01 Feminicidio Final

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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA DE DERECHO

FEMINICIDIO
Presentado para el curso de Derecho Penal II
dirigido por el Dr. Chávez Sánchez, Jaime Elider

 Gallo Ahumada, David  Tullume Huaringa,


Jared Alexandra
 Hinostroza Común,  Vaca Valverde, Jimena
Alonso Nicolas Marrion
INTRODUCCIÓN

Dentro de nuestra sociedad, los problemas más recurrentes vinculados al Derecho Penal

son los de mucha observancia por parte de la población. Es menester del Derecho el

poder buscar un mejor tratamiento a las diferentes problemáticas que se puedan estar

generando, el Feminicidio (Femicidio en otros países) es uno de los temas que más

preocupación causa dentro de nuestra sociedad, el cual durante el transcurso de estos

últimos años ha sido materia de crítica directa por parte no solo de los jurisconsultos

sino de la población misma.

Esta problemática del Feminicidio como tal no solo ha sido de vital análisis dentro de

nuestro Sistema Jurídico sino también que se mantiene como una de las más grandes

incógnitas sin resolver dentro de nuestro orden. Debemos tener en cuenta que esto se ha

visto influido por la falta de doctrina que pueda ofrecer un punto de vista muy dedicado

como para que pueda regular y direccionar la aplicación de justicia como tal en los

sistemas jurídicos ya sea peruano como argentino que es materia de análisis en el

presente trabajo.

El sistema argentino ha sido catalogado por distintos jurisconsultos y la sociedad como

tal como uno de los más estrictos y rígidos dentro de la región de América Latina a la

hora de ejercer el ius puniendi, este sistema ha venido sufriendo cambios en su

estructura y en su aplicación debida del tipo penal señalado dentro del corpus iuris

penale. La principal consecuencia de este problema es que el delito como tal se ha ido

desvirtuando con el paso de los años y la doctrina es muy enfática a la hora de

desvirtuar ante su aplicación en el sistema jurídico.


El feminicidio viene a ser uno de los instintos de naturaleza penal más críticos,

mediante el cual se entiende que se tipifica el homicidio cometido por un hombre hacia

una mujer y como señala la mayoría de los juristas, por el solo hecho de ser mujer y

mediando la violencia de género. El termino es de origen inglés, empleado por primera

vez por Diana Russell en 1976 cuando fue a declarar sobre el crimen contra mujeres,

sustentando que este se daba como una forma más avanzada de violencia sexual.

El Feminicidio dentro de nuestro sistema jurídico peruano ha tenido un avance muy

limitado a la hora de ser estudiado como tal para su correcta aplicación dentro de los

procesos en los que se presume que se ha cometido el ilícito penal regulado dentro del

artículo 108-B del Código Penal. La principal problemática con respecto a este delito

dentro de nuestro orden jurídico es con respecto a lo que consideran los operadores de

justicia a la hora de analizar el tipo penal y emitir las sanciones respectivas o la

anulación del proceso respectivo. Los problemas surgen como tal dentro del tipo

objetivo ya que es aquí donde el desarrollo delimita la dirección que va a adoptar el

operador jurídico a la hora de analizar el tipo.

Dentro del sistema argentino, el cual es uno de los más rigurosos con respecto a su

aplicación, tampoco se ha visto libre de problemas en su aplicación respectiva. Esto

debido a que, a pesar de existir un margen claro para conocer mejor dicho tipo penal, el

mismo aún no ha superado ciertas incongruencias que son las que causan las distintas

opiniones de los jueces y fiscales cuando se pretende aplicar el tipo penal, generando así

más controversia de la que ya se viene gestando. Esto se ve aplicado dentro de los

diferentes movimientos que condenan el feminicidio, sin embargo, lo que aún no se

tiene claro es la debida motivación a la hora de responder la pregunta si la aplicación del

tipo penal de Feminicidio es la correcta dentro del sistema argentino que se caracteriza

por su rigurosidad y el alicaído sistema peruano que desde hace mucho tiempo viene
procurando superar los vacíos que no se han cubierto a la hora de poder realizar el

correcto análisis que tiene como resultado el decidir como tal si se debería o no aplicar

el tipo penal mencionado.

Esta problemática no solo abarca el campo penal como y este caso se ha hecho un

análisis, sino que el inicio de todo esto se da dentro un campo social. Es aquí cuando

vemos la imperante necesidad de poder limitar mejor si aún conocemos o consideramos

estar preparados lo suficiente como para asumir tamañas responsabilidades. Este

problema ha ido arraigando dentro de la costumbre, evidenciando así que la clave inicial

para poder empezar a resolver estos problemas es realizarlos iniciando con un enfoque

social que involucre a todos los actores.

Tras contextualizar mejor lo que ha sido materia de análisis en esta investigación, se

estudiará en primer lugar el feminicidio (capítulo I), su conceptualización, los orígenes

del término, la comparativa con el femicidio y las clases adoptadas por la doctrina. En

un segundo punto veremos un análisis del Delito como tal dentro del sistema jurídico

peruano, su estructura, marco de trabajo de la figura legal respectiva (II), para luego

pasar a analizar de la misma forma al sistema jurídico argentino y poder encontrar

semejanzas y diferencias que nos puedan ayudar a entender mejor la búsqueda de la

resolución de la problemática como tal (III). En el último capítulo (IV), veremos la

aplicación respectiva de este tipo penal en ambos sistemas jurídicos a través de un

análisis que nos brinda un correcto enfoque de ambos sistemas y los errores cometidos

dentro de los sistemas, los mismos que hacen imposible que hasta ahora no se pueda

establecer un mejor trabajo y desarrollo del tipo penal y conclusiones.


I. ASPECTOS GENERALES

1.1 Definición del feminicidio

El feminicidio es descrito como aquella acción por la que se mata a una mujer en una

situación en la que se considera que esta incumple con los estereotipos de género que se

esperan de ella. En palabras de Laporta: “Los feminicidios deben ser comprendidos

dentro del sistema de género sexista, de los estereotipos impuestos a los géneros y de la

distribución injusta del poder entre ellos” (2012, pág. 16).

De esta manera, los feminicidios mantienen y reproducen la discriminación estructural

de las mujeres, perpetuando la desvalorización de lo femenino, pues envían a las

mujeres el mensaje de que, si incumplen con el estereotipo de género que se espera de

ellas, podrían ser las siguientes víctimas. Al respecto, Inchaustegui señala que: “Los

feminicidios tienen lugar cuando ha habido comportamientos de las mujeres que son

considerados como quebrantamientos al orden sexista” (2014, pág. 377)

Por esta razón, los feminicidios expresan a las mujeres los límites que no deben cruzar

y, a los varones, les envían un mensaje de poder, dominio y posesión. Usualmente el

feminicidio ocurre cuando la persona que lo comete ha empleado anteriormente la

violencia para tratar de cambiar la acción o decisión de la mujer y que este encaje dentro

de los estereotipos de género esperados, pero no lo ha logrado.

De lo anterior se colige que: el feminicidio es el crimen contra las mujeres por razones

de género. Es un acto que no responde a una coyuntura ni actores específicos, pues se

desarrolla tanto en tiempos de paz como en tiempos de conflicto armado y las mujeres

víctimas no poseen un perfil único de rango de edad ni de condición socioeconómica.

Sin embargo, existe mayor incidencia de la violencia en mujeres en edad reproductiva.

Los autores de los crímenes tampoco responden a una especificidad ya que estos actos
pueden ser realizados por personas con quienes la víctima mantiene un vínculo afectivo,

amical o social, como por ejemplo familiares, parejas, enamorados, novios,

convivientes, cónyuges, ex convivientes, excónyuges o amigos. También es realizado

por personas conocidas, como vecinos, compañeros de trabajo y de estudio; de igual

forma que por desconocidos para la víctima. Asimismo, puede ser perpetrado de manera

individual o colectiva, e incluso por mafias organizadas.

Por ejemplo, de acuerdo con Motta y Enciso (2018), el factor de mayor prevalencia en

las muertes ocasionadas a mujeres en el año 2017 en el Perú, de conformidad con

estadísticas analizadas del Registro Nacional de Delitos en las Dependencias Policiales,

fueron los celos de la pareja. Ello concuerda con la literatura desde la teoría de género,

que señala como uno de los factores principales asociados a los feminicidios al varón

que se considera cuestionado en su hombría masculina porque presume que su pareja le

está siendo infiel por más que ello no sea así e incluso únicamente piense ello sobre la

base de que su pareja haya empezado a tener más vínculos sociales o porque su pareja

desea terminar con la relación romántica (ONU, 2012, pág. 36).

Estos crímenes sí responden a un clima social y cultural específico, donde aún prevalece

el machismo, entendido como el comportamiento colectivo sostenido en un sistema

social organizado de manera desigual y donde el poder es ejercido por el hombre. Esta

es la razón por la cual se normaliza y tolera la violencia contra la mujer. Lo cual nos

sitúa en un panorama social descompuesto y de severas perturbaciones sociales, pues las

mujeres no están siendo asumidas como semejantes ni como personas sujetas a derechos

y libertades en igualdad de condiciones.

Los feminicidios responden a racionalidades colectivas en donde el rol de la mujer en la

sociedad continúa siendo adscrito al ámbito doméstico, lo femenino ha sido devaluado y

la sexualidad de la mujer es espacio de dominio y lugar del ejercicio del poder


“masculino”. Los feminicidios refuerzan el proceso de discriminación estructural de las

mujeres (ONU, 2012, pág. 35-36).

Por lo tanto, los feminicidios son expresiones de una estructura simbólica colectiva

profunda que se manifiesta en la cotidianeidad de la vida de las mujeres, en el discurso

de los medios de comunicación, en el lenguaje utilizado por muchas autoridades que

atienden casos de violencia, en los argumentos que esgrime el agresor para justificar sus

crímenes y en la poca voluntad política para abordar el problema dentro de las

prioridades del Estado. Usar el término feminicidio para señalar los crímenes a mujeres

por razones de género nos permite evidenciar la magnitud de la violencia contra la

mujer y presentarla como un grave y creciente problema social que urge atender.

Además, nos permite especificar las causas estructurales e históricas a las que

responden este tipo de delitos alejándonos de generalizaciones que tienden a

estereotipar y crear mitos alrededor del comportamiento femenino, devaluándolo y

justificando el crimen tácitamente; pues los autores no son personas con perturbaciones

mentales, sino personas socializadas cuya acción responde no a “emociones violentas”

sino a conductas desarrolladas en un contexto de discriminación y violencia contra la

mujer.

Segato nos dice que: “En algunas ocasiones el feminicidio también puede cometerse

repentinamente e inclusive puede no ser un resultado deliberadamente buscado por la

persona agresora, quien puede haber pretendido actuar con violencia para herir o hacer

sufrir a la mujer”. (2016, pág. 4).

Entonces, cuando se trate de dilucidar si la muerte ocasionada a una mujer se constituye

como un feminicidio, resulta importante examinar la situación en la que se enmarca la

misma. En ese ejercicio, debe tratar de identificarse si existió un estereotipo de género

femenino que podría haberse considerado como incumplido por la mujer o que se le
haya buscado imponer en lugar de aceptar que las mujeres tienen derecho a la libertad y

a la igualdad, y frente al cual la persona agresora habría respondido con violencia.

1.2 Origen del feminicidio

El concepto feminicidio proviene del neologismo femicidio, que se remonta al siglo

XX. De hecho, según la escritora y activista feminista Diana Russell, el término

femicide se utilizó por primera vez en el Reino Unido en 1801 para significar «el

asesinato de una mujer». Sin embargo, el término quedó en desuso hasta los años

setenta del siglo pasado, cuando adquirió relevancia gracias a los movimientos

feministas, que lo reintrodujeron y lo politizaron en un intento de llamar la atención

sobre los efectos nocivos de la desigualdad de género.

Debido al carácter colectivo de los conversatorios de los feminismos radicales de los

años setenta, la definición de femicide fue también colectiva y en las memorias del

tribunal quedó escrito que con el propósito de llenar el concepto de significado, Louise

Merille leyó 17 noticias sobre este tipo de asesinatos que recopiló en películas y en

periódicos de San Francisco; la poeta Pat Parker leyó su poema Womenslaughter el cual

habló del asesinato de su propia hermana a manos de su marido; y una mujer libanesa,

cuyo nombre no aparece en las memorias oficiales del Tribunal, dio dos ejemplos de

cómo familiares (hermanos y tíos) asesinaban a las mujeres en el contexto libanés de la

época. Fue por medio de estos tres testimonios y de las conversaciones que surgieron en

el formato de un diálogo internacional sobre la violencia a las mujeres que el concepto

femicide fue definido por primera vez en la historia.

La responsable de su renacimiento en Estados Unidos fue precisamente Russell, quien,

tras usarlo por primera vez en una declaración escrita en el Tribunal sobre Crímenes

contra la Mujer en 1976, lo definió en 1992 junto con Radford como «el asesinato

misógino de mujeres cometido por hombres» (Russell y Radford, 1992) y, en 2001,


como «el asesinato de personas del sexo femenino por parte de hombres por el hecho de

pertenecer al sexo femenino», utilizando la expresión «personas del sexo femenino» en

lugar de «mujeres» para incluir a las niñas y a los bebés de sexo femenino (Russell,

2008).

La llegada del concepto femicide a América Latina fue muy bienvenida por las

feministas. Al traducirlo al español, el término pasó por una interesante modificación

formal y teórica, cuyo objetivo era una mejor comprensión de la realidad

latinoamericana. La activista feminista, antropóloga e investigadora mexicana Marcela

Lagarde en la década de los ochenta, decidió utilizar el vocablo «feminicidio», en lugar

de traducirlo literalmente al español como «femicidio», para añadir un elemento de

impunidad, de violencia institucional y falta de diligencia en América Latina respecto a

las mujeres.

Marcela Lagarde dice que el feminicidio es “el genocidio contra mujeres y sucede

cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados

contra la integridad, el desarrollo, la salud, las libertades y la vida de las mujeres. El

feminicidio se conforma por el ambiente ideológico y social de machismo y misoginia,

de violencia normalizada contra las mujeres, por ausencias legales y de políticas de

gobierno, lo que genera una convivencia insegura para las mujeres, pone en riesgo la

vida y favorece el conjunto de crímenes que exigimos esclarecer y elimina”.

Los hechos en ciudad Juárez, a partir de 1993 se registra un gran aumento de casos de

asesinatos de mujeres, la mayoría de ellas encontradas con signos de violencia física

como golpes o violaciones. Sin embargo, la reacción de las autoridades locales fue

adjudicar las muertes al accionar de asesinos seriales, motivados por el hecho de que las

víctimas utilizaban minifaldas, salían de baile, eran fáciles o prostitutas. Hay informes

acerca de que la respuesta de las autoridades pertinentes frente a los familiares de las
víctimas osciló entre indiferencia y hostilidad. De hecho, sólo el 20 % de los homicidios

han sido esclarecidos.

Tan tarde como en 1998, y ante el cada vez más marcado incremento de las muertes, la

CNDHM hizo un llamado al Gobierno Federal a esclarecer los crímenes y poner fin a

los mismos, e incluso altos funcionarios como el propio presidente de la República,

Ernesto Zedillo, juntamente con diversos organismos de la ONU, se hicieron eco de

este. Sin embargo, ninguna medida concreta fue tomada para acabar con la impunidad

en Ciudad Juárez y ningún funcionario fue removido de su cargo. La medida más

destacada en tal sentido fue el establecimiento de una Fiscalía Especial en 1998

destinada a investigar los casos, aunque con escasos resultados.

Los hechos en ciudad de Guatemala, entre los años 2000-2004, este país, que viene de

una prolongada guerra civil, sufrió el asesinato de 1501 mujeres en su capital, en su

mayoría jóvenes, mestizas y pobres. Destaca también la crueldad con que estos

asesinatos son perpetrados, diferenciándose los patrones de ejecución por la saña y la

vejación sexual que se aplica cuando las víctimas son de sexo femenino. En estos

crímenes sobresalen la planificación del hecho, la capacidad operativa y el dominio

territorial de sus autores, no sólo para eliminar a la víctima sino también para dejar

mensajes intimidatorios de repercusión social por el interés en mostrar el crimen y la

crueldad con que es ejecutado.

1.3 Evolución del concepto jurídico de feminicidio

Históricamente, las diversas formas de violencia contra las mujeres y las leyes penales

han tenido una relación difícil. Los países latinoamericanos adoptaron las normas civiles

y penales de los Estados conquistadores y, con ellas, todo un sistema jurídico destinado

a asegurar la subordinación de las mujeres. En efecto, al analizar normas hoy ya


derogadas, vemos cómo el Derecho tradicionalmente ha sido la forma a través de la cual

se ha organizado el poder de los hombres sobre las mujeres.

Esto ha ocurrido no sólo a través del Derecho Civil, que en materia de familia fundaba

el matrimonio en la autoridad marital incluyendo el derecho de corrección sobre la

mujer y los hijos y desconocía la plena capacidad de las mujeres casadas; sino también a

través de las normas penales. Basta pensar como ejemplos en el uxoricidio, por el cual

se atenuaba sustancialmente la responsabilidad penal del marido que mataba a la mujer

adúltera, el delito de adulterio como ilícito que sólo podía ser cometido por la mujer (no

por el marido), la extinción de la responsabilidad penal del violador por el posterior

matrimonio con la ofendida, la exigencia de honestidad o buena fama en las víctimas de

ciertos delitos sexuales, etc.

Como vemos, figuras penales en que la mujer puede ser sujeto activo o pasivo del

delito, pero en las que, en cualquier caso, se refuerzan los roles y estereotipos de género

que pesan sobre ella. En la mayor parte de las legislaciones latinoamericanas y en el

mundo este tipo de normas han ido desapareciendo paulatinamente, conforme se ha

avanzado en el reconocimiento de los derechos de las mujeres y la democratización en

general del Derecho Penal.

En una primera época, efectivamente, y coincidiendo con la entrada masiva de mujeres

a los distintos sistemas jurídicos del mundo en la segunda mitad del siglo pasado, se

produce una serie de reformas legales en materia penal tendientes a lograr la efectiva

neutralidad de un Derecho penal que, hasta entonces, era el mero reflejo de un sistema

en que los derechos de las mujeres estaban subordinados a los que tenían los hombres

sobre ellas.

Sin embargo, la eliminación de las normas que expresa o implícitamente conllevaban

una discriminación contra las mujeres, no resultó suficiente para que el sistema penal
efectivamente sancionara los actos que constituyen violencia contra las mujeres, es

decir, la violencia que las afecta por razones de género.

Posteriormente, se puede identificar una segunda etapa, en que comienza a ser abordada

por los sistemas jurídicos una de las formas más generalizadas de violencia contra las

mujeres: aquella que ocurre en las relaciones íntimas o de familia. Surgen entonces en la

mayor parte del mundo, y también en los países latinoamericanos, leyes especiales para

abordar esta forma de violencia, ya sea desde la vía civil o penal, aunque inicialmente

prefiriéndose la primera.

Sin embargo, se trata de leyes que, al igual que en la primera fase, son adoptadas sobre

una base de neutralidad de género y, por lo tanto, no son leyes dirigidas a sancionar la

violencia contra las mujeres, sino a la violencia familiar o intrafamiliar, de modo que

sus víctimas pueden ser tanto hombre como mujeres, aunque en la gran mayoría de los

casos lo sean estas últimas.

A partir de la década de los años noventa confirman la gravedad de las consecuencias de

la violencia contra las mujeres, incluso de aquella aparentemente más leve, lo que se

suma a la masividad de que dan cuenta las primeras encuestas en diversos países y las

denuncias que cada año se reciben por esta materia. Además, las críticas relativas a la

falta de gravedad de las conductas no pueden ser, por supuesto, sostenidas cuando se

trata de la penalización del feminicidio o femicidio, crímenes respecto de los cuales la

discusión pasa por otros aspectos.

Se produce entonces la progresiva penalización especial de figuras que previamente

eran consideradas meras faltas o infracciones que no revestían carácter penal. Se

establece así la figura de malos tratos, maltrato habitual o violencia doméstica en

diversas legislaciones penales. Las legislaciones sueca y española son precedentes en


cuanto a la sexualización de los tipos penales de la tipificación de figuras como el

feminicidio o femicidio.

a) El derecho penal frente a los derechos de las mujeres

Según Toledo: “A partir de la segunda mitad del siglo XX, se produjo una etapa

intensa de reconocimiento de los derechos de las mujeres frente a las distintas

formas de discriminación y violencia” (2014, p. 142). De esta manera, el

derecho transcurrió por diversas etapas de reformas legales orientadas a la

prevención y sanción de la violencia en contra de las mujeres. En estas etapas el

derecho penal sufrió diversas transformaciones. Toledo clasifica las reformas

penales en materia de reconocimiento de los derechos de las mujeres de la

siguiente manera: reformas legales orientadas a hacer efectiva la neutralidad de

tipos penales, a través de la eliminación de delitos como los que castigaban la

infidelidad cuando era cometida por mujeres; reformas legales dirigidas a

sancionar ciertas conductas de violencia en la esfera privada y planteadas como

normas neutras, como es el caso del parricidio; y las reformas legales que buscan

sancionar ciertas formas de violencia contras las mujeres y que abandonan la

neutralidad formal de los tipos penales, al colocar como sujeto pasivo a las

mujeres (2014, p. 142).

En esta línea, se identifica dos factores de la realidad latinoamericana que le

dieron fuerza al discurso en contra de la neutralidad del derecho penal: la

situación de violencia extrema en algunos países de la región; y la jurisprudencia

del sistema interamericano de derechos, especialmente a partir de la Convención

Belém do Pará y del caso conocido como Campo Algodonero.

b) Tipificación del delito de feminicidio en el derecho comparado


El primer antecedente de la regulación del delito de feminicidio sucedió en el

Estado de Chihuahua, en México, a través de la sanción diferenciada de los

homicidios de mujeres en 2003 y la inclusión de esta agravante en el Código

Penal del 2006. Esta modificación legal se produjo luego de las diversas

denuncias y recomendaciones de organismos internacionales por los graves

casos de asesinatos de mujeres ocurridos en Ciudad Juárez.

Sin embargo, fueron Costa Rica y Guatemala quienes en 2007 y 2008,

respectivamente, se convirtieron en los primeros países en incluir el feminicidio

como tipo penal de alcance nacional.

En la actualidad, son 17 los países de la región que mantienen legislaciones

sobre la materia. En este sentido, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica,

Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú,

República Dominicana, Uruguay y Venezuela tipifican el feminicidio.

Es preciso señalar que, para algunas legislaciones, el delito de feminicidio puede

producirse sin fundamentarse en la subordinación de género es decir en la

condición expresada en el uso de elementos del tipo como motivos de género o

por su condición de mujer. Este último es el caso de países con legislaciones

restringidas, pero también de casos como el de Bolivia, cuya Ley integral para

garantizar a las mujeres una vida libre de violencia del 2013 incluye una serie de

contextos típicos en el feminicidio, pero no exige el elemento de subordinación

de género. Este tipo de legislaciones es cuestionable, porque permite la

incorporación de supuestos de muertes ocasionadas a mujeres que no

constituyen violencia basada en género.

II. EL DELITO DE FEMINICIDIO EN EL PERÚ


2.1 ¿Feminicidio o Femicidio?

El veloz avance que ha tenido en el siglo XXI el Derecho Internacional Público y dentro

de este, el particular desarrollo del Derecho Internacional de los Derechos Humanos ha

llevado a los distintos sistemas jurídicos a prestar considerable atención a la violencia

contra la mujer. Los mecanismos impuestos por los diferentes Estados del mundo, que

adolecen de un elevado porcentaje de violencia contra la mujer, han sido diversos.

A pesar de ello la mayoría de las políticas públicas de los países de Latinoamérica han

incidido en la opción del castigo y de la prevención – tanto primaria y secundaria –

mediante el uso del Derecho Penal.

Lo acotado no prescinde un contexto de problemáticas inmersas dentro del mismo tipo

penal conocido como feminicidio en el país de Perú – por obra de su regulación en el

Código Penal en el Art. 108-B – este término es un neologismo anglosajón “femicide”

que al ser traducido al idioma castellano origina múltiples problemáticas que han

derivado a múltiples teorizaciones sobre el mismo. Las ideas más acertadas conllevan a

que de este término ingles se derivan dos acepciones en español: femicidio o

feminicidio. Incluso cada una de estas terminaciones posee sus propias

particularidades que no son a semejables mutuamente.

Debido a que el Perú, como parte del sistema jurídico greco – romano o también

denominado civil law, no es ajeno a las problemáticas terminológicas que trae consigo

el Art. 108-B de nuestro Código Penal, nace, por ende, la justificada intención de

explicar la disyuntiva que trae consigo el femicidio y el feminicidio. En este parte de

nuestra investigación se desarrollará cuál de ambos términos es el que recoge

propiamente el Código Penal Peruano y cuáles fueron las razones para elegir desarrollar

uno de ellos.
No podemos plantearnos conocer el tipo penal objetivo del delito de Feminicidio sin

antes conocer cuál fue el origen de este delito especial. Dentro de este proceso de

avances en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, la Convención de

Belém do Pará es uno de los mecanismos jurídicos internacionales más importante en

materia de violencia contra la mujer debido a que reconoce expresamente el problema a

nivel de la comunidad internacional de la violencia contra este género especifico, así

como impone obligaciones a los estados parte de esta convención.

Art. 7. inciso C: “Los Estados parte condenan todas las formas de violencia

contra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropiados y sin

dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha

violencia (…) c) Incluir en su legislación interna normas penales, civiles y

administrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias para

prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las

medidas administrativas que sea del caso”. (Convención Interamericana para

prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención de

Belém do Pará”, 1994)

Además, siguiendo con el origen de la lucha contra la violencia de la mujer en el

Derecho Internacional podemos mencionar lo enfatizado por Toledo Vázquez (2014):

“En la Recomendación N° 5 de la MESECVI1 del año 2008, se recomienda a los

Estados a eliminar toda norma sobre el problema de la violencia contra las mujeres que

sea genéricamente neutra” (p. 335).

Dentro de estas regulaciones internacionales es donde entra a tallar el término inglés de

femicide que al ser traducida a nuestro idioma ofrece dos acepciones. Pese a los

1 Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer


cuestionamientos que tiene la regulación del delito de feminicidio. 2 Cabe preguntarse

cuál es la definición de este, si es igual o diferente del término femicidio y sobre todo

cuál es la definición que recoge el código penal peruano en su artículo 108-B.

El término femicide apareció por primera vez en la literatura en A Satirical View of

London (Inglaterra, 1801) para denominar el asesinato de una mujer. En 1974 fue

utilizado por la escritora americana Carol Orlok.

Debe señalarse que el término femicide fue desarrollado principalmente dentro de los

enfoques sociológicos y antropológicos. Además, la primera persona en utilizar ese

término para referirse única y directamente a la violencia contra la mujer fue

Diana Russell en su exposición frente al Tribunal Internacional de Crímenes contra

Mujeres en 1976 en Bruselas.

Se observa que mediante esta utilización del término anglosajón se procedió a darle una

conceptualización por parte de la misma Diana Russel y su compañera Jane Caputi en

un artículo de la revista Ms.

En 1990 en la revista Ms, a través de un artículo intitulado Speaking the

Unspeakable, que publicaron Diana Russel y Jane Caputi dieron a conocer el

término femicide, que lo califican como “es el asesinato de mujeres realizado

por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de

las mujeres”. En 1992 Diana Russell y Jill Radford sintetizar

2 Desde la instauración del delito de feminicidio dentro del Art. 108-B del Código Penal peruano,
este ha estado sujeto a latentes cuestionamientos que tienen su origen en la pregunta siguiente:
¿Es realmente necesario una regulación del delito feminicidio? Teniendo en cuenta a
Pérez Ruiz (2014) La respuesta a la interrogante planteada es un No, que tiene como argumento dos
hipótesis: La primera de ellas, es que atribuyen que los problemas de violencia contra la mujer con
subsecuencia de muerte pueden subsumirse a los tipos penales que se encuentran establecidos en el
Código Penal. La segunda se puede ver expresada empleando palabras de Hugo Vizcardo (2013):
“La segunda hipótesis es que con la regulación del delito de feminicidio se ha vulnerado el principio
de culpabilidad y de mínima intervención, así como el de subsidiariedad y ultima ratio” (p. 101 –
123).
el término femicide como el “asesinato de mujeres cometido por hombres”.

(Pérez Ruiz, D., 2014, p. 2014).

Como podemos notar hasta este punto el origen real del término en cuestión tuvo una

implicancia netamente antropológica y sociológica siendo de estas ciencias tomada por

el Derecho para su regulación en los conflictos sociales.

La antropóloga Lagarde indicaba que en castellano femicidio es una voz análoga a

homicidio y sólo significa homicidio de mujeres. Por eso, para diferenciarlo, Lagarde

prefería la voz feminicidio y denominar así al conjunto de violaciones a los derechos

humanos de las mujeres que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres y

que, estos fuesen identificados como crímenes de lesa humanidad.

Este análisis que comprende la diferenciación en los criterios conceptuales entre los

términos femicidio y feminicidio se deja más claro con la obra de Pastslí Toledo

Vásquez el cual argumenta que:

La diferencia entre estas expresiones es que el femicidio, ha sido definido

como la muerte violenta de mujeres por el hecho de ser tales o asesinato de

mujeres por razones asociadas a su género. La expresión muerte violenta

enfatiza la violencia como determinantes de la muerte (…) Respecto al

concepto de feminicidio existen también diversas aproximaciones, esta

expresión surge a parte de la insuficiencia que tendría la voz femicidio para dar

cuenta de dos elementos: la misoginia (odio a las mujeres) y la responsabilidad

estatal de favorecer la impunidad de estos. Además, el concepto de feminicidio

presenta una mayor amplitud al concepto de femicidio que no necesariamente

conducen a la muerte de una mujer (Toledo Vásquez, P., 2009, p. 25).


Por otro lado, la Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha pronunciado en el

Caso Gonzáles y otras (Campo Algodonero) vs. México, de fecha 16 de noviembre de

2009, en la que expresamente se reconoce la existencia del delito de feminicidio y la

define como: “para los efectos del caso se utilizará la expresión homicidio por razones

de género, también conocida como feminicidio”.

En habidas cuentas, la definición recogida en el Código Penal peruano es propia en su

género debido a la terminología de feminicidio expresada dentro del Art. 108-B, por lo

no se acoge en estricto a los términos ni de feminicidio ni de femicidio esbozada por

Diana Russell, Marcela Lagarde o lo que ha sostenido la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, sino más bien, el legislador ha extraído ciertas partes, creando una

configuración penal, que lejos de garantizar la debida protección contra la violencia

hacia la mujer ha creído oportuno , por ejemplo, colocar la expresión “el que mata a una

mujer por la condición de tal”, generando, por la amplitud de la expresión, una

imprecisión normativa y una ambigüedad que no colabora con la seguridad jurídica de

este grupo históricamente vulnerado.

2.2. Tipo objetivo

El delito de feminicidio se encuentra estipulado dentro del Título I, Delitos contra la

vida el cuerpo y la salud. Específicamente en el artículo 108-B de nuestro Código Penal

vigente. Sin embargo, gracias a la doctrina podemos determinar que el delito de

feminicidio ha pasado por una tipificación evolutiva que ha sufrido cambios en su

estructura jurídica a través de los años y las distintas leyes que buscaron regular este

delito. En primer lugar, habría que detallar que tal y como lo manifiesta Prado

Saldarriaga (2017) el delito de feminicidio se encuentra dentro del género de homicidio

doloso en particular dentro del tipo de homicidios agravados.


Se trata de un tipo de homicidio calificado que responde al objetivo político

criminal internacional de sobre criminalizar todo acto de violencia de género

contra la mujer. (…) La ley regula para este homicidio calificado un nutrido

sistema de agravantes específicas que ha sido ampliado por el decreto

legislativo 1323 (Prado Saldarriaga, 2017, p. 34).

Extraído de: Derecho Penal Parte Especial: los delitos del autor Prado Saldarriaga, V.

2017, p.32

La inclusión de esta figura jurídica, relativamente reciente, data del año 2011 cuando

por medio del Proyecto de Ley N° 537/2011-PE ingresado por el Congreso de la

República el 23 de noviembre del mismo año se aprueba la tan controvertida Ley N°

29819. A pesar de esto, a diferencia de cómo podemos estudiar el tipo

penal del feminicidio actualmente es decir de manera independiente, mediante esta ley

la figura del feminicidio ingresa como parte del último párrafo del ya existente artículo

107 del Código Penal.3

3 Según los motivos de la Ley 29819, "los homicidios de mujeres en el ámbito de las relaciones de
pareja o expareja son homicidios por razones de género pues (...) las víctimas de estos homicidios
son las mujeres en mucho mayor proporción que los hombres". En la exposición de motivos del
El último párrafo del artículo 107 del Código Penal, luego de la modificación

introducida por la Ley N.º 29819 de diciembre de 2011, prescribe que: "si la

víctima del delito de parricidio es o ha sido la cónyuge o la conviviente del

autor, o estuvo ligada a él por una relación análoga, el delito tendrá el nombre

de feminicidio (Salinas Siccha, 2013, p. 32).

A pesar de lo mencionado, años después mediante un modificatoria, el último párrafo

del Art. 107 se independiza y se magnifica como un tipo penal propio, el cual

actualmente podemos analizar dentro el Art. 108-B como un tipo de homicidio doloso

llamado el delito de Feminicidio.

Artículo 108-B.- Feminicidio: “Será reprimido con pena privativa de libertad no menor

de veinte  años el que mata a una mujer por su condición de tal”

Teniendo en cuenta a Villavicencio Terreros (2014) manifiesta que: “El legislador penal

tipifica el feminicidio a través de un tipo penal especial con respecto a las diferentes

figuras de los delitos de homicidios.” (p.193).

De lo dicho se puede colegir entonces que se trata de un tipo penal especial en ciertas

ocasiones esto quiere decir que el sujeto activo no puede ser cualquier persona, sino

aquel exigido por el tipo, para este tipo penal en específico se puede mencionar al

cónyuge o conviviente. No obstante, en otras ocasiones será un tipo penal común que

puede ser cometido por cualquier persona.

Con respecto al sujeto activo y desde la posición de Salinas Siccha (2012) se expresa

que: “La figura anterior del feminicidio también se presentaba en las relaciones

análogas a la convivencia, la que incluso alcanzaba a las novias, exnovias, enamoradas,

amigas íntimas, examigas intimas, etc.” (p.76).

Proyecto de Ley N° 537 /2011-PE, ingresado al Congreso de la República el 23 de noviembre de


2011.
Pero con base en Villavicencio Terreros (2014) y con una base doctrinal más reciente

nos aclara que: “En la redacción vigente, ha desaparecido esta exigencia, pues el tipo

penal se centra en establecer determinados contextos en que la muerte de una mujer se

presente por el solo hecho de ser tal. (p. 194).

El autor del delito es decir el sujeto activo es aquel proyecta su actuar homicida con una

actitud misógina de odio, desprecio y discriminación que se materializa en un conjunto

de contextos negativos que comprenden las situaciones de violencia familiar, acoso

sexual, abuso de poder, entre otras.

De allí, que se tiene que el sujeto pasivo es decir la víctima es una mujer a quien el

agente ocasiona la muerte por su sola condición de fémina y por la que expresa un

magnánimo rechazo.

El feminicidio es definido como el crimen contra las mujeres por razones de

género. Es un acto que no responde a una coyuntura específica, pues se

desarrolla tanto en tiempos de paz como en tiempos de conflicto armado y las

mujeres víctimas no poseen un perfil único de rango de edad ni de condición

socioeconómica (Salinas Siccha, 2013, p.32).

Se debe señalar una crítica constante que se le hace a la tipificación anterior – cuando el

delito de feminicidio aún se encontraba dentro del artículo 107 del Código Penal – el

argumento principal de este problema de tipificación radica en que la clasificación

anterior del delito de feminicidio adolecía de una técnica de concreción de la acción

típica. En otras palabras, no se introdujo ningún elemento que provoque una motivación

para que el sujeto activo cometa el ilícito penal. No se indicaba el móvil o también

llamada intención o voluntad del homicida. Por todo lo contrario la nueva tipificación se

destaca por poseer un numerus clausus de los contextos en que se puede presentar el

delito estipulados en la misma norma.


Con relación a lo mencionado, el verbo rector de este tipo penal, es decir “el que mata”

está sujeto a cuatro contextos que forman una entramada norma jurídica que colabora a

su complejidad.

1. Violencia familiar.

2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual.

3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le

confiera autoridad al agente.

4.  Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de

que exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el

agente.

En efecto se puede apreciar un elemento básico en este delito eso es, que se

cause la muerte de una mujer por su condición de tal y otro elemento

contextual es basado en el abuso o poder del sujeto activo sobre

la victima (Villavicencio Terreros, 2014, p. 195).

Dentro del contexto primero, violencia familiar, se hace referencia a los actos violentos

por medio del uso de la fuerza física, el acoso o la intimidación que se ven producidos

dentro de la comunidad conyugal, es decir la familia de la que forma parte tanto el

sujeto activo – agresor – como el sujeto pasivo – victima – para que se configure este

tipo penal se tiene que cumplir el presupuesto necesario de que la agresión o maltrato

físico o psicológica sean los que imperativamente den como consecuencia la muerte de

la fémina.

El segundo contexto sobre la coacción, hostigamiento o acoso sexual se comprende

como actos amenazantes o en todo caso perturbadores de alta connotación sexual que
debe darse de forma persistente y continua en el tiempo ya sea en un ambiente laboral o

en el propio hogar de la víctima.

El abuso de poder, confianza de cualquier otra posición o relación que le confiera

autoridad al agente prevé que deba haber, para que se cumpla este presupuesto una

relación de naturaleza laboral, familiar o de cualquier otra índole entre el sujeto activo y

pasivo. Por último, el agresor tenga una relación de superposición sobre la víctima es

decir una relación de poder sobre la mujer.

Para finalizar, el contexto sobre cualquier forma de discriminación de la mujer es

determinado por una gama de actos segregadores hacia el género femenino, los cuales

podrían ser aquellas basadas en: el origen étnico, sexo, discapacidad, condición social o

económica, condición de salud, embarazo, religión, preferencias sexuales, entre muchas

otras. Todos estos tienen un carácter en con un que es la negativa al reconocimiento o el

ejercicio de los derechos y la igualdad de oportunidades hacia las mujeres.

La pena privativa de libertad será no menor de treinta años cuando concurra

cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:

1. Si la víctima era menor de edad o adulta mayor.

2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación.

3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente.

4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de

mutilación.

5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima tiene cualquier tipo de

discapacidad.
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas o cualquier tipo de

explotación humana.

7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes

establecidas en el artículo 108.

8. Si, en el momento de cometerse el delito, estuviera presente cualquier niña,

niño o adolescente.

9. Si el agente actúa en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la

sangre en proporción mayor de 0.25 gramos-litro, o bajo efecto de drogas

tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas.

La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias

agravantes.

Así mismo este tipo penal regula para este homicidio calificado una pila de sistemas de

agravantes específicas que ha sido ampliado por el Decreto Legislativo 1323. Entre ellas

se destaca el que la acción homicida del autor del delito se realice sabiendo que será

presenciada por los hijos de la víctima o por menores y adolescentes al cuidado de esta.

2.2.1. Bien Jurídico Protegido

Ha sabidas cuentas el delito de feminicidio estipulado en el Art. 108-B está en función a

proteger el bien jurídico que es la “vida” únicamente cuando el móvil o la intención del

homicida haya sido en primera instancia la discriminación a la mujer o el abuso de

poder sobre ella, que como ya lo hemos enfatizado, puede ser dentro de un contexto

laboral o familiar.4

4 La doctrina a partir de la independencia del tipo de feminicidio a un artículo propio es unánime al


afirmar que el género no se reduce, desde la perspectiva de la norma penal vigente, a que el
feminicidio guarde cierta cercanía con la figura del parricidio impropio.
2.3. Tipos de Feminicidio

Existen distintos tipos de feminicidio, sin embargo, los juristas coinciden en una

clasificación básica general donde el delito de feminicidio puede ser de dos clases en

primer lugar existe un feminicidio íntimo, en segundo lugar, un feminicidio no íntimo y

por último un feminicidio por conexión.

De lo expuesto se evidencia que la categoría jurídica de feminicidio abarca

muchos supuestos al punto que se habla de tipos o clases de feminicidio. Así

tenemos, el íntimo que se produce cuando la víctima tiene o tenía una relación

íntima, familiar, de convivencia o afines actual o pasada con el homicida; se

incluyen los casos de muerte de mujeres a manos de un miembro de la familia,

como el padre, padrastro, hermano o primo. El feminicidio no íntimo que se da

cuando la víctima no tiene o no tenía algún tipo de relación de pareja o familiar

con el agresor; y, el feminicidio por conexión se produce cuando la mujer

muere en la "línea de fuego" de un hombre que pretendía dar muerte o lesionar

a otra mujer (Salinas Siccha, 2013, p. 33).

Por otro lado, Bermúdez Tapia (2012) expresa que: “El feminicidio íntimo es aquel

cometido por varones con quien la víctima ha tenido una relación afectiva. A diferencia

del feminicidio no íntimo donde no se presupone la relación íntima de por medio ni

tampoco la relación familiar, convivencial o alguna otra. Y por último el feminicidio

por conexión las víctimas son asesinadas por acción indirecta” (p. 244).
III. EL DELITO DE FEMINICIDIO EN ARGENTINA

3.1 Incorporación de la figura del feminicidio: Ley 26.791

Como es de conocimiento público, el Congreso de la Nación de Argentina tiene la

facultad de realizar modificaciones a los artículos estipulados en el Código Penal,

habiendo varias reuniones para poder criminalizar de modo agravado ciertos homicidios

especialmente relacionados con el fenómeno de la violencia de género, estos son muy

recurrente en los países de América Latina los cuales han promovido importantes

reformas en sus legislaciones, siendo así el país de Argentina, en la cual El Senado y

Cámara de Diputados de la Nación de Argentina reunidos en la sala de sesiones del

congreso, buenos aires, el día catorce de noviembre del año dos mil doce, amplían la

figura del homicidios calificado y se tipifica la figura del feminicidio. La introducción

de una serie de modificaciones en los incisos 1°, 4°, 11° y 12° del artículo 80 del

Código Penal:

ARTÍCULO 1° — Sustitúyase los incisos 1º y 4° del artículo 80 del Código Penal

que quedarán redactados de la siguiente forma: Artículo 80: Se impondrá reclusión

o prisión perpetuas, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52, al que matare:

1°. A su ascendiente, descendiente, cónyuge, excónyuge, o a la persona con quien

mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia. 4°. Por

placer, codicia, odio racial, religioso, de género o la orientación sexual, identidad

de género o su expresión.

ARTÍCULO 2° — Incorporase como incisos 11 y 12 del artículo 80 del Código

Penal los siguientes textos: 11. A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un

hombre y mediare violencia de género. 12. Con el propósito de causar sufrimiento a

una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación en los términos del

inciso 1°.
ARTÍCULO 3° — Sustituyese el artículo 80 in fine del Código Penal, el cual

quedará redactado de la siguiente manera: Cuando en el caso del inciso 1° de este

artículo, mediaren circunstancias extraordinarias de atenuación, el juez podrá

aplicar prisión o reclusión de ocho (8) a veinticinco (25) años. Esto no será

aplicable a quien anteriormente hubiera realizado actos de violencia contra la mujer

víctima.

En el inciso 1° se amplía la aplicación del homicidio agravado por el vínculo, la

modificación realizada se encuentra que anteriormente solo se incluía a la pareja casada,

ahora con esto se le incluye a todos los vínculos de pareja, vigentes o concluidos,

convivientes o no convivientes

En el inciso 4° recurre a la ampliación de grupos especialmente los que han sido

violentados por cuestiones de género y orientación sexual (gay, lesbianas, bisexuales,

travestis, transexuales, transgéneros, LBTI)

Asimismo, el tema del feminicidio no está tan desligado de la violencia de género que

vivimos actualmente, la modificación en los incisos 11° y 12°, menciona este tema

como una palabra clave para determinar el feminicidio:

En el inciso 11° se incorpora como figura agravada del homicidio al Feminicidio. La

definición que incurre a este tipo es la diferencia entre los sujetos que actúan en el

delito, es decir, se trata de un delito propio que solo puede ser cometido por un hombre

contra una mujer. Además, se incluye a la violencia de género como un elemento clave

para que ocurra el delito.

En el inciso 12° tipifica el llamado “femicidio vinculado”. Su inclusión pretende abarcar

la muerte perpetrada por un feminicida para castigar o destruir psíquicamente a una

mujer sobre la cual ejerce la dominación.


3.2 Tipo Objetivo

El tipo objetivo consiste en “matar” a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un

hombre y mediare violencia de género, esto se encuentra en el Art 80 del Libro

Segundo, Título I, Delitos contra las personas, Código Penal. Podemos analizar en el

inciso 11° y 12° que existe una gran amplitud e indeterminación en la configuración de

los tipos penales.

La definición de feminicidio se torna como una forma extrema de violencia contra las

mujeres que llega a la muerte de esta, por su condición de tal. Es decir, no se trata de un

homicidio de cualquier mujer, si no de una mujer por el hecho de serlo, es que se

comete este delito.

… la muerte de una mujer en un contexto de género, por su pertenencia al

género femenino (Buompadre. 2013. p. 128)

Diferentes autores argentinos, llegan a diversas definiciones, pero todos provenientes de

un contexto de violencia de género culminando en el asesinato.

Es la muerte dolosamente causada por un hombre a una mujer, mediando

violencia de género (Arocena y Cesano, 2013, p 83)

Boumpadre nos menciona y hace una gran interrogante sobre la ley 26.743 , ley

derogada pero que significó y sienta las bases para un gran cambio, es por esto que

ahora Argentina es considerada como uno de los países más desarrollados en cuento a

leyes sobre la identidad de género y orientación sexual, con respecto a la identidad de

género vinculada al feminicidio en los que la víctima solo puede ser una persona

femenina, “¿Qué ocurrirá cuando la persona muerta es mujer en los papeles pero en

relación a sus atributos morfológicos (genitales externos), pertenece al sexo masculino?,

¿habrá delito de feminicidio o simplemente homicidio?”(p.29) Seguramente como


también concluye el autor los legisladores no tomaron en cuenta ciertos puntos, es decir,

si se encuentran un caso como este, la víctima no sería mujer en sentido biológico y

tampoco en sentido normativo, al ocurrir este delito, los legisladores considerarían que

no sería parte de la figura del feminicidio.

Concluyendo con las definiciones, el asesinato de mujeres es un problema que inicia

desde la violencia de género, en la legislación Argentina tiene un soporte legal en la ley

24.417 de protección contra la violencia familiar, y 26.485, de protección integral para

prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra la mujer en los ámbitos

interpersonales, y para incluir el aspecto internacional, está la Convención

Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar La Violencia contra la

mujer( “Convención de Belém do Pará”, de 1994, ratificada por Argentina mediante la

ley 24.632)

3.3.1 Bien Jurídico Protegido

El bien jurídico protegido sigue siendo como los delitos que se vinculan al Feminicidio,

la vida humana, siendo específicos y que corresponde para poder hacer la diferenciación

es la vida humana de la mujer víctima. Es entonces que se tiene que dar bajo el contexto

y los presupuestos de subordinación o la relación desigual de poder y la discriminación,

todo por parte del hombre.

3.4 Tipo Subjetivo

En la tipicidad Subjetiva encontramos el dolo y la culpa, en la cual para considerar un

feminicidio ha tenido que ser doloso ya que se tiene el conocimiento y la voluntad del

hombre o autor que conduce al delito. Añadiendo a esto “se realizan las circunstancias

del tipo objetivo, es decir que el agente sepa que mata a una mujer en un contexto de

violencia de género, y que quiera hacerlo”. (Arocena y Cesano, 2013).


Si el dolo es eventual, para poder relacionarlo con el feminicidio, basta que la condición

de la víctima sea femenina, para que pueda ser parte de esta figura, ya que la violencia

de género, en este caso, no es un elemento subjetivo distinto al dolo, si no que el

causante de la muerte haya tenido una víctima femenina sabiendo y queriendo realizar

el acto, regresando al tipo objetivo, seguimos mencionando una violencia de género

indiscutible.5

3.5 Tipos de Feminicidio

El femicidio se categoriza conforme a la relación de la mujer asesinada con el fenecida

y permiten comprender más rigurosamente el fenómeno. Las categorías de Femicidio

según Ana Carcedo son:

∙ Femicidio íntimo o vincular: Es el asesinato cometido por un hombre con quién la

víctima tenía o había tenido una relación o vinculo intimo: marido, exmarido, novio,

exnovio incluso el amante.

∙ Femicidio no íntimo: Aquel asesinato cometido por un hombre desconocido con quien

la víctima no tenía ningún tipo de relación: agresión sexual que culmina en asesinato de

una mujer a manos de un extraño.

∙ Femicidio por conexión: Este asesinato ocurre cuando el hombre intenta matar a otra

mujer, pero esta por estar en “la línea de fuego” muere. Puede tratarse de una amiga,

una parienta de la víctima, madre, hija u otra; o una mujer extraña que se encontraba en

el mismo escenario donde el victimario atacó a la víctima.

IV. APLICACIÓN DEL DELITO DE FEMINICIDIO DENTRO DE LOS

ÓRDENES JURÍDICOS PERUANO-ARGENTINO

4.1 Rigidez de la legislación argentina y su aplicación ineficiente

5 “…la figura no requiere de ningún elemento subjetivo especial que no sea distinto al dolo” Buompadre
(Violencia de género, feminicidio y Derecho Penal. Los nuevos delitos de género, p 164)
Para poder entender a cabalidad la legislación argentina con respecto al feminicidio

(“femicidio” en el sistema jurídico argentino) debemos nombrar que de forma

preliminar esta legislación es conocida como una de las más duras en toda la región

latinoamericana, esta fue hecha con la finalidad de castigar severamente dicho crimen,

sin embargo, durante los últimos años se ha venido generando mucho debate con

respecto a la APLICACIÓN INEFICIENTE de la misma dentro de la justicia argentina.

Las estadísticas dentro de los últimos años han sido un claro reflejo de que tiene lugar la

ineficiente aplicación de la sanción penal respectiva cuando se comete este delito, antes

debemos entender que nos dice el código penal argentino con respecto al femicidio:

Artículo 80. - Se impondrá reclusión o prisión perpetuas, pudiendo aplicarse lo

dispuesto en el artículo 52, al que matare:

11. A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia

de género. (inciso incorporado por art. 2° de la  Ley N°26.791 B.O. 14/12/2012)

Podemos entender que a pesar de la claridad que nos muestra el código penal argentino

pues las estadísticas contradicen la realidad y el crecimiento continuo de más casos en la

sociedad argentina hace que se ponga en tela de juicio su correcta aplicación. Si bien la

ley 26485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra

las mujeres dispuso la creación de diversos organismos que ayuden a combatir el

crecimiento de la tasa de femicidios anual dentro de la Argentina. Para el año 2013 se

publicó el informe “Por ellas... 5 años de informes de Femicidios en Argentina”, el cual

es una clara muestra de lo que se viene hablando hasta la actualidad, la gráfica si bien

muestra los números aproximados hasta el año 2014 pero estos han venido

incrementándose (Cantidad de femicidios y cantidad de femicidios vinculados6).

6 Femicidio Vinculado-. Figura legal que permite visibilizar otras muertes asociadas a la violencia por
razones de género. Dentro del sistema jurídico argentino es un hecho que se comete para ejercer poder
sobre una mujer. (Tipificado en el Art. 80 del código penal de la nación argentina – 2012) (Establecido en
la Ley 26.791)
Fuente: Informe “Por ellas...5 años de

informes de femicidios en Argentina – 2013”

Dicho incremento de la cantidad de femicidios debe explicarse en el por qué no se hace

efectiva y rigurosa la pena sostenida en el corpus iuris penale argentino. A la hora de

buscar respuestas lo que la mayoría de los deudos de las víctimas, funcionarios,

abogados y legisladores declaran es que frecuentemente la justicia no actúa con una

suficiente rapidez o inclusive en reiteradas ocasiones nos e incluye la figura de

feminicidio en las causas de los homicidios. Esto quiere decir que al final de cuenta se

sanciona como homicidio simple u homicidio calificado lo que en realidad debería ser

tipificado y sancionado con la figura del feminicidio sostenido en el inciso 11 del

Artículo 80 del código penal. Por otro lado, haciendo un análisis exhaustivo a lo que

declaran acerca de la ineficacia o nula aplicación de la figura del femicidio, este grupo

encontró dentro de jurisprudencia y noticiario argentino que en promedio se reciben

aproximadamente 50 denuncias de violencia de género, pero estos no reciben una

respuesta inmediata por parte de las autoridades. Esto debido a que el poder judicial

argentino no dispone de un tratamiento adecuado en el manejo de las políticas de

reducción de casos de violencia de género y femicidio en Argentina, uno de los

principales motivos es que el personal que atiende estos casos no está bien preparado y
el presupuesto asignado y estimado que debería requerirse para tratar dicho problema

queda muy reducido en relación con la realidad que se vive.

La exclusión de hogar es una de las figuras más conocidas, pero he aquí una de las

respuestas a la ineficiente aplicación, cuando se denuncia los casos pues estos no son

garantizados en su totalidad trayendo como consecuencia que los casos de violencia

sigan aumentando y que esto a final de cuentas se desencadene en un femicidio

como tal.

Los informes emitidos por las ONG sobre la situación de la mujer y su protección por la

legislación argentina son un claro reflejo de la principal problemática que esto

representa, la ausencia de mecanismos específicos y la debilidad según el punto de vista

social argentino del carácter punitivo de la figura del femicidio son por mucho los

principales problemas de que la justicia no haya podido presentar avances con respecto

a la severidad de la aplicación del delito de femicidio a la hora de entablar los procesos

respectivos y que en muchos de los casos no son castigados como tal sino son tomados

como homicidio.

Similar situación se vive dentro del ordenamiento jurídico y es uno de los ejes temáticos

en lo que coincide el derecho comparado, LA INEFICIENTE APLICACIÓN respectiva

de la figura del feminicidio dentro del sistema jurídico peruano. Durante los últimos

años estado no solo ha generado que se actúe bajo presión a la hora de pretender

sancionar estos delitos sino que han motivado el nacimiento de un fuerte impacto social

cuyos movimientos, colectivos y ONG no solo en la sociedad peruana sino también en

la argentina, ya que representan con mayor antigüedad un movimiento en búsqueda de

medidas coercitivas más severas y un tratamiento adecuado de los casos como tal dentro

del proceso penal respectivo en el ordenamiento jurídico argentino.


4.2 Impacto Social y medidas adoptadas ante la ineficiente aplicación de la figura

penal del Femicidio en Argentina

A través de la historia dentro de la sociedad argentina se ha venido acrecentando por

diversos casos la profundidad del impacto social que ha generado la pobre aplicación

del femicidio, desde su incorporación al código penal hasta la actualidad. Esto ha

generado que con el paso de los años diversos movimientos puedan nacer a raíz de la

disconformidad con la ineficiente aplicación del tipo penal materia de análisis. Debido a

las alarmantes cifras que se han venido registrando durante los últimos años, esto es

motivo suficiente para que grupos de mujeres organizadas con apoyo de movimientos

feministas empezaron a surgir las manifestaciones que fueron apoyadas por personas de

distinto género y alcanzó una trascendencia internacional, dejando en evidencia lo que

era un secreto a voces dentro de la sociedad argentina, logrando así una lucha constante

que se mantiene a día de hoy por una mejora en el control del femicidio.

Las medidas adoptadas en un primer momento se dieron durante el gobierno de la

señora Fernández de Kirchner con la creación de Unidad de Registro, Sistematización y

Seguimiento de feminicidios.

Pero la pregunta específica materia de investigación es: ¿Qué más pueden y deben hacer

el Estado y la sociedad civil ante las deficiencias en la aplicación e incorporación del

uso del tipo penal “Femicidio”? Partiendo desde dicha interrogante, una de las medidas

para evitar un crecimiento abismal del impacto social que ocurra en razón a la incorrecta

o nula aplicación de la figura del feminicidio son: una mejora en la gama de servicios

coordinados que pueden ofrecer las autoridades, los sistemas de justicia penal deben de

ser reformulados con la finalidad de generar una actitud y conciencia de cambio en la

sociedad. No podemos dejar de reconocer los errores cometidos por las autoridades y

los cambios motivados por los distintos colectivos que se han mantenido firmes con la
consideración de que las normas jurídicas y culturales necesitan una reformulación que

ayuden a los mismos sistemas a generar un trabajo colectivo que sea de provecho. Esos

errores han ocasionado que durante los últimos 20 años las cifras de femicidio se han

mantenido muy estables. A pesar de que muchísimas de las víctimas de femicidio

habían denunciado el hecho, contaban con el famoso botón antipánico y por otra parte

los victimarios estaban sometidos bajo medidas cautelares que pretendían asegurar a las

víctimas pues éstas acabaron siendo asesinados de distintas formas.

Qué medida de solución podemos ofrecer para poder buscar una salida que sea

sostenible a la hora de empezar a corregir este problema. Uno de los planteamientos

propuestos por los principales movimientos es la aplicación efectiva de la ley de

Educación Sexual Integral en las escuelas argentinas, esto sería un paso fundamental

para poder corregir desde temprano las relaciones entre los géneros eliminando así los

estereotipos y desnaturalizando las violencias “aceptada dentro de la sociedad.

Si bien es cierto dentro de la sociedad peruana este impacto social despertó demasiado

tarde a pesar de que ya había un antecedente de feminicidio dentro de nuestro código

penal, sin embargo, no fue hasta el último quinquenio que recién el impacto social a

causa de la pobre aplicación del tipo penal de feminicidio se manifestó dentro de

nuestro día a día. No fue hasta el caso Arlette Contreras con la tentativa de feminicidio

el punto de partida a las nuevas manifestaciones con razón de disconformidad debido al

ineficiente trabajo de los operadores jurídicos. Casos como el de Arlette Contreras en

Perú y el famoso caso de Wanda Taddei en Argentina no solo marcaron el punto de

quiebre, sino que iniciaron una respuesta social ante el resquebrajo de lo que se suponía

sería un acto de justicia aplicable en cualquier sistema jurídico que contemple el

feminicidio como tal dentro de los tipos penales existentes.

4.3 Caso Wanda Taddei (Argentina) y Caso Arlette Contreras (Perú)


El caso Wanda Taddei fue uno de los principales motivos que iniciaron lo que se llamó

el Efecto Taddei, el mismo que generó que los asesinatos a mujeres fueran quemados

por sus parejas. Posterior a la muerte de Taddei hasta el 2013, alrededor de 132 mujeres

fueron victimadas bajo la modalidad descrita anteriormente, casi la mitad fallecieron y

no se procesó a los imputados de la forma adecuada. El problema radica en que el caso

de Wanda fue lo que incentivó a que otros hombres imitaran el actuar del asesino

cuando estos mantenían una pelea o discusión con sus parejas, la idea del crimen

perfecto era lo que se alegaba como razón suficiente para cometer dicho crimen y

fueron efectuados de la misma forma “quemar a su pareja para borrar las huellas”, esto

se dio a consecuencia que el asesino en un primer momento estuvo libre de cargos en

algunos hombres nació la sensación de impunidad y de que no podían ser procesados si

es que desaparecen todas las pruebas que los podría involucrar en el femicidio.

Este caso es uno de los más emblemáticos, ya que delimita muchos puntos de referencia

para entender varias situaciones con respecto a la figura del femicidio dentro de la

justicia argentina. Como es de público conocimiento el caso en un primer momento fue

tomado como un “homicidio calificado por el vínculo atenuado por su comisión en

estado de emoción violenta” condenando así a 18 años de pena privativa de libertad,

posterior a esto la Cámara de Casación argentina modificó el fallo emitido en primera

instancia condenando a cadena perpetua, socialmente hablando esto puso en el ojo de la

tormenta la violencia de género que se podía reflejar en el hogar argentino y la gravedad

del propio femicidio que había usado de forma contrario alegando una figura atenuante

como la emoción violenta. Desde un punto de vista jurídico, aquí podemos reflejar

claramente lo analizado dentro del punto anterior, la tipificación incorrecta y el análisis

erróneo de los hechos hicieron que se pasara por alto lo que realmente había sucedido la

noche del asesinato de Wanda, nunca se comprobó la emoción violenta que alego el

imputado en su defensa más bien se pudo comprobar que dicho acontecimiento fue el
cierre o el punto final a un vínculo violento que se había incrementado durante el paso

de los años. El caso de Taddei es clave para entender por qué se debe apuntar hacia una

mejora en el tratamiento, análisis, investigación y decisión con respecto al femicidio y

la concurrencia del hecho como tal, debido a que una tipificación incorrecta de la

situación crea una situación de impunidad que podría hacer crecer las ya altas cifras de

femicidio en Argentina.

Similar situación se vivió dentro de nuestro sistema jurídico peruano con el conocido

caso de Arlette Contreras en el 2016, el mismo que nos evidenció los altos índices de

feminicidios o los intentos dentro del Perú. Para ese año el MIMP registró un total de

124 feminicidios y 258 intentos de feminicidio, estos números alarmaron y dieron

origen a las marchas multitudinarias y movimientos en búsqueda de respuestas del por

qué no se aplicaba de forma correcta el tipo penal del feminicidio. Para ese entonces ya

se había conocido la sentencia del agresor de Arlette, misma sentencia que fue el motivo

principal de protesta. La sentencia dictaminó que el señor Pozo había sido acusado por

“lesiones leves” y sentenciado a un año de prisión suspendida, hasta el día de hoy es

materia de discusión. La agraviada apeló la decisión de los magistrados, las acciones

posteriores como la absolución a Pozo y la anulación de la apelación sólo reflejaron el

inicio de la problemática del por qué no se aplicó la figura del feminicidio en su calidad

de tentativa dentro de este proceso. Y esto nos conlleva a resumir el caso de la señorita

contreras en lo que argumentaron los jueces para absolverlo: (…) mata una mujer por

su condición de tal7 (…), apoyados en esto y dictaminando que no se cumplía el

presupuesto dejaron en libertad al señor Pozo del cual se desconoce su paradero hasta el

día de hoy.

4.4 Problemática del Feminicidio en el Derecho Penal Peruano

7 Artículo 108°-B.- Feminicidio


Sera reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mata a una mujer por su
condición de tal.
Dentro de los aspectos a considerar para poder entender mejor la problemática del

feminicidio debemos entender lo algunos autores sostienen como violencia contra la

mujer, este surge como consecuencia de las relaciones de carácter desigual de poder

entre varones y mujeres, esto sustentado en orden social construido cona anterioridad

que coloca al hombre en una posición de superioridad con respecto a la mujer. Esto

quiere decir que la violencia contra la mujer no se presenta como un hecho aislado

donde sólo unas cuantas personas son víctimas de violencia.

Estamos ante una sociedad que normaliza cualquier acto de violencia contra una mujer

debido a que las mujeres hubieran hecho como para que se pueda JUSTIFICAR dicha

agresión. El comportamiento no adecuado de una mujer es lo que según la “costumbre”

justifica el uso de la violencia como medida correctiva, generando así una situación de

indefensión que sienta las bases de lo que a posterior sería un pronto proceso que

debería ser tomado desde el punto de vista del feminicidio y no hasta con la muerte de

esta que recién se observa el error.

Es esencial poder delimitar el concepto de feminicidio dentro del derecho penal

peruano, debido a que en muchos de los casos esto ha representado la problemática

principal con respecto a la impunidad que existe en los procesos de feminicidio al no ser

sancionados como tal. Debemos entender en primer lugar que femicidio es considerado

por Carcedo y Sagot como, “la forma más extrema de violencia de género, entendida

esta como la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres en su deseo de

obtener poder, dominación o control.”8. En razón a esto debemos estar de acuerdo con

lo que consideran algunos juristas con respecto al tema, existe una necesidad imperante

de poder diferenciar los crímenes de feminicidio del concepto de homicidio, el cual

corresponde a los asesinatos que son cometidos contra cualquier persona. En razón a lo

anterior debemos delimitar al homicidio como un término neutral y por otro lado al
8 Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Ibid. P. 35.
feminicidio como los crímenes donde las mujeres que de alguna forma cuestionan las

relaciones de poder que las mantiene subordinadas a un dominio masculino, terminan

siendo asesinadas.

En nuestro país el derecho penal ha reconocido que el feminicidio íntimo es el más

frecuente, esto alimentado aún más por la presión mediática que se ejerce en aras de una

mejora del tratamiento de la aplicación del tipo penal de femicidio, ya que a diario los

medios de comunicación informan acerca de nuevos casos en los que mujeres son

asesinadas por sus parejas o por hombres con quienes tuvieron relación alguna,

reflejadas como crímenes pasionales, dejando en evidencia que esto es un claro reflejo

de los estereotipos que colocan a las mujeres en una posición inferior al varón dentro de

nuestra sociedad y en todo ámbito donde se puedan desarrollar personal y

profesionalmente. El asesinato como tal en resumen es el punto final de una historia

anterior llena de violencia “típica” y discriminación socialmente aceptada lamentable

que se hace común en la mayoría de los países de la región.

4.4.1 Homicidio y Feminicidio, el principal error

Uno de los vicios o errores más comunes apreciados en el derecho penal peruano es con

respecto a la delimitación existente entre un homicidio y un feminicidio, esto a

consecuencia de lo que se menciona dentro del código penal. Muchas decisiones

judiciales han tomado rumbos distintos debido a que los jueces que los resuelven

coinciden en el mismo punto con o sin retorno para el tratamiento del proceso. Antes de

eso debemos precisar que es lo que nos dice el código penal como tal con respecto al

feminicidio.

Artículo 108°-B.- Feminicidio9

9 Artículo incorporado por el artículo 2° de la Ley N° 30068, publicada el 18 de julio de 2013


Sera reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que mata a

una mujer por su condición de tal, en cualquiera de los siguientes contextos: (...)

Teniendo delimitado lo que nos dice el código penal con respecto al feminicidio

debemos analizar muy bien en qué punto es donde los jueces deciden retornar el camino

para tipificar de una forma diferente a la que se supone que debería ser. El enunciado

“a una mujer por su condición de tal”, es el punto de quiebre donde muchos de los

procesos han tomado el rumbo del homicidio simple o homicidio calificado

dependiendo de las agravantes que esta pudiera tener. Muchos juristas consideran que el

enunciado es muy ambiguo y en el peor de los casos sienta las bases del tratamiento del

tipo penal, matar a una mujer por la sola condición de serlo es lo que la mayoría de los

jueces señala. Debemos tener en cuenta que sin duda es muy corto el ámbito de

interpretación que nos deja, pero en muchos de los casos esto está correctamente

tipificado, por ejemplo, tenemos los crímenes que se cometen cuando la mujer no

“obedece” al hombre o no actúa según su parecer, para algunos juristas esto calificaría

como homicidio simple, sin embargo, este grupo considera que se le puede hacer un

mejor análisis.

Con un mejor análisis de los hechos hacemos mención de que dicho acto criminal fue

cometido debido a que la condición de mujer según el atacante debe ser la de una

persona sumisa, sometida a su voluntad y que debe obedecer en todo lo que él señala

dejándola así sin capacidad de decisión o de voluntad propia, ya que esa es la condición

de mujer como tal que la sociedad le ha establecido dentro de los estereotipos. El inciso

primero del artículo 108°-B es muy claro con respecto a las principales razones del

feminicidio, la violencia familiar como problema social que se ampara en los

estereotipos señalados para las mujeres, un ejemplo claro del mismo tenemos el

mencionado líneas arriba.


La respuesta para esta problemática existente es tan sencilla como la explicación que se

pretende dar para con las razones y motivos necesarios que deben ser entendidos dentro

de los procesos de feminicidio (incluyendo la tentativa), cuando podamos entender

desde todos los puntos de vista que la condición como tal no solo implica el género sino

lo social, se podrá ejercer una mejor aplicación de los tipos penales y las sanciones

serán mejor motivadas.

4.5 Actuación del sistema de justicia peruano en los procesos de Feminicidio

No es ajeno al estudio el proceder del sistema de justicia por el cual nos regimos en los

casos donde se presume haya habido no sólo la consumación del delito en sí, sino,

también la tentativa del feminicidio como tal. El punto de partida para poder entender

mejor la actuación es la calificación penal de los hechos que durante el plazo de

investigación policial como tal, sufre el cambio de dirección ya que en muchos de los

casos esto se presenta como un ‘delito de parricidio’ debido a que la PNP no ha podido

asumir el criterio suficiente de apoyo y entendimiento con respecto a la dirección del

delito. Hay otras calificaciones que también son presentadas, por ejemplo, lesiones

graves e instigación al suicidio seguidos por la figura de violencia familiar y homicidio

por violencia familiar. Pero como es de pleno conocimiento quien realiza en estos casos

la denuncia penal es la Fiscalía, ahora aquí contemplamos el escaso análisis por parte de

este órgano a sabiendas de que las últimas figuras no existen en nuestro sistema penal y

de esa forma es como se caen las denuncias y los procesos no tomar el camino correcto.

Sin embargo, la Fiscalía usa más el delito de parricidio en muchos de los casos

seguidos, la gráfica presentada aquí nos muestra en una escala los diferentes delitos que

son nombrados o denunciados en

lugar del correcto.


Fuente: Expedientes de Feminicidio.

Elaboración: Defensoría del Pueblo.

La gráfica es clara al mostrarnos que uno de los delitos más denunciados es el de

parricidio, pero es aquí donde nace la interrogante, realmente se configura el delito de

parricidio como tal o es que no se plantea un análisis adecuado como para poder

tipificar como Feminicidio. Debido a esto es que las actividades siguientes ya son un

mero trámite y es comprensible el hecho de que en un alto porcentaje no se formaliza la

denuncia como tal o ya en el debido proceso cuando una de las partes clama una sanción

ejemplar la misma resulta insuficiente.

Durante los últimos años la actuación es muy cuestionada en todas las instancias que

presenta el proceso, debido a que muchas de las sentencias no presentan una correcta

tipificación debida y los recursos de nulidad son cada vez más constantes como medida

de apelación para poder generar una sensación de impunidad, similar a como ocurrió en

Argentina.

La conclusión de los procesos es uno de los puntos más críticos, esto porque la

sentencia condenatoria en la mayoría de los casos es favorable, pero en otros los

imputados fueron declarados inocentes y fueron absueltos de todos los cargos. Los

argumentos más comunes son con respecto al nexo de causalidad entre la muerte de la

agraviada y los hechos. En uno de los casos que fueron estudiados para poder sustentar

el tema, expediente 098-2006 de la segunda sala penal de San Román (Puno), los
magistrados sostuvieron su decisión de absolver al procesado invocando los presentes

argumentos,

“No ha quedado establecido el nexo de causalidad entre la muerte de la

agraviada y los hechos desarrollados por el procesado, por cuanto aquella

falleció cuando éste se retiró a pescar truchas en la laguna. Solamente existe la

prueba incriminatoria del doctor W.W.E.F. que insiste en que la muerte de la

agraviada ha sido ocasionada por estrangulamiento; opinión que contradice el

doctor F.G.S.M., que insiste que se debió por paro respiratorio como

consecuencia de un ACV, traumatismo encéfalo craneano, por aneurisma

cerebral (…) habiéndose apoyado en la Historia Clínica de la agraviada, donde

se observa la presencia de cuadros de presión alta. (…) La jurisprudencia ha

señalado que la existencia de versiones contradictorias ha de originar una duda

razonable, que debe permitir la absolución del procesado. Como la pericia que

no puede determinar de manera adecuada si la muerte de una persona se

originó por motivos naturales o por la acción de terceros. Al no haberse

acreditado suficiente y con la puntualidad que se reclama en el Estado de

Derecho la realización material y el alcance concreto de los hechos atribuidos

al acusado, no se ha enervado la presunción de inocencia de la toda persona es

titular”.

A pesar de que los hechos no se condicen con las investigaciones, la duda resultó siendo

favorable al procesado originando así una absolución de este. Se tiene en cuenta

también que existían los elementos suficientes como para probar lo contrario pero las

contradicciones en la que cayeron los peritos fue lo que cambio la dirección de la

sentencia, como este hay muchos casos en los que la diferencia de opiniones, las dudas
y contradicciones fueron lo que al final determinaron el que se declare inocente o

absuelva.

Por otro lado, debemos tener en cuenta los obstáculos más comunes que ocasionan que

la actuación del sistema de justicia peruano se cada vez más criticado con respecto al

feminicidio, uno de los puntos más importantes es la existencia de patrones y

comportamientos socioculturales discriminatorios que actúan en contra de las víctimas y

son estos a los que las mujeres se enfrentan dentro del sistema de justicia en la búsqueda

de una debida tutela jurisdiccional, como punto inicial tenemos a la conducta de la

víctima como causal de violencia. Este punto es uno de los más usados cuando los

imputados brindan su declaración señalando como causa por la cual cometieron el

delito, he aquí uno de los puntos más importantes ya que al tener una concepción

errónea de la frase mencionada dentro del código penal no se tipifica el delito de

feminicidio, “mata a una mujer por su condición de tal”, entendido de otra forma

según la concepción del imputado la mujer debe adoptar el comportamiento que él cree

vulnerando así la autonomía de la misma, la mujer en su condición de ser libre puede

manifestar su voluntad sea o no contraria a la de otra persona, pero esto no es una razón

suficiente para que se la termine asesinando porque según el imputado la mujer no

adoptó el comportamiento que él deseaba o que “socialmente es la adecuada”. Otro de

los problemas es el hecho de que no se actúa con anterioridad al hecho consumado,

muchas veces estos crímenes se han tenido en potestad de los órganos jurisdiccionales

ya que no le dieron una tutela adecuada cuando las mujeres denuncian los hechos de

violencia o abuso familiar, argumentando la poca credibilidad o el famoso “algo has

tenido que hacer” siendo así uno de los motivos para que el delito se consume.

Analizada la etapa inicial, punto más importante para entender el porqué del actuar del

sistema de justicia es deficiente, debemos precisar soluciones y alternativas que podrían

favorecer a una mejora del mismo.


Esta investigación precisa algunas soluciones. Primero, debemos tener en cuenta que

parte desde el punto de vista social que influye en la concepción de la gente sobre la

violencia de género y el feminicidio. No se tiene en cuenta que esto ha calado dentro del

campo del derecho penal, generando así dudas, deficiencias, incorrecta tipificación de

los delitos como tal y la falta de un análisis adecuado que pueda determinar o no la

culpabilidad de los imputados. Al igual que en Argentina, este delito no ha tenido un

buen manejo dentro de nuestro sistema jurídico, teniendo en cuenta que la mayoría de

los casos acaban siendo tratados como parricidio u homicidio simple o calificado.

Dentro del análisis del tipo penal se debe ampliar más el campo de concepción con

respecto al feminicidio dejando de lado las trabas sociales que al final acaban siendo los

que direccionan la investigación e incluso el manejo y entendimiento del iter criminis,

parte de la solución es la solución y dictámenes que puedan adoptar los magistrados en

el proceso. El derecho penal peruano requiere de una urgente reforma en todos los

aspectos e instancia donde se trata el proceso, desde el actuar de la policía, pasando por

el actuar de los jueces hasta llegar a tomar en serio lo que se denuncia 10 con anterioridad

podía prevenir dichos crímenes.

10
CONCLUSIONES

I. El feminicidio es el crimen contra las mujeres por razones de género. Es un acto

que no responde a una coyuntura ni actores específicos, pues se desarrolla tanto

en tiempos de paz como en tiempos de conflicto armado y las mujeres víctimas

no poseen un perfil único de rango de edad ni de condición socioeconómica. De

esta manera, los feminicidios mantienen y reproducen la discriminación

estructural de las mujeres, perpetuando la desvalorización de lo femenino, pues

envían a las mujeres el mensaje de que, si incumplen con el estereotipo de

género que se espera de ellas, podrían ser las siguientes víctimas. Usar el

término feminicidio para señalar los crímenes a mujeres por razones de género

nos permite evidenciar la magnitud de la violencia contra la mujer y presentarla

como un grave y creciente problema social que urge atender.

II. Según la escritora y activista feminista Diana Russell, el término femicide se

utilizó por primera vez en el Reino Unido en 1801 para significar «el asesinato

de una mujer». Sin embargo, el término quedó en desuso hasta los años setenta

del siglo pasado, cuando adquirió relevancia gracias a los movimientos

feministas, que lo reintrodujeron y lo politizaron en un intento de llamar la

atención sobre los efectos nocivos de la desigualdad de género. La llegada del

concepto femicide a América Latina fue muy bienvenida por las feministas. Al

traducirlo al español, el término pasó por una interesante modificación formal y

teórica, cuyo objetivo era una mejor comprensión de la realidad latinoamericana.


III. Dentro del tipo objetivo que rodea al delito de feminicidio yacen múltiples

problemáticas que se han podido evidenciar en este trabajo investigativo.

Debemos mencionar, en primer lugar, que el tipo objetivo del feminicidio es una

figura reciente en el marco de nuestro Código Penal de 1991. El origen del

feminicidio dentro de nuestro Código nos retrotrae a las dos exigencias que se

presentaron para incluirla dentro de nuestra codificación: exigencias político-

criminales y a comisión sistemática del delito de feminicidio en los últimos

años. Las exigencias político-criminales guardan gran relación con los Tratados

Internacionales que el Estado peruano ha ratificado que tienen la finalidad de

obligarlo a adoptar determinadas medidas direccionadas a contener, prevenir y

reprimir la violencia intrafamiliar. Por otro lado, un aumento sistemático en los

índices de feminicidios en el país fue una de las cuestiones más alarmantes que

llevaron a las autoridades a proponer que se regule estas acciones delictivas a fin

de tutelar los derechos humanos de estas mujeres. Tan solo para expresar la

urgente necesidad de normativizar el delito de feminicidio, en el año 2009, se

presentaron 203 casos de feminicidio, los cuales 140 fueron consumados según

confirmación de las autoridades de persecución penal y 63 de estos casos solo

fueron en grado de tentativa, causando lesiones graves a la integridad física.

IV. En segundo lugar, otra problemática que se encuentra íntimamente ligada con el

tipo objetivo del delito de feminicidio se encuentra en el propio concepto

jurídico del término feminicidio. Este no posee un origen europeo ni mucho

menos greco - latino, esta expresión jurídica posee incluso dos acepciones que

son poco conocidas por los estudiosos del derecho, ambas tienen acepciones

distintas por lo que su confusión generaría grandes vacíos legales en una


codificación nacional: femicidio y feminicidio. Ambos provienen de la voz

anglosajona femicide que fue desarrollada en el área de los estudios de género y

sociología por Diana Russel y Jane Caputi en los años de 1990. La doctrina

detalla que el uso del término feminicidio en lugar de femicidio dentro de

nuestra legislación se origina debido a que dentro del campo del Derecho existía

una tendencia que determinaba como insuficiente, en marcos conceptuales

jurídicos, al término femicidio ya que este, en la traducción al castellano, daba

como resultante “muerte violenta de mujeres por el hecho de ser tal”. No

obstante, la utilización del término femicidio dentro de una codificación penal

crearía un amplio campo de impunidad en los delitos que atentan a los derechos

humanos de las mujeres por la simple causante de su condición de tal, a razón

que se estaría condicionando este delito ya que la violencia sería determinante

para estar dentro de este tipo penal. Excluyendo totalmente otros tipos de

atentados contra la integridad del género femenino.

V. En Argentina el feminicidio tiene un encuadre legal en el Art 80 de su Código

Penal, y a pesar de la rigurosidad de estar penada por la prisión perpetua, la cual

está fundamenta en la gravedad del delito, siguen ocurriendo y encontrándose

más casos donde el tipo de feminicidio íntimo o vinculado, el de mayor

cantidad, presenta fallos jurisprudenciales. De igual forma, esta sigue siendo una

problemática que no solo es parte de esta época, si no, tiene antecedentes desde

muchos años atrás, siendo en la actualidad mediante la aprobación de la Ley

26.791, se tipifica como feminicidio a todo asesinato teniendo como sujeto

pasivo a la mujer, en relación con la violencia de género.


VI. Como segundo punto con respecto a la situación del Feminicidio en Argentina,

se menciona la violencia de género o incluso el odio al género femenino, siendo

estos los motivos más ausentes que se presentan, teniendo como referencia a las

jurisprudencias. Por ejemplo, solo hasta el año 2016 existieron dos condenas por

el asesinato de mujeres transexuales, y existiendo una única sentencia condenada

por crimen de odio a la orientación sexual; solo tres casos de feminicidios

sexuales fuera del ámbito intrafamiliar y ningún caso de homicidio de alguna

mujer por ejercer la prostitución. Entonces, los casos más frecuentes es por la

relación que tienen los sujetos como es el ámbito familiar o alguna situación de

pareja, teniendo como gran problema el pensar en el vínculo como el primer

punto y no en el motivo que tuvo el agresor para realizar el delito.

VII. La aplicación como tal del tipo penal de feminicidio es muy cuestionada dentro

de la mayoría de ordenes jurídicos en distintos países de Latinoamérica. En este

caso en especial la legislación argentina es considerada como la más rígida

dentro del continente, esto en razón de lo drástica que es considerada su sanción.

Sin embargo, esto se ve opacado por una aplicación ineficiente del tipo penal

dentro de los procesos de Feminicidio. Las estadísticas no han sido favorables,

pero esto se debe a una mala praxis por parte de los magistrados a la hora

analizar el proceso. Con respecto a esta pobre aplicación del tipo penal como tal

debemos destacar que el impacto social generado por dicha actividad y las

medidas han venido si de alguna u otra forma mitigando los errores cometidos

en ciertos campos, el impacto que ha generado dentro de la sociedad este

problema nos evidencia que en muchos de los países solo se ha interpuesto la

figura del feminicidio dentro del sistema penal sin antes haber estudiado como

tendría que delimitarse la aplicación debida del tipo penal, en este caso en
Argentina ha sido el causante de muchos movimientos sociales que de alguna u

otra forma han impulsado ciertas reformas al sistema que busca generar un buen

uso del ius puniendi correspondiente a un estado social democrático como el

argentino.

VIII. Dentro de la jurisprudencia mas reconocida dentro de los sistemas jurídicos

estudiados podemos ver que en el caso argentino el caso Wanda Taddei fue el

que amplio la visión de como debe ser tratado el feminicidio dentro de un

sistema jurídico que de alguna u otra forma ve influenciada sus decisiones en

razón de un impacto social que ha venido delimitando la forma en la que se va a

decidir. El caso Taddei genero dentro del sistema una sensación de impunidad

que durante varios años fue el causante de que se caigan múltiples procesos.

Caso similar ocurrió en nuestro país con el conocido caso de Arlette Contreras,

caso que puso en evidencia que solo se había recolectado de cierta forma

doctrina extranjera y solo se la añadió al código penal, sin antes haber realizado

un estudio general que pueda orientar a cómo resolver las problemáticas que este

pueda generar. Sin embargo, vemos que la problemática dentro del derecho

penal peruano radica desde una raíz social, no tanto como un problema jurídico

debido a que también ese es otro problema, la frase “por su condición de mujer”

es la que menos recursos de análisis ofrece dentro del sistema penal. Si a esto le

sumamos la pobre concepción social que se tiene para con el feminicidio nos da

como resultado la respuesta al por que muchos procesos en los que se debería

sancionar con ese tipo penal muchas veces no reciben la sanción debida o no se

completa el proceso y se desestima o archivo generando cada vez más una

sensación de impunidad sustentado dentro de la ley. Pero no debemos de perder

de vista el origen del problema y buscarle la solución como tal, la pobre


apreciación de la condición de la mujer hace cada vez más interminable las

discusiones por este caso.

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