Historia de Abraham

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el

Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).


HISTORIA DE ABRAHAM

Génesis 11
24 25
Tenía Najor veintinueve años cuando engendró a Téraj; después vivió ciento diecinueve años, y
engendró hijos e hijas.
26
Tenía Téraj setenta años cuando engendró a Abrán, Najor y Harán.
27
Descendientes de Téraj: Téraj engendró a Abrán, Najor y Harán; Harán engendró a Lot.
28
Harán murió viviendo aún su padre, Téraj, en su tierra natal, en Ur de los caldeos.
29
Abrán y Najor se casaron: la mujer de Abrán se llamaba Saray; la de Najor era Milcá, hija de Harán, padre
de Milcá y Yiscá.
30
Saray era estéril y no tenía hijos.
31
Téraj tomó a Abrán, su hijo; a Lot, su nieto, hijo de Harán; a Saray, su nuera, mujer de su hijo Abrán, y
con ellos salió de Ur de los caldeos en dirección a Canaán; llegado a Jarán, se estableció allí.
En este punto comienzan la historia y las tradiciones del pueblo, tantas veces contadas y recontadas en las
asambleas y fiestas religiosas, tantas veces revisadas y replanteadas para no perder el norte en medio de los
sucesos de la historia. A través de leyendas, aventuras y sagas sobre personajes antiguos, muchos grupos
humanos, unos más grandes, otros más pequeños, se fueron configurando como un pueblo, como una única
familia procedente de un único tronco, Abrahán, padre de todos. En los momentos críticos por los que
pasaron estos «descendientes» de Abrahán recurrían a las tradiciones sobre sus padres, a sus acciones y
aventuras en uno u otro lugar del territorio, a sus palabras y, sobre todo, a las situaciones concretas en las que
transmitieron aquello que movió a Abrahán a salir de su tierra y de su parentela para establecerse en Canaán:
la promesa de Dios y su bendición.
Pues bien, a este inicio de la «Historia» de Israel le faltaba algo, y era la «historia» de los orígenes del
mundo. Como queda dicho en la Introducción al Pentateuco, las circunstancias históricas vividas por Israel
en el siglo VI a.C. lo pusieron a un paso de desaparecer, pero la tenacidad de unos cuantos dirigentes
religiosos lograron formar de nuevo la mentalidad e identidad del pueblo. Ya no se aferran sólo a cuanto se
contaba sobre los patriarcas, sino al plan de Dios «desde el principio».
De este modo, la escuela sacerdotal (P) logra varios propósitos: en primer lugar, ampliar el horizonte
histórico hasta los orígenes mismos de la humanidad y del mundo para enmarcar la historia de Israel dentro
de la universal, en la cual Dios se hace presente para quedarse de manera definitiva con este pueblo
especialmente elegido y bendecido. Pero, además, logra el otro propósito que hemos venido resaltando: dota
de unas claves de interpretación a esa sucesión de hechos y experiencias, a esos personajes y a sus acciones,
y así puede comprender cada situación del pasado y afrontar con mayor eficacia y sentido el futuro. Eso es lo
que hizo la escuela sacerdotal de los primeros once capítulos del Génesis, una clave para poder leer y
entender lo que sigue de aquí en adelante: la historia de los patriarcas, la historia de la elección del pueblo,
de su esclavitud en Egipto y su liberación, la travesía por el desierto (Éxodo– Números), la conquista y
posesión de la tierra (Josué) y la evolución socio-política en ella (Jueces–2 Reyes).
En términos muy simples podríamos decir que, con esta herramienta, el pueblo tenía con qué juzgar los
hechos y a sus protagonistas: cuando se ajustaron al plan divino de justicia y de vida, las cosas funcionaron
muy bien; pero cuando se dejaron atrapar por
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Téraj vivió doscientos cinco años y murió en Jarán. CICLO PATRIARCAL
el egoísmo, la codicia y la sed de poder y de dominio, la historia tomó otro rumbo, aunque no se vieran al
instante los resultados negativos.
He ahí por qué la Biblia nunca oculta los comportamientos negativos o contrarios a la voluntad divina de
ninguno de sus personajes, ni siquiera de figuras tan venerables como los patriarcas. Es que todos,
absolutamente todos, han de pasar –y hemos de pasar– por este criterio de juicio, que es la justicia.
CICLO PATRIARCAL: ABRAHÁN
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
Génesis 12
1
El Señor dijo a Abrán: –Sal de tu tierra nativa
y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré.
2
Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso tu nombre,
y servirá de bendición.
3
Bendeciré a los que te bendigan,
maldeciré a los que te maldigan.
En tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo.
4
Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía
setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
5
Abrán llevó consigo a Saray, su mujer; a Lot, su sobrino; todo lo que había
n
Vocación de Abrán
(Eclo 44,19-21; Heb 11,8-10)
adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la
tierra de Canaán.
6
Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén y llegó a la encina de Moré – en aquel tiempo habitaban
allí los cananeos–.
7
El Señor se apareció a Abrán y le dijo: –A tu descendencia le daré esta tierra.

n 12,1-9 Vocación de Abrán. Dios irrumpe en la historia de un desconocido hasta ahora en la Biblia, que es,
en definitiva, prototipo de la irrupción de Dios en la conciencia humana. Dios llama y su llamado pone en
movimiento al elegido. Lo desestabiliza en cierto modo. A partir de ese momento, su vida adquiere una
nueva dimensión.
Los datos históricos de las poblaciones de esta región que se mencionan aquí indican que los
desplazamientos eran normales, ya que se trataba de grupos nómadas o seminómadas. Seguramente, Abrán
habría hecho recorridos semejantes a los que nos narra este pasaje. Sin embargo, el itinerario que leemos
aquí tiene varias novedades: 1. Es realizado por una orden expresa, un llamado divino. 2. Hay un acto de
obediencia del sujeto. 3. El desplazamiento ya no es temporal sino definitivo, toda vez que está fundado en la
promesa de la donación del territorio cuya propiedad exclusiva reposará en la descendencia numerosa
prometida al beneficiario del don; todo esto enmarcado en la promesa de una bendición perpetua, que
alcanzará a todas las familias de la tierra. 4. La presencia de estos extranjeros, hasta ahora trashumantes,
adquiere el carácter de permanente con la construcción de un altar en Siquén (7) al Dios que allí se le
apareció, y otro en Betel donde estableció su campamento e invocó al Señor (8).
Estos gestos, que significan posesión del territorio, son el argumento religioso para reclamar el derecho sobre
la tierra, pues en la mentalidad israelita dicho derecho está amparado por una promesa de Dios. Es obvio que,
si no nos apartamos de una lectura en clave de justicia, podemos comprobar que aquí se verifica algo que es
común a todas las religiones: califican de deseo, voluntad o mandato divino aquello que resulta ser bueno,
positivo o conveniente para el grupo. No piensa en otra cosa el redactor del texto.
No debemos concluir que Dios sea tan injusto como para no reconocer el derecho de los moradores nativos
de Canaán. Hay que tener siempre a la mano dos criterios clave para interpretar bien cualquier pasaje bíblico:
1. Para nosotros como creyentes, todo texto de la Escritura es, sí, Palabra de Dios; pero es también palabra
humana, palabra que está mediatizada por una carga de circunstancias socio-históricas y afectivas del
escritor, quien no tiene inconveniente en presentar como Palabra o como voluntad de Dios lo que es
provechoso y bueno para su grupo. 2. La clave de la justicia.
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
Todo pasaje bíblico ha de pasar siempre por estas claves de interpretación, ya que nos ayudan a definir hasta
dónde el texto que leemos nos revela o nos esconde al Dios de justicia, comprometido con la vida de todos
sin distinción, ese Dios que –como vemos en Éx 3,14– se autodefine como «el que es, el que era y el que
será». Es importante aclararlo cuanto antes, porque en los relatos y en el resto de libros que siguen
encontraremos pasajes en los que aparecen imágenes muy ambiguas y, por tanto, muy peligrosas de Dios.
Una interpretación desprevenida o desprovista de estos criterios puede confundir la fe del creyente y otros
pueden –como ha sucedido– aprovechar estas tergiversaciones para seguir sembrando el dolor y la muerte en
nombre de un Dios equívoco, cuya existencia no es posible seguir admitiendo.
Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le había aparecido.
8
Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y estableció allí su campamento, con Betel al oeste
y Ay al este; construyó allí un altar al Señor e invocó el Nombre del Señor.
9
Abrán se trasladó por etapas al Negueb. Abrán en Egipto
(20; 26,1-11)
10 o
Pero sobrevino una carestía en el país y, como había mucha hambre, Abrán bajó a Egipto para residir allí.
11
Cuando estaba llegando a Egipto, dijo a Saray, su mujer:
12
–Mira, eres una mujer muy hermosa; cuando te vean los egipcios, dirán: es su mujer. Me matarán a mí y a
13
ti te dejarán viva. Por favor, di que eres mi hermana, para que me traten bien en atención a ti, y así, gracias
a ti, salvaré la vida.
14 15
Cuando Abrán llegó a Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa, la vieron también los
ministros del faraón, y elogiaron su belleza ante el faraón, tanto que la mujer fue llevada al palacio del
16
faraón. A Abrán le trataron bien, en atención a ella, y adquirió ovejas, vacas, asnos, esclavos y esclavas,
borricas y camellos.
17
Pero el Señor afligió al faraón y a su corte con graves dolencias a causa de
18
Saray, mujer de Abrán. Entonces el faraón llamó a Abrán y le dijo: –¿Qué me has hecho? ¿Por qué no
19
me confesaste que es tu mujer?
¿Por qué me dijiste que era tu hermana? Ya la he tomado por esposa. Mira, si es tu mujer,
tómala y vete de aquí.
20
El faraón dio una escolta a Abrán y lo despidió con su mujer y sus posesiones.
p
Abrán y Lot
Génesis 13
1
Abrán con su mujer y todo lo suyo subió al Negueb; y Lot con él. 23
Abrán poseía muchos rebaños y plata y oro. Se trasladó por etapas del Negueb a Betel, el lugar donde había
4
puesto al principio su campamento, entre Betel y Ay. Al lugar donde había erigido al comienzo un altar
5
donde había invocado Abrán el Nombre del Señor. También Lot, que acompañaba a Abrán, tenía ovejas y
6
vacas y tiendas. El país no les permitía vivir juntos porque sus posesiones eran inmensas, de modo que no
7
podían vivir juntos. Por eso surgieron peleas entre los

o 12,10-20 Abrán en Egipto. El versículo 9 nos indicaba que Abrán se había trasladado por etapas al
Negueb, región al sur del territorio que simbólicamente había tomado ya en posesión. El Negueb es, de
hecho, la parte más árida y estéril del territorio; si a ello se le suma una sequía, la hambruna no se hace

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
esperar. Estando tan cerca de Egipto, lo más práctico es viajar hasta el país del Nilo en búsqueda de
alimentos, recurso atestiguado en documentos egipcios.
Ahora, utilizando elementos que corresponden a una realidad histórica y a actitudes y comportamientos
culturales de aquella época en el Cercano Oriente, nos encontramos con una tradición sobre el patriarca y su
esposa en Egipto, narración que tiene otros paralelos en el mismo libro del Génesis (cfr. 20,1-18; 26,1-11), lo
cual indica que esta tradición es conocida por distintos grupos que se transmiten entre sí historias sobre la
vida del patriarca. Ahora bien, la intencionalidad del redactor es resaltar la figura «intocable» de Abrán como
pieza fundamental en los comienzos de la historia de salvación narrada. Del protagonista no se esperaría este
comportamiento engañoso que trae como consecuencia graves dolencias y aflicción al faraón y a su corte
(17). La reacción del faraón (18-20) es, si se quiere, más ejemplar que la actitud del patriarca y la matriarca.
En definitiva, esta historia salvífica que comienza va quedando escrita por Dios entre las caídas, los fracasos
y errores de sus protagonistas. Dios no escoge a un santo o una santa; elige porque conoce la fragilidad y
debilidad humanas y sabe que es ahí donde irá recogiendo las piezas del mosaico de su proceder salvífico en
el mundo.
p 13,1-18 Abrán y Lot. Dos partes bien definidas componen esta sección:
1. La decisión de Abrán y Lot de separarse, dado que el territorio en que se encuentran es pequeño para
contener a ambos. Al parecer, la cantidad de ganado que ambos poseen necesita un mayor espacio para
pastar. Hay señales de enfrentamiento entre los siervos de Lot y los de Abrán, hecho muy común en un
territorio donde cada pequeña porción de hierba es motivo de conflicto. Las tradiciones más antiguas en
torno a Abrahán no conocían este parentesco de Lot con el patriarca y, al parecer, es una referencia
relativamente tardía en Israel que tendría como trasfondo histórico las relaciones del reino davídico y
salomónico con algunos grupos vecinos del otro lado del Jordán –el sur de la actual Jordania–. Lo ejemplar
de la primera parte es el tono pacífico con el que se define la situación entre ambos personajes (8-13).
2. La segunda parte es la ratificación, de nuevo, de la promesa que el Señor había hecho a Abrán en 12,2, con
la novedad de que el patriarca escoge definitivamente el lugar del territorio donde fijará su residencia y
donde ubicará también su propia tumba, el encinar de Mambré, en Hebrón, donde además erige un altar al
Señor (18).
pastores de Abrán y los pastores de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos habitabanenelpaís.
8
AbrándijoaLot:
9
–No haya peleas entre nosotros ni entre nuestros pastores, que somos hermanos. Tienes delante todo el país:
si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.
10
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán hasta la entrada de Zoar era de regadío, como un
11
paraíso, como Egipto. Eso era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra. Lot se escogió la
12
vega del Jordán y marchó hacia el este. Así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canaán y Lot
13
habitó en las ciudades de la vega, acampando junto a Sodoma. Los vecinos de Sodoma eran perversos y
pecaban gravemente contra el Señor.
14
Cuando Lot se hubo separado de él, el Señor dijo a Abrán:
–Desde el lugar donde te encuentras echa una mirada y contempla el norte, y el sur, el este y el oeste.
15 16
Todo el país que contemplas te lo daré a ti y a tu descendencia para siempre. Haré a tu descendencia
17
como el polvo de la tierra: si se puede contar el polvo de la tierra, se contará tu descendencia. Anda,
recorre el país a lo largo y a lo ancho, que a ti te lo daré.
18
Abrán levantó su tienda y fue a establecerse al encinar de Mambré en Hebrón. Allí erigió un altar al Señor.
Génesis 14
q
El rescate de Lot
1
Siendo Amrafel rey de Senaar, Arioc, rey de Elasar, Codorlahomer, rey de 2

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
Elam, Tideal, rey de Pueblos, declararon la guerra a Bera, rey de Sodoma, a Birsa, rey de Gomorra, a Sinab,
3
rey de Admá, a Semabar, rey de Seboín y al rey de Bela –o Soar–. Todos ellos se reunieron en Valsidín –o
4 5
Mar de la Sal–. Doce años habían sido vasallos de Codorlahomer, el decimotercero se rebelaron. El
decimocuarto llegó Codorlahomer con los reyes aliados y derrotó a los refaitas en Astarot Carnain, a los
6
zuzeos en Ham, a los emeos en Savé de Quiriataym y a los hurritas en la montaña de Seír hasta el Parán
7
junto al desierto. Se volvieron, llegaron a En Mispat –o Cades– y derrotaron a los jefes amalecitas y a los
amorreos que habitaban en Hasason Tamar.
8
Entonces salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Admá, el rey de Seboín y el rey de Bela –
9
o Soar–, y presentaron batalla en Valsidín a Codorlahomer, rey de Elam, Tideal, rey de Pueblos, Amrafel,
10
rey de Senaar, y Arioc, rey de Elasar: cinco reyes contra cuatro. Valsidín está lleno de pozos de asfalto: los
11
reyes de Sodoma y Gomorra, al huir, cayeron en ellos; los demás huyeron al monte. Los vencedores
12
tomaron las posesiones de Sodoma y Gomorra con todas las provisiones y se marcharon. También se
llevaron a Lot, sobrino de Abrán, con sus posesiones, ya que él habitaba en Sodoma.
13
Un fugitivo fue y se lo contó a Abrán el hebreo, que habitaba en el Encinar de Mambré el amorreo,
14
hermano de Escol y Aner, aliados de Abrán. Cuando oyó Abrán que su hermano había caído prisionero,
15
reunió a los esclavos nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y salió en su persecución hasta Dan; cayó
16
sobre ellos de noche; él con su tropa los derrotó y los persiguió hasta Joba, al norte de Damasco. Recuperó
todas las posesiones, también recuperó a Lot su hermano con sus posesiones, las mujeres y su gente.
17
Cuando Abrán volvía vencedor de Codorlahomer y sus reyes aliados, el rey de Sodoma salió a su
encuentro en Valsavé –el valle del Rey–.

q 14,1-17 El rescate de Lot. Llama la atención el número de reyes y de reinos en un territorio tan pequeño
como en el que se desenvuelven las escenas de este pasaje. No se trata de reinos en sentido estricto, sino más
bien de pequeñas ciudades-estado, cuya cabeza era un reyezuelo títere del poder central del faraón egipcio.
La figura de la ciudad-estado fue un recurso político y económico a través del cual los grandes imperios, en
este caso Egipto, dominaban en la época patriarcal y gobernaban sobre una cada vez mayor extensión
territorial. Una ciudad-estado era la réplica en miniatura del poder y dominio centrales. Todos los grupos que
dieron origen a Israel vivieron en carne propia el influjo de estas unidades administrativas que iban
expoliando poco a poco a los campesinos, a los aldeanos y a los propietarios de tierras y ganado.
Nótese cómo Abrán es denominado «el hebreo» (13), lo cual le da un toque de historicidad al relato. Se
trataría del recuerdo de los conflictos permanentes entre aldeanos y campesinos con las autoridades
representativas del imperio, protagonizados especialmente por grupos que fueron identificados como
«hapiru» o «habiru», y que a la postre serían el origen remoto de los «hebreos».
r
Abrán y Melquisedec
18 19
Melquisedec, rey de Salén, sacerdote de Dios Altísimo, trajo pan y vino, y le bendijo diciendo: Bendito
20
sea Abrán por el Dios Altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios Altísimo, que te ha entregado
tus enemigos. Y Abrán le dio la décima parte de todo lo que llevaba.
21
El rey de Sodoma dijo a Abrán:
–Dame la gente, quédate con las posesiones.
22
Abrán replicó al rey de Sodoma: –Juro por el Señor Dios Altísimo, creador de cielo y tierra,
23
que no aceptaré ni una hebra ni una correa de sandalia ni nada de lo que te pertenezca; no vayas a decir luego
24
que has enriquecido a Abrán. Sólo acepto lo que han comido mis mozos y la parte de los que me
acompañaron. Que Aner, Escol y Mambré se lleven
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
su parte.
Génesis 15
1
Después de estos sucesos, Abrán recibió en una visión la Palabra del Señor:
–No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante.
2
Abrán contestó:
–Señor mío, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco
3
será el amo de mi casa? Y añadió:
4
–No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará. Pero el Señor le dijo lo siguiente:
5
–Él no te heredará; uno salido de tus entrañas te heredará. Y el Señor lo sacó afuera y le dijo:
–Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. Y añadió:
–Así será tu descendencia.
r 14,18-24 Abrán y Melquisedec. Extraña escena, en la cual Abrán es bendecido por un rey-sacerdote –uso
frecuente en el Antiguo Oriente–. No se ha establecido aún si Melquisedec era rey-sacerdote de la Jerusalén
que más tarde arrebataría David a los jebuseos. Abrán cumple con lo mandado por el derecho vigente y paga
la décima parte al sacerdote/rey. El Nuevo Testamento ve en este extraño personaje, que ofrece pan y vino,
un anticipo de la figura de Cristo, sumo y eterno sacerdote de la nueva alianza (cfr. Heb 5,6-10; 6,20).
s 15,1-21 Alianza de Abrán con el Señor. De nuevo, Dios toma la iniciativa en esta historia con Abrán que
comenzó en el capítulo 12. Y de nuevo una promesa: «no temas, yo soy tu escudo». Por primera vez, Abrán
responde al Señor. Los dones que el Señor ofrece no servirán de mucho, puesto que Abrán no tiene quién le
herede; un extranjero será el heredero, su nombre y su reputación se perderán por siempre. Sigue la
ratificación de la promesa que se prolongará infinitamente, gracias a un heredero nacido de las propias
entrañas del patriarca (4). Promesa que aún no se concreta, pero en la que queda comprometida la Palabra del
Señor, gracias al acuerdo sellado con Abrán. Los versículos 9s describen el modo como se sellaba un pacto o
alianza: varios animales cortados en dos y dispuestas las mitades una frente a la otra. Las dos partes
pactantes pasaban por el medio (17s), después de haber fijado las cláusulas y compromisos, profiriendo la
imprecación de que les sucediera lo mismo que a estos animales divididos si llegaban a quebrantar alguno de
los compromisos contraídos. Los animales partidos eran, entonces, el símbolo de la suerte que correrían los
contratantes en caso de romper la alianza (cfr. Jr 34,18s).
Lo novedoso de esta alianza del Señor con Abrán, que subraya la gratuidad absoluta, es el hecho de que
precisamente Dios sea uno de los pactantes o copartícipes. En la práctica normal, la divinidad o las
divinidades eran puestas como testigos del pacto; aquí, Dios es testigo y pactante, lo cual le da aún mayor
garantía de cumplimiento.
Hay quienes afirman que, dada esta condición, no se podría hablar en sentido estricto de una alianza, sino
más bien de una promesa muy firme que Dios hace a Abrán. De todos modos, al narrador poco le importa si
cumple en todos sus términos la formalidad de la alianza, o no; lo que realmente quiere transmitir es esa
profunda e íntima unión de Dios con el pueblo, cuyos lazos se estrechan de modo definitivo por medio de
una alianza que tiene como efecto inmediato establecer la paternidad por parte del contratante principal –en
este caso, el mismo Dios–, la filiación del contrayente secundario, en este caso Abrán, y la fraternidad de
todos entre sí. Este tipo de vínculos generados por las alianzas llegó a tener mucha más fuerza que los
mismos vínculos de sangre.
Los versículos 13s no son tanto un vaticinio de lo que sucederá al pueblo en Egipto, cuanto una constatación
de lo que en realidad sucedió. Los versículos 18b-21 son la geografía de la tierra prometida, cuya totalidad
jamás pudo concretarse. Quien más se aproximó fue Salomón, pero después de él y hasta hoy, esa extensión
nunca ha podido estar completamente en manos del pueblo judío.
s
Alianza de Abrán con el Señor

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
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Abrán creyó al Señor y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación.
7
El Señor le dijo:
–Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte en posesión esta
tierra.
8
Él replicó:
–Señor mío, ¿cómo sabré que voy a poseerla?
9
Respondió el Señor:
–Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres
años, una tórtola y un pichón de paloma.
10
Abrán los trajo y los partió por en medio colocando una mitad frente a otra,
11 12
pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba. Cuando iba a
ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
13
El Señor dijo a Abrán:
–Tienes que saber que tu descendencia vivirá como forastera en tierra ajena, tendrá que servir y sufrir
14
opresión durante cuatrocientos años; pero yo juzgaré al pueblo a quien han de servir, y al final saldrán
15
cargados de riquezas. Tú te reunirás en paz con tus abuelos y te enterrarán ya muy viejo.
16
Sólo a la cuarta generación tus descendientes volverán a este tierra, porque todavía no ha llegado al colmo
la maldad de los amorreos.
17
El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los
18
miembros descuartizados. Aquel día el Señor hizo alianza con Abrán en estos términos:
19
–A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al gran río Éufrates: la tierra de los
20 21
quenitas, quenizitas, cadmonitas, hititas, fereceos, refaítas, amorreos, cananeos, guirgaseos y jebuseos.

Génesis 16
t
Ismael (1 Sm 1; Gál 4,21-31)
1
Saray, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamada Agar.
2
Y Saray dijo a Abrán:
–El Señor no me deja tener hijos; únete a mi sierva a ver si ella me da hijos. Abrán aceptó la propuesta.
3
A los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a
4
Agar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa. Él se unió a Agar y ella concibió. Y
al verse encinta le perdió el respeto a su señora.
5
Entonces Saray dijo a Abrán:
–Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella, al verse encinta, me
pierde el respeto. Sea el Señor nuestro juez.
6
Abrán dijo a Saray:
–De tu esclava dispones tú; trátala como te parezca.

t 16,1-16 Ismael. La promesa de la descendencia (12,2s; 13,16; 15,5) aún no empieza a cumplirse. Sara ya
no puede concebir y recurre al uso común de la época, obtener un hijo por medio de su esclava. Ésta no es
del mismo pueblo, es egipcia (1.3). Según lo estipulado por la misma ley mosaica, «no tomarás esclavos de
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
tu mismo pueblo» (Lv 25,44), lo cual nos da idea de que el relato no es demasiado antiguo. Lo que sí es muy
antiguo es la relación antagónica entre israelitas e ismaelitas. Este relato prepara la oposición que
históricamente ha existido entre judíos y árabes. Agar, madre de Ismael, aunque rechazada por Sara por su
falta de respeto, no es desechada por el Señor. A ella, como matriarca del pueblo ismaelita, Dios también le
promete una numerosa descendencia (10), pero no hay promesa de territorio. Con sutileza, el redactor deja
relegado a todo este pueblo a vivir al margen del territorio como «potro salvaje», «separado de sus
hermanos» (12), sometido a ellos, según la orden dada a su misma madre: «sométete a ella» (9).
No se pueden perder de vista dos aspectos muy importantes para poder entender este episodio que
abiertamente contradice la actitud justa de Dios:
1. El relato, aunque anuncia algo que sucederá en el futuro, es en realidad un comportamiento con un
trasfondo histórico que hunde sus raíces en el más remoto pasado, que continúa en el presente –tiempo de la
redacción– y se mantendrá en el futuro.
2. El narrador, y con él la comunidad de creyentes, tiende a poner en boca de Dios –le atribuye su realización
o la autoridad divina aprueba– aquello que ellos consideran bueno, benéfico y positivo para su grupo, sin
tener en cuenta muchas veces los efectos sobre otros núcleos o colectivos humanos. Por ello es necesario leer
este texto también en clave de justicia para no equivocarnos respecto a la misericordia y el amor de Dios.
(12; 15)
Saray la maltrató y ella se escapó.
7
El ángel del Señor la encontró junto a una fuente de la estepa, la fuente del caminodeSur, yledijo:
8
–Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Ella respondió:
–Vengo huyendo de mi señora.
9
El ángel del Señor le dijo:
–Vuelve a tu señora y sométete a ella.
10
Y el ángel del Señor añadió:
–Haré tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar.
11
Y el ángel del Señor dijo:
–Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor
12
te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de
sus hermanos.
13
Agar invocó el Nombre del Señor, que le había hablado:
–Tú eres Dios, que me ve, y se decía: ¡He visto al que me ve!
14
Por eso se llama aquel pozo: Pozo del que vive y me ve, y está entre Cades y
Bared.
15
Agar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar.
16 u
Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar dio a luz a Ismael. Alianza del Señor con Abrán

Génesis 17
1
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo:

2
–Yo soy Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé honrado, y haré una alianza contigo:
haré que te multipliques sin medida.

3
Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así:

9/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
4 5
–Mira, ésta es mi alianza contigo: serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás
6
Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de una multitud de pueblos. Te haré fecundo sin
7
medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y con tu
descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus
8
descendientes futuros. Les daré a ti y a tu descendencia futura la tierra de tus andanzas –la tierra
de Canaán– como posesión perpetua. Y seré su Dios.

–Tú guarda la alianza que hago contigo y tus descendientes futuros.


alianza, que hago con ustedes y con sus descendientes futuros y que han de guardar: todos los
11
varones deberán ser circuncidados; circuncidarán el prepucio, y será una señal de mi alianza con
12
ustedes. A los ocho días de nacer, todos los varones de cada generación serán circuncidados;
también los esclavos nacidos en casa o comprados a extranjeros que no sean de la sangre de
13
ustedes. Circunciden a los esclavos nacidos en casa o comprados. Así llevarán en la carne mi
14
alianza como alianza perpetua. Todo varón incircunciso, que no ha circuncidado su prepucio,
será apartado de su pueblo por haber quebrantado mi alianza.
u
17,1-14 Alianza del Señor con Abrán. Este pasaje recupera el hilo narrativo en torno a la alianza del Señor con Abrahán,
interrumpido por el relato sobre Ismael, el hijo de la esclava. El punto central de este pasaje lo constituye el mandato del Señor sobre
el signo físico, corporal, de esta alianza entre Dios y Abrahán, que aquí ya comienza a representar a todo el pueblo: el signo de la
circuncisión (10-14).

De hecho, aquí no se está refiriendo el origen de una práctica en realidad antiquísima, conocida por egipcios, fenicios, sirios, caldeos y
etíopes antiguos y ligada aparentemente a la iniciación sexual de los varones. Lo que sí nos revela el texto bíblico son los sentidos que
este uso comienza a tener para el pueblo de la Biblia:

1. La circuncisión empieza a tener sentido religioso como consecuencia inmediata de la conclusión de la alianza, con lo cual la
experiencia íntima y personal de Abrán se proyecta y toma forma en un grupo de creyentes que asumen dicha experiencia como única,
pero de todos.

2. Es un signo de bendición. Conviene tener presente que la intencionalidad del principio no era quedarse sólo en lo externo, en la
carne, como tantas veces denunció Jeremías.

9
Dios añadió a Abrahán:
10

Ésta es la

v
Sara

15
Dios dijo a Abrahán:
16

17
Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo:
–¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?
18
Y Abrahán dijo a Dios:
–Me contento con que Ismael viva bajo tu protección.
19
Dios replicó:
–No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él

–Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara.


hijo y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones.

10/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
20
estableceré mi alianza y con sus descendientes, una alianza perpetua. En cuanto a Ismael,
escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará
21
doce príncipes y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi alianza la establezco con Isaac, el hijo
que te dará Sara el año que viene por estas fechas.

22
Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán se retiró. Circuncisión de los hombres de la casa de
w
Abrahán

23
Entonces Abrahán tomó a su hijo Ismael, a los esclavos nacidos en casa o comprados, a todos
los varones de la casa de Abrahán, y los circuncidó aquel mismo día, como se lo había mandado
Dios.

24 25
Abrahán tenía noventa y nueve años cuando se circuncidó; Ismael tenía trece cuando se
26 27
circuncidó. Aquel mismo día se circuncidaron Abrahán y su hijo Ismael. Y todos los varones de
casa, nacidos en casa o comprados a extranjeros, se circuncidaron con él.

x
Aparición y promesa

Génesis 18
1
El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él 2

estabasentadoalapuertadesucarpaalahorademáscalor. Alzólavista y vio a tres hombres de pie


frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la carpa e inclinándose en tierra
3
dijo:
4

–Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para
5
que se laven los pies y descansen bajo el árbol. Mientras tanto, ya que pasan junto a este siervo,
traeré un pedazo de pan para que recobren fuerzas antes de seguir.

Contestaron:
–Bien, haz lo que dices.
6
Abrahán entró corriendo en la carpa donde estaba Sara y le dijo: –Pronto, toma tres medidas de
la mejor harina, amásalas y haz una torta.
v
17,15-22 Sara. La incertidumbre de Abrahán respecto al cumplimiento de la promesa de la descendencia se justifica en el elevado
número de años de él y de su esposa. No hay que interpretar estas edades como algo real, sino más bien como una forma de
manifestar una dificultad física de alguno de los dos para tener hijos. Esto hace que la misma Sara acceda al uso, permitido por las
leyes vigentes, para obtener un heredero (16,1-15) y entrega a su esposo a Agar, de quien es propietaria y cuyo fruto también será
propiedad suya. El relato anticipa el desenlace final que culmina con el embarazo de la misma Sara, ya sugerido en el nombre y la
decisión divina de mantener con este segundo descendiente de Abrahán y primero de Sara el mismo pacto que estableció con Abrahán
(19-21).

w
17,23-27 Circuncisión de los hombres de la casa de Abrahán. Abrahán comparte su suerte con los suyos, la alianza que hizo
con Dios afecta también a todos los hombres que viven en su casa, empezando por su hijo Ismael.

x
18,1-15 Aparición y promesa. En el marco de una aparición del Señor a Abrahán encontramos de nuevo la ratificación de la
promesa de un hijo a Abrahán con su esposa Sara. El número de veces que se ha repetido esta promesa y los contextos en los que se
ha realizado nos indican la diversidad de tradiciones en torno a los orígenes de la descendencia abrámica. Se explica, por tanto, que
haya repeticiones y, a veces, hasta aparentes contradicciones. Nótese, por ejemplo, que en 17,17 se nos dice que Abrahán se ríe de la
promesa de un hijo a su edad, mientras que en 18,12 es Sara la que se ríe.

11/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).

7
Luego corrió al corral, eligió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo preparase
8
enseguida. Luego buscó cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Él los atendía bajo el
árbol mientras ellos comían.

9
Después le dijeron:
–¿Dónde está Sara, tu mujer?
Contestó:
–Ahí, en la tienda de campaña.
10
Y añadió uno:
–Para cuando yo vuelva a verte, en un año, Sara habrá tenido un hijo.
11
Sara lo oyó, detrás de la puerta de la carpa. Abrahán y Sara eran ancianos, de

12
edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus períodos. Sara se rió por lo bajo, pensando:

–Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer, con un marido tan viejo?

13
Pero el Señor dijo a Abrahán:
–Por qué se ha reído Sara, diciendo: ¿Cómo que voy a tener un hijo, a mis años?
14

¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de
costumbre, Sara habrá tenido un hijo.

15
Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: –No me he reído.
Él replicó:
–No lo niegues, te has reído.

y
Intercesión de Abrahán

16
Los hombres se levantaron y dirigieron la mirada a Sodoma; Abrahán los

17
acompañó para despedirlos. El Señor se dijo: –¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer?
18

Abrahán llegará a ser un pueblo grande y numeroso; por él serán benditos todos los pueblos de la
19
tierra. Lo he escogido para que instruya a sus hijos, a su casa y sucesores, a mantenerse en el
camino del Señor, practicando la justicia y el derecho. Así

20
cumplirá el Señor a Abrahán cuanto le ha prometido. Después dijo el Señor:

–La denuncia contra Sodoma y Gomorra es seria y su pecado es gravísimo. Voy a bajar para
21 22
averiguar si sus acciones responden realmente a la denuncia. Los hombres se volvieron y se
dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
23
Entonces Abrahán se acercó y dijo: –¿De modo que vas a destruir al inocente con el culpable?
24

Supongamos que hay en la ciudad cincuenta inocentes, ¿los destruirías en vez de perdonar al
25
lugar en atención a los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa! Matar al
12/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
inocente con el culpable, confundiendo al inocente con el culpable. ¡Lejos de ti! El juez de todo el
mundo, ¿no hará justicia?
26
El Señor respondió:
–Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en
atención a ellos.
27
Abrahán repuso: –Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza.
28

Supongamos que faltan cinco inocentes para los cincuenta, ¿destruirás por cinco toda la ciudad?

y
18,16-33 Intercesión de Abrahán. La experiencia religiosa de Israel respecto a sus antepasados está basada en un tipo de relación
directa de dichos ancestros con Dios. Véase la familiaridad y sencillez de trato de Abrahán con estos tres personajes, uno de los cuales
es el mismo Dios. Este detalle nos lleva a pensar que se trata de una tradición bastante antigua, cuando la forma de relacionarse con
Dios todavía no estaba rodeada de un cierto temor reverencial hacia la divinidad. El sentido religioso y pastoral que se deduce del
pasaje es la sensibilidad humana por sus semejantes.

Abrahán intercede por los habitantes de Sodoma porque está convencido de la justicia divina, e intuye –y quiere comprobarlo– que Dios
no será tan injusto como para obrar contra el malhechor llevándose por delante también al justo.

Este relato anticipa la historia del pecado de Sodoma y se convierte, al mismo tiempo, en una ilustración práctica del efecto benéfico de
la bendición de Abrahán sobre los suyos. En efecto: el castigo que vendrá sobre la corrompida ciudad no alcanza a Lot, sobrino del
patriarca.

Contestó:
–No la destruiré si encuentro allí los cuarenta y cinco.
29
Abrahán insistió:
–Supongamos que se encuentran cuarenta.
Respondió:
–No lo haré en atención a los cuarenta.
30
Abrahán siguió:
–Que no se enfade mi Señor si insisto. Supongamos que se encuentran treinta. Respondió:
–No lo haré si encuentro allí treinta.
31
Insistió:
–Me he atrevido a hablar a mi Señor. Supongamos que se encuentran veinte. Respondió:
–No la destruiré, en atención a los veinte.
32
Abrahán siguió:
–Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. Supongamos que se

encuentran allí diez. Respondió:

33
Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se marchó y Abrahán volvió a su lugar.

z
El pecado de Sodoma

(Jue 19,20-25; Sab 19,13-17)

–En atención a los diez no la destruiré.

Génesis 19
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
1
Los dos ángeles llegaron a Sodoma por la tarde. Lot, que estaba sentado a la puerta de la ciudad,
al verlos se levantó a recibirlos y se postró rostro en

2
tierra. Y dijo:
–Señores míos, les ruego que pasen a hospedarse a la casa de este servidor.

Lávense los pies y por la mañana seguirán su camino.


Contestaron:
–No; pasaremos la noche en la plaza.
3
Pero él insistió tanto, que pasaron y entraron en su casa. Les preparó comida,

4
coció panes y ellos comieron. Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad
5
rodearon la casa: jóvenes y viejos, toda la población hasta el último. Y le gritaban a Lot:

–¿Dónde están los hombres que han entrado en tu casa esta noche? Sácalos para que nos
acostemos con ellos.

6 7
Lot se asomó a la entrada, cerrando la puerta al salir, y les dijo:

8
–Hermanos míos, no sean malvados. Miren, tengo dos hijas que aún no han conocido varón
alguno; se las traeré para que las traten como quieran, pero no hagan nada a estos hombres que
se han hospedado bajo mi techo.

9
Contestaron:

–Apártate de ahí; este individuo ha venido como inmigrante y ahora se mete a juez. Ahora te
trataremos a ti peor que a ellos.

10
Y empujaban a Lot intentando forzar la puerta. Pero los visitantes alargaron el brazo, metieron a
11
Lot en casa y cerraron la puerta. Y a los que estaban junto a la puerta, pequeños y grandes, los
cegaron, de modo que no podían encontrar la puerta.

aa
Liberación de Lot

z
19,1-11 El pecado de Sodoma. Es una situación semejante a la del capítulo 18. Los dos ángeles del Señor entran en la ciudad y
ante su insistencia se hospedan en casa de Lot. La finalidad del relato es describir con imágenes en qué consistía propiamente el
pecado o los pecados de Sodoma: la perversión sexual (5) y la violación del precepto/ley de la hospitalidad (4.9-10a). El versículo 8
refleja hasta qué punto la obligación de proteger la vida del huésped estaba en las antiguas costumbres orientales por encima incluso
del honor de la mujer: Lot propone a los agresores de sus huéspedes entregar a sus propias hijas antes que permitir el atropello contra
quienes se habían cobijado bajo su techo.

19,12-23 Liberación de Lot. El castigo de Sodoma es inminente. Sólo Lot, por su parentesco con Abrahán, portador de la
aa

bendición, y su familia son beneficiados y se libran del castigo.

12
Los visitantes dijeron a Lot:

–¿Tienes más familiares aquí? Toma a tus yernos, hijos, hijas, a todos los tuyos y todo lo que
13
tengas en esta ciudad y sácalos de este lugar. Vamos a destruir este lugar, porque la acusación
presentada al Señor contra este sitio es muy seria, y el Señor nos ha enviado para destruirlo.

14/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
14
Lot salió a decirles a sus yernos –prometidos de sus hijas–:
–Vamos, salgan de este lugar, que el Señor va a destruir la ciudad.
15
Pero ellos lo tomaron a broma. Al amanecer, los ángeles apuraron a Lot: –Anda, toma a tu mujer
y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por

culpa de la ciudad.
16
Y como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos

17
hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera,
le dijeron:

–Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la región baja; ponte a salvo en los montes
para no perecer.

18
Lot les respondió:
19

–No, señores, por favor.


salvado la vida tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el
20
desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo
refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.

Sé que gozo del favor de ustedes, porque me han

21
Uno de ellos le contestó:
22

–Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. salvo allí, porque no puedo hacer nada
hasta que llegues.

23
Por eso la ciudad se llama Zoar. Cuando Lot llegó a Zoar, salía el sol.

bb
Castigo de Sodoma y Gomorra

(Dt 29,23; Is 1,9; Jr 49,18)

Apúrate, ponte a

24 25
El Señor desde el cielo hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas
ciudades y toda la región baja con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo.

26
La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.

27 28
Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de
Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la región baja, y vio una humareda que subía del suelo,
como el humo de un horno.

29
Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abrahán y libró a Lot de
la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.

15/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
bb
19,24-29 Castigo de Sodoma y Gomorra . Una vez puestos a salvo Lot con los suyos, Sodoma y Gomorra son destruidas con
azufre y fuego. Todo este relato, que tiene como eje central la destrucción de estas ciudades, es lo que los especialistas denominan una
«etiología», es decir, un relato o una leyenda popular que busca «explicar» el origen de algún fenómeno del que no se tiene un
conocimiento «científico». Es verdad que el lugar donde se ambienta la narración es tremendamente árido y desértico. Estamos en las
inmediaciones del Mar Muerto, en el extremo sur del desierto de Judá, lugar que recibe la influencia de las continuas emanaciones
salinas del Mar Muerto. Allí no brota hierba, no hay vida y el calor es insoportable. La imaginación de los antiguos creó esta leyenda y la
enriqueció con personajes emparentados con los antepasados del pueblo, Abrahán, Lot y su familia.

Pero el relato o la etiología también persigue un fin pedagógico. Se trata probablemente de un juicio moral que hace la comunidad
contra dos infracciones que se consideran graves para la vida del pueblo: la perversión sexual, cuya legislación positiva la encontramos
en Lv 18,22; 20,13; Dt 23,18s, y el descuido respecto a la protección de la vida del emigrante o extranjero a quien había que respetar y
amar (Lv 19,33s; 24,22; cfr. Dt 10,18s, etc.).

Así pues, no hay que entender que literalmente hayan existido unas ciudades cuyo pecado atrajo esta forma tan violenta de reacción
divina: «Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva» (Ez 33,11; cfr. 18,22.32). Es la forma como el pueblo iba
poco a poco formando su conciencia. Algo similar sucede con la mujer de Lot, convertida en estatua de sal sólo porque en su huida
miró hacia atrás (26). Se trata del mismo fenómeno que produce el viento sobre los débiles montículos de arena y sal: los moldea
caprichosamente, dando la impresión a distancia de personas en posición estática que hayan quedado petrificadas.

Por tanto, no hay que dar en ningún momento valor literal a estas narraciones, so riesgo de desvirtuar la imagen amorosa y
misericordiosa de Dios, cuya preocupación fundamental es la vida, y la vida amenazada.

Las hijas de Lot: origen de moabitas y amonitas (Lv 18)


cc

30
Lot subió de Zoar y se instaló en el monte con sus dos hijas, pues temía habitar en Zoar; de
31
modo que se instaló en una cueva con sus dos hijas. La mayor dijo a la menor:

–Nuestro padre ya es viejo y en el país ya no hay un hombre que se acueste con nosotras como se
32
hace en todas partes. Vamos a emborrachar a nuestro padre y nos acostamos con él: así
daremos vida a un descendiente de nuestro padre.

33
Aquella noche embriagaron a su padre y la mayor se acostó con él, sin que él se diese cuenta
34
cuando ella se acostó y se levantó. Al día siguiente la mayor dijo a la menor:

–Anoche me acosté yo con mi padre. Vamos a embriagarlo también esta noche y tú te acuestas
con él: así daremos vida a un descendiente de nuestro padre.

35
Embriagaron también aquella noche a su padre, y la menor fue y se acostó con él, sin que él se
36
diese cuenta cuando ella se acostó y se levantó. Quedaron encinta las dos hijas de Lot, de su
padre.

37
La mayor dio a luz un hijo y lo llamó Moab, diciendo: De mi padre –es el antecesor de los
moabitas actuales–.

38
También la menor dio a luz un hijo y lo llamó Amón diciendo: Hijo de mi pueblo –es el antecesor
de los amonitas actuales–.

dd
Abrahán en Guerar

(12,10-20; 26,1-11)

Génesis 20

16/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
1Abrahán levantó el campamento y se dirigió al Negueb, estableciéndose entre Cades y Sur.
2
Mientras residía en Guerar, decía que Sara era hermana suya. Abimelec, rey de Guerar, mandó
3
que le trajeran a Sara. Dios se apareció de

noche, en sueños, a Abimelec y le dijo:


–Vas a morir por haber tomado esa mujer que es casada.
4
Abimelec, que no se había acercado a ella, respondió:
5
–Pero, Señor, ¿vas a matar a un inocente? Si él me dijo que era su hermana, y

ella que era su hermano. Lo he hecho de buena fe y con las manos limpias.
6
Dios le replicó en sueños:
–Ya sé yo que lo has hecho de buena fe; por eso no te dejé pecar contra mí ni

te dejé tocarla.
cc
19,30-38 Las hijas de Lot: origen de moabitas y amonitas. Este relato también es una etiología, cuyo sentido es explicar las
relaciones de Israel con su vecinos Moab y Amón, de alguna manera parientes lejanos, pero en definitiva enemigos (cfr. Nm 22–24; Jue
3,12-14.26-30; 10,6–11,33 y oráculos proféticos). Las relaciones con estos pueblos nunca fueron cordiales. La hostilidad recíproca y el
odio mutuo explican su origen maldito desde el principio: la concepción de sus antecesores se consuma con trampa, mentira e incesto.
La legislación bíblica sobre el incesto la hallamos en Lv 18,6-17.

dd
20,1-18 Abrahán en Guerar. Este pasaje es una versión diferente de los movimientos de Abrahán por tierra cananea. En 12,10-20
se ubica al patriarca en Egipto con una trama similar, mientras que 26,1-11, sin cambiar el sentido del relato, cambia al protagonista:
es Isaac quien se queda a vivir en Guerar. Hay tres elementos que se deben subrayar en este pasaje:

1. La posición de la Biblia frente a la antigua costumbre de quienes tenían poder político y económico. Éstos, además de su esposa
legítima, tenían concubinas que iban adquiriendo mediante el método que nos describen 12,10-20 y 20,2. La tradición bíblica intenta
corregir esta costumbre en el pueblo hebreo.

2. La manera de superar y corregir una antigua práctica en Israel que admite matrimonios en el grado de parentesco que Abrahán le
refiere a Abimelec en el versículo 12 (cfr. 2 Sm 13,13), práctica que será derogada finalmente mediante la legislación que encontramos
en Lv 18,9.11; 20,17.

3. El tercer elemento tiene que ver con el aspecto religioso. El texto constata que Dios también es conocido y respetado fuera del
círculo de Abrahán. Abimelec le conoce y le teme, si se quiere, más que el mismo Abrahán. Sin embargo, según el narrador, Abrahán
sostiene una relación tan directa, íntima y efectiva con su Dios, que éste declara a Abimelec que sólo la intercesión de Abrahán puede
evitarle los males que le podría acarrear haber tomado a Sara.

Esta relación de Abrahán con Dios lo sitúa como profeta (7), cuya intercesión es valedera y eficaz (17s). Refleja el modo de pensar de
una época en la cual el pueblo ya tenía una larga experiencia respecto a la figura y al papel de los profetas. No sólo anuncian la Palabra
del Señor, sino que además se convierten en intercesores eficaces en momentos críticos (cf 1 Sm 7,8; 12,19; Jr 37,3; 42,1-4; Am 7,2-
6).

7
Pero ahora devuelve esa mujer casada a su marido; él es profeta y rezará por ti para que
conserves la vida; pero si no se la devuelves, debes saber que morirás tú con todos los tuyos.

8
Abimelec madrugó, llamó a sus ministros y les contó todo el asunto. Los
9
hombresseasustaronmucho. DespuésAbimelecllamóaAbrahányledijo:

–¿Qué has hecho con nosotros? ¿Qué mal te he hecho para que nos expusieras a mí y a mi reino a
cometer un pecado tan grave? Te has portado conmigo como no se debe.

17/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
10
Y añadió:
–¿Temías algo para obrar de este modo?
11
Abrahán le contestó:
–Pensé que en este país no respetan a Dios y que me matarían por causa de mi

mujer.
12
Además, es realmente hermana mía; de padre, aunque no de madre, y la

13
tomé por mujer. Cuando Dios me hizo vagar lejos de mi casa paterna, le dije: Hazme este favor:
en todos los sitios a donde lleguemos, di que soy tu hermano.

14
Entonces Abimelec tomó ovejas, vacas, siervos y siervas y se los dio a Abrahán, devolviéndole
15
además a Sara, su mujer. Y le dijo:

–Ahí tienes mi tierra, vive donde te parezca.


16
Y a Sara le dijo:
–He dado a tu hermano mil pesos de plata; así podrás mirar a la cara a todos los

tuyos.
17
Abrahán rezó a Dios y Dios sanó a Abimelec, a su mujer y a sus concubinas, y

18
dieron a luz. Porque el Señor había cerrado el vientre a todas en casa de Abimelec por causa de
Sara, mujer de Abrahán.

ee
Nacimiento de Isaac

Génesis 21
1
Como lo había prometido, el Señor se ocupó de Sara, el Señor realizó con 2

Sara lo que había anunciado. Sara concibió y dio un hijo al viejo Abrahán en la fecha que le había
3
anunciado Dios. Al hijo que le había nacido, que había dado a luz Sara, Abrahán lo llamó Isaac.
4 5
Abrahán circuncidó a su hijo Isaac el octavo día, como le había mandado Dios. Cien años tenía
6
Abrahán cuando le nació su hijo Isaac. Sara comentó:

7
–El Señor me ha hecho bailar: los que se enteren bailarán conmigo. Y añadió:

21,1-21 Nacimiento de Isaac. Dos partes bien definidas conforman este texto. La primera (1-8) relata el cumplimiento de la
ee

promesa (17,15s) con el nacimiento de Isaac y recoge las palabras de Sara (6s), las primeras en toda la historia del patriarca. El
escritor narra el uso patriarcal de poner nombre a los hijos (3), la ley de circuncidar al niño el día octavo (4) y el ofrecimiento de un
banquete el día del destete del infante (8), celebrado al parecer como un gran acontecimiento.

No se pone el acento en el cumplimiento de la promesa. El énfasis principal, el eje focal de este relato, está en la segunda parte del
presente texto (9-21), donde quedan definidos los destinos de Ismael, en realidad legítimo heredero de Abrahán, y de Isaac, cuya
herencia no es legítima sino más bien legitimada. Según la costumbre, el hijo de la concubina podía heredar junto con el hijo de la
esclava, o bien podía ser desheredado por el padre. Esto último es lo que pide Sara para Ismael (10). El resto es la narración de una
orden divina que recomienda a Abrahán proceder según el capricho de Sara, su mujer (12). Queda establecido que Ismael también
participará de la bendición y promesa de una numerosa descendencia que continuará después de Abrahán por medio de Isaac (13b.18).

No hay que tomar este relato como la narración de la suerte que correrán Isaac –pueblo hebreo– e Ismael – ismaelitas o árabes–. Se
trata más bien de la constatación de la relación entre ambas etnias, cuyo origen se pierde en el tiempo. El relato es sólo un recurso

18/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
literario, cuyo sentido es establecer el momento en el cual se origina el sempiterno antagonismo entre estos dos grupos. Lo más lógico
y obvio para el narrador es atribuir este asunto a la decisión divina, conforme a lo que ya hemos señalado en otros textos.

La interpretación que estamos haciendo de cada uno de estos pasajes nos revela que aquí se comete una grave injusticia. Dios jamás
podría, por su esencia misma de amor, de misericordia y de justicia, propiciar semejante atropello contra una mujer y un niño. Sin
embargo, este texto ha servido como justificación a la hora de reivindicar un territorio concreto para el pueblo judío. Es preciso insistir
una vez más en que Dios no concede un territorio a un determinado grupo humano ignorando la suerte y los derechos de los otros.
Invocar argumentos de tipo religioso para expulsar a pueblos y culturas del lugar que habitan no es propio de nuestro Dios de la vida y
la justicia. Todo ser humano necesita una tierra donde crecer y desarrollarse y Dios no se lo niega a nadie.

–¿Quién le hubiera dicho a Abrahán que Sara iba a criar hijos? ¡Porque le he dado un hijo en su
vejez!

8
El niño creció y lo destetaron. Abrahán ofreció un gran banquete el día que destetaron a Isaac.

9 10
Pero Sara vio que el hijo que Abrahán había tenido de Agar la egipcia jugaba con Isaac, y dijo a
Abrahán:

–Expulsa a esa sierva y a su hijo, porque no heredará el hijo de esa sierva con mi hijo, con Isaac.

11 12
Abrahán se puso muy triste ya que el otro también era su hijo. Pero Dios dijo a Abrahán:

–No te aflijas por el muchacho y por la sierva. En todo lo que te dice haz caso a Sara. Pues es
13
Isaac quien prolongará tu descendencia. Aunque también del hijo de la sierva sacaré un gran
pueblo, porque también es descendiente tuyo.

14
Abrahán madrugó, tomó pan y un odre de agua, los puso en los hombros de Agar y la despidió
15
con el niño. Ella se marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el
16
agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas a la distancia
de un tiro de arco, diciéndose: No puedo ver morir a mi hijo. Y se sentó a distancia. El niño rompió
17
a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, preguntándole:
–¿Qué te pasa, Agar? No temas, que Dios ha oído la voz del niño que está ahí.
18

Levántate, toma al niño, estáte tranquila por él, porque sacaré de él un gran pueblo.

19
Dios le abrió los ojos y divisó un pozo de agua; fue allá, llenó el odre y dio de beber al
20
muchacho. Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto
21
arquero; vivió en el desierto de Farán, y su madre le buscó una mujer egipcia.

Abrahán y Abimelec

(26,15-25)

23
–Dios está contigo en todo lo que haces. Por tanto, júrame por Dios, aquí mismo, que no me
engañarás ni a mí ni a mi estirpe ni a mi linaje, y que me tratarás a mí y a esta tierra mía donde
resides con la misma lealtad con que yo te he tratado.

apoderado sus criados.


26
Abimelec dijo:
–No sé quién lo habrá hecho; tú no me lo habías dicho y hasta hoy no me había
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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
enterado.
27
Entonces Abrahán tomó ovejas y vacas, se las dio a Abimelec y los dos

hicieron una alianza.


28
Pero Abrahán apartó siete ovejas del rebaño.
29
Abimelec preguntó a Abrahán:
–¿Qué significan esas siete ovejas que has apartado?
30
Respondió:
–Estas siete ovejas que recibes de mi mano son la prueba de que yo cavé este

pozo.
31
Por eso el lugar se llama Berseba, porque allí juraron los dos.
32
Concluida la alianza en Berseba, Abimelec, con Ficol, su capitán, se volvieron al

país filisteo.
33
Abrahán plantó un tamarisco en Berseba e invocó el Nombre del Señor Dios

eterno.
34
Abrahán residió en país filisteo muchos años.

ff
Sacrificio de Isaac

ff
22,1-19 Sacrificio de Isaac. Los versículos 1-18 nos narran el momento en el cual Abrahán recibe la orden divina de sacrificar a su
único hijo para ofrecerlo a su Dios. El centro del relato no es el mandato de Dios, ni la

22
Por aquel tiempo, Abimelec, con Ficol, su capitán, dijo a Abrahán:

24
Abrahán respondió:
–Lo juro.
25
Pero Abrahán reclamó a Abimelec por el asunto del pozo del que se habían

(Heb 11,17-19)

Génesis 22
1
Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán, diciéndole: –¡Abrahán!

Respondió:
–Aquí me tienes.
2
Dios le dijo:
–Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, vete al país de Moria y ofrécemelo allí

en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré.


3
Abrahán madrugó, ensilló el asno y se llevó a dos criados y a su hijo Isaac;

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
4
cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer día,
5
levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio a lo lejos. Abrahán dijo a sus criados:

–Quédense aquí con el asno; yo y el muchacho iremos hasta allá para adorar a Dios, y después
volveremos con ustedes.

6
Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac y él llevaba el fuego y el
cuchillo. Los dos caminaban juntos.

7
Isaac dijo a Abrahán, su padre: –Padre.
Él respondió:
–Aquí estoy, hijo mío.

El muchacho dijo:
8
–Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto? Abrahán le contestó:
–Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.
Y siguieron caminando juntos.
9
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí un altar y

10
apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces
11
Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

actitud obediente de Abrahán; el punto culminante de la narración está en la orden divina de no tocar al niño (12). Abrahán toma
conciencia así de que está ante un Dios de vida, que no quiere ni exige sacrificios humanos.

La interpretación literal de este pasaje ha llevado a conclusiones teológicas reñidas con la auténtica imagen del Dios bíblico, cuya
preocupación fundamental es la vida y exige a sus seguidores que la respeten. Conviene, más bien, interpretar el texto como un
progreso evolutivo de la conciencia religiosa de Abrahán –y, en definitiva, de la del pueblo– hacia el conocimiento y la fe en una deidad
radicalmente distinta a las que eran adoradas en el contexto geográfico en el que se mueven los ancestros de Israel. Es verdad que el
texto nos dice que Dios ordenó a Abrahán: «Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, vete al país de Moria y ofrécemelo allí en
sacrificio» (2). Con todo, es necesario recordar que en el proceso de la evolución de la conciencia religiosa –evolución que no siempre
es ascendente– el creyente asume como voluntad divina, como Palabra de Dios, lo que él cree que manda u ordena la divinidad o lo
que ofrece por su cuenta a la divinidad buscando agradarle. Abrahán –la conciencia del pueblo– participa de un ambiente religioso en el
que se practican los sacrificios humanos y de ahí la tentación de Abrahán de hacer otro tanto –tentación en la que ciertamente cayó
Israel, cfr. 2 Re 3,27; 16,3; 17,17–.

La tradición nos enseñó, y desafortunadamente se aceptó de una forma acrítica, que este pasaje es la «tentación de Dios a Abrahán» o
que «Dios pone a prueba a Abrahán», con lo cual se nos enseñó implícitamente a creer en un Dios injusto y charlatán, que juega con la
fe y con los sentimientos de sus creyentes, lo cual es una barbaridad teológica, inadmisible desde todo punto de vista. Pensando en
este texto y en la interpretación que la misma Escritura hace del episodio (cfr. Heb 11,17-19), hemos aceptado ingenuamente que Dios
también nos pone a prueba a nosotros en muchas oportunidades. No, no es conveniente ni provechoso para nuestra fe tener un
concepto tan equivocado de Dios, porque no se corresponde con el auténtico Dios, el Dios del amor, de la misericordia y de la justicia.

Es cierto que éste y otros muchos pasajes arrojan ciertas oscuridades sobre la imagen de nuestro Dios, pero ello no significa que Dios
sea un ser ambiguo; señala más bien que hay muchas ambivalencias en la conciencia humana que, en el caso de la Biblia, quedan
registradas como si fueran propias de Dios. En el fondo, pues, no hay tentación por parte de Dios. En cambio, sí hay tentación a Dios
por parte del ser humano. Ése es el caso de Abrahán y con mucha frecuencia el nuestro. Como quedó dicho, Abrahán vive en un
contexto religioso en el que, al ofrecer su hijo a Dios, también recibía una descendencia numerosa y un territorio. Sin embargo, Dios se
le aparece como alguien a quien no le importan los sacrificios, sino la vida y el compromiso por ella.

Podríamos decir que Dios exige a Abrahán rebelarse contra todo aquello que amenaza la vida y asumir un compromiso mucho más
radical en favor de ella. Ése es el verdadero Dios bíblico, el que ha creado la vida, está comprometido con ella y en contra de todo
aquello que la amenaza. Ni siquiera los sacrificios de animales interesan o agradan a Dios. El profeta Miqueas ya había tenido también
en su momento esta gran revelación que por mucho tiempo hemos pasado por alto (cfr. Miq 6,6-8).

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
–¡Abrahán, Abrahán!
Él contestó:
–Aquí estoy.
12
Dios le ordenó:
–No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ya he comprobado que

respetas a Dios, porque no me has negado a tu hijo, tu único hijo.


13
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en los matorrales. Abrahán
14
se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó a aquel
sitio: El Señor provee; por eso se dice aún hoy: el

monte donde el Señor provee.


15
Desde el cielo, el ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán:
16
–Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: Por haber obrado así, por no haberte

17
reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas
del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus
18
enemigos. Todos los pueblos del mundo se bendecirán nombrando a tu descendencia, porque
me has obedecido.

19
Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Abrahán se quedó a
vivir en Berseba.

gg
Allegados a Abrahán

21
–También Milcá ha dado hijos a Najor, tu pariente: Us el primogénito, Bus su hermano y Camuel,
22 23
padre de Aram. Quésed, Jazó, Fildás, Yidlaf y Betuel. Betuel fue padre de Rebeca. Milcá dio
24
estos ocho hijos a Najor, hermano de Abrahán. Y una concubina, llamada Rauma, también le dio
hijos: Tébaj, Gajan, Tajas y Maacá.

hh
Muerte y sepultura de Sara

20
Algún tiempo más tarde le comunicaron a Abrahán:

Génesis 23
1 2
Sara vivió ciento veintisiete años; y murió en Quiriat Arbá –hoy Hebrón–, 3

en país cananeo. Abrahán fue a hacer duelo y a llorar a su mujer. Después dejó a su difunta y
habló a los hititas:

4
–Yo soy un forastero residente entre ustedes. Denme un sepulcro en propiedad, en su terreno,
para enterrar a mi difunta.

5
Los hititas respondieron a Abrahán:

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
gg
22,20-24 Allegados a Abrahán. Esta breve genealogía que parece fuera de lugar por no tener ninguna relación aparente con el
resto del capítulo podría ser una inserción hecha más tarde para preparar el relato del matrimonio de Isaac con Rebeca, hija de Betuel,
hijo de Najor, en 24,1-67, parientes cercanos de Abrahán.

hh
23,1-20 Muerte y sepultura de Sara. Pese a que toda la narración sobre Abrahán se ha venido desarrollando en el país de
Canaán, tierra en la cual ha ido erigiendo altares, ha realizado ritos que incluyen la invocación del Nombre de Dios, y ante la cual fue
invitado por el mismo Dios a echar una mirada de norte a sur y de oriente a occidente como una forma de «poseer» el territorio, pese a
ello, no se había dicho aún que Abrahán tuviese propiedad alguna en tierra cananea.

Ahora sí, la muerte de Sara obliga al patriarca a oficializar, mediante un negocio estrictamente legal, la compra de un pedazo de tierra
para sepultar los huesos de su esposa. Era signo de maldición no tener siquiera un lugar donde pudieran reposar los restos de una
persona. El texto deja ver con claridad la manera oriental como se realizaban los negocios de compra y venta, así como el lugar: la
puerta de la ciudad. Se hace énfasis, además, en el carácter extranjero de Abrahán y de su actitud de acogerse a los usos y costumbres
de los nativos del lugar. La compra del campo en el cual hay una cueva se realiza con miras a la propia sepultura del patriarca (25,9s) y
a otros más de su descendencia: Isaac (35,29), Rebeca y Lía (49,31) y Jacob (50,13).

Este negocio de Abrahán podría anticipar en cierto modo la posterior conquista y posesión del territorio completo de Canaán –desde
Dan hasta Berseba– que, pese a ser «prometido», tiene que ser conquistado por la fuerza. La tradición sobre la compra de este campo
y el hecho de que allí hayan sido sepultados los patriarcas y las matriarcas de Israel cobra una gran vigencia en la época de la
conquista, pero muy especialmente en la época de la monarquía. Recuérdese que es justamente en Hebrón donde comienzan a
gobernar los dos primeros reyes de Israel, al lado de los antepasados, hasta que David conquista Jerusalén y la convierte en centro
administrativo, religioso y, en fin, ciudad de Dios y capital del reino.

El sepulcro de los patriarcas y las matriarcas fue hasta el pasado siglo un lugar común de veneración para judíos y árabes hasta que se
originaron luchas violentas que reclamaban para uno solo de los dos pueblos el derecho a honrar allí a sus ancestros. Desde entonces y
contra toda lógica, cada rama semita tiene en Hebrón sendas tumbas, vacías ambas, claro está, con idéntico valor para israelitas e
ismaelitas.

6
–Escúchanos, señor: tú eres un jefe insigne entre nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de
nuestros sepulcros; nadie de nosotros te negará una sepultura para tu difunta.

7 8
Abrahán se levantó, hizo una inclinación a los propietarios hititas y les habló así:

–Si realmente tienen voluntad de que entierre a mi difunta, escúchenme: supliquen en mi nombre
9
a Efrón, hijo de Sójar, que me ceda la cueva de Macpela, que se encuentra en el extremo de su
campo. Que me la ceda por su precio, en presencia de ustedes, como sepulcro en propiedad.

10
Efrón estaba sentado entre los hititas; Efrón, el hitita, respondió a Abrahán, en presencia de los
hititas que asistían al concejo:

11
–No, señor mío; escucha: el campo te lo regalo, y la cueva que hay en él te la regalo también; te
la regalo en presencia de mis compatriotas; entierra a tu difunta.

12 13
Abrahán hizo una inclinación a los propietarios, y oyéndolo ellos se dirigió a Efrón:

–Si te parece, escúchame tú: yo te pago el precio del campo; acéptalo y enterraré allí a mi difunta.

15
–Señor mío, escucha: el terreno vale cuatro kilos de plata; entre nosotros dos, ¿qué significa
eso? Entierra a tu difunta cuando quieras.

14
Efrón contestó a Abrahán:

16
Abrahán aceptó y pagó a Efrón, en presencia de los hititas, el precio establecido: cuatro kilos de
17
plata, pesos comerciales. Y así el campo de Efrón en Macpela, frente a Mambré, el campo con la
18
cueva y con todos los árboles dentro de sus linderos, pasó a ser propiedad de Abrahán, siendo
testigos los hititas que asistían al concejo.
23/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
19
Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré
–hoy Hebrón–, en país cananeo.

20
El campo con la cueva pasó de los hititas a Abrahán como sepulcro en propiedad.

Boda de Isaacii

Génesis 24
1
Abrahán era viejo, de edad avanzada, y el Señor lo había bendecido en 2

todo. Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:
3

–Pon tu mano bajo mi muslo, y júrame por el Señor Dios del cielo y Dios de la tierra que cuando
4
busques mujer a mi hijo no la escogerás entre los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a
mi tierra nativa y allí buscarás mujer a mi hijo Isaac.

5
El criado contestó:

–Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de
donde saliste?

6
Abrahán le replicó:
7

–En ningún caso lleves a mi hijo allá. El Señor Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del
país nativo y que juró dar esta tierra a mi descendencia, enviará su ángel delante de ti y podrás
8
traer mujer para mi hijo. En caso de que la mujer

24,1-67 Boda de Isaac. El ciclo de Abrahán se aproxima a su final. Al nacimiento de Isaac y los ritos pertinentes de ponerle un
ii

nombre y circuncidarlo (21,4) le sigue la viudez del patriarca (23,1-20), pero es muy importante que antes de morir quede concertado
el matrimonio de Isaac, su hijo. Llama la atención de inmediato la decisión de no mezclar su sangre con la de los habitantes de Canaán,
condición que le impone a su esclavo bajo un juramento muy solemne (3s). La exagerada extensión del relato nos da idea de la forma
como acostumbraban los orientales a narrar sus acontecimientos. En el fondo, este largo episodio tiene dos ideas centrales que revelan
el comportamiento histórico del pueblo de Israel: no tomar por esposas a las nativas de Canaán (3s.37s) y no regresar al país de origen
de Abrahán (7s). De ahí el énfasis en la promesa divina de la tierra (7).

Desde el punto de vista religioso, este relato, además de ser una muestra del modo como se acordaban los matrimonios en la
antigüedad, va revelando cómo en ese entramado sorprendente de la historia humana, la fe del pueblo reconoce que «Dios conduce»,
«Dios bendice», «Dios hace o hizo prosperar». El relato constituye, además, una pieza clave en el cumplimiento de la promesa divina
sobre la numerosa descendencia y la posesión de un territorio, lo cual se deja ver en las palabras de Abrahán.

no quiera venir contigo, quedas libre del juramento. Sólo que a mi hijo no lo lleves allá.

9
El criado puso su mano bajo el muslo de Abrahán, su amo, y le juró hacerlo así.

10
Entonces el criado agarró diez camellos de su amo, y llevando toda clase de regalos de su amo,
11
se encaminó a Aram Naharaim, ciudad de Najor. Hizo arrodillarse a los camellos fuera de la
12
ciudad, junto a un pozo, al atardecer, cuando suelen salir las mujeres a buscar agua. Y dijo:

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
–Señor Dios de mi amo Abrahán, dame hoy una señal propicia y trata con bondad a mi amo
13 14
Abrahán. Yo estaré junto a la fuente cuando las muchachas de la ciudad salgan por agua. Diré
a una de las muchachas: Por favor, inclina tu cántaro para que beba. La que me diga: Bebe tú,
mientras yo voy a dar de beber a tus camellos, ésa es la que has destinado para tu siervo Isaac.
Así sabré que tratas con bondad a mi amo.

15
No había acabado de hablar, cuando salía Rebeca –hija de Betuel, el hijo de Milcá, la mujer de
16
Najor, el hermano de Abrahán– con el cántaro al hombro. La muchacha era muy hermosa y
doncella; aún no había conocido varón alguno. Bajó a la fuente, llenó el cántaro y subió.

17
El criado corrió a su encuentro y le dijo:
–Déjame beber un poco de agua de tu cántaro.
18
Ella contestó:
–Bebe, señor mío. Y enseguida bajó el cántaro al brazo y le dio de beber.
19

Cuando terminó, le

dijo:
–Voy a sacar agua también para tus camellos, para que beban todo lo que

quieran.
20
Y enseguida vació el cántaro en el bebedero, corrió al pozo a sacar más y sacó

21
para todos los camellos. El hombre la estaba mirando, en silencio, esperando, a ver si el Señor
daba éxito a su viaje o no.

22
Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro de cinco gramos de
peso, y se lo puso en la nariz, y dos pulseras de oro de diez gramos, y se las puso en las muñecas.
23
Y le preguntó:

–Dime de quién eres hija y si en casa de tu padre encontraremos sitio para pasar la noche.

24
Ella contestó:
–Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Najor.
25
Y añadió:
26
–Tenemos abundancia de paja y forraje y sitio para pasar la noche. El hombre se inclinó,
adorando al Señor, y dijo:

–Bendito sea el Señor Dios de mi amo Abrahán, que no ha olvidado su bondad y lealtad con su
27
siervo. El Señor me ha guiado a la casa del hermano de mi amo.

28
La muchacha fue corriendo a casa a contárselo todo a su madre.

29
Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Cuando vio el anillo y las pulseras de su hermana y
30
oyó lo que contaba su hermana Rebeca de lo que había dicho el hombre, salió corriendo hacia la
31
fuente en busca del hombre, y lo encontró esperando con los camellos, junto a la fuente. Y le
dijo:

25/26X
CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
–Ven, el Señor te bendiga, ¿qué esperas aquí fuera? Yo te he preparado alojamiento y sitio para
los camellos.

32
El hombre entró en la casa, desensilló los camellos, les dio paja y forraje, y trajo agua para que
33
se lavasen los pies el criado y sus acompañantes. Cuando le ofrecieron de comer, él rehusó:

–No comeré hasta explicar mi asunto. Y le dijeron:


–Habla.
34
Entonces él comenzó.
35

–Soy criado de Abrahán.


36
ha hecho rico; le ha dado ovejas y vacas, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos. Sara,
37
la mujer de mi amo, ya vieja, le ha dado un hijo, que lo hereda todo. Mi amo me tomó
juramento: Cuando le busques mujer a mi hijo, no la escogerás de los cananeos, en cuya tierra
38
habito, sino que irás a casa de mi padre y mis

El Señor ha bendecido inmensamente a mi amo y le

39
parientes y allí le buscarás mujer a mi hijo. Yo le contesté: ¿Y si la mujer no quiere venir
40
conmigo? Él replicó: El Señor, a quien agrada mi proceder, enviará su ángel contigo, dará éxito a
41
tu viaje y encontrarás mujer para mi hijo en casa de mi padre y mis parientes; pero no incurrirás
en mi maldición si, llegado a casa de mis parientes, no te la quieren dar, entonces quedarás libre
42
del juramento. Al llegar hoy a la ciudad dije: Señor, Dios de mi amo Abrahán, si quieres dar éxito
43
al viaje que he emprendido, yo me pondré junto a la fuente, y diré a la muchacha que salga a
44
sacar agua: Dame de beber un poco de agua de tu cántaro. Si me dice: Bebe tú, que voy a sacar
45
para los camellos, ella es la que destina el Señor para el hijo de mi amo. No había acabado de
decirme esto, cuando salía Rebeca con el cántaro al hombro; bajó a la fuente, sacó agua, y yo le
46
pedí: Dame de beber. Ella enseguida bajó el cántaro y me dijo: Bebe tú, que voy a dar de beber
47
a tus camellos; bebí yo y ella dio de beber a los camellos. Entonces le pregunté: ¿De quién eres
hija? Me dijo: De Betuel, hijo de Najor y Milcá. Entonces le puse un anillo en la nariz y pulseras en
48
las muñecas, y me incliné adorando al Señor, bendiciendo al Señor, Dios de mi amo Abrahán,
49
que me ha guiado por el camino justo para llevar al hijo de mi amo la hija de su hermano. Por
tanto, díganme si quieren o no ofrecer a mi amo una prueba de amistad. Así podré actuar en
consecuencia.

50
Labán y Betuel le contestaron:
51

52 53
Cuando el criado de Abrahán oyó esto, se postró en tierra ante el Señor. Después sacó objetos
de plata y oro y vestidos, y se los ofreció a Rebeca, y ofreció regalos al hermano y a la madre.

–Es cosa del Señor, nosotros no podemos responderte ni sí ni no.


Rebeca, tómala y vete, y sea la mujer del hijo de tu amo, como el Señor ha dicho.

54
Comieron y bebieron él y sus compañeros, pasaron la noche, y a la mañana siguiente se
levantaron y dijeron:

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
–Permítanme que vuelva a la casa de mi amo.
55
El hermano y la madre replicaron:
56
–Deja que la chica se quede con nosotros unos diez días, después se marchará. Pero él replicó:
–No me detengan, después que el Señor ha dado éxito a mi viaje; permítanme

57
volver a la casa de mi amo. Contestaron:
–Vamos a llamar a la chica y a preguntarle su opinión.
58
Llamaron a Rebeca y le preguntaron:
–¿Quieres ir con este hombre?
Ella respondió:
–Sí.
59
Entonces despidieron a Rebeca y a su nodriza, al criado de Abrahán y a sus

compañeros.
60
Y bendijeron a Rebeca:
–Tú eres nuestra hermana,
sé madre de miles y miles;
que tu descendencia conquiste
las ciudades enemigas.
61
Rebeca y sus compañeras se levantaron, montaron en los camellos y siguieron

al hombre; y así se llevó a Rebeca el criado de Abrahán.


62
Isaac se había trasladado del Pozo del que vive y ve al territorio del Negueb.

63 64
Una tarde salió a pasear por el campo, y alzando la vista vio acercarse unos camellos. También
65
Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello, y dijo al criado:

–¿Quién es aquel hombre que viene en dirección nuestra por el campo? Respondió el criado:
–Es mi amo.
Ella tomó el velo y se cubrió.

66 67
El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho. Isaac la metió en la tienda de campaña de
Sara, su madre, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.

Ahí tienes a

jj
Muerte de Abrahán

(1 Cr 1,29-32)

Génesis 25
1 2
Abrahán tomó otra mujer, llamada Quetura, la cual le dio hijos: Zimrán, 3

Yoxán, Medán, Madián, Yisbac y Suj. Yoxán engendró a Sebá y Dedán; los hijos de Dedán fueron
los asirios, latusios y lemios.

4
Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Henoc, Abidá y Eldaá. Todos descendientes de Quetura.

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CICLO DE ABRAHAM (Génesis 12-25): : «la esperanza no defrauda, porque al darnos el
Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones» (Romanos 5,5).
5 6
Abrahán hizo a Isaac heredero universal, mientras que a los hijos de las concubinas les dio
legados, y todavía en vida los despachó hacia el país de oriente, lejos de su hijo.

7 8
Abrahán vivió ciento setenta y cinco años. Abrahán expiró y murió en buena vejez, colmado de
9
años, y se reunió con los suyos. Isaac e Ismael, sus hijos, lo enterraron en la cueva de Macpela,
10
en el campo de Efrón, hijo de Sojar, el hitita, frente a Mambré. En el campo que compró
Abrahán a los hititas fueron enterrados Abrahán y Sara, su mujer.

11
Muerto Abrahán, Dios bendijo a su hijo Isaac, y éste se estableció en: Pozo del que vive y ve.

12 13
Descendientes de Ismael, hijo de Abrahán y Agar, su criada egipcia. Nombres de los hijos de
14
Ismael por orden de nacimiento: Nebayot el primogénito, Quedar, Adbeel, Mibsán, Mismá,
15 16
Dumá, Masá. Jadad, Temá, Yetur, Nafís y Quedma. Éstos son los hijos de Ismael y sus
nombres por cercados y campamentos: doce jefes de tribu.

17 18
Ismael vivió ciento treinta y siete años. Expiró, murió y se reunió con los suyos. Ellos se
extendieron desde Javilá hasta Sur, junto a Egipto, según se llega a Asur; se instaló frente a sus
hermanos.

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