Notas Sobre El Libro de Génesis
Notas Sobre El Libro de Génesis
Notas Sobre El Libro de Génesis
Génesis 2:22 Y de la costilla que el Señ or Dios había tomado del hombre,
formó [heb. banah: edificó – para construir] una mujer y la trajo al hombre.
Génesis 10:11 De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot,
Cala,
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Génesis 3:1 Y (la serpiente) dijo a la mujer: "¿Conque Dios les ha dicho:
'No comerá n de ningú n á rbol del huerto'?"
Génesis 2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo á rbol delicioso (o
agradable) a la vista, y bueno para comer: también el á rbol de la vida en
medio del huerto, y el á rbol del conocimiento del bien y el mal.
Génesis 3:6 Y vio la mujer que el á rbol era bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y á rbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de
su fruto, y comió ; y dio también a su marido y él comió con ella.
¿Hasta qué punto vemos las cosas iguales que Dios? En Génesis 2:9 tenemos
información sobre el concepto que Dios tiene sobre las cosas que crea (por así
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decirlo…) En Génesis 3:6 tenemos información sobre el concepto que nosotros
tenemos de las cosas que Dios crea y que pone a nuestra disposición. Hasta cierto
punto coincidimos, ya que los árboles que Dios había hecho nacer de la tierra
eran agradables a la vista y bueno para comer, igual que como Eva lo ve en
Génesis 3:6. Eva aquí también vio que el árbol era bueno para comer y que era
agradable a los ojos, pero hasta cierto punto, ya que a partir de entonces Eva
además de lo anterior ve que el árbol era codiciable para alcanzar sabiduría, algo
que Dios no hizo del árbol ni que tampoco dijo que fuera así. Digo que “hasta
cierto punto” Eva coincide con el concepto de Dios, porque además de ella ver
una sabiduría en el árbol que Dios no hizo (o que Dios no le dio al árbol), éste
concepto difiere en el orden de las cosas, a saber: Dios hace nacer todo árbol
agradable a la vista y bueno para comer, en ese orden (ese es el orden de Dios, o
que Dios le dio al árbol); en cambio Eva primero ve que el árbol es bueno para
comer y luego que es agradable a los ojos, en ese orden y además ve la codicia
para alcanzar sabiduría. Entonces, ¿hasta qué punto vemos las cosas iguales que
Dios? ¿Cuál es el punto de inflexión a partir del cual tergiversamos el concepto
que tiene Dios de las cosas? Pues bien, notemos que Eva tiene este concepto
luego de conversar con la serpiente. A partir de Génesis 3:1 comienza la
conversación de la serpiente con Eva, luego de lo cual Eva tiene ese concepto del
árbol. Es decir, hasta cierto punto vemos las mismas cosas que Dios, aunque no
tan exactas, en otro orden, pero no las vemos como Dios las ve; es decir, Dios ve
que es agradable y bueno para comer, y nosotros lo vemos al revés. Cuando
comenzamos a entablar conversación con el enemigo, es decir, cuando
comenzamos a darle oportunidad al enemigo para que vaya entrando en nuestras
vidas y nos vamos enredando en sus artimañas, es ahí cuando comenzamos a ver
las cosas un poco desviadas, y no solo que vemos las cosas de Dios en otro
orden, sino que a lo que Dios ve queremos agregarle lo nuestro, o en todo caso,
lo del enemigo, lo que el enemigo nos influenció, lo codiciable del árbol para
alcanzar sabiduría. Después de todo, esto es lo que quiere y siempre quiso, e
inclusive hizo el enemigo: tergiversar, o desviar la verdad de Dios, la verdad de
Su Palabra.
Génesis 3:5 Pues Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirá n los
ojos y ustedes será n como Dios, conociendo el bien y el mal.
“Serán abiertos sus ojos y serán como Dios” ¿para qué? ¿Con qué necesidad?
Si Eva hasta entonces tenía el mismo concepto que Dios, veía lo de Dios, el árbol
era agradable para la vista y bueno para comer, suficiente para disfrutar de la
creación de Dios.
Como que a veces no nos conformamos con lo que Dios da e hizo o hace de
nosotros o con nosotros y necesitamos más, necesitamos ser como Dios y
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competir con Dios, entonces pensamos que nuestros ojos están velados y que es
tiempo de abrirlos. Cuando empezamos a pensar así, entonces nos parece que lo
que Dios crea no es suficiente para nosotros, que Dios se queda corto, que es un
Dios pobre, que no crea para nuestras necesidades, que sólo es agradable y bueno
para comer y nada más, pero nosotros necesitamos más, coincidimos con la
serpiente y vemos que necesitamos que nuestros ojos se abran y ser como Dios, y
ahí es cuando empezamos a añadir cosas a lo que Dios crea, tenemos que ver más
de lo que Dios ve, o inclusive cosas que Dios no ve, o no dijo que veía,
necesitamos la sabiduría, entonces vemos las cosas codiciables, coincidiendo de
ésta manera con el diablo y haciéndole caso. No solo esto, que sino también
estamos haciendo a Dios mentiroso, pensando que Dios nos estaba ocultando
algo o no nos estaba diciendo el concepto completo de las cosas; y aún, si así
fuera, es cosa de Dios, él sabrá, si así lo decide, por qué razón no nos dice tal o
cual cosa, seguro que es para nuestra conveniencia y favor. ¿Quiénes somos
nosotros para reprocharle algo a Dios, o decirle cómo se deben hacer las cosas?
¿Quiénes somos nosotros para pensar en decirle a Dios “te faltó decirme que era
codiciable para alcanzar sabiduría”? ¿O “porqué la serpiente sabe que puedo
alcanzar sabiduría y yo no”? Entonces cuando nos empezamos a enredar con el
enemigo, o comenzamos a darle lugar a las dudas que el diablo nos plantea, no
solo vemos las cosas tergiversadas sino que también le añadimos más a lo que no
es, o a lo que Dios nunca dijo o pensó, pensando de esta manera que podemos ser
como Dios.
Algo similar a lo que venimos comentando sucede en Génesis 3:3 donde Eva
le responde a la serpiente… del fruto del árbol que está en medio del huerto, ha
dicho Dios: “No comerán de él, ni lo tocarán, para que no mueran”. Primero, es
verdad que del fruto del árbol que está en medio del huerto Dios dijo tal cosa,
pero ¿de cuál árbol? Ya que ambos árboles estaban en el medio del huerto. Si
leemos la orden de Dios a Adán, Dios dijo en Génesis 2:17 pero del árbol del
conocimiento del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás. Dios no deja lugar a dudas o confusiones. Dios dijo tal cosa
del árbol del conocimiento del bien y del mal, no de algún otro, además de que el
árbol de la vida también estaba en el medio del huerto como dice en Génesis
2:9…también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol del
conocimiento del bien y el mal.
Primero, cuando Eva responde a la serpiente, una vez más, no dice
exactamente lo que Dios había dicho, o no lo dice completamente. Aquí sucede
lo mismo que lo anterior, ve lo de Dios, pero parece que no lo ve igual, ve que
hay un fruto del árbol que está en medio del huerto del cual Dios dijo que no
habría que comer, pero no dice cuál, no aclara, o aún sabiendo de cuál árbol se
trataba, no lo dice a la serpiente. Como conclusión, podemos decir, como al igual
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que Eva, que vemos ciertas cosas espirituales de Dios ¿pero cómo las vemos?
Podemos decir que Eva las ve (1) al revés de cómo las ve Dios, es decir, en otro
orden; (2) ve aún más que Dios, o añade a lo de Dios; y (3) ve las cosas
inexactas, incompletas, y/o confusas, no llegando a saber precisar de qué cosa (en
éste caso, de qué árbol) se trata. Y estos tres puntos suceden cuando le damos
lugar y conversamos con el enemigo. Todo esto nos lleva a correr el riesgo de
pensar que nuestros ojos están abiertos, porque no podemos negar que vemos
algo de Dios, o que está basado en Su palabra, en lo que Él dijo, y que así
podemos o creernos que podemos ser más espirituales aún, cuando en realidad,
no estamos haciendo otra cosa que seguir la corriente que el enemigo nos
influenció.
Porque contigo está el manantial de la vida: En tu luz veremos la luz (Salmo
36:9).
Segundo, Eva añade en Génesis 3:3 la frase “ni le tocaréis”, algo que Dios
no vemos que haya dicho. Esto confirma lo anterior que venimos diciendo.
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Este es por así decirlo el evangelio del hombre (digo evangelio del hombre
porque más adelante comentaré sobre el evangelio de Dios) cuando peca,
intentando por sus propios medios cubrir o tapar su pecado. Pues bien, en estos
versículos podemos ver, en primer lugar que el pecado produce vergüenza
(Apocalipsis dice la vergüenza de tu desnudez) por el cual tratamos de cubrirlo, y
en segundo lugar, muerte, como Dios le había dicho a Adán, que el día que coma
de ese árbol moriría y bien nos dice Romanos que el fin o fruto de aquellas cosas
de las que ahora nos avergonzamos (como consecuencia de haber pecado), es
muerte.
Así es el evangelio del hombre, cree y sabe que existe un Dios, como bien
nos dice éste versículo oyeron al Señor, el hombre de una u otra manera escucha
a Dios, pero se esconde, se aparta, y trata por sus propios medios de cubrir su
pecado o la vergüenza de su desnudez. Sabe y entiende que existen dos
principios, el árbol de la vida y el del conocimiento del bien y del mal, oye al
Señor, de todo árbol del huerto podrás comer pero de aquel no, pero decide ir
por el camino contrario a Dios, no lo toma en cuenta, Su Palabra no cala hondo
en su corazón (Colosenses 3:16), pero parece que la del enemigo si, el día que de
él coman, se les abrirán los ojos y serán como Dios, decidió andar en delitos y
pecado conforme a la corriente de este mundo, conforme al principio del árbol
del conocimiento del bien y del mal, haciendo caso al príncipe de la potestad del
aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia (Efesios 2:1-2).
Aquí, el hombre oye -oyeron al Señor que se paseaba- y se esconde, y
anteriormente también oyó -Dios le dijo al hombre: de todo árbol del huerto-,
pero luego escuchó también la otra campana -¿Con que Dios ha dicho…?-, la de
la serpiente y desobedeció. El hombre oye a Dios y desobedece, luego intenta
justificarse así mismo, luego vuelve a escuchar a Dios y se esconde. Esa es la
actitud del hombre hacia Dios, ese es su evangelio, el hombre escucha a Dios y
desobedece, se justifica, escucha a Dios y se esconde, de una u otra manera, en
algún lugar, a través de alguna persona, a través de alguna circunstancia, pero
decide desobedecerle y esconderse, o escaparse, huir, no lo acepta, la corriente de
éste mundo es más fuerte y no permite que Su palabra habite en abundancia en su
corazón. (Colosenses 3:16).
Primero el hombre intenta esconder su desnudez y vergüenza, y luego se
esconde él mismo. Así es el evangelio del hombre, intenta cubrirse y seguir como
si nada delante de Dios, pero el pecado es tan profundo que termina separándose
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de Dios, y hasta se termina escondiendo él mismo. Eso logra el pecado en
nuestras vidas, no nos alcanza con cosernos delantales con hojas de higo,
necesitamos esconder todo nuestro ser, salir de Su presencia (más abajo comento
al respecto). El pecado es tan grande, que nuestra propia justicia no alcanza para
cubrir nuestras faltas y seguir en Su presencia, entonces el pecado nos termina
por separar por completo del Señor, al punto de el Señor preguntarle al hombre
¿dónde estás? Por supuesto que el Señor sabía donde estaba, pero esto nos sirve
para mostrarnos el peligro del pecado en nuestras vidas, al punto de separarnos
por completo del Señor y que el Señor pregunte ¿dónde estás que no te veo? El
pecado te ensucia y te mancha, te separa tanto de mí que no alcanzo a verte.
El hombre piensa que por solo escuchar a Dios es suficiente
Génesis 3:9 Pero el Señ or Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dó nde
está s?"
Y aquí también podemos ver algo del evangelio de Dios. Aquí podemos ver
como Dios intenta acercarse al hombre, al margen de que éste haya pecado, de
eso se trata Su evangelio, de Dios acercándose al hombre en pleno pecado y
apartamiento por parte de éste. En ésta versión (Nueva Biblia de los Hispanos)
comienza con un “pero”, aunque otras dicen “y”. De cualquier forma, retoma el
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versículo anterior, cuando el hombre se esconde de Su presencia tras los árboles.
Ese “pero” o “y” está indicando que aunque el hombre se quiera esconder,
aunque éste haya pecado, en esa situación encontramos estas benditas palabras:
el Señor Dios llamó al hombre. Y en eso consiste el evangelio de Dios, en éstas
sencillas y cortas palabras, pero con un resultado eterno: Dios llama al hombre
cuando éste se encuentra bajo las tinieblas del pecado y que lo aparta de la
presencia del Señor, algo totalmente inalcanzable para el hombre cuando el
pecado se interpone entre éste y Su Creador. Como dice 1° de Pedro 2:9…Aquél
que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable, así Dios llama al hombre de las
tinieblas del pecado a Su luz admirable. O como también dice Colosenses 1:13
Porque El nos libró del dominio (de la autoridad) de las tinieblas y nos trasladó
al reino de Su Hijo amado…
Lucas 15:4 ¿Qué hombre de ustedes, si tiene cien ovejas y una de ellas se
pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la que está perdida
hasta que la halla?
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Lucas 15:6…Alégrense conmigo, porque he hallado mi oveja que se
había perdido.
Lucas 15:8 ¿O qué mujer, si tiene diez monedas de plata (salario de diez
días) y pierde una moneda, no enciende una lá mpara y barre la casa y busca
con cuidado hasta hallarla?
Lucas 15:20 Levantá ndose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos,
su padre lo vio y sintió compasió n por él, y corrió , se echó sobre su cuello y
lo besó .
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acercándose al hombre, no al revés, ya que éste no puede a causa del pecado.
“Allí está, tras el muro! Se asoma por las ventanas, me espía por las rejas!”,
nuevamente es Dios que se asoma, pero no puede llegar pues lo separa un muro;
no es Dios escondiéndose tras el muro, a veces Dios no puede acercarse al
hombre más de lo que éste le permita acercase, pero Dios siempre está intentando
de una u otra forma acercase al hombre, sea por las ventanas o por las rejas del
pecado. Hasta donde el hombre le permita Dios se acerca, entonces hasta allí
Dios frena, tras el muro del pecado en el que éste ha decidido esconderse. Y el
hombre incapaz de llegar a Dios porque se encuentra preso y esclavo tras las
rejas del pecado. Pero qué maravilla tan grande que aún tras las rejas, ventanas y
paredes que el pecado forma en nuestras vidas, Dios se asoma, me espía, pero
que triste que estando tan cerca, a veces no pueda llegar!
“Mi amado me dijo: «Acompáñame…ven conmigo…»” y allí en el génesis
vemos a Dios llamando al hombre ¿Dónde estás? Y observemos que dice
acompáñame y no te acompaño porque Dios no puede acompañar al hombre en
su condición perdida o manchado por el pecado, pero si es su deseo y siempre lo
ha sido así, de que el hombre acompañe a Dios y esté cerca de Él.
Aquí está bien claro “…no te escondas en las rocas. Muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz.”. Las consecuencias del pecado son tal que nos tapan, nos
cubren, al punto de Dios no ver nuestro rostro, ni escuchar nuestra voz, o
nuestros ruegos, como en el génesis que Dios pregunta “¿Dónde estás?” porque
el pecado era tal que ni Dios podía encontrarlos o verlos. Aquí vemos una vez
más el hombre intentando esconderse tras las rocas, primero era un muro, ahora
va tras las rocas, intenta de una u otra manera esconder su pecado, como en el
génesis cuando se hicieron delantales con hojas de higo; pero como esto no
resultó suficiente para tapar su pecado se tuvieron que esconder tras los árboles.
Pues aquí sucede lo mismo, tras el muro no resulta suficiente justificar nuestras
faltas, que tenemos que ir tras las rocas. Cada vez más el pecado nos aleja de
Dios, primero intentamos cubrirnos un poco con delantales nuestros pecado, pero
más tarde directamente nos escapamos y escondemos enteramente de Dios.
Cantares 2:15 Los novios
Las zorras pequeñas causan daño a nuestras viñas. ¡Ayúdennos a atraparlas,
pues nuestras viñas están en flor!
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Definición de zorra: Mamífero cánido de tamaño mediano y es un astuto
depredador. Y refiriéndose a una persona dice: Que es tremendamente astuto y
hábil para engañar o para evitar el engaño.
Y aquí vemos la causa de todo esto: “Las zorras pequeñas causan daño a
nuestras viñas.” Las zorras hacen referencia al pecado o bien al enemigo que se
introduce en nuestras vidas cual astuto, hábil y engañador zorro que como dice
éste versículo causan daño a nuestras viñas. Tal como en el génesis, en donde la
serpiente era más astuta que cualquier otro animal y ya vimos la manera en que
engañó y causó daño a la vida del hombre.
Génesis 3:24 Expulsó , pues, al hombre; y al oriente del huerto del Edén
puso querubines, y una espada encendida que giraba en todas direcciones (o
alrededor) para guardar el camino del á rbol de la vida.
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tiene todas las direcciones, y su palabra gira alrededor de todo Cristo, nunca se va
por otra dirección que no sea la que nos lleva o rodea a Cristo. Y ¿porqué digo
Cristo? Porque el camino que nos lleva a la vida eterna simbolizada en este caso
por el árbol de la vida, es Cristo. Así, Su Palabra gira, no en muchas direcciones,
sino en todas, porque como bien dice Hechos 20:27 pues no rehuí declararles
todo el propósito (o consejo) de Dios; tiene que ser declarado o anunciado todo
el consejo de Dios, ni un poco, ni mucho, no un parte, sino todo. Y estas
direcciones no son otras que las que nos indican o muestran el camino, es decir, a
Cristo mismo para alcanzar el árbol de la vida, es decir, Su vida, la vida eterna.
Es decir, Su Palabra tiene todas las direcciones de Cristo, es decir, toca todos y
cada uno de los puntos de Cristo, me imagino un círculo, que empieza en Cristo y
termina en Cristo, como el Alfa y el Omega, como el principio y el fin, así es
Cristo, y Su Palabra recorre y completa a todo Cristo. Cuando leemos Su Palabra
nos vamos a encontrar con muchos y muy variados temas, porque así es Cristo es
muy grande y profundo; y por mencionar algunos de esos puntos o direcciones,
nomás, Su Palabra nos habla de la iglesia, del mensaje del evangelio, de la
salvación, de la vida y obra de Jesucristo, de la justificación, del perdón de los
pecados, y así podríamos estar hablando por horas, pero todas ellas nos marcan,
nos indican, nos muestran y recorren el camino de todo Cristo, a fin de alcanzar
la vida eterna – el árbol de la vida.
Juan 17:3 Y ésta es la vida eterna: que Te conozcan a Ti, el ú nico Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Juan 14:6 Jesú s le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene
al Padre sino por Mí.
Por el otro, leemos que la espada está encendida, por lo que esta figura nos
está mostrando otra cosa también, aunque antes quería relacionar la espada
encendida con Su Palabra, a colación de lo que vengo comentando más arriba.
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Salmos 119:105 Lá mpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Esta espada está encendida porque es La Palabra de Dios la cual ilumina nuestro
andar y caminar, es nuestra guía espiritual.
Pero como recién comenté, éste escenario también está mostrando otra cosa,
a saber: el hombre desobedece a Dios, el hombre es sentenciado a comer de la
tierra con el sudor de su frente y el hombre es expulsado del huerto, de manera
que Dios pone esta espada encendida para guardar y también puso querubines y
todo esto ya no para que el hombre disfrute de estas cosas que Dios pone sino
para advertirlo - ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol
de la vida, y coma, y viva para siempre -.
Por ejemplo, tomemos algunos versículos donde se muestra la espada como
un elemento con el cual el Señor pelea, o lucha, o imparte justicia y/o venganza.
Apocalipsis 2:12… El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:
Apocalipsis 19:15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella
a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del
furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Apocalipsis 19:21 Y los demá s fueron muertos con la espada que salía
de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las
carnes de ellos.
Entonces, vemos en éstos versículos que el Señor tiene o usa una espada, que
hace referencia a Su Palabra, no para jugar, sino para pelear, para herir, y para
matar. Y aquí en el libro de génesis, la raíz de la palabra encendida es fuego,
llama, incendio, a mí entender, un símbolo del juicio y/o castigo de Dios
impartida por Su Palabra, aquí por la espada encendida.
Capitulo 4
Tres cosas a tener en cuenta:
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hombre para ver cómo los llamaría. (Gen 2:19). También formó una mujer y la
trajo al hombre. (Gen 2:22). Estas cosas trajo Dios al hombre, y ahora vamos a
ver al hombre traer a Dios y vamos a ver cómo lo hace. Hasta el momento no se
ha visto al hombre acercarse a Dios, pero en éste capítulo vamos a ver que si,
pero prestemos atención a la manera en cómo lo hace.
Aquí vemos por primera vez al hombre acercarse a Dios, pero no lo hace
sólo, es decir, trae algo con él y es una ofrenda. Hasta ahora no se ha leído que
Dios le haya dicho al hombre que le traiga una ofrenda para acercarse a Él, lo
cual no significa que Dios no se lo haya dicho, quizás simplemente no quedó
registrado en la Biblia, pero como sea, pensemos ¿Por qué el hombre se acerca a
Dios con una ofrenda? Recordemos que el hombre cayó en pecado y se alejó de
Dios, más ahora intenta acercarse, pero vemos una ofrenda entre el hombre y
Dios, entonces ¿qué es ésta ofrenda? Por ejemplo, en Juan 14:6 leemos Jesú s le
respondió : Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a
Dios el Padre. (TLA).
En el capítulo anterior vimos que el hombre no podía acercarse a Dios, sino
que era Dios el que se acercaba al hombre y éste se escondía de su presencia.
Aquí vemos al hombre intentar acercarse a Dios, pero recordemos que éste no
puede acercarse a Dios porque el pecado le separa, entonces ¿cómo puede el
hombre acercase a Dios? La respuesta es entonces a través de una ofrenda, y ésta
ofrenda es Cristo como bien dice el versículo de Juan, que para poder llegar a
Dios es necesario que Cristo medie. Prestemos especial atención a la palabra
llegar (o en otras versiones es venir) de éste versículo; es el hombre queriendo
llegar a Dios, pero éste necesita a Cristo para poder lograrlo. Veamos ahora los
versículos que hablan de Cristo como ofrenda. En el libro de Hebreos vamos a
ver que dice que los sacrificios de toros y machos cabríos no podían hacer
perfectos a los que se acercan…
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Hebreos 10:10-12 Por esa voluntad hemos sido santificados mediante
la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre. 11
Ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar
los pecados. 12 Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los
pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios,
Entonces acá podemos ver cómo esa ofrenda es Cristo y por medio de ella es
que el hombre puede llegar o acercarse a Dios, de manera que lo que leemos en
el libro de génesis es una figura de Cristo como la ofrenda por nuestros pecados
que nos alejaban y separaban de Dios y nos impedían llegar a hasta Él, pero
ahora una ofrenda nos permite este cometido, a saber: CRISTO.
Caín trae al Señor una ofrenda del fruto de la tierra, más Abel de los
primogénitos de sus ovejas y de la grasa de los mismos. Quisiera empezar por
comentar sobre la ofrenda de Abel ¿de dónde obtiene Abel su ofrenda? Dice que
de los primogénitos de las ovejas y de la grasa de ellos. En el original hebreo, la
palabra grasa o gordura se refiere a la parte más rica, selecta y abundante, algo
que se ha escogido, lo mejor, como así también puede indicar el meollo, es decir
la parte central y más sustanciosa, del animal en éste caso.
Esta misma palabra también se usa en Levítico 3:16 Entonces el sacerdote
los quemará sobre el altar como alimento. Es una ofrenda encendida como aroma
agradable. Toda la grasa es del SEÑOR.
Veamos ahora la ofrenda Caín y de dónde éste la obtiene. Dice que del fruto
de la tierra, pero ¿qué dice Dios de la ofrenda de Caín? Que (Dios) no miró con
agrado a Caín y su ofrenda (Gén 4:5). ¿Y porqué? Si bien aquí no se nos dice el
motivo, pero recordemos los siguientes versículos:
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Génesis 3:17 - 19 Entonces el SEÑ OR dijo a Adá n: "Por cuanto has
escuchado la voz de tu mujer y has comido del á rbol del cual te ordené,
diciendo: 'No comerá s de él', maldita será la tierra por tu causa; con trabajo
(dolor) comerá s de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te
producirá , y comerá s de las plantas del campo. Con el sudor de tu rostro
comerá s el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverá s."
Entonces aquí podemos ver que cuando el hombre cayó en pecado, Dios
maldijo la tierra y además que ésta produciría espinos y cardos, y Caín estaba
tomando el fruto de ésta tierra como ofrenda para acercarse a Dios, es decir, fruto
de algo que estaba maldito (o maldecido) por Dios mismo, viendo además de que
el fruto de ésta tierra en éste estado no podía ser otra cosa que espinos y cardos.
Se trata de una ofrenda cuyo origen está en las consecuencias del pecado y
sentenciado bajo maldición, por eso Dios nunca puede mirar con agrado a aquél
que se acerca en pecado y con su pecado (su ofrenda), en el sentido del hombre
acercarse a Dios, en ese estado, para tener comunión y/o relación con Él.
Génesis 2:19 - 20 Jehová Dios formó , pues, de la tierra toda bestia del
campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adá n para que viese có mo las
había de llamar; y todo lo que Adá n llamó a los animales vivientes, ese es su
nombre. Y puso Adá n nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo
ganado del campo; mas para Adá n no se halló ayuda idó nea para él.
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Entonces cuando Abel decide traer ofrenda a Dios, podemos ver que Abel
toma de lo mismo que Dios trae al hombre y de lo cual en ningún momento Dios
dicta sentencia negativa o de maldición sobre ello. Habiendo visto que la ofrenda
por el pecado es Cristo, así también ésta ofrenda proviene de Dios mismo, es
decir, Cristo proviene de Dios; el hombre toma de lo de Dios para Dios, es Dios
quien le provee al hombre, no el hombre a Dios, el hombre solo se acerca y trae
lo que Dios le provee, todo le pertenece a Él, no hay nada que el hombre tenga
suyo que no provenga de Dios, y siempre que queramos presentarnos ante Él,
debemos tomar Su ofrenda, la que proviene de Dios mismo, y la que Él nos ha
provisto, a saber Cristo. De Él y solo de Él proviene la ofrenda (sacrificio o
regalo) por nuestros pecados, no podemos obtener nuestra paga por el pecado de
otro lugar que no tenga su origen en Dios, pues es Él quien nos provee a Cristo y
de Cristo mismo para que lo presentemos como ofrenda, pagar por nuestros
pecados y así poder acercarnos y ser aceptados en Él y por Él.
Quiero confirmar esto con el siguiente versículo. Luego de que el hombre
cayó en pecado y Dios maldijo la tierra…
¿De dónde pudo Dios hacer túnicas de pieles de cuero, sino a través del
sacrificio de algún animal? Entonces con esto podemos ver la figura de Cristo
como sacrificio por nuestros pecados. Aunque esto puede estar un poco implícito,
pero para que Dios pueda hacer éstas túnicas de pieles tuvo que matar algún
animal y derramar su sangre. Así Dios nos viste con Cristo y en Cristo. Cristo es
nuestra vestidura. Entonces vemos que es Dios quien provee al hombre, fue Dios
quien primero le trajo los animales al hombre. Por lo tanto la ofrenda de Abel es
tomada de allí, de lo mejor y más rico que Dios mismo le provee al hombre para
cubrir sus pecados y de ésta manera poder ser aceptado ante Su presencia.
Es así como Dios puede mirarnos con agrado, sólo por medio de Cristo (Dios
se complace sólo en Su Hijo – Mateo 3:17), pues como dice Efesios 1:6-7 para
alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en
quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas
de su gracia. Tal como la ofrenda de Abel, allí en el sacrificio de su animal,
tenemos la sangre que nos habla de la redención y perdón de pecados, y lo más
rico de la grasa del animal, la cual nos habla de las riquezas de su gracia. Y esto
es sólo provisto por Dios, algo que en el principio Dios trajo al hombre, que Dios
16
ya tenía preparado, pues como dicen los siguientes versículos, Dios tenía
preparado a Cristo desde antes de la fundación del mundo:
17
también significó el impedimento del hombre de acercase a Dios, significó la
muerte espiritual del hombre. Y cuando llegamos a Abel vemos que todavía el
hombre puede acercase a Dios, a pesar de haber pecado. Y ésta es la motivación
de Abel: habiendo el hombre sido condenado a muerte y ya no poder acercarse
más a Dios por sus medios, Dios por su misericordia le permite al hombre
acercase a Dios, pero ya no como lo hizo quizás en algún momento, cara a cara,
sino por medio de una ofrenda, que como ya vimos anteriormente, es por medio
de Cristo que Dios nos concede acercarnos a Él, y esa ofrenda que Él nos permite
traerle a Dios, no es otra cosa que el don de Dios para nosotros gratuitamente, y
nosotros no podemos hacer menos que voluntariamente con humildad darle
ofrenda a Dios. No lo merecíamos, pues la muerte era nuestro destino eterno,
pero en Su infinita bondad Dios nos concede Su don, a Cristo mismo como
ofrenda para que el hombre en su estado de calamidad pueda aún acercarse a
Dios. Así pues, no podemos estar menos que agradecidos por el medio que usó
Dios para que en nuestra condición seamos salvos de la condenación. Así fue que
Abel vio esto, el amor y la misericordia eternas de Dios y no hizo otra cosa que
traerle ofrenda a Dios, pues no merecía seguir viviendo.
* por: Del griego diá que denota un canal o conducto; mediante, pasar,
través, atravesar.
Entonces para concluir ésta parte, es bueno meditar cada vez que ofrendamos
a Dios, cuál era nuestra condición, a qué destino estábamos librados, qué sería de
nuestras vidas sin Dios, y entonces así traerle ofrenda a Dios, siendo que no
merecíamos Su vida, Su don, Su dádiva, y más aún que Él no nos pide que le
traigamos nada.
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sino más bien, que Dios haya aceptado la de su hermano, lo que lo llevó al enojo,
tanto como para mantenerse incomunicado con Dios. Así es el enojo, nos
mantiene incomunicado con Dios, a pesar de que Él nos quiera hablar, nosotros
le damos la espalda. Además como bien dice Efesios 4:26-27 enójense, pero no
pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, ni den lugar al diablo. Y Caín no
quiso arreglar las cosas con Dios, ya que Dios quiso hablar con Él y arreglar el
asunto, Caín no esperó y se fue directamente a matar a su hermano.
Se esconde y se va
Como había hecho su padre Adán, éste decide hacer lo mismo, y no sólo
esconderse sino también salir de su presencia
Se extiende la muerte
Romanos 5:12 Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por
medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la
muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.
19
Luego Lamec, descendiente de Caín, llamó a sus hijas para contarle que he
dado muerte a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por haberme
pegado (Gen 4:23).
Entonces el pecado entró, es decir, alguien le permitió su entrada, además de
Eva, Caín también, teniendo la posibilidad de dominarlo, lo dejó entrar. Si Caín
en ese momento hubiese respondido y accedido a conversar con Dios ¿no hubiese
podido dominar el pecado? Pero este decidió no contestar a Dios y mantenerse
incomunicado. Esto también permite que el pecado nos domine. Entonces así
vemos como la muerte comenzó a extenderse a los hombre como dice Romanos
5:12.
No solo eso, en génesis 5 también vemos como la vida de los hombres es
menor…
A tener en cuenta:
- Cain habita en la tierra de Nod, que significa tierra de los vagabundos o
errantes, que va de un lugar a otro sin una finalidad ni un destino determinado,
como los creyentes que a veces andan vagando de congregación en congregación
sin un rumbo fijo. Estos han perdido la guía del Espíritu y ante el primer
inconveniente que tienen en una congregación, se molestan, se enojan y deciden
irse, así con la siguiente congregación, y van y después regresan y se vuelven a
ir, y así terminan pasando por muchas congregaciones como dice la definición
sin un destino fijo, como errantes.
20
Timoteo 2:22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe,
el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Huir de
aquello para seguir esto, allí uno vive vagando en las pasiones juveniles, en el
mundo, pero a partir de aquí nos aconseja La Palabra debemos seguir éstas cosas
junto con los que de corazón limpio invocan al Señor. Y Caín perdió esa
oportunidad y se separó de aquellos que de corazón limpio invocan al Señor. No
hay cosas más maravillosas que compartir junto con el Cuerpo del Señor, las
oraciones con los santos, el escudriñar las escrituras, y crecer y madurar juntos
como hermanos en compañía del Señor, pero Caín se perdió ésta oportunidad tan
maravillosa. Y así son los que se separan del pueblo del Señor, van y parece que
crecen mucho, porque construyen ciudades, nace la tecnología, la música, la
metalúrgica y un montón de cosas, pero al tiempo no se sabe más nada de ellos,
parece como si hubiesen desaparecido, porque no leemos más acerca de ninguno
de sus descendientes en toda la Biblia ¿dónde han quedado? Apenas unos cinco o
seis versículos y listo, nada más se sabe de ellos. Como bien decía Jesús a los
religiosos de la época que deseaban ser vistos o reconocidos, ellos ya tienen su
recompensa. Todo lo grande y mucho que hicieron o inventaron, ahí quedó, esa
es su recompensa. O como también decía Jesús grande fue su ruina porque éstos
edificaron su casa sobre la arena y vinieron ríos y soplaron vientos y dieron con
ímpetu sobre aquella casa y terminó cayendo; porque oyeron la palabra del
Señor pero no las hicieron; y nunca más se supo de ellos. ¿Cómo puede alguien
construir una ciudad en la tierra de Nod, en la tierra donde de vive vagando,
errante? ¿Acaso no es esa la arena donde Caín decidió edificar? Y luego leemos
las consecuencias en Judas 1:11-13.
Génesis 4:25 Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo,
y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar
de Abel, a quien mató Caín.
Génesis 4:26 Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós.
Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
21
Cuando leemos la muerte de Abel y el posterior desarrollo de la descendencia
de Caín, vemos como un relato de lo peor, como un avance del mal, de la muerte
y hasta ahí nada se nos dice sobre lo espiritual o en qué puedo haber quedado la
fe de Abel, es decir, hay como una interrupción. Pues bien Mateo 24:12 nos dice
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Y así
sucedió en los tiempos del antiguo testamento y hasta los días de hoy sigue
sucediendo, que lo malo abunda y parece como que nada se sabe del pueblo de
Dios, pero Dios siempre está levantando nuevos hombres para continuar
desarrollando esa fe que había nacido en Abel, y así es como vemos aquí en
génesis que Dios levanta una nueva generación a partir de Set, momento en que
los hombres empezaron a invocar el nombre de Jehová. Después mas adelante
leemos que Enoc de la descendencia de Set caminó con Dios, y más adelante a
Noé, hombre justo y perfecto (Gén 6:9), y predicador de la justicia (2° Pedro
2:5). Y en el libro de hebreos leemos que estos hombres por la fe hicieron tales
cosas. Es decir, que Dios no dejó que esa fe quedase muerta con Abel, sino que
se siguió reproduciendo en los hombres como así sucedió a lo largo del pueblo y
de la iglesia de Dios.
05/10/14
El arca de Noé
Génesis 6:16 Le harás una ventana que terminará a 45 centímetros del techo,
y pondrás la puerta en su costado.
Colosenses 3:1 Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas
de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Colosenses 3:2 Pongan la mira (la mente) en las cosas de arriba, no en las de
la tierra.
Una ventana cerca del techo para ver el cielo, es decir, las cosas espirituales.
Como bien leemos en Colosenses y aquí en Génesis, una ventana para buscar las
cosas de arriba, para poner toda nuestra atención en las cosas de arriba. Debemos
notar que desde adentro del arca es que se veía a través de la ventana, esto eso,
sólo desde adentro de Cristo, estando en Cristo, a través de Cristo podemos tener
acceso al Padre, y por tanto acceso al Cielo, a la vida eterna, a las cosas de arriba,
a las cosas espirituales. Como cuando leemos en Juan 14:6 Yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí. Y no solo una ventana para
quedarnos mirando y no hacer nada o no poder acceder a lo que miramos, sino
también una puerta en su costado, justamente para poder acceder y entrar al
Reino de los Cielos también por medio de Cristo ya que Cristo también es la
puerta (Juan 10:7, 9).
22
La distancia entre la ventana y la puerta
Notemos también que la ventana y la puerta están al lado una de la otra, es
decir, no tenemos que hacer todo un curso para acceder a las cosas espirituales.
No tenemos que andar buscando la puerta a tientas por toda el arca, ésta se
encuentra, dice el versículo, al costado de la ventana. Cuando Dios nos muestra
o nos revela algo (aquí referenciada por la ventana, para mirar) también nos
proporciona el medio para alcanzar aquello, es decir, una puerta, y siempre será
algo más de Cristo. No tenemos que andar buscando la puerta por toda el arca, la
puerta de acceso siempre estará cerca de aquello que Dios nos muestre. ¿Qué
sentido tendría sino, que el hombre haga méritos u obras para poder alcanzar
aquello? Ya no sería por gracia de Dios, sino por obra el hombre. El evangelio no
fue pensado para los más eruditos, inteligentes y sabios, pues si así sería ¿qué
quedaría para el resto de las personas que no lo son? Además para que ningún
hombre se jacte delante de Dios, como bien dice 1° Corintios 1:28-29 También
Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo
que es, para que nadie se jacte delante de Dios. Para esa clase de personas es el
evangelio, para lo vil y despreciado del mundo. Por tanto, la corta distancia que
separa la ventana de la puerta, así también es la corta distancia que separa aquello
que Dios nos muestra del medio para poder alcanzarlo. Por ejemplo, leamos:
Deuteronomio 30:11 - 16 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no
es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas:
¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo
cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por
nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo
cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón,
para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la
muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes
en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para
que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual
entras para tomar posesión de ella.
También podemos leer la referencia cruzada de éstos versículos en Romanos
10:6 – 9. ¿Pero se entiende cuál es la idea? No tenemos que hacer proezas, obras
o méritos para subir al cielo o descender al abismo y traernos a Cristo, es decir,
¡¡Cristo está mas cerca de lo que pensamos!! Estos nos dice que las cosas
espirituales, a las que debemos prestar atención, no son difíciles ni están lejos
para que no las alcancemos. Recordemos que Dios escogió a lo vil y despreciado
del mundo. Como ambas referencia nos indican, la palabra está cerca. Ahí es
donde opera la gracia de Dios, para poder alcanzar sin méritos aquello que Dios
pone cerca para nosotros.
23
También podemos mencionar como ejemplo, los reproches que Cristo les
hace a las iglesias del libro de Apocalipsis, pero también las respuestas o
solución a esos reproches. Es decir, por un lado, vemos cómo Cristo muestra las
deficiencias de cada iglesia, y luego les muestra la manera de proceder para
poder solucionar o cambiar eso deficiente. Ahí tenemos entonces, la ventana y la
puerta. Cristo no deja a tientas a Su Iglesia para que proceda cómo ella piense
que está bien o haga algún curso, sino que ahí mismo, cerca, Cristo mismo les da
la manera de proceder para corregir sus deficiencias.
También podemos mencionar la visión de Saulo, cuando en visión ve a Cristo
y luego la manera en que Cristo le dice que proceda para continuar con su
caminar espiritual, y posteriormente integrarse a la congregación de los santos.
Ahí también tenemos la ventana y la puerta. Cristo no dejó solo a Saulo con su
visión y que éste se arreglara solo, sino que le dio la manera, es decir, la puerta,
para poder proceder de tal manera de continuar creciendo según la visión que
había tenido.
No nos olvidemos de que tanto para poder creer en lo que vemos como para
poder acceder a ello, o alcanzarlo, debemos ejercitar nuestra fe y así acceder a las
cosas de arriba, para que no sea por obra nuestra sino por gracia Suya, como dice
en Romanos 4:16… es por fe, para que sea por gracia…
Finalmente ésta ventana también servía para ver el diluvio, y recordarnos así
el juicio de Dios sobre el hombre y la tierra a causa de la violencia, maldad y
corrupción.
24
formas o colores de una misma gracia. Y como también dice Efesios 3:10… para
que la multiforme sabiduría de Dios.
También debemos pensar que la Iglesia es la expresión de Cristo aquí en la
tierra, de manera que estos compartimentos podrían estar tipificando las
expresiones de Cristo mediante las iglesias locales.
El diluvio
El diluvio tipifica el juicio y la condenación de Dios sobre el mundo, como
dice Hebreos 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas
que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por
esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
También nos habla de la salvación que tenemos en Cristo. Siendo que el arca
tipifica a Cristo, entonces fue el juicio de Dios sobre Cristo, el arca, mientras que
nosotros estábamos siendo salvados dentro del arca, o sea, dentro de Cristo. Ahí
en Hebreos dice que preparó el arca como así Cristo antes de la fundación del
mundo fue destinado como un cordero sin mancha para que nosotros fuéramos
rescatado de nuestra vana manera de vivir (1° Pedro 1:18-20).
También nos habla del bautismo, como dice Romanos 6:3 ¿O no sabéis que
todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en
su muerte? Aquí nos habla de que nosotros estábamos en Cristo, dentro del arca,
cuando Cristo murió, es decir, cuando el diluvio o juicio de Dios vino sobre
Cristo, morimos y resucitamos junto con Cristo. En 1° Pedro 3:20-21 nos habla
de este bautismo que corresponde al arca de Noé. Así cuando el diluvio terminó,
fue como resurgir a una nueva vida, resurgir de las aguas del diluvio. De esta
manera, a través de este bautismo tipificado en el diluvio es que nos
identificamos con la muerte y resurrección de Cristo.
25
“…para que tengan vida…”
26
Aquí en los días de Noe, se muestra la figura de cuando Jesucristo pagó el precio
por nuestras vidas, siendo el juicio y castigo de Dios sobre el arca, Cristo, pero en
Su segunda venida, quien no haya creído esto tendrá que pagar con su propia
vida o bien perderse, porque llegará el tiempo en donde no será más y Dios
definitivamente cierre la puerta del evangelio de la salvación.
Por último también debemos notar la paciencia de Dios al demorar el tiempo
en que decidió cerrar la puerta del arca. Dice 1° de Pedro que Dios esperaba,
porque así es el amor de Dios, todo lo espera (1° Cor 13:7)
27
Entonces como recién mencioné, la construcción del arca y la predicación
deben ir juntas, de la mano. Es decir, mientras se va edificando el arca, aquí
tipificando a Cristo, también se tiene que ir predicando el evangelio. Observando
un poco esto tomando a Cristo como la iglesia, el Cuerpo de Cristo, a medida que
el Cuerpo de Cristo, la iglesia, va creciendo, se va desarrollando, y se va
edificando, la misma tiene que ser un edificio visible para los de afuera, para el
mundo; su construcción, es decir, su edificación espiritual, su crecimiento y
madurez espiritual tiene que servir para convencer a la gente del mundo que se
pierde, para que entre en ella, en el arca, a la vez que se va predicando el
evangelio de Dios. Estas dos cosas no pueden ir separadas porque si yo me
dedicase a la predicación del evangelio pero no edifico ni soy edificado ¿de qué
le sirve a la gente? Escucharía un evangelio vacío, sólo de palabras, sin obras.
Por otro lado, si yo me dedicase a la edificación espiritual de las personas y no
predico el evangelio de Dios, entonces ¿cuál sería el fundamento donde estaría
edificando? Toda edificación necesitan un fundamento y éste no es otra cosa que
Cristo la roca, por lo tanto tengo que predicar y poner tal fundamento del
evangelio. Por lo tanto aquí vemos estas dos cosas cómo deben ir juntas, repito,
la predicación del evangelio o también podríamos decir el fundamento y
predicación del evangelio y de la justicia de Dios y por el otro el crecimiento de
Cristo, mediante su edificación, su madurez espiritual.
Hebreos 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de
cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se
salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia
que viene por la fe.
Cuando leo este versículo me pregunto cuáles eran esas cosas que aún no se
veían. Me imagino que tales cosas deben ser aquellas que van más allá del ojo
humano, me refiero a las cosas espirituales, las que no se ven, cosas en donde de
alguna manera tiene que actuar la fe, de otro modo, si la fe no actuaría entonces
no sería necesaria, y simplemente nuestra visión llegaría hasta donde el ojo
humano puede ver. Recordemos que la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve. (Heb 11:1). Y algunos versículos que nos ayudan:
2° Corintios 4:18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que
no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven
son eternas.
28
Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia (perseverancia) lo
aguardamos.
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¿Noé es el último en entrar y el primero en salir del arca?
…para que les preserves la vida, no dice para que tal y cual…
El arca flotaba sobre las aguas
La borrachera de Noé
El constructor del arca. Fe, justo, caminaba con Dios, ofreció holocausto
¿Noe se sintió tentado a salir del arca cuando envió al cuervo y a la paloma?
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19/10/14
La desnudez de Noé
Habacuc 2:15 ¡Ay del que da de beber a su pró jimo! ¡Ay de ti, que le
acercas tu veneno, y le embriagas para mirar su desnudez! 16 Te has llenado
de deshonra má s que de honra; bebe tú también, y será s descubierto; el cá liz
de la mano derecha de Jehová vendrá hasta ti, y vó mito de afrenta sobre tu
gloria.
1° Corintios 10:12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
29
muro, edificaremos sobre él un palacio de plata; si fuere puerta, la
*reforzaremos con tablas de cedro.
La actitud de Cam
Así como Cam, muchas veces nos parecemos nosotros cuando viendo la
debilidad de tal o cual hermano, no esperamos un solo instante, y necesitamos
salir a contarlo. No nos podemos mantener un solo momento con la boca callada,
tenemos que salir a contarlo inmediatamente. En la versión actual (TLA) dice
que Cam salió corriendo a contárselo, por lo que nos está mostrando la premura
de Cam, así como de nosotros, de salir a contarlo, en lugar de tomar el ejemplo
de sus hermanos. De estos hay muchos en las congregaciones. El término afuera
está indicando que la debilidad de Noé se hizo conocida, se distribuyó, corrió, se
divulgó y se manifestó. Muchos, a veces, alegan que cuentan tal o cual debilidad
del hermano para que estén orando, pero por detrás de esa intención muchas
veces se esconde la suciedad que genera el rumor y el esparcimiento del mismo.
Viéndolo así, uno pone en duda de cuál fue mayor debilidad, si la de Noé de
emborracharse o de la Cam de salir a contarlo. De cualquier manera, ninguna de
las dos está bien, y ambas actitudes muestran sus debilidades. Más tarde, la
maldición cae sobre el hijo menor de Cam y a Cam no se lo vuelve a mencionar
más en la Biblia.
30
cuando en realidad sé muy bien su debilidad o falta; se trata de girar todo el
rostro y darle la espalda en relación a los dos puntos descriptos arriba.
Como en Apocalipsis 2:6, 15 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los
nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. 15 Y también tienes a los que retienen
la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. No dice que aborrece a los
nicolaítas propiamente dicho, sino sus obras; así nosotros debemos también
aborrecer y darle la espalda al pecado, pero no al pecador.
31
Las manos libres
También debemos decir que Sem y Jafet tenían sus manos libres, pues las
vestimentas las llevaban en sus hombros. Es decir, estos hermanos como Sem y
Jafet tienen sus manos libres para dárselas al hermano que cayó, levantarlo y
restaurarlo de su condición caída. A veces nosotros tenemos nuestras manos tan
ocupadas con muchas cosas que ni siquiera nos acordamos de los hermanos;
estamos más preocupados en hacer con nuestras manos que de la vida de los
hermanos.
21/11/14
Estando “afuera”
Me interesa destacar estas palabras en el verso 22: sus dos hermanos que
estaban afuera. A veces creo que es muy importante que nos mantengamos
“afuera” de situaciones que nos tienten a querer divulgar o contar los problemas
o debilidades de tal o cual hermano; y no involucrarnos como Cam a querer
indagar sobre eso que está haciendo tal o cual hermano; mejor es no enterarnos
de ciertas cosas para no caer luego en la tentación de vernos involucrados
nosotros en los mismos enriedos que el hermano y terminar haciéndolo público,
no vaya a ser que al final recibamos la maldición así como la recibió el hijo
menor de Cam (v.25). Aprendamos del apóstol Pablo cuando dice en 1° Corintios
2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a
éste crucificado.
Por supuesto que debemos involucrarnos cuando de levantar al hermano
caído se trate, pero no de involucrarnos para enterarnos por el simple de ser
curiosos y querer saber, o de estar siempre metido en todo. En tal sentido, mejor
estarse afuera, mantenerse al margen.
Estando juntos
Y también me interesa destacar que Sem y Jafet no sólo estaban afuera sino
que además estaban juntos. A veces es bueno, además de mantenerse al margen,
estar juntos con aquellos hermanos que también se abstienen de involucrarse en
tales situaciones, a diferencia de Cam que estaba solo. Siempre es bueno caminar
juntos con aquellos hermanos que tienen nuestro mismo interés por cubrir las
faltas de los hermanos, en lugar de estar solo. Estando de a dos, es como que yo
cubro las faltas de mi hermano, y mi hermano cubre mis faltas, y ambos podemos
cubrir las faltas de otros. Pero si estoy solo ¿quién cubre mis faltas? Podemos ver
un buen ejemplo en los primeros capítulos del libro de Hechos, donde vemos a
Pedro y a Juan reiteradamente juntos.
32
Mirando en el Cantar de los Cantares
Mirando un poco el texto en el libro de Cantares, éste nos dice que hay una
hermana pequeña y que no tiene pechos; lo que nos da a entender que es una
persona que no ha alcanzado cierta madurez, como muchos de nosotros. Además
se hace una pregunta ¿Qué haremos por nuestra hermana el día en que sea
pedida? (o…cuando de ella se hablare?). No es que Noé no haya alcanzado
cierta madurez, pues como ya mencioné más arriba, sus atributos son su peso
espiritual, pero si se puede decir que todo cristiano, en su madurez o inmadurez
espiritual, realiza ciertas actitudes inmaduras, como Noé en este caso. Y la
pregunta que aparece aquí, es la pregunta que en la práctica de la vida de
congregación sucede a menudo, a saber: ¿qué haremos con éste hermano tan
conocido por todos, tan espiritual, cuando se hable de él? Qué vamos hacer,
porque es lo más normal que muchos comiencen a hablar y decir, “uy! este
hermano que tan espiritual parecía, cayó en pecado, o dijo e hizo tal o cual cosa”.
Seguro muchos mirarán la paja en el ojo ajeno y tomarán la actitud que tomó
Cam y que describí más arriba, pero muchos otros actuarán como dice éste texto
del Cantar. Aquí se nos presentan dos estados o condiciones espirituales, un
muro representando la madurez espiritual y una puerta representando una
condición espiritual un poco menor. De cualquier manera, aquí vemos que si es
un muro, aún así se necesita la edificación, y estos hermanos están ahí para
edificar sobre ellos un palacio de plata, pero si está en un estado espiritual un
poco menor, dice que la reforzarán con tablas de cedro, y aquí la palabra
reforzar significa por encima, por sobre, por arriba, como de cubrir, justamente
la debilidad o faltas de las que venimos comentando más arriba.
21/10/14 y 25/10/14
33
Su justicia, a fin de que El sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en
Jesú s.
Romanos 5:8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aú n pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Pues mucho má s, estando
ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
1° Juan 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo.
La brea por fuera cubría el arca, así la sangre de Cristo también nos cubre. La
brea por fuera simboliza los beneficios de la sangre de Cristo, como ser, la
justificación, la santificación, la salvación de la ira, libertad, propiciación,
expiación. Literalmente la palabra brea, la sustancia con la que Noé tenía que
cubrir el arca, significa expiación, y éste es el beneficio de la sangre de Jesucristo
que obra a favor del que tiene fe en Jesús, como dice ahí en Romanos 3:24. Más
la sangre por fuera satisface a Dios, pero la sangre por dentro satisface al hombre.
La sangre por fuera no es vista por el hombre, porque el hombre no es el que
tiene que ver esto, no lo tiene que entender, es decir, no tiene que entender con su
mente o razonamiento lo que a Dios le satisface, sino que lo tiene que creer y
experimentar espiritualmente. Por supuesto que no vamos a creer algo que no
entendemos, pero me refiero a que hay cosas espirituales que no nos alcanzarían
nuestra mente e inteligencia completas para verlas. Inclusive muchas de las
cosas que creemos hoy día, no alcanzamos a entenderla, por mencionar nomás, el
nacimiento, vida y obra de Jesús, sus padecimientos y sufrimientos, su
resurrección, su ascensión y glorificación, son cosas tan profundas
espiritualmente que nuestra mente es demasiado limitada y pequeña para
entenderlas, a esto me refiero a que el hombre no ve ésta brea que se encuentra
por fuera de Cristo y que sólo a Dios le corresponde ver. A nosotros que estamos
en Cristo, en la parte de adentro del arca, nos toca vivirla, experimentarla,
tocarla, creerla, esa es la brea por dentro: la experiencia, el gozo y el beneficio de
que nuestros pecados han sido expiados, cubiertos, anulados, y que también en
Cristo hemos sido reconciliados con Dios. Pero no solo esto, sino que la brea por
dentro también son los beneficios de la sangre de Cristo cuando ya estamos en
Cristo (dentro del arca), es su sangre la que nos limpia de toda maldad cuando
34
hemos pecado estando aún en Cristo. Es decir, siempre que estemos en Cristo
tenemos a disposición su sangre y perdón para cuando pecamos en cualquier
momento, como bien dice 1° de Juan 2:1 que si alguno hubiere pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Esa es la brea, o sangre por
dentro.
09/11/14 y 10/11/14
La torre de Babel
Génesis 11:1-9 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas
mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una
llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron unos a
otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozá moslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo
en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos,
edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cú spide llegue al cielo; y
hagá monos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la
tierra. 5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los
hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová : He aquí el pueblo es uno, y todos estos
tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir
ahora de lo que han pensado hacer. 7Ahora, pues, descendamos, y
confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su
compañ ero. 8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra,
y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por esto fue llamado el nombre de ella
Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí
los esparció sobre la faz de toda la tierra.
.-------
Vemos cómo el hombre por su propia cuenta decide edificar, sin consultar a
Dios y sin Dios; y esto lo vemos cuando entre ellos mismos, es decir, entre los
hombres se dijeron vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre…y hagámonos
un nombre. No toman en cuentan a Dios. Muy diferente a cuando Dios edifica
con el hombre, como leemos en el salmo 127:1 Si Jehová no edificare la casa, en
vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela
la guardia. Es Dios con el hombre, y el centro, motivo e interés en edificar
siempre tiene que ser Cristo, pues si de edificar la iglesia se trata y no lo hacemos
por y para Cristo, ¿para qué edificamos entonces? Pero aquí vemos que el
hombre edifica para él mismo, dice edifiquémonos (para nosotros), hagámonos
(para nosotros), pero no para Dios. La iglesia que vemos en Efesios 5:27 es para
presentársela a sí mismo dice, es decir, presentar la iglesia para Cristo, no para el
hombre. Pero hoy día podemos ver como muchas veces el hombre quiere edificar
una iglesia para sí mismo, una iglesia para el hombre, una iglesia que se amolde a
35
las necesidades del hombre, que satisfaga al hombre, una iglesia donde el hombre
quepe y sea el centro, pero la iglesia es para que Cristo se la presente para él
mismo dice Efesios. Que Cristo sea Él mismo el que se la presente, significa que
Él es el dueño, que la iglesia es de Él y de nadie más, que la iglesia le pertenece,
porque claro…Él la compró y la redimió. Y segundo que la iglesia es para Él,
para que Él sea el centro, para su satisfacción, para que la atención sea toda para
él, para que Él sea el centro.
Cuando Pablo escribe a los gálatas, se nota que había falsos hermanos como
dice Gálatas 2:4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas,
que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para
reducirnos a esclavitud… que perturbaban a los fieles hermanos predicando la
circuncisión y que la justificación era por la ley (Gál 5:4), entonces Pablo les dice
en Gálatas 5:7 Ustedes corrían bien, ¿quién les impidió obedecer a la verdad? Y
luego le dice el versículo de la levadura. Al igual que la advertencia del Señor,
guardaos de la levadura de los fariseos, así Pablo advierte también a los gálatas,
porque un poco de levadura fermenta toda la masa.
Cuando Pablo escribe a los Corintios, en esa iglesia había uno que se decía
llamar “hermano” (1° Cor. 5:11) pero era un depravado sexual. Pablo decía que
allí había cierta inmoralidad sexual y que algunos se habían vuelto arrogantes,
jactanciosos (1° Cor. 5:1-11), entonces Pablo en relación a éste contexto les
advierte ¿no sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
El enemigo imita
Con esto de edificar vemos las intenciones del enemigo de imitar los planes
de Dios, ahora veremos unos ejemplos, pero observemos que cuando el enemigo
36
mismo no puede, se mete en la vida de los hombres, a ver si a lo mejor así puede
imitar o de alguna manera desbaratar los planes de Dios.
Veamos por ejemplo, algunos versículos:
37
hollado. 20 No será s contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste
tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la
descendencia de los malignos.
Poder y Reino
Siguiendo con lo anterior, como Dios tiene Su reino, Satanás también quiso
tener el suyo. Veamos el origen de Babilonia y comparémoslo con el origen de
Satanás:
Aquí es la primera vez que aparece la palabra reino. Vemos que un reino
comienza con poder, donde hay poder, también hay reino. “Delante de” en el
hebreo también puede traducirse en contra, o por encima, o por arriba, o por
sobre, de manera que puede llegar a estar medio dudoso su significado. La
cuestión aquí es que Babel comienzo con un reino y con poder, es allí donde los
hombres comenzaron a edificar, y el resultado es un símbolo de ostentación, de
arrogancia, de altivez y cosas similares, cuyo propósito es ser semejante al
Altísimo. Así también Satanás quería su trono por encima de las estrellas de Dios,
en las alturas, en los cielos; el trono nos habla de reino. En el capítulo 18 de
Apocalipsis donde se relata la caída de Babilonia, en el verso 5 dice que sus
pecados han llegado hasta el cielo, tal como estos hombres y Satanás edificaron,
en el verso 7 dice cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites y también
porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no
veré llanto. Vemos que aquí también “dice en su corazón” como Satanás en
38
Isaías “dijiste en tu corazón”, y luego nos habla de que está sentada como reina,
una vez más vemos el reino. Allí en el verso 10 dice ¡Ay, ay, de la gran ciudad
de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio! donde leemos
una “gran ciudad” y “ciudad fuerte”, lo que nos habla de grandeza y fortaleza,
ambos resultados de un reinado con poder.
Un nombre
Como si todo esto fuese poco, buscaban hacerse famoso poniéndose un
nombre. Con esto Satanás también ha intentado infiltrarse en la Iglesia del Señor,
como por ejemplo, podemos ver en la iglesia de Sardis allí en Apocalipsis 3, de
que tenía nombre o fama de que vivía pero en realidad estaba muerta.
Hechos 2:44, 46; 4:32 Todos los que habían creído estaban juntos, y
tenían en comú n todas las cosas; 46 Y perseverando uná nimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez
de corazó n. 4:32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazó n y un
alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían
todas las cosas en comú n.
En Génesis 11:1 dice que toda la tierra hablaba la misma lengua y las
mismas palabras. Al leer este versículo se me vinieron a la mente los versículos
del libro de Hechos más arriba, como que aquí en Génesis los hombres también
tenían las cosas en común y que hablaban una misma cosa, pero cuando uno
continúa leyendo ve que los hombres no hicieron lo correcto, y ahí se me vino el
versículo de Gálatas, entonces me pregunto ¿no nos pasa muchas veces también
que empezamos por el Espíritu pero terminamos por la carne? Hablamos una
misma cosa, somos todos de un mismo sentir pero para terminar
desperdiciándolo en edificar cualquier cosa.
39
hacer las cosas, religiones, etc, etc, etc, y esto muchas veces se ha ido metiendo
dentro de la iglesia del Señor, permitiendo que el hombre metiera su mano para
edificar él y con los materiales que él mismo ha decidido fabricar.
Luego, el mismo verso 2 continúa diciendo y usaron ladrillo en lugar de
piedra, y asfalto en lugar mezcla. Me da la sensación de que aquí está
remarcando el error que cometieron los hombres: “usaron esto, en lugar de
aquello”; como que los hombres tenía que edificar usando aquellos materiales en
lugar de éstos materiales. Independientemente de qué signifiquen o simbolicen
estos materiales, pero estos hombres usaron materiales que no tenían que usar,
utilizaron otros materiales, utilizaron sus materiales. Y a veces sucede también
tanto en nuestras vidas personales como en la vida de iglesia, que cuando
edificamos no usamos los materiales correctos, como que reemplazamos los
materiales espirituales por nuestros propios materiales; como que “en lugar de”
usar piedra y mezcla, usamos ladrillo y asfalto.
Entonces ¿qué sucede, cuál es el peligro de edificar de ésta manera? Si
edificamos así, con nuestros propios materiales, fabricados por nosotros mismos,
materiales que provienen del hombre mismo, estamos creciendo a la medida y
estatura de un hombre que lejos de ser perfecto, es más carnal que espiritual,
estamos creciendo a la propia medida y estatura del hombre y del sistema
mundano y religioso, “en lugar de” de crecer a la medida y estatura de un varón
perfecto que es Jesucristo (Ef. 4:13).
Piedra y mezcla
Ciertos materiales espirituales tipificados en la piedra y la mezcla pueden ser
como bien dice 1° Corintios 2:12-13 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos
ha concedido, 13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a
lo espiritual. Acomodar lo espiritual a lo espiritual también es parte de la
edificación. Otra versión dice combinando pensamientos espirituales con
palabras espirituales. Hay ciertas cosas espirituales que deben de combinarse o
acomodarse con lo que también es espiritual, es decir, la piedra debe ir con la
mezcla, no puede ir con el asfalto, y tampoco el ladrillo puede ir con la mezcla,
pues lo que es nacido de la carne, carne es (Juan 3:6), y lo espiritual ha de
acomodarse sólo con lo que espiritual.
Se podrían mencionar varias cosas sobre esto, pero se me vienen dos
versículos en este momento. Dice en Hechos 13:1 Había entonces en la iglesia
que estaba en Antioquía, profetas y maestros… y dice en Filipenses 1:1 Pablo y
Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en
Filipos, con (o junto a) los obispos y diáconos… En estos versículos podemos
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ver las personas que Dios usa para la edificación de Su iglesia, profetas y
maestros que estaban juntos, y los obispos y diáconos, también juntos; es decir,
piedra y mezcla para la edificación.
41
“poder” nos permite pensar que nada de lo que se proponga hacer el hombre le
será imposible, como dice el verso 6.
Entonces, vemos que el no querer ser dispersados también significa
independizarse y no depender ni de Dios, ni de nadie alrededor, ser sólo uno
como dice el verso 6: “Y dijo el Señor: He aquí, son un solo pueblo y todos ellos
tienen la misma lengua…”. Si lo comparamos a los primeros años de la iglesia
primitiva allá por el Nuevo Testamento vamos a ver cuán diferente era, como
bien hace notar el hermano Witness Lee, la iglesia primitiva contrario a los
hombres de Babel, crecían y se dispersaban y se extendían geográficamente.
Como dice Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros
el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra”. Este era el propósito del Señor con su iglesia, y aquí
en los hombres de Babel vemos el propósito contrario. Además dice que
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, cuando
aquí en Babel vemos que el poder claramente provenía de los hombres pues
habían establecido su reino. Dice que Nimrod fue poderoso cazador. Nimrod,
pero no dice que recibió poder de parte del Señor o que el Espíritu haya tenido
poder, no, dice Nimrod, lo que significa que el poder vino de parte de los
hombres.
26/11/14
La desaprobación del Señor
¿En qué consistió la desaprobación del Señor? Pues bien, descendió Él
mismo y confundió sus lenguas. Como bien hace notar el hermano Witness Lee,
aquí descendió el Señor mismo, personalmente, no mandó a ningún ángel o
profeta a destruir o a sentenciar a los hombres o lo que habían hecho, tampoco
mandó un diluvio o una catástrofe como lo hizo en los días de Noé, aquí bajó Él
mismo.
¿Y porqué descendió Él mismo? Porque cuando se trata de poder, reino y
autoridad, allí está el Señor personalmente desbaratando las obras del hombre y
del enemigo. Cuando el hombre y/o el enemigo intentan colocarse en un lugar o
posición que sólo al Señor le corresponde, entonces ahí está el Señor deshaciendo
42
sus obras. Hechos 4:12 dice “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro
nombre bajo del cielo, dado a los hombres, en que debamos ser salvos”. Más
ellos, por querer independizarse, pues no querían ser dispersados, pretendían
hacerse famoso con un nombre, pretendían establecer su propio reino bajo su
poder y autoridad mediante la edificación de una ciudad y torre, más el Señor
descendió para confundir sus lenguas. Entonces cuando el hombre quiere hacerse
de algo que es del Señor o que le corresponde al Señor por naturaleza, pues el
Señor es Señor de señores, y Rey de reyes; o cuando el hombre quiere desplazar
al Señor del lugar que le corresponde, pues ahí está el Señor mismo desbaratando
sus obras, pues como dice por boca del mismo Jesús en Mateo 6:13b”… porque
tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. Son de Él,
aleluya!! No del hombre.
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La arrogancia y jactancia de la que Pablo habla, es porque perdían tiempo
diciendo yo soy de este o aquel, y eso los llevaba a jactarse, en tanto dejaban
pasar otras cosas como la inmoralidad.
Dios no sentencia la ciudad o la torre, sino al hombre, es decir, no lo que
ellos habian edificado.
Construyen con brea para que no pase el agua. ¿para evitar los juicios de
Dios? Como la brea en el arca de Noe?
20/06/15
43
algún tiempo atrás? Esto me recuerda al primer pasaje de toda la Biblia, allí en el
génesis, cuando dice…
¿Dónde estaba Dios en ese momento? Es la primera vez que aparece, pero a
la vez es como si ya estuviera de antes ¿no? Bueno, así también con éstos
elementos, ladrillo, piedra, asfalto y mezcla; si bien aparecen por primera vez
pero es como si ya estuviera presentes desde antes, excepto el ladrillo que según
dice el propio versículo, tenían que hacerlo y cocerlo ¿pero la piedra? Entonces,
esas son las cosas que nosotros los hombres ya tenemos a disposición, de parte de
Dios por supuesto; son esos elementos dados por Dios para la edificación de Su
Iglesia, no la tenemos que ir a buscar o a fabricar; ya están dados, lo único que
nosotros debemos hacer es usarlos, así de simple, y edificar con ello. ¿Cómo
podríamos edificar con algo que no tenemos? ¿cómo podríamos construir con
materiales que Dios no nos da? Pero según parece, y leemos en ésta narración, si
se puede y los hombres se la rebuscaron para edificar con sus propios materiales.
Esto es porque en vez de buscar en Dios lo que necesita la Iglesia, buscamos en
nosotros mismos, lo capaces que podemos ser para crear nuestros propios
materiales y pensar que con eso podemos hacerlo mejor que el ideal de Dios.
Las cosas que son de Dios ya fueron creadas, ya están dadas, particularmente
las cosas que tienen que ver con Su Iglesia. Los materiales ya nos fueron dados,
están allí, el esfuerzo para darnos las cosas espirituales ya lo hizo Dios, pero
nosotros seguimos pensando que lo podemos hacer mejor nosotros, y decidimos
poner nuestro esfuerzo y gastar nuestras energías para ello. ¿No es esto religión?
¿Acaso no se esforzaban los religiosos de la época de Jesús por aparentar ser
mejores cada día, cuando Jesús caminaba y estaba en medio de ellos? ¿se dan
cuenta? Nosotros pensamos que podemos esforzarnos y crear nuestros propios
ideales, cuando los ideales de Dios están en medio de nosotros. La piedra y la
mezcla estaban allí, en medio de ellos, pero los ladrillos no, los ladrillos lo tenían
que sacar de ellos mismos, de sus propios esfuerzos, lo tenían que fabricar y
cocer ellos mismos. Esto hace la religión, nos enceguece, así como
enceguecieron a los religiosos de la época de Jesús y no les permitía ver al
Salvador caminar en medio de ellos. Hoy nos pasa lo mismo y nos va a seguir
pasando cada vez que queramos hacer las cosas por nosotros mismos, sin tener en
cuenta a Dios ni las cosas que son de Dios, particularmente las cosas dadas de
Dios, los hechos consumados de Dios, aquello para lo que el hombre no tiene que
hacer ningún esfuerzo por ganarlo u obtenerlo, pues todo lo que provenga de
Dios es por pura gracia, y los materiales siguen estando allí y nosotros después
de tanto tiempo seguimos decidiendo no usarlos ¿No esto darle la espalda a
Dios?
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Como cuando Jesús en una ocasión iba caminando y una multitud de gente lo
apretaba e incomodaba mientras caminaba, pero sólo una mujer que sufría de
flujo de sangre logró tocarlo y recibir su sanidad. Así muchas veces, el Salvador
está tan cerca de nosotros, camina en medio de nosotros, pero no alcanzamos a
tocarlo ¿ven? como éstos materiales, que están allí, en medio nuestro pero
nosotros no los tocamos ni lo usamos ¡que gran regalo se está perdiendo la iglesia
hoy en día!
Ellos no tenían que fabricar la piedra, por eso digo que los materiales de Dios
ya estaban desde antes, en realidad estuvieron desde siempre, porque llevan la
vida eterna propia de Dios, por eso están desde siempre y por eso no se pueden
fabricar, el hombre no puede fabricar las cosas de Dios, la piedra no se puede
fabricar, porque es de Dios, le pertenece a Dios, la creó Dios, tiene la mano
artesanal de Dios. El Señor no nos pide que fabriquemos nada, sólo que usemos
lo que él ya nos dio y aún nos da.
A veces pienso que el Señor, si bien nos va a pedir cuenta de lo que hemos
estado edificando aquí en la tierra, pero creo que también habremos de rendir
cuenta con qué hemos estado edificando. Peor va a ser cuando habiendo tenido
los materiales a disposición, no los hemos estado usando; en aquel día no nos
vamos a poder justificar diciendo que no teníamos con qué edificar, que
desconocíamos la piedra y la mezcla, porque esos materiales siempre estuvieron
allí a disposición de los hombres, estuvieron desde siempre. ¿Acaso Dios nos va
a pedir que rindamos cuenta por porque no teníamos los materiales allí? ¿Acaso
Dios nos va a pedir cuenta de nuestra edificación sin habernos dados Sus
materiales?
26/11/14
Génesis 11:31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Hará n, hijo
de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur
de los caldeos, para ir a la tierra de Canaá n; y vinieron hasta Hará n, y se
quedaron allí.
45
Mateo 8:21 - 22 Otro de sus discípulos le dijo: Señ or, permíteme que
vaya primero y entierre a mi padre. 22 Jesú s le dijo: Sígueme; deja que los
muertos entierren a sus muertos.
46
Lo que quiero decir, es que a veces nuestro caminar espiritual es el correcto,
pero hay veces que tenemos que ser corregidos y continuar hasta donde el Señor
nos muestre. No lo digo como si fuese el super error de Abram, incluso hasta ese
recorrido pudo haber sido mostrado por el Señor a Abram, y es que como recién
mencioné, el Señor nos conduce a ciertos lugares y en el transcurso va
corrigiendo nuestro caminar, nuestros pasos. A veces nos detenemos, quizás
pensando que ese era el lugar al que el Señor nos estaba mostrando.
Tranquilamente Abram pudo haber pensado que Harán era el lugar que el Señor
tenía en mente para él (recuérdese que según Hebreos 11:8, Abram salió sin saber
a dónde iba, sólo podía especular). A nosotros muchas veces nos pasa lo mismo,
pensamos que ya hemos llegado a un determinado lugar, me refiero espiritual,
haber alcanzado una cierta meta espiritual, sentimos que hemos recorrido
espiritualmente un camino bastante largo y que hemos crecido lo suficiente,
entonces ahí nos establecemos.
28/11/14
Pero el Señor aún tiene preparado cosas mejores, como dice 1° Corintios
2:9… Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para los que le aman”; y que nosotros pensando
que ya las hemos alcanzado o que ya las hemos visto espiritualmente, así y todo
el Señor todavía no nos ha mostrado nada, pues hago notar aquí que el Señor
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recién le muestra la tierra de Canaán a Abram en Génesis 13:14. “Cosas que ojo
no vio” y Abram todavía no había visto la tierra prometida. Así también nosotros,
pensando que hemos visto alguna revelación, o algo espiritual, nos establecemos
allí, en eso, en Harán. Así también ha sucedido con muchos hermanos de la
reforma, algunos han visto y han hecho énfasis en, por ejemplo, la justificación,
otros en la salvación, otros en la iglesia, otros en los dones y ministerio, y así;
pero gloria al Señor que nos tiene preparado aún cosas mejores, todavía nos
queda mucho camino por recorrer y muchas cosas espirituales que ver. Aleluya!
Retomando un poco lo que venía diciendo más arriba, nuestra dirección
espiritual, nuestra orientación, nuestras intenciones, pueden ser muy buenas, pero
así y todo, todavía no hemos alcanzado ni siquiera a pisar la tierra prometida, es
decir, a Cristo. Veamos el versículo de Mateo capítulo ocho (8). Estas personas
comienzan llamando a Jesús como Maestro, inclusive, uno era un escriba, y otro
era uno de sus discípulos, es decir, ellos tenían buenas intenciones, hasta ahí
estaban bien encaminados, sabían bien quién era Jesús. Algunos lo querían
comenzar a seguir y otros ya lo venían siguiendo, pues eran sus discípulos. Pero
cuando a uno Jesús le dice sígueme, éste le responde que primero le permita ir y
enterrar a su padre, ¿y que sucedió con Abram? En Harán murió su padre Taré.
Si bien no dice que lo haya enterrado pero pudo haber sido probable. De
cualquier forma, con éste versículo en Mateo y su paralelo en Lucas, quise
mostrar como inclusive le pasó eso mismo que cuenta Mateo a Abram. Nuestras
intenciones, direcciones y orientaciones pueden ser hacia Cristo, la tierra
prometida, pero también debemos reconocer que tenemos ciertos intereses que
nos hacen detener espiritualmente y quedarnos allí.
Y allá en Apocalipsis encontramos a otros, que según dice el capítulo 14,
verso 4 “Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes.
Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron
redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. No
he visto el contexto en el que está dicho éste versículo y probablemente no tenga
relación con lo que vengo diciendo, sólo se me vino a la mente y pienso que
quizás, así como haya algunos que apresuradamente dicen maestro te seguiré
donde quieras que vaya, pero ponen primero sus intereses, también haya otros
más maduros que verdaderamente siguen al Cordero por donde quiera que va y
esa es su prioridad.
29/11/14
El llamado de Dios
Josué 24:2,3 Y dijo Josué a todo el pueblo: Así dice Jehová, Dios de Israel:
Vuestros padres habitaron antiguamente al otro lado del río, esto es, Taré, padre
de Abraham y de Nacor; y servían a dioses extraños. 3Y yo tomé a vuestro padre
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Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la tierra de Canaán, y aumenté
su descendencia, y le di Isaac.
Aquí hay dos versículos que dicen lo mismo pero usan palabras diferentes,
pero es bueno verlas y considerarlas. Si bien el versículo del Salmo está dicho en
un contexto del Rey con su novia, la iglesia, es bueno tenerlo presente ya que
también se podría aplicar a nuestra propia vida y relacionarlo porqué no con la
experiencia de Abram según lo que vengo diciendo.
El versículo de Josué no lo había tenido presente sino hasta ahora. Con este
versículo la historia se pone más interesante aún. El llamado de Dios es hacia
fuera, es para sacarnos del lugar en donde estamos, en Ur de los Caldeos, donde
según leemos en Josué 24:2, vuestros padres…esto es, Taré, padre de Abraham y
de Nacor, servían dioses extraños. Y en esa condición, dice el versículo siguiente
y yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del río, y lo traje por toda la
tierra de Canaán. Aquí la palabra tomé en el hebreo tiene muchos significados o
sinónimos, y no quiero decir que esté mal traducida, pero es bueno considerar
también los otros sinónimos que aparecen en el hebreo, algunos de éstos son:
aceptar, adoptar, adquirir, alejar, apoderarse, arrebatar, atraer, capturar,
casar, comprar, ganar, limpiar, llamar, llevar, prender, quitar, recoger, sacar,
tomar, traer. Yo creo que todos estos verbos indican la acción de Dios para con
nosotros, cuando estamos perdidos, como dice Efésios muertos en delitos y
pecados, como dice Romanos destituidos de la gloria de Dios y como dice aquí
Josué sirviendo a dioses extraños, no teníamos parte alguna con Dios, pero de
allí nos tomó Dios, para sacarnos de nuestro propio Ur de los Caldeos para
llevarnos a Cristo, la tierra prometida, qué maravilloso es esto, gloria a Dios,
aleluya!
Dejando la parentela
Ahora bien, cuando Dios nos llama, si bien Él nos toma de un lugar para
llevarnos a otro mucho mejor, toca a nosotros dejar cosas que pertenecen a
nuestra pasada manera de vivir, no podemos seguir conviviendo con ellas ni
tampoco nos las podemos llevar con nosotros, pues no entran ni pueden entrar en
Cristo ni con Cristo, como bien dice Efesios 4:22 En cuanto a la pasada manera
49
de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos
engañosos. Por eso le dice el Señor a Abram, allí en Génesis 12 que se vaya (1)
de su tierra Ur de los Caldeos, (2) de entre sus parientes, y (3) de la casa de su
padre.
(1) De la tierra, pues allí estaba ocupada por dioses extraños, así como el
enemigo según leemos en 2° Corintios 4:3 es dios de este mundo, o como dice
Juan 12:31… ahora el príncipe de este mundo será echado fuera, y Juan 14:30
No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él
nada tiene en mí, y en Efesios 6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes, así los dioses extraños eran los dioses y príncipes de aquella tierra, de
manera que debemos irnos de allí, de aquella tierra, en el sentido, de tener el
menor contacto posible con el sistema de éste mundo, de ser influenciados lo
menos que podamos, de nos asentarnos demasiado en el sistema de éste mundo,
de no hacer tesoros aquí en la tierra, donde el príncipe y gobernador de éste
mundo está operando.
(2) De entre sus parientes, pues ellos también servían a dioses extraños, de
manera que también debemos desprendernos de toda influencia de parte de los
hombres que nos obstaculicen el camino del Señor. Como bien dice el Salmo 1:1
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Inclusive a
veces cuando tal influencia puede ser buena, por ejemplo, cuando el cariño y
afecto por nuestros parientes a veces puede resultar en un obstáculo para seguir al
Señor, como cuando dijo Jesús en Juan 14:26 Si alguno viene a mí, y no
aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun
también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
(3) De la casa de su padre. Es decir que Abram vivía con su padre, en la casa
de su padre, lo que está indicando que Abram llevaba un vida y que ésta dependía
de su padre, pues vivía con su padre, en la casa de su padre, así como todos
nosotros, en tanto vivamos con nuestros padres en la casa de nuestros padres,
estamos viviendo en relación de dependencia de ellos, de su economía, de su
protección, de su sustento y manutención, de toda una vida; de manera que el
Señor nos está llamando a salir inclusive de aquella vida en dependencia de
nuestros padres, para que aprendamos por fe (recuérdese que por fe Abram salió
sin saber a donde iba) a depender (espiritualmente hablando) de Dios y que éste
sea nuestro Padre, y por lo tanto, vivir bajo Su protección, bajo Su sustento, bajo
Su manutención y para vivir por Su vida y gracia.
Olvidando la parentela
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Ahora bien, en el Salmo 45 hay una parte que dice algo similar a aquí, dice el
versículo 10 y 11: olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; 11 y deseará el rey tu
hermosura; e inclínate a él, porque él es tu señor. Aquí leemos “olvida” y
muchas veces eso llega a ser un impedimento, porque muchas veces no
olvidamos, o parafraseando nos olvidamos de olvidar y así muchas veces
queremos seguir espiritualmente de largo, o pretendemos que podemos seguir a
Cristo con toda nuestra vieja vida. Puede suceder que espiritualmente salgamos
de nuestro Ur de los Caldeos y de nuestra parantela, pero que aún sigamos
recordando esas viejas andanzas y costumbres que teníamos de donde salimos, y
no olvidamos como dice este salmo. Es verdad que Abram llevó a su parentela
con él, inclusive llegó a la tierra prometida con su parentela, pero no fue hasta
que se despojó de ello que el Señor le mostró la tierra y le dijo que la recorriera.
En otras palabras, luego de haberse deshecho de Lot, y quedar sólo con Sarai en
la tierra prometida, el Señor le mostró la tierra y le dijo que la recorriera.
Entonces, no es hasta que nos hayamos despojado de todo, que el Señor nos va a
mostrar a Cristo y cuando por fin podamos recorrerlo, ya que cuando Abram
estando en la tierra prometida con su parentela no dice que la haya recorrido, sólo
anduvo muy poco por ahí, pero no la recorrió. Así, todo lo que pertenezca a
nuestra pasada manera de vivir es un obstáculo e impedimento para ver
espiritualmente y recorrer a Cristo, la tierra prometida. De manera que como
dice éste salmo, no solo debemos dejar y abandonar todo eso, sino también
debemos de olvidar aquello, como dice Pablo en Filipenses 3:13… olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.
Inclusive muchas veces es un obstáculo el hecho de que no olvidemos que
nuestros pecados fueron perdonados, pues Dios mismo dice que se olvidó de
ellos, pero a nosotros nos cuesta un poco más y muchas veces volvemos a
recordarlos y pensar que todavía no fuimos perdonados del todo, o abrigamos
alguna duda en relación a ello, y eso muchas veces llega a ser un impedimento
para apropiarnos de la tierra prometida, de Cristo, de manera que aún de nuestros
pecados debemos olvidarnos.
01/12/14
Haré un paréntesis aquí, ya que en estos días vengo teniendo la carga de
meditar sobre lo que a continuación, con la gracia y el socorro de Su Espíritu,
pasaré a escribir, que también está relacionado con lo que vengo escribiendo
estos días, pero ahora me saltearé algunas cosas que quizás más adelante si Dios
me lo permite, retomaré.
En esta ocasión, lo que a continuación comentaré, se trata más bien de una
visión panorámica, más general, de la relación entre Abram y su esposa Sarai.
51
- Gen 11:29 Y Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la
mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de
Harán, padre de Milca y de Isca.
Pienso que Abram podría llegar a ser un tipo, una figura, un símbolo de dos
cosas.
1. De Dios el Padre, que lleva a una mujer, a Sarai, hacia la tierra prometida
de Canaán. Así Dios el Padre lleva la esposa para presentársela al novio, a Cristo,
aquí, Dios el Padre lleva la iglesia hacia la tierra, hacia Cristo, para presentársela
a Cristo, y para que ella también se establezca en la tierra, en Cristo. Pero nótese
que cuando Abram llega a la tierra, ahí no se la nombra a Sarai, pareciera como si
no estuviera, pero está, pues a cada lugar donde Abram iba, allí también iba su
mujer. Entonces, ella desaparece en Cristo, así la iglesia debe ser una con Cristo,
tanto que sólo Cristo tenga que ser visto, pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, así
cuando uno ve a la iglesia, debe ver el cuerpo de Cristo, es decir, debe ver a
Cristo y siendo uno con su iglesia, pues si uno la viera separada de Cristo, sería
cualquier cosa, menos una iglesia, mas bien, una iglesia institucional,
organización, etc. Sólo es en Cristo, la tierra prometida de Canaán, donde la
iglesia tiene base firme para fusionarse y hacerse uno con Dios. Es decir Dios y
la iglesia encontrándose y haciéndose uno en Cristo y con Cirsto. Abram y Sarai
los dos ya solos en la tierra prometida, uno en Cristo. Por eso ya estando en la
tierra, no se la nombra a Sarai, tanto que así también debe ser la unión entre Dios
y la iglesia en Cristo, un solo cuerpo. Y solo en Cristo, la tierra es donde la
iglesia tiene base firme para tener descendencia, para reproducirse, pues allí es
donde Dios le dice cuán grande va a ser su descendencia, tanto como el polvo de
la tierra, de modo que no se pueda contar ¿y con quién se supone que Abram iba
a tener descendencia? ¿Con quién llegó Abram a la tierra prometida? Pues con
Sarai. Así también es allí, en la tierra, como base y fundamento; es decir, en
Cristo como base y fundamento que la iglesia puede tener descendencia y
reproducirse como el polvo de la tierra. Pues Cristo sin su iglesia, o la iglesia sin
Su Cristo, la cabeza, ¿cómo se supone que podrá tener reproducirse y tener
descendencia?
Algunos versículos pueden ayudarnos a comprender esto quizás:
Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;
y yo le resucitaré en el día postrero.
Juan 6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le
fuere dado del Padre.
Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no
le echo fuera.
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Juan 6:39 Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo
que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.
Juan 17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida
eterna a todos los que le diste.
Juan 17:24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy,
también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque
me has amado desde antes de la fundación del mundo.
Juan 18:9 para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me
diste, no perdí ninguno.
2. De Cristo mismo. Dice que Abram tomó para sí a Sarai, así Cristo según
leemos en Efesios 5:27, para presentársela (a la iglesia) así mismo... Y 2°
Corintios 11:2 Porque celoso estoy de ustedes con celo de Dios; pues los
desposé a un esposo para presentarlos como virgen pura a Cristo. Y es Él
mismo quien lleva a su iglesia, quien se la presenta a él mismo, Sarai hasta lo
más profundo de Él mismo, hasta la tierra misma de Canaán. Como dice Juan
12:32 y yo, si soy levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo..,
04/12/14
Colosenses 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios.
Gálatas 3:27-29 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de
Cristo estáis revestidos. 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no
hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si
vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la
promesa.
Salmo 133:1-2 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos
juntos en armonía! 2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende
sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Cuando leemos que Abram llegó por fin a la tierra prometida, figura de
Cristo, en el capítulo 13 versículo 14 al 18, no la vemos a Sarai o por lo menos
53
no se la nombra. Esto no quiere decir que Sarai no haya llegado con Abram a lo
tierra, pues a cada lugar donde Abram iba, allí también iba su mujer Sarai, pero
aquí, en esta porción de las escrituras no se la nombra a Sarai. Particularmente
me detengo en esta porción del capítulo 13, porque es aquí donde Abram por fin
llega a la tierra prometida habiendo dejado ya su tierra, su parentela y la casa de
su padre; y donde por fin el Señor le dice que levante sus ojos y mire la tierra que
le había prometida así también que la recorra. Aquí no es la primera vez que
Abram pisa esta tierra, pero recién en esta porción del capítulo 13 es que el Señor
le dice que mire y recorra la tierra, cuando ya Abram había dejado por fin su
tierra, su parentela y la casa de su padre, no antes. Pero es notable que aquí Sarai
no aparece o como dije anteriormente, no se la nombra, pero ella está.
Así Sarai como tipo de la iglesia y siendo la tierra de Canaán, tierra
prometida, tipo y figura de Cristo, la iglesia tiene que desaparecer en Cristo, en el
sentido de que esta tiene que fusionarse en Cristo de tal manera que desaparezca
en Él y hasta casi ni se la nombre, pues el protagonismo tiene que ser de Cristo y
sólo de Cristo. Tanto ella tiene que mezclarse, fusionarse y desaparecer en Cristo
que tiene que hacerse una con Cristo de manera que llegue a ser un solo y único
Cuerpo. Tanto la cabeza como el cuerpo de la iglesia es Cristo, una sola persona:
Cristo, pero allí también está la iglesia, siendo esta Su Cuerpo, pero cuando llega
a ser un solo Cuerpo en Cristo, ella misma es Cristo pues ha quedado unida a Su
Cabeza, a Su misma vida, así es entonces que la iglesia tiene que desaparecer en
Cristo tanto como hacerse una con Él y llegar a ser un solo Cuerpo. Así como
dice Colosenses que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, así la
también la iglesia está escondida en Cristo. ¿O no dice Gálatas 3:27-29 porque
todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. 28 Ya
no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. 29 Y si vosotros sois de Cristo,
ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa? Aquí los que
antes estaban bien diferenciados como griego, judío, esclavo, libre, etc, etc, ahora
han desaparecido y se han hecho uno en Cristo porque como dice Colosenses sus
vidas quedaron escondidas con Cristo en Dios, y ahí ya no hay diferencias.
Otro ejemplo, lo podemos ver en el Salmo 133, donde el verso 1 dice cuán
bueno y delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía y ya el verso 2
dice que es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras. Es decir, los hermanos
del versículo uno ahora están unidos y escondido en Aarón, figura de Cristo
como nuestro Sumo Sacerdote. La iglesia haciéndose uno en Cristo y con Cristo
como un solo Cuerpo.
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Cuando la persona recién se ha convertido al Señor, esta tiene que levantar
sus ojos para mirar y recorrer la vida del Señor toda, mirar y recorrer para poseer
Su vida y Sus riquezas. Aquí la unión es del convertido con Cristo, pero cuando
al fin éste llegó a Cristo (la tierra) al lado tiene a una mujer, la iglesia, pero ella
está como escondida, desparecida, pues toda persona que recién llega a Cristo
tiene que mirar y recorrer a Cristo, no a la iglesia, los que son del mundo tienen
que ver a Cristo, y no a la iglesia, pues si estos solo vieran la iglesia o levantaría
su mirada y/o recorrerían la iglesia, la experimentarían sólo como una institución
y/u organización; por eso ésta porción de aquí pone el énfasis en Abram llegando
a la tierra, libre de toda su tierra y parentela, levantando su mirada y recorriendo
la tierra prometida, a Cristo. Pues Cristo es el camino, la verdad y la vida. Si
Sarai como figura de la iglesia sobresaliera por encima de Cristo, entonces todos
miraríamos y recorreríamos la iglesia, más no a Cristo; pensaríamos que la
iglesia es el camino a recorrer, que de ella surge la verdad y que ella emana una
vida, pero en realidad la iglesia solo puede tener el camino, la verdad y la vida
estando unida a Su Cabeza, a Cristo, de otra manera nos estaríamos perdiendo a
Cristo, y teniendo a la iglesia como una institución u organización. No obstante,
el cristiano aquí no debe olvidar que a su lado tiene a una mujer, que ha llegado
hasta allí con una mujer. ¿Y qué le prometió el Señor a Abram? Toda la tierra
que ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Entonces ¿con quién
llegó Abram hasta allí? ¿Con quién se supone que Abram tendría descendencia
sino con Sarai su mujer? Entonces, una vez que el convertido se ha despojado de
su tierra y parentela (ya hablé sobre esto más arriba) y se ha unido a Cristo, tiene
que saber que éste será parte de la iglesia de Cristo con quien también tendrá que
aprender a tener descendencia y a reproducir la vida del Señor para
posteriormente llevar muchos hijos a la gloria. Solo allí, en la tierra prometida, en
Cristo, donde el cristiano encuentra base y fundamento firmes para tener
descendencia y reproducirse con Sarai, figura de la iglesia.
Génesis 13:14, 17 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él:
Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al
oriente y al occidente. 17 Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho;
porque a ti la daré.
55
ancho, otra vez la cruz. También dice que mire hacia…De la misma manera el
cristiano cuando llega a Cristo y se encuentra con Él, aún tiene que pasar por la
cruz, aunque se haya despojado de su pasada manera de vivir. La cruz no solo
tiene que suprimir y hacer morir nuestra vieja manera de vivir sino también que a
diario debemos tomar la cruz y negarnos a nosotros mismos (Lucas 9:23), esto
es, morir a nuestra voluntad, nuestras prioridades, nuestros intereses, etc, etc.
También debemos estar constantemente mirando hacia la cruz como así también
recorrerla. Debemos encontrarnos con Cristo y debemos experimentarlo pero en
forma de cruz, es decir, teniendo siempre presente la cruz en nuestras vidas y
aplicarla a nuestras vidas.
14/12/14
Regresando al principio del capítulo 12 de génesis y viendo la declaración de
Esteban en Hechos 7 entiendo o al menos, así parece, que el Señor le habla a
Abram dos veces: una, estando Abram en Ur de los Caldeos (según el relato de
Esteban en Hechos 7), y dos, en los primeros versos del capítulo 12 de génesis.
Aquí en génesis, vemos que primero El Señor le habla y seguidamente en
Génesis 12:4 dice que Abram se fue tal como el Señor le había dicho…y tenía
Abram 75 años cuando partió de Harán. Es decir, que aquí el Señor le habla
estando en Harán, entonces Abram sale de Harán tal como el Señor le había
dicho y tenía para ese entonces 75 años. Para concluir, entonces el Señor primero
le habla en Ur de los Caldeos y otra vez estando en Harán. Lo que quiero decir,
es que a veces es necesario que el Señor nos reitere ciertas cosas, y nos tenga que
hablar uno y dos veces hasta que entendamos. Y gracias a Dios que así sea, ya
que Abram no sabía cuál iba a ser esa tierra que el Señor le estaba prometiendo,
como se nos dice en Hebreos, que Abram salió sin saber a donde iba, entonces
tranquilamente Abram pudo pensar que Harán era la tierra prometida, él no tenía
ningún indicio, pero Harán no era la tierra. Así también en nuestro peregrinaje
espiritual debemos guiarnos por la voz de Dios y que Él nos tenga que decir más
de una vez las mismas cosas hasta que obedezcamos, no debemos dejarnos guiar
por nuestros sentimientos o entendimiento, sino por la voz de Dios. Escuchar la
voz de Dios no es garantía de que estamos haciendo las cosas bien
espiritualmente. No estoy diciendo que Abram se equivocó o que le esté echando
alguna culpa a Abram, ya que él no sabía a dónde estaba yendo, sólo sabía que
era una tierra que Dios le estaba prometiendo, pero a veces pasa que por escuchar
la voz de Dios pensamos que estamos bien o maduros espiritualmente entonces
ahí nos estancamos.
56
a poco, es de acuerdo a nuestra capacidad, es a medida que nos vamos acercando
a Cristo que el Señor nos va revelando sus planes, es en la medida que vamos
conociendo un poco más de Cristo que el Señor se nos aparece y revela sus
planes. También es en la medida en que nosotros nos vamos despojando de todo
aquello que impide nuestro caminar espiritual, que el Señor también nos va
revelando, ya que no fue hasta que Abram se hubo despojado de todo que el
Señor le termina por hablar todo lo que tenía para decirle, aquí, pues todavía
llevaba a Lot consigo. Cuando Abram efectivamente llegó a la tierra, en el verso
5 en adelante, entonces el Señor le dice a tu descendencia daré esta tierra, sólo
eso, pero no le dice todo, si lo comparamos con el 13:14-18. El Señor tenía algo
más qué decirle, el Señor siempre tiene algo más qué decirnos, pero debemos ir
avanzando en nuestro peregrinaje espiritual, en nuestro conocimiento de Cristo y
a la vez, tenemos que ir despojándonos de todo aquello que sea una piedra de
tropiezo o que haga más lento nuestro caminar. Ya le había adelantado algo allá
por el verso 1-3, pero allá no veía nada, ahora Abram está tocando la tierra y
entonces el Señor se lo hace saber, así es entonces en nuestro peregrinaje y en
nuestra vida espiritual, el Señor nos va dando indicios y también nos muestra
dónde estamos parados (…daré ésta tierra) en relación a nuestro crecimiento
espiritual también y nos va revelando sus planes a medida que nos vamos
acercando y vamos tocando a Cristo cada vez más. Si comparamos el relato de
Esteban, cuando Abram estaba en Ur de los Caldeos, el Señor sólo le dice que
salga de su tierra y parentela y que vaya a la tierra que el Señor le iba a mostrar,
sólo eso; más cuando llegó a Harán el Señor le dice un poco más, le reitera lo
dicho en Ur de los Caldeos, pero añade lo que dice en los versos 2 y 3: 2Haré de
ti una nación grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición.3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Entonces, a
medida que nos vamos acercando a Cristo, la tierra prometida, el Señor va
añadiendo un poco más de luz a nosotros en relación a sus propósitos.
16/12/14
Consagrándonos
57
sobre el mismo, y ésta muera sobre el altar. Así entonces, el altar además se
relaciona con la muerte, es decir, es el lugar donde nosotros mismos tenemos que
morir para Dios, esa es la consagración, ese es el darse y dedicarse para Dios,
debemos morir nosotros para que Dios viva en nosotros y así ser consagrados
para Él, para llegar a ser de su exclusividad y pertenencia.
Así vemos entonces que Abram edificó un altar al Señor que se le había
aparecido. Notemos el siguiente detalle aquí. El Señor se le apareció. Si leemos
desde el 11:27 hasta aquí, el 12:7 pareciera como que es la primera vez que el
Señor se le aparece a Abram, pues recién aquí se relata que el Señor se le aparece
a Abram, y pareciera como que en Ur de los Caldeos el Señor sólo le dice la
promesa pero no se le aparece. Pero cuando leemos el relato de Esteban,
nuevamente allí en Hechos 7, leemos que El Dios de la gloria se le apareció a
Abram…antes que habitara en Harán. Es decir que el Señor aquí se le aparece
por segunda vez ¿pero porqué recién aquí, en Siquem, Abram edifica un altar, y
no allá en Ur de los Caldeos? Porque sólo podemos edificar un altar recién
cuando estamos en Cristo, y no fuera de Cristo. Fuera de Cristo todavía tenemos
muchas cosas con nosotros que nos impiden edificar un altar, todavía llevamos
muchas cosas con nosotros que nos impiden morir y consagrarnos al Señor.
Como dice Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo
yo, mas vive Cristo en mí. Y Romanos desde el capítulo 6 en adelante. Solo
podemos ser crucificados si estamos en Cristo, pues sólo con Cristo podremos
morir puesto que Él murió, nosotros también morimos en (dentro de) y con
Cristo. Por eso Abram no edificó un altar en otro lugar que no sea en la tierra
prometida de Canaán, porque allí uno no puede morir espiritualmente, es sólo en
la tierra prometida, en Cristo que podemos llevar una vida de altar, de
consagración; Cristo es la tierra desde la cual el cristiano puede proyectar su vida
espiritual de consagración a Él, muriendo en Él. Desde afuera de Cristo sólo
podemos traer muchas cosas, podemos intentar traer nuestra parentela con
nosotros, traer nuestras costumbres e ideas, pero llegará un momento en que
tengamos que definitivamente dejar todo eso y pasar por el altar, aunque todavía
Abram no se había despojado del todo, todavía tenía a Lot consigo. La vida de
altar no es para edificarla una sola vez y olvidarnos, tiene que ser una constante
en nuestro peregrinaje espiritual, así como hizo Abram, que no sólo edificó un
altar en Siquem. Pero debemos destacar aquí que nuestra consagración también
es en la medida que vamos conociendo más de Cristo y nos vamos acercando
cada vez más a Él que vamos muriendo y dedicándonos a Él cada vez más. Por
eso Abram no había dejado a Lot, porque a veces nuestra consagración no es
total, sino parcial y progresiva.
Probemos, intentemos apenas consagrarnos fuera de Cristo y verás qué
sucede; intentemos ser santos por un instante fuera de Cristo a ver si podremos.
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Si a veces nos cuesta tanto consagrarnos y ser santos incluso estando en Cristo,
cuánto más fuera de Él. Seamos sinceros ¿qué podemos hacer fuera de Él? ¿acaso
no dijo Jesús fuera de mi, ustedes nada pueden hacer? Nada podemos hacer
fuera de Cristo. Amén!
26/12/14
Cuando el Señor se le aparece a Abram en el verso 7, vemos que Abram no
dice nada (a diferencia del verso siguiente), sólo edifica altar. Es que cuando el
Señor se nos aparece ¿tendremos algo para decir? Sólo podemos permanecer
callados ante su magnífica presencia, y no podemos hacer menos que
consagrarnos enteramente a Él. Como cuando se le apareció a Saulo, éste no
pudo decir menos que ¿qué quieres que haga? O como cuando se le apareció a
Juan en el libro de Apocalipsis no pudo hacer menos que caer muerto a sus pies
(Ap. 1:17). También como con el profeta Daniel, en varias ocasiones podemos
leer como éste se postra en tierra y enmudece (Daniel 10:15). Es que como dice
Esteban, se trata del Dios de la Gloria y cuándo éste se nos aparece, con tan sólo
un ápice de Su gloria, es suficiente para enmudecer y consagrarnos a él. Así
también cuando el Señor se transfiguró en el monte, la voz desde el cielo hizo
callar a Pedro.
17/12/14
La raíz de la palabra “altar” en hebreo es zabákj que significa matar o
sacrificar un animal, u ofrecer un sacrificio. Aquí está la consagración, es ese
ofrecerse enteramente a Dios para morir uno. Pero también la palabra “altar”
viene de la palabra alto, alzar, elevar. Recordemos que el Señor Jesús fue
levantado en la cruz, en Juan 12:32 cuando dice “Y yo, si fuere levantado de la
tierra, a todos atraeré a mí mismo”. Por un lado, esto nos habla de la muerte,
pero por otro también está relacionado con el ser levantado, morir para
levantarse, y tiene que ver con la vida de resurrección, es morir para recibir la
nueva vida del Señor por el cual regirnos. Como bien dice Romanos en el
capítulo 6, que si morimos juntos con el Señor, también somos unidos en la
semejanza de su resurrección, y que si morimos con Cristo, también viviremos
con Él. Entonces, en esto tiene que ver la vida de altar, la consagración, el morir
para también resucitar, pero solo en Cristo. Cristo es nuestro terreno apropiado
para edificar un altar, es nuestro fundamento para consagrarnos. Amen!
59
Como venía diciendo, esto de la consagración también es a medida que
vamos conociendo al Señor, y lo que sí podemos ver aquí, es que otra vez Abram
edificó un altar al Señor, lo que nos enseña que esto de consagrarnos, morir y
vivir para el Señor tiene que ser una constante en nuestras vidas, no sólo cuando
creemos que hemos avanzado espiritualmente un poco, sino cada día, como dice
el evangelio de Lucas que debemos cargar con nuestra cruz cada día, debemos
morir a cada rato estemos en lugar que estemos, donde nos encontremos, en lo
que respecta a nuestro progreso espiritual, hallamos avanzado o no, debemos
edificar altar al Señor. Y no sólo eso, aquí además de edificar altar, Abram
invocó el nombre del Señor. En el versículo anterior no se nos dice que Abram
haya invocado el nombre del Señor, pero aquí si ¿porqué? Porque en Siquem el
Señor se le apareció pero en Bet-el no dice que el Señor se le haya aparecido, ni
siquiera le habló en Bet-el, pero Abram invocó el nombre del Señor. Así también
en nuestras vidas cuando parece que no veamos al Señor, o cuando éste no se nos
aparezca, así y todo debemos seguir muriendo e invocando al Señor. Claro, que a
veces sucede que porque el Señor ya no se nos aparece más, o no nos habla como
lo hacía en otros momentos, entonces ahora ya no edificamos más altar y
dejamos de invocar al Señor. Pero aquí, Abram nos enseña que aún que, en Bet-
el, el Señor ni siquera nos hable, muchos menos se nos aparezca, debemos con
todo, seguir consagrando nuestras vidas e invocar Su Nombre.
Siquem es el lugar donde el Señor se encuentra con nosotros, Él viene y se
nos aparece, así como el Señor se le apareció, por así decirlo, a la mujer
samaritana, que también fue en Siquem. Pero Bet-el es el lugar donde nosotros
buscamos Dios, donde nosotros invocamos Su Nombre, así como Jacob dice en
Génesis 35:3 Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que
me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he
andado. Le había respondido en el día de su angustia.
Bet-el significa Casa de Dios, y allí hemos de plantar nuestra tienda, así como
lo hizo Abram, puesto que allí, en la Casa de Dios como dice el salmista en el
Salmo 23:6 Y en la casa de Jehová moraré por largos días. Notemos que, Abram
teniendo tantas riquezas y posesiones, sólo plantó una tienda, pero no dice que
edificara una casa o algo más grande para vivir. Es que cuando llegamos a Bet-el,
la casa de Dios, no tenemos necesidad de edificar nada más, allí en Su Casa
hemos de morar por largos días y eso nos basta. Además no podemos edificar
nuestro propio lugar donde está el lugar de Dios, no hemos de querer usurpar su
Casa queriendo edificar la nuestra donde no nos corresponde, sólo plantar una
tienda, algo sencillo y humilde, para quedarnos morando, y para depender de
todo el sustento de Su Casa. Y debemos plantar una tienda, que es significado de
cómo dice el salmo, morar, no de plantar cualquier otra cosa, como sucedió allá
en Juan 2:16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis
60
de la casa de mi Padre una casa de mercado. Pues en la casa de Dios no hay
lugar para mercados sino para consagración.
21/12/14
Bet-el nos habla del avance espiritual, ya que de Siquem subimos al monte, a
la zona montañosa, y allí buscamos al Señor. Es en lo alto que podemos buscar al
Señor. Para poder tocar al Señor debemos subir, elevarnos espiritualmente. No
pensemos que sólo podemos buscar al Señor como si de nosotros mismos
dependiera, debemos proyectarnos espiritualmente. Y esto se logra sólo si hemos
pasado primero por Siquem, es decir, buscamos al Señor porque éste se nos ha
aparecido primero en Siquem. La búsqueda del Señor es en base a la revelación
que primero hayamos tenido del Señor. ¿Cómo sino podríamos buscar algo que
no sabemos si se nos ha revelado, algo que no sabemos si es cierto? Entonces,
primero el Señor se nos tiene que aparecer para poder buscarlo, el Señor se nos
tiene que manifestar para poder seguir nuestro progreso y así poder avanzar
espiritualmente. Su aparición, su manifestación, su revelación, tiene que ser la
base a partir de la cual podamos edificar altar y buscar al Señor.
Observemos que no es al revés, no buscamos al Señor primero para que éste
se nos aparezca después. Nuestras muchas oraciones por más elocuentes y
auténticas que sean, no van a forzar la aparición o la revelación del Señor. El
Señor se aparece y se revela a quien Él quiera, y a partir de entonces es que le
buscamos. Si no hemos entendido esto, puede ser incluso perjudicial para uno, ya
que intentamos por nuestro medio buscar y buscar al Señor incesantemente si
ningún resultado y terminamos muchas veces cansados, frustrados, perdiendo las
ganas nuevamente de venir al Señor.
A veces pensamos que orar o buscar al Señor es algo básico, pues es lo
primero que todo cristiano aprende apenas está conociendo al Señor. Pero a veces
por pensar de esta manera es que también así nuestras oraciones son básicas y no
alcanzan a tocar al Señor. Pero aquí vemos algo diferente, que se busca al Señor
en el monte, en lo alto es que le buscamos y invocamos Su Nombre. No debemos
descuidar esto. La raíz de la palabra invocar sugiere la idea de acosar a una
persona que uno encuentra, también significa llamar, gritar, dar voces.
Otra cosa interesante de observar es que Siquem y Bet-el eran localidades
vecinas, estaban cerca una de otra. Esto nos indica que la revelación y el avance
espiritual no están lejos una de la otra, no debemos recorrer todo un trayecto para
poder progresar espiritualmente. El Señor nos enseñó la sencillez de ser como
niños y en 1ra Corintios 1:26-29 dice Pues mirad, hermanos, vuestra vocación,
que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos
nobles; 27sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los
sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil
61
del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo
que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. Siempre que se nos revele
algo más del Señor, entonces cerca estará el camino para poder avanzar en eso
que el Señor nos mostró. Por eso pienso que no es al revés, es decir, no es que
primero buscamos al Señor para poder llegar alcanzar algo del Señor, como si de
nuestras propias búsquedas dependiera nuestro progreso espiritual, pues si así
fuera, el día que no le busquemos ya perderíamos nuestro progreso y siempre
estaríamos avanzando y retrocediendo constantemente, entonces así si
tendríamos que recorrer bastante camino para poder apenas alcanzar algo de lo
inmenso del Señor.
Que Abram haya plantado su tienda allí también significa que no hemos de
quedarnos allí. Y esto a veces nos cuesta aceptarlo, ya que cuando hemos
avanzado espiritualmente en algo que el Señor mismo nos mostró, nos gusta
quedarnos allí, meditando y viviendo con eso. No está mal, pero si nos quedamos
sólo con eso, por más que hayamos progresado espiritualmente, nos estaremos
perdiendo todo lo que el Señor tiene por delante para seguir mostrándonos.
25/12/14
Abram planta una tienda
Teniendo Abram tantas riquezas (v.5) y pudiendo por tanto edificar una casa,
un edificio o una mansión, pues con todo eso ni siquiera edificó nada, sólo plantó
y apenas una tienda para enseñarnos que nada de lo que hemos acumulado en
este mundo nos sirve para poder edificar nuestra vida espiritual, y nada de todo
eso hemos de llevarnos cuando partamos de este mundo. Como bien nos enseña
el mismo Señor Jesús en Mateo 6:19 No acumulen para sí tesoros en la tierra,
donde la polilla y el orín destruyen, y donde ladrones penetran y roban; 20sino
acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín destruyen, y donde
ladrones no penetran ni roban; 21porque donde esté tu tesoro, allí estará también
tu corazón.
Así también el mismo Señor Jesús, siendo el Rey del universo y siendo tan
basto y rico en todas las cosas, y siendo Él el mismo Dios, no vino a esta tierra a
gobernar ni a establecer un centro político. Cuando vino a esta tierra vino como
una persona común y corriente, como un niño naciendo en un pesebre, en un
establo, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. (Filipenses 2:6-
8). En Juan 1:14 dice Y aquel Verbo fue hecho carne, y puso tabernáculo entre
nosotros. Siendo Dios no vino a este mundo con todas las pompas, pudiéndolo
62
hacer, sino que vino como siervo humilde y puso una tienda entre nosotros, nada
de beneficios. Usa la misma palabra, es el mismo sentido, que la que usa génesis
en relación a Abram.
Además porque todas las cosas que abram tenía y acumuló, las obtuvo del
mundo. Abram llegó a la tierra de Canaán ya con todo lo que había obtenido en
el mundo. Y aunque muchas veces nosotros también llegamos así a Cristo,
debemos entender que nada de todo eso nos servirá para edificar nuestra vida
espiritual. Debemos entender que el mundo sólo nos ofrecerá riquezas materiales
y que sólo nos servirán en éste mundo para “acumularlas”. Ese es el sentido que
usa el versículo 5 cuando dice “…y todas las posesiones que ellos habían
acumulado (ganado, coleccionado, etc)”. Intentemos permanecer en el mundo y
probemos cuánto de todo lo que podemos acumular nos sirve para algo sino más
bien para algo pasajero. Así es el mundo, en él siempre obtendremos más y más,
pero cuando llegamos a Cristo siempre es menos y menos. Solo una tienda nos
basta para estar allí, el Señor no nos pide altos requisitos para poder entrar en Su
tierra. ¿No dice Mateo 16:26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare
todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su
alma? ?
Extranjeros y advenedizos
Filipenses 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
Juan 17:14... porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
63
26/12/14
El cananeo estaba en la tierra
No sé muy bien a qué se referirá ésta frase, pero había otros que también
estaban en la tierra de Canaán, y si venimos diciendo que ésta es figura de Cristo,
entonces habrá otros que también están en Cristo, pero Dios se le apareció sólo a
Abram, le habló a él, y lo eligió a él para que tenga descendencia, un gentil que
Dios sacó de Ur de los Caldeos, una tierra de dioses ajenos. Entonces ¿porqué
Dios no haría las cosas más fáciles y elegiría al cananeo que ya estaba en la tierra
de Canaán? Pienso que como dice ese versículo, muchos son llamados y pocos
los escogidos. O también cuando muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor,
¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu
nombre hicimos muchos milagros? Y el Señor responda que nunca los conoció.
Aquí en génesis es como que el Señor pasa por alto a los cananeos y prefiere
elegir Abram. Quizás esto también se relaciona con los judíos y gentiles, no lo sé
muy bien, quizás no tenga nada que ver. Hablo de una simbología. Ni Abram ni
el cananeo eran judíos. Cuando Jesús vino a esta tierra dice que a los suyos vino
y éstos no le recibieron. Y luego vemos cómo el Señor va llamando a personas
gentiles, lo vil del mundo escogió Dios dice el versículo, para que luego sean sus
discípulos. No es que Dios desechó a Su pueblo, los judíos, pero el Señor
también llama pueblo a los gentiles, y de los dos forma uno sólo. Lo dejo
inconcluso para seguir meditándolo.
28/12/14
También hay que recordar que los cananeos son descendientes de Canaán
(Gen. 10:15-18), el hijo de Cam, y Cam había sido el que vió la desnudez de su
padre Noé y se lo contó a sus hermanos Sem y Jafet que estaban afuera. A partir
de entonces Noé no maldice a Cam, pero si a su hijo Canaán.
También pienso que a veces hay hermanos que lo único que hacen es estar en
Cristo y nada más, se quedan y permanecen allí, no avanzan. Entonces pareciera
como que pasan desapercibido ante Dios. No digo que esté mal, porque estar en
Cristo es lo mejor que le puede pasar a una persona, pero me refiero en cuanto a
la obra del cristiano. Pienso que una señal de que el cristiano está avanzando en
su peregrinaje espiritual es cuando Dios le encomienda una tarea. Si en lo poco
me fuiste fiel… (Mateo 25:21). Entonces hay hermanos que lo único que hacen es
practicar la fe como una religión, van los domingos a la congregación, leen la
Biblia, oran y en eso consiste toda su vida cristiana, pero el Señor no los usa. Así
pienso muchas veces que somos, como el cananeo, estamos en Cristo y de allí no
nos movemos, cuando la enseñanza aquí, entre otras, es movernos en Cristo,
recorrerlo, para experimentar sus inescrutables riquezas y lo grande que es esa
64
Tierra, nuestro Cristo, en comparación de una fe tan corta como la de practicar
ciertas actividades religiosas.
65
29/12/14
Abram en Egipto
Génesis 12:10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a
Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.
Si Canaán iba a ser la tierra que el Señor le iba a dar a su descendencia (v.7)
¿porqué entonces Abram habría de padecer hambre? sin embargo no se quejó.
¿Si Dios sería tan generoso en dar esa tierra a su descendencia, porque también
no sería generoso en proveerle comida? Sin embargo, hubo hambre, el Señor no
proveyó y Abram terminó yéndose a Egipto, donde corrió riesgo su vida y la de
los que estaban con él. A veces, aunque estemos en Cristo y nos hayamos
consagrados a Él y estemos en un avance espiritual, no faltarán las oportunidades
para ser probados. Pienso que el hambre en la tierra era para madurar la fe de
Abram y por lo tanto era el tiempo de poner a prueba su fe, ya que éste sería
luego el padre de la fe. Así, entonces, una señal de que estamos avanzando
espiritualmente es cuando somos probados en nuestra fe. Y viceversa también,
cuando nuestra fe está pasando por prueba es porque tiene que madurar y es
porque en algo hemos avanzando. Así como cuando uno estudia una materia en
la escuela o en la universidad, en cada materia cada tanto se toman exámenes
para ver cómo va creciendo el alumno; sus conocimientos tienen que ser
probados, así también en nuestra vida espiritual.
66
Aquí Abram debía aprender a depender completamente por fe, de la
providencia y sustento de Dios. No sólo conocer a Dios en Su Gloria, como
mencionaba Esteban, y creer en Su poder para darle descendencia y tierra, sino
también conocer a Dios en otros aspectos para su providencia y sustento.
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*Podemos ir de acá para allá, y atravesar la tierra de mil maneras distintas,
pero recorrer se recorre de una sola forma y no hay otra sino en forma de Cruz,
sólo así podemos dimensionar la vida de Cristo. Si solo nos quedamos con
atravesarla, podremos ir y venir, aún estando en Cristo, podremos ser muy
diligentes en estudiar la Biblia, en orar, en congregarnos, en ayunar, etc, etc, pero
si solo atravesamos y no recorremos, nos estaremos privando de pasar por la
cruz, y así nos estaremos perdiendo la vida que fluye de la misma cruz, así como
la vida de resurrección surgió cuando Cristo se levantó de la cruz. Sólo estaremos
pasando toda nuestra vida en Cristo atravesándolo, experimentando sólo lo que
esas actividades “espirituales” nos pueden dejar, que por cierto es un montón,
pero no estaremos pasando por la cruz, no estaremos recorriendo y por tanto no
estaremos recibiendo la misma vida de Cristo que fluye luego de pasar por la
cruz.
Dice que Abram atravesó la tierra hasta Siquem (v.6), pero Dios le dice
levántate y recorre (Gén. 13:17). Cuando atravesamos sólo podemos llegar hasta
cierto lugar, pero cuando recorremos tocamos todos y cada uno de los lugares de
la tierra, todo Cristo. Porque cuando atravesamos nos fatigamos y cansamos, y
por tanto necesitamos llegar hasta Siquem, hasta cierto lugar y parar allí. Pero
cuando recorremos llegamos hasta cada uno de los rincones de la misma vida del
Señor.
Génesis 13:3-4 Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el,
hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, 4 al lugar
del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová .
Apocalipsis 2:4-5 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. 5
Recuerda, por tanto, de dó nde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras
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obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no
te hubieres arrepentido.
Así que Abram decide regresar a la tierra de Canaán. Si bien éstos versículos
no son una analogía exacta, porque allí en Apocalipsis se lo habla a la Iglesia,
aunque no estaría mal también que cada uno lo pueda aplicar a su vida espiritual
particular, pero lo comparto porque aquí veo una pequeña relación.
Yo creo que, como lo he mencionado en una ocasión, que todo este relato de
Abram describe sus principios con el Señor, sus primeras relaciones con el Señor,
ya que la Biblia relata desde que Dios lo sacó de Ur de los Caldeos, una tierra
extraña, así también se va aplicando todo ese relato a nuestra vida personal, y uno
va madurando en la medida que va conociendo al Señor. Por tanto se puede decir
que Abram estaba conociendo también su primer amor. Por supuesto que en todo
aquí, no hay un relato romántico como para basarme y decir que Abram está en
su primer amor, pero tampoco podemos decir que Abram estaba ya maduro
espiritualmente, pues en algunas cuestiones todavía no había sido perfeccionado
y se lo ve descendiendo a Egipto (el mundo) en dos oportunidades.
Entonces el Señor a veces nos tiene que decir que recordemos de dónde
hemos caído, que se arrepienta y haga las primeras obras. Y podríamos decir que
Abram cayó, ya que descendió a Egipto, pero cuando regresó de Egipto a la tierra
nuevamente, podríamos decir que hizo lo que había hecho al principio. Aquí la
palabra “obra” no concuerda en esta analogía, ya que lo que Abram hizo estando
en la tierra no es una obra en cuanto al servicio o ministerio de él, así como se ve
en el versículo de Apocalipsis. Mi interés aquí es ver, en una circunstancia
espiritual como la de Abram, que muchas veces dejamos el lugar de consagración
que teníamos al principio, y abandonamos nuestro interés por el Señor y ya no le
invocamos. Esto es como si dejásemos nuestro primer amor. Si bien aquí no dice
que Abram haya recordado sus principios en la tierra de Canaán, pero está como
implícito por cómo se relata en el versículo 3 y 4. Así también se ve en el relato
del hijo pródigo donde recuerda el lugar de donde se había ido (Lucas 15:17).
Esto muestra lo importante qué es regresar a lugar de la tienda y el altar. El
altar nuestro lugar para la consagración y el que nos permite invocar nuevamente
al Señor. Notemos que aunque en Egipto el Señor lo guardó y sus riquezas se
multiplicaron, no fue allí el lugar donde Abram haya levantado altar para
consagrarse e invocar al Señor que le había protegido, ni muchos menos poner
una tienda para quedarse; pues el mundo no es nuestro lugar para consagrarnos ni
muchos menos permanecer, pues allí está el Faraón, que tipifica al enemigo, a
Satanás. El mundo es el lugar del enemigo, la tierra de Canaán es lugar de Cristo
y allí es nuestro lugar para la consagración y permanencia.
La tienda, por otro lado, es para que permanezcamos, aunque sea
temporalmente, siempre estando en Cristo, y también para nuestro avance
69
espiritual, ya que al ser un lugar temporal, la tienda nos permite levantarnos fácil
y rápidamente para seguir con nuestro peregrinaje y no detenernos.
Cuando Abram descendió a Egipto no se fue con su tienda, su tienda
permaneció en Canaán. Esto indica que nuestro lugar de permanencia espiritual
tiene que ser Cristo, y que aunque tengamos pensado regresar en algún momento,
no es bueno pisar el mundo pues allí corre riesgo nuestras vidas.
02/01/15
Lot. Según el idioma hebreo, Lot significa velo, cubierta, algo detrás de lo
cual se puede esconder. También de este nombre podemos obtener una
enseñanza. A saber, que siempre que Abram anduvo con Lot, Abram no veía la
tierra de Canaán, si bien la tocaba con la planta de sus pies, pero no la veía, pues
Lot se lo impedía porque lo velaba. Así fue, hasta que Abram cuando finalmente
se deshizo de su sobrino Lot, el Señor le dijo “alza ahora los ojos y mira…”. Así
también, en nuestra vida espiritual debemos quitar todo aquello que nos impida
ver claramente a Cristo.
04/01/15
A la tierra que yo te mostraré
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Lucas 10:22 «Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie
conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo lo quiera revelar».
Prestemos atención por un instante a éste versículo. Dice «…a la tierra que
yo te mostraré».
1. No es una tierra que cualquiera nos puede mostrar, sólo Dios nos las puede
mostrar. Dice «que YO te mostraré», no dice «a la tierra que tu pastor te
mostrará». No es un hermano espiritual maduro, no es tu pastor, ni siquiera un
ángel, quien o quienes te van a mostrar la tierra, ¡no! Ni la mejor literatura
cristiana mejor selecta y reunida de todo el mundo lo puede hacer ¡no! Sólo Dios
nos la puede mostrar. Amén por los hermanos y pastores de nuestra
congregación. Seguramente ellos nos guiarán y nos podrán enseñar muchas cosas
espirituales, pero solamente Dios puede mostrarnos la tierra. Las cosas de Dios
solamente pueden ser mostradas por Dios mismo, y si venimos diciendo que la
tierra prometida de Canaán tipifica a Jesucristo, el hijo de Dios sólo puede ser
revelado por el Padre, pues es su Hijo y a al Padre le pertenece. De la misma
manera cuando un hijo recién nacido puede ser mostrado y llevado en brazos de
quienes sus padres decidan. Aún cuando su hijo va creciendo, son los padres
quienes deciden con quienes juega y se relaciona su hijo, hasta que el niño pueda
ir tomando sus propias decisiones.
Esto es muy importante, porque por más que uno se de a la tarea genuina y
diligente de buscar al Señor, en todas sus oraciones, en el estudio de Su palabra,
etc, etc, si Dios no le quiere mostrar algo, no se lo va a mostrar. Lo único que
hemos podido hacer es sacar provecho de tales actividades espirituales, pero no
hemos visto nada si Dios no nos ha querido mostrar algo. Los libros pueden ser
muy preciosos y pueden contener profundas verdades espirituales, pero si Dios
no nos ha querido mostrar algo, sólo habremos podido leer y obtener lo que Dios
le haya mostrado al autor de ese libro, más no a nosotros. No habremos podido
«ver» lo que Dios tiene preparado para mostrarnos a nosotros.
Aún si el Hijo puede decidir a quién revelarle el Padre (Lucas 10:22), cuánto
más el Padre podrá decidir a quién revelarle el Hijo. Así vemos entonces, que el
mostrar o revelar no está en nuestras manos, no nos toca a nosotros decidir qué
mostrar ni a quién mostrar. Podremos ser muy espirituales enseñando muchas
verdades y de las más elevadas, pero no nos toca a nosotros mostrarlas ni
revelarlas, solo Dios lo puede hacer, es algo que sólo a Él le corresponde hacer y
cómo Él quiera. Amén!
2. Le dice que le mostraría la tierra, pero no que se la daría todavía. Es que el
Señor no nos puede dar algo que primero no nos ha mostrado. Esta es la
secuencia, primero «mostrar», segundo «dar». A veces nosotros queremos recibir
71
algo que todavía ni siquiera hemos visto. Queremos recibir grandes y elevadas
verdades espirituales que ni siquiera hemos visto primero. Es porque primero el
Señor nos las tiene que mostrar y después de que nosotros la hayamos visto,
recién ahí podremos recibirla entonces. Pero muchas veces nosotros queremos
cambiar el orden de Dios, primero queremos «recibirlas» y una vez que las
hemos recibido, queremos «verlas». Es como si el Señor le estaría diciendo «te
voy a mostrar esto, pero todavía no es tiempo de dártelo». Esto también nos
enseña que la revelación de Dios es progresiva, no es todo de una sola vez, ya
que ésta tiene que ir conforme a la madurez de nuestra fe, para poder «verla» y
para poder «recibirla». Si el Señor un día nos muestra algo, pero no tenemos
suficiente fe para creerlo, entonces ¿cómo podremos recibirlo? Necesitamos fe.
Fijémosnos en el discípulo Juan. El Señor le muestra el Apocalipsis recién a lo
último, cuando Juan ya tenía como 90 años de edad, no al principio. Esta edad
también podría considerarse como una edad espiritual; necesitamos que nuestra
fe esté lo suficientemente madura como para poder recibir las cosas que Dios nos
quiere mostrar.
3. Una vez que el Señor nos ha mostrado y dado la tierra, ahora nos dice que
la «recorramos». El «mostrar y dar» son del Señor, sólo a Él le pertenecen esas
cosas, sólo Él las puede realizar, pero el «ver, recibir y recorrer» son cosas que
nos pertenecen a nosotros y que por tanto nos toca a nosotros realizarlas, nadie
las va hacer por nosotros. Así también dijo Jesús, «Yo soy el camino, la verdad y
la vida», es decir, hay una «verdad» que tiene que ser mostrada y revelada, hay
un «camino» que tiene que caminarse y una «vida» que debe vivirse. Podríamos
decir entonces, que toda verdad debe ser mostrada, para luego recibir lo que se
nos dé y finalmente vivir, recorrer y experimentar esa verdad, ese camino que se
nos ha mostrado y dado al principio.
05/01/15
Génesis 13:6 Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus
posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. (Reina Verla
1960)
Cuando tenemos muchas posesiones, no hay lugar ni espacio para Cristo, por
eso dice aquí que la tierra no era suficiente, no había más espacio pues otras
cosas estaban ocupando el lugar de la tierra. A más posesiones menos tierra. A
más posesiones menos Cristo. ¿Con qué estamos llenando nuestras vidas
espirituales, con más de la tierra, esto es, con más Cristo, o con más de nuestras
posesiones? ¿Con qué estamos cultivando nuestra relación con Cristo? ¿Habrá
algo que esté estorbando nuestra relación con Cristo?
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A veces también queremos tener espacio para las dos cosas, un poco para las
posesiones y un poco para Cristo, pero debe ser Cristo quien tome el lugar y
espacio del terreno, ya que el propósito de la suficiencia de la tierra era, como
nos dice éste versículo, «…para que habitasen juntos», y aún en el mismo
versículo sigue diciendo «…no podían morar». Es decir que la tierra es para que
«habitemos y moremos juntos»; no hay lugar para las posesiones pero si hay
lugar para una gran descendencia, tanto como el polvo de la tierra.
Así debemos deshacernos de todo cuanto sea un estorbo para Cristo y aún
para nosotros espiritualmente.
La versión Reina Valera de 1909 dice el mismo versículo «Y la tierra no
podía darles para que habitasen juntos: porque su hacienda era mucha, y no
podían morar en un mismo lugar.»
Es decir que la tierra no nos puede dar debido a nuestras muchas posesiones.
No nos podemos ver beneficiados de la abundancia de Cristo si nuestros tesoros
están puestos donde está nuestro corazón (Mateo 6:21). Cristo no nos va a poder
dar si estamos recibiendo beneficio de nuestras posesiones. Siempre que
tengamos vamos a querer tener más y más, y así sucedió con Abram y Lot. Y es
necesario destacar que ellos se hicieron aún más ricos cuando pasaron por Egipto
que simboliza al mundo. Más aún, siempre que el mundo nos dé más, como dice
éste versículo la tierra (Cristo) no podrá darnos para que habitemos juntos.
¿Con qué nos estamos haciendo ricos, con Cristo o con las posesiones del
mundo?
Por lo siguiente podemos ver algo de las intenciones de Lot. Cuando escogió
el valle del Jordán dice que escogió «para sí» y dice que fue poniendo sus tiendas
en las ciudades del valle. Lot estaba solo, sin embargo no le alcanzó con poner
una sola tienda, necesitaba poner muchas y en diferentes ciudades, porque dice
que Lot se estableció en las ciudades del valle, en muchas ciudades. En cambio
Abram, aún estando con Lot y Sarai sólo necesitó poner una sola tienda.
Hermanados en Cristo
73
Génesis 12:5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su
hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían
adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán
llegaron.
Génesis 13:8 Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre
nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.
07/01/15
La visión de Lot
74
La llanura del Jordán…«toda ella era de riego». La versión de la Biblia Las
Américas dice «el cual estaba bien regado por todas partes».
A veces también nuestra visión, como la de Lot, es así, y no digo que esté
mal. Lot vio una tierra que estaba «regada por todas partes» y eso al parecer es
bueno, es decir, una tierra a la que no le faltaba agua. Por ejemplo, la tierra de
Canaán hasta lo que venimos viendo aquí, no se dice nada acerca de sus
beneficios, no dice que estaba ni siquiera regada ni nada, pero aquí la llanura del
Jordán en su totalidad (porque dice «toda ella…» y «por todas partes…») estaba
regada, no había un solo lugar de esa tierra que no estuviese regada. Así también
nosotros muchas veces vemos «otras tierras» que no son la tierra prometida de
Canaán, de la cual sacar provecho, y con la cual somos ricamente bendecidos, su
riego nos bendice. Y todo cuanto veamos de esa tierra, cada extremo, estará
regada, todas la partes de aquella tierra será una bendición para nosotros. Por el
contrario, no veremos nada de esa tierra que no nos bendiga, pues la tierra toda
estaba regada «por todas partes…» no le faltaba ni un solo lugarcito que no
estuviese regado.
Ahora bien, si seguimos leyendo el versículo dice «como el huerto de Jehová,
como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar…».
En esto debemos tener cuidado, porque así como la llanura del Jordán era una
tierra que estaba regada por todas partes, así es que se parece al huerto de Jehová.
Pero también se parece a la tierra de Egipto. Es decir, por un lado es como el
huerto de Jehová, pero por el otro también es como la tierra de Egipto, se parece
un poco de uno y un poco de otro.
Así también hay muchas cosas que se parecen a la del Señor, existen ciertas
visiones, como la de Lot, que están «regadas por todas partes» y no sólo eso, sino
también que son «como el huerto de Jehová». Al parecer todo indica que es una
excelente visión, pero toda tierra que no sea la tierra prometida, aunque sea
cómo, no es la tierra prometida, aunque esté regada por todas partes, no es el
riego del huerto de Jehová, es parecido, es cómo, pero no es el mismo. No es ni
el huerto del Señor, ni la tierra prometida.
Seguidamente también dice que se parece a la tierra de Egipto, que simboliza
el mundo. Es decir, que hay visiones que son muy buenas, profundas y
edificantes (este es el «riego»), pero esa visión no es la visión celestial, no es la
tierra que Abram vió más adelante. La llanura del Jordán podrá ser muy rica,
estar regada por todas partes y parecerse al huerto del Señor, pero también se
parece a la tierra de Egipto. Es una visión confusa ya que se parece al riego del
Señor, que nos enriquecen, pero también se parece al riego del mundo, el cual
nos seduce pero al final sufrimos pérdida y nos termina dañando espiritualmente.
Entonces, debemos tener sumo cuidado con esto. Aunque aquella visión no es
la tierra de Egipto, una visión que no está totalmente equivocada, sin embargo, se
75
le parece, tiene un parecer al riego del mundo, y aunque así no fuese, por más
que se le parezca al riego espiritual del huerto del Señor, no es ni el huerto del
Señor, ni la tierra prometida, por lo tanto, no sé qué será aquella visión, no sé qué
será aquella tierra, pero si sé que cualquier visión, cualquier tierra que no sea el
jardín del Señor, o que no sea la tierra prometida de Canaán, nuestro Cristo, es
cualquier tierra menos el Señor, y todo lo que no sea el Señor no me edifica por
más que mucho se le parezca, jamás llegará a ser el mismo.
Así también el enemigo se encarga de regar ciertas tierras, de enriquecer
ciertas visiones para que al verlas nos seduzcan y así podamos ir en pos de ella.
El enemigo siempre se ha encargado de imitar las cosas del Señor, desde el
comienzo; haciendo que se parezcan mucho a las cosas espirituales del Señor,
pero no son el Señor, no tienen la vida del Señor, son tierras que están regadas,
pero no tienen ni la vida ni el fruto de aquella tierra.
Fijémosno que es una tierra o llanura, que es como el huerto, un huerto
pequeño, porque tanto el Señor como las cosas del Señor no tienen porqué ser
grandiosas a los ojos de la vista. Así también el enemigo no solo se encarga de
que intentemos ver lo regado sino también lo grande y extenso de aquella tierra,
dice «por todas partes…». Y aunque el huerto del Señor no sea quizás así de
extenso, por pequeño que sea, aquella llanura del Jordán podrá tener toda la
grandeza y riego que la caracteriza, pero no tiene ni el fruto ni la vida que mana
del huerto del Señor como podemos ver en Génesis 2:8 en adelante. Allí
podemos ver un río que regaba el huerto y del que luego se divide en otros cuatro
ríos. En cambio, la llanura del Jordán estaba cerca de un mar, no de un río. Aquí
vemos cómo siempre el enemigo nos quiere hacer ver las cosas magnificas y en
todo su esplendor, (como cuando Satanás tentó al Señor) y no sólo parecidas a las
del Señor sino más grandes todavía. Pero este mar, era el «mar muerto».
Así también hay visiones que nos van a parecer muy bonitas y atractivas, tal
como a Eva le pareció atractivo el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal,
aunque era un fruto de un árbol que brotaba el bien, también del mismo árbol
brotaba el mal, era una vida ambigua, confusa, porque aunque pueda tener lo
bueno, por más bueno que sea no es la vida espiritual que fluye del fruto del
árbol de la vida, y además está mezclado con el mal. Entonces, así también estas
visiones aunque estén regadas, están cerca del mar muerto, de aquellas cosas que
a la postre terminan pereciendo.
Que el Señor nos guarde y nos libre de aquellas visiones, que el Señor tenga
misericordia de nosotros y que podamos tener una visión clara y sin
ambigüedades.
Por último, dice el versículo 11 «y escogió Lot para sí todo el valle del
Jordán…». Se trata de una tierra para provecho sólo de uno mismo, porque dice
«para si». Lo extenso, grande y riego de aquella visión es para provecho de uno
76
mismo y aunque a la postre se pueda compartir con otros, seguirá siendo para mi
provecho, para enriquecerme yo solo. Fijemosno que Lot se estableció y fue
poniendo sus tiendas hasta Sodoma, es decir, se fue apropiando del terreno,
haciéndolo suyo, convirtiéndose en el dueño de aquellas regiones. La visión de
Lot hace que nos adueñemos de ciertas visiones espirituales como si de nosotros
solo fuese tal o cual verdad, cuando las cosas espirituales y aquellas verdades le
pertenecen sólo al Señor.
Al final de cuenta, en el verso 12 y 13 vemos hacia donde nos conduce
aquella visión.
La visión que tuvo Lot era «para si» en tanto que la visión de Abram era para
su «descendencia». Cuando nuestra visión es como la de Lot, uno solo recibe
provecho, pero cuando nuestra visión es como la de Abram, toda la descendencia
recibe provecho.
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tierra prometida? Luego vamos viendo algunos detalles conforme Abram va
avanzando.
08/01/15
Génesis 13:9 ¿No está toda la tierra delante de ti? (Le dijo Abram a Lot)
Así el hombre tiene que esforzarse para ver, tiene que darse cuenta. Así usa
toda su fuerza natural, su mente, talento y sabiduría humana para ver y darse
cuenta de lo que tiene delante suyo. Estudia, investiga, piensa, razona y medita,
para decidir si le conviene. Es como si Abram le dijera «Lot, ¿no te das cuenta de
la tierra que tienes delante de ti? ¿no ves?» entonces ahí actúa su fuerza para ver,
tiene que darse cuenta de lo que tiene delante de él. No sucedió así con Abram;
Dios no le hizo pregunta semejante, simplemente dio la orden y Abram vio.
Supongamos que hay dos personas: A y B. Cuando A tiene algo para mostrar
a B, casi casi se podría decir que B no tiene que hacer mucho para ver lo que se
le está mostrando. El «ver» depende más de A que de B, porque es A el que se lo
está mostrando. A lo quiso mostrar y tiene que hacer lo necesario para que B
simplemente vea, no más. Podríamos decir que B, mas que ver tiene que recibir
lo que A ya le mostró, ya está a la vista, ya está mostrado, B no tiene que ver algo
que A ya le mostró, simplemente lo recibe, no hace ningún esfuerzo, no le cuesta
nada. Si algo hay para hacer, es A quien tiene que hacer, mostrar. Así también
sucedió lo mismo entre Dios y Abram.
12/01/15
Toda visión espiritual requiere pérdida. Abram perdió pero Lot ganó. Aunque
por un lado se pierde, por el otro, y al final, se tiene la recompensa.
Abram perdió su tierra, su casa, su parentela, y aún cuando tenía 75 años. Si
bien Abram era rico en posesiones, personas, ganado, plata y oro, debemos
perder aquello que Dios nos dice que abandonemos. La pérdida es aquello que
Dios nos dice que debemos dejar y que nos cuesta dejar, no lo que no nos dice
que abandonemos, porque aunque nos despojemos incluso de aquellas cosas que
Dios no nos dice que nos despojemos, no será una pérdida para nosotros, o al
menos no los sufriremos como pérdida. Y si por si acaso nosotros lleguemos a
sufrir eso como pérdida, no será una pérdida que Dios considere. Dios no le dijo
Abram que dejara sus posesiones, personas, oro, y plata, porque el corazón de
Abram no estaba puesto en esas cosas. Él con todo lo que tenía le hubiera podida
alcanzar hasta para hacer una casa para cada uno de sus acompañantes -Sarai y
Lot-, pero apenas hizo una tienda; porque como nos dice hebreos 11:10 porque
esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es
Dios. Y Dios lo sabía, pero a veces nuestro corazón está anclado a ciertas cosas
78
que nos impiden proyectarnos en fe y que es necesario abandonarlas para poder
continuar. Y es así entonces que Abram pueda ser que tenía su corazón anclado a
su tierra, casa y parentela y que abandonarlas requería pagar un precio y Abram
no se despojó de ellas tan fácilmente.
Por el contrario vemos que Lot ganó ¿y qué ganó? Ganó espacio, lugar,
terreno pero «para si» poniendo su confianza en ello por lo que se podía sentir
seguro, pues además de ganar espacio, lugar y terreno, el mismo estaba «regado
por todas partes» y eso le daba seguridad. En cambio la confianza y seguridad de
Abram estaba puesta en las cosas de arriba, en la ciudad que tiene fundamentos.
Y no vemos que Lot haya perdido nada o haya sufrido por su elección.
Así toda visión espiritual por la que no tengamos que sufrir pérdida, será una
visión que sólo nos permitirá ganar más espacio para nosotros, para que sea
ocupado con más de nosotros mismos, en el que sólo nos vamos a ver
beneficiada nosotros solos, más «para uno» y menos para los demás.
Por el contrario, toda visión que comience en Dios, que solo Dios nos quiera
mostrar, será una visión por la que tengamos que estar dispuesto a renunciar a
cosas, incluso a nosotros mismos, para que la tierra sea para «tu descendencia»,
para otros. Todavía estaba Abram en Siquem cuando Dios le dice que esa era la
tierra que le daría a su descendencia, pero no a él todavía; así Abram tenía
incluso que renunciar a si mismo para darle espacio y tierra para otros, para su
descendencia. Y al final de todo, cuando ya finalmente hemos perdido todo
cuanto Dios nos dijo que perdiéramos, el Señor nos permite disfrutar de la
recompensa, de la tierra.
Ya que tanto Abram como Lot alzaron sus ojos para ver, podríamos decir que
los dos tuvieron una visión. Que Abram tuvo una visión y que Lot tuvo otra
visión, pero no. Abram no tuvo una visión, él no tuvo ninguna visión, Dios tuvo
una visión, no Abram. Es verdad que Abram vio, pero él vio porque Dios vio. El
hombre no puede ver nada espiritualmente si no le viene de Dios, si no le es
mostrado por Dios. Nosotros no podemos ver nada si Dios no nos abre los ojos.
Cualquier otra cosa que veamos será cualquier cosa menos lo de Dios, menos lo
que Dios quiere que veamos. Abram vio a la orden de Dios «alza ahora los ojos y
mira…» (v.14). Así podemos decir que Abram vio porque Dios vio, Dios vio
primero, y Él le mostró, no fue que Abram quiso ver algo o tener alguna visión.
Aunque Abram pudo tener toda la fe sino le fue mostrado por Dios, nada hubiese
podido ver. ¡Cuán diferente es cuando Dios tiene una visión, a cuando el hombre
tiene su visión! A veces pensamos que porque Dios nos mostró algo, la visión es
nuestra o tuvimos alguna visión espiritual, pero no es nuestra, no nos pertenece,
fue Dios quien tuvo una visión y que en todo caso ha decidido mostrarla. Dios le
dijo a Abram «…a la tierra que yo te mostraré» no a la tierra que tú vas a ver.
79
Nosotros no vemos nada, es Dios quien ve, y cuando Dios ve algo, quizás él nos
los quiera revelar. En este sentido, nosotros no vemos nada, Él nos los muestra
todo. Amén!
En la confesión de Pedro, allí en Mateo 16:15 en adelante, sobre quién decían
los discípulos que era Jesús, a la confesión de Pedro, Jesús le responde «…esto
no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (v.17). Es
decir, no se lo había revelado ninguna persona como él, ni mucho menos
cualquier literatura, tampoco ningún ángel, porque bien podría haber sido, pero
Jesús no dijo “esto te lo reveló algún ángel”, no! Jesús dijo que se lo había
revelado el Padre.
Diferente de Lot, éste vio a la orden de Abram, no de Dios. A Lot nunca Dios
le dijo algo. Esto nos muestra que sólo podemos ver algo cuando Dios nos
muestra y decide mostrárnoslo. Por más maduro que haya sido Abram y cuanta fe
tenga, o por más tiempo que hayan caminado juntos los dos, si no viene de Dios,
veremos cualquier cosa menos la visión de Dios. Lot usó su propia fuerza natural
para ver, él se tuvo que esforzar para ver como ya hemos mencionado más arriba.
Así, como Lot, podemos llegar a ver incluso cosas que estén regadas, y que
puedan ser provechosas por un tiempo, pero estaremos viendo algo que Dios nos
quiso que veamos. En este sentido, podemos decir que Lot si tuvo una visión,
pero ésta era de él, provenía de él mismo, no de Dios. Esto también nos enseña
otro principio: que no podemos vivir toda nuestra vida espiritual dependiendo de
la fe de otro hermano, por más maduro que sea y por más tiempo que hayamos
caminado juntos, no podemos vivir de una fe prestada todo el tiempo, tenemos
que aprender a vivir por nuestra fe. Puede ser que al principio si necesitemos de
la fe de nuestros hermanos para dar nuestros primeros pasos, pero va a llegar un
tiempo en el que tengamos que aprender por nosotros mismo el camino de la fe.
Incluso tampoco podemos imitar la fe de nuestros hermanos. Que Lot haya
caminado y vivido todo el tiempo con el padre de la fe, no quiere decir que vea
como él vio. Nuestros grados de maduración de fe son distintos. No podemos
pretender ver como ven nuestros hermanos más maduros si ni siquiera hemos
podido dar un solo paso de fe sin ellos. La visión de Lot, indica el grado de
maduración de su fe. Por supuesto, algo habrá aprendido de la fe de Abram, éste
habrá sido su modelo todo el tiempo que estuvo con él. Y esto se ve reflejado en
su visión, Lot vio una tierra regada por todas partes como el huerto del Señor.
Pero su fe no le alcanzó para ver que si bien estaba regada no era el huerto del
Señor.
10/02/15
80
Génesis 15:1 Después de estas cosas fue la palabra de Jehová a Abram en
visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera
grande. (Reina Valera 1909).
Aquí es la primera vez que Abram recibe la palabra de Jehová de ésta forma.
Anteriormente «Jehová había dicho a Abram…» (Gen.12:1, RV60), o «apareció
Jehová a Abram…» (Gen. 12:7, RV60). En Hechos 7:2 «el Dios de la gloria
apareció a nuestro padre Abram…». «Y Jehová dijo a Abram…» (Gen. 13:14,
RV60). En todas estas ocasiones Jehová habló a Abram, aunque no se nos
describe de qué forma, sólo se nos dice que hablaba o se le aparecía, pero aquí en
el capítulo 15, «la palabra de Jehová vino a Abram en visión, diciendo…».
Por un lado, es bueno saber que siempre que el Señor nos hable de una
determinada manera, va a ser Él el que nos esté hablando; es como una forma de
detectar que Él nos está queriendo decir algo. Pero por otro lado, podemos correr
el riesgo de acostumbrarnos a que Él nos hable siempre de tal o cual manera.
Siendo Dios tan grande y profundo, no se va a limitar a hablar siempre de una
sola manera, por eso debemos aprender también a entender las maneras en que
81
Dios se interesa cuando nos quiere decir algo. Debemos estar atentos a eso y no
acostumbrarnos siempre a una determinada manera, a no estructurar a Dios en su
manera de hablar, y por eso pensar que si nos está hablando de otra manera,
entonces pensar que no es Él el que nos esté hablando. Creo que el Señor también
quiere que aprendamos y que conozcamos las diferentes maneras en que Él puede
hablarnos. No estoy diciendo que Abram se haya acostumbrado a tal o cual
manera del hablar de Dios, no lo sé, pero después de todo, también se trata de
conocer más al Señor.
«…diciendo» No se trata de una visión que hoy el Señor nos muestra y luego
termina y pasa, no. Es Su palabra, que a través de una visión tiene mucho para
decir, por eso dice diciendo. Siempre que el Señor habla, dice. No es una palabra
pasajera, es para que halle cabida en lo más profundo de nosotros, para que
permanezca, para que la recordemos, sólo así Su palabra nos estará diciendo
algo. Cuán diferente es a la palabra del hombre; cuando éste habla, habla y habla,
hasta por horas, pero no dice nada. Pero cuando el Señor habla, siempre tiene
algo para decir. Siempre que el Señor habla, dice, y por eso debemos prestar
atención a eso, y ver Su palabra también porque nos está diciendo algo, no viene
vacía.
82
«Después de estas cosas» se refiere al episodio de cuando Abram rescata a
Lot y al encuentro con Melquisedec. Es interesante ver aquí las palabras que le
dice Jehová: «No temas», «yo soy tu escudo y tu galardón» después de que había
derrotado a Quedorlaomer, no antes. Normalmente nosotros esperaríamos que
ante cualquier batalla que tengamos que librar (en lo espiritual) podamos tener su
promesa y así poder descansar, o tener la garantía al menos de que no vamos a
desfallecer en medio de la misma. Nosotros normalmente necesitaríamos “no
temer” y que el Señor sea nuestro “escudo y galardón” antes de que salgamos a la
batalla, pero no después. Entonces ¿por qué el Señor le dice estas cosas, y
después de la batalla? Pienso que a veces el peligro puede venir mas de nosotros
mismos que del enemigo. En los versos de Génesis 14:14-15 dice mucho lo
siguiente: «movilizó sus hombres adiestrados», «nacidos en su casa», «su
persecución», «sus siervos», «organizó sus fuerzas». Además dice el texto que
Abram «recobró todos sus bienes, a Lot con sus posesiones, a las mujeres y a la
gente». (Gén 14:16). Entonces, si bien, es cierto, que las promesas del Señor son
para el momento en que tengamos que enfrentarnos al enemigo, pero también es
cierto que «Él es nuestro escudo», no son los muchos hombres ni siervos
adiestrados que tengamos a nuestro favor, tampoco son las muchas fuerzas bien
organizadas, ni los mejores planes que tengamos para la persecución que
intentemos hacer, a la hora de batallar; y aunque todo esto haya sido provisto por
el Señor mismo, debemos entender que ni todas estas cosas juntas van a servir de
escudo como lo es el Señor mismo. Ni siquiera un ángel, ni profeta, que podrían
haber sido, ni siquiera eso, sólo el Señor es nuestro escudo.
Lo segundo es que Él es también nuestro galardón, nuestra recompensa. El
sentido es el mismo que lo anterior. No son los bienes, ni las posesiones, ni las
personas que hayamos ganado en la batalla nuestro galardón, sino el Señor
mismo. Aunque muchas de las versiones dicen algo así como «tu recompensa
será sobremanera grande», otras también adhieren esa parte a la anterior, así: «yo
soy tu escudo y tu galardón sobre manera grande» como haciendo referencia a
que el Señor es escudo y galardón, aunque en algunas versiones escriben la
palabra y en el medio en cursiva para indicar que esta no se encuentra en el
original. Como sea el sentido que fuere, si el Señor es nuestro galardón también
(además de nuestro escudo), o si el Señor nos dará algún galardón, es para que
entendamos que tal galardón no está en lo que nosotros hayamos ganado con
nuestras propias fuerzas.
Quizás esto del galardón también puede referirse a la descendencia que Dios
le había prometido a Abram, pero aún si así fuese, Gálatas 3:16 nos dice «Ahora
bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las
simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual
83
es Cristo». Es decir, que si aquí el galardón se está refiriendo a la descendencia, o
simiente, entonces podemos concluir según éste versículo, que el galardón es
Cristo, lo cual coincidiría con la versión que dice «yo soy tu escudo y galardón».
Génesis 15:2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así
que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?
17/02/15
Génesis 14:12-16 Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que
moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. 13 Y vino uno de los que escaparon,
y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo,
hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14 Oyó
Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su
casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15 Y cayó sobre ellos de
noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de
Damasco.16 Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes,
y a las mujeres y demás gente.
Este rescate nos muestra que Lot, aunque enredado con las cuestiones
mundanas, seguía siendo apreciado por Abram. Cuando Abram se enteró de su
prisión, lo primero que hizo fue movilizar todo un plan para rescatarlo. Es que
cuando se trata de algún hermano querido, pariente en Cristo, por más que se
encuentre enredado y esclavo en el mundo, en lugar de juzgarlo, criticarlo o
abandonarlo, debemos movilizar como lo hizo Abram, a todas los de «nuestra
casa» e ir en pos de su rescate. Y no debemos pensar en esto como algo sencillo,
sino más bien, de idear todo un plan, y preparar a nuestros mejores hermanos
para ir en pos de su rescate.
Nótese que Abram preparó y envió a los que eran y estaban adiestrados para
la batalla, no eran cualesquiera, sino los que estaban preparados. Así también, a
la hora de rescatar a cualquiera de nuestros hermanos cautivos del mundo y del
pecado, debemos prestar nuestra ayuda de y con los hermanos que puedan estar
84
maduros, no sea que ellos mismo caigan presos y terminen también enredándose
en sus mismos asuntos del mundo. Incluso parece que Abram los conocía muy
bien ya que los tenía contados, 318 dice que eran. Así también nosotros, a la hora
de librar batalla contra el reino de las tinieblas, debemos conocernos bien y no
ser ignorantes y pensar que cualquier puede presentarse ante una batalla.
Debemos darnos el tiempo para caminar juntos y conocernos, para a la hora de
librar batalla, escogernos unos a los otros para tales asuntos espirituales.
También debemos prestar atención a que a veces debemos estar al frente de
ciertos asuntos espirituales y no ser ignorantes. A veces sucede que no queremos
tomar cierta responsabilidad, y pasamos la pelota a otros. Aquí vemos que Abram
fue avisado, no otro, y aún, en la vejez de Abram, además de organizar a su
ejército, fue él mismo a batallar también. Tranquilamente pudo dejar ir a su
ejército, pero hay veces que debemos tomar la iniciativa nosotros, ser ejemplo, y
ponernos al frente de ciertos asuntos espirituales, así los otros nos seguirán y
serán motivados, de lo contrario, es como si a un equipo de fútbol le faltara su
capitán u organizador.
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al encuentro». Allí está el enemigo siendo obstáculo no sólo en nuestras victorias
espirituales, sino también en medio de nuestra relación con nuestro Melquisedec
(figura de Jesucristo), que ya estaba allí esperándonos. Nótese como al surgir de
la lectura, Melquisedec parece que ya estaba esperándolo. El enemigo sale a
nuestro encuentro, se interpone, obstaculiza, pero el Señor nos está esperando, y
siempre estuvo allí presente, pues el Señor nunca se movió de allí, Él es siempre
el mismo y lo será.
El enemigo para no aparentar enemigo «sale a recibirlo» como dándole el
visto bueno de su victoria, como felicitándolo, pues Abram había recobrado los
bienes, posesiones y las gentes. Pero éste tiene las manos vacías, en tanto que
Melquisedec tiene el pan y el vino. El primero aparenta recibirlo, pero no le da
nada, sólo le pide «Entonces el rey de Sodoma dijo á Abram: Dame las
personas…» (v. 21). El segundo, Melquisedec no le pide nada, pero si le da, y le
da pan y vino. Así sucede también, el enemigo no viene a darnos nada, lo único
que le interesa son las vidas de las personas «dame las personas» pues no le gusta
nada que se hayan rescatado personas del reino de las tinieblas. El enemigo está
en el mundo y opera en el mundo, pero cuando Cristo nos rescató y libertó, dice
que nos trasladó del reino de las tinieblas al reino de su Amado Hijo. Y aquí no
sólo Lot es rescatado de aquel reino, sino también «mujeres y gente». Por eso
dice que éste rey, el de Sodoma, «salió a recibirlo», porque por un instante salió
de donde estaba, y llegó por así decirlo al plano espiritual, a donde estamos con
Melquisedec, a pedir las vidas de las personas que se habían rescatado de su
reino y que por tanto le pertenecían por así decirlo, que el enemigo había
capturado.
Por otro lado, si bien no dice que Melquisedec salió a recibirlo, esto no quiere
decir que Cristo no nos reciba, pues Cristo a estas alturas, ya nos recibió. La
imagen de éste contexto nos dice que después de la victoria espiritual debemos
siempre regresar a Cristo, y no quedarnos enredados en el mundo.
21/02/15
Génesis 14:18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios
Altísimo, sacó pan y vino; 19 y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios
Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20 y bendito sea el Dios Altísimo,
que entregó tus enemigos en tu mano.
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Sabemos que el pan y el vino representan a Jesucristo, su obra y sufrimientos,
por las propias palabras de Él en los evangelios. Cuando tomó el pan dijo «este es
mi cuerpo» y cuando tomó la copa dijo «esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre». La diferencia aquí en génesis es que el pan no fue partido como en los
evangelios, es decir, no dice que Abram haya comido de él, o bebido del vino,
pues todavía no era el tiempo de que el cuerpo de Cristo fuera partido y su sangre
derramada por muchos. Todavía no era el tiempo de que Cristo muriera. Aunque
el pan aquí no fue partido ni el vino derramado, aún así tipifica a Cristo, su
cuerpo y su sangre, pero sin ser partido ni su sangre derramada. Es decir, que
hasta aquí podríamos decir que el pan y el vino, sin partirse ni derramarse, nos
muestran la vida del Señor Jesús, más no todavía su muerte. Y esto tiene mucho
que ver con la intención del rey de Sodoma, pues éste quiere las vidas de las
personas, y fue justamente con la vida de nuestro Señor Jesucristo y su sacrificio,
que compró y ganó nuestras vidas para Él. Entonces, aunque éste aspecto del pan
y el vino nos muestra que aún no era el momento del Señor Jesucristo, aún así, no
deja de mostrarnos un adelanto de su sacrificio y que por medio de éste
rescataría, compraría y ganaría las vidas de las personas para Él.
Lo segundo interesante de ver aquí, es que Melquisedec saca algo tan simple
como pan y vino. Es que aún con cosas tan simples como esas, el Señor nos
bendice «y lo bendijo diciendo…». No saca esplendorosos anillos, ni oro ni plata,
ni animales, cosas con las que Abram se había enriquecido en Egipto.
Recordemos que Abram había obtenido y ganado muchas cosas de la batalla,
entre ellas, bienes y posesiones. Entonces aquí vemos que Melquisedec le
bendice con pan y vino; y esto es para que nuestra atención no esté en las cosas
terrenales, en lo material ni en las cosas que hemos ganado. No digo que esté
mal, pero es para que nuestra atención esté centrada en las cosas simples pero
celestiales como las que tipifican el pan y el vino, a saber, la vida de nuestro
Señor Jesucristo. El pan y el vino también representan la simpleza y sencillez del
Señor Jesús que son muestras de su carácter y humildad. Y con cosas tan simples
como éstas, es que somos bendecidos. No necesitamos los tesoros del mundo
para enriquecernos, pero si necesitamos la vida del Señor Jesús para ser
bendecidos. Con justa razón Abram le responde al rey de Sodoma «nada tomaré
de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram.»
87
Aquí vemos como el rey de Sodoma también quiere que dirijamos nuestra
mirada a él y que le digamos «tú me has enriquecido». Así también el enemigo
quiere que le adoremos, que le rindamos gloria, él quiere el poder, él quiere
llamar nuestra atención para que le miremos y digamos que por su causa nos
hemos enriquecido.
27/02/15
88
Y que bueno que Dios use su palabra, no sólo para persuadirnos a creer sino
también para corregirnos. Como dice 2 da Timoteo 3:16 Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia… Abram estaba convencido de que Eliezer sería su heredero y
después vemos que el Señor le habla y le corrige sin más diciendo «no te
heredará éste». A veces cuando nosotros pensamos que no, Dios piensa lo
contrario, o cuando nosotros pensamos que si, para Dios es no.
También vemos que Abram habla dos veces lo mismo a Dios, el versículo
dos y luego el tres. Dios no va hacer más o Él no nos va a dar más porque le
repitamos nuestros problemas o cuestionamientos o le manifestemos nuestras
realidades más de una vez. Dios ya tenía preparado de antemano el heredero de
Abram y punto. Que Abram hable más no iba a hacer cambiar de opinión a Dios,
o que Dios acorte los tiempos.
Después vemos que Dios lo lleva afuera para mostrarle cómo iba a ser su
descendencia. A veces pasa lo mismo con nosotros; el Señor nos tiene que sacar
afuera de nuestras realidades, de nuestras situaciones en la que estamos tan
inmersos y que no nos dejan creer, o entorpecen nuestra fe, para que nuestra
mirada sea corrida y corregida también. Para que nuestra mirada pase de estar
enfocada en las cosas terrenales a enfocarse en las cosas celestiales. Fue después
de que Abram miró los cielos y las estrellas que creyó y que le fue contado por
justicia. Así también en nuestras vidas, no debemos dejar que nuestras cuestiones
a diario nos inunden todo el tiempo, debemos mirar al cielo y dejar que fluya
nuestra fe, pero debemos ser «llevados afuera», sólo así podremos creer. Las
estrellas sólo brillan afuera, no donde haya algún techo. Aunque es verdad que
las estrellas nunca dejan de estar ni de brillar, pero nosotros podemos dejar de ver
su luz bajo cualquier techo en donde nos pongamos. Así también, las promesas
de Dios brillan y se ven afuera de todo aquello que puede ser motivo de
obstáculo para que nosotros creamos; y muchas veces miramos a nuestro
alrededor, los problemas, las pruebas, y todo eso, que muchas veces son nuestro
techo que nos impiden ver y creer en Su promesa.
04/06/15
89
La promesa del Señor sobre la descendencia tiene un doble aspecto, terrenal y
celestial. Si bien a varios versículos que hacen referencia (a mi parecer) a los dos
aspectos de la descendencia, sólo nombraré algunos:
Génesis 15:5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las
estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
90
Creo que de alguna manera, así también sucede con nosotros y nuestra
relación con la iglesia; en éste sentido: al principio de habernos encontrado con el
Señor, comenzamos a congregarnos en alguna iglesia, pero todavía no
entendemos muy bien ciertas cosas, no entendemos muy bien para qué nos
congregamos, porqué tenemos comunión unos con otros, oramos, leemos la
biblia, y todo eso lo hacemos porque nos parece que está bien. Ese se podría
decir que es el aspecto terrenal; hasta nos podría parecer algo religioso ciertas
cosas de la iglesia, pues todavía le falta el aspecto celestial, le falta el brillo de las
estrellas; nos parecen que esas cosas que hacemos están bien, pero no porque
sean espirituales, quizás «parezcan» espirituales, quizás porque en ese momento
todavía no experimentamos la iglesia desde lo espiritual, no alcanzamos todavía a
tocar su vida. Por eso es importante éste doble aspecto que vengo diciendo;
porque la descendencia, es decir, la Iglesia, sólo en el aspecto terrenal sin el
aspecto celestial y sin el brillo de las estrellas, es una mera organización
religiosa, una institución que no brilla, que no da testimonio. Sin embargo, en ese
momento, todavía no alcanzamos a entender muy bien, y ni siquiera alcanzamos
a tocar verdaderamente la vida espiritual de la iglesia. Así entonces, vamos
experimentando el aspecto terrenal de la iglesia, es decir, éstas cosas que venía
nombrando recién. En este aspecto, es como si fuera ese «primer amor»,
sentimos mucho aprecio por los hermanos y las cosas que se hacen en la iglesia,
inclusive por el Señor, pero temo que todavía hayamos verdaderamente
entendido y experimentado aún el aspecto espiritual de la Iglesia.
Luego, cuando vamos creciendo espiritualmente, el Señor nos va haciendo
entender algunas cosas y nuestra fe va madurando, y empezamos a tocar la vida
del Señor Jesús en la Iglesia, entonces es ahí cuando vamos entendiendo ese
aspecto celestial de la Iglesia. No sólo lo vamos entendiendo, lo vamos
experimentando. Y lo que al principio sólo parecía algo terrenal, hasta se podría
decir, algo «religioso», ahora tiene un sentido de ser, un motivo, y no es nada
menos que la misma vida del Señor Jesús más real. Entonces es ahí, cuando creo
que nuestra fe va tomando mayor realidad. No es que se nos tenga que contar
nuestra fe como justicia como a Abram. Lo que digo es que cuando vemos y
experimentamos ese aspecto celestial, vemos y experimentamos la realidad de lo
terrenal, cuando lo que creemos se hace realidad y experimental, entonces toma
valor. Como cuando Jesús dijo…há gase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra (Mat. 6:10). Ya deja de ser algo sin vida, mera religión,
ahora tiene la Vida del Señor, el aspecto celestial. Y así se le contó por justicia la
fe a Abram. Y así también es como vamos viendo ese brillo de estrellas; no sólo
lo vemos, nosotros mismos vamos brillando.
Por eso es importante éste doble aspecto. Porque cuando Dios le habló a
Abram que Él haría su descendencia como el polvo de la tierra, Abram podía
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tocar y palpar la tierra, es decir, era algo tangible. Así nosotros también, quizás
ese sea el aspecto que más nos seduzca, el que podemos vivir y palpar aquí en la
tierra. Pero las estrellas, el brillo de las estrellas y el cielo, no son cosas que
podamos tocar como la tierra. Esas cosas sólo se pueden «ver», por eso Dios le
dice en Génesis 15:5 …Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas… Así sucede
también con todas esas cosas que nosotros hacemos; nos juntamos con los
hermanos, vamos y nos congregamos, vamos a tal y cual reunión, y todo eso está
bien, pero a veces como que nos olvidamos de mirar al cielo, nos olvidamos de
porqué hacemos todas esas cosas y nos olvidamos de brillar, porque no estamos
«viendo» [espiritualmente] la iglesia celestial, la Vida del Señor en la Iglesia,
porque nos resulta más fácil tocar la tierra, ese aspecto terrenal de la iglesia y con
eso nos conformamos. Es por eso que nuestra fe en ese sentido no se cuenta
tanto, y corremos el peligro de vivir una fe terrenal y no tan espiritual. Nuestra fe
sólo tomará valor y será contada por el Señor, cuando verdaderamente veamos
las cosas celestes, las cosas de arriba, las espirituales, manifestadas y expresadas
aquí en la tierra. ¡Que el Señor nos guarde de vivir una mera fe terrenal en la
iglesia que nos lleve a deslizarnos hacia actividades superficiales, religiosas, sin
vida! Con razón el Señor dijo...
Mateo 7:21-23 No todo el que me dice: Señ or, Señ or, entrará en el reino
de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22
Muchos me dirá n en aquel día: Señ or, Señ or, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros? 23 Y entonces les declararé : Nunca os conocí; apartaos de
mí, hacedores de maldad.
Ese es el peligro de una fe terrenal que nos puede llevar a la mera religión y
es por eso que también debemos «ver» la realidad de las cosas celestiales.
Por eso no dice que Abram creyó al Señor cuando le habló sobre el polvo de
la tierra, y no quiere decir que Abram no haya creído, sólo que no lo dice el
versículo, pero seguro que esa fe no le fue contada por el Señor; porque esa no es
la fe que cuenta y suma para el Señor. La fe que cuenta y que suma es cuando
creemos en la realidad de las cosas, una fe experimental, una fe real, una fe viva.
Debemos descansar en que ésta promesa viene del Señor mismo. Él dijo haré
tu descendencia como el polvo de la tierra, pero también será como las estrellas
en el cielo. No es que el Señor mismo nos esté induciendo a correr ese riesgo por
deslizarnos a una fe simple, superficial, monótona, religiosa, basada sólo en las
cosas terrenales. Este aspecto (terrenal), pienso, debe existir, pues si nos vamos al
otro extremo, a vivir sólo el aspecto espiritual, también seríamos religiosos.
¿Cómo podríamos entender y ver muchas cosas elevadas, celestiales, espirituales
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de la Iglesia si no las experimentamos y manifestamos aquí en la tierra? ¿de qué
nos serviría? ¿verdad?
Jesús en una ocasión les dijo a sus discípulos…
Es como decir que los escribas y fariseos tenían ese aspecto terrenal, pero les
faltaba el celestial. Es decir, ellos tenían la ley de Moisés, desde niño fueron
enseñados en esa ley, eso era lo que ellos podían palpar y tocar a diario, esa era
su religión, pero les faltaba la realidad de esas cosas, la vida de esas cosas.
Entonces cuando no tenemos ese aspecto celestial, y decidimos quedarnos con el
aspecto terrenal, vamos a estar incurriendo en el mismo error que los fariseos y
escribas, vamos a saber mucho, pero hacer poco. Y nos va a parecer que eso está
bien, porque es la ley que Dios le dio a Moisés, así también es la promesa que
Dios le dio a Abram, entonces nos va a parecer y hasta nos vamos a gloriar de
estar inmersos en ese aspecto terrenal. Pero Jesús les dice que sus obras no son
conforme a sus dichos, en otras palabras, era como si le faltase el aspecto
celestial, la realidad de las cosas terrenales. Inclusive Jesús mismo dijo en Mateo
5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir. Allí están los dos aspectos, el terrenale
y el celestial.
Otro punto interesante que quiero mencionar es que entre el vero de Génesis
13:16 y el verso de Génesis 15:5 suceden muchas cosas, algunas de las cuales ya
he estado diciendo. Por eso decía que es un proceso hasta llegar a ver y entender
el aspecto celestial, no es de un momento para el otro. Resulta que Lot quedó
prisionero en medio de una guerra de reyes y Abram lo tuvo que ir a rescatar.
Luego el encuentro con Melquisedec y la situación que tuvo que pasar con el rey
de Sodoma y recién ahí comienza el capítulo 15 de Génesis. Entonces el Señor
nos tiene que ir haciendo pasar y experimentar por muchas situaciones hasta que
esa fe que cree en la descendencia como el polvo de la tierra pase a madurar y a
crecer tanto que llegue hasta creer en esa misma descendencia como el cielo y las
estrellas.
05/06/15 y 08/06/15
93
que estos dos versos que acabo de abordar estén acompañados por el mismo
versículo.
Génesis 15:5-7 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta
las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6 Y
creyó a Jehová , y le fue contado por justicia. 7 Y le dijo: Yo soy Jehová , que te
saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra.
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somos rescatados, liberados etc, etc. Todo esto somos cuando llegamos a Cristo,
la tierra prometida, y todo esto somos por los méritos de Cristo.
¿Y qué es Cristo en nosotros? Por supuesto que Cristo para nosotros es la
tierra, es todo eso que mencioné arriba, pero no se puede decir que el cristiano
madure espiritualmente por ser perdonado, justificado, salvado, rescatado, etc.
Cristo en nosotros no puede sólo perdón, reconciliación, salvación, redención, y
todo eso; no sólo eso, pues si Cristo en nosotros sería solamente eso, allí se
terminaría todo, Cristo sería muy limitado. Además, porque todas esas cosas
Cristo las consiguió cuando murió en la cruz, pero luego de la cruz Él resucitó, es
decir, Él ahora vive. Entonces ¿qué hay de Su vida ahora, en nosotros? El
cristiano no sólo madura espiritualmente con lo que recibe de Cristo, sino con lo
que hace con lo que recibió de Cristo. Si recibió a Cristo, pues tiene que
continuar toda su vida dándole lugar a Cristo para que habite en él ¿verdad? Ahí
es dónde Cristo se hace en nosotros, Cristo tiene que crecer, madurar y vivir en
nosotros. Y Él no crece en nosotros porque nosotros hayamos sido perdonados,
salvados o justificados, ¡no! Eso es para nosotros, para nuestro beneficio, no para
Cristo. Cristo no va a madurar en nosotros porque Él nos otorgue mayor perdón,
o salvación. Él ya logró todo eso en la cruz una sola vez y para siempre, para
nosotros, y no lo va a volver hacer. No seremos más espirituales que otros
hermanos porque hayamos recibido alguna clase de perdón, o salvación
particular que nos diferencie de otros hermanos. Por eso digo que el cristiano no
madura ni crece espiritualmente con los méritos que consiguió Cristo en la cruz
por nosotros. El cristiano va a crecer y madurar espiritualmente cuando deje que
Cristo viva en él más y más, que Cristo haga habitación y more en él cada día. Y
ahora si, esto es en base a Sus méritos. Es decir, tampoco podemos decir que el
cristiano va a crecer espiritualmente si no ha recibido el perdón, si no a nacido de
nuevo, si no ha sido salvo, etc, etc. Primero tiene que recibir todo esto y luego en
base a eso, crecer, madurar y dejar que Cristo more en uno más y más.
Entonces, una vez que hayamos llegado a Cristo, es decir, a la tierra
prometida y disfrutamos de Él y de sus méritos por nosotros, debemos comenzar
a recorrer esa tierra, esto es a vivirlo, experimentarlo, conocerle a diario, e ir
poseyéndole a Él. Así es como Cristo se irá formando en nosotros, pues si
estando en la tierra no doy pasos para caminarla, si yo no avanzo y no dejo que
Cristo se forme en mi, nunca alcanzaré a madurar espiritualmente y sólo me
quedaré en la tierra en el mismo lugar con los méritos de Cristo para mi.
Ahora bien, Abram tendría descendencia estando en la tierra. No pudo ni
podría tener descendencia en otra parte que no se en la tierra, esa fue la promesa
de Dios. Entonces, una vez que hayamos llegado y pisado la tierra ¿qué es Cristo
en nosotros? Cristo es en nosotros, la descendencia. Es decir, esto de que Cristo
se vaya formando en nosotros, tiene que ver con el pueblo de Dios, con su
95
iglesia. Sólo en Cristo se puede tener descendencia, sólo en Cristo existe la
iglesia. La iglesia o el pueblo de Dios no existe fuera de Cristo. Tampoco el
cristiano puede pretender crecer y madurar espiritualmente quedándose sólo en
su casa. ¿Dónde están los hermanos y el pueblo de Dios? Entonces, la madurez
de Cristo en nosotros tiene que ver con el relacionarse con los hermanos, también
en Cristo, en la tierra, y a medida que Cristo se vaya formando, ir siendo cada
vez más pueblo, no sólo en cantidad sino en calidad, es decir, siendo la
descendencia. Así es como la iglesia va a ir creciendo, a medida que vaya
dejando que Cristo more, crezca, se forme y madure en ella así como en cada
uno.
11/06/15
Génesis 15:5 Y [el Señ or] lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y
cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
(RV1960).
Génesis 15:5 Y [el Señ or] sacá ndole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y
cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu
descendencia.» (Nueva Biblia de Jerusalén 1998).
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Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene,
no le echo fuera. 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le
trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 65 Y dijo: Por eso os he dicho que
ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre.
Es decir, tiene que haber algo dado del Padre para ir a Cristo. Es decir, si no
sería por el Padre, nadie puede poseer la tierra, es decir, Cristo. Entonces, para
esto, el Señor viene hasta nosotros, (no nosotros a Él) y nos tiene que «sacar,
llevar fuera» para que luego nosotros podamos poseer a Cristo. Todo es por el
Padre, no por nosotros. Él no nos llama a que salgamos afuera, no; Él mismo nos
busca, se mete donde estamos nosotros, Él se involucra en nuestros asuntos
seculares, mundanos, porque por nuestras propias capacidades y méritos, por más
buenos que sean, no podemos salir, y una vez fuera, Él nos trae a Cristo para que
lo poseamos ¿no es maravillo esto? ¡Gloria al Padre por traernos a Cristo! nos
toca a nosotros poseerlo.
A veces pasa como que quisiéramos correr, y vamos y de un solo instante nos
queremos poseer toda la tierra, pero nos olvidamos que muchas veces estamos
todavía tan adentro de nuestros propios asuntos, que no dejamos que el Padre nos
saque y nos lleve a dónde Cristo.
11/07/15
Génesis 15:18 En aquel día hizo* [cortó] Jehová un pacto con Abram…
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Algunos comentarios encontrados por la web sobre éste tema coinciden que
en la antigüedad los pactos o contratos se hacían con una ceremonia. Se mataban
animales, partiéndolos a la mitad, desde la cabeza hasta la cola. Este corte dejaba
un charco de sangre entre las dos partes del animal. En la ceremonia del pacto,
los participantes debían caminar en medio de las partes de los animales,
manchando sus vestiduras con la sangre del sacrificio. Mientras pasaban, decían:
“¡Que así me sea hecho, si no cumplo con mi parte del pacto!” y repetían los
términos del pacto. Los pactos eran compromisos muy serios, no de labios para
afuera. Era un compromiso de vida o muerte, y para siempre.
El simbolismo era claro: Primero, éste era un pacto tan serio que se selló con
sangre. Segundo, Abram podría ver que si quebraba el pacto esta misma matanza
sería para sus animales, ¡y para él mismo! Cuando Abram tenía dudas, y buscaba
confirmación de Jehová, es como si Dios le dijese claramente “firmemos este
pacto y terminemos con esto una vez para todas”.
Como vemos en hebreo original, la palabra hizo en Génesis 15:18 es cortar,
claramente refiriéndose al significado del mismo, lo que se explicó arriba.
Lo interesante de ver es que Dios le pide a Abram que le traiga animales y
nada más, allí termina la petición de Dios. Pero Abram no sólo le trajo a Dios lo
que le había pedido sino que además los partió por la mitad. ¿Cómo sabía Abram
que debía partir los animales si Dios no se lo había pedido? ¿Por qué Abram
partió los animales? Esto es porque Abram entendió que se trataba de un pacto,
de un contrato, de que el mismo quedaría sellado con sangre, que esa sería la
firma del pacto y que de esa manera quedaba garantizada la herencia de la tierra.
Y entonces ¿cuál es esa garantía hoy para nosotros? No es otra cosa que
Cristo mismo. El pacto que el Dios hace hoy con nosotros es a través del
sacrificio de Cristo, sellado con Su sangre.
Lo que se debe notar aquí es que éste pacto es unilateral, ya que el que pasa
por en medio de las partes cortadas de los animales es Dios y no Abram. Ese es el
pacto que Dios hace y confirma para nosotros. Nosotros no tenemos que cumplir
ninguna parte del contrato, sólo aceptarlo tal y como nos los propone Dios.
Todos esos beneficios que se desprenden del sacrificio de los animales que
tipifican a Cristo y sus méritos, son cumplidos de parte de Dios para nosotros.
Nosotros simplemente debemos de aceptarlo y disfrutar lo que se nos ha dado.
No tenemos que pasar por en medio de ningún sacrifico como si nosotros
tuviéramos que cumplir con algo de todo eso. Aunque nosotros debíamos de
haber pasado por allí porque era lo normal, en lugar de ello, fue Cristo a la cruz
en lugar nuestro, él sufrió por nosotros, él llevo nuestras iniquidades a la cruz, él
fue partido al medio por nosotros. Dios cumplió con las dos partes del contrato;
Él pasó por entre medio de las mitades en lugar de nosotros y también pasó Él. El
cumplió con la parte del contrato que nosotros no podíamos cumplir.
98
De esta manera, dice David Guzik, para establecer su pacto con nosotros,
Dios el Padre caminó entre los pedazos del cuerpo quebrado y sangriento de
Jesús, y Dios “firmó” el pacto por él y por nosotros también. Nosotros
meramente entramos en el pacto por fe; nosotros no “hacemos” el pacto con
Dios. En cierto sentido, entrando en este pacto, Dios estaba diciendo: “Si quiebro
mi palabra, que yo sea partido”. Dios estaba confirmando su juramento a Abram
con su propia divinidad.
Así como el sueño de Adán en Génesis 2:21, y éste que leemos aquí junto
con el temor de una grande oscuridad y a la caída del sol, tipifican nuestra
muerte. Mientras Cristo era sacrificado y moría en la cruz por nosotros; nosotros
también moríamos y éramos sepultados junto con Él (Romanos 6:1-6).
99
Así, el horno humeante y la antorcha de fuego nos hace recordar la presencia
de Dios, para guiarnos siempre en nuestro caminar.
Génesis 15:18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A
tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el
río Eufrates… (RV1960).
Génesis 15:18 En aquel día el Señ or hizo un pacto con Abram, diciendo:
"A tu descendencia he dado esta tierra, Desde el río de Egipto hasta el río
grande, el Río Eufrates… (Versió n Biblia de las Américas).
13/07/15
GENESIS 16
Génesis 16:1-2 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una
sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2 Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves
que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva;
quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. (RV1960).
100
podría pensar que Abram le contaba a Sarai las cosas que Dios le decía,
particularmente lo de la promesa, el pacto, la tierra y la descendencia, más
sabiendo que Sarai era la mujer de Abram, tuvo que estar enterada también de la
relación que Abram tenía con Dios.
Entonces, miremos un poco esta situación. Dice que Sarai «no le daba hijos»
(cuando en realidad si Sarai hubiera entendido bien los propósito de Dios, era
Dios quien le tenía que dar hijos a Abram, por supuesto por medio de ella, pero
ella sería sólo un medio, un instrumento). Era como si Sarai y Abram intentaran
tener hijos y no podían. Además lo vemos por el verso dos, cuando Sarai le dice a
Abram «Ya ves que Jehová me ha hecho estéril», como diciendo «Abram… ¿no
te das cuenta que Jehová me ha hecho estéril?», como que seguir intentando tener
hijos iba a ser inútil. Y no es que Sarai se haya dado cuenta en ese momento de
que era estéril. Cinco capítulos antes, en Génesis 11:30 se nos dice que Sarai era
estéril, es decir, ella ya lo sabía. Claro, pero cuando las cosas no salen como
nosotros esperamos, parece que le echamos la culpa al Señor y decimos «Jehová
me ha hecho estéril». En Génesis 11:30 no parece decir eso, mas bien dice que
Sarai era estéril, no que Jehová la hizo estéril, como si Jehová la hubiese hecho
estéril como mereciendo algún castigo o venganza, no.
Entonces si Sarai intentó tener hijos, quiere decir que algo tuvo que haber
sabido de la promesa de Dios, porque si ella sabía que era estéril (aparentemente
de nacimiento), ¿para qué iba a intentar tener hijos? Es decir que entonces Sarai
creía que Dios podía darle hijos a Abram por medio de ella. Es decir, parece que
hasta aquí, o al menos por un instante, la fe de Sarai sobrepasaba su problema de
esterilidad. Pero se nota que era una fe a medias, pues por un lado creía que Dios
podía darle hijos (por eso intentó tener hijos a pesar de ser estéril), pero por el
otro Sarai miraba su esterilidad. Esto pasa cuando sólo creemos de labios para
afuera, y nuestra fe no alcanza a materializarse. Nuestra fe es capaz de creerle a
Dios la dádiva y la bondad de darnos, pero no cree en la capacidad de Dios de
superar nuestros impedimentos para que nosotros podamos recibir lo que Él tiene
para darnos. Creemos que nuestros problemas son un impedimento para Dios.
Creemos que le es más fácil a Dios darnos cosas, que superar nuestros
obstáculos. Creemos la parte que nos conviene, o la más fácil para nosotros.
Como cuando Pedro estaba en la barca y es llamado por Jesús (Mateo 14:22-33),
Pedro sale de la barca a la orden de Jesús pero ni bien se percata del fuerte viento
comienza a hundirse sobre las aguas. Así también, hay veces en que creemos a
Sus palabras y promesas «¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!» y después «Ven»,
dice Jesús, como las veces que el Señor le hablaba a Abram de la promesa, de la
tierra y la descendencia; pero cuando miramos nuestros impedimentos a nuestro
alrededor, nuestra esterilidad, o el fuerte viento, no alcanzamos, no llegamos,
nuestra fe no es suficiente para que Sus palabras se materialicen, se hagan
101
realidad en nosotros, para ver cumplidas Sus promesas. Entonces, creemos que es
Dios el que nos está hablando, pero nuestra fe no alcanza para superar cualquier
obstáculo y ver Sus palabras cumplidas en nosotros.
Pero nuestra esterilidad no es un problema para Dios, más bien es un
problema para nosotros. Sarai siendo estéril había recorrido un largo camino
junto Abram ¿y acaso Dios no sabía que Sarai era estéril desde un principio? Y
aún así y en ese estado Dios llamó a Abram y Sarai lo acompañó todo su viaje.
Aún el Señor había herido a Faraón con plagas por causa de Sarai (Gén. 12:17).
Es decir que Sarai también estaba en los planes de Dios y la esterilidad la
acompañó todo su viaje. Por lo tanto, se puede ver que la esterilidad de Sarai no
era un impedimento para que Dios continúe llevando a cabo la promesa hecha a
Abram, aún habiéndose equivocado Sarai cuando le da su sierva Agar a Abram
para que tengas hijos. A pesar de esas cosas que muchas veces se interponen en
los caminos de Dios y parecen obstaculizar sus planes, en realidad no lo impiden
y hasta hay veces en que pueden servir para colaborar con ellos. Pero si son un
impedimento para nosotros. En cuanto vemos que nuestra fe no tiene resultados
concretos, damos vuelta la hoja. Muchas veces invertimos mucho tiempo con
nuestra fe, así como Sarai lo invirtió todo su viaje conviviendo con su esterilidad,
y de repente no ver resultado a la hora de intentar tener hijos, debe haber sido
frustrante. Es que aparentemente la fe de Sarai no fue tratada de igual manera que
la de Abram. De Abram sabemos los tratos y las pruebas por la que tuvo que
pasar su fe, para que ésta vaya madurando; pero de Sarai poco sabemos. Por esto
aprendemos que no es lo mismo alguien que pasa y experimenta pruebas en su fe,
como Abram; que alguien que acompaña y ve todo el tiempo a esa persona que
está pasando por pruebas pero que ella misma no es probada, como Sarai.
Nuestra fe no es probada por mirar como otros pasan por pruebas; a lo mejor algo
podamos aprender mirando o tomando el ejemplo, pero nuestra fe seguramente
no va a madurar como la de aquél que está experimentado pruebas en su fe.
Seguramente la fe de Pedro en aquél momento que caminó por las aguas no fue
la misma a partir de entonces, y seguramente la fe de aquellos discípulos que
estaban en la barca en ese momento mirando la situación de Pedro tampoco fue la
misma pero no igual que la fe de Pedro. Seguramente los discípulos habrán
recordado esa historia por el resto de sus vidas, pero la fe que intenta caminar
sobre las aguas no es la misma que mira desde la barca.
Así también pensamos que podemos ayudarle a Dios a cumplir sus planes,
como si Dios necesitase una mano. Entonces intentamos cumplir Sus planes a
nuestra manera y en base a nuestros tiempos. Es cuando nosotros usurpamos Su
lugar y pensamos que podemos ejecutar Sus planes a nuestro modo. ¿Y cuáles
son nuestro modo? Le echamos la culpa a Dios y decimos «Jehová me ha hecho
estéril». Cuando pensamos de ésta manera, ¿qué estamos pensando? ¿Que Dios
102
tiene la culpa de qué? Si el propósito y los planes eran de Dios, no de Sarai ni de
Abram; el responsable es Él de llevar a cabo sus planes, no nosotros. Entonces
cuando pensamos así, es porque pensamos para nosotros mismos, pensamos que
Dios tiene la culpa de que estemos pasando por tal o cual situación, cuando Él
hace y ejecuta sus planes a su antojo, Él es el que decide cómo y cuándo, no
nosotros, Él tiene la última palabra, Él es el ideólogo de todo esto, nosotros sólo
somos vasos de barro ¿quiénes somos nosotros para echarle la culpa a Él? ¿cómo
Él puede tener la culpa de no cumplir Sus propios planes y encima de no
cumplirlos a nuestras maneras y tiempos? Como bien dicen estos versículos…
Romanos 9:20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú , para que alterques
con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó : ¿Por qué me has hecho así?
Isaías 45:9 ¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡el tiesto entre los
tiestos de tierra! ¿Dirá el barro al alfarero: «Qué haces»? ¿O tu obra dirá : «El
no tiene manos»?
Yo pienso que Sarai entendió que ella era la ejecutora de los planes de Dios,
no un medio, no un instrumento de Dios. Cuando entendemos que somos
ejecutores de los planes de Dios y no un instrumento, nos estamos poniendo en
Su lugar y claro, las cosas ejecutadas por nosotros no van a salir igual que si las
ejecuta Dios quien es el ideólogo mismo de Sus planes. Pensamos que somos
nosotros quienes tenemos la capacidad de darle hijos a Abram, y sino es así,
somos nosotros quienes decidimos con quién tiene que tener hijos Abram o
decidir quién tiene la culpa cuando las cosas no sale como esperábamos.
Sarai podría haber al menos consultado a Dios para saber si era ella la mujer
con la que iba tener hijos Abram, así como Abram consultó a Dios preguntando
si quizás era Eliezer el heredero, pero no lo hizo. Sarai, al igual que Abram,
podría haber preguntado a Dios si era Agar o ella la mujer con la que Abram
tendría hijos, pero en su lugar decidió por ella misma el futuro de ambos. Cuando
nosotros nos encontramos pasando por momentos en que no vemos resultados de
nuestra fe ¿qué hacemos? ¿vamos a preguntar a Dios como hizo Abram, o ni bien
vemos una posible salida a nuestro incómodo momento de fe, como hizo Sarai
con Agar y decidimos nosotros mismo el rumbo de la situación?
Cuando las cosas no nos salen tan bien, intentamos involucrar a otros para
que la culpa sea compartida y no sólo la nuestra. Así como Eva hizo con Adán,
dándole el fruto que había probado, Sarai dio Agar a Abram por mujer y cuando
vio que no le resultó como esperaba dijo «recaiga sobre ti mi agravio». La
versión en inglés King James dice «my wrong be upon thee» que traducido al
español sería «mi equivocación sea sobre ti». O la versión Lenguaje Actual dice
«tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio». Y cuando Dios le
103
pregunta a Eva qué había hecho cuando probó el fruto prohibido, le echó la culpa
a la serpiente. Es decir, no sólo Jehová tendría la culpa de que Sarai sea estéril
sino que además Abram tendría la culpa de lo que Sarai hizo. Al menos
consideró al Señor para que juzgue la situación.
Otra cosa para observar es que nuestros planes son «quizás por medio de ella
[Agar] yo tenga hijos». Había una posibilidad de que no ocurra lo que Sarai
planeaba. Siempre está la duda cuando pensamos independizarnos de Dios y no
consultarle a Él nuestras situaciones. Ahora bien, los planes de Dios son «Ten
por cierto que tus descendientes…» (Gén. 15:13). Como cuando Jesús decía «De
cierto, de cierto os digo…», o en otras oportunidades «En verdad les digo…».
Así son las promesas y los planes de Dios en comparación con los nuestros, la
seguridad y la firmeza de Dios con la duda constante de nuestras decisiones.
Bien comenta Witness Lee cuando dice que ni Eliezer ni Agar sirven para los
propósitos de Dios. Nada de lo que traigamos del mundo [Egipto] sirve para
incluirlo o considerarlo en los planes de Dios. Si Dios nos sacó de Ur de los
Caldeos es para que por medio de Él y sólo Él nos introduzca en la tierra sin
mezclarse con nada de lo que tenga que ver con el mundo. El Señor no se mezcla
con nada ni con nadie del mundo para llevar a cabo sus propósitos.
18/07/15
Diez años hacía que Abram habitaba Canaán. Es decir que hacía un poco más
de diez años que Dios había llamado a Abram a salir de Ur de los Caldeos.
Durante un poco más de 10 años Abram había recibido los tratos de Dios y
durante 10 años estando ya en Canaán (en Cristo) aún así seguía deslizándose en
su fe. Que estemos en Cristo y aún por mucho tiempo, no es garantía de madurez,
más bien de aprendizaje. Toda nuestra vida en Cristo tiene que ser un contínuo
aprendizaje, nunca sabemos cuándo puede venir la siguiente prueba de fe y para
entonces ¿estaremos preparados? Si Abram, padre de la fe, durante más de diez
años recibió un llamado, una promesa, una guía en su peregrinaje hacia Canán,
fue guardado en Egipto, se le repite varias veces la promesa, fue victorioso en su
rescate a Lot, recibió la bendición de Melquisedec, recibió palabra del Señor en
visión y se le confirmó la promesa mediante un pacto, pensaríamos que cualquier
hermano/a que haya experimentado todo esto sería el/la más espiritual de
todos/as, pero Abram aún así seguía deslizándose en su fe ¿qué podemos esperar
104
nosotros que muchas veces todavía seguimos bebiendo la leche [espiritual]
durante más de diez años en Cristo? Como bien dicen los siguientes versículos:
Agar que seguramente había venido de Egipto [el mundo], al igual que
Eliezer, miraba con desprecio a su señora. Pero note que dice «cuando vio que
había concebido», no antes, no cuando fue dada por mujer a Abram. Así también
el mundo no nos mira con desprecio cuando nos mezclamos con él, sino cuando
ve concretado los planes que piensa que “Dios no puede” (a propósito las
comillas) llevar adelante con nosotros, o cuando ve que nosotros los cristianos no
damos los frutos o resultados que esperamos mientras que el mundo si puede,
entonces somos el desprecio del mundo, somos mirados y considerados el
desprecio del mundo. Así también nosotros, los cristianos, cuando equivocamos
tomando decisiones contrarias a la voluntad de Dios, no estamos dando el
ejemplo que deberíamos dar, cuando somos la luz y deberíamos brillar en el
mundo. Por el contrario, en lugar de ganar al mundo para Cristo, somos poca
cosa, menospreciados.
22/07/15
105
Noten que el ángel no fue a Sarai, sino a Agar. El ángel podría haber ido a
Sarai y preguntarle lo que había hecho, o a Abram de igual manera, pero en no,
vemos que fue a Agar. Aquí hay algo distinto del episodio que ocurre allí en
Génesis cuando Eva y Adán comen del fruto prohibido. Ni bien ellos
desobedecen, el Señor llama a Adán y le pregunta «¿dónde estás tú?» (Gén. 3:9).
Pero aquí no vemos que suceda eso, más bien el ángel va por Agar. Lo que
pienso es que Sarai no estaba preparada para escuchar a Dios, Adán por lo menos
escuchó la voz de Dios, pero Sarai ni siquiera fue a Dios a preguntar si quizás
fuera ella o Agar con quién Abram concebiría, es decir, no fue a escuchar la voz
de Dios, decidió por ella misma, independiente de Dios, no escuchar lo que Dios
tenía para decirle; mucho menos pues, estaría Sarai dispuesta a escuchar alguna
reprensión de parte de Dios. Pero Dios no trata con nosotros de la misma manera
que nosotros tratamos a los demás. El ángel no iba a ir a Sarai a tratarla mal
como ella hizo con Agar. Aunque Sarai dijo «juzgue el Señor entre tú y yo»
vemos que el Señor no juzgó ahí mismo, ni seguramente iba a juzgar a la manera
que Sarai esperaba tal vez. El Señor no va a conceder nuestros caprichos, más si
nos hemos equivocado, y entonces vemos que el Señor en lugar de juzgar como
pretendía Sarai mandó al ángel a buscar a Agar. Parece que Sarai se acordó tarde
del Señor: «juzgue el Señor entre tú y yo» cuando ya había cometido la falta,
pero no antes para conocer Su voluntad. ¿No somos nosotros así también? O si
nos acordamos del Señor es para criticarle: «El Señor me ha hecho estéril». Bien
nos acordamos del Señor cuando las papas queman pero cuando tenemos que
pasar tiempo indagando la voluntad de Dios y esperar Su respuesta y/o que
nuestra fe sea tratada, parece que no nos acordamos tanto ¿verdad?
106
¿De dónde vienes y a dónde vas?
Mateo 18:11-13 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que
se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se
descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a
buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de
cierto os digo que se regocija má s por aquélla, que por las noventa y nueve
que no se descarriaron.
107
deja que atravesemos por algún tiempo en algún que otro desierto, para que como
dice Oseas 2:14 Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y
hablaré a su corazó n. En el desierto es donde el Señor nos habla, y al corazón,
no sólo al oído.
Algo interesante de notar es que el ángel del Señor cuando le habla a Agar en
el versículo ocho, le dice «Y le dijo: Agar, sierva de Sarai…» (Gén 16:8).
Aunque se había hecho mujer de Abraham, el ángel no la llama “Agar, mujer de
Abraham”, sino “…sierva de Sarai”; esto es porque el ángel no nos llama por
aquello en que nos hemos convertido por voluntad del hombre, en medio de
decisiones que no son consultadas primeros a Dios, sino que nos llama por
aquello que realmente somos (siervos/as…) y por aquello que el Señor quiere
que sigamos siendo (ponte sumiso/a…). El Señor no le dijo “vuélvete y sigue
siendo la mujer de Abraham” ¿verdad?
03/09/15
Obediencia y Bendición
De los versículos 9 y 10 podemos pensar que por la obediencia viene la
bendición. ¿Pensaremos que el Señor añadiría semejante bendición si Agar se
revelaba y no obedecía el mandato de someterse a Sara? Entonces cuando
obedecemos, el Señor bendice.
108
me ve? 14 Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí
está entre Cades y Bered.
Agar había experimentado algo tremendo, había visto a Jehová nada menos
¿cuántos de nosotros desearíamos experimentar lo mismo que Agar? ¿pero
estamos dispuesto a pasar por el desierto?
Y en el versículo 14 dice por lo cual o por eso también, le puso nombre al
pozo, es decir, Agar le puso nombre al pozo como consecuencia de la experiencia
que había tenido. ¿Pero porqué le puso nombre al pozo? ¿qué contenía aquel
pozo? Agar le puso nombre al pozo porque en ese pozo ella vio reflejada la
experiencia que había tenido con Jehová, así ella había bebido (espiritualmente)
del agua que Jehová habría podido brindarle en medio de su desierto espiritual,
porque de ese pozo habría de salir la experiencia que tuvo con Jehová, así no es
el agua que el mundo puede brindarnos la que sacie nuestra sed espiritual, sino la
que nuestro Señor pueda brindarnos. Como dice en el relato con la mujer
samaritana…
Por último, nuestro Señor no es sólo un Señor que escucha nuestra aflicción
(v.11), sino un Señor que ve nuestra aflicción (v.13). Así en el siguiente versículo
vemos lo mismo…
CAPITULO 17
07/09/15
109
Génesis 17:1 Era Abram de edad de noventa y nueve añ os, cuando le
apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y
sé perfecto (íntegro, entero, sin defecto, intachable).
110
somos delante de Dios naturalmente lo seremos delante de los hombres. He aquí
algunos versículos al respecto…
Mateo 6:5-6 Y cuando ores, no seas como los hipó critas; porque ellos
aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser
vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 6 Mas
tú , cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que
está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en pú blico.
Mateo 6:16 Cuando ayunéis, no seá is austeros, como los hipó critas;
porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan;
de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Ahora bien, Abram tenía 99 años de edad, es decir, que desde que nació
Ismael (Abram tenía 86 años de edad (v.16:16)) hasta el inicio del capítulo 17
pasaron 13 años. Durante 13 años no vemos que Dios se le haya aparecido o le
haya hablado a Abram, aunque Dios también nos habla a través de las
experiencias. Tanto Abram como Sarai debieron de convivir 13 años no sólo con
Agar sino con Ismael también. Ellos tuvieron que haberlo visto crecer todos esos
años. Un hijo nacido en medio de una situación que ya vimos, no debe haber sido
fácil la convivencia para ninguno allí, por lo que me imagino que alguna lección
les tuvo que haber dejado esa decisión en donde todos de una u otra manera
participaron. Pero ya Dios no se dirigió a Abram como lo solía hacer. Pareciera
que durante 13 años el Señor mantuvo silencio con Abram.
Cualquiera podría pensar que durante tantos años el Señor se podría haber
olvidado de aquel episodio, pero ni bien el Señor comienza a hablar con Abram,
el Señor se lo hace saber. Los hombres podremos olvidarnos con el tiempo, pero
al Señor nada se le olvida. Por el contrario, si algo equivocado hemos estado
haciendo, por más que hayan pasado tantos años, Él nos lo hará recordar.
Luego durante varios versículos en adelante vemos como es Dios el único
que habla: «…y Dios habló con él diciendo…» (v.3). Esto es porque Abram debía
aprender a escuchar, en tanto Abram lo único que podía hacer era postrarse mas
no decir nada, ya que con su actitud ya mucho había hablado, era hora de solo
escuchar a Dios. A veces no tenemos necesidad de hablar nada a Dios, sólo
escuchar y postrarnos ante Él, pues estamos delante del «Todopoderoso», nada
menos.
Dios habló con Abram cuando éste se postró sobre su rostro. Así es la actitud
que todo cristiano debe tener ante Dios, actitud de humillación, de
111
arrepentimiento y de santa reverencia; no de igual a igual como quien se cree
igual o superior a otros, sino postrado es cuando Dios nos hablará. Y como bien
hace notar C.H. Mackintosh, así es como luego el Señor dice: «Yo estableceré…
Yo te multiplicaré…Yo te haré padre de multitud…Te haré fecundo…de ti
haré naciones…Te daré a ti la tierra…»
10/09/15
112
v.12 «Y de edad de ocho días será circuncidado todo varó n entre
vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por
dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje». Este pacto incluye
tanto a los nacidos en casa como al comprado a cualquier extranjero; es decir,
tanto judíos como gentiles; y por si quedara alguna duda, en el verso siguiente lo
ratifica diciendo «ciertamente» (v.13).
Así como Abraham debemos obedecer al instante en que Dios nos pide algo.
Abraham no se tardó un solo día, porque dice «en aquel mismo día, como Dios le
había dicho», y empezando por él mismo como dando el ejemplo a los demás.
CAPITULO 18
21/09/15 al 28/09/15
113
sobre su rostro y finalmente el capítulo termina con la circuncisión de Abraham
obedeciendo así la orden del Señor.
Aquí el relato es diferente. Primero el Señor se le aparece pero no le dice
nada y Abraham sin esperar ni dudar de si era o no el Señor, se le postra; y ahora
el que habla primero es Abraham. La diferencia con la aparición anterior (del
capítulo 17:1) es que Abraham y Sara habían desobedecido, pecado o como se
quiera llamar. Entonces cuando esto es así, es decir, cuando hay algo que está
ensuciando y/o obstaculizando nuestra relación con Dios, Él tiene que intervenir
y sin más decirnos las cosas como son y como deben ser de aquí en mas: «Yo soy
el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto». Pero aquí Su aparición
es diferente, pues Abraham ya había obedecido lo que el Señor le había ordenado
en el capítulo anterior y entonces no tiene nada que decirle, pues cuando se
obedece se puede disfrutar de una comunión tan placentera como la de estos tres
hombres con Abraham. Además teniendo en cuenta la circuncisión de la carne,
símbolo de terminar con todo aquello carnal en nuestras vidas. Cuando esto
sucede, podemos disfrutar de una plena comunión con el Señor.
Otra cosa que puedo notar aquí, es que el Señor ni bien se le parece no le da
el mensaje que venía a darle, más bien espera; los hombres se alimentan y se
relajan bajo la sombra de un árbol; luego da el mensaje. El Señor es un Dios que
también quiere tener comunión con nosotros, pues Él no quiere simplemente que
le conozcamos por Sus mensajes, mandamientos, promesas y/o milagros, sino
también que podamos experimentar una comunión íntima y plena con Él, aún,
que también aprendamos a servirle primero. Habrá momentos en que sea
oportuno escuchar Su palabra a los pies del Maestro como lo hacía María, en
lugar de afanarnos como Marta; pero también habrá momentos en que sea
oportuno servirle y luego escuchar lo que Él tiene para decirnos, como lo hizo
aquí Abraham.
Génesis 18:3 y dijo [Abraham]: Señ or, si ahora he hallado gracia en tus
ojos, te ruego que no pases de tu siervo.
¿Dónde halla gracia Abraham? Es en los ojos del Señor donde se encuentra la
gracia inmerecida, no a los ojos de los hombres o el mundo. Es allí donde
Abraham, así como cada uno encuentra gracia, bondad, favor y misericordia; en
el Señor. Uno no puede hallar gracia fuera del Señor. ¿No dice Juan 1:17 Pues la
ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo? No es por las buenas acciones que hayamos hecho a los
ojos del Señor, sino la gracia, el favor que no merecemos, es el que encontremos
sólo en el Señor.
26/10/15
114
Génesis 18:3 y dijo: Señ or, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te
ruego que no pases de tu siervo.
115
soportar el hambre que había en la tierra, motivo por el cual, lo lleva junto con
Sara a descender a Egipto donde casi pierde la vida. En todo este trayecto,
Abraham debía cargar con Lot, y en un momento determinado resolver ciertas
contiendas que surgían y decidir dónde iba habitar uno y dónde el otro. Luego lo
llevan a Lot cautivo y Abraham va a la guerra a rescatarlo. También debe
soportar la tentación del rey de Sodoma cuando se le aparece Melquisedec.
Luego vemos la mala decisión que tomaron con Sara de llegarse a Agar para
tener un hijo. A partir de allí no vemos ninguna aparición, ni ninguna palabra
más durante 10 años. Cuando recién el Señor se le aparece en el capítulo 17,
Abraham debe aceptar la reprensión del Señor y obedecer a la circuncisión no
sólo de él sino de toda su casa. En muchas de éstas ocasiones, Abraham levanta
algún que otro altar al Señor, símbolo de la cruz.
Entonces vemos con todo esto, las experiencias negativas por así decirlo
por las que tuvo que pasar Abraham. Entonces me pregunto… ¿en todas estas
experiencias no se habrá formado algo de Cristo en nosotros? Pues yo pienso que
si. Son en esas experiencias difíciles donde Cristo se nos va formando, donde
nuestro yo tiene que ceder, nuestra vida del alma tiene que ser negada y nuestra
carne crucificada, a fin de que la vida de Cristo se manifieste en nosotros.
Entonces, cuando nos presentamos al Señor ¿nos presentamos con todo
nuestro conocimiento de la biblia, con todas las visiones, sueños, apariciones o
revelaciones que hemos recibido del Señor, o a pesar de tener todo eso
incorporado aún dudamos de estar aptos para hallar gracia a Sus ojos, y
realmente es el Cristo en nosotros el que se ha ido formando a través de todas
esas pruebas, tribulaciones y/o dificultades, lo que nos permite hallar gracia a Sus
ojos para que Él no pase de éste siervo? Si realmente es Cristo el que se ha
formado en nosotros y es el que nos permite hallar gracia a los ojos del Señor
¿acaso el Señor pasará de largo a Cristo (en nosotros)? Dios solo encuentra
contentamiento en Su Hijo amado.
Ojalá, que si hemos recibido alguna revelación profunda, algún sueño o
visión muy espiritual, alguna aparición sobrenatural del Señor, no nos apoyemos
en eso, no sea eso con lo que nos presentemos delante del Señor la próxima vez,
sino con toda humildad presentar al ese Cristo, con lo poco o mucho que se haya
formado a través de las pruebas y/o dificultades, a Dios para hallar Su gracia
inmerecida delante de Sus ojos, para que no pase de largo.
116
ciego y desnudo. 18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado
en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se
descubra la vergü enza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que
veas.
Que no nos pase como la iglesia en Laodicea. Porque a veces pensamos que
por tener todas las experiencias positivas somos ricos y que no tenemos
necesidad de nada. Tenemos dones, revelaciones, sueños, visiones, apariciones,
etc ¿quién podía pensar que con todas estas cosas todavía le sigue faltando algo?
Sin embargo, con todas estas cosas, podemos tener al Señor afuera de la iglesia
llamado, no adentro. Podemos haber dejado al Señor afuera de la iglesia y
quedarnos entreteniéndonos con todas esas cosas positivas. Entonces vemos que
el Señor le dice que compre de Él, porque a veces compramos de cualquier cosa
menos de Él, puro conocimiento bíblico solo para llenar nuestra mente, pero sin
Él. Entonces le dice que compara oro refinado en fuego. Ahí están las
experiencias negativas, las pruebas, las dificultades, las tribulaciones, las
experiencias que nos permiten hallar gracia delante de Sus ojos, porque son las
que nos permiten que Cristo se forme en nosotros.
117
apariencia y proviene de nuestro yo, debemos desecharlo, pues eso será la
golosina que endulce pero que no sustentará el corazón del Señor.
Entiéndase que nuestro reunir debe ser con el sólo fin de satisfacer al Señor,
de que Él se sirva y quede satisfecho y sustentado Su corazón, de lo que hay de
Cristo en nosotros.
118
Génesis 18:4 Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies;
y recostaos debajo de un á rbol… (RV1960).
Lo dice como si fuera algo mas bien general que particular, no está diciendo
«YO les voy a traer…» sino «Que se traiga…». Que en nuestras reuniones pueda
haber esta libertad para que “se traiga…” ¿quién puede traer? Hoy quizás lo
traiga el hermano fulanito, mañana quizás lo traiga el hermano menganito y
pasado mañana quizás lo puedan traer ambos con total libertad, pero no debemos
centralizar ese traer al Señor en un sólo hermano en particular. En otra versión
dice:
Génesis 18:4 Haré que les traigan un poco de agua para que ustedes se
laven los pies, y luego podrá n descansar bajo el á rbol. (NVI).
«Haré que les traigan…» pero Abraham no dice a quién le va a ordenar ese
traer. Como diciendo, haré u ordenaré que les traigan, pero yo solamente daré la
orden, otros serán quienes les traigan. Podría traérselo Abraham sólo, pero como
hay otros también que lo pueden hacer, y quizás lo pueden hacer mejor que yo,
entonces les diré a esos otros que les traigan. Debemos ver que el Señor se sirve
hasta de la función más pequeña de tal o cual miembro. Según ésta versión,
Abraham sólo ordenaría, pero otros traerían. El Señor se sirve de ambos, tanto de
aquel hermano que ordena como del que trae. También debemos ver y aprender
de la función que cada miembro puede llegar hacer mejor. Quizás otros hacen
mejor la tarea de traer que de ordenar, como también habrá hermanos que
funcionan mejor ordenando que trayendo. Y quizás haya hermanos que hacen
bien ambas tareas.
119
Notemos también la coordinación y el identificar las funciones de los
miembros. Abraham le fue a decir a Sara que prepare el pan, pero no le fue a
decir que prepare el becerro, ni tampoco leemos que se le haya pedido el agua del
versículo cuatro. Tampoco vemos que el criado haya preparado el pan, a este le
tocó preparar el becerro.
Cuando el Cuerpo funciona así coordinadamente ¿saben qué sucede? El
Señor dice en el verso cinco «Haz así como has dicho». Es decir, el Señor estaba
aprobando todo esto. En toda esta escena preciosa, hay un momento para decir,
pues como recién leemos, el Señor dice «Haz así como has dicho», es decir,
primero hay un “decir” y luego un “hacer”. Tiene que haber un momento para
hablar estas cosas con los hermanos, ponerse de acuerdo y no obrar en ningún
momento de manera individual o independiente del Cuerpo, sino siempre con el
consentimiento de los hermanos. Quizás conversar, qué o cuáles hermanos/as
pueden funcionar así o asá. Es decir, identificar no sólo qué miembros del
Cuerpo van a estar funcionando sino también qué funciones o actividades harán.
Abraham les traería el pan, pero Sara lo prepararía, pero esto debía de hacerse
con la aprobación del Señor. Nada de lo que hagamos debemos hacerlo sin antes
consultarlo con el Señor.
También hay un tiempo para hacer. Abraham pudo haber dado tres órdenes:
la de traer agua, la de preparar el pan y la de preparar el becerro ¿pero cuánto se
tuvo que hacer para lograr todo esto y servirlo? Quizás se haya hecho más de lo
que se dijo. Así también a veces en la vida de iglesia haya momentos para hacer
mas que para decir, o quizás otros donde se tengan que decir y arreglar ciertos
asuntos más que hacer. Esto también debemos de identificarlo. Pues finalmente
habrá un momento para esperar quietamente. Dice después de que se preparó la
comida…
120
Génesis 18:6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda donde estaba
Sara, y dijo: "Apresú rate a preparar 40 litros de flor de harina, amá sala y haz
tortas de pan." (La nueva biblia de los Hispanos).
1ra Corintios 12:17-21 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dó nde estaría el
oído? Si todo fuese oído, ¿dó nde estaría el olfato? 18 Mas ahora Dios ha
colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. 19
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dó nde estaría el cuerpo? 20 Pero
ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo
puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No
tengo necesidad de vosotros. (RV1960).
121
interviene, pues él al igual que otros miembros servirían en otra cosa. Pero noto
el siguiente detalle: si bien Abraham no es quien prepara el becerro pero si es
quien lo toma, es decir, es quien lo elige, y elige un becerro tierno y bueno.
Luego se lo da al criado para que lo prepare. Lo que hay que ver aquí es que la
palabra criado en hebreo está indicando un muchacho de la infancia,
probablemente un adolescente. Esta es la razón por la que Abraham tiene que
elegir el becerro y no el criado mismo. Aquellos que somos espiritualmente
adolescentes necesitamos de ciertos hermanos un poco más maduros espirituales
que uno, así como Abraham, que tengan que elegir ese becerro en lugar de
hacerlo nosotros, es decir, que tengan que darnos ese aspecto de Cristo que luego
nosotros tengamos que preparar, ese alimento que podamos comer y masticar en
nuestra intimidad, que podamos preparar y cultivar, para que luego pueda ser
servido y sustente el corazón del Señor. De no ser así, y de haber tenido que
elegir nosotros ese becerro, quizás nos hubiésemos desviado y no hubiésemos
elegido un becerro tierno y bueno, las dos cosas, como si lo hizo Abraham.
Quizás hubiésemos elegido un becerro tierno pero no bueno, o quizás uno bueno
pero no tan tierno. Pero debemos aprender que en nuestras relaciones existen
hermanos maduros que saben elegir aquel alimento bueno y tierno para los más
adolescentes espirituales. Ese es en definitiva el alimento, el aspecto de Cristo
que todo adolescente espiritual va a poder preparar con total seguridad, sin
desviarse por ningún aspecto de Cristo que no sepamos cómo preparar en nuestra
intimidad. En nuestra inmadurez espiritual puede pasar que escojamos algún
becerro, aspecto de Cristo con apariencia de bueno, pero por dentro no es tierno,
sino que hay que masticarlo y masticarlo ciento de veces para poder tragarlo. O
también puede pasar que siendo tierno al masticarlo y tragarlo, al día siguiente
nos caiga mal y pesado. Por eso necesitamos de la genuinidad de lo tierno y
bueno en simultáneo.
Por dar un ejemplo, a veces en nuestra inmadurez solemos desviarnos por
ciertas enseñanzas o doctrinas que terminan enredando nuestra fe en lugar de
afirmarla. Pero también aquellos hermanos maduros que saben elegir lo tierno y
bueno de entre todas las vacas deben saber que ellos no prepararán ese becerro,
sino nosotros. Ellos no lo pueden hacer por nosotros, debemos nosotros cultivar y
preparar ese aspecto. Por ejemplo, la mano del cuerpo suele llevar la comida a la
boca, pero la que debe masticar la comida es la boca no la mano, pues la mano no
sirve para masticar el alimento que si puede hacer la boca. Pero la mano sirve
mejor para elegir y seleccionar qué alimento llevar a la boca, que la boca misma.
Y ambas partes se necesitan. Así también con los hermanos.
122
Dice que Abraham tomó también mantequilla y leche. No todo tiene que ser
agua, o pan, o becerro. Debemos ser equilibrados. El corazón del Señor no se
sustenta sólo con agua, agua y más agua, o con pan, pan y más pan, o con leche,
leche y más leche, y así con el becerro o la mantequilla, no. Es este alimento más
aquel otro, más aquel otro también. Así también Cristo. Cristo no tiene un solo
aspecto, sino varios que pueden expresarse por los muchos miembros de Su
Cuerpo, pues si Cristo tendría un solo aspecto para expresar, necesitaría de un
solo miembro. La mano del cuerpo no expresa solamente su identidad como
mano sino la del Cuerpo, porque está en el Cuerpo y porque pertenece al Cuerpo,
es decir, expresa la armonía, sintonía y coordinación de todo el Cuerpo, no sólo
la de la mano. Aquí lo que se sirve al Señor es equilibrado. Aquí vemos el
alimento sólido pero también la bebida con la cual acompañarla, pues si todo el
ofrecimiento sería becerro solo ¿no se atoraría nuestro estómago? O ¿cómo
podríamos subsistir de agua o leche solamente sin la comida sólida?
Ésta parece ser la parte que hizo Abraham, la de tomar la mantequilla y la
leche. Ahora bien ¿se hace la mantequilla o la leche de un momento para el otro?
Pues no, éstas también deben tener un proceso de producción, como los demás
alimentos. Por ejemplo, si vamos a ofrecer leche ¿qué leche estamos ofreciendo?
Hoy en día vamos fácilmente al supermercado a comprar la leche. Una leche que
ha pasado por varios procesos antes de llegar a la góndola del supermercado.
Pero también está la leche primaria, que es la que se saca del ordeñe de la vaca y
ésta es la que imagino que tenía Abraham, pues en aquel entonces no había la
tecnología de la que disponemos hoy para procesar la leche. Espiritualmente
hablando, a veces sucede lo mismo con nosotros. En lugar de producir esa leche
de Cristo nosotros mismos, en nuestra intimidad, vamos al supermercado a
obtenerla por así decirlo. Solemos ir a nuestra biblioteca en lugar de ir a nuestra
habitación con el Padre a puertas cerradas. Solemos seleccionar qué autor o libro
leer en lugar de por nosotros leer y meditar en Su Palabra. Luego vamos a la
reuniones ¿y que leche ofrecemos? Por supuesto que es más fácil obtener la leche
del supermercado que ir a ordeñar la vaca. Por supuesto que la leche obtenida del
supermercado nos va a resultar más deleitosa que la ordeñada en el campo. Pero
aunque a nosotros nos resulte más deleitosa y nos alimente ¿para quién es esa
leche cuando vamos a las reuniones? ¿Realmente estamos alimentando y
sustentando el corazón del Señor con esa leche?
La prisa de Abraham
Génesis 18:2 Y alzó sus ojos y miró , y he aquí tres varones que estaban
junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a
recibirlos, y se postró en tierra,
123
Génesis 18:6 Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara, y le dijo:
Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos
debajo del rescoldo.
19/10/15
*ׁשלַח
ָ (shalá kj): Raíz primaria enviar lejos, por, o fuera. Acompañ ar, cesar,
dejar, despachar, despedir, echar, empujar, huir, ir, levantar, partir, salir,
entre otros tantos significados.
124
Una cantidad de versiones, tales como la NBLH, NVI, La Biblia de
Jerusalén, La Biblia de Lenguaje Actual y la Nueva Traducción Viviente
traducen la palabra ( ָׁשלַחshalákj) como despedir, que la Reina Valera y algunas
otras traducen como acompañar.
Por tal motivo incluí la palabra en el hebreo original, y vemos que se puede
traducir de ambas manera, inclusive de otras también, aunque su raíz primaria es
enviar lejos o enviar fuera. En algún punto tiene un sentido de dejarlos ir. Por
supuesto, de acompañarlos hasta que se vayan, o bien como si alguien ha
recibido visitas y es momento de despedirlos entonces los acompaña hasta la
puerta para luego despedirlos. De hecho las versiones Nueva Traducción
Viviente (NTV) y la Biblia Hispanoamericana Traducción Interconfesional
(NHTI) incluyen ambas traducciones, a saber:
125
Génesis 26:27 Y les dijo Isaac: ¿Por qué venís a mí, pues que me habéis
aborrecido, y me echasteis de entre vosotros?
Ahora bien, si seguimos leyendo los versículos del texto que estamos
considerando (Gén. 18:16 y ss.), nos vamos a dar cuenta de que el Señor no se ha
despedido. Encuentro dos motivos para pensar en esto. Uno, está en Génesis
18:33 Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham
volvió a su lugar. Es decir recién allí el Señor se despide, no antes. Dos, por lo
siguiente. Leemos que dicen los siguientes versículos:
126
Muchas veces sucede que hacemos así con el Señor. Lo programamos, lo
estructuramos, le ponemos límites, lo restringimos de una manera o de otra.
Pensamos que ya hemos cumplido con el deber cristiano del día. Hemos hecho
nuestro devocional, hemos leído un tiempo la biblia, hemos orado como todos los
días y listo. Es como que le damos fin a nuestra comunión con el Señor por el día
de hoy, mañana será un nuevo día en donde nuevamente leeré la biblia, y oraré
mis quince minutos de cada día y así toda la semana. Es como que nosotros
decidimos cómo manejarnos con el Señor y eso es en cierta forma despedir al
Señor. «Despedir al Señor» es decidir yo hasta dónde acompañarlo y cuándo es
momento de despedirlo. Decimos “bueno…ya está, he leído la biblia y he orado
por el día de hoy, mañana será un nuevo día”. Y no volvemos a tener más
comunión con el Señor en todo el resto del día porque pensamos que ya hemos
cumplido con nuestra relación con el Señor, entonces le cerramos la comunión al
Señor y lo despedimos. En cierta manera lo acompañamos, porque andamos una
cierta parte del día con Él, pero llega un determinado momento en que lo
despedimos y no volvemos a tener comunión con Él sino hasta el día siguiente.
«Despedir al Señor» también significa quedarnos con las experiencias
anteriores. Hemos gustado del Señor, hemos tenido comunión con el Señor a la
sombra del árbol, disfrutando de las mejores bendiciones, le hemos servido hasta
satisfacer su corazón. Entonces como nos gusta todo eso, pensamos que está
bien, y queremos quedarnos sólo con eso. Sea porque pensamos que a más de allí
ya no hay más nada nuevo, que hemos experimentado todo y que no necesitamos
más nada, o sea que no queremos continuar en nuestro avance espiritual con el
Señor porque así estamos bien y cómodos. Así también sucede muchas veces con
nosotros, y de hecho ha pasado a lo largo de la historia. Podemos haber tenido
grandes revelaciones en nuestras comuniones con el Señor. Quizás algunos hayan
visto la justificación por la fe, otros la santificación, otros la vida interior, otros la
realidad de los dones, otros la iglesia local, pero no han avanzado, sino que se
han quedado allí pensando quizás que eso era todo lo del Señor y que no había
nada nuevo que el Señor pudiera dar a Su iglesia, entonces pensamos que
podemos despedir al Señor pues hasta aquí le hemos acompañado por donde Él
se moviera. Si le veíamos venir, salíamos de nuestra tienda para ir a recibirle
(v.2), si Él se sentaba a la sombra de un árbol, hasta allí le acompañábamos (v.8),
si se levantaba de allí (v.16) nosotros también con Él. Entonces por todo esto
pensamos que ya es suficiente acompañamiento y que es tiempo de quedarnos
sólo con eso que tan lindo y bueno hemos experimentado todo éste tiempo,
entonces es como si le despidiésemos.
Cuando esto sucede, el Señor todavía tiene un gran «pero», tiene una «y»
reservada, un «entonces» (v.17). Gracias al Señor por ese precioso conector que
nos trae algo nuevo cuando pensamos que todo se había terminado allí, que ya
127
era suficiente. Cuando nosotros decidimos quedarnos, el Señor desea seguir
adelante, pero no Él sólo, sino con nosotros. ¡Gloria al Señor!
No debemos conformarnos con nuestras experiencias, ni con las pasadas ni
con las presentes. A veces son tan hermosas nuestras experiencias con el Señor,
tanto en lo individual como en lo colectivo; en nuestras reuniones, en nuestras
comuniones con los hermanos/as, que quisiéramos vivir permanentemente así, en
ese maravilloso estado. Pero ojalá que nunca nos conformemos, que siempre
podamos estar alerta al nuevo mover del Señor, que nunca le despidamos, que
nunca pensemos que ya es suficiente caminar juntos, sino por el contrario que
podamos estar abiertos a que el Señor nos conduzca por dónde Él nos quiera
llevar cada vez.
04/01/16
Génesis 19:27-28 Y subió Abraham por la mañ ana al lugar donde había
estado delante de Jehová . 28 Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la
128
tierra de aquella llanura miró ; y he aquí que el humo subía de la tierra como
el humo de un horno.
Dos cosas para observar aquí. La primera tiene que ver con el
distanciamiento que tomaron los ángeles, y la segunda con el lugar desde donde
el Señor le va a revelar a Abraham destruir Sodoma y Gomorra.
Primero, el distanciamiento que tomaron los ángeles en Génesis 18:16. Dice
que los varones se levantaron de allí, es decir que no se quedaron en aquel lugar
donde estaba la tienda de Abraham, o el árbol en donde habían descansado
aquellos ángeles. Más precisamente, en el encinar de Mamré donde se le apareció
Jehová (Gén. 18:1)
Preciosa cosa es disfrutar un tiempo, sea a solas en nuestra intimidad con el
Señor o con otros/as hermanos/as en comunión también con el Señor, tal como lo
vemos en el capítulo 18, bajo la sombra de un árbol, y en el que por Su gracia
somos privilegiados de participar en el sustento de su corazón (Gén. 18:5).
Precioso también, es que el Señor no deja Sus promesas (en este caso la de tener
un hijo de Sara) dichas en el aire, como para que nuestra fe ande vagando cual
marea del mar. En éste caso el Señor confirma Su promesa diciéndole dos veces
a Abraham “…volveré a ti…y he aquí Sara tendrá un hijo” (en v.10 y v.14). Uno
se pregunta ¿otra vez tiene que volver el Señor? Noten, el Señor no sólo ya le
venía anticipando esta promesa en capítulos anteriores, sino que ahora se la
confirma mediante la aparición de estos ángeles y todavía aún, el Señor tiene que
volver.
Ahora bien, muchas son las veces que pasamos disfrutando al Señor en
comunión, a solas en nuestra intimidad o junto a otros/as hermanos/as; o que el
Señor nos trae alguna promesa, o nos confirma algún don, o realiza algún
milagro, aquello para lo cual el Señor dice “¿hay algo demasiado difícil para
mi?” (v. 14), o aquello en donde el Señor actúa inesperadamente, situaciones
para la que nuestra fe sólo alcanza a decir “¿concebiré yo en verdad siendo yo
vieja?” (v. 13); pero además de todo esto, puede ser que venga un tiempo en
donde el Señor “se levante de allí” (v.16). Los dones, los milagros, las profecías,
las promesas, son todas cosas que quedarán para nuestro disfrute, pero para que
nosotros no nos quedemos solamente con esas cosas, ni dependamos de ellas, es
que el Señor se distancia de allí, toma un distanciamiento de aquellas cosas; no
porque sean malas, sino para que nosotros aprendamos, entre otras cosas, a
depender del Señor de los dones, milagros y profecías, en lugar de depender de
los dones, milagros y profecías del Señor, por sí solos. Lo bueno de esto, es que
-pienso yo- el Señor quiere que vayamos con Él, que le sigamos. Claro que Él no
nos impulsa ni nos obliga, si es que nosotros no queremos, sino que Él querrá ver
si en verdad nosotros estamos dispuestos a levantarnos y distanciarnos por un
tiempo de aquellas cosas que el Señor nos ha dado. Para el Señor es fácil tomar
129
distancia, pero nosotros ¿estaremos dispuestos a dejar por un tiempo aquellas
cosas y seguirle a Él? ¡Cuidado! No sea que en aquel día le digamos “Señ or,
Señ or, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mateo 7:22); y que el
Señor nos responda “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
(Mateo 7:23). Que podamos estar siempre dispuestos como Abraham de ir con el
Señor acompañándole… «…y Abraham iba con ellos acompañ á ndolos» (Gén.
18:16)
Lo segundo, es el lugar a donde se detuvo el Señor. Por eso agregué el
segundo texto de Génesis 19:27-28 que se relaciona con el que vengo citando de
Génesis 18:16. Este segundo texto comienza diciendo «Y subió Abraham por la
mañ ana al lugar donde había estado delante de Jehová ». Esto sucedió después
de que el Señor había destruido Sodoma y Gomorra. Entonces ¿dónde es aquel
lugar a donde subió Abraham? Pues el mismo versículo nos lo dice…al lugar
donde había estado delante de Jehová. ¿Y dónde fue que Abraham había estado
delante de Jehová? Pues justamente fue aquel lugar desde donde comencé
citando el primer texto de Génesis 18:16 y versículos siguientes. Si continuamos
leyendo dice en Génesis 18:22 Y se apartaron de allí los varones, y fueron
hacia Sodoma; pero Abraham estaba aú n delante de Jehová . La palabra hebrea
en el original para traducir “delante de Jehová” es la misma que se usa en
Génesis 19:27.
Lo que quiero hacer notar con esto, es que Abraham subió según traduce
Reina Valera. Aunque uno podría interpretar esta palabra como que Abraham
subió a un lugar más alto que de donde estaba; la palabra en su sentido original
no se refiere a eso, sino a madrugar, a empezar temprano, de amanecer (de hecho
así se traduce en otros versículos). Pero si consultamos algunos datos geográficos
del lugar, vamos a encontrar que Sodoma y Gomorra eran ciudades que se
encontraban a la orilla del Mar Muerto, y que el lugar de Mamré se encuentra
cerca de Hebrón, lugar que tiene una altitud de 930 metros sobre el nivel del mar,
es decir, está bastante más alto que Sodoma y Gomorra. Es decir, tuvo que haber
sido un lugar un poco más alto de donde estaba su tienda en Mamré. Entonces, el
lugar al que se dirigieron los ángeles cuando dice que se levantaron de allí en
Génesis 18:16, y el lugar al que Abraham subió y había estado delante de Jehová,
luego de que éste destruyera Sodoma y Gomorra, tuvo que ser un lugar alto,
quizás algún monte o algo similar.
Finalmente, todo esto es para reflexionar en lo siguiente: El Señor se
distancia de aquellas cosas que Él nos da, para llevarnos a un lugar
espiritualmente más alto, pues allí Él nos revelará otras cosas (recuérdese que a
partir de Génesis 18:17 en adelante, Jehová le revela a Abraham la destrucción de
Sodoma y Gomorra). No todo pasa por los dones, por las profecías, los milagros,
130
las promesas o los buenos tiempos de comunión con el Señor. El Señor no se
quiere quedar únicamente con eso, pues Él se separa de allí, aunque sea por un
tiempo, para que le sigamos a Él a los lugares altos, en vías del crecimiento
espiritual, del avance espiritual, en vías de una madurez espiritual. Eso es lo que
tipifica normalmente en la mayoría de la Biblia, los lugares altos, tales como
montes, montañas, etc; tipifican como dice Colosenses, las cosas de arriba, las
celestiales, las espirituales, en vías de crecimiento, de avance, y de no
estancarnos espiritualmente hablando. Y también para que aprendamos de que el
avance, crecimiento y/o madurez espiritual no viene por cuantos dones, milagros,
profecías, promesas o buenos tiempos de comunión hayamos tenido con el Señor,
sino por acompañarle a Él, dejando por un tiempo atrás, aquellas cosas, y seguirle
a Él. Allí arriba, en los lugares altos, es donde el Señor tiene preparado una nueva
palabra, una nueva revelación, algo que nunca antes habíamos visto, ni oído, ni
han subido a nuestro corazón; y que Dios nos las ha revelado a nosotros por Su
Espíritu.
1° Corintios 2:9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó , ni han subido en corazó n de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el
Espíritu…
02/11/15
131
conversación que sostuvo con el Señor como quien habla con un amigo,
ciertamente tuvo que haber sido fabuloso haber estado allí, o haber pasado por
semejante experiencia espiritual; mas Abraham no se quedó allí.
Las experiencias espirituales, por más elevadas que sean, hoy están y mañana
ya no, son pasajeras. Si la vida cristiana consistiría únicamente en experiencias
espirituales tan elevadas como las que tuvo Abraham, estaríamos acabados ¿pues
quién como Abraham recibe tal secreto revelado de parte del Señor y conversa
como cual amigo cercano? Ciertamente no son así todos mis días. Es más, apenas
uno lee la biblia y ora, pero no más que eso. Si nuestra medida sería la de
Abraham ciertamente estaríamos acabados, pues nunca llegaríamos a esa medida
de experiencias espirituales, nuestra vida cristiana sería un completo fracaso. Por
eso dice que el Señor se fue y Abraham volvió a su lugar, pues no había más
nada que hacer allí. Nuestra vida cristiana, nuestra relación con el Señor no debe
basarse en experiencias espirituales así tan elevadas, constantemente como si
dependiéramos de ellas para subsistir espiritualmente o para ser aprobados
delante del Señor. Por supuesto que si las tenemos, bienvenidas sean.
Seguramente, que si uno hubiese pasado por algo similar alguna vez, o
incluso más de una vez, se hubiese querido quedar allí lo más que pudiera. La
realidad es que nos gustan demasiado las experiencias espirituales así tan
elevadas. Es un deleite cuando recibimos una palabra directa de parte del Señor,
o cuando nos revela algo de Su voluntad, o cuando experimentamos algo que
nunca antes habíamos experimentado. Entonces puede suceder, que en tales
circunstancias, uno pueda correr el riesgo de no volver a su casa y quedarse allí
con esa revelación, o palabra, o experiencia espiritual tan sublime. O de hecho,
pensar que el Señor aún está allí cuando en realidad ya se ha ido. Por supuesto
que todas esas cosas son buenas y gratamente espirituales, pero el problema no
radica en esas cosas, sino en nosotros. La realidad es que nosotros mayormente
no somos espirituales ni andamos la mayor parte del tiempo en el espíritu o
ejercitando el espíritu, de manera que nos gusta quedarnos allí, en el disfrute
eterno, y eso nos impide regresar a nuestro lugar. Nos apropiamos de tales
experiencias y las hacemos nuestras, pero nos olvidamos de que el Señor ya no
está allí y que se ha ido. Porque el Señor no está en las revelaciones ni en las
experiencias espirituales sublimes. Porque el Señor no quiere que nos
detengamos en tales cosas, por más sublimes que sean para nuestro espíritu.
Porque el Señor no quiere que nos quedemos o que nos apropiemos de
semejantes experiencias espirituales del Señor, sino con el Señor de tales
experiencias, que nos detengamos y nos apropiemos del Señor más que de lo que
Él puede darnos.
Podemos ver a lo largo de la historia, cómo siervos del Señor han visto
profundas verdades espirituales en las Escrituras, pero sin embargo, muchos se
132
han quedado allí pensando que eso era todo, que después de tal verdad no había
más nada, y se quedaban con eso, hasta allí llegaba su vida cristiana. Pero
también vemos que el Señor no se ha quedado allí, que el Señor se ha ido
moviendo a lo largo de la historia, el Señor ha ido avanzando cada vez, trayendo
nuevas verdades que antes no se habían visto, pero el Señor nunca se ha quedado
con una, nunca se ha quedado allí, sino que se ha ido retirando y hasta el día se
hoy sigue moviéndose revelando nuevas verdades a sus siervos.
Damos gracias al Señor por John Wyclif, Juan Huss, Martín Lutero, Ulrico
Zwinglio, Juan Calvino, pero si todo pasara por la justificación de la fe, o la
santificación, o la vida mística interior, nos estaríamos perdiendo una gran parte
de todo lo demás. Sería un gran desperdicio todo lo demás. Entonces vemos que
no todo consiste en experiencias espirituales o verdades profundas reveladas en
las Escrituras, sino con el Señor de las tales. Seguramente en aquellas épocas, las
verdades que fueron viendo esos siervos, fueron para la época algo nuevo y
fresco, pero vemos que hoy ya no es algo tan nuevo y fresco. Nosotros hoy,
consideramos tales verdades como otras más de tantas otras. El que siempre es
fresco y nuevo es el Señor y a éste debemos seguir por dondequiera que vaya, no
detenernos allí, en una verdad o en alguna experiencia espiritual.
133
Una vez que hayamos tenido algo con el Señor, regrese de inmediato, sea a
su familia, esposa, hijos; y a la iglesia, con los hermanos, y comparta eso nuevo
que haya experimentado. Así se irá renovando, pues si sólo usted se llena de
experiencias con el Señor, se volverá muy gordo y le costará más regresar a su
lugar.
Ese lugar, recordemos, es el lugar donde Abraham y su familia prepararon la
comida para satisfacer (o fortalecer) el corazón del Señor. Así pues, nosotros
debemos regresar ni bien hemos tenido algo con el Señor, a ese lugar, al lugar
donde le hemos servido al Señor para nuevamente volver a sustentar su corazón,
y que Él encuentre contentamiento en Su Hijo Jesucristo con aquello que haya
del Señor en nosotros.
27/11/15
Juan 6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no
le fuere dado del Padre.
Oseas 11:4 Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui
para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de
ellos la comida.
Los versículos de más arriba son para ver justamente cómo Abraham fue
atraído de tal manera que corrió desde la puerta de su tienda a recibirlos; tal
como corre la sulamita hasta su amado en el Cantares, y tal como cada creyente
va hacia el Señor Jesús por el Padre. Si no fuésemos atraídos por el Padre, no
habría otra manera de acercarnos a Él.
Miramos ahora a Lot. Dice:
134
Génesis 19:1 Llegaron, pues, los dos á ngeles a Sodoma a la caída de la
tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se
levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, 2 y dijo: Ahora, mis señ ores, os
ruego que vengá is a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis
vuestros pies; y por la mañ ana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y
ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche.
Aquí vemos que Lot apenas se levantó para recibirlos, pero no corrió como lo
hizo Abraham. Si existe una correspondencia entre el Señor y nosotros de estar
juntos ¿existe algún motivo para no correr cuando estamos siendo atraídos por el
Padre? Justamente el correr tiene que ver con el ser atraídos. Por que somos
atraídos, es que corremos. Hay una urgencia de estar con Él ahora, no de
simplemente levantarme y esperar a que Él llegue hasta donde estoy yo, como
leemos que sucedió con Lot, no. Es salir del lugar donde está uno, e ir hacía
donde Él está.
Notemos la expresión que dice Lot…os ruego que vengáis a casa de vuestro
siervo…No de que Lot vaya hacia el Señor, sino de que el Señor venga hasta
donde Lot estaba. Vemos aquí que no hay una atracción como la vemos con
Abraham.
Una cosa que debemos ver aquí, es que estos hombres no iban a la casa de
Lot, no era ese su propósito. Ellos iban a Sodoma para destruirla.
Se me hace que Abraham estaba esperando algo del Señor, mas no así Lot.
Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma y por allí pasaron éstos ángeles, pero
no fueron a Lot. De hecho, cuando Lot los invita a quedar a su casa, los ángeles
135
le responden que no, lo que demuestra que no venían para quedarse con Lot sino
para otro propósito, que era el de destruir a Sodoma.
15/12/15
Hay una relación muy bonita entre el pasaje de Génesis 18:1 y Juan 14:21.
Miremos…
Juan 14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que
me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y Yo lo amaré, y me
manifestaré a él. 22 Le dice Judas (no el Iscariote): Señ or, ¿qué significa que
está s por manifestarte a nosotros y no al mundo? 23 Respondió Jesú s, y le
dijo: Si alguno me ama, mi palabra guardará ; y mi Padre lo amará , y
vendremos a él, y haremos morada con él.
«…y haremos morada con él» ¿No fue esto lo que hizo el Señor con
Abraham en el capítulo 18 de Génesis? ¡Qué preciosa aparición!
Pero también Judas le pregunta «Señor, ¿qué significa que estás por
manifestarte a nosotros y no al mundo?» Hay una diferencia entre “nosotros” y el
“mundo”. El Señor no se manifiesta al mundo; no viene hacer morada en el
mundo. El no viene a quedarse para establecer Su reino aquí; Él no se mezcla con
las cosas del mundo. Él dijo «…mi reino no es de este mundo» (Juan 18:36).
Génesis 19:3 Pero como les rogara con insistencia, fueron con él.
Entraron en su casa y él les preparó un banquete, coció panes sin levadura, y
comieron.
Génesis 19:8 Mirad, os ruego, tengo dos hijas que no han conocido
varó n, voy a sacarlas a vosotros ahora y haced con ellas como bien os
136
parezca, pero no hagá is nada a estos varones que han venido a cobijarse
bajo mi techo.
137
al Señor. Él sólo pasa por las periferias de nosotros cuando estamos sentados y
cómodos con las cosas del mundo, esto es Sodoma. El Señor no se detiene allí,
pero si se detiene cuando bien estamos posicionados en nuestro espíritu, pues allí
es donde somos atraídos a Él y por Él y sólo así podremos ir corriendo en pos de
Aquel.
La individualidad de Lot
También alcanzo a notar cierta individualidad de Lot al querer servir al
Señor. Lot también preparó banquete y pan sin levadura a éstos dos ángeles, pero
lo hizo él solo. Teniendo a sus dos hijas y a su mujer viviendo bajo su mismo
techo (Gén. 19:8, 15) que le podrían haber ayudado en el servicio al Señor, Lot
sirvió él solo. Aquí hay otra diferencia con el capítulo anterior donde vemos
Abraham sirviendo y ateniendo al Señor junto con Sara y el criado, no sólo.
Muchas veces también nosotros pensamos que por tener algo del Señor
podemos resolver algunas cuestiones nosotros sólos, sin la ayuda de otros
hermanos/as. Ciertamente podremos, pero el Señor no se quedará mucho tiempo
allí; su corazón no será sustentado como, ni será atendido con la prisa con que
fue atendido el Señor en el capítulo 18 y donde además vemos al Señor
descansando bajo la sombra del árbol. Siempre habrá un tinte de individualidad,
de lucha, de situaciones tortuosas cuando las cosas se hacen estando sentados en
Sodoma, esto es, el mundo.
03/01/15
Santiago 4:1-2 ¿De dó nde vienen las guerras y los pleitos entre
vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros
138
miembros? 2 Codiciá is, y no tenéis; matá is y ardéis de envidia, y no podéis
alcanzar; combatís y luchá is, pero no tenéis lo que deseá is, porque no pedís.
Santiago 4:4 ¡Oh almas adú lteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo
es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del
mundo, se constituye enemigo de Dios.
Noto aquí un cierto grado de parte de Lot de querer obtener algún favor de
estos muchachos. Muchas veces, cuando nos vemos en aprietos pero tenemos con
nosotros a los ángeles del Señor, aún así, pretendemos obtener algún socorro o
favor del mundo, antes que del propio Señor. O incluso, pretendemos que
podemos solucionar las cosas por nosotros mismos prescindiendo de los ángeles
del Señor, pues dice en el verso seis «Entonces Lot salió a ellos a la puerta, y
cerró la puerta tras sí…» (Gén. 19:6).
Notemos que aquí, Lot les llama «hermanos» a éstos muchachos, que según
el versículo nueve dice que actuaban con violencia (Gén. 19:9). ¿Qué significa
esto? Hermanos son aquellas personas que tienen algo en común, es decir, un
padre en común, y aquí Lot les llama hermanos, no porque tengan algún padre
biológico en común, sino para identificarse con ellos a los fines de mostrarse
condescendiente y evitar el pretendido de estos varones.
Entonces, cada vez que intentemos mostrar al mundo algo que no somos, e
intentemos emparentarnos o identificarnos con el mundo para obtener de éste
algún tipo de favor, lo único que obtendremos será, como bien dice el versículo,
más mal «Ahora te haremos má s mal que a ellos [que a los á ngeles]» (Gén.
19:9).
Entonces aquí propongo relacionar esto con el versículo en Santiago 4:1
¿De dó nde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No fue un pleito
lo que sucedió entre Lot y éstos varones? Y que si no hubiese sido por la
intervención de los ángeles, el pleito se hubiese convertido en una guerra. Con
sólo mirar algunas palabras de este texto nos daremos cuenta de lo grave de la
situación en la que se encontraba Lot. Leamos…
- …rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo
el pueblo junto… (v.4)
- …no hagáis tal maldad. (v.6)
- Ahora te haremos más mal que a ellos. (v.9)
- …hacían gran violencia al varón, a Lot (v.9)
- …se acercaron para romper la puerta. (v.9)
Entonces continúan los versículos en Santiago 4:4 ¡Oh almas adú lteras!
¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
139
Entonces, por un lado los pleitos y las guerras provienen del versículo uno y
dos de Santiago. Pero una observación muy subjetiva es la siguiente. Pienso que
el verso uno y dos de Santiago, en éste caso, se aplica más a los varones de
Sodoma, que a Lot. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? El
pleito lo habían iniciado los varones de Sodoma, no Lot; y todas esas cosas que
se mencionan en el verso dos de Santiago, como «codiciá is, y no tenéis; matá is
y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y luchá is, pero no tenéis
lo que deseá is, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites» ¿no se aplican más a los varones de Sodoma que a
Lot? Pues ellos habían iniciado el pleito. Ahora bien, si con base en esto, uno
intenta ser condescendiente y obtener algún favor del mundo en estas
condiciones (en las condiciones del verso dos y tres de Santiago), lo que sucederá
a mi entender, es lo del verso cuatro en Santiago; uno terminará haciéndose
amigo del mundo y por consiguiente estará adulterando, siendo infiel, mas aún
cuando Lot estaba tiendo a los ángeles del Señor bajo su techo en ese mismo
instante. ¿Acaso Lot no le llamó hermanos a éstos varones mundanos? Pareciera
como en las películas o las novelas, que los actos de infidelidad se dan cuando
uno de los cónyuges atrapa al otro viéndolo con su amante en pleno acto de
infidelidad. Así Lot estaba con los ángeles bajo su techo, cuando decide irse a
emparentarse con otros.
El peligro de la exposición
Génesis 19:9 Vino este extrañ o para habitar entre nosotros, ¿y habrá de
erigirse en juez?
Cuando intentamos ser algo que en verdad no somos, el resultado que vamos
a obtener será exponernos. Para el mundo somos un extraño. Por más que
queramos ser hermanos con ellos, sólo seremos un extraño. Por más que nos
disfracemos de hermanos, la primera impresión es la que vale. Si desde un
principio viniste como extraño a éste lugar, extraño serás por siempre. Si ni
siquiera podemos disimular nuestra extrañeces, muchos menos podemos
pretender ser jueces. Puede ser que por un tiempo sepamos andar con un pie en el
mundo y con otro pie en el camino del Señor, pero a la larga o a la corta, el
mundo se dará cuenta quiénes somos en realidad. Y además, cuando tenemos a
ángeles del Señor cerca nuestro o con nosotros, la luz del Señor nos expondrá,
por más que cerremos la puerta tras de ellos. El mundo no tolerará que un extraño
habite entre ellos, mucho menos si entre ellos intentamos ser juez.
140
Nuestra parte – «sácalos de este lugar»
Génesis 19:14-16 Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que
habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque
Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se
141
burlaba. 15 Y al rayar el alba, los á ngeles daban prisa a Lot, diciendo:
Levá ntate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no
perezcas en el castigo de la ciudad. 16 Y deteniéndose él, los varones asieron
de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, segú n
la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la
ciudad.
24/12/15
Génesis 19:17 Y cuando los habían llevado fuera, uno le dijo: "Huye por
tu vida. No mires detrá s de ti y no te detengas en ninguna parte del valle.
Escapa al monte, no sea que perezcas." (Biblia Las Américas).
142
enfrentar y evitar cuestiones seculares, mundanas que están siempre allí para
seducirnos constantemente, y de todas ellas debemos de huir, pero no sólo huir
como quien hoy huye y piensa que lo hace una sola vez y se terminó, no; sino
que no debemos detenernos porque es diariamente que debemos huir y continuar
huyendo. Pero también muchas veces nos gusta detenernos un poco, con la
excusa de que ya hemos huido, ahora podemos esperar un poco aquí, y
detenernos en un pedacito del mundo. Pero recordemos lo que le sucedió a
Abraham. Cuando éste es llamado a salir de su tierra y parentela para dirigirse a
la tierra de Canaán, Abraham luego de salir, va camino a Canaán, pero antes se
detiene en Harán y esto por supuesto retrasó o demoró el propósito de Dios. Así
también nosotros, muchas veces huimos o salimos de donde el Señor nos saca,
pero nos detenemos en alguna parte del mundo y por consiguiente demoramos o
detenemos los planes de Dios para nosotros.
Y otra cosa interesante es que el texto dice no te detengas en ninguna parte
del valle. Ninguna parte del valle es lugar seguro y apropiado en nuestra vida
espiritual para detenernos allí, pues aún el valle destruye Dios (Gén. 19:25). Si
recordamos en Génesis 13:10 Lot había alzado sus ojos y había visto todo el valle
del Jordán, el cual estaba bien regado por todas partes, como el huerto del Señor,
como la tierra de Egipto rumbo a Zoar. Algo de esto ya estuve comentando
anteriormente. Este valle también es destruido por Dios.
Y ahora el texto dice escapa al monte. Contrariamente al valle, el monte es
un lugar alto, lo que simboliza el lugar espiritual, celestial, alto y seguro al que
debemos llegar, esto es Cristo. Como dice Efesios…hasta que todos lleguemos a
la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Recordemos también en
Génesis 14:10 que dice que el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto, y
el rey de Sodoma y el de Gomorra al huir cayeron allí. Y los demás huyeron a los
montes. Es decir, habían salvado sus vidas, no sea que en los valles del mundo
nos encontremos con algún que otro pozo que nos haga caer y del que nunca más
podamos salir.
El mundo no va a escapar de nosotros, somos nosotros los que debemos
escapar de él. Siempre nos encontraremos con cuestiones mundanas en el lugar
donde nos encontremos, pero sólo escapando a Cristo es que podemos estar
salvos y seguros de aquel. Podemos recordar Génesis 8:4 cuando luego del
diluvio el arca de Noé reposó sobre los montes de Ararat, símbolo de Cristo, pues
allí no llegaron las aguas del diluvio, allí somos salvos de la ira de Dios y por lo
tanto descansamos y reposamos en Cristo. Es más, allí dice que las aguas fueron
decreciendo paulatinamente.
143
dice “Y al rayar el alba, los á ngeles daban prisa a Lot, diciendo: Levá ntate,
toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el
castigo de la ciudad”. (Gén. 19:15). La segunda dice “Y cuando los hubieron
llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda
esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas”. (Gén. 19:17). Y la
tercera dice “Date prisa, escá pate allá ; porque nada podré hacer hasta que
hayas llegado allí. Por eso fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar”. (Gén.
19:22).
Así también hace el Señor con nosotros. Él no va a descansar hasta que
entendamos que debemos salir urgente del mundo y escapar yendo en pos de Él.
Él nos va a ir a buscar al mundo, nos va a seguir y por más que porfiemos, que
dudemos o nos detengamos por causa de nuestra incredulidad o mundanalidad,
aún así, en tales condiciones, por causa de Su misericordia (Gén. 19: 16), nos
socorrerá y hablará una, dos y las veces que sea para sacarnos de allí y salvar
nuestra vida, (Gén. 19:19) de la noche espiritual, de las tinieblas, a Su luz
admirable.
Que bueno es saber que el rescate fue según la misericordia del Señor (Gén.
19:16), que la salvación de toda persona es por gracia, y no de nosotros, que es
don de Dios, y no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9). No fue Lot
que tuvo que ir en busca de la misericordia del Señor, sino que la misericordia
del Señor estaba con él dice la versión Biblia de las Américas. Lot no se tuvo que
arrodillar a implorar misericordia para que el Señor lo salve, no vemos eso en
ninguno de estos versículos. Como bien dice C.H Mackintosh, no se nombra a
Lot en la lista de los héroes de la fe en el capítulo 11 de Hebreos. No dice allí
“por la fe Lot escapó de Sodoma y Gomorra”; o bien podría decir “por su
justicia y piedad Lot escapó de Sodoma y Gomorra”; o “por la fe Lot fue
guardado de los hombres malvados de Sodoma y Gomorra”. No vemos que diga
eso ¿verdad? En cambio, si vemos al Señor insistiendo para que Lot deje el
mundo y escape. El texto deja ver más el accionar de los ángeles que el de Lot
¿por qué? ¿acaso por que Lot era justo y piadoso? (véase 2° Pedro 2:7-9). No, no
fueron las obras de Lot, pues si Lot se hubiese salvado por sus obras, éstas no
hubiesen quedado quemadas en la degradación de Sodoma y Gomorra. Inclusive
por causa de que el Señor también se acordó de Abraham es que puso a Lot a
salvo. (Gén. 19:29). Es decir, nada había en Lot, así como en nosotros, que a los
ojos del Señor, sirva para que seamos salvo de la destrucción y castigo que en el
mundo nos esperaba, ni nada que podamos hacer para que por algo nuestro
merezcamos del Señor Su misericordia.
…huye por tu vida. Es personal.
144
La presentación del mensaje del Evangelio según Lot
Cuando Jehová le revela a Abraham por primera vez lo que haría con
Sodoma y Gomorra, lo primero que le dice es que el clamor de Sodoma y
Gomorra aumentaba más y más, que su pecado se había agravada en extremo, y
que luego descendería para averiguar si tal cosa era cierta, entonces Abraham
entendió que Jehová destruiría Sodoma y Gomorra. Luego, los dos ángeles le
comunican a Lot algo parecido; que destruirían el lugar por cuanto el clamor
contra ellos había subido de punto delante de Jehová. Ahora bien, cuando Lot
comunica esto a sus yernos, a mi parecer lo hace parcialmente, no comunica
totalmente lo que los ángeles le habían dicho. Cuando Lot les habla a sus yernos
les dice «Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta
ciudad», pero no dice el motivo, la causa; no les dice que el clamor contra ellos
había subido de punto delante de Jehová, o que su pecado se había agravado en
extremo. Así muchas veces nosotros también presentamos un evangelio por la
mitad, y esto se debe a que escuchamos un evangelio parcializado, o escuchamos
lo que nos conviene, lo que nos resulta más fácil de practicar. Cuando se nos
habla de pecado, parece que nuestros oídos no quisieran escuchar, o más bien
entran por uno y salen por el otro, porque es la parte del evangelio que menos nos
gusta escuchar, porque expone nuestras faltas y pecados más horrendos. Entonces
cuando tenemos que hablar a otros del evangelio, hablamos lo que hemos
escuchado. Esto es uno de los motivos. Lo primero que Jehová le reveló a
Abraham antes de que le dijese que destruiría Sodoma y Gomorra fue que su
pecado se había agravado hasta el extremo. Esto nos muestra cuán importante es
para el Señor el pecado de las personas.
El otro motivo, es que, a la hora de ganar almas para el Señor, lo hacemos al
menor precio posible. Cuando tenemos que presentar el mensaje del evangelio,
como ya mencioné, lo hacemos por la mitad, les hablamos la parte bonita del
145
evangelio, les hablamos de la gracia, del perdón, de la sangre, de la redención, de
la salvación, y todo eso, pero de que ellos han pecado, de que tienen que
arrepentirse, de que son enemigos de Dios, de que su incredulidad les impide
acercarse a Dios, de todo eso no les hablamos, y así pretendemos ganar las almas,
y de éstos hay muchos que predican el evangelio así, que predican el famoso
evangelio de las ofertas, pues muchas veces se piensa que si se les habla de la
parte de las demandas del evangelio (por llamarlo de alguna manera), las almas
no estarían tan prestas a recibir el evangelio, o que se asustarían, o que así no irán
a creer. Claro que es el Espíritu Santo el que convence al mundo de pecado,
justicia y juicio. (Juan 16:8), pero si nosotros no les hablamos del pecado ¿cómo
les convencerá el Espíritu Santo?
A veces actuamos así, pretendemos que las almas se salven ignorar sus faltas
y sus pecados, pensado que la culpa la tienen los demás pero no ellos, entonces
les decimos “Jehová va a destruir esta ciudad, no a ustedes… ustedes no tienen
nada que ver, la culpa la tienen los moradores de Sodoma y Gomorra, los
homosexuales de allí, no ustedes; ustedes pueden salir de este lugar”. Que el
Señor nos socorra para no ignorar o pasar por altos sus pecados y faltas, ni que se
las echemos encima a otros. Claro que la ciudad será motivo de destrucción, pero
en tanto tú no creas ni te arrepientas seguirás viviendo y siendo parte de ella
junto con sus pecados.
Lo que me interesa hacer notar aquí es el tiempo en el que uno tiene que salir
avisar a otros sobre la destrucción inminente del Señor. Ese tiempo es la noche,
pues los ángeles tenían pensado pasar la noche en la calle. Estos mismos ángeles
le comunican a Lot sobre la destrucción y que Lot debía decírselo a aquellos que
estaban con él para que escapen. Luego de eso viene el versículo 15 donde dice
«Y al rayar el alba…»; es decir, que todo lo anterior sucedía mientras era de
noche.
Así también es hoy en la actualidad; creo que el mundo está pasando por la
noche espiritual, por la oscuridad, las tinieblas y en ese estado es que debemos
predicar el evangelio, pues pasada la noche viene la destrucción. He aquí algunos
versículos que pueden tener alguna relación:
146
Mateo 4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los
asentados en regió n de sombra de muerte, luz les resplandeció .
Juan 8:12 Otra vez Jesú s les habló , diciendo: Yo soy la luz del mundo; el
que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 12:35 Entonces Jesú s les dijo: Aú n por un poco está la luz entre
vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las
tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dó nde va.
Hechos 26:16…para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has
visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17 librá ndote de tu pueblo, y de
los gentiles, a quienes ahora te envío, 18 para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Sataná s a Dios; para
que reciban, por la fe que es en mí, perdó n de pecados y herencia entre los
santificados.
El Señor es paciente y no quiere que ninguna perezca. Por eso los ángeles
llegaron a Sodoma y Gomorra al caer la tarde, pasaron la noche, luego amaneció
(al día siguiente) y finalmente cuando el sol salía sobre la tierra (Gén. 19:23) es
que llegó la destrucción. Fíjense si no es paciente el Señor. Y el motivo no es
otro que todos procedan al arrepentimiento. El Señor es como que intentara
demorar lo más que pueda la destrucción, mirando no sólo por la salvación de
Lot sino por la de su familia y aún por las de sus yernos “¿Tienes aquí alguno
má s?” (Gén. 19:12).
También a Jezabel en…
147
Otro ejemplo que recuerdo es en los días de Noé. Dice que esperaba la
paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca… (v. 20).
1° Pedro 3:18-20 Porque también Cristo padeció una sola vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad
muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; 19 en el cual también fue y
predicó a los espíritus encarcelados, 20 los que en otro tiempo
desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho,
fueron salvadas por agua.
11 al 13/01/16
Una vez que el Señor nos ha salvado, que le hemos experimentado por
primera vez y tenemos la confianza de la salvación y vida eterna, pienso que con
todo esto, aún así debemos continuar escapando por nuestra vida, todos los días.
El Señor nos ha salvado el espíritu, pero ahora debemos nosotros salvar nuestra
alma; que esa salvación primera pase de nuestro espíritu a nuestra alma. Pero no
es el Señor quien la lleva a cabo, sino nosotros. Por ejemplo, el Señor dice:
Mateo 16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá ; y todo
el que pierda su vida por causa de mí, la hallará .
148
nuestras obras, no por lo que hagamos o dejemos de hacer, sino por nuestra fe en
el Señor, Aquel que la puede salvar. Además, en éste versículo, la palabra «vida»
en el griego original es «la vida del alma».
Entonces, volviendo al texto en Génesis, los ángeles son en este caso los que
ponen a Lot fuera de la ciudad, libre de la destrucción. A esto es lo que se refiere
la salvación del espíritu, la que sólo el Señor puede llevar a cabo, no nosotros.
Ahora bien, también vemos que estos ángeles le dicen a Lot «escapa por tu
vida», es decir, “escapa tú por tu propia vida”. Esta es la salvación del alma, la
que Lot y cada uno de nosotros debe llevar a cabo a través de la operación de la
cruz y de la negación continua de la vida del alma.
Veamos ahora inmediatamente la respuesta de Lot. Este dice…habéis
engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dá ndome la
vida... ¿Ven? Los ángeles le habían dado (o salvado en otras versiones) la vida a
Lot. Como dice también Efesios 2:5…aun estando nosotros muertos en
pecados, [É l] nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)
[compárese con Colosenses 2:13]… Esta es la salvación que efectúa el Señor a
nuestro espíritu, la que sólo Él puede realizar, no nosotros. Pero luego sigue
diciendo Lot en el verso 20: He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir
allá , la cual es pequeñ a; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeñ a?), y
salvaré mi vida. Ahora le toca a Lot salvar su propia vida, y esta es la vida del
alma.
Lucas 14:25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: 26 Si
alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y
hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi
discípulo. 27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi
discípulo.
Aunque aquí el versículo dice grandes multitudes iban con Él, también se nos
dice los requisitos para ser discípulos. Notemos que el versículo dice «si alguno
149
viene a mi…» (es decir, el Señor no rechaza a ninguno) y luego comienza a
mencionar los requisitos, pero al final dice «…no puede ser mi discípulo», no
dice «…no puede ser salvo». Muchos podrán ir con Él y venir a Él, pero no
todos serán Sus discípulos, porque no todos podrán cumplir esos requisitos. El
Señor no rechaza a ninguno, Él salva a todos los que en Él cree, sólo por la fe,
pero no todos los creyentes se convierten en Sus discípulos por la simple fe. «Si
alguno viene a mi» es porque ya creyó en Él. Pero luego puede suceder que no
pueda ser Su discípulo porque no aborreció a sus familiares, ni a su vida, ni ha
llevado la cruz. ¿Quién que no tenga fe en Jesús podría ir a Él o con Él?
Ninguno.
Lucas 17:20:33 Preguntado por los fariseos, cuá ndo había de venir el
reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
advertencia, 21 ni dirá n: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios
está entre vosotros. 22 Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando
desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. 23 Y os
dirá n: Helo aquí, o helo allí. No vayá is, ni los sigá is. 24 Porque como el
relá mpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el
otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. 25 Pero primero es
necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generació n. 26 Como
fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. 27
Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que
entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. 28 Asimismo
como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían,
plantaban, edificaban; 29 mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del
cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo
del Hombre se manifieste. 31 En aquel día, el que esté en la azotea, y sus
bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no
vuelva atrá s. 32 Acordaos de la mujer de Lot. 33 Todo el que procure salvar su
vida, la perderá ; y todo el que la pierda, la salvará .
En este texto comienza Jesús respondiendo una pregunta que le hicieron los
fariseos, pero notemos que a partir del versículo 22, Jesús ya no se dirige a los
fariseos sino a los discípulos. Entonces para concluir, vemos que la salvación de
nuestra vida del alma depende de nosotros. Es para aquellos que no sólo se
quedan con la salvación inicial, con la vida eterna, sino que continúan caminando
en el camino del Señor y permiten que esa salvación se extienda a su alma, a
través del negar y aborrecer la vida del alma y llevar cada uno su cruz.
Luego el Señor hace la comparación de Su venida con lo que sucedió en los
días de Lot. Notemos que dice «…mas el día en que Lot salió de Sodoma». No
dice que los ángeles lo salvaron, o lo sacaron fuera de la ciudad como dice
150
Génesis 19:16. Esto es porque aquí se está refiriendo a la salvación del alma, y
no a la del espíritu; y además porque Lot a diferencia de su mujer, si alcanzó a
salvar su propia vida (la del alma). Notemos la diferencia; dice «…mas el día en
que Lot salió de Sodoma», pero luego dice «Acordaos de la mujer de Lot». Lot
salió de Sodoma, ¿pero su mujer? Uno si, pero el otro no. Uno se quedará en la
azotea, mientras que el otro descenderá a tomar sus bienes. Uno se quedará en el
campo, mientras que el otro volverá atrás. Y finalmente, después de que dice
«Acordaos de la mujer de Lot», dice lo de salvar y perder la vida, como dando a
entender que en aquellos días hubo uno (en este caso Lot) que salvó su alma, y
otro (en este caso la mujer de Lot) que la perdió; uno se quedó en la azotea o en
el campo, y el otro descendió o regresó atrás.
En el capítulo 24 de Mateo donde viene hablando de lo mismo, la
conversación se desprende porque los discípulos le preguntaron a Jesús Mateo
24:3 …los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuá ndo será n
estas cosas, y qué señ al habrá de tu venida, y del fin del siglo? Y cuando viene
hablando de aquel que está en la azotea o en el campo, en un momento dice
Mateo 24:20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de
reposo… Entonces, no se le puede decir «orad» a ninguno que como mínimo no
cree en Jesús. Esta palabra no se las está diciendo a los incrédulos.
Génesis 19:20-22 He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá , la
cual es pequeñ a; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeñ a?), y
salvaré mi vida. 21 Y le respondió : He aquí he recibido también tu sú plica
sobre esto, y no destruiré la ciudad de que has hablado. 22 Date prisa,
escá pate allá ; porque nada podré hacer hasta que hayas llegado allí. Por eso
fue llamado el nombre de la ciudad, Zoar.
El ángel dice que nada puede hacer hasta que Lot haya llegado a Zoar. Por
una parte, que el Señor no pueda hacer nada se puede referir a que todavía no
podía lanzar la destrucción porque Él no puede destruir aquellos a quienes ha
salvado ¿verdad? Y además porque el Señor no cumpliría la promesa que le hizo
a Abraham en el capítulo anterior de no destruir la ciudad si dentro de ella
encontraba al menos diez justos (Gén. 18:31), y leemos por Pedro que Lot era un
hombre piadoso y justo. (2° Pedro 2:6-9)
Por otra parte, el Señor no puede hacer nada aquí, Él no interviene en nuestra
salvación del alma, en nuestra huída. Aunque haya engrandecido Su misericordia
para con nosotros, Él no intervendrá. Es a nosotros que nos toca huir ahora,
continuar experimentando y disfrutando la salvación que una vez recibimos. En
todo caso, Él nos da tiempo y nos espera a que podamos salvar nuestra alma.
Otro buen ejemplo es este:
151
1° Timoteo 6:11-12 Mas tú , oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y
sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual
asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesió n delante de
muchos testigos.
Cuando le dice «huye de estas cosas», “estas cosas” se refiere a lo que viene
hablando un poco mas atrás, y que se refieren a estar envanecido, no saber nada,
delirar acerca de cuestiones y contiendas de palabras, envidias, pleitos,
blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de
entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de
ganancia, enriquecimiento, codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres
en destrucción y perdición. Luego le dice la parte positiva, lo que tiene que
seguir, habla de una accionar, de un obrar, como pelear la buena batalla de la fe
(esa fe que ya tiene), echar mano de la vida eterna (la cual ya se le fue otorgada),
y que guarde el mandamiento; todas cosas que uno tiene que hacer aquí en la
tierra una vez que ya ha experimentado la salvación y vida eterna primeras.
Lo mismo cuando le dice «esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús».
Esa gracia que uno recibió al principio, ahora uno la tiene que continuar
experimentado cada día, pero no lo haremos si nos quedamos de brazos cruzados;
debemos esforzarnos por continuar hacia delante, es esa gracia que nos permite
huir de las cosas que el mundo nos seduce. Dice que Lot había hallado gracia a
los ojos de estos ángeles (Gén. 19:19), pero no por lo bueno que haya sido Lot
¿verdad? Ahora que Lot halló gracia, es el momento para esforzarse en ella y
escapar.
152
allá , la cual es pequeñ a; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeñ a?), y
salvaré mi vida.
Quisiera comprar una porción de este texto con algunos otros y luego hacer
algunos comentarios. Los otros textos son:
Aquí se puede ver algo interesante, y es que luego de que el Señor nos pone
fuera, debemos escapar por nuestra vida. Parece que la vida cristiana no consiste
solo en estar a salvo de la destrucción, sino de seguir siendo salvos una vez que
hemos sido puestos fuera del alcance de la destrucción. ¿No enseña la escritura
que habiendo sido salvos en nuestro espíritu, debemos andar en el Espíritu? No
se trata de ser salvo y quedarnos de brazos cruzados, sino de andar en el Espíritu.
Pero muchas veces cuando el Señor nos insta a escapar, somos como Lot y
decimos "No, por favor, señores míos" (Gén. 19:18). Le decimos “No” a un
consejo del Señor. Creo que cualquiera podría pensar que es un privilegiado al
recibir algún consejo de nuestro Señor y más en una situación de aprietos ¿pero
qué alma tan necia podría responder “no” a tal consejo? Aquel que le había
salvado una vez de los hombres perversos a la puerta de su casa, y Aquel que
había salvado a su mujer e hijas con Él ¿acaso todavía podemos decir que “no” a
las palabras santas de un Consejero como tal? ¿No pasamos muchas veces
buscando consejos por cosas necias y perecederas, como dónde iré de vacaciones
el próximo verano, o en qué invertiré mi próximo dinero, o si me conviene
comprarme más esta o aquella vestimenta; pero no invertimos en nuestra vida
153
espiritual? ¿No respondemos muchas veces “si” con tanta facilidad y rapidez a
todas esas cosas perecederas, pero cuán difícil y lento se nos hace responder “si”
a tan sólo un consejo de Aquel que tiene palabras de vida eterna (Juan 6:68)?
Como la parábola en Lucas 12:16-21, pensamos dentro de nosotros mismos
“¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?” y nos ocupamos y
preocupamos más por hacer esto y/o aquellos que en hacer caso a las palabras de
nuestro Señor.
¿No somos como Lot muchas veces nosotros? Que cuando hemos sido salvos
pero aún el Señor nos sigue exhortando a continuar en nuestro caminar espiritual
y escapar de las cosas del mundo, nosotros decimos no Señor, estoy bien así, he
hallado gracia y me has engrandecido con tu misericordia dándome la vida,
pero no podré escapar al monte. Me has salvado, estoy bien así, me voy al cielo,
tengo vida eterna ¿qué más necesito? Y nos cruzamos de brazos llevando una
vida cristiana cómoda.
…no sea que me alcance y muera. ¿Qué alma necia puede pensar en hallar
la muerte en el lugar a donde el Señor le está aconsejando escapar? ¿Acaso Aquél
que por Su gracia y misericordia, una vez nos ha salvado y dado la vida, puede
ahora aconsejarnos ir algún lugar donde hallar la muerte? Si Lot mismo dice y
reconoce haber hallado la gracia a los ojos de los ángeles (Gén.19:19) ¿será una
gracia que nos lleve a la muerte? ¿qué alma tan necia puede pensar tal cosa? Este
es el típico cristiano mundano sentado cómodamente a las puertas del Sodoma -el
mundo-, disfrutando de sus deleites y placeres, así también con su vida espiritual;
queda sentado en el fundamento de Jesucristo pero no ha sido cautivado por el
Señor para ir en pos de Él.
…He aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá , la cual es pequeñ a;
dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeñ a?), y salvaré mi vida. Incluso
piensa que puede negociar con el Señor ¿no somos así muchas veces nosotros?
No le dejamos tomar el control al Señor, sino que somos nosotros los que
gobernamos nuestra propia vida. Él nos salvó, engrandeció su misericordia y nos
dio vida, pero no queremos ceder plenamente a Él. Todavía seguimos pensando
como Lot “…salvaré mi vida”. ¿Aquel que ya la ha salvado una vez, no puede
ahora seguirla salvando? ¿Aquel que lo ha salvado de la destrucción más fuerte,
no podrá ahora salvarla de sus alcances, o secuelas más pequeñas?
Claro, nosotros no podemos escapar al monte porque si andamos en la carne,
no andamos en el espíritu; entonces si no podemos andar, muchos menos escapar,
y así parece ser más fácil quedarnos donde estamos, con nuestra salvación
gratuita. Pero en cambio, sí podemos andar en la carne o en nuestras cuestiones
del alma. Muchas veces hemos experimentado haber salido de las cosas del
mundo, pero como no podemos alcanzar las cosas espirituales, preferimos
quedarnos a mitad de camino, y hallar una ciudad cercana para reposar nuestra
154
alma. No nos quedamos en Sodoma y Gomorra, pero tampoco escapamos al
monte, entonces nos quedamos en Zoar. No nos quedamos en la carne, pero
tampoco andamos en el espíritu, entonces nos quedamos en nuestra alma.
…he aquí ahora esta ciudad está cerca para huir allá …Muchas veces
usamos esto como pretexto para decir que hemos escapado del mundo, pero nos
establecemos en la vida del alma, a la cual debemos hacer morir según Jesús
enseña en los evangelios. Aunque el lugar esté «cerca», no es «allá» donde
realmente dijeron estos ángeles. Podrá tener la apariencia, la fachada de algún
lugar que parezca apropiado para salvarse, para establecerse lejos de cualquier
cosa mundana que alcance mi vida, pero el texto ni siquiera dice que es un lugar
alto, como el «allá» o el «monte» que decían los ángeles, siempre será un lugar
«cerca». Pero estar «cerca» no nos garantiza la salvación. Así también, muchas
veces pensamos que nuestra alma puede tener ciertas cosas con apariencia
espiritual, pero aún así, no dejará de ser nuestra alma, la cual debemos hacer
morir. ¿No sucede que muchas veces pensamos que hemos dado algún consejo
espiritual a algún hermano pero que finalmente ese consejo terminó por
lastimarlo más que por ayudarlo? ¿o que tenemos algún pensamiento que
pareciera ser espiritual, pero termina siendo nuestro propio pensamiento? Sin ir
más lejos ¿no oramos muchas veces en nuestra alma, pareciendo que nuestra
boca profiere oraciones espirituales pero nuestra mente esté ocupada en las
muchas cosas del día?
Aquí veo que está sucediendo lo mismo que cuando se separan Lot y
Abraham, y Lot tiene que escoger dónde establecerse. (ver Gén. capítulo 13)
Algo interesante sucede aquí: Lot en el verso 19 dice «…yo no podré
escapar al monte», y en el verso 20 dice «…esta ciudad (Zoar, no el “monte”)
está cerca para huir allá ». Es decir, Lot sabía hacia dónde tenía que dirigirse
para escapar, pero no conocía ese lugar. Lo que para los ángeles era un monte,
para Lot era un allá. Así también nosotros, muchas veces podemos saber de los
misterios y asuntos espirituales mejor que cualquier otra cosa, pero sólo es un
«saber», no hemos tenido la experiencia todavía de tales cosas; sólo es un
conocimiento exterior, superficial de los misterios y asuntos espirituales, pero no
los conocemos realmente, no lo hemos vivido todavía. Para nosotros, esos
misterios, consejos y asuntos espirituales aunque sepamos que se tratan de
«montes» espirituales, sólo son un «allá» pues todavía no los hemos
experimentado realmente. Sólo los hemos escuchado con nuestros oídos, y para
nuestros oídos pueden ser «montes» pero no serán «montes espirituales» hasta
que no se hayan metido en nuestros corazones, hasta que no nos hayamos
movilizados para llegar hasta allí y apropiarnos de tales tierras.
Inclusive nuestra apreciación de tales cosas es difusa. Lo que para el Señor es
un monte –un lugar de salvación-, para nosotros –lo que para nosotros es nuestro
155
lugar de salvación- es un lugar cerca, pequeño y queda por allá. Es decir, aunque
tengamos tan cerca al Señor señalándonos tales misterios, consejos y asuntos
espirituales, nuestra apreciación de tales cosas no es clara; todavía no llega a ser
un monte. Nuestra apreciación puede estar «cerca», y aún «pequeña», pero no es
la apreciación correcta, no coincide con el concepto mismo del Señor, pues como
dice 1° Corintios 2:14-15 Pero el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga
todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
Apenas podemos tener una percepción de las cosas espirituales. Nuestra
apreciación de los consejos de Dios y que favorecen a la salvación de nuestras
vidas, apenas será un «allá», lejos de nuestro alcance. Siempre estaremos
prefiriendo cómodamente los lugares donde nuestro caminar no requiera mucho
esfuerzo (vale citar aquí nuevamente 2° Timoteo 2:1…esfuérzate en la gracia
que es en Cristo Jesú s), lugares que se encuentren «cerca», esto es nuestra alma,
y que sean diferentes al «allá», esto es nuestro espíritu.
Inclusive tampoco usamos el mismo vocabulario que usa el Señor para
referirse a tales cosas, y eso se debe a que nosotros tenemos un concepto
diferente al que tiene el Señor. Por ejemplo, la palabra que usan los ángeles para
referirse a «escapar» en hebreo es «malát» que quiere decir escapar, liberar,
rescatar, conservar, salvar, preservar, etc. Esta palabra sólo es usada una vez
por Lot en el verso 20 cuando les dice a los ángeles «…dejadme escapar», pero la
palabra que usa Lot para referirse al escape es «huir», que en hebreo es «nus»
que significa revolotear, desterrar, y que también se puede traducir escapar.
Revolotear significa volar dando vueltas y giros en un espacio reducido. Esta
palabra nunca la usan los ángeles, sólo la usa Lot. Cuando Lot en el verso 20
coincide con los ángeles en usar una vez la misma palabra para referirse al
escape, les está diciendo «…déjenme ustedes escapar (liberar, rescatar,
conservar, salvar, preservar), sólo ustedes tienen la capacidad para permitirme
escapar de esa manera, yo sólo puedo huir (revolotear - volar dando vueltas y
giros en un espacio reducido), pero si ustedes me dejan escaparé». Muchas
veces pensamos que nuestras facultades son limitadas, sólo el Señor nos faculta
para poder escapar a su manera, aunque según el contexto creo que es más una
excusa de Lot que otra cosa.
…la cual es pequeñ a; dejadme escapar ahora allá (¿no es ella pequeñ a?),
y salvaré mi vida. En mi opinión, «pequeña» se refiere simbólicamente a
cualquier lugar donde sólo puedan caber unos pocos, símbolo de individualismo,
de preocuparse por salvar su propia vida sin pensar en los demás. Ya que su
anterior negocio de ir poniendo sus tiendas por el valle de Sodoma y Gomorra no
le funcionó, ahora quiere establecerse él solo donde no halle molestias como las
156
encontró en Sodoma y Gomorra, donde tenga libertad para darle rienda suelta a
su alma, a sus pensamientos, a su soledad, a sus sentimientos, a su voluntad, etc.
Así, pensamos que «pequeña» será la intolerancia que Dios tendrá de nuestros
pecados, «pequeña» será nuestra madurez o crecimiento espiritual, «pequeña»
será la comunión que tengamos con los hermanos, «pequeño» será mi
compromiso e intereses con las cosas espirituales, «pequeña» mi consagración al
Señor, «pequeño» mis tiempos de lectura u oración al Señor, etc.
13/02/16
Ahora bien ¿qué tiene que ver lo que vengo hablando con los textos del
cantar de los cantares y apocalipsis? Pasaré a esos textos ahora.
157
También creo que esto le estaba sucediendo a Lot; éste ya había sido salvo de
la destrucción pero ahora debía ir en pos de los lugares altos; escapar para salvar
su vida; debía de manifestar esa salvación primera. Pero muchas veces,
preferimos quedarnos cómodos en nuestro lugares de donde hemos sido salvos;
cómo ésta mujer, preferimos quedarnos durmiendo, pues en nuestro interior ya
habita Cristo y estamos bien con eso.
Entonces sucede que a la orden del amado para abrirle, ella manifiesta su ser
exterior, pues su ser interior estaba siendo restringido por aquel, por más que el
interior esté velando, despierto, éste no se manifestaba. Ella responde:
158
queremos que nos hablen de nada más, entonces decimos como Lot «No, por
favor, señ ores míos.» (versión Biblia de las Américas).
Veamos ahora el ejemplo de Apocalipsis. En este también encuentro cierta
similitud, pero aquí lo vemos mas expuesto, es como que esta iglesia ha
derrapado demasiado, por lo tanto es más fácil notarlo. Dice:
Aquí vemos a una iglesia totalmente pasiva, diciendo que no tiene ninguna
necesidad puesto que ella piensa que es rica y que se ha enriquecido. Así también
nosotros, al igual que Lot y la mujer de cantares, pensamos que no tenemos
necesidad de nada, que estamos bien así, esto es señal de conformismo, de
comodidad, de mantenernos en una actitud totalmente pasiva, como la mujer de
cantares, el quedarnos durmiendo en nuestras riquezas. «Eres desventurado,
miserable, pobre, ciego y desnudo, porque no sabes que aunque hayas
experimentado gracia y misericordia aquí, como Lot, aún te esperan mayores
riquezas allá en el monte, por tanto ¡escapa allá!». «Aunque hayas quedado
desnuda de los harapos del mundo y tus pies quedado limpios del andar contínuo
en el mundo y en tu vida carnal, ahora te espera un vestido aún más sublime y un
caminar espiritual mucho más beneficioso para ti.»
Y aquí se ve el consejo del Señor, tal como se ve en los textos de Lot y la
mujer de cantares. «Te aconsejo que compres de mi…» «Escapa por tu vida;
no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte»; «Á breme,
hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía». Queda en nosotros
decidir qué actitud tomamos, no sea que siendo demasiado tarde, no encontremos
al amado en la puerta porque ya se haya ido (Cantares 5:6), o porque en Zoar nos
inunde el miedo (Gén. 19:30), o que recibamos reprensión y castigo como
Laodicea. (Ap. 3:19)
* Ver el versículo de Hebreos 11 dice que Sarai fue fiel…
16/05/16
159
La palabra «súplica» que aparece en éste versículo tomado de la versión
Reina Valera 1960, en mi opinión no es la mejor o más correcta traducción que
se puede obtener según el texto original. En el hebreo, la palabra original es
«dabár» que se puede traducir como «palabra, cosa, asunto, petición, negocio,
trato, dicho o decir, discurso, noticia, orden, parecer, pensamiento, razón,
porción, sentencia» y muchos significados más; pero quizás no sea la más
correcta «súplica» o «ruego».
La acción de suplicar implica pedir a alguien una cosa con humildad,
sumisión y vehemencia; y la acción de rogar implica pedir a alguien algo, en
especial si se pide con humildad y como favor. No es para contradecir estas
versiones, pero a mi parecer, aunque el contexto en el que es dicho (y pienso que
los traductores aquí tradujeron teniendo en cuenta el contexto más que la
fidelidad de palabra misma, lo cual no está mal) pareciera que fue una petición
con alguna urgencia; sea que Lot lo haya dicho con urgencia o no, no deja de ser
una simple «cosa» cuando intentamos negociar con el Señor. Diferente hubiese
sido si Lot realmente estuviera impedido de escapar hacia los montes, pero
siendo que los montes estaban en el consejo de Dios, y siendo que ya Dios le
había mostrado Su misericordia y gracia, no sólo para con él, sino también para
con su familia, y demás cosas que pudieran haber favorecido a Lot por el
contexto en el que se encontraba, he aquí que no me convenzo que Lot haya
hecho esta petición a modo de súplica, y si en tal modo la hubiese hecho, aún
disfrazando tal petición con urgencia, humildad, sumisión y vehemencia, se deja
ver que tal disfraz de oración, tal cáscara de ruego, en su interior estaba
albergando un verdadero negocio o trato con el Señor, y que éstos ángeles no
pueden dejar de llamarlo una «cosa», un «pensamiento», un «parecer» de su
«razón». Así también cuando nuestras oraciones negociadas o que hayan sido
gestadas en nuestras mentes a modo de un simple parecer o pensamiento o razón
de la mente mundana (como la de Lot), pero que no hayan nacido de un corazón
abierto, sencillo, humilde y sumiso, y vayan éstas disfrazadas de súplicas o
ruegos, para Dios no serán más que simples «cosas», «negocios», «tratos»,
simples «palabras o dichos», «pareceres» nacidos de nuestra mente egoísta e
individualista.
Para tales oraciones es fácil de entender que tal cosa le fue concedida por la
misericordia de Dios, como ya se la había manifestado anteriormente, y no por su
petición egoísta. Así Dios, siendo misericordioso en lo mucho y en lo más
terrible de nuestras vidas, también seguirá siéndolo y su misericordia no apartará,
aún para las cosas pequeñas, negocios, simples palabras o discursos, pero que al
final Dios tiene reservada una lección (que más adelante se relata). Así como el
disfraz o la cáscara del negocio de Lot fue la súplica, así también Dios disfraza
muchas veces con su gracia y misericordia lecciones que tiene reservadas para
160
nosotros; “…cosas que ojo no vio, ni oído oyó , ni han subido en corazó n de
hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1° Corintios
2:9)
Así como Lot ya había resuelto su «sentencia» (una posible traducción de
súplica) de albergar en Zoar, un lugar pequeño, así también simple «cosa» es lo
que sale de su boca, pues la boca habla de lo que abunda en el corazón; un
corazón lejos de la sumisión y humildad, y Lot ya había sentenciado su lugar de
huida en el versículo anterior, por lo tanto se puede decir que para éstos ángeles
una pequeña o simple cosa fue pedido por Lot, lejos de una real súplica o ruego,
pues ninguna intención tenía Lot de escapar de aquel lugar, o por lo menos, no
con el interés que Dios tenía de que escapara. ¿No es egoísta una oración que
mira para uno mismo, que pide para salvar su propia vida, que pide para huir
hacia dónde uno quiere ir? ¿No nos enseña el Maestro a buscar primero el reino
de Dios y su justicia (Mateo 6:33), o a buscar y poner la mira en las cosas de
arriba (Colosenses 3:1-2)?
Génesis 19:23 El sol salía sobre la tierra, cuando Lot llegó a Zoar.
Mateo 5:45… vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
21/05/16
Me llama la atención todo lo que destruye el Señor. Él no deja nada, nada que
pertenezca al mundo, sean ciudades, llanuras, moradores y todo fruto de la tierra,
nada queda sin pasar por el juicio de Dios. Aunque la tierra del mundo produzca
sus frutos, aunque sus moradores parezcan tener cierto éxito y sus ciudades se
desarrollen muy esplendorosamente, no obstante, un día no quedará ni el polvo
de éstas, todo quedará aplastado bajo el juicio de Dios.
Génesis 19:27-29 Y subió Abraham por la mañ ana al lugar donde había
estado delante de Jehová . 28 Y miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la
tierra de aquella llanura miró ; y he aquí que el humo subía de la tierra como
el humo de un horno. 29 Así, cuando destruyó Dios las ciudades de la llanura,
161
Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en medio de la
destrucció n, al asolar las ciudades donde Lot estaba.
Cuando uno tiene como santa profesión de la fe presentarse cada día delante
del Señor, Dios no puede hacer menos que hacer memoria de nosotros ¿no es
maravilloso que Dios se acuerde de nosotros? Esto es para tenerlo muy presente:
cada vez que nos presentamos delante de nuestro amado Señor, nunca es en vano;
Dios ésta acordándose de nosotros. Aquí Abraham estaba corroborando,
verificando, podríamos decir, escudriñando a Dios y su obrar en cuanto a lo que
había prometido respecto de salvar a los justos de aquellas ciudades; así también
todo cristiano devoto debe corroborar el mover de Dios luego de cada
conversación que entabla con Él, en especial si actúa como intercesor por otros.
Aunque nuestra actitud de presentarnos delante de Él no debe ser impulsado por
andar metiendo nuestras narices en lo que Dios hace, o con una lupa tratando de
encontrarle a Dios el error, sino como la de Abraham que «subió al lugar donde
había estado delante de Jehová» no como para obtener algo de éste, sino porque
ya había estado anteriormente con Él y había entendido que en su «presencia hay
plenitud de gozo» y había gustado las «delicias a su diestra para siempre»
(Salmos 16:11). Es para siempre que sus delicias están a nuestra disposición, y si
ya la estuvieron una vez, seguramente las estarán nuevamente y cada mañana
para siempre.
Y también tenemos a Dios acordándose de nosotros, es mutuo, es una
correspondencia. Dios siempre nos está correspondiendo, Él está atento
correspondiendo a nuestro llamado, a nuestro presentarnos cada día delante de
Él, a nuestro «subir...al lugar…delante de Jehová». Dios es galardonador de los
que le buscan. (Hebreos 11:6). Observe que no dice «y se acordó Dios de las
oraciones, o súplicas, o ayunos, o himnos»; no es de lo mucho que hayamos
hecho aún tan santamente delante de Dios. Nuestras oraciones, ayunos o cánticos,
por más santos que parezcan, o verdaderamente sean, Dios aún ve más que eso.
Dice el verso «Dios se acordó de Abraham…» porque a Dios le interesa la
persona misma. Dios ve en lo profundo de nuestro ser, nuestra actitud. Él ve en lo
secreto, cuando en tu habitación cerrada la puerta derramas tu corazón (Mateo
6:6-7), y así Dios no puede hacer menor que galardonarnos con Su memoria
sobre nosotros y su presencia cada mañana.
No es que Dios se olvide, pero si que haga memoria. Uno tiene cientos de
recuerdos almacenados en su memoria, pero no todos los días hace memoria de
ellos. Así también me imagino que pudo suceder aquí: no es que Dios se haya
olvidado, pero si que trajo a su memoria sus conversaciones con Abraham, en
especial sobre no destruir las ciudades si encontraba al menos diez justos que
vivieran en ella (Génesis 18:32), y he aquí el Señor cumpliendo su promesa de
salvar a Lot.
162
Génesis 19:30 Pero Lot subió de Zoar y habitó en el monte, y sus dos
hijas con él; porque tuvo miedo de quedarse en Zoar, y habitó en una cueva
él y sus dos hijas.
Isaías 29:13 Dice, pues, el Señ or: Porque este pueblo se acerca a mí con
su boca, y con sus labios me honra, pero su corazó n está lejos de mí, y su
temor de mí no es má s que un mandamiento de hombres que les ha sido
enseñ ado…
¡Qué triste contraste entre el versículo 29 y el 30! Dios termina por salvar a
Lot de tan terrible desastre (v.29) y ahora Lot se muestra conduciéndose de esta
manera (v.30). No pensemos que dejar Zoar y habitar en montes es garantía de
nuestra santa devoción, porque no sea que en cualquier instante nos encontremos
teniendo miedo y habitando en una cueva. ¿Acaso la vida cristiana se trata de
andar con miedo y habitar en cuevas? Así también nuestra vida cristiana
exteriormente puede parecer, aún estar santamente adornada con dejar Zoar y
habitar montes, pero nuestra realidad presente es miedo y cuevas.
Indudablemente aunque Lot había dejado Zoar a causa del miedo, pienso yo que
el miedo seguía con él, al punto de refugiarse en una cueva, en lugar de hallar
oportuno socorro y refugio en Dios que le había salvado la vida. (Salmos 63:7;
121:1-2; 124:8).
Pasemos ahora al versículo de Isaías que el mismo Señor Jesús cita en Mateo
7:6-7. Aunque es Su pueblo, redimido y comprado, así como lo había sido Lot,
no obstante, nos conducimos al Señor de la manera que nos cuentan estos
versículos. Lo que voy a comentar a continuación no es muy diferente de lo que
dije en el párrafo anterior. Dice «este pueblo se acerca a mi…» y ciertamente Lot
se había acercado al lugar donde anteriormente le habían señalado los ángeles,
esto es al monte; pero «su corazón está lejos de mi». Puede ser que exteriormente
parezcamos que estamos cerca de Dios, en algún monte, buscando las cosas de
arriba, queriéndonos ejercitar espiritualmente, pero la realidad indica otra cosa, y
es que nuestro corazón, nuestro vivir es en una cueva, lejos del Señor. Podemos
alardear de nuestra espiritualidad, pero a Dios no se le escapa nada, Dios ve el
corazón. Miremos un poco nuestra realidad ¿no somos así muchas veces
nosotros: que vamos a las reuniones, oramos, ayunamos, cantamos y tenemos
comunión con los hermanos/as pero nuestro corazón indica una realidad
espiritual con el Señor bastante diferente, distante?
Podemos haber dejado ciertas cosas del mundo, pero nos volvemos
religiosos, aparentando haber llegado al monte, a los lugares espirituales más
elevados, pero interiormente hemos entrado en una cueva; una cueva que no
tendrá la apariencia de Zoar como tipo del mundo, pero ahora tiene la apariencia
de un monte; pero sea de una u de otra manera, interesa cómo vivimos nosotros,
163
y muchas veces nuestro vivir espiritual no es más que una cueva lejos del Señor.
En lugar de acoplarnos con hermanos como Abraham y en regresar con él,
decidimos la soledad, pensando sólo por nosotros mismos y así muchas veces nos
aislamos no sólo de Dios sino también de los hermanos/as, para finalmente
terminar peor aún como nos cuentan los versículos que le siguen.
164
nuestra vida se va haciendo cada vez más pequeña al punto de desaparecer por
completo, tal como registra la Escritura en cuanto a la desaparición por completo
de la vida de Lot en el resto del Antiguo Testamento.
Como bien dice Juan 1:5 La luz en las tinieblas resplandece, y las
tinieblas no prevalecieron contra ella, pero nuestras actitudes muchas veces
demuestran lo contrario, intentamos hacer desvanecer la luz en la noche del
mundo, teniendo la luz con y en nosotros, no damos buen testimonio a los del
mundo y terminamos por esconderla debajo de un almud (Mateo 5:15), como Lot
en una cueva. Sigue diciendo Juan 1:9-11 Aquella luz verdadera, que alumbra
a todo hombre, venía a este mundo… 10…pero el mundo no le conoció . 11 A lo
suyo vino, y los suyos no le recibieron. Así también el sol de justicia sale y
alumbra para todos, para todo hombre, el sol sale sobre buenos y malos, justos e
injustos, pero no todos le reciben, no todos dejan que sus rayos penetren sus
corazones, no todos le conocen, y así pienso que sucedió con Lot y sus hijas.
Ahora le llegó la noche, pero no por causa de Dios, sino de su nefasta conducta
de haberse apartado de los santos consejos y caminos del Señor ¿y en quién o qué
se refugiará? ¿una cueva? Lot ha caído demasiado bajo y ahora se abandona a los
placeres del vino del mundo, practicando el incesto con sus hijas. «Irónicamente,
estando borracho, Lot cometió el mismo acto vergonzoso que él había sugerido a
los hombres de Sodoma: Se acostó con sus propias hijas.» (comentario de un tal
Sailhamer en el sitio web de enduringword.com).
Así podemos decir que termina la triste historia de Lot, aunque justo
solamente por Dios y de parte de Dios; a partir de entonces ya no queda registro
alguno de Lot en las Escrituras en relación a su vida. Como bien comenta
Matthew Henry, «así como la ebriedad hace a los hombres olvidadizos, también
los hace, a los ojos de Dios, olvidadizos», y las escrituras silencian su historia de
aquí en adelante.
24/05/16
Muchas veces sucede que cuando llegamos a cierto lugar y encontramos, por
ejemplo, a cierto grupo de hermanos/as, con facilidad y prisa nos adelantamos a
proferir juicio u opinión sobre ellos diciendo o pensando «ciertamente no hay
temor de Dios en este lugar…», simplemente porque no comparten muchas cosas
de nuestra fe, porque no tienen nuestras mismas costumbres religiosas, porque no
cantan nuestras mismas canciones, porque no tienen nuestras mismas reuniones,
165
porque no oran a la manera que solemos orar nosotros, y así terminamos
haciendo diferencia entre hermanos/as y produciendo facciones o divisiones,
cuando en realidad estos hermanos/as tienen un corazón sencillo, íntegro y
limpias sus manos (Gén. 20:5), y confirmadas por el mismo Dios (v.6). Bien
comenta Matthew Henry cuando dice: «Hay muchos lugares y personas que
tienen más temor de Dios del que nosotros pensamos; quizá no llevan el nombre
de nuestra denominación, ni usan nuestros emblemas, no se atienen a las mismas
rutinas que a nosotros nos parecen tan importantes y, por ello, concluimos que no
tienen temor de Dios en su corazón, con lo cual injuriamos juntamente a Cristo y
a los cristianos, y nos hacemos reos del juicio de Dios (Mateo 7:1)… Los
hombres no harían el mal si antes no pensaran mal.»
30/05/16
Génesis 21:6 Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que
lo oyere, se reirá conmigo.
166
Y cuando Sara dice “reír conmigo” es como queriendo decir reír como yo, he
pasado por la dura espera de años y ya se ha terminado la costumbres de las
mujeres, a causa de la avanzada edad, como que se ha perdido toda esperanza,
pues si al menos uno es viejo pero todavía guardara la costumbres de las mujeres,
al menos podría seguir intentando concebir, pero ni eso. Es como la mujer que
sufría flujo de sangre en Marcos 5:25-28, que hacía doce años padecía tal
anomalía, y habiendo visitado ya muchos médicos y gastado todo lo que tenía,
nada conseguía. Así Dios parece actuar cuando ya todo lo hemos gastado, aún
nuestras esperanzas, cuando ya nada queda; Dios está esperando que nos
vaciemos de todo, para que Él comience a obrar. Parecería que Dios no comienza
a obrar al principio, sino al final de nuestro peregrinaje. Hemos andado
demasiado, nos hemos gastado y desgastado cuánto pudimos, no sólo
físicamente, también en lo espiritual, parece como que nuestras oraciones no
llegan, y si quizás alguna llegase, cuando Dios se dispone a responderla,
pareciera que ya es tarde. Pero es ahí cuando reímos, no antes, Quizás tengamos
que pasar por toda la angustia y la soledad anterior, para que comprendamos que
nada nos satisface más que el Señor, que nada más nos hace reír que el Señor, en
nuestra sequedad, material, física o espiritual.
Veamos que lo que dice este versículo se cumple con María, la madre de
Jesús y Elisabet, la madre de Juan el bautista.
167
Aquí entonces tenemos una escena donde podemos ver cómo uno se regocija
en el Señor y con el Señor y hace que otros que escuchan también se regocijen, y
que también sea divulgada la buena nueva.
24/09/16
Cumplimiento de la promesa
Génesis 21:1-3 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con
Sara como había hablado. 2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su
vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3 Y llamó Abraham el nombre de
su hijo que le nació , que le dio a luz Sara, Isaac.
Los términos «visitó Jehová …como había dicho», «hizo Jehová …como
había hablado», «…Dios le había dicho» me dan la idea (sin intenciones de
forzar tal idea) de que éste es un pacto de gracia, ya que si sería de otra manera,
entonces ¿qué ha hecho Abraham, o Sara o el hombre para concebir? ¿qué
intervención tuvo el hombre en éste pacto, sino sólo recibir lo que Dios había
prometido? ¿no nos enseñan las Escrituras que no es por obras sino por gracia?
Ya en el capítulo 15 de Génesis donde se lleva a cabo el pacto, no vemos que
Abraham haya hecho algo como teniendo que cumplir algún requisito que Dios le
haya pedido sobre ese pacto, pues el que atraviesa las mitades de los animales
(así era la manera de ratificar pactos en aquel tiempo) para ratificar el pacto es
Dios y no Abraham, mostrando que el pacto bilateral (Dios es una parte y
Abraham tiene que ser la otra parte) es cumplido total y completamente por Dios,
es decir, es Dios quien cumple su parte y Dios cumpliendo la parte de Abraham
también. Así podemos ver que este es un pacto de gracia, donde se muestra a
Dios dando gracia y por gracia; o dicho de otra manera, gratuitamente; y al
hombre recibiendo sin cumplir ni hacer absolutamente ninguna obra.
Crecimiento y maduración
Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto,
hasta que Cristo sea formado en vosotros…
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Aquí podemos observar dos cosas. Primero crecimiento, y segundo
destetamiento, y en ese orden, no al revés. Y esto es así, porque todo niño no
puede ser destetado sin primero haber dado indicios de crecimiento. Si todavía no
ha crecido, quizás tenga que seguir tomando la leche. Y esto también tiene que
darse como consecuencia de un proceso natural y en vida, no forzado. Es dado
por hecho, que todo niño que toma le leche natural de su madre, tarde o temprano
crecerá y luego será destetado, no puede quedarse toda la vida tomando esa
leche. Así que, lo natural y parte del proceso en vida, no es forzar a que el niño
sea destetado antes, pero tampoco mucho tiempo después.
Según el versículo de Gálatas 4:19 podemos tomar a éste niño como tipo de
Jesucristo, y pensar así que este proceso natural y en vida del que estamos
abordando tiene que cumplirse también en nosotros espiritualmente. Este Cristo
tiene que ser formado en cada uno de nosotros, tiene que crecer y madurar, hasta
dar frutos. Dios tiene que encontrar en nosotros un lugar donde Su Hijo
Jesucristo pueda crecer y ser formado, pues ya desde la creación del hombre en el
jardín del Edén, dice la Escritura que Dios dijo «hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza» (Gén. 1:26), luego dice que «Dios
creó al hombre» (v.27) y luego dice que «Dios formó al hombre» (Gén. 2:7).
Es decir, parece que Dios se estuvo ocupando del hombre y su vida, no para que
sea un robot, sino para que pueda ser contenedor de la imagen y semejanza de
Dios, y para eso es que lo creó y lo formó, es decir, éste formar tiene la idea de
adquirir una forma a través de un molde (de hecho algunas versiones traducen
«Dios modeló al hombre»), y es el mismo sentido que el formar que leemos en
Gálatas. Claro que si bien éste proceso, por tratarse de la vida, ocurre
naturalmente, tiene que haber en nosotros una disposición a que Cristo crezca y
sea formado, de lo contrario, nuestra vida espiritual se parecerá más a una madre
que abandona a su hijo y éste termina creciendo en la calle, a su manera,
aprendiendo cosas que no debe aprender y mal-aprende. Es decir, éste Cristo que
bien tenía que ser formado en la vida de cada creyente, a través de la buena
disposición y apertura del creyente, termina por ser tergiversado, mal
interpretado y así van saliendo y creciendo distintas enseñanzas y herejías
contrarias a las Escrituras. Es así, que hoy día tenemos un evangelio de Jesucristo
muy diluido, ligero, fácil, pero también un evangelio muy espesado, donde se
atan cargas pesadas y difíciles de hacerles llevar a los hombres (Mateo 23:4).
Sabemos que Efesios 4 nos habla de alcanzar una madurez (Ef. 4:13) y el
siguiente versículo nos habla del propósito de esa madurez, o quizás una
consecuencia de no estar madurando naturalmente: Efesios 4:13-14 hasta que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varó n perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para
que ya no seamos niñ os fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
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doctrina, por estratagema de hombres que para engañ ar emplean con
astucia las artimañ as del error…
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Ver contraste entre leche y banquete, pasar de lo individual (leche) a lo
corporativo (banquete), ya que el banquete es un lugar donde todos pueden
comer, crecer juntos. En la casa de abraham vivían varios. En cambio la leche
es individual por cuanto, en términos normales, yo no puedo andar tomando
la leche de otra madre que no sea la mía. También ver relació n con que Jesú s
nos va a preparar moradas eternas. En la casa de mi Padre muchas moradas
hay. El banquete pareciera ser un lugar y espacio parecido a esto de las
moradas.
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