El Desarrollo Del Álgebra Moderna
El Desarrollo Del Álgebra Moderna
El Desarrollo Del Álgebra Moderna
3, SEPTIEMBRE 2002
1. INTRODUCCIÓN
El álgebra moderna, o álgebra abstracta como también se le conoce, tiene un papel tan
importante dentro de las matemáticas contemporáneas que hay quienes lo comparan con la
función que la matemática, en general, desempeña en las ciencias, en las que ha probado
ser de gran utilidad. Nos referimos a sus aplicaciones a la física, a la química, a la biología,
a la economía, etcétera, para las cuales, la matemática es parte fundamental de sus
desarrollos modernos, en algunos de los cuales, las nuevas teorías algebraicas han tenido un
papel protagónico (ver [1, pp. 57-58, 261-262]).
En este escrito abordaremos algunos de los más importantes episodios que han dado forma
al álgebra, tal como la conocemos actualmente, y veremos que está muy alejada de la
antigua idea según la cual "El algebra es, propiamente hablando, el análisis de
ecuaciones" como lo expresa J. A. Serret en su libro Cours d'Algèbre Supérieure publicado
en 1885. Ciertamente ese análisis de las ecuaciones ha sido una parte muy importante en el
desarrollo de esta ciencia, pero tendremos oportunidad de ver que el álgebra es mucho más
que eso. De hecho, en las primeras décadas del siglo XIX se dió un movimiento lidereado
por varios matemáticos ingleses que tenía como propósito dotar al álgebra de un marco
axiomático, similar al de la geometría euclidiana. Esto propició el surgimiento de una
multitud de nuevas estructuras y teorías algebraicas que revolucionaron las viejas
concepciones y marcaron el camino a seguir para los desarrollos futuros del álgebra
moderna.
Por otro lado, debemos advertir que ésta no es una historia exhaustiva de todo ese
movimiento creador pues el espacio nos impone limitaciones, sin embargo, pondremos
énfasis en ciertos aspectos que nos ayudarán a comprender la relevancia del álgebra en las
matemáticas modernas. Además, hemos dividido el documento en tres partes: En la primera
de éstas tocamos algunos aspectos de las matemáticas egipcia, babilónica y griega, a los
que podríamos calificar como de tipo algebraico, aunque cada uno de ellos de índole muy
distinta, como se verá en las siguientes secciones. Esta primera parte abarca un período que
empieza aproximadamente en 1600 a. C. y termina alrededor del año 600 d. C.; en esta
etapa podemos hablar de una pre-álgebra pues aún no se toma conciencia del álgebra como
1
Ver [7], p. 43.
5
APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
una área independiente de la aritmética y de la geometría (en el caso de Egipto y Babilonia,
podemos hablar de una álgebra aritmética y en el caso de Grecia de una álgebra
geométrica). En ambas situaciones, encontramos problemas muy específicos que
podríamos llamar algebraicos y para los cuales tenían métodos de solución que son
equivalentes a resolver ciertos tipos de ecuaciones algebraicas y que abordaremos más
adelante.
Un desarrollo mucho más consciente y profundo en lo que se refiere al estudio de
ecuaciones algebraicas es llevado a cabo por los matemáticos árabes, quienes preservan,
aprehenden y cultivan las ciencias que provienen de fuentes babilónicas, hindúes y griegas.
Si bien la matemática árabe tiene su período de máximo esplendor entre los siglos IX y XI,
su influencia se percibe en Europa hasta muy entrado el Renacimiento, por lo que los
matemáticos europeos continúan el estudio de las ecuaciones hasta las primeras décadas del
siglo XIX. Así, esta etapa la podemos identificar con la idea expuesta por Serret: El álgebra
ligada a la resolución de ecuaciones, y nos ocuparemos de estos aspectos en la segunda
parte del documento.
Finalmente, en la tercera parte hablaremos sobre los desarrollos modernos del álgebra que
se inician con el surgimiento del álgebra simbólica en Inglaterra y que logran un triunfo
significativo con la labor de axiomatización del álgebra por parte de la escuela alemana
hacia la mitad del siglo XX. Es en este período donde se marcan las tendencias modernas
del desarrollo algebraico, las cuales se centran en una idea fundamental: el concepto de
operación o ley de composición, del cual Bourbaki afirma ser uno de los conceptos más
primitivos en matemáticas [3, p.74]. Esperamos que con este estudio introductorio sobre la
evolución del álgebra, el lector se logre dar una idea del poder del ésta.
No debemos olvidar, por otro lado, que una característica distintiva de las matemáticas es
su gran unidad, es decir, es imposible hablar de áreas que evolucionen de manera aislada, o
como lo dice David Hilbert : "La matemática es en mi opinión un todo indivisible, un
organismo cuya vitalidad está condicionada por la conexión de sus partes…" [19]. Por lo
tanto, el desarrollo de una área necesariamente marca su impacto en las otras y todas se
retroalimentan entre sí. En particular, el álgebra no es ajena a esta tendencia y a lo largo de
su desarrollo es posible observar su influencia en otras ramas de la matemática y cómo se
ha visto beneficiada por los desarrollos de éstas. Sin embargo, a pesar de que sería muy
fructífero asomarnos un poco a este proceso no nos es posible revisar en este documento
esas conexiones del álgebra con otras áreas y sólo le pedimos al lector tener en cuenta que
el álgebra no ha evolucionado de forma aislada y es posible notar su presencia en la
matemática toda.
En la actualidad se tienen bastantes evidencias que nos muestran que al menos desde 1600
a. C., varios de los pueblos que habitaron la Mesopotamia resolvían problemas concretos
que involucraban ecuaciones algebraicas de primero, segundo y tercer grados. Por
problemas concretos nos referimos a que su matemática tenía un fin utilitario solamente y
no se desarrolló como una ciencia autónoma, como sí ocurrió en la antigua Grecia, aunque
en este caso fueron la Geometría y la Aritmética (entiéndase Teoría de Números) las que
lograron un alto nivel de desarrollo con respecto a las matemáticas de las civilizaciones que
les precedieron.
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APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
Es en el declinar de la matemática griega, aproximadamente del 250 al 600 d. C., cuando se
retoman las antiguas tradiciones de los calculistas de la Mesopotamia y surge de nuevo el
interés por la resolución de ecuaciones. Notemos que en ese período el Imperio Romano ya
tenía siglos de haberse establecido como la fuerza avasalladora de Europa y Oriente Medio,
imponiendo su ley en esas regiones. Sin embargo, la matemática no fue especialmente
cultivada por esa civilización, y en general la ciencia, como la concebían los griegos, fue
puesta en segundo término por los romanos.
La caída de Roma en el año 476 de nuestra era marca el inicio de la Edad Media, pero esto
no significa el fin de la civilización romana pues el nuevo centro del poder viene a ser
Constantinopla, y a pesar de los cambios, religiosos sobre todo, pues se adopta el
cristianismo como la religión oficial, la cultura hegemónica subyacente es la romana,
aunque nace un nuevo imperio, el Bizantino.
Por otra parte, un nuevo movimiento político-religioso se gestaba en el Medio Oriente con
el nacimiento del Islam (alrededor de 622 d. C.), y es la civilización árabe la que daría un
nuevo impulso, que resultó ser definitivo, al estudio de las ciencias y fueron ellos los que
preservaron y cultivaron el legado de los griegos y de otras civilizaciones como la hindú.
Además, gracias a que los árabes conquistaron gran parte de la península Ibérica, España se
convirtió bajo su dominio en un centro cultural muy importante al que acudían eruditos de
varias partes de Europa a nutrirse del conocimiento científico, lo que propició su
propagación. De hecho, Euclides, Aristóteles, Platón, Arquímedes, Ptolomeo y muchos
otros pensadores griegos fueron conocidos por los escolares medievales por las
traducciones que los árabes habían hecho de sus obras y fueron estos académicos europeos
los que tradujeron estas obras del árabe al latín y pudieron así ser estudiadas por las
generaciones posteriores. Nos atrevemos a decir que sólo esto libró a Europa de un
oscurantismo total durante la Edad Media, que termina en el año 1453 con la caída de
Constantinopla.
En particular, es a los árabes a quienes debemos el nombre álgebra, como veremos en la
Sección 2, y fueron ellos los que introdujeron a occidente el sistema de numeración usado
en la India; con el tiempo, los numerales evolucionaron hasta convertirse en los que
usamos actualmente, pero las ventajas de este sistema posicional de base diez resultó ser
fundamental para el avance de las ciencias. Nuestra deuda para con ellos es ciertamente
mucho mayor que lo implicado por estos hechos pues su contribución a la ciencia no se
limitó únicamente a la preservación y transmisión del conocimiento logrado por otras
culturas sino que ellos mismos hicieron aportaciones originales en varias ramas del saber y
ciertamente debemos reconocer sus logros.
El auge comercial en la Italia de los siglos XIII y XIV fue determinante para la adopción de
los números indo-arábigos en occidente y junto con estos llegaron a la Europa occidental
muchos de los tratados científicos de los árabes, mismos que fueron traducidos al latín por
los académicos europeos, actividad ésta que tuvo lugar en los monasterios cristianos,
principalmente. Fue esta revolución comercial la responsable de que se fundaran escuelas
del ábaco a finales del siglo XIII. Sin embargo, a medida que se extendía el uso de los
numerales indo-arábigos se puso en evidencia que los maestros algoristas, aquellos que
dominaban las técnicas de operación con estos números, superaban por mucho a los
maestros abacistas cuando se trataba de hacer cálculos aritméticos. De esta manera, los
7
APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
comerciantes adoptaron su uso y desempeñaron un papel determinante en la propagación de
este nuevo sistema.
El álgebra de los árabes encajó perfectamente en este ambiente pues estaba orientada a
resolver problemas por métodos aritméticos que involucraban, en la mayoría de los casos,
ecuaciones lineales (primer grado) y cuadráticas (segundo grado). Muchos de esos
problemas trataban sobre la repartición de herencias, transacciones comerciales, medida de
terrenos, etcétera (lo que los hombres constantemente requieren … en todos sus tratos entre
ellos…2). Así, el álgebra se convirtió en una herramienta indispensable para los
comerciantes; ya para el siglo XIV los que antes eran los maestros del ábaco se
convirtieron en algebristas y además fueron capaces de hacer contribuciones originales en
esta área. Algunas de esas aportaciones tenían que ver con la solución de ecuaciones
cúbicas (tercer grado) y bicuadráticas (cuarto grado) particulares, relacionadas con
problemas prácticos muy específicos.
Esto llevó de forma natural a la búsqueda de métodos que funcionaran para cualquier tipo
de ecuación cúbica o de cuarto grado, pues el álgebra árabe ya había dado cuenta de los
distintos tipos de ecuaciones de cuadráticas y se tenían métodos generales para resolverlas,
que consistían en completar el cuadrado. Aquí debemos señalar que el álgebra en esta época
era de carácter retórico pues no se tenía la notación simbólica a la que estamos
acostumbrados; además, las soluciones de una ecuación sólo podían ser positivas o cero
pues no se tenía idea de los números negativos, que fueron introducidos hasta mucho
tiempo después. Damos un ejemplo para ilustrar este punto, el cual está tomado del libro de
álgebra de al-Juarismi, del cual hablaremos más adelante:
El siguiente es un ejemplo de cuadrados y raíces3 iguales a números: un cuadrado y 10
raíces son iguales a 39 unidades. La cuestión en este tipo de ecuación es como sigue:
¿Cuál es el cuadrado que combinado con diez de sus raíces dará una suma total de 39? La
manera de resolver este tipo de ecuación es tomar la mitad de las raíces ya mencionadas.
Ahora, las raíces del problema son 10. Por lo tanto, toma 5, que multiplicado consigo
mismo da 25, una cantidad que agregas a 39, y lo cual da 64. Habiendo tomado entonces
la raíz cuadrada de esto la cual es 8, resta de esto la mitad de las raíces, 5, lo que deja 3.
El número 3 representa por tanto una raíz de este cuadrado, mismo que es, por supuesto,
9. Nueve por lo tanto da ese cuadrado.
Notemos que la forma de proceder de al-Juarismi para resolver este problema es completar
el cuadrado perfecto. En efecto, si traducimos este problema y su solución a nuestra
moderna notación simbólica vemos que en él se pide resolver la ecuación x 2 10 x 39
para x 2 . Procedemos de la siguiente manera: completamos el trinomio,
x 2 10x ( 12 10)2 39 ( 12 10)2 , lo cual nos da x 2 10x 25 64 , esto es, (x 5) 2 8 2 ,
por lo que x 5 8 . Así, x 8 5 3 . Por lo tanto, x 2 9.
Por otra parte, es oportuno señalar que no se confiaba en estas soluciones si no estaban
justificadas geométricamente pues el álgebra en ese tiempo no era concebida como una
2
Tomado del Prólogo del libro Hisãb al-jabr w’al-muqãbalah del matemático árabe Mohammed ibn Musa,
al-Juarismi.
3
Por cuadrado se refiere al área de un cuadrado y una raíz significa el lado del cuadrado.
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rama independiente de las matemáticas y la única ciencia segura, enteramente deductiva,
era la geometría, lo cual se pone de manifiesto en los Elementos de Euclides, que los
matemáticos árabes conocían muy bien y que eran el paradigma a seguir por todo
conocimiento que pretendiera llamarse ciencia. Así, el álgebra árabe y posteriormente el
álgebra de la escuela italiana estaban muy influenciadas por el pensamiento geométrico
griego. Tan grande era esa influencia que los números se entendían o bien como longitudes
de segmentos de recta, o como áreas o volúmenes.
Este estado de cosas continuó hasta muy entrado el siglo XVI y se empezaron a dar
cambios importantes cuando se introdujo una nueva notación que poco a poco llevaría el
álgebra de lo verbal a lo simbólico, y se le daría el reconocimiento a ésta como una ciencia
autónoma dentro de las matemáticas, al desligarla de la teoría de ecuaciones. Esta labor fue
iniciada en la escuela inglesa del siglo XIX y con ello se sentaban las bases de lo que hoy
conocemos como álgebra moderna.
2. EL NOMBRE
El uso de la palabra álgebra para designar una de las ramas de las matemáticas tiene su
origen en el libro Hisãb al-jabr w’al-muqãbalah del matemático árabe Muhammed ibn
Musa, al-Khwarizmi4 (al-Juarismi). Esta obra data de alrededor del año 825 y una
traducción libre del título podría ser La solución de ecuaciones por medio de restitución y
reducción, aunque el mismo al-Juarismi menciona en el prólogo de su libro que es "… un
corto trabajo sobre [cómo] Calcular por medio de [las reglas de] Completación y
Reducción, confinándose a lo que es lo más fácil y de más utilidad en aritmética, tal como
los hombres constantemente requieren en casos de herencias, legados, reparticiones, …".
Otro trabajo significativo de al-Juarismi versa sobre los números indo-arábigos en el cual se
describe el sistema hindú de numeración posicional basado en los diez símbolos 1, 2, 3, 4,
5, 6, 7, 8, 9 y 0. También se describen los métodos del cálculo aritmético con este sistema,
así como un método para extraer la raíces cuadradas. De esta obra sólo se ha conservado la
versión latina que tiene por título Algoritmi de numero Indorum (al-Juarismi sobre el Arte
de Numeración Hindú); es claro que de esta obra se derivaron las palabra guarismo y
algoritmo, que tienen significados precisos en la matemáticas. Aparte del anterior, hay
otros libros de al-Juarismi sobre astronomía y geografía, pero no nos ocuparemos de ellos
en este trabajo, sin embargo, la influencia que este matemático árabe tuvo sobre sus
continuadores nunca podrá ser lo suficientemente valorada y es justo llamarle el Padre del
Algebra, algo en lo que están de acuerdo varios autores (por ejemplo [4, p. 230] y [12, p.
21]). Para reforzar lo dicho, citamos un pasaje tomado de [12, p. 33]: "La ciencia
matemática en Europa fue más vitalmente influenciada por Mohammed ibn Musa que por
cualquier otro escritor desde los tiempos de los griegos hasta Regiomontanus (1436-1476).
A través de su aritmética, con la presentación del arte hindú de numeración, revolucionó
los procesos comunes de calcular y a través de su álgebra puso los fundamenteos para el
análisis moderno".
Literalmente, la palabras al-jabr y al-muqãbalah significan restauración y oposición,
respectivamente, por lo que en este contexto hacen referencia a resolver una ecuación
4
Mohammed, hijo de Moisés de la aldea de Khwarezm.
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agregando o quitando las mismas cantidades en cada lado de una ecuación, lo cual restaura
el balance de la misma (esto es al-jabr), y se simplifica la ecuación por medio de la
cancelación de los términos opuestos (por eso la palabra oposición en el título: al-
muqãbalah). Un ejemplo muy sencillo del uso de estas palabras es el siguiente: Si
consideramos la ecuación
7 x 2 5 x 10,
entonces restauramos el balance de la misma como sigue (hacemos al-jabr):
7 x 5x 2 2 5 x 10 5 x 2 ,
y cancelando los opuestos (al-muqãbala) se obtiene
2x 8,
por lo que la solución final es x 4.
En el al-jabr de al-Juarismi se presenta un estudio exhaustivo y sistemático de los seis
diferentes tipos de ecuaciones lineales y cuadráticas, clasificadas de la siguiente forma: (a)
cuadrados iguales a raíces (v.g. 13 x 2 4 x ), (b) cuadrados iguales a números ( 5 x 2 80 ), (c)
raíces iguales a números ( 4x 20 ), (d) cuadrados y raíces iguales a números
( x 2 10 x 39 ), (e) cuadrados y números iguales a raíces ( x 2 21 10 x ) y (f) raíces y
números iguales a cuadrados ( x 2 3x 4 ). Los ejemplos se tomaron de este libro y los
casos se analizan en el orden aquí expuesto.
Todas estas ecuaciones se consideraban distintas pues, como ya hemos mencionado, en ese
tiempo todavía no se introducían los números negativos, razón por la cual era necesario
separar los diferentes casos. Abundaremos más sobre esto en las siguientes secciones.
Una observación importante y que es necesario recalcar es que al-Juarismi no sólo da las
soluciones a los problemas que plantea sino que va mucho más allá, pues como él mismo lo
explica en su libro: Hasta aquí hemos dicho bastante sobre los cálculos numéricos en lo
que respecta a los seis tipos de ecuaciones. Ahora, sin embargo, es necesario que
demostremos geométricamente la verdad de los mismos problemas que hemos explicado
con números [4, p. 230] Esta preocupación por demostrar la validez de los métodos
empleados nos revela una clara influencia griega que está presente en toda la matemática
árabe. Podemos decir que ésta se caracteriza por un espíritu ecléctico pues aprovecharon lo
mejor de los babilonios, los hindúes y los griegos, lo cual se refleja en el álgebra de al-
Juarismi.
La primera traducción al latín del al-jabr fue realizada por Robert de Chester en 1145 y
llevaba por título Liber algebrae et almucabala. Después de esta aparecieron otras
traducciones al latín, tales como Ludus algebrae almucgrabalaeque, Gleba mutabilia, y
traducciones a otros idiomas con títulos como Algiebar and almachabel y Gebra und
Almuthabola. Sin embargo, en los tratados algebraicos que van apareciendo a lo largo del
siglo XVI, la palabra muqãbalah se elimina de los títulos de estos y aparecen obras como
Artis Magnae, sive de Regulis Algebraicis (Gerónimo Cardano, 1545), Algebræ
compendiosa facilisque descriptio, qua depromuntur magna Arithmetices miracula (John
Scheubelius, 1552), De oculta parte numerorum quam Algebram vocant (Pelle-tiers, 1558)
y Libro de Algebra y Arithmetica y Geometria (Pedro Núñez, 1567). Es claro entonces que
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estos usos de la palabra al-jabr dieron origen al nombre que ahora usamos. De hecho, una
traducción inglesa del al-jabr hecha por Fredreric Rosen se publica simplemente como The
Algebra of Mohammed ben Musa, y aparece en Londres en el año 1831.
La palabra árabe usada por al-Juarismi y otros matemáticos árabes posteriores a éste para
referirse a la incógnita en una ecuación es shaî, que significa cosa (cualquier cosa, alguna
cosa, algo), y que en un problema algebraico podríamos usar como sigue: el cuadrado de la
cosa más seis veces la cosa suman siete, lo cual corresponde a la ecuación x 2 6 x 7 . Res
es la palabra que se usa para cosa en las primeras traducciones latinas del al-jabr y que
traducen al italiano como cosa, razón esta por la que algunos escritores italianos llaman al
álgebra la Regola de la Cosa5.
Por otra parte, ya desde 1494 algunos autores usan los nombres Arte magiore, Ars Mayor o
Artis Magnae para referirse al álgebra, en contraste con el ars minor, nombre muy usado
para hacer referencia a la aritmética. Por ejemplo, Girolamo Cardano publica en 1545 su
libro Artis Magnae, sive de Regulis Algebraicis, esto es El Arte Magno o las Reglas del
Algebra. También es importante mencionar que el primer tratado de matemáticas publicado
en el Continente Americano fue el Sumario Compendioso6 de Juan Díez, aparecido en la
Ciudad de México en el año de 1556; al final de esta obra encontramos siete páginas bajo el
título Notables Quistiones. Quistiones del Arte Mayor Tocantes al Algebra [18]. Aquí se
resuelven diez problemas algebraicos que involucran la solución de ecuaciones cuadráticas
y cúbicas principalmente.
Un dato curioso del uso de la palabra álgebra es que la podemos encontrar en El Quijote [5,
p. 358, (II, Cap. XV)]: “…En esto fueron razonando los dos, hasta que llegaron a un
pueblo donde fue ventura hallar un algebrista con quien se curó el Sansón desgraciado…”
Esto se explica fácilmente si pensamos en que al-jabr significa restaurar, pues los Moros
(musulmanes del norte de África), llevaron la palabra a España con ese significado y la
palabra algebrista era usada para nombrar al restaurador de huesos, es decir, a aquel que
componía huesos rotos. Esta costumbre siguió en uso mucho tiempo después de la
expulsión de los moros de España en 1492, y había incluso algunas barberías donde se
podían leer las palabras “Algebrista y Sangrador”.
En el siglo XVI hubo intentos para rechazar la palabra álgebra por parte de algunos
académicos europeos (Francois Viète, por ejemplo), pues no tenía significado alguno en las
lenguas de Europa y propusieron términos como análisis y logística para nombrar al arte
mayor. Es por esta razón que durante mucho tiempo, todo lo que no fuera geometría era
llamado análisis. Sin embargo, con el devenir del tiempo y con los desarrollos que se dieron
en la Inglaterra del siglo XIX, los cuales vinieron a dar forma al álgebra simbólica, la
palabra álgebra se usó para nombrar a una rama enteramente autónoma dentro de las
matemáticas, de la cual nos ocuparemos en este escrito.
5
La regla de la cosa.
6
El título completo es Sumario Compendioso de las Cuentas de Plata y Oro que en los Reinos del Perú son
necesarias a los mercaderes y todo género de tratantes. Con algunas reglas tocantes a la Aritmética.
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APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
3. EL ALGEBRA EN EGIPTO Y MESOPOTAMIA
Las mayores fuentes históricas que se han conservado sobre las matemáticas en Egipto son
el papiro de Rhind y el papiro de Moscú. El primero de estos también se conoce como
papiro de Ahmes (Ahmose), quien lo copió alrededor del año 1700 a. C. de un prototipo
que puede situarse entre 2000 y 1800 a. C.
Mucho tiempo después, pero todavía antes de la edad de oro de la matemática griega,
encontramos en Egipto los primeros problemas que involucran ecuaciones cuadráticas:
"Otro ejemplo de la distribución de una área dada, en cuadrados. Si se te dice que
distribuyas 100 ells cuadrados [ell: unidad de área] sobre dos cuadrados de tal modo que
el lado de uno sea 34 del lado del otro: por favor, dame cada una de las incógnitas". En
nuestra notación algebraica, este problema es equivalente a resolver el sistema de
ecuaciones
x 2 y 2 100
y 34 x.
a3 , a2 , a1 , a0 ; b1 , b2 , b3 ,
Debemos señalar que su matemática también estaba orientada a resolver problemas
cotidianos de cálculo de impuestos, cálculo de longitudes, áreas y volúmenes, etcétera. Sin
embargo, a diferencia de las matemáticas egipcias, se tiene cierta conciencia de algunas
reglas generales que hacen que sus métodos funcionen en los casos particulares a los que se
aplican, aunque no logran dar ese paso de ir de lo particular a lo general que es lo que
distingue al pensamiento abstracto de lo común.
En lo que respecta al álgebra babilónica7, que era de tipo verbal al igual que la egipcia, se
han encontrado muchos registros de alrededor del año 1600 a. C. que muestran que los
problemas de ecuaciones lineales eran muy elementales para ellos y en cambio podían
resolver problemas que involucraban ecuaciones cuadráticas y cúbicas usando fórmulas
desarrolladas exprofeso. De estas tablillas es posible concluir que los babilonios podían
resolver ecuaciones cuadráticas con un método que es, en esencia, el que nosotros
aprendemos en la secundaria: el de la fórmula general. Este método se basa en expresar una
ecuación cuadrática en su forma normal y, seguidamente, aplicar un método para resolver
esta forma normal que podemos describir como: Encontrar dos números si se conoce su
suma (o su diferencia) y su producto.
Notemos que en nuestra moderna notación algebraica, podemos escribir la forma normal
como sigue: Dados dos números s y p que cumplen x y s y xy p , encontrar los
valores de x e y.
El método que los babilonios usaban para resolver este problema consistía de los siguientes
pasos: (1) Tomar la mitad de la suma [ 2s ]; (2) Elevar al cuadrado el resultado obtenido
[ ( 2s ) 2 ]; (3) De lo anterior, restar el producto [ ( 2s ) 2 p ]; (4) Tomar la raíz cuadrada de lo
7
No es del todo correcto llamarle así pues Babilonia no fue siempre el centro hegemónico de las culturas que
florecieron en la Mesopotamia; sin embargo seguimos la costumbre impuesta por varios autores.
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APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
Veamos que esto es en realidad equivalente a resolver una ecuación cuadrática. En efecto,
multiplicando la ecuación s x y por x se obtiene
sx x 2 yx ,
y tomando en cuenta que p=xy obtenemos
x 2 p sx , (3.1)
o equivalentemente
x 2 sx p 0 . (3.2)
Esto significa que x es solución de esta última ecuación y, por simetría, y también lo es.
Por otra parte, notemos que los pasos (1) a (5) que los babilonios realizaban para resolver la
forma normal, en notación simbólica nos llevan a las soluciones
x 2s ( 2s )2 p y y 2s ( 2s )2 p.
Estas dos solucione las podemos podemos expresar como
s s2 4 p
x, y ,
2
y sustitutyendo los valores (3.3) y (3.4) para s y p , obtenemos la conocida fórmula general
para obtener las raíces de una ecuación de segundo grado:
b b 2 4ac
x, y . (3.5)
2a
Esto nos dice que, en esencia, esta fórmula ya era conocida desde hace más de 3700 años,
hecho que quizás debiera enfatizarse en los cursos de álgebra de secundaria o preparatoria.
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APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
que resolvemos en forma análoga a la anterior, auque en el paso (3) sumamos el producto a
la mitad de la diferencia al cuadrado: ( d2 ) 2 p , y se obtienen las soluciones
x d2 ( d2 )2 p y y d
2
( d2 ) p,
que también son casos particulares de la fórmula general (3.5).
Para darnos una idea de la destreza de los matemáticos babilonios para calcular y resolver
ecuaciones cuadráticas presentamos el siguiente ejemplo encontrado en una tablilla del
período Seleúcida (Aprox. de 312 a 64 a. C.) en el que se pide encontrar un número tal que
sumado con su recíproco se obtiene un número dado.
Las ecuaciones cuadráticas en las que aparecen los tres términos, como en (3.3), se
clasificaban, al menos desde los tiempos de al-Juarismi, en uno de los siguientes tres tipos:
(a) x 2 px q , (b) x 2 px q , (c) x 2 q px , y de los cuales vimos ejemplos en la
Sección 2 cuando se comentó sobre el al-jabr. Esta clasificación perduró durante toda la
Edad Media y la ecuación cuadrática general de la forma (3.3) sólo se introdujo con la
notación desarrollada al final del siglo XVI. Sin embargo, es posible encontrar estos tres
tipos de ecuaciones en los textos babilonios, por lo que su familiaridad con ellas queda
fuera de toda duda.
Con respecto a las ecuaciones cúbicas, se tienen muchos ejemplos particulares que
equivalen a resolver cúbicas puras del tipo x3 a , como es el caso de la ecuación
x 3 0;7,30 , de la cual se da la solución x 0;30 sin mayor explicación, pues se tenían
tablas de cubos y de raíces cúbicas, elaboradas exprofeso. Las cúbicas mixtas de la forma
x 3 x 2 a se resolvían de forma análoga, consultando las tablas disponibles en las que
aparecían los valores de la suma n 3 n 2 para valores enteros de n de 1 hasta 30; así por
15
APUNTES DE HISTORIA DE LAS MATEMÁTICAS VOL. 1, NO. 3, SEPTIEMBRE 2002
ejemplo, con la ayuda de tales tablas podía leerse inmediatamente que la solución de la
ecuación x 3 x 2 4,12 es x 6 .
Para los casos un poco más generales de ecuaciones cúbicas tales como 144 x 3 12 x 2 21 ,
los babilonios usaban su método de sustitución: multiplicando por 12 ambos miembros y
haciendo y 12 x , la ecuación se convierte en y 3 y 2 4,12 de donde resulta y 6 ,
luego, x 12 o bien x 0;30 .
Por otra parte, no se tienen evidencias de que los babilonios hayan sido capaces de reducir
la cúbica general ax 3 bx 2 cx d a su forma canónica. Sin embargo, debemos hacer
notar que la resolución de ecuaciones cuadráticas y cúbicas en Mesopotamia constituyó un
logro notable que hay que admirar, no tanto por el alto nivel de habilidad técnica puesta en
juego como por el nivel de madurez y flexibilidad de los conceptos algebraicos que
intervinieron en el proceso. El álgebra babilónica alcanzó un nivel de abstracción tan
extraordinario que las ecuaciones ax 4 bx 2 c y ax 8 bx 4 c fueron consideradas
correctamente como simples ecuaciones cuadráticas disfrazadas, es decir, como ecuaciones
cuadráticas en x 2 y x 4 respectivamente.
4. EL ALGEBRA EN GRECIA
Es mucho lo que las matemáticas deben a los antiguos griegos. En general, la ciencia tal y
como la conocemos actualmente, tiene su origen en la Grecia clásica y mucho de su legado
cultural ha tenido un impacto profundo en la civilización occidental. "Todos los hombres,
por naturaleza, desean conocer" nos dice Aristóteles, y quizá estas palabras reflejen mucho
el espíritu de aventura griego. Ese deseo por conocer los llevó a viajar a Egipto y a
Babilonia, en donde aprendieron mucho de la ciencia de estas civilizaciones, la cual
desarrollaron hasta llegar a crear sus propias ciencias "…como cosas vivientes, basadas en
principios primarios y firmes, con una capacidad de un desarrollo infinito." [8]. En
particular, las matemáticas no escaparon a esa inventiva genial de los griegos, pues "… de
todas las manifestaciones del genio griego, ninguna es más impresionante ni más
imponente que la que es revelada por la historia de la matemática griega" [8].
Por otra parte, supieron reconocer su deuda con las dos grandes civilizaciones que les
precedieron y "todo lo que nosotros los griegos recibimos lo mejoramos y perfeccionamos",
como nos dice Platón. Pero en realidad hicieron mucho más que eso pues supieron
reconocer en el uso de la razón una poderosa herramienta con la que podían ser capaces de
entender la naturaleza y, más aún, tenían el convencimiento de que ésta podía ser explicada
en términos matemáticos. El dicho pitagórico de que "Todo es número" es una muestra
clara de lo que hemos dicho.
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Además, lograron tener éxito en donde sus predecesores habían fallado pues supieron dar a
la matemática el rango de ciencia deductiva por excelencia. Esto fué posible gracias a que
entendieron la gran diferencia que existe entre manejar ideas abstractas y generales en vez
de las limitaciones que impone la cienca práctica, es decir, la que está orientada a resolver
los problemas cotidianos. Así por ejemplo, supieron distinguir que una recta, un
triángulo,un círculo, etcétera, son conceptos abstractos que surgen cuando se idealizan sus
imperfectas realizaciones en la naturaleza o en las cosas que usamos en nuestra vida diaria.
Todo esto los llevaría al convencimiento de que sólo con el uso de la razón era posible
conocer pues los sentidos siempre nos dan imágenes imperfectas del mundo que nos rodea.
Aquí está la semilla que dió lugar a una genuina preocupación por la formalización, es
decir, la justificación lógica de sus razonamientos. Esto los llevó a reconocer que en todo
razonamiento es preciso partir de ciertos principios básicos y evidentes por sí mismos, y de
los cuales se pueden deducir, con el uso de la razón, resultados más profundos. Tenían claro
también que no era posible basar sus principios básicos en otros todavía más elementales o
demostrarlos mediante otros principios pues "… En cuanto a la demostración circular, su
imposibilidad absoluta es patente, si es cierto que la demostración ha de partir siempre de
cosas anteriores y más notorias. En efecto, es imposible que las mismas cosas sean
respecto de unas mismas cosas anteriores y posteriores a la vez … Los partidarios de la
demostración circular, no sólo cometen la falta que aquí indicamos, sino que en el fondo se
limitan a decir que una cosa existe si existe …" [2, pp. 158-159].
Así, no puede haber demostraciones con un retroceso infinito ni con un proceso circular, y
todo sistema deductivo debe partir de axiomas. Esto trae como consecuencia el surgimiento
del método axiomático, del cual podemos decir que es la aportación más grande de los
griegos a la ciencia en general y a las matemáticas en particular. Este método tuvo su mayor
realización en los Elementos de Euclides y durante miles de años fueron el modelo a seguir
en los desarrollos matemáticos.
En estas condiciones, es de llamar la atención que los más grandes logros matemáticos de
los griegos fueron de tipo geométrico y el punto de vista pitagórico de que todo podía ser
explicado en términos de los números naturales o sus razones (arithmos), no fue suficiente
para paliar el dominio avasallador de la geometría. No sabemos a ciencia cierta el por qué
de esa preferencia de los matemáticos griegos por la geometría, sin embargo, sabemos que
el descubrimiento de los números inconmensurables, esto es, aquellos números que no es
posible expresarlos como razones de enteros positivos, fué un suceso que destrozó por
completo las bases de la fe pitagórica en los números. Esto posiblemente llevó a los
matemáticos griegos a replantearse el papel de estos, en los cuales ya no podían confiar
ciegamente y, en consecuencia, esto los obligó a introducir grandes cambios en sus
matemáticas.
Como resultado, el álgebra babilónica, que los pitagóricos conocían y manejaban, debía
ajustarse a la geometría. Así, la forma normal de los babilonios, el encontrar dos números
dada su suma (o diferencia) y su producto, debía reinterpretarse geométricamente. De esta
manera, el problema de encontrar los números x y y que cumplen x y s y xy p ,
para s y p dados, se interpretaba como sigue: Construir un rectángulo sobre un segmento
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de longitud s , con una anchura x , de tal manera que el área de este rectángulo ( sx ) , sea
mayor que el área p en un cuadrado de área x 2 , esto es, sx p x 2 (ver ecuación (3.1)).
En este nuevo esquema, ya no era posible sumar longitudes con áreas ni áreas con
volúmenes, etcétera. Por ejemplo, una ecuación de la forma ax bc debía interpretarse
como una igualdad entre las áreas ax y bc , y no como una proporción, es decir, una
igualdad entre las razones ba y cx . El efecto que estos cambios produjeron en la matemática
griega fué muy negativo para el álgebra pues canceló toda posibilidad de desarrollo
independiente para ésta; además, también eliminó todo intento encaminado a crear una
notación simbólica que les permitiera a los calculistas (aritméticos) abreviar sus fórmulas y
métodos de cálculo.
Esta álgebra de tipo geométrico, a la que podríamos llamar álgebra geométrica, fue la que
prevaleció en la matemática griega y la que perduraría durante muchos siglos por venir. Sin
embargo, hay que destacar que las propiedades de las operaciones de suma y multiplicación
que son propias del álgebra, tales como la asociatividad de la suma o la propiedad
distributiva a(b c) ab ac , resultaban obvias en esta álgebra geométrica. Asimismo,
identidades como (a b)2 a 2 2ab b2 y a 2 b2 (a b)(a b) se demuestran
fácilmente en este contexto. Incluso la ecuación x 2 ab es fácil de resolver. De hecho,
todas estas fórmulas se demuestran en el segundo libro de los Elementos, pero siempre en
términos geométricos. Además, esto hace muy difícil el manejo de ecuaciones de grado
mayor a dos, por lo que raramente se tratan ecuaciones cúbicas o bicuadráticas.
El libro quinto de los Elementos ha sido, a lo largo de la historia, uno de los más admirados
de entre los trece que componen esta obra. En el se trata la teoría de las magnitudes, de la
cual Bourbaki dice que es la creación más original de la matemática griega [3, p. 75].
Mucho del material de este libro es atribuido a Eudoxo pues su teoría de las proporciones se
aborda en el mismo y, en cierta manera, esta fue una respuesta al problema de la
inconmensurabilidad pues desde que se descubrieron las proporciones no conmensurables,
los griegos trataron de eliminar en lo posible el uso de las proporciones. De esta manera,
Eudoxo vino a establecer las bases para una teoría de la proporción que era independiente
de la conmensurabilidad.
Desde el punto de vista algebraico este libro es muy importante pues se prueban algunas
propiedades para magnitudes que serían lo análogo a las propiedades distributivas
m(a b) ma mb y (a b)n an bn . Incluso se prueba que el producto de dos razones
es independiente del orden en que se realice la operación, es decir, esta multiplicación es
conmutativa.
Arquímedes de Siracusa fue sin duda uno de los más grandes matemáticos griegos. Su
genio se deja ver a través de sus muchos descubrimientos en diversas áreas tales como la
mecánica, la hidrostática, la astronomía y, por supuesto, en las matemáticas. Sus
aportaciones a esta ciencia fueron tan importantes que ocuparíamos volúmenes enteros
analizando su obra. Sin embargo, lo que nos interesa mencionar en esta breve exposición
del álgebra en la antigua Grecia con respecto al trabajo geométrico-algebraico de
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Arquímedes, es un problema que aparece en su libro Sobre la Esfera y el Cilindro (ver [4,
p. 132]) y es el siguiente: ¿Cómo cortar una esfera por medio de un plano de tal manera
que la razón de los volúmenes de los dos segmentos esféricos sea igual a una razón dada
a
b
? Este problema es analizado por Arquímedes con métodos geométricos, por supuesto, y
logra dar algunos resultados importantes. En efecto, el problema es equivalente a resolver
una ecuación cúbica de la forma
4r 2 ( 3r x )( a b )
x2 ar
,
y Arquímedes logra reducirlo a un problema que para nosotros equivaldría a encontrar la
solución de una cúbica de la forma
x 2 (c x) dp2 .
La manera en que Arquímedes llega a una solución es a través de encontrar la intersección
de la parábola cx2 p 2 y con la hipérbola (c x) y cd , y más aún, es capaz de dar
condiciones sobre los coeficientes de la ecuación que le permiten determinar el número de
soluciones reales. Después de Arquímedes, pasarían muchos siglos para que se retomara el
análisis de ecuaciones cúbicas y es durante la hegemonía árabe, concretamente con Omar
Khayam, cuando se estudian nuevamente este tipo de problemas.
De entre sus logros es posible destacar las leyes de los signos, pues una operación del tipo
(7 3)(5 2) (4)(3) 12 lo lleva a establecer una identidad de la forma
(7 3)(5 2) 7 5 7 2 3 5 3 2 35 14 15 6 12 , por lo que concluye que "más
por menos es menos" y "menos por menos es más", y vemos en su trabajo el primer ejemplo
de cálculo con números negativos. Además de esto, logró dar reglas que equivalen a las
leyes de los exponentes que nosotros escribiríamos como x m x n x m n , para valores
pequeños de los exponentes, los cuales también podían ser negativos.
Los problemas que se tratan en la Aritmética nos muestran una gran habilidad matemática
por parte de Diofanto. Por ejemplo, un problema es el siguiente: Encontrar dos números
tales que su suma sea 20 y la suma de sus cuadrados sea 208. En nuestra notación moderna
esto lo escribimos como el sistema de ecuaciones
x y 20 ,
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x y 208.
En lugar de escribir el problema en esta forma, Diofanto lo expresa de manera equivalente
como
(10 x) (10 x) 20 ,
(10 x)2 (10 x)2 208.
De aquí se sigue que x 2 , por lo que un número es 8 y el otro es 12.
Hay quienes llaman a Diofanto el padre del álgebra, aunque nosotros hemos reservado ese
título para al-Juarismi. La razón de esto es que Diofanto todavía no tiene una concepción
independiente del álgebra y su Aritmética no es, propiamente hablando, un texto de álgebra
como sí lo es el al-jabr. Por otra parte, problemas que dan lugar a los tres tipos de
ecuaciones cuadráticas (a) ax2 bx c , (b) ax2 c bx y (c) ax2 bx c , se tratan en la
Aritmética, pero sus soluciones se presentan como algo incidental, pues se requieren para la
solución de otros problemas, y no como resultado de un análisis sistemático de estas
ecuaciones. De hecho, cuando trata con problemas que lo llevan a resolver ecuaciones del
tipo ax m bx n , Diofanto habla de su intención de escribir un tratado sobre las ecuaciones
cuadráticas, tarea que al parecer no llevó al cabo.
Con lo expuesto hasta aquí hemos dado un breve repaso al desarrollo del álgebra en las
civilizaciones antiguas, a las que debemos reconocer sus logros matemáticos pues con ellos
se dieron los primeros pasos que nos han llevado a esta gran aventura del intelecto humano
que llamamos matemáticas. En la segunda parte de este trabajo tendremos oportunidad de
ver otro tipo de logros que nos acercan más con la concepción moderna que se tiene de las
matemáticas y que propiciaron, en particular, la evolución del álgebra abstracta.
REFERENCIAS
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Enseñanza de las Matemáticas, Editorial Aguilar, Madrid, pp.42-57.
[8] H. M. Edwards (1984), Galois Theory, Springer, New York.
[9] Euclides (1956), The Thirteen Books of The Elements (Translated with Introduction and
Commentary by Sir Thomas L. Heath), Vol. II, Second Edition, Dover Publications
Inc., New York.
[10] T. L. Heath (1981), A History of Greek Mathematics, Volume II, Dover, New York.
[11] D. B. Johnson, T. A. Mowry (1995), Mathematics, a Practical Odissey, PWS
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[12] L. C. Karpinski (1915), Robert of Chester's Latin Translation of the Algebra of Al-
Khowarizmi, The MacMillan Company, London.
[13] M. Kline (1972), Mathematical Thought from Ancient to Modern Times, Volume 2,
Oxford University Press, New York.
[14] O. Neugebauer (1969), The Exact Sciences in Antiquity, Second Edition, Dover, New
York (Brown University Press, 1957).
[15] J. Piaget et al. (1965), La Enseñanza de las Matemáticas, Aguilar, Madrid.
[16] F. Rosen (1831), The Algebra of Mohammed ben Musa, Farbury, Allen and Co.,
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[17] D. E. Smith (1958), History of Mathematics, Volume II, Dover, New York.
[18] D. E. Smith (1921), The Sumario Compendioso of Brother Juan Diez, Ginn and
Company, Boston.
[19] The Mathematical Intelligencer, Vol. 9, No. 2, 1987.
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