Concepto ROUSSEAUNIANO

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Clase 9

Principios pedagógicos rousseaunianos

Buenas tardes!

El material que cito a continuación es extraído del libro de Lorenzo Luzuriaga


"Historia de la educación y de la Pedagogía"; es lectura complementaria de la clase
anterior

LA PEDAGOGIA EN EL SIGLO XVIII

Una vez expuestos los caracteres de la educación del siglo XVIII queda poco por
decir en general respecto a sus ideas pedagógicas. En ellas se observan, corno se
indicó, varias etapas y direcciones. En su primera parte predominan las ideas
intelectualistas y sensorialistas representadas por la ilustración; en la segunda parte
lo hacen las ideas naturalistas de Rousseau, y en su último tercio, el idealismo de
Pestalozzi. A estas direcciones hay que añadir el movimiento filantrópico
representado por Basedow y la pedagogía política desarrollada por La Chalotais y
Condorcet principalmente

Con este cuadro sintético tenemos una ligera idea del rico contenido pedagógico en
este siglo, el siglo pedagógico por excelencia, como se ha dicho. Nunca en la
historia, hasta nuestro tiempo, ha alcanzado la pedagogía un desarrollo tan
considerable. No es posible encerrar en una fórmula o reducir a una unidad las
diversas ideas pedagógicas del siglo XVIII. Podríamos decir, sin embargo, que se
reducen a las siguientes:

1 La creencia en el poder absoluto de la razón, que debe gobernar a los hombres y a


los pueblos, y por lo tanto la importancia extraordinaria de la educación, encargada
de dirigirla.

2» La aspiración a la libertad, suprimiendo todas las trabas políticas y religiosas, así


como las convenciones sociales, y de aquí el individualismo en la educación

3» El reconocimiento de la naturaleza y de las leyes naturales en el universo y la


sociedad, dando lugar así al naturalismo pedagógico.
4» Un sentido activo, progresista, optimista en la vida, que hace de la educación un
instrumento valioso.

5» El despertar del espíritu social, de ayuda y cooperación, que produce una nueva
concepción de la educación.

6» La progresiva secularización de la educación, reduciendo cada vez más la


influencia eclesiástica y acentuando la del Estado

LA PEDAGOGÍA NATURALISTA: ROUSSEAU

Juan Jacobo Rousseau, es, como se ha dicho, una de las personalidades más
salientes de la historia de la pedagogía. A diferencia de Comenio, Pestalozzi o
Froebel, no fue propiamente un educador, pero sus ideas pedagógicas han influido
decisivamente sobre la educación moderna. Nació en 1712, en Ginebra (Suiza), de
una familia calvinista; su madre, hija de un pastor protestante, murió al nacer él; su
padre era relojero y educó a su hijo de una forma bastante irregular, saturándole de
lecturas, entre ellas los clásicos de Grecia y Roma, especialmente Plutarco, y
muchas historias y novelas. Esto acentuó quizá su carácter sentimental y el
temperamento exaltado que mostró toda su vida.

Obligado su padre a abandonar Ginebra, quedó a los 10 años a cargo de unos tíos,
que encomendaron su educación a un pastor protestante, M. Lambercier, que vivía
en el campo, y que le enseñó algo de latín y otras materias.

Vuelto a Ginebra, se puso a trabajar, primero con un notario y después con un


grabador que le maltrataba frecuentemente Su compensación fueron corno en su
primera infancia, las lecturas.

Cansado de esta vida difícil, a los dieciseis años se escapa de su ciudad natal y
comienza una vida de vagabundo que dura varios años. En esa Época conoció a
madame de Warrens, que le convirtió al catolicismo y que ejerció una influencia
decisiva en toda su vida.

Después de residir en varias ciudades de Francia, Italia y Suiza, ejerciendo


las más diversas profesiones, se estableció en 1741 en París, donde vivió
dando lecciones de música, componiendo algunas obras teatrales y copiando
partituras. Allí entró en relaciones con algunos escritores y pensadores de la Época,
entre ellos Diderot y Condillac. Antes habÍa sido preceptor de los hijos del preboste
de Lyon, M. Mably, pero fracasó en esta labor. También había leído las obras de los
escritores y educadores anteriores, sobre todo Montaigne y Fenceón, así como
Locke y otros pensadores ingleses que ejercieron sobre él gran influencia.

En París publicó en 1750 un Discurso sobre las ciencias y las artes, que le hizo
famoso, y más tarde, en 1775, otro Discurso sobre la desigualdad de los hombres,
que tuvo también una gran resonancia. Después de muchas vicisitudes, entre las
que se cuenta su abjuración del catolicismo, se estableció en Montmorency, en el
lago Leman, y allí escribió su célebre novela La Nueva Eloísa. Allí también escribió
sus dos obras más famosas, aparecidas en el mismo año de 1762: El contrato
social, que sirvió de inspiración a la Revolución francesa, y el Emilio o de la
educación, que ha inspirado a la pedagogía moderna. El Emilio fue condenado por el
arzobispo de París, a causa del capítulo sobre el Vicario Sabovano, de tendencia
deísta, y lo mismo le ocurrió con los adictos calvinistas.Vuelto a su vida errante. se
dirige, en 1765, a Inglaterra, donde el filósofo David Hume le ofrece asilo y con quien
acaba riñendo. En 1770 retorna a París, enfermo, y continúa su vida solitaria y
miserable hasta que en 1777 acepta la hospitalidad del marqués de Girandín en
Ermenonville, en cuya casa muere el 2 de julio de 1778 a los 66 años. Sus
Confesiones, obra autobiográfica también famosa, no se publicaron hasta después
de su muerte entre 1781 y 1788. Rousseau había contraído matrimonio con su
sirvienta, de la que tuvo cinco hijos, todos los cuales fueron enviados a un asilo.

El carácter complejo y contradictorio de Rousseau lo ha expresado muy


certeramente Lanson en estas palabras: "De su vida se desprende un alma cándida y
cínica íntimamente buena e inmensamente orgullosa, incurablemente novelesca,
deformando todas las cosas para embellecerlas o envenenarlas, entusiasta,
afectuoso, optimista al primer momento y por reflexión pesimista irritable,
melancólico, enfermo y desequilibrado finalmente hasta la locura; un alma delicada y
vibrante, expandida o marchita de un soplo,y de la cual un rayo o una sombra
cambiaba instantáneamente todo el acorde; de

una potencia, en fin, de emoción, de una capacidad de sufrimiento que han sido
dadas muy raramente a un hombre"

.Pero sea cual fuere el juicio que nos merezca la personalidad de Rousseau, lo que
nos interesa son sus ideas, su concepción pedagógica, que ha subsistido a través
del tiempo con una gran vitalidad Y frescura, como pocas veces ha ocurrido en la
historia.

Dado el carácter asistemático de las ideas de Rousseau, es muy difícil reducirlas a


unas pocas líneas. Sin embargo, a través de todas sus manifestaciones se perciben
ciertas ideas esenciales, que vamos a tratar de exponer sintéticamente.
Se ha dicho que la pedagogía de Rousseau es naturalista, que predica el evangelio
de la naturaleza frente a la cultura y la sociedad. Y aunque hay mucho de verdad en
esta calificación, no es toda la verdad. La naturaleza, en efecto, es lo primordial en la
teoría de la educación rousseauniana; pero la naturaleza se interpreta en ella de
diversos modos. Externamente la naturaleza es lo opuesto a las convenciones
sociales tan desarrolladas en su época; es lo contrario de lo artificioso y mecánico;
en este sentido, Rousseau busca al hombre primitivo, natural, anterior a todo lo
social. Pero ello es sólo el aspecto externo, negativo de su concepción de la
naturaleza. Lo primitivo y valioso en esta es !a naturaleza corno´equivalente a lo
esencial del hombre, lo que tiene un valor sustantivo y permanente. En este sentido,
hay que hablar del humanismo, más que del naturalismo, de Rousseau. Esa
naturaleza humana está regida por leyes generales, racionales que se hallan por
encima de todas las circunstancias históricas y sociales. "En el orden natural -dice al
hablar de su Emilio siendo todos los hombres iguales, su vocación común es el
estado de hombre. . . Al salir de mis manos, no será, convengo en ello, ni magistrado,
ni soldado, ni sacerdote; será primeramente hombre: todo lo que un hombre debe
ser”

Ahora bien, esta educación humana lo primero que exige es la libertad, la


independencia respecto a los demás hombres. "Se han ensayado todos los
instrumentos menos el único que precisamente puede tener éxito: la libertad bien,
reglada." "El único que hace su voluntad es aquel que no tiene necesidad para
hacerla., de poner los brazos al extremo de los suyos, de donde se sigue que el
primero de todos los bienes no es la autoridad, sino la libertad."
Pero esta libertad no es limitada; está reglada
por la necesidad, por la fuerza de las circunstancias naturales, que sustituyen
al mandato y la obediencia sociales, artificiales.

Otro principio esencial de la pedagogía de Rousseau es el de la actividad, el


aprender por la propia experiencia, en vez de por la enseñanza de los demás. "Haced
a vuestro alumno atento a los fenómenos de la naturaleza, bien pronto le haréis
curioso; para alimentar su curiosidad, no os apresuréis jamás a satisfacerla. Poned a
su alcance las cuestiones y dejádselas resolver. Que no sepa nada porque se lo
habeis dicho, sino porque lo ha comprendido él mismo: que no aprenda la ciencia,
que la invente". Y respecto a la experiencia dice: "Si él [el alumno] se engaña, dejadle
hacer, no corrijáis sus errores; esperad en silencio a que esté en condiciones de
verlos y corregirlos por sí mismo, o a lo más, en una ocasión favorable, presentad
alguna operación que se lo haga sentir. Si no se equivocara jamás, no aprendería
tan bien". En este sentido Rousseau es también uno de los precursores de la escuela
activa moderna, íntimamente unida con estos principios está el de la
psicologización de la educación. Rousseau ha sido, el primero que ha visto
claramente la diferencia entre la mente del niño y la del adulto, el primero que ha
reconocido a la infancia como una edad propia, como una etapa con caracteres
peculiares, que hay que estudiar y respetar. Antes de él el niño era sólo un hombre
pequeño, un estado meramente transitorio que debía desaparecer cuanto antes:
"Buscan siempre al hombre en el niño -dice- sin pensar en lo que éste es antes de ser
hombre". Hay, pues, que estudiar al niño. "No se conoce a la infancia; con las falsas
ideas que se tiene de ella, cuanto más lejos van más se extravían"."La infancia tiene
maneras de ver, de pensar, de sentir que le son propias". A esta etapa dela infancia
sigue la de la adolescencia, que tiene también caracteres propios, y que igualmente
hay que conocer y respetar.

Se ha considerado a Rousseau como el representante ti pico del individualismo en la


educación, y así lo es también en cierto modo, ya que su alumno se educa solo con
un preceptor. Pero los fines de su educación no son individuales, sino también
sociales, sólo que distintos de los que tenía, la educación convencional de su
tiempo contra la cual reaccionaba. Así, por ejemplo, quiere que Emilio conozca un
oficio que sea útil para sí y para los demás. En ese sentido, para él, el arte más
importante es la agricultura, a la que sigue la herrería, la carpintería, etc. Estos
oficios constituyen la base de la sociedad, y hay que generalizarlos a otras
profesiones para comprender todo su alcance social.

Finalmente, para Rousseau la educación religiosa no debe ser confesional y debe


realizarse, no en la infancia, sino en la edad de la razón, basándose en una
concepción deísta de la religión.

Queda aún mucho que señalar en la educación rousseauniana; pero nos ocuparía un
espacio excesivo. Si se quiere resumir sus ideas pedagógicas en pocas
palabras, habría que decir que para Rousseau la educación constituye un
desarrollo natural que procede de dentro a fuera, en, vez de ser una construcción
de fuera a dentro como querían Locke y los sensorialistas. Que la educación
comienza con la vida y que en ella se debe proceder gradualmente acomodándola a
las diversas etapas del desarrollo: infancia, adolescencia, juventud. Que la
educación ha de enseñar a vivir que ha de ser activa y realizarse en un ambiente de
libertad. Que aunque lo decisivo es el desarrollo del individuo, éste ha de tener un
espíritu social. Que la educación ha de atender tanto al aspecto físico, como al
intelectual y moral, y que en ella el sentimiento, la vida afectiva tiene que ocupar un
lugar importante, como la razón. En suma, que la educación debe ser integral, total
y humana.

Como en todas las teorías, en la de Rousseau hay tambien sus puntos débiles. Entre
ellos se cuenta su idea de la educación de la mujer, que la reduce a ser la
compañera del hombre y que subordina todo a esto, asimismo falta en Rousseau la
idea de la educación popular, de la educación de la masa, aunque en otro trabajo se
haya ocupado someramente, como se dijo antes, de la educación nacional. También
es excesiva su concepción optimista de la acción de la naturaleza, del
desenvolvimiento espontaneo sin la acción directa de la educación. Finalmente, no
es admisible el papel que asigna al educador de mero acompañante del educando,
limitado a un solo alumno.

Pero con todas sus deficiencias y desigualdades, Rousseau sigue siendo uno de los
pedagogos más grandes de la historia. Ya en su tiempo ejerció una influencia
considerable en el aspecto político y social cambiando las costumbres e
instituciones.
Su acción pedagógica mayor no fue tan directa, sino a través de los pensadores y
educadores de la época, entre los cuales hay que contar a Kant, a Basedow, a
Pestalozzi, a Schiller y Goethe. Como dice Spranger: "Así llegó a ser el profeta de
una época que reunía nuevas energías ahondando progresivamente en sí misma,
no ciertamente para volver al estado salvaje, sino hacia un trabajo nuevo y más serio
en las grandes obras de la cultura, en la que creemos”.

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