09.-ICP Resumen Libro y Lecturas 170págs. Anotaciones

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CAPITULO 17.

LAS ACTITUDES Y LAS CULTURAS


POLITICAS.

HACER POLITICA SIN SABERLO.

La política es una práctica colectiva desarrollada por individuos y grupos con formas y
conductas variadas de intervención, son una secuencia de actividades que se encadenan y
se influyen recíprocamente.

Las instituciones condicionan y posibilitan estas conductas: limitan pero garantizan.

“…un grupo de vecinos bloquea el acceso a una planta incineradora y pide su clausura.
La policía interviene, más vecinos del barrio se unen a la protesta. El alcalde abre una
investigación, el partido de la oposición toma contacto con los vecinos… sindicatos,
grupos ecologistas….los medios de comunicación…cualquier episodio político se
caracteriza por la intervención en cadena de una serie de actores.”

PARA EXPLICAR LA ACCION POLITICA: ¿CALCULO O PREJUICIO?

Cuando un sujeto o un grupo deciden intervenir, la unanimidad de respuesta es muy poco


frecuente. ¿Por qué no todos los sujetos responden del mismo modo? Dos modelos para
explicar la acción política:

• El modelo económico: cada individuo es un actor racional con preferencias


definidas que determinan su conducta. Cada sujeto decide intervenir o no
intervenir en función de sus objetivos (ha de conseguir un efecto positivo, quiere
obtener de todas sus acciones la máxima utilidad, no malgastar tiempo ni energía,
es un egoísta ilustrado). El modelo se inspira en la metáfora de la política como
un mercado ideal.

• El modelo sociocultural: no hay un interés racional y utilitario, sino una


adaptación del individuo a la norma social. El actor incorpora pautas de conducta
a lo largo de su vida en un proceso de socialización. Existe una adhesión a una
identidad colectiva. El individuo adopta la conducta aunque pueda producirle
inconvenientes. El sujeto tiene un prejuicio aprendido que le indica que debe y
que no debe hacer.

Esto explica que dos ciudadanos expuestos al mismo hecho, reaccionen de forma
diferente.

“…las dos interpretaciones de la conducta política contraponen la figura del homo


economicus a la del homo sociologicus. Los dos modelos interpretativos resaltan cada
una de las dos caras que toda acción política suele presentar, según los momentos y los

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individuos prepondera una y otra de las dos caras, la instrumental en unos momentos y
la simbólica en otros, sin que sea siempre factible separarlas de modo tajante…

UN FILTRO DE PREDISPOSICIONES

El filtro está constituido por un conjunto de propensiones u orientaciones previas, que se


conocen como actitudes políticas, y presentan algunos rasgos:

• Propensiones adquiridas, no innatas.

• Predisposiciones estables. Persistentes, no episódicas. Pueden cambiar


lentamente.

• No son perceptibles directamente. Son registrables a partir de la conducta del


sujeto mediante la palabra, el gesto o la acción.

• Presentan distintos grados de intensidad en cada individuo. Hay quien lee la


información de 5 diarios y hay quien echa un vistazo a los titulares.

• La combinación de actitudes las reduce a unos cuantos modelos ideales:


autoritario frente a liberal, conservador frente a revolucionario, de derechas frente
a izquierdas…

Una de las tareas de la ciencia política es la identificación de las actitudes políticas y la


medición de su intensidad. A partir de esa medición se pueden elaborar escalas de
actitudes. La elaboración de escalas es un proceso complejo, una de las vías para la
elaboración de escalas se basa en la valoración de las respuestas que los encuestados dan
a un cuestionario.

UN TIPOLOGIA DE ACTITUDES

Entre las actitudes políticas suelen distinguirse cuatro categorías:

• Orientaciones cognitivas. Incluye lo que el ciudadano cree respecto de un objeto


político.

• Orientaciones afectivas. Están en la raíz de las reacciones emocionales y hacen


sentir afecto, rechazo o indiferencia.

• Orientaciones valorativas, predisponen para emitir un juicio de valor sobre el


objeto (conviene o no conviene, es positivo o negativo…).

• Orientaciones intencionales. Nace la tendencia a actuar en un sentido o en otro,


participando o inhibiéndose.

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En la práctica, estas actitudes se entrelazan. Equipado con estas actitudes, cada sujeto se
ve expuesto a una serie de estímulos que le llegan desde el escenario político. ¿Qué tipos
de objetos le exigen una reacción? Un intento de clasificación los agruparía en cuatro
grupos:

1. El sistema político y sus principales componentes (normas, instituciones, actores,


símbolos, líderes...)

2. Los inputs o aportaciones al sistema (voto, militancia, opinión, actos de


protesta...)

3. Los outputs o rendimientos del sistema (políticas sectoriales, prestaciones,


obligaciones...)

4. La posición que el propio sujeto y los demás actores ocupan en el proceso político.

Cada uno de estos objetos puede actuar como un estímulo y desencadenar una
determinada reacción en el sujeto basada en sus actitudes.

¿COMO SE FORMAN Y POR QUÉ CAMBIAN LAS ACTITUDES POLÍTICAS?

Las actitudes no son congénitas, son adquiridas y se forman en cada uno de nosotros a lo
largo de nuestra propia biografía. ¿Qué factores influyen en la formación?

1. La formación y modificación de las actitudes políticas se atribuye a las


experiencias de carácter personal que el individuo acumula a lo largo de su vida
(de modo particular en la infancia y juventud). Concepción psicológica.

2. También se vincula a la pertenencia del sujeto a un determinado colectivo,


construido sobre la base de creencias, valores, ideologías... Concepción
sociológica.

3. Determinadas actitudes pueden ser resultado de la influencia del propio contexto


institucional.

4. Esto no significa que este sistema coherente, personal y estable que organiza las
actitudes de un individuo sea inmune a las contradicciones. El equilibrio puede en
un momento dado quedar sometido a tensiones internas (paso de una sociedad
agraria a una urbana, o un individuo conservador que se siente atraído por un líder
de otra ideología...)

5. Estas incongruencias producen malestar, el individuo intentará recomponer el


equilibrio de sus orientaciones. Se trata de un equilibrio dinámico, estable pero
actualizable mediante ajustes permanentes.

6. Hay quien reacciona a estas contradicciones adoptando la estrategia del avestruz,


es decir ignorando el factor de incomodidad (el individuo tiende a esquivar los

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medios de comunicación, ambientes o contactos personales que no coinciden con
su punto de vista previo)

7. No siempre bastan estas estrategias para compensar las tensiones internas, porque
en las sociedades desarrolladas la mayoría de los ciudadanos se ven sometidos a
presiones exteriores. Se aspira a producir un cambio en la orientación general del
sujeto.

CULTURAS POLÍTICAS: COMPARTIR UN MISMO SISTEMA DE


ACTITUDES

La cultura política es el atributo de un conjunto de ciudadanos que siguen una misma


pauta de orientaciones o actitudes ante la política (coinciden en su posición respetuosa
frente a la autoridad, cumplen con sus obligaciones legales o por el contrario, tienen una
actitud reticente frente a las instituciones, esquivan sus deberes legales, etc.)

ALMOND y VERBA introducen el concepto en el siglo XX. La definen como: “La cultura
política de una nación consiste en la particular distribución de las pautas de orientación
hacia objetos políticos entre los miembros de esta nación”. Elaboran tres tipos de cultura
política:

• Cultura cívica. Orientados al input.

• Cultura de súbdito. Orientados al output.

• Cultura localista o “parroquial”. Indiferentes a la política.

Cada sociedad alberga rasgos de los tres, donde más sólidos eran los cívicos, relacionan
los aspectos estructurales de la políticas (instituciones), y los aspectos funcionales o del
proceso (actitudes y comportamientos)

Las orientaciones o actitudes que se combinan en una cultura política son las que vimos
anteriormente: cognitivas, afectivas, evaluativas e intencionales.

¿Cómo se rastrea la existencia de una misma cultura política en una determinada


comunidad? A partir de los datos obtenidos en encuestas por muestreo se perfilan
actitudes individuales de los encuestados. La repetición de estas actitudes nos da a
entender la presencia de una cultura política.

Importante evitar dos confusiones frecuentes: cultura política no equivale a una mayor o
menor acumulación de conocimientos sobre la política (no hay colectivos con más o
menos cultura política), la cultura política es un atributo colectivo que corresponde a un

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grupo, no a un individuo (el individuo no posee una cultura política, sino que participa
de la cultura política del grupo del que forma parte)

CORRUPCIÓN POLÍTICA: utilización de recursos públicos para obtener un provecho


para la propia persona, parientes, amigos... Las prácticas corruptas a veces son un rasgo
característico de la cultura política de algunos países. (www.transparency.org )

CULTURAS Y SUBCULTURAS: ¿DE DONDE PROCEDEN?

La atribución de cultura política al conjunto social (inicialmente se atribuye en su sentido


más amplio: cultura política de la sociedad británica, sociedad norteamericana o sociedad
italiana) choca con la experiencia de que cada sociedad presenta una variedad de grupos
con sistemas de actitudes distintos. Estas variantes reciben en ocasiones la calificación de
subculturas políticas.

La reproducción de culturas y subculturas políticas no es un hecho espontaneo, es tarea


de las agencias de socialización encargadas de transmitir pautas de conducta específicas
entre los miembros del colectivo (a partir del siglo XX corresponde a la escuela, los
medios de comunicación, los partidos políticos, iglesias, sindicatos...) Hoy en el siglo
XXI se desdibujan estas subculturas, se homogeneizan, se debilitan escuelas, partidos
políticos, iglesias y adquieren mayor importancia los medios de comunicación de masas
(televisión, cine, música, internet...) sin fronteras territoriales o de otro tipo.

La influencia de la tecnología, de la estructura productiva o del funcionamiento de las


propias instituciones acaba alterando a medio o largo plazo las actitudes y por tanto las
culturas políticas.

CULTURAS POLITICAS Y SISTEMAS POLITICOS

La cultura política nos suministra una clave interpretativa: según sea el sistema de
actitudes políticas predominante en cada sociedad variará el rendimiento de un mismo
cuadro institucional. La estabilidad de un sistema democrático es más probable allí donde
predomina una cultura cívica o participativa, por el contrario, donde la cultura cívica está
poco extendida o es inexistente, hasta las instituciones democráticas mejor diseñadas
tendrán pocas posibilidades de consolidarse. La coexistencia de diversas subculturas
puede dar lugar a situaciones de confrontación si estas subculturas luchan por conseguir
la hegemonía (Turquía, Argelia).

La cultura política del conjunto social y en muchas ocasiones la de las élites tienen gran
influencia en el desarrollo del sistema político.

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CULTURA POLÍTICA, CAPITAL SOCIAL, CONFIANZA INTERPERSONAL.

Más recientemente la relación entre culturas políticas e instituciones se ha planteado


acudiendo a otras aproximaciones teóricas: policystyles (estilos de políticas públicas), y
capital social.

Los análisis constatan que las democracias son más efectivas allí donde existe una
tendencia tradicional de los ciudadanos a asociarse en entidades económicas, culturales,
cívicas... Las instituciones democráticas serían las que “fijan” esta cultura de la confianza
social – social trust – en las que los sujetos están dispuestos a tratos de intercambio de
buena fe para resolver situaciones conflictivas (cuanta más confianza recíproca, mas
capital social, mejor rendimiento).

El capital social se aproxima a la noción de la cultura cívica o participativa. Entran en


contacto el individualismo economicista (motivado por la búsqueda del propio interés) y
por otra parte la versión estructural que ve en la acción política la influencia de la norma
social. En este sentido el capital social concilia el interés propio y la solidaridad (la
cooperación a corto plazo en las instituciones democráticas combina a largo plazo la
cohesión social y la estabilidad de las instituciones)

PREGUNTAS TEMA 17

2.- Exponer las principales explicaciones del comportamiento politico, sus


diferencias.

Partiendo el que el proceso político es una practica colectiva, en la que intervienen


multitud de actores, unos protagonistas en primer plano y otros meramente figurantes.
Incluye manifestaciones, opiniones, participación, negociaciones… Dentro de esta
practica colectiva, cada individuo adopta una posición respecto a la politica a partir de
sus actitudes y valores, mostrando mayor o menor grado de interes por ella. Se han
desarrollado dos modelos ideales para explicar el comportamiento politico: el modelo
económico y el sociocultural.
Modelo económico.- Considera a cada individuo como un actor racional, con una serie
de conductas bien definidas que son las que determinan su conducta. Cada sujeto decide
si intervenir o no en funcion de sus objetivos, de los costos que tenga que soportar y de
los recursos con que cuente. Solo se movilizará si entiende que su actividad tendrá un
efecto positivo para sus objetivos.
Modelo sociocultural.- Considera al actor política como alguien que previamente ha
incorporado pautas de sociabilidad, sus acciones son guiadas por normas y valores que
ha ido integrando a lo largo de su vida. La participación o no vendrá determinada por el
grado de identidad colectiva. El sujeto ha adquirido una serie de normas o criterios
culturales que le dicen lo que debe o no debe hacer y en función de dichos criterios

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determina su grado de implicación, se convierte en muchas ocasiones en una obligación
aunque a veces le pueda producir inconvenientes.

3.- Principales características de las actitudes políticas, factores que contribuyen a


su formación.
Se distinguen cuatro categorías de actitudes políticas: cognitivas, afectivas, valorativas e
intencionales.
Orientaciones cognitivas.- Todo aquellos que el sujeto conoce de primera mano y lo que
cree respecto de un objeto político.
Orientaciones afectivas.- Lo que siente por lo que conoce, afecto, rechazo, indiferencia.
Orientaciones valorativas.- En función de lo que conoce y siente, emite un juicio de valor
sobre el objeto, lo aprueba o no, lo ve positivo o negativo…
Orientaciones intencionales.- De ellas nace la tendencia a actuar en un sentido u otro.

El individuo equipado con estas actitudes se ve expuesto a una serie de estímulos que le
llegan desde el escenario político. El propio sistema y sus componentes (normas,
instituciones, actores, símbolos…). Las aportaciones al sistema (inputs) las diferentes
formas de intervención en politica – voto, militancia, opiniones-. Los rendimientos del
sistema (outputs) las políticas sectoriales. La posición del sujeto en el proceso político
teniendo mayor o menor capacidad de influencia en el proceso.

4.- Concepto de cultura política y su relación con el capital social.


La cultura política es el atributo de un conjunto de ciudadanos que siguen una misma
pauta de orientaciones o actitudes ante la política. Explica las actitudes, las reacciones y
el comportamiento en general de una sociedad.
La cultura política combina las orientaciones y actitudes con el propio sistema político,
con las formas de intervención y con los resultados. La presencia de un conjunto
predominante de actitudes orientan las conductas de los miembros del colectivo en una
misma dirección. El concepto de cultura política no equivale a tener una mayor o menor
acumulación de conocimientos sobre política y es un atributo colectivo, corresponde a un
grupo, no a un individuo.
El capital social expresa la existencia de un conjunto de valores compartidos que se acerca
a la noción de cultura política cívica o de participaciñon. Asi entran en contacto las dos
formas básicas del comportamiento político, el modelo económico con el sociocultural.
La acción de cada individuo está motivada por la busqueda del propio interés, pero las
influencias derivadas del aprendizaje social hacen conciliar ese interés con la solidaridad,
lo que lleva la individuo a cooperar con las instituciones democráticas para conservar la
cohesión social y la estabilidad del sistema. El capital social relaciona los valores
colectivos con el sistema político.

5.- Conexión entre el funcionamiento de las instituciones de un sistema y el


predominio de determinados tipos de cultura.

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Dependiendo de la cultura política predominante en cada sociedad el rendimiento
institucional será diferente. En función de dicha cultura, los actores convertirán en
conflicto o no determinadas situaciones, elaboraran diferentes propuestas de solución y
adoptaran unas medidas u otras. Si la cultura dominante se ajusta a las necesidades del
sistema institucional su continuidad está más asegurada. Si por el contrario, no existe
congruencia entre la cultura política y las instituciones se vivirán situaciones de
inestabilidad crónica.
Donde la cultura civica y participativa sea la predominante la estabilidad del sistema será
mucho más probable.
La existencia se subculturas políticas da lugar a confrontaciones entre ellas. Asi ocurre
en Turquía o Argelia, donde coexisten una subcultura tradicional, localista y religiosa con
otra modernista y laica que están en permanente confrontación lo que lleva a la
inestabilidad del sistema.
La cultura política del conjunto social y sobre todo de las élites dominantes, tiene gran
influencia en el desarrollo del sistema político. Por ejemplo, el predominio de una cultura
autoritaria hizo que se derrumbaran muchas democracias después de la 1ª Guerra
Mundial.

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CAPITULO 18. LOS VALORES Y LAS IDEOLOGÍAS.

VALORES Y SISTEMAS DE VALORES

¿Qué entendemos por valor? Cualidad atractiva o apreciable que asignamos a


determinadas situaciones, acciones o personas. En sentido contrario un desvalor es una
cualidad rechazable o repulsiva que vemos en ellas.

Un sujeto puede inclinarse por valores de igualdad, de jerarquía, de libertad o de


seguridad. Es pues el sistema de valores preferidos de cada individuo o de cada grupo el
que orienta los fines de su actividad y con ello la dirección de su conducta.

En el terreno del comportamiento político, los valores no son construcciones individuales:


son resultado del dialogo colectivo en el seno de un grupo generacional, familiar,
religioso, social... de cada cuadro de valores se desprende un conjunto de actitudes
políticas y conductas que derivan de ellas.

TRANSFORMACIONES HISTORICAS Y CAMBIOS DE VALORES

La esclavitud, la pena de muerte, la denegación del sufragio a la mujer, son ejemplos de


conductas avaladas legalmente porque se sostenían sobre un determinado sistema de
valores, cuando este sistema de valores se debilita, aquellas conductas o instituciones
empiezan a ser percibidas como rechazables y pueden llegar a desaparecer del panorama
político.

En menos de 100 años hemos asistido a dos grandes evoluciones:

1. El tránsito de las sociedades agrarias a las sociedades industriales. En las


sociedades agrarias, el respeto a la tradición, el orden, la jerarquía, la visión
religiosa, constituían el cuadro de valores. El avance de la industrialización trajo
los valores del progreso, competitividad, la racionalidad, bienestar inmediato.

2. El tránsito de las sociedades industrial a la postindustrial o de la información. La


llamada sociedad postindustrial pone en primer plano valores de realización
personal, autonomía, independencia, libertad social y sexual, calidad de vida,
preservación del medio...

Estos cambios sociales y la modificación del cuadro de valores tienen repercusión en las
orientaciones políticas. En cada momento histórico de cambio de valores se han
producido crisis de legitimidad del poder político. Se pasa del valor MATERIALISTA
(seguridad física y seguridad económica, el individuo forma parte del grupo) al valor
POSTMATERIALISTA (autorrealización personal, calidad del medio material,
singularidad de cada individuo).

DIVERSIDAD DE VALORES Y CONFLICTOS POLITICOS


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Los cambios de valores no se producen de modo general en todas las sociedades. En la
sociedad los valores se disputan la hegemonía y se origina LA POLITICA al haber un
desacuerdo entre lo justo y lo injusto.

Easton define la política como “actividad que asigna y distribuye valores de manera
vinculante”

Hoy las grandes migraciones internacionales, los medios de comunicación de alcance


mundial, la densidad de los flujos económicos globales hacen evidente la relación entre
individuos con sistemas de valores diferenciados. De ahí la dificultad para dar respuestas
políticas satisfactorias a una gama de demandas muy diversas.

IDEOLOGÍAS: LOS SISTEMAS DE VALORES COMO INSTRUMENTO PARA


LA ACCIÓN.

¿Qué entendemos por ideología? Ideología política es el conjunto compartido de


conceptos y valores que pretende describir el Universo Político, señalar objetivos para
intervenir en el mismo y definir las estrategias necesarias para alcanzarlos.

• Las ideologías procuran ordenar conceptos y normas relativas al conjunto de las


relaciones sociales.

• Las ideologías tienen una función instrumental: sirven para señalar objetivos.

• Las ideologías simplifican los elementos del universo político.

• Las ideologías suelen manifestarse explícitamente.

• Las ideologías son compartidas: no pertenecen a un individuo o pequeño grupo.

Las ideologías pretenden explicarnos la realidad social y política tal como creen que es y
nos señalan como debería ser. Por ello tienen carácter militante, hacen
PROXELITISMO (convencer a los seguidores en alguna causa política) para conseguir
su máxima difusión.

El éxito de una ideología consiste en convertirse en el “sentido común” de la comunidad


política, que la adopta y se convierte en el instrumento legitimador de la política.

Para Marx y Engels la ideología no tiene que ver con el conocimiento o con la ciencia,
sino con el poder.

DE QUE ESTÁ HECHA UNA IDEOLOGÍA?

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¿Qué elementos contiene una ideología? Cada ideología procurará:

1. Defender una determinada concepción de la naturaleza humana.

2. Definir una visión de las relaciones entre los individuos.

3. Proponer un esquema de relaciones entre cada individuo y el colectivo social.

4. Sostener un punto de vista sobre la capacidad de la acción política para influir


sobre el desarrollo de cada sociedad.

Combinando categorías y valores de estos capítulos se van configurando las grandes


ideologías. La ideología socialista no se explica sin atender a las aportaciones de autores
del siglo XIX, de manera especial a la obra de Marx, pero también de aportaciones de
líderes políticos a lo largo del siglo XX. Lo mismo puede decirse del liberalismo,
doctrinas de Adam Smith, Stuart Mill son traducidas y adaptadas por partidos y gobiernos
de orientación liberal.

¿CÓMO SE FORMAN Y COMO EVOLUCIONAN LAS IDEOLOGÍAS?

¿Cuáles son los factores que posibilitan la combinación de categorías y valores hasta
tomar la forma de un sistema?

- Para la visión más extendida, el factor determinante en la formación de una ideología es


la defensa de intereses propios. En una visión ruda de esta aproximación ideología
equivale a engaño deliberado de los demás en beneficio propio. En una versión más
moderada, la ideología de un grupo se identifica con la racionalización – el reflejo- de sus
intereses y lo refleja como lo más recomendable para todos.

- Otras aproximaciones prefieren localizar el origen de una ideología en una situación


histórica determinada, en las que las aspiraciones mayoritarias de la sociedad no son
satisfechas por el sistema político. La sobreexplotación de las clases trabajadoras por el
capitalismo industrial del siglo XIX favorecería la elaboración del socialismo. La
inseguridad de la crisis económica y nacional en Alemania después de la primera guerra
mundial facilitaría el arraigo del fascismo... desde esta perspectiva la ideología expresa n
modelo social a conseguir y no el reflejo de intereses a preservar.

En ambos casos es la situación política y social la que engendra ideologías. Es un recurso


al que acuden los actores sociales para perseguir sus objetivos, a veces de cambio, a veces
de conservación.

LAS GRANDES IDEOLOGIAS CONTEMPORANEAS: LOS PRINCIPALES


“ISMOS”

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Ideologías originadas a final del XVIII y primera mitad del XIX.

• LOS LIBERALISMOS. Nace como orden político diferente a la monarquía


absoluta. Representan el papel protagonista del individuo: su libertad es el valor
supremo, que tiene su límite en la libertad de los demás. De la tensión de los
intereses entre los individuos nace un equilibrio beneficioso para todos. A finales
del siglo XIX se percataron de que la evolución del capitalismo industrial y
financiero había generado grandes desigualdades sociales, que dejaban sin sentido
la libre iniciativa individual propuesta por el propio liberalismo. Desde entonces,
variantes del liberalismo político han aceptado la intervención del estado para
corregir los efectos negativos de la competencia económica.

• LOS CONSERVADURISMOS. Aparecen como reacción al liberalismo de


quienes se sienten amenazados en su condición social privilegiada. Parten de la
comunidad social entendida como natural, no como un acuerdo entre sus
miembros. El elemento no es el individuo, sino la familia, la ciudad... la autoridad
política se funda en el principio de jerarquía que obtiene su legitimidad de las
tradiciones. El conservadurismo manifiesta poca confianza en el progreso.
Gradualmente acepta el liberalismo económico aunque combinado con el
autoritarismo político y social, propugna un estado fuerte en la lucha contra la
delincuencia, la protección a la familia...

• LOS SOCIALISMOS. Reaccionan también contra los resultados del liberalismo:


explotación, desigualdad, marginación... pero en vez de proponer un regreso al
pasado, como hacen los conservaduristas, entienden que hay que actuar para
conducir a las sociedades a nuevos estadios de desarrollo que aseguren el bienestar
colectivo. El orden social no se basa en la competencia libre, ni en la tradición, se
basa en la solidaridad humana y en una comunidad igualitaria de bienes y
recursos. Para alcanzar este orden solidario, la intervención de la autoridad
política es decisiva. Las variaciones son comunismo (partidarios de la vía
revolucionaria, drástica y por fuerza) y social-democracia (partidarios de una
introducción gradual )

• LOS ANARQUISMOS. Entienden que una sociedad libre y armónica ha de ser


resultado del acuerdo voluntario entre sujetos. Cualquier forma de autoridad o
coacción perturba el orden social. La cohesión social solo puede derivarse del
pacto voluntario y de la libre asociación entre individuos, municipios, comunas...
rechazando vínculos legales u obligaciones. Eliminación de todo tipo de jerarquía
y de todo liderazgo personal.

• LOS FASCISMOS. Se presenta como solución que supera el enfrentamiento


entre liberales y socialistas. El individuo se debe a la comunidad nacional y al
líder indiscutible que la encarna. Jerarquía “natural” entre elite y masa, entre raza
superior e inferior, entre hombres y mujeres.... Esta comunidad debe imponerse
mediante la violencia y la guerra, si conviene, a todas las resistencias que brotan
de los demás.

• LOS NACIONALISMOS. La nación se convierte en expresión simbólica central


y en protagonista de la acción política. La unidad nacional se convierte en el
fundamento del orden social: todo lo que se persigue como amenaza (tanto de
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otras naciones, como minorías internas) a la unidad nacional, ha de ser combatido
por todos los medios. La mejor garantía de consolidación nacional es contar con
un estado propio: la nación sin estado es un proyecto inacabado.

• LOS FUNDAMENTALISMOS RELIGIOSOS. El sujeto político principal está


constituido por la comunidad de los creyentes de una determinada confesión
religiosa. Leyes e instituciones derivan de forma directa de sus ideas y normas
religiosas contenidas en los textos sagrados (Biblia, Corán...) Los disidentes
religiosos constituyen para estas ideologías un riesgo social y por tanto son
difícilmente tolerados.

La diversidad de matices de cada una de las ideologías se adaptan a momentos y lugares


diferentes: el liberalismo de los revolucionarios franceses no coincide exactamente con
el de los liberales norteamericanos de hoy, el socialismo de Marx no se identifica con
el que proclamó el régimen soviético, los fascismos se ajustaron a condiciones
culturales y políticas de cada sociedad.

“NUEVAS IDEOLOGIAS: ULTIMO TERCIO DEL SIGLO XX: FEMINISMO,


ECOLOGISMO, ALTERMUNDISMO –oposición a la globalización”

¿EL FIN DE LAS IDEOLOGIAS?

Bell, publicó con este título, en 1960, una obra en la que denunciaba el agotamiento de
las grandes ideas políticas. Para Bell, importan más el resultado que las ideas, en especial
los resultados económicos en término de crecimiento y bienestar material. Bastaron unos
años para poner en tela de juicio esta visión: la lucha de la minoría negra, la oposición a
la guerra de Vietnam, la revuelta estudiantil de mayo de 1968 significaron una reaparición
de las polémicas ideologías.

En 1989 otro autor norteamericano, Francis Fukuyama, analizó las consecuencias de la


caída del imperio soviético. Para este analista la derrota del marxismo-leninismo significó
que el liberalismo- democrático se había convertido en el único sistema capaz de legitimar
las estructuras políticas y económicas.

Son minoría los ciudadanos que asumen de manera integral el conjunto de creencias y de
valores que se combinan en una ideología: solo los acérrimos militantes se adhieren a ella
de manera total y sin reservas.

El vaticinio de un segundo final de las ideologías fue de nuevo desmentido por la realidad.
En Europa despertaron los nacionalismos (la devolución a Escocia y Gales en Gran
Bretaña, la desintegración de Yugoslavia, la URSS). En la última década del siglo XX
toman cuerpo las propuestas de resistencia al movimiento de globalización neoliberal y
de las instituciones que la encarnan (FMI, Banco Mundial...).

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En todo caso anunciar el fin de las ideologías es ignorar que los conflictos que son objeto
de la política no dejarán de estar siempre acompañados por creencias y juicios de valor:
de ellos obtiene los ciudadanos las razones necesarias para motivar su intervención en la
gestión de los conflictos colectivos.

TEMA 18

1.- Diferencias entre sistema de valores y actitudes políticas e ideologías.


Las actitudes políticas de un sujeto mantienen entre sí una coherencia en función de lo
que conocemos, de cómo lo sentimos y valoramos, de sí nos gusta más o menos, lo que
nos lleva a actuar de una forma u otra.
El valor es la cualidad apreciable que asignamos a algo o alguien. Los valores generan
coherencia en nuestro sistema de actitudes y explican los comportamientos.
El sistema de valores de cada individuo o grupo es el que orienta la actitud y la dirección
de la conducta.

2.- Razones que originan cambios en los sistemas de valores dominantes de una
sociedad.
Los valores y las normas también son producto de la historia y evolucionan con ella. Los
grandes cambios técnicos y económicos han comportado cambios en los sistemas de
valores dominantes. Las sociedades han evolucionado de sociedades agrarias a
industriales y de éstas a postindustriales o de la información.
En las sociedades agrarias basadas en la subsistencia, el cuadro de valores predominante
estaba basado en la autoridad, la religión y la familia. Con el avance en la industria
apareció la competitividad, la productividad, el afan de bienestar material, las
libertades… todo ello hizo que el sistema de valores predominante cambiara.
Pero la sociedad sigue avanzando y los valores de realización personal, autonomía en el
trabajo, preocupación por la calidad de vida, la aparición de riesgos antes ignorados,
ponen en primer plano valores diferentes.
Los cambios sociales y con ellos los cambios en el cuadro de valores predominante
repercuten en las orientaciones políticas. A lo largo de la historia cada cambio de valores
ha producido una crisis en la legitimidad del sistema político que ha tenido que adaptarse
a dichos cambios.

4.- Describir los principales componentes de las ideologias contemporaneas.


Liberalismo.- Individuo como protagonista. Libertad como valor supremo. La autoridad
política solo interviene para garantizar las reglas básicas. El resultado de la libre
competencia entre individuos libres y racionales es el encargado del progreso de la
comunidad.
Conservadurismos.- Primacía de la comunidad social. Orden social basado en el respeto
a las tradiciones. Autoridad fundada en la jerarquía. Poca confianza en el progreso. Estado
fuerte para proteger a la comunidad.

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Socialismos.- Orden social basado en la solidaridad humana y en una comunidad
igualitaria de bienes y recursos. Dos corrientes: comunismo y socialdemocracia.
Anarquismos.- Sociedad libre fruto del acuerdo voluntario de sus miembros. No
reconocen ninguna forma de autoridad. Libre asociación de individuos en asociaciones,
municipios, cooperativas, comunas… que se autogestionaran. Igualdad de todos sus
miembros, ni jerarquías ni liderazgos.
Fascismos.- El individuo se debe a su comunidad y a su lider. Jerarquías naturales entre
élites, entre raza superiores e inferiores. Obediencia indiscutible al lider.
Nacionalismos.- Nación como expresión simbólica, los individuos se situán en relación a
la nación a que pertenecen. Unidad nacional fundamento del orden social.
Fundamentalismos religiosos.- Comunidad creyentes. Todas las normas derivan de los
textos sagrados. Jerarquía religiosa.

5.- Catalogar como ideología el pensamiento ecologista.


El pensamiento ecologista tiene como nucleo la naturaleza. Se compone de una variedad
de iniciativas enfocadas a la protección de los recursos naturales y la necesidad de
contrarrestar el desequilibrio producido por la propia acción del hombre. Tiene conciencia
de respeto y cuidado del medio ambiente. Se puede considerar al pensamiento ecologista
como una idelología ya que representa un conjunto de valores e ideas con respecto al
medio ambiente, que pueden ser consideradas como la ideología del ecologismo.
Comporta una ideología global que puede considerarse aislada o actualizar otras ya
existentes y asentadas. Se trata de una ideología joven que aparece en los años setenta.

6.- Porque en algunos países las formaciones politicas ecologista han tenido éxito
electoral y en otros no.
En sociedades avanzadas dónde los ciudadanos han tomado conciencia del deterioro de
los recursos naturales y de la necesidad de su conservación y preservación para mejorar
la vida del propio ser humano, aquellas formaciones políticas que han incorporado a sus
sistema de valores estas nuevas preocupaciones, han tenido más éxito electoral que
quienes no lo han hecho.
En los países más desarrollados industrialmente y que han avanzado hacia el
postindustrialismo se ha producido un cambio en el sistema de valores dominante.
Aparecen inseguridades provocadas por la propia acción del ser humano que no sabe que
resultados pueden provocar su capacidad transformadora sobre el medio ambiente y como
pueden influir esos cambios en sus condiciones de vida. Donde la sociedad está más
concienciada en los temas ambientales es donde los partidos con ideas ecologistas tienen
más éxito.
En aquellos países poco industrializados, donde la naturaleza ha experimentado pocos
cambios y no ven amenazados sus recursos naturales, las ideologias ecologistas
prácticamente no existen y por tanto no tienen éxito.

15
CAPITULO 19. LA SOCIALIZACION POLITICA.

EL SUJETO POLÍTICO Y SU CIRCUNSTANCIA

El sujeto político es un individuo equipado con un determinado bagaje (equipaje) de


actitudes, valores y orientaciones ideológicas. ¿Cómo se adquiere este equipaje?

Las actitudes políticas no son innatas, sino asumidas e incorporadas a lo largo de su


misma existencia.

Damos el nombre de socialización política al proceso de adquisición y transformación de


creencias, actitudes, valores e ideologías que cada individuo experimenta a lo largo de su
vida. El sujeto construye su propia personalidad política. La socialización no debe
confundirse con el aprendizaje sistemático, la socialización política nos permite en un
momento dado responder a preguntas elementales, y las respuestas pueden fundamentarse
con conocimientos adquiridos mediante la lectura y también por el origen familiar,
entorno… podemos equiparar la socialización política como un kit que compondría:

• Una idea general de la política (desorden-confusión, servicio-deber, libertad-


seguridad…)

• Una percepción del propio papel del sujeto en el escenario político que conduce a
actitudes de interés/desinterés, activismo/inhibición…

• Una identificación con algunos grupos, nacional, de clase, religioso que lleva a
distinguir entre ellos y nosotros.

• Una ubicación personal respecto a algunas dimensiones imaginarias del universo


político que las ideologías han construido (derecha-izquierda, conservador-
progresista...)

LAS ETAPAS DE LA SOCIALIZACION POLITICA

Los investigadores suelen distinguir entre socialización primaria y socialización


secundaria.

• La socialización primaria se desarrolla desde la toma de conciencia del niño


hasta su entrada en la vida activa (incorporación al trabajo o educación no
obligatoria). En esta fase se asimilan creencias básicas:

o La conciencia de existencia de la autoridad

o La identificación con un colectivo más amplio que la propia unidad


familiar.

16
o La gradual conciencia de diferencias ideológicas y partidarias que
distinguen entre amigos y adversarios.

o La conciencia de los resultados que nos suministra el sistema político:


protección, seguridad…

Más adelante aparecen otros elementos como son:

• Las tomas de posición frente a líderes políticos, partidos…

• La distinción entre roles institucionales y las personas físicas que los encarnan.

• La actitud de interés o desinterés por la política en su conjunto, implicarse o


inhibirse de la escena política.

• La socialización secundaria se produce en la edad adulta. Experiencias


personales o colectivas confirman o rectifican los contenidos adquiridos durante
la socialización primaria. Si las nuevas experiencias son contradictorias, se puede
acabar resocializando políticamente al sujeto. En esta edad adulta se pueden
contar:

o Los cambios de situación familiar, de residencia, de dedicación laboral o


de nivel económico.

o Las experiencias históricas que afectan a toda una generación (crisis


económica, guerras mundiales, independencias en países ex coloniales,
grandes manifestaciones, revueltas universitarias…) estos episodios
pueden convertirse para quienes los viven en experiencias frustrantes o
satisfactorias.

Algunos analistas privilegian la influencia de la socialización primaria sobre la


secundaria: sería la época desde la infancia hasta la autonomía personal y económica
la que más peso tendría sobre la configuración de las orientaciones políticas básicas
del individuo. Otros, en cambio, ponen el acento en la secundaria, donde el individuo
se expone más abiertamente a una serie de influencias sociales: partidos, medios de
comunicación, empresas, etc.

LOS AGENTES DE LA SOCIALIZACION

Podemos clasificar los agentes de la socialización política en tres grandes grupos:

▪ Grupos primarios: se construyen a partir de relaciones “cara a


cara” (la familia, los amigos, los vecino, asociaciones..). la familia
constituye el núcleo original de la socialización: primeras
experiencias de autoridad y autoconfianza. La familia es y ha sido,

17
en sociedades donde el modelo tradicional de familia predomina,
la más importante agencia de socialización. A medida que las
sociedades se hacen más complejas, declina esta influencia y
compite con otros agentes. Los grupos de iguales (peer groups):
compañeros de escuela, de diversión, del vecindario, del trabajo
reforzarán las pautas recibidas en la familia (si van en la misma
dirección) o por el contrario el resultado será más incierto si se
mueven en direcciones distintas.

▪ Grupos secundarios: se constituyen por razón de objetivos


“comunes”, aunque no mantengan la relación “cara a cara” propias
de los grupos de iguales. Se cuentan entre estos: los sistemas
educativos, las iglesias, los partidos, sindicatos, medios de
comunicación, etc. Los compañeros de escuela ejercen influencia
directa sobre la socialización de un niño, pero el grupo se ha
constituido a partir de las condiciones que marca la institución
escolar y sus características. La influencia socializadora de la
escuela explica las grandes batallas por el control del sistema
escolar (durante los años escolares los niños reciben información
sobre contenidos políticos y sociales. La escuela imparte
enseñanzas e integra al niño en una comunidad diferente a la de
su familia. Se ha demostrado que la influencia de la escuela es
mayor si coincide con las pautas y orientaciones recibidas en el
seno de la familia). Los medios de comunicación compiten con la
familia y con la escuela como grandes agentes de socialización. La
radio y la televisión transmiten información y modelos de
conducta. En países desarrollados comparar horas de convivencia
y conversación familiar, horas de escolarización y horas de
exposición a televisión indican el cambio de los agentes de
socialización.

▪ Otros grupos de referencia son los colectivos que comparten


determinadas características: creencias religiosas, clases sociales,
origen nacional y cultural (católicos-judíos, blancos-negros,
agricultores-médicos) lo importante es que el sujeto se sienta
influido por la imagen social del grupo con el que identifica. En
algunos casos se considerarán a los grupos como superiores o
inferiores. El individuo que entra en contacto con estos agentes se
expone a su influencia de dos maneras: influencia por imitación o
por adoctrinamiento.

UN CRUCE COMPLEJO DE INFLUENCIAS

18
El sujeto político no es un “Robinson” aislado, sino que crece y se desarrolla en un
determinado entorno social del que recibe el equipaje “mental” necesario. El proceso
de socialización se desarrolla a lo largo de un periodo de tiempo prolongado y en él
interviene un amplio número de actores. No será fácil señalar a que agente
corresponde cada influencia. Tener en cuenta el interés que manifiestan quienes
aspiran a tener o tienen el poder político por controlar los agentes de socialización.
Políticas educativas o religiosas, ordenación de los sistemas de comunicación de
masas. Son estos últimos quienes enmascaran o transmiten la imagen de los grandes
acontecimientos. El problema es no el control por el poder político de los medios de
comunicación, sino la situación inversa: la sujeción de los poderes públicos a los
intereses de los grupos de comunicación.

PREGUNTAS DEL TEMA 19

LA SOCIALIZACIÓN POLÍTICA

1. Enumerar los agentes de socialización a los que se atribuye mayor influencia


y examinar la propia experiencia personal en este proceso.
Lo primero que debemos hacer es, a mi juicio, una introducción de lo que es la socialización .

La socialización, dentro del contexto de la ciencia política, se define como el proceso


de adquisición y transformación de las creencias, actitudes, valores e ideologías, que
cada individuo experimenta a lo largo de su vida. Así, mediante este proceso, a lo
largo de nuestra vida, vamos interiorizando elementos de nuestro entorno y
construimos nuestra propia personalidad política. Se debe diferenciar entre este
proceso adquirido por nuestra experiencia, construida por los elementos de nuestro
entorno, en las diversas etapas de nuestra vida, y lo que sería un aprendizaje formal y
voluntario como el que se pueda derivar, por ejemplo, del estudio de esa signatura de
introducción a la política.
En cuanto a los agentes de socialización se refiere a los diversos agentes que han
intervenido, o, mejor dicho, que han influido en ese proceso de socialización política,
y se distinguen tres grandes grupos: grupos primarios, grupos secundarios y
grupos de referencia.
- Grupos primarios: son los que se constituyen a partir de relaciones “cara a cara”, en
el trato personal, directo y frecuente entre sus componentes: son la familia, los
amigos, los vecinos, las asociaciones locales de carácter deportivo, cultural, religioso,
etc. De modo particular se ha de resaltar la familia y los grupos de iguales.
La familia constituye el núcleo original de la socialización política.
Los grupos de iguales (compañeros de escuela, de vecindario, del trabajo, etc.)
también influyen de manera considerable en la socialización del individuo.
- Grupos secundarios: son los que se constituyen por razón de objetivos comunes,
aunque no todos sus miembros mantengan entre sí las relaciones “cara a cara” propias
de los grupos de iguales. Son los sistemas educativos, las iglesias, los partidos, las
organizaciones no gubernamentales, los sindicatos, los grupos de interés, los medios
de comunicación, etc. Si bien, su importancia directa puede ser menor que la de los
19
grupos primarios, sí se debe tener en cuenta la influencia que a su vez ejercen sobre
dichos grupos, pues orientan sus expectativas colectivas, sus pautas de conducta etc.
- Grupos de referencia: son los colectivos que comparten determinadas características:
unas creencias religiosas, unos rasgos étnicos, una clase social, una profesión, un
origen nacional o cultural, etc. Ejemplo: los católicos o los judíos, los blancos o los
negros, los inmigrantes de uno u otro Estado, etc.

2. Exponer los contenidos que un individuo suele adquirir en el curso de la


socialización primaria y de la socialización secundaria.
Para responder a la socialización primaria, basta con que nos acordemos de cómo nosotros nos hemos
ido socializando políticamente, para ello relacionaremos la socialización primaria con los grupos
primarios y avanzamos un poco más hasta la edad adulta que ya se corresponde con la socialización
secundaria.

La socialización primaria se desarrolla desde la toma de conciencia del niño hasta su


entrada en la vida activa, que tiene lugar con la incorporación al trabajo o con la
continuidad de la educación tras la etapa obligatoria. En esta etapa se adquieren
creencias y actitudes políticas básicas como:
o la conciencia de la existencia de la autoridad, así, ¿quién manda y quién
obedece?;
o La identificación con un colectivo más amplio que la propia unidad
familiar, así, la aldea, el pueblo, la ciudad, la nación;
o La gradual conciencia de diferencias ideológicas y partidarias que
distinguen ente amigos y adversarios, así, los nuestros, los otros;
o Una genérica conciencia de los resultados que nos suministra el sistema
político: protección, seguridad, servicios personales, etc. Más adelante:
o Las tomas de posición frente a líderes políticos, que nos manifiestan su
simpatía o reprobación;
o La distinción entre los roles institucionales (presidente, rey, alcalde …,) y
las personas físicas que los encarnan;
o La adopción de actitudes de interés o desinterés por la política en su
conjunto, así como la inclinación a implicarse o inhibirse en ella.
3. Señalar el papel de los principales agentes de socialización política y la
evolución que han experimentado en época reciente.
Entre los principales agentes de socialización política cabe destacar, dentro de los
grupos primarios, la familia, que constituye el núcleo original de la socialización, ya
que en ella se transmiten muchas pautas culturales de trascendencia, tales como las
primeras experiencias de autoridad y de autoconfianza, la curiosidad por la política,
ciertas inclinaciones ideológicas o partidarias, etc. Se puede decir que la familia ha
sido, y lo es todavía, uno de los agentes más importantes de la socialización, si bien ha
ido cambiando el concepto cásico de familia, dando lugar a una pluralidad de formas

20
de convivencia y de relación afectiva estable entre personas. Los grupos de iguales
(compañeros de escuela, del trabajo, vecinos, etc.) son agentes que influyen en la
socialización política del individuo, su impacto reforzará las pautas recibidas en la
familia si operan en la misma dirección, y serán menos inciertos si sus influencias se
mueven en dirección diferente. Los agentes de socialización del denominado grupo
secundario, son los sistemas educativos, las iglesias, los partidos, las organizaciones
no gubernamentales, los sindicatos, los medios de comunicación, etc. Así, la escuela
ha sido considerada como el más potente agente de socialización después de la familia.
Transmite contenidos e información pero también prácticas de participación en las
decisiones, de cooperación y de protesta, etc.; el personal docente ofrece modelos de
conducta en su contacto directo y frecuente con los niños, de ahí las batallas políticas
por el control del sistema escolar. Los medios de comunicación compiten hoy con la
familia y la escuela como grandes agentes de socialización, de ahí también la lucha
por el dominio de los medios, entre medios públicos y privados y entre grandes grupos
multinacionales que controlan prensa, radio, televisión, etc. Los grupos de referencia
son aquellos que comparten determinadas características, tales como, unas mismas
creencias religiosas, unos rasgos étnicos, una clase social, una profesión, etc., esto, a
efectos de socialización, influye en que cada grupo se identifique con las orientaciones
y comportamientos que cada sociedad le atribuye, bien de forma instantánea o de
forma deliberada.
4. Identificar algunos conflictos políticos desarrollados en torno al papel de los
agentes de socialización.
Ya hemos comentado las batallas por el control del sistema escolar, además del
impacto que ejercen los medios de comunicación, gracias al desarrollo de las nuevas
tecnologías, influyendo en la socialización hasta el punto de que el problema que se
plante desde una perspectiva democrática no es el riesgo de un control de los medios
de comunicación por parte de los poderes políticos, sino el peligro que se deriva de la
situación inversa, es decir, de la sujeción de los poderes públicos a los intereses de los
grandes grupos mundiales de la comunicación.

Tal vez no he simplificado suficientemente las respuestas, pero creo que es necesario
leer todo esto, para poder comprender lo de la socialización, los agentes y sus
influencias.
Una vez leído el temario, más estas respuestas, se podría simplificar todo un poco
más.
En este sentido, todo el Capítulo 19, se puede memorizar como la socialización
política acordándonos de que todos llegamos a tener unas actitudes, unos valores,
unas ideas…, respecto a la política, los cuales los hemos adquirido desde la infancia
hasta la edad adulta, y que siguen evolucionando influenciados por todas nuestras
vivencias: familia, escuela, amigos, los medios de comunicación, los líderes políticos,
nuestro entorno, nuestro status, etc.
APITULO 20. LA COMUNICACIÓN POLITICA Y LA OPINION
PÚBLICA

21
POLITICA Y COMUNICACIÓN: UNA RELACION INEVITABLE.

La política no es concebible sin comunicación. Cuando hay que describir una


situación, reivindicar, persuadir o movilizar, es necesario un proceso de
comunicación.

¿qué es comunicación política? Es el intercambio de mensajes que acompaña a la


toma de decisiones vinculantes sobre conflictos de interés colectivo. La
comunicación está presente en todas las fases del proceso político:

▪ Expresión de demandas.

▪ Definición de la cuestión objeto del conflicto.

▪ Elaboración de propuestas de intervención.

▪ Movilización de apoyos a las propuestas.

▪ Adopción y aplicación de una de ellas.

Pero es también consustancial en los procesos de socialización de actitudes.

EL PROCESO DE COMUNICACIÓN Y SUS COMPONENTES

Un proceso de comunicación política incorpora como elementos el emisor, el


receptor, el mensaje y los canales de transmisión y de retroalimentación.

• El emisor selecciona el contenido y el formato del mensaje, el destinatario y el


canal de transmisión. Entre los emisores de mensajes se encuentran los ciudadanos
individuales, los grupos organizados y sus representantes, los titulares de
autoridad pública…

• El receptor del mensaje es su destinatario principal, en teoría, porque el mensaje


alcanza a otros receptores que interceptan o registran comunicados inicialmente
destinados a otros. Los mensajes son filtrados por las orientaciones previas y por
las culturas políticas de pertenencia de los receptores: el mismo gesto o las mismas
palabras serán interceptadas de modo diferente según el receptor simpatice con el
emisor o sienta animadversión por él.

• El mensaje político contiene información en su sentido más amplio: datos,


opiniones, argumentos, sentimientos, valoraciones…En todos los casos, sobre el
contenido del mensaje opera la interpretación que del mismo hace su receptor.

• Los mensajes se expresan mediante la palabra o mediante el gesto. Por tanto hay
mensajes verbales y no verbales; una imagen, un himno, la visita a un lugar, etc.

22
• El canal más simple e inmediato de transmisión de un mensaje político es el
contacto personal o cara a cara, que sigue operando en los ámbitos más reducidos.
Cuando la política llega a ser un ejercicio de masas, son los mass media, los que
canalizan los mensajes políticos. Por medio de comunicación de masas
entendemos los instrumentos de comunicación que pueden alcanzar
simultáneamente a gran número de receptores. Fue en siglo XIX la imprenta y el
papel, posteriormente el telégrafo, el teléfono, el fax (estudiantes chinos que
reclamaban la democratización en 1989), después la radio (Mussolini, Roosevelt)
y la televisión (Nixon, Kennedy)… finalmente la Red Internet (a partir de 1999
su uso es masivo) que comunica en tiempo real y de forma multilateral a infinidad
de emisores-receptores.

Esta trama de canales de comunicación constituye la llamada aldea global de la


que forma parte la humanidad entera.

• La retroalimentación del circuito de comunicación se produce cuando un emisor


pasa a ser receptor y viceversa. Este movimiento de ida y vuelta hace que la
comunicación sea un ejercicio ininterrumpido que nunca cesa con multitud de
participantes. De lo anterior se desprende que el proceso de comunicación pude
ser entendido como un modelo telégrafo (relación lineal, el emisor emite un
mensaje que es recibido y descifrado por el receptor) o un modelo
orquesta(intervienen multitud de actores que emiten mensajes simultáneos en
tiempo real interpretados por los receptores que pueden reaccionar sobre la
marcha e intervenir de nuevo).

COMUNICACIÓN INDIVIDUAL Y COMUNICACIÓN DE MASAS

La comunicación política puede concebirse como una relación entre individuos. Cada
sujeto atiende con preferencia a algunos emisores con respecto a otros y, en último
término, registra de modo más duradero determinado tipo de mensajes, según sean sus
actitudes previas y la cultura política a la que pertenece. La comunicación es una actividad
de grupo.

El flujo de comunicación suele desarrollarse en dos etapas –twostep-flow – del emisor a


un líder de opinión y de este líder de opinión al ámbito en que él mismo se sitúa.

El papel de los llamados líderes de opinión es reconocido por los emisores de mensajes,
porque saben de su capacidad para multiplicar la difusión de los mismos. Así, una
asociación de vecinos se dirige al director de un programa de radio para dar difusión a
sus reivindicaciones, o un líder político en campaña electoral se reúne con responsables
sindicales o empresariales para conocer sus opiniones y transmitir sus propuestas. En
ambos casos los dos emisores tratan de ampliar la eficacia de sus mensajes contando con
la “credibilidad” de estos intermediarios o líderes de opinión.

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y COMUNICACIÓN EN RED.

23
A finales del siglo XX la constitución de una red universal virtual – worldwide web –
facilita una relación permanente y multilateral entre todos los emisores y receptores de
mensajes políticos.

• Instituciones públicas, partidos y organizaciones han ocupado su espacio en la


web, mediante paginas propias.

• No está claro de qué modo altera esta densidad comunicativa el papel de los
medios ni hasta qué punto ha transformado las conductas de ciudadanos y
ciudadanas. Para algunos, la red libera, para otros la red enreda y aprisiona.

En todo caso, los nuevos instrumentos de acceso a la comunicación están a disposición


de todos. Se abre así la llamada «brecha digital». Se configura, pues, una nueva
desigualdad, la desigualdad digital, que genera conflicto social.
LOS EFECTOS DE LA COMUNICACIÓN DE MASAS: TRES VISIONES

La primera guerra mundial, la revolución en Rusia o la agitación nazi-fascista en Italia y


Alemania pusieron de relieve la importancia de recientes tecnologías – radio, cine- para
una propaganda política que hasta entonces se había basado en la reunión, el mitin o la
prensa escrita. Desde entonces se desarrollan dos líneas de análisis:

• La primera y más antigua pone acento en el papel del emisor y su capacidad


ilimitada para manipular al receptor. Las masas son, desde esta perspectiva, un
elemento pasivo, objeto de manipulación. Previsiones pesimistas si Mussolini o
Hitler se apoderaban de instrumentos de comunicación y los manejaban a su
propio beneficio.
• Más adelante, en otra visión se ve al receptor como sujeto no pasivo: el receptor
busca y necesita información. En esta aproximación el efecto de los medios es
ante todo un efecto de fortalecimiento de actitudes y opiniones previas del sujeto.
• Finalmente, la irrupción de la comunicación audiovisual: lo importante no es el
mensaje, sino el medio que lo transmite: «el mensaje es el propio medio» (Mac
Luhan). El medio televisivo tiene entre otros los efectos siguientes:
1. Suplanta al parlamento como escenario político.
2. Selecciona y filtra las cuestiones sobre las que se transmiten mensajes.
3. Selecciona a los actores del proceso comunicativo.
4. Impone un determinado lenguaje verbal y gestual.

El medio televisivo condiciona la forma de percibir y comprender la política.: quienes no


cumplen con las condiciones impuestas por el medio de comunicación son marginados.

ESPECTACULARIZACIÓN DE LA POLÍTICA Y FIJACIÓN DE LA AGENDA

Los medios audiovisuales hacen caer la lectura de la prensa. La omnipresencia de los


medios- radio y televisión- emitiendo las 24 horas del día, aumenta su aptitud para
configurar el medio público. La teoría de la agenda-setting o del orden del día: son los

24
medios los que pueden fijar las prioridades de la atención de políticos y ciudadanos. No
es concebible en las sociedades de hoy una política sin la intervención de los medios de
comunicación convertidos en actores políticos de primer plano.

LA OPINION PÚBLICA

Una opinión equivale a la traducción verbal de una actitud política en un momento dado:
se hace perceptible una predisposición anterior. Por ejemplo, una predisposición
favorable a valores de jerarquía y orden conduce normalmente a una opinión desfavorable
a una huelga o a una manifestación callejera.
¿A que llamamos opinión pública? Nos referimos a una determinada distribución de las
opiniones individuales en el seno de una comunidad, que –en su conjunto- adopta una
inclinación determinada ante los mensajes recibidos de los medios de comunicación. La
opinión pública no es unánime, es segmentada. La opinión pública es el resultado de la
combinación de dos factores: el sistema de actitudes predominantes en la sociedad (la
cultura política de la sociedad) y la intervención de los medios de comunicación. La
noción de opinión pública alude a la reacción de este sistema de actitudes frente a
elementos circunstanciales de la política, que surgen en el día a día político y que son
difundidos a través del sistema comunicativo.

ENCUESTAS Y SONDEOS: ¿Qué APORTAN AL CONOCIMIENTO DE LA


OPINIÓN PÚBLICA?

¿Quién asume el papel de portavoz de la opinión pública? En las democracias, de manera


regular, el conjunto de la ciudadanía en el momento de las elecciones: el veredicto de las
urnas es el veredicto de la opinión pública.

¿Qué ocurre entre las convocatorias electorales? Durante casi siglo y medio los medios
de comunicación se adjudicaron este papel ofreciendo a personajes relevantes de la
sociedad la capacidad de auscultar el estado de la opinión. Entendida de este modo la
opinión pública no es más que una reconstrucción fabricada por un sector de la sociedad:
profesionales de la comunicación con intelectuales, académicos…

Para resolver el problema se recurre desde hace años a encuestas y sondeos de opinión.
Con estos instrumentos se pretende averiguar las orientaciones de los ciudadanos sobre
determinadas cuestiones de actualidad política, escrutar sus intenciones de voto o medir
la aceptación de los líderes políticos. El término encuesta suele utilizarse para referirse
a estudios de opinión sobre temas de mayor calado (emigración), mientras que sondeo
se utiliza para designar una prospección breve sobre asuntos de actualidad.

En la actualidad, la combinación de sondeos y encuestas con la prensa y la radiotelevisión


se ha convertido en una de las armas de comunicación política más utilizadas. En algunos
países se denuncia que no todas las encuestas respetan los requisitos básicos para obtener
resultados fiables: representativa, proporcional, completo y fiel a los datos. También se
señala que las preguntas que figuran en los cuestionarios son elaboradas por élites
políticas y no siempre coinciden con las prioridades de los ciudadanos. De este modo

25
encuestas y sondeos terminarían modelando e influyendo sobre la opinión, en lugar de
reflejarla fielmente.

En todo caso, hay que reconocer que el empleo de encuestas y sondeos permite
compensar la voz excesiva de algunos sectores cuyas voces se oyen en la escena pública
y que se atribuyen a veces el papel de portavoces de una imprecisa opinión pública.

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE LA OPINIÓN PÚBLICA PARA EL SISTEMA


POLÍTICO?

En una monarquía absoluta no era concebible la existencia de la opinión pública: era un


sistema donde solo una minoría tenía un papel activo. Fueron los avances en el
reconocimiento de la libertad de expresión los que convirtieron a la opinión pública en
una de las fuentes principales de legitimación del poder político. En una democracia, la
expresión indiscutible de la opinión pública reside en la voluntad electoral.se ha definido
a la democracia como el gobierno de la opinión. En regímenes dictatoriales los
gobernantes se preocupan de la opinión pública, pero para evitar su libre manifestación y
para condicionarla con mensajes engañosos.

Cuando un partido prepara un programa electoral, cuando un gobierno desarrolla una


política o cuando la oposición la crítica, la repercusión sobre la opinión pública ejerce
una influencia anticipada. Los ciudadanos a veces desconocen datos básicos para
formarse una opinión sobre un determinado problema, pero esta ignorancia no quita valor
a lo que los ciudadanos expresan respecto de los grandes objetivos de la política, por
ejemplo la calidad medioambiental. Los estudios de opinión pueden facilitar el
conocimiento de las prioridades colectivas de la ciudadanía.

En todo caso, los protagonistas de la vida política recurren constantemente a los medios
de comunicación y a los estudios de opinión para conseguir el favor público a sus
propuestas y para erosionar la credibilidad de sus adversarios.

PREGUNTAS DEL TEMA 20

LA COMUNICACIÓN POLÍTICA Y LA OPINIÓN PÚBLICA

1. Exponer qué razones fundan la importancia de la comunicación en el proceso


político.
26
La mayor parte de la experiencia política de los ciudadanos es indirecta, nos llega por
medio de alguna forma de comunicación; también cuando hay que describir una
situación que reclama una acción política, cuando hay que reivindicar, persuadir o
movilizar es indispensable un proceso de comunicación. La comunicación se entiende
como el intercambio de mensajes de todo tipo que acompaña necesariamente a la toma
de decisiones vinculantes sobre conflictos de interés colectivo. La comunicación está
presente en todas las fases del proceso político:

• En la expresión de demandas,
• En la definición de la cuestión que es objeto del conflicto,
• En la elaboración y negociación de propuestas de intervención,
• En la movilización de apoyos para cada una de dichas propuestas, y
• En la adopción y aplicación de una de ellas.

2. Explicar de qué modo influye el medio de comunicación sobre el propio


contenido del mensaje que transmite.
En un proceso ideal de comunicación política se incorporan los siguientes elementos:
el emisor, el receptor, el mensaje y los canales de transmisión y de retroalimentación.
De esta forma el emisor selecciona –en la medida de sus posibilidades y recursos- el
contenido y el destinatario del mensaje, el receptor del mensaje es el destinatario
principal, lo cual no impide que el mensaje llegue a otros receptores; estos mensajes
son filtrados por las orientaciones y culturas políticas de tal forma que, las mismas
palabras del mensaje serán interpretadas de modo diferente según que el receptor
simpatice con el emisor o le profese una animadversión más o menos profunda. Un
mensaje político contiene información en su sentido más amplio: datos, opiniones,
argumentos, sentimientos, valoraciones, críticas, etc., pues bien, en todos los casos
sobre el contenido del mensaje opera la interpretación que del mismo hace su receptor.
Otra cuestión sobre la influencia será el medio de comunicación elegido, pues
dependiendo de dicho medio, el mensaje llegará a un número reducido o localizado de
personas, o a un gran número, como es el caso de la comunicación de masas; hay que
señalar también que es frecuente que un sujeto se exponga de forma preferente a los
medios de comunicación que le son afines y que refuerzan sus predisposiciones
políticas, de ello dependerá la fidelidad a ese medio. Los medios audiovisuales, y
particularmente, el medio televisivo, tiene unos efectos que acaban condicionando la
forma de percibir y comprender la política.

3. Señalar los puntos de contacto y las diferencias entre la noción de cultura


política y la noción de opinión pública.
La opinión pública es el resultado de la combinación de dos factores: por un lado, el
sistema de actitudes predominantes en la sociedad (cultura política) y, por otro, la
intervención de los medios de comunicación. Mientras la cultura política describe una
pauta estable de actitudes básicas que duran en el tiempo, la noción de opinión pública
alude a la reacción de este sistema de actitudes frente a elementos circunstanciales de
la política (hechos, propuestas, personajes, etc.) que, difundidos a través del sistema

27
comunicativo, pueden, en un momento determinado, conectar con las actitudes
predominantes de la sociedad, pero debe entenderse que la opinión pública cambia por
lo que los mensajes que se intercambian en la comunidad pueden reforzar o alterar los
estados de opinión de la sociedad.

4. Enumerar las ventajas y los inconvenientes del uso masivo de los sondeos y
las encuestas de un sistema democrático-liberal.
Los sondeos y las encuestas son instrumentos con los que se pretende averiguar las
orientaciones de los ciudadanos sobre determinadas cuestiones de actualidad política,
escrutar sus futuras intenciones de voto o medir la aceptación de los líderes políticos
y de sus propuestas, para ello se realizan una serie de preguntas sobre cuestiones de
relevancia política y social a una muestra reducida y representativa de la población. El
término de encuesta se refiere a estudios de opinión sobre temas de mayor calado;
mientras que el sondeo es utilizado para designar una prospección breve sobre asuntos
de actualidad, por ejemplo la intención de voto ante una convocatoria electoral.

En la actualidad la combinación de ambos conceptos se ha convertido en una de las


armas de comunicación política más utilizadas.

Entre los inconvenientes que presentan las encuestas es que no todas ellas respetan los
requisitos básicos para obtener resultados fiables, pues pueden basarse en una
estadística representativa insuficiente, no controlada debidamente, un análisis
insuficientemente completo y que no sea fiel a los datos obtenidos. Los conceptos y
las preguntas que figuran en los cuestionarios son elaborados por las elites políticas y
que no siempre coinciden con las prioridades o las categorías de los ciudadanos,
quienes se ven en la tesitura de responde a cuestiones sobre las que carecen de
información o sobre las que no han tenido oportunidad de reflexionar. Por lo que
encuestas y sondeos, al igual que otros medios de comunicación, acabarían modelando
o influyendo sobre la opinión, en lugar de reflejarla fielmente.

En beneficio de encuestas y sondeos hay que reconocer que su empleo permite


compensar la voz excesiva de algunos sectores, grupos y personajes cuyas voces se
oyen con gran insistencia en la escena pública y que se atribuyen a veces el papel de
portavoces de una imprecisa opinión pública. También ofrecen a los ciudadanos
anónimos la oportunidad de expresar sus convicciones y expectativas.

Lo cierto es que la información que suministran las encuestas se ha convertido en un


mensaje que los diferentes actores políticos se ine4rcambian constantemente para dar
fuerza a sus posiciones respectivas, especialmente cuando los datos les son favorables.

Para memorizar este capítulo20 sobre la comunicación política y la


opinión pública podemos imaginarnos un sector de la sociedad
reivindicando algo, objeto de conflicto. Cómo se va a procesar esa
comunicación: emisor, receptor, mensaje, es decir, los que intervienen;
28
los medios por los que puede ser difundido; los efectos que la opinión
pública puede tener tras informarse por ese medio de comunicación, y
cómo va a reaccionar la sociedad teniendo en cuenta, la cultura política
de que dispone; esto significa la influencia de los medios en la sociedad.
Y por último cómo los poderes aprovechan los sondeos y las encuestas
para favorecerse cuando les son favorables.

CAPITULO 21. LA ACCION POLITICA INDIVIDUAL: EL


PERFIL DE LOS ACTORES Y LAS FORMAS DE INTERVENCION

LA DIVERSIDAD DE LA ACCIÓN POLÍTICA.

No solo los políticos “hacen política”. Entendemos por acción política a la conducta
individual o de grupo que incide en el proceso (formulación, canalización de demandas y
29
reivindicaciones, elaboración y ejecución de políticas) de gestión de los conflictos
sociales.

La acción política ocupa sólo una pequeña parcela de la atención y el tiempo de los
ciudadanos: la política debe competir con otras ocupaciones de la vida cotidiana:
relaciones familiares, tareas laborales, culturales u ocio. Además, la acción política es una
tarea intermitente, salvo para aquellos que hacen de la política una profesión o para una
minoría que la siente como obligación moral o cívica.

Por otro lado, la mayor parte de la actividad política suele estar concentrada en pocos
sujetos (las personas que desempeñan funciones políticas institucionalizadas no van más
allá del 2 % de la población)

INTENSIDAD Y ESPECIALIZACIÓN EN LA ACCIÓN POLÍTICA

Cada sujeto acomete su actividad política con intensidad muy diferente y a la vez con
cierto grado de especialización.

1. En los sistemas con tradición liberal-democrática la acción política es por lo


general bastante escasa. Tres grandes categorías de ciudadanos:

• Un primer bloque a quienes se revelan totalmente indiferentes a la política. Como


mínimo en un ⅓ de la población. “apáticos”

• Un segundo bloque a quienes manifiestan un interés intermitente e irregular. Entre


el 50 y el 60% de la población. “espectadores”

• Un último bloque, a quienes sitúan la política como una de sus preocupaciones


principales, como militantes o como profesional. Entre el 2 y el 10 % de la
ciudadanía. “gladiadores”

2. Para otros estudios, la observación empírica permite detectar una relativa


especialización de los individuos que expresa una división del trabajo político. Se
pueden distinguir hasta siete tipos de especialista:

• Los inactivos. Especialistas en la inhibición.

• Los votantes. Se limitan a votar en elecciones.

• Los comunicadores. Se informan, debaten y critican en materia política.

• Los activistas locales. Episódicamente participan en iniciativas sociopolíticas en


su municipio.

• Los voluntarios sociales. Su iniciativa desborda el ámbito local.

30
• Los militantes. Participan de modo regular en las actividades de organizaciones
estables.

• Los activistas totales. La actividad política representa el centro de sus


preocupaciones .

3. Es posible establecer una tercera distinción: la de los que hacen de la política su


ocupación profesional (políticos, dirigentes de organizaciones de intereses,
periodistas, funcionarios…) y los restantes miembros de la comunidad.

4. Finalmente, recordar que la acción política está condicionada por las


oportunidades que el propio sistema político ofrece para la participación. Estas
oportunidades fueron prácticamente nulas en el estado absoluto y lo siguen siendo
en regímenes de carácter monocrático o dictatorial (la mayoría se encuadra en
organizaciones obligadamente frente a minorías en la oposición). Por el contrario,
las oportunidades de participación son mayores en sistemas políticos donde dan
cabida la política de masas y se legitima la intervención de los ciudadanos en los
asuntos públicos.

LOS RASGOS DEL ACTOR POLITICO

Se pueden configurar diversos perfiles del sujeto político:

1. La edad. Baja participación en el periodo de la juventud aumentando


progresivamente a medida que se alcanza la madurez.

2. El género. Todavía en sociedades con bajo nivel de desarrollo se margina a la


mujer. No así en sociedades más avanzadas.

3. El nivel de instrucción. La educación suministra mayor información y


proporciona más capacidad y aptitudes para defender demandas y posiciones.
Mayor confianza en las propias posibilidades, más estimulados, comprenden más
y se sienten cercanos.(aparece como el indicador más eficaz)

4. La posición en el ámbito social y profesional. Mayor nivel de renta y posiciones


de dirección conllevan actitudes de mayor intervención en la política. Jubilados y
parados se muestran menos inclinados a la participación que trabajadores en
activo. Estos factores se refuerzan y se solapan entre ellos. Pero estos rasgos se
combinan con otras variables: actividad asociativa y la identificación ideológica.

La participación en actividades colectivas es también un buen predictor de


intervención política (el sujeto se integra en un núcleo social). Lo mismo
ocurre con los individuos que manifiestan una afinidad ideológica (que
encierra un sistema de valores) con una determinada tendencia. Esta influencia
entrecruzada de dos o más factores (personales, de grupo) puede alterar la
conciencia inicial que un sujeto tiene de su propia posición y con ello el grado
de su implicación política.

31
LAS DISTINTAS FORMAS DE HACER POLÍTICA

“El pago de impuestos no es una acción política, en cambio la evasión fiscal sí lo es”

¿Cómo ordenar esta variedad de acciones?

• Los ciudadanos pueden intervenir en política individualmente o en grupo, pero


toda acción política aunque tenga un arranque individual, desemboca siempre en
un movimiento colectivo, por minoritario que sea.

• La acción política puede ejercerse de forma espontánea y esporádica, sin


necesidad de establecer ningún acuerdo ni estrategia previa con otros actores
(carta a un alcalde o a un periódico), pero es más frecuente la acción política que
resulta de la coordinación entre diversas personas.

• La acción política puede ajustarse a formas convencionales (acción aceptada


generalmente por la comunidad) o a formas no convencionales (ocupación de
local, sentadas...). estas últimas se califican también como acciones políticas de
protesta.

LAS FORMAS CONVENCIONALES DE LA POLÍTICA

Son las que se ajustan a las pautas marcadas por los valores y normas de los sistemas
liberal-democráticos: ejercicio de los derechos reconocidos formalmente en la legislación
de dichos sistemas.

CLASIFICACIÓN DE ACTIVIDADES POLÍTICAS CONVENCIONALES

Relacionadas con el proceso electoral • Votar


• Seguir la campaña electoral
• Participar en campaña
• Contribuir económicamente en la
campaña
• Presentarse como candidato

32
Relacionadas con la creación de opinión • Informarse a través de los medios
• Debatir cuestiones con familiares,
amigos
• Enviar cartas a periódicos, tv..

Relacionadas con el contacto con • Enviar cartas a instituciones


instituciones y autoridades • Solicitar entrevistas con
autoridades
• Firmar peticiones colectivas a
autoridades para reclamar

Relacionadas con la movilización política • Participar en manifestaciones


organizada autorizadas
• Participar en grupos o
movimientos
• Afiliarse a partidos u
organizaciones
• Contribuir económicamente al
apoyo a causas justificadas

Otras clasificaciones tienen en cuenta el nivel de esfuerzo que requiere cada una de las
acciones políticas catalogadas. (no es lo mismo votar que participar en grupos o colaborar
económicamente), sin embargo la medición del esfuerzo es complicada, debido a las
circunstancias personales de cada sujeto. Todas estas actividades no son jerárquicas y no
son excluyentes: son compatibles.

EL VOTO COMO ACCIÓN POLÍTICA

La ciencia política contemporánea nacida en contexto liberal-democrático ha prestado


mucha atención al comportamiento electoral. En el acto electoral se encuentra la fuente
que legitima el poder político, incluso los gobernantes dictatoriales se esfuerzan por
organizar algún tipo de elección. La acción electoral principal es la emisión del voto.
Votar o abstenerse es la primera opción que las elecciones plantean. Los diferentes países
presentan grados de participación de intensidad variable. Entre los menos participativos
---EEUU, Suiza--- y los más ---Bélgica, Italia, Alemania---. No todas las elecciones son
igualmente atractivas para los votantes: en todos los sistemas políticos se registran
elecciones que movilizan en mayor medida que otras. A las primeras se les denomina
elecciones de primer orden, (elecciones parlamentarias o presidenciales), y a las
segundas elecciones de segundo orden (consultas de ámbito local, regional o europeo).

Cuando un ciudadano decide votar: ¿Cómo orienta su preferencia y que motivos le


impulsan a inclinarse por una opción en lugar de otra? Depende de la oferta electoral,
pero en algunos casos, los votos se orienta únicamente ante dos grandes partidos o
coaliciones: así sucede en EEUU. En otros casos puede haber una docena de partidos,
caso de Países Bajos o Israel.

33
El número de divisorias o cleavages (fractura), facilitan la concentración o la dispersión
del voto. En sociedades donde la fractura dominante y casi exclusiva ha sido de carácter
socioeconómico el elector tiende a orientar su voto en función de su posición ante la
divisoria principal y da su confianza a una de las fuerzas políticas que se sitúan a ambos
lados de dicha divisoria. En cambio donde se añaden a la divisoria social una escisión
nacional o religiosa, el votante puede seleccionar un mayor número de opciones.

Factores más directamente vinculados a las actitudes del propio elector: proximidad
ideológica, imagen personal del líder o el voto emitido en elecciones anteriores.

Finalmente señalar las variaciones que presenta la trayectoria electoral de cada sujeto.
Los hay constantes y otros votan o se abstienen según las circunstancias.

El voto contiene una decisión individual y la suma de estas decisiones individuales se


convierte en un hecho político colectivo: producir gobierno, producir representantes
y producir legitimidad.

El proceso electoral selecciona a quienes han de ocupar puestos de autoridad, es una


delegación o representación de aspiraciones o demandas y encierra un componente
simbólico de primer orden.

OTRAS FORMAS CONVENCIONALES DE ACCIÓN POLÍTICA

Aumenta la discusión de política con amigo, familiares y disminuye la afiliación a


partidos, sindicatos u organizaciones religiosas que constituyeron los vehículos de
movilización propios del siglo XIX. Las nuevas generaciones socializadas en contextos
diferentes entienden de otra manera la participación política.

LAS FORMAS NO CONVENCIONALES DE LA ACCIÓN POLÍTICA

Son modos de hacer política que entran en conflicto con valores dominantes. Suelen
desarrollarse más allá de la legalidad aceptada.

Estas actividades ligadas a su espectacularidad mediática (cadenas humanas, ocupación


de monumentos...) son actos que adquieren mayor resonancia al ser difundidos por
medios audiovisuales.)

ENTRE LO CONVENCIONAL Y LO NO CONVENCIONAL: UNA ELECCIÓN


TÁCTICA

Lo no convencional de hoy puede ser lo convencional de mañana, es una valoración social


que varía con el tiempo: las huelgas, antaño prohibidas, ahora son un derecho
fundamental.

¿Qué lleva a un sujeto a la adopción de formas no convencionales de acción política?


Algunos autores sostienen que la adopción convencional se basa en una valoración
positiva del sistema: adhesión a las reglas establecidas. En cambio la participación no
convencional estaría asociada a la insatisfacción y al rechazo del sistema. Esta distinción

34
se hace menos tajante desde la década de los años ochenta: numerosos individuos adoptan
formas no convencionales sin que ello signifique una oposición decidida al sistema.

Se ha observado, en consecuencia, una progresiva extensión de la conducta política


“dual” por las personas combinando los dos tipos de participaciones, atribuido esto último
a una mayor educación de amplios sectores sociales.

Esta dualidad permite elaborar otra manera de catalogar a los actores. De este modo se
pueden definir cinco tipos de ciudadanos:

• inactivos. Se abstienen de toda acción política

• Conformistas. Únicamente activos en formas convencionales.

• Reformistas. Actúan en formas convencionales y no convencionales con poco


riesgo.

• Contestatarios. Utilizan preferentemente las formas no convencionales.

• Activistas. Usan una u otra forma según les convenga.

Los grupos más numerosos son los inactivos y los conformistas.

¿AUMENTA O DISMINUYE LA ACTIVIDAD POLÍTICA DE LOS


CIUDADANOS?

A lo largo de la historia se suceden estrategias se politización y de despolitización de


determinadas cuestiones.

Al mismo tiempo, en muchas partes del mundo se ha incrementado el acceso a la


información política como efecto de la difusión de los medios de comunicación. Este
cambio ha sido calificado como la movilización cognitiva “Inglehart” de una ciudadanía
que al ser más informada se siente en principio más competente para intervenir.

En los países desarrollados ha crecido la atención a los valores postmaterialistas, mas


relacionados con el afán de expresión de la identidad personal y de grupo, que con las
necesidades básicas de seguridad. La familia, la iglesia y el partido no son ya el papel
central.

Todo esto repercute sobre el modo de hacer política. La ciudadanía se ha hecho más
selectiva, se interesa más por cuestiones que le afectan directamente (central nuclear,
vertedero, prisión...). Junto a estos movimientos aparecen sectores especialmente
sensibles a los problemas globales del medio ambiente o la solidaridad internacional. Son
los llamados públicos temáticos.

En este contexto, la observación paralela de la acción política convencional y no


convencional revela un aumento de la participación ciudadana en la política. Con la

35
excepción de la participación electoral, estable o a la baja, otras formas de acción
convencional se mantienen o se incrementan. La acción política no convencional se ha
extendido en casi todos los países analizados. A ello ha contribuido la evolución de las
divisorias o cleavages estructurales. Este incremento de la acción no convencional ha sido
magnificado por los medios audiovisuales cuyo eco resuena con más fuerza.

El resultado final es una situación en la que se combinan formas no convencionales con


convencionales. Por otra parte en las sociedades en vías de desarrollo se ha registrado un
cierto avance en la implantación de sistemas políticos más abiertos a la participación
ciudadana, la llamada tercera ola de la democratización. Es el caso de América Latina,
el sudoeste Asiático o la Europa Central y Oriental. Así la pregunta a si aumenta o
disminuye la acción política seria: las formas convencionales aumentan en sociedades
que no las han conocido hasta fecha reciente y se mantienen donde se implantaron a partir
del siglo XIX combinadas con la expansión de formas no convencionales, de este modo
se puede afirmar que no hay menos actividad política, sino una actividad política distinta
de la que ha sido predominante hasta hace pocas décadas.

36
CAPITULO 22. LA ACCION COLECTIVA: LOS GRUPOS DE
INTERÉS Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES.

LOS ACTORES POLÍTICOS COLECTIVOS COMO PROTAGONISTAS

El acto político de un sujeto individual tiende a integrarse en un conjunto de actos


realizados por otros, con el fin de aumentar su incidencia sobre la toma de decisiones y
asegurar su aceptación.

Resalta, por ejemplo, el papel de los partidos, pero junto a ellos es intensa la actividad de
otros colectivos: abogados, sindicatos, asociación de vecinos, etc. Podemos definir a los
actores colectivos a partir de sus características comunes:

• Asociación voluntaria. Se es miembro sin obligatoriedad.

• Estabilidad relativa de su actividad. No son fenómenos circunstanciales.

• La comunidad de intereses y objetivos. Homogeneidad entre los individuos que


se compone.

• Una línea de acción coordinada y organizada.

La política trata de tensión, de conflictos que se afectan a colectivos amplios: hombres o


mujeres, asalariados o empresarios, creyentes o no creyentes, etc. De este modo se explica
la presencia dominante de los grupos organizados en el escenario político.

UNA TIPOLOGÍA

Los actores políticos colectivos adquieren protagonismo cuando aparece la política de


masas, se detecta la presencia de dichos actores en los procesos históricos que dieron
lugar a revoluciones liberales, las movilizaciones obreras y democratizadoras del siglo
XIX y sobre todo en el tránsito del estado estilista liberal al estado liberal-democrático
actual.

Una clasificación esquemática nos señala tres grandes tipos de actor colectivo: los
llamados movimientos sociales, los grupos de interés y los partidos políticos ¿Qué
criterios nos permiten diferenciarlos?

1. La estabilidad de su estructura.

2. El discurso que desarrollan. (1) ex: movimiento feminista es de una dimensión


transversal pero que afecta a una pluralidad de campos (familiar, laboral,
político,etc.)

3. El escenario preferido para su intervención.

37
Una
tipología
ideal de
actores
colectivos
Tipos

Movimientos Grupos de
Sociales Interés

Grado de estructuración
Variable Fuerte, estable

Discurso
Transversal (1) Sectorial

Escenario
preferente de actuación Social, no convencional Institucional, social

Criterios
Orientación hacia el
poder Cambio/enfrentamiento Presión
institucional

Estrategia Conflicto Acceso a autoridades y a los medios

Movilización popular, organizaciones no gubernamentales,Conocimiento experto, recursos


Recursos acciones mediáticas económicos

LOS GRUPOS DE INTERÉS: INFLUIR Y PRESIONAR

Los grupos de interés son asociaciones voluntarias que tienen como objetivo principal
influir sobre el proceso político defendiendo propuestas que afectan a los intereses de un
sector determinado de la comunidad. Estos grupos se proponen participar en la
elaboración de las decisiones políticas, pero sin asumir responsabilidades institucionales,
de ahí que algunos autores prefieran calificar a estos grupos como grupo de presión: no
persiguen ocupar el poder institucional, sino presionar sobre el mismo.
38
La tarea de clasificar los grupos de interés es harto difícil. La extrema diversidad y
abundancia de grupos existentes, actuación intermitente a veces invisible…

Podemos establecer una clasificación a partir de los intereses que defienden:

• Los relacionados con la esfera económica (patronales, sindicatos, colegios


profesionales, asociaciones de consumidores, agrupaciones de jubilados y
pensionistas, etc.)

• Los que agrupan a determinados colectivos sociales en función de características


de género, edad, lugar de residencia, condiciones físicas, etc. (asociaciones de
vecinos, colectivos de mujeres o jóvenes, etc.)

• Los que promueven determinadas causas de contenido ideológico o


cultural.(confesiones religiosas, creación artística, parajes naturales, etc.)

• Los que persiguen ciertos objetivos políticos, pero sin aspirar a elaborar un
proyecto global de gobierno. (reforma del sistema electoral, abolición de la pena
de muerte, solidaridad con pueblos en crisis, etc.)

LAS FORMAS DE ACCION, LOS MÉTODOS Y LOS RECURSOS DE LOS


GRUPOS DE INTERES.

Las formas de acción de los grupos de interés son muy variadas. Usan diferentes métodos
y echan mano de los recursos que les son más accesibles.

METODOS RECURSOS

Actividades de persuasión El número de sus afiliados


(información, contactos, publicidad,
etc.)

Actividades económicas(financiación La solidez económica de la


legal o corrupción) organización

Actividades en el campo jurídico La consistencia y la


(recursos, objeciones fiscales…) disciplina de la
organización

Acciones de intimidación o coacción La habilidad de presentar


(desde una huelga hasta empleo de intereses sectoriales como de
métodos terroristas) “interés general”

Capacidad de relación y de
coalición con otras
organizaciones para
defender sus intereses.

39
Los métodos a veces son públicos y transparentes y en otros casos son discretos o
secretos. Los recursos se reparten de manera desigual entre los diversos grupos: los hay
escasos en número de afiliados pero decisivos por la influencia que tienen en la opinión
pública.

LOBBIES, AGENCIAS, EMPRESAS DE SERVICIOS Y ADMINISTRACIONES.

Son otros actores políticos colectivos que mantienen puntos de contacto con los grupos
de interés pero no pueden ser identificados con ellos. Las agencias instrumentales y las
empresas de servicios de influencia son entidades que ofrecen sus conocimientos y
habilidades profesionales a los grupos de interés. Tres tipos:

1. Los lobbies, equivalen a gabinetes de asesoría, consultoría y presión


especializados en conectar con los parlamentarios, los miembros del ejecutivo o
los funcionarios. El lobby tiene como tarea básica el contribuir a la confección de
estrategias y campañas de influencia que posteriormente llevan a favor de los
intereses del sector, compañía o grupo cliente. El termino ingles lobby puede
traducirse por vestíbulo o pasillo. De esta práctica de hacer pasillos se ha pasado
a una actividad profesional de gran trascendencia.

2. Las agencias de relaciones públicas y de publicidad. Venden sus servicios a los


grupos de interés y a los lobbies que actúan para ellos. Diseñan campañas a favor
y en contra de determinados temas sensibles para determinados grupos.

3. Finalmente puede incluirse aquí a los medios de comunicación de los que se


tratará más adelante.

Respecto de la posición de algunas administraciones públicas y del cuerpo de


funcionarios que las gestionan, en rigor forman parte del aparato institucional del
estado y tiene que velar por el interés general y no por intereses sectoriales. Sin
embargo es frecuente que desborden las facultades legales que tienen atribuidas y
actúen como grupos de interés sin poder ser asimilado como ellos. Esta intervención
impropia se puede manifestar de tres maneras:

1. Cuando determinados cuerpos de funcionarios actúan en favor de sus intereses


profesionales boicoteando políticas, en vez de ejecutarlas.

2. Cuando determinados servicios o personal de la administración condicionan la


elaboración de políticas globales en materia de objetivos, inmersiones, etc.

3. Cuando los sectores de la administración que controlan los recursos de coerción—


jueces, policías, militares—se arrogan determinadas atribuciones políticas que no
les corresponden. Esta acción puede hacerse de modo abierto o de modo
encubierto.

40
LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: UNA REALIDAD DINÁMICA.

A diferencias de los grupos de interés, incorporan una articulación relativamente débil,


descentralizada y poco o nada jerárquica. Sus propuestas de sitúan en varios ámbitos de
las relaciones colectivas (El movimiento ecologista constituye un buen ejemplo).
Expresan una preferencia por las vías de intervención política no convencionales, al tener
cerradas muchas veces las convencionales que controlan sobre todo partidos y grupos de
interés.

Un movimiento social desaparece como tal cuando evoluciona hasta convertirse en


partido o grupo de presión. Para algunos, el movimiento obrero – nacido en las sociedades
industrializadas del siglo XIX- ejemplifica esta evolución: de una constelación de
pequeños núcleos locales evolucionó hasta la constitución de las grandes centrales
sindicales y la formación de los partidos socialistas y socialdemócratas.

Los llamados nuevos movimientos sociales surgen en Europa occidental y en Estados


Unidos durante los años sesenta del siglo XX. Toman cuerpo entre los jóvenes nuevos
valores sociales (posmaterialistas) que entran en competición con los valores materialistas
tradicionales. La calidad de vida, el medio ambiente, la formación de la identidad se
oponen al productivismo industrial. Llegan al debate político nuevos conflictos que
superaban las líneas divisorias clásicas de clase o de religión. Ante la falta de respuesta
de los actores tradicionales y de las instituciones a las nuevas demandas posmaterialistas
y ante la erosión de la legitimidad de las democracias liberales, empezaron a tomar cuerpo
iniciativas de intervención pública: los llamados nuevos movimientos sociales.

En una primera fase durante los años 60 y 70 del siglo XX, los nuevos movimientos
sociales se localizan en las sociedades más desarrolladas de Europa y Norteamérica. A
partir de los años 70 se dan movilizaciones con propósitos netamente conservadores
(revuelta fiscal, movimientos próvida enfrentados a los de despenalización del aborto,
redes ultraderechista o neonazis de carácter xenófobo, etc.) por otra parte, aparecen
movimientos sociales en países de vías de desarrollo y con estructuras políticas
autoritaristas (movimientos rurales en pro de la reforma agraria, urbanos en los suburbios
de las nuevas metrópolis, etc.)

MOVIMIENTO SOCIAL CON OBJETIVO GLOBAL: ALTERMUNDISMO: opuesto a la


globalización económica de corte neoliberal. Protestan contra las políticas económicas
y financieras de las organizaciones internacionales (Banco Mundial, FMI…)

¿CÓMO SE ORGANIZAN Y DE QUE MODO ACTUAN?

Es difícil señalar un modelo organizativo propio de los movimientos sociales. Rasgos


comunes:

41
• Estructura ligera y poco estable: participación directa, práctica asamblearia,
dedicación voluntaria, rotación de responsabilidades directivas. Esta estructura
facilita la tendencia hacia la fragmentación y la dispersión.

• Pueden distinguirse, a pesar de esto, tres fenómenos colectivos como movimientos


sociales:

1. Un movimiento social en sentido amplio equivale a la articulación de núcleos que


comparten mismos valores o mitos (ecologistas, pacifistas, gays…)

2. Agrupaciones más estructuradas que actúan en competencia o en combinación:


movimientos sociales organizados (Greenpeace, Médicos sin fronteras, etc.)

3. Finalmente, movimientos monotemáticos, con objetivos únicos, o single-issue


movements. Su existencia está vinculada al problema específico y puede terminar
cuando esta se resuelve (campaña para la prohibición de minas antipersonas,
oposición vecinal a la instalación de industria contaminante.)

• Los movimientos sociales nacen de la desconfianza o el rechazo hacia los canales


políticos institucionales y hacia las formas convencionales. Recurren en gran
medida a las formas de actividad no convencional hasta la llamada “acción
directa” con un cierto grado de coacción y violencia. En todas ellas se tiene muy
en cuenta la repercusión mediática. Esto no impide que los movimientos sociales
recurran también a la intervención convencional cuando las instituciones públicas
reconocen el papel que aquellos desempeñan.

• En cuanto a su aspecto simbólico, el mensaje contiene tres dimensiones:

1. Condiciones sociales injustas pero modificables.

2. Distinción entre nosotros y ellos.

3. Las acciones pueden ser eficaces para conseguir los objetivos.

Los movimientos sociales combinan una doble lógica: son instrumentos de participación
en el proceso político, entran en contacto con el poder establecido y son medios para
expresar una identidad personal y de grupo que quiere afirmarse frente a otras identidades
dominantes.

¿CUAL ES LA LEGITIMIDAD DE LOS ACTOERS POLÍTICOS


COLECTIVOS?

El liberalismo tradicional mantuvo una posición negativa frente a los actores políticos
colectivos basada en una teoría político-social que afirmaba el valor ideal del individuo y
de sus libertades. Después de la Segunda Guerra Mundial, los actores colectivos fueron
reivindicados como expresión de un derecho fundamental a la asociación e incluidos en
los textos constitucionales.

42
La ciencia política ha calificado a los sistemas liberales-democráticos como poliarquías:
pluralidad de poderes. Esta pluralidad es una garantía democrática. Una versión de este
pluralismo es la que ha dado lugar al llamado estado neocorporativo (la posición de
algunos grupos de interés es tan relevante que sin su participación no pueden adoptarse
decisiones de alcance general—patronales, sindicatos, iglesias…) Austria, Suiza,
Alemania, Bélgica, presentan en medida diferente este modelo y reconocen legalmente a
estas “corporaciones” no públicas en la expresión más clara de democracia de grupos y
no de individuos.

El modelo neocorporativo ha sido denunciado como responsable de la crisis económica


de los años 70 (la campaña Thatchter contra los sindicatos es un claro ejemplo).

En todo caso está claro ni todos los grupos son iguales en capacidad de intervención, ni
todos los grupos intervienen en todas las materias (Dahl).

Así pues, ha aumentado la aceptación –legitimidad social- de los grupos como


instrumentos necesarios para la intervención política. El papel de los grupos de interés y
se los movimientos sociales en el sistema político no es marginal ni secundario y que
cualquier análisis de la configuración y el funcionamiento de las instituciones de la
política representativa ha de tenerlos en cuenta.

CAPITULO 23. LA ACCION COLECTIVA: LOS PARTIDOS


POLÍTICOS.

PROTAGONISTAS CONVERTIDOS

Son asociaciones voluntarias que proponen un programa de intervenciones globales y


compiten electoralmente por el ejercicio del poder institucional. Se dotan de una
organización estable, institucionalizada, su aparición en los medios de comunicación es
incesante, sin embargo las encuestas revelan que los ciudadanos tienen poca confianza en
los partidos y censuran su actuación.

George Washington, primer presidente de EEUU, ya ponía en guardia a sus


conciudadanos frente al riesgo de división que significaban los partidos políticos, pero
esto no impidió la emergencia de los partidos.

En una primera etapa responden a las necesidades de los propios grupos sociales
dominantes constituidos desde posiciones de poder institucional para organizar la élite
dominante.

En una segunda fase aparecen los partidos creados desde la oposición política y social,
por parte de sectores excluidos del escenario político.

LA EVOLUCION DE LOS PARTIDOS

Para hacer frente a las necesidades de cada momento, los partidos adoptan perfiles
diferentes. Una tipología podría ser:
43
• Los partidos de notables o de cuadros se distinguen por su composición
reducida. Miembros reclutados selectivamente en función de alguna cualidad
especial (capacidad económica, prestigio, influencia, etc.). su programa es vago y
dependiente del grupo de interés que promovían. Es el modelo que adoptan los
primeros partidos del estado liberal, creados desde el poder. Los partidos de
notables jugaron un papel importante hasta la Segunda guerra Mundial. En la
actualidad subsisten como excepción en algunos países europeos. En EEUU, sin
embargo, los partidos actuales se asemejan a estos.

• El partido de masas es una aportación socialdemócrata alemana de finales del


siglo XIX a la tipología de los partidos. A diferencia del partido de los notables
creados desde el poder, la oposición de los trabajadores asalariados tenía que
dotarse de un instrumento basado en el reclutamiento masivo de afiliados. Se
busca la cantidad (el pueblo), no la calidad. El partido difundía un ideario y
proponía un programa de acción y necesitaba de dos recursos indispensables:
colaboración voluntaria y medios económicos (de los militantes, no de las fortunas
personales de los notables).

• La evolución de los partidos de masas les condujo hacia la mitad del siglo XX a
su conversión en un tipo diferente: partido de electores. Para este modelo, el
objetivo central es la movilización de los votantes con ocasión de cada consulta
electoral. Pretende captar apoyos electorales en todos los sectores de la sociedad
(cath all parties).

• La gradual introducción de la financiación pública de los gastos de los partidos


hacen menos importante la afiliación. Se trata de conseguir el voto más que
transmitir la doctrina política. Se extrema la profesionalización de la dirección
(carrera política). Aumenta la importancia del liderazgo, quien sustituye en cierto
modo a la definición ideológica del partido.

¿A qué se debe esta transformación del partido de masas en partido de electores?


Responde a diversos factores:

1. Aproximación de las posiciones ideológicas entre los grandes partidos de las


sociedades occidentales.

2. El cambio de condiciones sociales y culturales durante los años de expansión


económica después de la SGM.

3. La competencia de los medios de comunicación de masas.

4. El auge de los grupos de interés que complementan y comparten con los partidos
la defensa de los intereses colectivos.

5. La dependencia creciente de la financiación pública y de las subvenciones de los


grupos de interés, en lugar de las aportaciones de los afiliados.

44
El partido de electores es, en la actualidad, el modelo predominante en las democracias
liberal-democráticas. Ello no quita que algunas formaciones políticas sigan con rasgos
propios de los partidos de masas tradicionales

Se afirma que los partidos formulan propuestas políticas para vencer en las elecciones, en
lugar de ganar elecciones para aplicar propuestas políticas (Downs). El partido de
electores, cuando extrema sus rasgos, puede acabar convirtiéndose en “empresa electoral”
o “partido-empresa ( con esta denominación se identifica una organización
específicamente creada para promover el apoyo a un candidato. Se pone a su servicio y
reclama el voto de adhesión--La formación Forza Italia se creó en torno a la figura de
Silvio Berlusconi--)”

LAS TENSIONES DE UNA ESTRUCTURA COMPLEJA

Desde una perspectiva formal, un partido suele organizarse de forma piramidal, a partir
de unidades territoriales de base hasta constituir órganos centrales de dirección: un
congreso o asamblea general, un consejo ejecutivo, un secretariado, etc.

La estructura informal de un partido es mucho más compleja. Se agrupa a los miembros


en función de las tareas asignadas y de los recursos internos que controlen:

• La cúpula dirigente: integrada por los líderes de mayor jerarquía – presidente,


secretario general…---

• Los miembros que ocupan cargos electivos o de gobierno en la estructura del


estado que suelen combinar con responsabilidades orgánicas en el partido.

• Los permanentes o cargos intermedios con dedicación exclusiva.

• Los militantes o miembros del partido que participan en debates internos y


dedican tiempo a tareas de asistencia y colaboración.

• Los afiliados, que reducen su vinculación al pago de una cuota periódica.

Esta doble estructura formal e informal puede provocar tensiones:

• Entre los miembros de la dirección y entre gestionan el día a día, el llamado


“aparato”.

• Entre los que tienen responsabilidades en el ámbito central y quienes las tienen en
los ámbitos territoriales.

La existencia de estas tensiones no debe extrañar: es algo propio de todas las grandes
organizaciones en el sector privado o en el sector público. Una prueba de buen liderazgo
no es la ausencia de tensiones, sino la capacidad de administrarlas sin poner en crisis la
existencia de la organización.

45
LA FINANCIACION DE LOS PARTIDOS.

En los partidos de los notables, la política estaba reservada a los ricos: aunque los cargos
políticos no eran retribuidos, el disfrute de sus rentas personales les permitía una
dedicación política de la que obtenían un beneficio para sus negocios.

La política democrática significo el acceso a la política activa de personas sin patrimonio,


necesitaban de una retribución regular para su subsistencia. La financiación se solventaba
con las cuotas de los afiliados u otras organizaciones afines. Sin embargo esta
financiación era insuficiente, los partidos recibían aportaciones procedentes de sectores
interesados lo que dio lugar a prácticas irregulares o corruptas. Para resolver el problema,
a partir del siglo XX se extendió la idea de que la financiación debería hacerse con cargo
a los presupuestos públicos. Como resultado de esto, los partidos políticos en la actualidad
se financian de las cuotas de los afiliados, aportaciones esporádicas de afiliados y
simpatizantes, rendimientos de empresas propias, donaciones de empresas, personas
individuales… y de los fondos públicos para:

• Retribución y funcionamiento de cargos electos.

• Para la propia organización partidaria.

• Para subvenir las campañas electorales.

A las anteriores fuentes de financiación se añaden en ocasiones otras aportaciones directas


o indirectas (algunos partidos exigen un porcentaje de sus retribuciones a los militantes
que ocupan puestos electivos). Otras fuentes de financiación bordean lo que constituyen
ilegalidades manifiestas: aportaciones a los partidos de terceros a cambio de decisiones
que le sean favorables a sus intereses (esto no es fácil de “documentar”).

¿QUE FUNCIONES DESEMPEÑAN LOS PARTIDOS POLITICOS?

Los partidos ejercen funciones de mediación entre la escena política y otros ámbitos
(económicos, culturales, familiares) de la vida colectiva. En esta función de mediación
los partidos se convierten en:

• Agentes de reclutamiento y formación del personal político.

• Agentes de simplificación y agregación de demandas sociales que después


convierten en propuestas de intervención y en programas de gobierno.

• Agentes de comunicación de mensajes entre gobernantes y gobernados.

• Agentes de encuadramiento de las preferencias electorales de los ciudadanos,


cuando las trasladan a las instituciones.

46
Sintetizando, los partidos transmiten las aspiraciones que emana de los grupos sociales
hacia las instituciones estatales con capacidad para convertirlas en decisiones vinculantes
y por otro, el intento de legitimar ante los grupos las decisiones adoptadas.

En los sistemas monocraticos el único partido se centra en la legitimación de las


decisiones y en contribuir a que sea acatada por una ciudadanía sometida.

En los estados liberal-democráticos la acción de los partidos combina más


equilibradamente las funciones reseñadas. La soberanía popular se ha transformado en
soberanía de los partidos (un parlamento en el que los diputados están sometidos a
disciplina de partido no opera del mismo modo que el parlamento donde los partidos no
ostentan apenas facultades)

En esta evolución los partidos pasan de ser asociaciones nacidas de la iniciativa social a
ser entidades reconocidas constitucionalmente, con una actividad garantizada y
económicamente subvencionada por el propio estado.

Pese a su aparente competencia, los partidos se prestan a pactar con sus adversarios
algunos temas básicos (sistemas electorales, reglas parlamentarias, fuentes públicas de
financiación, etc.) para no perder la situación de ventaja que comparten. Reproducen de
esta manera su determinado “cartel”, el perjudicado de este cartel es el ciudadano.

¿HAY ALTERNATIVA A LOS PARTIDOS?

Los partidos han recibido desde siempre abundantes críticas, de ser instrumentos
opresores del individuo al que imponen una dirección burocrática, cada vez más aislada
de la sociedad. Los partidos, obsesionados con los procesos electorales, se muestran poco
eficientes en la elaboración de políticas públicas. Todo esto hace que los partidos pierdan
afiliación y pierdan crédito ante la opinión pública frente al papel de otros actores
colectivos: grupos de interés, organizaciones no gubernamentales, medios de
comunicación… ¿existe alternativa a los partidos?

• La historia del siglo XX nos muestra que la eliminación de los partidos ha


conducido generalmente a su sustitución por un partido único que condensa sus
peores defectos. En algunos casos sus funciones han sido asumidas por el ejército.
En épocas más recientes el discurso antipartidista ha conducido al partido-
empresa o empresa electoral, convertido en instrumento directo de los intereses
de grupos económicos.

• El hecho de ocupar casi en exclusiva el escenario político-institucional ha


dificultado la comunicación sociedad-estado en lugar de facilitarla. Los
ciudadanos rechazan que los partidos tengan la exclusiva de otras funciones
políticas, acuden ahora a la participación por medio de grupos de interés,
movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales. Hoy en día se pueden
usar otros mecanismos: consulta electrónica a la ciudadanía, discusiones on-line,
etc.

47
• Los partidos deben reformar algunos aspectos negativos de su funcionamiento
interno haciéndose más permeables a los cambios generacionales (elecciones
primarias, financiación transparente…)

La mejor alternativa a los partidos en su condición actual no puede ser su eliminación. El


sistema político sigue reclamando “mediadores” entre sociedad e instituciones que
articulen las grandes propuestas. Siempre que sean capaces de renovarse, esta visión
general da sentido a los partidos y puede asegurar su continuidad futura.

LOS SISTEMAS DE PARTIDOS

Los partidos se necesitan unos a otros: nacen para competir entre ellos. Por esta razón es
necesario contemplar los partidos en su conjunto. SISTEMA DE PARTIDOS=
composición del conjunto de partidos y relaciones entre sí. ¿Qué factores justifican el
número y la diversidad de los partidos?

• La existencia de las divisorias o cleavages expresan grandes diferencias actuales


o históricas en el seno de la sociedad. Cuando las diferencias se politizan los
miembros de la sociedad se ven obligados a “tomar partido”, es decir organizar la
competición política entre grupos que se definen antes los ejes del conflicto. En
cada sociedad se definen uno o varios ejes de conflicto: cuanto más, más número
de partidos. El ejemplo belga u holandés presenta cleavages acumulados con
sistemas de partidos de entre 8 y 12 formaciones.

• El segundo factor que influye en la configuración del sistema de partidos es el


cuadro de instituciones adoptado por el sistema político (si la norma electoral es
mayoritaria= simplificación= dos formaciones; si la norma electoral es
proporcional=mayor número de partidos.)

¿Qué formato adoptan los partidos? Al combinar el dato cuantitativo (grado de


fragmentación del sistema) y el cualitativo (polarización: relación que mantienen entre
sí) nos dan cuatro sistemas:

1. Un sistema de partido dominante: una formación que consigue de manera


continuada la mayoría absoluta.

2. Un sistema bipartidista: hay un relativo equilibrio de fuerzas entre dos grandes


partidos.

3. Un sistema pluripartidista (distribución fragmentada del voto entre varios


partidos.) Pluripartidismo limitado: el sistema contiene 4 o 5 partidos en el
gobierno. Pluripartidismo extremo: número superior, llegando a veces a la
docena.

Estos a su vez suelen catalogarse en una segunda dimensión: un sistema


pluripartidista polarizado: revela una gran distancia entre los partidos en la
dimensión derecha-izquierda y también competencia en el seno de la derecha y de
la izquierda, lo que hace inestables las mayorías de gobierno, un sistema
pluripartidista moderado: mayor proximidad ideológica y programática.

48
Ejemplos del primer modelo (Plur. Polarizado = Republica alemana de Weimar, república
española entre 1931 y 1936)

Hay que mencionar también dos tipos de sistemas de partidos que se dan en condiciones
de competencia partidista restringida: cuando el sistema político no asegura condiciones
de libertad plena para la formación de partidos ni igualdad para concurrir a las elecciones:

• El sistema de partido único. Monopolio político en una sola organización, no hay


competición. La noción de partido único contiene en sí una contradicción, porque
la idea de partido es igual a la diversidad, el pluralismo y la competición.
(Alemania, Italia, España, Portugal, URSS, China, etc.)

• El sistema de partido hegemónico. Apariencia de pluripartidismo, pero encubre


una situación de dominio de una sola fuerza política. El partido hegemónico
controla los mecanismos electorales, los demás partidos aceptan su situación
subalterna y las cuotas marginales de poder que el partido hegemónico les
concede. (México, Egipto, Corea del Sur…)

49
PREGUNTAS DEL TEMA 23

LA ACCIÓN COLECTIVA: (2) LOS PARTIDOS POLÍTICOS

Exponer en qué medida se han alterado las funciones de los partidos a lo


largo de su historia y señalar si esta evolución puede juzgarse como
positiva o como negativa. Utilice los argumentos expuestos por J.M.
Valles y por R. Katz y P. Mair. (Exámen 2013-junio 2s-tema)
Clasificación de las Funciones de los partidos políticos en un sistema democrático:

a)Funciones sociales. Ascendentes (cuando fluyen desde la sociedad al Estado):


• Estructuración del voto: ordenan la multiplicidad de opciones electorales.
• Movilización e integración social: alientan la participación política, la
concurrencia a los comicios y la asistencia a actos públicos.
• Agregación de demandas: las sistematizan y priorizan. Armonizan intereses
sectoriales integrándolos en un programa común.
• Fomentan la socialización política: transmiten principios, proyectos e ideas que
propician el aprendizaje cívico.
• Creación y orientación de la opinión política.
b)Funciones institucionales. Descendentes (derivan de la interacción con el
Gobierno):
• Reclutamiento, formación y selección de potenciales líderes políticos.
• Garantizan la renovación de las autoridades mediante el consenso y la aceptación
de las reglas de la competencia.
• Diseño, seguimiento y evaluación de políticas públicas.
• Control de los representantes.
• Reforzamiento y estabilización del sistema político.

Partido de notables o Partido de masas Partido de electores Partido cártel


de cuadros.

Período hegemónico Siglo XIX 1880-1960 1945- 1970-

Tipo de sufragio Sufragio censitario Sufragio extendido / Sufragio universal Sufragio universal
Sufragio universal

Objetivos Distribuir privilegios Reformar/cambiar la Mejoras sociales (sin Polítca como profesión
cambios estructurales) (políticos gestores)
sociedad (alta carga
ideológica)

50
Dinámica de Gestionada y Movilización del Lucha partidaria por el Coordinada entre
competición electoral controlada electorado electorado común partidos dominantes

Tipo de militancia Escasa y elitista Masiva, homogénea y En declive, Escasa, sin funciones
activa heterogénea y más relevantes
pasiva

Fuente de recursos Contactos personales Cuotas y Contribuciones de Subvenciones estatales


del candidato contribuciones de diversas fuentes
militantes

Teórico del modelo Maurice Duverger Maurice Duverger Otto Kirchheimer Richard Katz- Peter
Mair

Los partidos de notables o de cuadros se distinguen por su composición reducida.

Sus miembros eran reclutados selectivamente en función de alguna cualidad


especial: capacidad económica, prestigio social, influencia intelectual.
Su organización básica se fundaba en comités de personalidades o grupos de
notables locales, que mantenían entre sí una débil coordinación en manos
de un pequeño núcleo de dirigentes parlamentarios.
Su ideario o programa era muy vago y dependía muy directamente del grupo
de intereses -comerciales, financieros, industriales, agrarios-que promovían.
Es el modelo que adoptaron los primeros partidos del estado liberal, creados
desde el poder.
Los partidos de notables siguieron jugando un papel importante hasta la
Segunda Guerra Mundial.
El partido de masas es una aportación de la socialdemocracia alemana de finales del
siglo XIX a la tipología de los partidos. Con algunas variantes, fue adoptada
posteriormente por otras grandes corrientes ideológicas -comunistas, nazi-fascistas,
demócrata-cristianas, nacionalistas en los países excoloniales-. Por ello, pareció durante
algún tiempo que iba a convertirse en el modelo definitivo de la organización partidaria.

A diferencia de los partidos de notables creados desde el poder, la oposición


de los trabajadores asalariados tenía que dotarse de un instrumento basado
en el reclutamiento masivo de afiliados.
Este carácter masivo -la búsqueda de la cantidad, no de la «calidad»- se
justificaba por un doble motivo: ideológico y práctico.
Expresaba la voluntad de facilitar el acceso del pueblo al poder, sin
discriminaciones de ningún tipo. El partido se convertía también en instrumento
de educación popular, en cuanto difundía un ideario y proponía un programa de
acción y de gobierno.
Al mismo tiempo y para desarrollar su tarea, le era necesario disponer de dos
recursos indispensables: colaboración voluntaria y medios económicos,

51
procedentes de la dedicación y de las pequeñas aportaciones de los militantes y
no derivados de las fortunas personales de los notables.
La difusión del modelo fue paralela a la implantación del sufragio universal
masculino, que se extendió a la mayoría de los países europeos después de
la Primera Guerra Mundial.
El éxito de los partidos de masas -que en varios países los llevaría al gobierno durante el
período de entreguerras- no pudo ocultar algunos de sus defectos, especialmente la
tendencia a generar una división interna entre una burocracia profesionalizada -que
dirigía el partido-y la base de los afiliados (Ostrogorski, Michels). Pese a su estructura
formalmente democrática -todos los cargos directivos debían ser designados por elección-
, los miembros de la dirección se reclutaban por cooptación entre aquellos que habían
convertido la dedicación al partido en su ocupación principal o exclusiva. De este modo,
la rotación de los dirigentes era escasa y quedaba limitada a un número reducido de sus
miembros. Este fenómeno -que explica en parte el éxito del partido al dotarle de gran
solidez organizativa-acarreaba también una cara negativa, al aislar a la dirección de sus
bases e impedir su necesaria renovación.

La evolución de los partidos de masas les condujo -hacia la mitad del siglo XX- a su
conversión en un tipo diferente, al que se dio el nombre de partido de electores
(Kirchheimer).

Para este modelo, el objetivo central es la movilización de los votantes con


ocasión de cada consulta electoral.
Con este fin, el partido difumina sus programas, reducidos a menudo a
afirmaciones de principio -justicia, orden, cambio, progreso, seguridad, etc.-
y moduladas de acuerdo con conveniencias de tipo estratégico.
Sin abandonarla enteramente, el partido también desdibuja su conexión
preferente con un determinado sector social y pretende captar apoyos
electorales en todos los sectores de la sociedad: de ahí también el
sobrenombre de catch-all parties o partidos «atrapa-todo», que se les ha
aplicado.
Esta concentración en el objetivo electoral y la gradual introducción de la
financiación pública de los gastos de los partidos hacen menos importante
la afiliación. Ya no se trata tanto de transmitir una doctrina política a una gran
masa de afiliados como de conseguir su voto: más decisiva que la educación
política es la propaganda electoral.
Al mismo tiempo se extrema la profesionalización de la dirección, integrada por
personas que han hecho de la carrera política una dedicación exclusiva.
Aumenta también la importancia y la personalización del liderazgo, puesto
que la imagen del líder y los rasgos que la caracterizan sustituyen en cierto
modo a la definición ideológica del partido.
¿A qué se debe esta transformación del partido de masas en partido de electores? No es
resultado de la decisión espontánea de sus dirigentes. Responde a la influencia de diversos
factores, entre los que cabe mencionar:

52
• la aproximación de las posiciones ideológicas entre los grandes partidos de las
sociedades occidentales, expresada en el acuerdo sobre puntos básicos del estado
social o del bienestar (cfr. II.8);
• el cambio de condiciones sociales y culturales que experimentan sectores
importantes de la población, durante los años de expansión económica que siguen
a la Segunda Guerra Mundial;
• la competencia creciente de los medios de comunicación de masas, especialmente
los medios audiovisuales, como canales de comunicación política preponderantes;
• el auge de los grupos de interés (cfr. V.22), que complementan y comparten con
los partidos la defensa de intereses colectivos de diverso tipo;
• finalmente, la dependencia creciente de la financiación pública y de las
subvenciones de los grupos de interés, en lugar de la financiación procedente de
las donaciones de los afiliados.
El partido de electores es, en la actualidad, el modelo predominante en las democracias
liberal-democráticas. Ello no quita que en algunos casos algunas formaciones políticas
sigan cultivando rasgos propios de los partidos de masas tradicionales -una afiliación
numerosa, una implantación territorial extensa- que consideran condiciones de partida
para obtener un amplio seguimiento electoral: partidos socialdemócratas en Alemania,
Austria, países escandinavos o en Italia del PDS -antiguo Partido Comunista-.

• Esta evolución de los partidos ha sido explicada como el resultado de su concentración


en un objetivo casi exclusivo -la competición electoral- que se impone sobre otros fines.
Hasta el punto de que se ha afirmado que los partidos formulan propuestas políticas para
vencer en las elecciones, en lugar de ganar elecciones para aplicar propuestas políticas
(Downs). Esta adaptación les ha llevado al modelo de partido de electores, que cuando
extrema sus rasgos puede acabar convirtiéndose en «empresa electoral» o «partido-
empresa».

¿En qué medida adulteran el funcionamiento de la democracia estos partidos de electores?


Son abundantes los análisis que ponen de manifiesto la crisis de los partidos en los países
occidentales y su difícil arraigo en otros sistemas, censurando su creciente reconversión
en grandes máquinas electorales.

«Cártel» de partidos y nuevas iniciativas ciudadanas

La creciente crítica a los partidos -a los que se acusa de abandonar sus funciones de
integración de demandas sociales y de movilización ciudadana- ha dado lugar a la
aparición de iniciativas alternativas para complementar la insatisfactoria acción partidista.
Se constituyen así plataformas ciudadanas, foros cívicos, asociaciones políticas, etc. Tales
iniciativas tienen a veces objetivos electorales. En otros casos, se centran en propiciar
debates y propuestas políticas.

Pero estas alternativas a la hegemonía partidista chocan con la dura resistencia de los
propios partidos que no facilitan el acceso al espacio político. Para organizar esta
resistencia, los partidos tienden a constituir un «cártel» defensivo, adoptando una
conocida figura de la teoría económica (Katz y Mair, 1994).

53
• Cada vez más incrustados en la estructura estatal, los partidos actuales controlan
de manera casi monopolística importantes recursos públicos; presupuestarios,
simbólicos, puestos de trabajo retribuidos, presencia en medios estatales de
comunicación, acceso a conocimiento experto, etc.
• Pese a su aparente competencia, los partidos se prestan a pactar con sus
adversarios algunos temas básicos (sistemas electorales, reglas parlamentarias,
fuentes públicas de financiación) para no perder la situación de ventaja que
comparten.
• Con ello dificultan la entrada en el juego político de nuevos agentes de
intervención alternativa. O simplemente los toleran siempre y cuando puedan
mantenerlos bajo su control.
• Reproducen de esta manera el «cártel» económico entre empresas de un mismo
sector que se ponen de acuerdo para la fijación de precios, territorios de
distribución, etc., con el fin de cerrar el paso a la aparición de nuevos
competidores.
El perjudicado por el «cártel» basado en acuerdos económicos o políticos es, en última
instancia, el ciudadano.

En términos resumidos, las funciones reseñadas al principio pueden sintetizarse en dos:

• la transmisión de las diferentes aspiraciones que emanan de los grupos sociales


hacia las instituciones estatales con capacidad para convertirlas en decisiones
vinculantes, y,
• el intento de legitimar ante aquellos grupos las decisiones adoptadas por las
instituciones públicas.
El partido se ocupa en medida diferente de estas dos tareas, según esté en el gobierno o
en la oposición y según el contexto general en que opera.

• En los sistemas monocráticos o dictatoriales -donde actúa generalmente un solo


partido (II.7)-, el rol que desempeña se centra sobre todo en la legitimación de las
decisiones del poder estatal y en contribuir a que sean acatadas por una ciudadanía
sometida. En los países con reciente pasado colonial, algunos partidos son en
realidad agencias de integración de la población en la nueva realidad estatal:
intentan trasladar a los ciudadanos la conciencia de pertenecer a una misma
comunidad política, por encima de anteriores lealtades de etnia, linaje, religión o
clientela.
• Finalmente, en los estados liberal-democráticos la acción de los partidos combina
de modo más equilibrado las funciones reseñadas. Al ejercerlas, el partido ha ido
ocupando un espacio político tan extenso que el estado liberal-democrático ha
sido calificado a veces como «estado de partidos» (García Pelayo). La soberanía
popular se ha transformado en soberanía de los partidos, hasta el punto de
modificar en la práctica el funcionamiento de sus instituciones. Así, por ejemplo,
un parlamento en el que los diputados están sometidos a disciplina de partido no
opera del mismo modo que el parlamento donde los partidos no ostentaban apenas
54
facultad alguna. Por esta misma razón, la separación entre ejecutivo y parlamento
se esfuma en la práctica cuando el gobierno cuenta con una mayoría parlamentaria
sólida que se pone a su servicio (cfr. III. 16).
En esta evolución, los partidos han ido alterando su condición de asociaciones privadas
nacidas de una iniciativa social hasta llegar a ser entidades semipúblicas o paraestatales,
que muchos textos constitucionales reconocen y cuya actividad está garantizada y
económicamente subvencionada por el propio estado. Por esta razón, se han distanciado
de la opinión social que les critica con frecuencia y con acritud.

Enumerar los factores sociales que aconsejarían una reforma de los


partidos en las actuales sociedades avanzadas y qué objetivos debería
proponerse dicha reforma.
La crisis fiscal del estado de bienestar y la sobrecarga de demandas que agobia a los
gobiernos han transmitido sus efectos deslegitimadores sobre los partidos, que han visto
reducirse progresivamente sus bases de identificación social y sus márgenes de autonomía
institucional frente al papel de otros actores colectivos: grupos de interés, medios de
comunicación, organizaciones no gubernamentales.

• Algunos fenómenos han contribuido a definir nuevos roles partidarios,


constituyéndose en elementos complementarios en vez de competitivos.Tal es el
caso del neocorporativismo (grupos de interés): las prácticas centroeuropeas de
procesar los conflictos laborales a través de la negociación directa entre
empresarios y trabajadores generó un mecanismo de acuerdos paralelo a los
sistemas de partido, conciliando la representación de intereses y la político-
territorial a través de la delegación en la primera, por parte del estado, de ciertas
facultades de orden público, pero manteniendo a la vez su poder de regulación
última.
• Otro factor social es la masificación de los medios de comunicación, que ha
producido la prescindibilidad de los partidos como comunidades de sentido, como
otorgadores de significación de la realidad social. Y en cambio, la información
imparcial y supuestamente neutral de la prensa independiente ha reemplazado a
las "tribunas de opinión" y a los órganos partidarios de difusión de doctrina. A la
vez, en combinación con la educación básica obligatoria –generalmente pública—
, los medios de comunicación masiva se han constituido en formadores de valor y
socializadores esenciales de los individuos.
• Los nuevos movimientos sociales, agrupamientos de carácter relativamente
espontáneo, con motivaciones del tipo de demanda única, reclaman antes
autonomía que representación, impugnando la legitimidad del viejo sistema
institucional para tomar decisiones que afecten ciertas áreas o intereses
(ecologistas o verdes, feministas, pacifistas) , que han enriquecido el proceso
político sea transformándose en partidos, sea preservándose como actores sociales
que influyen pero no participan de la competencia electoral.
Este fenómeno ha sido genéricamente calificado como crisis de representatividad,
haciéndose especial hincapié en el hecho de que los partidos ya no responderían a las
exigencias de los ciudadanos (revalorizados en su individualidad, en oposición a la

55
categoría de masas con que anteriormente se los definía) sino a sus propios intereses y los
de sus dirigentes, alejándose del sujeto al que decían responder.

Todo ello explica que los partidos pierdan afiliación y, sobre todo, pierdan crédito ante la
opinión pública.

Objetivos de la reforma: D. DAVID ORTEGA GUTIÉRREZ (Catedrático de la


Univers. Rey Juan Carlos y político)
1. Criterios de selección de las cúpulas directivas de los partidos políticos:
• Potenciar que la política no sea su modus vivendi (así mejorar la vocación de
servicio público);
• Evitar las juventudes o nuevas generaciones de los partidos;
• Mandatos de no más de 8 años; Estructuras más flexibles, adelgazar el aparato del
partido, clave la función del voluntario en el asesoramiento (grupos de trabajo)
• Primarias ante los afiliados.
2. Financiación:
• Potenciar mas las cuotas de los afiliados, compromiso de la sociedad civil.
• Prohibir condonaciones de créditos de las entidades financieras;
• Transparencia en sus gastos institucionales y controles de interventores y
tribunales/Cámaras de cuentas independientes (ej. Caso vocales vecinos, grupos
municipales, fundaciones locales, publicidad institucional, etc.).
Respeto a principios esenciales del estado constitucional por parte de las
cúpulas directivas para evitar la partitocracia: Evitar el abuso/concentración de
poder y no respeto de los límites por parte de los partidos (autocontrol,
regeneración democrática), mas concretamente en medidas:
• Despolitización del poder judicial (CGPJ) y del poder corrector (TC);
• Despolitización de la alta dirección de la administración pública (abuso libre
designación);
• Control medios de comunicación públicos y subvencionados
Recuperar la necesidad de la ética en el debate político y la ejemplaridad del
político:
• No admitir procesados en las listas electorales;
• Avanzar en la transparencia a través de las páginas web de los partidos (gastos y
gestión del dinero público, curriculo líderes, cumplimiento del programa, etc.);
• Oficina de control de buenas prácticas del partido. (A)

56
1. Definir un sistema político que prescinda de los partidos para evitar
los inconvenientes que acarrean y señalar las ventajas que tal
sistema puede reportar a la sociedad. (Exámen 2013-junio 1s-
pregunta 4, junio 2s-pregunta 3)
La historia del siglo XX nos revela que la eliminación de los partidos

• ha conducido generalmente a su sustitución por un partido único, que condensa


sus peores defectos y no permite su corrección por medio de la competencia y el
relevo.
• En otros casos, algunas funciones de los partidos han sido asumidas por el ejército
o por coaliciones entre civiles y militares, que han ejercido el poder sin dar opción
a la crítica y a la alternancia pacífica.
• En épocas más recientes, el discurso antipartidista ha conducido al ya mencionado
«partido-empresa» o «empresa electoral», convertido en instrumento directo de
1

los intereses de grupos económicos.


Por otra parte, hay que reconocer el efecto negativo de la excesiva presencia de los
partidos: al ocupar casi en exclusiva el escenario político-institucional han dificultado la
comunicación sociedad-estado en lugar de facilitarla. Una ciudadanía más instruida y
mejor informada (cfr. VI.17) es más exigente cuando se trata de debatir problemas de
interés común y explorar soluciones.

• Aunque sigan confiando en los partidos como agentes de reclutamiento y


formación de personal político -tal como lo demuestra la persistente participación
electoral-, los ciudadanos rechazan que los partidos tengan la exclusiva de otras
funciones políticas.
• Acuden ahora a la participación por medio de los grupos de interés, los
movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales.
• Al mismo tiempo se señala que el ciudadano actual está en condiciones de utilizar
mecanismos complementarios de mediación social y de elaboración de propuestas
políticas: consulta directa o electrónica a la ciudadanía, debates cívicos entre los
sectores implicados, clubes de reflexión sin pretensión electoral inmediata,
discusiones abiertas on-line, etc.
Se han abierto, pues, nuevos espacios de discusión política y de intervención social,
aprovechando las nuevas condiciones sociales y tecnológicas, del mismo modo que los
abrieron los partidos en las condiciones de finales del siglo XIX.

En última instancia, la mejor alternativa a los partidos en su condición actual no puede


ser su eliminación. Aunque unas sociedades complejas y con demandas más
diversificadas hacen cada vez más difícil la formulación del discurso globalizador propio
de los partidos, el sistema político sigue reclamando la presencia de mediadores entre
sociedad e instituciones que -sin tener la exclusiva de esta mediación- articulen algunas
grandes propuestas de carácter integrador. Estas propuestas trascienden los intereses
sectoriales representados por grupos de presión o por movimientos sociales y van más
allá de la movilización esporádica de algunas intervenciones cívicas circunstanciales.

57
Siempre que sean capaces de renovarse, es esta visión general y sostenida a lo largo del
tiempo la que da sentido a los partidos y puede asegurar su continuidad futura.

Citas:
James Bryce, "los partidos son inevitables: no ha existido ningún país libre sin
ellos; y nadie ha mostrado cómo podría funcionar el gobierno representativo
sin ellos"
Mencken, “para todo problema humano puede encontrarse una solución simple, clara y
equivocada”.

De entre los sistemas de partidos conocidos, seleccionar el que -según su


opinión- presenta mayores ventajas y razonar por qué motivos. (Exámen
2013-septiembre 1-pregunta 5)

SISTEMAS DE PARTIDO SEGÚN DUVERGER Y SARTORI

DUVERGER SARTORI

Sistema de partido Sistema de partido Competencia

único No competitivos

Unipartidista hegemónico No competitivos

predominante sí

Bipartidista bipartidario sí

limitado (moderado) sí

Multipartidista extremo (polarizado) sí

atomizado sí

Las líneas horizontales recalcan la clasificación de Duverger, el grisado


destaca en cambio la de Sartori. * Con excepciones. La diversidad de
formatos de este tipo es muy amplia.

Nº de partidos Tipo de sistema Reseña

Totalitario Un partido monopoliza el poder político; no permite competencia y prohíbe la


Unipartidista Único oposición.
Autoritario

58
Pragmático Ejemplo: PC URSS

Hegemónico Existen varios partidos, pero el partido hegemónico coopta posiciones de


gobiernos. Los partidos periféricos sirven para dar imagen de pluralismo.
Ejemplo: PRI Mexicano

Un mismo partido gana legalmente las elecciones (3 mandatos), obteniendo un


gran apoyo electoral: gobierna con mayoría absoluta y si existen pluralismo
Predominante político.

Ejemplo: Partido Colorado Uruguay

Bipartidismo Estructura bipolar. Sistemas estables con una sola interacción entre dos
partidos; hay alternancia de partidos, se busca electorado de centro
Bipartidismo
(competencia centrípeta). No hay necesidad de formar coalición. Baja distancia
ideológica. Ejemplo: EE.UU.

De 3 a 5 partidos. Sistemas estables con 3 interacciones como mínimo.


Gobiernos de coalición: hay alternancia de coaliciones. Competencia
Pluralismo limitado
centrípeta, en busca de electorado de centro. Baja distancia ideológica.
Ejemplo: Alemania y Chile.

De 5 a 7 partidos. Alta fragmentación del sistema. Alta distancia ideológica. Se


Multipartidista Pluralismo extremo tiende a formar varias coaliciones. El sistema tiene presencia de partidos
antisistema. La estructura es multipolar. Ejemplo: Perú.

Atomización Más de 7 p. Competencia irrelevante. Tantas Interacciones que es muy


complejo para un p. posicionarse. Ejemplo: Filipinas y Bolivia.

DUVERGER

• Considera que la mejor opción está dada por los sistemas bipartidistas ya que:
Éstos ordenan de modo claro el sistema político oponiendo dos interlocutores
fácilmente diferenciables
Modera a los partidos ya que existen posibilidades de alternancia
El bipartidismo ofrece a los votantes una capacidad mayor de premiar o
castigar al partido en ejercido a través de su voto.
La principal critica a este sistema es, sin embargo, que esta configuración
sólo puede lograrse al costo de excluir partidos minoritarios de la
posibilidad de contar con la representación parlamentaria
• En contraste considera a los sistemas multipartidistas
Conducen al poder a coaliciones desarticuladas que deben realizar todo tipo
de pactos para lograr la gobernabililad

59
Esta heterogeneidad hace imprevisible la direccionalidad del gobierno y pone
en jaque la estabilidad del sistema.
Fomenta la radicalización de las posturas y resta responsabilidad a los
dirigentes
• Cabe destacar que las diversas configuraciones posibles dependen
fundamentalmente del tipo de ley electoral que se encuentre vigente. Así,
Duverger en 1951 postuló las leyes conocidas con su nombre:
una fórmula mayoritaria –de simple pluralidad- en distritos uninominales
favorece un sistema de dos partidos;
una fórmula proporcional en distritos plurinominales tiende al multipartidismo;
y un esquema de mayoría absoluta con doble vuelta promueve también la
competencia entre varios partidos.
Siendo así, la decisión política de implementar una u otra forma depende del objetivo
buscado:

si lo que se pretende es maximizar la representación de los diversos grupos


sociales conviene adoptar el criterio proporcional;
si, en cambio, se priorizan la ejecutividad y la elaboración de mayorías de
gobierno, resulta más apropiada la elección por simple mayoría (plurality).
SARTORI

Sistemas competitivos:

• Sistema de partido predominante: es aquel donde existe un partido que gobierna


solo gracias a que obtiene la mayoría absoluta de los escaños durante varios
periodos consecutivos aunque la única razón para ello yace en que vence de modo
legítimo cada vez, puesto que las elecciones son competitivas. No existe
alternancia en el poder, sin embargo un sistema de partido predominante puede
dejar de serio en cualquier momento. La estructura de poder aquí es de
concentración unimodal.
• Al igual que Duverger, considera que el bipartidismo no plantea mayores
problemas, ya que se trata de una "configuración transparente"
dos sistemas se hallan en condiciones de competir por la mayoría absoluta
de los escaños
uno de los dos logra efectivamente esa mayoría
quien gana está dispuesto a gobernar sólo
Existen expectativas de alternancia
El tipo de competencia es centrípeta y las posiciones políticas se encuentran
moderadas

60
• El pluralismo moderado es una configuración similar al bipartidismo, donde
preponderan las tendencias centripetas, existen posibilidades de alternancia, el
estilo de política es responsable, al tiempo que las posiciones políticas que están
en los extremos no son relevantes. La diferencia con los bipartidismos es que
existe mas de un clivaje o línea de división social. Se trata de una estructura de
poder con poca fragmentación o segmentación despolarizada.
• El pluralismo polarizado reúne las siguientes características:
existen partidos antisistemas importantes
Existen oposiciones bilaterales, a ambos lados del espectro
El centro métrico se encuentra ocupado
Los polos ideologicos se encuentran a una gran distancia ideológica entre sí
Existen fuerte impulsos centrífugos
La ideología de los extremos es doctrinaria
Existen oposiciones irresponsables
Prolifera un tipo de política de superoferta, según la cual los partidos de los
extremos se atreven a realizar promesas muy difíciles de realizar
• El sistema de atomización por último, es una categoría residual, que indica que ya
no es necesario contar los partidos. Escenario en el que el sistema se encuentra en
una fase previa a la consolidación y ningún partido tiene efectos apreciables sobre
el resto.

Examinar el sistema de partidos que se da en la comunidad política en que


vive y considerar la conveniencia de sustituirlo por otro, sopesando
beneficios e inconvenientes.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
------------
Explique las ventajas y los inconvenientes de un sistema de partidos
bipartidista. (Exámen 2013-junio 1s-pregunta 1)
• Duverger, considera que la mejor opción son los sistemas bipartidistas ya que:
Éstos ordenan de modo claro el sistema político oponiendo dos interlocutores
fácilmente diferenciables
Modera a los partidos ya que existen posibilidades de alternancia
El bipartidismo ofrece a los votantes una capacidad mayor de premiar o
castigar al partido en ejercido a través de su voto.
La principal critica a este sistema es, sin embargo, que esta configuración
sólo puede lograrse al costo de excluir partidos minoritarios de la
posibilidad de contar con la representación parlamentaria

61
• Sartori, al igual que Duverger, considera que el bipartidismo no plantea mayores
problemas, ya que se trata de una "configuración transparente"
dos sistemas se hallan en condiciones de competir por la mayoría absoluta
de los escaños
uno de los dos logra efectivamente esa mayoría
quien gana está dispuesto a gobernar sólo
Existen expectativas de alternancia
El tipo de competencia es centrípeta y las posiciones políticas se encuentran
moderadas

Explique las ventajas y los inconvenientes de un sistema de partidos


multipartidista. (Exámen 2013-junio 2s-pregunta 1)
• Duverger considera a los sistemas multipartidistas
Conducen al poder a coaliciones desarticuladas que deben realizar todo tipo
de pactos para lograr la gobernabililad
Esta heterogeneidad hace imprevisible la direccionalidad del gobierno y pone
en jaque la estabilidad del sistema.
Fomenta la radicalización de las posturas y resta responsabilidad a los
dirigentes
• Para Sartori el pluralismo moderado es una configuración similar al bipartidismo,
donde preponderan las tendencias centripetas, existen posibilidades de
alternancia, el estilo de política es responsable, al tiempo que las posiciones
políticas que están en los extremos no son relevantes. La diferencia con los
bipartidismos es que existe mas de un clivaje o línea de división social. Se trata
de una estructura de poder con poca fragmentación o segmentación despolarizada.

Analice y explique los factores que determinan el número y diversidad de


partidos presentes en los sistemas políticos democráticos. (Exámen 2013-
septiembre 2-tema)
¿Qué factores explican el número y la diversidad de los partidos presentes en una
determinada sociedad? Dos son los elementos principales que contribuyen a configurar
un sistema:

• En primer lugar, un factor de carácter estructural, a saber, la existencia de una


serie de divisorias -o cleavages (cfr.cap.1)- que expresan grandes diferencias -
2

actuales o históricas- en el seno de una sociedad (Rokkan, Lipset). Cuando estas


diferencias se han politizado, los miembros de aquella sociedad se han visto

62
obligados a «tomar partido». Es decir, a organizar la competición política entre
grupos que se definen ante algunos grandes ejes de conflicto: socioeconómico,
nacional, religioso, institucional, etc., tal como se presenta en el cuadro V.23.2.
En cada sociedad se definen uno o varios ejes de conflicto: cuanto más numerosos
son, mayor probabilidad de que aumente el número de partidos en liza, como
expresión de la diversidad de posiciones que la acumulación de conflictos genera.
Así, donde predominaba un solo eje -generalmente, el que expresaba el
antagonismo entre clases sociales- el sistema de partidos era simple: frente a un
partido conservador se formaba un partido de orientación socialista, integrando
y representando a los intereses respectivos de los dos grandes actores del
sistema económico (propietarios del capital y trabajadores asalariados).
En cambio, allí donde se han acumulado más de un cleavage o divisoria de
conflicto -por ejemplo, de carácter religioso entre creyentes y laicos o de carácter
lingüístico-nacional- ha aumentado el número de partidos que expresa la
correspondiente diversidad de posiciones ante cada uno de estos conflictos. Un
ejemplo de acumulación histórica de divisorias o cleavages nos lo presentan los
casos belga u holandés, con sistemas de partidos que incorporan entre ocho y
doce formaciones diferentes.
• El segundo factor que influye sobre la configuración del sistema de partidos es el
cuadro de instituciones adoptado por el sistema político o, en otros términos, las
reglas fijadas para regular la competición entre ellos. (Leyes de Duverger)
Cuando las normas electorales adoptan una orientación mayoritaria (cfr. III. 14),
el sistema de partidos tiende a la simplificación: si sólo las dos formaciones más
votadas tienen probabilidades de éxito, hay pocos incentivos para crear o votar
a otros grupos.
En cambio, cuando el sistema electoral es de carácter proporcional o distributivo,
un mayor número de partidos -incluidos los minoritarios-pueden obtener
representación: ello estimula la formación de más partidos y facilita luego su
existencia.
Igualmente, en los sistemas donde el jefe del estado o presidente (cfr. III. 13) es
elegido por sufragio universal directo, el sistema de partidos tiende a una relativa
simplificación entre grandes opciones.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las reglas -por ejemplo, el sistema electoral- y
las instituciones de que se dota un sistema político son también el resultado de los
conflictos estructurales que aquella sociedad padece o ha padecido. Por esta razón, son
poco efectivos los proyectos de simplificación del mapa de partidos que no tienen en
cuenta cuál es la evolución de fondo de las sociedades en que se sitúan.

Cuando esta evolución registra la pérdida de importancia de algunos conflictos


históricos -conservadores/liberales, socialdemócratas/comunistas- será más
fácil la fusión o articulación de antiguas fuerzas políticas en una sola formación.

63
En cambio, si la evolución social registra la aparición de nuevos antagonismos
no será extraño que acaben reflejándose en el escenario político en forma de
partidos nuevos o de transformación de los existentes.
Cuadro V.23.2. Conflictos sociales y sistemas de partidos en Europa
Divisoria social dominante según Sistema principal de partidos
posición ante

Estado liberal Liberales frente a conservadores

Capitalismo económico Conservadores/liberales frente a


socialistas

Laicidad del estado Laicos frente a confesionales


Reforma social/revolución Socialdemócratas frente a
comunistas

Unidad de la nación-estado Nacionalistas estatales frente


a nacionalistas/regionalistas
periféricos
Democracia política Demócratas frente a fascistas
Crecimiento económico y protección «Productivistas» frente a ecologistas
del medio natural

Partido de notables: El modo de expansión de estas primeras formaciones partidarias era


la cooptación. El mecanismo consistía en la atracción individual de las personas que
fueran consideradas, por las camarillas de los grupos establecidos, como importantes (o
peligrosas) para la defensa de los objetivos planteados. Su instrumentación requería
muchas veces la distribución de prebendas y beneficios estatales o la promesa de una
carrera venturosa, puesto que la ideología todavía no se concebía como motivo para
participar en la honorable actividad política. Los casos más notorios, y más antiguos, de
esta clase de partidos lo configuraron las agrupaciones tradicionales inglesas, los tories
(conservadores) y los whigs (liberales).

Partido de masasLa incorporación de militantes, una figura política novedosa,


comenzó a
realizarse a través del procedimiento masivo del reclutamiento, practicado sobre
todo en las fábricas y las áreas de mayor concentración urbana. Una característica
central fue que los ingresantes de este modo a la estructura partidaria comenzaban
su carrera desde abajo, en vez de hacerlo desde la cúpula como ocurría con las
figuras en los partidos de notables.

64
Partido atrapa todoYa no son los notables ni
los militantes sino los electores los dueños formales del partido, el que sólo
lessolicita su adhesión a la hora del voto y trata de reducir los demás costos de la
participación.

Partido cártel

---------------------------------------------------------------------------------------------------

La función o tarea que se considera habitualmente propia de los partidos es la de fungir


como actores de intermediación entre la sociedad y el estado: el grado de liberalización
de la sociedad y el tipo de régimen político del estado determinarán con cuál polo de la
diada hay mayor cercanía en cada caso histórico.

Lo que resulta claro es que las funciones de los partidos pueden definirse, en principio,
de acuerdo al carácter ascendente o descendente de la corriente de interacción: cuando
fluye desde abajo –la sociedad- hacia arriba –el estado-, las tareas básicas serán

la agregación y el filtro de las demandas (en una sociedad de masas, el gobierno no


puede prestar atención a las inquietudes individuales de cada ciudadano; pero, a la vez, la
suma de dichas inquietudes personales implica la exclusión o neutralización de las que
no pueden compatibilizarse entre sí),

la movilización e integración social (sobre todo en los procesos de desarrollo, donde


canalizan las emergentes ansias de participación dentro de los cauces institucionales) y

la estructuración del voto (los partidos no existirían si la gente no votara, pero la


decisión del voto está construida y condicionada en torno a la disposición existente de
partidos).

En cuanto a la fase descendente de la labor de los partidos, las funciones cumplidas


abarcan desde

el reclutamiento de las elites y personal político (los líderes se forman dentro de las
estructuras partidarias o bien son cooptados por ellas, ya sea para formar parte del
gobierno o para mejorar las chances electorales del partido) hasta l

a toma de decisiones y la formación de políticas públicas (a través de la formulación


de programas o plataformas y su implementación desde los ámbitos de autoridad)
(Bartolini 1986).

En suma, la actividad que realizan los partidos puede ser resumida en los conceptos de
representación (de la sociedad en el estado) y gobierno (sobre la sociedad por el estado).
Si predomina la primera, se estará en presencia de una nación más pluralista y con mayor
autonomía de sus grupos de interés o de identidad, respondiendo a lo que Robert Dahl ha
denominado poliarquías –cuando el control sobre los líderes es efectivamente ejercido
por los no líderes (Dahl & Lindblom 1953; Dahl 1971). Si es a la inversa, el caso en

65
cuestión responderá a una pauta de menor autonomía societal, mayor control de los
gobernantes sobre los gobernados y jerarquización más rígida de las relaciones sociales.

La relación entre el gobierno (poder ejecutivo) y el o los partidos que lo sostienen fue
escasamente estudiada, aunque últimamente se le haya prestado mayor atención a este
aspecto.

Blondel y Cotta (1996a) han contribuido al debate con un modelo de análisis que permite
evaluar si hay autonomía entre ambos polos o, por el contrario, dependencia de uno sobre
el otro, a partir del manejo de las designaciones de funcionarios, la decisión de políticas
públicas y el patronazgo estatal.

CAPITULO 24. LA ACCION COLECTIVA: LOS MEDIOS DE


COMUNICACION.

¿INSTRUMENTOS O ACTORES?

En la actualidad los medios de comunicación ya no son simples instrumentos pasivos,


accesibles por igual a todos los miembros de la comunidad.

Prácticamente todos los medios basan su financiación en la publicidad. Todo esto da a los
medios un papel propio: dejan de ser simples canales de transmisión y se convierten en
actores del sistema político. Defienden los intereses de los grupos empresariales de que
dependen.

Los tres posibles papeles que los medios han ido acumulando:

• Eco, más o menos fiel de los mensajes emitidos por otros actores políticos.

• Comparsa, apoyan o critican las posiciones de los partidos, de los mov. sociales…

• Protagonista, deciden desarrollar una estrategia propia en la escena política.

No todos los medios asumen los tres papeles ni los ejercen a la vez o con la misma
intensidad.

EL MEDIO Y EL MENSAJE: ¿QUÉ TRANSMITEN LOS MEDIOS DE


COMUNICACIÓN?
66
En un programa de radio o en una emisión de tv, aparecen elementos informativos y
elementos de opinión:

• Los elementos informativos suministran datos sobre hechos que se presuponen de


interés para la opinión pública.

• Los elementos de opinión trasladan al público apreciaciones o juicios que el medio


formula sobre los hechos.

Pero en el periodismo contemporáneo no siempre es sencillo distinguir la información de


la opinión. La influencia de los medios audiovisuales se expresa doblemente: por un lado
seleccionan el material que ofrecen y al mismo tiempo la influencia deriva de la manera
mediante la cual nos aproximan a los fenómenos políticos. El continente (el medio) acaba
determinando el contenido (el mensaje)

La influencia del medio sobre el contenido explica que las opciones políticas estén
obligadas a encarnarse en un rostro: importa más la reacción del político y la
contrarreación que la cuestión. Los medios acentúan los antagonismos entre personajes -
-- los buenos y los malos--- en lugar de prestar atención a las zonas de coincidencia. En
definitiva, los medios convierten la política en un espectáculo o “gran guiñol”.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PODER POLITICO: TENSIONES


HISTORICAS Y DESARROLLOS ACTUALES.

Todo poder político ha visto siempre a los medios como instrumentos de control y de
intervención en las relaciones sociales: como recurso para reforzar su legitimidad y
erosionar la de sus contrincantes.

• La aparición de la prensa de masas coincide con la aparición del estado liberal: la


libertad de imprenta en el siglo XIX en contraste con la concesión regia para
publicaciones impresas de los regímenes absolutistas. En la primera etapa del
estado liberal cuando el gobierno era conservador coartaba la libre expresión de
los medios aplicando la censura y medidas sancionadoras (delitos de imprenta).
Cuando gobernaban los liberales se ampliaba la esfera de la libertad de expresión.
Progresivamente la prensa escrita se fue haciendo más dependiente de la
publicidad que no de otras fuentes de financiación.

• Cuando se intuyen las posibilidades de los medios electrónicos de comunicación-


--radio y tv---, los gobiernos organizan sus propios centros emisores, sin dejar
campo libre a la iniciativa privada. A partir de los años treinta del siglo XX el
estado se reserva

el derecho de conceder a los particulares la autorización para emitir por radio o


tv.

En algunos casos los medios de titularidad pública no son controlados por el


Gobierno, se confían a instituciones sociales (Gran Bretaña, Alemania, Países

67
Bajos…) en otros casos quedan unidos a la mayoría política del momento
(Francia, Italia, España).

• ¿Qué cambios se han producido en estos últimos años? Las nuevas tecnologías
ofrecen otras posibilidades. La publicidad es su principal ingreso, la radio y la tv
forman parte de la propiedad privada. Todo esto es un reconocimiento de la
incapacidad del poder político para limitar la difusión de emisiones, que el satélite
sitúa fuera del alcance estatal.

• La irrupción de Internet ha significado una transformación en las relaciones entre


política y comunicación. Millones de ciudadanos (si tienen acceso a la red) pueden
convertirse en interlocutores de este ciberespacio.

DEMOCRACIA CONTEMPORANEA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN:


NUEVOS PROBLEMAS

En las monocracias, el poder político se propone poner a su servicio cualquier instrumento


de comunicación. Para ello recurre al monopolio de los medios públicos y a la
fiscalización de los privados. La función de los medios en estos sistemas se limita a la
propaganda y adoctrinamiento ideológico de la población.

En las poliarquías o democracias, el poder político está comprometido a respetar la


libertad de prensa en todas sus manifestaciones. El declive de los parlamentos ha ido
convirtiendo a los medios en el escenario fundamental de la controversia política: el
gobierno los usa para exponer sus argumentos y la oposición para formular sus críticas.

Con frecuencia son ahora los medios los que son capaces de poner a su servicio al poder
político. La llamada mediocracia puede llegar a marcar la agenda del proceso político.
Pueden potenciar a determinados partidos e ignorar a los demás, pueden resaltar los
aciertos de uno y los errores de otro. A finales del siglo XX el temor es que sean los
grupos que controlan los medios de comunicación los que manipulen los poderes
políticos.

En las democracias actuales sigue planteado el problema de conciliar dos exigencias: por
un lado, las libertades de información y de expresión y por otro los requisitos de veracidad
y de responsabilidad que deben satisfacer los medios de comunicación, especialmente
cuando se han erigido en actores políticos de primera magnitud.

68
PREGUNTAS DEL TEMA 24

LA ACCIÓN COLECTIVA: (3) LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Describir la evolución de los medios de comunicación de masas en los dos


últimos siglos y señalar su forma de relacionarse sobre la política.
En el desarrollo de la relación entre poder y medios pueden señalarse etapas diferentes.

La aparición de la prensa de masas coincide aproximadamente con la construcción del


estado liberal: la libertad de imprenta es una de las reivindicaciones fundamentales de los
liberales del siglo XIX, en contraste con el régimen de concesión regia para publicaciones
impresas que se daba en los regímenes absolutistas.

En la primera etapa del estado liberal, la puesta en marcha de un periódico solía ser
iniciativa de los particulares y de los partidos,

era relativamente sencillo y poco costoso poner en marcha un periódico


diario: la mayoría de grupos o partidos políticos -incluso de relevancia
secundaria- contaban con él para divulgar sus propuestas entre sus
partidarios o simpatizantes. En esta situación, un diario hacía las veces de
boletín interno o de circular que se difundía entre amigos y militantes y era
financiado mediante la contribución de sus lectores y de algunos donantes
más generosos.

Aunque a veces fuera también promovida indirectamente desde el gobierno.

• Cuando este gobierno era conservador coartaba la libre expresión de los medios,
suspendiendo temporalmente el derecho a la libertad de prensa, introduciendo la
censura o aplicando medidas sancionadoras, incluida la prisión por los llamados
«delitos de imprenta».
• Cuando gobernaban los liberales se ampliaba la esfera de la libertad de expresión.
Pero no era raro que el gobierno intentara influir sobre los medios mediante la presión, la
compra o el soborno de directores o periodistas, con el fin de que apoyaran la política
gubernamental. Progresivamente, una gran parte de la prensa escrita se fue haciendo más
dependiente de la publicidad que insertaba que no de otras fuentes de financiación. La
relación entre medios y grupos con capacidad de compra de publicidad empezó entonces
a tener importancia, no sólo económica, sino también política.

En el momento en que se intuyeron las posibilidades políticas de los medios electrónicos


de comunicación -radio y televisión-, los gobiernos organizaron sus propios centros
emisores en lugar de dejar el campo libre a la iniciativa privada. A partir de los años
treinta del siglo XX, el estado intervino directamente en este ámbito. ¿De qué modo se ha
producido esta intervención?

69
• El estado se reservó el derecho a conceder a los particulares la autorización para
emitir por radio o por televisión.
• Creó emisoras públicas que con frecuencia ocuparon una posición monopolística.
Desde entonces es constante el debate político en torno al grado de independencia y
neutralidad que los gobiernos de turno conceden a los medios de titularidad pública. Las
situaciones difieren según los países.

• En algunos casos, los medios de titularidad pública no son controlados por los
gobiernos, ni por los parlamentos: se confían a la tutela de las instituciones
sociales -sindicatos, Iglesias, asociaciones culturales, etc.-o de consejos
integrados por personalidades independientes, que ofrecen en principio una mejor
garantía de pluralismo. Así ocurre en Gran Bretaña, Países Bajos, Alemania
Federal, países escandinavos, etc.
• En otros casos, estos medios de titularidad pública quedan más estrechamente
unidos a la mayoría política del momento, provocando por tanto la crítica
permanente de la oposición por su presunta parcialidad a favor del gobierno: es el
caso de Francia, Italia, España, etc.
Las últimas décadas del siglo XX han contemplado una intensa modificación del
panorama, debido a las posibilidades técnicas y económicas ofrecidas por las nuevas
tecnologías de la comunicación.

• En gran parte de los países democráticos, se ha producido una notable


concentración de la propiedad de la prensa escrita cuya difusión se estanca o
desciende. La publicidad se ha convertido en su principal ingreso.
• En lo que respecta a los medios electrónicos -radio y televisión-, la propiedad
privada se hace con ellos, ya sea porque aumenta el número de autorizaciones
estatales, ya sea porque los estados «privatizan» los medios de titularidad pública
y los ceden a los grandes grupos económicos, muchos de ellos con conexiones
internacionales. En cierto modo, este proceso significa un reconocimiento de la
incapacidad del poder político para limitar la difusión de emisiones, que la
transmisión por satélite sitúa fuera del alcance estatal.
• Finalmente la irrupción de Internet como un ciberespacio de contacto ilimitado ha
significado una nueva transformación en las relaciones entre política y
comunicación. Millones de ciudadanos -si tienen acceso a la red- pueden
convertirse en habituales interlocutores potenciales de este ciberespacio. Pero en
él se sitúan también los agentes políticos organizados (institucionales, partidos,
grupos de interés, movimientos sociales). Y, finalmente, lo ocupan los medios de
comunicación de masas, tanto los convencionales (prensa, radio, tv, publicidad,
etc.), como los que han nacido ya en soporte electrónico (prensa y radio digital,
webs corporativas, etc.). Se ha producido en los últimos años un proceso de
concentración en la propiedad de dichos medios. Han aparecido los grandes
conglomerados mediáticos, capaces de controlar los flujos principales en el
intercambio de mensajes de todo tipo. Su peso económico y su influencia política
superan en mucho la de los grandes diarios tradicionales y abren nuevos

70
interrogantes sobre la capacidad de la sociedad para reclamar un uso responsable
y transparente de su enorme poder.
• Donde predominan las grandes concentraciones de poder mediático, el sentido de
esta estrecha relación entre poder y medios se ha alterado. Con frecuencia son
ahora los medios -o algunos medios- los que son capaces de poner a su servicio al
poder político. La llamada «mediocracia» puede llegar a marcar la agenda del
proceso político:
seleccionando los asuntos a los que los demás actores se ven obligados a
prestar atención,
establecen la llamada agenda política.
Favorecen determinadas formas de abordar dichos asuntos y prescinden de
otras.
Pueden potenciar a determinados partidos y dirigentes y pueden ignorar o
disminuir a los demás.
Pueden resaltar exclusivamente los aciertos de unos y los errores de otros,
presentando una pintura en blanco y negro de la escena política y de sus
personajes principales.

Examinar la propia experiencia en la relación con los medios de comunicación


de masas y considerar en qué aspectos ejercen alguna influencia sobre
la percepción personal de la política.
Las tres funciones básicas de los medios de comunicación en la política son:

3. trasmisión de información,
4. moldeamiento y orientación de la opinión pública
5. y control del poder político.
Con la forma en que los medios realizan 1 (Transmitir la información) están consiguiendo
2 (moldeando y orientando a la opinión pública), de tal manera que:

Entre los diversos componentes del contenido de un medio de comunicación aparecen


generalmente elementos informativos y elementos de opinión:

• Los elementos informativos suministran datos sobre hechos que se presuponen de


interés para la opinión pública en general o para alguno de sus sectores.
• Los elementos de opinión trasladan al público apreciaciones o juicios que el medio
formula sobre los hechos, en sus editoriales o a través de los artículos de sus
colaboradores.
Pero en el periodismo contemporáneo no siempre es sencillo distinguir la información de
la opinión:

71
la selección de materiales disponibles,
la atención relativa que se les presta,
la titulación y la adjetivación que les acompaña
casi siempre trasladan al destinatario una cierta valoración del suceso y no una mera
descripción del mismo.

La transmisión que los medios audiovisuales realizan y que quiere ser más objetiva que
el relato escrito, ha sido precedida de una selección y ha sido sometida a un tratamiento
propio del medio. En este tratamiento el impacto visual o sonoro predomina sobre el
análisis y el gesto personal se impone sobre los argumentos.

Ello hace que la influencia de los medios audiovisuales se exprese doblemente:

• Los medios seleccionan el material que ofrecen: «lo que no aparece en televisión
no existe».
• Pero la influencia menos explícita -pero quizá más potente- de estos medios deriva
de la manera mediante la cual nos aproximan a los fenómenos políticos:
simplificación de las situaciones y de los conflictos,
apelación a las emociones más que a los argumentos,
contraposición tajante entre «éstos» y «aquéllos»,
preferencia por lo inusual y lo conflictivo.
Ello hace que las intervenciones de los demás actores políticos -organizaciones,
ciudadanos, instituciones, líderes- se sometan con frecuencia a las exigencias del medio:
el continente -el medio- acaba determinando el contenido -el mensaje-.

Como se ha dicho, el medio se ha convertido en el mensaje (MacLuhan): la transmisión


del acontecimiento llega a ser más importante que el acontecimiento mismo.

Esta influencia del medio sobre el contenido explica también que:

• las opciones políticas estén obligadas a encarnarse en un rostro: el personaje que


abandera una propuesta política adquiere mayor relieve que el contenido de la
misma.
• Lo que importa a los medios es disponer de las declaraciones de un personaje, a
menudo replicando las declaraciones de otro: no son los hechos o las cuestiones
lo que importa transmitir, sino las reacciones y contrarreacciones de los personajes
políticos frente a dichos hechos y cuestiones.
• También se refuerza hasta el límite la simplificación y el esquematismo de los
mensajes,
• los medios acentúan los antagonismos entre personajes y alternativas, en lugar de
prestar atención a las zonas de coincidencia.

72
Todo ello hace que en la mente de unos ciudadanos expuestos constantemente a los
medios audiovisuales se construya una determinada concepción de la política: simple,
emocional, caricaturesca, de confrontación permanente en tertulias o debates
artificialmente provocados. Los medios contribuyen a convertir la política en un
espectáculo o «gran guiñol» y, acto seguido y rizando el rizo, se aprovechan de ello para
ridiculizar el efecto de su propia influencia mediante la difusión de secciones y programas
humorísticos.

2. Exponer razones favorables y contrarias a la titularidad pública de


algunos medios de comunicación de masas.
Razones favorables a la titularidad pública T.V.:

• El libre mercado no garantiza, suficientemente, las funciones políticas, sociales y


culturales que corresponden a la televisión pública en las democracias modernas.
Entre las políticas y sociales, Gurevitch y Blumler han distinguido siete funciones
de los medios de comunicación en sociedades democráticas:
6. la vigilancia de los acontecimientos que tienen consecuencias, negativas
o posItIvas, para el bienestar de los ciudadanos;
7. la identificación de problemas sociopolíticos clave incluyendo sus
orígenes y posibilidades de resolución
8. la provisión de plataformas para la defensa de causas o intereses;
9. la trasmisión de contenidos a través de las diversas dimensiones y
facciones del discurso político, tanto a quienes ostentan el poder como
hacia el público;
10. el análisis y el control de la actividad de las instituciones políticas·
11. la provisión de información a los ciudadanos para que puedan convertIrse
en informados y activos participantes más que espectadores,
12. el mantenimiento de la autonomía de los medios de comunicación contra
fuerzas externas que intentan subvertirla.
• No existe garantía de una estricta correspondencia entre los espacios delimitados
por el mercado audiovisual y las “comunidades” (lingüísticas, culturales,
nacionales, etc.)
• No queda garantizada la igualdad efectiva de oportunidades en el acceso a los
servicios y bienes culturales derivados de las innovaciones tecnológicas.
• La defensa de la televisión pública tiene que basarse en el cumplimiento de su
misión (política, social, económica y cultural). Pero esta misión no puede ser
interpretada aisladamente sino en un conjunto formado por cuatro pilares: la
misión, la financiación, el control de una autoridad independiente y la supervisión
parlamentaria. La financiación, que será extraordinaria, no puede justificarse sin
la previa aceptación de la misión y ésta tiene que ser autorizada y verificada por

73
una autoridad independiente, y todo ésto bajo la supervisión del Parlamento,
fuente de la autoridad y última referencia democrática de las políticas de
comunicación.
Razones contrarias a la titularidad pública T.V.:

La realidad nos presenta:

• que la dirección de las televisiones públicas está vinculada de los gobiernos de


turno,
• que la composición de los consejos de administración está politizada
• y que estos consejos se deberían convertir en organismos técnicamente más
preparados para dirigir un holding de empresas cada día más complejo.
• que la titularidad pública de un medio de comunicación se traduce en la presión
interesada del Gobierno en defensa de sus propios intereses y los del partido que
le sostiene y no de los de la generalidad de ciudadanos.

La libertad de expresión y la pluralidad de los medios posibilitan lo que Giovanni Sartori


llama la opinión pública autónoma, es decir, libre e independiente, que se contrapone a la
opinión pública heterónoma, controlada por el Estado. ¿Cómo se llega a la opinión
pública autónoma? La respuesta de Sartori es que se requieren dos condiciones:

• un sistema de educación que no sea un sistema de adoctrinamiento, y


• una estructura global de centros de influencia e información plural y diversa.
Para cumplir la segunda condición, añade Sartori, es precisa

una estructura policéntrica de medios de comunicación y


un interjuego competitivo entre ellos, lo que significa unas condiciones del
tipo mercado.
Para Sartori, un sistema de mercado en los medios de comunicación tiene dos efectos
beneficiosos. Por un lado, hay una multiplicidad de persuasores. Por otro lado, se trata de
un sistema autocontrolable y alerta, porque cada canal está expuesto a la vigilancia de los
otros.

1. Señalar qué influencia pueden tener las nuevas tecnologías de la


información sobre la comunicación política y si esta influencia puede
reforzar o debilitar los principios de la democracia.
La irrupción de las nuevas tecnologías digitales impulsa a la combinación de medios hasta
ahora separados: edición de prensa y libros, radio, televisión, cine, música, teléfono, etc.
Todo ello privilegia a quienes tienen mayor capacidad de inversión y conduce a la
concentración del control de los medios en unos pocos grupos -no más de siete a escala
mundial-, con ramificaciones que se extienden por todo el planeta. En estos grupos
participan tanto los productores de los contenidos, como quienes suministran la

74
tecnología para difundirlos: es decir, asocian empresarialmente a Disney o a la CNN, por
un lado, con Microsoft e Intel, por otro. Los contenidos disponibles y los medios para su
difusión mundial quedan, pues, en pocas manos. Y de ahí la paradoja de que la aparente
multiplicación de oferta mediática acabe presentándonos con frecuencia la misma
selección de noticias e incluso la misma selección de imágenes.

Algunos sostienen, en cambio, que los nuevos medios conectados a la red global de
comunicaciones favorecen un flujo constante de informaciones en todas las direcciones,
y no sólo «de arriba abajo» como sucedía con los medios tradicionales. Y, aunque grandes
sectores de la población siguen marginados de esta red, se han dado ya algunas situaciones
en las que las nuevas tecnologías han permitido una cierta movilización «de abajo arriba»,
incluso en sistemas autoritarios. Así, opositores y exiliados de Chiapas (México),
Malaysia, Indonesia, Myanmar o Timor Oriental han recurrido recientemente a la red para
protestar contra la política de los gobiernos de sus países, mediante la organización de
páginas web y el uso del correo electrónico.

Por otra parte, constituiría también una simplificación excesiva otorgar a los grandes
grupos mediáticos un poder irresistible. Tanto en los sistemas democráticos, como en los
dictatoriales, los medios de comunicación se enfrentan con otros actores políticos, en una
tensión permanente que se resuelve de modo diferente según los momentos y las
circunstancias de cada sociedad. En esta tensión, la concentración de medios ha
modificado los equilibrios anteriores. Y ha obligado a las organizaciones sociales, a las
instituciones públicas y a los propios ciudadanos a buscar otros instrumentos de
compensación: por ejemplo, constituyendo asociaciones de usuarios de los medios o
creando órganos o consejos independientes de vigilancia y supervisión de su actuación.

Todo ello revela que en las democracias actuales sigue planteado el problema de conciliar
dos exigencias:

• las libertades de información y de expresión a las que tienen derecho los


ciudadanos y,
• los requisitos de veracidad y de responsabilidad que deben satisfacer los medios
de comunicación, especialmente cuando se han erigido en actores políticos de
primera magnitud.
Extraído de Ciencia Política I, tema 9:

Está claro que todo intento de democratización postestatal chocará de nuevo con
obstáculos semejantes a los que resistieron la democratización del estado:

por un lado, oposición de quienes ven este nuevo intento como amenaza a sus
posiciones de dominio y,
por otro, dificultad de adaptación democrática a ámbitos de decisión política cada
vez más amplios y más alejados de la ciudadanía.
Pero también contará con algunas oportunidades que la actual situación ofrece. Por
ejemplo, las posibilidades ofrecidas por los nuevos instrumentos técnicos de la
información y de la comunicación, que favorecen la formación de una ciudadanía más
instruida, mejor informada e interrelacionada de forma más ágil. Promoviendo el uso de

75
estas tecnologías pueden reducirse distancias y facilitar el acceso ciudadano a datos de
interés público hasta ahora reservados a profesionales de la política o a grupos
privilegiados. Igualmente es posible incrementar las oportunidades de comunicación
multilateral -mediante la inserción en la red- entre ciudadanos que intercambian
información, debaten e incluso en algunos casos pueden influir en decisiones de alcance
local o global. Así sucede ya cuando se forman coaliciones de organizaciones no
gubernamentales que presionan sobre estados y entidades supraestatales en materia
medioambiental, trabajo infantil, equiparación hombre-mujer, etc.

CAPITULO 25. LAS POLITICAS PÚBLICAS.

ENTRE LA POLITICA Y LAS POLITICAS

La combinación entre decisiones y no decisiones es lo que constituye una política pública.


En una aproximación sistémica a la política, los outputs son en buena medida las políticas
públicas que el sistema genera. ¿Qué es pues una política pública? Es un conjunto de
interrelacionado de decisiones y no-decisiones, que tienen como foco un área determinada
de conflicto o tensión social. Son decisiones adoptadas formalmente en el marco de las
instituciones públicas, precedidas de un proceso de elaboración en el cual han participado
una pluralidad de actores públicos y privados.

Es frecuente el uso del término política pública para referirse a diferentes niveles
escalonados de intervención política: desde lo más genérico a lo más específico (dentro
de política económica se situarían la política monetaria, la política de empleo, etc.)

En los últimos cien años se ha asistido a una clara expansión de la intervención pública
con el fin de asegurar la cohesión de sociedades complejas. El producto de esta expansión
ha sido precisamente la elaboración de políticas sectoriales en ámbitos y en niveles que
habían sido ignorados durante siglos por las instituciones públicas.

POLITICAS PÚBLICAS Y COERCIÓN

Lo que distingue a la política pública de un simple acuerdo voluntario entre partes es que,
el primero, incorpora dosis de coerción u obligatoriedad.

76
En unos casos la coacción es ejercida directamente señalando conductas obligadas, en
otros casos, en cambio, se manifiesta indirectamente: no se obliga a adoptar una conducta
precisa, pero debe ajustarse a determinadas condiciones o baremos.

Asimismo, esta coacción puede afectar a individuos, a parte de los grupos o a toda la
comunidad. La combinación de estos criterios establece cuatro categorías:

CUATRO
TIPOS DE
POLÍTICAS
PÚBLICAS

La limitación o coerción se ejerce sobre

Grupos /
Individuos

Directamente Políticas
Regulativas
La limitación
o coerción se ejerce Indirectamente Políticas
Distributivas

• En las políticas REGULATIVAS se imponen condiciones obligatorias para todos


los individuos afectados (seguridad viaria, para todos los conductores)

• En las políticas DISTRIBUTIVAS el elemento esencial es la concesión de


subsidios o subvenciones; se realizan transferencias obligadas de recursos de unos
ciudadanos a otros.

77
• Las políticas REDISTRIBUTIVAS conceden alguna ventaja particular a algún
individuo: esta ventaja limita o altera la posición inicial de otros (concesión de
una licencia, por ejemplo)

• Las políticas INSTITUCIONALES, señalan los procedimientos y las reglas a que


deben someterse las actividades públicas

En realidad no hay política pública que no incorpore medidas de los cuatro tipos
anteriores.

EL PROCESO: LA FORMACION DE LA AGENDA.

Visión simplificada del proceso:

• Los grupos de interés y los partidos canalizan las demandas de diferentes sectores
sociales, los actores colectivos, partidos, grupos…, integran estas demandas y las
convierten en propuestas legislativas.

• El parlamento examina dichas propuestas, las corrige y enmienda y finalmente las


aprueba en forma de Ley de obligado cumplimiento.

• El gobierno, o ejecutivo, toma la responsabilidad de convertir estas Leyes en


normas de carácter más detallado (decreto, reglamento…) que permiten aplicarlas
a situaciones más específicas.

• Las administraciones atienden a casos individuales y organizan los recursos entre


los afectados. Los tribunales de justicia intervienen en caso de disputa sobre la
interpretación de las leyes o de las formas de aplicarlas.

• Finalmente, quien tiene la autoridad para hacerlo valora las consecuencias de la


aplicación de la política y decide continuarla, reformarla o terminar con ella.

En realidad el proceso de elaboración es mucho más complejo:

El proceso arranca a partir de una situación problemática, que provoca tensión. Es siempre
una construcción social, porque no todos interpretan la situación del mismo modo. Un
problema, o una issue, es una situación insatisfactoria para algún colectivo. En cualquier
caso lo que convierte una situación en problema merecedor de atención política y su
inclusión en la agenda es la distancia entre lo percibido y lo esperado. ¿Qué factores
pueden favorecer la incorporación de un asunto a la agenda política?

• Una emergencia imprevista.

• La magnitud de población implicada.

• La aptitud organizativa de los implicados.

78
• La capacidad de presión de determinados grupos.

• Los recursos emocionales, alimentados por los medios de comunicación.

En síntesis, lo que da lugar a la iniciación de un proceso de intervención pública es la


capacidad de algunos actores para transformar una de las expresiones de las grandes
divisorias o desigualdades sociales que atraviesan cualquier comunidad en un problema
“tratable”.

LA ELABORACIÓN Y SELECCIÓN DE POLÍTICAS

Una vez incorporada una cuestión a la agenda política, interesa saber cómo se elaboran
aquellas propuestas de reacción. Se han elaborado cuatro modelos:

PROCESO DE
DECISIÓN SEGÚN
DEFINICIÓN DE
OBJETIVOS Y
MEDIOS

Objetivos

Definidos

Definidos Proceso de racionalidad


Radical. Optimización

Medios Proceso de racionalidad


Imprecisos
Limitada. Satisfacción
razonable

• Un primer modelo es resultado de un proceso racional, es decir, por la aplicación


organizada de medios adecuados a la consecución de fines definidos. En este
modelo se tienen claros los objetivos, se posee información y recursos. A partir
de esta información se calcula la alternativa que dé el resultado óptimo. El
resultado ofrece los resultados más satisfactorios al menor coste, pero la verdad
es que el modelo se basa en condiciones tan perfectas como inasequibles.

79
• Una versión corregida del proceso, racionalidad limitada, acepta una
información parcial, recursos limitados, etc. Se admite que en ningún caso podrá
satisfacerse a todos los interesados. El proceso se conforma con llegar a resultados
razonables, aceptables, en lugar de resultados racionales (entendidos como un
óptimo indiscutible para todos).

• Más modesta todavía es la aproximación que entiende el proceso como resultado


de negociaciones permanentes entre todos los sectores afectados: es prácticamente
imposible hablar de racionalidad, ni siquiera limitada. Los actores carecen de una
idea clara de que pretenden y de cómo conseguirlo, van maniobrando en función
de sus visiones parciales. Se dejan guiar por el arte del muddling through (salir
del paso). Un modo frecuente de salir del paso es incrementar la cantidad de
recursos aplicados a la solución del problema. A esto se le califica de
incrementalista.

• Un último modelo señala la posibilidad de procesos de decisión en los que apenas


existe relación entre fines y medios, porque los fines son confusos y los
instrumentos muy discutibles. “problemas que buscan solución y soluciones que
buscan problemas”. A este modelo se le califica como modelo garbage can o
cubo de la basura: resolviendo entre los deshechos, puede encontrarse
casualmente un elemento que se adapte a una necesidad pendiente.

LOS ACTORES DEL PROCESO: LÍNEAS, TRIÁNGULOS, REDES.

¿Qué relación mantiene entre sí los actores (instituciones públicas, grupos de interés,
medios de comunicación…) en el proceso?

1. Un primer esquema: grupos de interés y partidos canalizan las demandas, las


incorporan a la agenda política y las trasladan a las instituciones representativas.
Los Gobiernos se responsabilizan de su implantación.

2. Una segunda propuesta: identifica tres actores colectivos principales, que forman
un triángulo de hierro y controlan la producción y la aplicación de las políticas.
Estos actores son, el grupo o grupo de interés más directamente afectados por la
problemática que se trata de regular, los representantes parlamentarios más
estrechamente vinculados con el asunto y, los miembros directivos de la
burocracia que lo siguen y conocen más de cerca. Una política sanitaria derivaría
de la alianza de intereses entre la industria farmacéutico-sanitaria, un grupo de
representantes parlamentarios vinculados a dichos intereses y los profesionales
sanitarios que gestionan el sistema.

3. Un tercer modelo adopta la figura de red o trama de sectores. Las principales


diferencias con los modelos anteriores son dos: un número más amplio de actores
y la existencia de relaciones multilaterales entre ellos. Estos actores múltiples y
sus relaciones recíprocas acaban constituyendo una red o comunidad centrada en
una temática determinada. Esta comunidad permanente se convierte en el foro
especializado donde se intercambia información, se elaboran y discuten

80
propuestas, se negocian transacciones y, se acaban perfilando las políticas
relacionadas con el correspondiente sector de actividad, asumidas por el gobierno
y refrendadas por el parlamento.

LA IMPLANTACIÓN DE LAS POLÍTICAS

¿Qué ocurre una vez ha sido aprobada una determinada política pública y se ha traducido
en una serie de normas legales?

1. En el grado de cumplimiento de los objetivos de una política influyen factores


relacionados con la fase aplicación: falta de recursos, dificultades de
coordinación, variables ambientales. Es frecuente que muchas políticas se
aprueben sin la provisión de recursos para implantarlas adecuadamente. En
segundo lugar, una política puede haber sido diseñada sin prestar atención a los
diferentes operadores que intervendrán en su implantación y al tipo de relaciones
que mantienen entre sí. Finalmente, hay variables de entorno que refuerzan o
debilitan la realización de la política en cuestión, especialmente el ciclo político y
el ciclo económico, el clima de la opinión, la carga transformadora que incluye
aquella política y las resistencias que puede provocar, etc.: estas variables
ambientales tienen impacto sobre las situaciones y sobre los estados de ánimo de
los ejecutores mismos de la política, estimulados o, por el contrario, reticentes a
llevar a cabo el trabajo que tienen encomendado.

2. La aplicación más efectiva de una política suele darse en la medida en que sus
objetivos y sus medios van adaptándose a las condiciones específicas de sus
destinatarios: nivel cultural, situación social, ubicación territorial, etc. Esta
adaptación continua de la política corre a cargo del ejecutor de la misma: el
funcionario o agente que está en contacto directo con la situación conflictiva y
con los ciudadanos involucrados en ella. Una política de seguridad ciudadana no
puede desarrollarse del mismo modo en un ámbito urbano y en un ámbito rural:
para que tenga éxito en ambos supuestos, la misma política deberá ser modulada
por la acción directa sobre el terreno de los policías encargados de aplicarla. Una
política de fomento de la ocupación debe ajustarse de manera permanente a las
condiciones del entorno en que se desarrolla, buscando fórmulas eficaces de
coordinación con otros actores locales: empresarios, administraciones locales,
centros escolares, etc. Las aportaciones de los agentes locales, desde abajo, se
incorporan muy directamente a la fase de formulación y revisión de la política y
no sólo a la fase de implantación: contribuyen a revisar sus objetivos y sus modos
de hacer y, con ello, contribuyen decisivamente al tipo de resultados que se
obtienen.

LA EVALUACIÓN Y LA SUCESIÓN DE LAS POLÍTICAS

1. ¿Por qué no se lleva a cabo una evaluación objetiva de las políticas públicas? La
razón es la resistencia de los gobiernos responsables a dejarse examinar y

81
dificultades de carácter técnico o instrumental. Un buen ejercicio de evaluación
exige una previa determinación de indicadores. Así, una política de empleo puede
ser valorada satisfactoriamente si aumenta la tasa de ocupación. Pero será
criticada si los empleos que genera son de carácter temporal o precario. Pese a
estas dificultades, es posible en muchos casos establecer algunas medidas básicas
que calibre el impacto de la política emprendida. Estas medidas combinan la
valoración del output o acciones desarrolladas: número de escuelas construidas,
número de niños vacunados y la valoración del outcome o impacto de esas
acciones sobre determinadas dimensiones de la vida social: el nivel medio de
conocimiento de los estudiantes o el índice de mortalidad infantil. La
cuantificación del output es más frecuente y constituye la finalidad de las
estadísticas que confeccionan las propias administraciones.

2. Un problema adicional es determinar a quién corresponde esta responsabilidad de


evaluar. Se tiende a confiar la evaluación a instancias más independientes:
órganos públicos de supervisión como puede ser un tribunal de cuentas reforzado,
centros de investigación académica o consultores privados especializados.
Cuando se recurre a estas evaluaciones sistemáticas se emplean técnicas
cualitativas y cuantitativas que persiguen detectar si los objetivos fijados han sido
alcanzados, si se ha hecho con una utilización razonable de recursos y en qué
medida han conseguido la aceptación de los afectados.

3. Las políticas públicas son por naturaleza materias de controversia entre todos los
actores implicados que buscan ver colmada la diferencia entre sus expectativas y
la situación percibida. Por esta razón es siempre materia constante del debate
político.

4. La inmensa mayoría de las políticas públicas y de las decisiones que las integran
no exhiben una fecha fija de caducidad. La decisión sobre su continuidad, su
reforma o su liquidación está ligada a una cierta evaluación de sus resultados.
Pocas políticas son drásticamente eliminadas. En algunos casos, porque los
objetivos a alcanzar son tan amplios y ambiciosos que siempre puede
argumentarse a favor de la continuidad. En otros casos, porque las resistencias de
los beneficiarios directos pueden llegar a ser muy intensas y crear nuevos
problemas políticos que un gobierno no quiere afrontar.

5. Por todo ello suele darse la transformación de algunos de sus elementos, en lugar
de una terminación radical de la misma. Por ejemplo, pueden sustituirse los
agentes encargados de desarrollarla. O cuando se traslada la responsabilidad de
ejecución directa de algunas políticas a agentes externos a la propia
administración. En el seno de una misma política, también pueden cambiar
algunas estrategias por otras: por ejemplo, la política de la Unión Europea en
materia agrícola puede sustituir la fijación de precios garantizados de algunos
productos por la subvención directa a los cultivadores según las unidades de
explotación. Estas estrategias de transformación permiten disminuir en alguna
medida los enfrentamientos con los beneficiarios de la antigua política clientes
que no quieren perder sus ventajas y que por ello se resisten al cambio.
Conclusiones: la importancia de la aportación que hacen en cada una de sus etapas
los factores económicos, técnicos o de gestión. En cada una de las etapas de este
ciclo reaparece siempre en primer plano su sustancia propiamente política,

82
manifestada en el conflicto permanente sobre los fines deseables y los medios
convenientes. Se trata de un conflicto que está en la raíz misma de la política.

¿INFLUYE LA POLÍTICA SOBRE LAS POLÍTICAS? LOS ESTILOS

En sociedades complejas, el margen de maniobras disponible para optar por una política
en lugar de otra sería muy reducido o prácticamente inexistente: la solución sería única
y estaría sobre todo en manos de técnicos y expertos. Esta constatación afectaría
principalmente a la política económica y a la política social. ¿Cuenta, pues, la política a
la hora de fijar las políticas públicas?

1. Se dan algunas diferencias significativas entre políticas según sea la orientación


del gobierno que las diseña y las impulsa. En períodos largos es perceptible, por
ejemplo, que los gobiernos socialdemócratas han incrementado el gasto público
destinado a políticas sociales y han intensificado la acción pública en este terreno.
Este incremento no ha existido o ha sido más reducido cuando han predominado
gobiernos de orientación conservadora o moderada. Esta influencia no depende
únicamente de la posición ideológica y de los programas de los partidos: deriva
también de su fuerza electoral, de su capacidad de aliarse con otros grupos de
interés, del sistema administrativo, etc. El perfil y los resultados de una política
pública están influidos por los rasgos del sistema político en su conjunto. Es decir,
por las características de la organización política en que dicha política se elabora.

2. La existencia de estilos diferentes en la elaboración y aplicación de las políticas


públicas. Estos policy styles se han definido en función de dos variables: La
primera nos indica si la iniciación de una política determinada es de carácter
reactivo o anticipativo. La segunda variable se refiere a la relación existente entre
los principales actores: en unos casos, un actor domina el escenario y tiende a
imponer su posición, mientras que en otros, una pluralidad de actores se esfuerzan
por encontrar un compromiso. De la combinación entre las cuatro variables se ha
concluido la existencia de cuatro estilos:

• Anticipativo-consensuado (1): se ha identificado tradicionalmente con las


políticas elaboradas en el seno de sistemas políticos como los de Suecia o Japón.

• Reactivo-consensuado (2): se ha dado en políticas elaboradas en Gran Bretaña,


donde se produciría una amplia consulta de carácter previo entre una pluralidad
de actores implicados.

• Anticipativo-impositivo (3): correspondería a las políticas nacidas bajo


esquemas de planificación indicativa e impulso público como las que se han dado
a menudo en Francia.

• Reactivo-impositivo (4): el característico de muchas políticas económicas de


choque, adoptadas por los gobiernos ante el estallido imprevisto de una crisis.

83
La categoría de los policy styles está emparentada con la categoría de las culturas
políticas: sistemas de valores, experiencias históricas, inercias institucionales o formas
dominantes de participación acaban configurando determinados modos de percibir la
política por parte de los ciudadanos. Como consecuencia, llevan a los actores principales
a actuar en ella siguiendo determinados estilos o modos de elaborar políticas públicas.
Algunos rasgos fundamentales de la estructura política y las características de la cultura
política dominante en una sociedad parecen influir sobre el contenido y la forma de
elaborar las políticas públicas. Intervienen en este proceso una serie de factores que
diferencian a un sistema político de otro ¿Influye la política sobre las políticas? La
respuesta es afirmativa: la política entendida como politics y como policy, es decir,
cuando se trata de formular y aplicar políticas públicas sobre los problemas colectivos de
una comunidad.

Los actores buscan

el compromiso

Los actores tienden 1 2 Los actores tienden a

a prevenir problemas reaccionar ante el problema

34

Un actor dominante

tiende a imponer

su propuesta

PREGUNTAS DEL TEMA 25

LA POLITICA COMO RESULTADO = Tercera dimensión de la política

A Recordar:
A partir de 4 conceptos:

84
Política pública: producto directo y más visible de la actividad política. En cada una de
ellas se integra una serie de decisiones que aspiran a regular un ámbito de conflictividad
social. Materias de controversia entre todos los actores implicados que buscan ver
colmada la diferencia entre sus expectativas y la situación percibida.
Continuidad y Cambio: Conservar el orden existente en el seno de la comunidad o de
modificar lo en su totalidad o en parte. Normalmente predomina según el momento y
condiciones de cada sociedad.
Gobernabilidad: Capacidad de un sistema político y de sus instituciones para asegurar
un grado razonable de cohesión social.
Gobernación: Cohesión social no depende solo ni principalmente del sistema político o
de sus instituciones, resulta del ajuste continuo y espontáneo que se da entre actores
públicos y privados.

Tema 25- Las Políticas Públicas

1. Describir las etapas de elaboración de una política pública y los problemas que
cada una de dichas etapas plantea.

Iniciación: Existe una situación localizada, se movilizan sectores que proponen


reaccionar con decisiones de carácter obligatorio. Se incorpora a la agenda política,
cuando se percibe que existe distancia entre lo percibido y lo esperado.
Elaboración: Interesa saber cómo se elaboran las propuestas de reacción o proyectos de
políticas públicas y qué determina la selección de unas y el descarte de otras.
Implantación: En el grado de cumplimiento de objetivos influyen factores relacionados
con la fase de aplicación (falta de recursos para implantarlas). Más efectiva si objetivos y
medios se adaptan a las condiciones de sus destinatarios. Funcionario/agente en contacto
con la situación conflictiva y con los ciudadanos involucrados (política de seguridad
ciudadana no será igual en la ciudad que en el ámbito rural, el policía actuará de diferente
modo)
Evaluación:
Valoración del Output: (acción desarrollada) Constituye la finalidad de las estadísticas
Valoración del Outcome (impacto de las acciones sobre determinadas dimensiones de la
vida social.
¿Quién evalúa?: No importa quien las realice. Veredicto siempre es controvertido.
¿Cómo?: Técnicas cualitativas y cuantitativas. Grado de eficacia (si se han alcanzado los
objetivos), eficiencia (utilización razonable de recursos), aceptación (legitimidad
conseguida
Sucesión: Normalmente sin fecha de caducidad. Continuidad, reforma o liquidación
ligada a resultados. Pocas políticas se eliminan drásticamente.
Conclusiones:
-Importancia en cada etapa de: Factores económicos (recursos); Técnicos y de Gestión.
-Conflicto permanente entre los fines deseables y los medios convenientes.

85
2. Exponer los modelos teóricos que pretenden explicar esta elaboración y
argumentar a favor del que le parezca más convincente.

Relación entre objetivos fijados y medios disponibles.


Máxima Racionalidad = Optimización: Quienes intervienen tienen claros los objetivos.
Pero no siempre es así debido a la información limitada, recursos escasos, previsión
incompleta. Prácticamente imposible (según Simon, sólo atribuible a Dios)
Racionalidad Limitada (Simon)= Satisfacción razonable: Versión corregida. No se
puede satisfacer a todos los interesados. Habrá que negociar.
Incremental (Lindblom)= Compromiso. Se cuenta con información previa a cerca de los
éxitos y fracasos. A veces, basta con “salir del paso” Las políticas se ajustan
gradualmente. Negociaciones entre todos los sectores. Se pretende adecuación entre fines
y medios.
Garbage Can = Casualidad: Poca relación entre fines y medios. Fines ambiguos y
confusos; instrumentos discutibles y participantes intervienen intermitentemente.
(Revolviendo entre los desechos puede encontrarse casualmente un elemento que se
adapte a una necesidad pendiente).

Me parece más convincente la racionalidad limitada: Ningún individuo puede tener todo
el conocimiento de los elementos de conjunto de una situación, ni de todos los resultados
de los actos que pueda emprender, ni de todas las opciones posibles, y así sucesivamente,
la tarea es
reemplazar la racionalidad global del comportamiento humano con un comportam
iento
maduramente racional compatible con las posibilidades reales de acceso a la info
rmación existente y
las capacidades de procesamiento en las personas, las organizaciones y en sus
respectivos entornos.

3. Señalar qué relaciones mantienen entre sí los actores que participan en el proceso
de elaboración e implantación de las políticas públicas
Actores: Instituciones públicas, partidos, grupos de interés, medios de comunicación…

3 Esquemas:

-Lineal:
Grupos de interés y partidos canalizan demandas, delimitan cuestiones, incorporan a la
agenda política y trasladan a las instituciones representativas (Parlamento) y el Gobierno:
las implantan.
Grupos Interés --- Partidos--- Parlamento--- Ejecutivo----- POLITICA PÚBLICA
-Triángulo de hierro = 3 actores. Distanciamiento entre los miembros y grupos sociales

86
Grupo/s de interés, Representantes parlamentarios y Miembros directivos de la
burocracia.
-Red o trama de actores = Nº amplio de actores y relaciones multilaterales entre ellos
Constituyen una red o comunidad centrada en una temática determinada.
Carácter formal e informal de las relaciones que mantienen entre sí los actores implicados

4. Indicar el grado de influencia que las ideologías políticas y los partidos que las
sustentan tienen sobre la elaboración de las políticas públicas.

Diferencias entre políticas según la orientación del gobierno que las diseña y las impulsa.
Socialdemócratas: incrementan el gasto en políticas sociales.
Conservadores o moderados: No las incrementan o las reducen.
Influyen:
Posición ideológica, Programas de partidos, Fuerza electoral, Capacidad de aliarse
con otros grupos de interés (sindicatos y organizaciones sociales), Sistema
administrativo…
Influencia de los rasgos del sistema político en su conjunto, por las características de la
organización política (polity o estructura).

5. Comparar los estilos de políticas públicas y señalar los factores que pueden
explicarlos.

Variables:
1) Carácter de la política: Reactiva (responde a crisis abierta) y Anticipativa (se adelanta)
2) Relación entre los principales actores: Imposición o Consenso

Combinación de las 4 variables:


1-Anticipativo-consensuado: Políticas elaboradas en sistemas políticos (Suecia y Japón)
2-Reactivo-Consensuado: consulta previa entre actores implicados (Gran Bretaña)
3-Anticipativo-Impositivo: planificación indicativa e impulso público (Francia)
4-Reactivo-Impositivo: Políticas económicas de choque por estallido de crisis.

Los actores buscan el compromiso (1-2)


Los actores tienden a reaccionar ante el problema (2-4)
Un actor dominante tiende a imponer su propuesta (3-4)
Los actores tienden a prevenir problema (1-3)

87
CAPÍTULO 26. LA DINÁMICA POLÍTICA: CONTINUIDAD Y
CAMBIO

CONSERVAR Y TRANSFORMAR

La actividad política responde a una doble dinámica. En unos casos está orientada por la
pretensión de conservar el cierto orden existente en el seno de una comunidad
determinada. En otros momentos está guiada por el deseo de modificar el orden existente.

• En una perspectiva histórica, las comunidades políticas atraviesan etapas de


continuidad y etapas de transformación. Gran Bretaña muestra una historia
política agitada hasta principios del siglo XVIII. Los Estados Unidos
experimentan grandes transformaciones sociales bajo unas reglas constitucionales
que se alteran poco a lo largo de casi dos siglos. Para Alemania, el siglo XX ha
sido un período de repetidas fracturas. En 1939 África presentaba un solo estado
independiente, Liberia, mientras que el resto del continente estaba sometido de
una u otra forma a las grandes potencias europeas: medio sigo más tarde, todos
los territorios coloniales se habían convertido en estados formalmente
independientes.

• Incluso en las comunidades políticas más estables se suceden los cambios. Es


constante el cambio de orientación política de los gobiernos, ya sea como efecto
del resultado electoral, o mediante acciones de presión o violencia. A su vez,
también pueden ser prolongados los períodos de hegemonía de una misma
tendencia política.

Es frecuente medir el resultado de la actividad política en términos de continuidad o en


términos de cambio. Porque el conjunto de decisiones adoptadas en el escenario político
tiende a reforzar elementos de la situación anterior o a introducir en ella alteraciones de
mayor o menor importancia. Pero este efecto de estabilidad o de cambio no tiene siempre
el mismo alcance ni responde a los mismos impulsos.

LOS DIVERSOS PLANOS DEL CAMBIO

Aparecen continuidades o alteraciones en las capas más superficiales de una determinada


formación social o pueden desarrollarse en los estratos más profundos de la misma.

1. Puede darse estabilidad o alteración en la orientación de las diferentes políticas


públicas que el sistema genera: en ocasiones, las decisiones que se adoptan sirven
para confirmar los grandes rasgos de una política educativa, mientras que en otros
casos intentan rectificar aspectos más o menos centrales de aquella política.

2. También pueden permanecer o desaparecer los individuos y los grupos que


ocupan las principales posiciones institucionales: confirmaciones y sustituciones

88
electorales en los gobiernos, en los parlamentos. Sucesiones hereditarias en las
monarquías.

3. En otros supuestos, son algunos elementos de las reglas del juego y de las propias
instituciones los que se modifican: como la ampliación o la restricción del derecho
de sufragio, con una reforma de la ley electoral, con una alteración en la
distribución territorial del poder o con una garantía más o menos eficaz en el
ejercicio de los derechos individuales. Los cambios en las reglas de juego afectan
a la distribución de recursos políticos y a la posición de los actores que deben
acomodarse a ella.

4. Cabe también una alteración en las características básicas de las reglas e


instituciones que enmarcan la vida política: el resultado final puede ser la puesta
en marcha de una nueva forma de gobierno.

5. También se registran continuidades y cambios en el ámbito simbólico: son los que


afectan a valores sociales, modos de legitimación o culturas políticas dominantes.
Lo que se refuerza o modifica son las representaciones colectivas: la forma en que
los actores perciben e interpretan las mismas relaciones políticas. Estos cambios,
a diferencia de los anteriores, suelen ser graduales. Se manifiestan a través de
nuevas formas de actuación y movilización de los actores: en su forma de
expresarse, de reaccionar ante un acontecimiento, etc. La emergencia de una
política posmoderna expresaría la orientación posmaterialista de algunas
sociedades contemporáneas.

6. Finalmente, pueden observarse etapas de estabilidad o de alteración en la relación


que se da entre la estructura social y la actividad política.

Diferencia que separa a los diversos supuestos de cambio y los sitúa en dos grandes
grupos: los que siguen las reglas del juego vigentes y los que se desarrollan al margen de
las mismas.

1. Se combinan, la continuidad en los elementos básicos y el cambio en elementos


secundarios. La continuidad política de esas comunidades depende de su
capacidad para cambiar, adaptándose permanentemente a las nuevas condiciones
de su entorno. La estabilidad equivale a organizar con éxito aquella reforma
indispensable que evita una alteración sustantiva de las reglas esenciales del juego
político.

2. Cuando no existe la capacidad suficiente para digerir o asimilar las presiones que
se ejercen sobre el sistema no hay otra salida que abandonar las viejas reglas, si
se quiere preservar un grado mínimo de integración en aquella comunidad. En tal
caso se impone el cambio en los aspectos centrales del sistema, sustituyendo
reglas e instituciones.

89
¿CÓMO SE DESENCADENA EL CAMBIO POLÍTICO?

• El cambio político es visto como resultado de fenómenos específicamente


políticos y contingentes: por ejemplo, la influencia y carisma de un líder o su
desaparición, una derrota militar o una amenaza exterior, una determinada
estrategia elaborada desde las élites para polarizar o pacificar la sociedad, etc.

• Una variante es la de quienes imputan los cambios políticos a factores externos a


la misma comunidad que los experimenta: por ejemplo, la revolución bolchevique
de 1917 ha sido interpretada como producto de la derrota de Rusia en la Primera
Guerra Mundial.

• El cambio político se origina en las mutaciones culturales que cada sociedad


experimenta: son los cambios de valores y de percepciones los que transforman la
realidad social y política. La aceptación de reglas políticas de inspiración
democrática se pone en relación con una determinada pauta de distribución de
actitudes y opiniones, cultura cívica. El creciente predominio de valores
posmaterialistas explicaría los cambios en los sistemas liberal-democráticos:
declive de los partidos, erosión de la autoridad institucional, incremento de las
formas de participación, etc.

• Finalmente, las transformaciones materiales de la sociedad: en sus condiciones


tecnológicas y en la organización de la producción económica.

La pretensión de encontrar un factor explicativo único para todos los cambios tropieza
con importantes obstáculos. Se admite generalmente que en el complejo del cambio
interviene siempre una pluralidad de elementos. La acción política es uno de ellos. Esta
acción está vinculada a la disponibilidad de recursos, cuya distribución depende de las
mutaciones económicas, de las oportunidades sociales y culturales o de las limitaciones
geoestratégicas que experimentan los miembros de una comunidad determinada en un
momento dado. El esfuerzo por identificar el factor o los factores de cambio ha de tener
en cuenta que estos factores ejercen, según tiempo y lugares, un diferente grado de
influencia.

REVOLUCIONES Y REFORMAS

¿Qué nos permite distinguir entre las diferentes modalidades de cambio? La distinción se
encuentra en el desenlace del cambio y el modo en que éste se desarrolla: el resultado y
el proceso.

• Las revoluciones apuntan a la transformación radical de las estructuras


económicas, sociales y políticas. Intentan establecer un orden nuevo que
sustituya al orden viejo. Se desarrollan a ritmo acelerado, al margen de las reglas
e instituciones vigentes. Son desencadenadas por una acción inesperada que
concluye con un cambio radical en las estructuras y en las prácticas políticas. La
noción de revolución se asocia generalmente al ejercicio de la violencia física.
Pero, también se han dado cambios políticos en profundidad que no han

90
comportado estallidos incontrolados de destrucción contra personas o bienes:
como ocurrió en la revolución de los claveles en Portugal (1973) o en la llamada
revolución de terciopelo en Checoslovaquia (1989) que puso fin al régimen
comunista. Lo que sí caracteriza al cambio revolucionario es su ritmo acelerado,
precipitando una dinámica que afecta de modo radical y desordenado a muchos
elementos de la situación vigente hasta aquel momento.

• Los procesos de reforma política se diferencian de las revoluciones por el alcance


de los cambios que generan y por el ritmo en que se desarrollan. En estos procesos,
los cambios pueden ser limitados y el ritmo es menos intenso. Se desarrolla a
través de una serie de etapas, que encuadra el paso de una situación a otra. Es este
paso gradual el que describe el proceso, la transición. La reforma política se
caracteriza por la gradualidad del proceso y por la ausencia de violencia
organizada por el nuevo poder. La alteración de las reglas y de las instituciones se
lleva a cabo ajustándose en las formas a la normativa vigente y sin romper con el
sistema que se quiere sustituir. La reforma política en España (1975-1977) que
comportó el tránsito de una dictadura a una democracia parlamentaria, se apoyó
en la modificación de normas heredadas de la propia dictadura franquista. La
sustitución de las élites dominantes no es total: la élite en el poder, acepta
compartirlo con otros grupos. Las decisiones se toman en un contexto de
incertidumbre, porque las regla heredadas no son aceptadas por todos los actores
y las nuevas reglas todavía están por definir. El desenlace final del proceso
dependerá de una combinación de: el azar, la capacidad y el esfuerzo de los
actores.

EL SENTIDO DEL CAMBIO

¿En qué sentido se orientan los grandes cambios políticos? Existen tres posiciones:

• El resultado transformador o conservador de la política es un efecto casual y


fortuito de una combinación de factores. Se da de modo espontáneo, caótico. Es
el azar el que dispone.

• Los grandes movimientos cíclicos en la historia de las comunidades políticas. La


ley del péndulo: cuando una situación política lleva al extremo alguna de sus
características, la dirección del movimiento cambia de sentido y se orienta en la
dirección opuesta.

• La dinámica de los cambios políticos se presenta siguiendo una evolución lineal.


Las teorías de la modernización y del desarrollo político son expresiones de esta
visión evolutiva. Para algunos, la dirección de esta evolución lineal es negativa:
conduce a la degradación y a la decadencia imparable de las condiciones de la
existencia colectiva. Para otros, el sentido de la evolución es positivo, es
progresista: permite una gradual modernización de las sociedades, entendiendo
por tal la realización de objetivos de desarrollo personal y colectivo que van
superando las limitaciones de etapas y modelos anteriores. En todo caso, tanto una
visión pesimista como una visión progresista están condicionadas por el valor que
se atribuye a los resultados obtenidos.
91
PREGUNTAS DEL TEMA 26

La dinámica política: Continuidades y Cambios

1. Distinguir los diferentes planos o niveles en que pueden producirse los cambios
políticos.

-El contenido de una política pública como conjunto de decisiones (nueva política
educativa)
-Los titulares del poder de acuerdo con las reglas institucionales (el relevo de una
mayoría parlamentaria por otra mayoría que está en la oposición)
-Elementos de las reglas del juego y las instituciones que definen la forma de
gobierno. Reformas electorales en Italia 1992-1994-2005)
-Alteración en las características básicas de las reglas e instituciones que enmarcan
la vida política. (Paso de la IV República francesa –parlamentaria- a la V República
semipresidencial)
-En el ámbito simbólico: Afectan a valores sociales, modos de legitimación o culturas
políticas dominantes. (Tránsito de la dictadura de Franco a la monarquía liberal-
democrática de 1975-1978)
--Relaciones entre la estructura social y la actividad política -grado de autonomía de
las instituciones, concentración de coacción, profesionalización de la política-
(Revolución Meiji en Japón 1868. La soviética 1917. La de Ataturk en Turquía 1922)

Dos grandes grupos de cambio:


1-Los que siguen las reglas de juego vigentes.
2-Los que se desarrollan al margen de las reglas vigentes.

2. Exponer las principales explicaciones de las dinámicas de cambio político.


-Fenómenos políticos y contingentes: Influencia, carisma de un líder o su desaparición;
derrota miliar o amenaza exterior; estrategia desde las elites para polarizar o pacificar…
España: muerte de Franco.
Francia: V República francesa 1958 al genio político De Gaulle.
Alemania: aparición del III Reich al liderazgo de Hitler 1933.
-Factores externos de la comunidad que los experimenta:
Rusia: Revolución bolchevique de 1917 ha sido interpretada como producto de la derrota
de Rusia en la 1ª Guerra Mundial.
Japón: la aparición de la democracia fruto del colapso militar del Imperio nipón en 1945
y posterior dominio norteamericano

92
-Mutaciones en el orden internacional, competición entre estados por hacerse con la
hegemonía económica, social, cultural, militar… y división en bloques enfrentados:
Durante la guerra fría 1945-1989: Golpe Estado en Praga 1948 promovido por la URSS
convirtió a Checoslovaquia en República Popular.
Chile: Golpe militar en 1973, propiciado por Nixon dio paso a la dictadura de Pinochet.
Modelo geopolítico unipolar dominado desde 1989 por EEUU ha facilitado la transición
de sistemas autoritarios hacia la democracia liberal.
-Mutaciones culturales debido a cambio de valores y de percepciones: transforman la
realidad social y política.
Aceptar reglas políticas democráticas determinan actitudes y opiniones “cultura Cívica”.
Valores posmateralista explica los cambios en los sistemas liberal-democráticos.

-Transformaciones materiales de la sociedad: tecnología, industrialización y la


dominación del capital sobre el trabajo.
Nuevas tecnologías de la información, crecimiento de la actividad terciaria o de servicios,
incremento del nivel educativo de la ciudadanía

3. Diferencias los conceptos de revolución y de reforma como procesos de cambio


político.
Revolución: Transformación radical de las estructuras económicas, sociales y políticas.
Ritmo acelerado, precipitando una dinámica que afecta de modo radical y desordenado a
muchos elementos de la situación vigente.
Pretenden influir en todos los ámbitos de la vida colectiva, sustituyendo a los grupos
sociales dominantes, creando nuevas instituciones y revisando el modo de legitimación
de la autoridad y el sistema de valores. Intentan establecer un orden nuevo que sustituya
al orden viejo.
Revolución americana de 1776; Revolución francesa de 1789, Revolución rusa 1917;
Revolución cubana de 1960; Revolución iraní 1979.
Se asocia al ejercicio de la violencia física a la coacción.
Algunas revoluciones no han sido cruentas: “Revolución de los claveles en Portugal
1973”; “Revolución de terciopelo en Checoslovaquia 1989 puso fin al régimen
comunista”.
Reforma: Los cambios pueden ser limitados y el ritmo es menos intenso.
Ritmo gradual del proceso y ausencia de violencia organizada por el nuevo poder.
La alteración de las reglas y de las instituciones mediante ajustes en las formas a la
normativa vigente y sin romper en apariencia con el sistema que se quiere sustituir.
España: la reforma política (1975-1977) comportó tránsito de la dictadura a una
democracia parlamentaria apoyándose en la modificación de normas heredadas de la
dictadura.
La sustitución de las elites dominantes no es total, la elite en el poder acepta compartirlo
con otros grupos.
Nelson Mandela (1994) elegido presidente de la nueva Sudáfrica multirracial, junto al
vicepresidente que había sido el último presidente de la República del apartheid.
93
4. Señalar qué argumentos pueden justificar una visión optimista de la evolución
política del cambio político.
El sentido de la evolución es positivo y progresista porque permite una gradual
modernización y desarrollo de las sociedades, entendiendo por tal la realización de
objetivos de desarrollo personal y colectivo que van superando las limitaciones de etapas
y modelos anteriores.

CAPÍTULO 27. GOBERNABILIDAD Y GOBERNANZA

GOBERNABILIDAD: UN TEST DEL RENDIMIENTO POLÍTICO

El objetivo final de la política es la consecución de un grado razonable de estabilidad


social. Éste es el resultado que se pretende mediante las políticas públicas y los cambios
o continuidades a que aspira cada una de ellas. ¿Cómo medir hasta qué punto se ha
conseguido dicha estabilidad?

• Cada política pública organiza una serie de intervenciones en un ámbito


conflictivo de la vida colectiva: en materia social, educativa, económica, etc.
Pretende someter dicha conflictividad a cierto control, mediante la redistribución
de recursos de todo tipo y recurriendo, si conviene, a la coacción. Cuando se
elabora y aplica una política pública, se está desarrollando una actividad de
dirección o de gobierno en su sentido más genérico.

• Esta actividad de gobierno repercute sobre los equilibrios sociales existentes, ya


sea para reforzarlos, ya sea para modificarlos. Cuando esta actividad de gobierno
y sus correspondientes repercusiones son aceptadas de manera regular puede
hablarse de GOBERNABILIDAD del sistema. Por el contrario, un rechazo
frecuente y generalizado nos indica una situación de INGOBERNABILIDAD. No
hay ajuste suficiente entre las expectativas y las respuestas, ni se consigue el grado
suficiente de cohesión social al que debe aspirar la acción de gobierno. La noción
de gobernabilidad actúa como una prueba test para valorar el rendimiento de un
sistema político.
94
• Si el resultado de la prueba es negativo, es decir, si una sociedad se manifiesta
como ingobernable, estamos ante una crisis de su sistema político, que se expone
a ser sustituido por otro mediante un proceso de cambio o transición. La
ingobernabilidad se produce cuando el mecanismo de ajuste y reajuste se
desarregla. No alcanza a percibir adecuadamente las señales que le llegan del
entorno, demandas, reivindicaciones, aspiraciones, apoyos, etc. o no puede
procesarlas de manera adecuada. Como consecuencia, no emite las respuestas
esperadas, o las retrasa excesivamente. Con ello, el conflicto o la tensión inicial
se agrava, hace aumentar aún más la presión que descarga sobre el sistema y,
finalmente, lo bloquea o lo descompone.

CRISIS DE GOBERNABILIDAD: LOS SÍNTOMAS Y LOS REMEDIOS

La gobernabilidad, depende de la aptitud de un sistema para regular los conflictos


sociales. Si el sistema político no es capaz de adoptar políticas públicas eficaces y de dar
respuestas, a medio plazo, a los conflictos detectados se acumulan los problemas
pendientes y se acentúan los desequilibrios y las tensiones.

• Según algunos analistas, la ingobernabilidad se manifiesta sobre todo en la


inestabilidad de la dirección política última de un país. Cuando se trata de
gobernabilidad, deberá tenerse en cuenta ante todo la calidad del gobierno, sus
efectos, y no principalmente la cantidad o duración del gobierno, sus años de
ejercicio.

• Otra medida de la gobernabilidad: el rendimiento de la acción del gobierno y no


sólo la continuidad de sus titulares. ¿Cómo medir este rendimiento? El
rendimiento gubernamental puede valorarse atendiendo a los resultados obtenidos
en ámbitos sociales donde se producen las principales tensiones colectivas:
distribución de la renta, nivel de desempleo, gasto público en políticas sociales,
grado de violencia política, integración de la mujer y de minorías en la vida
política, etc. Se trata de una valoración a medio y largo plazo, que tiene en cuenta
la evolución de determinados indicadores sociopolíticos. La gobernabilidad o
ingobernabilidad, se mide por el grado de ajuste conseguido entre las necesidades
sociales expresadas y los resultados obtenidos por las políticas que el sistema
genera en respuesta a aquellas necesidades. Estabilidad gubernamental y
gobernabilidad no van siempre de la mano. Se trataría de sistemas con gobiernos
que duran, pero que no gobiernan: se conforman con subsistir, pero no afrontan
las peticiones de su entorno social ni las integran en propuestas viables de
intervención.

• A mediados de los años setenta del siglo XX, se aventuró la tesis de la creciente
ingobernabilidad de las poliarquías occidentales, reflejada en las crecientes
muestras de insatisfacción en la opinión pública de sus respectivos países. El
estancamiento económico, el crecimiento del paro, el aumento del déficit público,
la incapacidad para solventar nuevas controversias sociales, etc. llevaron a un
diagnóstico generalizado de amplia crisis de gobernabilidad en los países
avanzados. Este diagnóstico constataba que el crecimiento y la complejidad de las
demandas de los ciudadanos no eran ya adecuadamente procesados por los
95
sistemas políticos de las democracias liberales. La sobrecarga del gobierno,
generaba una pérdida de confianza o de legitimación. Los movimientos sociales
surgidos a finales de los años setenta, junto con las revueltas callejeras
ejemplificadas por el mayo francés de 1968, fueron interpretados como expresión
de ese desajuste y como anuncio del final de una época de hegemonía de las
poliarquías occidentales. Pero, en cambio, sus pautas institucionales se
extendieron por la Europa del sur y, a partir de los años ochenta, por Europa
central y oriental y América Latina.

• Pese a este aparente éxito, la insatisfacción por el rendimiento de las democracias


ha continuado. ¿Qué remedio se ofrece ahora para mejorarlo? En lugar de poner
en cuestión el sistema en su conjunto se prefiere actualmente revisar algunas de
sus características institucionales. Se habla menos de gobernabilidad y se habla
más sobre la calidad de la democracia y de los métodos para incrementarla. A
mediados de los años ochenta del siglo XX, una nueva perspectiva de análisis
incorpora ahora el concepto de gobernanza.

GOBERNANZA: ENTRE EL MERCADO Y LA POLÍTICA, LAS REDES.

La capacidad de dar satisfacción a las demandas sociales se atribuye ahora, no sólo ni


especialmente al sistema político, sino a la acción combinada de un conjunto más amplio
de actores. Figuran las instituciones políticas, pero sin disfrutar del protagonismo que le
habían concedido los tratamientos tradicionales.

• Qué se entiende pues por GOBERNANZA? A diferencia de la coordinación por


el mercado, o de la coordinación por la política, la gobernanza equivale a la
coordinación social que nace de la interacción constante entre agentes de todo
tipo. Así, mientras la noción de gobernabilidad estaba vinculada a la aptitud de
dirigir que es propia del sistema político, el concepto de gobernanza se asocia a la
capacidad de autocoordinación propia de redes constituidas por una variada
constelación de organizaciones y entidades privadas y públicas, estatales y
transestatales.

• La gobernanza, no depende de instituciones o reglas formales, sino que brota de


un ajuste continuo entre sujetos colectivos e individuales de todo tipo. No
presupone la existencia de un centro director, sino que se configura como una
trama de intercambio de recursos. No se basa, en una relación de dominación
jerárquica, sino que resulta de una acomodación o negociación constante entre las
conveniencias e intereses de todos los que forman parte de la red. Puede decirse
que gobernanza equivale a coordinar sin coordinador, a gobernar sin gobierno.

96
LA TESIS DE LA GOBERNANZA: DIAGNÓSTICO E IDEOLOGÍA

La irrupción del concepto gobernanza no puede desligarse del cambio de época


representado simbólicamente por la fecha de 1989. El doble acontecimiento surgido en
esta fecha, considerado como el punto final del siglo XX, debilitó la idea de gobierno
como centro director de la política y, con ella, la cohesión social. Tanto en sus aspectos
internos como externos, el papel propio de las instituciones gubernamentales parecía
pasar a un segundo plano. La caída de los regímenes comunistas no afectaba únicamente
a las sociedades que los habían experimentado o padecido, sino también a los estados que
los habían combatido. En este contexto surge la idea de gobernanza como mecanismo
alternativo o sustitutorio del gobierno. Pero el uso de esta idea tiene un doble carácter:

• Según los análisis descriptivos, la gobernanza es el efecto de cambios sociales


profundos. Se ha acelerado la especialización de muchos agentes, económicos,
sociales, culturales, administrativos, etc. y, con ella, se ha incrementado la
diversidad y la complejidad de las sociedades. Al mismo tiempo, este proceso de
diversificación y especialización se ha visto acompañado por la superación de
fronteras estatales tradicionales y por la proyección de gran parte de los actores
políticos y sociales a un escenario universal. Para esta perspectiva, complejidad,
diversificación y globalización han condicionado el modo de gestionar los
conflictos colectivos, tanto a escala estatal como a escala internacional. En el
ámbito estatal se constata que las políticas públicas son resultado de la
contribución simultánea de múltiples actores. Una política social de atención a la
tercera edad, por ejemplo, se define con la aportación de demandas y propuestas
de una diversidad de colectivos y entidades. Esta política se reelabora
continuamente. Influye en esta reelaboración permanente el propio resultado de
la implantación de las políticas, en la que intervienen por igual instituciones
públicas, entidades no lucrativas, grupos de expertos y profesionales, etc. La
definición y el resultado final de esta política social no serían, efecto del propósito
deliberado de una dirección gubernamental, sino la consecuencia de una
interacción constante entre estos actores. En el ámbito transestatal o internacional
se comprueba la existencia de dos fenómenos que refuerzan el recurso al concepto
de gobernanza: la regulación de grandes cuestiones internacionales sin contar con
la existencia de gobierno mundial y, la diversidad de actores que interviene en
dicha regulación. La regulación de grandes problemas a escala universal, medio
ambiente, desarme, desarrollo económico-social, seguridad, etc. no estaría en
manos de uno o varios estados, sino en la capacidad de autocoordinación de todos
los actores implicados. Resultaría, no de la acción de los gobiernos, sino de un
proceso de gobernanza.

• Sin embargo, esta descripción se confunde a menudo con una prescripción: no


sólo se afirma que es así, sino que debería ser así. De este modo, la gobernanza
acaba convertida en la fórmula recomendada por algunos para obtener el buen
gobierno de las sociedades contemporáneas. En este planteamiento normativo, se
asumen los siguientes presupuestos:

• Ya no existe diferencia tajante entre lo público y lo privado: la interdependencia


entre organizaciones de carácter político, mercantil y voluntario es tal que se
difuminan los límites entre unas y otras.

97
• Ya no hay fijación previa de objetivos ni de instrumentos: unos y otros se definen
en el curso de la interacción permanente entre una pluralidad de organizaciones
que ajustan sus fines respectivos, intercambian recursos, acomodan pretensiones
a las de sus interlocutores y fijan alianzas comunes.

• Ya no se imponen unilateralmente normas o reglas de conducta por parte del poder


político. Las reglas del juego son resultado de la negociación entre los actores y
son aceptadas sobre la base de la mutua confianza y no de la superioridad o de la
soberanía.

• Ya no existe un centro director del proceso. Se configura un esquema multipolar,


con la constitución y reconstitución incesante de redes de actores, autónomas pero
interdependientes, sin sujeción al estado y sin control por parte del mismo.

Según esta perspectiva, sólo aceptando estos presupuestos podrá darse respuesta a los
problemas y tensiones de las sociedades contemporáneas. Pero ni en todos los países
se dan todos los rasgos característicos de esta coordinación sin gobierno, ni tampoco
pueden atribuirse resultados más eficaces para la cohesión social allí donde se
detectan esta dinámicas de gobernanza.

¿GOBERNAR SIN POLÍTICA?

La idea de gobernanza deja en un segundo plano el papel del gobierno y del sistema
de instituciones públicas en su conjunto. Se niega al sistema político una posición
preferente o central en estas redes autoorganizadas. Estas redes se guían, por la
acomodación recíproca entre sus miembros, no por la conformidad a órdenes
recibidas de un actor principal. Se conciben como sociedades policéntricas o
sociedades sin centro, que pueden ordenar su actividad sin necesidad de un agente
especializado y autónomo.

• La función del sistema político estatal es, en este planteamiento, menos dirigista
y más catalizadora: en lugar de actuar en situación de monopolio o de exclusiva,
se esfuerza por favorecer y estimular la intervención de otros actores sociales. Le
corresponde la identificación de las oportunidades de acción y de los actores
relevantes, el incentivo a la construcción de alianzas entre los mismos y la
creación de condiciones favorables en el entorno legal. Se asigna al sistema
político una función habilitadora, que facilita la acción de otros sin imponerse
sobre ellos. Con ello se le concede una posición de primus inter pares entre una
pluralidad de actores interdependientes.

• Se atribuye a la autoridad política la facultad de actuar como árbitro en las disputas


que puedan surgir en el seno de la red. Se le asigna también la capacidad de
reforzar la posición de los elementos más débiles de esta misma red en beneficio
de la cohesión general. Su función no es secundaria, aunque se contemple como
último recurso. La gobernanza, por tanto, como sistema de autocoordinación se
desarrollaría a la sombra de la política, lista para reaparecer en primer plano

98
cuando se dan situaciones críticas en las que fallan los mecanismos autónomos de
gobernanza.

Estas situaciones críticas son las que se producen cuando hay conflicto sobre la
distribución de valores y de recursos entre los actores. En estas ocasiones, la política
recupera su posición central y se hace imprescindible para mantener el grado suficiente
de cohesión social, que ni las transacciones del mercado ni la autoorganización de redes
sociales son capaces de asegurar.

GOBERNANZA Y POLÍTICADEMOCRÁTICA

La relativa retirada de la política a un segundo plano, diluye también las posibilidades de


intervención democrática: la petición de una clara rendición de cuentas no encontrará un
destinatario preciso. La red autocoordinadora puede hacer inoperantes los mecanismos
formales de responsabilidad democrática, propios del gobierno representativo. Los
miembros, públicos y privados, de dicha red tendrán facilidades para traspasarse las
responsabilidades de unos a otros y sin que nadie pague finalmente por las consecuencias
negativas de los resultados.

• Para unos, la dificultad de identificar a un agente responsable entre la multitud de


miembros de la red autoorganizadora se compensa con las mayores posibilidades
de intervención popular que esta red ofrece. Cada ciudadano puede acceder ahora
a dicha red. El ciudadano individual tendría más oportunidades para intervenir y
controlar el proceso y los resultados de la gobernanza, ejerciendo de múltiples
maneras se derecho democrático a la participación y a la reclamación de cuentas
a los actores principales.

• Otros observadores, prevén que si estas oportunidades no se institucionalizan


adecuadamente, se consagrará la hegemonía de los grandes actores. Los actores
influyen en procesos económicos clave y ocupan una posición casi inatacable en
el seno de la red. Su influencia determinante quedará camuflada en el esquema de
esta gobernanza autocoordinada, en la que algunos actores serán siempre más
iguales que otros.

Para aminorar estos riesgos en este sistema de gobernanza global conviene desarrollar
una doble dinámica:

• Reforzar los mecanismos capaces de hacer efectiva la responsabilidad de quienes


deciden. De este modo se devolvería al sistema político su papel de garantía de la
cohesión social. Si los parlamentos y órganos colegiados se revelan como
inoperantes para reclamar responsabilidades, habrá que reinventar instrumentos
de democracia participativa que puedan aplicarse en los diferentes niveles de la
acción política: local, subestatal, estatal, supraestatal. La iniciativa popular en el
ámbito legislativo, las audiencias públicas, los consejos o jurados ciudadanos, etc.

• Extender el principio de la responsabilidad democrática a todos los nudos o polos


de la red: económicos, culturales, administrativos, asociativos, etc. Esta rendición

99
de cuentas ha de tener un carácter multilateral, en todas las direcciones y en todos
los niveles: ante consumidores o usuarios, ante socios y grupos colaboradores, etc.
El creciente nivel de instrucción de los ciudadanos y las nuevas tecnologías de la
comunicación pueden facilitar este ejercicio de responsabilidad democrática,
basado en la transparencia y en el intercambio de in formación.

El concepto de gobernanza no altera en el fondo el concepto de la política. La política


democrática seguirá suponiendo la intervención colectiva de los ciudadanos para regular
las tensiones y los conflictos que les afectan. Esta intervención colectiva seguirá
exigiendo la coordinación del esfuerzo de muchos, aunque esta coordinación adopte ahora
nuevas formas de organización y maneje otro tipo de recursos.

PREGUNTAS DEL TEMA 27

GOBERNABILIDAD Y GOBERNANZA

1.-Identificar qué síntomas permiten detectar la ingobernabilidad de una


comunidad política.
Cuando una actividad de gobierno y sus correspondientes repercusiones sufren
un rechazo frecuente y generalizado nos indica una situación de
ingobernabilidad. La noción de gobernabilidad actúa como una prueba para
valorar el rendimiento de un sistema político. Cuando este resultado es negativo
estamos ante unas crisis del sistema político, que se expone a ser sustituido por
otro mediante un proceso de cambio o transición. El sistema político no percibe
adecuadamente las señales –los inputs- que le llegan del entorno-demandas- o
no puede procesarlas adecuadamente por ello no emite las respuestas
esperadas –ouputs- o las retrasa excesivamente, por ello el conflicto se agrava,
aumenta la presión que descarga sobre el sistema y lo bloquea o descompone.
Si un sistema político no es capaz de adoptar políticas públicas eficaces y de dar
respuestas –a medio plazo- a los conflictos detectados se acumulan los
problemas pendientes y se acentúan los desequilibrios y las tensiones.
Otros analistas sugieren que la ingobernabilidad se manifiesta sobre todo en la
inestabilidad de la dirección política última de un país. Cuanto más cambian los
gobiernos y cuanto más frecuentes son los períodos de interinidad, menos
gobernable se revelaría una sociedad. Ya que la inestabilidad gubernamental
mostraría la incapacidad para atender adecuadamente a las demandas sociales
y para integrarlas en soluciones operativas.. Es discutible equiparar la
ingobernabilidad de una comunidad a la inestabilidad, ya que se podría tomar
como ejemplo las dictaduras de larga duración y atribuirles un mérito de
considerable gobernabilidad. Por tanto deberá tenerse en cuenta ante todo la
CALIDAD del gobierno y no la CANTIDAD o duración del gobierno.

100
2.-Señalar las diferencias entre los conceptos de gobernanza y gobierno.
La gobernanza equivale a la coordinación social que nace de la interacción
constante ente agentes de todo tipo, mientras que el gobierno nace de la
dirección política.
La gobernanza se asocia a la capacidad de autocoordinación propia de las redes
constituidas por organizaciones y entidades privadas y públicas, estatales y
transestales. Mientras que gobierno se asocia a entidades públicas, estatales y
transestales.
La gobernanza no depende de instituciones o reglas formales sino que brota de
un ajuste continuo entre sujetos colectivos e individuales de todo tipo. El gobierno
depende de instituciones y de reglas formales.
La gobernanza no se basa en una relación jerárquica, sino que resulta de una
acomodación constante entre las conveniencias e intereses de todos los que
forman parte de la red. El gobierno se basa en una relación de dominación
jerárquica.
En resumen gobernanza equivale a coordinar sin coordinador o a GOBERNAR
SIN GOBIERNO.

3.-Exponer los factores que han llevado a la elaboración de la idea de


gobernanza.
La caída del muro de Berlín y el desmantelamiento del telón de acero debilitaron
la idea de gobierno como centro director de la política y de la cohesión social. En
este contexto surge la idea de gobernanza como mecanismo alternativo o
sustitutorio del gobierno. Pero el uso de esta idea tiene un doble carácter. Hay
quien utiliza esta noción para describir una situación y hay quien lo emplea para
recomendar una propuesta. En el primer caso estamos ante un intento de
describir lo que está ocurriendo en algunas sociedades contemporáneas, a modo
de diagnostico y en el segundo caso este diagnóstico que convierte en una
fórmula obligada, se afirma que la gobernación es la vía necesaria para ordenar
dichas sociedades.
Según los análisis descriptivos, la gobernanza es el efecto de cambios sociales
profundos, se ha acelerado la especialización de muchos agentes y se ha
incrementado la diversidad y la complejidad de las sociedades, que han
condicionado el modo de gestionar los conflictos colectivos tanto a escala estatal
como internacional.
En el ámbito estatal se constata que las políticas públicas son resultado de la
contribución simultánea de múltiples actores. La política se reelabora
continuamente y será la consecuencia de una interacción constante de diversos
actores, de esta interdependencia resultaría finalmente la gobernanza de un
determinado ámbito de la problemática social.
En el ámbito transestatal o internacional puede comprobarse la existencia de dos
fenómenos que refuerzan el recurso al concepto gobernanza: Por un lado, la
regulación de grandes cuestiones internacionales sin contar con la existencia de
gobierno mundial y por otro la diversidad de actores que intervienen en dicha
regulación. En primer lugar es fácil constatar la ausencia de una jerarquía política

101
reconocida y capaz de imponerse a escala global. En segundo lugar es cada vez
más frecuente que las decisiones políticas de alcance mundial sean resultado de
la intervención combinada de una variedad de actores, no solo de uno o varios
estados sino en la capacidad de autocoordinación de todos los actores
implicados.

4.-Relacionar la idea de gobernanza con las exigencias de una política


democrática.
Para asegurar la democracia en el sistema de gobernanza global, conviene
desarrollar una doble dinámica, en la que las instituciones políticas han de
desempeñar un papel central:
En primer lugar, se hace necesario reforzar los mecanismos capaces de hacer
efectiva la responsabilidad de quienes deciden, así se devolvería al sistema
político su papel de garantía de la cohesión social. Se deberá reinventar
instrumentos de democracia participativa o directiva que puedan aplicarse en los
diferentes niveles de la acción política: local, subestatal, estatal, supraestatal..
Entre estos instrumentos hay que destacar la iniciativa popular en el ámbito
legislativo, las audiencias públicas, consejos o jurados ciudadanos…Las
oportunidades abiertas por las nuevas tecnologías de comunicación abren una
nueva vía de acceso a la intervención política de los individuos y de los grupos.
En segundo lugar se debe extender el principio de la responsabilidad
democrática a todos los nudos o polos de la red: económicos, culturales,
administrativos… no solo los actores públicos sino los privados, han de rendir
explicaciones públicas de sus intervenciones, con un carácter multilateral, en
todas direcciones y ante todos los usuarios.
El creciente nivel de instrucción de los ciudadanos y las nuevas tecnologías
pueden facilitar este ejercicio de responsabilidad democrática, basado en la
transparencia e intercambio de información.

SEGUNDA PARTE: 12 LECTURAS DE CIENCIA POLÍTICA

LECTURA 7

102
LA CULTURA POLÍTICA (ALMOND Y VERBA)

Lo problemático de la nueva “cultura mundial” es de carácter político, en cuanto a la


dirección del cambio, si bien es posible advertir un aspecto: será una cultura política de
participación. Si bien no se sabe el modo, en los sistemas modernos se efectúa bien
democrática (participante directo) o totalitariamente (súbdito participante).

La aplicación de la cultura democrática occidental en los países jóvenes presenta dos


dificultades. Por un lado, es la naturaleza misma de la cultura democrática, que son
actitudes y sentimientos, difíciles de aprender y sólo con grandes dificultades. Por el otro,
son los problemas objetivos a los que se enfrentan dichas naciones (tecnología y sociedad
arcaica), siendo hijos de sus propias culturas tradicionales.

La Cultura Cívica es una mezcla de la cultura Humanista (tradición) y Científico-


Técnica (modernización), basada en la dicotomía exagerada de C.P. Snow. El desarrollo
de la Cultura Cívica en Inglaterra es resultado de un choque entre tradición y
modernización, que produce cambios pero causa desintegración ni polarización: permite
el cambio pero a la vez lo modera. Presenta diversidad, consenso, racionalismo y
tradicionalismo. Posteriormente en EE.UU. se desarrolló de manera más rápida y menos
equivoca al ser una nueva sociedad no tenia instituciones tradicionales que se
le interpusieran. En Europa tuvo resultados desiguales.

La cultura cívica y el sistema político abierto son los grandes y problemáticos dones del
mundo occidental, ya que la tecnología y las ciencias occidentales destruyen y
transforman las culturas y sociedades tradicionales. Para poder difundir una democracia
se debe especificar lo que debe ser difundido, "cuanto de qué cosa" para que eche raíces
congruentes. La mayor parte de las respuestas a esta cuestión se han basado en
impresiones y deducciones obtenidas de la historia, consecuencias de ideologías
democráticas y tanto el análisis como introspecciones psicológicas. Asimismo, también
se afirma que un sistema democrático se basa en la participación influyente de la
población adulta (Aristóteles, Bryce), mientras que un tercer tipo de investigación para
saber si una democracia será viable en un país son las condiciones económicas y sociales
asociadas: grado de industrialización, urbanización y alfabetización, si bien omite la base
psicológica y no explica los casos que no se amoldan a la norma.

La Cultura Política de una comunidad son las orientaciones específicamente políticas,


las posturas relativas al sistema político y sus diferentes elementos, así como actitudes
relacionadas con la función del mismo individuo dentro de dicho sistema. O, lo que es lo
mismo, la cultura política de una nación es la particular distribución entre sus miembros
de las pautas de orientación (cognitiva, afectiva y evaluativa) hacia los objetos políticos
(roles o estructuras, titulares de dichos roles y principios de gobierno, decisiones e
imposiciones de decisiones públicas). Existen los siguientes tipos:

Las culturas políticas pueden ser congruentes o no con la estructura del sistema
político, siendo la parroquial congruente con una estructura política tradicional, la de
súbdito con una autoritaria centralizada y la de participación con una democrática.

103
Excepto las parroquiales, las culturas políticas son sistemáticamente mixtas. Los tres tipos
son:
La cultura parroquial de súbdito.
En ella una parte sustancial de la población ha rechazado las pretensiones
exclusivas de una autoridad tribal o local y ha desarrollado una lealtad hacia un sistema
de gobierno de estructura central especializada. Estamos ante el caso clásico del
nacimiento de los reinos a partir de unidades relativamente indiferenciadas. Esta
tendencia está en la historia de la mayoría de las naciones, habiendo períodos inestables
de avance y retroceso hacia unas pautas u otras.

La cultura de súbdito-participante
Una parte importante de la población ha adquirido orientaciones políticas
especializadas y un conjunto de auto-orientaciones, mientras la mayor parte del resto
continúa orientada hacia una estructura gubernamental autoritaria. Debido a que las
orientaciones de participación están sólo en una parte de la población, ésta no puede
constituirse en un cuerpo competente de ciudadanos, tendiendo a permanecer como
aspirantes a la democracia, sin llegar a desarrollar una subcultura de súbdito en otra
democrática, la cambia ciertamente, y muchas veces hasta un punto significativo. No
obstante, si conviven lo suficiente, pueden alterar significativamente las orientaciones de
súbdito: no es extraño el tono populista de regímenes autoritarios, o que adapten
toscamente la estructura democrática.

Parroquial-Participante: nos encontramos con el problema contemporáneo de


desarrollo cultural en muchas naciones incipientes: predomina la cultura política
parroquial, pero se introducen normas estructurales de participación. La mayoría de estos
sistemas están en la cuerda floja, balanceándose entre autoritarismo y democracia. No
parece tener solución, pero si las lealtades parroquiales sobreviven, por lo menos la
cultura de participación no se ha desechado totalmente. Los problemas se concretan en
saber penetrar en los sistemas parroquiales sin destruirlos administrativamente y
transformarlos en grupos de interés en parte política.

Las subculturas políticas. La mayoría de las culturas políticas con heterogéneas.


Las culturas de participación mejor desarrolladas contienen estratos supervivientes de
súbditos y parroquiales. Un ejemplo de subcultura es el que se basa en diferencias
persistentes de gobierno más que en orientaciones diferentes respecto a la estructura
política (Inglaterra), y otro es el que se da en las culturas sistemáticamente mixtas: en una
cultura parroquial-súbdito, una parte de la población se orientará hacia autoridades
tradicionales difusas y otras hacia la estructura del sistema autoritario (Francia), incluso
llegando a convertirse en estructurales (la Confederación en la Guerra de Secesión).
Igualmente en los países europeos el fracaso de las élites para satisfacer las demandas de
cambios estructurales y políticos desembocó en una izquierda adversa, revolucionaria y
socialista.

Hay que destacar la cultura del rol, en la que los roles burocráticos,
administrativos, militares, políticos, etc.. son desempeñados por élites que pueden haber
sido reclutadas en subculturas políticas particulares, dependiendo también de los valores
que hayan producido la socialización de los mismos. Estos roles pueden ser progresivos
o regresivos, facilitando o no una cultura homogénea de participación.

104
La cultura cívica es una cultura mixta, ya que es una cultura leal de participación,
en la que los individuos están relacionados tanto con los asuntos como hacia las
estructuras y procesos input. Pero más importante, se combinan las orientaciones políticas
de participación con las de súbdito y parroquiales, siendo congruentes todas ellas. El
mantenimiento de estas actitudes tradicionales y su posterior fusión conducen a una
cultura política equilibrada en la que activismo, implicación y racionalidad existen, pero
compensadas por la pasividad, tradicionalismo y entrega a los valores parroquiales.
Finalmente, concluyen con los resultados del estudio.

MICRO Y MACROPOLÍTICA

La cultura política como nexo de unión


El desarrollo de los métodos de las ciencias sociales durante las últimas décadas
ha permitido penetrar más profundamente en la base motivacional de las actitudes
políticas y de la conducta de individuos y grupos. Rokkan y Campbell califican
«micropolítica» a las actitudes y motivaciones políticas, del individuo en solitario o como
miembro característico de un grupo mayor y «macropolítica» al enfoque de investigación
o estudio más tradicional del interesado en los asuntos políticos, con la estructura y
función de los sistemas políticos, las instituciones y sus efectos sobre la acción política
pública.
Las tendencias psicológicas particulares de los individuos o de los grupos sociales son
un elemento importante para el funcionamiento de los sistemas políticos y sus elementos
administrativos (outputs).
El lazo de unión entre la micro y la macropolítica es la cultura política. Se define
también la cultura política como la incidencia particular de pautas de orientación política
sobre la población de un sistema político. Mediante los conceptos de subcultura política
y cultura de rol, podemos localizar las actitudes e inclinaciones especiales hacia una
conducta política en determinados sectores de la población, o en roles particulares,
estructuras o subsistemas del sistema político. Estos conceptos de cultura política nos
permiten determinar qué inclinaciones hacia la conducta política existen, en el conjunto
del sistema político. En otras palabras, podemos relacionar la psicología política con la
realización del sistema político, localizando inclinaciones de actitudes y conductas en la
estructura política del sistema.
Cualquier cuerpo político puede ser descrito y comparado con otros en términos de:
1) Sus características estructural-funcionales, y
2) Sus características culturales, subculturales y de cultura de rol.
Cada tipo de cuerpo político -tradicional, autoritario y democrático-tiene una forma
de cultura que es congruente con su propia estructura. Se puede afirmar que una pauta
de socialización que ofrezca posibilidades al individuo para controlar las inevitables
disonancias entre sus ro les primarios difusos, sus roles obedientes administrativos
(output) y sus roles activos políticos (input) es el fundamento de un cuerpo político
democrático.
En una clase de contexto político, sin embargo, son relativamente claras y
dramáticas las relaciones entre la estructura y la cultura políticas, por una parte, y el
carácter y la personalidad por la otra. Resulta así nuestra categoría de culturas políticas

105
mixtas. En las culturas parroquial-súbdito, súbdito-participante y parroquial-
participante tratamos con sociedades que, o bien están experimentando una rápida
evolución sistemática cultural-estructural, o bien se han estabilizado en un estado de
fragmentación subcultural e inestabilidad estructural. En estas sociedades fragmentadas
y en rápida evolución, la heterogeneidad cultural y la elevada incidencia de
discontinuidad en la socialización producen una elevada incidencia de inestabilidad y
confusión psicológica.

LOS SISTEMAS POLÍTICOS INCLUIDOS EN NUESTRO ESTUDIO


Se ha trabajado con un simple esquema tripartito de cultura política y con tres
variedades de culturas mixtas. Pero, en verdad, nuestro esquema es susceptible de tratar
discriminaciones más sutiles.
El sistema político en general podría ser clasificado, al menos, en «nación» y «sistema
político». Los objetos “ input” incluirían los medios de comunicación, los grupos de
intereses, partidos políticos, poderes legislativos y el ejecutivo en su aspecto político y
los objetos “output” podrían ser clasificados de muy diferentes maneras. Subcategorías
obvias incluirían el ejército, la policía y las numerosas variedades funcionales de los roles
civiles, como las autoridades fiscales, de beneficencia, de educación y otras parecidas.
En el estudio comparativo se han incluido cinco democracias: Estados Unidos,
Inglaterra, Alemania, Italia y México.
Brogan señala que en el desarrollo histórico de Gran Bretaña la cultura de la
ciudadanía democrática, con su acentuación de la iniciativa y de la participación, fue
amalgamada con otra cultura política más antigua, que insistía en las obligaciones y
derechos de los súbditos.

En los Estados Unidos el gobierno independiente se inició con instituciones


republicanas, en un estado de ánimo que rechazaba la majestad y el carácter sagrado de
las instituciones tradicionales, y sin una clase aristocrática privilegiada. La ideología
popular norteamericana rechazaba el concepto de un servicio gubernamental
profesional y autoritario y el rol correspondiente de súbdito obediente.
Prusia, al igual que Gran Bretaña, pasó de un período relativamente largo de
gobierno efectivo y legítimo, antes de ser introducidas las instituciones democráticas.
Alemania desarrolló no sólo un Rechstaat (Estado de Derecho), sino también una cultura
política de súbdito; los experimentos con la participación democrática a fines del siglo
XIX y durante el período de Weimar jamás dieron lugar a una cultura política de
participación, imprescindible para mantener esas instituciones democráticas y
proporcionarles fuerza y legitimidad.
Gran Bretaña y Alemania tienen en común actitudes de respeto hacia la autoridad,
nacidas de su larga experiencia predemocrática con un control autoritario. Pero el
estudio de la historia nos descubre una diferencia muy significativa. El control
gubernamental inglés, durante su período predemocrático, nunca fue tan completo o tan
acaparador de toda iniciativa como el alemán.
Italia jamás desarrolló realmente una cultura política nacional de lealtad en los
tiempos modernos. La Iglesia negó la legitimidad a la monarquía italiana durante el
período anterior a la primera guerra mundial. La norma non expedir exigía que los fieles

106
rehusasen conceder legitimidad al nuevo Estado, y se negaran a participar en sus
procesos. Según los datos obtenidos tienden a confirmar el aserto de Banfield de que la
cultura política italiana contiene componentes parroquiales y otros adversos, tanto de
súbdito como de participación, en un grado excepcionalmente elevado. También existen
tendencias de aspiración democrática, concentradas principalmente en el ala izquierda,
pero éstas son relativamente débiles comparadas con el extendido sentimiento de repulsa
que afecta las actitudes de la gran mayoría de los italianos hacia todos los aspectos de su
sistema político.
México tiene un elevado índice de industrialización y urbanización, así como un
aumento en el nivel educativo y regresión del analfabetismo. Antes de la revolución, los
órganos políticos y gubernamentales de México eran estructuras esencialmente ajenas,
extractivas y explotadoras, que descansaban, inestables, sobre una sociedad constituida
fundamentalmente por grupos familiares, locales, étnicos y estamentales. En los últimos
treinta o cuarenta años, sin embargo, la revolución mexicana ha afectado profundamente
la estructura social y política y ha estimulado aspiraciones y expectativas modernas y
democráticas. La infraestructura democrática mexicana es relativamente nueva.
Las conclusiones acerca de la cultura política, extraídas de la historia, dejan sin
contestar la pregunta de hasta qué punto continúa viviendo la experiencia histórica de
un país en los recuerdos, sentimientos y expectativas de su población, en qué forma
puede decirse que continúa viviendo, qué elementos de la población son los portadores
de qué recuerdos históricos, y con qué intensidad lo son.

1 ¿Después de la primera guerra mundial, que suscitó serias dudas acerca de la inevitabilidad de la
democracia en Occidente?

a) Desarrollo liberalismo y neoliberalismo

b) Desarrollo fascismo y comunismo

c) Desarrollo socialdemocracia y democristianos

2 ¿Lucien Pye habla de?

a) Una organización social moderna basada en una


ingeniería organizada

b) Una organización social moderna basada en una


tecnología organizada

c) Una organización social moderna basada en una


ciencia organizada

3 ¿Las naciones nuevas se enfrentan a dos modelos diferentes de Estado moderno de participación?

a) Dictadura y República

b) Democracia y República

107
c) Totalitarismo y Democrático

4 ¿Quién echa de menos una tercera cultura, la cultura cívica, que contiene la cultura científica y la
cultura humanística-tradicional Quién echa de menos una tercera cultura, la cultura cívica, que
contiene la cultura científica y la cultura humanística-tradicional?

a) Shills

b) Snow

c) Herring

5 ¿Cuándo se habla de cultura política de una sociedad nos referimos?

a) Convencer a los seguidores en alguna causa política,


para conseguir su mínima difusión

b) Al sistema político que informa de los conocimientos


tecnológicos y humanistas de su población

c) Al sistema político que informa los conocimientos,


sentimientos y valoraciones de su población

1. B

2. B

3. C

4. A

5. C

LECTURA 8

PARTICIPACIÓN POLITICA, GRUPOS Y MOVIMIENTOS

La actividad política se caracteriza por las relaciones que se producen entre individuos,
grupos, asociaciones e instituciones, de diferentes formas, modos, frecuencias e
intensidades. Estas relaciones se clasifican y analizan dentro de la participación política.

108
Entre las abundantes definiciones de participación, se propone la siguiente: “la
participación política es aquel conjunto de actos y de actitudes dirigidos a influir de
manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores
del poder en el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como
en su misma elección con vistas a conservar o modificar la estructura del sistema de
intereses dominantes.”
Se identifica una modalidad de participación

1. visible que se expresa en comportamientos


2. invisible que se define como la presencia de un público, de una opinión pública,
interesada en la política e informada sobre sus actividades que, por distintos
motivos, no se activa a participar casi nunca de manera continua.
La cuestión es que este público posee la capacidad de participar y podría hacerlo
al entrar al terreno de la participación política influyendo sobre las opciones y las
decisiones, situación que sin duda contribuiría al fortalecimiento de los sistemas
políticos democráticos.

En todo sistema y en cualquier momento histórico se pueden distinguir tres


modalidades de selección de de los que van a decidir:

1. Las reconocidas por las normas y los procedimientos vigentes: legales a todo
efecto.
2. Las no reconocidas, pero aceptables y aceptadas.
3. Las no reconocidas y que desafían las bases mismas del sistema y de su
organización: con diferentes grados de ilegalidad o extra-legalidad.

La participación política se puede analizar mejor tomando como referente las


actividades y actitudes de los individuos, con el objeto de explicar mejor los procesos de
formación de los grupos y las actividades a través de ellos.

LA PARTICIPACIÓN COMO UN PROCESO COMPLEJO

La participación política es a la vez un fenómeno antiguo y un fenómeno reciente.


Antiguo en cuanto que desde que se puede hablar de política como actividad existe la
participación política, como por ejemplo en la poleis griega o la República romana, y en
lo reciente está estrechamente relacionado, a significativos cambios socioeconómicos y
de la naturaleza de las comunidades políticas. Por otro lado, formas de organización del
poder político en el mundo occidental como el absolutismo y en el mundo oriental como
el despotismo, durante mucho tiempo no dejaron ningún espacio a la participación
política. Sólo con la aparición de las formas modernas del Estado en el mundo occidental
es cuando se puede volver a hablar legítimamente de participación política.

109
Podemos afirmar que en el origen de la decisión de ampliar el número de los
participantes en las decisiones políticas está el conflicto entre los detentadores del poder.
Siempre que el conflicto llega a ser demasiado agudo y no resoluble dentro de las
fronteras, algunos sectores de la élite pueden tratar de color a sus sustentadores en un
ámbito más amplio y proceder a la movilización política.

Uno de las modalidades más populares de participación política es la participación


electoral. La posibilidad de ejercer el voto, junto al conjunto de actividades, recursos y
consecuencias que estan ligadas a él, hacen del comportamiento electoral un elemento
central en los procesos de participación política aunque obviamente existen otras
modalidades. Pueden existir modalidades de participación política externas, extrañas y no
relacionadas con el comportamiento electoral, en regímenes no democráticos y no
competitivos como las manifestaciones violentas o las huelgas salvajes.

El proceso de democratización, con frecuencia largo y laborioso, normalmente


conflictivo, se caracteriza por la ampliación de
• Oportunidades
• De las instancias
• De los niveles de participación
• Del número de de participantes
• De la influencia sobre los detentados del poder y sobre sus decisiones.
También se constata una interacción significativa entre la dinámica de la esfera política y
la dinámica de la esfera socioeconómica.

Entran así en el campo de estudio y merecen atención especial los procesos que giran bajo
el nombre de movilización social, con las siguientes características:

1. Migración campo-ciudad
2. Desplazamiento del sector agrícola al sector industrial y luego al sector terciario
3. Aumento de la población y cambio en su composición
4. Crecimiento de la alfabetización
5. Mayor cobertura de los hecho de los medios de comunicación de masas.

Características que empujaron a los individuos en el sentido de una mayor disposición


a participar para influir en procesos y decisiones que le afectan más de cerca, en
especial las que atañen a la esfera político-administrativa.

Este proceso puede definirse como

110
1. participación política, cuando es de relativamente espontáneo y autónomo y sobre
todo cuando nace de los propios ciudadanos y tiende a influir en las decisiones de
los detentadores del poder.
2. movilización, cuando refleja el intento de alguno de los detentadores del poder de
organizar y conseguir con los instrumentos a su disposición el consenso y el
apoyo. Se distingue entre:
a. movilización primaria, como la ruptura de los antiguos y tradicionales
esquemas de comportamiento, y
b. movilización secundaria, como el relanzamiento de la actividad de los
grupos ya movilizados pero que se habían acomodado a esquemas pasivos
de comportamiento.

Recalcar que si los individuos y grupos consiguen los recursos no sólo


económicos, sino también jurídicos y políticos, y si el estado interviene en el sistema
socioeconómico, entonces son muy elevadas las probabilidades de que surjan fuertes
impulsos a la participación política, así como estructuras adecuadas capaces de
canalizarla y orientarla eficazmente. No existiendo, una vez activada, a pesar de todos los
esfuerzos las posibilidad de apagarla del todo.

UN PROCESO CON VARIAS PASES

Todo este proceso no pude centrarse exclusivamente en la participación, sino que de


extenderse hasta abarcar las fases de
• politización, previa a la participación política, esto es:
o mientras que los individuos y los grupos consideren irrelevante para sus
propios destinos personales y colectivos la actividad de los que toman las
decisiones,
o mientras que ningún empresario político se preocupe de organizar el
consenso o el disenso respecto a las decisiones tomadas o por tomar,
o mientras sea imposible construir y utilizar canales de acceso a la esfera
política,
los individuos y los grupos no politizarán sus propias demandas, y por lo tanto la
tasa de participación será baja o nula. En cambio:
o cuando crezca el conocimiento de que otros individuos y grupos influyen
en los destinos personales y colectivos,
o cuando se asignan recursos,
o cuando surjan empresarios políticos (en partidos y sindicatos), y vean
preparados los canales de acceso y de influencia política,

las demandas se politizarán y en consecuencia la tasa de participación crecerá.

111
• de la receptividad

Existen factores que hacen que algunos individuos tengan una mayor tasa de
politización que otros, cuya explicación se debe principalmente a un conjunto de factores
que derivan de la cultura y la estructura política del sistema.

Entre los factores que influyen en la tendencia de los individuos y grupos a


participar podemos encontrar:

1. Antiguas experiencias de participación que hayan tenido éxito en sus demandas y


que por lo tanto incrementa la inclinación a participar.
2. Si es que se han derrocado y reemplazado detentadores del poder sensible o poco
receptivos a las demandas, producto de una participación hostil.
3. Si es que la misma participación no ha generado éxito inmediato y concreto, sino
una comunidad de intenciones y sentimientos de colaboración y de identidad,
entonces se verá incentivada la posterior participación.

El análisis de las consecuencias de la participación se presenta como complejo,


pudiendo realizarse
o En más planos (individuos, grupos, detentadores del poder), y
o Con referencia a temáticas diferentes
▪ Desde respuestas a demandas concretas
▪ Hasta más difíciles de medir como la receptividad del sistema y la
construcción y/o el reforzamiento de las identidades colectivas.

La utilidad concreta e inmediata de la participación está puesta en discusión y se


difunden estímulos de diferente tipo y de distinta intensidad hacia la no participación, el
abstencionismo electoral el abandono del ámbito de lo público a favor del retorno a lo
privado.
Por último conviene no olvidar que la participación se expresa bajo formas de
actividad orientada
• A la decisión, y
• A la expresión

MODALIDADES DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA

La participación electoral no es más que una de las modalidades de participación política,


ni siquiera la más importante, sí la más difundida y la más universal, la que más se practica
entre sistemas políticos diferentes entre sí.

112
El voto es un acto relativamente simple, sin olvidar que la extensión del sufragio ha sido
en la mayoría de los casos el resultado de importantes luchas entre los detentadores del
poder político y los desafiantes, y que todavía a día de hoy en numerosos países el derecho
de voto nunca se ha concedido ni está asegurado de una vez por todas, o en los que la
participación electoral no está eficazmente tutelada, y por tanto todas las demás formas
de participación política institucionalizada, pacífica, legal, resultan un tanto difíciles y
precarias.

El voto es un acto relativamente simple pero también es un acto que traduce con rapidez
las preferencias de cada uno de los electores. En lo que respecta a la inclinación de los
individuos a ejercer su derecho de voto se refieren por un lado a algunas orientaciones
psicológicas, y por otro a algunos componentes que podemos definir en sentido amplio
como “ambientales”. Las investigaciones empíricas muestran que de todos los
indicadores socioeconómicos
• son las personas que se encuentran en los puntos más altos de la escala, esto es,
las personas cercanas al centro de la sociedad, las que más votan, y en general, las
que más participan. Este grupo está constituido por aquellas personas y grupos
que disponen de un nivel de renta elevado, tienen un buen grado de instrucción,
desempeñan un trabajo no manual, controlan su propio tiempo, pertenecen a
sectores sociales, lingüísticos, religiosos y étnicos dominantes.
Esta mayor participación sería debida esencialmente a su deseo sustancial de
conservar los recursos a su disposición , su posición privilegiada.
• Por el contrario, las más desfavorecidas desde el punto de vista socioeconómico
habitualmente votan y participan menos.

Otros autores formulan un segundo modelo según el cual la participación política


es mayor cuanto mayor (más intensa, más clara, más precisa) es la conciencia de clase.

La mayor parte de los autores sostienen que las organizaciones constituyen el


instrumento principal de participación política, aquel gracias al cual personas de
condición socioeconómica inferir pueden aspirar a reducir el desnivel en el acceso al
poder político y en la distribución de los recursos.

Por otro lado, el cambio de los tiempos de trabajo y de los tiempos de vida que ha
experimentado el mundo juvenil y el femenino, la propensión a la participación política
puede haber aumentado.

Algunos de los comportamientos más generales de la participación son:


1. Votar
2. empezar una discusión política
3. tratar de convencer a otro para que vote de una determinada manera o por un
determinado candidato,
4. tener contacto con algún dirigente político,
113
5. dar dinero a un partido
6. participar en una campaña política
7. participar en comicios electorales
8. participar en una manifestación
9. participar en reuniones en donde se toman decisiones políticas, etc.

Y dentro de los comportamientos de participación no convencionales podemos


encontrar:
1. Adherirse a un boicot
2. negarse a pagar los impuestos
3. ocupar edificios o fábricas
4. participar en una huelga salvaje,
5. bloquear el tráfico con una manifestación callejera, etc

LA RACIONALIDAD DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA

Muchos autores y en distintos lugares y momentos han puesto en cuestión la opción por
participar que realizan numerosos individuos y su misma racionalidad.

• Si el objetivo fuese de verdad el de dar un voto decisivo, el comportamiento


electoral de los individuos, -por las posibilidades que cada elector individual tiene
de influir sobre el resultado global son mínimas- parecería inexplicable.
• Si resulta explicable, al menos en algunos contextos, por qué muchos ciudadanos,
renuncian a participar. En el caso del voto, como en otros comportamientos de
participación:
el elemento instrumental, de la persecución de un objetivo concreto,
específico (la elección de un determinado candidato), a veces está
subordinado
al elemento expresivo: la reafirmación de la propia pertenencia a una clase
social, a un grupo étnico, a una comunidad cultural, a una asociación
profesional. Se participa no sólo con el fin de tomar parte, sino en algunos
casos especialmente para sentirse parte.
Si se tienen en cuenta estas motivaciones se diluye la objeción de que cualquier forma de
participación, es en realidad ilusoria: Como no puede cambiar las cosas, refuerza el poder
de los que ya lo tienen y además se presta a ser manipulado como demostración de un
consenso. El que critica la racionalidad de la participación en términos puramente
instrumentales se priva de la clave fundamental de lectura «expresiva» de la actividad de
participación política y por tanto se impide una comprensión articulada de la vida política.
114
Una objeción más grave de carácter instrumental, se ha planteado a la racionalidad de la
participación política por quien ha contemplado esta actividad desde la perspectiva de los
grupos y los bienes colectivos. El que participa se propone influir sobre la distribución
de los bienes colectivos de la manera más favorable para él mismo o para su grupo de
referencia. Si el bien colectivo que se persigue y se consigue es de carácter indivisible,
como, por ejemplo, una mejora de las condiciones de trabajo de una empresa: todos los
trabajadores de esa empresa se aprovecharán de ello a costa del que ha participado
efectivamente. Hubiera sido más razonable el no haber participado. Así, los no
participantes, definidos como free-riders, habrán aprovechado la ola y el impulso de la
participación política de los otros actores.

Pero hay que subrayar dos aspectos más, referidos tanto a los que participan como a los
que no participan y los efectos de su participación.

• Ante todo, no se puede afirmar en absoluto que aquellos que han participado, -por
las ventajas distribuidas colectivamente- se encuentren en peores condiciones que
los que disfrutan de esas ventajas sin haber participado. (pueden haber obtenido
grandes satisfacciones de la misma participación, en su aspecto expresivo, pueden
haberse «crecido» psicológicamente y en términos de relaciones sociales en el
transcurso de la participación, y pueden no quejarse para nada de los costos de la
participación.)
• En segundo lugar, los no-participantes, los free-riders, pueden serlo consciente o
inconscientemente. Sólo los free-riders conscientes pueden felicitarse de los
resultados y valorar las ventajas de lo gratis respecto a los costos en que hubieran
debido incurrir, pero antes o después se darán cuenta de que, cuando se trata del
ascenso y la conquista de bienes indivisibles, su no participación, por encima de
un cierto listón puede hacer imposible la consecución del bien colectivo. Seguirá
faltando en ellos la motivación de fondo para la participación política. Desde
luego, podría derivarse de ello un posterior incentivo a no participar en la
conciencia de que los riesgos de que el grupo no logre resultados positivos
apreciables se han incrementado posteriormente. Estos riesgos son muy probables
y las dificultades de organización de grupos grandes son también muy numerosas.
De aquí la clásica conclusión de Olson:
«el individuo racional en el grupo numeroso en un contexto socio-político
no estará dispuesto a realizar ningún sacrificio para conseguir los objetivos
que comparte con otros. …….. Sólo cuando los grupos son pequeños, o
cuando son tan afortunados que disponen de una fuente independiente de
beneficios selectivos, se organizarán y actuarán para conseguir sus
objetivos».

El análisis de Olson toca tres aspectos fundamentales en la problemática de la


participación política:

c)las motivaciones de los individuos,


d)la relación entre la acción individual y la acción de grupos, y

115
e)la naturaleza y la importancia de los beneficios y los incentivos, individuales o
colectivos.
En resumen, Olson expresa su posición afirmando que: los individuos racionales e
inspirados por su propio interés no se comportarán de manera tal que consigan su interés
común o de grupo, a menos que el número de los componentes del grupo sea más bien
pequeño, o a menos que se recurra a coerciones o cualquier otra medida con objeto de
impulsar a los individuos a actuar en su interés común.

El análisis puede ampliarse en las tres direcciones señaladas:

En primer lugar, la de las motivaciones individuales la recoge Albert O. Hirschman. El


problema consiste en explicar los ciclos de implicación en la participación política, según
la cual a fases de intensa actividad, para individuos y grupos, siguen fases de retiro, de
retorno a lo privado. La oscilación entre la persecución de sus propios intereses personales
y el compromiso en actividades públicas, -en los individuos y en los sistemas políticos-,
se explica precisamente por la decepción de no lograr en ningún caso obtener la felicidad.
Hirschman pone en cuestión la tesis de Olson cuando afirma: ..el único modo en que un
individuo puede elevar el beneficio que se deriva de la acción colectiva es aumentando
su propia contribución, su esfuerzo a favor de la política pública que sostiene… un
individuo realmente inclinado a la maximización intentará ser un activista lo más
comprometido posible…

Y, sin embargo, la esfera pública no sólo exigirá cada vez más energías, tiempo y
recursos, sino que no garantizará la felicidad. De aquí el paso siguiente hacia dos especies
opuestas pero igualmente frustrantes:

• los que son capaces de participar activamente en la resolución de los


acontecimientos pueden experimentar los riesgos del exceso de compromiso,
• mientras que los que no desean nada más pero tampoco nada menos que
testimoniar con fuerza sus sentimientos pueden sufrir por la implicación parcial,
una vez que se dan cuenta de que están reducidos esencialmente al voto.
El hecho más interesante es que una persona puede darse cuenta de... que la participación
en la vida pública ofrece sólo esta opción entre lo demasiado y lo demasiado poco y que
por lo tanto está destinada a ser frustrante, de una manera u otra».

Hirschman logra fundir:

las motivaciones individuales hacia la participación política (y la retirada de la


esfera pública, en cuanto temporal)
con la dinámica colectiva de los ciclos de compromiso y repliegue.
Y sugiere un tema de especial interés: el de los llamados incentivos. Mientras pueda
existir un impulso común y general a la participación política, sólo podrá darse una
participación mantenida y constante dentro de las distintas organizaciones políticas, si
éstas son capaces de recurrir a incentivos selectivos, dirigidos a movilizar de manera
diferenciada a sus también diferenciados afiliados. A partir de esta importante

116
constatación, Clark y Wilson han elaborado una útil distinción tripartita entre incentivos
materiales, de solidaridad y «orientados al objetivo».

Los distintos incentivos serán utilizados por las distintas organizaciones de manera
selectiva, según sus disponibilidades o según el tipo de afiliados a que hay que motivar
para que participen. El resultado es muy diferente no sólo de organización a organización
y de individuo a individuo, sino también en el transcurso del tiempo.

• los incentivos materiales son «recompensas tangibles» que pueden ir desde


auténticas asignaciones de dinero, a servicios de asistencia, a cargos en la
organización.
• Los incentivos de solidaridad afectan al sentido de identidad entre los miembros
de la organización, al prestigio que se desprende de formar parte de ella, a las
relaciones amistosas, entre iguales y cosas así.
• Los incentivos «orientados al objetivo» se refieren, como los anteriores, a
elementos intangibles, a veces de carácter ideal o ideológico: la consecución de
los objetivos, como la transformación de las relaciones sociales, la igualdad entre
grupos o la supremacía de una raza, la creación de una sociedad justa. A diferencia
de los incentivos de solidaridad, se insiste en el caso de los incentivos «orientados
al objetivo» no sobre el «estar juntos» sólo, sino sobre el dinamismo de los
cambios queridos y compartidos.
En el análisis de los incentivos es posible explorar tanto:

• las motivaciones de los individuos que participan en las distintas organizaciones


y que pueden ser impulsados a la búsqueda de incentivos de distinto tipo,
• como la naturaleza de las distintas organizaciones y su cambio en el transcurso
del tiempo.
Por ejemplo, en una investigación realizada sobre el Partido comunista italiano, los
autores han logrado establecer (con referencias implícitas al análisis de los incentivos)
tres tipos de militantes que se distinguen por:

Tipos de militantes que se distinguen por: Estan motivados por:

a) una concepción fuerte y totalizante del partido, definida en


base a rasgos generales pertenecientes a la tradición (partido- incentivos de solidaridad (identidad)
ideal);

b) una concepción fuerte definida por objetivos generales de


incentivos «orientados al objetivo»
transformación social (partido-proyecto)

c) una concepción débil y sectorial, definida por objetivos o


incentivos de carácter material
rasgos particulares y/o contingentes (partido-instrumento)

Resulta ahora también más claro por qué la opción de participar puede ser racional para
muchos individuos, si la racionalidad del actuar no se evalúa en base a criterios de
utilidad económica. De ahí surge una visión más matizada y articulada del complejo
117
proceso, psicológico y social, que motiva a los individuos a participar y que construye,
hace funcionar y transforma a las propias organizaciones (y a los sistemas políticos) en el
transcurso del tiempo.

La extensión del estudio hasta las oportunidades de participación y de influencia de los


individuos en las organizaciones es un tema complejo que nos remite a toda la amplia y
controvertida problemática de la democracia en las organizaciones (en especial en los
partidos) de si es practicable y deseable.

Roberto Michels, al formular la famosa «ley de hierro de la oligarquía», aseguraba la


imposibilidad de la democracia en las organizaciones complejas, y más concretamente en
los partidos políticos. Por tanto, puesto que los partidos (y, según Michels, en especial los
partidos de izquierda) deben constituir la osamenta de los regímenes políticos
democráticos, si la democracia no puede instaurarse y mantenerse en ellos, resulta
imposible en el propio sistema político. La tesis del estudioso alemán está reformulada
por Juan Linz en torno a una gama de fenómenos que pueden aparecer en las
organizaciones y dar cuerpo a las tendencias oligárquicas señaladas por Michels:

13. la formación de un liderazgo;


14. la formación de un liderazgo profesional y su estabilización;
15. la formación de una burocracia, (complejo de empleados con tareas
concretas y pagados regularmente);
16. la centralización de la autoridad;
17. la sustitución de los fines y en especial el desplazamiento de los fines
últimos (como la realización de la sociedad socialista) a fines
instrumentales (primera organización que se convierte en un fin en sí
mismo);
18. la creciente rigidez ideológica;
19. la creciente diferencia entre los intereses y/o los puntos de vista de los
líderes y los de los miembros y el predominio de los intereses de los
líderes sobre los de los miembros;
20. la elección de nuevos líderes mediante cooptación por parte de los líderes
en activo;
21. la disminución de la posibilidad de que los miembros normales ejerzan
una influencia sobre los procesos de decisión, aunque lo deseen;
22. el desplazamiento, de una base formada por miembros del partido, a una
base electoral y de una base electoral clasista a una base electoral más
amplia.
Las características 7 y 8 son seguramente antidemocráticas, mientras que las
características 5 y 10 señalan el abandono de los fines revolucionarios. Pero, en lo que
respecta a la participación y a la influencia política, el punto que Michels subraya con

118
fuerza es que existen procesos internos a las organizaciones políticas complejas que
hacen desvanecerse la participación política y convierten a las organizaciones en presa
fácil de las oligarquías.

Una crítica de esta tesis resuelve toda esta temática afirmando «depende», y remitiendo
al análisis de los casos de organizaciones concretas contemplados en sus contextos
histórico-políticos. (ej. organización en la que se instauró un proceso democrático: la
International Typographical Union, que en una investigación los autores llegaron a la
conclusión de que puede existir democracia en las organizaciones acompañada de
participación política influyente).

El problema de Michels —cómo logran los individuos efectivamente ejercer influencia


sobre los líderes y sobre sus decisiones— sigue planteado y ha atraído la atención de
muchos estudiosos: entre los que se encuentra el de Albert Hirschman. Este autor
distingue tres modalidades a través de las cuales los inscritos en una organización pueden
influir sobre las opciones (o las no-opciones) de la propia organización: la protesta, la
defección y la lealtad.

• Frente a opciones desagradables y comportamientos inaceptables, los afiliados


pueden activar su protesta explícita a través de los canales existentes y tratar de
cambiar las opciones y reformar los comportamientos.
• También pueden abandonar sin más la organización, en caso de que hayan
perdido la esperanza de incidir sobre esas opciones y esos comportamientos, pero
casi sólo en el caso en que haya disponibles organizaciones alternativas atractivas,
que prometen ofrecer, entre otras cosas, incentivos adecuados a los distintos tipos
de afiliados insatisfechos con la primera organización. Por lo general, la defección
es costosa y se puede producir cuando la protesta fracasa (pero también es cierto
lo contrario) y cuando tener una alternativa no sólo es posible, sino esencial.
• En cuanto a la lealtad, se entiende como un comportamiento no previsto, no de
simple y pasiva aceptación, sino de reafirmación del apoyo en momentos difíciles,
de opciones controvertidas. Hirschman añade de manera significativa que: «la
lealtad, lejos de ser irracional, puede responder al objetivo socialmente útil de
impedir que el deterioro sea acumulativo, como en cambio suele ocurrir cuando
la defección no conoce obstáculos».
El análisis de Hirschman tiene la doble virtud de dirigir la atención sobre:

• las diferentes modalidades de la participación política y de sus expresiones y


• la estrecha relación existente entre naturaleza de las organizaciones (y tipo de
producto o de objetivo que ofrecen) y alternativas de participación.
Precisamente porque son distintos los incentivos que motivan a los individuos a
participar, son también distintas las organizaciones por las que se canaliza y se expresa la
participación, pueden ser distintas para cada individuo, para cada problema, para cada
caso, las alternativas esperables, los remedios a las crisis provocadas por opciones
desagradables y por líderes que ya no son dignos de confianza.

119
A lo largo del tratamiento de las características y las modalidades de la participación
política han sido frecuentes las referencias a las organizaciones.

Esto no depende sólo del hecho de que la participación de los individuos se explica en
las organizaciones, en la formación, en el funcionamiento y en la transformación de las
mismas organizaciones, ni tampoco sólo por el útil esfuerzo de combinar variables
psicológicas e individuales con variables sociales y de grupo (sin que las primeras deban
nunca subsumirse en las segundas).

El hecho es que la política moderna:

• está hecha de y por organizaciones, y por lo tanto ningún análisis de la


participación política puede prescindir de ellas.
• es competición, encuentro-choque entre grupos,
de modo que resulta indispensable ahora desplazar la atención hacia aquellos fenómenos
de agregación política, grupos de intereses y movimientos colectivos, que representan a
la vez lugares e instrumentos de participación política.

ÁMBITOS DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA: LOS GRUPOS


Bentley concedió una gran importancia a los grupos, influyendo en el ambiente
anglosajón y especialmente el estadounidense. El análisis de los grupos ha revelado que
tanto la pluralidad como la competencia entre los mismos son esenciales para el
funcionamiento de los regímenes democráticos. Además se subraya la importancia de que
los individuos estén afiliados a varios simultáneamente, dado que al pertenecer a varios
se dan cuenta de la necesidad de conciliar intereses y evitar confrontaciones.
Almond y Verba realizaron la clasificación más influyente de los mismos en función de
cómo la comunidad puede comunicar al poder sus preferencias:
• De articulación anómica: sus intereses son nuevos y no disponen de canales
experimentados a los que orientarse. Se ven impulsados a dramatizar su situación
mediante saqueos, motines, asesinatos, etc...
• De articulación no asociativa: sus intereses vienen determinados por
dependencias primarias (raza, etnia, geográficos...), constituyendo la base sobre
las que se fundan y movilizan.
• De articulación institucionalizada: son los miembros de una institución de la
sociedad (religiosos, nobles...) interesados en tutelar prerrogativas y defender
privilegios.
• De articulación asociativa: son el resultado de la organización de los intereses
fruto de la diversidad social para la defensa y promoción de los mismos
(asociaciones culturales, sindicatos...)
De manera clásica, el paso del mero grupo de personas reunidas en torno a un interés
común a un grupo que trata de influir en las opciones políticas se define como “presión”
o “grupo de presión” (en inglés lobby). La ventaja o desventaja de las que parten de inicio
dependen de los valores culturales generales de la sociedad en ese momento.

120
Según Rose, pueden darse múltiples relaciones entre los grupos y dichos valores: de
armonía entre ambos, un aumento de la aceptación de las demandas de los grupos de
presión, promoción ante la indiferencia o cambios culturales, conflictos... huelga decir
que adoptarán las medidas oportunas para que ambos se encuentren en la mayor sintonía
posible.
Cada grupo utilizará todos los medios a su alcance para maximizar su influencia en el
proceso político, a través de los recursos de los que dispongan. Entre los más importantes
están la dimensión, la representatividad, el dinero, la calidad y amplitud de
conocimientos y la ubicación en el proceso productivo. Además, en igualdad de
recursos se impondrá el grupo que en el que sus miembros compartan estratos sociales
con los que toman las decisiones, porque gozan de legitimidad previa.
La dimensión numérica de un grupo de presión se puede hacer valer directamente, ya sea
influyendo en resultados electorales, o indirectamente, como amenazando con no ejecutar
determinadas decisiones. Normalmente son los sindicatos los que recurren con más
eficacia a este recurso. Asimismo la dimensión se puede reforzar con la
representatividad, ya que un sindicato, por ejemplo, puede ser fuerte desde el punto de
vista numérico pero escasamente representativo por la baja afiliación de los trabajadores
al mismo. Por el contrario, puede ser pequeño en tamaño pero gozar de una gran
representatividad al estar casi todos los trabajadores de un determinado sector afiliados al
mismo. Las fisuras en este recurso son utilizadas tanto por los empresarios como por el
Estado para restar legitimidad a sus propuestas.
En cuanto al dinero, bien puede ser el resultado de su dimensión numérica, pero por
supuesto también puede estar condicionado por la propia naturaleza del grupo: así, las
asociaciones de empresarios pueden ser ricas, pero otras más pequeñas como de médicos,
abogados, notarios, etc...pueden movilizar ingentes recursos en defensa de sus intereses.
El dinero también puede ser utilizado tanto directa (financiando campañas electorales)
como indirectamente (corrompiendo a los decisores creando un clima de opinión
favorable). Por otro lado la mayoría de decisiones políticas contienen un nivel técnico
considerable, lo que concede una enorme importancia a la calidad y amplitud de los
conocimientos sobre los que los encargados de tomar dichas decisiones adoptan las
mismas. Asimismo, los grupos de presión deben disponer también de la capacidad técnica
suficiente para inclinar la balanza a su favor, al igual que las asociaciones de
consumidores-usuarios -o incluso más-. En los procesos de decisión complejos la única
garantía posible es la transparencia que consiste en que todos los intereses tengan la
posibilidad de movilizarse en cada una de las fases del proceso.
Por último, la ubicación en el proceso productivo o proceso político de un grupo de
presión también puede ser determinante para alcanzar sus objetivos, como por ejemplo,
los controladores aéreos, funcionarios de Hacienda, etc. La ubicación y cohesión de
grupos de trabajadores son recursos poderosos en la política de presión, pero deben
andarse con cuidado de no crear un malestar intolerable para el resto de la ciudadanía que
reste legitimidad a sus demandas, y no centren su ira en los responsables de la toma de
decisiones.
Curiosamente, la reacción práctica y teórica contra las actividades de los grupos de
presión ha sido más dura en los contextos en los que fueron apadrinados, es decir, los
anglosajones, lo que ha afectado principalmente a los sindicatos y grupos formados en
torno a la distribución de beneficios asistenciales derivados del Estado del Bienestar.
Desde el punto de vista teórico, existen dos reacciones a la política de grupos: por un lado
esta la neoconservadora, cuya teoría se debe principalmente a Mancur Olson y su Auge

121
y decadencia de las naciones, cuya teoría central ataca duramente a los grupos de presión,
ya que para él son un obstáculo entre gobernantes y ciudadanos en la búsqueda del bien
común. Según la visión olsoniana las coaliciones con finalidad distributiva frenan el
avance tecnológico y reducen la capacidad de respuesta a los cambios del entorno, lo que
frena el crecimiento económico, y el aumento de dichas coaliciones no hace sino
incrementar la complejidad de la regulación y el papel del Estado. En este sentido y con
distinto resultado, estuvieron dirigidas las políticas de Reagan y Thatcher.
El pluralismo o política de grupos también ha sido criticado desde posiciones
neoprogresistas, llegando Schmitter a establecer un modelo de relaciones entre
organizaciones-Estado definido como neocorporativismo, dirigido a comprender la
realización de políticas públicas en países de gobiernos progresistas y a explicar las
relaciones de los mismos con sindicatos y organizaciones empresariales. El problema que
se plantea es si el consenso es más fácil con un sindicato verticalista, monolítico o
centralizado o con los de estructura y funcionamiento interno democráticos. En general,
la respuesta es ambivalente: los centralizados llegan a acuerdos neocorporativos con más
facilidad, mientras que los que tienen mayor participación interna recogen mejor los
desafíos y consecuencias derivados de dichos acuerdos.
Aunque la perspectiva olsoniana de rigidez social y el neocorporativismo de Schmitter
son muy distintas, se podría desprender que la participación política más influyente en el
mundo contemporáneo es la que se explica desde dentro de las organizaciones, si no fuera
por las otras formas de participación política nada ortodoxas ni anticuadas a las que
recurren los individuos con capacidades y recursos. Por último, incluso Schmitter admite
la posibilidad de tensiones en el edificio neocorporativo como resultado de
insatisfacciones y desilusiones, que puedan aparecer tanto rebeliones de base interna de
las organizaciones, nuevos intereses imprevistos no presentes hasta el momento,
movilizaciones de clase contra sacrificios desmedidos así como movimientos
monotemáticos, con fines específicos e incluso no negociables.

ÁMBITOS DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA: LOS


MOVIMIENTOS COLECTIVOS
En cuanto a los comportamientos y movimientos colectivos y movimientos sociales, la
terminología no ha llegado a un acuerdo, considerándolas expresiones opuestas. Dicha
división primaria ocurre desde los primeros estudiosos, que atribuyen a las masas
comportamientos irracionales (Le Bon, Tarde y Ortega y Gasset), como los que, con
diferentes instrumentos, les atribuyen un papel importante en la acción social (Marx,
Durkheim y Weber).
En cuanto a la participación política, la atención se centra en los fenómenos colectivos de
grupo en los que, a diferencia de las modas, los participantes experimentan cambios en sí
mismos y el modo de relacionarse con los otros. Sobre los “movimientos colectivos”
existen 4 posturas:
1. La primera (y menos influyente) es la de Neil Smelser, cuyos elementos
constitutivos precisamente son los que mayores críticas han recibido. Para este
autor, los movimientos colectivos son el producto exclusivo de tensiones sociales,
como si la sociedad per se fuera algo estable y ordenado, de modo que los cambios
que dichos movimientos quisiesen implantar en la sociedad fuesen casi el
producto de fuerzas externas a la misma, más que a determinados equilibrios
122
histórico-estructurales. Ha demostrado ser inadecuada para explicar la dinámica
de los movimientos colectivos que empezaban con fuerza esos años en el
“ordenado” occidente como en el Tercer Mundo.
2. La primera alternativa a Smelser la formuló Francesco Alberoni, tomando como
punto de partida la existencia de dos estados de lo social: estado naciente y estado
institucional y de la vida cotidiana, es decir, contraponiendo movimiento-
instituciones. El estado naciente es un momento de discontinuidad e interrupción
de las relaciones sociales del estado cotidiano que afectan al subsistema
implicado, que entra en un nuevo estado con propiedades especiales. En un
determinado momento, el estado naciente cesa y el sistema social vuelve a lo
cotidiano, pero sólo después de haber experimentado una transformación.
Alberoni ve a los movimientos colectivos como una modalidad concreta de dicha
transformación, y no la única: también puede venir condicionada por decisiones
organizativas, por obra del mercado o procesos de agregado.
Para Alberoni los sujetos implicados en los proceso de ruptura son los amenazados de
desclasamiento y los de clases en ascenso que comparten la decepción ante la
imposibilidad de realizarse. Esta última cuestión ha plantea interesantes interrogantes, en
cuanto a quien o quienes corresponde el liderazgo de dichos procesos: la tesis dominante
parte de los teóricos clásicos de las multitudes y las masas y de una torcida interpretación
del marxismo, por la que los más dispuestos a rebelarse son los marginados y alienados
del sistema. Pero investigaciones recientes han demostrado que carecen de los recursos
necesarios, y el liderazgo de los movimientos colectivos reside no en individuos
periféricos, sino bastante centrales, o bien de la periferia del centro.
Como señala Melucci, los que se rebelan en primer lugar experimentan una contradicción
intolerable entre la identidad colectiva existente y las nuevas relaciones sociales
impuestas, y se facilita porque o bien ya tienen experiencia previa de participación, o bien
líderes y algunos recursos, o redes de comunicación por las que difundir nuevos mensajes
y consignas o los que reconocen con mayor facilidad los intereses comunes.
Pizzorno, tras una extensa investigación, pudo afirmar que los movimientos de mayo del
68 no fuero desencadenados por obreros no cualificados, meridionales o jóvenes, ni que
entre ellos se encontraran los principales líderes de base. Por el contrario, se iniciaron por
obreros especializados, con experiencia participativa previa en sindicatos o partidos.
Incluso, los conflictos de la fase de movilización ampliada de otoño del 68 tuvieron su
origen en los obreros no cualificados.
3) La tercera corresponde a Alan Touraine, para el cual los movimientos sociales son
los procesos en los que una sociedad produce su organización a partir de su sistema de
acción histórica, a través de los conflictos de clase y las transacciones políticas. La base
de su teoría tiene tres principios: el de identidad, en virtud del cual el actor se define a sí
mismo y se caracteriza respecto a otros en un conflicto; el de oposición, que es el
adversario que surge en virtud de dicho conflicto, lo que forma la conciencia de los
actores; y por último el de totalidad, que es el sistema de acción histórica cuyo dominio
se disputan los adversarios situados en la doble dialéctica de las clases.
Touraine vuelve del revés la explicación de Smelser sobre el origen de los movimientos
colectivos, ya que para el francés no es el estallido de un conflicto como el resultado de
una contradicción, sino una conducta colectiva orientada o, lo que es lo mismo, la
dinámica social.

123
4) Por último está la (casi) teoría de Charles Tilly, cuyo punto de partida es la existencia
en toda sociedad de desequilibrios en la distribución del poder. En el momento en que
actores y grupos entran en contacto desarrollan intereses que muestran quién pierde y
quién gana. En ese momento entra en juego la organización, que es una identidad común
con una conexión entre los individuos que componen el grupo. Ésta puede permitir la
movilización de los recursos por los contendientes, pasando en última instancia a la
acción colectiva, es decir, la persecución de fines comunes. Naturalmente, la
movilización y acción colectiva puede ser muy difícil por las reacciones de los que
detentan el poder, que incluso puede recurrir a la represión.
La (casi) teoría de Tilly tiene la ventaja de que es empírica y pone de relieve en cada
estadio cuáles son los actores capaces de llevarlo a cabo, las posibles reacciones u
oposiciones, las consecuencias y los resultados. Permite descubrir el tránsito de compartir
meros intereses a la acción colectiva.

La doctrina trata de distinguir entre los distintos movimientos sociales. La clasificación


más clara es la de Melucci, que según los objetivos que persiguen distingue entre
movimientos reivindicativos (cambio de normas, roles y asignación de recursos
socioeconómicos), movimientos políticos (acceso a los canales de participación política
y modificar las relaciones de fuerza) y movimientos de clase (volcar el ordenamiento
social, transformar los modos de producción y las relaciones de clase). Por otro lado, no
hay que obviar que los propios movimientos pueden cambiar de tipo, y uno de esos
factores desencadenantes puede ser la misma respuesta que el Estado sea capaz de dar a
las demandas.
Se ha dedicado mucha atención a las fases concretas de creación de los movimientos o
estado naciente, y mucha menos en los resultados de los mismos. Para Alberoni, el mismo
depende de muchos factores, pero analiza con perspicacia los mecanismos para
controlarlos: obstrucción en el momento de su nacimiento, encuadrarlos como ejemplares
o transgresores, impedir su generalización, para forzarlos a competir con las reglas del
juego, la infiltración en los mismos, su neutralización, cooptación de líderes...
A la hora de determinar qué cambios introducen el estado naciente en el sistema social,
la (casi) teoría de Tilly es la más adecuada. Relacionando la tipología de movimientos de
Melucci por los objetivos que persiguen, las principales cuestiones se centran en la
capacidad de los mismos para lograr cambios en las políticas, obtener los canales de
acceso para la participación en la misma y la efectiva inclusión de sus dirigentes en ella,
la fijación de objetivos así como el vuelco de la estructura social existente, que es un
cambio indudablemente sistémico.
La mayoría de los estudiosos han renunciado a adentrarse en esta dirección salvo
excepciones, en especial Tarrow, que busca identificar la conexión entre protesta social
y respuestas sistémicas, buscando la relación entre ciclos de protesta-ciclos de reforma.
Por lo demás, todos los análisis concluyen que los movimientos son un instrumento
moderno de participación política, que influyen en los detentadores del poder.

LAS CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA


El análisis de las consecuencias de la participación política es uno de los terrenos
abandonados por la ciencia de la política y de la sociología, centradas más en los input y
permaneciendo en la sombra por el lado del output.

124
Los individuos en no pocas ocasiones participan por y con motivaciones expresivas, y
después de desilusionados o insatisfechos, volverán a la esfera privada en búsqueda de la
felicidad personal. La insatisfacción y desilusión puede venir tanto por no conseguir las
demandas concretas como por el coste personal de las victorias. Para una definición de la
participación política, se puede dar la definición de Pizzorno, para el cual es una acción
en solidaridad con otros, en el que en el ámbito de un Estado o clase se intenta conservar
o modificar la estructura y valores del sistema de intereses dominantes.
Existen dos grupos de consideraciones respecto a las consecuencias de la participación
política. El primer grupo se ocupa del punto de vista de las preferencias políticas y las
diferencias entre los ciudadanos activos y los menos activos. En este caso los activos
influyen tanto en la comunicación de las preferencias o demandas como en la selección
de los líderes, de manera que se crea una distorsión: las políticas reflejarán las
preferencias de un segmento de la población y los dirigentes saldrán de ese segmento, en
menoscabo, probablemente, de la mayoría de los ciudadanos no activos o poco activos.
Una manera de reducir estas diferencias es a traves de organizaciones (principalmente
partidos o sindicatos) que movilicen a los individuos de status socioeconómico inferior.
El tema importante es si aquellos que se convierten en activos tienen un efecto sobre la
“calidad” de la población que participa, es decir, en vez de una participación basada en
los intereses específicos de estos sectores, se de una movilización dirigida por los que
controlan los partidos y canales organizativos.
El segundo grupo de consideraciones se refiere a la influencia de la participación política
sobre la receptividad de los líderes y la igualdad política entre los ciudadanos. En general,
dicha relación es intuitiva. Nie y Verba, han demostrado que la relación es curvilínea:
los líderes más receptivos corresponden a sociedades con alta participación política, pero
los menos receptivos no son los de las comunidades menos participativas, en las que se
esfuerzan por interpretar las demandas de un electorado poco activo, sino en las
comunidades en las que la participación es limitada, pero no bajísima, ya que acaban
siendo receptivos a la preferencias de los pocos que participan.

Como conclusión, el incremento de oportunidades de participación política se ha


traducido en un crecimiento y difusión de los instrumentos para participar en la misma
(aunque el voto siga siendo el más utilizado), siendo los individuos que recurrían a las
formas clásicas los que empuñan también las nuevas, no como sustitutivos, sino añadido.
Asimismo, el aumento del nivel de instrucción, renta y nivel de vida en general y la
expansión de las comunicaciones de masas han provocado un empuje participativo muy
fuerte, provocando reacciones coyunturales o duraderas ante la intervención del poder en
todas las esferas socioeconómicas del individuo.
Los individuos pueden participar hoy día mucho más que en el pasado, siendo más
significativa, lo que no supone que se hayan eliminado las diferencias en niveles de
participación o que lleve aparejada una mayor igualdad. Sólo en determinadas
condiciones organizativas la participación política conduce a mayor igualdad o frena el
crecimiento de las desigualdades: quizás los que participan no conseguirán sus demandas,
pero lo que está claro es que los no activos no conseguirán que se defiendan sus intereses,
aumentando los desequilibrios.

125
LECTURA 9

LA SUPREMACÍA DEL PARTIDO EN LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS: EL


CAMBIO ORGANIZATIVO DE LOS PARTIDOS EN LAS DEMOCRACIAS
CONTEMPORÁNEAS

- Como organización de afiliados


CARAS DE LA ORGANIZACIÓN PARTIDISTA - Como organización central
- En las Instituciones Públicas

- PARTIDO CADRE (o de élites o elites).- Anterior a la implantación del sufragio universal


MODELO DE - PARTIDO DE MASAS.- Emerge con el sufragio universal. ORGANIZACIÓN
Forma organizativa normal durante la mayor parte del PARTIDISTA siglo XX.
- PARTIDO CATCH-ALL.- Desde los años 60 rivaliza con el partido de masas, sobre todo
en EE.UU.
- PARTIDO CARTEL.- Cada vez más evidente en las democracias consolidadas en los
últimos años.

(Tienen que quedar muy claros estos dos esquemas para entender el resto del texto)

Existe una supremacía por parte del partido en las Instituciones Púbicas y subordinación
de las otras 2 caras.

Igualmente hay un florecimiento del partido como organización de afiliados.

Es compatible el fortalecimiento de los miembros del partido y un mayor grado de


autonomía con la superioridad del partido en las Instituciones Públicas.

Estos cuatro tipos de organización partidista ilustran la problemáticas general de todos


los partidos y forman en la actualidad el cuerpo disponible de experiencia sobre la que
probablemente se fundamenta la construcción de los nuevos partidos.

TRES MODELOS DE ORGANIZACIÓN PARTIDISTA

EL PARTIDO DE ÉLITES

Los primeros Parlamentos de los Estados liberales y protoliberales del norte de Europa
estaban compuestos de representantes de las comunidades locales.

La organización evoluciono en dos niveles:


126
• Una división dentro de la comunidad y a su vez dentro del distrito donde se
disputaban los escaños.
• Cuando aparecieron pautas regulares de conflicto dentro del Parlamento, quienes
se encontraban de acuerdo entre sí podían organizarse para coordinar sus
esfuerzos o demandas.
Podemos hablar de partidos políticos cuando estos dos niveles de organización
comenzaron a interactuar, con una competición local por los escaños estructurada en parte
por las mismas divisiones que articulaban la cooperación y la competición en el
Parlamento y orientada parcialmente por el propósito de alterar el equilibrio
parlamentario.

(Características) Debido a las restricciones del sufragio en la mayoría de las elecciones


europeas con anterioridad al siglo XX y los requisitos que se exigían para llegar a ser
miembro del Parlamento, los diputados de los partidos de élite eran los propios líderes o
los agentes directos de los líderes. La organización local sólo era necesaria ante la
perspectiva de un reto electoral, incluso de forma provisional.

Otro aspecto clave es que el partido como organización de afiliados y el partido en las
instituciones públicas estaban tan relacionados que era casi imposible disociarlos. Allí
donde los cargos públicos del partido y los afiliados no eran estrictamente las mismas
personas, la conexión entre los dos se efectuaba en el nivel de la circunscripción.

La esencia del partido de élites es un pequeño núcleo de individuos con acceso personal
e independiente a los recursos y con capacidad para situar a uno de los suyos o a sus
nominados como representantes en el Parlamento.

Otra característica del partido de élites es la debilidad de la organización central del


partido. El motivo fundamental es que los miembros del partido en las instituciones
públicas pueden apoyarse en sus propios recursos o en los recursos de los afiliados, por
lo que no dependen de los recursos centrales y no necesitan someterse a una autoridad
central. En la medida en que las funciones primordiales del Estado son administrativas
más que directivas no resultan necesarias mayorías de apoyo, ni tampoco, la disciplina de
partido en los Parlamentos. La independencia del partido de afiliados en cada
circunscripción se debe a que no tienen ningún deseo de subordinarse a una autoridad
central. El partido de élites es un conglomerado de partidos locales más que una única
organización nacional. La idea filosófica y social del partido de élite es incompatible con
la subordinación a la autoridad central.

El partido en las instituciones públicas era la cara dominante del partido de élites, al
menos en lo que se refiere a las decisiones tomadas en el Parlamento. Esto es así por dos
motivos:

127
1. El partido en las instituciones públicas tiende a ser el único grupo en el partido
que tiene la necesidad o la oportunidad de tomar decisiones colectivas, donde se
adoptan las decisiones a nivel nacional.
2. Los miembros individuales del partido en las instituciones públicas no parecen
estar sujetos a la política defendida por el partido como organización de afiliados,
debido a la indiferencia que muestran los afiliados hacia la mayoría de las políticas
y a la imposibilidad de separar el partido en las instituciones del partido como
organización de afiliados.

Con el cambio de siglo aparece una versión alternativa del partido de elites en el
sur de Europa: caciquismo en España o trasformismo en Italia. Se caracterizaba
principalmente por una competición electoral, centrada en la corrupción sistemática
organizada desde la organización central, que eran quienes constituían el partido en las
instituciones públicas y gozaban de la posición predominante.

Resumiendo, podemos indicar las siguientes características:

• Pequeña organización de afiliados en cada circunscripción capaz de suministrarse


sus propios recursos.
• Una vinculación muy fuerte de carácter local entre los miembros del partido con
cargo público y su particular partido de afiliados.
• Una organización central débil o completamente ausente.

Estas características se ven reflejadas en partidos que pueden haber prosperado en


otros lugares como EE.UU. o en Colombia entre 1850 y 1930 así como en las zonas más
tradicionales de las nuevas democracias de finales del siglo XX.

EL PARTIDO DE MASAS

Anterior a la extensión del sufragio universal, la ampliación del papel del gobierno y el
desarrollo de las nociones de responsabilidad gubernamental ante el Parlamento
aumentaron el valor de la cohesión partidista dentro del partido en las instituciones
públicas. Aumentó también la importancia nacional de las elecciones locales, estimulando
una mayor comunicación y coordinación entre las organizaciones locales de afiliados.
Estas circunstancias alteraron el equilibrio de poder dentro de los partidos de élites
europeos a favor del partido en las instituciones públicas y en perjuicio del partido de los
afiliados. La participación en las elecciones siguió siendo potestad de un estrato muy
reducido de la sociedad, las divergencias de clase o de interés entre el partido en las
instituciones y el partido de los afiliados seguirían siendo mínimas.

Implantado el sufragio universal, el aumento del número de votantes de miles a cientos


de miles se convirtió en un recurso político valioso. Como consecuencia, la organización
de partidos de élites era inapropiada para satisfacer los intereses de los nuevos votantes,
especialmente de los trabajadores y de los protestantes fundamentalistas.

128
Estos nuevos partidos carecían de un partido en las instituciones públicas, dado que
habían sido excluidos de la participación electoral. La tarea principal de éstos consistió
en la formación de organizaciones independientes que movilizaran a sus simpatizantes
para, primero, ganar el derecho al voto y para hacerse después tanto con los votos como
con los recursos necesarios para ganar elecciones en las nuevas condiciones del sufragio
de masas.

Dichos recursos provenían de las pequeñas contribuciones de los ciudadanos corrientes,


exigiendo un fortalecimiento del partido como organización de afiliados. Además, las
demandas de los nuevos ciudadanos implicaban cambios fundamentales en la política
nacional, haciendo necesaria una organización y coordinación entre circunscripciones, es
decir, una potente organización del partido. La forma organizativa que evolucionó para
responder a estas necesidades fue la del partido de masas.
Existe una relación simbiótica entre la organización central del partido y el partido de
afiliados. La primera presta el apoyo necesario para la expansión del partido de los
afiliados y la coordinación central de sus actividades, mientras que el segundo aporta los
recursos necesarios para la existencia y el éxito de la organización central del partido.

Los cargos dirigentes del partido como organización central son elegidos como
representantes de los afiliados en los congresos del partido y a su vez, reciben un mandato
para administrar, crear normas y dirigir el partido.

CARACTERÍSTICAS

PARTIDO EN LA ORGANIZACIÓN CENTRAL

- Está formada por profesionales a tiempo completo


- A estos profesionales se les paga por ser miembros

Ambas caras es probable que estén motivados por incentivos distintos y que midan su
éxito a partir de estándares diferentes. No obstante, su relación puede ser esencialmente
armónica.
El dominio del partido de los afiliados sólo puede ser ejercido a través de una
organización central fuerte.

La relación entre el partido de los afiliados y el partido en las instituciones públicas


podríamos diferenciarla de la siguiente manera:

• El partido en las instituciones públicas integra a unos pocos individuos; el partido


de los afiliados integra a cientos o miles de individuos.

129
• El diputado ya no es concebido como alguien de la élite del partido que aprovecha
su oportunidad, sino como alguien que ejerza un papel organizativo distinto.
• Dentro de la ideología del partido de masas, el papel del diputado, y por ende el
del partido en las instituciones públicas, se encuentra subordinado al partido como
organización de afiliados.
• En el partido de élites, la organización es un instrumento para lograr los objetivos
de los miembros individuales del partido en las instituciones públicas En el partido
de masas, el partido en las instituciones públicas es un instrumento para el logro
de los objetivos de la organización partidista.

Podemos decir que el partido como organización central cumple la función de supervisar
y controlar al partido en las instituciones públicas en nombre del partido de los afiliados.

El partido de masas declara explícitamente ser el representante de sólo un único segmento


de la sociedad y, en primera instancia, el agente de su organización partidista. Cada
miembro del partido en las instituciones públicas tiene dos grupos ante los que se hace
responsable –la organización del partido y el electorado en su conjunto–, dos conjuntos
de incentivos y restricciones –los que surgen del deseo de mantener y reforzar una
posición dentro del partido y los que radican en la necesidad de ganar elecciones–, dos
fuentes de legitimación –como agente del partido y como titular de un mandato público–
. Las diferencias de perspectiva de quienes ostentan un cargo público, que conocen tanto
las responsabilidades del poder como sus limitaciones, y la de los afiliados al partido,
para quienes las respuestas ideológicas no se contradicen directamente con la cruda
realidad de la práctica política, suscitan la posibilidad de conflictos de intereses entre el
partido en las instituciones públicas, por un lado, y el partido en la organización central y
el partido de los afiliados, por el otro.

El partido de masas, al incorporar una distinción clara entre las tres caras, implica una
forma organizativa propia: sedes locales de afiliados, un congreso de representantes del
partido en el que se elige una ejecutiva central, etc.

En el origen del partido de masas, el partido en la organización central parece ser la cara
dominante pues controla los recursos. Pero una vez que el partido en las instituciones
públicas acceda a los recursos del gobierno, es probable que se pretenda obtener un mayor
grado de independencia, amenazando así la condición partidista de masas de la
organización.

La evolución de sistema partidista de masas, radicalizó a la izquierda, sobre todo donde


predominaban partidos comunistas en lugar de los socialdemócratas. Esta circunstancia
se reflejo en la concentración de poder en el aparato central del partido. La consecuente
subordinación del partido en las instituciones públicas al partido como organización
estuvo también acompañada por una disminución de la influencia interna del partido
como organización de afiliados.

130
En los países con regímenes liberales donde se toleraron la existencia de sindicatos antes
de la extensión efectiva del sufragio a la clase obrera, los sindicatos constituyeron a
menudo los cimientos de la organización partidista. Una consecuencia organizativa pudo
ser que los miembros corporativos estuvieron representados en los órganos del partido
debido a sus asociaciones sindicales más que a nivel individual. Esto provocó el
debilitamiento del partido de los afiliados frente al partido como organización central y
debilitó la legitimidad de las demandas de lealtad de los grupos parlamentarios sobre sus
diputados y, en cierto modo, para posibilitar un mayor grado de autonomía del partido en
las instituciones públicas

EL PARTIDO CATCH-ALL
Las causas principales de la evolución de los partidos de masas hacia el modelo de partido
catch-all son la alteración del equilibrio de poder en el interior de los partidos de masas y
el cambio de las estructuras sociales en las que surgieron los partidos de élites y de masas.

Desde la perspectiva del partido de elites, la movilización del apoyo electoral de las masas
y la obtención de los recursos necesarios para competir en el contexto de electorados
masivos eran los principales problemas con los que se encontraban los líderes. Crearon
sedes de afiliados como las de los partidos de masas. Esto exigió a su vez una
organización central del partido que coordinase a los nuevos afiliados que acababan de
inscribirse. El resultado final fueron tres caras visiblemente articuladas: el partido en las
instituciones públicas creó una organización central para reclutar simpatizantes a través
del partido de los afiliados (similar a las del partido de masas). Los nuevos militantes
comenzaron a formular demandas amparándose en el principio inspirador de la ideología
de los partidos de masas, según el cual los cargos públicos son responsables de sus
acciones ante los afiliados del partido, cuestionando constantemente su hegemonía.

Este cuestionamiento estuvo reforzado por los cambios ocurridos en las sociedades
modernas: la reducción de la jornada laboral, el aumento y la estandarización de la
educación, el eclipse político de la clase alta tradicional y la atenuación general de las
divisiones de la clase alta tradicional. Los líderes del partido se vieron obligados a
justificar sus posiciones de liderazgo por sus aptitudes para satisfacer las exigencias de
sus seguidores, y estos fueron poco a poco teniendo la capacidad y la motivación
suficientes para definir y articular sus peticiones por sí solos.

En relación al partido de masas, mediante una mayor presencia del partido en las
instituciones públicas, más que en el crecimiento del partido de los afiliados, ven la
oportunidad real de ejercer influencia sobre las políticas gubernamentales y de entrar en
el gobierno. Los representantes del partido en las instituciones públicas y los de la
organización central orientan su actividad a cumplir los requisitos de la victoria electoral,
viéndose limitados por las realidades de la acción de gobierno.

A finales del siglo XX, la organización de los ciudadanos en un amplio repertorio de


grupos de interés independientes afectó al funcionamiento interno de los partidos
políticos al proporcionar a los ciudadanos canales alternativos de acceso al gobierno, y a
los líderes partidistas el acceso a recursos alternativos a los procedentes del partido de los

131
afiliados, debilitando así la relación simbiótica entre el partido en las instituciones
públicas y el partido de los afiliados.

La esencia del partido catch-all con respecto a las relaciones entre sus tres caras
internas es el conflicto. Este conflicto se reproduce en el partido en la organización
central. La cuestión es conocer si el partido en la organización central es el agente del
partido de los afiliados para controlar el partido en las instituciones públicas o más bien
es el agente del partido en las instituciones públicas que controla y dirige a los miembros
del partido de los afiliados. Concretamente, ¿quién es el líder real del partido, el
presidente, el secretario general, el comité central o el líder del grupo parlamentario?
¿quién dirige las negociaciones políticas o la formación de gobierno, el partido en la
organización central o el partidos en las instituciones públicas? ¿En qué medida la
pertenencia al comité central está controlada por miembros del partido en la organización
central? Y, en fin, ¿cuánto control ejerce el congreso del partido sobre su programa
electoral?

LAS ORGANIZACIONES DE PARTIDO CONTEMPORÁNEAS

En las organizaciones de partido contemporáneas estos conflictos parecen haberse


resuelto mediante la aparente supremacía del partido en las instituciones públicas, que
asume una posición de privilegio dentro de la organización partidista.
El desarrollo de las organizaciones partidista en Europa ha entrado en una nueva fase, en
la que los partidos llegan a estar esencialmente dominados por el partido en las
instituciones públicas Es en esta situación cuando aparece el partido cartel.

El primer y más obvio síntoma de esta nueva pauta en el equilibrio interno de poder atañe
a la distribución de recursos financieros dentro del partido y, sobre todo, a la distribución
de las subvenciones estatales. En las democracias europeas contemporáneas la
canalización de la ayuda estatal a las organizaciones partidistas se ha convertido en una
práctica casi universal. Primero se concedieron a los grupos parlamentarios de los partidos
y, más tarde, se otorgaron a la propia organización central del partido. En el siglo XXI, el
grueso de los subsidios continúa yendo al grupo parlamentario, y son una minoría los
países (Austria, Finlandia, Noruega) que asignan la mayor parte de las subvenciones a la
organización central del partido, es decir, fuera del Parlamento. El hecho de que el
proceso de subvención estatal estuviera inicialmente restringido a los grupos
parlamentarios de los partidos, que a menudo estos mismos grupos sigan obteniendo
todavía la mayor parte del subsidio total y que sea en el Parlamento donde se adopten las
decisiones finales que afectan a los tipos y cantidades de subvención disponibles, todo
ello sugiere que la creciente disponibilidad de la ayuda estatal es uno de los factores claves
que proporciona la ventaja final a quienes controlan las instituciones públicas.

El segundo síntoma es que a finales de los años ochenta había comenzado a producirse
un movimiento dentro de las organizaciones partidistas en términos de la distribución de
los recursos de personal. El aumento del personal de los grupos parlamentarios, y por lo
132
tanto del partido en las instituciones públicas, superó al número de empleados en las sedes
centrales de los partidos.

El tercer síntoma consiste en que la mayoría de los partidos europeos occidentales


relevantes o duraderos ha disfrutado recientemente de un periodo de poder en los gobierno
nacionales, y que la mayoría de ellos está ahora orientada hacia la ocupación de cargos
públicos. Quedan muy pocos partidos de oposición relevantes en las democracias
europeas occidentales. Los que permanecen excluidos del gobierno son aquellos partidos
pequeños que, por lo general, representan los extremos de la derecha o de la izquierda o
las demandas minoritarias regionalistas o medioambientales. Los principales partidos
incluyen un número considerable de grupos verdes o representantes de la extrema derecha
que han llegado a ocupar cargos públicos. Esto supone un cambio espectacular en los
sistemas de partidos contemporáneos.

Dos aspectos complementarios: la adquisición del estatus de gobierno es ya algo habitual


para la mayor parte de los partidos europeos occidentales consolidados y un desarrollo
que casi necesariamente habrá tenido un impacto significativo sobre el equilibrio interno
de fuerzas organizativas de los partidos afectados. El poder, el cargo público, es por sí
mismo un agente de socialización. A medida que el gobierno se convierte en una
experiencia habitual y en una expectativa para los partidos más relevantes, permitirá al
partido en las instituciones públicas adquirir mejores niveles de estatus, prestigio y
autonomía. Se produce un proceso de “parlamentarización“ de los partidos o, incluso, un
proceso de “gubernamentalización”, una tendencia que aumenta las posibilidades de
relegar a un segundo plano tanto al partido de los afiliados como al partido en la
organización central.
Lo anterior sugiere que la probabilidad de que se produzca un conflicto de intereses entre
el partido en las instituciones públicas y la organización central del partido es cada vez
menor. Se tiende a conceder un mayor peso a los parlamentarios y a sus líderes en los
comités nacionales ejecutivos de los partidos, reduciendo de esta manera el poder de los
representantes del partido de los afiliados que no ostentan cargo público. Aunque no es
de manera generalizada, el partido en las instituciones públicas ejerce ahora un mayor
control sobre la ejecutiva nacional que antes.

La posición política del partido en la organización central es notablemente menos


importante ahora que durante la primacía de los partidos catch-all y de los partidos de
masas. La rendición de cuentas parece importar menos que la capacidad profesional, un
cambio que podría muy bien implicar la erosión del peso político independiente de la
organización central del partido. El reemplazo gradual de los burócratas generalistas del
partido por profesionales especialistas puede servir para “despolitizar” la organización
del partido.

Al consolidarse la televisión y los medios de masas como las vías prioritarias de


comunicación entre los líderes de los partidos y los votantes, las campañas de los partidos
se han centralizado y “nacionalizado”, facilitando que el núcleo de los mensajes de los
partidos brote ahora directamente de una única fuente nacional. Los mensajes locales han
ido perdiendo importancia en la campaña nacional, por lo que se dedican menos esfuerzos
a la organización y movilización de sus afiliados. Estos recursos sobrantes se emplean en

133
la promoción del mensaje del partido al electorado en su conjunto. A medida que los
partidos aumentan su orientación externa, el papel de los profesionales que sirven al
partido en la organización central y el de quienes lo sirven en las instituciones públicas
llegan a ser casi inseparables, respondiendo ambos a las necesidades del liderazgo
partidista en el Parlamento y en el gobierno.

¿SE MARGINA AL PARTIDO DE LOS AFILIADOS?

Los principales partidos se han transformado simplemente en meros partidos en las


instituciones públicas, difuminándose las otras dos caras del partido. Tanto el partido en
la organización central como el de los afiliados han quedado eclipsados, subordinados o
marginados, al no ser posible disociar las organizaciones partidistas contemporáneas de
sus dirigentes parlamentarios y gubernamentales. Los líderes se han convertido en el
partido y el partido se ha convertido en los líderes. Un síntoma evidente de este cambio
es la atrofia física del partido de los afiliados. En la mayoría de las democracias europeas
contemporáneas más consolidadas el porcentaje de afiliados sobre el electorado nacional
ha caído por término medio del 10% en 1980 a menos del 6% a finales de los años 90. Ha
habido también una caída en el número absoluto de los miembros del partido. Excepto
Alemania –con la incorporación de la antigua Alemania del Este– cada democracia
europea ha sufrido declives en los niveles de afiliados que pueden cifrarse en un 25% con
respecto a los niveles de 1980. La evidencia del declive organizativo es inequívoca.

Existen evidencias que sugieren que los miembros de los partidos están adquiriendo
mayor poder. Los partidos han comenzado a abrir los procedimientos de toma de
decisiones y los procesos de selección de sus candidatos y líderes a sus miembros
“ordinarios”, a menudo por medio del voto por correo. Esta circunstancia demuestra una
clara democratización de la vida interna del partido, con unos miembros ordinarios que
comienzan a disfrutar de los derechos hasta ahora preservados para las elites y los
activistas del partido.

Pese al privilegio potencial del partido en las instituciones públicas, parece haber distintas
razones por las que los líderes de los partidos modernos deberían mostrarse poco
dispuestos a consentir la reducción del poder y el tamaño del partido de los afiliados:

• A pesar de las subvenciones estatales, los afiliados continúan ofreciendo a los


partidos un recurso valioso en términos de dinero y tiempo (campañas
electorales).
• Los afiliados constituyen una “fuerza de reserva” a disposición del partido para
mantener su presencia en los consejos locales, las juntas consultivas y los órganos
electorales, beneficiándose de los mecanismos de retroalimentación.
• Los afiliados siguen proporcionando al partido un importante mecanismo de
enlace con el mundo exterior al Parlamento.

134
Estos beneficios son sustituibles e, incluso, prescindibles: aumento de las
subvenciones públicas, las campañas electorales son controladas y ejecutadas desde la
organización central,…

Los partidos actuales constituyen un legado del pasado y una herencia de los
modelos anteriores. Existen límites a la capacidad de cambio que pudiesen emprender los
líderes del partido. La afiliación puede no ser muy valorada pero una tradición orientada
a la afiliación tampoco puede ser rechazada alegremente. Los afiliados también pueden
infundir en los líderes del partido un sentimiento de legitimidad. En los nuevos partidos
de las democracias europeas recientes, es improbable que se cultive asiduamente la
dimensión del partido de los afiliados. La importancia asignada a la existencia de unos
niveles de afiliación sustanciales sea característica de los partidos con una larga
trayectoria de desarrollo institucional, en la que el legado del partido de masas continúa
pesando sobre las nociones contemporáneas de estilo y legitimidad organizativa. Para la
mayoría de los partidos asentados en Europa ocurre que el partido en las instituciones
públicas no puede evitar la presencia del partido de los afiliados: la afiliación de masas
es consustancial con su tradición.

¿Cómo puede hacerse valer con éxito la supremacía del partido en las instituciones
públicas? O bien marginando el partido de los afiliados por los líderes hasta dejar que se
marchiten (los principales partidos daneses y holandeses) con el problema de pérdida de
legitimidad o bien ofreciendo una imagen atractiva del partido de los afiliados ante los
militantes potenciales y restringir las posibilidades reales de cualquier desafío que
provenga desde abajo.

Esta estrategia se puede desarrollar de dos maneras:

• El supuesto poder de las bases se puede fortalecer mediante la democratización


interna del partido, a través de la cual los miembros ordinarios adquieren una voz
formal en la selección de los candidatos y de los líderes del partido, así como la
aprobación de los programas políticos, y por la que los afiliados se convierten así,
de facto, en un electorado de masas. Al mismo tiempo sirve para erosionar la
posición de los activistas del partido y del partido organizado de los afiliados,
dado que la voz ya no depende de la militancia o de la organización. Al dotar de
capacidad de voto a los miembros ordinarios, a menudo mediante el voto por
correo, los líderes del partido socavan eficazmente la posición de sus militantes
más críticos, y lo hacen en nombre de la democracia interna del partido. El
fortalecimiento del partido de los afiliados sigue siendo compatible con la
supremacía del partido en las instituciones públicas.

• Implica sólo la promoción de una “división del trabajo” más eficaz entre el partido
en las instituciones públicas, por un lado, y el partido de los afiliados, por otro. El
vínculo entre los dos niveles quedaría restringido de una forma u otra a la
selección local de candidatos para las elecciones a los puestos nacionales.
Reflejando el partido de los afiliados, los “partidos locales” trabajan
principalmente en el nivel local y disfrutan casi del control exclusivo sobre las
políticas, los programas y las estrategias perseguidos dentro de sus propios límites
135
territoriales. El partido nacional, por otro lado, que es dominado por el partido en
las instituciones públicas, es también libre de desarrollar sus propias políticas,
programas y estrategias, sin ser perturbado por las demandas y las preocupaciones
del partido de los afiliados.

Ambas maneras de desarrollo de esta estrategia son evidentes en un número


considerable de organizaciones partidistas contemporáneas.

EL CAMBIO ORGANIZATIVO DE LOS PARTIDOS: FUENTES E


IMPLICACIONES

No hay ni una única forma ni una forma ideal de organización partidista. Si pueden
señalarse algunos elementos comunes:

• El hecho de que la participación en la adopción de decisiones políticas estuviera


antes restringida a un pequeño núcleo de actores sociales privilegiados ha
demostrado ser decisivo como para permitirnos efectuar generalizaciones
comparadas sobre el carácter del otrora dominante partido de élites.
• El impacto de la democratización masiva ha resultado ser también lo
suficientemente poderoso como para realizar generalizaciones sobre la aparición
y el carácter del partido de masas.
• Mientras continúa debatiéndose la difusión y la relevancia del partido catch-all,
es claro, sin embargo, que muchos partidos comenzaron a moverse hacía un nuevo
modo de operar en los años sesenta, cuando aparecieron numerosos conflictos
entre el partido en las instituciones públicas y el partido de los afiliados.

A medida que las organizaciones de partido se adaptan a las demandas de las democracias
contemporáneas, tienden a moverse alrededor de las necesidades e incentivos del partido
en las instituciones públicas. Y mientras que las razones para este cambio son incontables,
siendo por lo general la causa inmediata la política interna del partido, la causa definitiva
puede localizarse a menudo en el medio ambiente en el que opera el partido. En ocasiones,
esos cambios contextuales traen consigo nuevas presiones y desafíos; otras veces
representan nuevas oportunidades. En cualquier caso, alteran la distribución de recursos
o incentivos dentro del partido y, por lo tanto, la pauta de interacciones dentro de él.

Los cambios en el entorno que recibieron más atención son, sin duda, aquellos
relacionados con el sistema electoral. De hecho, la propia existencia de los partidos
políticos modernos, con sus organizaciones burocráticas y de masas de afiliados, suele
atribuirse directamente la expansión del sufragio y explicarse muchas de las diferencias
encontradas entre los partidos por el momento de acceso al derecho a voto, sobre todo el
relativo a la industrialización. La burocracia del partido se hizo necesaria ante el
imperativo de coordinarse y comunicarse con el electorado, así como a la combinación
de los fondos económicos y de los demás recursos del partido. Otros cambios en las leyes
electorales, como las modificaciones de la fórmula electoral o la presencia del voto de
preferencia intrapartidista, pudieron además introducir modificaciones en la vida interna

136
de los partidos, así como alterar el equilibrio entre partidos. De manera más directa, los
partidos pueden tener su estructura organizativa impuesta estatutariamente, una
limitación que es cada vez más importante a medida que la provisión de subsidios
públicos está acompañada por la aprobación de leyes sobre los partidos.

Los partidos deben adaptarse también a los cambios en la disponibilidad de varios


recursos. El desarrollo de una prensa partidista permitió a los organizadores de los
partidos comunicarse con sus seguidores y potenciales simpatizantes. La prensa de
partido potenció la importancia de sus directores, principalmente burócratas del partido,
independientemente del nivel de centralización que tuvieran los periódicos. Se necesitó
una organización bien articulada para difundir y financiar tales publicaciones. Se
fortalecieron las caras burocráticas y de afiliación de masas del partido frente al partido
en el gobierno. La irrupción de los medios audiovisuales, especialmente la televisión, ha
deparado justo el efecto contrario. Permite a los líderes del partido, sobre todo a los que
están en las instituciones públicas, a quienes se les concede más tiempo de emisión y que
gozan de mayor interés periodístico, comunicarse directamente con el público, tanto
dentro como fuera del partido, sin que sea necesaria la intervención una organización
partidista. Estas nuevas posibilidades de comunicación directa crean a su vez la necesidad
de distintos tipos y niveles de expertos profesionales.

Otro factor de cambio en la disponibilidad de recursos es la provisión de subsidios


públicos. Con anterioridad a la financiación pública, muchos partidos dependían casi por
completo de las contribuciones voluntarias de sus miembros, o de las empresas y
organizaciones que esperaban comprar influencia o acceso, sobre todo el partido en las
instituciones públicas así como la burocracia del partido. El subsidio estatal reduce no
solo la dependencia del partido de los contribuyentes externos sino también de los propios
miembros de las bases del partido, decayendo el estatus y la influencia de quienes ostentan
cargos en ese ámbito organizativo.
Una variedad de cambios seculares en el entorno político tiene también la capacidad de
forzar la adaptación del partido. El partido de integración de masas tradicional estaba
basado en un sistema social fuertemente estructurado, en el que los cleavages relevantes,
3

sean de clase, religión, étnicos o de otro tipo, se perfilaban con claridad y eran difíciles
de eludir. Cuando el partido construía una red de organizaciones auxiliares e intentaba
encapsular a sus seguidores, lo hacía fundamentalmente reflejando una realidad social
preexistente. Tendencias tales como una mayor y más meritocrática educación superior
4

y la homogenización de la cultura a través de los medios de comunicación y del consumo


de masas, socavó las bases tradicionales de la organización partidista de masas.

Estos cambios sociales han estado acompañados por dos cambios políticos:

• Los mayores niveles educativos han contribuido a aumentar los niveles de


competencia política de los ciudadanos. Mejor informados, más articulados y con
más tiempo de ocio, los votantes son menos dependientes de las organizaciones
del partido para conectarse con el mundo de la política.
• El incremento de la competencia cívica, la atenuación de los lazos sociales y el
uso creciente de los canales de comunicación generales, en lugar de los del
partido, forzaron el debilitamiento de muchos de los procesos que hasta entonces
137
moldeaban un fuerte sentimiento de identificación partidista, alterando el
equilibrio de fuerzas dentro de los partidos.
Hay que añadir que:

• Algunos de los estímulos de cambio se generan internamente y, una vez que un


partido comienza a adaptarse, activan fuerzas que pueden transmitirse a lo largo
y ancho de la organización.
• Muchos de los estímulos externos son el resultado de las acciones del partido: son
los partidos en el gobierno lo que han votado para sí mismos los subsidios
públicos, el acceso a los medios de comunicación de masas o unos electorados
más longevos y mejor informados.
• El entorno responde también a los cambios efectuados por los partidos.

Una explicación del declive de la identificación partidista es la decisión de los partidos


de extenderse más allá de sus bases sociales tradicionales y distanciarse de quienes se
identifican con él y de sus afiliados. En muchos casos se produce un proceso de
autorrefuerzo que lleva a los partidos de la mayoría de las democracias contemporáneas
hacía una posición en la que el partido en las instituciones públicas se encuentra en un
indudable nivel de supremacía.

La dependencia creciente de los partidos respecto de los subsidios estatales, un proceso


que facilita la creciente primacía del partido en las instituciones públicas, arrastra
evidentemente a estos partidos a una relación mucho más estrecha con el Estado. La
progresiva participación generalizada de los partidos en el gobierno es también un punto
clave del proceso de cartelización. Es probable que el movimiento hacia la cartelización
se haya reforzado a medida que los partidos en las instituciones públicas eran empujados
a adquirir mayores niveles de autonomía de los que disfrutaban con el modelo partidista
de masas, e incluso con el del partido catch-all. Finalmente, aunque de forma no tan
directa, a medida que la política se convierte en una carrera profesional y se desvanecen
las diferencias sustantivas e ideológicas entre los líderes políticos en competición, los
propios líderes parecen asumir unos propósitos comunes, dando la impresión de que cada
uno de ellos parece encontrar la manera más fácil o apropiada de llegar a acuerdos con
sus enemigos antes incluso que con sus propios seguidores de base. De ese modo,
mientras la posición del partido en las instituciones públicas puede encontrarse en ascenso
en cualquiera de las variedades de organizaciones partidistas contemporáneas sobre
partidos, esos privilegios son claramente un sine qua non de la aparición y consolidación
del partido cartel.

CONCLUSIONES

Tres puntos a modo de conclusión:

1. Existe una asociación entre, por un lado, el ascenso progresivo del partido en las
instituciones públicas y la hipotética cartelización de los partidos y, por el otro, el
aparente aumento durante los últimos años de los sentimientos de desconfianza e

138
incluso alienación con respecto a los principales partidos. Como los líderes de los
partidos son cada vez más autónomos de sus seguidores, es casi inevitable que
sean a su vez percibidos como más lejanos. Pero cuando esta lejanía se acompaña
además de una percepción de fracaso en sus actuaciones puede concebirse el
liderazgo político no sólo como algo distante del ciudadano, sino también como
algo que sólo busca el interés propio de esos líderes.

2. Es evidente, a tenor de las experiencias recientes tanto en Europa como en Estados


Unidos, que existe un área de captación potencial que puede ser explorada por los
llamados “partidos antipartido”, con frecuencia de extrema derecha, que
combinan los llamamientos a los votantes alienados por los partidos establecidos
con apelaciones a sentimientos xenófobos, racista y esencialmente
antidemocráticos. Estos nuevos partidos extremistas intenta transformar una
oposición particular a la cartelización de los partidos en un asalto generalizado al
sistema de partidos como tal. Y posiblemente también en un asalto a los valores
democráticos en general. Estas circunstancias pueden contemplarse como un
problema de legitimidad en las democracias contemporáneas.

3. Mucho de los que resulta problemático en este tema, ha sido el resultado de


decisiones y acciones realizadas por los propios partidos. Al privilegiar al partido
en las instituciones públicas, los partidos se han arriesgado a ser vistos como
beneficiándose a sí mismos y, directa o indirectamente, empelando los recursos
del Estado para fortalecer sus propias posiciones en términos de subsidios,
recursos humanos, patronazgo y estatus. Como el partido de los afiliados se ha
debilitado, los partidos han conseguido asegurarse su propia supervivencia como
organización invadiendo en mayor o menor medida el Estado y, al hacerlo, pueden
haber abonado el terreno de su propia crisis de legitimidad popular. Con el ascenso
del partido en las instituciones públicas, en suma, los partidos de las democracias
contemporáneas, cuya relevancia parece haber disminuido, deberán enfrentarse
ahora a la acusación de tener también más privilegios.

El circuito participativo
Tipología de partidos políticos:

1. Partidos de élite: inicialmente, son los únicos tolerados por los Estados. Responden a
la lógica del sufragio censitario. Organizan su actividad sobre núcleos de población
reducidos (normalmente, cuentan con una base local) y aparecen formados por personas
que se distinguen por su riqueza y posición social (las élites: sujetos titulares del derecho
de sufragio, tanto activo como pasivo). A la hora de designar a los candidatos a las
elecciones, dichas personas hacen valer su voluntad.

2. Partidos de masas: con la extensión del sufragio, la base popular de los partidos crece
sustancialmente (la élite -reducida- da paso a la masa -cada vez más numerosa-). La
actividad de estos partidos se centra en la captación y movilización de un gran número de
sujetos, cuyos intereses puedan identificarse con su línea ideológica: pretenden ser los
representantes de una clase social concreta o de un grupo determinado de ciudadanos.

139
Marcando una diferencia sustancial con los partidos de élite, los partidos de masa están
muy organizados. Los partidos socialistas y comunistas son buenos ejemplos de partidos
de masas.

3. Partidos 'atrápalo-todo' (catch all parties): son producto de la evolución de los partidos
de masas. Cuando éstos logran alcanzar el poder, tienden a sustituir su particular ideología
(centrada en una clase social concreta o en unos intereses precisos) por una visión amplia
y omnicomprensiva de la realidad social. Una vez en el poder (en el Gobierno), el partido
que lo ocupa tiende a actuar como responsable del Estado en su conjunto y no como
representante de un grupo concreto. Además, el objetivo de continuar en el poder resulta
determinante para que el partido proceda a modificar sus propuestas ideológicas teóricas,
adaptándolas a las exigencias de la realidad, pero sobre todo, de la estrategia electoral. En
este contexto, el partido pretende abarcar el máximo número posible de electores y con
ellos, sus votos. La difuminación ideológica lleva a la ampliación de los posibles
electores. Es en esta dinámica que se entienden y justifican los partidos 'atrápalo todo',
haciendo cada vez más difícil las distinciones en clave ideológica entre unos y otros (los
signos de identidad ideológica quedan reducidos a cuestiones esenciales: religiosas,
derechos fundamentales, etc.). De esta forma, las diferencias entre derecha e izquierda
tienden a reducirse cada vez más. El concepto predominante es el 'centro político'.

4. Partidos cártel: expresión que se refiere al fenómeno de los crecientes acuerdos entre
partidos, bien sea a través de la formación de coaliciones de gobierno como mediante la
suscripción de puntuales acuerdos entre los mismos. La necesidad de alcanzar el poder,
así como de mantenerse en el mismo, resulta determinante a la hora de forjar este tipo de
asociaciones entre diversos partidos.

LECTURA 10

GRUPOS DE INTERÉS: PLURALISMO FRENTE A CORPORATIVISMO

El grupo de interés típico de la democracia mayoritarista es un pluralismo


competitivo de grupos independientes, mientras que el típico del modelo consensual es
el corporatismo coordinado y orientado al compromiso. A este último se le denomina
también “corporatismo democrático”, “corporatismo societario” o “neocorporatismo”.

La palabra corporatismo tiene 2 significados:


1. Sistema de grupos de interés, los cuales están agrupados en organizaciones
punteras nacionales, especializadas, jerarquizadas y monopólicas.
2. La incorporación de los grupos de interés al proceso de formación de políticas
públicas. Este último debe designarse, según Schmitter, CONCERTACIÓN.
Sin embargo, empíricamente, ambos sistemas funcionan por igual.
140
El corporatismo tiene 4 componentes clave:
1. Grupos de interés relativamente grandes en tamaño y poco numerosos.
2. Están muy coordinados en organizaciones punteras nacionales.
Concretamente, la concertación conlleva:
3. Una consultación regular por parte de los líderes de estas organizaciones,
especialmente los representantes sindicales y patronales, tanto entre sí como con
los representantes del gobierno.
4. Acuerdos vinculantes para las 3 partes de la negociación (Pactos Tripartitos).

El pluralismo puede identificarse por los contrarios:


1. Una multiplicidad de pequeños grupos de interés.
2. Inexistencia o debilidad de organizaciones punteras.
3. Poca o inexistente consulta tripartita.
4. Ausencia de pactos tripartitos.

El corporatismo puro y el pluralismo puro no son frecuentes, la mayoría de las


democracias se sitúan en algún punto entre los tipos puros.

¿Declive del corporatismo?


La tendencia general, desde los años setenta, ha sido favorable al corporatismo.
Éste obtenía unos mejores resultados macroeconómicos. Sin embargo, los expertos
hablan de “declive” del corporatismo.
1. Esto suele significar que la eficacia de las estructuras corporatistas y la frecuencia
de su uso ha menguado, no que hayan desaparecido.
2. En algunos países es simplemente una cuestión de grado, pasan de tener un
corporatismo puro a más moderado.
3. El estudio de Siaroff (1998) sobre los cambios de este sistema en 21 democracias,
demostró que ninguna presenta ese declive. Únicamente algunas experimentan
cambios moderados entre corporatismo y pluralismo.
4. Wiarda expone que el corporatismo evoluciona hacia nuevas áreas: la fase
industrial de las relaciones tripartitas se desvanece pero, los asuntos
posindustriales (educación, salud pública...) se negocian a la manera corporatista
entre los grupos de interés y el gobierno.
5. La GLOBALIZACIÓN económica limita la capacidad para actuar de forma
efectiva en la política económica. Sin embargo, Katzenstein usa este factor para
explicar el crecimiento del corporatismo y su desarrollo en los países europeos
pequeños, los cuales lo adoptan como recurso de protección.
6. El nivel de erosión en la integración de los individuos con organizaciones de
interés y partidos políticos, debilita la capacidad de los sindicatos para actuar en
141
nombre de un gran número de trabajadores. Katzenstein sugiere que este declive
de los sindicatos solo significa el paso desde un corporatismo social (en el que
dominan los trabajadores) a un corporatismo liberal (en el que la fuerza principal
son las empresas).
7. Schmitter señala que el corporatismo de grupos de interés tiene una “continuidad
dinástica marcada por fallecimientos periódicos y posteriores resurrecciones”.

Grados de pluralismo y corporatismo en 36 democracias

El estudio comparativo realizado por Siaroff (1998), que abarca 24 países, toma
8 aspectos básicos de contraste entre corporatismo y pluralismo y evalúa las democracias
mediante una escala de 5 puntos. Así, hace la media de los resultados hasta llegar a un
resultado global para cada país, para 2 períodos considerados representativos.
Pero en el estudio de Siaroff permanece el problema de no incluir a los 12 países
en vía de desarrollo, los cuales tienen tendencia a ser más pluralistas que corporatistas.
No obstante, sus grupos de interés no son uniforme ni puramente pluralistas.
Peeler describe los sistemas de grupos de interés de Colombia, Costa Rica y
Venezuela como “ampliamente corporatistas, con varias incrustaciones de pluralismo”.
Expertos señalan que el Papúa-Nueva Guinea y Botswana evolucionan hacia un
corporatismo democrático.
En la India, los grupos de interés han seguido siempre el sistema pluralista.
De los 36 países objeto de estudio, el más pluralista es Canadá frente al más
corporatista, Noruega.
En su conjunto, los 36 países son más pluralistas que corporatistas, debido a la
presencia de los 12 países en vías de desarrollo.

Sistemas de grupos de interés, sistemas de partido y tipos de gabinete


El sistema de grupos de interés tiene una conexión causal con las otras cuatro
variables, que corresponde con la distinción entre corporatismo y pluralismo y entre
amplio consenso y mayoritarismo.
En la relación entre sistemas de grupos de interés y sus gabinetes, las
democracias que tienen más gabinetes de un solo partido y ganadores mínimos son
también los países con más sistemas de grupos de interés pluralistas.

Los países con mayor multipartidismo tienden a ser menos pluralistas.

142
El coeficiente de correlación es más fuerte entre gabinetes y grupos de interés
que entre partidos y grupos de interés, aunque se alejan de esta pauta los sistemas más
corporatistas.
En la relación entre sistemas de grupos de interés y sus sistemas de partidos, los
países más corporatistas se salen del patrón establecido, al igual que lo hace Italia, una
partitocrazia con una amplia participación de todos los partidos en la política activa y
una intensa búsqueda del consenso. Por tanto, una sólida cooperación entre partidos puede
compensar la debilidad en la coordinación de los grupos de interés, aunque no es esta la
pauta seguida por la mayoría de las democracias.

El tipo de sistema de grupos de interés está también correlacionado con el sistema


electoral y, en menor grado, con el predominio del ejecutivo.

LECTURA 11

LA INFLUENCIA DE LOS SISTEMAS ELECTORALES EN LA VIDA


POLÍTICA.

Maurice Duverger

La influencia de los sistemas electorales en la vida política es evidente. Los factores que
condicionan la vida política de un país dependen íntimamente los unos de los otros: de
manera que un estudio de las consecuencias de uno de ellos, considerado aisladamente,
conlleva necesariamente una gran dosis de artificio. No se puede decir que tal sistema
electoral determina tal forma de vida política, sino que, simplemente, la estimula; o sea,
que refuerzan los otros factores que actúan en el mismo sentido o que debilita los que
actúan en sentido contrario.

SISTEMAS ELECTORALES Y PARTIDOS POLITICOS

Por mediación de los partidos políticos los sistemas electorales ejercen una influencia
esencial sobre la vida política de un país. Podemos distinguir una influencia directa (tal
sistema electoral impulsa tal organización de los partidos) y una indirecta (la organización
de los partidos engendrada particularmente por el sistema electoral, trae aparejada una
determinada forma de vida política).

Para esquematizar, podemos tomar como punto de partida las tres fórmulas siguientes:

• la representación proporcional tiende a un sistema de partidos múltiples, rígidos e


independientes.

• El sistema mayoritario con dos vueltas, tiende a un sistema multipartidista, con


partidos flexibles e interdependientes.

143
• El sistema mayoritario con una sola vuelta, al bipartidismo.

Influencia sobre el número de partidos

El sistema mayoritario a una vuelta

En este aspecto, el sistema electoral parece actuar de dos maneras distintas en el impulso
que ejerce hacia el dualismo:

• el primero, el factor mecánico, consiste en la “subrepresentación” del tercer


partido (es decir, el más débil): su porcentaje de escaños es inferior a su porcentaje
de votos. Cualquier partido nuevo que intente competir con los dos antiguos es
demasiado débil, el sistema actúa en su contra y levanta una barrera que se opone
a su aparición. Pero si el partido naciente supera a uno de sus predecesores, este
último queda en la tercera posición y el proceso de eliminación se invierte.

• El segundo, el factor psicológico presenta la misma ambigüedad. En el caso de


tres partidos que participan en un sistema electoral de mayoría con una sola vuelta,
los electores advierten muy pronto que sus votos se pierden si continúan
entregándolos al tercer partido: de ahí su tendencia natural a votar al menos malo
de sus adversarios para evitar el éxito del peor. Éste fenómeno de “polarización”
actúa en perjuicio del nuevo partido ya que es el más débil, pero se vuelve contra
el menos favorecido de los antiguos cuando el nuevo lo ha superado, como el
fenómeno de “subrepresentación”. Pero la inversión de ambos mecanismos no
ocurre siempre al mismo tiempo; la “subrepresentación” precede generalmente a
la “polarización” (porque el ciudadano necesita comprobar cierto retroceso para
tomar conciencia del descenso de un partido y aportar sus votos al otro).

Sin embargo, frecuentemente, las perturbaciones del periodo de transición llevan a los
partidos a buscar por sí mismos el bipartidismo a través de la fusión del partido principal
con uno de sus dos rivales (acompañada generalmente por una división: algunos
miembros del ex partido principal prefiere unirse al otro rival).

La representación proporcional

Es opinión corriente que la representación proporcional tiende a multiplicar el número de


partidos políticos. Así pues, a primera vista, la tendencia multiplicadora de la
representación proporcional es, entonces, mucho menos clara que la tendencia dualista
del sistema mayoritario; sin embargo, no es menos real. Pero presenta diferentes aspectos
que deben de ser cuidadosamente distinguidos.

El primer efecto de la proporcionalidad es mantener una multiplicidad ya existente.

El segundo efecto de la polarización es favorecer la división de los partidos existentes.


Sin embargo, este segundo efecto de la proporcionalidad es bastante limitado.
Globalmente, la representación proporcional mantiene casi intacta la estructura de los
partidos existentes en el momento de su aparición. La tendencia multiplicadora se
manifiesta menos en la división de los antiguos partidos que en la creación de partidos
nuevos: es necesario precisar que este tercer efecto de la representación proporcional

144
afecta sobre todo a los pequeños partidos, lo que además es natural, porque los principales
sectores de la opinión continúan siendo interpretados por los partidos tradicionales.

La segunda vuelta

Las consecuencias exactas de la segunda vuelta en un sistema mayoritario son mucho más
difíciles de determinar que las de una sola vuelta o la representación proporcional.

Teóricamente, la segunda vuelta debe favorecer la multiplicación de partidos y el


fraccionamiento de tendencias próximas que no alcanzarán una representación global,
pero, en todo caso, pueden reagruparse en el ballotage (segunda vuelta). Aquí no actúan
los fenómenos de “polarización” y de “subrepresentación”, o sólo lo hacen en la segunda
vuelta, conservando cada partido todas sus posibilidades en la primera.

En la práctica, la observación de los países que han practicado la segunda vuelta parece
confirmar ampliamente este análisis racional.

INFLUENCIA SOBRE LA ESTRUCTURA INTERNA DE LOS PARTIDOS Y SU


DEPENDENCIA RECÍPROCA

La estructura interna de los partidos

Con el nombre genérico de “partidos” se designan realidades sociológicas muy diferentes.


Hubo numerosos factores -históricos, geográficos, económicos, sociales, religiosos, etc.-
explican estas diferencias.

Parece que la diferencia es esencial no está entre el sistema proporcional y el sistema


mayoritario, sino entre el escrutinio con listas cerradas y el escrutinio uninominal. La
existencia de una segunda vuelta juega, además, un papel muy importante.

A. En primer lugar se podría decir que el escrutinio con listas cerradas significa un
refuerzo de la estructura de los partidos y el uninominal, un debilitamiento. Sin
embargo, esta tendencia general tiene muchas excepciones.

En el escrutinio uninominal que se efectúa en una circunscripción pequeña, la


persona del candidato cumple un papel esencial: un diputado puede fortalecer su
posición en un distrito de tal manera que lo convierta en una especie de feudo del
que no se le pueda expulsar. Su reelección depende de él y no del partido al que
pertenece, y se comprende entonces que este no pueda tener una estructura muy
fuerte. Cada diputado podrá disponer localmente de un comité electoral bien
organizado que apenas aceptará las directivas de una dirección central porque está
totalmente dominado por su diputado. Por otra parte, los grupos parlamentarios
tampoco serán muy disciplinados, ya que cada uno de sus miembros se preocupará
más por las posibles repercusiones de su voto en su feudo particular que dé las
instrucciones de la dirección del partido. En definitiva, el escrutinio uninominal
tiende, de esta manera, a imponer grupos parlamentarios sin cohesión y una
organización electoral muy descentralizada, de manera que los partidos terminan

145
por representar sólo tendencias de opinión y disponen de un aparato
administrativo muy débil y lazos sociales muy relajados.

El escrutinio con lista cerrada tiene un carácter colectivo que desdibuja el papel
de las personalidades en beneficio de la agrupación que las une, es decir, del
partido. Es cierto que la práctica de los “cabezas de lista” incorpora siempre un
elemento de prestigio individual, pero, igualmente, supone cierta disciplina del
resto de la lista frente a su conductor. La circunstancia de que la ejecución se haga
en una circunscripción más extensa actúa en el mismo sentido: disminuye el
conocimiento del candidato que tiene en el elector, lo que da preponderancia a la
etiqueta política de la lista, es decir, al partido. Finalmente, se llega al sistema de
listas cerradas con la presentación de candidatos en un orden invariable que
determina su elección. Entonces, el dominio del partido sobre el candidato es muy
grande. La reelección de este depende de su reinscripción en la lista, en una
posición conveniente, y esta última la decide el partido. La disciplina
parlamentaria es rigurosa. El éxito de las listas está asegurado, por otra parte, por
la propaganda general del partido, mucho más que por consideraciones locales: la
centralización crece. Se llega, entonces, a un sistema de partidos protegidos
monolíticos. Sin embargo, si se admite la mezcla de estos elementos, la rigidez
disminuye mientras reaparece el factor personal. Pese a todo, la experiencia
muestra que la mezcla es relativamente poco utilizada y el partido permanece
fuerte.

B. También parece cumplir un papel muy importante la presencia o ausencia de la


segunda vuelta. En el sistema mayoritario puro y simple, los candidatos disidentes
son peligrosos porque pueden hacerle el juego a sus peores adversarios: entonces
serán necesariamente raros, ya sea a causa de la astucia política de los candidatos
o a causa de la de los electores (que usarán la técnica de la “polarización”).

Cuando ambos factores discurren en un mismo sentido, es natural pensar que su


influencia se hace más sensible. Así se explica la tendencia general de la
proporcionalidad (sistema de lista cerrada y a una sola vuelta) al refuerzo de las
estructuras de los partidos.

La dependencia recíproca de los partidos

El problema de la dependencia recíproca de los partidos y de las alianzas que pueden


establecer entre ellos casi no ha sido objeto de estudios sistemáticos. En un régimen
multipartidista, sin embargo, presenta un carácter fundamental: generalmente sólo las
alianzas permiten obtener una mayoría gubernamental. Pero, en este tema, hay que
distinguir dos tipos de alianzas entre partidos: las alianzas gubernamentales y las alianzas
electorales. Generalmente, éstas tienden a perpetuarse en aquéllas, pero la situación
inversa no es verdad. En los regímenes proporcionales, especialmente, se encuentra
alianzas gubernamentales puras, sin las alianzas electorales correspondientes, que son,
naturalmente, mucho más frágiles.

Evidentemente, en este campo, la influencia del sistema electoral es preponderante.


Además, aparece con la suficiente claridad para permitir sintetizarla en fórmulas precisas.
En principio, el sistema mayoritario a dos vueltas tiende al establecimiento de alianzas
estrechas; al contrario, la representación proporcional conduce a una independencia
146
completa. En lo que atañe al sistema mayoritario a una vuelta, sus competencias son muy
diferentes según el número de partidos que actúan: en un régimen bipartidista, origina
una independencia completa; en un régimen multipartidista tiende, al contrario, a formar
alianzas muy fuertes. Evidentemente, estas reglas sólo atañen a las alianzas electorales;
en cuanto a las alianzas gubernamentales en estado puro, parecen estar ligadas a la
existencia del multipartidismo y, en consecuencia, en principio existen en un régimen de
representación proporcional. Sin embargo, estas tendencias, muy generales, sufren
frecuentes deformaciones en la práctica.

A. La tendencia del sistema mayoritario dos vueltas genera un sistema de alianzas


estrechas. El propio mecanismo de este sistema electoral supone que, ante la
segunda vuelta, los partidos menos favorecidos se replieguen, dentro de cada gran
abrir comillas familia espiritual”, en provecho del más favorecido.

Es difícil precisar la influencia exacta de las modalidades especiales del sistema


electoral sobre la formación de alianzas. La limitación de la segunda vuelta a los
dos candidatos más votados no parece haber cumplido un gran papel comparada
con la segunda vuelta integral. En teoría, por una parte, este tipo de sistema
electoral parece hacer inútiles las alianzas formales, obligando al retiro de los
candidatos menos aventajados; pero, por otra parte, tiende a reforzarlas, al obligar
a los partidos de la tendencia más débil a acordar un candidato único desde la
primera vuelta para poder participar en la segunda.

En la mayoría de los casos, una alianza electoral tiende a prolongarse en el plano


parlamentario, sea en alianzas gubernamentales, sea en alianzas de oposición. Así
se puede llegar un sistema político estable y regular que recuerda un poco al
bipartidismo: en lugar de dos grandes partidos unificados, se encuentran, frente a
frente, dos “federaciones de partidos”, cuya fuerza depende en gran medida del
grado de disciplina y de organización de los partidos adherentes. En el caso de
partidos débiles e indisciplinados, las coaliciones parlamentarias se disuelven
rápidamente: sin embargo, pueden renacer inmediatamente en el plano electoral.

B. El escrutinio mayoritario a una sola vuelta parece tener una curiosa influencia en
materia de alianzas electorales: su acción es totalmente diferente según coincida
con un régimen bipartidista o con uno multipartidista. En el primer caso, es
impensable la idea de una alianza electoral: si se unieran los dos únicos partidos
no habría más que un solo candidato, y la elección tendrían carácter plebiscitario
que cambiaría completamente la naturaleza del régimen.

Si, por el contrario, el sistema a una sola vuelta coincide con un sistema
multipartidista, tenderá a establecer alianzas muy sólidas, incomparablemente
más estrechas que las alianzas de la segunda vuelta: porque se hace necesario
repartir las circunscripciones antes de la elección para permitir a sus electores
reunir sus votos en el candidato único de la coalición. Esto supone un acuerdo
mucho más completo que si la existencia de una segunda vuelta permitiese la
libertad de candidaturas en la primera; en este caso es el elector quien asegura el
reparto de los escaños entre los aliados; en el otro, las direcciones de los partidos
deben hacerlo ellas mismas. La alianza es, entonces, muy difícil de concretar,
pero, una vez acordada, conlleva una colaboración más profunda. Por otra parte,
la presión del sistema electoral es mucho más fuerte: sin acuerdo, el escrutinio

147
eliminará sin piedad a los partidos en desventaja, hasta el restablecimiento final
del dualismo.

Parece que las coaliciones engendradas por el sistema mayoritario a una sola
vuelta son absolutamente desiguales: tienden a crear satélites, no aliados.
Entonces, la alternativa que este régimen electoral ofrece a los “terceros partidos”
es cruel: ser eliminados por el escrutinio o absorbidos por las colecciones.

C. En principio, la representación proporcional no presenta ningún problema en


materia de alianzas electorales: por su naturaleza, tiende a suprimirlas quitándoles
toda razón de ser. Sin embargo, como rara vez da la mayoría absoluta a un solo
partido implica, pese a todo, alianzas gubernamentales. No es uno de los menores
defectos del sistema esta contradicción entre el plano electoral y el plano
gubernamental, que independiza totalmente los partidos en el primero y los obliga
a colaborar en el segundo.

SISTEMAS ELECTORALES Y REPRESENTACIÓN.

La teoría democrática considera que el elegido es el representante del


elector en el sentido jurídico del término. La palabra “representación”
está tomada en un sentido tradicional, se aplica a un estado de hecho. Y
el elegido representa al elector como un cuadro representa al paisaje.
En la representación, el sistema electoral cumple un papel importante,
aunque mal definido. Los políticos lo saben y consideran el sistema
electoral en sus efectos sobre el reparto de los escaños disponibles. Cada
mayoría gubernamental intenta siempre adoptar la combinación más
conveniente para continuar en el poder. El presente trabajo se propone
centrar las investigaciones en el problema de la exactitud de la
representación política, midiendo el grado de semejanza entre la
opinión pública y la opinión parlamentaria según los diferentes sistemas
electorales e igualmente determinar el grado de sensibilidad de cada
sistema frente a las variaciones de opinión en el tiempo.

La exactitud de la representación.

La representación de los partidos.


Parece posible adoptar un método simple para medir la exactitud de la
representación: la comparación entre el porcentaje de escaños y el
porcentaje de votos obtenidos por cada partido. Si coinciden, la
representación será exacta; si el primero es superior.
148
“sobrerrepresentación”, si es inferior, “subrepresentación”. Tal
investigación es incompleta, la representación numérica de los partidos
es distinta de la representación real de la opinión pública Si nos
limitamos a la primera se pueden formular relaciones muy precisas
entre los sistemas electorales y la exactitud de la representación.

A) La representación proporcional es el régimen más exacto; sin


embargo las alteraciones prácticas atenúan esta exactitud. Sería
necesario que el país formara una circunscripción única o que los votos
residuales se repartan a escala nacional. Diferentes razones llevan a
descartar uno y otro método. Entonces aparece una diferencia entre la
proporción de escaños y la proporción de votos, que varía según el
sistema adoptado para el reparto de votos residuales, el marco electoral,
etc. La diferencia es débil en ciertos países y bastante grande en otros.
B) Las diferencias son menos grandes en el sistema proporcional que en
el régimen mayoritario a una sola vuelta que alcanza en este aspecto el
máximo de inexactitud. Si sólo hay dos partidos el partido mayoritario
está sobrerrepresentado y el partido minoritario subrepresentado. Pero
si el sistema mayoritario coexiste con un multipartidismo, se puede
llegar a una representación fantasiosa: un partido que tiene más votos
está sobrerrepresentado; si la diferencia de votos es muy débil se puede
llegar a una representación falseada ya que el partido que tuvo menos
número de votos puede obtener más escaños.
Con un sistema multipartidista, la inexactitud de representación del
régimen mayoritario es muy grave. Pero tiende a reabsorberse porque
los fenómenos de sobrerrepresentación o subrepresentación
constituyen el motor del retorno al dualismo.

C) A causa del cambio de opinión entre las dos vueltas es imposible


establecer las consecuencias exactas de la segunda vuelta. Este cambio
lleva a los electores a desplazar sus votos en provecho del participante
más favorecido. Se dice que la segunda vuelta atenúa las diferencias del
sistema mayoritario a una vuelta. Desde un punto de vista numérico no
es seguro que sea así, es verdad que generalmente las desproporciones
son inferiores a las anomalías que causa, a veces, el sistema mayoritario
pero parecen más o menos equivalentes a las anomalías medias.
También se las puede juzgar a causa de su orientación porque la
amplitud de una diferencia es más importante que el sentido en el que
se produce. En un sistema a una vuelta con bipartidismo ni la una ni la
otra alteran el esquema general de la diferencia de opiniones. Con la
segunda vuelta el diseño de conjunto se falsea: no es el número de
149
sufragios obtenidos por cada partido lo que determina el sentido de la
diferencia sino sus posiciones políticas y sus alianzas. Generalmente la
segunda vuelta favorece al centro y perjudica a los extremos. Si se
compara el porcentaje definitivo de escaños con el de los votos
obtenidos en la segunda vuelta, la diferencia se atenúa notablemente:
ésa es la razón de ser del sistema. Se puede pretender que éste mejora
la representación en relación con el sistema mayoritario a una vuelta,
pero al hacerlo se comete un grave error de método porque la primera
vuelta proporciona un cuadro de la representación de los votos
comparable al sistema mayoritario a una vuelta o la representación
proporcional. La segunda vuelta supone un reagrupamiento de los votos
que ya no permite distinguir su color político. Los sufragios de la
segunda vuelta se agrupan por tendencias: se abandona la
representación partidaria para adoptar la representación de la opinión.
La representación de la opinión

El reparto de votos entre los partidos políticos es un medio para la


expresión de la opinión pública: con frecuencia se dice que la
representación proporcional asegura una “fotografía” de la opinión
pública; en realidad traduce exactamente en el plano parlamentario el
reparto de los sufragios entre los partidos políticos. Pero queda sin
solución si este reparto es la imagen fiel de la opinión pública. Así la
representación política supone dos actos sucesivos

a) la expresión de la opinión pública en la distribución de votos


(representación de la opinión)

b) la traducción de la distribución de los votos en los escaños


(representación de los partidos).

Las consecuencias de la “representación de la opinión” nunca han sido


examinadas, pero la dificultad del análisis es más grande porque no se
dispone de bases estadísticas, es necesario utilizar los métodos de
sondeo directo para comparar las posiciones políticas de los electores y
de sus votos. Comparando los resultados en diversos países según sus
sistemas de escrutinio, sería probable analizar la acción del sistema
electoral sobre la representación de la opinión. Desgraciadamente la
insuficiencia de estudios no permite su aplicación en el presente trabajo

150
que deberá utilizar métodos de observación más empíricos y menos
precisos.

A) Para comenzar, señalemos el problema de la localización geográfica


de la opinión en el sistema mayoritario a una vuelta. La tendencia al
bipartidismo se manifiesta dentro las circunscripciones puesto que en
el ámbito del país pueden coexistir varios partidos con tal que sólo se
enfrenten de dos en dos en cada una de ellas. En consecuencia los
pequeños partidos pueden subsistir a escala nacional porque son
grandes partidos en determinadas regiones. Pero estos resultados se
pueden generalizar: la propia técnica del sistema mayoritario alcanza a
confiar la representación total de una región a un candidato que está a
la cabeza de sus rivales, las minorías sólo pueden estar representadas a
nivel nacional porque son mayorías en ciertos distritos. Resulta que el
sistema mayoritario acentúa la localización geográfica de las opiniones;
de la misma manera tiende a convertir una opinión nacional en una
opinión regional que sólo le permite estar representada en las porciones
de territorio donde es la más poderosa.
Por el contrario la representación proporcional actúa en el sentido
opuesto: las opiniones fuertemente arraigadas localmente tienden a
extenderse en el ámbito nacional por la posibilidad de estar
representados aún en las regiones donde son muy minoritarias. La
tendencia más marcada cuanto más perfecta es la proporcionalidad: el
reparto de los votos residuales en el marco nacional la favorece de
manera particular. Así se puede percibir, en los países que han adoptado
la representación proporcional después de haber conocido un sistema
mayoritario, una “nacionalización” de las opiniones.
Es difícil decir cuál de estas dos tendencias –nacionalización originada
por la representación proporcional y localización por el impulso del
sistema mayoritario- interpreta mejor la opinión pública. Se ha
demostrado la importancia política del fenómeno: la representación
proporcional tiende a reforzar la unidad nacional; el sistema
mayoritario agrava las divergencias locales.

El problema de la localización geográfica de las opiniones tiene otro


aspecto. En la orientación política de los ciudadanos intervienen dos
categorías de factores: los factores particulares y locales, y los factores
generales. La cuestión está en definir la influencia de los sistemas
electorales en cada uno de ellos: ciertas modalidades de escrutinio
desarrollan los factores locales de la opinión y viceversa: la política de
151
un parlamento es diferente según sus miembros hayan sido elegidos por
razones locales o por sus posiciones ante los
grandes intereses nacionales. Aquí la diferencia está entre el escrutinio
uninominal y el de lista: el primero puede adecuarse al sistema
mayoritario y el segundo funciona según la representación
proporcional. El escrutinio uninominal supone una pequeña
circunscripción donde predominan las consideraciones localistas; el
escrutinio con listas funciona en un marco más extenso permitiendo
adquirir importancia a las consideraciones generales. También el
sistema uninominal permite las promesas individuales y da gran
importancia a las relaciones locales del candidato; en cambio, el
escrutinio por listas atenúa esta influencia personal y obliga al elector a
votar por un partido más que por los hombres, es decir, por una
ideología y una organización nacional. La observación confirma los
resultados de este análisis
B) No es menos importante la influencia del sistema electoral sobre las
divisiones de la opinión pública, puesto que en este campo intervienen
otros factores (psicológicos, religiosos, ideológicos, económicos, etc.),
aunque el factor electoral no es nada desdeñable. El sistema mayoritario
a una vuelta, con su tendencia al bipartidismo, suprime las divisiones
secundarias y las reúne en torno a dos grandes tendencias rivales pero
la representación proporcional favorece la multiplicación de las
tendencias de opinión. Generalmente, se supone que la representación
proporcional asegura una representación más fiel de la opinión y que el
sistema mayoritario a una vuelta la deforma. Tal vez las cosas sean
menos simples: no es seguro que las divergencias de opinión que
resultan de la proporcionalidad, por su efecto multiplicador y por la
independencia recíproca que da a los partidos, correspondan mejor a la
realidad que la simplificación del sistema mayoritario. Uno se pregunta
si la opinión pública no tiene una tendencia profunda a dividirse en dos
fracciones rivales: algunos sociólogos proponen distinguir dos
temperamentos políticos (el radical y el conservador), los marxistas
conciben la dinámica social como una lucha entre dos clases.

Así pues, la culpa del sistema mayoritario consistiría en desdibujar las


divergencias secundarias que existen dentro de cada “familia
espiritual”; tendría el mérito especial de traducir correctamente su
antagonismo general; pero la proporcionalidad tendría el grave defecto
de eliminar esta “divergencia fundamental” y acentuar exageradamente
las oposiciones de detalle. El sistema a dos vueltas tendría cierta ventaja
permitiendo a la vez traducir el dualismo de base al mismo tiempo que
152
las oposiciones secundarias que existen dentro de cada grupo de
opiniones. Otro aspecto atañe a la amplitud de las discrepancias de la
opinión: la misma confusión entre la representación de los partidos y la
representación de la opinión engendra errores semejantes. Se dice que
la representación proporcional tiene el mérito de reducir esta amplitud,
disolviendo los antagonismos en varias fracciones, mientras que el
sistema mayoritario puro y simple, conduce al sistema de los dos
“bloques”: pero esto es confundir las diferencias numéricas de las
representaciones en el seno del parlamento con la profundidad de las
divergencias políticas. En realidad los efectos de la representación
proporcional y de los sistemas mayoritarios son opuestos a esta
creencia habitual. Holcombe ha señalado que los partidos tienden a
reunirse en un régimen bipartidista (surgido de un sistema electoral a
una sola vuelta), sin extenderse sobre los factores de esta aproximación.
Un ejemplo es la Inglaterra actual ¿quién decidirá la victoria de los
conservadores o los laboristas? Serán los dos o tres millones de ingleses
moderados, situados políticamente en el centro, que votan tanto a
conservadores como a laboristas. Se llega a la paradoja de que el centro
influye en toda la vida parlamentaria en este país donde el sistema
electoral impide la formación de un partido de centro. El resultado es la
reducción existente de la amplitud de las opiniones políticas.
Comparemos con el sistema proporcional francés: Cada partido no
puede aumentar su representación si no lo hace a costa de sus vecinos
inmediatos y, así, cada uno se esforzará en marcar las diferencias de
detalle que lo separan del más próximo de sus rivales y como resultado
se profundizarán las divisiones políticas y crecerán las oposiciones.
Se podría intentar un análisis completo demostrando que la segunda
vuelta, que favorece a los partidos de centro desde el punto de vista de
la representación numérica de los partidos, les es menos ventajosa
desde el ángulo de la representación de la opinión propiamente dicha.
Sin embargo a falta de verificaciones más precisas deberemos
considerar solamente estas observaciones como hipótesis
provisionales.

D. El problema esencial continúa siendo el de la coincidencia entre la


opinión pública y la mayoría gubernamental, coincidencia que
define el régimen democrático. En este aspecto debe establecerse
una distinción entre las mayorías “impuestas” y las mayorías
“libres”. Cuando la distribución de escaños es tal que no puede
subsistir ningún equívoco acerca de la mayoría hay una “mayoría

153
impuesta”; hay “mayoría libre” cuando varios partidos tienen un
número de votos más o menos equivalentes, sin que ninguno sea
capaz de gobernar sólo con sus propias fuerzas, la formación de la
mayoría depende mucho de la voluntad de los diputados, sin que
la opinión pública intervenga en la cuestión. Sólo el primer
sistema corresponde a la noción tradicional de democracia; el
segundo llega, de hecho, a una mezcla de democracia y oligarquía.
En este campo el sistema electoral cumple un papel
importantísimo: el sistema mayoritario a una vuelta tiende a una
mayoría impuesta por la opinión: la representación proporcional a
una mayoría libre, el sistema a dos vueltas, a una mayoría
semilibre. En tiempos normales, en todos los países donde el
sistema mayoritario ha generado el bipartidismo, la opinión
pública ha impuesto al parlamento la mayoría gobernante. Con un
sistema de representación proporcional todas las mayorías son
posibles, o casi, y si un partido se aproxima a la mayoría absoluta
la observación muestra que el parlamento conserva una gran
libertad, a menos que el partido en cuestión no ocupe una posición
dominante en la vida política del país. En un sistema a dos vueltas,
la determinación de la mayoría es menos libre a causa de la
dependencia recíproca de los partidos y de las alianzas electorales
que están obligados a contraer.

La sensibilidad a las variaciones de opinión.

El problema se plantea así: ¿un sistema electoral, tiende a acentuar las


variaciones de la opinión pública o a atenuarlas? En el primer caso es un
sistema sensible (o inestable); en el segundo, es un sistema insensible
(o estable).
La principal dificultad es que hay varias categorías de variaciones de
opinión y que el grado de sensibilidad de los regímenes electorales varía
según cada una de ellas. Hay que distinguir entre las variaciones dentro
de las opiniones tradicionales y las expresiones de nuevas corrientes,
más o menos durables. Podríamos resumir: 1) la representación
proporcional es insensible a las variaciones de las opiniones
tradicionales y muy sensible a la aparición de nuevas corrientes, aunque
sean proporcionales y débiles; 2) el sistema mayoritario a una sola vuelta
es muy sensible a las variaciones de opinión tradicionales e insensible a
las nuevas corrientes, a menos que sean poderosas y duraderas; 3) el
sistema mayoritario a dos vueltas es poco sensible a las variaciones de
opiniones y a la manifestación de nuevas corrientes.
154
Variaciones de las opiniones tradicionales.
Son los cambios en el reparto de los sufragios, en cada elección sucesiva,
entre los partidos habituales. Se llamará insensible, a un sistema
electoral que tiende a atenuar los cambios, es decir, a debilitar la
diferencia entre la cantidad de escaños y la cantidad de votos. Al
contrario, un sistema sensible aumentará esta diferencia.
A) En este tema es evidente el carácter estabilizador de la
proporcionalidad. En principio debe contentarse con expresar
exactamente la diferencia de los votos y el reparto de escaños entre dos
elecciones. Aún cuando la representación proporcional se aplicara
integralmente, conservaría su insensibilidad porque al lado del efecto
mecánico de la imposibilidad práctica de traducir a escaños una
diferencia de votos muy pequeña, la estabilidad descansa en un factor
sociológico: en un régimen político bien establecido las opiniones
tradicionales varían poco y el reparto de sufragios permanece casi
constante. Por naturaleza, los movimientos de opinión son débiles y sólo
aumentando su amplitud los captan los instrumentos de medición:
traduciendo fielmente el reparto de votos en el de escaños sin acentuar
sus variaciones, la representación proporcional lleva a cristalizar el
régimen político. En un régimen proporcional, las curvas que
representan las posiciones relativas de los partidos, son prácticamente
horizontales.
B) Los efectos del escrutinio mayoritario a una vuelta son muy
diferentes. Las curvas de las variaciones de escaños adquieren el
aspecto dentado característico del sistema. Si se le añaden las curvas de
porcentajes de votos, se comprueba que la amplitud de las diferencias
es muy clara: El mecanismo de la amplificación es simple: nace de la
combinación de las dos tendencias analizadas: la tendencia a la
sobrerrepresentación del partido mayoritario y a la subrepresentación
de las minorías. Cuando funciona normalmente – cuando el sistema
mayoritario a una vuelta coincide con el bipartidismo- se comporta
como un sismógrafo capaz de registrar las variaciones de opinión que,
sin él, pasarían desapercibidas.

Cuando el sistema mayoritario a una vuelta coincide con el


multipartidismo, los resultados son mucho menos satisfactorios: el
sismógrafo está falseado y deforma las variaciones en lugar de
amplificarlas. Pese a todo esta deformación se produce muy a menudo,
en un sentido bien determinado y que tiene a reconstruir el
bipartidismo.

155
C) No es fácil determinar la sensibilidad de la segunda vuelta a las
variaciones de opinión. No parece dudosa su tendencia estabilizadora.
En un modelo así, el mecanismo de estabilización parece descansar
sobre la acción preponderante de los partidos centrales. Por una parte
el sistema provoca una polarización de los sufragios hacia el partido
menos extremo en la segunda vuelta porque generalmente se encuentra
en mejor posición que sus congéneres extremistas, y porque los
electores moderados son más numerosos. Por otra parte, ciertos
partidos centrales están a caballo entre ambas tendencias. El partido “a
caballo” constituye un lugar geométrico en el que se disuelven las
variaciones de opinión: cumple un papel de amortiguador. Muy
perfeccionada en Francia esta técnica de la estabilización por medio del
partido del centro también se ha manifestado en otros países; los
partidos liberales la han empleado a fines del siglo XIX frente al avance
del socialismo. En la mayoría de los casos ha sido menos desarrollada y
alianzas electorales más estrictas han entorpecido el
“encabalgamiento”. Entonces la segunda vuelta ha perdido mucho en su
acción estabilizadora. En efecto, en la medida en que los múltiples
partidos cristalizan en dos grandes coaliciones y se aproxima
claramente al sistema bipartidista: si la atenuación de las variaciones de
opinión puede continuar manifestándose dentro de cada tendencia, el
sistema electoral amplía la diferencia de votos como en un régimen
bipartidista.
Sensibilidad a las nuevas corrientes de opinión.
A veces es difícil distinguir entre las nuevas corrientes de opinión y las
variaciones de las opiniones tradicionales. Para las corrientes
transitorias la confusión es imposible. Pero si se trata de un movimiento
profundo ¿cómo precisar el momento en que se convierte en
tradicional? No hay coincidencia absoluta entre la noción de nuevo
movimiento de opinión y la de partido nuevo.
A) No parece dudoso el carácter estabilizador del sistema mayoritario a
dos vueltas. Todo nuevo partido está envuelto en el siguiente dilema: o
luchar solo, es decir ser aplastado entre las corrientes rivales o
participar en una de ellas, es decir, perder gran parte de su autonomía.
Si la segunda vuelta coincide con un escrutinio uninominal, es decir, con
circunscripciones pequeñas favorables a la constitución de feudos
electorales personales, la insensibilidad del sistema alcanza su punto
culminante: el nuevo partido debe aceptar presentarse con candidatos
veteranos. Lo sucedido en Francia ilustra muy bien el carácter
profundamente conservador de la segunda vuelta. La segunda vuelta es
esencialmente conservadora, elimina a las nuevas corrientes de opinión
156
cuando son superficiales y transitorias; cuando son profundas u
duraderas, frena su expresión parlamentaria al tiempo que desgasta su
originalidad tendiendo a alinearlas con los partidos tradicionales. La
degradación progresiva del dinamismo de los partidos es un fenómeno
general, pero el sistema de la segunda vuelta tiende a acelerarla.
B) También son difíciles de precisar los efectos del sistema mayoritario
en este campo. Por un lado, aparece como un sistema conservador –más
conservador que el sistema a dos vueltas- que opone una barrera
infranqueable a todas las nuevas corrientes. Por otra favoreció el
desarrollo de los partidos socialistas a comienzos del siglo XX, ¿cómo
resolver esta contradicción?
En gran medida, proviene de circunstancias locales, sin relación con el
régimen electoral y que escapan a toda definición general. Sin embargo
también se explica por la naturaleza y la fuerza de los nuevos
movimientos de opinión. En tanto éstos se muestran débiles, el sistema
los aparta sin piedad de la representación parlamentaria. Así el sistema
a una vuelta es mucho menos conservador de lo que a menudo se dice:
por el contrario puede acelerar el desarrollo de un nuevo partido desde
el momento en que alcanza cierta solidez, y darle rápidamente la
posición de segundo partido. Pero a partir de ese momento, las
consecuencias se aproximan a las del sistema a dos vueltas: acelera el
envejecimiento natural del nuevo partido y tiende a hacerlo parecido a
los antiguos.
C) En cuanto a la representación proporcional, su sensibilidad a los
movimientos nuevos es extrema, ya se trate de estremecimientos
pasionales pasajeros o de corrientes profundas: es curioso el contraste
con su insensibilidad a las variaciones de opiniones tradicionales. La
realidad del fenómeno no es discutible y la explicación parece estar en
el carácter “pasivo” de la representación proporcional: registra los
cambios del cuerpo electoral sin acentuarlos ni reducirlos. De ahí su
insensibilidad a las diferencias entre los partidos tradicionales al mismo
tiempo que si sensibilidad a los nuevos movimientos. Se le opone el
carácter “activo” del sistema mayoritario a una vuelta, que amplía las
primeras, atenuando la fuerza de los segundos.10

LECTURA 12

ESTRUCTURAS DE DIVISIÓN, SISTEMAS DE PARTIDOS Y

157
ALINEAMIENTOS ELECTORALES. Seymour Martin Lipset y Stein Rokkan

Temas Para el análisis comparado:

Primer grupo: Se relaciona con la génesis del sistema de contrastes y divisiones en una
comunidad nacional: ¿Qué conflictos se presentan primero y cuáles después?
Segundo grupo: Se centra en las condiciones para el desarrollo de un sistema estable de
divisiones y oposiciones en la vida política nacional: ¿Por qué algunos conflictos
tempranos establecieron oposiciones de partidos y otros no?
Tercer grupo: se refiere al comportamiento de la masa de ciudadanos corrientes en los
sistemas de partidos resultantes: ¿Con qué rapidez los partidos fueron capaces de obtener
apoyo entre las nuevas masas de ciudadanos con derecho a voto y cuáles eran las
características de los grupos de votantes movilizados por cada partido?

Se reunieron 12 casos para estudiar los temas expuestos y respaldarlos.


Los partidos políticos en relación con los electores: cada partido tiene una historia y
ofrece distintas secuencias alternativas (ofertas o paquetes de ofertas políticas para ser
elegidos) al electorado, en su historia se ve un cambio a través de sus etapas, desde que
llegan a la política competitiva, institucionalización, divisiones y oposiciones que
produjeron en las masas cuando aparecieron, todo esto debe estudiarse para entender el
comportamiento del electorado (alineamientos electorales) a raíz de este análisis más bien
histórico.
La variación de los alineamientos (variación de las demandas/preferencias del electorado)
se analiza según evolución de partidos y secuencias alternativas y ampliación de sufragio.
Nunca se le pregunta a los votantes su opción sobre temas sueltos en elecciones, ellos se
enfrentan a un paquete de ofertas y para entender como deciden también hay que entender
cómo se forja este paquete. Hay alternativas, paquetes históricamente dados, necesitamos
explicarlos.
Existen alineamiento tras de los paquetes.
Se busca hacer modelos para entender la formación de paquetes en lugares de distinto
desarrollo socioeconómico y política internacional.
También se busca analizar el origen del sistema de partidos.
Para hacer estudios comparativos es necesario mantener una visión histórica para hacer
el análisis en etapas.
El partido político: Agente de conflicto e instrumento de integración.
“Partido” ha significado, a lo largo de la historia de occidente, división, conflicto,
oposición dentro de un cuerpo político.
Sea cual sea la estructura de la organización política, los partidos han servido y sirven
como agentes esenciales de movilización y han ayudado a integrar comunidades locales
en la nación o en una federación más amplia, despiertan un sentido de comunidad más
amplio.
En un sistema de partidos competitivos se estimula a los ciudadanos a diferenciar su
lealtad al sistema político global y sus actitudes hacia los grupos de políticos en

158
competencia: se puede acusar a los que detentan el poder de debilitar al Estado pero la
existencia del sistema no corre peligro. En un sistema monolítico no es estimula a los
ciudadanos a realizar tan diferenciación.
Sociólogos han analizado el papel de los conflictos institucionalizados en los sistemas
políticos. La creación de canales para la expresión de conflictos de intereses ha ayudado
a estabilizar la estructura de un gran número de Estados. Bajo esta dialéctica conflicto-
integración, queremos analizar a los partidos como alianzas en conflicto sobre políticas y
fidelidades a valores dentro de un cuerpo político más amplio. Los partidos ayudan a
cristalizar y a hacer explícitos los intereses contrapuestos y las tensiones de la estructura
social existente.
Los partidos tienen funciones:
-Expresiva: traducen los contrastes de la estructura social y cultural en exigencias y
presiones para la acción o no acción.
-Instrumental o representativa: fuerzan a los portavoces de los diferentes intereses
contrapuestos a llegar a acuerdos, a escalonar peticiones y a agregar presiones.
¿Cuándo es más probable que resulte polarizada la pertenencia a una región, lengua o
raza? ¿Cuándo alcanzará preeminencia la clase social?
Lo que queremos saber es cuando un tipo destacará más que otro, qué clases de alianzas
han producido y qué consecuencias ha tenido este conjunto de fuerzas en la elaboración
del consenso en el Estado nacional.

Dimensión de división: un modelo posible.


Para hacer un inventario de las bases potenciales de división, los autores se basan en el
esquema de Parsons para la clasificación de funciones.
Hay 4 alternativas en las que interactúa el sistema social.
1. Economía
2. Familia
3. Público
4. La política
Para analizar como los movimientos sociales producen cambios en política mediante la
presión, se ve interacción entre el público y la política. Para analizar la disposición de
familias e individuos a dejarse movilizar por una causa se analiza lo público y la familia.
Se analiza también la relación entre política y familia porque esta sigue normas, es
contribuyente, etc.
La relación entre política y público fomenta el desarrollo de sistema de partidos. La
relación familia y política sólo interesa en la medida en que se refleja en elecciones.
Elementos que pueden dividir y crear conflicto: Donde hay lealtades con otros entes fuera
de lo establecido, es decir, que la gente se agrupa y diferencia de los otros según, lengua,
religión, etnia, territorio, que a veces puede crear grandes conflictos. Ej. España, Bélgica,
Finlandia, Canadá.
Fases para formación de una nación:
1. Solidificación desde el centro y forjar identidad
2. Creación de oposición a lo imperante.

159
Dimensiones de división y alianzas.
Dos dimensiones de división: la cultural-territorial y la funcional.
Dentro del eje territorial:
- Se hallan oposiciones estrictamente locales a abusos de elites nacionales dominantes y
de sus burocracias: las reacciones típicas de regiones periféricas, minorías lingüísticas y
poblaciones culturalmente amenazadas debido a las presiones de la maquinaria de
centralización, regularización y racionalización del estado nacional.
-También se hallan conflictos, ya no entre unidades estructurales dentro del sistema, sino
en torno al control, la organización los objetivos y las opciones políticas del sistema en
su conjunto. Podrían no ser más que luchas directas entre elites que compiten por el poder
central, pero también podrían reflejar diferencias más profundas en torno a concepciones
de nacionalidad, a prioridades domésticas y a estrategias externas.
Dentro del eje funcional:
Los conflictos superan las divisiones territoriales. Se producen alianzas de familias y
súbditos situados u orientados similarmente en amplios ámbitos de poblaciones y tienen
a socavar la solidaridad tradicional de las comunidades territorialmente establecidas.
- En un extremo hallaríamos el conflicto característico sobre reparto a corto o largo plazo
de recursos, productos y beneficios de la economía: conflictos entre productores y
compradores, entre obreros y patrones, entre prestamistas y prestatarios, etc. En este
extremo, los alineamientos son específicos y los conflictos tienden a resolverse mediante
negociación racional.
- Por el otro extremo, los criterios de alineación son más difusos, más intensa es la
identificación con el grupo “nosotros” y más tajante la diferenciación con el grupo
“ellos”. Se dan las típicas oposiciones “amigo-enemigo” de movimientos ideológicos o
religiosos muy determinantes de la comunidad que los rodea. El conflicto no es ya sobre
pérdidas o ganancias concretas sino sobre concepciones de verdad moral o sobre la
interpretación de la historia y del destino humano.
Un conflicto concreto raras veces es exclusivamente territorial o funcional, sino que se
alimentará de tensiones en ambas direcciones.
En Inglaterra, el primer estado que reconoció la legitimidad de las oposiciones partidarias,
estas comenzaron como disputas entre las elites rurales y los poderes del Gobierno
central. Estas oposiciones son comunes en las primeras fases de la formación de una
nación: las clientelas son pequeñas, y fácilmente controlables, y lo que se puede ganar o
perder en la vida pública es personal y concreto más que colectivo y general.
Las oposiciones territoriales rara vez sobreviven a las ampliaciones del sufragio. Sin
embargo, la primera etapa de la modernización no general divisiones funcionales. El
resultado inicial de la ampliación del sufragio será con frecuencia una acentuación de los
contrastes entre el campo y los centros urbanos. Los temas de lengua, religión y moral
mantuvieron las divisiones territoriales en el sistema y pasaron por encima de los
conflictos entre los estratos más pobres y los más acomodados de la población.

Las dos revoluciones: La nacional y la industrial.


Las oposiciones territoriales limitan el proceso de formación nacional, llevadas a un
extremo, conducen a la guerra, la secesión y posibles éxodos.

160
Las oposiciones funcionales sólo pueden desarrollarse después de cierta consolidación
del territorio nacional. Surgen de la comunicación e interacción crecientes entre las
localidades y las regiones, y se difunde a través de la “movilización social”.
En un principio, el crecimiento de la burocracia nacional tendió a producir oposiciones
territoriales. Las primeras olas de contra movilización amenazaron a menudo la unidad
territorial de la nación. La movilización del campesinado en Noruega y Suecia fue
imposibilitando el mantenimiento de la unión. En otros casos no se llegó al borde de la
ruptura, pero quedó una herencia insuperable de conflicto territorial-cultural: las
oposiciones catalana-vascas-castellanas en España, los flamencos y valones en Bélgica,
etc.
Para abordar las variaciones de estos conjuntos hemos diferenciado cuatro líneas de
división críticas.
- Dos de estas divisiones son producto de la Revolución Nacional:
1. El conflicto entre la cultura central que construye la nación y la resistencia creciente
de las poblaciones sometidas de las provincias y las periferias, étnica, lingüística, o
religiosamente diferenciadas.
2. El conflicto entre Estado centralizador, regularizador y movilizador, y los privilegios
corporativos históricamente establecidos de la iglesia.
- Las otras divisiones son producto de la Revolución Industrial:
1. El conflicto entre los intereses terratenientes y la clase emergente de empresarios
industriales y
2. El conflicto entre propietarios y patronos por un lado, y arrendatarios, jornaleros y
obreros por el otro.
La iglesia, llevaba siglos afirmando su derecho a representar el “estado espiritual” del
hombre y controlar la educación de los niños en la fe verdadera. Los partidos de defensa
de la religión nacidos en este proceso se convirtieron en amplios movimientos de masas
que, con el sufragio universal, lograron la adhesión de miembros religiosos practicantes
de la clase obrera. Estos movimientos aislaron a sus seguidores de la influencia externa a
través de una amplia variedad de organizaciones y organismos paralelos: construyeron
escuelas, movimientos juveniles, sindicatos confesionales, clubes, revistas, periódicos,
etc. Su representación partidaria quedó establecida con la conformación de partidos
confesionales
El espectacular crecimiento del comercio mundial y de la producción industrial generó
tensiones crecientes entre productores primarios del campo y los comerciantes y
empresarios de los pueblos y ciudades. La revolución industrial profundizó estos
conflictos ya existentes y produjo alineamientos según el eje rural-urbano en los órganos
legislativos nacionales de todos los países. Las viejas oposiciones entre estamentos se
trasladaron al parlamento y hallaron expresión en partidos conservadores agrarios y
liberales radicales.
Los conflictos en el mercado de trabajo resultaron muchas más uniformemente divisorios.
Surgieron partidos obreros en todos los países de Europa a partir de los primeros avances
de la industrialización. La creciente masa de asalariados estaba descontenta por la
condiciones de trabajo y por la inseguridad de sus contratos y muchos de ellos se sentían
social y culturalmente distintos de los propietarios y patronos. El resultado fue que se
formó una gran diversidad de sindicatos y se crearon partidos socialistas. El éxito de estos

161
movimientos dependió de una variedad de factores: la fuerza de las tradiciones
paternalistas de reconocimiento del status del
trabajador, el tamaño de la unidad de trabajo, el nivel de prosperidad y la estabilidad del
empleo en la industria, etc. Un factor vital fue el grado de apertura de la sociedad. ¿Era
el status de obrero una condición vitalicia o había posibilidades de promoción? Mientras
menos posibilidades de promoción, mayor era el sentimiento amigo-enemigo. Tras la
segunda Guerra Mundial estas oposiciones ideológicas encarnizadas se suavizaron: la
cooperación internacional durante la guerra, las mejoras del nivel de vida en los 50, el
rápido crecimiento de la clase media, facilitaron esto. Pero el factor central fue el
asentamiento de los partidos obreros en estructuras de gobiernos locales y nacionales y
su consiguiente “domesticación” dentro del sistema.

División en estados plenamente movilizados.


Las 4 divisiones críticas eran movimientos de protesta contra la elite nacional establecida
y sus pautas culturales. En los Estados plenamente movilizados se han producido tipos de
protestas completamente distintos. El foco central de la protesta no ha sido ya la cultura
central tradicional sino las redes crecientes de nuevas elites, como aquellos que controlan
la industria de comunicaciones, los jefes de organizaciones de masas y dirigentes de
grupos religiosos. La protesta contra estas nuevas elites adoptó una forma antisistema y
los casos típicos fueron el Fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, etc.
En ellos, el conflicto no es ya entre unidades territoriales que constituyen la nación, sino
entre distintas concepciones de la constitución y organización del Estado. Todos estos
han sido movimientos altamente nacionalistas que rechazan el sistema de toma de
decisiones y de control constituido a través del proceso de negociación y movilización
democrática. Por ello, su objetivo es sustituir el sistema imperante por uno más
autoritario. En consecuencia estos movimientos se los considera fuera de la “política
competitiva”.
LA TRANSFORMACIÓN DE ESTRUCTURAS DE DIVISIÓN EN LOS
SISTEMAS DE PARTIDOS.
Condiciones para la canalización de la oposición.
Las divisiones no se traducen en oposiciones de partidos de modo natural:
Hay consideraciones de estrategia organizativa y electoral. A tener en cuenta el peso de
los beneficios de las alianzas frente a las pérdidas de las escisiones, y hay que contemplar
la disminución progresiva del “mercado de movilización” por la secuencias temporales
de esfuerzos organizativos.
¿Cómo se convierte un conflicto sociocultural en oposición entre partidos?
Para realizar una interpretación de las variaciones de estos procesos hay que examinar
mucha información sobre las condiciones para la expresión de protesta y la representación
de intereses en cada sociedad.
1º Conocer las tradiciones de toma de decisiones del estado correspondiente:
procedimientos de conciliación frente a autocráticos, normas para la solución de agravios,
libertad de comunicación, etc.
2º Conocimiento de los canales para la expresión y movilización de protesta: Si hay
sistema de representación, hasta qué punto son accesibles los representantes y como y
quien tiene derecho a elegirlos.

162
3º Información sobre las oportunidades, los resultados y los costes de las alianzas en el
sistema: Si los antiguos movimientos se mostraban dispuestos o reacios a ensanchar sus
bases de apoyo y si era fácil o difícil que nuevos movimientos obtuviesen representación
propia.
4ºLas posibilidades, consecuencias y limitaciones del gobierno de la mayoría en el
sistema: El tipo de alianzas que produciría el control por parte de la mayoría de los
órganos de representación y el grado de influencia de esas mayorías en la estructura básica
de las instituciones.

Los cuatro umbrales: Secuencia de umbrales, en el camino de cualquier movimiento


que pretenda plantear nuevas exigencias dentro de un sistema político.
Legitimación: ¿Se rechazan todas las protestas como conspiratorias, o hay cierto
reconocimiento del derecho de petición, crítica y oposición?
Incorporación: ¿Se niega a todos o a la mayoría de los que apoyan el movimiento el
estatus de participantes en la elección de representantes, o se le otorgan los mismos
derechos de ciudadanía política que a sus adversarios?
Representación ¿Debe el nuevo movimiento incorporarse a movimientos mayores y más
antiguos para acceder a órganos representativos o puede obtener representación propia?
El poder de la mayoría En el sistema, ¿hay frenos y fuerzas contrarias incorporadas
contra el gobierno de la mayoría numérica o la victoria de un partido o coalición en las
urnas le otorgará poder para introducir cambios estructurales importantes en el sistema
nacional?
No hay ninguna evolución política que permita el cambio desde una situación con los
cuatro umbrales “altos” a una con los cuatro umbrales “bajos” Las progresiones
claramente definidas hacia umbrales más bajos se observan, en general, en las primeras
etapas de cambio: el reconocimiento de libertades de asociación, la ampliación del
sufragio. En las últimas etapas se pueden observar variaciones mucho mayores en las vías
de evolución.
La primera literatura comparada sobre el crecimiento de los partidos y de los sistemas de
partidos se centró en las consecuencias de la reducción de los dos primeros umbrales:
la aparición de la oposición parlamentaria y una prensa libre y la ampliación del derecho
de voto.
La literatura posterior, pasó a centrar su atención en el tercer umbral y en el cuarto: las
consecuencias del sistema electoral y la estructura del campo de la toma de decisiones
para la formación y el funcionamiento de los sistemas de partidos.
Los partidos, una vez establecidos, constituyen una estructura interna propia y crean
compromisos internos a largo plazo entre el núcleo central de seguidores. Las maniobras
electorales pueden impedir o demorar la formación de un partido, pero una vez que éste
ha tomado forma y se ha asentado, resulta difícil cambiar su carácter modificando tan
sólo las condiciones de agregación electoral.
Los estrategas de los partidos tendrán en general influencia decisiva sobre la legislación
electoral y optarán por los sistemas de agregación que consoliden su propia posición, bien
a través de un aumento en su representación, a través del refuerzo de las alianzas
preferidas o a través de mecanismos contra movimientos de escisión. En términos teóricos
quizá pueda tener sentido la hipótesis de que sistemas de mayoría simple originarán
oposiciones bipartidistas en los sectores culturalmente más homogéneos de un Estado y
163
sólo generarán otros partidos a través de divisiones territoriales. La única base
convincente para esta generalización procede de países con una historia continuada de
agregaciones de mayoría simple desde los inicios de la política democrática de masas.
Hay pocas pruebas firmes y mucha inseguridad en cuanto a los efectos de posteriores
cambios en las leyes electorales sobre los sistemas de partidos: una razón
simple es que los partidos ya asentados en el estado influirán mucho en la amplitud y la
dirección de estos cambios y, cuanto menos, se mostrarán reacios a que se les borre de la
existencia por una votación.
Las normas del juego electoral
Los primeros sistemas electorales establecieron un umbral elevado para los partidos que
surgían. A los partidos obreros les fue muy difícil en todas partes obtener representación
propia, pero hubo variaciones significativas en el aperturismo de los sistemas debido a
las presiones de los nuevos estratos. Los sistemas de votación de segunda vuelta,
establecieron la barrera más alta posible, la mayoría absoluta, pero posibilitaron al mismo
tiempo una diversidad de alianzas locales entre los adversarios de los socialistas: El
sistema mantuvo subrepresentados a los nuevos incorporados pero, sin embargo no forzó
a los viejos partidos a fundirse o aliarse a escala nacional. Las injusticias manifiestas del
sistema electoral aumentaron aún más el alejamiento de las clases trabajadoras de las
instituciones y generaron sistemas de “pluralismo centrífugo”: un importante movimiento
fuera del ámbito político establecido y varios partidos opuestos dentro de él.
Los sistemas de mayoría simple del tipo británico-norteamericano establecen también
altas barreras contra los movimientos en ascenso que pretenden incorporarse al ámbito
político, sin embargo el umbral varía según las estrategias de estos partidos: si se agrupan
para defender sus intereses comunes, el umbral es alto. Si no, el bajo. Esto dio lugar
alianzas del tipo liberales-laboristas” para poder entrar al sistema de candidaturas con el
partido oficial más reformista.
Esto hace pensar en los costos y beneficios de las alianzas: Debe haber un mínimo grado
de confianza entre los dirigentes y tiene que haber cierta justificación para esperar que los
canales de comunicación entre ellos se mantendrán abiertos, sea quien sea que gane la
elección. Cuanto más profundas son las divisiones, menos probable es que las decisiones
tomadas por representantes de la otra parte sean aceptadas lealmente. No fue casual que
los primeros movimientos hacia gobiernos representativos (en vez de mayoritarios) se
dieran en países europeos más étnicamente heterogéneos. Las presiones por la ampliación
del derecho de sufragio también fueron acompañadas por demandas a favor de la
proporcionalidad en los países más homogéneos. En general, las presiones venían de
abajo y arriba: los nuevos partidos obreros querían umbrales más bajos para tener
representación en el parlamento y los partidos tradicionales, sintiéndose amenazados,
buscaban este mecanismo para conservas al menos parte de su vieja representación en las
cámaras.

CONSECUENCIAS PARA LA SOCIOLOGÍA POLÍTICA COMPARADA


Hemos llevado nuestra tentativa de sistematizar la historia comparativa de las oposiciones
partidistas en los Estados europeos hasta cierto punto de la década de 1920, hasta la
movilización de las alternativas de partido importantes a raíz de la ampliación del sufragio
y la movilización de sectores fundamentales de las nuevas reservas de seguidores
potenciales. La razón es que los sistemas de partidos de la década de 1960 reflejan, con
escasas pero significativas excepciones, las estructuras de división de la década de 1920.

164
Éstas es una características decisiva de la política competitiva de occidente en la época
del gran “gran consumo masivo”: Las alternativas partidistas, y en un considerable
número de casos las organizaciones partidistas, son más viejas que las mayoría de los
electorados nacionales.
Un número sorprendente de los partidos que se habían consolidado a finales de la primera
guerra mundial sobrevivió a las pruebas terribles del fascismo y del nacional socialismo,
también a otra guerra mundial y a una serie de profundos cambios en la estructura social
y cultural de los Estados de los que formaban parte.
Es difícil encontrar excepciones significativas a la norma de que los partidos que fueron
capaces de formar organizaciones de masas y pudieron establecerse en estructuras de
gobierno locales antes del impulso final hacia la máxima movilización han resultado ser
los más viables. La reducción del “mercado de apoyo” que derivó del crecimiento de los
partidos de masas durante este impulso final hacia la democracia de sufragio pleno dejó
claramente muy pocas opciones para nuevos movimientos.
Los sistemas de partidos “posdemocráticos” demostraron ser notablemente más frágiles
a recién llegados en los países donde los estratos privilegiados se habían apoyado en sus
recursos de poder locales en vez de en organizaciones de masas de ámbito nacional en
sus esfuerzos de movilización.
Las alternativas de partido más importantes se establecieron para cada ciudadanía
nacional durante las fases de movilizaciones inmediatamente anteriores o posteriores a la
ampliación final del sufragio, y se han mantenido más o menos igual a lo largo de las
décadas de cambios posteriores en las condiciones estructurales de elección partidista.
Esta “historicidad” de las alternativas partidistas tiene una importancia decisiva para el
estudio de diferencias y similitudes, no sólo entre naciones sino también dentro de las
naciones. Las alternativas partidistas varían en predominio y “edad”, no sólo de un
sistema político a otro sino también de una localidad a otra dentro del mismo Estado.
Para llegar a entender con detalle los procesos de movilización y alineamiento dentro de
una nación concreta necesitamos información no sólo sobre el resultado de la votación y
la división de los votos, sino sobre el ritmo de formación de las organizaciones de partidos
locales. La representación en localidades permitirá, en la mayoría de los países de
Occidente, un acceso muchos más directo a los recursos del poder que la representación
a escala nacional. Los que ocupan los cargos locales son capaces de atraer a núcleos de
seguidores activos mediante la distribución de las prebendas y recompensas que sus
puestos puedan permitir.
Sabemos muy poco de los procesos por los cuales se estabilizan las alternativas políticas
para diferentes electorados locales, y tenemos mucha información sobre las
circunstancias en las que una alternativa u otra es elegida.
Para entender los alineamientos actuales de los electores en los diferentes países no basta
con analizar los problemas y la estructura sociocultural contemporáneos. Importante
retroceder hasta la formación inicial de alternativas de partidos y analizar las
interacciones de los focos de identificación históricamente establecidos y los cambios
subsiguientes en las condiciones estructurales de elección.
Décadas de cambio estructural y crecimiento económico han hecho cada vez más
irrelevantes las viejas alternativas establecidas, pero el elevado nivel de movilización
organizativa de la mayoría de los sectores de la comunidad ha dejado muy poco espacio
libre para que aparezcan nuevas alternativas partidistas. Situaciones de este tipo generan

165
mucha frustración, alineación y protestas dentro de los sectores organizativamente menos
comprometidos de la comunidad, los jóvenes y, muy particularmente, los estudiantes.
La aversión de los jóvenes a los partidos oficiales es un fenómeno común. Las
discrepancias generalizadas con los poderes establecidos nacionales respecto de la
política exterior y militar no son más que una de las diversas fuentes de esa decepción.
La probabilidad de que estos resentimientos consoliden movimientos suficientemente
amplios como para formar nuevos partidos viables es escasa y los procesos de
socialización y reclutamiento dentro de los viejos partidos resultarán afectados. Todo
depende en gran parte de las concentraciones locales y el nivel de los umbrales de
representación.
El Estado de bienestar, la difusión de la cultura de “el coche y la tele”, el crecimiento
explosivo de la enseñanza, todos estos procesos han sometido a las autoridades que
gobiernan a nuevas tensiones y han hecho que a los viejos partidos obreros les resulte
muy difícil conservar la lealtad de la generación más joven.
Es demasiado pronto para decir qué clase de política generará este proceso. Habrá, sin
duda, más fluctuaciones que antes. Esto puede aumentar las posibilidades de gobierno
mediante relevo regular, pero puede poner en marcha también nuevas variantes de tráfico
de coaliciones.

166
1Con este nombre puede identificarse una organización específicamente creada para promover
el apoyo a un candidato. Sin necesidad de afiliación permanente, articula agencias de marketing
y publicidad, emisoras de radiotelevisión y prensa y redes comerciales de promoción basadas
en servicios de profesionales. Se pone en marcha al servicio de un candidato, para el que
reclama -de manera más cruda, aunque no muy diferente que los demás partidos-un voto
plebiscitario de adhesión. En esta dirección, el intento más consistente lo ha ofrecido en Italia la
formación Forza Italia, creada en torno a la figura de Silvio Berlusconi.

167
2El concepto de clivaje (cleavage) puede definirse como "división social políticamente relevante";
en consecuencia, no implica cualquier fractura dentro de una sociedad, sino sólo aquélla que
impacta sobre el sistema político a través de la organización

168
3División de los votantes en diferentes bloques separados por escisiones o clivajes. La hipótesis preliminar es que los
votantes no se dividen de un modo predefinido en grupos a favor o en contra de un determinado tema. El clivaje es la escisión
que separa a los votantes en defensores y adversarios de un determinado tema, y puede llevar a convertirlos en votantes de un
determinado partido. Principales clivajes: Iglesia-Estado, centro-periferia, patrón-trabajador, cuidad-campo.

169
4Las posiciones jerárquicas son conquistadas con base al mérito, y hay una predominancia de valores asociados a la

capacidad individual o al espíritu competitivo, tales como, por ejemplo, la excelencia en educación o deportes

170

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