Arte Verbal Como Performance

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ARTE VERBAL Y PERFORMANCE

Richard Bauman

Traducción César Rincón

En este artículo desarrollaremos una concepción del arte verbal como un acto

performático basado en la comprensión del performance como un modo de hablar.

Al construir este marco para un enfoque del arte verbal centrado en el performance

partimos desde el lugar del folclorista, pero hemos extraído conceptos e ideas de

una amplia gama de disciplinas, principalmente de la antropología, la lingüística y la

crítica literaria. Cada una de estas disciplinas tiene su propia perspectiva sobre el

arte verbal y una larga tradición de estudios independientes en su ámbito. Sin

embargo, al menos desde la época de Herder, ha existido también una tradición

integradora de los estudios del arte verbal que se manifiesta en el trabajo de figuras

como Edward Sapir, Roman Jakobson y Dell Hymes, eruditos que han trabajado a

un nivel intelectual más allá de los límites que separan las disciplinas académicas

compartiendo un interés en la dimensión estética de la vida social y cultural en las

comunidades humanas manifestada a través del uso del lenguaje. El presente

artículo se articula en el espíritu de esa tradición integradora.

En una colección reciente de ensayos conceptuales y teóricos sobre el folclore

reunidos para mostrar una gama de nuevas perspectivas en el campo, se enfatizó

en la Introducción que los investigadores compartían una preocupación común por

el performance como principio organizador (Bauman 1972). El término performance


se empleó allí, como lo hicieron varios de los colaboradores de la colección, porque

transmitía un sentido dual de la acción artística –la realización del folclore- y evento

artístico- la situación de la interpretación que involucra al intérprete, la forma de la

expresión, la audiencia y el entorno, los cuales son fundamentales para el desarrollo

del enfoque escénico del folclore. Esta forma de entender el término de

“performance” concordaba bastante bien con el significado convencional del término

y sirvió para reorientar al folclore como un material de comunicación que

caracterizaba al pensamiento de los colaboradores de estos artículos. Los

significados convencionales pueden llevar al academicismo hasta cierto punto antes

de que la falta de rigor conceptual comience a restringir la comprensión analítica en

lugar de promoverla. En vista de la centralidad del performance para la orientación

de un número creciente de folcloristas y antropólogos interesados en el arte verbal

parece oportuno realizar esfuerzos encaminados a expandir el contenido conceptual

del performance folclórico como fenómeno comunicativo, más allá del uso general

que nos ha dado hasta ahora. Ese es el propósito de este ensayo.

Un punto de orientación y terminológico antes de continuar: de acuerdo con las

raíces principalmente sociolingüísticas y antropológicas del enfoque del

performance, los términos "arte verbal" y "literatura oral" proporcionan un mejor

marco de referencia, por lo menos como punto de partida para las ideas que se

propondrán aquí, aún más difuso y problemático es el concepto de "folklore".

El "arte del habla" podría ser incluso más adecuado, en la medida en que este

ensayo se ocupa únicamente de una forma de hablar y sus fenómenos que lo

acompañan, pero el término nunca ha alcanzado vigencia en ninguna de las


disciplinas en las que podría haber tenido un propósito útil: el folclore, la

antropología o lingüística. Se han estudiado muchas cosas bajo el nombre de

folclore, pero el arte verbal siempre ha estado dentro o cerca del centro del uso más

amplio, y ha constituido el principal terreno común entre los folcloristas

antropológicos y los de otras creencias. Por lo tanto, el cambio de "folklore" del

párrafo anterior al "arte verbal" de los que siguen no es sin precedentes ni arbitrario,

pero con suerte servirá para aclarar algo del universo del discurso dentro del cual

las ideas que siguen han sido formuladas. También debemos explicar que se

pretende mucho más que un conveniente reetiquetado de lo que ya se sabe. Los

criterios de la interpretación que se desarrollará en estas páginas no son

simplemente una perspectiva alternativa sobre los géneros familiares de la literatura

oral estudiados durante mucho tiempo por folcloristas y antropólogos. Va más allá

de eso. El performance, como lo concebimos y como nuestros ejemplos

seleccionados ilustran, es un hilo unificador que une los géneros estéticos marcados

y segregados y otras esferas de la conducta verbal en una concepción general

unificada del arte verbal como una forma de hablar. El arte verbal puede comprender

tanto la narración del mito como el discurso que se espera de ciertos miembros de

la sociedad cada vez que abren la boca, y es el performance el que los reúne en

formas específicas y variadas de cultura, caminos que deben ser descubiertos

etnográficamente dentro de cada cultura y comunidad.


LA NATURALEZA DEL PERFORMANCE

Las teorías modernas sobre la naturaleza del arte verbal, ya sea en antropología,

lingüística o literatura tienden abrumadoramente a construirse en términos de usos

especiales o patrones de características formales dentro de los textos. Las

formulaciones generales identifican un "enfoque principal en el mensaje por sí

mismo" (Jakobson 1960: 356; Stankiewicz 1960: 14-15) o una "preocupación por la

forma de expresión, más allá de las necesidades de comunicación" (Bascom 1955:

247) como lo esencia del arte verbal. Otros son más específicos sobre la naturaleza

o las consecuencias de tal enfoque o preocupación, sugiriendo, por ejemplo, que el

eje rector del arte verbal radica en un “uso maximizado de los recursos del lenguaje

de tal manera que este uso atraiga la atención y se percibe como inusual” (Havrgnek

1964: 10). Para algunos lingüistas la idea tiene cierta vigencia de que el arte verbal

"de alguna manera se desvía de las normas que, nosotros como miembros de la

sociedad, hemos aprendido a esperar en el medio utilizado" (Leech 1969: 56; cf.

Stankiewicz 1960: 12; Durbin 1971), mientras que otros de sus colegas señalan la

“multiplicidad de leyes formales agregadas que restringen al poeta la libre elección

de expresiones” (Fénagy 1965: 72; cursiva en el original).

Sin importan cuáles sean sus diferencias de enfoque o énfasis, todas estas

percepciones dan lugar a una concepción del arte verbal centrada en el texto. Es

así que la cualidad artística y estética de un enunciado reside en la forma en que se

utiliza el lenguaje en la construcción del elemento textual. Sin duda puede

considerarse necesario, al menos implícitamente, evaluar el texto en el contexto de

las normas lingüísticas generales, pero es el texto en sí el que sigue siendo la unidad
de análisis y el punto de partida para los proponentes de estos enfoques. Esto, a su

vez, impone graves limitaciones al desarrollo de un marco significativo para la

comprensión del arte verbal como un acto performático, como una clase de

comunicación humana situada en una forma de hablar.

Por supuesto es posible pasar de los textos artísticos, identificados en términos

formales o de otro tipo, al performance simplemente mirando cómo se traducen

dichos textos en a la acción. Pero se trata de avanzar hacia atrás, abordando

fenómenos cuya realidad social primaria reside en su naturaleza de comunicación

oral en términos de los productos textuales abstractos del proceso de comunicación.

Como veremos, los textos literarios orales, aunque pueden cumplir con las medidas

formales del arte verbal, estar registrados con precisión y tener fuertes asociaciones

con la interpretación en sus contextos convencionales, pueden no ser, sin embargo,

producto de un performance, sino de una interpretación de otra forma de

comunicación. ¿Cuántos de los textos de nuestras colecciones representan

registros de resúmenes, currículums o informes de actos performáticos y formas de

manifestaciones escénicas de los informantes en lugar de performance reales? (cf.

Tedlock 1972). Al identificar la naturaleza de la interpretación y distinguirla de otras

formas de hablar tendremos, entre otras cosas, mayor autenticidad de los textos

literarios orales recopilados.

Una concepción del arte verbal centrada en el performance requiere un enfoque a

través del mismo performance. Con ese enfoque el tratamiento formal de las

características lingüísticas es secundario a la naturaleza del performance, per se,

concebida y definida como un modo de comunicación.


Existe una concepción muy antigua del arte verbal como comunicación que se

remonta al menos a Platón cuando insiste en que la literatura es mentira. Esta

noción también se manifiesta en el citado dicho de Sir Philip Sidney, "el poeta nada

afirma" (Ohmann 1971: 5) sostiene que cualquiera que sea el contenido

proposicional de un elemento de arte verbal, su significado es de alguna manera

anulado o inoperante por la naturaleza del enunciado como arte verbal. Una

expresión más reciente de esta concepción se encuentra en los escritos del filósofo

del lenguaje de origen británico J. L. Austin, quien sostiene, “de todas y cada una

de las declaraciones” serán “de una manera peculiar huecas o vacías si las dice un

actor en el escenario. . . o hablado en soliloquio ". Continúa, "el lenguaje en tales

circunstancias se usa de maneras especiales, inteligiblemente, no seriamente, sino

de maneras parasitarias de sus formas de uso normales que caen bajo la doctrina

de oscurecimiento del lenguaje" (Austin 1962: 21-22).

Dejando a un lado la desafortunada sugerencia de que los usos que menciona

Austin ejercen una influencia debilitante sobre el lenguaje, producto de su sesgo

particular, podemos abstraer del pasaje citado la sugerencia de que el performance

representa una transformación de una referencia básica de los usos del lenguaje.

Dicho de otra forma, en este tipo de interpretación artística, hay algo en el

intercambio comunicativo que se le dice al interlocutor “interprete lo que digo en un

sentido especial; no lo tome en el sentido que las palabras transmitirían por sí solas,

tomadas literalmente". Esto puede llevar a la sugerencia adicional de que el

performance establece, o representa, un marco interpretativo dentro del cual deben


entenderse los mensajes que se comunican, y que ese marco es diferente con al

menos otro marco; el literal.

Al emplear el término "marco" no me baso en Austin, sino en las poderosas ideas

de Gregory Bateson y en el trabajo más reciente e igualmente provocativo de Erving

Goffman (1974). Bateson desarrolló por primera vez una sistematización sobre la

noción de marco como un contexto interpretativo definido que proporciona pautas

para discriminar entre órdenes de mensaje (1972 [1956]: 222), en su artículo

fundamental, "Una teoría del juego y la fantasía" (1972 [1951]: 177 -193).

Volveremos a los aspectos de esta teoría y de la de Goffman con más detalle a

continuación.

Pese a que la noción de performance como marco se introdujo anteriormente en

contraste con la comunicación literal en relación con el pensamiento de Austin, debe

quedar claro desde el principio que pueden identificarse muchos otros marcos

similares además de estos dos. Por ejemplo:

-Insinuación; en la que las palabras habladas deben interpretarse como si tuvieran

una relación encubierta e indirecta con el significado del enunciado (cf. Austin 1962:

121).

-Broma; donde las palabras dichas deben interpretarse como si no significaran

seriamente lo que de otro modo podrían significar (cf. Austin 1962: 121).

-Imitación; en la que la forma de hablar debe interpretarse como si estuviera

inspirada en la de otra persona o personaje.


-Traducción; donde las palabras dichas deben interpretarse como el equivalente de

las palabras originalmente en otro idioma o código.

-Citación; en la que las palabras pronunciadas deben interpretarse como las

palabras de otra persona que no sea quien las dice (cf. Weinreich 1966: 162).

Se trata de una lista parcial y no elaborada que ni siquiera muestra adecuadamente,

y mucho menos agota, la gama de posibles marcos interpretativos dentro de los

cuales puede expresarse la comunicación hablada. Cabe señalar, además, que los

marcos enumerados se pueden utilizar en combinación, así como individualmente.

También se debe enfatizar que aunque teóricos como Austin sugieren que de

alguna manera el marco literal tiene prioridad por sobre todos los demás, pero esto

no es necesario para la teoría, pues la podría sesgar como improductiva (Fish 1973).

Dejando de lado la notoria dificultad de definir la literalidad existe una creciente

evidencia de que las expresiones literales no son más frecuentes o "normales" en

la comunicación humana situada que cualquiera de los otros marcos, y de hecho,

en la comunicación hablada no puede existir tal cosa como literalidad desnuda

(Burns 1972; Goffman 1974). Para nuestros propósitos, todo lo que se necesita es

el reconocimiento del performance como un marco distintivo, disponible como un

recurso comunicativo junto con los demás para los hablantes en comunidades

particulares.

Entonces, la primera tarea importante es sugerir ¿qué tipo de marco interpretativo

establece o representa el performance? ¿Cómo se debe interpretar la comunicación

que constituye un acto performático? Lo siguiente representa un intento muy


preliminar de especificar las pautas interpretativas establecidas para un marco de

lo performático.

Fundamentalmente, el performance como un modo de comunicación verbal hablado

consiste en asumir la responsabilidad ante una audiencia por una demostración de

una habilidad comunicativa. Esta competencia se basa en el conocimiento y la

capacidad de hablar de maneras socialmente apropiadas. El acto performático

implica por parte del intérprete la toma de una responsabilidad ante una audiencia

por la forma en que se lleva a cabo la comunicación, más allá de su contenido

referencial. Desde el punto de vista para los espectadores el acto de expresión por

parte del intérprete se dispone como objeto a evaluación por la forma en que se

realiza, por la habilidad y eficacia relativas al performance y su competencia.

Además, a través del disfrute de las cualidades intrínsecas del acto de expresión en

sí, está marcado como una experiencia disponible para mejorar. Por tanto, el

performance despierta una atención especial y una mayor conciencia del acto de

expresión, y da licencia a los espectadores para considerar el acto de expresión y

al ejecutante con especial intensidad.

El performance, concebido de esta forma, es un modo de uso del lenguaje, una

forma de hablar. La implicación de esto para una teoría del arte verbal es la

siguiente: ya no es necesario comenzar con textos ingeniosos, identificados sobre

bases formales independientes y luego inyectados en situaciones de uso para

conceptualizar el arte verbal en términos comunicativos. Más bien, bajo el enfoque

como se está desarrollando aquí el performance se convierte en constitutivo del

dominio del arte verbal como comunicación hablada.

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