Juicio
Juicio
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás. Allí fue juzgado
ante el Sanedrín. Se presentaron falsos testigos, pero como sus testimonios no coincidían no
fueron aceptados. Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y Jesús
dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras ante lo que consideraba
una blasfemia. Los miembros del Sanedrín escarnecieron cruelmente a Jesús. 41En el
Evangelio de Juan, Jesús fue llevado primero ante Anás, suegro de Caifás, y luego ante este
último. Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que aparece en los
sinópticos.42Pedro, que había seguido a Jesús en secreto tras su detención, se encontraba
oculto entre los sirvientes del sumo sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los
sirvientes, le negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había
profetizado.43
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el procuradorNota 9 romano. Tras
interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a
Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes
de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese crucificado. Pilato se
lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús. 44
Crucifixión
Artículo principal: Crucifixión de Jesús
Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de
espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo:
«Salud, rey de los judíos».45Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta
un lugar llamado Gólgota, que en arameo significa ‘lugar del cráneo’. Le ayudó a llevar la cruz
un hombre llamado Simón de Cirene.
Dieron de beber a Jesús vino con hiel. Él probó pero no quiso tomarlo. Tras crucificarlo, los
soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en
arameo, griego y latín con el motivo de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos», que
a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente ‘Jesús
de Nazaret, rey de los judíos’). Fue crucificado entre dos ladrones. 46
Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: «Elí, Elí, lemá sabactani», que, según el Evangelio
de Mateo y el Evangelio de Marcos, en arameo significa: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me
has abandonado?’.47Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios. 48
También hay diferencia entre los evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron
presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de
Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al «discípulo a
quien amaba» (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del
evangelio no se menciona su nombre).
Sepultura
Artículos principales: Descendimiento de Jesús y Lamentación sobre Cristo muerto.
Resurrección y ascensión
La resurrección de Cristo, por Piero della Francesca (siglo XV).
Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día después
de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias ocasiones. 51En todos ellos, la primera
en descubrir la resurrección de Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y
Lucas) relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús resucitado varían,
sin embargo, según los evangelios:
Véanse también: Búsqueda del Jesús histórico, Historicidad de Jesús y Retratos del Jesús
histórico.
A diferencia de lo que ocurre con otros personajes de la Antigüedad, pero al igual que sucede
con otros muchos, no existen evidencias arqueológicas que permitan verificar la existencia de
Jesús de Nazaret. La explicación principal que se da a este hecho es que Jesús no alcanzó
mientras vivía una relevancia suficiente como para dejar constancia en fuentes arqueológicas,
dado que no fue un importante líder político, sino un sencillo predicador itinerante. 58Si bien los
hallazgos de la arqueología no pueden ser aducidos como prueba de la existencia de Jesús
de Nazaret, sí confirman la historicidad de gran número de personajes, lugares y
acontecimientos descritos en las fuentes.59
Por otro lado, Jesús, como muchos destacados dirigentes religiosos y filósofos de la
Antigüedad,60 no escribió nada, o al menos no hay constancia alguna de que así haya sido.
Todas las fuentes para la investigación histórica de Jesús de Nazaret son, por lo tanto, textos
escritos por otros autores. El más antiguo documento inequívocamente concerniente a Jesús
de NazaretNota 12 es el llamado Papiro P52, que contiene un fragmento del Evangelio de Juan y
que data, según los cálculos más extendidos, del 125 aproximadamente (es decir, casi un
siglo después de la fecha posible de la muerte de Jesús, hacia el año 30).
Papiro P52, Rylands 457.
Si bien los testimonios materiales referentes a la vida de Jesús son muy tardíos, la
investigación filológica ha logrado reconstruir la historia de estos textos con un alto grado de
probabilidad, lo que arroja como conclusión que los primeros textos sobre Jesús (algunas
cartas de Pablo) son posteriores en unos veinte años a la fecha probable de su muerte, y que
las principales fuentes de información acerca de su vida (los evangelios canónicos) se
redactaron en la segunda mitad del siglo I. Existe un amplio consenso acerca de esta
cronología de las fuentes, al igual que es posible datar algunos (muy escasos) testimonios
acerca de Jesús en fuentes no cristianas entre la última década del siglo I y el primer cuarto
del siglo II.
En el estado actual de conocimientos acerca de Jesús de Nazaret, la opinión predominante en
medios académicos es que se trata de un personaje histórico, Nota 3 cuya biografía y mensaje
experimentaron modificaciones por parte de los redactores de las fuentes. 61 Existe, sin
embargo, una minoría de estudiosos que, desde una crítica radical de las fuentes, consideran
probable que Jesús ni siquiera fuese un personaje histórico real, sino una entidad mítica,
similar a otras figuras objeto de culto en la Antigüedad. Nota 3
Fuentes
Artículo principal: Fuentes de la historicidad de Jesús
Son sobre todo las fuentes cristianas, obviamente parciales, las que proporcionan información
sobre Jesús de Nazaret. Los textos cristianos reflejan principalmente la fe de las comunidades
primitivas, y no pueden considerarse, sin más, documentos históricos.
Los textos en los que la crítica actual cree posible hallar información acerca del Jesús histórico
son, principalmente, los tres evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).
Secundariamente, proporcionan también información acerca de Jesús de Nazaret otros
escritos del Nuevo Testamento (el Evangelio de Juan, las epístolas de Pablo de Tarso),
algunos evangelios apócrifos (como el de Tomás y el de Pedro), y otros textos cristianos.
Por otro lado, existen referencias a Jesús en unas pocas obras no cristianas. En algunos
casos se ha puesto en duda su autenticidad (Flavio Josefo), o que se refieran al mismo
personaje cuya vida relatan las fuentes cristianas (Suetonio). Apenas aportan alguna
información, excepto que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Tácito) y que fue
considerado un embaucador por los judíos ortodoxos.
Fuentes cristianas
Son muy numerosos los escritos cristianos de los siglos I y II en los que se encuentran
referencias a Jesús de Nazaret. Sin embargo, solo una pequeña parte de los mismos contiene
información útil acerca de él. Todos ellos reflejan, en primer lugar, la fe de los cristianos de la
época, y solo secundariamente revelan información biográfica sobre Jesús.
Los principales son: