Francisco de Asis

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ÉLOI LECLERC

FRANCISCO DE ASÍS
Un hombre nuevo para una sociedad nueva
o El retorno al Evangelio

EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
2006
Esta obra se ha beneficiado del P.A.P. GARCÍA LORCA, Programa de Publicación
de Servicios de Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia en
España y del Ministerio francés de Asuntos Exteriores

Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín

Tradujo Mercedes Huarte Luxán


sobre el original francés Saint François d’Assise. Le retour à l’Évangile

© Desclée de Brouwer, Paris 1998


© Ediciones Sígueme S.A.U., 2006
C/ García Tejado, 23-27 - 37007 Salamanca / España
Tlf.: (34) 923 218 203 - Fax: (34) 923 270 563
e-mail: [email protected]
www.sigueme.es

ISBN: 84-301-1599-4
Depósito legal: S. 231-2006
Impreso en España / Unión Europea
Imprime: Gráficas Varona S.A.
Polígono El Montalvo, Salamanca 2006
CONTENIDO

Prólogo ............................................................................. 9
Breve cronología de la vida de Francisco de Asís ............ 15

1. Un cambio de sociedad .............................................. 19


2. Un joven de su tiempo ................................................ 40
3. Visitado por el Espíritu ............................................... 53
4. La Iglesia en un callejón sin salida ............................ 71
5. El evangelio reencontrado .......................................... 83
6. Una explosión de fraternidad ..................................... 93
7. Un pobre que canta ..................................................... 109
8. Vino nuevo en odres viejos ........................................ 123
9. En la encrucijada ........................................................ 135
10. La regla y la vida ........................................................ 143
11. Soledad ....................................................................... 151
12. La hermana Clara ....................................................... 161
13. Navidad ...................................................................... 173
14. El monte Alverna ........................................................ 183
15. El último canto ........................................................... 195
Epílogo. El encuentro del Evangelio con la historia ......... 207

Bibliografía selecta ............................................................ 221

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PRÓLOGO

A pesar de los siglos transcurridos, la figura del Pobre de


Asís todavía rebosa de vida por los cuatro costados y goza
de un enorme atractivo, una especie de fascinación no sólo
sobre los cristianos de cualquier confesión, sino también so-
bre personas que no comparten ni nuestra fe ni nuestra cul-
tura. Es como si alrededor de esta figura operara un encan-
tamiento que hiciera desaparecer las diferencias.
¿De dónde proviene esta fuerza seductora? ¿Cómo ex-
plicar esa irradiación que no conoce fronteras? Nos viene a
la mente de manera espontánea la cuestión que el hermano
Masseo planteaba ya a Francisco: «¿Por qué todo el mundo
corre detrás de ti? No eres guapo, ni sabio, ni noble…». Sí,
¿por qué?
Francisco de Asís fue, en el siglo XIII, el hombre de la
vuelta al evangelio, aquel que rompió con el sistema polí-
tico-religioso de su tiempo, el sistema de los señoríos ecle-
siásticos y las guerras santas, y retornó al evangelio de la
pobreza, de la fraternidad y de la paz. Aquí reside sin duda
su enorme mérito. Pero ¿basta esto para explicar la atrac-
ción que ha continuado ejerciendo sobre las personas más
diversas, incluso no creyentes?
Al escribir sobre san Francisco, el P. Lippert hace esta
importante observación: «El esplendor del hombre y la tra-

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PRÓLOGO

gedia del hombre han debido de encontrar en él a un intér-


prete privilegiado»1. Vislumbramos aquí un aspecto esen-
cial. En efecto, el Poverello de Asís fue, en el sentido ple-
no de la palabra, un revelador de humanidad. Fue para los
hombres del siglo XIII y lo sigue siendo para nosotros «co-
mo una flor abierta prematuramente», que permite ver el
esplendor oculto de una humanidad que aspira a despuntar
en cada uno de nosotros.
Para comprender cabalmente a Francisco hace falta, sin
duda, ensamblar estos dos aspectos de su personalidad: el
hombre del retorno al evangelio y el suscitador de humani-
dad. Ambas dimensiones se encuentran íntimamente unidas
en él. Esta es la razón por la cual la renovación evangélica
llevada a cabo por Francisco fue algo completamente dis-
tinto a un mero asunto de secta o grupo cerrado. Le abría a
todo hombre un futuro nuevo, le conducía hacia un hori-
zonte humano más amplio que la cristiandad: hacia una fra-
ternidad universal, a la vez entrañable y cósmica. Francisco
fue una de esas personas para quienes el evangelio vuelve a
ser de pronto «buena noticia» para todos, palabra fundado-
ra de humanidad.
Todo esto se produjo porque Francisco redescubrió el
evangelio en los caminos de la historia de los hombres. Es
necesario renunciar a la imagen simplista de un san Francis-
co que descubre su vocación en la lectura ingenua e intem-
poral del evangelio. Esa lectura la hizo un hombre que ence-
rraba dentro de sí la efervescencia de su época y que era
arrastrado por la marea de humanidad que subía de las pro-

1. P. Lippert, La Bonté, Paris 1946, 106.

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PRÓLOGO

fundidades de la sociedad. Francisco leyó el evangelio con


ojos nuevos, a la luz de las grandes cuestiones de su tiempo.
Y sin embargo, esta lectura del evangelio le permitió liberar
a dichas cuestiones de su ganga y desarrollarlas a partir de
una visión más completa del ser humano y de su destino.
Lo que otorga a la experiencia evangélica franciscana su
verdadera dimensión y su potencia seductora es justamente
este encuentro entre el evangelio y las aspiraciones profun-
das de los hombres, entre el mensaje de Jesús y las fuerzas
creadoras de la historia. No es que Francisco haya buscado
lo más mínimo adaptar el evangelio a su tiempo. La reali-
dad es a la vez más sencilla y más profunda. El evangelio
se hizo luz y vida en este hombre, porque encontró en sus
páginas todas las fuerzas que en él habitaban y que eran
también las propias de su tiempo. Y fue en el corazón mis-
mo de Francisco, y de una manera vital, donde se operó el
maravilloso encuentro.
Paul Sabatier tiene razón cuando escribe: «Por un inefa-
ble misterio, él (Francisco) sentía que era el Hombre de su
tiempo, aquel en cuyo seno se resumían los esfuerzos, los
deseos, las aspiraciones de los pueblos; con él y en él, la
humanidad deseaba renovarse: con palabras del evangelio,
nacer de nuevo… Sí, Francisco ha experimentado el ince-
sante trabajo de transformación que se realizaba en el seno
de la humanidad en camino hacia su destino divino»2.
Más aún, como el propio Francisco entró en ese trabajo
de transformación al lado de los más humildes y de los

2. P. Sabatier, Vie de saint François d’Assise, Paris 1931, 379 (versión


cast.: Francisco de Asís [1931], Valencia 31994).

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PRÓLOGO

más pobres, fue capaz de descubrir un rostro de Dios muy


diferente al del poder secular de Iglesia y de sus acciones
militares con fines seudorreligiosos. Dios dejó de ser para
él una trascendencia exterior y dominadora, un señor a la
manera feudal, para hacérsele misteriosamente presente en
nuestra historia, despojado de todo signo de poder, ligado a
lo más débil y pequeño que hay en el mundo de los hom-
bres. Francisco encontró la humildad de Dios, la humanidad
de Dios, no sólo como objeto de devoción, sino también co-
mo un principio nuevo de sociedad. Comprendió que el re-
conocimiento del Dios del evangelio no puede acomodarse
a cualquier organización colectiva, sino que resulta insepa-
rable de la transformación de nuestras relaciones humanas;
un reconocimiento ligado a la búsqueda y a la creación de
una verdadera fraternidad, que es hermandad abierta a to-
dos. El Dios del evangelio se eleva sobre los hombres allí
donde ya no existen dominadores ni dominados, allí donde
nadie es excluido. El alba de toda verdadera fraternidad es
también su aurora.
Esta historia del Pobre de Asís es más maravillosa que
las numerosas leyendas que florecieron a su alrededor y
que con frecuencia le desfiguraron. Te invito, amigo lector,
a descubrirla. No es una biografía propiamente dicha lo que
presento en este ensayo, sino más bien un acercamiento a la
experiencia evangélica de Francisco a la luz de la historia.
He intentado comprender esta experiencia inmerso en un
ritmo vertiginoso. Mi intención ha sido poner de relieve el
encuentro del evangelio con la historia de los hombres. En-
cuentro que, a mi entender, continúa siendo esclarecedor pa-
ra nosotros en la actualidad.

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PRÓLOGO

El tema bullía en mi cabeza desde hacía tiempo. Pero fue


en el año 1974, al exponerlo en público por vez primera en
dos conferencias pronunciadas en Metz bajo el título: «Un
maravilloso encuentro del evangelio y la vida», cuando com-
prendí que requería un desarrollo más amplio. Estas páginas
son fruto de aquella exigencia de profundización.
Pensado despacio y escrito más despacio aún, este libro
no se dirige al lector impaciente y ávido de recetas, sino a
aquel que acepta caminar lentamente y descubrir el entorno
humano, económico, social y político en el que se enraíza la
experiencia espiritual de Francisco. Los especialistas en his-
toria de la Edad Media nos han enseñado a conocer mejor su
entorno, y ya no podemos ignorarlo. De hecho, no se limita
a ser un decorado, un marco o incluso un simple condicio-
nante. Por las aspiraciones profundas que lo conforman, por
sus solicitaciones y valores, es un componente de la historia
franciscana. Esa historia que, tanto en su originalidad como
en su universalidad, no pudo nacer más que del encuentro
del evangelio con la historia de los hombres.
Sólo me resta dar las gracias a todos aquellos que me han
ayudado en este trabajo mediante sus obras y sus consejos.
«Un libro tiene siempre muchos autores», escribe Paul Sa-
batier. A todos quiero expresar aquí mi reconocimiento y mi
amistad.

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