña más hermosa que he visto en mi vida”

(Heredia, 2005: 26); pero su rostro es lo único bello que posee.

Esta niña se encargará de convertir la vida escolar del “nuevo” en un infierno.

Ángeles es:

 Grosera: “Ella gritó: Largo de aquí, tonto, este es el baño de mujeres.”

(Heredia, 2005. :27)

 Agresiva: “…lanzó la puerta contra mi nariz…la hemorragia fue todo un

suceso…” (Heredia, 2005: 28)

 Sarcástica: “vaya, vaya, vaya…créeme que estoy sorprendida con tu

historia, hasta parece mentira.” (Heredia, 2005: 32)

 Chantajista: Te tengo en mis manos, TONTO.”(Heredia, 2005: 45)

 Hipócrita: “Claro que sí, Chelito, será un placer acompañar a Javier.”

(Heredia, 2005: 46)

 Mentirosa: “No seas tonto, era una broma, te envié esa nota para ver qué

cara ponías…” (Heredia, 2005: 47)

 Delatora: “Javier intentó arbitrariamente entrar al baño de mujeres y tuve

que impedírselo a la fuerza…” (Heredia, 2005: 49)

 Astuta: “…quiero que borres esa mala imagen que debes guardar de mí y,

por eso, ahora que has aceptado ser mi amigo, quiero hacerte una

invitación.” (Heredia, 2005: 73)

45
 Manipuladora: “…hay otro favor que debes hacerme: te suplico que no

comentes con nadie de la clase sobre esta fiesta…he invitado solo a los

amigos que más quiero…” (Heredia, 2005: 74)

 Cínica: “…me alegra que estés aquí, pero no entiendo qué haces en

pijama.” (Heredia, 2005: 88).

 Sádica: “-Yo lo mato- suplicaba Ángeles-, deje que yo lo mate profesor, le

aseguro que lo voy a hacer muy bien.” (Heredia, 2005: 103)

Curiosamente, Ángeles que se mantiene como un personaje plano en

una buena parte de la historia, evoluciona en las últimas páginas, cuando

Javier la ha apartado de sí y se torna:

 Celosa: “…para mi sorpresa, me miró con una evidente dosis de furia, como

si el beso que Pau me había dado, le hubiese provocado dolor de muela.”

(Heredia, 2005: 113).

 Apasionada: Ángeles se colgó de mi cuello con un abrazo interminable y un

beso en la mejilla…” (Heredia, 2005: 126)

 Desesperada: “Durante toda la mañana recibí notitas de Ángeles en las que

intentaba explicarme que ella no tenía nada que ver con “Gorilón”…”

(Heredia, 2005: 127)

Son escasas las escenas donde este personaje maligno da un vuelco a causa

de un tardío amor, quizá para corresponder con la imagen que el narrador tiene de

este sentimiento:

Bueno, aquí viene la patraña: Yo perseguía a Ángeles, pero ella nunca se

fijó en mí. Luego comencé a perseguir a Pau, pero Pau decidió ir detrás de

46
José (…) Si Cupido existe, Isabel, no puede ser un angelito celestial, tiene

que ser una rata con alas que va lanzando flechas sin ningún sentido,

provocando este caos de amor y desamor en la humanidad. (Heredia, 2005:

135)

Mientras en el cuento de hadas, el personaje se mantenía fiel a su “bando”,

María Fernanda Heredia introduce una novedad: hasta el más maligno personaje

puede cambiar, tocado por la magia del amor.

LOS PADRES, LA DISTANCIA EMOCIONAL

Si bien no podemos afirmar que los padres sean tachados de malos en la

descripción del narrador, sí podemos afirmar que son dos figuras que se limitan a

cumplir con sus labores de proveedores. No aportan afectivamente a la vida de

sus hijos.

Javier es perseguido, Javier es maltratado, Javier da sus pinitos en el

amor…saben de esto sus padres? No. Aparecen lejanos, indiferentes al

crecimiento emocional de sus hijos.

El narrador los ubica en el bando de “los buenos” una vez que los subestima,

los ridiculiza. Si hacemos un balance, su imagen negativa los ubica en el bando de

“los malos” como a todos los adultos.

Se analizará primero a los padres de Javier, que constituyen un matrimonio

convencional y no son parte de las estadísticas de las familias llamadas

tristemente disfuncionales.

LA MADRE COSIFICADA: Este adjetivo alude a la caracterización de un ser

que no cumple su rol de engendradora, de guía, de formadora, de protectora. La

47
“cosificación” se establece cuando la narradora la retrata como un ser sin rostro,

una especie de robot que:

 Es una máquina de limpieza: “…luego me pidió que me sacara la ropa para

poder lavarla. Esto último no sin cierto fastidio propio de la profesión

“mamá” (…) ahora me tocará poner blanqueador en esta camisa, ojalá y

salgan las manchas… “ (Heredia, 2005: 33)

 Se constituye en una especie de supervisora: “¿Estás seguro de que te

lavaste todo, todo, todo?” (Heredia, 2005: 36)

 Es cerrada: “Para escuchar las lecciones, no necesitas la nariz…”(Heredia,

2005: 41)

 Se siente frustrada: “…me he casado con una máquina para dejar

mensajes…” (Heredia, 2005: 66)

Esta madre es una caricatura sexista de las amas de casa. Javier no expresa la

menor afectividad por ella. Solo hay quejas respecto a su imagen: “…a veces he

llegado a pensar que durante las mañanas, luego de que José y yo salimos al

colegio, ella se convierte en un monstruo peludo…” (Heredia, 2005: 42)

EL PADRE INCOMUNICADO: Mientras la madre aparece caricaturizada, el padre

ha sido ridiculizado por el narrador: “(Mi papá) dice misión para dárselas de

importante, vende teléfonos y radios, cosas con cables y cosas sin cables…”

(Heredia, 2005: 65)

Este hombre es un ser incomunicado: “…él no le para bola, ni la escucha

siquiera, porque está en otra frecuencia, en otro planeta…” (Heredia, 2005: 65)

48
Sin embargo, el narrador le da un crédito: el padre se manifiesta recursivo al

enseñar a sus hijos unas frases claves por si lo necesitan. Será una de estas la

que salve a Javier de seguir soportando la burla de los invitados de Ángeles

cuando asiste a la supuesta fiesta de pijamas.

Páginas adelante, vuelve la crítica: los padres y los maestros se tornan en

aliados en contra de los más pequeños: “…esas clases son un invento de los

maestros para tenernos más tiempo en el colegio, y también un invento de los

padres para tenernos menos tiempo en casa.” (Heredia, 2005: 93)

Los padres de Isabel son cosa aparte. No la comprenden. No la aceptan como

diferente: ella quiere ser futbolista; sus padres le regalan barbies en lugar de los

amados balones. Cuando ella está herida es la empleada doméstica, Teresa, la

que se hace cargo de la niña.

Isabel se queja de que:

 No cumplen sus promesas: “…ya llevo once años acostumbrada a que me

prometan cosas que jamás pueden cumplir.” (Heredia, 2005: 129)

 Sus ocupaciones los alejan de su hija: “…tu mamá me ha dicho que ella irá

directamente para allá cuando salga de una junta (…) tu papá pasará en la

noche…” (Heredia, 2005: 130)

CHELITO, LA HIPÓCRITA

“-¡No!- dijo agarrando los anteojos con evidente fastidio, aunque intentaba que su

voz luciera gentil-. Me llamo Consuelo pero debes llamarme Chelito, cariño,

¿entendiste?” (Heredia, 2005.: 19)

49
Los maestros son cosa seria en la narrativa de María Fernanda Heredia. Sus

diatribas, a través del narrador, son terribles. Chelito no tiene un ápice de buena.

Si bien Ángeles era bella físicamente, Chelito es desagradable en todo sentido. El

narrador la presenta:

 Envejecida: “La maestra es una mujer de aquellas a las que resulta

imposible calcularles la edad. Podría tener 28 años bastante aporreados, o

55 muy bien disimulados.” (Heredia, 2005: 18)

 Falsa: “Intenta ser cortés hasta convertirse en un ser exageradamente

dulzón. Todas sus frases las acompaña con la palabra “cariño”(…) “¿Sal de

la clase, charlatán insoportable y no regreses hasta que tus padres vuelvan

contigo, cariño¡” (Heredia, 2005: 19)

 Desgarbada: “Es tan delgada que las medias se le escurren desde la rodilla

hasta el talón, lugar en el que se acumulan en pliegues interminables.”

(Heredia, 2005: 20)

Si bien la parte física puede pasarse por alto, el narrador no deja que el lector

olvide su peor faceta: la hipocresía, omnipresente en esta mujer: “-¿Qué lo repitas

he dicho!- gritó aquella que diez minutos antes había pedido amablemente: “quiero

que me vean como a una amiga”, pero que quizá debió aclarar que con ese genio

diabólico bien podría ser amiga de Chucky, “el muñeco diabólico.” (Heredia, 2005:

21)

Ninguna cualidad ostenta Chelito en el relato. No hay evolución en sus

actitudes ni actuaciones. Chelito es una caricatura despiadada de una profesora:

50
“La maestra volvió a poner cara de llanto, eliminó de su rostro la mueca de rabia y

con sonrisa temblorosa comentó:

- Bellísimas palabras, cariño, bellísimas.” (Heredia, 2005: 24)

Cuando en la escena en que Chelito anuncia con mucha emoción los nuevos

extracurriculares a disposición de los estudiantes, parece que Chelito ha logrado

superar sus terribles falencias, entonces el narrador introduce un sarcasmo, que

nos remite al retrato original del personaje: “Chelito estaba realmente fascinada

con la sorpresa que nos iría soltando por cucharadas, su vocación de maestra se

le desbordaba por los poros.” (Heredia, 2005: 95)

No contento con esto, el narrador ridiculiza a su personaje cuando un solo

alumno se atreve a levantar la mano:

…Era Julián. Poco faltó para que Chelito diera un alarido y saltara hasta el

techo de tanta emoción. Los ojos se le inundaron de lágrimas, los labios se

le extendieron de tal manera, hasta lograr una amplísima sonrisa, que

faltaron escasos milímetros para que Chelito se mordiera las orejas…”

(Heredia, 2005: 97)

Julián no deseaba más que ir al baño; entonces Chelito se desborda

literalmente:

“…por primera vez pude apreciar a una maestra tirándose de los cabellos y

dándose de golpes contra el pizarrón mientras gritaba “los odio, los odio, los odio.”

(Heredia, 2005: 98)

El Licenciado Seco, Rector del Instituto 1 de Marzo, no se queda atrás en esta

nada agradable visión de los maestros. En su primera incursión en la novela, el

narrador se ensaña con él: “Él…un hombre repleto de “pocos”: poco pelo, poca
51
estatura, poca corbata, poco betún en los zapatos, pocos bigotes…y pocas pulgas

(tenía un genio infernal). Lo único que al Licenciado Seco le sobraba era la

barriga” (Heredia, 2005: 98).

Tamaña caricatura en pocas líneas: El Licenciado Seco es calvo, enano, gordo,

desaliñado y cascarrabias. Una vez que el narrador le da la palabra, aparece la

faceta impositiva del personaje:

Cabe la posibilidad de que las propuestas que he planteado para sus clases

de la tarde no sean de su total agrado. Si alguno de ustedes se encuentra

en ese caso, solicito comedidamente…que busque otro colegio, porque en

este se hace lo que yo ordeno. He dicho.” (Heredia, 2005: 99)

Los demás profesores, que están a cargo de los extracurriculares, apenas son

visibles en la narración. Sirven de telón de fondo para otras acciones de los

personajes principales.

2.1.5. Tiempo

La disconformidad con el propio tiempo en que el héroe se siente amenazado

da origen a la manipulación de esta personaje: “Tiempo y literatura se relacionan

de modos diversos: el tiempo, valor absoluto, instalación imaginativa, distancia

interior, influye en la esencia y estructura de lo literario… (El subrayado es

nuestro)” (Bousoño, 1970:302)

52
El tiempo “integra la esencia de la vida y de lo humano” (Heredia, 2005: 303).

En la novela que analizamos, el tiempo es aparentemente lineal. Inicia el año

escolar y dos alumnos nuevos, Isabel y Javier, llegan al Instituto 1 de Marzo y se

enfrentan con un ambiente por demás hostil: nadie les cede un lugar en la banca

para dos y, encima de todo, son instados por la maestra Chelito para hablar de

sus expectativas en el centro educativo.

Isabel se desenvuelve bastante bien; el problema es Javier que, con su natural

timidez, no logra crear un discurso que agrade a su maestra. Con la ayuda de

Isabel, lo logra y es “aceptado” por Chelito.

La vida escolar transcurre. La mortífera presencia de la nada angelical Ángeles

y de los maestros, Chelito y el Licenciado Seco, amenazarán la tranquilidad de un

año escolar común y corriente.

El narrador hace uso del tiempo como “distancia interior” cuando el héroe, el

bueno de Javier, se siente amenazado por las fuerzas del mal. Un procedimiento

poético muy frecuente en esta circunstancia es la superposición que, como

“instalación imaginativa”, hace posible que “el presente y el futuro o pasado se

presenten como simultáneos.” (Bousoño, 1970: 320).

Existen dos tipos de superposición, según Bousoño (1970):

1) Tiempo Futuro sobre Tiempo Presente

2) Tiempo Pasado sobre tiempo Presente

53
En Cupido es un murciélago, la segunda superposición es usada en varias

ocasiones por el narrador:

a) Cuando le preguntan a Javier cómo se escribe su nombre, ante la sensación de

que es mirado “como una cucaracha…con un poco de miedo(o asco)” (Heredia,

2005: 15), él hará una digresión sobre lo difícil de ser nuevo e iniciará el recuento

de una serie de anécdotas familiares donde critica el grado de aceptación que

tiene como segundo hijo en su hogar. Javier hará un salto al pasado y así evitará

el presente incómodo.

b) Cuando Javier es acusado por Ángeles de intentar entrar al baño por la fuerza,

él se siente contra la pared, Isabel lo salva en el último minuto declarándose

culpable. Ingresa la segunda superposición temporal como un respiro para la

angustia. El recurso es usado de forma tan drástica que incluso la autora termina

con el apartado 2 e inicia el Apartado 3 del mismo Capítulo.

No solo el narrador ha dado un salto temporal definitivo, también la autora se

ha transparentado en el cambio. El pasado, en la imagen de una abuela mágica,

que enseña a su nieto a conocer de la vida a través de su crítica a los finales

felices de los cuentos de hadas, dota de calma a Javier. En el apartado 4, narrador

y autora retomarán el presente. Isabel sale airosa del percance con una audaz

explicación y, de paso, salvará a Javier; se convertirá en “un ángel que había

aterrizado para salvarle el pellejo”. (Heredia, 2005: 56)

c) A veces, el narrador realiza un corto salto temporal, como un recurso para

generar expectativa. Javier se presenta con pijama en una fiesta que no era de

54
pijamas y, ante el ridículo que hace, interrumpe el discurso en el presente para

lanzarse en una digresión sobre los récords Guiness. Es la anécdota como

evasión.

El narrador maniqueo ha usado el recurso de la superposición temporal para

dotar de paz a Javier. Con el uso del flash back ha otorgado al niño un tiempo de

apaciguamiento interior. En la lucha de Javier por adaptarse a un medio hostil, que

quiere vencer su resistencia de héroe bueno pero vulnerable, le ha permitido

sobrellevar la angustia.

2.1.6. Espacio

Los héroes de la narrativa se construyen también en el espacio o ambiente en

que habitan. Este puede ser favorable o puede incidir en su sensación de

constante infelicidad. El espacio como categoría narratológica es determinante:

aquí se enfrentan las fuerzas del bien y del mal; como en un campo abierto, el

príncipe y el dragón.

Según Jean Cohen (1971) existen dos tipos de espacio: el diferenciado de la

prosa y el totalizado de la poesía.

La novela Cupido es un murciélago se desarrolla en varios escenarios, que

marcan la existencia de su protagonista: la escuela, la casa de Javier y la casa de

Ángeles.

55
En dos de esos ámbitos “diferenciados”, Javier sufre los embates de la maldad:

la escuela y la casa de Ángeles. El más frecuente de todos: la escuela. Mientras

Javier la recorre, critica el absurdo adulto:

Existe un detalle curioso, o, mejor dicho, estúpido. Me he podido dar cuenta

de que en este colegio hay muchos rótulos con mensajes tontos…Junto a

los basureros (…) hay un rótulo que dice “Basurero. Deposite aquí la

basura”. Pero claro, si los basureros sirven para eso ¡o qué se han

imaginado? (Heredia, 2005.: 14)

Este escenario será el de mayor enfrentamiento entre los personajes buenos y

malos. Por un lado Javier e Isabel; por el otro, Ángeles y Chelito.

Javier será humillado, herido y escarnecido por la niña. Ángeles sabe cómo

manipular a Chelito para atacar a Javier; es suficiente que la halague: “Si no fuera

algo realmente preocupante, no me atrevería a interrumpir la hora de geografía,

Chelito…” (Heredia, 2005: 49)

Con este preámbulo, Ángeles lanzará la acusación contra Javier por haber

entrado en el baño de mujeres.

Chelito, con su natural desconfianza, estará lista para condenar a Javier. Si

Isabel no habla para salvarlo, el espacio dotado por los padres de Javier, se

habría perdido. Javier sabe que el paso siguiente será el ir al despacho del

Director, otro sitio de tortura dentro de la escuela, en la visión del héroe:

56
Si un niño dice que se metió en el baño de mujeres “por equivocación”,

nadie se lo creerá. Irá inevitablemente a la Dirección General donde lo

mantendrán de pie en una esquina hasta que sus padres o la policía lleguen

por él. Luego le recitarán la cantaleta aquella de “Tienes derecho a

permanecer en silencio…” (Heredia, 2005: 29)

El aula, el despacho del director y el patio son lugares en el que el bando de los

buenos tendrá que sobrevivir. Javier habría sido derrotado en esta dimensión de

no existir Isabel.

La casa de Ángeles, que aparecerá por una vez, será suficiente para zaherir al

héroe; ahí se enfrentará a uno de los monstruos más temidos por los

adolescentes: el ridículo. Enfrentado con un grupo que no para de reír al verlo con

su pijama de ovejitas y, al declarase Ángeles inocente de tal confusión, Javier

huirá, llamará por teléfono a su padre y decidirá terminar de una vez por todas con

su ilusión por la pequeña.

El espacio llamado hogar no es muy diferente del resto. Javier se siente mal

por la marcada preferencia de sus padres por su hermano José. Éste tampoco es

un sitio de paz. Su madre solo le exige aseo. Su padre es una ausencia.

Si se realiza una evaluación de los ámbitos donde se desenvuelve Javier, se

puede advertir que hay un terrible desbalance. Quizá esta sea la razón por la que

el pequeño héroe se entusiasme tanto por el amor. Busca lo que no tiene.

Al final, después de darse tantos trancazos por culpa del amor, logrará un

espacio de paz y amor junto a Isabel, su eterna aliada, su ángel tutelar. Dentro de

57
la misma escuela, en una dimensión que siempre le fue adversa, encontrará Javier

el amor.

2.1.7. Tono

Manuel Peña Muñoz (2010) afirma que “dentro de una narración podemos

reconocer el tono o punto de vista del narrador que puede ser romántico, burlesco,

piadoso, etc.” (Peña, 2010:70).

El tono burlesco se impone desde el título en la novela Cupido es un

murciélago, porque destruye un ícono de Occidente, el del ángel con alas llamado

Cupido.

El murciélago de María Fernanda Heredia y el angelito de la mitología griega

solo tienen algo en común: su incapacidad de acertar en el blanco. Ambos ponen

en relación a seres dispares, que vivirán la tortura del desamor en distintas

versiones.

Javier se queja del “bicho con alas” en numerosas ocasiones; pero es él quien

en realidad se equivoca en la elección de su pareja.

El paratexto que sirve de portada al libro es un aporte de la autora: un corazón

roto con un parche de curitas y alas de murciélago, que contribuye con un poco de

humor a acentuar el sarcasmo de los corazones heridos a causa del desamor.

58
Mientras el narrador caricaturiza a los personajes del bando de los malos,

Chelito, Ángeles y el Licenciado Seco, se acentúa el tono burlesco: “Si los átomos

existen en sus medias de nailon imagino que deben haber formado naciones

inmensas…” (Heredia, 2005: 19).

Cuando el narrador describe al bando de los buenos, el tono que adquiere es

sentimental; Javier, por ejemplo, a pesar de su credulidad supina, aparece descrito

con extrema ternura por el narrador protagonista: “…no soy tan nuevo, tengo 12

años y, aunque sigo haciendo uso de la misma cara y la misma voz que cuando

tenía 11, ya he comenzado a pagar el boleto de adultos cuando voy al cine.”

(Heredia, 2005: 13)

Un tercer tono es perceptible en menores espacios narrativos: es el reflexivo.

Tanto Javier como la abuelita e Isabel en breves momentos harán introspecciones

donde deliberarán sobre la vida, el amor y la propia naturaleza humana. La

abuelita es una firme defensora del feminismo, que enseñará a Javier que los

finales felices solo echan a perder la historia. Javier expondrá su visión más

59
realista del amor cuando ha sido desencantado por él. Isabel planteará su propia

situación de soledad e incomunicación a su amigo Javier, cuando se siente

vulnerable debido al abandono emocional de sus padres.

Podemos concluir que el tono se equilibra porque se conjugan la parte

sentimental con la burlesca y la reflexiva en la descripción de situaciones y

personajes.

2.1.8. Colofón

La novela Cupido es un murciélago tiene una estructura textual en consonancia

con la presentación maniquea de sus personajes. El recurso que emplea la

novela, tanto para describirlos como para exhibirlos físicamente, es la caricatura

que de la mano del humor promueve veladamente una visión distorsionada de la

realidad, que se desborda a través de la palabra y menoscaba el poder de la

imagen.

El narrador, un yo protagonista, nos relata su aventura personal, instalando a

sus compañeros de ruta en dos bandos: buenos y malos. Su visión maniquea los

retrata como prototipos de maldad, hipocresía, despotismo y por otra parte

también de ternura, protección e inocencia. Al mismo tiempo que crea estas

entelequias como representativas de un patrón de conducta, les resta

verosimilitud.

60
Este yo protagonista es un adolescente enfrentado a los adultos. Curiosamente

es el bueno en un mundo de malos regentado por los adultos. La brecha

generacional se acentúa. El destinatario, un adolescente también, asiste a la

caracterización de Javier como valioso en contraposición con adultos no solo

imperfectos sino malvados, tan inicuos como los maestros en cuyo espacio se

desarrollan y defienden.

El espacio donde se articula el personaje protagonista es sumamente hostil: los

adultos lo agreden, se equivoca en el amor; la indiferencia de sus padres no le

permite sobrellevar la situación. Solo Isabel y su abuela se constituirán en sus

ángeles tutelares.

En consonancia con este espacio adverso, Javier huye, se instala en un tiempo

interior, que le permite sobrellevar la angustia. Solo, abandonado por sus padres,

adultos en crisis permanentes, ¿qué fin le espera?

Todos los componentes narrativos nos han proyectado la visión del héroe niño

que triunfa y se eleva por encima de sus naturales enemigos (¿sus maestros?,

¿sus padres?), apoyado por aliados valiosos (¿sus pares?), por encima del mal,

para alcanzar una casi felicidad, coronario de su lucha desigual.

Cupido es un murciélago, a partir del relato sobre las humanas desventuras de

un héroe juvenil de corte urbano, ha creado una verdadera apología de la

adolescencia en detrimento de la imagen adulta.

En muchas ocasiones, la narrativa juvenil recurre a la construcción maniquea

de sus personajes, al viejo estilo de los cuentos de hadas. Entonces encontramos

61
en ellos antagonistas que revelan la lucha soterrada entre valores y antivalores.

Más allá de sentar una moraleja, más allá de “proponer un modelo de conducta” lo

que se pretende es dotar de esperanza a un destinatario que, por atavismo,

espera el triunfo del bien sobre el mal:

Efectivamente, cuando analizamos los cuentos clásicos podemos advertir

que todos ellos encierran temas existenciales encarnados en sus

personajes: la bondad que triunfa sobre la maldad, la generosidad

recompensada y el amor, muchas veces en torno a un conflicto que al final

se resuelve en forma positiva. (Peña Muñoz, 2010: 96)

El castigo de los malos, que ya no reviste la crueldad de los antiguos cuentos

de hadas, tiene como contrapartida la recompensa de los buenos, ya no en forma

de matrimonio feliz, de castillo con princesa incluida, de tesoro ganado en buena

lid. No. El final feliz es “el tránsito hacia el bien en forma de triunfo de la justicia,

reconocimiento de la virtud y castigo del opresor.”(Cervera, 1984: 42)

Mientras el desarrollo del cuento y, por extensión de la novela, permite que el

niño o el adolescente se identifiquen con el protagonista, un ser en desgracia que

alcanza una humana redención, en la fábula estos destinatarios no pueden

identificarse con la acción más que por el temor al castigo anunciado y

expresamente recalcado por medio de la moraleja represiva.

Bruno Bettelheim (1978) reconoce en este punto que el cuento en que se

enfrentan estas dos fuerzas, con el final feliz en el que triunfa el bien, guía el

62
pensamiento del niño para permitirle su crecimiento interior sin necesariamente

dictarle normas de conducta:

Prácticamente en todos estos cuentos, tanto el bien como el mal toman

cuerpo y vida en determinados personajes y en sus acciones, del mismo

modo que están también omnipresentes en la vida real, y cuyas tendencias

se manifiestan en cada persona. Esta dualidad plantea un problema moral y

exige una dura batalla para lograr resolverlo. (Bettelheim, 1978, 14)

La Literatura Infantil y Juvenil Ecuatoriana y Universal es una vasta exposición

donde los héroes, niños o adolescentes, se enfrentan ya no a los tradicionales

enemigos medievales (brujas, hechiceros, madrastras, monstruos), sino a fuerzas

negativas que buscan su desequilibrio y, muchas veces, amenazan con privarlos

de los espacios en los cuales construyen sus vidas y sus afectos.

Cupido es un murciélago no ha sido una excepción.

2.2. Análisis narratológico de El club Limonada.

2.2.1. Estructura textual

El club Limonada es una novela compuesta por veintitrés capítulos cortos, que

aparecen numerados con cardinales. Adicionalmente posee dos apartados

iniciales. En el primero, una de las protagonistas, María, se presenta con el rostro

contrito mientras su padre le da esperanzas.

63
En el segundo apartado, hay una breve introducción sobre el génesis del club

Limonada, que no es otra cosa que la construcción de una bitácora sobre los

amores contrariados de tres adolescentes: María, Alejandra y Juancho. Contiene

una ilustración de Roger Ycaza donde aparecen los tres insignes miembros del

club. A través de ella, obtenemos información visual sobre el aspecto físico de los

protagonistas, atendiendo a un recurso muy usual en la LIJ:

(Heredia, 2007: 13)

La composición del resto de la obra, que está profusamente ilustrada por

Roger Ycaza, no contiene aportes directos de María Fernanda Heredia, pues la

autora no consta en los créditos como ilustradora, al igual que en Cupido es un

murciélago.

Roger Ycaza, al ser coautor de la obra en su calidad de ilustrador, redunda en

información visual que aporta elementos cómicos, realiza comparaciones, adiciona

textos, evidencia situaciones y, en general, decora la presentación de la novela.

64
Hay algunas ilustraciones que contribuyen a la construcción del perfil de los

personajes en el campo visual. Verbigracia: aquella en la que María, la narradora

protagonista de la obra, recibe el rechazo de Roberto en el baile al que asistió en

espera de conocer por fin el amor.

En la imagen que reproducimos a continuación, Roberto no aparece

deslumbrado por la belleza de la niña, sino que su gesto exagerado demuestra su

desagrado por el vestido amarillo que llevaba ella, préstamo infausto de su madre.

Cuando puede, usando como pretexto el ir por agua para María, sale huyendo y la

deja en el baile con la triste sensación de haber sido rechazada:

(Heredia, 2007: 55)

En otra ilustración es Alejandra la que recibe el gesto cariñoso de Juan

Ramón Carranza, un candidato del P.A.P.I.T.O., partido que intentaba alzarse con

la presidencia del Consejo Estudiantil. Definió a Alejandra como su “primera

dama”…igual que a muchas otras. Es el clásico manipulador que aparece

retratado en esta escena clave:

65
(Heredia, 2007: 68)

Es numerosa la lista de los desafectos de Juancho, el tercer miembro del

Club. Una de sus peores experiencias la sufrió con una niña que fingía una

devoción cristiana enorme y exhibía actitudes dulces y conmovedoras; pero que

se manifestó en su real dimensión cuando agredió a Juancho que intentó besar

“sus labios de ángel” (Heredia, 2007: 93).

La niña no reaccionó con un gesto de desagrado o un estate quieto usual; ella

lo insultó y le dio un puñetazo. Cuando prorrumpió en llanto, según afirmó

después, no lo hizo porque considerara al beso un pecado, sino porque había

dicho “idiota”, “animal” y sentía un odio tenaz por Juancho, lo que le impediría

realizar su Primera Comunión.

66
(Heredia, 2007: 73)

Entre los adultos, el grupo social escarnecido con frecuencia por el narrador

adolescente, aparecen mencionadas las hipócritas maestras de María y Alejandra

en “el antro denominado Gotitas de Ternura” (Heredia, 2007: 17); pero no hay un

registro visual de ellas; sin embargo, el padre de María, que es visto por la

narradora como ridículo en muchas ocasiones, aparece ilustrado en poses que

nos hablan de la negativa percepción de la niña sobre su padre.

La caricatura que la narradora hace de Manuel Robles, un motivador

improvisado, a veces aparece retratada por Roger Ycaza de forma inofensiva:

(Heredia, 2007: 24)

67
En otras ocasiones, el rechazo es evidente. Cuando entra al dormitorio de

María gritando a voz en cuello que “este era el mejor día de sus vidas” (Heredia,

2007: 71), ella lo tachará de “insoportable” y la ilustración hará evidente este

desdén:

(Heredia, 2007: 70)

Cuando Manuel Robles enferma de cáncer, María retomará su papel de hija

cariñosa y la percepción sobre él cambiará. Lo valorará en su real dimensión de

amigo, protector y cabeza de familia; sin embargo, en este proceso solo habrá un

retrato de él, lejano y distante. La caricatura de Manuel a lo largo de la obra ha

terminado. Este personaje adulto desaparece bajo la descripción de un padre más

humano, enfermo y vulnerable.

En este caso, el dibujante Roger Ycaza ha logrado, con el uso magistral de los

planos, graficar una situación de gran connotación espiritual:

68
(Heredia, 2007: 127)

Las imágenes empleadas en El club Limonada son una crónica visual del

enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal. Incorporan detalles, hacen

plausible la visualización de personajes prototipos caricaturizados por el narrador.

Son un recurso narratológico adicional para el destinatario adolescente.

2.2.2. Argumento

María y Alejandra han sido amigas desde pequeñitas. Se conocieron el

primer día de clases en el jardín de infantes y desde ese momento siempre

han compartido aventuras y desventuras. Ahora que tienen catorce años

y están en la escuela, son simplemente inseparables. Ambas comparten

69
todo: secretos familiares, anécdotas vergonzosas, anhelos e ilusiones... y

la mala suerte en el amor.” (es.scribd.com)

Como dice María, hay quienes encuentran a su media naranja. Otros menos

afortunados, como ella y Alejandra, solo han podido hallar un medio limón: ácido,

amargo y que trae solo dolores de cabeza, corazones rotos y muchas lágrimas. Es

por ello que toman una decisión junto a su amigo Juancho: fundar el club

Limonada, un lugar para los enamoradizos sin remedio, en el que

podrán desahogarse y elaborar una larga lista negra de sus amores no

correspondidos.

Poco a poco, María comenzará a experimentar un nuevo sentimiento por

Juancho, que negará ante sus amigos. Nace un triángulo amoroso cuando

Alejandra se enamora también de él. El club Limonada se vendrá abajo; pero

Juancho será quien se sacrifique al alejarse de las dos, porque la amistad de

María y Alejandra es más importante ante sus ojos.

2.2.3. Narrador

Para iniciar el estudio del narrador, citamos a Mieke Bal: “(El narrador) es el

concepto fundamental en el análisis de los textos narrativos. La identidad del

narrador, el grado y la forma en que se manifieste en el texto, y las elecciones que

se impliquen, confieren al texto su carácter específico.” (Bal, 2009: 126)

70
Analizaremos el primer punto interpuesto por Bal: La identidad del narrador.

María Fernanda Heredia, suele elegir como narrador a “la voz” de un personaje

bueno; en la obra que nos ocupa, es una adolescente que ha sufrido junto a sus

amigos a causa de la soledad, del desengaño, del “mal amor”; estos embates de

la vida tienen un nombre, una personalidad: son los malos, cuyo recuento quedará

para la posteridad: “En el diario de nuestro Club (…), habíamos inaugurado la

lista histórica de nuestros medios limones…esta lista sería nuestro legado para las

futuras generaciones, allí constarían todos, todos los nombres de las personas

que nos habían roto el corazón…” (Heredia, 2007: 41)

El segundo punto anotado por Bal es: el grado en que se manifiesta en el texto.

Si el narrador de El club Limonada es un yo-protagonista, indudablemente estará

dentro de la historia porque “figura en la fábula que él mismo narra” (Bal, 2009.:

128). En la novela, la narradora adopta un nombre: es María, una adolescente que

define así su problemática: “En mis catorce años, mi historial amoroso ha

resultado poco amable, yo solo he podido encontrar medios limones…ácidos y

amargos…” (Heredia, 2007: 11)

El tercer punto es la forma en la que el narrador se manifiesta en el texto. Esta

manifestación se da en la historia a través de todo tipo de reflexiones, a veces de

tipo adulto, por la profundidad de las mismas: “Siempre he envidiado a las

personas que encuentran un billete en el bolsillo que no habían usado en algún

tiempo. Parecería que el billete las estaba aguardando en secreto, como en un

acto de magia, para regalarles una felicidad inesperada.” (Heredia, 2007: 11)

71
Este narrador adolescente también se revela en la crítica que hace de los

adultos: “Era insoportable, de lunes a domingo el despertador optimista funcionaba

a las seis de la mañana. No importaba si era fin de semana o feriado, papá

siempre encontraba la manera cliché de sacarnos de la cama” (Heredia, 2007: 71).

En esta novela, dos personajes mayores alcanzarán una evolución que

estudiaremos más adelante.

En la construcción de sus personajes, el narrador de El club Limonada recrea

al grupo adolescente dividiéndolo en dos bandos: por una parte los enamoradizos

sin remedio, Alejandra, Juancho y María, contra los adolescentes mejor

favorecidos físicamente; pero que también resultan los más frívolos, vanidosos y

egocéntricos.

El cuarto punto se refiere a las elecciones que se impliquen. En El club

Limonada, el narrador determina con precisión a sus personajes, mediante sus

diálogos y actuaciones; ante los ojos del lector; ya vienen catalogados en buenos

y malos. Solo en la literatura para público adulto, el narrador puede ser un

psicópata como en El túnel de Ernesto Sábato, un vicioso como en El jugador de

Dostoievski.

En general, en las novelas de la Literatura Infantil y Juvenil, el narrador siempre

es un ser bueno. En El club Limonada intenta incluso ser justo: “Algo me decía

que él se convertiría en el aburrido del club. Pero me equivoqué…” (Heredia,

2007: 47)

72
Cierta vez, en una clase magistral en el módulo de Análisis de textos

representativos de la literatura infantil y juvenil del Ecuador, el maestro Francisco

Delgado Santos expresó que “La LIJ tiene un compromiso con la esperanza”. El

narrador de El club Limonada nos lleva de la mano por la historia de tres

personajes: María (la voz que habla), Alejandra y Juancho que se dedican a

catalogar sus historias de amor fallido; pero que al final aprenden que la amistad

es invaluable.

El “carácter específico” que confiere un narrador a la historia es, en este caso,

un punto de vista en extremo radical pues asistimos en la historia al

enfrentamiento del bien contra el mal, donde los vencedores son adolescentes

buenos, que se han redimido frente al sufrimiento. Los lectores adolescentes

podrán compartir con ellos sus desventuras y, sobre todo, aprenderán a valorar su

lucha por la superación personal:

La gran aventura (…) sumerge al joven lector en un clima de tensión y

riesgo, lo identifica con un héroe capaz de enfrentarse a ese miedo y de

superar grandes pruebas, y salvarse, a menudo salvando a otros o nobles

ideales. Lo hostil y lo perverso del mundo puede vencerse.” (Zulliger, 1977:

124)

2.2.4. Personajes

Por lo general, los héroes de María Fernanda Heredia no son muy agraciados

físicamente, han sufrido numerosos embates en la vida y en el amor;

73
aparentemente conservan el alma limpia y una fortaleza que no les permite

sucumbir.

Esa es la razón para que estas “criaturas de papel” (Corrales, 2000: 24), en la

descripción del narrador, sean seres en conflicto; pero seres buenos, cuyos

humanos errores se cometen sin el fin de hacer mal a nadie. Son descritos como

humanos en busca de la tan anhelada felicidad, que muchas veces han caído en

las trampas del amor, en las redes de la hipocresía, en las cadenas del egoísmo.

Al final, estos personajes centrales superan su estado inicial de infelicidad y logran

alcanzar un relativo bienestar o, en su búsqueda, aprenden duras lecciones que

les hacen abrir los ojos ante la maldad humana:

“-¡A la lista negra! – gritó Alejandra.

Juancho me miró, sonrió discretamente y en voz bajita me dijo:

-Él se lo perdió.” (Heredia, 2007: 59)

Los personajes de El club Limonada pueden enlistarse en dos bandos, que

corresponden a dos prototipos: los buenos y los malos.

Los buenos son los adolescentes María, Alejandra y Juancho, enamoradizos

sin remedio, y fundadores de un club, cuyo único objetivo es hacer un recuento y

hasta una denuncia de los malos amores, encarnados en personajes

absolutamente indiferentes a sus requerimientos amorosos, que han desfilado por

su corta vida.

74
De acuerdo con su personalidad, los tres han enfrentado el estigma del

rechazo y han sentido el peso del desencanto de distinta forma. Estos personajes,

heridos por el “mal amor” conforman los siguientes prototipos:

MARÍA, LA INSEGURA

Esta pequeña de cabello castaño rizado, de “gigantesca nariz” y “tamaño

estándar” se autodefine a sí misma: “Yo era más bien callada, tímida, insegura…

Yo era miedosa, asustadiza y fatalista.” (Heredia, 2007: 18)

El mal de María es considerarse “invisible” para todo aquel galán en el que ella

ha posado sus ojos.

En El club Limonada, esta adolescente ha sufrido los arremetidas del amor de

tres pérfidos galanes, que repiten el mismo esquema: son hermosos, populares;

pero egoístas, superficiales, infieles y manipuladores.

El primero de ellos fue Sebastián Aguilar, el goleador del equipo del colegio, “el

hombre más guapo del que se tuviera noticia desde la Edad Media” (Heredia,

2007:20), en palabras de María. Si pudiéramos catalogarlo, lo tacharíamos de

INDIFERENTE. Jamás regresó a ver a María. La alternativa de la niña fue poner a

su perro el nombre de Sebastián Aguilar y tratarlo con cariño de la misma forma

que lo hubiera hecho con el bello jugador.

El segundo fue Roberto Campos, “primo hermano de su primo hermano”

(Heredia, 2007: 53), cuyos rasgos perfectos despiertan la admiración de María.

Roberto es “un chico alto, moreno, de cuerpo atlético” (Heredia, 2007: 54), a quien

75
presentan a María en una fiesta; desde un principio, él es descortés y esquivo.

Contesta a las preguntas de la jovencita con monosílabos y aprovecha la primera

oportunidad para perderse de la fiesta. La crueldad con que la ignora, hace

exclamar a Alejandra, que escucha la historia del despiadado galán: “¡Qué

MISERABLE!” (Heredia, 2007: 58) Roberto pasará a integrar la lista negra del

club con este adjetivo.

El tercero en la lista de los desamores tempranos de María es Escorpión,

nombre falso de un chico que decide pasar por bello, al igual que María, quien lo

conoce a través de un Curioso, que es un cuaderno de una amiga, en el cual ella

respondió un cuestionario con datos falsos. Él desea conocerla porque se siente

atraído por su falsa identidad, se entrevistan por teléfono; también él miente

parecerse a Brad Pitt.

María y Escorpión se encuentran en un parque. Entonces, María comenta que

“no parecía un escorpión, se asemejaba más a un chanchito de la humedad”

(Heredia, 2007: 85). Escorpión figura como el MENTIROSO; sin embargo, no hay

que desconocer que, debido a la mentira preliminar de María, ella perdió su

categoría de buena; pero el narrador se encarga de justificarla ante los ojos del

lector.

Cuando se produce el encuentro, él saldrá huyendo con una ridícula excusa:

“dijo que los de Green Peace acababan de llamarlo para una campaña urgente en

defensa de los delfines de Bolivia” (Heredia, 2007: 85); pero María hace gala de su

natural bondad y logra superar espiritualmente el estatus del otro personaje: “yo

76
siempre he sido de las que piensan que lo verdaderamente lindo lo llevamos por

dentro” (Heredia, 2007: 85).

Tres galanes, tres supuestos hombres hermosos en los que María puso sus

ilusiones. Los tres la hirieron en su autoestima; los tres también fueron motivo de

admiración de la pequeña debido a su apariencia física, supuesta o real. La

inmadurez cobró su precio, porque la protagonista entregó su corazón a tres

desconocidos que lo único que hicieron es fortalecer su inseguridad.

En definitiva, María es la dulce adolescente deseosa de amar, que ha pagado

con dolor el atrevimiento de enamorarse ilusamente de un imposible. Cuando por

fin logra atrapar la atención de Juancho, que la mira diferente, debido a su amistad

con Alejandra, se despedirá de esta nueva ilusión.

Un prototipo, cuya personalidad la hace parecer invencible ante los embates

del amor, es:

ALEJANDRA, LA DECIDIDA

Alejandra, la mejor amiga de María desde que se conocieron en el Jardín de

Infantes, a pesar de su carácter determinante no ha corrido con mejor suerte que

ella: “Alejandra pidió la presidencia (del club), dijo que la merecía, que nadie en el

mundo había vivido historias de amor más ácidas que las suyas” (Heredia, 2007:

11)

En palabras del narrador, Alejandra “era divertida, hablaba sin parar,

conversaba hasta con los árboles” (Heredia, 2007: 18). Es la contraparte de María

77
y “era difícil pensar cómo dos personas distintas pudieran ser tan cercanas”

(Heredia, 2007: 18).

Alejandra, “alta y de cabello corto y liso” (Heredia, 2007: 19), es la eterna

optimista. El narrador justifica en la condición de hermana mayor de ella su fuerte

carácter; sin embargo es parte del club Limonada porque su corazón también ha

sufrido por amor.

Dos adolescentes han frustrado las esperanzas de Alejandra. El primero de

ellos fue José Ricardo Antonio Gómez de la Torre, un suceso de largo alcance en

el corazón de la niña, tanto como su nombre: “(…) se ponía los lentes de natación

con los que parecía un superhéroe intergaláctico y se lanzaba al agua con

perfección” (Heredia, 2007: 37).

Este personaje tipo es el INFIEL. Indudablemente era un experto no solo en

natación, sino en salvar chicas guapas y en enamorarlas a todas. Alejandra lo

conoció en la escuela de natación, intentó llamar su atención fingiendo ahogarse,

José Antonio la sacó galantemente; pero, al imitar otra niña la estrategia de

Alejandra, él demostrará no solo sus dotes de salvavidas, sino su capacidad de

estar disponible para todas las que quisieran resucitar en sus brazos.

El amor corrió solo por parte de Alejandra. Él nunca demostró que ella era

especial para él. El club lo condena porque, a partir de la experiencia de resucitar

a todas las damas en peligro, él empieza a besar a toda niña que se cruzara en su

camino. José Antonio demostró precozmente su carácter desleal.

78
Otro medio limón de Alejandra fue Juan Ramón Carranza, otro guapo de los

que gustan las amigas inseparables. Alejandra explica así su preferencia

sentimental por este prototipo: “Era un muchacho con pinta de intelectual y muy,

pero muy guapo. Esa era la mezcla perfecta porque solo intelectual es a veces un

poco aburrido, feo y fuera de moda…y solo guapo es casi siempre garantía de dos

neuronas por metro cúbico” (Heredia, 2007: 64).

Así que este supuesto arquetipo, intelectual, inteligente y guapo para el colmo,

cubría todas las expectativas de Alejandra. Era el candidato para Presidente del

Consejo estudiantil. Había creado el partido P.A.P.I.T.O., lo que no hablaba nada

bien de su sentido de humildad.

Alejandra se prendó de él, hizo campaña con todos los recursos a su alcance;

en tal empeño cayó en el ridículo, porque él le prometió convertirla en su “primera

dama”. Al descubrirse que no era la única a quien Juan Ramón había prometido

tal designación, todas las perjudicadas confabularon contra él, que perdió las

elecciones. De arquetipo, intelectual y guapo, quedó reducido a prototipo de

MENTIROSO y MANIPULADOR en la bitácora del club Limonada.

Guapos, pero infieles; hermosos, pero manipuladores. Ahora, a una apariencia

física agradable le corresponde un espíritu egoísta, manipulador e infiel. Igual que

a una apariencia sencilla le corresponde un gran corazón, vulnerable a la perfidia

del mal amor.

El alma optimista de Alejandra se ha dado de bruces contra sus malos amores.

De este enfrentamiento entre sus ilusiones y la cruda realidad, ella aprenderá igual

79
que María que la amistad es el único sentimiento que puede estar por encima del

amor: “El club Limonada no volvió a reunirse nunca más. Alejandra y yo seguimos

siendo amigas en las buenas, en las malas y en las pésimas.” (Heredia, 2007:

145)

JUANCHO, EL ENAMORADIZO:

Juancho tiene catorce años. Es un entusiasta del amor, aunque en realidad sus

amigas lo definen como un “enamoradizo patológico”, tanto que al inicio de la

novela el narrador presenta el anhelo de Juancho por tener novia a través de una

secuencia donde la hipérbole y el sentido del humor campean:

Con optimismo desbordante, se declaró a todas las chicas lindas del

colegio: a la Señorita Deportes, a la Señorita Simpatía, a la Confraternidad,

a la Estrellita de Navidad, a la Reina de Carnaval y a la Miss Teen. Luego

del fracaso en este intento, eligió otro gremio, el de las buenas estudiantes

(…) (Heredia, 2007: 12).

Alejandra y María lo conocieron en un campamento de verano, cuando pidió

posada en la carpa de las muchachas, porque venía huyendo de un “roncador

profesional”.

Aquella noche descubrieron sus puntos en común e iniciaron una amistad,

incluso a prueba del amor.

De Juancho existe una prolija descripción que lo ubica en el clásico perfil de los

personajes buenos creados por María Fernanda Heredia: “Físicamente no se

80
destacaba demasiado” (Heredia, 2007: 46); pero tenía un corazón de oro,

brindaba una amistad a prueba de balas y era leal como ninguno.

Juancho ha sufrido la decepción a manos de Samantha Smith y Catalina

Campana.

La primera, Samantha Smith, prototipo de LA INDIFERENTE, se convirtió en su

amor idealizado cuando Juancho tenía diez años. Pobre de él, llegó hasta intentar

aprender inglés para ganarse su amistad, con miras a obtener su amor; pero ella

no valoró su empeño y terminó de novia de “un gordo horrible repleto de granos

que se llamaba Kevin Gutiérrez” (Heredia, 2007: 50)

Este jovencito también sufrió la decepción al enamorarse de Catalina

Campana, LA HIPÓCRITA, a quien se hizo referencia en el análisis de la

estructura textual de la novela.

Cuando Juancho creía haber encontrado en su amiga María a un ser humano

de las condiciones que buscaba, la inseguridad de ella hizo que no admitiera

delante de Alejandra que empezaba a sentir algo por Juancho, lo que derivó en el

acercamiento de Alejandra al muchacho y en la decepción de María, cuando los

encontró juntos en una situación comprometedora.

Juancho se retira del club para no interponerse en la amistad de María y

Alejandra, cuando todo amenaza con destruir la amistad de los tres. Su gesto

noble reviste una gran madurez. La narradora protagonista, María, engrandece

con estas palabras su gesto: “La lata del envase de nuestra amistad marcaba ese

día como fecha tope. Y aunque sentí dolor en alguna parte de mi alma, pensé que

81
Juancho y John Wayne eran un par de caballeros honestos, lindos e inolvidables.”

(Heredia, 2007: 145)

LOS ADULTOS

Los adultos, como entelequias, pierden peso en El club Limonada. La historia

es una prolija bitácora de adolescentes en conflicto, enfrentados en el afán de

obtener la felicidad en el amor (los buenos) y lograr ventajas sociales (los malos).

Sin embargo, hay una breve referencia a las maestras, el género más

vilipendiado por el narrador en las novelas que hemos analizado. Ellas aparecen

como FALSAS; sus emociones revisten una emotividad aparente, en la visión de

las pequeñas:

Al principio, las profesoras nos prestaban atención con una actitud que era

artificial y empresarial (…) luego, ante la constatación de su fracaso, la tía

Taty cambiaba su tono de voz y su mensaje: “Alejandra y María, ¡cállense

ya! ¡Cierren la boca! Si siguen chillando, las voy a encerrar en el cuarto de

la calavera. (Heredia, 2007: 15)

El padre de María, es la figura adulta más relevante en la historia, cuya

evolución ante los ojos de su hija, se estudió a propósito de la estructura textual.

La enfermedad de Manuel Robles permite el ingreso de otro prototipo adulto:

EL INHUMANO. El doctor que atiende a Manuel Robles es un personaje que

ingresa bajo un perfil negativo en la vida de los Robles, cuando se presenta la

enfermedad de este. Es insensible e impersonal: “El médico hablaba con una

82
frialdad que me molestaba (…) parecía no enterarse de que esos órganos le

pertenecían a mi papá y que él era un tipo fantástico que merecía vivir mil años

más” (Heredia, 2007: 122)

María amonestará duramente a este profesional. Su desafuero, entendido en el

contexto de su desesperación, resta mérito a lo que pudo ser una lección de

humanidad, curiosamente de un adolescente a un adulto: “¿Pero qué se ha creído,

quién es usted para decirnos de qué tamaño tienen que ser nuestras

esperanzas…” (Heredia, 2007: 123)

A pesar de sus duras palabras, el doctor cambiará de actitud y tratará de

mostrarse más humano y afable en una próxima oportunidad: “Los milagros

existen. Tu padre estará bien” (Heredia, 2007: 123).

La madre de María es una figura inexistente, tanto para el narrador como para

su hija, en buena parte de la historia; pero en el desenlace demostrará toda su

fortaleza en la crisis. Ella se convertirá en el puntal de su hogar, cuando ve a su

esposo enfermo: “En esta casa está permitido reír a cualquier hora y permitido

repetir cuantas veces nos sea posible la frase “Te quiero papá.”(Heredia, 2007:

137)

El amor, como sentimiento, aparece denostado en El club Limonada. La

relación de los padres de María, inexistente en los capítulos iniciales de la novela,

se hace presente de manera tímida en la abnegación de la esposa por su

compañero enfermo. Por lo menos, esta partida la ganará el amor.

83
A pesar de que los adultos no tienen un rol protagónico en El club Limonada,

es perceptible una ligera evolución en su construcción en dos de ellos (los padres

de María) al final de la historia. De indiferentes, lejanos a los adolescentes

conflictivos, motivo muchas veces de vergüenza para estos seres que juzgan de

forma implacable sus inconsistencias, superan su estado inicial. Se humanizan

ante los ojos del narrador y, con ello ganan en verosimilitud.

Solo las maestras no son personajes dinámicos. El narrador se ensaña con su

imagen. Pasaron por las páginas de esta novela sin perder su terrible imagen de

malvadas.

2.2.5. Tiempo

Como afirma Manuel Corrales Pascual (1999), los acontecimientos de la vida

real ocurren en un tiempo específico, inmutable; solo el tiempo narrativo está a

salvo de la lógica convencional: “(…) el narrador puede manipular a su antojo los

acontecimientos: puede contarlos en el mismo orden en que se sucedieron unos a

otros, o puede alterar ese orden.” (Corrales, 1999: 73)

El tiempo en la obra suele transcurrir de forma lineal o natural, es decir, los

acontecimientos se suceden uno detrás de otro. Sin embargo, otras veces dicho

orden se altera; es lo que se llama anacronía. Dos son las formas básicas que

asumen las anacronías: analepsis (retrospección o flash-back) y prolepsis

(anticipación o flash-forward).

84
En El club Limonada, el narrador emplea la manipulación poética del tiempo

denominada analepsis o retrospección: “el artificio consiste en que el narrador, en

el decurso de un acontecimiento introduce la narración de otro que había ocurrido

antes, cronológicamente hablando.” (Corrales, 1999: 78)

Este recurso es usado a lo largo de la novela El club Limonada y contribuye a

la construcción de los personajes, porque introduce las memorias de María,

Alejandra y Juancho sobre sus fallidas historias de amor, que no son sino el

inventario y descripción de prototipos de corte negativo con los que sufrieron

numerosas decepciones.

Ninguna de las historias amorosas es vista por los tres adolescentes como un

medio de aprendizaje, como una humana vivencia que les permitió aprender de la

vida. Para ellos, cada historia es la rememoración del desprecio, de la indiferencia,

del engaño.

Los tres personajes: María, Alejandra y Juancho sienten como una misión el

dejar constancia de sus frustraciones, para prevenir a otros que, como ellos,

pudieran caer víctimas de sus pasados amores: “Bajo el título “Prohibido

enamorarse de…” escribí el nombre de José Ricardo Antonio Gómez de la Torre.

El primero en la lista negra de El club Limonada.” (Heredia, 2007: 41)

María, Alejandra y Juancho no pierden nunca su perfil de buenos en la visión

del narrador. Hasta su afán de quebrantar aunque sea ilusoriamente la imagen de

aquellos nacidos con mayor ventaja para triunfar, que esconden tras un disfraz de

perfección física su crueldad, está revestida de un prurito de bonhomía: “Esta lista

85
sería nuestro legado para las futuras generaciones, allí constarían todos, todos los

nombres de las personas que nos habían roto el corazón…” (Heredia, 2007: 41)

En la cosmovisión del narrador, los personajes protagonistas no revisten

sentimientos negativos de venganza. Son seres a los que supuestamente anima

un sentido de justicia, una lucha legítima contra aquellos que usan su apariencia

física aventajada, sus dotes de popularidad y su sentimiento de superioridad, con

el fin de subyugar a quienes nacieron con desventaja social debido a su natural

condición de poco atractivos, tímidos y crédulos.

2.2.6. Espacio

Con respecto a la elección del lugar de la acción existen dos casos

característicos: el caso estático, cuando los personajes se hallan en un

mismo sitio (de aquí la frecuencia de los hoteles y otros establecimientos

equivalentes que ofrecen la posibilidad de encuentros inesperados); y el

caso cinético, cuando los personajes cambian de lugar para posibilitar los

encuentros necesarios (narración del tipo de los relatos de viajes) (Corrales,

1999: 172).

El espacio de El club Limonada es estático en primera instancia. La bodega de

Juancho es el lugar donde se reúnen los tres amigos para rememorar sus historias

de amor fallido. Desde este escenario, se proyectan por medio de la analepsis a

otros ámbitos, donde tuvieron nefastos encuentros con aquellos que contribuyeron

a su baja autoestima y a su desazón respecto al amor.

86
El club, la bodega en la casa de Juancho, es el “cuchitril” desde donde se

transportan los protagonistas como en una cámara del tiempo a distintos

escenarios. El espacio, como entelequia, se torna cinético, cuando los héroes

hacen el recuento de sus pasadas frustraciones, verbigracia:

 Alejandra voló de la mano del recuerdo a la escuela donde el líder del

partido P.A.P.I.T.O. le prometió ser la primera dama y a la piscina donde

José Antonio Gómez de la Torre resucitó a punta de besos a toda aquella

que gustara de ser salvada por el nadador “intergaláctico”.

 María volverá a sonreír a Roberto en un salón de baile y a sentir el peso de

la frustración al reconstruir su rechazo; de nuevo constatará que Sebastián

Aguilar vive en su perro cuando lo recuerda.

 Juancho se transportará a la iglesia donde intentó besar a Catalina

Campana y volverá a ver de nuevo a Samantha Smith besando a Kevin

Gutiérrez.

Mientras el club es un lugar donde florece la amistad, la solidaridad y la

empatía, los otros escenarios les serán ingratos porque acarrean el pesar por los

momentos vividos.

Nuevamente se establecen los sitios de luz y los de oscuridad; la renovación de

los lazos de amistad y el consolidarse de una idea: la amistad está por encima del

amor: “…la amistad lo cura todo, la amistad es una gran taza de limonada con

miel.” (Heredia, 2007: 146)

87
2.2.7. Tono

Las palabras dan emociones, pero, en cualquier vuelo literario, las

emociones nacen desde la voz del narrador. Pueden ser voces irónicas,

cínicas, desafiantes, persuasivas, desconfiadas, enamoradizas, vengativas,

melancólicas... (http://www.ciudadseva.com)

En El club Limonada, la riqueza de tonos es producto del estilo directo. Cuando

el narrador da la voz a sus personajes a través del diálogo, nos presenta a los

adolescentes describiendo sus emociones a flor de piel, en un lenguaje que a

veces contiene alusiones, verdaderos referentes de la posmodernidad: “Mis ojos

estaban tan hinchados que cualquiera me habría confundido con una prima

hermana de Bart Simpson.” (Heredia, 2007: 9)

Diversas emociones se transparentan de la mano del narrador, expresadas en

voces múltiples que nos hablan de amor, de rencor, de gratitud, de amistad en un

tono reflexivo, a veces crítico; pero es indudable que lo sentimental se impone

cuando se instala la saudade:

Hay personas que encuentran, sorpresivamente, en el bolsillo de un

pantalón que no han usado un billete que parecería haberlos estado

esperando para regalarles esa alegría inesperada. Mi mano descubrió, al

final del bolsillo derecho, un agujero, ¡sí! Quizá por ahí escapó esa tarde mi

sonrisa” (Heredia, 2007: 145)

Tan importante es lo que cuenta el narrador como la forma en la que lo hace.

Cuando el padre de María habla con su hija, el tono reflexivo de sus palabras

88
inunda el ambiente. El lector se prepara para cavilar: “Cuando debes despedirte

de un amigo, solo debe quedar el amor y la gratitud a unos años en los que te

sentiste feliz…” (Heredia, 2007: 117).

Otras veces, el tono irónico presenta una verdadera crítica a los prototipos, que

llevan la marca de lo negativo: “… (Juancho) se declaró a tres grandotas del

equipo de tae kwon do, a una a la que le decían Lagartija San Román y hasta a la

hija del inspector que tenía el mismo bigote que su padre…” (Heredia, 2007: 12).

Mas, el humor se erige como un recurso narrativo que caricaturiza a los

malvados, aquellos que, en la perspectiva del narrador, solo sirvieron para marcar

heridas: “A partir de ese día José Ricardo Antonio comenzó a resucitar a todas las

chicas del curso de natación, incluso a las que no se estaban ahogando! Las

resucitaba en la piscina, en los vestidores, en la cafetería y en el estacionamiento”

(Heredia, 2007: 40).

Si consideramos que “el tono de un relato es la actitud emocional que el

narrador mantiene hacia el argumento y hacia los protagonistas” (Anderson, 2007:

38), se puede establecer que este elemento narratológico se pronuncia, mediante

las hábiles descripciones del relator, a favor de los personajes instituidos como

buenos y se ensaña con los enemigos de sus entelequias favoritas:

El canalla del que voy a hablarles se llama Roberto Campos, yo misma

apuntaré su nombre con letra grande en la lista negra (…) él y yo no somos

parientes… ¡Gracias a Dios! creo que preferiría ser prima hermana de un

monstruo de dos cabezas y siete tentáculos!” (Heredia, 2007: 53)

En su afán de destruir moralmente a las entelequias contrarias a los héroes, el

narrador emplea la hipérbole que, por un parte, es un recurso del humor y, por
89
otra, fomenta la caricaturización y el sarcasmo: “¿Inventar que se va de misionero

a una tribu no contactada con la civilización, con tal de no tenerme cerca? Eso se

pasa de la raya (…)” (Heredia, 2007: 59).

En conclusión, cuando “un autor inicia una narración no solo elije el punto de

vista desde la que la contará (primera, segunda o tercera persona), sino también

desde qué sentimiento o tono la enunciará.” (http://www.ciudadseva.com)

El sentimiento que inunda las páginas de El club Limonada es un marcado

rencor por los desastres amorosos del pasado; pero el narrador se empeña en

justificar la pertinencia de tal sentimiento en seres de noble corazón como María,

Alejandra y Juancho, por medio del recuento de las heridas que les infringieron

prototipos como el infiel, la hipócrita, el mentiroso y otros, que justifican la

reconstrucción de la bitácora del club para dejar constancia escrita de su crueldad

humana.

2.2.7. Colofón

En la novela El club Limonada las imágenes de Roger Ycaza están en

consonancia con la configuración de sus personajes. Desde su trinchera artística,

este ilustrador conforma visualmente a los prototipos, los caricaturiza igual que el

narrador lo hace con sus descripciones prolijas; pero la palabra ha ido más allá de

la caricaturización. El narrador, por medio del estilo directo, en el que cede la

palabra a los personajes, permite un verdadero derroche de juicios de valor que

los destruye o ensalza, exponiendo públicamente su perversidad o virtud: “Los

90
personajes llevan habitualmente una carga emocional: en las formas más

primitivas son virtuosos o malvados; la actitud emocional hacia el personaje

(simpatía-antipatía) se desarrolla, pues, sobre una base moral.” (Corrales, 1999:

186)

El narrador empleado, el yo protagonista, en este caso María, relata no solo su

historia personal sino la de sus amigos Juancho y Alejandra, por medio del hábil

uso del diálogo, que les confiere a estos personajes el tinte de víctimas del

desengaño, a manos de distintos prototipos, generalmente jóvenes de bello

aspecto físico en total disonancia con sus actitudes de egoístas, hipócritas,

indiferentes y manipuladores.

Los adultos como entelequias de corte negativo no son protagonistas. El padre

y la madre de María, que son vistos como ridículo el primero y como ausente la

segunda, sufrirán una evolución en la perspectiva del narrador al final de la

historia; con el advenimiento de la enfermedad del padre, sacarán a relucir su

espíritu de confraternidad. Las maestras, que son también memoria del narrador,

se mantendrán en su imagen de prototipos negativos como personajes planos.

El espacio donde se desarrolla la vida de los protagonistas es una

desvencijada bodega desde donde se trasladan, a través del tiempo y de sus

respectivas memorias, a un pasado hostil, en que se constituyeron en verdaderas

víctimas del desamor, por medio del empleo de múltiples analepsis. Este ambiente

es un remanso de paz donde los protagonistas se lamen sus heridas. Los otros

escenarios mentados son hostiles porque fueron testigos de sus humanas caídas.

91
En consonancia con esta dimensión, se instala un tiempo de reflexión en el

presente, que lleva a la condena de quienes atormentaron la temprana vida de los

tres miembros del club.

El tono empleado por el narrador es múltiple porque busca retratar el estado de

ánimo del narrador: a veces es reflexivo, sentimental, irónico o burlesco, según el

motivo de su narración.

En esta novela, los héroes María, Alejandra y Juancho, elevados por el

narrador a la categoría de héroes, como verdaderos sobrevivientes del mal amor,

se yerguen por encima de sus verdugos (los seres que no los amaron), con el

firme deseo de darles una lección a través de la bitácora del club. Al final, queda

una aparente enseñanza: la amistad es más valiosa que el amor: ¿es válida?, ¿no

son por igual importantes la amistad y el amor?

El club Limonada ha trabajado, por medio del recuento prolijo de amores

nefastos, a favor de la amistad como única opción en la que los humanos pueden

confiar.

2.3. ANÁLISIS NARRATOLÓGICO DE EL PUENTE DE LA SOLEDAD.

2.3.1. Estructura textual

La novela El puente de la soledad está compuesta por veintidós capítulos

cortos, señalados por números romanos y, además, contiene un epílogo.

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La única ilustración que posee la novela es la de la portada, realizada por

Roger Ycaza. Símbolos e imágenes claves desfilan por esta ilustración muy bien

lograda: el puente de la soledad que pondrá a prueba la solidaridad de los

viajeros; la luna que parece ser testigo romántico de la búsqueda de autonomía;

las estrellas en el firmamento que simbolizan los sueños; el mini Austin rojo,

vehículo de la libertad y el cumplimiento de los ideales, y los tres mininos de

dimensiones gigantescas, que representan a los Free cats, una banda mediocre

que impulsará el viaje a un concierto que, en realidad, es una travesía hacia la

consolidación de su esencia como seres humanos:

La ausencia de ilustraciones interiores se justifica debido a la edad del posible

destinatario: al tener dos de sus tres protagonistas quince años, la historia está

dirigida a adolescentes de esta edad, a quienes el desarrollo de la inteligencia

abstracta les posibilita la comprensión cabal de la palabra, sin “las muletas

innecesarias de la imagen”; por esto, la historia retrata con mayor profundidad y

93
reflexión el tema de las decisiones difíciles, en una edad donde el elan o “impulso

vital” se impone sobre la aparente racionalidad adulta (http://www.enciclonet.com).

2.3.2. Argumento

“Paula, Daniela y Nando son tres amigos que deciden hacer, a escondidas de sus

padres, el viaje de sus vidas. A bordo de un viejo Mini Austin, con poco

presupuesto, enfrentan el camino que los conducirá a la ciudad donde se realizará

el gran concierto de los Free Cats. Son cuatro horas de camino. En ese trayecto

nocturno y solitario aflorarán sus temores, los conflictos de sus historias

personales y la necesidad de sentirse adultos para vivir su aventura. Cuando el

auto se daña junto al Puente de la Soledad, deberán decidir sobre el valor de los

sueños o la necesidad de dar pie atrás frente a los obstáculos.”

(www.prisaediciones.com)

2.3.3. Narrador

El puente de la soledad introduce una novedad en la focalización de los

hechos, respecto a las obras anteriores: el uso de la tercera persona, al inicio y al

final de la historia; pero en la novela predomina el yo protagonista, que impone su

punto de vista.

94
En la primera página, se encuentra el lector con la descripción del “puente muy

viejo y angosto en medio de la carretera” (Heredia, 2009: 9). Este lugar, que es

elevado a la categoría de símbolo, será estudiado a profundidad en el espacio

como elemento narratológico.

En el puente se detienen los viajeros, cuyo poder de decisión frente a su propio

destino se ve puesto a prueba al llegar a este lugar. El narrador toma distancia, se

torna omnisciente para describir al símbolo. Nos comunica que es Paula la que ha

bajado del auto para examinar el lugar: “La focalización es la relación entre la

“visión”, el agente que ve, y lo que se ve. Esta relación es un componente de la

historia, parte del contenido del texto narrativo: A dice que B contempla lo que

hace. (Bal, 2009: 110)

Se emplea el estilo directo cuando Paula dialoga con Daniela sobre el aspecto

del ambiente. Daniela, siempre insegura y miedosa, es quien formula una

pregunta, que es casi una súplica: “-¿Qué opinas…seguimos o nos

regresamos?”(Heredia, 2009: 10). Los puntos suspensivos se emplean para

“expresar al destinatario vacilación, sarcasmo, recelo, ignorancia o respeto.” (El

subrayado es nuestro) (Eldredge y Monteverde, 2010: 31).

Interrogada por Daniela, Paula impone su visión del mundo con esta

exclamación, que pone en evidencia su determinación de cumplir con su sueño,

por medio de esta respuesta rotunda: “-¡Qué pregunta! - dijo ella- ¡Seguimos!”

(Heredia, 2009: 10)

95
En las páginas iniciales, ignoramos cuál es el destino del auto que se dirige por

la carretera “casi a las dos de la mañana” (Heredia, 2009: 9). Sabemos de la

existencia de dos personajes femeninos que dialogan sobre proseguir un supuesto

viaje o retornar. La escena se queda en suspenso. Al iniciar el otro capítulo, el yo

protagonista inicia su periplo presentándose con un perfil que nos resulta

conocido:

Cuando escuchaba a otras personas hablar sobre sus divertidas y alocadas

anécdotas de la adolescencia, yo me sentía como un alien. En la libreta en

la que apuntaba el Top Ten de <<experiencias súper apasionantes>> que

me habían cambiado la vida, el primer lugar (invicto) lo ocupaba: la ocasión

en que aprendí a rizarme las pestañas con una cuchara. (Heredia, 2009:

11).

Estamos frente a un narrador femenino: es Daniela, una joven de quince años,

impopular, tímida, insegura ante la vida, porque ha sido encerrada en una burbuja

de cristal por sus padres, que le negaron la autosuficiencia, debido a su

personalidad sobreprotectora.

A través de Daniela, conocemos a Paula, su mejor amiga, tan determinada

como ella indecisa. A través de la oposición de contrarios, Daniela, la narradora,

engrandece a su contraparte, una especie de alter ego, llamada Paula.

Daniela y Paula, mantienen una relación simbiótica: “(…) sobre todo, creo que

Paula y yo nos necesitábamos: ella se había convertido en mi acelerador y yo en

96
su freno…dos pedales sin los cuales no se puede echar a andar la vida.” (Heredia,

2009: 20)

En El puente de la soledad, es Daniela el yo protagonista, a través del cual

son juzgados los personajes. Nuevamente vienen clasificados en buenos y malos

por el narrador, que esta vez es implacable. Resultan buenos los adolescentes

como la decidida Paula, el protector Nando, la generosa Cristina, sus alegres

compañeros de curso y, por primera vez, una maestra, Ligia. Son malos los

egoístas padres de Paula, los impositivos de Daniela y, por supuesto, los de

Cristina, que comparten con su hija Marlene el prototipo de hipócritas. Son peores

los maestros perversos como el Lobo Guerra y la corrupta directora:

Cuando entramos en el campo de la poética, el escritor no es una

persona, y no tiene ninguna clase de derechos, mientras que el “Yo

narrador” en cambio, al ser parte de la obra, tiene todos los derechos

de expresarse, inclusive mediante reflexiones que acompañen a la

acción (Kayser citado por Corrales, 1999: 107).

Esta “triste visión del adulto” se vuelve despiadada con el empleo del

sarcasmo. De tal forma, la caricaturización de los personajes “malos” se constituye

muchas veces en una sórdida visión del mundo de los mayores, en base a

ingeniosos juegos de palabras:

Un día, una profesora le dijo a Cristina:

-¡Qué linda pareja hacen tus padres! Se ven tan enamorados. Yo creo que

cuando tu mamá conoció a tu papá tuvo un golpe de suerte.

97
Cristina dirigió a la profesora una sonrisa de hielo y solo atinó a agradecer

el comentario con un leve movimiento de cabeza. Luego giró hacia donde

yo estaba y me dijo en voz baja: <<Lástima que ese no haya sido el único

golpe que mi mamá ha recibido de mi papá>>. (Heredia, 2009: 52)

Paula, agobiada por el peso del mundo hostil que le ha tocado en suerte,

planifica el viaje de sus sueños: ir al concierto de los Free Cats, un grupo musical

de notable fama entre los adolescentes. En este sueño involucra a la tímida e

insegura Daniela, que también es fan del grupo y a su primo Nando que, al volante

de un Mini Austin rojo, les brindará el transporte que necesitan para un viaje

aparentemente seguro.

Los tres sortean mil dificultades, en los que Paula cobra inusitado

protagonismo, debido a que ella es responsable de acciones claves en el relato:

a) Planifica el chantaje contra Marlene, que le permitirá a Daniela quedar libre por

un fin de semana de sus posesivos padres, que partirán a un retiro, creyéndola

segura.

b) Libera a Daniela, condenada a recibir clases de Química durante el fin de

semana, por haberle faltado al respeto al temible profesor Guerra.

c) Se encarga de propiciar el diálogo entre Nando y Daniela, que tuvieron un

desencuentro amoroso en el pasado.

98
d) Enfrenta la pesadilla de la pérdida del dinero para el viaje por causa de los

policías, que sorprenden a Nando sin licencia de conducir y replantea la aventura

para cumplir con su sueño.

e) Obliga al pequeño grupo a decidirse a viajar en pos de su fantasía, una vez que

ha llegado al puente de la soledad, cuando abandona el auto para tomar un

aventón.

Ir en pos de los sueños, a pesar de la oposición de los adultos es la consigna

en El puente de la soledad, que se yergue como un último obstáculo, el definitivo,

entre los adolescentes aventureros y su ideal de juventud.

El yo protagonista se ha convertido en un focalizador parcializado. Ha

presentado como única salida para lograr el anhelado propósito de admirar a los

Free Cats en concierto el engañar, chantajear y mentir a los adultos, a quienes

cataloga como obstáculos permanentes en la consecución de sus sueños. Este

elemento narratológico, que constituye “el punto desde el que se contemplan los

elementos (…), donde el lector observa con los ojos del presente por medio de

dicho personaje” (Bal, 2009: 110), solo ha trabajado en favor de esta única opción.

2.3.4. Personajes

Los personajes protagonistas de El puente de la soledad inician su aventura

narrativa como prototipos; de tal forma Daniela Aguilar es la insegura; Paula, la

decidida y Nando, el protector.

99
Estos tres prototipos no son nuevos en la narrativa de María Fernanda Heredia.

Daniela Aguilar proviene de un hogar aparentemente estable; sus inseguridades,

según el narrador, se originan en la extrema sobreprotección de sus padres.

Paula, cuyo hogar disfuncional la ha hecho madurar precozmente, es la fuerza que

motiva a Daniela a intentar superar su flaqueza.

El personaje masculino, Nando, primo de Paula, será el amigo incondicional de

Daniela y de ella misma. Reunirá bajo su figura masculina las cualidades de un

caballero medieval; será en extremo protector; estará presto y dispuesto, a

socorrer a las damas en peligro.

Paula será la promotora de un viaje hacia la consecución de un sueño y

Daniela la acompañará, más por temor a que su amiga la juzgue como cobarde,

que por propio convencimiento. Su primo, Nando, se involucrará en el viaje por

una profunda convicción de que debe resguardar a su pequeña prima, a pesar de

haber vivido una extraña aventura sentimental con Daniela en la noche de un

baile. Son tres viajeros, son tres voluntades jóvenes en pos de un sueño:

La juventud es una edad de “elan” aventurero- “elan” que el niño aún no

tenía y que el adulto perderá por completo, salvo el caso de personalidades

superiores en altas y extrañas empresas-.” Como que el joven está

embarcándose en su propia aventura: la conquista de la autonomía. Quiere

hacer las cosas por sí, triunfar por sí. (Rodríguez, 1981: 99)

Pero algo o mucho ha cambiado en la configuración de los personajes de El

puente de la soledad. A pesar de que existe una virtud o un defecto que los

100
caracteriza como entelequias, los tres protagonistas presentan una variedad de

matices, que enriquecen su construcción como personajes más humanos y, por

tanto, más verosímiles.

DANIELA, LA INSEGURA

La narradora protagonista, Daniela Aguilar, aparece retratada en sus propias

palabras; pero también, a través de sus diálogos, podemos inferir su actitud hacia

la vida; ella semeja una niña indefensa, que no reúne las mejores cualidades para

sobrevivir en un mundo posmoderno que clama por la independencia, el libre

albedrío, el poder de decisión.

Esta adolescente sobreprotegida explica este defecto en la personalidad de sus

padres:

…si yo llegara a decirles:

-Papá, mamá, les cuento que me voy a misa con su Santidad el Papa.

Puedo asegurar que mi mamá me respondería:

-Muy bien, pero primero hablaré con los padres del Papa, para asegurarme

que ellos vayan con ustedes. (Heredia, 2009: 29)

De esta característica inicial, se desprenden matices que la configuran como:

101
Temerosa: “Yo tenía el puño tan cerrado que sentía las uñas clavadas en la palma

de la mano. El papel, arrugado en el interior, seguro estaría mojado por mi sudor.

(Heredia, 2009: 13).

Débil: “Mi carácter no era tan fuerte como me habría gustado, si él continuaba

tensando la cuerda, esta terminaría rompiéndose de mi lado” (Heredia, 2009: 17)

Miedosa: “-Suena bien, Paula, pero me da miedo.” (Heredia, 2009: 32)

Insegura: “Creo que me gusta, al menos un poco. No es el tipo más guapo del

mundo, pero tampoco compite para el más feo. “(Heredia, 2009: 45)

Atemorizada: “Sentí miedo, pero no quise confesarlo (…) estaba segura de que

Paula me lanzaría un sermón de aquellos en que yo quedaba como un ratón

asustadizo.” (Heredia, 2009: 50)

Al ser sobreprotegida por sus padres hasta extremos risibles, la vida de Daniela

no ha sido precisamente divertida: “Hasta un maniquí tenía una vida más activa

que la mía. Mi mamá lo justificaba diciendo <<Para qué quieres vivir como esas

locas atolondradas e irresponsables de tus amigas?>>” (Heredia, 2009: 11).

Dos cualidades se permite Daniela destacar de su débil personalidad. Ella

aparece como práctica porque usa su dinero ahorrado de forma utilitaria: “ya

sabes que estoy juntando para renovar mi computadora…” (Heredia, 2009: 33) y

como precavida, porque es capaz de hacerle ver a su amiga Paula ciertos errores

en la planificación del mentado viaje: “Digamos que en tu súper plan no constan

dos detalles fundamentales (…) (Heredia, 2009: 35)

102
Otros rasgos de la personalidad de Daniela se revelan en el transcurso de la

acción. Cuando ella quiere saber sobre un tema en particular, por ejemplo sobre lo

que piensa Nando sobre viajar juntos para ir al concierto, suele ser insistente;

abandona su natural timidez para ser inquisitiva: “Quiero saber si el tono de voz

con el que pronunció <<Ahh…>> fue de alegría o de rabia o de indiferencia o de

miedo o de incertidumbre o de emoción o de tristeza o de frustración o de calma o

de resignación.” (Heredia, 2009: 56)

Daniela pierde su “perfil de buena” cuando miente a su madre sobre el proyecto

que realizarán junto a Paula y Cristina, que solamente es el pretexto que usan

para quedarse en casa de la segunda, junto a la perfectísima Marlene. Como

narradora justifica su posición en la natural intransigencia de sus padres: “Me sentí

mal por mentirle, pero no había opción…si ella hubiera sabido la verdad, me

habría atado a la pata de la cama y habría pedido prisión de por vida para Nando y

Paula.” (Heredia, 2009: 79)

Cuando en el Mini Austin se empieza a tensar el ambiente, debido a la poca

claridad en que se devolvió su romance de una noche con el primo de Paula, ella

se revelará como orgullosa: “Yo no tengo nada que hablar con Nando” (Heredia,

2009: 95)

Por otra parte, el momento en que los policías los detienen, aflorarán en

Daniela sus temores frente la vida; entonces explicará a sus amigos el daño que

le han hecho sus padres, “posesivos y obsesivos” (Heredia, 2009: 128), en su

personalidad que se ha construido como débil: “Cuando ese micro mundo

103
personal falla, por cualquier motivo, siento que pierdo el piso, que me caigo y que

no sé si tendré la receta para levantarme” (Heredia, 2007: 128)

Ante la decisión de continuar el viaje hacia la capital o regresar al pueblo,

Daniela no apoya a Paula, porque su personalidad no le permite correr riesgos:

“me siento desarmada ante las decisiones, tengo miedo de equivocarme y de que

mis errores se conviertan en dolores o en problemas.” (Heredia, 2009: 130).

Es Paula la que toma el toro por los cuernos y decide viajar a dedo, entonces

Daniela correrá con Nando en pos de su amiga, demostrando que su amistad

incondicional está por encima de sus naturales temores.

Daniela rompe con el esquema usual de las heroínas posmodernas. No es

autónoma, ni libre, ni siquiera muy bella; es un ser humano débil, inseguro, cuyo

único aliciente para vivir a plenitud la efímera juventud lo obtiene de Paula.

Tampoco es un personaje plano: la buena que, de tanto serlo, semeja una tonta

de capirote. Es una adolescente en búsqueda de su propia identidad, que lucha

contra las humanas imperfecciones que, en su forma de ver el mundo, provienen

de la mala educación recibida por los adultos, para alcanzar la tan manida

felicidad.

PAULA, LA DECIDIDA

La descripción de Paula, la mejor amiga de Daniela, es capítulo aparte en esta

novela. Ella es el mejor referente de las heroínas de la posmodernidad,

104
autosuficientes, libres, seguras de sí mismas y de sus sueños; a diferencia de las

tradicionales protagonistas, ellas no buscan la protección del varón:

Otra de las manifestaciones emancipadoras pone la literatura infantil a

disposición de las ideas inspiradas por los movimientos feministas. Los

estereotipos de la literatura infantil tradicional presentaban al niño como

fuerte, valiente y protector de la niña. Esta era siempre débil, aceptaba con

gusto la tutela del niño y fomentaba su protección. (Cervera, 1984: 200).

Mientras el narrador emplea el recurso de retratar a varios personajes a través

de sus acciones, a aquellos que le son más cercanos en sus afectos o

amenazantes para su vida, los describe explícitamente. Este es el caso de Paula,

de quien la narradora protagonista, detalla sus virtudes: “Paula era así, atrevida,

irreverente y justiciera. Podría enfrentarse a un lobo feroz sin siquiera

despeinarse” (Heredia, 2009: 20).

Además, posee otras innumerables virtudes. Paula es:

Liberada: “Era común que Paula llegara a las fiesta sin tener una idea clara de

cómo regresaría a su casa” (Heredia, 2009: 21).

Independiente: “Sabía cocinar desde los 10 años, podía destapar una tubería

obstruida, conocía todas las líneas de autobús de la ciudad…” (Heredia, 2009: 22).

Soñadora: “Paula hablaba de lugares, de países. Era un mapa político con lengua.

Ella soñaba con colgarse una mochila a la espalda y salir de

trotamundos”(Heredia, 2009: 26).

105
Descomplicada: “Paula decía que podría viajar por un año con dos camisetas y

dos pantalones” (Heredia, 2009: 28).

Audaz: “-Cálmate, Daniela, lo tengo todo fríamente calculado. Vamos a hacer el

viaje de nuestras vidas” (Heredia, 2009: 29).

Organizada: “Si todo sale de acuerdo al cronograma, estaremos de vuelta el

domingo por la mañana” (Heredia, 2009: 34).

Segura de sí misma: “Confía en mí, Dani, soy buenísima organizando proyectos.”

(Heredia, 2009: 49).

Justiciera: “¿Por qué no los denunció, profe? Tiene que haber alguna autoridad de

educación que pueda revisar un caso como el suyo, ¿no?” (Heredia, 2009: 75).

Empática: “(…) ella sabía todo lo estresada que yo me encontraba ante la

presencia de Nando y quiso hacer lo necesario para que el viaje me resultara más

agradable” (Heredia, 2009: 86).

Coqueta: “Quería lucir (ante el vecino) linda, sexy y segura de mí misma” (Heredia,

2009: 91).

Graciosa: “Si seguimos a este ritmo los Free Cats morirán de viejitos y no

podremos conocerlos” (Heredia, 2009: 93).

Reflexiva: “Si hubieran hablado a tiempo, todo habría sido más fácil, pero las

palabras que no se dicen oportunamente, luego se convierten en trampas que lo

hacen todo confuso y pantanoso” (Heredia, 2009: 97).

106
Generosa: “No digo que mis papás no me quieran, solo que tienen una manera

extraña de querer” (Heredia, 2009: 117).

Determinada: “Por eso decidí que daría pasos por mí misma, que un día guardaría

cosas en una mochila y saldría a construir mi mundo. ¡Yo tengo que confiar en

mí!” (Heredia, 2009: 117).

Emprendedora: Cuando en la playa, Paula se aficionó de una pulsera y su madre

no quiso dársela, la joven se acercó a una vendedora de empanadas de plátano

verde y la ayudó en la venta, con lo cual ganó una comisión. Paula exclama con

orgullo: “Esta es la pulsera de mi primer trabajo” (Heredia, 2009: 118).

Optimista: “Estoy segura de que si mañana llegamos a la capital podremos

conseguir algo que nos permita juntar el dinero para comer e ir al concierto”

(Heredia, 2009: 118).

Prevenida: “No quiero dejarle espacio al miedo, porque si se apodera de mí,

romperá mi mundo y volverá a dejarme sola y frágil” (Heredia, 2009: 119).

Daniela es muy explícita al criticar las imperfecciones de su amiga: “Paula tenía

muchas virtudes, era una súper amiga; pero entre sus defectos había uno que me

sacaba de casillas: era terca como un burro.” (Heredia, 2009: 57).

Cuando Paula proyecta el viaje a la capital para admirar a los Free Cats en

concierto, no tiene ningún escrúpulo en chantajear a Marlene con una foto que

tomó con su celular, la misma que mostraba a esta joven en una situación

comprometedora con un hombre casado : “La tengo en mis manos (…) Carlos

107
Peñasco es un amigo de mi papá, que casualmente es profesor de Marlene en la

universidad y, por coincidencia, es el esposo de una señora que se llama Berta de

Peñasco (…)” (Heredia, 2009: 37).

Cumplir los sueños a costa de lo que sea no es precisamente lo que haría una

heroína en el esquema convencional. Paula es un personaje del posmodernismo,

liberal y autónoma; pero también implacable y manipuladora.

Paula es humana en sus aciertos e imperfecta en muchas de sus actitudes; es

un logro en el plano de la verosimilitud: los humanos somos seres perfectibles, no

perfectos; las entelequias deben mostrar sus múltiples contradicciones, tal como

ha ocurrido con los personajes de El puente de la soledad.

NANDO, EL PROTECTOR

Igual que sucedió con Paula, el narrador, en este caso Daniela, hace un retrato

completo de este personaje, con quien vivió un fugaz romance, que constituyó una

primera decepción: “Es un chico alto, fuerte y musculoso, con lindos ojos, no tan

linda nariz, labios normales y cabello rizado” (Heredia, 2009: 40).

Nando, igual que sus amigas, Paula y Daniela, tiene virtudes muy loables y

defectos muy propios de un adolescente contemporáneo.

Entre sus cualidades están las siguientes. Nando es:

Osado: “Entonces acercó su cuerpo al mío y nuestros rostros quedaron muy

cerca, demasiado cerca, tanto que yo podía sentir su respiración” (Heredia, 2009:

41).

108
Prudente: “De Nando se podría decir cualquier cosa menos que fuera un

conductor temerario” (Heredia, 2009: 87).

Sincero: “Y yo que pensaba que me había levantado a cuatro chicas

guapas…ellas estaban alertándome de mi estupidez” (Heredia, 2009: 90).

Valiente: “-¡No! –dijo Nando-. Yo tengo que ir con ellas” (Heredia, 2009: 104).

Conciliador: ¿Podríamos arreglar esto de alguna manera?” (Heredia, 2009: 105).

Sosegador: “Ya no te atormentes, ellos querían dinero y de todas maneras lo

habrían conseguido” (Heredia, 2009: 109).

Por otra parte, cuando Nando se ve enfrentado a una situación límite, se torna

nervioso:

Aunque intentaba dar la imagen de autosuficiencia, los nervios lo

traicionaban (…) incluso en un momento encendió los limpiaparabrisas

aunque no caía una gota de agua (…) me di cuenta de que se había

echado dos frascos y medio de loción (Heredia, 2009: 86-87).

Es tan orgulloso como Daniela cuando Paula intenta que hablen sobre su

frustrada relación: “Si Daniela no quiere hablar conmigo, yo tampoco quiero hablar

con Daniela” (Heredia, 2009: 95).

Cuando se encuentran con los policías que detienen el paso del mini Austin,

Nando al igual que sus amigas, se vuelve mentiroso: “Vamos a la capital,

tendremos una reunión familiar, nuestra abuelita cumple 85 años, ¿sabe? Y habrá

una celebración” (Heredia, 2009: 100).

109
Sin embargo, cuando Paula ataca a la fuerza policial con toda la furia producto

de su impotencia, Nando se revelará como justo: “Nos hemos encontrado con dos

canallas (…) pero es mejor pensar que no todos son así” (Heredia, 2009: 109).

Nando hace esta reflexión y se topa con el sarcasmo de Paula, que ve en

peligro su sueño de viajar a la capital y ver a los Free Cats. Ella le recrimina que

se ha vuelto “el defensor de los policías, los rockeros, los gays y las misses?”

(Heredia, 2009: 110). Nando no se siente ofendido. De forma muy humilde, explica

que intenta ser imparcial a partir de una triste experiencia que vivió con Pepe:

“desde que tengo un hermano gay, que nunca le ha hecho daño a nadie, pero al

que mucha gente sí ha tratado como a un enfermo, como a un depravado”

(Heredia, 2009: 110).

A continuación, expresa su firme posición sobre la clase policial: “haber tenido

la mala pata de tratar con dos policías ladrones no nos da derecho para pensar

que todos lo son” (Heredia, 2009: 110).

Nando es el primero en reconocer que, en el acto de corrupción que

cometieron al pagar la coima a los policías, ellos también se volvieron cómplices.

El narrador construye a este héroe como justo e imparcial, cuando Nando

concluye con esta frase que suena a sentencia: “Eso nos hace culpables también”

(Heredia, 2009: 111).

Una vez que los policías corruptos desaparecen, los tres jóvenes se enfrentan

a la decisión de seguir el viaje o desistir de hacerlo. Con una larga reflexión,

Nando deja en claro a su prima Paula que la acompañó en ese viaje, a pesar de

110
que odiaba a los Free Cats, porque sentía la necesidad de cuidarla, igual que a su

hermano Pepe que, al ser homosexual, fue atacado un día en su presencia. Desde

ahí, él juró convertirse “en el mejor puño del colegio” (Heredia, 2009: 124). Nando

de forma muy abierta expone que, cuando los policías los detuvieron, su valor lo

abandonó y que ya no sabe qué es lo que les conviene hacer.

Paula abandona el auto; Daniela y Nando van detrás de ella. Entonces, el

muchacho se muestra como incondicional: “-Si te has vuelto loca- le dijo Nando

cuando ella bajó del camión de alfalfa-, será preferible que tengas cerca a tus

amigos” (Heredia, 2009: 135).

Nando es un personaje muy verosímil: inseguro frente al ataque de los adultos

(los policías) y frente a la reacción de las chicas frente a sus avances amorosos;

pero generoso y sincero con sus amigas, a quien su instinto le lleva a proteger.

Miente como las otras adolescentes cuando se ve presionado a hacerlo; pero es

capaz de dar una lección de perdón a su amiga Paula y defender a su hermano

Pepe del acoso y la discriminación.

Nando no es un adolescente bello; tiene en sus facciones rasgos hermosos e

imperfecciones; intenta ser un duro para proteger y protegerse; pero se enfrenta a

sus propias limitaciones humanas, que asume en un marco de reflexión. Cuando

ha cometido un error, no solamente se cuestiona, sino que asume sus yerros con

autenticidad.

111
CRISTINA, LA AMOROSA:

Cristina es un personaje secundario muy especial: “tenía un corazón gigante

rodeado de algunos kilos de sobrepeso. Era rebelde, obsesiva con el chocolate,

divertida, linda y profundamente sensible.” (Heredia, 2009: 51)

Su imagen de buen ser humano es empleada para atacar nuevamente a la

clase adulta, en este caso a sus padres, quienes la desprecian abiertamente

porque prefieren a la hipócrita Marlene. Cristina es una adolescente carente de

amor, a quien le gustan las películas de terror, porque “los abrazos con los vecinos

están asegurados.” (Heredia, 2009: 81)

El recurso de la oposición de contrarios emplea el narrador no solo para

describir a Daniela y a Paula, las protagonistas, que son insegura la una y

decidida la otra. Lo emplea también para enaltecer a un ser humano en detrimento

de otro, lo que ocurre con Cristina, amiga de Daniela y Paula, que aparece como

un ser humano magnífico en la visión del narrador, lo opuesto de Marlene que

genera el rechazo del lector.

Marlene comparte con sus padres el prototipo de “hipócrita”. Para ellos y el

pueblo, ella es la perfecta y la otra, Cristina, es la menos favorecida a nivel

espiritual y en el aspecto físico: “Marlene era la hija buena y Cristina la revoltosa.

Marlene la ejemplar y Cristina la alocada. Marlene la flaca y Cristina la <<¡ya deja

de comer que pareces un globo!>>(Heredia, 2009: 52-53)

En la realidad, aunque físicamente Marlene era delgada y Cristina, una gordita

bondadosa, Marlene mantenía una relación con un hombre casado, lo que es

112
juzgado como reprobable por el narrador, tanto que el chantaje que Paula le hace

para poder viajar, con la condición de que Marlene las cuide, es aceptado por esta

porque sabía que su imagen se vendría abajo si se descubría esta relación.

La foto que Paula había tomado era mudo testigo de su calidad humana. El

narrador emplea la ironía para burlarse de Marlene: “La simpática Marlene, con su

cara de santa, salió a saludarnos y no tardó en decirles a mis padres que no se

preocuparan, que ella se encargaría de que avanzáramos con el trabajo que

debíamos realizar.” (Heredia, 2009: 80)

LOS ADULTOS

En las obras de María Fernanda Heredia, los adultos en su generalidad

aparecen caracterizados como prototipos de diversas clases de imperfecciones e,

incluso, de aberraciones humanas.

Si en El club Limonada, los adultos perdieron protagonismo y se volvieron

prácticamente invisibles debido a que el tema central giraba en torno a los amores

adolescentes contrariados, en El puente de la soledad, el narrador reintegra a la

escena narrativa a dos clases de adultos: los padres y los maestros. Además

introduce, para denigrarlo, a un tercer grupo: los policías.

Curiosamente, la recuperación de los adultos como personajes implica también

la revitalización de las posturas extremas en la caracterización de personajes.

Bajo la mirada del narrador, padres, maestros y policías son absurdas

encarnaciones del mal.

113
LOS PADRES

Los padres suelen aparecer como un solo personaje, pues comparten defectos

de personalidad, generación y carácter.

Los padres de Daniela, los de Paula y los de Cristina son juzgados

implacablemente, pues representan las peores carencias humanas. Son una

verdadera caricatura de lo que existe en la realidad.

Los padres como personajes no exhiben ninguna virtud; todos son tan

defectuosos, que el extremismo con que son descritos se vuelve en contra de la

verosimilitud.

La madre de Daniela aparece individualmente caracterizada, al contrario de su

progenitor, que ingresa siempre en el plural “padres”, como personaje.

LA MADRE DE DANIELA: LA SOBREPROTECTORA

Esta señora entra en el escenario narrativo en calidad de prototipo porque no

posee un nombre que la identifique: simplemente es la madre de Daniela.

En la percepción del narrador, este personaje entiende muy mal el concepto de

maternidad, porque es:

Posesiva: “Bueno es que mi mamá siempre ha sido un poco exagerada y me

protege como si fuera su única hija…porque soy su única hija” (Heredia, 2009: 11).

114
Implacable: “Las tres cosas eran, para mi mamá, señales inequívocas del mal, y

como a ella le encantaba darme unos larguísimos sermones sobre las malas

influencias, Paula siempre aparecía en el menú.” (Heredia, 2009: 20).

Criticona: “<<De seguro estuviste con esa amiga tuya, la que tiene piercings, uñas

negras y tatuajes por todas partes>>” (Heredia, 2009: 20).

Desmesurada: “…no aceptes dulces de extraños porque podrían envenenarte; no

te subas al autobús equivocado porque podrías perderte…” (Heredia, 2009: 21).

Exagerada: “(…) mi mamá guardó en mi maleta ropa para jugar, ropa de

emergencia por si me mojaba o me ensuciaba, ropa más formal por si luego me

invitaban al cine, traje de baño, pijama liviana por si hacía calor, pijama abrigada

por si hacía frío (…)” (Heredia, 2009: 27).

Extremista: “(…) además tu padre y yo te impondremos otro castigo…en este año

se terminaron las fiestas, las reuniones y las salidas con tus amigas” (Heredia,

2009: 65).

Cuando los padres de Daniela son descritos por ella, que es la narradora

protagonista, la hipérbole alcanza su máxima cota; en escasas ocasiones se

introduce el humor para caricaturizarlos: “Cuando mis papás me daban permiso

para ir a una fiesta, era porque ya habían investigado los antecedentes

genealógicos de cada uno de los invitados” (Heredia, 2009: 30).

Estos padres son LOS DESCONFIADOS: No escuchan a su hija, ni le otorgan

el beneficio de la duda cuando ella es acusada por el profesor Guerra, que no

115
tenía fama de santo precisamente: “Si hubieran podido comerme, lo habrían hecho

sin cargo de conciencia. El sermón duró dos horas y fue un poco repetitivo”

(Heredia, 2009: 64).

A la primera dificultad disciplinaria de Daniela, sus padres se tornan

inclementes: “Ambos hicieron un inventario de todos los valores que, con su

ejemplo, me habían inculcado a lo largo de mis quince años: << ¿Dónde quedaron

el respeto y la disciplina que siempre te hemos enseñado? ¡Qué decepción, María

Daniela!>>” (Heredia, 2009: 64).

Por último, deciden creer más en un desconocido que en su hija: “-¿Y cómo

pretendes que alguien te crea si en ese mensaje estás insultando al profesor de

Física?” (Heredia, 2009: 65).

Como categoría narrativa, los padres de Paula son también un cúmulo de

imperfecciones. La mayoría de las caracterizaciones que brinda esta adolescente,

en base a las acciones que ellos realizan, los incluyen a ambos.

Los padres de Paula son LOS INDIFERENTES. Ellos, en la concepción de

Paula y de Daniela, tienen los siguientes defectos. Son:

Irresponsables: “(…) a veces parecía que se olvidaban de que tenían una hija”

(Heredia, 2009: 21).

Inexistentes: “A veces envidiábamos esos papás-fantasmas tan diferentes a los

nuestros a los que teníamos que pedir permiso hasta para ir al baño” (Heredia,

2009: 21).

116
Cómodos: “Me ha tocado vivir en una familia en la que los papás son dos extraños

que viven juntos porque el dinero no les alcanza para distanciarse” (Heredia, 2009:

116).

Violentos: “Poco a poco fui habituándome a sus peleas, es triste darte cuenta de

que incluso puedes llegar a acostumbrarte a los gritos” (Heredia, 2009: 116).

Chantajistas emocionales: “Si yo me ponía a favor de mi mamá, entonces mi papá

me odiaba. Si apoyaba en algo a mi papá, entones mi mamá me gritaba que era

una malagradecida y que se sentía decepcionada de mí” (Heredia, 2009: 116).

Solo en una ocasión, al hacer referencia a lo atosigante que resulta la madre

de Daniela, Paula saca a colación la indiferencia de la suya y la nombra en

singular: “Mi mamá no sabe nada de mi vida. Cuando ella llega de su oficina, por

la noche, nos sentamos a cenar y la única pregunta que me hace es << ¿Todo

bien en el colegio?>>. Yo respondo que sí y la conversación ha terminado”

(Heredia, 2009: 117)

Los padres de Cristina no solamente son imperfectos, sino que, como prototipo,

poseen la peor de las categorizaciones. La designación que les corresponde, en

base a su comportamiento social, es la de HIPÓCRITAS:

Cuando los dos estaban en la casa, no se dirigían la palabra, podían

permanecer una hora en la mesa del comedor sin siquiera mirarse.

Parecían un perro y un gato encerrados en una jaula. Sin embargo, cuando

salían y paseaban por el centro, se dejaban ver como la pareja más feliz del

mundo. (Heredia, 2009: 52)

117
Los maestros, que aparecen en El puente de la soledad, repiten dos prototipos

que ya conocíamos: el profesor malvado y la Directora, su cómplice. El Profesor

Guerra que pertenece a El puente de la soledad es una Chelito con pantalones. La

directora de El puente de la soledad es una versión femenina del licenciado Seco.

Si bien sus géneros han cambiado, sus actitudes y deficiencias, no.

El profesor Guerra, que debería ostentar como formador de juventudes los

mejores atributos, se lleva los peores calificativos para un ser humano.

EL PROFESOR MALVADO

En la visión del narrador, él es:

Agresivo: “Aquella ocasión el mensaje me llegó en media clase de Física, con el

profesor Guerra, que es un ser tan amable y sensible como un cocodrilo” (Heredia,

2009: 12).

Colérico: “– ¡Abra su mano!-insistió Guerra con los ojos desbordados de rabia-. Si

no lo hace, me veré obligado a llamar a las autoridades del colegio” (Heredia,

2009: 13-14).

Inmisericorde: “Yo sabía que el feroz profesor no se detendría ante nada. No en

vano era conocido por sus alumnos y ex alumnos como el Lobo Guerra.” (Heredia,

2009: 14).

118
Atemorizante: “Su aspecto excesivamente peludo (hasta en las orejas), lo hacía

lucir como un ser intimidante; pero, además, su carácter lo había convertido en el

personaje más temido del colegio” (Heredia, 2009: 14)

Despiadado: “Las historias que se escuchaban en los pasillos decían que era

inmisericorde con sus alumnos, con los demás profesores y con quien se cruzara

por su camino” (Heredia, 2009: 14).

Pérfido: “Su fama perversa lo acompaña como una sombra” (Heredia, 2009: 14).

Impositivo: “-¡Que lo lea he dicho!¡Entiende lo que es una orden o prefiere que se

lo dibuje en la pizarra?” (Heredia, 2009: 15).

Se creía superior: “Le encantaba saberse poderoso, se sentía feliz de mirarnos por

debajo de su hombro” (Heredia, 2009: 15).

Irónico: “…quisiera que la directora del colegio estuviera al tanto de su dolor de

muela. Si usted está de acuerdo, me gustaría llamarla para que ella tenga

conocimiento de que mientras yo estaba intentando dictar mi clase, usted la

interrumpió con tan importante revelación” (Heredia, 2009: 16).

Chantajista: “Cuando el profesor Guerra me amenazó con llamar a la directora, me

estaba presionando para que le pidiera, le rogara, que me disculpara…” (Heredia,

2009: 16).

Inescrupuloso: “Te portaste demasiado buena, Daniela, por eso él se aprovechó

de ti. A Guerra no le importa maltratar a nadie” (Heredia, 2009: 19).

119
Artero: -¿Sabe, señorita Aguilar? En último momento cambié de opinión y me

gustaría que toda la clase escuchara lo que contiene este papel (…) lentamente, el

mensaje fue leído ante todos mis compañeros y ante la mirada vidriosa del Lobo”

(Heredia, 2009: 60).

Desequilibrado: Exaltado levantaba su voz y me gritaba: <<¡Sea honesta y tenga

la entereza de decírmelo en la cara, vamos, dígame que soy un idiota!>>”

(Heredia, 2009: 60).

Sádico: “Estoy seguro de que todos queremos conocer qué es eso tan importante

que usted quería compartir con alguien de la clase” (Heredia, 2009: 14).

Sardónico: “-Hágalo, Aguilar y veremos si ella (la Directora) le cree a usted o a mí”

(Heredia, 2009: 61).

Hipócrita: “Tenías que haberlo visto, Paula, ponía cara de bondadoso y hablaba

con voz baja y pausada, como un dulce abuelito” (Heredia, 2009: 63).

Este hombre, que obtuvo el puesto de Director del Área de Ciencias, debido a

su parentesco con la directora, es una burda y absurda caricatura de un miembro

del magisterio. Los hay malos; pero, ¿a este extremo?

LA DIRECTORA, LA CORRUPTA

De acuerdo a la narradora, para poder describir a la directora del colegio habría

que colocar los siguientes ingredientes en una licuadora:

Una madrastra malvada de cuento de hadas

120
Un bote de vaselina para la cara

10 uñas postizas con decoración de brillos

Un traje color café

Una cuchara de vinagre

Un bigote (Heredia, 2009: 16)

Esta aparente autoridad, cuando el profesor Guerra lleva a Daniela, a quien ha

encontrado con un papelito en el que le hacía una confidencia a Paula sobre su

ex amor Nando, la castiga en extremo. Además de ponerle un regular en

disciplina, con la expulsión durante un día del colegio, también la condena un fin

de semana a estudiar Química para rendir un examen el lunes.

Guerra y la Directora son los culpables de perjudicar a la profesora Ligia, debido

al flagrante nepotismo que comete la segunda, cuando llega al colegio a ostentar

esta alta dignidad y favorece a su sobrino, el licenciado Guerra, en perjuicio de la

maestra de Química, que pierde su ascenso como Jefa del Área de Ciencias:

“(…) de manera misteriosa, la documentación y calificaciones para el ascenso de

la profesora Ligia desaparecieron de los archivos.”(Heredia, 2009: 73)

No contentos con esta injusticia, la directora deslizó una velada amenaza ante

la queja de la profesora: “Si no quiere tener problemas, le recomiendo que acepte

en paz esta designación.” (Heredia, 2009: 73) Por otra parte, Guerra contribuyó a

amedrentarla: “Y dé gracias, Ligia, de que no saque las cartas de protesta de los

padres de familia para evitarle un despido de la institución.” (Heredia, 2009: 73)

121
LOS POLICÍAS

Con raras excepciones, en la literatura ecuatoriana este personaje como

prototipo siempre ha sido objeto de ataques feroces a su corrupción, su crueldad y

su violencia. No es la excepción El puente de la soledad, que presenta la peor de

las imágenes de la fuerza policial.

En la visión del narrador, los policías son:

Sádicos: “El policía se río mostrando sus dientes irregulares y sus encías oscuras,

y luego dijo violentamente:-¡Bájense todos del auto! Si no tienen documentos se

van presos…” (Heredia, 2009: 101).

Falaces: “Dijeron que nos llevarían a la jefatura de tránsito de la ciudad y que, por

tratarse de un fin de semana, el juez no podría ocuparse de nuestro caso hasta el

día lunes” (Heredia, 2009: 103).

Amenazadores: “Usted ha cometido una falta grave que se paga con cárcel y

multa, y yo me voy a encargar de que sea así” (Heredia, 2009: 104).

Groseros: “Inmediatamente, y a empujones, lo condujo a la parte trasera de ese

auto y luego se subió al Patamóvil.” (Heredia, 2009: 104).

Crueles: “A la policía le hacen falta cárceles y tenemos que mezclar a

delincuentes, fumones, homosexuales que ejercen la prostitución e infractores de

tránsito en el mismo espacio. Ahí ocurren cosas… ¿cómo decirlo?, poco

agradables” (Heredia, 2009: 105).

122
Hipócritas: “-¡Qué te pasa! ¿Acaso insinúas que somos unos corruptos? ¿Sabes

que podría en este momento llevarte preso solo por esa sugerencia?” (Heredia,

2009: 105).

Chantajistas: “-¿Sabes que no es mala idea? Nosotros podríamos hacernos los

locos y dejarlos en libertad para que puedan llegar al cumpleaños de su

abuelita…” (Heredia, 2009: 106).

Burlones: “-¿Sabes, amiga? Creo que es muy generoso de su parte que aporten

para que la policía pueda combatir la delincuencia” (Heredia, 2009: 107).

Corruptos: “Aceptaremos esta donación extra. Ahora, lárguense de aquí (…)”

(Heredia, 2009: 107)

Solo dos adultos se quitan el estigma del narrador, que los categoriza como

malvados en una visión extremista. Son la profesora Ligia y el abuelo de Paula.

LA PROFESORA LIGIA: LA EXCEPCIÓN A LA REGLA

Esta maestra es la primera de su oficio que, ante los ojos de María Fernanda

Heredia en las tres obras analizadas, merece una descripción prolija de su

estrafalaria personalidad, que no conlleva una posterior descalificación como ser

humano:

La profesora Ligia era uno de los personajes extraños del colegio. Era más

rara que un perro verde y sobre ella se tejían un sinnúmero de leyendas

surrealistas que iban desde lo caricaturesco: <<Parece la hija fea de unos

123
aliens>>, hasta las reflexiones más ofensivas que especulaban con

cuestiones de su sexualidad. (Heredia, 2009: 67)

Esta breve presentación es solo un abreboca de lo que viene después.

Nunca antes se había observado cómo autora y narradora se detenían en

una prolija determinación del aspecto físico de un personaje, que recuerdan

a la mejor novela decimonónica:

Delgada, pequeña y blanquísima, parecía que siempre vestía con

ropa tres tallas superiores a la suya. Sus colores preferidos: toda la

gama comprendida entre el gris claro y el gris ratón. Tenía el cabello

rubio, ligeramente rizado y atado siempre como una cola de caballo.

Ojos pequeños, nariz pequeña, boca pequeña. Pese a su figura frágil

tenía la voz grave y eso provocaba extrañeza cuando se la

escuchaba por primera vez. Parecía que el maquillaje era un tema

que la traía sin cuidado, porque siempre daba la impresión de que

acababa de lavarse la cara con agua helada. (Heredia, 2009: 67)

La prosopografía expuesta sobre la pintoresca facha de la profesora Ligia, que

emplea el recurso de la reiteración al usar el adjetivo “pequeño/a” para detallar

partes de su cara, añade la descripción de unas manos, que semejan las de una

bruja mala: “Era común verla restregándose las manos, como si tuviera mucho

frío. Las tenía arrugadas como papel de seda y sus dedos eran largos.” (Heredia,

2009: 68)

124
Todo parece indicar al leer este retrato que se está frente a otro Lobo Guerra;

se cree por un momento contemplar a su alter ego femenino: tan malvado e

inhumano como el siniestro profesor. La hipérbole sobre su edad introduce una

nueva descripción, que contribuye a configurar la imagen de una perversa

personalidad: “¿Su edad? Muy difícil de calcular. Por la textura de su piel y el color

de su cabello, quizá 35 años. Por su gusto en el vestir…145.” (Heredia, 2009: 68)

Esta especie de caricatura de la maestra da un giro cuando se notifica al lector

sobre su vocación de maestra: “(…) ella intentaba hacer de la Química algo que

nos gustara.” (Heredia, 2009: 68)

A continuación y, a lo largo de la novela, se la configura con cualidades

notables. La Profesora Ligia es:

Directa: “¿Sabes que por su culpa perderé mi fin de semana y tendré que darle

clases el sábado y el domingo?” (Heredia, 2009:70).

Amable: “-Pues no es posible, Paula, porque el próximo sábado saldré de viaje a

visitar a mis padres, así que dile a Daniela que lo siento.” (Heredia, 2009:70)

Contundente: “Guerra es un gusano…” (Heredia, 2009: 71)

Esta mujer que no peleó por la injusticia, que cometieron contra ella la directora

y el profesor Guerra, explica a Daniela y Paula que lo hizo por la necesidad de

mantener a sus padres, ya que vio su caso como perdido al enterarse del

parentesco que unía a la Directora y a Guerra, cuyo poder se hacía sentir en el

colegio. En lugar de ello, se refugió en su soledad y en su gusto por la Química.

125
La maestra Ligia logra la empatía de sus alumnas cuando les manifiesta que

comparte con ellas su pasión por los Free Cats y libera a Daniela de su castigo de

asistir el fin de semana a las clases de Química. Adicionalmente, le ofrece pasar a

la Directora una nota de ocho y le hace prometer que asistirá a clases de

recuperación el lunes y el martes. Finalmente se despide preocupada por el viaje

que ambas emprenderán con Nando.

Paula y Daniela quedan con la sensación de que fueron parte de una injusticia

que juzgó mal a esta maestra, “una mujer que era más sensible que un cascabel

en Navidad” (Heredia, 2009: 78).

Por fin, hemos asistido a la contemplación de una maestra con las dotes que

un ser humano debe tener: quizá no sea una belleza físicamente; quizá albergue

rencores y acumule inseguridades; pero sabe comprender los sueños ajenos y

colabora en la consecución de los mismos con su cuota de generosidad.

EL ABUELO DE PAULA

Este adulto mayor se constituyó durante la corta vida de Paula en su

compañero, su consejero y su amigo incondicional, hasta que murió. Paula lo

recuerda con la nostalgia y la gratitud que se deben a un ser bondadoso: “Antes

me apoyaba en mi abuelo, él me llamaba a diario, pasaba por mí a la salida del

colegio y me llevaba a tomar helados (…) A mi abuelo le dediqué mi primer tatuaje

(…)” (Heredia, 2009: 117)

Esta breve referencia trae reminiscencias de una abuela caracterizada

anteriormente: la de Javier en Cupido es un murciélago. Solo el género ha

126
cambiado. La visión de estos seres casi angelicales, sabios, generosos y

protectores, son en la mirada del narrador adolescente los únicos adultos

confiables.

Tras el análisis minucioso de los prototipos de El puente de la soledad queda

establecido que los héroes han perdido su categoría de perfectos: mienten,

chantajean, sobornan; pero el maniqueísmo la ha emprendido en contra de los

antihéroes, burdos personajes, contra los cuales ha despotricado con ímpetu

renovado. Esta vez, para atacarlos no ha usado únicamente la caricatura y el fino

sentido del humor, de los que echaba mano en Cupido es un murciélago y El club

Limonada, sino que un halo de sarcasmo ha cubierto a estas entelequias

denigradas:

Cuando caminábamos, los dos solos, me atreví a decirle por última vez:

-Profesor, le juro que yo no me refería a usted. ¡Créame!

Él, sin siquiera mirarme, respondió iluminado por su ironía:

-Ya sé, Aguilar, ya sé que no se refería a mí. Pero no sabe cuánto estoy

disfrutando de este momento… (Heredia, 2009: 60).

2.3.5. Tiempo

Creo que no existe un “yo mismo” inmanente que deba encontrar; creo que
voy siendo en el transcurso del tiempo en mi interacción con el cosmos;
cambio, aprendo y desaprendo, camino alerta y embelesada, tratando de
sentir y entender. Me urge aprovechar este tiempo que me ha sido
otorgado. (Córdova, citada por Bravo, Heredia, 2009: 95)

127
La novela El puente de la soledad inicia con una anticipación: una escena
lunar, con “un puente muy viejo y angosto en medio de la carretera” (Heredia, op.
cit.: 9). Frente a él se detienen los ocupantes de un auto para examinar el lugar y
decidir si continuarán o no su viaje, que les garantiza la supuesta e inasible
felicidad. Esta escena se trunca ahí.

En la página siguiente, se inicia la presentación de Daniela, la narradora


protagonista. La noche, la luna, la carretera, el puente, el auto y las viajeras nos
remiten a la portada de Roger Ycaza; por tanto genera la expectativa de saber a
dónde van y por qué: “(las anticipaciones) pueden servir para generar tensión o
para expresar una concepción fatalista de la vida” (Bal, 2009: 71). En la mente del
lector se tejen varias elucubraciones, que tienen respuesta en el desenlace de la
historia, donde se repite la escena lunar en los mismos términos y concluye la
trama.

Las anacronías, definidas por Mieke Bal como “diferencias entre la ordenación
de la historia y la cronología de la fábula” (Bal, 2009: 61), implican en El puente de
la soledad tan solo una anticipación, que es la que da inicio a la historia y varias
retrospecciones, que son de dos tipos:

a) Analepsis menores, que constituyen pequeñas digresiones. Buscan


esclarecer algún punto de la trama o dotar de anécdotas a la narración. Dos
sucesos curiosos se traen a la memoria dentro del mini Austin rojo, en
pleno viaje. Nando y Paula contarán que se llevaron un chasco. Ella,
cuando pretendió seducir a un vecino lavando el auto y Nando, cuando se
bañó con un recipiente de cuajo, al intentar llamar la atención de las chicas
de un auto, cuando se dirigía a la fábrica de quesos.

b) Analepsis mayores, que explican hechos de suma importancia, para


determinar el carácter de los protagonistas o sus pérdidas emocionales. “Lo
que la novela quiere expresar es el desarrollo temporal de un personaje
aprehendido en su realidad psicológica” (Puillon, citado por Corrales, 2009:
126)

128
Son tres retrospecciones las que detienen la acción; incluso se convierten
en verdaderos capítulos, porque autora y narradora deciden darles mayor
importancia formal:
 La rememoración del romance de Quique y Paula (Capítulo III), que terminó
debido a que entre “beso y beso, no tenían de qué conversar” (Heredia,
2009: 26).
 La evocación de la narradora protagonista de su propio idilio con Nando,
cuando Paula le cuenta a su amiga que “realizarán el viaje de sus vidas”
con él. Daniela retoma esta historia durante dos capítulos donde reconoce
frente a Paula que Nando nunca la volvió a buscar. Paula le aconseja
entonces darle una lección acompañándolos en el viaje.
 El recuento del nepotismo que cometió la directora del colegio, a favor del
licenciado Guerra y en perjuicio de la profesora Ligia.

Tanto analepsis como prolepsis son recursos que se emplean con ingenio para
dejar en suspenso la historia central y dotar a los personajes de humanas
vivencias, que son las que los hacen desprenderse de su categorías de
entelequias para humanizarse en la visión del receptor:

El joven ve que todo lo que su inteligencia, con su renovado equipo, ha

proyectado y todo lo que su afectividad –esa nueva y vehemente

afectividad- ha querido se estrella contra limitaciones socioculturales

rígidas. Del drama sale, por encima de lo doloroso de los conflictos,

enriquecido. La contradicción le obliga a una toma de posesión del yo, una

posesión que es más que eso, una auténtica dimensión: la libertad. El yo-

dijo Wallon – es sentimiento de libertad, porque es capacidad de reflexión.”

(Rodríguez, 1981: 58-59)

129
Más allá de lograr la tan anhelada verosimilitud narrativa con la descripción de

este anecdotario, el uso del tiempo como recurso narratológico ha ganado en

recursividad en la novela.

La manipulación del tiempo, como producto de una cosmovisión específica, ha

permitido observar en su mayoría las humanas caídas de los adolescentes, en su

proceso de aprendizaje; solo una retrospección ha dejado censurado la maldad

adulta.

2.3.6. Espacio

Varios escenarios desfilan ante los ojos del lector en El puente de la soledad.

Al ser las obras de María Fernanda Heredia “historias de colegio”, el aula es el

lugar donde se conciertan sus personajes en numerosas ocasiones.

El aula, como espacio vital aparece revestido de características aterradoras

para su débil narradora protagonista. Daniela, la heroína de la obra, perderá la

batalla, al verse enfrentada al profesor Guerra y a la directora. Por otra parte,

Paula será una sobreviviente, con muchas más armas que su amiga: “Ay, Dani, si

me encontraba a mí con ese papel, la historia habría sido muy distinta…” (Heredia,

2009: 20)

Dos son las ocasiones en las que Daniela enfrentará al temible Lobo, sin la

astucia ni la determinación de una “Caperucita políticamente correcta”. En dos

oportunidades será sorprendida con un papelito en la mano, que la hará víctima de

la agresividad del maestro y será humillada públicamente: “La clase entera se reía

130
de mí. Guerra quería darme una lección y todos conocíamos qué era lo que

estaba buscando” (Heredia, 2009: 15)

Otros ambientes hostiles para Daniela y su amiga Paula son sus mismos

hogares: el de Daniela se caracterizará por ahogar su personalidad convirtiéndola

en un ser con demasiadas flaquezas. El de Paula, debido al egoísmo y la

irresponsabilidad de sus padres, hará de ella una guerrera de la vida. El hogar de

Nando será el único que se perfile como un sitio donde sus hijos aprenden con el

trabajo temprano a crecer como seres humanos responsables y solidarios.

Otros hogares citados son el de la pequeña Cristina, sitiada por la hipocresía y

la preferencia de sus padres por la falsa Marlene. Este escenario no es un buen

ejemplo para nadie y la pequeña, agobiada por el desamor, buscará en cualquier

situación la forma de proveerse de un cariño que le ha sido negado.

Lugares hostiles, lugares en los que el adolescente se siente perseguido,

sirven de marco para la construcción de entelequias que se protegen del dolor, de

la soledad, del desamor reuniendo fuerzas gregarias, aferrándose al sentimiento

de solidaridad, que les generan las infamias e inconsecuencias adultas:

La historia se determina por la forma en que se presenta la fábula. Durante

este proceso se vinculan los lugares a ciertos puntos de percepción. Estos

lugares contemplados en relación con su percepción reciben el nombre de

espacio. El punto de percepción puede ser un personaje, que se sitúa en

este. Lo observa y reacciona ante él. (Bal, 2009: 101)

131
Un tercer ambiente de tinte simbólico es el denominado “Puente de la soledad”,

que da título al libro: “(…) hay símbolo cuando el significado normal de la palabra

empleada funciona como un segundo significado que será el objeto simbolizado”

(Lalande citado por Le Guern, 1980: 76). El puente es descrito con minuciosidad

por un narrador omnisciente editorial, empleado solamente para realizar la reseña

que sigue a continuación:

Era un puente viejo y angosto en medio de la carretera. Por su aspecto

daba la impresión de que no resistiría demasiado peso. Su longitud no

sobrepasaba los 20 metros y el destartalado rótulo ubicado a una distancia

muy prudente dejaba claro el mensaje en cuanto a su estrechez y fragilidad:

Puente de la soledad

Pasa solo un vehículo a la vez

Para completar los datos, algún conductor travieso había añadido con su

puño y letra en la parte inferior del rótulo la siguiente información: Si sabe

rezar, hágalo ahora. (Heredia, 2009: 9)

“El puente” es más que una vieja construcción. Frente a él saldrán a relucir el

miedo, las carencias y las fortalezas escondidas. Los tres personajes han perdido

el dinero con el que contaban para viajar a la capital, este les fue literalmente

arranchado por los policías. El puente se erige como un viejo fantasma que

atormenta a los viajeros sobre el reto que implica cruzarlo o volver atrás.

132
La naturaleza simbólica del puente es insinuada por el propio narrador en estas

líneas:

(…) el auto que se atrevía a pasar por él tenía que hacerlo solo, despacio,

asumiendo todos los riegos (…) cada auto que se enfrentaba al puente, se

detenía, seguramente el conductor experimentaba dudas, miedo, medía el

peligro y al final cruzaba. Algunos lo hacían despacio, muy despacio, otros,

en cambio, pasaban como una flecha, sin mirar atrás. El miedo es libre.

(Heredia, 2009: 113)

En Daniela aflora el temor, en Nando la precaución; es Paula la que toma la

determinación de cruzarlo a pie, abandonando a sus amigos y al Patamóvil.

Después de una larga alocución donde la adolescente rememora lo que ha sido

su vida dentro de su familia disfuncional, es determinante cuando afirma: “No

quiero dejarle espacio al miedo, porque si se apodera de mí, romperá mi mundo y

volverá a dejarme sola y frágil. Como ese puente.” (Heredia, 2009: 119)

Nando y Daniela intentarán hacerla entrar en razón. Nando hace un recuento

de sí mismo. Sabe que debe proteger a Paula, como lo hizo con su hermano

Pepe, perseguido por ser gay; pero no quiere más riesgos. En Daniela se

manifiestan los traumas de su endeble personalidad.

Paula decide irse sola. Daniela retomará su papel de yo protagonista cuando

explica así la decisión de su amiga: “(…) ataviada con su mochila y su angustia,

entendí que ella no había cruzado ese puente para llegar a un concierto, quizá ella

le estaba pidiendo un aventón a la vida.” (Heredia, 2009: 135)

133
Cuando Paula se despide y cruza el puente, a Nando y a Daniela se les

acabarán las dudas. Se le unirán en su sueño; la amistad otra vez triunfará.

El Patamóvil comparte con “el puente” esa naturaleza simbólica. No es un auto

cualquiera. Es el pasaporte a la libertad, el medio para encontrar y encontrarse:

(Era) un Mini Austin modelo 1979, de color rojo, en el que usualmente

Nando y su hermano mayor debían transportar quesos que fabricaba su

familia (…)Como el olor pungente de los quesos maduro se había

impregnado en cada rincón del auto, lo habían bautizado como el

<<Patamóvil>> (Heredia, 2009: 48)

Mientras el puente es un obstáculo en la consecución de un anhelo, que se

transforma posteriormente en una dimensión donde es posible la auto reflexión; el

Patamóvil es el vehículo de los sueños en la percepción de los personajes, a

quienes el narrador cede continuamente la palabra, por medio del uso de diálogos

extensos donde cada uno expone su particular forma de ver la vida:

Antonio Martín Infante y Javier Gómez Felipe en sus Apuntes de

Narratología (2004) señalan que el espacio es “el soporte de la acción, el

marco o lugar donde suceden los acontecimientos y se sitúan los

personajes. Puede ser un mero escenario o también puede contribuir al

desarrollo de la acción; a veces incluso exige y justifica la evolución de los

acontecimientos en el relato y contribuye a la verosimilitud”

(http://www.maristashuelva.es)

134
El ambiente, como elemento narratológico ha evolucionado. Ya no es solo un

establecimiento escolar, ni una casa donde residen los protagonistas o sus

familiares; con la inclusión del puente y del Patamóvil ha alcanzado ribetes de

simbolismo, que dan lugar a la cavilación profunda sobre la naturaleza humana.

Con el uso de este elemento narratológico, El puente de la soledad, ha ganado

en profundidad. Nos ha abierto la puerta a la introspección, que da cabida al

cuestionamiento y a la proyección a futuro. Si bien el ambiente escolar y familiar

es hábitat de muchos partidarios del mal, existen otros escenarios donde los

protagonistas adolescentes maduran con sus propias experiencias, al dar rienda

suelta a ese elan aventurero: “Finalmente, se puede indicar explícitamente un

espacio, no porque tenga lugar en él una acción, sino porque se ejecuta una

acción con él.” (Bal, 2009: 107)

2.3.7. Tono

Los tonos narrativos son tantos como los autores pues el tono está

relacionado directamente con el estilo narrativo. No obstante se relaciona

con las sensaciones que trasmite una obra; puede ser tono épico, tono

lírico, tono histórico, tono trágico, tono de suspense, de terror, tono

dramático, tono intimista, tono cómico, tono poético, tono de misterio, de

aventuras, tono realista, tono idealizado, tono irónico, tono mitológico, tono

grave, tono solemne, tono desenfadado, tono melancólico, tono oscuro o

sombrío, etc, etc...(http://www.bibliotecabecquer.es)

135
En El puente de la soledad, se observan una multiplicidad de tonos que se

asocian con las acciones en decurso. La obra inicia con un tono dramático

impuesto por un narrador omnisciente editorial, que nos pinta el llamado “puente

de la soledad”. Cuando Paula se baja del auto, la inflexión de su voz advierte a

sus acompañantes que nada la hará desistir de su sueño.

Al final de la novela, cuando se repite la escena con la descripción de la misma

construcción, los viajeros la contemplarán desde el Patamóvil; entonces se impone

un tono reflexivo, que lleva posteriormente a un tono dramático con el recuento de

sus respectivas historias y concluye con un tono optimista, al resolverse todo en

un feliz desenlace donde la amistad primará sobre las carencias personales, las

flaquezas íntimas y las experiencias adversas, que han devenido en inseguridad y

desconfianza; el amor dará cabida a la esperanza de la mano del perdón.

Entre la escena inicial del puente y la reiteración posterior en el desenlace,

existen una serie de tonos que se relacionan con el insondable sentido de

trascendencia de la propia vida que, según la cosmovisión del narrador, debe

tener como fin el cumplimiento de los propios sueños, en contra de la voluntad

adulta.

Los mayores parecen confabularse contra “el sentido profundo de la vida” que

quieren extraer los adolescentes de sus cotidianas vivencias. El profesor Guerra,

con su crueldad querrá impedir que la tímida Daniela alcance la tranquilidad en

medio del acoso en una situación inhumana, en la que el narrador impone un tono

sarcástico, cuando presenta de forma grotesca las iniquidades de este profesor,

136
que literalmente se enfrenta al grupo, en un claro afán de establecer que es el que

detenta el poder en el aula.

La narradora recurre al mismo tono cuando relata que la Directora, aliada con

su pariente, hace ostentación de su poder en el colegio en dos ocasiones: cuando

dicta sentencia como un juez implacable contra Daniela que es acusada por

Guerra y cuando lo elige como Jefe del Área de Ciencias, en un claro derroche de

nepotismo, que perjudica a la profesora Ligia. Adicionalmente, la narradora incluye

en la descripción de este personaje un tono humorístico cuando hace una ridícula

caricatura de la mencionada señora.

El tono irónico utiliza la narradora protagonista, Daniela, cuando describe a su

familia o a la de sus amigos por medio de la caricatura; entonces se impone la

burla para censurar al adulto: “Cuando apareció en el colegio (Paula) con mechas

de color violeta y dos aros en las cejas, todos le preguntamos: <<¡¿Qué te dijeron

tus papás?!>> y ella nos respondió: <<Nada, aún no se han dado cuenta (Heredia,

2009: 21)

Un tono jovial se introduce cuando Paula da a conocer a Daniela sus planes

para viajar al concierto de los Free Cats. La adolescente desborda optimismo

frente a su amiga, en quien siempre priman la indecisión, el temor y la prevención:

-Cálmate, Daniela, lo tengo todo fríamente calculado. Vamos a hacer el

viaje de nuestras vidas. Tú que siempre te quejas de que a tu vida no le

pasa nada interesante, vas a ver que lo que nos espera se convertirá en la

primera buena anécdota de tu diario. (Heredia, 2009: 29)

137
Un tono de admiración advertimos siempre que la narradora protagonista

describe a sus amigos preferidos; pero es Paula la que se lleva el mayor de los

afectos y en la que ocupa espacios preferentes para su exaltación: “-Para ella todo

luce tan fácil…- le dije una vez a Quique cuando hablábamos de Paula y de su

temperamento especial.” (Heredia, 2009: 28)

Un tono de suspenso se aposta en la novela cuando Paula explica a Daniela su

plan infalible para viajar al concierto, engañando a los padres de su amiga que irán

a un retiro organizado por el colegio, mientras supuestamente la hipócrita Marlene

cuidará de ellas, lo que les dará el margen de libertad que requieren para el

cumplimiento de su mutuo sueño. Paula será muy metódica, al explayarse sobre lo

que trama hacer, Daniela la escuchará asombrada y confiará en ella.

Un tono sentimental se impone cuando Daniela rememora la aventura de una

noche, que vivió con Nando en el cual se besaron “¡más de cien veces!” (Heredia,

2009: 43) y, tras un mal entendido, se distanciaron. Cuando Daniela lo vuelve a

ver, porque Paula lo ha escogido como compañero de viaje, se arraiga en el

ambiente un tono de desconcierto. Paula intentará que superen ese impase por

medio del diálogo: “-¿Saben? – dijo Paula -. Si queremos continuar con este viaje

en paz, creo que ustedes deben poner en orden algunos temas. Deberían intentar

hablar y no gruñir.”(Heredia, 2009: 95)

Se advierte un tono de nerviosismo cuando los policías detienen el Patamóvil

que va camino a la capital. “Los tres nos pusimos verdes” (Heredia, 2009: 99) dice

Daniela, porque Nando no tiene licencia para conducir y está a merced de la

138
autoridad. Los policías, corruptos, burdos y crueles, sostienen en el ambiente un

tono de impotencia con el uso de la prepotencia. Nuevamente, el adulto constituye

una presencia intolerable para el adolescente, al imponer su supremacía: “(…) su

rostro, casi sin barba y de aspecto infantil, no ayudaba a vender la imagen de

adulto que él pretendía” (Heredia, 2009: 100)

Superado este clima de inestabilidad, se impone el tono reflexivo que lleva al

desenlace, como ya se ha señalado.

2.3.8. Colofón

El puente de la soledad tiene una portada que está en consonancia con la

escena clave del relato: la descripción de dicha construcción en mitad de una

noche, que presagia la toma de decisiones difíciles.

No existen otras ilustraciones porque María Fernanda Heredia tiene muy claro

el destinatario de su novela: quince años en adelante, tanto porque las

protagonistas están en esa edad, como porque existen mayores espacios de

reflexión para los adolescentes que buscan la autodeterminación, en contra

incluso de los adultos: “El enfrentarse a la vida con la creencia de que uno puede

dominar las dificultades o con el temor de la derrota no deja de ser también un

importante problema existencial” (Bettelheim, 2001: 17).

El narrador ya no es exclusivamente el yo protagonista, sino que se ha

introducido el omnisciente editorial con el que la focalización se enriquece, cuando

139
se detalla la escena lunar con el puente, que se erige como símbolo de las

dificultades por las que atraviesan aquellos que quieren cumplir con sus sueños.

La autora emplea a una narradora protagonista, Daniela, caracterizada como

un ser impopular, tímido, inseguro; prácticamente solo en un mundo de adultos

que lo escarnece, que le impide crecer de formas distintas. Ella es una

adolescente que, en sus pares, encuentra el consejo, la compañía, la certidumbre

de sentirse amada y comprendida.

Los antihéroes no solo son los profesores y los padres, que aparecen criticados

y hasta escarnecidos; se integran los policías de proverbial visión negativa en la

Literatura Ecuatoriana. A la caricaturización por medio del humor, se ha unido el

empleo del sarcasmo.

Los héroes como Daniela y Nando exhiben algunos defectos, porque su

cobardía solo los ha convertido en mentirosos ocasionales. Paula, el personaje

engrandecido por el narrador protagonista porque se constituye en su alter ego, es

toda una heroína de la posmodernidad; aparte de que es liberada, decidida y

fuerte de carácter, no tiene escrúpulos en usar el chantaje y el soborno con tal de

viajar al anhelado concierto. La mala educación de sus padres, que se ha

encargado de exponer el narrador protagonista, ha dejado su huella en este ser

abandonado.

El uso de anticipaciones y retrospecciones en El puente de la soledad, junto

con la diversidad de acciones, que conlleva la descripción de anécdotas y el uso

de variados tonos, enriquecen la fábula.

140
Tiempo y espacio han entrado en clara disonancia. Mientras el tiempo, como

recurso narratológico, solo rememora un pasaje donde los adultos han

establecido su campo de acción, el espacio ha catalogado por igual a lugares

donde habita el mal y lugares donde el adolescente se encuentra a sí mismo, en

su búsqueda de autodeterminación.

La variedad de tonos, que están en correlación con la diversidad de acciones

que hacen la acción ágil e interesante, son un recurso de invaluable valor en El

puente de la soledad. Espacio, tiempo y tono han trabajado juntos en la

consolidación del entretenimiento como objetivo central de esta narración de la

LIJ:

La relación entre tiempo y espacio es de importancia para el ritmo. Cuando

un espacio se presenta extensamente, es inevitable una interrupción de la

secuencia temporal, a menos que la percepción del espacio sea gradual (en

el tiempo) y pueda, por lo tanto, considerarse un acontecimiento. (Bal, 2009:

105)

Esta novela es muy recursiva: estructura, narrador, personajes, tiempo, espacio

y tono han contribuido a convertir El puente de la soledad en una obra que tiene a

su favor la tensión, que es una variable que determina la calidad literaria, en

palabras de Fanuel Hanán Díaz. La tensión es descrita por este crítico venezolano

como “la fuerza que hace que el lector se mantenga atado al libro porque existe

una fuerza que lo sustenta” (Díaz, 2012: 17).

141
En El puente de la soledad, a través del narrador adolescente, que otorga la

palabra a sus pares, se ha pretendido juzgar tanto a adolescentes como adultos.

La mirada hacia el adulto se ha mostrado decididamente acusadora, implacable.

Las entelequias adolescentes se perfilan como verosímiles porque sus matices

de personalidad exponen sus carencias, pero también sus bondades. Lo curioso

es que cada defecto se justifica debido a un error adulto: Daniela es mentirosa

porque sus padres la obligan a serlo. Paula es manipuladora porque sus carencias

afectivas la obligan a serlo. Nando entrega una coima a los policías porque ellos lo

obligan a hacerlo.

A los protagonistas de El puente de la soledad se les ha restado la posibilidad

de asumir sus propios errores, derivando la culpa en el adulto.

142
CAPÍTULO III

ELEMENTOS CONSTANTES EN LA CONSTRUCCIÓN DE


PERSONAJES NOVELESCOS

143
“El árbol se conoce por sus frutos” (La Biblia, Mateo: Capítulo 7, versículo 16)

Cupido es un murciélago, El club Limonada, El puente de la soledad, tres

novelas juveniles de María Fernanda Heredia: ¿son iguales?, ¿son distintas?

Indudablemente la temática es diferente; pero las tres fueron engendradas por la

misma cosmovisión, por tanto, mostrarán una visión única de la realidad.:“…la vida

se entiende dentro de una cosmovisión. La cosmovisión es el contexto natural de

una inteligencia del sentido de la vida.” (Rodríguez, 1981: 322)

¿Qué motivó a la escritora quiteña a crear estas historias?, ¿por qué optó por

esta temática?, ¿qué la indujo a recrear a sus entelequias como prototipos?, ¿qué

tipo de percepción de la realidad contribuyen a exponernos los ejes argumentales

de sus obras?, ¿su visión de la existencia contribuye a cimentar ese sentido

profundo de la vida en el lector adolescente?

Es evidente que María Fernanda Heredia tiene muy claro el destinatario de sus

libros. Cada temática de sus novelas corresponde a un determinado perfil etáreo.

Considerando la evolución psicológica del niño, Juan Cervera (1984) cita la

postura de la crítica Aurora Medina sobre los gustos e intereses literarios de niños

y adolescentes, que empata con el que trazara María Josefa Sirvent del Otero en

su libro Estudio crítico de la literatura juvenil (1963). Estos gustos e intereses se

establecen de acuerdo a cinco etapas. La cuarta y la quinta se relacionan con la

producción estética de María Fernanda Heredia:

d) El período fantástico-realista, que va de los diez a los doce años, marca

el inicio de distinción entre los gustos de los niños y los de las niñas. Para

144
las niñas este período es de transición de lo maravilloso y fantástico a lo

sentimental y amoroso, a veces a través de un corto período de gusto por la

aventura. Los niños, por el contrario, quedan sumergidos en las aventuras,

las que exigen un cierto realismo verosímil.

e) El período sentimental y artístico, de doce a quince años, se ofrece más

acusado en las niñas, en las que también experimentó un anticipo. El niño

compagina en su mente la afición a lo sentimental y artístico con la

persistencia en el mundo de la aventura y del heroísmo. (Cervera, 1984:

56).

Cupido es un murciélago, a juzgar por la edad de los protagonistas y el manejo

de la temática, está dirigida a un público de diez a doce años. Javier, el narrador

protagonista, como nuevo estudiante de un instituto, que proviene de una familia

que apenas se preocupa por sus necesidades vitales, buscará encontrar el amor

en cada chica que se perfila como insuperable, de acuerdo a su poco

conocimiento de la vida.

El club Limonada estaría destinado a adolescentes entre los doce y los catorce

años. Los tres protagonistas, María, Alejandra y Juancho, que rondan esa edad,

en la búsqueda del amor han incursionado en toda clase de aventuras en las

cuales se han visto lesionados espiritualmente. Se han dejado llevar por la imagen

distorsionada del novio perfecto, un adolescente exitoso y bello, cualidades que

ellos no poseen y, con el propósito de conseguir su aceptación, se han visto

145
sometidos a humillaciones y maltratos psicológicos que han deteriorado su

autoestima.

En El puente de la soledad, que tiene como protagonistas a jóvenes de quince

años, el amor ha pasado a segundo plano. Si bien sus tres personajes principales,

Daniela, Nando y Paula, no han tenido éxito en sus relaciones amorosas, porque

han sufrido sendas decepciones, ahora les ocupa el cumplimiento de otro tipo de

sueños. En realidad, en el fondo poco les interesa el llegar al concierto de los Free

Cats, sino el derrotar al adulto (padre, maestro o policía) para obtener su

autodeterminación como individuos, a costa incluso de su desmedro como seres

humanos.

En las tres obras hay una visión única del amor, a pesar de que el destinatario

es diferente. El eje argumental es este sentimiento en dos de las tres novelas

mencionadas (Cupido es un murciélago, El club Limonada) y es una especie de

eje transversal de El puente de la soledad; pero posee una visión unilateral: solo

acarrea dolor, pérdida de autoestima, privación de los sueños personales. Como

contraparte, la amistad se yergue en las tres obras como el único motor que

impulsa al ser humano a luchar por sus sueños, a confiar en el propio valor, a

creer en uno mismo.

Se puede constatar que María Fernanda Heredia no solo emplea la temática

adecuada de acuerdo al perfil etáreo de sus potenciales lectores, sino que acude a

la imagen visual como recurso en mayor o menor grado, según sea el caso. En

Cupido es un murciélago, conjuntamente con el ilustrador Marco Chamorro, la

146
escritora recrea sus propias interpretaciones de la realidad a través de varias

imágenes que incluyen su ya emblemático recurso narrativo: el humor. Por medio

de la caricatura, aparecen desdibujados los personajes; pero la bondad y la

ternura pueden advertirse en los rostros de los protagonistas, pequeños niños que

se pierden en el laberinto del amor, mientras que los adultos, como la profesora

Chelito, se muestran ridiculizados en su vestimenta y apariencia física.

Sin embargo, la palabra es más cuestionadora que la imagen. Las

descripciones de los adultos y de los adolescentes en su accionar narrativo

sobrepasan el peso de la ilustraciones. Si nos atuviéramos a ellas, la profesora

Chelito no sería más que una bruja flaca y desgarbada; Javier e Isabel, nos

parecerían dos niños buenos, pero insulsos. Ella y el director Seco desbordan, a

través de la palabra del narrador, los peores defectos humanos. Los adolescentes

detentan las mejores cualidades. La imagen ha entrado en clara confrontación con

la palabra. La cosmovisión ha aplicado su peso en el dominio del verbo.

La visión maniquea es evidente en las tres obras narrativas. Según el

Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2002), es “maniqueo quien sigue

las doctrinas de Manes, pensador persa del Siglo III, que admitía dos principios

creadores, uno para el bien y otro para el mal. Dicho del comportamiento: Que

manifiesta maniqueísmo”.

El perfil maniqueo alude al conjunto de rasgos de un personaje que lo

caracterizan como partidario del bien o del mal en el devenir del relato.

147
Hernán Rodríguez Castelo (1981) afirma al respecto: “En la literatura infantil el

conflicto se polariza, a veces, hasta con ribetes de maniqueísmo, entre el “héroe” y

su empresa deseable, noble, magnífica, y lo que se le opone, generalmente

encarnado en el antagonista o “villano” (Rodríguez, 1981: 234)

La visión maniquea ha ejercido su poder sobre un adulto al retratarlo como

incoherente, manipulador, hipócrita y déspota, en enfrentamiento desigual contra

el adolescente inseguro, tímido, emocionalmente abandonado.

En El club Limonada, a pesar de la originalidad de las ilustraciones de Roger

Icaza, la imagen, al mismo tiempo que está en consonancia con la configuración

maniquea de los personajes, muchas ocasiones no logra estar a la altura de la

profundidad del dolor, de la pérdida, ni de la calidad de las introspecciones de sus

personajes. Queda limitada al plano de lo concreto: visualmente caricaturiza a los

personajes; pero la etapa etárea por la que estos atraviesan hace gala, mediante

la palabra, de una multitud de vicisitudes internas que no pueden retratarse por

medio de gráficos.

En Cupido es un murciélago y en El club Limonada, la imagen ha sido

empleada pródigamente. A pesar de ser muy recursiva y, en principio vista como

original, ha caído en desgracia frente al poder de la palabra, que nos aleja de la

visión primaria de los personajes, porque introduce con el tono reflexivo realidades

que escapan a la concreción de las imágenes presentadas, como son la lucha

entre el bien y el mal, en un espacio escolar donde el adolescente se debate,

como mejor puede, en su afán de sobrevivir enfrentado al amor y al poder adulto.

148
En El puente de la soledad, la diagramación ha incluido una única imagen,

prueba fehaciente de que el destinatario es un adolescente mayor. Con el diseño

de la portada, Roger Ycaza ha presentado elementos narratológicos básicos de la

novela: el Patamóvil, los Free cats, la luna, las estrellas y el puente, de decisivo

simbolismo en la temática desarrollada; pero, al no realizar ilustraciones interiores,

ha dejado al destinatario el poder de realizar sus propias reconstrucciones de la

realidad y sus juicios en torno a la visión maniquea de sus personajes, buenos o

malos, en su lucha por detentar el poder de decisión humana.

Los narradores empleados por María Fernanda Heredia en las tres obras

analizadas se rigen a un modelo común: son adolescentes tímidos, inseguros,

impopulares, abandonados emocionalmente por sus familias, que se presentan a

sí mismo como poseedores de muchos defectos y pocas virtudes.

Javier (de Cupido es un murciélago), María (de El club Limonada) y Daniela (de

El puente de la soledad) relatan episodios de sus vidas en las novelas

mencionadas. Dos de ellos (Javier y María) cuentan con un abuelo mágico,

verdadera suma de sabiduría y bondad, que ha sido determinante en su vida de

seres aislados.

Javier, María y Daniela se fortalecen, sobre todo, con la amistad de sus pares,

un amigo o amiga de mayor resolución que ellos, como son: Isabel (de Cupido es

un murciélago), Alejandra (de El club Limonada) y Paula (de El puente de la

soledad). A través de la oposición de contrarios, los narradores engrandecen a su

149
contraparte, una especie de alter ego, que los impulsa a defender sus derechos o

los ampara cuando se abandonan a su suerte.

Este narrador adolescente también se revela en la crítica que hace de los

adultos. Un leit motiv en las tres obras de María Fernanda Heredia, que fueron

objeto de estudio, es la visión negativa que esta escritora tiene sobre los

personajes mayores. Eso podría explicar el distinto uso del esquema maniqueo: a

menor edad, los protagonistas (y su público lector) se enfrentan a una mayor

distancia entre buenos y malos.

Conforme los personajes crecen, se vuelven más reflexivos y críticos; el

narrador ocupa un perfil maniqueo menos rígido para construirlos. Pocos

personajes se involucran de lleno en él. Hasta los maestros, tan vilipendiados en

obras como Cupido es un murciélago y El club Limonada tienen en sus filas a la

maestra Ligia de El puente de la soledad, un personaje más humano, menos

proclive a la maldad adulta; pero, curiosamente, ella también ha sido agredida por

este grupo social.

Los maestros como personajes han sido vistos en negativo por el narrador

en Cupido es un murciélago y en El club Limonada. Son verdaderas caricaturas

que desdibujan el papel de este adulto como formador. Solo en El puente de la

soledad uno de ellos alcanza una evolución que permite apreciarlo no como

entelequia de presencia maligna, sino como un ser humano que se equivoca, que

carga sobre sí con el peso de la frustración; pero que anhela también sobrevivir en

150
un mundo de naturaleza generalmente hostil, según la imagen que promueve la

cosmovisión.

Cada narrador cataloga a los personajes con los cuales se relacionó en base a

un perfil que se repite: todos aquellos individuos que los rechazaron son exitosos

socialmente; todos son deseados a causa de su belleza física o su aparente

elevación espiritual; pero, detrás de esa imagen de supuesta perfección, esconden

la crueldad, la manipulación, la mentira.

El narrador protagonista se empeña en mostrarse como bueno y eterno

perjudicado del adulto y de los seres con mayores ventajas sociales que él. En

Cupido es un murciélago, Javier es víctima de una niña de una hermosura

suprema y de los profesores, verdaderos tiranuelos en el ámbito escolar. En El

club Limonada este narrador, junto a sus compañeros de aventura, que tomarán la

palabra convirtiéndose en narradores de sus propias historias, se muestran como

víctimas del mal amor; pero planifican una sutil venganza a través de la bitácora

del club, que justifican en un aparente afán justiciero. Este mal sentimiento es de

tal sutileza que contribuye a salvaguardar su imagen. En El puente de la soledad,

los tres viajeros, Daniela, Paula y Nando son supuestas víctimas de un monstruo

de tres cabezas: padres, maestros y policías; los tres grupos de adultos en

realidad son uno solo, porque ostentan un único afán: destruir sus sueños

adolescentes.

Los personajes de María Fernanda Heredia aparecen como prototipos, al igual

que en los cuentos de hadas. Cumpliendo con el perfil maniqueo, sus entelequias

151
se alinean a favor del bien o del mal. En sus historias juveniles, la autora

ecuatoriana no crea el protagonista perfecto, a diferencia de los cuentos de raíz

medieval. No. Sus héroes son seres buenos; pero socialmente menoscabados,

que no se someten a su destino de seres “irrelevantes” en el contexto social en el

que se desenvuelven.

La cosmovisión convierte en buenos a niños y adolescentes, abrumados por la

carga de la soledad urbana, de las familias disfuncionales, de la incomprensión

adulta, del no pertenecer a lo socialmente exitoso, porque sus diferencias

individuales en lugar de caracterizarlos, son un estigma, una marca, que los hace

ante sí mismos “un patito feo”.

Estos héroes luchan contra “los dragones y los fantasmas” de sus propias

inseguridades, de su soledad existencial, de su temor a no ser amados. Se

enfrentan a ellos y vencen, amparados por ángeles tutelares, la mayoría

adolescentes que se han hecho a sí mismo fuertes en medio de la soledad y el

abandono emocional. El final feliz de los episodios vitales narrados por el yo

protagonista les garantiza (igual que a sus potenciales lectores) el triunfo del bien

sobre el mal. De alguna forma, es el triunfo del ser humano sobre el mundo hostil

como en el inicio de los tiempos.

Los adultos son los represores, los custodios del poder, los egoístas, los

absurdos, a veces los ridículos, desde la perspectiva adolescente, a través de

cuyo prisma son minuciosamente analizados, criticados y, muchas veces,

escarnecidos por el narrador adolescente, que se ubica, naturalmente, en el bando

de los buenos.

152
La llamada brecha generacional se acentúa. Los adultos ya no son un referente

ni un protector. El consejero, aquel que generalmente aprende de sus propios

yerros, ha sido descalificado en el afán de engrandecer a los protagonistas. La

visión maniquea ha convertido en falacia el valor de la experiencia vital:

La perspectiva de permanecer siempre bajo la dominación opresora de los

poderosos, que en este caso son todos adultos, no es precisamente una

llamada al optimismo. Y, por otra parte, con esto se le priva al niño de la

seguridad que le inspira la figura del adulto, más maduro y todopoderoso

para él, cuando le brinda su amistad, cariño o protección. (Cervera, 1984:

43)

El adolescente, con su falta de certezas y su proverbial irreflexión, ha sido

convertido por el narrador en héroe urbano: “En lo ético, el cuento, como

muchísimos de estos relatos folclóricos, se plantea como la reparación de una

situación injusta, con vuelta a sus derechos – y aún a mayor honor y riqueza, en

una suerte de compensación- de la víctima.” (Rodríguez, 1981: 68).

La visión maniquea, tan radical, no retrocede al caracterizar a los héroes en las

tres novelas, que pertenecen a épocas de producción diferentes. Ellos, sobre todo

en El puente de la soledad, son revestidos por el narrador explícitamente de

defectos, que siempre se justifican debido a la desigual lucha por el poder, donde

perderían si se enfrentaran con las armas de sus supuestos ideales y sueños de

juventud. Entonces adoptan el armamento de sus rivales. El fin justifica los

medios. Para ser feliz, “todo vale”.

153
La “triste visión del adulto”, que fue suavizada con el uso del humor en Cupido

es un murciélago y en El club Limonada, se vuelve despiadada con el empleo del

sarcasmo en El puente de la soledad. El narrador no tiene clemencia de sus

adversarios, adultos que supuestamente lo atormentan y le impiden cumplir sus

sueños. Padres, policías y maestros son retratados como sus verdugos. El

adolescente aparece como un ser desprotegido, humillado, vulnerable; sin

embargo, para ser feliz, contradictoriamente emplea las mismas armas que ellos:

mentiras, manipulación, fraudes.

En El club Limonada no son los adultos los malvados más importantes, puesto

que la obra no está enfocada al enfrentamiento con este mundo. Ahora, el

narrador maniqueo lanza sus dardos contra un grupo social de su misma edad: los

adolescentes exitosos: ¿el serlo es sinónimo de maldad?, ¿solamente son buenos

aquellos que nacieron con menor ventaja física, social o económica?, ¿solo la

amistad puede ser sincera? y, por último, ¿no existe para los seres humanos la

oportunidad de encontrar el “buen amor”?

Con sus posturas extremas en la construcción de personajes, el maniqueísmo

vuelve a ofrecernos una visión distorsionada de la realidad. Héroes y antihéroes

de la Literatura Infantil deben ser muestra de la complejidad humana, que exhibe

por igual virtudes y defectos. Héroes y antihéroes solo pueden ser verosímiles si

muestran las humanas imperfecciones de cualquier mortal.

Protagonistas como Javier e Isabel (Cupido es un murciélago); Alejandra,

María y Juancho (El club Limonada); Daniela, Paula y Nando (El puente de la

154
soledad) son seres con numerosas virtudes (valores) y leves defectos

(imperfecciones físicas), que se enfrentan a entelequias planas, rígidas,

esquematizadas, a veces anónimas, totalmente absurdas en su perfil de maldad,

como son todos aquellos que se negaron a amarlos: los adolescentes exitosos, los

egoístas de sus padres, los pérfidos maestros y, por supuesto, los corruptos

policías.

Las erradas decisiones del bando de los buenos, a la hora de elegir el objeto-

sujeto de su amor o de su admiración, no recaen en ellos según la visión del

narrador, sino en la perfidia de quienes no supieron amar en cada uno de ellos sus

connaturales virtudes. El narrador los ha liberado de su responsabilidad frente a

las consecuencias de sus propias decisiones. Javier, María y Daniela, los

protagonistas, encuentran en la maldad de los otros la razón de sus propios

sufrimientos.

Las historias narradas en Cupido es un murciélago, El club Limonada y El

puente de la soledad son muy recursivas. Múltiples tiempos, espacios y tonos

tornan ágil al relato.

Las analepsis y las prolepsis en escenarios tipo dan cuenta de un variopinto

anecdotario. La coordenada espacio temporal como elemento narratológico, a

pesar de no precisar datos como año en el que transcurre la fábula y el lugar

donde suceden los hechos, focaliza la acción y la descripción de los personajes a

través de sus diálogos o de la visión del otro.

155
En Cupido es un murciélago, las retrospecciones constituyen momentos de

reflexión para su protagonista, Javier, que hace memoria de los consejos del único

adulto benigno, la abuela, o vuelve a vivir un episodio que lo molesta y que

comparte con el lector en espacios urbanos tradicionales, como el hogar y la

escuela. Espacio y tiempo tienen el mismo peso narratológico.

En El club Limonada, por medio de un túnel del tiempo, se retratan absurdos

amores del pasado contra los que se clama infantil venganza. En el recuento de

estas historias de amores contrariados, el espacio ha ganado como recurso: no

solo aparece la escuela y sendos hogares de los protagonistas y sus victimarios,

sino lugares sin nombre, pero con tintes tradicionales como la piscina, el salón de

baile, el parque, el condominio, que dan cuenta de episodios pintorescos.

En El puente de la soledad, el espacio concentra el mayor peso del virtuosismo

narrativo. Nuevamente se da cabida a dos espacios hostiles, que se constituyen

en prototipos en la narrativa de María Fernanda Heredia: la escuela y el hogar.

Surgen como novedad dos espacios revestidos de simbolismo: el Patamóvil, el

vehículo de los sueños, y el puente de la soledad, el obstáculo en medio del

camino. En su búsqueda de autonomía, los adolescentes que viajan en este

pequeño auto, frente al puente, el último impedimento, se verán enfrentados al

dilema de continuar o dar marcha atrás.

Los personajes ya no son los niños de Cupido es un murciélago y El club

Limonada, enfrentados a las cotidianas tribulaciones frente al adulto o a sus pares

exitosos: son jóvenes que deben evaluar si lo correcto es mirar atrás y dejar que

156
otro (el adulto) pisotee sus sueños o marchar hacia adelante, contra todo y contra

todos, para sentir que se ha atrapado la tan ansiada y fugaz felicidad.

Mientras Cupido es un murciélago y El club Limonada usan tres tonos básicos:

burlón, sentimental y reflexivo, El puente de la soledad hace gala de tonos

adicionales, en consonancia con espacios bien escogidos, que contribuyen a crear

una tensión que no desmaya en el transcurrir del relato. En esta última novela, la

autora ha hecho de este recurso una fortaleza estilística, que recrea el devenir de

sus entelequias maniqueas.

Las diversas historias de María Fernanda Heredia, salpicadas del más fino

humor, cumplen con el primer objetivo de la LIJ, el goce estético: “…la primera y

fundamental finalidad de esa literatura será esta: el disfrute; y, en momentos

especialmente logrados de la obra, del lector y de la relación obra-lector, el gozo.”

(Rodríguez, 1981: 288)

En destinatarios de corta edad, el uso del maniqueísmo pretende establecer

con diáfana claridad la existencia del bien y del mal; el triunfo del primero sobre el

segundo garantiza en su espíritu la consolidación de valores de corte universal.

Si el destinatario es el público adolescente, los personajes deben revestirse de

una humana y aparente contradicción: la existencia dentro de cada uno de

nosotros de los principios del bien y del mal. La lucha porque prime la bondad

humana sobre los naturales egoísmos debe mostrarse como el eterno combate

que debe librar todo aquel que nació como mortal.

157
“Solo venciéndote, vencerás” es una máxima aplicable a todo ser humano que

día a día lucha por imponer su espiritualidad por encima de su primitiva carnalidad.

La LIJ debe construir personajes verosímiles en cuanto a que en su naturaleza

coexisten imperfecciones y virtudes.

La calidad humana del héroe debe construirse en el transcurso de las acciones

que lo perfilan como imperfecto; pero dispuesto a luchar en primer término consigo

mismo para alcanzar la felicidad, que no es otra cosa que el resultado de un

combate frente a sus propios egoísmos, para rescatar lo mejor de sí y de la

humanidad, en la diaria convivencia con los valores personales y sociales:

¿Cuánto hay que hacer en esta línea, con tan vastas posibilidades, para dar

al joven de hoy gran aventura y héroes con complejidad y dimensiones, que

le liberen de la domesticación sistemática en que lo sumen los “héroes” de

las seriales de televisión, simples, maniqueos, manipulados…? ”

(Rodríguez, 1981: 101).

Si reflexionamos nuevamente en la clave ética de la LIJ, tan defendida por

Rodríguez Castelo como por Bettelheim, podríamos afirmar que una historia que

denigra al mundo adulto, desvirtuando de forma tan radical al mayor referente del

joven, no contribuye mayormente en la construcción de “ese sentido profundo de

la vida”, el verdadero valor agregado que debe poseer toda obra que se precie de

tener como destinatario al público infantil y juvenil:

158
El personaje, principio y fin de la acción, debe construirse en la Literatura

Infantil y Juvenil como entelequia verosímil, sin sacrificar a ningún grupo humano

que, a partir de esta premisa, se erija como dueño y señor de la verdad:

Ninguna lectura, dice Bernard Epin (44), y nosotros añadimos, ningún

relato, ningún cuento, es <<totalmente inocente>>. Desde el momento en

que entra en relación con nosotros, de una forma o de otra, nos deja huella.

Y aquí radica el carácter fundamentalmente problemático de la literatura

infantil y, hasta cierto punto, en mayor grado que el de la literatura

destinada a los adultos. El reconocimiento de esta circunstancia ha de ser

una llamada de atención a la conciencia de todos los autores que escriban

para niños. (Cervera, 1984: 64)

Mientras en Cupido es un murciélago, el narrador se ha contentado con

exponer a Javier a la maldad humana, de seres aparentemente hermosos y de

adultos malévolos, y en El club Limonada, tres muchachos se aprestan a cumplir

una sutil venganza en contra de sus amores del pasado, en El puente de la

soledad, la cosmovisión ha puesto sobre el tapete un viejo dilema existencial: “El

fin justifica los medios”. Una mentira, un chantaje, un soborno, ¿son válidos para

que tres jóvenes logren escapar del yugo paterno y docente para alcanzar un

sueño vital?

La búsqueda del “sentido profundo” de sus propias vidas en los protagonistas

adolescentes no ha tenido límites. El elan aventurero les ha conducido a buscar la

autodeterminación, a costa de sacrificar su entereza como seres humanos.

159
El maniqueísmo en la construcción de personajes de la literatura, cuyo

destinatario es el adolescente debe ser desterrado de la LIJ, porque establece una

visión distorsionada de la realidad, que podría influir en la creación de un proyecto

personal, basado en percepciones erradas: “… se escribe para lo que el niño es

ahora, pero sin perder de vista lo que será mañana” (Cervera, 1984: 32).

El narrador muestra a niños y adolescentes prácticamente sitiados por los

adultos, limitados frente a sus imposiciones, impotentes frente a la autoridad sin

otra salida que defenderse con armas que no los llevan a ser diferentes, ni a

intentar construir un mundo menos justo que el que conocieron.

Con Juan Cervera, nos preguntamos: ¿Qué frutos cabe esperar de esa

tendencia, tan común en cierta literatura, a presentar al adulto como el culpable de

todos los males que aquejan al niño? (Cervera, 1984: 65)

No pretende esta investigación descalificar a María Fernanda Heredia como

autora de la LIJ, sino solamente demostrar que lo maniqueo está presente en su

obra, cuando es una filosofía que debió ser superada hace mucho tiempo en la

LIJ, porque no aporta en el crecimiento espiritual de niños y jóvenes. Solo la más

reciente de las tres obras analizadas, El puente de la soledad, que presenta a sus

protagonistas más imperfectos y, por ello, más verosímiles, e introduce un

personaje multifacético en un grupo tradicionalmente vilipendiado por la narradora

quiteña, como son los profesores, nos hace pensar con optimismo frente a

evolución de la autora en la construcción de sus personajes. Cabe esperar que así

sea.

160
Si bien es cierto que el narrador es una entelequia creada por el escritor y,

como tal ficticia, a través de él se expone una cosmovisión específica: “El árbol se

conoce por sus frutos”. A través de la construcción de sus personajes, en las tres

obras analizadas, María Fernanda Heredia ha expuesto una visión, su visión de

una realidad construida en blanco y negro: “El autor puede, dice elegir en cierta

medida disfrazarse, pero jamás puede desaparecer” (Booth, citado por Corrales,

1999: 120.

El compromiso que tiene con su receptor aquel que escribe para el público

infantil y juvenil está claramente planteado en estas palabras de Hernán

Rodríguez Castelo, que deben llevar a la reflexión no solo a los escritores de la

LIJ, sino a todos aquellos que fungen como mediadores de lectura:

La obra de arte literario es un hecho estético, pero al mismo tiempo,

semántico –es bella en su modo de significar: sonidos sin sentido están

más allá de los límites de la literatura-; y, por ello, es también histórico –

cualquier significación, por mínima que se la conciba, se inserta en un

contexto histórico, para recibir de él sentido y para dárselo-. Ahora bien, si

un hecho humano aporta sentido a la historia, queda, sin más,

comprometido. Y compromete a cuantos toman parte en él. Y no hay otra

manera de pensar ese comprometimiento que como algo ético. (Rodríguez,

1981: 291)

161
CONCLUSIONES

Al realizar las presentes conclusiones, es necesario hacer referencia al objetivo

primordial que constituyó el timón del presente trabajo investigativo, de carácter

eminentemente cualitativo: Analizar los personajes de María Fernanda Heredia en

tres de sus obras juveniles: Cupido es un murciélago, El club Limonada y El

puente de la soledad, para determinar la cosmovisión que subyace en su

construcción.

Este objetivo general abordó, a través de cuatro objetivos específicos, distintos

aspectos a contemplar en la construcción de los personajes heredianos, a partir de

su cosmovisión.

 En narrativa, cada autor plantea en su obra una filosofía específica, que es

producto de una forma de ver la vida, de una ideología y de una escala de

valores y antivalores, que son parte de su propia experiencia vital y de la época

en que se circunscribe su obra narrativa:

Cuando un autor, en este caso María Fernanda Heredia, construye a sus

personajes, a través de ellos se transparenta su cosmovisión maniquea y se

comparte con la otredad una perspectiva vital.

El indagar sobre la forma en que la autora configura sus personajes no

pretendió el adentrarse en los médanos de su intimidad, ni ambicionó el vulnerar la

privacidad de su yo, sino justificar la presencia de rasgos recurrentes en sus

entelequias, comportamientos frecuentes, perfiles reiterados que son muestra de

162
la particular forma de concebir el mundo de la escritora, puesto que se articulan

una y otra vez en sus relatos, como parte de su especial narratología.

Al analizar la construcción de los personajes de María Fernanda Heredia,

descubrimos que la visión maniquea de la realidad está presente en las tres obras

examinadas. En ellas, sus personajes aparecen claramente divididos en dos

bandos omnipresentes: los buenos, aquellos adolescentes con muy poca

trascendencia social en el medio en el que se desenvuelven y, por otra parte, el

bando de los malos, aquellos adultos con los cuales se relacionan: padres,

maestros y policías, al igual que ciertos adolescentes exultantes que, con sus

dotes físicas y su popularidad, son admirados por los menos aventajados física y

socialmente.

 Mientras que la construcción de los personajes, bajo la mirada atenta del

narrador protagonista, mantiene un esquema rígido, el virtuosismo narrativo de

la autora se consolida en el manejo de otros recursos narratológicos como el

tiempo, el espacio y el tono que, al mismo tiempo que contribuyen a consolidar

la visión maniquea de la autora, vuelven muy recursiva a su obra.

Distintos saltos temporales, empleo de escenarios tipo, tonalidad versátil no

permiten que decaiga la tensión narrativa; sin embargo en cada coordenada

espacio temporal se configuran los personajes bajo el prisma maniqueo. Toda

reflexión, todo uso pintoresco del humor termina en una visión distorsionada de la

realidad.

163
 Los héroes de las obras heredianas, bajo una imagen aparentemente

menoscabada, porque no son ni bellos, ni ricos, ni populares, ni amados,

adoptan una temible posición de narradores protagonistas, puesto que

configuran solamente como buenos a aquellos que corresponden a sus

afectos: generalmente un alter ego que los incita a elevarse por encima de sus

naturales miedos, que los induce a luchar contra el absolutismo adulto, que los

hace confiar en sí mismos y algún personaje mayor, usualmente un abuelo,

que hace las veces de ángel guardián, filósofo y consejero.

Los héroes adolescentes, en su calidad de narradores, se encargan de

acometer contra los adultos que suelen presentarse como padres incomunicados,

incapacitados emocionalmente para detentar su rol como formadores de

adolescentes, hipócritas que esconden tras la fachada de la honestidad sus

limitaciones morales.

Un grupo adulto claramente hostilizado por la narradora son los maestros que

se perfilan como ridículos, absurdos, corruptos, manipuladores; su fealdad moral

empata con sus carencias físicas: son desagradables, mal vestidos, enclenques

algunos, obesos otros; pero todos obedecen al patrón maniqueo de los cuentos de

hadas donde, a una menoscabada apariencia física, le sigue un deprimente, cruel

y abusivo comportamiento social.

Solamente en una obra de las tres analizadas aparecen los policías que, como

personajes, mantienen una imagen negativa, que no es más que una tradicional

forma de ser concebidos tanto en la literatura ecuatoriana para adultos, como en el

164
imaginario popular. No existe alguna cualidad que los muestre como guardianes

del orden. Cada actitud suya, cada palabra, cada gesto son muestra de una

implacable visión sobre su aparentemente negativo rol social.

 La admiración del grupo de los buenos, los adolescentes menos aventajados

socialmente, por los otros, los malos, bellos y exitosos, logra abrir las puertas

al desencanto, al dolor y a la desazón, que conlleva a la pérdida de autoestima

y desencadena una visión del amor como un sentimiento que deteriora, que

daña, que conduce inevitablemente a la soledad. Como contraparte, aparece la

amistad, inmejorable remedio contra el desamor, único alivio para el

desconsuelo. Los entes, reales o ficticios, clasificados en buenos y malos, no

contribuyen a fomentar ese “sentido profundo de la vida”, objetivo último de

toda obra que pretenda al niño o adolescente como destinatario:

Al finalizar la presente investigación, es necesario concluir que no basta con

crear una buena historia, ágil, recursiva, interesante; es necesario apostar por algo

más en la LIJ: la presentación de un mundo más real, donde los seres humanos

se muestren con sus múltiples aciertos e imperfecciones, que luchen, que amen,

que se equivoquen, que sueñen; pero que ninguno de ellos, por más débil que

resulte, por más desventajado físicamente, tenga derecho a mostrar al otro como

a su enemigo.

Deben los narradores de la LIJ evidenciar que todas las personas están en

este mundo para aprender de sus humanas caídas, que no existen seres felices ni

infelices, sino momentos de tal índole; que el amor, como otros sentimientos como

165
la amistad, engrandece al ser humano y que el dolor es el mayor maestro de aquel

que nació como mortal.

Quizá sea verdadero aquello de lo “inútil de la felicidad”, porque mientras el ser

humano es dichoso, se encierra en un mundo de satisfacción, que no le permite

mirar más allá. Cada mal momento deja una lección de vida, cada ser humano que

hiere, se daña también a sí mismo y algún rato será dañado por otro. Es la ley de

la vida, de una vida que no es en blanco y negro, sino que tiene sus matices;

exponerlos con la mayor verosimilitud, para que el lector de la LIJ se enriquezca

con su conocimiento, debe ser el principio y el fin de toda obra que pretenda

promover ese “sentido profundo de la vida”, tan defendido por estudiosos de la

naturaleza humana como Bettelheim y Rodríguez Castelo.

166
RECOMENDACIONES

Al finalizar este trabajo, queda en el investigador un mal sabor porque, de

alguna forma, se han desacreditado tres obras narrativas de una autora

prestigiosa de la LIJ, ya que el maniqueísmo presente en ellas no contribuye a

crear el sentido profundo de la vida.

Recomendamos el análisis de la construcción de personajes en otras obras de

María Fernanda Heredia, para establecer una posible evolución en las mismas,

aunque desde ya permanece el deseo de que esta narradora potencial brinde a

futuro no solo historias interesantes, salpicadas del más fino humor, sino que se

comprometa con la formación espiritual de sus potenciales lectores, no solo con el

empleo del tono reflexivo que maneja con maestría, sino por medio de la

presentación de un mundo narrativo más auténtico.

La presente investigación no pretendía tal desacreditación. Solo buscaba

poner en la palestra una forma de configurar a las entelequias, adultos- malos,

adolescentes- buenos, que debe ser desterrada de la LIJ, porque el maniqueísmo

alcanza ribetes de caducidad, sobre todo en la literatura para adolescentes, que

inician su periplo frente a su propia autodeterminación y necesitan, más que

nunca, fortalecer sus lazos afectivos con un adulto, que yerra como todo humano;

pero que nunca dejará de ser el mayor referente para todo niño y adolescente en

el proceso de construcción de su personalidad.

167
Nuestra sugerencia en tal sentido apunta a que se abra el debate sobre si el

empleo del maniqueísmo está presente en otros narradores de la LIJ,

desdibujando el mundo adulto en detrimento de la propia formación del lector y en

beneficio de los pares, tan inmaduros y erráticos como él.

Se pretende que en foros, en seminarios, en conferencias, se analice la

propuesta de Bettelheim y de Rodríguez Castelo sobre la necesidad de apostar

por una literatura que busque establecer un compromiso ético con su destinatario:

el enseñar a descubrir el sentido profundo de la vida, en base a una literatura que

describa cabalmente el mundo y sus circunstancias.

Esperamos que esta reflexión abra paso a una nueva narratología, que no se

deje influir por modelos norteamericanos o europeos, donde el adulto ha sido

desprestigiado desde hace siglos, tanto en los cuentos de hadas como en la

literatura de la posmodernidad.

Nuestra realidad es única, a pesar del avance de la globalización. El estudio

de la misma, para exhibirla a las nuevas generaciones, hará de nuestra literatura

un arte que, por su autenticidad, se proyecte como universal.

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Recuperado de 13/10/2012 http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/


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Recuperado de 22/02/2014 de http://www.educar.org/mdftic/Documentos/perfil

docente.asp

Recuperado de 27/12/2012 de

http://www.javeriana.edu.co/Facultades/C_Sociales/ pdfs/ac_ lit_2_pdf

172
Anexos

173
UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA
La Universidad Católica de Loja

ÁREA SOCIO-HUMANÍSTICA

TITULACIÓN DE MAGÍSTER EN LITERATURA INFANTIL Y


JUVENIL

La cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda


Heredia, a través del análisis narratológico de sus novelas juveniles:
Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad

PROYECTO

AUTORA: Aldeán Morales, Yelena


DIRECTOR DE TESIS: Delgado Santos, Francisco, Mg.

CENTRO UNIVERSITARIO
QUITO
2013
LA COSMOVISIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LOS PERSONAJES DE MARÍA
FERNANDA HEREDIA, A TRAVÉS DEL ANÁLISIS NARRATOLÓGICO DE SUS
NOVELAS JUVENILES: CUPIDO ES UN MURCIÉLAGO, EL CLUB LIMONADA Y
EL PUENTE DE LA SOLEDAD

I. TEMA
La primera de las cuatro líneas de investigación que propone la Universidad
Técnica Particular de Loja para la Maestría de Literatura Infantil y Juvenil es:
“Investigación del papel formativo, creativo, recreativo, crítico y valorativo que
cumplen las obras clásicas y contemporáneas de la literatura infantil y juvenil”.
(UTPL, 2011: 86)
De esta línea se desprende el tema de nuestra investigación:

“La cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda Heredia,


a través del análisis narratológico de sus novelas juveniles: Cupido es un
murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad”.

II. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La literatura infantil no nació con la aparición del libro. Cuando el ser humano
incursiona en el mundo, lo explora, lo vulnera y entabla una lucha feroz por la
posesión de territorio. Al calor de las batallas, se gestan los superhombres. Al
calor del fuego, debieron germinar los primeros versos épicos que engrandecían a
los héroes, que los recreaban como inmortales.
El ser humano desconocía el alfabeto. Entonces el verso que, por la
musicalidad de su forma facilitaba la memoria, era el refugio de sus leyendas y
mitos. Estas historias se transformarían en lo posterior en cuentos populares, que
han enriquecido las tradiciones de todos los pueblos:
Estas versiones, aligeradas y abreviadas en sus detalles, dieron lugar a lo que
Rodríguez Almodóvar ha definido como “el hecho cultural vivo más antiguo, el más
extendido sobre el planeta y el que peor trato ha recibido por parte de la cultura de
clase”, es decir, el cuento popular. (Rodríguez citado por Garralón, 2001: 12)

Con el advenimiento de la escritura, el ser humano recrea las representaciones


de su mundo en pequeñas grafías. La narración abandona la oralidad y el verso se
torna prosa.
En 1496, Johann Gutenberg daría a conocer en Europa un invento que
cambiaría para siempre la forma de difusión de las ideas del ser humano: la
imprenta. En esta época, los pocos libros que se producían estaban dedicados a
las clases privilegiadas. Los niños de la nobleza accedían a los denominados
“libros de instrucción”.
Por largos siglos la literatura destinada a los niños estuvo al servicio de la
pedagogía. Incluso en el Orbis sensualim pictus (1658), considerada la primera
obra impresa para niños, se advierten principios innovadores de corte pedagógico,
que retomaría más tarde Montessori.
Entre la pedagogía, la intención moral y la religión se abrió paso en el Siglo
XVII un movimiento decisivo en la literatura infantil: los recopiladores de la
tradición de los cuentos de hadas; pero estos libros contenían muchas veces un
lenguaje recargado, complejo, lejano al entendimiento de los niños; provenían de
compiladores como Basile, Perrault y Beaumont, cuyo único cuento que ha
quedado para la posteridad es La bella y la bestia por “sus ricas posibilidades
narrativas y altos valores simbólicos.” (Rodríguez, 2011: 63)
Desde la filosofía, con John Locke en Inglaterra y Rousseau en Francia, se
hace un llamado para establecer una educación menos rígida, más lúdica, que
evitara el castigo corporal. Inspirado en las ideas progresistas de Rousseau,
Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe, que sería parte de los libros de los que se
apropiarían los niños. Este libro “fascina a todos porque contiene las preguntas
básicas sobre el sentido de la vida, además de permitir una rápida identificación
entre los niños, habituados a ser “robinsones” en sus juegos al investigar,
desmontar y reconstruir la realidad.” (Garralón, 2001:27)
Con el advenimiento del Romanticismo, las hadas que fueron denostadas por
mucho tiempo, alcanzarían inusitada popularidad. Los románticos apreciaban en
los cuentos de hadas las claras raíces de su identidad. Los hermanos Grimm las
recuperaron debido a su pasión por la filología. Hans Christian Andersen, con
creaciones propias y compilaciones, alcanzó un éxito inaudito: “No se engañen los
niños –dice Paul Hazard-; en esos bellos cuentos (de Hans Christian Andersen) no
se encuentran solo deleite, sino también la ley de su ser y el sentido del gran
papel que habrán de representar en la vida” (Hazard, citado por Garralón, 2001:
42)
En el Romanticismo, Inglaterra siguió siendo el país de las novelas de
aventuras en que se destacaría Robert Louis Stevenson y Francia tuvo como
representante genial a Julio Verne. El Realismo haría su ingreso a mediados del
Siglo XIX. Autores como Charles Dickens instauran en la Literatura la denuncia
social. Sus personajes encontrarían equivalentes en el norteamericano Mark
Twain. Libros maravillosos iniciaron su periplo como aventuras de tinte simbólico,
que buscaron en la infancia el paraíso perdido: Alicia en el país de las maravillas y
Peter Pan se convertirían en íconos, cuya imagen no se ha deteriorado con el
tiempo.
Paralelamente se desarrollaba a finales del Siglo XIX e inicios del XX la
llamada “novela para niñas” (Garralón, 2001: 91). La condesa de Ségur, Louise
May Alcott, Laura Ingalls Wider y Johanna Spyri recrearían personajes femeninos
con roles protagónicos en ambientes sobre todo campesinos y domésticos.

Con el Siglo XX, denominado “el siglo de los niños” (Peña, 2010:23), surge una

nueva concepción de la infancia, inspirada en los estudios del psicólogo y filósofo

suizo Jean Piaget. El niño ya no es un adulto en miniatura y en el arte literario

alcanza inusitado protagonismo:

Los niños tuvieron a partir de principios de siglo la voz para presentar el mundo

de los adultos. Protagonistas ingenuos de historias familiares, mostraban con ellas


las contradicciones de la sociedad en que vivían. El éxito de estos libros provocó

que se sucedieran las series con un mismo niño o niña como protagonistas.”

(Garralón, 2001: 94).

Con los niños como narradores de su propio mundo de fantasías, decepciones


y sueños, enfrentados muchas veces a un adulto en el que no se reconocen como
humanos, surgen héroes y heroínas poco ortodoxos como Papelucho de Marcela
Paz y Celia de Elena Fortún. Son irreverentes como Pippi Calzaslargas y
Guillermo de Richmal Crompton; buscan retraerse en su propio mundo como
Matilda de Roald Dahl; encuentran en la pandilla su forma de escapar de la
sociedad que cuestionan como Los muchachos de la calle Pal. También son
“niños-hombres” que cuestionan las contradicciones humanas como El principito.
Por otra parte, persiste en el Siglo XX, un rezago del romanticismo: el regreso a
la naturaleza y la valoración del paisaje nativo. En esta temática son
representativos La llamada de la selva, El maravilloso viaje de Nils Holgersson, El
viento en los sauces, Dr. Dolittle y Babar. En América Latina, destacan las
narraciones sobre la selva de Misiones en Horacio Quiroga.
La Literatura Infantil y Juvenil contemporánea deja atrás los temas convencionales
y aborda con soltura temáticas para un receptor de la llamada sociedad
posmoderna, como el tratamiento de las relaciones homosexuales, la desviación
de la familia prototípica, el rechazo al autoritarismo, la defensa de las minorías, los
conflictos psicológicos, la transgresión de las normas sociales, la muerte
prematura, entre otros.
La creación de entidades internacionales como IBBY (International Board on
Books for Young People), organización que entrega el Premio Hans Christian
Andersen al mejor relato producido para el público infantojuvenil, y su filial en
Ecuador, Girándula, se interesan en la calidad de los libros destinados a este
receptor. En el caso de Girándula, uno de sus objetivos es: “Favorecer el
acercamiento de libros de literatura infantil y juvenil hacia el público, de manera
que se conviertan en importantes aliados de niños, niñas, adolescentes y jóvenes
en su proceso de crecimiento humano” (www.girandula.org)
María Fernanda Heredia, cuyos libros juveniles Cupido es un murciélago, El
club Limonada y El puente de la soledad son motivo de nuestra investigación, es
producto de una nueva generación de escritores ecuatorianos, que Leonor Bravo
Velásquez califica como “la década de los noventa, período de apertura” (Bravo,
2013: 26). Es una literatura que se aleja de la intención didáctica y moralista,
propia de la imitación de fuentes europeas, y hace énfasis en la calidad literaria y
artística.
María Fernanda, que es parte del llamado “boom” de la literatura infantil y
juvenil ecuatoriana, ha publicado numerosos libros dedicados al público infantil y
adolescente. En palabras de Leonor Bravo Velásquez:
Sus obras, ubicadas dentro de las llamadas “historias de colegio”, abordan
los conflictos y temores de los niños y jóvenes ligados a la construcción de
la identidad, la aceptación de sí mismos, los complejos, la relación con el
otro y la memoria. Su literatura presenta historias intimistas que narran, a
través del humor, vivencias como el amor, el desamor, la amistad, la
tristeza o la soledad. (Bravo, 2013: 32).

El objetivo de nuestra investigación es caracterizar a los personajes de esta


narradora, estudiar sus rasgos distintivos, evaluar si son entelequias de la
tradición narrativa universal o si son parte de los personajes de la posmodernidad.
Nos interesa estudiar la ideología que sirvió de base para su construcción como
héroes y heroínas. Nuestra preocupación intelectual se suscita debido a que, a
través de los libros, los escritores son transmisores en potencia de una
cosmovisión.

Tres niveles de análisis, expuestos por Fanuel Hanán Díaz en Análisis de


obras contemporáneas de la Literatura Infantil y Juvenil (2012), pretendemos llevar
a cabo en nuestro proyecto de investigación: un nivel descriptivo en el cual
analizaremos la estructura textual de Cupido es un murciélago, El club Limonada
y El puente de la soledad y sintetizaremos su correspondiente argumento; un
nivel interpretativo, que desentraña claves sobre la particular construcción de los
personajes, mediante el análisis de elementos narratológicos que contribuyen a su
conformación como entelequias y un nivel crítico, que implica una evaluación, un
determinar qué aspectos son acertados o no en la construcción de los personajes
de las obras señaladas de acuerdo a los ejes argumentales, para establecer si
estas entelequias contribuyen a crear en los adolescentes contemporáneos ese
“sentido profundo de la vida” del que nos habla el gran escritor ecuatoriano Hernán
Rodríguez Castelo en su Claves y secretos de la Literatura Infantil y Juvenil
(1981), en consonancia con el crítico Bruno Bettelheim en Psicoanálisis de los
cuentos de hadas (2001).

Hacer una crítica seria, a nuestro parecer, no consiste en ensalzar el


virtuosismo de un autor de prestigio. Compartimos con el erudito Fanuel Hanán
Díaz la intención que debe estar detrás de todo crítico : “El análisis más
equilibrado es aquel que pondera los elementos, los hace visibles y sopesa el
carácter de un libro por su fuerza, sus particularidades y sus posibles desaciertos.”
(Díaz, 2012: 25)

III. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

La investigación es un proceso y el camino se construye a partir de la


pregunta de investigación. Pero para llegar ahí, hay que, no solamente
estudiar, sino vivenciar, experimentar e investigar… No hay recetas en
investigación: por eso es investigación […] (Trigo, 2013: 88)

La pregunta que da inicio a nuestra investigación cualitativa es: ¿Cuál es la


base ideológica sobre la cual construye María Fernanda Heredia sus personajes?

A partir de esta pregunta, nuestra investigación pretende indagar en “La


cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda Heredia, a
través del análisis narratológico de sus novelas juveniles: Cupido es un
murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad.

No se aspira únicamente a identificar la peculiar caracterización de los


personajes de la autora, sino que se intenta establecer una eventual evolución en
la complejidad de sus entelequias, por medio del análisis de los elementos
narratológicos que contribuyen a su definición como tales, en tres obras de distinta
época de producción literaria.

Caracterizar los personajes de María Fernanda Heredia y su eventual evolución


nos llevará en último término a establecer si estas entelequias contribuyen a
construir en niños y jóvenes “el sentido profundo de la vida”. Bruno Bettelheim
afirma al respecto:

La idea de que el aprender a leer puede facilitar, más tarde, el


enriquecimiento de la propia vida se experimenta como una promesa vacía si
las historias que el niño escucha, o lee en este preciso momento, son
superficiales: Lo peor de estos libros es que estafan al niño lo que este debería
obtener de la experiencia de la literatura: el acceso a un sentido más profundo,
y a lo que está lleno de significado para él, en su estadio de desarrollo. [El
subrayado es nuestro] (Bettelheim, 2001: 10)

IV. SISTEMATIZACIÓN DEL PROBLEMA

Eugenia Trigo (2013) determina que una vez enunciada “la pregunta-eje”, se
deben formular preguntas derivadas que constituirán “el timón que oriente toda su
investigación. El tipo de preguntas le indicará al mismo tiempo el tipo de enfoque y
métodos de investigación que deberá diseñar”. (Trigo, 2013: 95)
Si el tema elegido es “La cosmovisión en la construcción de los personajes de
María Fernanda Heredia, a través del análisis narratológico de sus novelas
juveniles: Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad,
las interrogantes que contribuirán a desarrollar el tema son las siguientes:

1) ¿Qué relación existe entre la cosmovisión y la construcción de los


personajes de Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la
soledad?
2) ¿De qué forma los elementos narratológicos como la estructura textual, el
narrador, los personajes, el tiempo, el espacio y el tono contribuyen a la
construcción de los personajes?
3) ¿Qué forma de ver la vida poseen los personajes de esta narradora en el
espacio narrativo en que se desenvuelven?
4) ¿De qué manera los personajes de María Fernanda Heredia contribuyen a
crear en los adolescentes contemporáneos el “sentido profundo de la vida”?

V. OBJETIVOS

5.1. OBJETIVO GENERAL

Analizar los personajes de María Fernanda Heredia en tres de sus obras juveniles:
Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente de la soledad para
determinar la cosmovisión que subyace en su construcción.

5.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 Examinar la relación que existe entre la cosmovisión y la construcción de


los personajes en Cupido es un murciélago, El club Limonada y El puente
de la soledad.
 Comprender de qué forma los elementos narratológicos como la estructura
textual, el narrador, los personajes, el tiempo, el espacio y el tono
contribuyen a la construcción de los personajes.
 Caracterizar a los personajes y su forma de ver la vida dentro en un espacio
narrativo específico.
 Explicar si el perfil de los personajes analizados contribuye a crear en los
adolescentes contemporáneos el “sentido profundo de la vida”.

VI. JUSTIFICACIÓN

Si se considera la diversidad de ámbitos bajo los cuales se puede analizar la


importancia de una investigación, se establecen varios tipos de justificación
relacionados con la naturaleza de la misma.
Nuestro proyecto investigativo se ajusta a la justificación teórica porque esta
tiene como propósito principal el profundizar sobre las teorías existentes en un
área específica de estudio.

En narrativa, cada autor plantea en su obra una filosofía específica, que es


producto de una cosmovisión, de una forma de ver la vida, de una ideología y de
una escala de valores y antivalores, que son parte de su propia experiencia vital y
de la época en que se circunscribe su obra narrativa:

Efectivamente, cuando analizamos los cuentos clásicos podemos advertir


que todos ellos encierran temas existenciales encarnados en sus
personajes: la bondad que triunfa sobre la maldad, la generosidad
recompensada y el amor, muchas veces en torno a un conflicto que al final
se resuelve en forma positiva. (Peña, 2010: 96)

Cuando un autor construye a sus personajes, a través de ellos se transparenta


una cosmovisión particular, se comparte con la otredad una perspectiva vital.
Analizarla no tiene como objetivo indagar en los médanos de la intimidad del autor
como individuo, ni vulnerar la privacidad de su yo, sino justificar la presencia de
rasgos específicos en sus entelequias, comportamientos recurrentes, perfiles
reiterados que, al mismo tiempo que son muestra de la particular forma de
concebir el mundo del escritor, se articulan una y otra vez en su obra narrativa por
lo que son parte de su especial narratología.

A partir de esta premisa, indagaremos en tres espacios narrativos de María


Fernanda Heredia, Cupido es un murciélago, El Club Limonada y El puente de la
soledad, para responder a estas interrogantes en nuestra investigación de carácter
textual: ¿Cuál es la cosmovisión que subsiste en la construcción de los personajes
de la autora?, ¿Qué entelequias personifican su forma de ver la vida?, ¿Qué
héroes y antihéroes se conforman?, ¿Por qué se enfrentan?, ¿Qué “monstruo” o
vetusto “dragón” pretenden aniquilar héroes y heroínas?, ¿Qué “tesoro” desean
alcanzar?, ¿Qué “sentido profundo de la vida” pretenden transmitir héroes y
heroínas a través de su experiencia vital en una trama específica?
La viabilidad de nuestro estudio se fundamenta en que en la Maestría en
Literatura Infantil y Juvenil hemos trabajado en la hermenéutica de textos literarios
ecuatorianos y universales. Contamos con el modelo de análisis narratológico.
Poseemos la bibliografía pertinente. Además, la Maestría cuenta con Maestros
eficientes y preparados para la Dirección de tesis en el campo del análisis
narratológico.

VII. MARCO DE REFERENCIA

7.1. ANTECEDENTES

¿Por qué realizar el análisis narratológico de tres obras de María Fernanda


Heredia para determinar la cosmovisión que subyace tras la construcción de sus
personajes?

En primer lugar, María Fernanda Heredia es hoy por hoy una de las autoras
más representativas de la LIJ ecuatoriana, junto a escritoras de la talla de Leonor
Bravo, Juana Neira y Edna Iturralde.

Los tres libros seleccionados para nuestro análisis, Cupido es un murciélago, El


puente de la soledad y El club Limonada son representativos de la escritora, no
solo por el grado de aceptación que tienen entre los lectores juveniles, sino porque
han sido producidos en distintas épocas por la autora; de esta forma podremos
identificar una suerte de evolución en la línea de construcción de María Fernanda
cuando crea a sus personajes.

Por otra parte, el análisis narratológico es una herramienta eficaz para la


reconstrucción de personajes en base a ejes argumentales, que son producto de
un trabajo mesurado por parte del narrador. Este análisis busca establecer la
verdad de cada texto en base a la generación de sentido por parte de sus propias
estructuras narrativas.
Identificar las características de los personajes según una cosmovisión
específica y cómo se enlazan con los ejes argumentales de las obras narrativas es
otro de nuestros objetivos; por tanto partiremos del análisis de la construcción de
estas entelequias, en base al estudio de los elementos narratológicos esenciales
como estructura textual, argumento, narrador, tiempo, espacio, tono e incluiremos
un colofón al final del análisis narratológico de cada novela, que procurará evaluar
si estas obras contribuyen a establecer “ese sentido profundo de la vida”, que
constituye una clave ética según Hernán Rodríguez Castelo:

La obra de arte literario es un hecho estético, pero al mismo tiempo, semántico


–es bella en su modo de significar: sonidos sin sentido están más allá de los
límites de la literatura-; y, por ello, es también histórico –cualquier significación,
por mínima que se la conciba, se inserta en n contexto histórico, para recibir de
él sentido y para dárselo-. Ahora bien, si un hecho humano aporta sentido a la
historia, queda, sin más, comprometido. Y compromete a cuantos toman parte
en él. Y no hay otra manera de pensar ese comprometimiento que como algo
ético. (Rodríguez, 1981: 291)

Nuestro objetivo final será lograr un acercamiento de carácter inmanente y


hermenéutico a la narrativa juvenil de una de las más exitosas escritoras
ecuatorianas de la LIJ, de notable popularidad entre el público adolescente, en
nuestra percepción de mediadores de lectura.

7.2. MARCO TEÓRICO

Al iniciar nuestro estudio sobre la cosmovisión que posibilita la caracterización


de los personajes en tres obras juveniles de María Fernanda Heredia, debemos
dar a conocer una breve semblanza de la escritora:

María Fernanda nació en Quito en 1970. Inició su carrera en el mundo de la


Literatura como diseñadora gráfica e ilustradora. Su actividad literaria comenzó en
1994 y, desde entonces, ha destinado su tiempo a la elaboración de cuentos y
novelas dirigidas al público infanto-juvenil, tales como:
 Gracias (1997)
 ¿Cómo debo hacer para no olvidarte? (1997)
 El regalo de cumpleaños (2000)
 ¿Hay alguien aquí? (2001)
 Amigo se escribe con H (2001)
 Se busca Papá Noel, se busca príncipe azul (2003)
 El oso, el mejor amigo del hombre (2003)
 Por si no te lo he dicho (2003)
 El premio con el que siempre soñé (2003)
 Cupido es un murciélago (2004)
 ¿Is somebody here? (2005)
 El contagio (2005)
 ¿Quieres saber la verdad? (2006)
 Fantasma a domicilio (2006)
 Hay palabras que los peces no entienden (2006)
 ¿Dónde está mamá? (2007)
 El club Limonada (2007)
 Operativo corazón partido (2009)
 El puente de la soledad (2009)
 Foto estudio corazón (2009)
 Hola, Andrés, soy María otra vez...(2010)
 Patas arriba (2010)
 Yo nunca digo adiós (2011)

Es muy difícil clasificar la obra de María Fernanda Heredia en base al


destinatario. Si bien es cierto hay obras de temática infantil, los adultos nos hemos
emocionado con ellas, tal es el caso de ¿Cómo debo hacer para no olvidarte?
(1997), que trata de una de las más tristes experiencias humanas: el decir adiós.
Hay otras dedicadas al público juvenil, que disfrutan por igual niños y adolescentes
de edades muy variadas; entre ellas está El club limonada (2007). Gracias a
muchos de esos relatos y a las ilustraciones que la autora ideó para
embellecerlos, su labor ha logrado ser conocida en el país y en el exterior:
El Premio Darío Guevara Mayorga que el Municipio de Quito le otorgó por
Cómo debo hacer para olvidarte, el Premio Norma-Fundalectura (por Amigo
se escribe con H) y el Premio Benny que le concedió la Printing Industries
of America por Por si no te lo he dicho son algunos de los galardones que
ha acumulado.”(www.poemas-del-alma.com)
Una producción tan abundante pese a su juventud, no hizo reflexionar mucho
sobre los libros que servirían de base a nuestra investigación.
Tres novelas fueron escogidas porque pertenecen a distintas épocas de su
producción narrativa; de ellas brindaremos una pequeña síntesis:

CUPIDO ES UN MURCIÉLAGO

Es el primer día en el nuevo colegio y Javier está desorientado. Al buscar el


baño de los niños, se equivoca y entra al de las niñas. Allí ve a Ángeles, y se
enamora de inmediato. Sin embargo, el nuevo amor de su vida no es tan dulce y
encantadora como parece: no solo le cierra la puerta en la nariz, sino que se
encargará, día a día, de hacerle la vida imposible. Esta trama ofrece a los lectores
una historia de amor frustrado, llena de humor y de situaciones absurdas, donde
las buenas intenciones del pequeño Javier colindan con las malas intenciones de
Ángeles y dan cabida al valor de una amistad verdadera, en la figura leal de
Isabel.

EL CLUB LIMONADA

María y Alejandra han sido amigas desde pequeñitas. Se conocieron el


primer día de clases en el jardín de infantes y desde ese momento siempre
han compartido aventuras y desventuras. Ahora que tienen catorce años
y están en la escuela, son simplemente inseparables. Ambas comparten
todo: secretos familiares, anécdotas vergonzosas, anhelos e ilusiones... y
la mala suerte en el amor. (es.scribd.com)

Como dice María, hay quienes encuentran a su media naranja. Otros menos
afortunados, como ella y Alejandra, solo han podido hallar un medio limón: ácido,
amargo y que trae solo dolores de cabeza, corazones rotos y muchas lágrimas. Es
por ello que toman una decisión junto a su amigo Juancho: fundar El Club
Limonada, un lugar para los enamoradizos sin remedio, en el que
podrán desahogarse y elaborar una larga lista negra de amores no
correspondidos.

Poco a poco, María comenzará a experimentar un nuevo sentimiento por


Juancho, que negará ante sus amigos. Nace un triángulo amoroso cuando
Alejandra se enamore también de él. El Club Limonada se vendrá abajo; pero
Juancho será quien se sacrifique porque la amistad de María y Alejandra es más
importante ante sus ojos.

EL PUENTE DE LA SOLEDAD

Paula, Daniela y Nando son tres amigos que deciden hacer, a escondidas
de sus padres, el viaje de sus vidas. A bordo de un viejo Mini Austin, con
poco presupuesto, enfrentan el camino que los conducirá a la ciudad donde
se realizará el gran concierto de los Free Cats. Son cuatro horas de camino.
En ese trayecto nocturno y solitario aflorarán sus temores, los conflictos de
sus historias personales y la necesidad de sentirse adultos para vivir su
aventura. Cuando el auto se daña junto al Puente de la Soledad, deberán
decidir sobre el valor de los sueños o la necesidad de dar pie atrás frente a
los obstáculos. (http://www.librosalfaguarajuvenil.com)
Realizaremos el análisis narratológico de estas tres obras; es decir
estudiaremos sus componentes estructurales: tono, narrador, actantes,
tiempo, espacio, personajes y disposición.
7.3. MARCO CONCEPTUAL

Los términos esenciales que emplearemos en nuestra investigación de carácter


bibliográfico son:

COSMOVISIÓN

Todas las personas tenemos una forma de ver, juzgar y analizar el mundo, una
especie de “par de anteojos”. De la forma en que nosotros interpretemos el mundo
depende nuestra capacidad de tomar decisiones en lo personal, familiar o laboral.

Según Keneth Samples, en su artículo ¿Qué es la cosmovisión?, este término


se deriva de la palabra alemana weltanschauung que “se refiere a un racimo de
creencias que una persona tiene acerca de los conceptos más significativos de la
vida, como Dios, el cosmos, el conocimiento, los valores, la humanidad y la
historia.” (cosasporsunombre2011.wordpress.com)

Estas creencias conforman una estructura mental que organiza nuestra propia
forma de percibir el mundo y las diarias vivencias.

ANÁLISIS NARRATOLÓGICO:

La narratología es la teoría de los textos narrativos. Una teoría se define


como conjunto sistemático de opiniones generalizadas sobre un segmento
de la realidad. Dicho segmento de la realidad, el corpus, en torno al cual
intenta pronunciarse la narratología, se compone de textos narrativos […] el
análisis narratológico es una descripción de la forma en que se constituye
cada sistema narrativo. (Bal, 2009:11)

PERSONAJE:

Según Tomachevski (1970), uno de los mayores críticos del formalismo ruso, el
personaje desempeña el papel de hilo conductor que permite adentrarse en la
maraña de motivos, que son unidades mínimas de la narración.
El personaje debe ser caracterizado. Para el formalista “se entiende por
características los motivos que definen el alma y el carácter del
personaje”.(Tomachevski,1970: 222). El personaje, por su importancia en la
acción, así como sus variaciones en la riqueza y complejidad de su
caracterización, puede ir de un simple testigo a un actor decisivo.

NARRADOR:

Según el Padre Manuel Corrales Pascual (2000), mientras el autor es “una


persona de carne y hueso que podemos encontrarnos en la calle”, el narrador es
“un ser imaginario, un elemento más del poema narrativo, como lo son los
personajes, el lugar, el tiempo, los acontecimientos. El narrador es un ser de papel
y tinta…”

VIII. MARCO METODOLÓGICO

8.1. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN

Nuestra investigación es netamente cualitativa. Eugenia Trigo (2013) determina


que, mientras la investigación cuantitativa es aquella que permite examinar los
datos de manera numérica, especialmente en el campo de la Estadística, la
investigación cualitativa es descriptiva y los estudiosos de esta corriente
investigativa tienden a analizar sus datos de forma inductiva;

Eugenia Trigo plantea que:

una de las características de la investigación cualitativa es ser


interpretativa, porque fomenta el estudio de la realidad al rescatar el
sentido, interpretar los fenómenos y comprender los significados que tienen
para las personas implicadas”. (Trigo, 2013: 58)

Al iniciar nuestro proyecto, empezamos con un estudio exploratorio sobre las


investigaciones realizadas sobre la narrativa juvenil de María Fernanda Heredia
del que concluimos que no existen estudios especializados sobre su particular
forma de caracterizar a sus personajes. Hay monografías sobre su quehacer
creativo, enfocadas al campo de la Pedagogía, porque incluyen una serie de
destrezas lectoras que se pueden desarrollar a partir de sus cuentos y novelas;
otros estudios son de carácter bibliográfico, pues presentan amplias reseñas sobre
los argumentos de sus obras y alguno hace una indagación sobre el humor en sus
obras.

Una vez concluida esta fase exploratoria, nuestra investigación será parte de los
estudios descriptivos, que son investigaciones de carácter textual, que con mayor
profundidad enfocará un tema no desarrollado con exhaustividad en tesis
anteriores: la particular caracterización de los personajes de María Fernanda
Heredia, para estudiar en ellos su cosmovisión específica, mientras se analiza
paralelamente esa clave ética de la que nos hablara Hernán Rodríguez Castelo:

“[…] la literatura llegará a tener cualquier sentido y proyección ética a través del
disfrute del texto. Y de modo primordial en ese disfrute.” (Rodríguez, 1981: 292)

8.2. TIPO DE INVESTIGACIÓN

Eugenia Trigo (2013), basada en las reflexiones que hace Francisco Delgado
Santos (2013) en Tipos de investigaciones literarias, hace mención a catorce
tipos:

a) Bibliográfica documental
b) Reveladora
c) Teórica o especulativa
d) Crítica
e) Histórica o cultural
f) Comparativa
g) Fundamentada en la narratología
h) Fundamentada en la intertextualidad
i) Fundamentada en la teoría bajtiniana
j) Fundamentada en la semiótica literaria
k) Fundamentada en la estética de la recepción
l) Fundamentada en la pragmática literaria
m) Fundamentada en la deconstrucción
n) Fundamentada en las teorías psicoanalíticas

Nuestra tesis es una investigación teórica de carácter textual, fundamentada en


la narratología o análisis de componentes esenciales de un relato, que conforman
una determinada construcción de los personajes, porque coadyuvan a la
configuración de su peculiar carácter como entelequias narrativas.

8.3. TÉCNICAS

Ramos (2008) señala que “la técnica es el conjunto de instrumentos y medios a


través de los cuales se efectúa el método".

Nuestra investigación es netamente bibliográfica, porque a través del análisis


textual, accede a tres pilares fundamentales:
 La cosmovisión en la construcción de los personajes de María Fernanda
Heredia
 El análisis narratológico de elementos que contribuyen a la formulación de
su carácter de entelequias.
 Los ejes argumentales que posibilitan la construcción de un “sentido de la
vida” (Ramos, 2008: 16)

Por otra parte, “[…] cuando se habla de datos cualitativos generalmente se


toma en consideración textos como: periódicos, películas, comedias, mensajes de
correo electrónico, cuentos, historias de vida; y también narrativa […] (Ryan y
Bernard, 2003). En este sentido, es posible distinguir entre la tradición lingüística,
que trata al texto como un objeto de análisis en sí mismo, y la tradición
sociológica, que trata al texto como una ventana a la experiencia humana […]”
(Trigo, 2013: 235).
8.4. INSTRUMENTOS

El principal instrumento que emplearemos en nuestra investigación cualitativa


es el esquema de análisis narratológico, basado en el modelo que Xavier
Oquendo Troncoso empleara como coautor del texto Análisis de textos
representativos de la Literatura Infantil y Juvenil del Ecuador de Leonor Bravo
Velásquez.

IX. VALIDACIÓN DE RESULTADOS

Como en todo análisis textual, la validación de los resultados está supeditada al


estudio fundamentado de cualquier ponencia o argumento.

Las palabras tienen su propia verdad. En el análisis narratológico no se


considera ningún tipo de opinión subjetiva ni impresionista. La Literatura es arte,
expresión abstracta e individualista. La crítica actual implica un acercamiento
objetivo por medio de instrumentos de análisis, que garanticen la validez de las
conclusiones finales:

Podemos destacar que, por un lado, investigación nos habla de indagación


y exploración, es decir de una actitud de búsqueda y descubrimiento; y por
otro, investigar hace énfasis en seguir la pista e inquirir, ir al fondo de la
cuestión; es decir, es un acto de preguntar, resolver, aprender, trazar
nuevos caminos y avanzar en una trocha que se construye a sí misma.
(Trigo, 2013: 59)

X. CAPÍTULOS DE LA INVESTIGACIÓN

I. María Fernanda Heredia como narradora de la LIJ ecuatoriana

1.1. El “boom” de la Nueva Narrativa Juvenil Ecuatoriana


1.2. María Fernanda Heredia como parte de la Nueva Narrativa Juvenil
Ecuatoriana

1.2.1. Breve semblanza de la autora

1.2.2. Obra narrativa

1.2.3. Premios y reconocimientos

II. Estudio de la cosmovisión en la construcción de los personajes de María


Fernanda Heredia, a través del análisis narratológico de tres obras juveniles

2.1. Análisis narratológico de Cupido es un murciélago

2.1.1. Estructura textual

2.1.2. Argumento

2.1.3. Narrador

2.1.4. Personajes

2.1.5. Tiempo

2.1.6. Espacio

2.1.7. Tono

2.1.8. Colofón

2.2. Análisis narratológico de El club Limonada

2.2.1. Estructura textual

2.2.2. Argumento

2.2.3. Narrador

2.2.4. Personajes
2.2.5. Tiempo

2.2.6. Espacio

2.2.7. Tono

2.2.8. Colofón

2.3. Análisis narratológico de El puente de la soledad

2.3.1. Estructura textual

2.3.2. Argumento

2.3.3. Narrador

2.3.4. Personajes

2.3.5. Tiempo

2.3.6. Espacio

2.3.7. Tono

2.3.8. Colofón

2.4. Elementos constantes en la construcción de personajes novelescos

III. Conclusiones

IV. Recomendaciones

XI. PRESUPUESTO

Obras literarias $50


Espiralados $ 10
Internet $50
Copias $20
Tinta de imprimir $35
Papel Bond $10
TOTAL: $ 195

XI. CRONOGRAMA

TIEMPO
N FEBRER
ACTIVIDADES DIC ENERO O MARZO ABRIL MAYO JUNIO JULIO SEPTIEM OCT
º
1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 12 3 4 1 2 3 4
Revisión de la
1
Bibliografía
Diseño del
2
Proyecto
Planteamiento
3
del Proyecto
Revisión y
4 aprobación del
Proyecto
Desarrollo del
5
Proyecto
Elaboración de
6 los
Instrumentos
Presentación
7 del primer
borrador
8 Corrección
Presentación
9 del Proyecto
final
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Editorial Crítica.

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 Garralón, A. (2001), Historia portátil de la literatura infantil, Anaya: Madrid.

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