La Santificacion Del Hombre Con Respecto A La Cristologia
La Santificacion Del Hombre Con Respecto A La Cristologia
La Santificacion Del Hombre Con Respecto A La Cristologia
1. Consagrarse
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó” (Génesis 2.3); o sea, lo apartó como
un día consagrado a él. Los israelitas no se acercaron al Monte Sinaí porque Dios
había puesto límites alrededor del mismo y lo había santificado (Éxodo 19.23). Este
monte estaba apartado para un propósito santo. (Lea también Levítico 8.10–11;
Juan 17.17; 1 Tesalonicenses 4.3; Hebreos 9.3.)
2.Limpiarse, purificarse
(Lea 1 Tesalonicenses 5.23; Hebreos 10.10, 14.) Para servir a Dios tenemos que
ser puros, santos y limpios por medio de la sangre de Cristo. “Seguid (...) la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12.14).
1. Dios, el Padre
2. Dios, el Hijo
“Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre,
padeció fuera de la puerta” (Hebreos 13.12). Somos “santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo” (Hebreos 10.10). Además, Pablo escribió a los
efesios que Cristo santifica a la iglesia “en el lavamiento del agua por la palabra”
(Efesios 5.25–27).
5. La fe
Cristo, el sacrificio por nuestros pecados, “nos ha sido hecho (...) santificación” (1
Corintios 1.30). ¿Cómo puede ser? Cuando acudimos a él y nos aferramos a sus
promesas por fe, él llega a ser nuestro santificador. Recibimos herencia entre los
santificados por medio de la fe en Cristo (Hechos 26.18).
“Y estos erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya
habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús” (1 Corintios 6.11). “En esa
voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha
una vez para siempre. (...) Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre
a los santificados” (Hebreos 10.10, 14).
Hay personas que piensan que cuando alguien se convierte sólo recibe
la justificación. Estas personas piensan que después de un tiempo indefinido de ser
un “cristiano carnal” entonces se recibe una manifestación del Espíritu Santo con la
cual Dios santifica a la persona. Pablo nos asegura que “si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8.9), que sin la santidad (la santificación),
nadie verá al Señor (Hebreos 12.14) y que “los que son de Cristo han crucificado la
carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5.24). Juan también dice así: “Todo
aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 3.9). Estos versículos
contradicen la teoría que enseña que el nuevo convertido no es santificado.
Después que hemos entrado en la gracia es entonces que vemos que estamos
creciendo “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor” (2 Pedro 3.18). Como
hijos de Dios crecemos espiritualmente (1 Tesalonicenses 3.12), abundamos “más
y más” (1 Tesalonicenses 4.1, 10), vamos “adelante a la perfección” (Hebreos 6.1)
y nos perfeccionamos en “la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7.1). El hijo
natural no sería normal si no continuara desarrollándose desde su niñez. Asimismo,
el hijo de Dios no es normal si no continúa creciendo espiritualmente.
Por ejemplo, piense en un niño que tiene dos años. Usted quedará impresionado
con su listeza, sus charlas inocentes y su inteligencia prometedora. “¡Qué hijo más
inteligente y prometedor!”, usted dirá. Pero luego el niño adquiere una enfermedad
que impide su desarrollo. Diez años después usted ve al mismo niño otra vez. “¡Qué
muchacho más atrasado!”, sería su expresión aunque éste pueda hacer mucho más
que la primera vez que usted lo vio.
Resultados de la santificación
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos” (Hebreos
2.11). Cuando Dios nos aparta para servirle a él, significa dos cosas: (1) Estamos
separados del pecado (Romanos 6.1–2; 12.1–2; 2 Corintios 6.14–18) y (2) estamos
unidos con Cristo mismo (Juan 17.21–23).
2. La perfección cristiana
“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”
(Hebreos 10.14). (Lea también Mateo 5.48.) ¿Cómo es posible que un humano
imperfecto alcance la perfección cristiana? Sólo mediante la purificación por medio
de la sangre de Cristo y el poder de Dios para guardarnos sin mancha. La perfección
por medio de la sangre es la perfección llevada a cabo por el único sacrificio en la
cruz.
“Jehová ha escogido al piadoso para sí” (Salmos 4.3). (Lea también Romanos 12.1–
2; 2 Corintios 6.14–7.l.) La conclusión es: “Apartaos, dice el Señor (...) y yo os
recibiré” (2 Corintios 6.17). La santificación nos aparta del mundo para que podamos
estar unidos con nuestro Padre santísimo.
Es evidente que todos los santificados en Cristo son coherederos con Cristo: (1)
Dios les ha prometido a todos los fieles una “herencia con todos los santificados”
(Hechos 20.32). (2) La santidad (santificación) se menciona entre los requisitos para
ver “al Señor”. (3) “Todas las cosas” de Apocalipsis 21.7 son prometidas a los
vencedores, y los únicos vencedores son los que son santificados.
“Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra,
santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra” (2 Timoteo 2.21). El
poder del Espíritu Santo está disponible sólo a los que son santificados. Y el poder
del Espíritu Santo es necesario para el servicio eficaz. La consagración (una parte
de la santificación) significa rendirse del todo a Dios, lo cual significa que todos
los poderes humanos están en el altar para que Dios los use como a él le parezca
bueno. Por esto algunas personas que poseen talentos muy comunes cumplen más
para el Señor que muchos que son bendecidos con más talentos, pero no son
consagrados al Señor.
“El mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma
y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1
Tesalonicenses 5.23).