09.-ICP Resumen Libro y Lecturas 170págs. Anotaciones
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La política es una práctica colectiva desarrollada por individuos y grupos con formas y
conductas variadas de intervención, son una secuencia de actividades que se encadenan y
se influyen recíprocamente.
“…un grupo de vecinos bloquea el acceso a una planta incineradora y pide su clausura.
La policía interviene, más vecinos del barrio se unen a la protesta. El alcalde abre una
investigación, el partido de la oposición toma contacto con los vecinos… sindicatos,
grupos ecologistas….los medios de comunicación…cualquier episodio político se
caracteriza por la intervención en cadena de una serie de actores.”
Esto explica que dos ciudadanos expuestos al mismo hecho, reaccionen de forma
diferente.
1
individuos prepondera una y otra de las dos caras, la instrumental en unos momentos y
la simbólica en otros, sin que sea siempre factible separarlas de modo tajante…
UN FILTRO DE PREDISPOSICIONES
UN TIPOLOGIA DE ACTITUDES
2
En la práctica, estas actitudes se entrelazan. Equipado con estas actitudes, cada sujeto se
ve expuesto a una serie de estímulos que le llegan desde el escenario político. ¿Qué tipos
de objetos le exigen una reacción? Un intento de clasificación los agruparía en cuatro
grupos:
4. La posición que el propio sujeto y los demás actores ocupan en el proceso político.
Cada uno de estos objetos puede actuar como un estímulo y desencadenar una
determinada reacción en el sujeto basada en sus actitudes.
Las actitudes no son congénitas, son adquiridas y se forman en cada uno de nosotros a lo
largo de nuestra propia biografía. ¿Qué factores influyen en la formación?
4. Esto no significa que este sistema coherente, personal y estable que organiza las
actitudes de un individuo sea inmune a las contradicciones. El equilibrio puede en
un momento dado quedar sometido a tensiones internas (paso de una sociedad
agraria a una urbana, o un individuo conservador que se siente atraído por un líder
de otra ideología...)
3
medios de comunicación, ambientes o contactos personales que no coinciden con
su punto de vista previo)
7. No siempre bastan estas estrategias para compensar las tensiones internas, porque
en las sociedades desarrolladas la mayoría de los ciudadanos se ven sometidos a
presiones exteriores. Se aspira a producir un cambio en la orientación general del
sujeto.
ALMOND y VERBA introducen el concepto en el siglo XX. La definen como: “La cultura
política de una nación consiste en la particular distribución de las pautas de orientación
hacia objetos políticos entre los miembros de esta nación”. Elaboran tres tipos de cultura
política:
Cada sociedad alberga rasgos de los tres, donde más sólidos eran los cívicos, relacionan
los aspectos estructurales de la políticas (instituciones), y los aspectos funcionales o del
proceso (actitudes y comportamientos)
Las orientaciones o actitudes que se combinan en una cultura política son las que vimos
anteriormente: cognitivas, afectivas, evaluativas e intencionales.
Importante evitar dos confusiones frecuentes: cultura política no equivale a una mayor o
menor acumulación de conocimientos sobre la política (no hay colectivos con más o
menos cultura política), la cultura política es un atributo colectivo que corresponde a un
4
grupo, no a un individuo (el individuo no posee una cultura política, sino que participa
de la cultura política del grupo del que forma parte)
La cultura política nos suministra una clave interpretativa: según sea el sistema de
actitudes políticas predominante en cada sociedad variará el rendimiento de un mismo
cuadro institucional. La estabilidad de un sistema democrático es más probable allí donde
predomina una cultura cívica o participativa, por el contrario, donde la cultura cívica está
poco extendida o es inexistente, hasta las instituciones democráticas mejor diseñadas
tendrán pocas posibilidades de consolidarse. La coexistencia de diversas subculturas
puede dar lugar a situaciones de confrontación si estas subculturas luchan por conseguir
la hegemonía (Turquía, Argelia).
La cultura política del conjunto social y en muchas ocasiones la de las élites tienen gran
influencia en el desarrollo del sistema político.
5
CULTURA POLÍTICA, CAPITAL SOCIAL, CONFIANZA INTERPERSONAL.
Los análisis constatan que las democracias son más efectivas allí donde existe una
tendencia tradicional de los ciudadanos a asociarse en entidades económicas, culturales,
cívicas... Las instituciones democráticas serían las que “fijan” esta cultura de la confianza
social – social trust – en las que los sujetos están dispuestos a tratos de intercambio de
buena fe para resolver situaciones conflictivas (cuanta más confianza recíproca, mas
capital social, mejor rendimiento).
PREGUNTAS TEMA 17
6
determina su grado de implicación, se convierte en muchas ocasiones en una obligación
aunque a veces le pueda producir inconvenientes.
El individuo equipado con estas actitudes se ve expuesto a una serie de estímulos que le
llegan desde el escenario político. El propio sistema y sus componentes (normas,
instituciones, actores, símbolos…). Las aportaciones al sistema (inputs) las diferentes
formas de intervención en politica – voto, militancia, opiniones-. Los rendimientos del
sistema (outputs) las políticas sectoriales. La posición del sujeto en el proceso político
teniendo mayor o menor capacidad de influencia en el proceso.
7
Dependiendo de la cultura política predominante en cada sociedad el rendimiento
institucional será diferente. En función de dicha cultura, los actores convertirán en
conflicto o no determinadas situaciones, elaboraran diferentes propuestas de solución y
adoptaran unas medidas u otras. Si la cultura dominante se ajusta a las necesidades del
sistema institucional su continuidad está más asegurada. Si por el contrario, no existe
congruencia entre la cultura política y las instituciones se vivirán situaciones de
inestabilidad crónica.
Donde la cultura civica y participativa sea la predominante la estabilidad del sistema será
mucho más probable.
La existencia se subculturas políticas da lugar a confrontaciones entre ellas. Asi ocurre
en Turquía o Argelia, donde coexisten una subcultura tradicional, localista y religiosa con
otra modernista y laica que están en permanente confrontación lo que lleva a la
inestabilidad del sistema.
La cultura política del conjunto social y sobre todo de las élites dominantes, tiene gran
influencia en el desarrollo del sistema político. Por ejemplo, el predominio de una cultura
autoritaria hizo que se derrumbaran muchas democracias después de la 1ª Guerra
Mundial.
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CAPITULO 18. LOS VALORES Y LAS IDEOLOGÍAS.
Estos cambios sociales y la modificación del cuadro de valores tienen repercusión en las
orientaciones políticas. En cada momento histórico de cambio de valores se han
producido crisis de legitimidad del poder político. Se pasa del valor MATERIALISTA
(seguridad física y seguridad económica, el individuo forma parte del grupo) al valor
POSTMATERIALISTA (autorrealización personal, calidad del medio material,
singularidad de cada individuo).
Easton define la política como “actividad que asigna y distribuye valores de manera
vinculante”
• Las ideologías tienen una función instrumental: sirven para señalar objetivos.
Las ideologías pretenden explicarnos la realidad social y política tal como creen que es y
nos señalan como debería ser. Por ello tienen carácter militante, hacen
PROXELITISMO (convencer a los seguidores en alguna causa política) para conseguir
su máxima difusión.
Para Marx y Engels la ideología no tiene que ver con el conocimiento o con la ciencia,
sino con el poder.
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¿Qué elementos contiene una ideología? Cada ideología procurará:
¿Cuáles son los factores que posibilitan la combinación de categorías y valores hasta
tomar la forma de un sistema?
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Ideologías originadas a final del XVIII y primera mitad del XIX.
Bell, publicó con este título, en 1960, una obra en la que denunciaba el agotamiento de
las grandes ideas políticas. Para Bell, importan más el resultado que las ideas, en especial
los resultados económicos en término de crecimiento y bienestar material. Bastaron unos
años para poner en tela de juicio esta visión: la lucha de la minoría negra, la oposición a
la guerra de Vietnam, la revuelta estudiantil de mayo de 1968 significaron una reaparición
de las polémicas ideologías.
Son minoría los ciudadanos que asumen de manera integral el conjunto de creencias y de
valores que se combinan en una ideología: solo los acérrimos militantes se adhieren a ella
de manera total y sin reservas.
El vaticinio de un segundo final de las ideologías fue de nuevo desmentido por la realidad.
En Europa despertaron los nacionalismos (la devolución a Escocia y Gales en Gran
Bretaña, la desintegración de Yugoslavia, la URSS). En la última década del siglo XX
toman cuerpo las propuestas de resistencia al movimiento de globalización neoliberal y
de las instituciones que la encarnan (FMI, Banco Mundial...).
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En todo caso anunciar el fin de las ideologías es ignorar que los conflictos que son objeto
de la política no dejarán de estar siempre acompañados por creencias y juicios de valor:
de ellos obtiene los ciudadanos las razones necesarias para motivar su intervención en la
gestión de los conflictos colectivos.
TEMA 18
2.- Razones que originan cambios en los sistemas de valores dominantes de una
sociedad.
Los valores y las normas también son producto de la historia y evolucionan con ella. Los
grandes cambios técnicos y económicos han comportado cambios en los sistemas de
valores dominantes. Las sociedades han evolucionado de sociedades agrarias a
industriales y de éstas a postindustriales o de la información.
En las sociedades agrarias basadas en la subsistencia, el cuadro de valores predominante
estaba basado en la autoridad, la religión y la familia. Con el avance en la industria
apareció la competitividad, la productividad, el afan de bienestar material, las
libertades… todo ello hizo que el sistema de valores predominante cambiara.
Pero la sociedad sigue avanzando y los valores de realización personal, autonomía en el
trabajo, preocupación por la calidad de vida, la aparición de riesgos antes ignorados,
ponen en primer plano valores diferentes.
Los cambios sociales y con ellos los cambios en el cuadro de valores predominante
repercuten en las orientaciones políticas. A lo largo de la historia cada cambio de valores
ha producido una crisis en la legitimidad del sistema político que ha tenido que adaptarse
a dichos cambios.
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Socialismos.- Orden social basado en la solidaridad humana y en una comunidad
igualitaria de bienes y recursos. Dos corrientes: comunismo y socialdemocracia.
Anarquismos.- Sociedad libre fruto del acuerdo voluntario de sus miembros. No
reconocen ninguna forma de autoridad. Libre asociación de individuos en asociaciones,
municipios, cooperativas, comunas… que se autogestionaran. Igualdad de todos sus
miembros, ni jerarquías ni liderazgos.
Fascismos.- El individuo se debe a su comunidad y a su lider. Jerarquías naturales entre
élites, entre raza superiores e inferiores. Obediencia indiscutible al lider.
Nacionalismos.- Nación como expresión simbólica, los individuos se situán en relación a
la nación a que pertenecen. Unidad nacional fundamento del orden social.
Fundamentalismos religiosos.- Comunidad creyentes. Todas las normas derivan de los
textos sagrados. Jerarquía religiosa.
6.- Porque en algunos países las formaciones politicas ecologista han tenido éxito
electoral y en otros no.
En sociedades avanzadas dónde los ciudadanos han tomado conciencia del deterioro de
los recursos naturales y de la necesidad de su conservación y preservación para mejorar
la vida del propio ser humano, aquellas formaciones políticas que han incorporado a sus
sistema de valores estas nuevas preocupaciones, han tenido más éxito electoral que
quienes no lo han hecho.
En los países más desarrollados industrialmente y que han avanzado hacia el
postindustrialismo se ha producido un cambio en el sistema de valores dominante.
Aparecen inseguridades provocadas por la propia acción del ser humano que no sabe que
resultados pueden provocar su capacidad transformadora sobre el medio ambiente y como
pueden influir esos cambios en sus condiciones de vida. Donde la sociedad está más
concienciada en los temas ambientales es donde los partidos con ideas ecologistas tienen
más éxito.
En aquellos países poco industrializados, donde la naturaleza ha experimentado pocos
cambios y no ven amenazados sus recursos naturales, las ideologias ecologistas
prácticamente no existen y por tanto no tienen éxito.
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CAPITULO 19. LA SOCIALIZACION POLITICA.
• Una percepción del propio papel del sujeto en el escenario político que conduce a
actitudes de interés/desinterés, activismo/inhibición…
• Una identificación con algunos grupos, nacional, de clase, religioso que lleva a
distinguir entre ellos y nosotros.
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o La gradual conciencia de diferencias ideológicas y partidarias que
distinguen entre amigos y adversarios.
• La distinción entre roles institucionales y las personas físicas que los encarnan.
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en sociedades donde el modelo tradicional de familia predomina,
la más importante agencia de socialización. A medida que las
sociedades se hacen más complejas, declina esta influencia y
compite con otros agentes. Los grupos de iguales (peer groups):
compañeros de escuela, de diversión, del vecindario, del trabajo
reforzarán las pautas recibidas en la familia (si van en la misma
dirección) o por el contrario el resultado será más incierto si se
mueven en direcciones distintas.
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El sujeto político no es un “Robinson” aislado, sino que crece y se desarrolla en un
determinado entorno social del que recibe el equipaje “mental” necesario. El proceso
de socialización se desarrolla a lo largo de un periodo de tiempo prolongado y en él
interviene un amplio número de actores. No será fácil señalar a que agente
corresponde cada influencia. Tener en cuenta el interés que manifiestan quienes
aspiran a tener o tienen el poder político por controlar los agentes de socialización.
Políticas educativas o religiosas, ordenación de los sistemas de comunicación de
masas. Son estos últimos quienes enmascaran o transmiten la imagen de los grandes
acontecimientos. El problema es no el control por el poder político de los medios de
comunicación, sino la situación inversa: la sujeción de los poderes públicos a los
intereses de los grupos de comunicación.
LA SOCIALIZACIÓN POLÍTICA
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de convivencia y de relación afectiva estable entre personas. Los grupos de iguales
(compañeros de escuela, del trabajo, vecinos, etc.) son agentes que influyen en la
socialización política del individuo, su impacto reforzará las pautas recibidas en la
familia si operan en la misma dirección, y serán menos inciertos si sus influencias se
mueven en dirección diferente. Los agentes de socialización del denominado grupo
secundario, son los sistemas educativos, las iglesias, los partidos, las organizaciones
no gubernamentales, los sindicatos, los medios de comunicación, etc. Así, la escuela
ha sido considerada como el más potente agente de socialización después de la familia.
Transmite contenidos e información pero también prácticas de participación en las
decisiones, de cooperación y de protesta, etc.; el personal docente ofrece modelos de
conducta en su contacto directo y frecuente con los niños, de ahí las batallas políticas
por el control del sistema escolar. Los medios de comunicación compiten hoy con la
familia y la escuela como grandes agentes de socialización, de ahí también la lucha
por el dominio de los medios, entre medios públicos y privados y entre grandes grupos
multinacionales que controlan prensa, radio, televisión, etc. Los grupos de referencia
son aquellos que comparten determinadas características, tales como, unas mismas
creencias religiosas, unos rasgos étnicos, una clase social, una profesión, etc., esto, a
efectos de socialización, influye en que cada grupo se identifique con las orientaciones
y comportamientos que cada sociedad le atribuye, bien de forma instantánea o de
forma deliberada.
4. Identificar algunos conflictos políticos desarrollados en torno al papel de los
agentes de socialización.
Ya hemos comentado las batallas por el control del sistema escolar, además del
impacto que ejercen los medios de comunicación, gracias al desarrollo de las nuevas
tecnologías, influyendo en la socialización hasta el punto de que el problema que se
plante desde una perspectiva democrática no es el riesgo de un control de los medios
de comunicación por parte de los poderes políticos, sino el peligro que se deriva de la
situación inversa, es decir, de la sujeción de los poderes públicos a los intereses de los
grandes grupos mundiales de la comunicación.
Tal vez no he simplificado suficientemente las respuestas, pero creo que es necesario
leer todo esto, para poder comprender lo de la socialización, los agentes y sus
influencias.
Una vez leído el temario, más estas respuestas, se podría simplificar todo un poco
más.
En este sentido, todo el Capítulo 19, se puede memorizar como la socialización
política acordándonos de que todos llegamos a tener unas actitudes, unos valores,
unas ideas…, respecto a la política, los cuales los hemos adquirido desde la infancia
hasta la edad adulta, y que siguen evolucionando influenciados por todas nuestras
vivencias: familia, escuela, amigos, los medios de comunicación, los líderes políticos,
nuestro entorno, nuestro status, etc.
APITULO 20. LA COMUNICACIÓN POLITICA Y LA OPINION
PÚBLICA
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POLITICA Y COMUNICACIÓN: UNA RELACION INEVITABLE.
▪ Expresión de demandas.
• Los mensajes se expresan mediante la palabra o mediante el gesto. Por tanto hay
mensajes verbales y no verbales; una imagen, un himno, la visita a un lugar, etc.
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• El canal más simple e inmediato de transmisión de un mensaje político es el
contacto personal o cara a cara, que sigue operando en los ámbitos más reducidos.
Cuando la política llega a ser un ejercicio de masas, son los mass media, los que
canalizan los mensajes políticos. Por medio de comunicación de masas
entendemos los instrumentos de comunicación que pueden alcanzar
simultáneamente a gran número de receptores. Fue en siglo XIX la imprenta y el
papel, posteriormente el telégrafo, el teléfono, el fax (estudiantes chinos que
reclamaban la democratización en 1989), después la radio (Mussolini, Roosevelt)
y la televisión (Nixon, Kennedy)… finalmente la Red Internet (a partir de 1999
su uso es masivo) que comunica en tiempo real y de forma multilateral a infinidad
de emisores-receptores.
La comunicación política puede concebirse como una relación entre individuos. Cada
sujeto atiende con preferencia a algunos emisores con respecto a otros y, en último
término, registra de modo más duradero determinado tipo de mensajes, según sean sus
actitudes previas y la cultura política a la que pertenece. La comunicación es una actividad
de grupo.
El papel de los llamados líderes de opinión es reconocido por los emisores de mensajes,
porque saben de su capacidad para multiplicar la difusión de los mismos. Así, una
asociación de vecinos se dirige al director de un programa de radio para dar difusión a
sus reivindicaciones, o un líder político en campaña electoral se reúne con responsables
sindicales o empresariales para conocer sus opiniones y transmitir sus propuestas. En
ambos casos los dos emisores tratan de ampliar la eficacia de sus mensajes contando con
la “credibilidad” de estos intermediarios o líderes de opinión.
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A finales del siglo XX la constitución de una red universal virtual – worldwide web –
facilita una relación permanente y multilateral entre todos los emisores y receptores de
mensajes políticos.
• No está claro de qué modo altera esta densidad comunicativa el papel de los
medios ni hasta qué punto ha transformado las conductas de ciudadanos y
ciudadanas. Para algunos, la red libera, para otros la red enreda y aprisiona.
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medios los que pueden fijar las prioridades de la atención de políticos y ciudadanos. No
es concebible en las sociedades de hoy una política sin la intervención de los medios de
comunicación convertidos en actores políticos de primer plano.
LA OPINION PÚBLICA
Una opinión equivale a la traducción verbal de una actitud política en un momento dado:
se hace perceptible una predisposición anterior. Por ejemplo, una predisposición
favorable a valores de jerarquía y orden conduce normalmente a una opinión desfavorable
a una huelga o a una manifestación callejera.
¿A que llamamos opinión pública? Nos referimos a una determinada distribución de las
opiniones individuales en el seno de una comunidad, que –en su conjunto- adopta una
inclinación determinada ante los mensajes recibidos de los medios de comunicación. La
opinión pública no es unánime, es segmentada. La opinión pública es el resultado de la
combinación de dos factores: el sistema de actitudes predominantes en la sociedad (la
cultura política de la sociedad) y la intervención de los medios de comunicación. La
noción de opinión pública alude a la reacción de este sistema de actitudes frente a
elementos circunstanciales de la política, que surgen en el día a día político y que son
difundidos a través del sistema comunicativo.
¿Qué ocurre entre las convocatorias electorales? Durante casi siglo y medio los medios
de comunicación se adjudicaron este papel ofreciendo a personajes relevantes de la
sociedad la capacidad de auscultar el estado de la opinión. Entendida de este modo la
opinión pública no es más que una reconstrucción fabricada por un sector de la sociedad:
profesionales de la comunicación con intelectuales, académicos…
Para resolver el problema se recurre desde hace años a encuestas y sondeos de opinión.
Con estos instrumentos se pretende averiguar las orientaciones de los ciudadanos sobre
determinadas cuestiones de actualidad política, escrutar sus intenciones de voto o medir
la aceptación de los líderes políticos. El término encuesta suele utilizarse para referirse
a estudios de opinión sobre temas de mayor calado (emigración), mientras que sondeo
se utiliza para designar una prospección breve sobre asuntos de actualidad.
25
encuestas y sondeos terminarían modelando e influyendo sobre la opinión, en lugar de
reflejarla fielmente.
En todo caso, hay que reconocer que el empleo de encuestas y sondeos permite
compensar la voz excesiva de algunos sectores cuyas voces se oyen en la escena pública
y que se atribuyen a veces el papel de portavoces de una imprecisa opinión pública.
En todo caso, los protagonistas de la vida política recurren constantemente a los medios
de comunicación y a los estudios de opinión para conseguir el favor público a sus
propuestas y para erosionar la credibilidad de sus adversarios.
• En la expresión de demandas,
• En la definición de la cuestión que es objeto del conflicto,
• En la elaboración y negociación de propuestas de intervención,
• En la movilización de apoyos para cada una de dichas propuestas, y
• En la adopción y aplicación de una de ellas.
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comunicativo, pueden, en un momento determinado, conectar con las actitudes
predominantes de la sociedad, pero debe entenderse que la opinión pública cambia por
lo que los mensajes que se intercambian en la comunidad pueden reforzar o alterar los
estados de opinión de la sociedad.
4. Enumerar las ventajas y los inconvenientes del uso masivo de los sondeos y
las encuestas de un sistema democrático-liberal.
Los sondeos y las encuestas son instrumentos con los que se pretende averiguar las
orientaciones de los ciudadanos sobre determinadas cuestiones de actualidad política,
escrutar sus futuras intenciones de voto o medir la aceptación de los líderes políticos
y de sus propuestas, para ello se realizan una serie de preguntas sobre cuestiones de
relevancia política y social a una muestra reducida y representativa de la población. El
término de encuesta se refiere a estudios de opinión sobre temas de mayor calado;
mientras que el sondeo es utilizado para designar una prospección breve sobre asuntos
de actualidad, por ejemplo la intención de voto ante una convocatoria electoral.
Entre los inconvenientes que presentan las encuestas es que no todas ellas respetan los
requisitos básicos para obtener resultados fiables, pues pueden basarse en una
estadística representativa insuficiente, no controlada debidamente, un análisis
insuficientemente completo y que no sea fiel a los datos obtenidos. Los conceptos y
las preguntas que figuran en los cuestionarios son elaborados por las elites políticas y
que no siempre coinciden con las prioridades o las categorías de los ciudadanos,
quienes se ven en la tesitura de responde a cuestiones sobre las que carecen de
información o sobre las que no han tenido oportunidad de reflexionar. Por lo que
encuestas y sondeos, al igual que otros medios de comunicación, acabarían modelando
o influyendo sobre la opinión, en lugar de reflejarla fielmente.
No solo los políticos “hacen política”. Entendemos por acción política a la conducta
individual o de grupo que incide en el proceso (formulación, canalización de demandas y
29
reivindicaciones, elaboración y ejecución de políticas) de gestión de los conflictos
sociales.
La acción política ocupa sólo una pequeña parcela de la atención y el tiempo de los
ciudadanos: la política debe competir con otras ocupaciones de la vida cotidiana:
relaciones familiares, tareas laborales, culturales u ocio. Además, la acción política es una
tarea intermitente, salvo para aquellos que hacen de la política una profesión o para una
minoría que la siente como obligación moral o cívica.
Por otro lado, la mayor parte de la actividad política suele estar concentrada en pocos
sujetos (las personas que desempeñan funciones políticas institucionalizadas no van más
allá del 2 % de la población)
Cada sujeto acomete su actividad política con intensidad muy diferente y a la vez con
cierto grado de especialización.
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• Los militantes. Participan de modo regular en las actividades de organizaciones
estables.
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LAS DISTINTAS FORMAS DE HACER POLÍTICA
“El pago de impuestos no es una acción política, en cambio la evasión fiscal sí lo es”
Son las que se ajustan a las pautas marcadas por los valores y normas de los sistemas
liberal-democráticos: ejercicio de los derechos reconocidos formalmente en la legislación
de dichos sistemas.
32
Relacionadas con la creación de opinión • Informarse a través de los medios
• Debatir cuestiones con familiares,
amigos
• Enviar cartas a periódicos, tv..
Otras clasificaciones tienen en cuenta el nivel de esfuerzo que requiere cada una de las
acciones políticas catalogadas. (no es lo mismo votar que participar en grupos o colaborar
económicamente), sin embargo la medición del esfuerzo es complicada, debido a las
circunstancias personales de cada sujeto. Todas estas actividades no son jerárquicas y no
son excluyentes: son compatibles.
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El número de divisorias o cleavages (fractura), facilitan la concentración o la dispersión
del voto. En sociedades donde la fractura dominante y casi exclusiva ha sido de carácter
socioeconómico el elector tiende a orientar su voto en función de su posición ante la
divisoria principal y da su confianza a una de las fuerzas políticas que se sitúan a ambos
lados de dicha divisoria. En cambio donde se añaden a la divisoria social una escisión
nacional o religiosa, el votante puede seleccionar un mayor número de opciones.
Factores más directamente vinculados a las actitudes del propio elector: proximidad
ideológica, imagen personal del líder o el voto emitido en elecciones anteriores.
Finalmente señalar las variaciones que presenta la trayectoria electoral de cada sujeto.
Los hay constantes y otros votan o se abstienen según las circunstancias.
Son modos de hacer política que entran en conflicto con valores dominantes. Suelen
desarrollarse más allá de la legalidad aceptada.
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se hace menos tajante desde la década de los años ochenta: numerosos individuos adoptan
formas no convencionales sin que ello signifique una oposición decidida al sistema.
Esta dualidad permite elaborar otra manera de catalogar a los actores. De este modo se
pueden definir cinco tipos de ciudadanos:
Todo esto repercute sobre el modo de hacer política. La ciudadanía se ha hecho más
selectiva, se interesa más por cuestiones que le afectan directamente (central nuclear,
vertedero, prisión...). Junto a estos movimientos aparecen sectores especialmente
sensibles a los problemas globales del medio ambiente o la solidaridad internacional. Son
los llamados públicos temáticos.
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excepción de la participación electoral, estable o a la baja, otras formas de acción
convencional se mantienen o se incrementan. La acción política no convencional se ha
extendido en casi todos los países analizados. A ello ha contribuido la evolución de las
divisorias o cleavages estructurales. Este incremento de la acción no convencional ha sido
magnificado por los medios audiovisuales cuyo eco resuena con más fuerza.
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CAPITULO 22. LA ACCION COLECTIVA: LOS GRUPOS DE
INTERÉS Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES.
Resalta, por ejemplo, el papel de los partidos, pero junto a ellos es intensa la actividad de
otros colectivos: abogados, sindicatos, asociación de vecinos, etc. Podemos definir a los
actores colectivos a partir de sus características comunes:
UNA TIPOLOGÍA
Una clasificación esquemática nos señala tres grandes tipos de actor colectivo: los
llamados movimientos sociales, los grupos de interés y los partidos políticos ¿Qué
criterios nos permiten diferenciarlos?
1. La estabilidad de su estructura.
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Una
tipología
ideal de
actores
colectivos
Tipos
Movimientos Grupos de
Sociales Interés
Grado de estructuración
Variable Fuerte, estable
Discurso
Transversal (1) Sectorial
Escenario
preferente de actuación Social, no convencional Institucional, social
Criterios
Orientación hacia el
poder Cambio/enfrentamiento Presión
institucional
Los grupos de interés son asociaciones voluntarias que tienen como objetivo principal
influir sobre el proceso político defendiendo propuestas que afectan a los intereses de un
sector determinado de la comunidad. Estos grupos se proponen participar en la
elaboración de las decisiones políticas, pero sin asumir responsabilidades institucionales,
de ahí que algunos autores prefieran calificar a estos grupos como grupo de presión: no
persiguen ocupar el poder institucional, sino presionar sobre el mismo.
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La tarea de clasificar los grupos de interés es harto difícil. La extrema diversidad y
abundancia de grupos existentes, actuación intermitente a veces invisible…
• Los que persiguen ciertos objetivos políticos, pero sin aspirar a elaborar un
proyecto global de gobierno. (reforma del sistema electoral, abolición de la pena
de muerte, solidaridad con pueblos en crisis, etc.)
Las formas de acción de los grupos de interés son muy variadas. Usan diferentes métodos
y echan mano de los recursos que les son más accesibles.
METODOS RECURSOS
Capacidad de relación y de
coalición con otras
organizaciones para
defender sus intereses.
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Los métodos a veces son públicos y transparentes y en otros casos son discretos o
secretos. Los recursos se reparten de manera desigual entre los diversos grupos: los hay
escasos en número de afiliados pero decisivos por la influencia que tienen en la opinión
pública.
Son otros actores políticos colectivos que mantienen puntos de contacto con los grupos
de interés pero no pueden ser identificados con ellos. Las agencias instrumentales y las
empresas de servicios de influencia son entidades que ofrecen sus conocimientos y
habilidades profesionales a los grupos de interés. Tres tipos:
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LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: UNA REALIDAD DINÁMICA.
En una primera fase durante los años 60 y 70 del siglo XX, los nuevos movimientos
sociales se localizan en las sociedades más desarrolladas de Europa y Norteamérica. A
partir de los años 70 se dan movilizaciones con propósitos netamente conservadores
(revuelta fiscal, movimientos próvida enfrentados a los de despenalización del aborto,
redes ultraderechista o neonazis de carácter xenófobo, etc.) por otra parte, aparecen
movimientos sociales en países de vías de desarrollo y con estructuras políticas
autoritaristas (movimientos rurales en pro de la reforma agraria, urbanos en los suburbios
de las nuevas metrópolis, etc.)
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• Estructura ligera y poco estable: participación directa, práctica asamblearia,
dedicación voluntaria, rotación de responsabilidades directivas. Esta estructura
facilita la tendencia hacia la fragmentación y la dispersión.
Los movimientos sociales combinan una doble lógica: son instrumentos de participación
en el proceso político, entran en contacto con el poder establecido y son medios para
expresar una identidad personal y de grupo que quiere afirmarse frente a otras identidades
dominantes.
El liberalismo tradicional mantuvo una posición negativa frente a los actores políticos
colectivos basada en una teoría político-social que afirmaba el valor ideal del individuo y
de sus libertades. Después de la Segunda Guerra Mundial, los actores colectivos fueron
reivindicados como expresión de un derecho fundamental a la asociación e incluidos en
los textos constitucionales.
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La ciencia política ha calificado a los sistemas liberales-democráticos como poliarquías:
pluralidad de poderes. Esta pluralidad es una garantía democrática. Una versión de este
pluralismo es la que ha dado lugar al llamado estado neocorporativo (la posición de
algunos grupos de interés es tan relevante que sin su participación no pueden adoptarse
decisiones de alcance general—patronales, sindicatos, iglesias…) Austria, Suiza,
Alemania, Bélgica, presentan en medida diferente este modelo y reconocen legalmente a
estas “corporaciones” no públicas en la expresión más clara de democracia de grupos y
no de individuos.
En todo caso está claro ni todos los grupos son iguales en capacidad de intervención, ni
todos los grupos intervienen en todas las materias (Dahl).
PROTAGONISTAS CONVERTIDOS
En una primera etapa responden a las necesidades de los propios grupos sociales
dominantes constituidos desde posiciones de poder institucional para organizar la élite
dominante.
En una segunda fase aparecen los partidos creados desde la oposición política y social,
por parte de sectores excluidos del escenario político.
Para hacer frente a las necesidades de cada momento, los partidos adoptan perfiles
diferentes. Una tipología podría ser:
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• Los partidos de notables o de cuadros se distinguen por su composición
reducida. Miembros reclutados selectivamente en función de alguna cualidad
especial (capacidad económica, prestigio, influencia, etc.). su programa es vago y
dependiente del grupo de interés que promovían. Es el modelo que adoptan los
primeros partidos del estado liberal, creados desde el poder. Los partidos de
notables jugaron un papel importante hasta la Segunda guerra Mundial. En la
actualidad subsisten como excepción en algunos países europeos. En EEUU, sin
embargo, los partidos actuales se asemejan a estos.
• La evolución de los partidos de masas les condujo hacia la mitad del siglo XX a
su conversión en un tipo diferente: partido de electores. Para este modelo, el
objetivo central es la movilización de los votantes con ocasión de cada consulta
electoral. Pretende captar apoyos electorales en todos los sectores de la sociedad
(cath all parties).
4. El auge de los grupos de interés que complementan y comparten con los partidos
la defensa de los intereses colectivos.
44
El partido de electores es, en la actualidad, el modelo predominante en las democracias
liberal-democráticas. Ello no quita que algunas formaciones políticas sigan con rasgos
propios de los partidos de masas tradicionales
Se afirma que los partidos formulan propuestas políticas para vencer en las elecciones, en
lugar de ganar elecciones para aplicar propuestas políticas (Downs). El partido de
electores, cuando extrema sus rasgos, puede acabar convirtiéndose en “empresa electoral”
o “partido-empresa ( con esta denominación se identifica una organización
específicamente creada para promover el apoyo a un candidato. Se pone a su servicio y
reclama el voto de adhesión--La formación Forza Italia se creó en torno a la figura de
Silvio Berlusconi--)”
Desde una perspectiva formal, un partido suele organizarse de forma piramidal, a partir
de unidades territoriales de base hasta constituir órganos centrales de dirección: un
congreso o asamblea general, un consejo ejecutivo, un secretariado, etc.
• Entre los que tienen responsabilidades en el ámbito central y quienes las tienen en
los ámbitos territoriales.
La existencia de estas tensiones no debe extrañar: es algo propio de todas las grandes
organizaciones en el sector privado o en el sector público. Una prueba de buen liderazgo
no es la ausencia de tensiones, sino la capacidad de administrarlas sin poner en crisis la
existencia de la organización.
45
LA FINANCIACION DE LOS PARTIDOS.
En los partidos de los notables, la política estaba reservada a los ricos: aunque los cargos
políticos no eran retribuidos, el disfrute de sus rentas personales les permitía una
dedicación política de la que obtenían un beneficio para sus negocios.
Los partidos ejercen funciones de mediación entre la escena política y otros ámbitos
(económicos, culturales, familiares) de la vida colectiva. En esta función de mediación
los partidos se convierten en:
46
Sintetizando, los partidos transmiten las aspiraciones que emana de los grupos sociales
hacia las instituciones estatales con capacidad para convertirlas en decisiones vinculantes
y por otro, el intento de legitimar ante los grupos las decisiones adoptadas.
En esta evolución los partidos pasan de ser asociaciones nacidas de la iniciativa social a
ser entidades reconocidas constitucionalmente, con una actividad garantizada y
económicamente subvencionada por el propio estado.
Pese a su aparente competencia, los partidos se prestan a pactar con sus adversarios
algunos temas básicos (sistemas electorales, reglas parlamentarias, fuentes públicas de
financiación, etc.) para no perder la situación de ventaja que comparten. Reproducen de
esta manera su determinado “cartel”, el perjudicado de este cartel es el ciudadano.
Los partidos han recibido desde siempre abundantes críticas, de ser instrumentos
opresores del individuo al que imponen una dirección burocrática, cada vez más aislada
de la sociedad. Los partidos, obsesionados con los procesos electorales, se muestran poco
eficientes en la elaboración de políticas públicas. Todo esto hace que los partidos pierdan
afiliación y pierdan crédito ante la opinión pública frente al papel de otros actores
colectivos: grupos de interés, organizaciones no gubernamentales, medios de
comunicación… ¿existe alternativa a los partidos?
47
• Los partidos deben reformar algunos aspectos negativos de su funcionamiento
interno haciéndose más permeables a los cambios generacionales (elecciones
primarias, financiación transparente…)
Los partidos se necesitan unos a otros: nacen para competir entre ellos. Por esta razón es
necesario contemplar los partidos en su conjunto. SISTEMA DE PARTIDOS=
composición del conjunto de partidos y relaciones entre sí. ¿Qué factores justifican el
número y la diversidad de los partidos?
48
Ejemplos del primer modelo (Plur. Polarizado = Republica alemana de Weimar, república
española entre 1931 y 1936)
Hay que mencionar también dos tipos de sistemas de partidos que se dan en condiciones
de competencia partidista restringida: cuando el sistema político no asegura condiciones
de libertad plena para la formación de partidos ni igualdad para concurrir a las elecciones:
49
PREGUNTAS DEL TEMA 23
Tipo de sufragio Sufragio censitario Sufragio extendido / Sufragio universal Sufragio universal
Sufragio universal
Objetivos Distribuir privilegios Reformar/cambiar la Mejoras sociales (sin Polítca como profesión
cambios estructurales) (políticos gestores)
sociedad (alta carga
ideológica)
50
Dinámica de Gestionada y Movilización del Lucha partidaria por el Coordinada entre
competición electoral controlada electorado electorado común partidos dominantes
Tipo de militancia Escasa y elitista Masiva, homogénea y En declive, Escasa, sin funciones
activa heterogénea y más relevantes
pasiva
Teórico del modelo Maurice Duverger Maurice Duverger Otto Kirchheimer Richard Katz- Peter
Mair
51
procedentes de la dedicación y de las pequeñas aportaciones de los militantes y
no derivados de las fortunas personales de los notables.
La difusión del modelo fue paralela a la implantación del sufragio universal
masculino, que se extendió a la mayoría de los países europeos después de
la Primera Guerra Mundial.
El éxito de los partidos de masas -que en varios países los llevaría al gobierno durante el
período de entreguerras- no pudo ocultar algunos de sus defectos, especialmente la
tendencia a generar una división interna entre una burocracia profesionalizada -que
dirigía el partido-y la base de los afiliados (Ostrogorski, Michels). Pese a su estructura
formalmente democrática -todos los cargos directivos debían ser designados por elección-
, los miembros de la dirección se reclutaban por cooptación entre aquellos que habían
convertido la dedicación al partido en su ocupación principal o exclusiva. De este modo,
la rotación de los dirigentes era escasa y quedaba limitada a un número reducido de sus
miembros. Este fenómeno -que explica en parte el éxito del partido al dotarle de gran
solidez organizativa-acarreaba también una cara negativa, al aislar a la dirección de sus
bases e impedir su necesaria renovación.
La evolución de los partidos de masas les condujo -hacia la mitad del siglo XX- a su
conversión en un tipo diferente, al que se dio el nombre de partido de electores
(Kirchheimer).
52
• la aproximación de las posiciones ideológicas entre los grandes partidos de las
sociedades occidentales, expresada en el acuerdo sobre puntos básicos del estado
social o del bienestar (cfr. II.8);
• el cambio de condiciones sociales y culturales que experimentan sectores
importantes de la población, durante los años de expansión económica que siguen
a la Segunda Guerra Mundial;
• la competencia creciente de los medios de comunicación de masas, especialmente
los medios audiovisuales, como canales de comunicación política preponderantes;
• el auge de los grupos de interés (cfr. V.22), que complementan y comparten con
los partidos la defensa de intereses colectivos de diverso tipo;
• finalmente, la dependencia creciente de la financiación pública y de las
subvenciones de los grupos de interés, en lugar de la financiación procedente de
las donaciones de los afiliados.
El partido de electores es, en la actualidad, el modelo predominante en las democracias
liberal-democráticas. Ello no quita que en algunos casos algunas formaciones políticas
sigan cultivando rasgos propios de los partidos de masas tradicionales -una afiliación
numerosa, una implantación territorial extensa- que consideran condiciones de partida
para obtener un amplio seguimiento electoral: partidos socialdemócratas en Alemania,
Austria, países escandinavos o en Italia del PDS -antiguo Partido Comunista-.
La creciente crítica a los partidos -a los que se acusa de abandonar sus funciones de
integración de demandas sociales y de movilización ciudadana- ha dado lugar a la
aparición de iniciativas alternativas para complementar la insatisfactoria acción partidista.
Se constituyen así plataformas ciudadanas, foros cívicos, asociaciones políticas, etc. Tales
iniciativas tienen a veces objetivos electorales. En otros casos, se centran en propiciar
debates y propuestas políticas.
Pero estas alternativas a la hegemonía partidista chocan con la dura resistencia de los
propios partidos que no facilitan el acceso al espacio político. Para organizar esta
resistencia, los partidos tienden a constituir un «cártel» defensivo, adoptando una
conocida figura de la teoría económica (Katz y Mair, 1994).
53
• Cada vez más incrustados en la estructura estatal, los partidos actuales controlan
de manera casi monopolística importantes recursos públicos; presupuestarios,
simbólicos, puestos de trabajo retribuidos, presencia en medios estatales de
comunicación, acceso a conocimiento experto, etc.
• Pese a su aparente competencia, los partidos se prestan a pactar con sus
adversarios algunos temas básicos (sistemas electorales, reglas parlamentarias,
fuentes públicas de financiación) para no perder la situación de ventaja que
comparten.
• Con ello dificultan la entrada en el juego político de nuevos agentes de
intervención alternativa. O simplemente los toleran siempre y cuando puedan
mantenerlos bajo su control.
• Reproducen de esta manera el «cártel» económico entre empresas de un mismo
sector que se ponen de acuerdo para la fijación de precios, territorios de
distribución, etc., con el fin de cerrar el paso a la aparición de nuevos
competidores.
El perjudicado por el «cártel» basado en acuerdos económicos o políticos es, en última
instancia, el ciudadano.
55
categoría de masas con que anteriormente se los definía) sino a sus propios intereses y los
de sus dirigentes, alejándose del sujeto al que decían responder.
Todo ello explica que los partidos pierdan afiliación y, sobre todo, pierdan crédito ante la
opinión pública.
56
1. Definir un sistema político que prescinda de los partidos para evitar
los inconvenientes que acarrean y señalar las ventajas que tal
sistema puede reportar a la sociedad. (Exámen 2013-junio 1s-
pregunta 4, junio 2s-pregunta 3)
La historia del siglo XX nos revela que la eliminación de los partidos
57
Siempre que sean capaces de renovarse, es esta visión general y sostenida a lo largo del
tiempo la que da sentido a los partidos y puede asegurar su continuidad futura.
Citas:
James Bryce, "los partidos son inevitables: no ha existido ningún país libre sin
ellos; y nadie ha mostrado cómo podría funcionar el gobierno representativo
sin ellos"
Mencken, “para todo problema humano puede encontrarse una solución simple, clara y
equivocada”.
DUVERGER SARTORI
único No competitivos
predominante sí
Bipartidista bipartidario sí
limitado (moderado) sí
atomizado sí
58
Pragmático Ejemplo: PC URSS
Bipartidismo Estructura bipolar. Sistemas estables con una sola interacción entre dos
partidos; hay alternancia de partidos, se busca electorado de centro
Bipartidismo
(competencia centrípeta). No hay necesidad de formar coalición. Baja distancia
ideológica. Ejemplo: EE.UU.
DUVERGER
• Considera que la mejor opción está dada por los sistemas bipartidistas ya que:
Éstos ordenan de modo claro el sistema político oponiendo dos interlocutores
fácilmente diferenciables
Modera a los partidos ya que existen posibilidades de alternancia
El bipartidismo ofrece a los votantes una capacidad mayor de premiar o
castigar al partido en ejercido a través de su voto.
La principal critica a este sistema es, sin embargo, que esta configuración
sólo puede lograrse al costo de excluir partidos minoritarios de la
posibilidad de contar con la representación parlamentaria
• En contraste considera a los sistemas multipartidistas
Conducen al poder a coaliciones desarticuladas que deben realizar todo tipo
de pactos para lograr la gobernabililad
59
Esta heterogeneidad hace imprevisible la direccionalidad del gobierno y pone
en jaque la estabilidad del sistema.
Fomenta la radicalización de las posturas y resta responsabilidad a los
dirigentes
• Cabe destacar que las diversas configuraciones posibles dependen
fundamentalmente del tipo de ley electoral que se encuentre vigente. Así,
Duverger en 1951 postuló las leyes conocidas con su nombre:
una fórmula mayoritaria –de simple pluralidad- en distritos uninominales
favorece un sistema de dos partidos;
una fórmula proporcional en distritos plurinominales tiende al multipartidismo;
y un esquema de mayoría absoluta con doble vuelta promueve también la
competencia entre varios partidos.
Siendo así, la decisión política de implementar una u otra forma depende del objetivo
buscado:
Sistemas competitivos:
60
• El pluralismo moderado es una configuración similar al bipartidismo, donde
preponderan las tendencias centripetas, existen posibilidades de alternancia, el
estilo de política es responsable, al tiempo que las posiciones políticas que están
en los extremos no son relevantes. La diferencia con los bipartidismos es que
existe mas de un clivaje o línea de división social. Se trata de una estructura de
poder con poca fragmentación o segmentación despolarizada.
• El pluralismo polarizado reúne las siguientes características:
existen partidos antisistemas importantes
Existen oposiciones bilaterales, a ambos lados del espectro
El centro métrico se encuentra ocupado
Los polos ideologicos se encuentran a una gran distancia ideológica entre sí
Existen fuerte impulsos centrífugos
La ideología de los extremos es doctrinaria
Existen oposiciones irresponsables
Prolifera un tipo de política de superoferta, según la cual los partidos de los
extremos se atreven a realizar promesas muy difíciles de realizar
• El sistema de atomización por último, es una categoría residual, que indica que ya
no es necesario contar los partidos. Escenario en el que el sistema se encuentra en
una fase previa a la consolidación y ningún partido tiene efectos apreciables sobre
el resto.
61
• Sartori, al igual que Duverger, considera que el bipartidismo no plantea mayores
problemas, ya que se trata de una "configuración transparente"
dos sistemas se hallan en condiciones de competir por la mayoría absoluta
de los escaños
uno de los dos logra efectivamente esa mayoría
quien gana está dispuesto a gobernar sólo
Existen expectativas de alternancia
El tipo de competencia es centrípeta y las posiciones políticas se encuentran
moderadas
62
obligados a «tomar partido». Es decir, a organizar la competición política entre
grupos que se definen ante algunos grandes ejes de conflicto: socioeconómico,
nacional, religioso, institucional, etc., tal como se presenta en el cuadro V.23.2.
En cada sociedad se definen uno o varios ejes de conflicto: cuanto más numerosos
son, mayor probabilidad de que aumente el número de partidos en liza, como
expresión de la diversidad de posiciones que la acumulación de conflictos genera.
Así, donde predominaba un solo eje -generalmente, el que expresaba el
antagonismo entre clases sociales- el sistema de partidos era simple: frente a un
partido conservador se formaba un partido de orientación socialista, integrando
y representando a los intereses respectivos de los dos grandes actores del
sistema económico (propietarios del capital y trabajadores asalariados).
En cambio, allí donde se han acumulado más de un cleavage o divisoria de
conflicto -por ejemplo, de carácter religioso entre creyentes y laicos o de carácter
lingüístico-nacional- ha aumentado el número de partidos que expresa la
correspondiente diversidad de posiciones ante cada uno de estos conflictos. Un
ejemplo de acumulación histórica de divisorias o cleavages nos lo presentan los
casos belga u holandés, con sistemas de partidos que incorporan entre ocho y
doce formaciones diferentes.
• El segundo factor que influye sobre la configuración del sistema de partidos es el
cuadro de instituciones adoptado por el sistema político o, en otros términos, las
reglas fijadas para regular la competición entre ellos. (Leyes de Duverger)
Cuando las normas electorales adoptan una orientación mayoritaria (cfr. III. 14),
el sistema de partidos tiende a la simplificación: si sólo las dos formaciones más
votadas tienen probabilidades de éxito, hay pocos incentivos para crear o votar
a otros grupos.
En cambio, cuando el sistema electoral es de carácter proporcional o distributivo,
un mayor número de partidos -incluidos los minoritarios-pueden obtener
representación: ello estimula la formación de más partidos y facilita luego su
existencia.
Igualmente, en los sistemas donde el jefe del estado o presidente (cfr. III. 13) es
elegido por sufragio universal directo, el sistema de partidos tiende a una relativa
simplificación entre grandes opciones.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las reglas -por ejemplo, el sistema electoral- y
las instituciones de que se dota un sistema político son también el resultado de los
conflictos estructurales que aquella sociedad padece o ha padecido. Por esta razón, son
poco efectivos los proyectos de simplificación del mapa de partidos que no tienen en
cuenta cuál es la evolución de fondo de las sociedades en que se sitúan.
63
En cambio, si la evolución social registra la aparición de nuevos antagonismos
no será extraño que acaben reflejándose en el escenario político en forma de
partidos nuevos o de transformación de los existentes.
Cuadro V.23.2. Conflictos sociales y sistemas de partidos en Europa
Divisoria social dominante según Sistema principal de partidos
posición ante
64
Partido atrapa todoYa no son los notables ni
los militantes sino los electores los dueños formales del partido, el que sólo
lessolicita su adhesión a la hora del voto y trata de reducir los demás costos de la
participación.
Partido cártel
---------------------------------------------------------------------------------------------------
Lo que resulta claro es que las funciones de los partidos pueden definirse, en principio,
de acuerdo al carácter ascendente o descendente de la corriente de interacción: cuando
fluye desde abajo –la sociedad- hacia arriba –el estado-, las tareas básicas serán
el reclutamiento de las elites y personal político (los líderes se forman dentro de las
estructuras partidarias o bien son cooptados por ellas, ya sea para formar parte del
gobierno o para mejorar las chances electorales del partido) hasta l
En suma, la actividad que realizan los partidos puede ser resumida en los conceptos de
representación (de la sociedad en el estado) y gobierno (sobre la sociedad por el estado).
Si predomina la primera, se estará en presencia de una nación más pluralista y con mayor
autonomía de sus grupos de interés o de identidad, respondiendo a lo que Robert Dahl ha
denominado poliarquías –cuando el control sobre los líderes es efectivamente ejercido
por los no líderes (Dahl & Lindblom 1953; Dahl 1971). Si es a la inversa, el caso en
65
cuestión responderá a una pauta de menor autonomía societal, mayor control de los
gobernantes sobre los gobernados y jerarquización más rígida de las relaciones sociales.
La relación entre el gobierno (poder ejecutivo) y el o los partidos que lo sostienen fue
escasamente estudiada, aunque últimamente se le haya prestado mayor atención a este
aspecto.
Blondel y Cotta (1996a) han contribuido al debate con un modelo de análisis que permite
evaluar si hay autonomía entre ambos polos o, por el contrario, dependencia de uno sobre
el otro, a partir del manejo de las designaciones de funcionarios, la decisión de políticas
públicas y el patronazgo estatal.
¿INSTRUMENTOS O ACTORES?
Prácticamente todos los medios basan su financiación en la publicidad. Todo esto da a los
medios un papel propio: dejan de ser simples canales de transmisión y se convierten en
actores del sistema político. Defienden los intereses de los grupos empresariales de que
dependen.
Los tres posibles papeles que los medios han ido acumulando:
• Eco, más o menos fiel de los mensajes emitidos por otros actores políticos.
• Comparsa, apoyan o critican las posiciones de los partidos, de los mov. sociales…
No todos los medios asumen los tres papeles ni los ejercen a la vez o con la misma
intensidad.
La influencia del medio sobre el contenido explica que las opciones políticas estén
obligadas a encarnarse en un rostro: importa más la reacción del político y la
contrarreación que la cuestión. Los medios acentúan los antagonismos entre personajes -
-- los buenos y los malos--- en lugar de prestar atención a las zonas de coincidencia. En
definitiva, los medios convierten la política en un espectáculo o “gran guiñol”.
Todo poder político ha visto siempre a los medios como instrumentos de control y de
intervención en las relaciones sociales: como recurso para reforzar su legitimidad y
erosionar la de sus contrincantes.
67
Bajos…) en otros casos quedan unidos a la mayoría política del momento
(Francia, Italia, España).
• ¿Qué cambios se han producido en estos últimos años? Las nuevas tecnologías
ofrecen otras posibilidades. La publicidad es su principal ingreso, la radio y la tv
forman parte de la propiedad privada. Todo esto es un reconocimiento de la
incapacidad del poder político para limitar la difusión de emisiones, que el satélite
sitúa fuera del alcance estatal.
Con frecuencia son ahora los medios los que son capaces de poner a su servicio al poder
político. La llamada mediocracia puede llegar a marcar la agenda del proceso político.
Pueden potenciar a determinados partidos e ignorar a los demás, pueden resaltar los
aciertos de uno y los errores de otro. A finales del siglo XX el temor es que sean los
grupos que controlan los medios de comunicación los que manipulen los poderes
políticos.
En las democracias actuales sigue planteado el problema de conciliar dos exigencias: por
un lado, las libertades de información y de expresión y por otro los requisitos de veracidad
y de responsabilidad que deben satisfacer los medios de comunicación, especialmente
cuando se han erigido en actores políticos de primera magnitud.
68
PREGUNTAS DEL TEMA 24
En la primera etapa del estado liberal, la puesta en marcha de un periódico solía ser
iniciativa de los particulares y de los partidos,
• Cuando este gobierno era conservador coartaba la libre expresión de los medios,
suspendiendo temporalmente el derecho a la libertad de prensa, introduciendo la
censura o aplicando medidas sancionadoras, incluida la prisión por los llamados
«delitos de imprenta».
• Cuando gobernaban los liberales se ampliaba la esfera de la libertad de expresión.
Pero no era raro que el gobierno intentara influir sobre los medios mediante la presión, la
compra o el soborno de directores o periodistas, con el fin de que apoyaran la política
gubernamental. Progresivamente, una gran parte de la prensa escrita se fue haciendo más
dependiente de la publicidad que insertaba que no de otras fuentes de financiación. La
relación entre medios y grupos con capacidad de compra de publicidad empezó entonces
a tener importancia, no sólo económica, sino también política.
69
• El estado se reservó el derecho a conceder a los particulares la autorización para
emitir por radio o por televisión.
• Creó emisoras públicas que con frecuencia ocuparon una posición monopolística.
Desde entonces es constante el debate político en torno al grado de independencia y
neutralidad que los gobiernos de turno conceden a los medios de titularidad pública. Las
situaciones difieren según los países.
• En algunos casos, los medios de titularidad pública no son controlados por los
gobiernos, ni por los parlamentos: se confían a la tutela de las instituciones
sociales -sindicatos, Iglesias, asociaciones culturales, etc.-o de consejos
integrados por personalidades independientes, que ofrecen en principio una mejor
garantía de pluralismo. Así ocurre en Gran Bretaña, Países Bajos, Alemania
Federal, países escandinavos, etc.
• En otros casos, estos medios de titularidad pública quedan más estrechamente
unidos a la mayoría política del momento, provocando por tanto la crítica
permanente de la oposición por su presunta parcialidad a favor del gobierno: es el
caso de Francia, Italia, España, etc.
Las últimas décadas del siglo XX han contemplado una intensa modificación del
panorama, debido a las posibilidades técnicas y económicas ofrecidas por las nuevas
tecnologías de la comunicación.
70
interrogantes sobre la capacidad de la sociedad para reclamar un uso responsable
y transparente de su enorme poder.
• Donde predominan las grandes concentraciones de poder mediático, el sentido de
esta estrecha relación entre poder y medios se ha alterado. Con frecuencia son
ahora los medios -o algunos medios- los que son capaces de poner a su servicio al
poder político. La llamada «mediocracia» puede llegar a marcar la agenda del
proceso político:
seleccionando los asuntos a los que los demás actores se ven obligados a
prestar atención,
establecen la llamada agenda política.
Favorecen determinadas formas de abordar dichos asuntos y prescinden de
otras.
Pueden potenciar a determinados partidos y dirigentes y pueden ignorar o
disminuir a los demás.
Pueden resaltar exclusivamente los aciertos de unos y los errores de otros,
presentando una pintura en blanco y negro de la escena política y de sus
personajes principales.
3. trasmisión de información,
4. moldeamiento y orientación de la opinión pública
5. y control del poder político.
Con la forma en que los medios realizan 1 (Transmitir la información) están consiguiendo
2 (moldeando y orientando a la opinión pública), de tal manera que:
71
la selección de materiales disponibles,
la atención relativa que se les presta,
la titulación y la adjetivación que les acompaña
casi siempre trasladan al destinatario una cierta valoración del suceso y no una mera
descripción del mismo.
La transmisión que los medios audiovisuales realizan y que quiere ser más objetiva que
el relato escrito, ha sido precedida de una selección y ha sido sometida a un tratamiento
propio del medio. En este tratamiento el impacto visual o sonoro predomina sobre el
análisis y el gesto personal se impone sobre los argumentos.
• Los medios seleccionan el material que ofrecen: «lo que no aparece en televisión
no existe».
• Pero la influencia menos explícita -pero quizá más potente- de estos medios deriva
de la manera mediante la cual nos aproximan a los fenómenos políticos:
simplificación de las situaciones y de los conflictos,
apelación a las emociones más que a los argumentos,
contraposición tajante entre «éstos» y «aquéllos»,
preferencia por lo inusual y lo conflictivo.
Ello hace que las intervenciones de los demás actores políticos -organizaciones,
ciudadanos, instituciones, líderes- se sometan con frecuencia a las exigencias del medio:
el continente -el medio- acaba determinando el contenido -el mensaje-.
72
Todo ello hace que en la mente de unos ciudadanos expuestos constantemente a los
medios audiovisuales se construya una determinada concepción de la política: simple,
emocional, caricaturesca, de confrontación permanente en tertulias o debates
artificialmente provocados. Los medios contribuyen a convertir la política en un
espectáculo o «gran guiñol» y, acto seguido y rizando el rizo, se aprovechan de ello para
ridiculizar el efecto de su propia influencia mediante la difusión de secciones y programas
humorísticos.
73
una autoridad independiente, y todo ésto bajo la supervisión del Parlamento,
fuente de la autoridad y última referencia democrática de las políticas de
comunicación.
Razones contrarias a la titularidad pública T.V.:
74
tecnología para difundirlos: es decir, asocian empresarialmente a Disney o a la CNN, por
un lado, con Microsoft e Intel, por otro. Los contenidos disponibles y los medios para su
difusión mundial quedan, pues, en pocas manos. Y de ahí la paradoja de que la aparente
multiplicación de oferta mediática acabe presentándonos con frecuencia la misma
selección de noticias e incluso la misma selección de imágenes.
Algunos sostienen, en cambio, que los nuevos medios conectados a la red global de
comunicaciones favorecen un flujo constante de informaciones en todas las direcciones,
y no sólo «de arriba abajo» como sucedía con los medios tradicionales. Y, aunque grandes
sectores de la población siguen marginados de esta red, se han dado ya algunas situaciones
en las que las nuevas tecnologías han permitido una cierta movilización «de abajo arriba»,
incluso en sistemas autoritarios. Así, opositores y exiliados de Chiapas (México),
Malaysia, Indonesia, Myanmar o Timor Oriental han recurrido recientemente a la red para
protestar contra la política de los gobiernos de sus países, mediante la organización de
páginas web y el uso del correo electrónico.
Por otra parte, constituiría también una simplificación excesiva otorgar a los grandes
grupos mediáticos un poder irresistible. Tanto en los sistemas democráticos, como en los
dictatoriales, los medios de comunicación se enfrentan con otros actores políticos, en una
tensión permanente que se resuelve de modo diferente según los momentos y las
circunstancias de cada sociedad. En esta tensión, la concentración de medios ha
modificado los equilibrios anteriores. Y ha obligado a las organizaciones sociales, a las
instituciones públicas y a los propios ciudadanos a buscar otros instrumentos de
compensación: por ejemplo, constituyendo asociaciones de usuarios de los medios o
creando órganos o consejos independientes de vigilancia y supervisión de su actuación.
Todo ello revela que en las democracias actuales sigue planteado el problema de conciliar
dos exigencias:
Está claro que todo intento de democratización postestatal chocará de nuevo con
obstáculos semejantes a los que resistieron la democratización del estado:
por un lado, oposición de quienes ven este nuevo intento como amenaza a sus
posiciones de dominio y,
por otro, dificultad de adaptación democrática a ámbitos de decisión política cada
vez más amplios y más alejados de la ciudadanía.
Pero también contará con algunas oportunidades que la actual situación ofrece. Por
ejemplo, las posibilidades ofrecidas por los nuevos instrumentos técnicos de la
información y de la comunicación, que favorecen la formación de una ciudadanía más
instruida, mejor informada e interrelacionada de forma más ágil. Promoviendo el uso de
75
estas tecnologías pueden reducirse distancias y facilitar el acceso ciudadano a datos de
interés público hasta ahora reservados a profesionales de la política o a grupos
privilegiados. Igualmente es posible incrementar las oportunidades de comunicación
multilateral -mediante la inserción en la red- entre ciudadanos que intercambian
información, debaten e incluso en algunos casos pueden influir en decisiones de alcance
local o global. Así sucede ya cuando se forman coaliciones de organizaciones no
gubernamentales que presionan sobre estados y entidades supraestatales en materia
medioambiental, trabajo infantil, equiparación hombre-mujer, etc.
Es frecuente el uso del término política pública para referirse a diferentes niveles
escalonados de intervención política: desde lo más genérico a lo más específico (dentro
de política económica se situarían la política monetaria, la política de empleo, etc.)
En los últimos cien años se ha asistido a una clara expansión de la intervención pública
con el fin de asegurar la cohesión de sociedades complejas. El producto de esta expansión
ha sido precisamente la elaboración de políticas sectoriales en ámbitos y en niveles que
habían sido ignorados durante siglos por las instituciones públicas.
Lo que distingue a la política pública de un simple acuerdo voluntario entre partes es que,
el primero, incorpora dosis de coerción u obligatoriedad.
76
En unos casos la coacción es ejercida directamente señalando conductas obligadas, en
otros casos, en cambio, se manifiesta indirectamente: no se obliga a adoptar una conducta
precisa, pero debe ajustarse a determinadas condiciones o baremos.
Asimismo, esta coacción puede afectar a individuos, a parte de los grupos o a toda la
comunidad. La combinación de estos criterios establece cuatro categorías:
CUATRO
TIPOS DE
POLÍTICAS
PÚBLICAS
Grupos /
Individuos
Directamente Políticas
Regulativas
La limitación
o coerción se ejerce Indirectamente Políticas
Distributivas
77
• Las políticas REDISTRIBUTIVAS conceden alguna ventaja particular a algún
individuo: esta ventaja limita o altera la posición inicial de otros (concesión de
una licencia, por ejemplo)
En realidad no hay política pública que no incorpore medidas de los cuatro tipos
anteriores.
• Los grupos de interés y los partidos canalizan las demandas de diferentes sectores
sociales, los actores colectivos, partidos, grupos…, integran estas demandas y las
convierten en propuestas legislativas.
El proceso arranca a partir de una situación problemática, que provoca tensión. Es siempre
una construcción social, porque no todos interpretan la situación del mismo modo. Un
problema, o una issue, es una situación insatisfactoria para algún colectivo. En cualquier
caso lo que convierte una situación en problema merecedor de atención política y su
inclusión en la agenda es la distancia entre lo percibido y lo esperado. ¿Qué factores
pueden favorecer la incorporación de un asunto a la agenda política?
78
• La capacidad de presión de determinados grupos.
Una vez incorporada una cuestión a la agenda política, interesa saber cómo se elaboran
aquellas propuestas de reacción. Se han elaborado cuatro modelos:
PROCESO DE
DECISIÓN SEGÚN
DEFINICIÓN DE
OBJETIVOS Y
MEDIOS
Objetivos
Definidos
79
• Una versión corregida del proceso, racionalidad limitada, acepta una
información parcial, recursos limitados, etc. Se admite que en ningún caso podrá
satisfacerse a todos los interesados. El proceso se conforma con llegar a resultados
razonables, aceptables, en lugar de resultados racionales (entendidos como un
óptimo indiscutible para todos).
¿Qué relación mantiene entre sí los actores (instituciones públicas, grupos de interés,
medios de comunicación…) en el proceso?
2. Una segunda propuesta: identifica tres actores colectivos principales, que forman
un triángulo de hierro y controlan la producción y la aplicación de las políticas.
Estos actores son, el grupo o grupo de interés más directamente afectados por la
problemática que se trata de regular, los representantes parlamentarios más
estrechamente vinculados con el asunto y, los miembros directivos de la
burocracia que lo siguen y conocen más de cerca. Una política sanitaria derivaría
de la alianza de intereses entre la industria farmacéutico-sanitaria, un grupo de
representantes parlamentarios vinculados a dichos intereses y los profesionales
sanitarios que gestionan el sistema.
80
propuestas, se negocian transacciones y, se acaban perfilando las políticas
relacionadas con el correspondiente sector de actividad, asumidas por el gobierno
y refrendadas por el parlamento.
¿Qué ocurre una vez ha sido aprobada una determinada política pública y se ha traducido
en una serie de normas legales?
2. La aplicación más efectiva de una política suele darse en la medida en que sus
objetivos y sus medios van adaptándose a las condiciones específicas de sus
destinatarios: nivel cultural, situación social, ubicación territorial, etc. Esta
adaptación continua de la política corre a cargo del ejecutor de la misma: el
funcionario o agente que está en contacto directo con la situación conflictiva y
con los ciudadanos involucrados en ella. Una política de seguridad ciudadana no
puede desarrollarse del mismo modo en un ámbito urbano y en un ámbito rural:
para que tenga éxito en ambos supuestos, la misma política deberá ser modulada
por la acción directa sobre el terreno de los policías encargados de aplicarla. Una
política de fomento de la ocupación debe ajustarse de manera permanente a las
condiciones del entorno en que se desarrolla, buscando fórmulas eficaces de
coordinación con otros actores locales: empresarios, administraciones locales,
centros escolares, etc. Las aportaciones de los agentes locales, desde abajo, se
incorporan muy directamente a la fase de formulación y revisión de la política y
no sólo a la fase de implantación: contribuyen a revisar sus objetivos y sus modos
de hacer y, con ello, contribuyen decisivamente al tipo de resultados que se
obtienen.
1. ¿Por qué no se lleva a cabo una evaluación objetiva de las políticas públicas? La
razón es la resistencia de los gobiernos responsables a dejarse examinar y
81
dificultades de carácter técnico o instrumental. Un buen ejercicio de evaluación
exige una previa determinación de indicadores. Así, una política de empleo puede
ser valorada satisfactoriamente si aumenta la tasa de ocupación. Pero será
criticada si los empleos que genera son de carácter temporal o precario. Pese a
estas dificultades, es posible en muchos casos establecer algunas medidas básicas
que calibre el impacto de la política emprendida. Estas medidas combinan la
valoración del output o acciones desarrolladas: número de escuelas construidas,
número de niños vacunados y la valoración del outcome o impacto de esas
acciones sobre determinadas dimensiones de la vida social: el nivel medio de
conocimiento de los estudiantes o el índice de mortalidad infantil. La
cuantificación del output es más frecuente y constituye la finalidad de las
estadísticas que confeccionan las propias administraciones.
3. Las políticas públicas son por naturaleza materias de controversia entre todos los
actores implicados que buscan ver colmada la diferencia entre sus expectativas y
la situación percibida. Por esta razón es siempre materia constante del debate
político.
4. La inmensa mayoría de las políticas públicas y de las decisiones que las integran
no exhiben una fecha fija de caducidad. La decisión sobre su continuidad, su
reforma o su liquidación está ligada a una cierta evaluación de sus resultados.
Pocas políticas son drásticamente eliminadas. En algunos casos, porque los
objetivos a alcanzar son tan amplios y ambiciosos que siempre puede
argumentarse a favor de la continuidad. En otros casos, porque las resistencias de
los beneficiarios directos pueden llegar a ser muy intensas y crear nuevos
problemas políticos que un gobierno no quiere afrontar.
5. Por todo ello suele darse la transformación de algunos de sus elementos, en lugar
de una terminación radical de la misma. Por ejemplo, pueden sustituirse los
agentes encargados de desarrollarla. O cuando se traslada la responsabilidad de
ejecución directa de algunas políticas a agentes externos a la propia
administración. En el seno de una misma política, también pueden cambiar
algunas estrategias por otras: por ejemplo, la política de la Unión Europea en
materia agrícola puede sustituir la fijación de precios garantizados de algunos
productos por la subvención directa a los cultivadores según las unidades de
explotación. Estas estrategias de transformación permiten disminuir en alguna
medida los enfrentamientos con los beneficiarios de la antigua política clientes
que no quieren perder sus ventajas y que por ello se resisten al cambio.
Conclusiones: la importancia de la aportación que hacen en cada una de sus etapas
los factores económicos, técnicos o de gestión. En cada una de las etapas de este
ciclo reaparece siempre en primer plano su sustancia propiamente política,
82
manifestada en el conflicto permanente sobre los fines deseables y los medios
convenientes. Se trata de un conflicto que está en la raíz misma de la política.
En sociedades complejas, el margen de maniobras disponible para optar por una política
en lugar de otra sería muy reducido o prácticamente inexistente: la solución sería única
y estaría sobre todo en manos de técnicos y expertos. Esta constatación afectaría
principalmente a la política económica y a la política social. ¿Cuenta, pues, la política a
la hora de fijar las políticas públicas?
83
La categoría de los policy styles está emparentada con la categoría de las culturas
políticas: sistemas de valores, experiencias históricas, inercias institucionales o formas
dominantes de participación acaban configurando determinados modos de percibir la
política por parte de los ciudadanos. Como consecuencia, llevan a los actores principales
a actuar en ella siguiendo determinados estilos o modos de elaborar políticas públicas.
Algunos rasgos fundamentales de la estructura política y las características de la cultura
política dominante en una sociedad parecen influir sobre el contenido y la forma de
elaborar las políticas públicas. Intervienen en este proceso una serie de factores que
diferencian a un sistema político de otro ¿Influye la política sobre las políticas? La
respuesta es afirmativa: la política entendida como politics y como policy, es decir,
cuando se trata de formular y aplicar políticas públicas sobre los problemas colectivos de
una comunidad.
el compromiso
34
Un actor dominante
tiende a imponer
su propuesta
A Recordar:
A partir de 4 conceptos:
84
Política pública: producto directo y más visible de la actividad política. En cada una de
ellas se integra una serie de decisiones que aspiran a regular un ámbito de conflictividad
social. Materias de controversia entre todos los actores implicados que buscan ver
colmada la diferencia entre sus expectativas y la situación percibida.
Continuidad y Cambio: Conservar el orden existente en el seno de la comunidad o de
modificar lo en su totalidad o en parte. Normalmente predomina según el momento y
condiciones de cada sociedad.
Gobernabilidad: Capacidad de un sistema político y de sus instituciones para asegurar
un grado razonable de cohesión social.
Gobernación: Cohesión social no depende solo ni principalmente del sistema político o
de sus instituciones, resulta del ajuste continuo y espontáneo que se da entre actores
públicos y privados.
1. Describir las etapas de elaboración de una política pública y los problemas que
cada una de dichas etapas plantea.
85
2. Exponer los modelos teóricos que pretenden explicar esta elaboración y
argumentar a favor del que le parezca más convincente.
Me parece más convincente la racionalidad limitada: Ningún individuo puede tener todo
el conocimiento de los elementos de conjunto de una situación, ni de todos los resultados
de los actos que pueda emprender, ni de todas las opciones posibles, y así sucesivamente,
la tarea es
reemplazar la racionalidad global del comportamiento humano con un comportam
iento
maduramente racional compatible con las posibilidades reales de acceso a la info
rmación existente y
las capacidades de procesamiento en las personas, las organizaciones y en sus
respectivos entornos.
3. Señalar qué relaciones mantienen entre sí los actores que participan en el proceso
de elaboración e implantación de las políticas públicas
Actores: Instituciones públicas, partidos, grupos de interés, medios de comunicación…
3 Esquemas:
-Lineal:
Grupos de interés y partidos canalizan demandas, delimitan cuestiones, incorporan a la
agenda política y trasladan a las instituciones representativas (Parlamento) y el Gobierno:
las implantan.
Grupos Interés --- Partidos--- Parlamento--- Ejecutivo----- POLITICA PÚBLICA
-Triángulo de hierro = 3 actores. Distanciamiento entre los miembros y grupos sociales
86
Grupo/s de interés, Representantes parlamentarios y Miembros directivos de la
burocracia.
-Red o trama de actores = Nº amplio de actores y relaciones multilaterales entre ellos
Constituyen una red o comunidad centrada en una temática determinada.
Carácter formal e informal de las relaciones que mantienen entre sí los actores implicados
4. Indicar el grado de influencia que las ideologías políticas y los partidos que las
sustentan tienen sobre la elaboración de las políticas públicas.
Diferencias entre políticas según la orientación del gobierno que las diseña y las impulsa.
Socialdemócratas: incrementan el gasto en políticas sociales.
Conservadores o moderados: No las incrementan o las reducen.
Influyen:
Posición ideológica, Programas de partidos, Fuerza electoral, Capacidad de aliarse
con otros grupos de interés (sindicatos y organizaciones sociales), Sistema
administrativo…
Influencia de los rasgos del sistema político en su conjunto, por las características de la
organización política (polity o estructura).
5. Comparar los estilos de políticas públicas y señalar los factores que pueden
explicarlos.
Variables:
1) Carácter de la política: Reactiva (responde a crisis abierta) y Anticipativa (se adelanta)
2) Relación entre los principales actores: Imposición o Consenso
87
CAPÍTULO 26. LA DINÁMICA POLÍTICA: CONTINUIDAD Y
CAMBIO
CONSERVAR Y TRANSFORMAR
La actividad política responde a una doble dinámica. En unos casos está orientada por la
pretensión de conservar el cierto orden existente en el seno de una comunidad
determinada. En otros momentos está guiada por el deseo de modificar el orden existente.
88
electorales en los gobiernos, en los parlamentos. Sucesiones hereditarias en las
monarquías.
3. En otros supuestos, son algunos elementos de las reglas del juego y de las propias
instituciones los que se modifican: como la ampliación o la restricción del derecho
de sufragio, con una reforma de la ley electoral, con una alteración en la
distribución territorial del poder o con una garantía más o menos eficaz en el
ejercicio de los derechos individuales. Los cambios en las reglas de juego afectan
a la distribución de recursos políticos y a la posición de los actores que deben
acomodarse a ella.
Diferencia que separa a los diversos supuestos de cambio y los sitúa en dos grandes
grupos: los que siguen las reglas del juego vigentes y los que se desarrollan al margen de
las mismas.
2. Cuando no existe la capacidad suficiente para digerir o asimilar las presiones que
se ejercen sobre el sistema no hay otra salida que abandonar las viejas reglas, si
se quiere preservar un grado mínimo de integración en aquella comunidad. En tal
caso se impone el cambio en los aspectos centrales del sistema, sustituyendo
reglas e instituciones.
89
¿CÓMO SE DESENCADENA EL CAMBIO POLÍTICO?
La pretensión de encontrar un factor explicativo único para todos los cambios tropieza
con importantes obstáculos. Se admite generalmente que en el complejo del cambio
interviene siempre una pluralidad de elementos. La acción política es uno de ellos. Esta
acción está vinculada a la disponibilidad de recursos, cuya distribución depende de las
mutaciones económicas, de las oportunidades sociales y culturales o de las limitaciones
geoestratégicas que experimentan los miembros de una comunidad determinada en un
momento dado. El esfuerzo por identificar el factor o los factores de cambio ha de tener
en cuenta que estos factores ejercen, según tiempo y lugares, un diferente grado de
influencia.
REVOLUCIONES Y REFORMAS
¿Qué nos permite distinguir entre las diferentes modalidades de cambio? La distinción se
encuentra en el desenlace del cambio y el modo en que éste se desarrolla: el resultado y
el proceso.
90
comportado estallidos incontrolados de destrucción contra personas o bienes:
como ocurrió en la revolución de los claveles en Portugal (1973) o en la llamada
revolución de terciopelo en Checoslovaquia (1989) que puso fin al régimen
comunista. Lo que sí caracteriza al cambio revolucionario es su ritmo acelerado,
precipitando una dinámica que afecta de modo radical y desordenado a muchos
elementos de la situación vigente hasta aquel momento.
¿En qué sentido se orientan los grandes cambios políticos? Existen tres posiciones:
1. Distinguir los diferentes planos o niveles en que pueden producirse los cambios
políticos.
-El contenido de una política pública como conjunto de decisiones (nueva política
educativa)
-Los titulares del poder de acuerdo con las reglas institucionales (el relevo de una
mayoría parlamentaria por otra mayoría que está en la oposición)
-Elementos de las reglas del juego y las instituciones que definen la forma de
gobierno. Reformas electorales en Italia 1992-1994-2005)
-Alteración en las características básicas de las reglas e instituciones que enmarcan
la vida política. (Paso de la IV República francesa –parlamentaria- a la V República
semipresidencial)
-En el ámbito simbólico: Afectan a valores sociales, modos de legitimación o culturas
políticas dominantes. (Tránsito de la dictadura de Franco a la monarquía liberal-
democrática de 1975-1978)
--Relaciones entre la estructura social y la actividad política -grado de autonomía de
las instituciones, concentración de coacción, profesionalización de la política-
(Revolución Meiji en Japón 1868. La soviética 1917. La de Ataturk en Turquía 1922)
92
-Mutaciones en el orden internacional, competición entre estados por hacerse con la
hegemonía económica, social, cultural, militar… y división en bloques enfrentados:
Durante la guerra fría 1945-1989: Golpe Estado en Praga 1948 promovido por la URSS
convirtió a Checoslovaquia en República Popular.
Chile: Golpe militar en 1973, propiciado por Nixon dio paso a la dictadura de Pinochet.
Modelo geopolítico unipolar dominado desde 1989 por EEUU ha facilitado la transición
de sistemas autoritarios hacia la democracia liberal.
-Mutaciones culturales debido a cambio de valores y de percepciones: transforman la
realidad social y política.
Aceptar reglas políticas democráticas determinan actitudes y opiniones “cultura Cívica”.
Valores posmateralista explica los cambios en los sistemas liberal-democráticos.
• A mediados de los años setenta del siglo XX, se aventuró la tesis de la creciente
ingobernabilidad de las poliarquías occidentales, reflejada en las crecientes
muestras de insatisfacción en la opinión pública de sus respectivos países. El
estancamiento económico, el crecimiento del paro, el aumento del déficit público,
la incapacidad para solventar nuevas controversias sociales, etc. llevaron a un
diagnóstico generalizado de amplia crisis de gobernabilidad en los países
avanzados. Este diagnóstico constataba que el crecimiento y la complejidad de las
demandas de los ciudadanos no eran ya adecuadamente procesados por los
95
sistemas políticos de las democracias liberales. La sobrecarga del gobierno,
generaba una pérdida de confianza o de legitimación. Los movimientos sociales
surgidos a finales de los años setenta, junto con las revueltas callejeras
ejemplificadas por el mayo francés de 1968, fueron interpretados como expresión
de ese desajuste y como anuncio del final de una época de hegemonía de las
poliarquías occidentales. Pero, en cambio, sus pautas institucionales se
extendieron por la Europa del sur y, a partir de los años ochenta, por Europa
central y oriental y América Latina.
96
LA TESIS DE LA GOBERNANZA: DIAGNÓSTICO E IDEOLOGÍA
97
• Ya no hay fijación previa de objetivos ni de instrumentos: unos y otros se definen
en el curso de la interacción permanente entre una pluralidad de organizaciones
que ajustan sus fines respectivos, intercambian recursos, acomodan pretensiones
a las de sus interlocutores y fijan alianzas comunes.
Según esta perspectiva, sólo aceptando estos presupuestos podrá darse respuesta a los
problemas y tensiones de las sociedades contemporáneas. Pero ni en todos los países
se dan todos los rasgos característicos de esta coordinación sin gobierno, ni tampoco
pueden atribuirse resultados más eficaces para la cohesión social allí donde se
detectan esta dinámicas de gobernanza.
La idea de gobernanza deja en un segundo plano el papel del gobierno y del sistema
de instituciones públicas en su conjunto. Se niega al sistema político una posición
preferente o central en estas redes autoorganizadas. Estas redes se guían, por la
acomodación recíproca entre sus miembros, no por la conformidad a órdenes
recibidas de un actor principal. Se conciben como sociedades policéntricas o
sociedades sin centro, que pueden ordenar su actividad sin necesidad de un agente
especializado y autónomo.
• La función del sistema político estatal es, en este planteamiento, menos dirigista
y más catalizadora: en lugar de actuar en situación de monopolio o de exclusiva,
se esfuerza por favorecer y estimular la intervención de otros actores sociales. Le
corresponde la identificación de las oportunidades de acción y de los actores
relevantes, el incentivo a la construcción de alianzas entre los mismos y la
creación de condiciones favorables en el entorno legal. Se asigna al sistema
político una función habilitadora, que facilita la acción de otros sin imponerse
sobre ellos. Con ello se le concede una posición de primus inter pares entre una
pluralidad de actores interdependientes.
98
cuando se dan situaciones críticas en las que fallan los mecanismos autónomos de
gobernanza.
Estas situaciones críticas son las que se producen cuando hay conflicto sobre la
distribución de valores y de recursos entre los actores. En estas ocasiones, la política
recupera su posición central y se hace imprescindible para mantener el grado suficiente
de cohesión social, que ni las transacciones del mercado ni la autoorganización de redes
sociales son capaces de asegurar.
GOBERNANZA Y POLÍTICADEMOCRÁTICA
Para aminorar estos riesgos en este sistema de gobernanza global conviene desarrollar
una doble dinámica:
99
de cuentas ha de tener un carácter multilateral, en todas las direcciones y en todos
los niveles: ante consumidores o usuarios, ante socios y grupos colaboradores, etc.
El creciente nivel de instrucción de los ciudadanos y las nuevas tecnologías de la
comunicación pueden facilitar este ejercicio de responsabilidad democrática,
basado en la transparencia y en el intercambio de in formación.
GOBERNABILIDAD Y GOBERNANZA
100
2.-Señalar las diferencias entre los conceptos de gobernanza y gobierno.
La gobernanza equivale a la coordinación social que nace de la interacción
constante ente agentes de todo tipo, mientras que el gobierno nace de la
dirección política.
La gobernanza se asocia a la capacidad de autocoordinación propia de las redes
constituidas por organizaciones y entidades privadas y públicas, estatales y
transestales. Mientras que gobierno se asocia a entidades públicas, estatales y
transestales.
La gobernanza no depende de instituciones o reglas formales sino que brota de
un ajuste continuo entre sujetos colectivos e individuales de todo tipo. El gobierno
depende de instituciones y de reglas formales.
La gobernanza no se basa en una relación jerárquica, sino que resulta de una
acomodación constante entre las conveniencias e intereses de todos los que
forman parte de la red. El gobierno se basa en una relación de dominación
jerárquica.
En resumen gobernanza equivale a coordinar sin coordinador o a GOBERNAR
SIN GOBIERNO.
101
reconocida y capaz de imponerse a escala global. En segundo lugar es cada vez
más frecuente que las decisiones políticas de alcance mundial sean resultado de
la intervención combinada de una variedad de actores, no solo de uno o varios
estados sino en la capacidad de autocoordinación de todos los actores
implicados.
LECTURA 7
102
LA CULTURA POLÍTICA (ALMOND Y VERBA)
La cultura cívica y el sistema político abierto son los grandes y problemáticos dones del
mundo occidental, ya que la tecnología y las ciencias occidentales destruyen y
transforman las culturas y sociedades tradicionales. Para poder difundir una democracia
se debe especificar lo que debe ser difundido, "cuanto de qué cosa" para que eche raíces
congruentes. La mayor parte de las respuestas a esta cuestión se han basado en
impresiones y deducciones obtenidas de la historia, consecuencias de ideologías
democráticas y tanto el análisis como introspecciones psicológicas. Asimismo, también
se afirma que un sistema democrático se basa en la participación influyente de la
población adulta (Aristóteles, Bryce), mientras que un tercer tipo de investigación para
saber si una democracia será viable en un país son las condiciones económicas y sociales
asociadas: grado de industrialización, urbanización y alfabetización, si bien omite la base
psicológica y no explica los casos que no se amoldan a la norma.
Las culturas políticas pueden ser congruentes o no con la estructura del sistema
político, siendo la parroquial congruente con una estructura política tradicional, la de
súbdito con una autoritaria centralizada y la de participación con una democrática.
103
Excepto las parroquiales, las culturas políticas son sistemáticamente mixtas. Los tres tipos
son:
La cultura parroquial de súbdito.
En ella una parte sustancial de la población ha rechazado las pretensiones
exclusivas de una autoridad tribal o local y ha desarrollado una lealtad hacia un sistema
de gobierno de estructura central especializada. Estamos ante el caso clásico del
nacimiento de los reinos a partir de unidades relativamente indiferenciadas. Esta
tendencia está en la historia de la mayoría de las naciones, habiendo períodos inestables
de avance y retroceso hacia unas pautas u otras.
La cultura de súbdito-participante
Una parte importante de la población ha adquirido orientaciones políticas
especializadas y un conjunto de auto-orientaciones, mientras la mayor parte del resto
continúa orientada hacia una estructura gubernamental autoritaria. Debido a que las
orientaciones de participación están sólo en una parte de la población, ésta no puede
constituirse en un cuerpo competente de ciudadanos, tendiendo a permanecer como
aspirantes a la democracia, sin llegar a desarrollar una subcultura de súbdito en otra
democrática, la cambia ciertamente, y muchas veces hasta un punto significativo. No
obstante, si conviven lo suficiente, pueden alterar significativamente las orientaciones de
súbdito: no es extraño el tono populista de regímenes autoritarios, o que adapten
toscamente la estructura democrática.
Hay que destacar la cultura del rol, en la que los roles burocráticos,
administrativos, militares, políticos, etc.. son desempeñados por élites que pueden haber
sido reclutadas en subculturas políticas particulares, dependiendo también de los valores
que hayan producido la socialización de los mismos. Estos roles pueden ser progresivos
o regresivos, facilitando o no una cultura homogénea de participación.
104
La cultura cívica es una cultura mixta, ya que es una cultura leal de participación,
en la que los individuos están relacionados tanto con los asuntos como hacia las
estructuras y procesos input. Pero más importante, se combinan las orientaciones políticas
de participación con las de súbdito y parroquiales, siendo congruentes todas ellas. El
mantenimiento de estas actitudes tradicionales y su posterior fusión conducen a una
cultura política equilibrada en la que activismo, implicación y racionalidad existen, pero
compensadas por la pasividad, tradicionalismo y entrega a los valores parroquiales.
Finalmente, concluyen con los resultados del estudio.
MICRO Y MACROPOLÍTICA
105
mixtas. En las culturas parroquial-súbdito, súbdito-participante y parroquial-
participante tratamos con sociedades que, o bien están experimentando una rápida
evolución sistemática cultural-estructural, o bien se han estabilizado en un estado de
fragmentación subcultural e inestabilidad estructural. En estas sociedades fragmentadas
y en rápida evolución, la heterogeneidad cultural y la elevada incidencia de
discontinuidad en la socialización producen una elevada incidencia de inestabilidad y
confusión psicológica.
106
rehusasen conceder legitimidad al nuevo Estado, y se negaran a participar en sus
procesos. Según los datos obtenidos tienden a confirmar el aserto de Banfield de que la
cultura política italiana contiene componentes parroquiales y otros adversos, tanto de
súbdito como de participación, en un grado excepcionalmente elevado. También existen
tendencias de aspiración democrática, concentradas principalmente en el ala izquierda,
pero éstas son relativamente débiles comparadas con el extendido sentimiento de repulsa
que afecta las actitudes de la gran mayoría de los italianos hacia todos los aspectos de su
sistema político.
México tiene un elevado índice de industrialización y urbanización, así como un
aumento en el nivel educativo y regresión del analfabetismo. Antes de la revolución, los
órganos políticos y gubernamentales de México eran estructuras esencialmente ajenas,
extractivas y explotadoras, que descansaban, inestables, sobre una sociedad constituida
fundamentalmente por grupos familiares, locales, étnicos y estamentales. En los últimos
treinta o cuarenta años, sin embargo, la revolución mexicana ha afectado profundamente
la estructura social y política y ha estimulado aspiraciones y expectativas modernas y
democráticas. La infraestructura democrática mexicana es relativamente nueva.
Las conclusiones acerca de la cultura política, extraídas de la historia, dejan sin
contestar la pregunta de hasta qué punto continúa viviendo la experiencia histórica de
un país en los recuerdos, sentimientos y expectativas de su población, en qué forma
puede decirse que continúa viviendo, qué elementos de la población son los portadores
de qué recuerdos históricos, y con qué intensidad lo son.
1 ¿Después de la primera guerra mundial, que suscitó serias dudas acerca de la inevitabilidad de la
democracia en Occidente?
3 ¿Las naciones nuevas se enfrentan a dos modelos diferentes de Estado moderno de participación?
a) Dictadura y República
b) Democracia y República
107
c) Totalitarismo y Democrático
4 ¿Quién echa de menos una tercera cultura, la cultura cívica, que contiene la cultura científica y la
cultura humanística-tradicional Quién echa de menos una tercera cultura, la cultura cívica, que
contiene la cultura científica y la cultura humanística-tradicional?
a) Shills
b) Snow
c) Herring
1. B
2. B
3. C
4. A
5. C
LECTURA 8
La actividad política se caracteriza por las relaciones que se producen entre individuos,
grupos, asociaciones e instituciones, de diferentes formas, modos, frecuencias e
intensidades. Estas relaciones se clasifican y analizan dentro de la participación política.
108
Entre las abundantes definiciones de participación, se propone la siguiente: “la
participación política es aquel conjunto de actos y de actitudes dirigidos a influir de
manera más o menos directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores
del poder en el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como
en su misma elección con vistas a conservar o modificar la estructura del sistema de
intereses dominantes.”
Se identifica una modalidad de participación
1. Las reconocidas por las normas y los procedimientos vigentes: legales a todo
efecto.
2. Las no reconocidas, pero aceptables y aceptadas.
3. Las no reconocidas y que desafían las bases mismas del sistema y de su
organización: con diferentes grados de ilegalidad o extra-legalidad.
109
Podemos afirmar que en el origen de la decisión de ampliar el número de los
participantes en las decisiones políticas está el conflicto entre los detentadores del poder.
Siempre que el conflicto llega a ser demasiado agudo y no resoluble dentro de las
fronteras, algunos sectores de la élite pueden tratar de color a sus sustentadores en un
ámbito más amplio y proceder a la movilización política.
Entran así en el campo de estudio y merecen atención especial los procesos que giran bajo
el nombre de movilización social, con las siguientes características:
1. Migración campo-ciudad
2. Desplazamiento del sector agrícola al sector industrial y luego al sector terciario
3. Aumento de la población y cambio en su composición
4. Crecimiento de la alfabetización
5. Mayor cobertura de los hecho de los medios de comunicación de masas.
110
1. participación política, cuando es de relativamente espontáneo y autónomo y sobre
todo cuando nace de los propios ciudadanos y tiende a influir en las decisiones de
los detentadores del poder.
2. movilización, cuando refleja el intento de alguno de los detentadores del poder de
organizar y conseguir con los instrumentos a su disposición el consenso y el
apoyo. Se distingue entre:
a. movilización primaria, como la ruptura de los antiguos y tradicionales
esquemas de comportamiento, y
b. movilización secundaria, como el relanzamiento de la actividad de los
grupos ya movilizados pero que se habían acomodado a esquemas pasivos
de comportamiento.
111
• de la receptividad
Existen factores que hacen que algunos individuos tengan una mayor tasa de
politización que otros, cuya explicación se debe principalmente a un conjunto de factores
que derivan de la cultura y la estructura política del sistema.
112
El voto es un acto relativamente simple, sin olvidar que la extensión del sufragio ha sido
en la mayoría de los casos el resultado de importantes luchas entre los detentadores del
poder político y los desafiantes, y que todavía a día de hoy en numerosos países el derecho
de voto nunca se ha concedido ni está asegurado de una vez por todas, o en los que la
participación electoral no está eficazmente tutelada, y por tanto todas las demás formas
de participación política institucionalizada, pacífica, legal, resultan un tanto difíciles y
precarias.
El voto es un acto relativamente simple pero también es un acto que traduce con rapidez
las preferencias de cada uno de los electores. En lo que respecta a la inclinación de los
individuos a ejercer su derecho de voto se refieren por un lado a algunas orientaciones
psicológicas, y por otro a algunos componentes que podemos definir en sentido amplio
como “ambientales”. Las investigaciones empíricas muestran que de todos los
indicadores socioeconómicos
• son las personas que se encuentran en los puntos más altos de la escala, esto es,
las personas cercanas al centro de la sociedad, las que más votan, y en general, las
que más participan. Este grupo está constituido por aquellas personas y grupos
que disponen de un nivel de renta elevado, tienen un buen grado de instrucción,
desempeñan un trabajo no manual, controlan su propio tiempo, pertenecen a
sectores sociales, lingüísticos, religiosos y étnicos dominantes.
Esta mayor participación sería debida esencialmente a su deseo sustancial de
conservar los recursos a su disposición , su posición privilegiada.
• Por el contrario, las más desfavorecidas desde el punto de vista socioeconómico
habitualmente votan y participan menos.
Por otro lado, el cambio de los tiempos de trabajo y de los tiempos de vida que ha
experimentado el mundo juvenil y el femenino, la propensión a la participación política
puede haber aumentado.
Muchos autores y en distintos lugares y momentos han puesto en cuestión la opción por
participar que realizan numerosos individuos y su misma racionalidad.
Pero hay que subrayar dos aspectos más, referidos tanto a los que participan como a los
que no participan y los efectos de su participación.
• Ante todo, no se puede afirmar en absoluto que aquellos que han participado, -por
las ventajas distribuidas colectivamente- se encuentren en peores condiciones que
los que disfrutan de esas ventajas sin haber participado. (pueden haber obtenido
grandes satisfacciones de la misma participación, en su aspecto expresivo, pueden
haberse «crecido» psicológicamente y en términos de relaciones sociales en el
transcurso de la participación, y pueden no quejarse para nada de los costos de la
participación.)
• En segundo lugar, los no-participantes, los free-riders, pueden serlo consciente o
inconscientemente. Sólo los free-riders conscientes pueden felicitarse de los
resultados y valorar las ventajas de lo gratis respecto a los costos en que hubieran
debido incurrir, pero antes o después se darán cuenta de que, cuando se trata del
ascenso y la conquista de bienes indivisibles, su no participación, por encima de
un cierto listón puede hacer imposible la consecución del bien colectivo. Seguirá
faltando en ellos la motivación de fondo para la participación política. Desde
luego, podría derivarse de ello un posterior incentivo a no participar en la
conciencia de que los riesgos de que el grupo no logre resultados positivos
apreciables se han incrementado posteriormente. Estos riesgos son muy probables
y las dificultades de organización de grupos grandes son también muy numerosas.
De aquí la clásica conclusión de Olson:
«el individuo racional en el grupo numeroso en un contexto socio-político
no estará dispuesto a realizar ningún sacrificio para conseguir los objetivos
que comparte con otros. …….. Sólo cuando los grupos son pequeños, o
cuando son tan afortunados que disponen de una fuente independiente de
beneficios selectivos, se organizarán y actuarán para conseguir sus
objetivos».
115
e)la naturaleza y la importancia de los beneficios y los incentivos, individuales o
colectivos.
En resumen, Olson expresa su posición afirmando que: los individuos racionales e
inspirados por su propio interés no se comportarán de manera tal que consigan su interés
común o de grupo, a menos que el número de los componentes del grupo sea más bien
pequeño, o a menos que se recurra a coerciones o cualquier otra medida con objeto de
impulsar a los individuos a actuar en su interés común.
Y, sin embargo, la esfera pública no sólo exigirá cada vez más energías, tiempo y
recursos, sino que no garantizará la felicidad. De aquí el paso siguiente hacia dos especies
opuestas pero igualmente frustrantes:
116
constatación, Clark y Wilson han elaborado una útil distinción tripartita entre incentivos
materiales, de solidaridad y «orientados al objetivo».
Los distintos incentivos serán utilizados por las distintas organizaciones de manera
selectiva, según sus disponibilidades o según el tipo de afiliados a que hay que motivar
para que participen. El resultado es muy diferente no sólo de organización a organización
y de individuo a individuo, sino también en el transcurso del tiempo.
Resulta ahora también más claro por qué la opción de participar puede ser racional para
muchos individuos, si la racionalidad del actuar no se evalúa en base a criterios de
utilidad económica. De ahí surge una visión más matizada y articulada del complejo
117
proceso, psicológico y social, que motiva a los individuos a participar y que construye,
hace funcionar y transforma a las propias organizaciones (y a los sistemas políticos) en el
transcurso del tiempo.
118
fuerza es que existen procesos internos a las organizaciones políticas complejas que
hacen desvanecerse la participación política y convierten a las organizaciones en presa
fácil de las oligarquías.
Una crítica de esta tesis resuelve toda esta temática afirmando «depende», y remitiendo
al análisis de los casos de organizaciones concretas contemplados en sus contextos
histórico-políticos. (ej. organización en la que se instauró un proceso democrático: la
International Typographical Union, que en una investigación los autores llegaron a la
conclusión de que puede existir democracia en las organizaciones acompañada de
participación política influyente).
119
A lo largo del tratamiento de las características y las modalidades de la participación
política han sido frecuentes las referencias a las organizaciones.
Esto no depende sólo del hecho de que la participación de los individuos se explica en
las organizaciones, en la formación, en el funcionamiento y en la transformación de las
mismas organizaciones, ni tampoco sólo por el útil esfuerzo de combinar variables
psicológicas e individuales con variables sociales y de grupo (sin que las primeras deban
nunca subsumirse en las segundas).
120
Según Rose, pueden darse múltiples relaciones entre los grupos y dichos valores: de
armonía entre ambos, un aumento de la aceptación de las demandas de los grupos de
presión, promoción ante la indiferencia o cambios culturales, conflictos... huelga decir
que adoptarán las medidas oportunas para que ambos se encuentren en la mayor sintonía
posible.
Cada grupo utilizará todos los medios a su alcance para maximizar su influencia en el
proceso político, a través de los recursos de los que dispongan. Entre los más importantes
están la dimensión, la representatividad, el dinero, la calidad y amplitud de
conocimientos y la ubicación en el proceso productivo. Además, en igualdad de
recursos se impondrá el grupo que en el que sus miembros compartan estratos sociales
con los que toman las decisiones, porque gozan de legitimidad previa.
La dimensión numérica de un grupo de presión se puede hacer valer directamente, ya sea
influyendo en resultados electorales, o indirectamente, como amenazando con no ejecutar
determinadas decisiones. Normalmente son los sindicatos los que recurren con más
eficacia a este recurso. Asimismo la dimensión se puede reforzar con la
representatividad, ya que un sindicato, por ejemplo, puede ser fuerte desde el punto de
vista numérico pero escasamente representativo por la baja afiliación de los trabajadores
al mismo. Por el contrario, puede ser pequeño en tamaño pero gozar de una gran
representatividad al estar casi todos los trabajadores de un determinado sector afiliados al
mismo. Las fisuras en este recurso son utilizadas tanto por los empresarios como por el
Estado para restar legitimidad a sus propuestas.
En cuanto al dinero, bien puede ser el resultado de su dimensión numérica, pero por
supuesto también puede estar condicionado por la propia naturaleza del grupo: así, las
asociaciones de empresarios pueden ser ricas, pero otras más pequeñas como de médicos,
abogados, notarios, etc...pueden movilizar ingentes recursos en defensa de sus intereses.
El dinero también puede ser utilizado tanto directa (financiando campañas electorales)
como indirectamente (corrompiendo a los decisores creando un clima de opinión
favorable). Por otro lado la mayoría de decisiones políticas contienen un nivel técnico
considerable, lo que concede una enorme importancia a la calidad y amplitud de los
conocimientos sobre los que los encargados de tomar dichas decisiones adoptan las
mismas. Asimismo, los grupos de presión deben disponer también de la capacidad técnica
suficiente para inclinar la balanza a su favor, al igual que las asociaciones de
consumidores-usuarios -o incluso más-. En los procesos de decisión complejos la única
garantía posible es la transparencia que consiste en que todos los intereses tengan la
posibilidad de movilizarse en cada una de las fases del proceso.
Por último, la ubicación en el proceso productivo o proceso político de un grupo de
presión también puede ser determinante para alcanzar sus objetivos, como por ejemplo,
los controladores aéreos, funcionarios de Hacienda, etc. La ubicación y cohesión de
grupos de trabajadores son recursos poderosos en la política de presión, pero deben
andarse con cuidado de no crear un malestar intolerable para el resto de la ciudadanía que
reste legitimidad a sus demandas, y no centren su ira en los responsables de la toma de
decisiones.
Curiosamente, la reacción práctica y teórica contra las actividades de los grupos de
presión ha sido más dura en los contextos en los que fueron apadrinados, es decir, los
anglosajones, lo que ha afectado principalmente a los sindicatos y grupos formados en
torno a la distribución de beneficios asistenciales derivados del Estado del Bienestar.
Desde el punto de vista teórico, existen dos reacciones a la política de grupos: por un lado
esta la neoconservadora, cuya teoría se debe principalmente a Mancur Olson y su Auge
121
y decadencia de las naciones, cuya teoría central ataca duramente a los grupos de presión,
ya que para él son un obstáculo entre gobernantes y ciudadanos en la búsqueda del bien
común. Según la visión olsoniana las coaliciones con finalidad distributiva frenan el
avance tecnológico y reducen la capacidad de respuesta a los cambios del entorno, lo que
frena el crecimiento económico, y el aumento de dichas coaliciones no hace sino
incrementar la complejidad de la regulación y el papel del Estado. En este sentido y con
distinto resultado, estuvieron dirigidas las políticas de Reagan y Thatcher.
El pluralismo o política de grupos también ha sido criticado desde posiciones
neoprogresistas, llegando Schmitter a establecer un modelo de relaciones entre
organizaciones-Estado definido como neocorporativismo, dirigido a comprender la
realización de políticas públicas en países de gobiernos progresistas y a explicar las
relaciones de los mismos con sindicatos y organizaciones empresariales. El problema que
se plantea es si el consenso es más fácil con un sindicato verticalista, monolítico o
centralizado o con los de estructura y funcionamiento interno democráticos. En general,
la respuesta es ambivalente: los centralizados llegan a acuerdos neocorporativos con más
facilidad, mientras que los que tienen mayor participación interna recogen mejor los
desafíos y consecuencias derivados de dichos acuerdos.
Aunque la perspectiva olsoniana de rigidez social y el neocorporativismo de Schmitter
son muy distintas, se podría desprender que la participación política más influyente en el
mundo contemporáneo es la que se explica desde dentro de las organizaciones, si no fuera
por las otras formas de participación política nada ortodoxas ni anticuadas a las que
recurren los individuos con capacidades y recursos. Por último, incluso Schmitter admite
la posibilidad de tensiones en el edificio neocorporativo como resultado de
insatisfacciones y desilusiones, que puedan aparecer tanto rebeliones de base interna de
las organizaciones, nuevos intereses imprevistos no presentes hasta el momento,
movilizaciones de clase contra sacrificios desmedidos así como movimientos
monotemáticos, con fines específicos e incluso no negociables.
123
4) Por último está la (casi) teoría de Charles Tilly, cuyo punto de partida es la existencia
en toda sociedad de desequilibrios en la distribución del poder. En el momento en que
actores y grupos entran en contacto desarrollan intereses que muestran quién pierde y
quién gana. En ese momento entra en juego la organización, que es una identidad común
con una conexión entre los individuos que componen el grupo. Ésta puede permitir la
movilización de los recursos por los contendientes, pasando en última instancia a la
acción colectiva, es decir, la persecución de fines comunes. Naturalmente, la
movilización y acción colectiva puede ser muy difícil por las reacciones de los que
detentan el poder, que incluso puede recurrir a la represión.
La (casi) teoría de Tilly tiene la ventaja de que es empírica y pone de relieve en cada
estadio cuáles son los actores capaces de llevarlo a cabo, las posibles reacciones u
oposiciones, las consecuencias y los resultados. Permite descubrir el tránsito de compartir
meros intereses a la acción colectiva.
124
Los individuos en no pocas ocasiones participan por y con motivaciones expresivas, y
después de desilusionados o insatisfechos, volverán a la esfera privada en búsqueda de la
felicidad personal. La insatisfacción y desilusión puede venir tanto por no conseguir las
demandas concretas como por el coste personal de las victorias. Para una definición de la
participación política, se puede dar la definición de Pizzorno, para el cual es una acción
en solidaridad con otros, en el que en el ámbito de un Estado o clase se intenta conservar
o modificar la estructura y valores del sistema de intereses dominantes.
Existen dos grupos de consideraciones respecto a las consecuencias de la participación
política. El primer grupo se ocupa del punto de vista de las preferencias políticas y las
diferencias entre los ciudadanos activos y los menos activos. En este caso los activos
influyen tanto en la comunicación de las preferencias o demandas como en la selección
de los líderes, de manera que se crea una distorsión: las políticas reflejarán las
preferencias de un segmento de la población y los dirigentes saldrán de ese segmento, en
menoscabo, probablemente, de la mayoría de los ciudadanos no activos o poco activos.
Una manera de reducir estas diferencias es a traves de organizaciones (principalmente
partidos o sindicatos) que movilicen a los individuos de status socioeconómico inferior.
El tema importante es si aquellos que se convierten en activos tienen un efecto sobre la
“calidad” de la población que participa, es decir, en vez de una participación basada en
los intereses específicos de estos sectores, se de una movilización dirigida por los que
controlan los partidos y canales organizativos.
El segundo grupo de consideraciones se refiere a la influencia de la participación política
sobre la receptividad de los líderes y la igualdad política entre los ciudadanos. En general,
dicha relación es intuitiva. Nie y Verba, han demostrado que la relación es curvilínea:
los líderes más receptivos corresponden a sociedades con alta participación política, pero
los menos receptivos no son los de las comunidades menos participativas, en las que se
esfuerzan por interpretar las demandas de un electorado poco activo, sino en las
comunidades en las que la participación es limitada, pero no bajísima, ya que acaban
siendo receptivos a la preferencias de los pocos que participan.
125
LECTURA 9
(Tienen que quedar muy claros estos dos esquemas para entender el resto del texto)
Existe una supremacía por parte del partido en las Instituciones Púbicas y subordinación
de las otras 2 caras.
EL PARTIDO DE ÉLITES
Los primeros Parlamentos de los Estados liberales y protoliberales del norte de Europa
estaban compuestos de representantes de las comunidades locales.
Otro aspecto clave es que el partido como organización de afiliados y el partido en las
instituciones públicas estaban tan relacionados que era casi imposible disociarlos. Allí
donde los cargos públicos del partido y los afiliados no eran estrictamente las mismas
personas, la conexión entre los dos se efectuaba en el nivel de la circunscripción.
La esencia del partido de élites es un pequeño núcleo de individuos con acceso personal
e independiente a los recursos y con capacidad para situar a uno de los suyos o a sus
nominados como representantes en el Parlamento.
El partido en las instituciones públicas era la cara dominante del partido de élites, al
menos en lo que se refiere a las decisiones tomadas en el Parlamento. Esto es así por dos
motivos:
127
1. El partido en las instituciones públicas tiende a ser el único grupo en el partido
que tiene la necesidad o la oportunidad de tomar decisiones colectivas, donde se
adoptan las decisiones a nivel nacional.
2. Los miembros individuales del partido en las instituciones públicas no parecen
estar sujetos a la política defendida por el partido como organización de afiliados,
debido a la indiferencia que muestran los afiliados hacia la mayoría de las políticas
y a la imposibilidad de separar el partido en las instituciones del partido como
organización de afiliados.
Con el cambio de siglo aparece una versión alternativa del partido de elites en el
sur de Europa: caciquismo en España o trasformismo en Italia. Se caracterizaba
principalmente por una competición electoral, centrada en la corrupción sistemática
organizada desde la organización central, que eran quienes constituían el partido en las
instituciones públicas y gozaban de la posición predominante.
EL PARTIDO DE MASAS
Anterior a la extensión del sufragio universal, la ampliación del papel del gobierno y el
desarrollo de las nociones de responsabilidad gubernamental ante el Parlamento
aumentaron el valor de la cohesión partidista dentro del partido en las instituciones
públicas. Aumentó también la importancia nacional de las elecciones locales, estimulando
una mayor comunicación y coordinación entre las organizaciones locales de afiliados.
Estas circunstancias alteraron el equilibrio de poder dentro de los partidos de élites
europeos a favor del partido en las instituciones públicas y en perjuicio del partido de los
afiliados. La participación en las elecciones siguió siendo potestad de un estrato muy
reducido de la sociedad, las divergencias de clase o de interés entre el partido en las
instituciones y el partido de los afiliados seguirían siendo mínimas.
128
Estos nuevos partidos carecían de un partido en las instituciones públicas, dado que
habían sido excluidos de la participación electoral. La tarea principal de éstos consistió
en la formación de organizaciones independientes que movilizaran a sus simpatizantes
para, primero, ganar el derecho al voto y para hacerse después tanto con los votos como
con los recursos necesarios para ganar elecciones en las nuevas condiciones del sufragio
de masas.
Los cargos dirigentes del partido como organización central son elegidos como
representantes de los afiliados en los congresos del partido y a su vez, reciben un mandato
para administrar, crear normas y dirigir el partido.
CARACTERÍSTICAS
Ambas caras es probable que estén motivados por incentivos distintos y que midan su
éxito a partir de estándares diferentes. No obstante, su relación puede ser esencialmente
armónica.
El dominio del partido de los afiliados sólo puede ser ejercido a través de una
organización central fuerte.
129
• El diputado ya no es concebido como alguien de la élite del partido que aprovecha
su oportunidad, sino como alguien que ejerza un papel organizativo distinto.
• Dentro de la ideología del partido de masas, el papel del diputado, y por ende el
del partido en las instituciones públicas, se encuentra subordinado al partido como
organización de afiliados.
• En el partido de élites, la organización es un instrumento para lograr los objetivos
de los miembros individuales del partido en las instituciones públicas En el partido
de masas, el partido en las instituciones públicas es un instrumento para el logro
de los objetivos de la organización partidista.
Podemos decir que el partido como organización central cumple la función de supervisar
y controlar al partido en las instituciones públicas en nombre del partido de los afiliados.
El partido de masas, al incorporar una distinción clara entre las tres caras, implica una
forma organizativa propia: sedes locales de afiliados, un congreso de representantes del
partido en el que se elige una ejecutiva central, etc.
En el origen del partido de masas, el partido en la organización central parece ser la cara
dominante pues controla los recursos. Pero una vez que el partido en las instituciones
públicas acceda a los recursos del gobierno, es probable que se pretenda obtener un mayor
grado de independencia, amenazando así la condición partidista de masas de la
organización.
130
En los países con regímenes liberales donde se toleraron la existencia de sindicatos antes
de la extensión efectiva del sufragio a la clase obrera, los sindicatos constituyeron a
menudo los cimientos de la organización partidista. Una consecuencia organizativa pudo
ser que los miembros corporativos estuvieron representados en los órganos del partido
debido a sus asociaciones sindicales más que a nivel individual. Esto provocó el
debilitamiento del partido de los afiliados frente al partido como organización central y
debilitó la legitimidad de las demandas de lealtad de los grupos parlamentarios sobre sus
diputados y, en cierto modo, para posibilitar un mayor grado de autonomía del partido en
las instituciones públicas
EL PARTIDO CATCH-ALL
Las causas principales de la evolución de los partidos de masas hacia el modelo de partido
catch-all son la alteración del equilibrio de poder en el interior de los partidos de masas y
el cambio de las estructuras sociales en las que surgieron los partidos de élites y de masas.
Desde la perspectiva del partido de elites, la movilización del apoyo electoral de las masas
y la obtención de los recursos necesarios para competir en el contexto de electorados
masivos eran los principales problemas con los que se encontraban los líderes. Crearon
sedes de afiliados como las de los partidos de masas. Esto exigió a su vez una
organización central del partido que coordinase a los nuevos afiliados que acababan de
inscribirse. El resultado final fueron tres caras visiblemente articuladas: el partido en las
instituciones públicas creó una organización central para reclutar simpatizantes a través
del partido de los afiliados (similar a las del partido de masas). Los nuevos militantes
comenzaron a formular demandas amparándose en el principio inspirador de la ideología
de los partidos de masas, según el cual los cargos públicos son responsables de sus
acciones ante los afiliados del partido, cuestionando constantemente su hegemonía.
Este cuestionamiento estuvo reforzado por los cambios ocurridos en las sociedades
modernas: la reducción de la jornada laboral, el aumento y la estandarización de la
educación, el eclipse político de la clase alta tradicional y la atenuación general de las
divisiones de la clase alta tradicional. Los líderes del partido se vieron obligados a
justificar sus posiciones de liderazgo por sus aptitudes para satisfacer las exigencias de
sus seguidores, y estos fueron poco a poco teniendo la capacidad y la motivación
suficientes para definir y articular sus peticiones por sí solos.
En relación al partido de masas, mediante una mayor presencia del partido en las
instituciones públicas, más que en el crecimiento del partido de los afiliados, ven la
oportunidad real de ejercer influencia sobre las políticas gubernamentales y de entrar en
el gobierno. Los representantes del partido en las instituciones públicas y los de la
organización central orientan su actividad a cumplir los requisitos de la victoria electoral,
viéndose limitados por las realidades de la acción de gobierno.
131
afiliados, debilitando así la relación simbiótica entre el partido en las instituciones
públicas y el partido de los afiliados.
La esencia del partido catch-all con respecto a las relaciones entre sus tres caras
internas es el conflicto. Este conflicto se reproduce en el partido en la organización
central. La cuestión es conocer si el partido en la organización central es el agente del
partido de los afiliados para controlar el partido en las instituciones públicas o más bien
es el agente del partido en las instituciones públicas que controla y dirige a los miembros
del partido de los afiliados. Concretamente, ¿quién es el líder real del partido, el
presidente, el secretario general, el comité central o el líder del grupo parlamentario?
¿quién dirige las negociaciones políticas o la formación de gobierno, el partido en la
organización central o el partidos en las instituciones públicas? ¿En qué medida la
pertenencia al comité central está controlada por miembros del partido en la organización
central? Y, en fin, ¿cuánto control ejerce el congreso del partido sobre su programa
electoral?
El primer y más obvio síntoma de esta nueva pauta en el equilibrio interno de poder atañe
a la distribución de recursos financieros dentro del partido y, sobre todo, a la distribución
de las subvenciones estatales. En las democracias europeas contemporáneas la
canalización de la ayuda estatal a las organizaciones partidistas se ha convertido en una
práctica casi universal. Primero se concedieron a los grupos parlamentarios de los partidos
y, más tarde, se otorgaron a la propia organización central del partido. En el siglo XXI, el
grueso de los subsidios continúa yendo al grupo parlamentario, y son una minoría los
países (Austria, Finlandia, Noruega) que asignan la mayor parte de las subvenciones a la
organización central del partido, es decir, fuera del Parlamento. El hecho de que el
proceso de subvención estatal estuviera inicialmente restringido a los grupos
parlamentarios de los partidos, que a menudo estos mismos grupos sigan obteniendo
todavía la mayor parte del subsidio total y que sea en el Parlamento donde se adopten las
decisiones finales que afectan a los tipos y cantidades de subvención disponibles, todo
ello sugiere que la creciente disponibilidad de la ayuda estatal es uno de los factores claves
que proporciona la ventaja final a quienes controlan las instituciones públicas.
El segundo síntoma es que a finales de los años ochenta había comenzado a producirse
un movimiento dentro de las organizaciones partidistas en términos de la distribución de
los recursos de personal. El aumento del personal de los grupos parlamentarios, y por lo
132
tanto del partido en las instituciones públicas, superó al número de empleados en las sedes
centrales de los partidos.
133
la promoción del mensaje del partido al electorado en su conjunto. A medida que los
partidos aumentan su orientación externa, el papel de los profesionales que sirven al
partido en la organización central y el de quienes lo sirven en las instituciones públicas
llegan a ser casi inseparables, respondiendo ambos a las necesidades del liderazgo
partidista en el Parlamento y en el gobierno.
Existen evidencias que sugieren que los miembros de los partidos están adquiriendo
mayor poder. Los partidos han comenzado a abrir los procedimientos de toma de
decisiones y los procesos de selección de sus candidatos y líderes a sus miembros
“ordinarios”, a menudo por medio del voto por correo. Esta circunstancia demuestra una
clara democratización de la vida interna del partido, con unos miembros ordinarios que
comienzan a disfrutar de los derechos hasta ahora preservados para las elites y los
activistas del partido.
Pese al privilegio potencial del partido en las instituciones públicas, parece haber distintas
razones por las que los líderes de los partidos modernos deberían mostrarse poco
dispuestos a consentir la reducción del poder y el tamaño del partido de los afiliados:
134
Estos beneficios son sustituibles e, incluso, prescindibles: aumento de las
subvenciones públicas, las campañas electorales son controladas y ejecutadas desde la
organización central,…
Los partidos actuales constituyen un legado del pasado y una herencia de los
modelos anteriores. Existen límites a la capacidad de cambio que pudiesen emprender los
líderes del partido. La afiliación puede no ser muy valorada pero una tradición orientada
a la afiliación tampoco puede ser rechazada alegremente. Los afiliados también pueden
infundir en los líderes del partido un sentimiento de legitimidad. En los nuevos partidos
de las democracias europeas recientes, es improbable que se cultive asiduamente la
dimensión del partido de los afiliados. La importancia asignada a la existencia de unos
niveles de afiliación sustanciales sea característica de los partidos con una larga
trayectoria de desarrollo institucional, en la que el legado del partido de masas continúa
pesando sobre las nociones contemporáneas de estilo y legitimidad organizativa. Para la
mayoría de los partidos asentados en Europa ocurre que el partido en las instituciones
públicas no puede evitar la presencia del partido de los afiliados: la afiliación de masas
es consustancial con su tradición.
¿Cómo puede hacerse valer con éxito la supremacía del partido en las instituciones
públicas? O bien marginando el partido de los afiliados por los líderes hasta dejar que se
marchiten (los principales partidos daneses y holandeses) con el problema de pérdida de
legitimidad o bien ofreciendo una imagen atractiva del partido de los afiliados ante los
militantes potenciales y restringir las posibilidades reales de cualquier desafío que
provenga desde abajo.
• Implica sólo la promoción de una “división del trabajo” más eficaz entre el partido
en las instituciones públicas, por un lado, y el partido de los afiliados, por otro. El
vínculo entre los dos niveles quedaría restringido de una forma u otra a la
selección local de candidatos para las elecciones a los puestos nacionales.
Reflejando el partido de los afiliados, los “partidos locales” trabajan
principalmente en el nivel local y disfrutan casi del control exclusivo sobre las
políticas, los programas y las estrategias perseguidos dentro de sus propios límites
135
territoriales. El partido nacional, por otro lado, que es dominado por el partido en
las instituciones públicas, es también libre de desarrollar sus propias políticas,
programas y estrategias, sin ser perturbado por las demandas y las preocupaciones
del partido de los afiliados.
No hay ni una única forma ni una forma ideal de organización partidista. Si pueden
señalarse algunos elementos comunes:
A medida que las organizaciones de partido se adaptan a las demandas de las democracias
contemporáneas, tienden a moverse alrededor de las necesidades e incentivos del partido
en las instituciones públicas. Y mientras que las razones para este cambio son incontables,
siendo por lo general la causa inmediata la política interna del partido, la causa definitiva
puede localizarse a menudo en el medio ambiente en el que opera el partido. En ocasiones,
esos cambios contextuales traen consigo nuevas presiones y desafíos; otras veces
representan nuevas oportunidades. En cualquier caso, alteran la distribución de recursos
o incentivos dentro del partido y, por lo tanto, la pauta de interacciones dentro de él.
Los cambios en el entorno que recibieron más atención son, sin duda, aquellos
relacionados con el sistema electoral. De hecho, la propia existencia de los partidos
políticos modernos, con sus organizaciones burocráticas y de masas de afiliados, suele
atribuirse directamente la expansión del sufragio y explicarse muchas de las diferencias
encontradas entre los partidos por el momento de acceso al derecho a voto, sobre todo el
relativo a la industrialización. La burocracia del partido se hizo necesaria ante el
imperativo de coordinarse y comunicarse con el electorado, así como a la combinación
de los fondos económicos y de los demás recursos del partido. Otros cambios en las leyes
electorales, como las modificaciones de la fórmula electoral o la presencia del voto de
preferencia intrapartidista, pudieron además introducir modificaciones en la vida interna
136
de los partidos, así como alterar el equilibrio entre partidos. De manera más directa, los
partidos pueden tener su estructura organizativa impuesta estatutariamente, una
limitación que es cada vez más importante a medida que la provisión de subsidios
públicos está acompañada por la aprobación de leyes sobre los partidos.
sean de clase, religión, étnicos o de otro tipo, se perfilaban con claridad y eran difíciles
de eludir. Cuando el partido construía una red de organizaciones auxiliares e intentaba
encapsular a sus seguidores, lo hacía fundamentalmente reflejando una realidad social
preexistente. Tendencias tales como una mayor y más meritocrática educación superior
4
Estos cambios sociales han estado acompañados por dos cambios políticos:
CONCLUSIONES
1. Existe una asociación entre, por un lado, el ascenso progresivo del partido en las
instituciones públicas y la hipotética cartelización de los partidos y, por el otro, el
aparente aumento durante los últimos años de los sentimientos de desconfianza e
138
incluso alienación con respecto a los principales partidos. Como los líderes de los
partidos son cada vez más autónomos de sus seguidores, es casi inevitable que
sean a su vez percibidos como más lejanos. Pero cuando esta lejanía se acompaña
además de una percepción de fracaso en sus actuaciones puede concebirse el
liderazgo político no sólo como algo distante del ciudadano, sino también como
algo que sólo busca el interés propio de esos líderes.
El circuito participativo
Tipología de partidos políticos:
1. Partidos de élite: inicialmente, son los únicos tolerados por los Estados. Responden a
la lógica del sufragio censitario. Organizan su actividad sobre núcleos de población
reducidos (normalmente, cuentan con una base local) y aparecen formados por personas
que se distinguen por su riqueza y posición social (las élites: sujetos titulares del derecho
de sufragio, tanto activo como pasivo). A la hora de designar a los candidatos a las
elecciones, dichas personas hacen valer su voluntad.
2. Partidos de masas: con la extensión del sufragio, la base popular de los partidos crece
sustancialmente (la élite -reducida- da paso a la masa -cada vez más numerosa-). La
actividad de estos partidos se centra en la captación y movilización de un gran número de
sujetos, cuyos intereses puedan identificarse con su línea ideológica: pretenden ser los
representantes de una clase social concreta o de un grupo determinado de ciudadanos.
139
Marcando una diferencia sustancial con los partidos de élite, los partidos de masa están
muy organizados. Los partidos socialistas y comunistas son buenos ejemplos de partidos
de masas.
3. Partidos 'atrápalo-todo' (catch all parties): son producto de la evolución de los partidos
de masas. Cuando éstos logran alcanzar el poder, tienden a sustituir su particular ideología
(centrada en una clase social concreta o en unos intereses precisos) por una visión amplia
y omnicomprensiva de la realidad social. Una vez en el poder (en el Gobierno), el partido
que lo ocupa tiende a actuar como responsable del Estado en su conjunto y no como
representante de un grupo concreto. Además, el objetivo de continuar en el poder resulta
determinante para que el partido proceda a modificar sus propuestas ideológicas teóricas,
adaptándolas a las exigencias de la realidad, pero sobre todo, de la estrategia electoral. En
este contexto, el partido pretende abarcar el máximo número posible de electores y con
ellos, sus votos. La difuminación ideológica lleva a la ampliación de los posibles
electores. Es en esta dinámica que se entienden y justifican los partidos 'atrápalo todo',
haciendo cada vez más difícil las distinciones en clave ideológica entre unos y otros (los
signos de identidad ideológica quedan reducidos a cuestiones esenciales: religiosas,
derechos fundamentales, etc.). De esta forma, las diferencias entre derecha e izquierda
tienden a reducirse cada vez más. El concepto predominante es el 'centro político'.
4. Partidos cártel: expresión que se refiere al fenómeno de los crecientes acuerdos entre
partidos, bien sea a través de la formación de coaliciones de gobierno como mediante la
suscripción de puntuales acuerdos entre los mismos. La necesidad de alcanzar el poder,
así como de mantenerse en el mismo, resulta determinante a la hora de forjar este tipo de
asociaciones entre diversos partidos.
LECTURA 10
El estudio comparativo realizado por Siaroff (1998), que abarca 24 países, toma
8 aspectos básicos de contraste entre corporatismo y pluralismo y evalúa las democracias
mediante una escala de 5 puntos. Así, hace la media de los resultados hasta llegar a un
resultado global para cada país, para 2 períodos considerados representativos.
Pero en el estudio de Siaroff permanece el problema de no incluir a los 12 países
en vía de desarrollo, los cuales tienen tendencia a ser más pluralistas que corporatistas.
No obstante, sus grupos de interés no son uniforme ni puramente pluralistas.
Peeler describe los sistemas de grupos de interés de Colombia, Costa Rica y
Venezuela como “ampliamente corporatistas, con varias incrustaciones de pluralismo”.
Expertos señalan que el Papúa-Nueva Guinea y Botswana evolucionan hacia un
corporatismo democrático.
En la India, los grupos de interés han seguido siempre el sistema pluralista.
De los 36 países objeto de estudio, el más pluralista es Canadá frente al más
corporatista, Noruega.
En su conjunto, los 36 países son más pluralistas que corporatistas, debido a la
presencia de los 12 países en vías de desarrollo.
142
El coeficiente de correlación es más fuerte entre gabinetes y grupos de interés
que entre partidos y grupos de interés, aunque se alejan de esta pauta los sistemas más
corporatistas.
En la relación entre sistemas de grupos de interés y sus sistemas de partidos, los
países más corporatistas se salen del patrón establecido, al igual que lo hace Italia, una
partitocrazia con una amplia participación de todos los partidos en la política activa y
una intensa búsqueda del consenso. Por tanto, una sólida cooperación entre partidos puede
compensar la debilidad en la coordinación de los grupos de interés, aunque no es esta la
pauta seguida por la mayoría de las democracias.
LECTURA 11
Maurice Duverger
La influencia de los sistemas electorales en la vida política es evidente. Los factores que
condicionan la vida política de un país dependen íntimamente los unos de los otros: de
manera que un estudio de las consecuencias de uno de ellos, considerado aisladamente,
conlleva necesariamente una gran dosis de artificio. No se puede decir que tal sistema
electoral determina tal forma de vida política, sino que, simplemente, la estimula; o sea,
que refuerzan los otros factores que actúan en el mismo sentido o que debilita los que
actúan en sentido contrario.
Por mediación de los partidos políticos los sistemas electorales ejercen una influencia
esencial sobre la vida política de un país. Podemos distinguir una influencia directa (tal
sistema electoral impulsa tal organización de los partidos) y una indirecta (la organización
de los partidos engendrada particularmente por el sistema electoral, trae aparejada una
determinada forma de vida política).
Para esquematizar, podemos tomar como punto de partida las tres fórmulas siguientes:
143
• El sistema mayoritario con una sola vuelta, al bipartidismo.
En este aspecto, el sistema electoral parece actuar de dos maneras distintas en el impulso
que ejerce hacia el dualismo:
Sin embargo, frecuentemente, las perturbaciones del periodo de transición llevan a los
partidos a buscar por sí mismos el bipartidismo a través de la fusión del partido principal
con uno de sus dos rivales (acompañada generalmente por una división: algunos
miembros del ex partido principal prefiere unirse al otro rival).
La representación proporcional
144
afecta sobre todo a los pequeños partidos, lo que además es natural, porque los principales
sectores de la opinión continúan siendo interpretados por los partidos tradicionales.
La segunda vuelta
Las consecuencias exactas de la segunda vuelta en un sistema mayoritario son mucho más
difíciles de determinar que las de una sola vuelta o la representación proporcional.
En la práctica, la observación de los países que han practicado la segunda vuelta parece
confirmar ampliamente este análisis racional.
A. En primer lugar se podría decir que el escrutinio con listas cerradas significa un
refuerzo de la estructura de los partidos y el uninominal, un debilitamiento. Sin
embargo, esta tendencia general tiene muchas excepciones.
145
por representar sólo tendencias de opinión y disponen de un aparato
administrativo muy débil y lazos sociales muy relajados.
El escrutinio con lista cerrada tiene un carácter colectivo que desdibuja el papel
de las personalidades en beneficio de la agrupación que las une, es decir, del
partido. Es cierto que la práctica de los “cabezas de lista” incorpora siempre un
elemento de prestigio individual, pero, igualmente, supone cierta disciplina del
resto de la lista frente a su conductor. La circunstancia de que la ejecución se haga
en una circunscripción más extensa actúa en el mismo sentido: disminuye el
conocimiento del candidato que tiene en el elector, lo que da preponderancia a la
etiqueta política de la lista, es decir, al partido. Finalmente, se llega al sistema de
listas cerradas con la presentación de candidatos en un orden invariable que
determina su elección. Entonces, el dominio del partido sobre el candidato es muy
grande. La reelección de este depende de su reinscripción en la lista, en una
posición conveniente, y esta última la decide el partido. La disciplina
parlamentaria es rigurosa. El éxito de las listas está asegurado, por otra parte, por
la propaganda general del partido, mucho más que por consideraciones locales: la
centralización crece. Se llega, entonces, a un sistema de partidos protegidos
monolíticos. Sin embargo, si se admite la mezcla de estos elementos, la rigidez
disminuye mientras reaparece el factor personal. Pese a todo, la experiencia
muestra que la mezcla es relativamente poco utilizada y el partido permanece
fuerte.
B. El escrutinio mayoritario a una sola vuelta parece tener una curiosa influencia en
materia de alianzas electorales: su acción es totalmente diferente según coincida
con un régimen bipartidista o con uno multipartidista. En el primer caso, es
impensable la idea de una alianza electoral: si se unieran los dos únicos partidos
no habría más que un solo candidato, y la elección tendrían carácter plebiscitario
que cambiaría completamente la naturaleza del régimen.
Si, por el contrario, el sistema a una sola vuelta coincide con un sistema
multipartidista, tenderá a establecer alianzas muy sólidas, incomparablemente
más estrechas que las alianzas de la segunda vuelta: porque se hace necesario
repartir las circunscripciones antes de la elección para permitir a sus electores
reunir sus votos en el candidato único de la coalición. Esto supone un acuerdo
mucho más completo que si la existencia de una segunda vuelta permitiese la
libertad de candidaturas en la primera; en este caso es el elector quien asegura el
reparto de los escaños entre los aliados; en el otro, las direcciones de los partidos
deben hacerlo ellas mismas. La alianza es, entonces, muy difícil de concretar,
pero, una vez acordada, conlleva una colaboración más profunda. Por otra parte,
la presión del sistema electoral es mucho más fuerte: sin acuerdo, el escrutinio
147
eliminará sin piedad a los partidos en desventaja, hasta el restablecimiento final
del dualismo.
Parece que las coaliciones engendradas por el sistema mayoritario a una sola
vuelta son absolutamente desiguales: tienden a crear satélites, no aliados.
Entonces, la alternativa que este régimen electoral ofrece a los “terceros partidos”
es cruel: ser eliminados por el escrutinio o absorbidos por las colecciones.
La exactitud de la representación.
150
que deberá utilizar métodos de observación más empíricos y menos
precisos.
153
impuesta”; hay “mayoría libre” cuando varios partidos tienen un
número de votos más o menos equivalentes, sin que ninguno sea
capaz de gobernar sólo con sus propias fuerzas, la formación de la
mayoría depende mucho de la voluntad de los diputados, sin que
la opinión pública intervenga en la cuestión. Sólo el primer
sistema corresponde a la noción tradicional de democracia; el
segundo llega, de hecho, a una mezcla de democracia y oligarquía.
En este campo el sistema electoral cumple un papel
importantísimo: el sistema mayoritario a una vuelta tiende a una
mayoría impuesta por la opinión: la representación proporcional a
una mayoría libre, el sistema a dos vueltas, a una mayoría
semilibre. En tiempos normales, en todos los países donde el
sistema mayoritario ha generado el bipartidismo, la opinión
pública ha impuesto al parlamento la mayoría gobernante. Con un
sistema de representación proporcional todas las mayorías son
posibles, o casi, y si un partido se aproxima a la mayoría absoluta
la observación muestra que el parlamento conserva una gran
libertad, a menos que el partido en cuestión no ocupe una posición
dominante en la vida política del país. En un sistema a dos vueltas,
la determinación de la mayoría es menos libre a causa de la
dependencia recíproca de los partidos y de las alianzas electorales
que están obligados a contraer.
155
C) No es fácil determinar la sensibilidad de la segunda vuelta a las
variaciones de opinión. No parece dudosa su tendencia estabilizadora.
En un modelo así, el mecanismo de estabilización parece descansar
sobre la acción preponderante de los partidos centrales. Por una parte
el sistema provoca una polarización de los sufragios hacia el partido
menos extremo en la segunda vuelta porque generalmente se encuentra
en mejor posición que sus congéneres extremistas, y porque los
electores moderados son más numerosos. Por otra parte, ciertos
partidos centrales están a caballo entre ambas tendencias. El partido “a
caballo” constituye un lugar geométrico en el que se disuelven las
variaciones de opinión: cumple un papel de amortiguador. Muy
perfeccionada en Francia esta técnica de la estabilización por medio del
partido del centro también se ha manifestado en otros países; los
partidos liberales la han empleado a fines del siglo XIX frente al avance
del socialismo. En la mayoría de los casos ha sido menos desarrollada y
alianzas electorales más estrictas han entorpecido el
“encabalgamiento”. Entonces la segunda vuelta ha perdido mucho en su
acción estabilizadora. En efecto, en la medida en que los múltiples
partidos cristalizan en dos grandes coaliciones y se aproxima
claramente al sistema bipartidista: si la atenuación de las variaciones de
opinión puede continuar manifestándose dentro de cada tendencia, el
sistema electoral amplía la diferencia de votos como en un régimen
bipartidista.
Sensibilidad a las nuevas corrientes de opinión.
A veces es difícil distinguir entre las nuevas corrientes de opinión y las
variaciones de las opiniones tradicionales. Para las corrientes
transitorias la confusión es imposible. Pero si se trata de un movimiento
profundo ¿cómo precisar el momento en que se convierte en
tradicional? No hay coincidencia absoluta entre la noción de nuevo
movimiento de opinión y la de partido nuevo.
A) No parece dudoso el carácter estabilizador del sistema mayoritario a
dos vueltas. Todo nuevo partido está envuelto en el siguiente dilema: o
luchar solo, es decir ser aplastado entre las corrientes rivales o
participar en una de ellas, es decir, perder gran parte de su autonomía.
Si la segunda vuelta coincide con un escrutinio uninominal, es decir, con
circunscripciones pequeñas favorables a la constitución de feudos
electorales personales, la insensibilidad del sistema alcanza su punto
culminante: el nuevo partido debe aceptar presentarse con candidatos
veteranos. Lo sucedido en Francia ilustra muy bien el carácter
profundamente conservador de la segunda vuelta. La segunda vuelta es
esencialmente conservadora, elimina a las nuevas corrientes de opinión
156
cuando son superficiales y transitorias; cuando son profundas u
duraderas, frena su expresión parlamentaria al tiempo que desgasta su
originalidad tendiendo a alinearlas con los partidos tradicionales. La
degradación progresiva del dinamismo de los partidos es un fenómeno
general, pero el sistema de la segunda vuelta tiende a acelerarla.
B) También son difíciles de precisar los efectos del sistema mayoritario
en este campo. Por un lado, aparece como un sistema conservador –más
conservador que el sistema a dos vueltas- que opone una barrera
infranqueable a todas las nuevas corrientes. Por otra favoreció el
desarrollo de los partidos socialistas a comienzos del siglo XX, ¿cómo
resolver esta contradicción?
En gran medida, proviene de circunstancias locales, sin relación con el
régimen electoral y que escapan a toda definición general. Sin embargo
también se explica por la naturaleza y la fuerza de los nuevos
movimientos de opinión. En tanto éstos se muestran débiles, el sistema
los aparta sin piedad de la representación parlamentaria. Así el sistema
a una vuelta es mucho menos conservador de lo que a menudo se dice:
por el contrario puede acelerar el desarrollo de un nuevo partido desde
el momento en que alcanza cierta solidez, y darle rápidamente la
posición de segundo partido. Pero a partir de ese momento, las
consecuencias se aproximan a las del sistema a dos vueltas: acelera el
envejecimiento natural del nuevo partido y tiende a hacerlo parecido a
los antiguos.
C) En cuanto a la representación proporcional, su sensibilidad a los
movimientos nuevos es extrema, ya se trate de estremecimientos
pasionales pasajeros o de corrientes profundas: es curioso el contraste
con su insensibilidad a las variaciones de opiniones tradicionales. La
realidad del fenómeno no es discutible y la explicación parece estar en
el carácter “pasivo” de la representación proporcional: registra los
cambios del cuerpo electoral sin acentuarlos ni reducirlos. De ahí su
insensibilidad a las diferencias entre los partidos tradicionales al mismo
tiempo que si sensibilidad a los nuevos movimientos. Se le opone el
carácter “activo” del sistema mayoritario a una vuelta, que amplía las
primeras, atenuando la fuerza de los segundos.10
LECTURA 12
157
ALINEAMIENTOS ELECTORALES. Seymour Martin Lipset y Stein Rokkan
Primer grupo: Se relaciona con la génesis del sistema de contrastes y divisiones en una
comunidad nacional: ¿Qué conflictos se presentan primero y cuáles después?
Segundo grupo: Se centra en las condiciones para el desarrollo de un sistema estable de
divisiones y oposiciones en la vida política nacional: ¿Por qué algunos conflictos
tempranos establecieron oposiciones de partidos y otros no?
Tercer grupo: se refiere al comportamiento de la masa de ciudadanos corrientes en los
sistemas de partidos resultantes: ¿Con qué rapidez los partidos fueron capaces de obtener
apoyo entre las nuevas masas de ciudadanos con derecho a voto y cuáles eran las
características de los grupos de votantes movilizados por cada partido?
158
competencia: se puede acusar a los que detentan el poder de debilitar al Estado pero la
existencia del sistema no corre peligro. En un sistema monolítico no es estimula a los
ciudadanos a realizar tan diferenciación.
Sociólogos han analizado el papel de los conflictos institucionalizados en los sistemas
políticos. La creación de canales para la expresión de conflictos de intereses ha ayudado
a estabilizar la estructura de un gran número de Estados. Bajo esta dialéctica conflicto-
integración, queremos analizar a los partidos como alianzas en conflicto sobre políticas y
fidelidades a valores dentro de un cuerpo político más amplio. Los partidos ayudan a
cristalizar y a hacer explícitos los intereses contrapuestos y las tensiones de la estructura
social existente.
Los partidos tienen funciones:
-Expresiva: traducen los contrastes de la estructura social y cultural en exigencias y
presiones para la acción o no acción.
-Instrumental o representativa: fuerzan a los portavoces de los diferentes intereses
contrapuestos a llegar a acuerdos, a escalonar peticiones y a agregar presiones.
¿Cuándo es más probable que resulte polarizada la pertenencia a una región, lengua o
raza? ¿Cuándo alcanzará preeminencia la clase social?
Lo que queremos saber es cuando un tipo destacará más que otro, qué clases de alianzas
han producido y qué consecuencias ha tenido este conjunto de fuerzas en la elaboración
del consenso en el Estado nacional.
159
Dimensiones de división y alianzas.
Dos dimensiones de división: la cultural-territorial y la funcional.
Dentro del eje territorial:
- Se hallan oposiciones estrictamente locales a abusos de elites nacionales dominantes y
de sus burocracias: las reacciones típicas de regiones periféricas, minorías lingüísticas y
poblaciones culturalmente amenazadas debido a las presiones de la maquinaria de
centralización, regularización y racionalización del estado nacional.
-También se hallan conflictos, ya no entre unidades estructurales dentro del sistema, sino
en torno al control, la organización los objetivos y las opciones políticas del sistema en
su conjunto. Podrían no ser más que luchas directas entre elites que compiten por el poder
central, pero también podrían reflejar diferencias más profundas en torno a concepciones
de nacionalidad, a prioridades domésticas y a estrategias externas.
Dentro del eje funcional:
Los conflictos superan las divisiones territoriales. Se producen alianzas de familias y
súbditos situados u orientados similarmente en amplios ámbitos de poblaciones y tienen
a socavar la solidaridad tradicional de las comunidades territorialmente establecidas.
- En un extremo hallaríamos el conflicto característico sobre reparto a corto o largo plazo
de recursos, productos y beneficios de la economía: conflictos entre productores y
compradores, entre obreros y patrones, entre prestamistas y prestatarios, etc. En este
extremo, los alineamientos son específicos y los conflictos tienden a resolverse mediante
negociación racional.
- Por el otro extremo, los criterios de alineación son más difusos, más intensa es la
identificación con el grupo “nosotros” y más tajante la diferenciación con el grupo
“ellos”. Se dan las típicas oposiciones “amigo-enemigo” de movimientos ideológicos o
religiosos muy determinantes de la comunidad que los rodea. El conflicto no es ya sobre
pérdidas o ganancias concretas sino sobre concepciones de verdad moral o sobre la
interpretación de la historia y del destino humano.
Un conflicto concreto raras veces es exclusivamente territorial o funcional, sino que se
alimentará de tensiones en ambas direcciones.
En Inglaterra, el primer estado que reconoció la legitimidad de las oposiciones partidarias,
estas comenzaron como disputas entre las elites rurales y los poderes del Gobierno
central. Estas oposiciones son comunes en las primeras fases de la formación de una
nación: las clientelas son pequeñas, y fácilmente controlables, y lo que se puede ganar o
perder en la vida pública es personal y concreto más que colectivo y general.
Las oposiciones territoriales rara vez sobreviven a las ampliaciones del sufragio. Sin
embargo, la primera etapa de la modernización no general divisiones funcionales. El
resultado inicial de la ampliación del sufragio será con frecuencia una acentuación de los
contrastes entre el campo y los centros urbanos. Los temas de lengua, religión y moral
mantuvieron las divisiones territoriales en el sistema y pasaron por encima de los
conflictos entre los estratos más pobres y los más acomodados de la población.
160
Las oposiciones funcionales sólo pueden desarrollarse después de cierta consolidación
del territorio nacional. Surgen de la comunicación e interacción crecientes entre las
localidades y las regiones, y se difunde a través de la “movilización social”.
En un principio, el crecimiento de la burocracia nacional tendió a producir oposiciones
territoriales. Las primeras olas de contra movilización amenazaron a menudo la unidad
territorial de la nación. La movilización del campesinado en Noruega y Suecia fue
imposibilitando el mantenimiento de la unión. En otros casos no se llegó al borde de la
ruptura, pero quedó una herencia insuperable de conflicto territorial-cultural: las
oposiciones catalana-vascas-castellanas en España, los flamencos y valones en Bélgica,
etc.
Para abordar las variaciones de estos conjuntos hemos diferenciado cuatro líneas de
división críticas.
- Dos de estas divisiones son producto de la Revolución Nacional:
1. El conflicto entre la cultura central que construye la nación y la resistencia creciente
de las poblaciones sometidas de las provincias y las periferias, étnica, lingüística, o
religiosamente diferenciadas.
2. El conflicto entre Estado centralizador, regularizador y movilizador, y los privilegios
corporativos históricamente establecidos de la iglesia.
- Las otras divisiones son producto de la Revolución Industrial:
1. El conflicto entre los intereses terratenientes y la clase emergente de empresarios
industriales y
2. El conflicto entre propietarios y patronos por un lado, y arrendatarios, jornaleros y
obreros por el otro.
La iglesia, llevaba siglos afirmando su derecho a representar el “estado espiritual” del
hombre y controlar la educación de los niños en la fe verdadera. Los partidos de defensa
de la religión nacidos en este proceso se convirtieron en amplios movimientos de masas
que, con el sufragio universal, lograron la adhesión de miembros religiosos practicantes
de la clase obrera. Estos movimientos aislaron a sus seguidores de la influencia externa a
través de una amplia variedad de organizaciones y organismos paralelos: construyeron
escuelas, movimientos juveniles, sindicatos confesionales, clubes, revistas, periódicos,
etc. Su representación partidaria quedó establecida con la conformación de partidos
confesionales
El espectacular crecimiento del comercio mundial y de la producción industrial generó
tensiones crecientes entre productores primarios del campo y los comerciantes y
empresarios de los pueblos y ciudades. La revolución industrial profundizó estos
conflictos ya existentes y produjo alineamientos según el eje rural-urbano en los órganos
legislativos nacionales de todos los países. Las viejas oposiciones entre estamentos se
trasladaron al parlamento y hallaron expresión en partidos conservadores agrarios y
liberales radicales.
Los conflictos en el mercado de trabajo resultaron muchas más uniformemente divisorios.
Surgieron partidos obreros en todos los países de Europa a partir de los primeros avances
de la industrialización. La creciente masa de asalariados estaba descontenta por la
condiciones de trabajo y por la inseguridad de sus contratos y muchos de ellos se sentían
social y culturalmente distintos de los propietarios y patronos. El resultado fue que se
formó una gran diversidad de sindicatos y se crearon partidos socialistas. El éxito de estos
161
movimientos dependió de una variedad de factores: la fuerza de las tradiciones
paternalistas de reconocimiento del status del
trabajador, el tamaño de la unidad de trabajo, el nivel de prosperidad y la estabilidad del
empleo en la industria, etc. Un factor vital fue el grado de apertura de la sociedad. ¿Era
el status de obrero una condición vitalicia o había posibilidades de promoción? Mientras
menos posibilidades de promoción, mayor era el sentimiento amigo-enemigo. Tras la
segunda Guerra Mundial estas oposiciones ideológicas encarnizadas se suavizaron: la
cooperación internacional durante la guerra, las mejoras del nivel de vida en los 50, el
rápido crecimiento de la clase media, facilitaron esto. Pero el factor central fue el
asentamiento de los partidos obreros en estructuras de gobiernos locales y nacionales y
su consiguiente “domesticación” dentro del sistema.
162
3º Información sobre las oportunidades, los resultados y los costes de las alianzas en el
sistema: Si los antiguos movimientos se mostraban dispuestos o reacios a ensanchar sus
bases de apoyo y si era fácil o difícil que nuevos movimientos obtuviesen representación
propia.
4ºLas posibilidades, consecuencias y limitaciones del gobierno de la mayoría en el
sistema: El tipo de alianzas que produciría el control por parte de la mayoría de los
órganos de representación y el grado de influencia de esas mayorías en la estructura básica
de las instituciones.
164
Éstas es una características decisiva de la política competitiva de occidente en la época
del gran “gran consumo masivo”: Las alternativas partidistas, y en un considerable
número de casos las organizaciones partidistas, son más viejas que las mayoría de los
electorados nacionales.
Un número sorprendente de los partidos que se habían consolidado a finales de la primera
guerra mundial sobrevivió a las pruebas terribles del fascismo y del nacional socialismo,
también a otra guerra mundial y a una serie de profundos cambios en la estructura social
y cultural de los Estados de los que formaban parte.
Es difícil encontrar excepciones significativas a la norma de que los partidos que fueron
capaces de formar organizaciones de masas y pudieron establecerse en estructuras de
gobierno locales antes del impulso final hacia la máxima movilización han resultado ser
los más viables. La reducción del “mercado de apoyo” que derivó del crecimiento de los
partidos de masas durante este impulso final hacia la democracia de sufragio pleno dejó
claramente muy pocas opciones para nuevos movimientos.
Los sistemas de partidos “posdemocráticos” demostraron ser notablemente más frágiles
a recién llegados en los países donde los estratos privilegiados se habían apoyado en sus
recursos de poder locales en vez de en organizaciones de masas de ámbito nacional en
sus esfuerzos de movilización.
Las alternativas de partido más importantes se establecieron para cada ciudadanía
nacional durante las fases de movilizaciones inmediatamente anteriores o posteriores a la
ampliación final del sufragio, y se han mantenido más o menos igual a lo largo de las
décadas de cambios posteriores en las condiciones estructurales de elección partidista.
Esta “historicidad” de las alternativas partidistas tiene una importancia decisiva para el
estudio de diferencias y similitudes, no sólo entre naciones sino también dentro de las
naciones. Las alternativas partidistas varían en predominio y “edad”, no sólo de un
sistema político a otro sino también de una localidad a otra dentro del mismo Estado.
Para llegar a entender con detalle los procesos de movilización y alineamiento dentro de
una nación concreta necesitamos información no sólo sobre el resultado de la votación y
la división de los votos, sino sobre el ritmo de formación de las organizaciones de partidos
locales. La representación en localidades permitirá, en la mayoría de los países de
Occidente, un acceso muchos más directo a los recursos del poder que la representación
a escala nacional. Los que ocupan los cargos locales son capaces de atraer a núcleos de
seguidores activos mediante la distribución de las prebendas y recompensas que sus
puestos puedan permitir.
Sabemos muy poco de los procesos por los cuales se estabilizan las alternativas políticas
para diferentes electorados locales, y tenemos mucha información sobre las
circunstancias en las que una alternativa u otra es elegida.
Para entender los alineamientos actuales de los electores en los diferentes países no basta
con analizar los problemas y la estructura sociocultural contemporáneos. Importante
retroceder hasta la formación inicial de alternativas de partidos y analizar las
interacciones de los focos de identificación históricamente establecidos y los cambios
subsiguientes en las condiciones estructurales de elección.
Décadas de cambio estructural y crecimiento económico han hecho cada vez más
irrelevantes las viejas alternativas establecidas, pero el elevado nivel de movilización
organizativa de la mayoría de los sectores de la comunidad ha dejado muy poco espacio
libre para que aparezcan nuevas alternativas partidistas. Situaciones de este tipo generan
165
mucha frustración, alineación y protestas dentro de los sectores organizativamente menos
comprometidos de la comunidad, los jóvenes y, muy particularmente, los estudiantes.
La aversión de los jóvenes a los partidos oficiales es un fenómeno común. Las
discrepancias generalizadas con los poderes establecidos nacionales respecto de la
política exterior y militar no son más que una de las diversas fuentes de esa decepción.
La probabilidad de que estos resentimientos consoliden movimientos suficientemente
amplios como para formar nuevos partidos viables es escasa y los procesos de
socialización y reclutamiento dentro de los viejos partidos resultarán afectados. Todo
depende en gran parte de las concentraciones locales y el nivel de los umbrales de
representación.
El Estado de bienestar, la difusión de la cultura de “el coche y la tele”, el crecimiento
explosivo de la enseñanza, todos estos procesos han sometido a las autoridades que
gobiernan a nuevas tensiones y han hecho que a los viejos partidos obreros les resulte
muy difícil conservar la lealtad de la generación más joven.
Es demasiado pronto para decir qué clase de política generará este proceso. Habrá, sin
duda, más fluctuaciones que antes. Esto puede aumentar las posibilidades de gobierno
mediante relevo regular, pero puede poner en marcha también nuevas variantes de tráfico
de coaliciones.
166
1Con este nombre puede identificarse una organización específicamente creada para promover
el apoyo a un candidato. Sin necesidad de afiliación permanente, articula agencias de marketing
y publicidad, emisoras de radiotelevisión y prensa y redes comerciales de promoción basadas
en servicios de profesionales. Se pone en marcha al servicio de un candidato, para el que
reclama -de manera más cruda, aunque no muy diferente que los demás partidos-un voto
plebiscitario de adhesión. En esta dirección, el intento más consistente lo ha ofrecido en Italia la
formación Forza Italia, creada en torno a la figura de Silvio Berlusconi.
167
2El concepto de clivaje (cleavage) puede definirse como "división social políticamente relevante";
en consecuencia, no implica cualquier fractura dentro de una sociedad, sino sólo aquélla que
impacta sobre el sistema político a través de la organización
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3División de los votantes en diferentes bloques separados por escisiones o clivajes. La hipótesis preliminar es que los
votantes no se dividen de un modo predefinido en grupos a favor o en contra de un determinado tema. El clivaje es la escisión
que separa a los votantes en defensores y adversarios de un determinado tema, y puede llevar a convertirlos en votantes de un
determinado partido. Principales clivajes: Iglesia-Estado, centro-periferia, patrón-trabajador, cuidad-campo.
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4Las posiciones jerárquicas son conquistadas con base al mérito, y hay una predominancia de valores asociados a la
capacidad individual o al espíritu competitivo, tales como, por ejemplo, la excelencia en educación o deportes
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