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Qué es el procedimiento concursal

El procedimiento concursal es como su nombre lo indica un “concurso” en el que las empresas que
tienen problemas de dinero pueden entrar a negociar el pago de sus deudas por insolvencia.

Mejor dicho, si una compañía se declara como insolvente (o sea, que no tiene cómo solventar
pagos), esta ley tramita:

Mirar cómo se pueden conseguir acuerdos de pago para disminuir la carga financiera y sostener a
la empresa en el tiempo.

Ayudar al proceso de liquidación de la compañía.

En Colombia, hay una larga historia con esta normativas que da inicio a la Ley Concursal con la ley
222 de 1995 y el decreto 1080 de 1996.

Sin embargo, estas normas fueron suspendidas porque la apertura económica en el país hizo que
muchas empresas quebraran, entonces, el Estado creó la ley 555 de 1999 que se enfoca en la
reestructuración de pasivos.

De todas maneras, el gobierno lo que busca es que las compañías sigan operantes, generando
empleos y moviendo la economía. Por eso, el procedimiento concursal tiene la supervisión de un
juez y nombra un administrador concursal que es la persona encargada de auditar que todo se
cumpla entre las partes sin problemas.

De esta manera, se busca equidad, transparencia en el proceso y soluciones que permitan a la


empresa ponerse al día con sus obligación.

Cuáles son los procedimientos concursales que aplican en Colombia y en qué consiste cada uno.

Basado en la ley 555 de 1999 que mencionamos en la sección anterior, se establecen dos
modalidades del trámite concursal:

El acuerdo de recuperación de los negocios del deudor

En esta modalidad se busca llegar a un arreglo con los acreedores (a quien se debe), en el que
establezcan plazos, cuotas y tipos de abono a la deuda de manera que la empresa deudora pueda
seguir en su labor comercial y cumplir con lo acordado.
Este acuerdo se establece cuando un contador define definitiva y tajantemente que la empresa
está en graves problemas financieros, pero que puede seguir operando.

Las Cámaras de Comercio de cada municipio ofrecen a los empresarios de todos los tamaños
consejerías para evaluar los negocios en todas las fases, si crees que tienes alguna dificultad, estas
entidades son de gran ayuda.

El acuerdo de liquidación de la empresa y sus bienes

Este es un proceso que cobija tanto al que debe como al acreedor, porque es una liquidación
obligatoria en la que se toman los activos y el producto de venta y se cubren las deudas, teniendo
en cuenta que lo más importante es saldar primero las obligaciones bancarias y crediticias.

Luego de la liquidación de la empresa ante la DIAN y Cámara de Comercio se procede con la


disolución de la sociedad.

Así, el empresario o los socios quedan en libertad para seguir sus caminos en los negocios.

Aquí, hicimos una tabla comparativa para entender mejor las diferencias entre cada proceso
concursal.
En qué casos se puede aplicar el procedimiento concursal

Para que una empresa pueda acogerse al procedimiento concursal o ley de insolvencia debe estar
en graves y serias dificultades financieras que le impidan cumplir con las obligaciones
oportunamente o prevé que puede llegar a tener problemas en el cumplimiento.

Para el caso de acuerdo de recuperación: la empresa puede tomar las decisiones gerenciales que
ayuden a que no se liquide el patrimonio y que sigan generando ingresos.
Para el concordato liquidatorio: se aplica el procedimiento en el caso que la empresa no pueda
seguir cumpliendo sus obligaciones y deba generar los pagos los más pronto posible, sobretodo si
hay deudas de préstamos bancarios.

Etapas de un procedimiento concursal en Colombia

Las etapas para un procedimiento concursal en el país contienen las siguientes fases:

Inicio del proceso:

Para iniciarlo es necesario que la empresa tenga una mora de más de 30 días en sus obligaciones.

Demostrar que tiene pérdidas acumuladas y no cuenta con reservas de dinero.

Validar los requerimientos en la Superintendencia de Sociedades para el procedimiento por


insolvencia.

Preparación de documentos, actas de junta directiva y estados financieros y contables.

Evaluación del proceso y publicación del mismo en los medios de comunicación que se
consideren para hacer un llamado a los acreedores.

Se evalúan las deudas y los bienes que puedan entrar en la negociación. El ente regulador
determina a quién hay que pagarle primero, teniendo como prioridad saldar pagos de empleados,
actividades parafiscales y tributarias; luego, a bancos y creditos y, por último, a los demás
proveedores.

Si no se alcanzan a pagar las deudas pactadas, la empresa puede declararse en insolvencia


concursal, esto da inicio al trámite de liquidación de la sociedad.

Se suspenden los procesos ejecutivos.

Se disuelve la personería jurídica ante la Cámara de Comercio con la presentación del paz y salvo
de la DIAN.

Si por alguna razón crees que es mejor entrar en ley de insolvencia y buscar la liquidación de la
compañía, debes saber que el patrimonio y los bienes de los socios no hacen parte del
procedimiento concursal.

Lo cierto es que para que a tu empresa no le pase esto necesitas un buen sistema contable que te
permita saber en dónde afinar el proceso y mejorar las finanzas corporativas…..

El concurso de acreedores es un procedimiento judicial destinado principalmente a resolver los


problemas de insolvencia de las sociedades mercantiles. Insolvencia que, en la mayoría de los
casos, suele ser causada por un exceso de endeudamiento, falta de liquidez o una minusvaloración
de los activos.

La finalidad del procedimiento concursal es alcanzar un acuerdo o convenio con los acreedores de
la sociedad que implique una quita y un aplazamiento de la deuda. En caso de que no se pueda
alcanzar un acuerdo con los acreedores, la Ley Concursal prevé un procedimiento para la
liquidación ordenada del activo de la sociedad y el posterior reparto del resultado entre los
diversos acreedores.

Además, el procedimiento concursal ofrece diversas ventajas para asegurar la continuidad de la


empresa. La principal es que, desde su declaración, el patrimonio de la sociedad queda protegido
frente a ejecuciones instadas por terceros. Más concretamente, se paraliza el inicio y la
continuación de las ejecuciones singulares iniciadas por acreedores.

Igualmente, Seguridad Social y Agencia Tributaria no podrán iniciar procedimientos de apremio


contra la sociedad y tampoco se podrá iniciar ni continuar la ejecución frente a aquellos bienes
sobre los que se haya constituido una hipoteca o cualquier otra garantía real y sean necesarios
para la continuidad de la actividad profesional. Por último, se paraliza el devengo de los intereses
generados por cada uno de los créditos, salvo los créditos salariales y con garantía real.

No hay que olvidar que la solicitud de concurso de acreedores es una obligación que impone la Ley
Concursal, que tiene que hacerse efectiva dentro de los dos meses siguientes a la fecha en que
conozca o prevea que no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles. El
incumplimiento de esta obligación expone a la empresa a que un acreedor solicite la declaración
de concurso, lo que comúnmente se conoce como “concurso necesario”, que tiene consecuencias
perjudiciales para la sociedad como que el órgano de administración pierde de inmediato sus
facultades de administración y disposición. Además, la presentación tardía del concurso puede
determinar la posterior culpabilidad del concurso, lo que implicaría una posible culpabilidad del
concurso, lo que implicaría una posible responsabilidad personal de los administradores sociales
sobre deudas de la sociedad.

Por otro lado, también hay que destacar que la Ley Concursal prevé un sistema alternativo al
propio procedimiento concursal que es el denominado “Acuerdo de refinanciación”, con el que se
permite ampliar el crédito disponible de la empresa y la modificación en el vencimiento de sus
obligaciones exigibles. Con ello, se pretende evitar que empresas viables puedan mantenerse sin
necesidad de acudir al concurso.

Por último, cabe mencionar que la Ley Concursal habilita, además, un plazo de 3 meses dentro de
los cuales la entidad insolvente puede negociar con sus acreedores una propuesta de convenio o
un acuerdo de refinanciación. Si no consigue un acuerdo, la entidad debe solicitar la declaración
de concurso en el plazo de 1 mes.

En este aspecto y para ayudarte, los servicios que ofrecemos en LABE abogados son:

Primero: Asesoramiento sobre la conveniencia de iniciar un procedimiento concursal.

Segundo: Negociación con los acreedores para reestructurar la deuda de la entidad, ya sea a
través de un convenio o un acuerdo de refinanciación.
Tercero: Asesoramiento en la presentación de la solicitud de concurso de acreedores, así como en
la posterior fase de convenio con los acreedores o para la liquidación de la sociedad.

Y finalmente cuarto: Defensa de los administradores de la sociedad en la fase de calificación del


concurso para evitar responsabilidades patrimoniales.

Régimen de insolvencia

La Ley 1116 de 2006 sustituyó el régimen de Concordato y liquidación

obligatoria previsto en la norma de 1995, y los acuerdos de reestructuración

previstos en la norma de 1999, por el Régimen de Insolvencia Empresarial.

La Superintendencia de Sociedades, en ejercicio de facultades

jurisdiccionales, es el juez competente, en única instancia, para tramitar los

procesos de insolvencia de todas las sociedades, empresas unipersonales y

sucursales de sociedades extranjeras, en competencia privativa, lo que significa

que en caso de que una sociedad mercantil, una empresa unipersonal o una

sucursal de sociedad extranjera pretenda acogerse al régimen de insolvencia , la

única institución competente , ejerciendo funciones de juez, es la

Superintendencia de Sociedades, y excluye a cualquier otro juez.

Por otra parte, si quien desea acogerse al régimen de insolvencia es una

persona natural comerciante, la competencia de la Superintendencia de Sociedades es a


prevención, es decir, no es exclusiva, ya que también pueden

conocer los jueces civiles.

La Ley 1116 de 2006, conocida como Ley de insolvencia empresarial,

tiene por objeto “la protección del crédito y la recuperación y conservación de la

empresa como unidad de explotación económica y fuente generadora de

empleo

De acuerdo con la ley de insolvencia, el deudor, persona natural o jurídica,

dispone de dos procesos básicos: el de reorganización y el de liquidación


judicial.

Proceso de reorganización

El proceso de reorganización tiene por objeto alcanzar un acuerdo que preserve

las empresas viables y normalice sus relaciones comerciales y crediticias,

mediante su reestructuración operacional, administrativa y de activos y pasivos.

La principal diferencia con los acuerdos anteriores, es decir, con la Ley

550 de 1999 consiste en que, mientras los acuerdos de restructuración constituían

una negociación extrajudicial, los acuerdos de reorganización de la Ley 1116 se

celebran en el marco de un proceso judicial, dirigido por un juez, que como se indicó, es la
Superintendencia de sociedades, o también los jueces civiles cuando

el trámite lo inicie una persona natural comerciante.

Con la ley de insolvencia, el juez competente quedó investido de amplias

facultades, con la colaboración del promotor del acuerdo y con la intervención

de los acreedores de la sociedad a quienes corresponde la aprobación de los

acuerdos.

Para que una sociedad ingrese al proceso de reorganización debe cumplir

con unos supuestos de admisibilidad, entre los cuales está que no pueda pagar lo

que debe a sus acreedores o que prevé que pronto ya no va a poder pagar: “… la

cesación de pagos o la incapacidad de pago inminente.

La sociedad terminará este proceso de reorganización cuando haya dado

cumplimento a lo acordado en el mismo, o por su incumplimiento, en cuyo caso

deberá iniciar el trámite de liquidación judicial. Recordemos que estos acuerdos

se pueden celebrar a corto, mediano o largo plazo.

Un ejemplo de una sociedad que se acogió a este trámite es “Conalvías

Construcciones SAS” sociedad que fue admitida al proceso de reorganización en

octubre de 2015, celebró el acuerdo en mayo de 2016 y si lo cumple según lo

estipulado, debe terminarlo en diciembre del 2031.

Si una sociedad está en acuerdo de reorganización e incumple el acuerdo,


puede subsanar el incumplimiento o de lo contrario deberá iniciar el trámite de

liquidación judicial

Insolvencia transfronteriza

La ley del régimen de insolvencia contempla un tercer procedimiento, la

Insolvencia Transfronteriza, bajo el modelo de la Comisión de las Naciones

Unidas para el Desarrollo Mercantil Internacional (CNUDMI).

La finalidad de la insolvencia transfronteriza es regular la cooperación entre

las autoridades Colombianas y de Estados extranjeros que intervienen en casos

de insolvencia transfronteriza

El Gobierno de Colombia a través del Ministerio de Comercio, Industria y

Turismo, expidió el Decreto-Ley 560 del 15 de abril de 2020, mediante el cual

adoptó medidas transitorias especiales en materia de procesos de insolvencia.

El decreto contempla la posibilidad de que las cámaras de comercio adelanten

una mediación entre deudores y acreedores, con el fin de alcanzar acuerdos que

se consignen en un documento para posterior validación por parte de la

Superintendencia de Sociedades o el juez civil del circuito. En caso de que el

acuerdo no sea validado o no se logre, el deudor podrá acudir al procedimiento

de reorganización ordinario.

También se indica en el decreto, que los procesos de insolvencia permitirían

a los deudores renegociar sus obligaciones con sus acreedores, con el fin de

continuar operando como empresa, preservando los empleos y facilitando el pago

de los créditos

La insolvencia transfronteriza se presenta cuando un deudor incurre en

situación de insolvencia y tiene bienes en más de un Estado, o cuando algunos

de los acreedores de dicho deudor no son ciudadanos del Estado en el que se

inició el procedimiento de insolvencia.

Emergencia Sanitaria

Debido a la emergencia sanitaria (marzo 2020) y al consecuente Impacto


económico por el COVID-19, la Superintendencia de Sociedades ha calculado

que alrededor de 2,676 pequeñas y medianas empresas deberán acudir al proceso

de insolvencia.

Las empresas pasan por momentos financieros complejos, bien sea por los temas coyunturales del
país y del mundo o por malos manejos administrativos.

Lo cierto es que hay formas legales que permiten alivianar las cargas para reponerse, así es como
nace el procedimiento concursal de negociaciones y acuerdos de pago que permitan solventar las
deudas.

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